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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA

NACIONAL

UNIDAD 201 OAXACA

LICENCIATURA EN INTERVENCIÓN EDUCATIVA

ASIGNATURA: DESARROLLO HUMANO

ASESOR: CLARA LUZ TORRENTERA OLIVERA

PROYECTO: ENSAYO SOBRE SEXUALIDAD INFANTIL

ALUMNA:

III SEMESTRE

ENERO 2012
INTRODUCCIÓN

Este ensayo pretende analizar y explicar la importancia que tiene una buena educación
sexual en los niños de edad preescolar y primaria con el fin de evitar diferentes clases de
abuso y confusiones que genere prácticas inadecuadas en los pequeños.

La educación sexual es una parte más de la educación vital que se produce en el seno de la
familia. Sin embargo a menudo los padres y las madres prefieren silenciar esta faceta de la
comunicación personal que es la vida sexual, hoy e día sin embargo nadie discute la
existencia de una sexualidad infantil.

La sexualidad, como la inteligencia, evoluciona. A partir del nacimiento se inicia un largo


periodo de aprendizaje por etapas y con ritmos muy diferentes de un niño a otro.

Los niños perciben o descubren, organizan o interpretan toda la información sexual.


Memorizan, reflexionan y diferencian. Van madurando corporal, sensorial y socialmente,
integrando lo sexual en su personalidad. Experimentarán los efectos aprobadores o
desaprobadores de las normativas sociales. En cualquier caso el resultado de las influencias
externas y sus interacciones con las experiencias personales, a través de la infancia y
posteriormente la adolescencia, configurarán el comportamiento sexual adulto.

La importancia de este trabajo radica en que una educación sexual adecuada desde
temprana edad puede contribuir a que niños y niñas se desarrollen en forma más
equilibrada, sean capaces de comprender los cambios que experimentan en su propio
cuerpo, en sus estados de ánimo y la manera de relacionarse con los demás. De este modo,
dispondrán de mejores herramientas para tomar decisiones que les ayuden a vivir su
sexualidad y evitar situaciones riesgosas para su salud física o mental, así como para la de
los demás.
SEXUALIDAD INFANTIL

“Freud argumentó (1901-1905) que la perversión estaba presente incluso entre las
personas sanas, y que el camino hacia una actitud sexual madura y normal comenzaba no
en la pubertad sino en la temprana infancia.”

La sexualidad es un elemento muy importante de la vida humana y hasta podría decirse que
modula la percepción que el individuo tiene de sí mismo y del mundo del cual forma parte.
Para entender la sexualidad humana es necesario, por lo tanto, inscribirla en un complejo de
relaciones que la ubiquen en su auténtica dimensión.

Somos seres sexuados desde antes de nacer, desde antes inclusive de que morfológicamente
pueda ser advertido nuestro sexo y, antes todavía, cuando como mera promesa nuestros
padres acarician ciertas expectativas frente a lo que seremos. La sexualidad no aparece,
pues, en la pubertad cuando los caracteres sexuales secundarios se manifiestan de una
manera totalmente franca. Somos seres naturalmente sexuados y, sin embargo, no siempre
se adopta una actitud comprensiva frente a este hecho.

Una adecuada comprensión de la sexualidad, mediante una educación sexual, puede ayudar
a hombres y mujeres a tener una vida más plena, a ser más libres y también más
responsables. No se trata de minimizar nuestra actitud ante las prácticas sexuales
desconociendo todo principio o eludiendo restricciones y responsabilidades, pero tampoco
de negarnos a reconocer que la sexualidad forma parte esencial de nuestra naturaleza. El
asunto de la sexualidad humana no se resuelve con explicar los órganos genitales masculino
y femenino, no se resuelve simplificando el asunto, es decir, sin inscribirlo en un marco de
valores donde se planteen la igualdad, la responsabilidad, el respeto, la tolerancia; sin
hablar del placer, del ser hombre o mujer con todo lo que esto implica, sin relacionarlo con
los sentimientos y con el equilibrio emocional ni, mucho menos, se resuelve con el silencio
o eludiendo su importancia en todos los ámbitos en los que se enmarca la conducta humana.

