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Jocelyn Létoumeau

LA CAJA DE HERRAMIENTAS
DEL JOVEN INVESTIGADOR
Guía de iniciación al trabajo intelectual

Traducción de José Antonio Amaya


Profesor asociado, Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia

La C arreta
Editores JÍ.U.

M edellín, 2009
L é to u rn e a u , Jo ce ly n , 1 9 5 6 -
L a c a ja d e h e rra m ie n ta s d el jo v e n in v e s t ig a d o r : guía de
in icia ció n al trab ajo i n t e le c tu a l/J o c e l y n L é to u rn e a u ; tra d u cció n
Jo sé A n to n io A m a y a . -- M ed ellín : L a C a r re ta E d ito res, 2 0 0 7 .
2 6 6 p. : i l . ; 1 6 ,5 x 2 4 c m . — (c o le c c ió n A ria d n a )
T ítu lo o r i g i n a l : L e coffre á o u tils du c h e r c h e u r d é b u t a n t : guide
d 'in itiatio n au trav ail in te lle ctu e l [ 2 0 0 6 ] .
1. R e d a c c ió n de e scrito s té c n ic o s 2 . In v e stig a ció n - M eto d o lo g ía
3 . M e to d o lo g ía cie n tífica I. A m a y a , Jo sé A n to n io , tr. II. T í t . III. S e rie .
0 0 1 .4 2 cd 21 ed.
A 1109134

C E P -B a n c o de la R e p ú b lica -B ib lio te ca Luis Á n g e l A ra n g o

IS B N : 9 5 8 - 9 8 1 6 7 - 1 - 4

© 2 0 0 9 Jo ce ly n L é to u rn e a u
© 2 0 0 9 L a C a r re ta E d ito re s E .U .

L a C a r r e t a E d i to r e s E .U .
E d ito r: C é s a r A . H u r ta d o O ro z co
E -m a il: l a c a r r e t a @ u n e .n e t .c o
la c a r r e ta .e d @ g m a il.c o m
T eléfo n o : (5 7 ) 4 2 5 0 0 6 8 4 .
M e d ellín , C o lom b ia.

T ítu lo o rig in al: Le coffre á outils d u ch erch eu r d éb im n t. G u id e, d ’initiation au travail intellectuel, Q u é b e c ,


L es E d itio n s du B o réal, 2 0 0 6 .

P rim era ed ició n : abril de 2 0 0 7


P rim era reim p resió n : e n e r o de 2 0 0 9 .

C a rá tu la : d ise ñ o d e A lv a ro V élez.

Im p reso y h e c h o e n C o lo m b ia / P rin ted an d m a d e in C o lo m b ia


por N o m o s Im p reso res, B o g o tá .

Q u e d a rig u ro sa m e n te p rohib id a, sin la a u to riz a c ió n escrita d e los titu lares d el co p y rig h t, bajo las
sa n cio n es estab lecid as en las leyes, la re p ro d u cció n to ta l o p arcial de e s ta o b ra p o r cu alq u ier m ed io o
p ro ce d im ie n to , co m p ren d id as las lectu ras u n iv ersitarias, la rep rografía y el tra ta m ie n to in fo rm á tico , y
la d istrib u ció n d e ejem p lares de ella m e d ia n te alqu iler púb lico.
Contenido

Introducción del trad u cto r..........................................................................................................7

Prefacio a la nueva edición..................................................................................................... 11

Presen tació n ...................................................... .......................................................................... 13

Recomendaciones al usuario.................................................................................................. 17

PRIM ERA PA RTE. Los saberes prácticos

Capítulo l. Cómo elaborar un informe de lectura


Jocelyn Létourneau.......................................................................................................................... 21

Capítulo 2. Cómo documentarse en la era electrónica


Tristan Landry, Jocelyn Létourneau, Gaetan Drolet................................................................. 35

Capítulo 3. Cómo interpretar una fuente escrita: el comentario de documento


Jocelyn Létourmau, con la colaboración de Sylvie Pelletier.................................................... 77

Capítulo 4. Cómo analizar un documento iconográfico


Didier Prioul...................................................................................................................................... 95

Capítulo 5. Cómo analizar un objeto


]acques Mathieu, con la colaboración de ]ohn R. Poner y Georges P L éon idoff...............111

Capítulo 6. Cómo analizar y comentar un mapa antiguo


Claude Boudreau............................................................................................................................. 119

Capítulo 7. Cómo entender y utilizar un cuadro estadístico


]ocelyn Létourneau........................................................................................................................... 133

Capítulo 8. Cómo utilizar un documento autobiográfico en una investigación


]ocelyn Létourneau, con la colaboración de Sylvie Pelletier....................................................149

Capítulo 9. Cómo adelantar una investigación mediante entrevistas


Diane Vincent................................................................................................................................... 167
SEG U N D A PA RTE. De la definición de un tema de investigación a la
redacción de un trabajo extenso

Capítulo 10. Realizar un trabajo de investigación: un procedimiento en cuatro etapas


Jocelyn Létourneau..................................................................................................................... 181

Capítulo 11. Cómo delimitar un tema de investigación


Jocelyn Létourneau.......................................................................................................................... 189

Capítulo 12. Como diseñar una estrategia de investigación ..................................197

Capítulo 13. Cómo exponer los resultados de una investigación en función de


un objetivo definido: el plan de trabajo
Jocelyn Létourneau, con la colaboración de Hélene G a u d rea u .............................................205

Capítulo 14. Saber comunicar el pensamiento por escrito


Jocelyn Létourneau, con la colaboración de Hélene Gaudreau .............................................219

Apéndice I. Cómo presentar referencias bibliográficas


Jocelyn Létourneau, con la colaboración de Jean-Guy Violette y TriscanLandry..............233

Apéndice II. Cómo referirse a un documento


Jocelyn Létourneau, ccon la colaboración de Jean-Guy Violette y TriscanLandry............. 249

Lista de colaboradores...................................................... ...................................................... 259

Índice general.................................................................................................................................261
Introducción del traductor

C on ocí el C offre a outils du chercheur débutant hacia el año 2 0 0 0 , gracias al


profesor R och Little, mi colega en el D epartam ento de H istoria de la Universidad
N acional de Colom bia, sede Bogotá. M e refiero a la primera edición de la obra,
realizada en Toronto (C anadá), bajo los auspicios de O xford University Press en
1989. En su natal Canadá, el profesor Little había tenido el privilegio de ser alum­
no, en la Universidad de Laval, del autor de la obra, profesor Jocelyn Létourneau.
A l emigrar a Colom bia, a mediados de la década de 90, el profesor Little trajo en
sus valijas un ejem plar del C offre, el m ism o que pude consultar por generosidad
suya.
Desde el primer m om ento me cautivó el vigor sintético de la obra, su variedad
y pertinencia tem ática, exigencias y calidad didáctica. Em pecé a utilizarla en mis
cursos de M étodos en el pregrado de H istoria de la Universidad N acional de C o ­
lombia. Confirmé esta impresión a lo largo de varios semestres de práctica docente.
A veces me dedicaba al divertim ento de traducir párrafos enteros de la obra para
mis clases. Puede decirse que la voluntad de traducir La caja de herram ientas surgió
de m anera espontánea para responder a las necesidades de una práctica docente.
Espero que ahora la obra sea útil en un espacio incom parablem ente más amplio,
me refiero el ám bito ibérico e iberoam ericano. Aunque la obra fue concebida para
los estudiantes del college y de los pregrados en C anadá, estoy convencido de que
su lectura sería provechosa y en algunos capítulos indispensable para los estudian­
tes de las maestrías e incluso de los doctorados, al menos en Colom bia; me refiero
en particular al capítulo 2, “C óm o documentarse en la era electrón ica”.
Cuando quise tener mi propio ejem plar del C offre, lo busqué en los Estados
Unidos y en Europa: agotado. Entonces me dirigí al autor y aproveché la oportuni­
dad para presentarle mi proyecto de trad u cción . D e in m ediato, el profesor
Létoum eau me envío una copia de su guía de investigación y me autorizó a c o ­
m enzar la traducción de “La caja de herram ientas del jo v en investigador”. Corría
el año 2 0 0 4 . Desde en ton ces no he cesado de recibir el apoyo del profesor
Létourneau, en particular cuando se publicó la segunda edición de su C o ffre, a
principios de 2006, en la casa Boréal de M ontreal.
Estoy convencido de que la obra viene a llenar un vacío en el ám bito universi­
tario del mundo hispánico. A sí lo sugiere el h ech o de que a finales de 2 0 0 6 una
d ecen a de editores m anifestaron el deseo de publicar la presente traducción. C on
«La caja de herram ientas del joven investigador» La C arreta inaugura su colección
A riadna, consagrada a la metodología.
Para nadie es un secreto que la debilidad m etodológica es uno de los rasgos de
la cultura universitaria en Hispanoam érica. Mi experiencia docen te me ha dem os­
trado que las falencias de m étodo a menudo echan a perder o com prom eten la
calidad de empresas intelectuales estratégicas para el futuro de nuestros pueblos. Es

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necesario que nuestros jóvenes investigadores entiendan que el m étodo no forma
parte ni de un saber infuso, ni del sentido com ún. La preparación de un texto con
calidad universitaria requiere el dominio de unos saberes y de unas técnicas. N o
cabe duda de que el rigor y la claridad son condiciones que facilitan la disemina­
ción de la cultura científica en nuestras sociedades nacionales y en las com unida­
des científicas.
La traducción de un texto de metodología plantea unas exigencias peculiares.
U na buena guía de investigación no está hecha para ser leída: los estudiantes d e­
ben apropiársela, porque es un com ponente fundam ental de su form ación. A sí por
ejem plo, un profesional de cualquier disciplina debe haber interiorizado y “llevar
consigo”, en todo m om ento, los criterios para elaborar un informe de lectura; estos
criterios deben formar parte, por así decirlo, del mobiliario de su inteligencia. Lo
mismo ocurre con las pautas para docum entar un problema, com entar un docu­
m ento escrito, o analizar una iconografía, entre otros temas tratados por el profesor
Létourneau y su equipo de colaboradores.
Por otra parte, puede considerarse que la traducción, en particular la de un
texto de metodología, debe ser tan espontánea com o sea posible, para que produz­
ca el m enor grado de extrañeza entre los jóvenes lectores y lectoras. Sin embargo,
la búsqueda de la naturalidad es una empresa com plicada que nunca se logra por
com pleto. A l traducir el C offre quisimos “naturalizar” en el ám bito hispano este
texto básico escrito en francés quebequense. El trabajo se adelantó con un equipo
de estudiantes del pregrado en Historia de la Universidad N acional de Colom bia.
Com partí con ellos, durante largas horas, la tarea de en contrar la palabra justa, el
matiz adecuado, la construcción previsiblem ente castellana. La traducción es un
arte de aproxim aciones sucesivas en que cualquier precipitación com prom ete sin
falta el resultado. En vista de ello, siempre optamos por laborar con una calma
dinám ica, sin afanes ni atropellos, con la esperanza de contribuir a la form ación de
los jóvenes investigadores del mundo hispano con una versión clara y simple. Para
reforzar el objetivo de una versión probada en un medio universitario y con la
autorización del profesor Létourneau, se distribuyeron sucesivas versiones prelimi­
nares de la traducción entre los estudiantes de varios cursos de la Universidad
N acional. En este sentido el profesor Peter Preminger nos colaboró en la U niversi­
dad Distrital “Francisco José de Caldas” de Bogotá. Así, puede decirse que antes de
ver la luz pública esta traducción ha sido probada por un m icropúblico de jóvenes
universitarios.
En un primer m om ento se intentó adaptarle ejemplos locales a la traducción.
Sin embargo se optó por respetar las ilustraciones canadienses. Sólo en el capítulo
2, “C óm o docum entarse en la era electró n ica” se hizo un in ten to de adaptación al
mundo hispano. Para colom bianizar el texto se ha organizado el coloquio “H erra­
mientas metodológicas para el joven investigador”, que se realizará en el M useo
N acional de Colom bia, entre el 18 y el 20 de abril de 2007, bajo los auspicios del
M useo, el D epartam ento de Historia de la Universidad N acional y el Instituto de
Estudios Sociales y Culturales Pensar de la Pontificia Universidad Javeriana. En

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este evento que se organiza con m otivo del lanzam iento de La c a ja de herram ientas
del joven investigador, distinguidos profesores movilizarán diversasmetodologías para
analizar una iconografía, un mapa antiguo, una entrevista, un cuadro estadístico,
entre otras tem áticas tratadas por el profesor Létourneau.
N o puedo finalizar esta introducción sin expresar mis agradecimientos al profe­
sor Peter Preminger, ahora en la Universidad de la Sabana de Bogotá, y a los estu­
diantes del D epartam ento de Historia de la Universidad N acional, Yezid A le ja n ­
dro Pérez Jerez, José Ricardo Pulido Gómez, Ju an G abriel Ramírez Bolívar, Diego
A rm ando Varila C ajam arca y Jairo Enrique Hernández Salcedo por su colabora­
ción durante la preparación de la presente traducción. Yezid A lejandro Pérez Jerez
me acom pañó durante todo el proceso. Los investigadores de la Curaduría del A rte
e Historia del M useo N acional de Colom bia, bajo la dirección de C ristina Lleras
Figueroa, leyeron las pruebas de imprenta.

José Antonio Amaya,


Bogotá, D. C., 2 de abril de 2007

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P r e f a c i o a la n u e v a e d i c i ó n

Le coffre a outiís du chercheur débutant fue publicado por primera vez en 1989,
desde entonces ha sido reimpreso en varias ocasiones. Com parado con las obras de
su género, ha sido muy bien acogido por estudiantes y profesores. La obra se ha
impuesto en el m ercado y ha figurado entre los libros de referencia de las bibliogra­
fías de un amplio núm ero de cursos. Esta guía de factura simple y modestas am bi­
ciones ha gustado, porque ha respondido de m anera eficaz a las expectativas prác­
ticas del público previsto al m om ento de concebir la obra.
En esta nueva edición de la obra hemos querido ser fieles al espíritu y la letra
del proyecto que nos animó al comienzo. Por esta razón, no se le introdujeron
m odificaciones im portantes al libro, aunque su contenido ha sido objeto de una
revisión sistem ática. De nada sirve cam biar una fórmula que ha demostrado sus
ventajas. N o obstante, cada uno de los capítulos ha sido sometido a un trabajo de
reescritura parcial y de corrección en algunos casos. D e la misma m anera, la pre­
sentación editorial de la obra ha sido modificada en aras de facilitar su consulta.
Sin embargo, la misma preocupación didáctica que nos anim ó al m om ento de
concebir el libro ha guiado nuestra empresa de actualización. A l recorrer la obra, el
lecto r tendrá la im presión de reencontrar el calvero apacible que solía frecuentar;
ahora el lugar se ha limpiado, adornado y remodelado en búsqueda de lo mejor.
El capítulo 2 es el que más cambios ha sufrido, al punto de que su título ha sido
modificado. Resulta fácil com prender el porqué. La investigación docum ental por
vía electró n ica se ha vuelto la norm a en el mundo de la educación superior desde
comienzos de la década de 1980. La inform ación en línea disponible en In tern et
constituye un formidable capital de recursos docum entales que no se puede igno­
rar. Sin em bargo, se hace necesario aprender a aprovechar en beneficio propio esta
masa de inform ación. En estas condiciones, con el capítulo 2 se busca indicarle al
jo v e n investigador vías ciertas que puede seguir para evitar que se pierda en los
laberintos de las autopistas, las avenidas y las callejuelas de la red. Com o es natural,
muchos otros capítulos del libro han sido revisados, incluidos los que figuran en los
apéndices, teniendo en cu enta las posibilidades que crea el acceso a los datos o su
tratam iento inform ático. Vale la pena recordar que el contenido de esta guía se
apoya en la presentación de procedim ientos primarios o fundam entales; de la mis­
ma m anera sucede en las m atem áticas, donde el dom inio de las operaciones ele ­
m entales de la aritm ética es requisito para poder escribir ecuaciones en diez líneas.
Nadie debe m olestarse, puesto que, com o se sabe, en un primer m om ento, los
m atem áticos más célebres del mundo aprendieron a contar. ..
La esperanza invertida en cada una de las páginas de esta obra perm anece tan
noble y elevada com o aquella que nutrió la primera edición del libro y que consiste
en ayudar al estudiante a perfeccionar sus métodos y técnicas con el fin de que
logre cada vez mejores resultados.
Jocelyn Létourneau, noviembre de 2005

