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El sistema nervioso en 60 segundos: Funciones del

sistema nervioso autónomo

Este sistema orquesta ajustes continuos en la respiración, circulación, digestión y el sistema inmunológico
para proteger la integridad del medio interno.

La función primordial del sistema nervioso autónomo (SNA) es la regulación del


homeostasis, es decir, lograr la constancia del medio interno que es clave para la
supervivencia de los organismos complejos. Este sistema, junto con el endocrino,
orquesta los ajustes continuos de la bioquímica sanguínea, la respiración, la
circulación, la digestión y el sistema inmunológico para proteger la integridad del
medio interno.

Con este fin, el SNA está conectado con el músculo liso de las vísceras huecas como
el corazón, los bronquios, el tubo digestivo, los genitales, el tracto urinario, los vasos
sanguíneos, las glándulas y la piel.

Los ajustes autonómicos tienen una característica primordial que es la gran velocidad
de su actividad refleja en comparación con la lentitud (minutos, horas, días o hasta
estaciones) de los ajustes endocrinos.

El sistema nervioso autónomo está íntimamente ligado a los cambios circulatorios.


Cada vez que pensamos se produce un aumento de la irrigación cerebral regulada por
este sistema.

El SNA tiene una naturaleza autónoma o inconsciente; tiene respuestas que se


generan en forma inmediata y sin una evaluación cognitiva previa. Rara vez somos
conscientes de sus continuos ajustes reflejos para mantener la homeostasis corporal.

Su vida ya es bastante complicada teniendo que leer estas aburridísimas


explicaciones. ¡Imagínese qué caótico sería si, además, en forma simultánea a la
lectura, usted debiera preocuparse conscientemente de recibir y enviar señales hacia
los pulmones, los bronquios, el corazón, la vejiga, el estómago, los intestinos, la
vesícula biliar y un larguísimo etcétera! El SNA se hace cargo automáticamente de
todas estas decisiones permitiendo que nuestra conciencia se focalice en lo
conductual y en lo psicomotor.

Además de actuar en situaciones de estrés, el sistema nervioso autónomo también


mantiene diferentes tipos de tonos operativos durante el reposo: control tónico de la
frecuencia cardiaca, actividad visceral durante el sueño y regulación de la
“coreografía” autonómica postprandial.

Sistema nervioso simpático y parasimpático

El SNA eferente se divide tradicionalmente en el sistema nervioso simpático y el


parasimpático. Ambos están compuestos por una neurona preganglionar (que va
desde la médula hasta un ganglio nervioso) y una neurona postganglionar (que va
desde un ganglio nervioso hasta la víscera a inervar).

El sistema simpático y el parasimpático llevan a cabo ajustes homeostáticos de


características opuestas:

 El simpático se encarga de las respuestas viscerales relacionadas con las situaciones


de “luchar o huir”.
 El parasimpático se encarga de las respuestas viscerales relacionadas con las
situaciones de reposo y digestión.

Estos ajustes del sistema simpático y parasimpático son complementarios: cuando


uno aumenta su descarga, el otro la disminuye (situación análoga a nuestra utilización
del freno y el acelerador en el auto).

El sistema nervioso simpático está relacionado con la preparación del cuerpo para la
actividad ya que sus respuestas producen gasto de energía y activan funciones
catabólicas y ajustes cardio-pulmonares para una acción intensa.

Cuadro comparativo entre el sistema nervioso simpático y el parasimpático


La médula adrenal -a la que se debe considerar como un ganglio prevertebral
modificado ya que está compuesto por neuronas “circuncidadas”, es decir, que no
tienen axón- funciona como una glándula endocrina que libera noradrenalina y
adrenalina a la sangre y de este modo actúa como un amplificador tardío y difuso de
las acciones locales del sistema simpático.

El sistema parasimpático actúa fundamentalmente como un conservador de energía


reduciendo su gasto y aumentando su depósito. Para conseguir estos objetivos:

 Promover los procesos intestinales de digestión y absorción de nutrientes.


 Aumentar el uso eficiente de la energía.
 Incrementar el depósito de calorías extra como grasa.
 Aumentar la eficiencia de la ganancia de calorías.
 Dificultar la pérdida de peso ante situaciones de ayuno.

Estos son mecanismos adaptativos que han permitido el éxito en la supervivencia


para el hombre de las cavernas cuando había escasez de alimentos. Pero esta
eficiencia compensadora parasimpática es la causa de las variaciones de peso en
forma de “yo - yo” en las personas que se someten a repetidas dietas estrictas.

Ante esta circunstancia de “ayunos” repetidos el parasimpático actúa aumentando su


eficiencia. Esto incrementa la facilidad con la que la persona gana peso y dificulta su
pérdida, explicando por qué estas personas luego de varias dietas terminan con un
peso aun mayor al que tenían al iniciar el primer régimen.

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