De ahí que nos parezca tan completa la siguiente definición acerca de lo que es la
educación sexual:
“El proceso vital mediante el cual se adquieren y transforman, informal y formalmente,
conocimientos, actitudes y valores respecto de la sexualidad en todas sus manifestaciones,
que incluyen desde aspectos biológicos y aquellos relativos a la reproducción, hasta todos
los asociados al erotismo, la identidad y las representaciones sociales de los mismos. Es
especialmente importante considerar el papel que el género juega en este proceso”.
(Corona, 1994)

La educación sexual es parte indispensable de la educación integral y la educación integral


es necesaria para el desarrollo armónico de los individuos. No hay manera de ofrecer al
educando una educación sexual adecuada sin inculcar en él, simultáneamente, las ideas de
responsabilidad para consigo mismo y para con los demás, de equidad entre los sexos, de
tolerancia y de libertad como autodeterminación.

Es importante hablar con la verdad sobre los temas sexuales porque en esta época moderna
llena de peligros para los niños en necesaria el conocimiento de las actitudes o sensaciones
que se presentan frente a los pequeños, además de que estos tienen la necesidad de conocer
sus cuerpos para proteger su salud, para ponerse a salvo de abusos, para resolver sus dudas
y temores, para relacionarse con los demás y para desarrollarse plenamente.

En las épocas pasadas estos temas era temas intocables, existía un el lenguaje encubridor y
actitudes evasivas que conocieron en su infancia quienes hoy son adultos. Los niños y los
jóvenes actuales, están expuestos a diferentes riesgos, a toda clase de mensajes y experiencias,
por lo cual necesitan formarse un criterio que les permita discriminar correctamente la
información y hacer frente a las presiones que puedan recibir. No será con el silencio ni con
prejuicios y temores como podremos ayudarlos.

Ahora hace falta que niños, niñas y adolescentes sepan cómo funciona su cuerpo, qué es sano y
qué no, y también que distingan cuándo son oportunas ciertas prácticas y por qué y, sobre todo,
que cada quien comprenda las responsabilidades que tiene consigo mismo y con los demás. No
podemos ignorar ese derecho que niños y jóvenes tienen de informarse y formarse en todas las
áreas de su desarrollo.
El niño y la niña en edad preescolar normalmente tocan sus genitales y, también pueden
querer tocar a alguien más. Sienten interés por conocerse y conocer las diferencias entre un
sexo y otro: por qué no son iguales los niños y las niñas, los papás y las mamás.

Cuando un niño o una niña formulan una pregunta es porque necesitan una respuesta, una
respuesta, claro, apropiada para su edad. Los padres de familia deben responder con toda
veracidad y sencillez. Es necesario que todos los padres entiendan que no es bueno cambiar
de tema ni responder con evasivas.

Algunos padres y madres de familia suelen preocuparse ante ciertas preguntas y conductas
infantiles de sus hijos que –según ellos– son anticipaciones de la conducta adulta y hasta
signos de perversidad. Tales preocupaciones son infundadas: que un niño de preescolar se
toque el pene y disfrute al conseguir el efecto de la erección es natural: el pequeño está
descubriendo su cuerpo y aprendiendo que la estimulación provoca el reflejo natural de la
erección. Es un error suponer que tales manifestaciones significan “precocidad sexual”, que
el niño esté enfermo o sea “un pervertido”: está en una etapa normal del desarrollo.
Reprimir violentamente a un niño porque se toca los genitales es una equivocación muy
seria: hace que el niño desarrolle miedo a sus mayores, vergüenza y culpa hacia su propio
cuerpo y, como consecuencia de ello, que adopte la peligrosa actitud de hacer a escondidas
lo que le produce placer. Entender que esos actos son manifestaciones naturales que
requieren ser encauzadas -no reprimidas- coloca a los padres en la oportunidad de
consolidar un clima de confianza con sus hijos. Una confianza que es indispensable para
ayudarlos y prevenirlos. Y otro tanto ocurre con las niñas. Ese interés por explorar su
cuerpo es natural. Son conductas propias de la primera infancia.