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Presentación

Esta guía de iniciación al trabajo intelectual, bautizada de m anera significativa


con el título “La caja de herram ientas del joven investigador”, se destina a todos
los estudiantes1que dan sus primeros pasos en el universo de la investigación pro­
fesional en la universidad o en el college2
Esta guía se limita a la enseñanza de ciertos saberes prácticos elem entales que
debe con ocer y dominar todo estudiante que frecuente los medios de la educación
superior o bien los de la investigación organizada. En ella no se exponen los m éto­
dos propios de las ciencias humanas ni los de las ciencias sociales. Tampoco se
propone en sus páginas una reflexión epistem ológica sobre los modos de produc­
ción del saber científico. La am bición de la obra consiste más bien en ofrecerle al
estudiante algunos medios para que adquiera una educación científica y el hábito
de la investigación profesional. Este objetivo no implica que el autor y sus co labo ­
radores rech acen formas de saber por fuera de la ciencia, muy por el contrario.
Tam poco supone que adhieran al principio por com pleto contestable que asegura
que sólo la form ación científica es la garantía de una objetividad de las prácticas
asociadas con la producción de con ocim ien to. A quí se recon oce sim plem ente que
el saber fundado sobre procedim ientos m etódicos y asociado con las convenciones
de uso es un saber válido, que puede permitirle a la comunidad de hombres y
mujeres de nuestro tiempo beneficiarse con una m ejor com prensión de su pasado y
de su presente.
Esta guía no fue concebida in abstracto. Se apoya en experiencias de enseñanza
que han tenido lugar a lo largo de varios años. M ás im portante quizá, es que ha
sido concebida a partir de las preocupaciones, de las lim itaciones y de los proble­
mas que suelen experim entar los estudiantes durante sus aprendizajes. Es lo que le
imprime su originalidad; es tam bién lo que le fija unos límites. En efecto, esta guía
no es un tratado en que se establecen principios universales de m étodo. Es ante
todo una caja de herram ientas de la cual se pueden extraer ideas, elem entos de
método, técnicas, medios, o habilidades de carácter operativo, para desarrollar con
éxito ciertos ejercicios que suelen ser los más solicitados por los profesores a los

1. El genérico masculino empleado en esta obra no pretende otra cosa que aligerar el texto.
2. En la estructura educativa del Canadá, el college se sitúa a continuación de la educa­
ción secundaria, que se prolonga durante cinco años, y antes de la universitaria. Es una suerte de
ciclo preuniversitario que dura dos años y que en América Latina se ha tratado de implementar
con el nombre de ciclo básico. En estas condiciones, se entiende que un libro como La caja de
herramientas del joven investigador se destine, en Canadá, a los estudiantes universitarios y del
último año de college y, en el mundo hispanohablante, a los estudiantes de los pregrados universi­
tarios (N. del T basada en una comunicación personal del profesor Roch-Charles Little, de la
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2007-02-24].

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estudiantes en ciencias humanas, en ciencias sociales, en ciencias de la gestión, en
d e rech o ... , e incluso en ciencias naturales.
S i se consulta la tabla de contenido, se verá que la guía com prende cato rce
capítulos y dos apéndices. El con tenid o de estos capítulos y apéndices responde
co n suficiencia a los objetivos de form ación in telectu al que se buscan en los
primeros años de la universidad, en la mayor parte de los establecim ientos edu­
cativos y programas respectivos. En estas condiciones, se puede decir que los
ejercicios de aprendizaje que integran el con tenid o de esta guía se parecen a los
procedim ientos in telectu ales que desarrolla el estudiante inscrito en los ciclos
superiores de estudio.
G rosso m odo, cuatro objetivos generales han inspirado nuestro proyecto:
• en primer lugar, preparar una guía esencialm ente práctica, inscrita en una di­
nám ica de aprendizaje tan pedagógica y didáctica com o ha sido posible;
• en segundo lugar, adaptar el contenido de la guía a las tendencias actuales de la
investigación;
• en tercer lugar, redactar una obra con objetivos exigentes de aprendizaje;
• en cuarto lugar, diseñar la guía de manera que pueda ser utilizada por estudian­
tes inscritos en diferentes disciplinas.
A continuación se considerarán los efectos que ha producido la prosecución
de estos objetivos generales tanto sobre el fondo com o sobre la forma de la obra.

l . U n a guía e se n cia lm e n te p rá c tic a

El objetivo de hacer de esta guía un apoyo esencialm ente práctico del aprendi­
zaje se con cretó de tres maneras por lo relativo al m étodo observado:
• la deconstrucción de los procedim ientos propuestos en secuencias lógicas y
progresivas;
• la preparación de textos explicativos y esquemas;
• la incorporación de ejemplos.
Este plan se sigue en la mayoría de los capítulos de la guía. Com o es evidente,
esta preocupación pedagógica y didáctica explica la extensión de la obra. Creem os
sin embargo que la m inucia empleada en la descripción de los procedimientos
sugeridos se justifica a plenitud. Diversas experiencias de enseñanza nos han mos­
trado que, cuando sale del aula de clase, el estudiante, tam bién llamado en estas
páginas “joven investigador”, se siente con frecuencia abrumado ante la abundan­
cia de elem entos de explicación que le ha brindado el profesor. En estas condicio­
nes, se en contró que podía ser muy útil e incluso ayudar a consolidar la confianza
del estudiante en sí mismo, recurrir a diferentes obras de referencia para afinar y
fortalecer sus procedimientos y elecciones y, en esta medida, favorecer el desarrollo
de su autonom ía. En cierto sentido, la utilidad de esta guía radica en que desem pe­
ña de modo sim ultáneo el papel de obra de consulta y apoyo de trabajo, bien sea
que el estudiante se halle inscrito en un marco definido de aprendizaje, bien sea
que se desempeñe com o autodidacta.

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2 . U n a guía q u e co n sid e ra las te n d e n c ia s a c tu a le s de la in v e s tig a c ió n

Entre las tareas intelectuales inscritas en el programa de todo joven investiga­


dor figuran, entre las más urgentes, el uso de fuentes no convencionales de infor­
mación, la lectura e interpretación de cuadros estadísticos y de mapas históricos, el
desarrollo de investigaciones con la colaboración de personas entrevistadas, la ad­
quisición de hábitos propios de los procedim ientos interdisciplinarios.
El objetivo tendiente a asociar el contenido de la guía con el de algunas ten ­
dencias más destacadas de la investigación actual se tradujo en la incorporación al
texto de seis ejercicios de aprendizaje específicos, a saber:
• cóm o analizar un docum ento iconográfico (capítulo 4 );
• cóm o analizar un objeto (capítulo 5);
• cóm o analizar y com entar un mapa antiguo (capítulo 6 );
• cóm o entender y utilizar un cuadro estadístico (capítulo 7);
• cóm o utilizar un docum ento autobiográfico en una investigación (capítulo 8);
• cóm o adelantar una investigación m ediante entrevistas (capítulo 9).
Com o es apenas natural, la inform ación que figura en cada uno de estos capí­
tulos reenvía a saberes prácticos, a m étodos y a prescripciones de carácter elem en­
tal. Nadie pretende que alguien se vuelva un analista de datos cuantitativos de la
noche a la m añana, ni que uno pueda meterse a utilizar mapas antiguos o au tobio­
grafías sin un conocim iento profundo de las particularidades y sorpresas que suelen
reservar estos docum entos. Sin embargo, consideramos que durante su aprendizaje
el joven investigador debe ser formado en las diversas m aneras de producir y tras­
mitir el saber, y conducido a experim entar con estas maneras, aunque sólo sea de
m anera limitada. Este propósito ha inspirado la preparación de estos seis capítulos.
El segundo aspecto sobre el cual quisiéramos insistir se relaciona con la plurali­
dad y com plem entariedad de los saberes prácticos que aquí se exponen. La primera
parte de la guía es especialm ente rica desde este punto de vista puesto que en ella
se proponen ejercicios de aprendizaje que pueden interesar en diverso grado a
historiadores, geógrafos, sociólogos, antropólogos e historiadores de arte. Por ello
creem os en la pertinencia de enseñar esta pluralidad y com plem entariedad de los
saberes prácticos; el hecho de que estos saberes sean presentados unos al lado de
otros en una misma obra brinda la posibilidad de suscitar interés por los procedi­
m ientos interdisciplinarios. C on frecuencia, uno puede abrirse a la riqueza de la
aproxim ación interdisciplinaria, realizando ciertos aprendizajes fundamentales aso­
ciados con las disciplinas vecinas; de esta m anera se enriquecen los procedim ien­
tos científicos de la propia disciplina.

3 . U n a g u ía c o n o b je tiv o s de a p re n d iz a je e x ig e n te s

Se espera que esta guía sea útil sobre todo para los estudiantes que desean ini­
ciarse en los procedim ientos profesionales. Estos procedim ientos están lejos de ser
fáciles; es indudable que su dominio exige tiempo, m ucho trabajo y am bición.

15
Por este motivo no hemos tolerado ninguna concesión. C on los procedim ien­
tos propuestos, los métodos descritos y los secretos com unicados no hemos busca­
do, ni m ucho menos, simplificar el aprendizaje. El objetivo deliberado que siempre
nos ha guiado es el de hacer posible el dominio profesional de unos saberes. De
hecho, a la hora de definir los objetivos específicos de aprendizaje de cada uno de.
los capítulos, hemos sido tan exigentes com o nos ha sido posible. N o hemos aho­
rrado ningún esfuerzo para precisar las rutas, para descomponer los procedimientos
y para considerar las etapas en toda su complejidad. En efecto, creem os que la
excelencia debe proponerse para el aprendizaje universitario, que es con frecuen­
cia la última etapa en la form ación intelectual de miles de individuos. Este objetivo
se justifica hasta parecer evidente en la presente coyuntura. En efecto, la com p e­
tencia que atraviesa los medios laborales contribuye a renovar las normas del es­
fuerzo y la eficacia. La búsqueda de criterios de excelencia ha orientado nuestras
opciones durante la preparación de los capítulos de esta guía.

4 . U n a guía d estin ad a a los estu d ian tes de d iferen tes disciplinas

Los ejercicios de aprendizaje que figuran en el contenido de esta guía han sido
concebidos de modo que puedan ser aprovechados por estudiantes de distintas
disciplinas y diferentes orientaciones científicas. Por fuerza de necesidad, todo jo ­
ven investigador, sea que se especialice en literatura, sociología, adm inistración,
física, m edicina o ingeniería, debe saber preparar un informe crítico de lectura,
analizar y contextualizar un testim onio escrito, leer y analizar un cuadro estadísti­
co, saber docum entarse en la era electrónica, saber definir un tema de investiga­
ción, saber com unicar el pensam iento.
De hecho, antes, m ucho antes de encontrar en una disciplina particular su
fuente, unidad y pertinencia, esta guía las descubre en catorce actividades de apren­
dizaje a las cuales se halla habitualm ente sometido el estudiante.

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Recomendaciones al usuario

Corno ocurre con los diccionarios, la presente guía no se lee de pasta a pasta,
sino que se consulta. En efecto, cada uno de sus capítulos es autónom o; cada uno
corresponde a una actividad de aprendizaje o describe un procedim iento de inves­
tigación. Fue concebida de modo que el usuario pueda consultarla en uno de sus
capítulos cuando se halle interesado en resolver un problema particular o un co n ­
ju n to de problemas. A sí por ejem plo, el estudiante que n ecesite presentar un infor­
me de lectura sólo debe leer el primer capítulo. D e la misma m anera, si se le pide
que defina un terna de investigación, puede limitarse a asimilar el contenido del
capítulo 11.
En la medida de lo posible, los capítulos se han com plem entado con esquemas,
figuras, o recuadros, en los que se recapitulan los principales aspectos de los ternas
tratados. Desde un punto de vista didáctico, estas representaciones visuales son
muy valiosas. Sin embargo, con frecuencia brindan una visión simplificadora, cuando
las cosas en realidad suelen ser mucho más com plejas o matizadas. Por esta razón,
se le recom ienda vivam ente al lector consultar los esquemas, las figuras o los
recuadros a medida que va conociendo el texto, de modo que la memoria visual y
la lectura informada interactúen para producir un efecto óptim o de com prensión.
Para ayudar a la asim ilación de los procedim ientos propuestos se han introduci­
do ejemplos de m anera reiterada. Estos ejemplos no deben confundirse con m ode­
los ideales. M ediante los ejemplos sólo se ha querido brindar referencias a los estu­
diantes deseosos de ver cómo investigadores más experim entados han tratado
problemas más o menos asimilables a los ejercicios que ahora ellos deben resolver.
Los ejemplos pueden revelarse corno apoyos muy eficaces del aprendizaje; sobre
todo cuando en ellos se respetan de m anera rigurosa los métodos enseñados.
El lector no tardará en notar ciertas reiteraciones de los contenidos. Se trata de
reiteraciones deliberadas. En primer lugar, porque dados los análisis efectuados, se
hacía inevitable retornar ciertas afirmaciones. En seguida, porque un hábito sólo se
adquiere repitiendo, reiterando, en un con tin u o recom enzar progresivo. Cuando
se nos repite la misma cosa solemos descubrir la im portancia de una enseñanza que
se asimila de m anera gradual.
El texto de ciertos capítulos fue com plem entado con referencias bibliográficas.
En ellas se le indican al lector algunas obras o artículos muy apropiados para pro­
fundizar en los ternas tratados en la guía.
Por último, es necesario puntualizar que un ejercicio de aprendizaje o un pro­
cedim iento de investigación siempre plantean problemas específicos que no pue­
den ser resueltos con las prescripciones que se enuncian en una guía. A nte sem e­
jantes problemas, el método más eficaz consiste en recurrir a la propia imaginación,
en beneficiarse de los consejos y de la experiencia de los especialistas y en justificar
a plenitud cada una de las decisiones tornadas. En definitiva, esta guía producirá

17
un efecto óptimo si se la usa com o soporte de trabajo y no com o un modelo rígido
o un libro de recetas. A n te todo, el objetivo de la obra consiste en ayudar al estu­
diante a que consolide su autonom ía y a que descubra procedimientos propios.
Esta guía no es más que un medio com plem entario que puede emplear el estudian­
te para alcanzar resultados deseables, esto es, la producción de trabajos de una
m ejor calidad.

18
Primera parte

Los saberes prácticos


Capítulo 1

Cómo elaborar un informe de lectura

U no de los primeros ejercicios que se le pide a un estudiante universitario co n ­


siste en que se aplique al análisis concienzudo y com entado de una obra. Las ven­
tajas de este ejercicio son múltiples y lo conducen a descubrir los trabajos de un
autor, a apreciar los m atices de su pensam iento, a ponerse a tono con la ciencia, a
asimilar nuevos conocim ientos, a familiarizarse con maneras de hacer, con m éto­
dos de trabajo y con procedim ientos de análisis.
El joven investigador suele estudiar obras que le son sugeridas en las aulas uni­
versitarias m ediante la elaboración de informes de lectura. Es evidente que se trata
del m ejor ejercicio para que el estudiante adquiera un saber y se inicie en los
requerim ientos de los procedim ientos m etódicos y rigurosos, aguce su capacidad
crítica y desarrolle su autonom ía intelectual.
El objetivo de este capítulo consiste en presentar los requerim ientos que plan­
tea la redacción de un informe de lectura. U na vez se precise en qué consiste este
ejercicio intelectual (apartado 1), se brindarán algunas recom endaciones que per­
m iten realizarlo de manera adecuada (apartado 2). Tales recom endaciones tom a­
rán dos formas, a saber: la exposición de un procedim iento m etódico y sistem ático
de trabajo, así com o la indicación desprevenida de algunos artificios eficaces. El
capítulo será ilustrado con dos ejemplos de inform es redactados conform e a las
recom endaciones prescritas (sección 3 ). En un recuadro se recapitularán los prin­
cipales logros adquiridos gracias a la lectura de este capítulo.

l. En qué consiste un informe de lectura


La finalidad principal de un informe de lectura consiste en presentarle al lector
eventual la tesis y la argum entación centrales que se sostienen en una obra, tratan­
do de resaltar su interés o banalidad, la fuerza y las lagunas de esta tesis y de esta
argum entación y, en consecuencia, de la obra objeto de análisis.
El informe de lectura representa un medio eficaz de difusión del saber en los
medios en los que se practica la investigación, porque pone al corriente al lector
del contenido y del interés de una obra sin que este últim o tenga que conocerla de
manera exhaustiva. Se trata de un medio que perm ite m antenerse al día, reseñar
un m áxim o de obras (o de publicaciones) en un tiempo m ínim o, en una época en
que el volum en de la producción científica sobrepasa por m ucho las capacidades
de lectura del especialista más dedicado. En estas condiciones, puede decirse que
se trata de uno de los medios más eficaces para increm entar la productividad in te­
lectual del investigador.

21
El informe de lectura es un ejercicio que exige una aten ción enorm e, mucho
rigor, un gran esfuerzo de síntesis y un espíritu crítico desarrollado. Tam bién re­
quiere de parte del reseñador un buen conocim iento del co n texto en que se pro­
dujo la obra evaluada, un dominio mínimo del perfil in telectu al de su autor o
autores, y una com prensión amplia y profunda del debate (teórico, m etodológico,
historiográfico y político) en el seno del cual se inscribe la obra.
El informe de lectura se diferencia del simple resumen de lectura por la distan­
cia relativa que debe tomar el reseñador en relación co n la obra objeto de evalua­
ción. En efecto, el informe de lectura no consiste en una mera repetición conden-
sada del contenido de un libro. M ediante su práctica se trata más bien de acceder
a la estructura fundam ental de un libro, de establecer sus propiedades distintivas,
así com o algunas de sus características no perceptibles a simple vista: la tesis que se
desarrolla, la intención del autor, la progresión de su razonam iento, entre otros
aspectos. Esta distancia relativa supone que el reseñador dom ina varios niveles de
lectura, de los cuales aquí se tratarán tres, a saber: lectura de asim ilación, lectura
de com prensión y lectu ra crítica. Más adelante, en este capítulo, se tratará por
separado cada uno de estos niveles.
U n buen informe de lectura suele dividirse en tres partes. En la primera se sitúa
la obra; en la segunda se la analiza m inuciosam ente, develando su contenido; en
la tercera se la valora.

2 . L a re d a cció n de u n inform e de lectu ra

L a asimilación de un procedimiento metódico de trab ajo...

D e entrada, hay que declarar que no existe un m étodo universal por excelen ­
cia, superior a los demás y aceptado por el con ju nto de los investigadores para
preparar un buen informe de lectura. Sin embargo, la experiencia dem uestra que
en la gran mayoría de los informes de lectura se en cu entra un con ju nto de ca ra cte­
rísticas comunes. En el procedim iento que se propone en estas páginas se tom an
en cu enta estas características recurrentes, de m anera ordenada, siguiendo un pa­
trón lógico que va de lo general a lo particular.

Primera parte: contexto y origen de la obra

En la primera parte de un informe de lectura se debe ubicar la obra objeto de la


reseña, así com o a su autor o autores, identificando los objetivos y los lím ites que
éstos le fijaron a su proyecto y el cam ino que eligieron para realizarlo, precisando
los aspectos distintivos de la obra.
U b icar una obra de m anera adecuada significa en primer lugar identificar el
tem a que aborda. En este caso, la finalidad consiste en precisar de qué trata el libro,
cuál es el asunto general del que se ocupa el autor de la obra, cuál es el tema
fundam ental que se expone y debate en la publicación.

22
En segundo lugar, ubicar una obra de m anera adecuada supone brindarle al
lector una cierta cantidad de inform ación acerca del co n texto en que la misma se
produjo. En estas condiciones, es necesario precisar a qué público se dirige la obra;
en qué coyuntura política, social o intelectual fue preparada; de qué corriente teó ­
rica, m etodológica o historiográfica la rescata su autor.
U b icar de m anera adecuada al au tor de una obra significa, llegado el caso,
indicar por qué una obra -q u e bien puede haber sido preparada por uno o varios
a u to res- posee por el hecho mismo de la autoría individual o colectiva un interés
nuevo y singular, así com o una orientación original.
Identificar los objetivos y precisar los límites que el au tor le fijó a su proyecto
y el cam ino que eligió para realizarlo significa, en primer lugar, destacar la perspec­
tiva elegida por el autor para acercarse a su objeto de estudio, definir su m arco de
análisis, y delimitar el espacio pertinente de su argum entación. Significa tam bién
reconocer el procedim iento que utilizó el autor para adelantar su dem ostración.
Por último, significa esclarecer las opciones básicas que fundam entan la gestión
intelectual del autor: sus métodos, sus procedimientos de análisis, el tipo de prue­
ba, el tono de su texto, entre otros aspectos. La identificación de los objetivos y la
precisión de los límites de una obra son condiciones indispensables cuando se d e­
sea evitar com entarla en función de criterios insostenibles y ligeros que traicionan
el proyecto del autor.
P recisar las particularidades de una obra significa resaltar aquellos rasgos que
la caracterizan y diferencian, imprimiéndole originalidad, pertinencia e interés.

Segunda parte: esquema y análisis de la obra


El objetivo de la segunda parte de un informe de lectura consiste en introducir
al lector en los procedim ientos de razonam iento y en el contenido de la obra.
Idealm ente esta segunda parte se descompone en tres subsecciones que correspon­
den a un número equivalente de párrafos:
• desentrañar la tesis que se desarrolla en la obra;
• identificar el hilo conductor y las diferentes articulaciones de la dem ostración
realizada;
• establecer el desarrollo gradual de la argum entación, cuidando de diferenciar
lo esencial de lo secundario.
En esta parte el reseñador le presentará al lector las principales hipótesis formu­
ladas, los puntos fuertes de la demostración, la originalidad y audacia de las aseve­
raciones, la profundidad del análisis, la agudeza de las observaciones, la pertinen­
cia de los ejem plos y el alcance de las conclusiones. C om o es apenas natural, la
extensión de un inform e de lectura depende del espacio de redacción que se le fije
al estudiante.
En esta segunda parte, el joven investigador debe ser respetuoso en extrem o
con el razonamiento del autor y con la complejidad de su argum entación, evitan ­
do caricaturizar y trivializar sus tesis y sus análisis. De hecho, debe buscar un equi­

23
librio entre la síntesis y los matices, resaltando la riqueza de los argumentos. De ahí
que el informe de lectura de una obra exija del reseñador una com prensión profun­
da del docum ento que tiene entre sus manos.

Tercera parte: balan ce y evaluación crítica de la obra


En la tercera parte de un infonne de lectura se incluye el b alan ce y la evalua­
ció n crítica de la obra. D urante la preparación del balance y la evaluación se debe
ser respetuoso de los objetivos y límites que el autor le fijó a su proyecto científico.
El fundam ento del balance consiste en la evaluación crítica e inteligente de la
obra. La evaluación de un libro debe ser algo más que una sarta de intenciones
indulgentes, fútiles y obsequiosas.
En esta tercera parte resulta crucial resaltar de modo claro y conciso los siguien­
tes aspectos:
• lo que debe retenerse de la obra reseñada, y
• aquello por lo que la obra m erece o no ser leída; en otras palabras, se trata de
señalar sus puntos fuertes y sus puntos débiles.
En un primer párrafo el estudiante precisará de qué modo la obra evaluada
representa un aporte a la com prensión de un asunto intelectu al, o bien a la
profundización de un debate teórico o m etodológico. El joven investigador esta­
blecerá en qué sentido la obra aporta una respuesta a los problemas planteados en
el origen por el autor o presenta perspectivas nuevas en relación con el debate en
que se inscribe.
En un segundo párrafo el joven investigador incluirá una apreciación global y
crítica de la obra. La apreciación puede apoyarse sobre los aspectos propios de la
obra (en este caso se trata de una evaluación interna), o bien en la perspectiva
exterior a ella (se habla entonces de una evaluación extern a). N ada impide que el
reseñador explote ambas posibilidades. En el caso de una evaluación interna, el
reseñador se interrogará sobre asuntos tales com o: ¿Plantea el autor de manera
clara los problemas en su obra?, ¿su argum entación se fundam enta en inform ación
confiable?, ¿sus objetivos y razonamientos se plantean y desarrollan de manera
lógica y coherente?, ¿sus conclusiones son originales? y así por el estilo. En el caso
de una evaluación externa, el estudiante evaluará la obra en relación con el aporte
de otros trabajos de tem ática similar o en los que se aplica una aproxim ación
m etodológica com parable.
Hay que precisar que tam bién se pueden formular algunos juicios críticos de
m anera puntual, en lugares diferentes del final de un informe de lectura, para lla­
mar la aten ción sobre una laguna, una contradicción, una in coh erencia, un error,
un gazapo o una errata.

. . . y conocer ciertos secretos

Si la asim ilación y el dom inio de un procedim iento m etódico de trabajo es una


condición necesaria para la redacción de un informe de lectura, el conocim iento

24
de algunos secretos que brinda la experiencia contribuye a m ejorar la calidad ge­
neral del ejercicio, en contenido y forma.

Antes de la lectura
C ontrario a lo que se piensa, el trabajo preliminar a la lectura atenta e integral
de la obra reseñada es muy im portante y en ciertos casos determ inante.
Resulta esencial con ocer al autor de la obra reseñada, aunque sea de manera
somera, a través de sus trabajos, de los temas sobre los que escribe, de su carrera
intelectual, de las redes intelectuales a las que pertenece, entre otros aspectos. Se
trata de asuntos que pueden dar cuenta de varias características internas de la obra,
tales com o el tono del texto, el estilo, la aproxim ación m etodológica elegida, los
asuntos que aborda, el tipo de prueba que utiliza. U na obra de Condolezza Rice
sobre la intervención m ilitar estadounidense en lrak no puede ser evaluada de la
misma manera que un trabajo sobre la materia escrito por un tercermundista decla­
rado o, aún más, por un universitario que, sin adhesión partidista precisa, se propo­
ne considerar todas las facetas que supone un análisis matizado.
Es cierto que no siempre es fácil encontrar inform ación sobre el autor de una
obra. Sin embargo, se puede salir del trance explotando diversas fuentes de infor­
m ación incluidos los recursos de In ternet que perm iten hallar el nombre de un
autor m ediante m otores de búsqueda co n ocid o s (G oogle, Yahoo, A ltav ista,
Infomine, entre otros). Piénsese por ejem plo en la n ota biográfica que aparece con
frecuencia en las solapas o en las páginas introductorias de un libro. De la misma
m anera, se puede ech ar m ano del catálogo electrón ico de las grandes bibliotecas
que en la “rúbrica” autor presenta de m anera más o menos exhaustiva la lista de
obras publicadas por el mismo. También se puede recurrir a la bibliografía incorpo­
rada por el autor en la propia obra objeto de la reseña, donde es frecuente que
aparezca una lista de los trabajos (publicados o inéditos) del mismo. Por último,
algunos repertorios y diccionarios especializados, por ejem plo el D iccionario biográ­
fico y bibliográfico de C olom bia en dos volúmenes (Bogotá, Editorial Águila, 1939),
presenta inform ación biográfica de una multitud de autores más o menos co n o ci­
dos1. Es indudable que un investigador diligente siempre tendrá a su alcance un
diccionario de nombres propios. Por último, debe recordarse que algunas grandes
bibliotecas poseen catálogos centralizados de notas biográficas que pueden ser de
gran ayuda para el estudiante.
U na m anera rápida de identificar el tem a de una obra, de desentrañar con
precisión las intenciones de su autor, de identificar la metodología que utiliza, de
conocer el público al que se dirige y de tener una idea del plan de trabajo que sigue
y de la articulación de las partes del libro, consiste en leer de m anera atenta la
introducción. U na buena introducción suele ofrecer y justificar este tipo de infor­
m ación. La lectura juiciosa de la introducción es el requisito indispensable de una

l. Ver en el cap ítu lo 2 el ap artad o titu lad o ‘com p en d ios b iográficos’, e n la se cció n d e n o m in a ­
da “U n a cib ercaja de h erram ien tas d o cu m e n ta le s”.

25
lectura com prensiva de un libro. En ciertos casos, esta lectura de la introducción
puede completarse con el análisis m inucioso de la tabla de contenido, sobre todo si
ésta aparece detallada.
Por último, antes de emprender la lectura integral de la obra, el estudiante
advertido tendrá en cuenta un conju nto de detalles insignificantes a primera vista,
tales com o la fecha de publicación de la primera edición de la obra, que permite
identificar la coyuntura política, social e in telectu al en la cual el libro fue escrito; la
colección en la que fue publicado, que revela los límites editoriales del proyecto
del autor (una obra publicada en una co lecció n existente debe conformarse a cier­
tas exigencias que influyen de manera decisiva en su contenido y forma); los traba­
jos citados en las referencias, que dicen m ucho acerca del esfuerzo de investigación
del autor y del tipo de información con el cual decidió preparar su obra.

D urante la lectura

El estudiante encargado de reseñar una obra debe practicar tres niveles de lec­
tura para penetrar de modo adecuado el contenido de un libro. C on la experiencia
este trabajo puede hacerse de un sólo golpe.
En el primer nivel de lectura se asimila el contenido de la obra. A quí el o b jeti­
vo central consiste en entender, en informarse, en saber escuchar al autor. Después
de esta lectura, el estudiante deberá estar en capacidad de responder a la siguiente
pregunta elem ental: ¿Al fin de cuentas, qué es lo que sostiene el autor en la obra?
Este primer nivel de lectura debe conducir a un “descifram iento” de la obra, traba­
jo im portante que permite la identificación de las principales afirmaciones que
figuran en los encabezam ientos de los párrafos, alrededor de las cuales se estructura
y se desarrolla el objetivo; la identificación de las pruebas que fundam entan aqu e­
llas afirmaciones; la localización de las incoherencias de la argum entación; la an o ­
tación sistem ática de los errores, de las erratas, de las faltas de estilo, de las frases
pesadas, entre otros aspectos. En lo posible, el estudiante debe reconstituir la arma­
zón de cada uno de los capítulos en hojas aparte, resumiendo en una frase o con
una palabra clave lo esencial de un párrafo, de un bloque de párrafos, o de una
sección. Este trabajo resulta fundam ental, pues permite que nada se olvide y hace
posible diferenciar de modo inmediato lo esencial de lo accesorio. En el ejemplo de
lectura de asim ilación que figura en la página siguiente se presenta un ejercicio de
desciframiento.
En el segundo nivel de lectura la finalidad consiste en co m p ren d er los p ro ­
cedim ientos seguidos por el autor, en reconocer y aceptar sus opciones e in ten ­
ciones, en captar la lógica de su argum entación y de su dem ostración. A l final de
esta lectura el estudiante estará en capacidad de responder las siguientes pregun­
tas: ¿Cóm o se las ingenió el autor para enunciar sus ideas? ¿Q ué cam ino tomó
para alcanzar su objetivo? ¿De qué m anera circunscribió su propósito? ¿De qué
premisas partió? Esta lectura com prensiva le permite al joven investigador a c c e ­
der a la estructura de la obra e instalarse en el corazón del pensam iento del autor.

26
L ectura de asim ilación y trabajo de d escifram iento de un texto 2

E n ca b e z a m ie n to [N o cab e duda que d u ran te las ré c a d a s de 1 9 4 0 y 1 9 5 0 , la pobla- Id


de párrafo ció n de Q u eb ec pudo b en eficiarse de am biciosos p rogram as le Id
seguridad y asisten cia social im p lem entados por el gobiern o fed e­
ral y a los cu ales co n trib u y e ro n fin a n cie ra m e n te las p ro v in cias.]
1er e le m e n to de De erte m odo, a p artir de 1 9 4 0 , ciertas categ o rías de trab ajad o res h
prueba que se se hallaban fuera de la p ro d u cció n e co n ó m ic a pudieron <p
a cc e d e r a beneficios de seguro c o n tra el d esem p leo. Por su lado, a
2 ¿c e le m e n to p artir de 1 9 4 4 , las familias co n niños a ca rg o pudieron beneficiarse
de subsidios fam iliares. A p artir de 1 9 5 1 , las person as m ayores de
3 er e le m e n to 7 0 años pudieron disponer de p restacio n es de seguridad para la
vejez, y las p ersonas e n tr e 6 5 y 7 0 añ o s , de subsidio de asisten cia a
4 “ e le m e n to la vejez. Los ciegos y los inválidos, por su p arte pudieron benefi­
ciarse, a p artir de 1 9 5 1 y de 1 9 5 4 , resp ectiv am en te, de una am plia­
5 ,c elem en to ció n de los criterio s de admisibilidad a los p rogram as de asistencia
fin an ciera que se les reserv aro n . Por ú ltim o, a p artir de 1 9 5 9 , las
person as n ecesitad as y desprovistas de em p leo, p ud ieron c o n ta r
C o n clu sión del c o n los beneficios de asisten cia al d esem p leo. [H istó rica m e n te ,
párrafo todos estos p rogram as tu v iero n por co n se cu e n cia la dism in ución
de la p arte de los riesgos in h eren tes a la vida diaria y fav o recer el
co n su m o de bienes por p arte de categ orías sociales c o n dificultades
para adquirir en el m ercad o las co n d icio n es de su rep ro d u cció n .]