Si se les permite explorar su cuerpo es posible que no sean morbosos o reprimidos, ni


adultos incapaces de acariciar, de proporcionar y recibir ternura, que es precisamente lo que
termina sucediendo a muchos que, durante la infancia, fueron insultados, ofendidos y
castigados porque jugaban con su propio cuerpo.

La educación es un proceso permanente en la vida, y educar es la mejor oportunidad para


actualizarse, para eliminar antiguos pudores y equívocos que a nadie benefician. Nada hay
de malo ni de vergonzoso en las dudas de los pequeños sobre su cuerpo o sobre el cuerpo
de otras personas, la tarea de los padres de familia y de los adultos encargados de la
educación de los pequeños es la de ayudar a los niños y a las niñas para que se formen
como personas pensantes, interesadas en saber, juzgar y valorar lo que sucede, en una
palabra: prepararlos para que sepan interpretar lo que se les presenta. Si los adultos o padres
de familia obstaculizan, este proceso por indiferencia o prejuicios, provocaran una
confusión indeseable, cuando, precisamente, lo que se debería hacer es fortalecerlos como
personas.

Todo lo anteriormente mencionado favorecerá los hábitos de higiene y salud del cuerpo, la
calidad de la convivencia con personas del propio sexo o del sexo contrario, son temas que
deberán formarse en la infancia.

“Llenar las mentes infantiles de silencios, prejuicios y temores no conduce a que las
personas sean inocentes sino ignorantes. Impedir que niños y niñas estén correctamente
enterados del funcionamiento de su cuerpo, de las enfermedades que existen, de los riesgos
que pueden correr, es propiciar su indefensión. Recordemos que un niño seguro de sí
mismo, con una buena comunicación con sus padres y una autoestima alta no sólo está
menos expuesto a los lamentabilísimos casos de abuso sexual, sino mejor preparado para
tener en el futuro una vida sexual sana y satisfactoria.” (SEP, 2000)
CONCLUSIÓN

En definitiva es necesario reafirmar que los seres humanos somos seres sexuados por
naturaleza, desde que nacemos somos seres que tenemos sentidos y pensamientos. Por lo
cual desde la primera infancia debemos ser orientados de forma correcta para vivir una vida
sexual plena, sin temores ni vergüenzas y sin prejuicios, claro que esto no quiere decir que
nos olvidemos de los valores como el respeto y la responsabilidad.

Todos los seres humanos necesitamos de una educación sexual, para poder tener repuesta a
nuestras dudas desde nuestra infancia, sin miedo a reprimendas o mala información que
solo nos generaran desconfianza y errores que podrían ser irreparables.

Esta época tan moderna que se encuentra ligada a las nuevas tecnologías de la información
y comunicación, son inevitablemente un riesgo para los niños y niñas pues sus mensajes
son confusos, por lo tanto a los adultos nos toca el trabajo de disipar las dudas de los
pequeños para mejorar así su vida futura en todos los aspectos.
BIBLIOGRAFÍA

 Corona, E. (1994). Antología de la sexualidad, Vol. III, México: CONAPO


 Freud, Sigmund. (1901-1905).Tres ensayos de teoría sexual, y otras obras. En
obras completas. Traducción José Luis Etcheverry. Buenos Aires & Madrid:
Amorrortu editores. ISBN 978-950-518-583-2.
 PAPALI, Diane, WENDKOS, Sally & DUSKIN Feldman. (2010). Desarrollo
humano. México D.F.: Mc Graw Hill
 SEP. (2000). Sexualidad infantil y juvenil. México: SEP

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