[Sin em b argo, a com ien zos de la d écad a de 1 9 6 0 , los d ato s fu n d a­


m en tales relacio n ad o s co n el problem a de la d ep en d en cia e c o n ó ­
E n c a b e z a m ie n to m ica no cam b iaro n en realidad en la p ro v in cia.] En e fe cto , más
de párrafo del 3 0 % de la p o b lació n co n tin u ó p a d e cie n d o la insu ficiencia de ¿fuentes
ingresos y, en co n s e c u e n c ia , a vivir en el nivel de la pobreza. Si se
1 " e le m e n to de utilizan o tro s criterio s para m edir el nivel de vida, resulta que la
prueba pro p o rció n de individuos y de hogares que vivían m o m en tán ea o
reg u larm en te en situ ació n de pobreza c re ció h asta sobrepasar, para
2 d" e le m en to de cie rta s categ o rías de ed ad , el 5 0 % .
prueba
[Las razones de esta situ a ció n son m últiples. A q u í se en u m e ra rá n
aquellas que se h allan aso ciad as c o n la a d m in istració n de los p ro ­
E n ca b e z a m ie n to gram as para aseg u rar los niveles de ingreso de la p o b lació n ]. De
de párrafo esta m a n e ra , en esta é p o c a , los m o n to s asignados a los p rogram as
existen tes de seguridad del ingreso e ra n muy bajos; sobre tod o,
1er e le m e n to de estos m o n to s no se hallaban ind exados al co sto de la vida. En
prueba cie rto s ca so s, los crite rio s de adm isibilidad a los beneficios fu eron
p a rticu larm en te restrictiv os, al p u n to de que un gran n ú m ero de
2<l° e le m en to de individuos y hogares p erm an eciero n exclu id o s de los beneficios
prueba de los p rogram as. Por últim o y en virtud de m últiples razones, una
d e las cu ales se rela cio n a co n la dudosa idoneidad de los fu n cio ­
3 er ele m en to de narios en carg ad o s de ad m in istrar y co o rd in ar los p rogram as de
prueba asisten cia so cial, el a cce so de los individuos y de los hogares a las
p restacion es se m an tu v o muy desigual e n tre las reg io n es, las ciu ­
d ades y los pueblos. [E n co n ju n to , los p rogram as p ara asegu rar los
C o n clu sió n del
niveles de ingreso, tal co m o fu eron im p lem entados en Q u e b e c a
párrafo
co m ien zo s de la d écad a de 1 9 6 0 , p e rm a n e cie ro n in ad ecu ad o s
para resolv er el muy im p ortan te problem a de la insu ficiencia de
los ingresos en la p ro v in cia].

2. La revisión té c n ic a de este recu ad ro estu v o a ca rg o del señ o r P eter Prem inger, A d m in istra
d o r de E m presas de la U niversid ad de M iam i (F lo rid a).
Es la condición indispensable para tom ar la fam osa distancia con relación a la
obra, de la cual se habló antes. Tal distancia le perm ite al estudiante alejarse del
texto , evitándole caer en el resum en y en el riesgo de traicionar el proyecto del
autor, su razonam iento o su estrategia de dem ostración.
En el tercer nivel de lectura se trata de exam in ar la obra de m anera crítica.
E sta lectura le permite al estudiante responder a las siguientes preguntas: ¿cuál es el
alcan ce y la envergadura de las ideas sostenidas por el autor?, ¿dónde radica el
valor e interés y tam bién las debilidades de sus tesis? ¿En verdad su esfuerzo es
original, novedoso y estimulante? Por este cam ino, aprovechando los resultados de
sus lecturas precedentes, el joven investigador logra una evaluación pertinente,
matizada y fundam entada de la obra.

A i m om ento de la redacción

Llegado el m om ento de redactar un informe de lectura importa observar tres


principios:
1. En primer lugar, hay que reflexionar. U na mala reseña es casi siempre el fruto
del trabajo de un estudiante distraído que lee sin asimilar ni com prender las
páginas que devora, alguien que no permite que su lectura se decante antes de
concentrarse en la escritura, y que redacta de forma m ecánica su texto creyen­
do que la observancia inflexible de un m étodo de trabajo puede exim irlo de un
esfuerzo de inteligencia.
2. Enseguida, es indispensable utilizar un diccionario ideológico para encontrar
la palabra justa y el matiz apropiado y para imprimirle belleza a la expresión
escrita.
3. Por últim o, se trata de que el reseñador cuide su propio estilo, busque la sín ­
tesis y se esfuerce siempre por situar de modo adecuado al lecto r en relación
con el desarrollo de su propio texto. Esta puesta en escena puede efectuarse
recurriendo a ciertas frases consagradas p o r el uso. Por ejem plo: “El asunto
de que trata esta obra es... ”; “El objetivo del autor es:”; “Esta tesis se descom ­
pone en ... partes”; “En el texto reseñado se d estacan los siguientes resulta­
dos:”, entre otras.

3 . E jem p los de reseñas

Para ilustrar las recom endaciones precedentes, se plantearán dos ejem plos de
informe de lectura en las páginas que siguen. Mientras el primer ejemplo se basa en
un texto corto, el segundo trata de una obra en el pleno sentido de la palabra. C on
el deseo de maximizar el efecto didáctico, se han señalado, al margen de las dos
reseñas, los ítems más usuales del contenido de un informe de lectura. Hay que
precisar que estos ejemplos no son modelos perfectos, sino que representan más
bien, de una m anera simple, formas adecuadas de realizar el ejercicio.

28
A ntes de terminar, se impone hacer una observación. Desde hace un cierto
tiempo ha venido m ultiplicándose el número de obras colectivas. Se sabe que una
obra colectiva nunca es fácil de reseñar, dada la frecuente heterogeneidad de los
textos que la com ponen. Sin embargo, se ofrecen dos posibilidades al joven inves­
tigador, a saber: proceder de m anera convencional, destacando la contribución de
cada uno de los autores al tem a central de la obra, o bien señalar un cierto número
de subtemas que inform an acerca de la m ateria del libro, matizando el aporte de
algunos textos en relación con uno o varios temas.

3. M au rice L e N ob let Duplessis ( 1 8 9 0 - 1 9 5 9 ) , p rim er m inistro d e la P rovincia d e Q u e b e c en


dos o casio n es, de 1 9 3 6 a 1 9 3 9 y de 1 9 4 4 a 1 9 5 9 . Su gobierno se caracterizó p or las posiciones
n acio n alistas fren te al gobiern o federal de O tta w a y la defensa de ideas p olíticas co n serv ad o ras.
4. A p e la ció n p eyo rativ a utilizada por los in telectu ales progresistas opu estos al régim en de
D uplessis y p or los h istoriad ores fran co can a d ien ses de los añ o s 1 9 6 0 y 1 9 7 0 .
5. N om b re d ad o al gobiern o progresista liderado p or el prim er m inistro liberal Je a n L esage
( 1 9 1 2 - 1 9 8 0 ) . D u ran te su gobierno, de 1 9 6 0 a 1 9 6 6 , se a d elan taro n im p ortan tes reform as estru ctu rales
del E stad o .
Las n otas 3 , 4 y 5 , co rresp o n d ien tes al re cu a d ro de la página sig u ien te.fu ero n prep arad as co n la
asesoría del p ro feso r R o c h -C h a rle s L ittle , del D e p a rta m e n to de H isto ria de la U n iv ersid ad N acio n al
de C o lom b ia, B o g o tá.

29
R e se ñ a d e u n te x to c o rto *
Robert, Jean-Claude. Du Carnada frangms au Q uébec lib-e: histoire d'un m ouvem em irdepéndanUste [Del C añada francés al
Quebec libre: historia de un movim iento independentista], París, Flam m arion, 1975, 3 2 3 p., mapas, bibliogr., pp. 1 9 9 -2 0 6 .
R eeditada con el título “La Révolution tranquille”, en; Le Q uébec en textes, 1940-1980, textos compilados y presentados por
Gérard Boismenu, Laurent M ailhot et Jacques Rouillard, Montreal, Boréal Express, 1980, 5 7 4 p., cuadros, cronol., bibliog.,
pp. 2 0 7 -2 1 3 .
C o n te x to y origen

Género del texto (indica En este texto de síntesis preparado sobre todo para un público francés,
los límites del texto)

C om petencias del autor Jean-C laude Robert, historiador reconocido y autor de varias obras sobre la historia de Q uebec
y la de M ontreal,

Intención de! autor y se propone determ inar y definir las principales características de la R evolución Tranquila,
tem a que aborda episodio célebre de la historia recien te de Q uebec.

Su objetivo es triple y consiste en identificar los principales cambios que se produjeron en el


Objetivos específicos del seno de la sociedad quebequense desde 1 9 6 0 hasta 1 9 6 6 , en destacar las discontinuidades
texto aparentes entre el periodo de la R evolución Tranquila y el del régim en de Duplessis3; además
propone una cronología de los acontecim ientos que pautaron la R evolución Tranquila.

Tipo de análisis El autor adelanta para este periodo un análisis que es descriptivo en lo esencial y una
interpretación bastante clásica.

Influencia de la El texto de R obert fue preparado en una coyuntura política y social caracterizada por la
coyuntura sobre los efervescencia de un nacionalism o agresivo y el ascenso del p ro yecto autonom ista quebequense,
asuntos que se tratan y se inscribe en una corriente historiográfica que se propone dar cu en ta del largo proceso de
afirm ación de la sociedad quebequense com o sociedad distinta e íntegra.
E sq u em a y análisis

Tesis propuesta Para Robert, la R evolución Tranquila es "el conju nto de transform aciones que experim entó la
provincia de Q uebec entre 1960 y 1 9 6 6 ”.

Desarrollo de la tesis Según Robert, estas transform aciones son de tres tipos, a saber: la crecien te responsabilidad con
la que los quebequenses se interesaron por los asuntos de su gobierno, la afirmación de un
pluralismo ideológico y el advenim iento de un nuevo nacionalismo.

Estas transform aciones distinguen de m anera clara el periodo 1 9 6 0 -1 9 6 6 con respecto a los
Hilo cond uctor años anteriores, calificados de m anera caricatural aunque significativa com o los años de la
“G rande N oirceur” (Gran O scu rid a d )'. Lejos de haber surgido del azar, estas transform aciones
fueron provocadas por nuevos sectores sociales que lograron desplazar a las antiguas élites.

Para Robert, las características más sobresalientes del periodo 1 9 6 0 -1 9 6 6 son la intervención
cada ve 2 mayor del Estado en m ateria de desarrollo económ ico y social, la voluntad de
dem ocratizar la vida política, en particular la apertura de la cultura quebequense a la cultura
francesa, la decadencia de la religión y la em ergencia de un nuevo nacionalismo com bativo.
Elem entos esenciales de R evolución T r a n q u i l fue pautada por varios acontecim ientos im portantes que revelan su
la argum entación carácter renovador (advenim iento de los liberales al poder, aparición de ¡nsolences d u fr e re Urnel
[“Insolencias del Fraile Fulano de T a l”]. com isión Parent, inauguración de la Délé<ration gé-némle
du Q uébec [D elegación G eneral de Quebec] en París, nacionalización de la electricidad ). S t c
m ovim iento fue sofocado a partir de 1964.
B alan ce

Del texto de Robert se desprende la conclusión de que con la R evolución T r a nquila se inaugura
Principales enseñanzas una nueva fase de la evolución histórica de Q ueb ec. Esta fase se caracteriza por la intervención
del texto creciente y generalizada del Estado y por la voluntad de los quebequenses de asegurar y asumir
su destino colectivo.

* V é a n s e la s n o t a s d e e s t e r e c u a d r o e n la p á g i n a a n t e r i o r
R e s e ñ a d e u n a o b r a c o m p l e ta

L é to u m e a u , Jo cely n . R eseñ a d e K . J. R ea , The E co n ^ m c History o f O ntario, 1 9 3 9 - 1 9 7 5 , T o ro n to ,


U niversity o fT o ro n to Press, 1 9 8 5 , R evue d'histoire d e l’A rnériquefraru;aise, vol. 4 0 , n° 4 , p rim av era
de 1 9 8 7 , p. 6 1 8 - 6 2 2 .

S itu a ció n Esta obra es la primera entrega de una serie de tres volúmenes de próxim a aparición
de la o b ra en que se trata la historia econ óm ica de O ntario. En los dos volúm enes restantes se
considerarán periodos anteriores al que estudia el autor. Este trabajo de síntesis
G é n e ro de
preparado por un econom ista prestigioso de la Universidad de Toronto se destina a
la ob ra
un público amplio. N o es aventurado suponer el aprecio que se le reservará, en
A su n to principal
particular por los investigadores deseosos de en contrar, en una sola obra, un
q u e se tra ta panoram a bastante completo de las principales facetas del desarrollo económ ico de
e n la o b ra O ntario después de 1939.

El objetivo que se propone el autor aparece enunciado con claridad en el prefacio. Allí
O b je tiv o q u e se
se da cu enta de las principales características del desarrollo econ óm ico de O ntario
propone
durante el periodo 1 9 3 9 -1 9 7 5 , y se destaca el papel del Estado en la organización y
el a u to r regulación de l¡¡ vida económ ica. Se dejó de lado el aporte del sector privado a este
desarrollo. El objetivo del au tor determina la organización general del libro. De once
capítulos (incluyendo las conclusiones), tres se ocupan de la incidencia de distintos
factores al crecimiento económ ico ontariense, cuatro trazan la evolución de los principales
sectores de la actividad económ ica de la provincia y otros dos destacan la im portancia
O rg a n iz ació n
creciente del papel del Estado en la administración de la mano de obra, la asignación de
gen eral
recursos y la regulación econ óm ica. En el capítulo introductorio el autor esboza las
d e la o b ra condiciones económ icas de O n tario d urante la posguerra. Allí señala los principales
desafíos que hubieron de enfrentar los elegidos de aquel entonces y reconstruye algunas
posturas im portantes que se defendieron en los debates públicos.

En conjunto, la argum entación es sobre todo descriptiva. A hí radica el principal mérito


M etod o lo g ía del libro, de allí em ana todo su interés. El autor evita fundam entar su objetivo en un
modelo exp licito de análisis econ óm ico. Es claro que R ea no se propone construir su
tesis sobre una consideración axiom ática del funcionamiento de una econom ía nacional.
En la práctica, retoma las clasificaciones convencionales que aparecen en la mayoría de
Lím ites d e la los manuales de econom ía. Sin embargo, este método en nada le resta interés a la obra,
discusión cuyo objetivo prioritario consiste en informar y docum entar y no en interpretar y
debatir. Muy prudente con lo que se propone, deplorando en todo mom ento la carencia
de pruebas concluyentes, el au tor se rehúsa a asumir una posición que lo obligue a ser
tajante. El aspecto más evidente, que com o es natural aparece con frecuencia, consiste
en saber si la intervención reguladora del Estado ha tenido efectos positivos en el
crecim ien to eco n óm ico de la provincia. A unque uno de los supuestos de la época -
inspirado en la apropiación local de las ideas keyn esianas- se inclinaba por la tesis de los
efectos positivos de la intervención del Estado, el análisis económ ico por su parte sólo
en rarísimas ocasiones llegó a dem ostrar la realidad de estos efectos.
C a ra cte rís tica s
Escrita en un estilo sobrio, apoyada en una docum entación procedente en lo esencial de
distintivas
archivos ministeriales, en informes de comisiones de estudio, en compilaciones estadísticas
de la o b ra
y en estudios especializados, la obra se halla enriquecida con un índice provisto de
utilidad. El texto va acom pañado de cincuenta y un cuadros. U n a bibliografía y algunos
mapas le hubieran permitido sin duda al lector visualizar la configuración cam biante del
espacio económ ico ontariense. N o obstante, la obra forma parte de una serie que incluye
una guía bibliográfica (Olga B. Bishop et al., Bibliography ofO ntario History, 1867-1976:
Cultural, Economic, Political, Social, 2 v. 1 980) y un atlas histórico (R . Louis G entilcore
et C. G rant H ead, Ontario's History in Maps, 1 9 8 4 ).

31
La argum entación que desarrolla el autor se organiza alrededor de dos líneas directrices
que se entrelazan una y otra vez. Los puntos más destacados de esta argum entación se
pueden resumir de la siguiente manera:
1. Después de la guerra, O ntario, en particular la región del Sudeste, consolidó su
posición com o primer centro industrial y financiero del Canadá. Varios factores explican
este fenómeno: un crecim ien to dem ográfico considerable asociado con movimientos
migratorios, internacionales e interprovinciales, beneficiosos para la provincia; una alta
Tesis p ropu esta tasa de participación de la mano de obra en las actividades rem uneradas, en particular
de la mano de obra femenina; una expansión del espacio econ óm ico existente, gracias
al dominio de nuevas tecnologías que posibilitaron la explotación rentable del potencial
minero y forestal de la provincia; un volumen muy elevado de inversiones privadas y
E lem en to s
públicas, en particular en el sector de la con strucción residencial y com ercial, en las
principales
infraestructuras del transporte y en la exp lotación del potencial hidroeléctrico; un
de la d e m o stra ció n
aum ento con stan te de la demanda de bienes de equipam iento y servicios, explicable
por el aum ento de los ingresos reales, por la mejora de las condiciones de la oferta y la
trasformación de las modalidades del consumo popular. Las consecuencias que originaron
estas tendencias de fondo sobre la estructura industrial de O ntario fueron notables. Se
produjo un crecim iento considerable del sector de los servicios, del com ercio y de las
finanzas, así com o del turismo; un descenso relativo de las actividades asociadas con los
sectores de la agricultura, la pesca y las pieles com o fuente de ingresos y de empleo; una
consolidación de la importancia de las actividades mineras y forestales, generadoras de
un desarrollo notable en las regiones ubicadas más al norte de la provincia; el
m antenim iento de la industria m anufacturera co m o fuente importante de empleo,
ingresos y valor agregado.
2. D urante el periodo considerado, la intervención reguladora del Estado se manifestó
de modo gradual en casi todas las esferas de la actividad econ óm ica. Sin embargo, es
necesario precisar que esta presencia del Estado tiene menos alcance en O ntario que en
otras provincias. Entre los aspectos que confirm an la importancia adquirida por el
Estado figura la búsqueda de un cierto ordenam iento de las relaciones intercapitalistas
Tesis p ro p u esta por medio de la regulación de los mercados, el objetivo de administrar la mano de obra,
la ampliación de la legislación laboral, la finalidad de ejercer un con trol relativo sobre
las condiciones de explotación de las riquezas naturales m ediante la instauración de
medidas preventivas, la política de regular hasta cierto punto las condiciones de vida de
la población, asumiendo una parte de los costos inherentes a la reproducción de las
E lem en to s parejas y de los particulares (ed u cación , salud, b ien estar). Según el autor, esta
principales intervención crecien te del gobierno en la vida econ óm ica y social tiene su origen en
de la cu atro razones principales, a saber: la «reivindicación creciente de Estado» por parte de
d e m o stració n casi todos los sectores sociales, las presiones generadas por la industrialización y la
urbanización, la determ inación de los árbitros públicos ontarienses de resistir a las
pretensiones del gobierno federal, interesado en asumir una responsabilidad cada vez
mayor en la organización de la vida econ óm ica, lo mismo que la idea cada vez más
expandida, en todos los sectores de la sociedad, de la necesidad de una intervención
estabilizadora del Estado, es decir, lo que otros autores han llamado la difusión de una
cultura social estatista.
B a lan ce c r ític o Aunque la obra de Kenneth Rea es una referencia indispensable para apreciar en sus
grandes líneas el desarrollo económ ico de O ntario durante el periodo de la posguerra,
presenta un cierto número. de debilidades, sin relación necesaria con el género de la
obra.
En primer lugar, el autor no relacionó el desarrollo económ ico de O ntario con lo que yo
P rim er a sp e cto
llamaría «la econom ía política del federalismo rentable» en Canadá, ni con el ámbito de
criticab le com p etencia específica en el cual se integra la provincia, ni con las grandes tendencias
que se m an ifestaron en esta época en el seno_del espacio n orteam ericano. En estas

32
condiciones, el desarrollo económ ico de O ntario aparece com o el resultado de la dinámica
de un cierto núm ero de factores capaces de producir crecim iento en un espacio cerrado
en la p ráctica. A unque se hicieron algunas alusiones al respecto, en verdad carentes de
significación sobre la argum entación principal, el h echo es que no se adelantó ningún
análisis específico sobre los efectos generados en el espacio económ ico ontariense por la
estrategia de crecim iento que desplegó el gobierno federal al final de la Segunda G uerra
mundial. A dem ás, el desarrollo econ óm ico de O ntario casi nunca se relacionó con la
d in ám ica industrial peculiar de la región de los G randes Lagos (m edio econ óm ico y de
com p etencia al que sin la m enor duda p ertenece en lo fundam ental la provincia). Por
último, el desarrollo económ ico de O ntario tam poco se analiza a la luz de la división
económ ica del trabajo que se impone a lo largo del con tinen te n orteam erican o después
de la Guerra (efectosgenerados por aquello que varios autores han llamado «integración
continentaldependiente»). De esta manera se desconoce toda lacóntribuciónconceptual
y analítica de investigadores tales com o W allace Clem ent, Glen Williams y David Wolfe,
para nombrar sólo a ellos. Aunque es indudable que este h echo resulta de una decisión
deliberada del autor, no es menos cierto que tal opción le impide acced er a un nivel de
lectura más finodel desarrollo econ óm ico de O ntario y em pobrece su análisis empírico.
En segundo lugar, no se entiende bien por qué el autor analiza la «regulación estatal del
S e g u n d o a s p e c to producto salarial» en un capítulo en el que el interés principal gira alrededor de los
criticable movimientos de la población, la tasa de participación de la mano de obra, su composición
y distribución en los grandes sectores económ icos (capítulo 2). El estudio de la ampliación
del sistema de relaciones industriales y del papel del Estado en el establecim iento de
nuevas normas salariales y en la determ inación de las condiciones de trabajo podrían
haber sido tratados en un capítulo independiente, dada la im portancia de estos aspectos
en el marco de los esfuerzos de regulación macrosocial y m acroeconóm ica que desplegaron
las diversas instancias del gobierno después de la guerra.
En tercer lugar, el capítulo 10, en el cual el autor se interesa por el papel económ ico del
T e r c e r a s p e c to
gobierno provincial deja al lector en las mismas. Es indudable que se trata de un asunto
cr i t i c a b l e muy difícil de dominar. Sin embargo, era de esperar una argum entación más rica, por lo
menos más sugestiva, sobre la dinámica de la expansión del gasto publico en sus comienzos
El crecim iento del papel económ ico del gobierno se interp reta com o el resultado
imprevisible de presiones coyunturales y contingencias, para las cuales es imposible
en contrar en la p ráctica un principio coordinador, una coherencia de conjunto. Quizá el
autor esté en lo cierto. Sin embargo, uno queda con el sentimiento de que su interpretación
es más bien el resultado de una renuncia al desafío de comprender, de una reflexión en
exceso superficial com parada con el problema planteado. En ningún caso el Estado se
considera com o un aparato que posee una cierta autonom ía institucional y que actúa de
m anera positiva con la mira de influirsobre las tendencias o de intervenir en la orientación
del futuro. Es probable que la pobreza del análisis efectuado en el capítulo 10 se explique
en la decisión del autor de limitarse a un análisis empírico stricto sensu, y en su renuencia
a aprovechar ciertas problem áticas desarrolladas por la ciencia política y la sociología
contem poráneas. También puede ser que el tipo de prueba que se considera válido en
estas disciplinas no satisfaga al econom ista incapaz de renunciar de veras al paradigma de
la cuantificación.
A p o r te En conjunto, la obra de Kenneth Rea constituye una base sólida a partir de la cual es
princi pal posible em prender num erosos estudios sobre la historia eco n óm ica de O n tario . Si la
argum entación que allí se desarrolla no es suficientemente audaz, dada la gran prudencia
del autor, tiene al menos el mérito de establecer ciertos puntos de referencia que es
imposible ignorar. La obra cumplirá su objetivo cuando otros autores, más afortunados,
decidan incursionar el universo siempre arriesgado de las interpretaciones apoyándose
sobre la contribución del autor.

33
La elabo ració n de un in form e de lectu ra
Objetivos del
Situar la obra Revelar su contenido Evaluarla
informe
Tema del libro ¿Cuál es la tesis que se
A sunto específico que P roced er al
plantea en la obra?
aborda el autor balance:
¿Cóm o la desarrolla el autor
¿Quién es el au to r? ¿Se le -principales
(«el autor: estru ctura su
reconoce com o especialista aportes de la
tesis en ... partes»); «sigue la
En el tema? Observaciones obra.
siguiente progresión... »;
sobre su carrera -evaluación
«comienza en primer lugar
intelectual. crítica (interna y/
p o r...» )
¿Qué intenciones y o externa)
¿Cuáles son los puntos más
objetivos se revelan en su -aquello que
destacados de la
obra? justifica leer o
Elementos argumentación (destacar las
¿A qué público se dirige? bien no leer la
principales afirmaciones y
de información ¿Cuáles son las opciones obra.
conclusiones -q u e , llegado
para el fundamentales que el caso, también com entará
lector subyacen en su trabajo el reseñador).
(métodos; procedimientos
de análisis; tipos de
pruebas; estilo; tono del
texto ; entre otras)?
Características distintivas
de la obra, por ejemplo:
¿presenta una bibliografía,
índices, cuadros?
Límites de la obra, tanto
los que se fija el propio
autor com o los que le fijan
las políticas editoriales.

Informarse sobre el autor Pasos previos: A provechar


Leer con detenim iento la C oncentrarse en tres niveles las lecturas
introducción de la obra de lectura de la obra: precedentes
Analizar la tabla de -L ectu ra de asimilación (¿qué Consultar en
contenido es lo que dice el autor?) caso necesario
Secretos Exam inar la bibliografía -Lectura de comprensión una síntesis
de la Identificar los autores (¿cóm o se las ingenia para sobre el tema
práctica citados en la obra decirlo?) del libro, con
Percatarse de la fecha de -L ectu ra crítica (¿cuál es el la finalidad de
publicación de la obra y de valor y el alcan ce de lo que evaluar de
la colección a la cual dice?) manera
pertenece ¿Cóm o recordar todos los adecuada su
Identificar el género del aspectos importantes? contribución,
libro: de síntesis, de U tilizar el m étodo de palabras aporte y
divulgación, manual, obra claves para reconstruir la originalidad.
teórica, compilación, entre armazón de la argumentación
otros. desarrollada por el autor
Tom ar aten ta nota de los
aspectos importantes a
medida que avanza la lectura.

Precauciones útiles al mom ento de la redacción

Cuidar el estilo Utilizar un diccionario ideológico Implicar al lector en la


Preferir la econom ía de palabras trama

34
Capítulo 2

Cómo documentarse en la era electrónica*

Las tecnologías a las que tenem os acceso influyen de m anera decisiva sobre
nuestras m aneras de en ten d er el m undo. M arshall M acL u h an m ostró cóm o la in­
v en ción del libro revolucionó de alguna m anera el planeta, al facilitar el acceso al
te x to y por ende al con o cim ien to disponible1- De h echo, el paso del rollo de perga­
m ino al libro se tradujo en el abandono de una cierta relación co n el te x to y co n el
con ocim ien to. C om o se sabe, leer un te x to en un rollo o en un libro im plica m a­
neras diferentes de “desplazarse” en el texto, formas distintas de apropiar su c o n te ­
nido y de ap ro v ech ar la inform ación. En el primer caso, se debe desenrollar o
enrollar el papel para avanzar o retro ced er en el texto , co n pocos o ningún punto
de referencia. Este procedim iento, que es largo y fastidioso, dificulta la tarea de
in terrelacion ar los datos contenidos en el te x to . En el segundo caso, se puede abrir
el libro en la página deseada y co lo car un registro en las hojas que se consideren
pertin en tes. De esta m an era, las posibilidades de in teractu ar co n el con ocim ien to
se m ultiplican. C om p arad a co n el libro, puede decirse que In tern et representa una
innovación tecn ológica tan radical com o la que significó el libro en relación con
el rollo de pergam ino. La utilización de este medio extien d e, facilita y dem ocratiza
de m anera singular la circu lación de la inform ación. La utilidad de In tern et es aún
mayor, pues le perm ite al usuario in teractu ar co n la inform ación de una m anera
que sólo puede equipararse co n la im aginación de la persona que digita, h ace clic
y navega. En la p ráctica, ya no hay límites para la socialización del con ocim ien to;
nuestra relación co n el m undo del saber se ha transform ado de m odo irreversible.
Lib erad or en m uchos sen tid os, In tern et es tam b ién un ogro que puede
devorarnos c o n facilidad -a lg u n a s veces puede engañar, cuando no se lo utiliza
co n espíritu c r ític o -. De la misma m anera, In tern et es un laberinto donde cu al­
quiera puede perderse; de h ech o , la navegación en la red exige com p eten cias es­
pecíficas. Esta exp loració n requiere del usuario una co n cien cia aguda de las v en ­
tajas y de los in con v en ien tes de este m edio2. ¿C óm o puede el joven investigador
ap ro v ech ar los recursos de In te rn et sin ca e r prisionero en la red y sin ser ahogado
por la m asa d ocu m en tal que allí se en cu en tra?

* La profesora Margarita Amaya de Heredia, de la Universidad Nacional de Colombia,


adelantó gentilmente la revisión técnica del presente capítulo.
1. Marshall MacLuhan, La galaxia G u ten berg: génesis del "H am o Typographicus", trad. del in­
glés por Juan Novella, prólogo de Javier Echevarría, Barcelona, Círculo de Lectores, [1998] [1962],
441 p., bibliog., 22 cm. Col. Biblioteca Universal. Ensayo contemporáneo.
2. Laura J. Gurak, Cyberliteracy: N avigating the Internet with A w areness, New Haven (Conn.),
Yale University Press, 2001, 194p., il., bibliog., index.

35
El objetivo de este capítulo consiste en conducir al estudiante a aprovechar los
recursos de las grandes bibliotecas donde se conservan considerables colecciones
de docum entos en soporte papel y en soporte electrónico. Para lograrlo, se presen­
ta un m étodo de búsqueda docum ental en seis etapas (sección 1). El método que
se describe a continuación tiene por objeto permitirle al investigador iniciado apro­
vechar los bancos de datos informatizados y los recursos de In ternet a los cuales
tiene acceso de m anera continua. Por lo demás, en el co n texto de la revolución
cibernética contem poránea, se le indican al joven investigador algunos secretos
que le perm itirán optimizar su trabajo en las bibliotecas y aprovechar las ventajas
de In ternet (sección 2). A sabiendas de que una de las claves de acceso a los
recursos docum entales de las grandes bibliotecas es el conocim iento de las princi­
pales obras de referencia, de indización y de recuperación de la inform ación que
allí se encuentran, incluidos, claro está, los docum entos electrónicos, se propondrá
una lista que, aunque incom pleta, resulta suficiente para facilitar las búsquedas del
investigador principiante en ciencias humanas. Esta lista se presenta bajo la forma
de una “caja virtual de herramientas docum entales” y se incluye al final de capítulo
(sección 3).

l . U n p ro ce d im ie n to m e tó d ic o p ara r e c u p e ra r la d o cu m e n ta c ió n

En relación con un tema determ inado, ¿cuál es el procedim iento que debe
seguirse cuando se trata de elaborar una bibliografía, preparar un balance crítico de
la literatura científica pertinente que se ha producido o sim plem ente actualizar los
conocim ientos?
Existen numerosísimas opciones. A quí se sugiere un procedim iento en seis eta ­
pas, de las cuales las tres primeras son las siguientes: la form ulación precisa de un
tema de investigación (primera etap a); la definición de un con ju nto de conceptos
que expresen toda la riqueza del tema y de su problem ática subyacente (segunda
etapa); una estrategia docum ental m ediante la cual se logre aprovechar la variedad
y la com plem entariedad de los diferentes herram ientas de trabajo disponibles en
las bibliotecas, incluida In ternet (tercera etapa). Este procedim iento inicial halla
su culm inación en las operaciones siguientes: el acopio m inucioso de la inform a­
ción docum ental (cuarta etapa), el análisis de la misma (quinta etapa) y la evalua­
ción del proceso de búsqueda docum ental en su con ju nto (sexta etapa). En la
página 59 se presenta una sinopsis de las diferentes etapas del procedim iento
descrito.

LLas etapas iniciales de la búsqueda documental

Prim era etapa: la form u lación precisa de un tem a de investigación


A ntes de emprender una investigación docum ental es indispensable fijarse un
objetivo. El punto de partida de este objetivo es un tem a que ha sido tratado de
modo preliminar. (Aquí pueden aprovecharse las recom endaciones que se ofrecen

36
en el capítulo 11 de esta guía, relacionadas con la definición de un tema de inves­
tigación).
Desde un punto de vista docum ental, la etapa de la form ulación del tema co n ­
siste en escribir un primer enunciado del tema de investigación. Tal enunciado
debe ser tan preciso y conciso com o sea posible. Es preferible expresarlo en una
frase, m áximo en unas pocas líneas. Así por ejem plo:
• “Formas de ayuda mutua para mujeres víctimas de violencia conyugal”;
• “La autoimagen en los niños que han sufrido malos tratos”.
Los térm inos empleados en el enunciado deben ser significativos. Por esta ra­
zón se recom ienda erradicar las palabras vacías de contenido y los conceptos utili­
zados en sentido figurado. En suma, un investigador que elija para su trabajo un
título confuso o poco significativo se expone a que su enunciado no pueda ser
reseñado en la masa docum ental. S e recom ienda que el investigador adquiera el
hábito de formular su m arco teórico (estructura conceptual) en lengua inglesa,
dado que la mayoría de las bases de datos se diseñan en el mundo angloparlante.
Hay que subrayar que para recuperar la información, ciertos sistemas documentales
se apoyan de manera exclusiva en las palabras del título, com o ocurre con algunos
compendios en C D -R O M o en ciertas bases de datos en línea.

S egunda etapa: el establecim iento de un m arco teórico (plan de conceptos)


En la etapa siguiente se considera un tema de investigación en sus múltiples
facetas y problem ática de fondo. En esta segunda etapa se trata de establecer un
m arco teó rico adecuado para el tema, que sea susceptible de expresar la riqueza de
la problem ática asociada, con apoyo en el enunciado original del mismo tem a
(ejem plo: “Las formas de ayuda m utua para m ujeres víctim as de violencia conyu­
gal”). En pocas palabras, se busca establecer correspondencia entre un tem a - y la
problem ática de investigación a so cia d a -y un con ju nto de palabras claves3 tom a­
das del lenguaje corriente. El asunto consiste en inventariar, mediante las palabras
claves pertinentes, los diferentes aspectos del tema y de la problem ática de investi­
gación, a partir de los conceptos que se le ocurren al investigador.
Aunque el vocabulario de las ciencias humanas y sociales continúa sin ser nor­
malizado, hay que esforzarse por elegir términos precisos m ediante los cuales pueda
darse cuenta de los aspectos del tem a y de la problem ática seleccionados. El crite ­
rio que debe observarse es que serán necesarias tantas palabras claves com o signifi­
caciones figuren en el enunciado del tem a y en la problem ática de la investiga­
ción. La prudencia es de rigor para controlar las diversas acepciones de los términos
empleados según las disciplinas, las áreas geográficas y las lenguas, pues en las cien ­

3. Las palabras clav es co rresp o n d en a d escrip to res de o rd en te m á tico , o n o m ástico , geográfico,


a nom bres técn ico s y v ern ácu lo s, en tre o tro s, q ue son ca ra cte rístico s o rep resen tativ o s de un te x to y
que han sido recu p erad o s en bases de d atos m ed ian te la ap licació n de té cn ica s de n orm alización .
[C o m u n ica ció n p erson al de la b ibliotecóloga C lelia M ayerly C astib lan co Suárez, de la D ivisión de
A rc h iv o y C o rresp o n d en cia de la U n iversid ad N a cio n a l de C olom bia, Bogotá, 2 0 0 7 - 0 1 - 2 8 ] .

37
cias humanas y sociales es frecuente que un mismo concepto abarque significacio­
nes diferentes.
En las palabras seleccionadas debe reflejarse el contenido de la pregunta que se
plantea, así com o la inform ación que se desea obtener. Se seleccionarán todos los
sinónimos posibles; de la misma manera, si hay lugar para ello, los términos en
español y sus equivalentes en inglés, en francés y en otras lenguas.
El marco conceptual que podría generar el enunciado prelim inar del tema de
investigación (“Las formas de ayuda mutua para mujeres víctim as de la violencia
conyugal”) figura a m anera de ejem plo a continuación.

F o r m a s d e a y u d a m u tu a p a ra m u je re s v íc tim a s d e v io le n c ia c o n y u g a l

A . Prim er grupo de conceptos B. Segundo grupo de conceptos


E n español E n ingle's E n francé's E n españoí E n ingíé's E n francé's
grupos de self-h elp groups groupes m ujeres b attered w om en fem m es
ayud a m u tu a d 'e n tra id e g o lp ead as v ic tim e s de
v io len ce
grupos de m u tu al su p p o rt grou pes de m a ltra to a la w ife abuse fem m es
ap oyo sou tien esposa b a ttu e s

red d e ayu d a h elp n etw o rk (s) réseau n atu rel m a ltra to a la abuse o f w om en fem m es
m u jer v io len tées

tra ta m ie n to tre a tm e n t in te rv e n tio n esposas abused wife v io len ce


m a ltra ta d a s co n ju g ale

terap ia th erap y aide v io le n cia fam ily v io le n c e v io le n c e


in trafam iliar fam iliale

ayu d a m u tu a m u tu al aid en traid e m u jeres abused w om en v io len ce


v io len tad as faite au x
fem m es
h ogares de tran sitio n hou se m aison v io len cia v io le n c e again st v io le n c e
paso d 'h e b e rg e m e n t c o n tr a la w o m en e x e rc é e sur
m u jeres les fem m es

albergu es sh e lte rin g refuge v io len cia spousal ab use v io len ce


co n yu g al e n tre
co n jo in ts

services offerts m a ltra to wife b atterin g


fre cu e n te
c o n tr a la
esposa
m a ltra to m e n ta l v io le n ce
___________________sico ló g ico

38
Los esfuerzos orientados a precisar y a enriquecer el vocabulario y los c o n ce p ­
tos p ertinentes a la definición del tem a n u n ca son inútiles, a pesar de las dificulta­
des que plantean. Esta lista de palabras claves, aunque im perfecta en su versión
preliminar, debe brindar a cceso a la d ocu m en tación disponible sobre un tem a. Las
palabras claves fu n cion arán co m o térm inos de búsqueda al m om en to de utilizar las
h erram ientas de recu p eració n de inform ación.
A partir de esta etapa, se recom ienda seleccion ar y con su ltar algunas obras
básicas, por ejem plo diccionarios y enciclopedias de ca rá c te r especializado4, dispo­
nibles co n frecu en cia en soporte electrón ico, para asegurarse que el cam po c o n ­
cep tu al de la p rob lem ática de investigación ha sido cubierto en su totalidad y de
m odo ad ecu ad o. D e la misma m anera, llegado el caso, se revisarán los títulos y los
encabezados de capítulos de las obras especializadas, seleccionadas o localizadas
gracias a los artículos que figuran en diccionarios y enciclopedias. H a de notarse
que la búsqueda en In tern et -q u e se inicia justo desde el m om en to en que se
establece el m arco te ó r ic o -, siempre aporta inform ación suplem entaria y la posibi­
lidad de establecer vínculos pertinentes5. D icho lo anterior, es necesario precisar
que en esta etapa el objetivo no consiste en elaborar una bibliografía exhau stiva,
sino en imprimirle un ca rá c te r definitivo a la lista de palabras claves.
Tam bién m erecen exam en otras variables cuya form ulación puede contribuir a
fijar m ejor los límites del objeto de estudio e influir en todo el proceso de investiga­
ción d ocu m en tal. La lista de preguntas que figuran en el cuestionario de la página
siguiente le ayudará al investigador a determ inar ciertos itinerarios docum entales
que deben ser explorados o descartados desde el com ienzo y lo estim ulará a em ­
prender un análisis adicional de su objeto. Es evidente que estas variables no se
ap lican de m an era au tom ática a todas las investigaciones; más bien, se propone
considerarlas, co n la finalidad de asegurarse que el cubrim iento de la d o cu m en ta­
ción esté de acu erd o co n el en u n ciado del tem a y co n los distintos aspectos de la
problem ática seleccionada.
A l responder estas preguntas, el investigador se verá obligado a precisar e in­
cluso a redefinir, en ciertos casos de m odo radical, la form ulación inicial de su tem a
de investigación. Según las particularidades de la problem ática seleccionada, le
surgirán otras preguntas que tam bién deberá responder. C on vien e reco rd ar que
esta op eración de definición y redefinición del tem a se vuelve más productiva

4. En la sección “Una caja virtual de herramientas documentales”, (p. 67-76) se ofrecen


referencias precisas.
5. Como se sabe, los motores de búsqueda más populares son: Google, Yahoo, Altavista, entre
otros. El investigador deseoso de acceder de manera inmediata a listas de sitios más especializados
utilizará motores de búsqueda orientados de preferencia a la producción científica: Infomine
(infomine.ucr.edu/), Academic Info (www.academicinfo.net/table.html), Resource Guide for So­
cial Sciences (www.jisc.ac.uk/subject/sosci/), Guides to Specialized Search Engines
( www..searc.habilitv.c o m ) .
Algunas direcciones electrónicas que se ofrecen en este capítulo y más en general en esta obra
son de libre acceso, otras requieren suscripción. En este último caso, se recomienda al joven investi­
gador averiguar si las bibliotecas institucionales de que es miembro cuentan con la suscripción corres­
pondiente. [N. del T].

39
cuando se la som ete a la crítica de personas con experiencia en docum entación.
Las grandes bibliotecas del mundo ofrecen a sus usuarios los servicios de asesores
aptos para ayudar en este sentido a los jóvenes investigadores.
El itinerario descrito en esta segunda etapa puede parecer laborioso; sin em bar­
go, resulta indispensable, puesto que los esfuerzos invertidos en la definición del
tema serán recompensados en las etapas ulteriores. Debe quedar claro que la bús­
queda docum ental depende de los objetivos que se le han fijado a la investigación.
M ientras m ejor y de modo más preciso se enuncie el tema, más fácil será la búsque­
da docum ental.

Tercera etapa: L a búsqueda docum ental propiam ente dicha


U na vez conocidos los diversos com ponentes del tema, seleccionadas las pala­
bras claves y establecido el marco teórico, se aprovecharán las numerosas obras de
referencia, de indización y recuperación de inform ación, en soporte papel o en
soporte electrónico, que se conservan en las bibliotecas. Estas herram ientas de
trabajo brindan la clave de acceso a la docum entación que allí se conserva. Sin
embargo, su utilización no se hace al azar, al ritmo de lo que se va topando, dentro
de una lógica carente de una estrategia definida de búsqueda docum ental. En cier­
to modo, cada herramienta de trabajo brinda un “servicio especializado” (ver el
recuadro de la página siguiente), por ello tiene una importancia estratégica en
tiempo y espacio. Por regla general, el uso de estas herramientas de trabajo se halla
determinado por la lógica progresiva de la investigación docum ental (no se lee un
artículo de una publicación seriada antes de haber consultado un diccionario o
una enciclopedia) y por los problemas específicos que enfrenta el investigador en
su procedimiento docum ental.
De m anera general, el procedim iento de búsqueda docum ental se hace confor­
me a la siguiente progresión lógica: se aprovechan los catálogos de las bibliotecas;
se consultan las enciclopedias, los diccionarios científicos y las guías de investiga­
ción; se explota la d ocum entación ya constituida y se aprovechan ciertas obras de
referencia y de indización; se avanza en la investigación docum ental seleccionan ­
do una buena obra; se com pleta la búsqueda docum ental explotando otras obras
de referencia.

A provechar los catálogos de las bibliotecas


Sea en tarjetas, en m icrofichas o accesible por computadora, el catálogo de una
gran biblioteca o de un centro de docum entación sigue siendo el instrum ento por
excelencia para acceder casi de inmediato dentro de los fondos docum entales de una
institución. Presenta la ventaja de indicar los documentos disponibles en el lugar.
La revolución cibernética ha cambiado de modo crucial las condiciones de la
búsqueda docum ental. A sí por ejem plo, si antes un investigador deseaba en co n ­
trar inform ación sobre el tema de la “autoim agen de los niños m altratados”, debía
consultar la tabla de materias y el índice de todas las publicaciones indicadas bajo
la rúbrica “Niños m altratados”. Así, al tratar de localizar docum entación acerca de
“autoimagen de los niños m altratados”, consultando el catálogo de una biblioteca,

40
V ariab les p ara c u b r ir u n c a m p o d o c u m e n ta l
1. ¿N ecesito una d o cu m en tació n co rrien te o Publicaciones gubernam entales 11
reciente? [] A rtículos de prensa [J
¿N ecesito una d o cu m en tació n retrospectiva o O tr o (s ): [J
histórica? [] D o cu m en tació n audiovisual |]
¿M e son suficientes las publicaciones del últim o D iapositivas []
añ o , de los cin co o de los diez últim os años? [ ] Películas []
Periodo que debo cubrir: Videos (]
Fotografías []
2. ¿E xisten unos límites geográficos para m i tem a? [ ] O t r o ( 3 ) :_____ [)
¿La d o cu m en tació n sobre el tem a existen te en D o cum entación cartográfica (]
Bogotá es suficiente? |] D o cu m e n ta ció n e le ctró n ica []
zona (s) geográfica (s): fl Sitios Internet []
O tra (s) [ ] C D -R O M [ ]
Boletines inform ativos ()
3. ¿La d o cu m en tació n sólo se en cu en tra en ciertas N o tas electrónicas [J
lenguas? ( ] G rupos de discusión (]
¿La d ocu m en tación en lengua española es O tros: [ ]
suficiente? [ ]
O tra (s) lengua(s): í 1 9 . ¿Q ué soportes de inform ación p arecen más
adecuados?
4- ¿La búsqueda de inform ación se inscribo en Préstam o de docum entos originales []
fronteras disciplinarias precisas? [ ] F o to co p ia de artículos []
Disciplina (s): f1 D o cum entos en m icrofkh as o en m icrofilm es [j
D ocum entos en línea []
5. Uso-i previstos de la inform ación: O tro (s ) [ |
T rab ajo para un curso o para una tesis de
d o cto rad o í ] 10. ¿La visita a asociaciones, a organism os
T rabajo de investigación ( J privados, gubernam entales o semioficiales puede
D ecisión adm inistrativa [ ) contribu ir a com pletar mi búsqueda de
Interés personal / profesional ( ) inform ación? [ ]
O tro (s) uso(s) [ J N om bres de las asociaciones u organismos:
[]
6. ¿D e que tipo es la inform ación deseada o
efectivam en te encon trad a? i 1. ¿P ueden preverse dificultades de a cceso a
Inform ación teórica [ ) los docum entos? f]
Inform ación em pírica ( ] ¿A qué d o cu m en tació n pertinente puedo
Inform ación histórica ( ] acced er de inm ediato, e n su lugar de
Inform ación estadística [ ) co n serv ació n , e n mi biblioteca o en mi ce n tro
Inform ación cien tífica y técn ica ( ] de do cu m en tació n ? f]
Inform ación de divulgación [ ] ¿D ebo recurrir al préstam o interbibliotecario? []
O tra (s ): 1] ¿D ebo desplazarme a o tras bibliotecas, cen tro s
de d o cu m en tació n , e n tre o tro s lugares? |]
7. ¿Se privilegiarán las fuentes primarias (obras
fundam entales, texto s originales, m ateriales 12. R estricciones financieras que deben
básicos), o las fuentes secundarias (análisis, considerarse [l
co m entarios, estudios de caso, críticas)? [ ] C ostos de una búsqueda bibliográfica especial [l
¿Tengo necesidad de realizar una síntesis o un C o sto s de las solicitudes de préstam o
análisis profundo de los d o cu m en tos pertinentes? [] interbibliotecario, de las fotocopias de artículos
¿Cuál es la am plitud de la d ocu m en tación o de libros, de la impresión de d o cu m en tos
existente sobre el tem a? ( ] electrónicos []
¿La inform ación es escasa o abundante? |] O tro (s) co sto (s): I 1
.¿L a docu m en tación es tradicional o electró n ica? f ]
13. ¿Q u é límites de tiem po deb en considerarse? []
8 . ¿Q ué tipo de d o cu m en tos se privilegiarán? ¿A l m enos ten g o el tiem po necesario para
D o cu m en to s impresos (] ad elan tar mi investigación y producir el
Libros, m anuales, tratados |1 resultado que espero? [ )
A rtícu los de publicaciones setiadas f ) ¿Q u é puedo razonablem ente realizar en el lapso
Inform es de investigación l ) que me he fijado? []
M onografías o tesis

41
Apreciar la diversidad y la utilidad de las herramientas de búsqueda

Las obras de referencia se dividen en dos categorías, según el tipo de información que ofrezcan:
- ^Aquellas que brindan datos exacto s, i n f ^ ^ c i ó n p ropiam en te dicha, ya sea una dirección, una
definición, una nota biográfica, ^ fecha, entre otras. Pertenecen a esta categoría los anuarios, los
diccionarios, las enciclopedias, los tratados, los iranuales, los compendios biográficos, entre otros.
- ^Aquellas que ofrecen los medios para a cced er a la in fon n ación brindando la referencia
biblio^gráfica del doc^umento buscado. Es el caso de las bibliografías, de los índices de publicaciones
seriadas, de las bases de datos bibliográficos, de los catálogos de bibliotecas, entre otros. En este caso, el
usuario debe consultar el docum ento reseñado (un artículo de una publicación seriada, un libro, una
tesis) para en co n trar la inform ación que desea.
Para facilitar la determ inación de las herram ientas de búsqueda por parte del investigador, resulta
fecundo reagruparlas en obras de referen cia básicas y en obras de referen cia com p lem en tarias. Las
obras de referencia básicas son las herramientas de trabajo que se utilizan con mayor frecuencia. Es
natural que se las consulte antes que las obras de referen cia com p lem en tarias; estas últimas son
empleadas de manera más esporádica y circunstancial. Resultan indispensables para ciertas búsquedas de
implicaciones documentales complejas; sin e^mbargo, debe precisarse que para una búsqueda
determinada, ciertas herramientas consideradas com o complementarias pueden convertirse en básicas.
Por último, hay que tener en cuenta que los términos seleccionados en el mom ento de plantear el tema
de investigación determinan los tipos de obras de referencia que deben consultarse. Dicho de otra
m anera, la amplitud de la investigación y la naturaleza de la información deseada inciden sobre la
selección de las fuentes de información que deben ser consultadas.
En el recuadro siguiente se presentan los tipos de herramientas de trabajo que los investigadores utilizan
de ordinario, en el m arco de una gestión docum ental (estas herramientas son cada vez más accesibles por
medios electrónicos en la era de la revolución cibernética; a veces sin costo en Internet, a veces
consultando bases de datos digitalizadas de las bibliotecas):

Herramientas O bras de referen cia básicas O bras de referen cia com plem entarias
que ofrecen
Diccionarios Tratados
infom iación de
Enciclopedias Manuales
m anera directa
Anuarios
Compendios biográficos
O btas de síntesis
Monografías
Herramientas Catálogos de bibliotecas Bibliografías de bibliografías
que ofrecen Guías bibliográficas (guías de Bibliografías generales
medios para investigación) Bibliografías especializadas
acceder a la Índices de publicaciones seriadas Compendios de tesis
información Índices de prensa Compendios de publicaciones gubernamentales
Compendios de publicaciones de organismos
internacionales
Compendios de publicaciones estadísticas
Compendios de materiales cartográficos
Compendios de d ocum entación audiovisual
Compendios de pruebas, compendios de informes
C ci’aperid;¡ a de recursos de Internet

42
en la práctica se veía obligado a pasar revista de todas las publicaciones relaciona­
das con el tem a de los niños m altratados, al no existir un encabezam iento más
explícito en el catálogo. La conversión de los catálogos tradicionales de las biblio­
tecas a sistemas accesibles por computadora ha disipado hasta cierto punto este
inconveniente. M ultiplicando los puntos de acceso (mediante la com putadora, la
búsqueda puede hacerse por autor, título o tema, y tam bién por lengua, fecha de
publicación, subtítulo, entre otros) y ofreciendo el recurso de operadores de bús­
queda booleana (que perm ite delim itar la recuperación al posibilitar la puesta en
relación de dos o más palabras claves) -v e r el recuadro en la página 4 5 - l o s progra­
mas de gestión docum ental han aum entado de m anera considerable la capacidad
de revisión y recuperación de inform ación de los catálogos de las bibliotecas.
D icho lo anterior, es preciso subrayar que si la tecnología facilita el trabajo de
los investigadores, éstos deben considerarla, ante todo, com o una etapa en el c a ­
m ino de la consecución de una docum entación que pueda consultarse en un m o­
m ento dado, de m anera efectiva y concreta, en el espacio laboral del investigador.
De hecho, los catálogos electrónicos permiten identificar casi de inm ediato la exis­
tencia de una obra. S in embargo, hoy por hoy no le proporcionan al investigador
un co n tacto m aterial con el libro. Es verdad que un artículo de una publicación
seriada puede ser leído en línea; sin embargo, el m onitor no ofrece la suficiente
comodidad visual para consultar la totalidad del texto de una monografía. A d e­
más, el espacio virtual creado por In tern et no reemplaza el espacio físico de la
biblioteca, ni sus recursos docum entales, ni la orientación y asesoría que ofrecen
sus empleados. La biblioteca es un lugar de encuentros e intercam bios. A ntes,
durante o después de una búsqueda por com putadora, el investigador debería po­
der co n tar con el apoyo y las orientaciones de un personal com petente.
Los tipos de publicaciones reseñadas en un catálogo varían de una biblioteca a
otra. En la mayoría de los catálogos se m encionan libros, informes de investigacio­
nes, monografías y tesis; algunos presentan tam bién docum entación audiovisual,
publicaciones gubernam entales nacionales y de organizaciones internacionales.
A unque gracias a In ternet, la mayor parte de los catálogos de bibliotecas se han
vuelto accesibles desde todos los puntos del globo, se aconseja que el investigador
adelante su búsqueda docum ental en la biblioteca de su universidad. La razón es
simple y consiste en que por lo general las bibliotecas adquieren para sus usuarios
derechos para acceder a servicios de Internet, poniendo a la disposición de éstos
una gran variedad de C D -R O M accesibles en línea6; hay que precisar que las bi­
bliotecas pagan por estos derechos. D icho esto, es posible que una biblioteca, aun­
que rica en colecciones diversas, no posea todos los documentos que figuran en

6. En Q u e b e c, la recien te in au g u ració n de la G ran B ib lio teca (G ra n d e Bibliotheque) agrega


un corp u s d o cu m e n ta l al que puede a cce d e r el investigad or interesad o en la ev o lu ció n histórica y
a ctu a l de la sociedad queb equ ense. E n efecto , la G ran B ib lio teca o frece a sus usuarios la “C o le cció n
N a cio n a l” que reú n e tod o lo que se h a pub licado en y sobre Q u e b e c en el m u n do, ju n to co n todas las
p u b licacio n es en que al m en o s u no de sus cread o res es originario de Q u e b e c, y tod o ello desde la
é p o ca de la N u e v a F ra n cia . Se p ued e a c c e d e r al p ortal de la G ran B ib lio teca c o n la d irecció n
w w w .b n q u e b e c .ca .

43
una lista bibliográfica resultante de una búsqueda electrónica, en cuyo caso será
necesario recurrir al préstamo interbibliotecario.
Precisemos por último que en la era electrón ica las referencias bibliográficas
com pletas (autor, título, dirección bibliográfica, fuente, tipo de docum ento, len ­
gua de la publicación) y los elem entos que describen el contenido de este d ocu ­
m ento (resúmenes, palabras claves o descriptores) se con vierten en otras tantas
claves que perm iten acceder a la búsqueda de un docum ento particular, trátese de
un libro, de un artículo de una publicación seriada, de una tesis, de un informe, de
una película, entre otros.
C om o es evidente, los catálogos de las bibliotecas no sólo ofrecen ventajas.
U na de las desventajas que presentan consiste en que brindan muy poca inform a­
ción sobre el contenido de las publicaciones que analizan. Así, al m om ento de su
análisis, una obra sobre la historia de Q uebec, con diez capítulos sobre diez temas
diferentes, no recibirá más de dos o tres palabras claves sacadas de las listas de
encabezam ientos de m ateria en que se basa el catálogo tem ático de la biblioteca.
Para este libro en particular, los capítulos relativos a la historia de Gaspesia o de los
Cantones del Este no recibirán por fuerza de necesidad un tratam iento específico,
y por esta razón no serán recuperables en el catálogo.
Por lo demás, suele ocurrir que antes de emprender una búsqueda docum ental
se conozca muy mal el tema de la bibliografía que debe prepararse. El h ech o de
consultar únicam ente el catálogo de materias de la biblioteca (ilos más apresurados
ni siquiera imaginan la posibilidad de elaborar un m arco teórico!) expone a una
percepción demasiado estrecha de un tema y, por consiguiente, a em pobrecer la
búsqueda docum ental. A l final, el tratam iento del tema resulta comprometido. En
efecto, se debe saber que los catalogadores elaboran los encabezam ientos de m ate­
ria a partir de una lista de términos establecidos de antem ano, y cuya función
consiste en cubrir el conju nto de conocim ientos y campos de interés. M ediante
este vocabulario pluridisciplinario, los docum entalistas analizan las obras que lle­
gan a la biblioteca y les asignan dos o tres palabras claves. En principio, el objetivo
consiste en hacer del catálogo algo práctico y coh erente; no podría ser de otra
m anera, dado el volum en de docum entos tratados. S in embargo, esta operación
genera un vacío im portante. Es natural que en los encabezam ientos de m ateria se
om itan las dinámicas de los cuestionam ientos intelectuales por medio de los cuales
los investigadores construyen su objeto, en razón del contenido enciclopédico de
estas herramientas de trabajo. Por esta razón, a pesar de ser indispensable, la co n ­
sulta del tema en el catálogo de materias debe tomarse com o una actividad com ­
plementaria de la búsqueda docum ental. Desde un principio, otras rutas deben ser
igualm ente exploradas.

La consulta de enciclopedias, diccionarios científicos y guías de investigación


U na de las etapas iniciales de un procedim iento docum ental llevado a cabo de
m anera m etódica consiste en informarse de m anera generaL sobre el tem a de la
investigación, co n la finalidad de enriquecer el m arco teórico ya establecido y de
explotar m ejor la búsqueda por tema.

44
termedio de bibliotecólogos que se desempeñan en las bibliotecas, o gracias al apo­
yo de los p rofesores-ofrecen cada vez más, en formas a veces muy elaboradas, guías
de recursos bibliográficos dedicadas en particular a los jóvenes investigadores. Así
por ejem plo, el estudiante de archivística hallará en la guía preparada por la U n i­
versidad de Q u ebec en M ontreal una lista de vínculos im portantes, una presenta­
ción de las principales herram ientas de búsqueda propias de su disciplina, una
tipología de los archivos, ju n to con la descripción de los servicios que ofrece la
División de A rchivo de este establecim iento10- Lo mismo ocurre con el estudiante
del D epartam ento de H istoria de la Universidad de Laval, que puede consultar en
línea una “Guía de recursos en In te rn e t1*”.

Utilizar la docum entación ya constituida y aprovechar las obras de referencia e


indización

Por fuerza de necesidad, encontrar una obra implica que por medio de ella se
encontrarán otras. De esta manera los títulos que com plem entan los artículos de
las enciclopedias y los diccionarios perm iten constituir una primera lista de obras
generales y especializadas sobre un tem a determ inado. Consultar estas obras, la
mayor parte de las veces provistas de bibliografías más o m enos exhaustivas, hace
posible el descubrim iento de otros títulos; de ahí en adelante se repite el mismo
procedim iento que produce el efecto bola de nieve.
Sin embargo, esta m anera de proceder no agota todas las posibilidades que
ofrece una gran biblioteca, puesto.que com porta el riesgo de producir una acum u­
lación enorm e y desigual de títulos. O tro medio consiste en aprovechar tres tipos
de obras de referencia, a saber: las bibliografías generales y especializadas (ver la
tipología que figura en el recuadro anterior, los compendios de indización, así como
los compendios especializados.
Las bibliografías generales presentan listas exhaustivas de títulos clasificados
por períodos cronológicos, territorios geopolíticos, grandes temas (econom ía, so-

10. D isponible en la d ire cció n w w w . a r c h i v e s . u ü a r n . c a . . E n la U n iversid ad de L av al (Q u e b e c),


el sitio Icarish ("Iniciación critique aux ressources Internet en Sciences H u m a in es” [In iciació n crític a a los
recu rso s de In te rn e t en C ie n cia s H u m a n a s], a cce sib le en la d ire cció n www.i i.u h y a l .c a / i c a n i h ,)
tien e la finalidad m ú ltiple de p resen tar a los estu d ian tes en cie n cia s h u m an as los recu rso s existen tes
en In te rn e t para las disciplinas respectivas, indicarles los m edios m ás eficaces para localizar y utilizar
esos recursos y fo m en tar en ellos el espíritu c r ític o frente a esos recursos. Por o tra p arte y en el mismo
sitio de la U niversid ad de L aval, se e n cu e n tra una rúbrica titulad a “Ressources pour vous” [ que o frece
listas con sid erab les de títulos o de sitios que p erm iten al estu d ian te em p ren d er una búsqueda d o c u ­
m en tal por disciplina, por tipo de d o cu m en to o de in form ació n .
11. D isponible en la d ire cció n w -w w . hgt.ulavDl.ca/ln tern et/. E sta guía fue p rep arad a por D onald
F yson y co m p ren d e c u a tro seccio n es, a saber: un d ir e c to r io v irtu a l, d on de se agru p an los vínculos
h acia las m an ifestacion es virtuales de organism os que p resen tan interés p ara los m iem bros del D ep ar­
ta m e n to de H isto ria; una b ib lio te c a v irtu a l, d on d e se brinda a c c e s o a cierto s recu rso s bibliográficos
im p ortan tes para los estu d ian tes de h istoria, a saber: los catálo g o s y los sitios W eb de las b ib liotecas, los
libros y las revistas e le ctró n ica s, los b an co s de d atos bibliográficos y algunas h erram ien tas de re fe re n ­
cia ; un a rc h iv o y un m u se o v irtu a le s donde se p resen tan las fuentes e le ctró n ica s en In te rn e t: los
sitios W eb de los archivos y de los m useos, los d o cu m en to s, im ágenes y mapas e le ctró n ico s, los b an co s
de d atos cu alitativ o s y las fuentes estad ísticas; por últim o, co m p e n d io s de sitio s W eb e sp e cia liz a ­
d os, d on de se reagrup an los vín cu lo s h acia diversos co m p en d io s W eb especializados (páginas de

47
Los tipos de bibliografías

E n las bibliografías se p resen tan d o cu m e n to s sob re un tem a d e te rm in a d o , según criterios m últiples


y v a ria d o s. L a s bib liografías p u ed en ser g e n e ra le s o e sp e cia liz a d a s, e n c u r s o / r e c ie n te s 12o
retrospectivas, descriptivas13 o analíticas, n acion ales o intern acion ales. C u a n d o a p arecen en soporte
papel, p u ed en p resen tarse bajo la forma de un d o c u m e n to a u tó n o m o , d e u n a serie de d o cu m en to s,
del a n e x o de u n d o c u m e n to , o de u n a p arte d e un d o c u m e n to . C u a n d o a p a re c e n e n so p o rte
e le c tr ó n ic o co n siste n e n b a n co s (o b ases) d e d a to s q u e se p re s e n ta n c o n fre c u e n c ia b ajo la form a
de C D -R O M . A c o n tin u a c ió n se o fre ce u n a tip o lo g ía so m era:

B ib lio g r a f ía g e n e r a l B ib lio g r a fía e s p e c ia liz a d a


L ista d e p u b lica cio n e s en la q u e se L ista de p u b lica cio n e s en la q u e se
reú n en to d a su erte d e te x to s sin reú n en te x to s que tra ta n d e u n solo
d istin ció n d e tem as. te m a o c a m p o d el c o n o c im ie n to .
B ib lio g r a f ía e n c u r s o / r e c i e n t e B ilio g r a f ía r e t r o s p e c t i v a
Bib liografía p e rió d ica en la q u e se B ib liografía en la q u e se re ú n e n y
p re s e n ta n y d e scrib e n d o c u m e n to s a d e scrin e m d o c u m e n to s p ub licados
m ed id a q u e se v a n p u b lican d o . d u ra n te un p erío d o d e te rm in a d o .
B ib lio g r a f ía d e s c r ip tiv a B i b li o g r a f í a a n a l í t i c a o c o m e n t a d a
Bibliografía en la que sólo se p re se n ta B ib liografía en la q u e c a d a referen cia
la re fe re n cia bib liográfica d e los a p a e ce seg u id a d e un re s u m e n o d e un
d o cu m en to s. breve análisis.
B ib lio g r a f ía n a c io n a l B ib lio g r a fía i n t e r n a c i o n a l
B ibliografía q u e reú n e y d escrib e B ib liografía e n q u e se re ú n e n y
d o c u m e n to s p u b licad o s en el te rrito rio d escrib en d o c u m e n to s sin im p ortar
de u n país o d e un E sta d o . el idiom a ni el país.

ciedad, política, instituciones, cultura, entre otros) y subtemas. Descriptivas o c o ­


m entadas, estas bibliografías se han com pilado a partir de la recopilación sistem áti­
ca de una gran parte de la producción científica relacionada con un período h istó­
rico, una identidad nacional o una disciplina. Su consulta integral le permite al
investigador un conocim iento profundo de la docum entación disponible relacio­
nada con un tema. Tam bién lo instruye de m anera im plícita acerca de la orienta­
ción y la producción científ i ca asociada con un tema o una disciplina 14-

12. C o u ra n tes, en el original en francés [N. del T ] .


13. Signalétiques, en el original en francés [N . del T ] .
14. Las bibliografías generales se p resen tan cad a vez m ás bajo la form a de bancos d e datos
in form atizad o s. El e stu d ia n te de h isto ria se verá fav o recid o c o n la co n su lta de los b ancos: A m erica :
History and Life, Historical Abstracts, Francis y, si se especializa en h isto ria an tig u a, I.a n n ée philologique.
El que se in teresa por la lite ra tu ra o la lin g ü ística puede dirigirse a M L A Bibliography. El e stu d ian te
de e co n o m ía ten d rá que dirigirse a Econlit, el de so cio lo g ía a Sociological A bstracts, el de cie n cia s
p o líticas a PA IS international y el de e d u ca ció n a E R IC . Las g ran d es b ib lio tecas o fre ce n a sus
u suarios, en su sitio y clasificad as bajo d iferen tes rú b ricas (disciplinas, tipo de d o c u m e n ta c ió n
a n alizad a, e n tre o tro s ), la lista - a m en u d o c o n s id e ra b le - de b an co s de d ato s a los que se e n c u e n ­
tra n ab on adas.

48
Las bibliografías especializadas perm iten ir todavía más lejos en la consulta de
los recursos documentales de una biblioteca de dimensiones considerables. En efecto,
estas bibliografías brindan listas de títulos clasificados por rúbricas y relacionados
con un sólo tema integrador: las ideologías, las relaciones de trabajo, los géneros de
vida, el m undo obrero, las mujeres, entre otros. Estas bibliografías son preparadas
de ordinario por especialistas en un tema y tienen la v en taja de reunir en una
publicación única de fácil acceso cientos de títulos cuya com pilación resulta de
una larga y minuciosa búsqueda. La bibliografía especializada dispensa al investiga­
dor de revisar la producción científica existente, evitándole “reinventar la rueda”.
D e la misma m anera, le brinda una idea bastante precisa de la abundancia o de la
escasez relativa de los escritos sobre un tema. Sin embargo, es necesario tener en
cu en ta que no existen bibliografías especializadas sobre todos los temas o sobre
todas las problem áticas de investigación. Hay que subrayar que estos docum entos
pueden presentarse en soporte papel o en soporte electró n ico 15.
Es im portante echarle una ojeada a la introducción y al prefacio de las biblio­
grafías especializadas, com o suele hacerse con otros tipos de obras de referencia.
Este procedim iento instruye al investigador acerca del modo de empleo de la h e­
rram ienta que tiene en la m ano y además le indica la m etodología seguida en la
recolección de los títulos, la amplitud de la investigación docum ental y los límites
de esta herram ienta de trabajo. En el recuadro de la página 4 7 se le ofrecen al
investigador ciertos consejos que deberá poner en práctica antes de utilizar una
obra de referencia.
El investigador puede descubrir una gran cantidad de publicaciones corre­
lacionadas con un tem a determinado a partir de las bibliografías generales y espe­
cializadas que se pueden recuperar m ediante las herramientas denominadas b ib lio ­
grafías de bib lio grafías16. Sin embargo, para que esto sea posible se hace necesario
que el tem a corresponda de m anera aproximada a las rúbricas de clasificación de
los títulos en los compendios bibliográficos; de lo contrario, el investigador corre el
riesgo de eternizarse en la consulta.

15. C a d a vez m ás las b ib lio g rafías e s p e c ia liz a d a s co m a n la fo rm a de b a n c o s de d a to s


inform atizados, tal co m o o cu rre c o n Women's Studies Internacional; History o f M edicine in Pubm ed;
Family a n d Society Studies W orldw ide; A rtic a n d A n ta rctic Regions on Biblioline o A very Index to
A rchitectural Periodicals.
16. E n estos in stru m en to s de búsqueda se levan ta el in v en tario de las bibliografías que ya han
sido co n stitu id as. S eñ alan las bibliografías que h an ap arecid o bajo la form a d e m onografías o de
artícu lo s de p ub licaciones seriadas. C ada vez más se e n cu e n tra n en línea. El ca tá lo g o de la B ib lioteca
N a cio n al de Q u e b e c, hoy en día bajo la responsabilidad de la G ra n d e Bibliotheque, perm ite localizar
estos d o cu m en to s.

49
Servirse al máximo de las herramientas de trabajo al alcance de la mano
Es aconsejable co n ocer algunas pautas generales sobre el uso de las h erram ientas de trabajo que se han
logrado identificar con el fin de aprovecharlas al m áxim o. Estas pautas han sido tom adas de la obra de
M arcelle Beaudiquez (Guide de bibliographie genérale: méthodologie et pratique, nueva edición revisada y
puesta al día, M unich, K. G. Saur, 1 9 8 9 [1 9 8 3 ], 277 p., bibliogr., col. “Bibliotheques et organismes
docum entaires”).
1. L e er las in stru ccio n es de u so. Esta recom endación puede parecer infantil; sin embargo, ¿cuántos
investigadores dem asiado apresurados consideran inútil leer las “Instrucciones de uso" que suelen ir en
el prefacio o en la introducción de las herram ientas de trabajo? E n efecto, en las páginas introductorias
de este tipo de obras suele ap arecer información indispensable sobre las modalidades de uso de estas
h erram ientas. Los investigadores que se tom an el trabajo de consultar las instrucciones de uso ahorran
tiempo y energía y se evitan no pocas frustraciones y desencantos. Sobra decir que las búsquedas
realizadas sobre bases de datos también exigen por parte del investigador un con ocim ien to de las
modalidades de funcionam iento y utilización de los herram ientas electrónicas que se van a consultar.
Con frecuencia, estas informaciones.se hallan disponibles en línea en los sitios de la biblioteca, bajo la
rúbrica "Guía para el uso de las bases de datos”.
2 . O je ar el co n ten id o de la h erram ien ta . A ntes de utilizar un com pendio, así figure en versión
electrónica, resulta prudente invertir algunos minutos en su exam en preliminar. Esta pauta incluye los
siguientes aspectos:
La identificación de los autores individuales o corporativos (editores) que han intervenido en
su elaboración;
- el exam en de las secciones de la obra (o de la base de datos), a saber: prefacio, introducción,
tabla de materias detallada, apéndices, lista de abreviaturas usadas;
- la consulta detallada de algunas secciones de la obra, sea que aparezca en soporte papel, sea
que aparezca en soporte electró n ico (organización del contenido, clasificaciones principal y
secundarias, contenido de los índices y criterios con los que se han construido, actualización
del contenido, reedición, entre otros aspectos);
la consideración del período que abarca el com pendio;
- la identificación del país de origen del com pendio y de los d ocum entos en él citados;
- la determ inación de la naturaleza de los docum entos indizados o reseñados (tipos de
docum entos, lengua en que se hallan escritos);
- la identificación del nivel analítico de las referencias bibliográficas (si son completas o
abreviadas y si brindan resúmenes de los docum entos, entre otros).
3. R e c o n o c e r que pueden p resentarse callejones sin salida en u n a investigación d o cu m en tal.
N inguna investigación docum ental es por fuerza de necesidad productiva, exitosa o definitiva. Incluso
puede suceder que la carencia o la escasez de información obliguen al investigador a modificar su
tem ática. La consulta aten ta de varias herram ientas de recuperación lo conducirá a recon ocer esta
situación.
4 . T o m a rse el tiem po n ecesario . El tiem po empleado en el co n ocim ien to y m anejo de una
herram ienta docum ental es una inversión a largo plazo. De este modo, el aprendizaje de las
modalidades de utilización de un índice analítico en línea de artículos de publicaciones seriadas en
lengua española, com o por ejemplo, Fuente académica, colección latinoam ericana suscrita en línea de
publicaciones seriadas académ icas y especializadas de conocidos editores latinoam ericanos y españoles;
esta base contiene el texto íntegro de 15 0 revistas en español, cuyo con ten id o lo proporcionan
editoriales respetadas en todo el mundo. Se trata de una operación que se con vierte en un insumo para
toda investigación ulterior. En efecto, la mayoría de las herram ientas de trabajo son susceptibles de ser
utilizadas una y otra vez por el investigador, a condición de que éste las conozca y sepa manejarlas.

50
De allí proviene la utilidad de los com pendios de indización de artículos de
publicaciones seriadas (a veces denominados abstracts) y de los com pendios de
indización de artículos de prensa. En estos compendios se efectúa una clasificación
muy m inuciosa de la producción cien tífica, que tiene en cuenta los nuevos
cuestionam ientos y problem áticas explorados por los investigadores.
D e m anera general, los índices de publicaciones seriadas proceden de la
indización sistemática de los artículos que aparecen en un número determinado de
publicaciones seriadas seleccionadas con base en ciertos criterios, a saber: el lugar
de su publicación (C an adian Periodicals Index 1 Index des périodiques canadiens,
A m erica: History an d L ife), la disciplina con la cual se relacionan (Social Sciences
A bstracts, Psychlnfo, Philosopher's ln dex), o bien con un campo especializado de
investigación (W om ens Studies International, FirstN ations PeriodicalIndex). U n gran
número de estos índices son ya accesibles en línea o están llamados a serlo en un
futuro próxim o17-
Los índices de publicaciones seriadas aparecen con intervalos regulares. Su a c­
tualización es frecuente, lo que le perm ite al investigador estar a la vanguardia de
la producción científica corriente. M últiples compendios electrónicos, articulados
con preexistentes en soporte papel, señalan artículos publicados desde hace 4 0 o
50 años, ofreciendo de esta m anera una docum entación retrospectiva de carácter
exhaustivo.
Ciertos índices de publicaciones seriadas se llaman tam bién abstracts. Además
de brindar la referencia bibliográfica de los artículos, los abstracts proponen un
análisis o bien un resumen de ellos. La presencia de un resumen de un artículo
acelera el procedim iento docum ental del investigador, puesto que le perm ite co ­
nocer de m anera instantánea el contenido de un texto. Ciertos índices de publica­
ciones seriadas relacionados con una disciplina ofrecen a veces resúmenes de diez
a quince líneas de extensión.
Además de los artículos de publicaciones seriadas, en ciertos índices se presen­
tan otros tipos de publicaciones, a saber: tesis, informes, libros, entre otros. Es el
caso del Bulletin signalétique, publicado por el C entro de D ocum entación en C ien­
cias Humanas del C N R S (París), accesible en línea gracias a la base de datos Francis.
Lo mismo ocurre con la herramienta de indización denominada Historical Abstracts,
que le permite al historiador establecer de manera muy rápida el estado de la docu­
m entación relacionada con un tema, y ello en múltiples lenguas.
En el m om ento de utilizar un índice de publicaciones seriadas o un abstract, se
recom ienda tener en cuenta las características particulares de estas herram ientas
de trabajo (ver el recuadro de la página 52).

17. D e aquí a algunos añ os, la m ay o r p arte de las rev istas cien tíficas, si no tod as, estarán
disponibles en so p orte e le ctró n ico . Ya el co n te n id o de un gran n ú m ero de revistas cien tíficas es
accesible en línea, a p artir de b ancos digitalizados. El jo v en investigad or podrá darse cu en ta de la
am plitud de la d o c u m e n ta c ió n existe n te co n su ltan d o los b an co s J S T O R , History Cooperative, P C I
FuUText, ProQ uest, É ru d it, Project M use, Repere y ScienceD irect. H ay que m en cio n ar que el a c c e s o a
estos b an cos es de ord in ario lim itado a los usuarios ad scritos a una biblioteca. E n los catálo g o s de las

51
c

R e c o m e n d a c io n e s p a ra la c o n s u lta d e los ín d ic e s d e p u b lic a c io n e s s e ria d a s

1. Los ín d ices d e p u b licacio n es seriad as y los abstracts, ya figuren e n so p o rte p ap el, e n C D -R O M


o e n fo rm a d e base d a to s accesib les e n In te rn e t de m a n e ra d ir e c ta , su elen in clu ir la lista d e las
rev istas q u e h an sido o b jeto d e desglose o análisis d e c o n te n id o . C o n e s ta lista se p u ed e verificar
si los a rtícu lo s d e una p u b lica ció n seriad a d e te rm in a d a a p a re c e n reseñ ad o s o analizados de
m a n e ra siste m á tica e n el co m p e n d io , o si e ste ú ltim o p re se n ta a la vez los a rtícu lo s de rev istas
cie n tíficas y los a rtícu lo s d e o tro s tipos d e rev istas {c a r t a s de in fo rm ació n e le c tró n ic a s (lettres
d 'inforrnation) o b oletin es in form ativ os (new sletters), rev istas d iv u lg ativ as o d e c a r á c te r p op u lar,
e n tre o t r o s } .
2. D el h e ch o d e q u e el títu lo de u n co m p e n d io ap a re z ca e n inglés (c o m o o cu rre c o n Sociological
A bstracts o P sychln fo ), no se p u ed e inferir q u e tod os los artícu lo s cita d o s e n su c o n te n id o estén
escrito s en lengu a inglesa. C o n fre cu e n cia , la reseñ a in te rn a cio n a l d e estas h e rra m ie n ta s p erm ite
id en tificar artícu lo s re d a cta d o s en o tra s lengu as, e n tr e ellas el esp añ o l o el fran cés. S in em b arg o ,
es n e ce sa rio te n e r e n c u e n ta que los resú m en es de los a rtícu lo s escrito s o rig in alm en te en español
su elen ser p rep arad o s en la lengua d el co m p en d io .
3 . L as b ib liotecas y los c e n tro s d e d o c u m e n ta c ió n n o siem p re se h allan ab o n ad o s a las rev istas
cita d a s o an alizad as e n los ín d ices d e p u b licacio n es seriad as o e n los abstracts. L a disponibilidad
d e una p u b licació n seriad a e n u n a b ib lio teca p u ed e v erificarse c o n s u lta n d o el c a tá lo g o de la
m ism a.
4 . E n b u en n ú m ero de índ ices o de abstracts la re fe re n cia a los títu lo s de las revistas se in d ica de
m a n e ra ab rev iad a, en aras de e co n o m izar e sp acio . S iem pre se d eb en p referir las ab rev iatu ras
a d o p ta d as d e m a n e ra oficial p o r las in stitu cio n es o los ce n tro s c o n c e rn ie n te s . Sin em b arg o , los
títulos co m p leto s de las revistas p u ed en o b ten erse co n s u lta n d o la “L ista de las revistas
an alizadas”, q ue suele figurar al p rincipio o al final del ín d ice; así p o r ejem p lo :
A nthropol. S o c.: Anthropologie et Sociétés
C a h . Socio. D ém . M éd .: C ahiers de sociologie et de dém ographie m edicales
] . A m e r Folk.: ]o u m a l o f A m erica n Folklore
5 . Es n e ce sa rio te n e r c u id a d o c o n las rep eticio n es, pues u n a re v ista im p o rta n te p ued e ser
a n a liz a d a de m a n e ra sim u ltán ea en v a rio s ín d ices d e p u b licacio n es seria d a s o d e abstracts. P o r
co n sig u ien te, a rtícu lo s id é n tico s p od rían s e r o b je to d e análisis en v arias d e estas h e rra m ie n ta s.
6. T a m b ié n es n e ce sa rio p restarle a te n c ió n a la co m p le m e n ta rie d a d . L os a rtícu lo s de
p u b licacio n es seriad as p o c o co n o c id a s, c o m o o cu rre c o n fre cu e n cia c o n las revistas en lengu a
esp añ o la o fra n ce sa , n o serán an alizados sino en c o n ta d a s h e rram ien tas.
7. P o r ú ltim o, es n e ce sa rio e sta r p en d ien te d e las rev isio n es an u ales, q u in q u en ales e incluso
d e ce n a le s. L as revisiones y reim p resio n es an u ales de los ín d ices de p u b licacio n es seriad as le
a h o rra n al jo v e n in v estig ad o r la co n su lta u n o tras o tro , de to d o s y c a d a u n o d e los n ú m ero s
ind ividu ales co rre sp o n d ie n te s a un a ñ o en p a rticu la r. L a m ay o r p arte de los índ ices o abstracts
in clu y en to d o s los tem as tra ta d o s d u ra n te el añ o en un ín d ice q u e se c o n o c e c o m o A n n u a l Subject
In d e x o C um ulative S u bject Index. Es e v id e n te q u e e ste a s p e c to n o es p e rtin e n te c u a n d o se tr a ta de
índ ices ele ctró n ico s e n los que la p u esta al d ía d e las referen cias y de los asien tos su ele ser muy
fre cu e n te .

g ra n d e s bib liotecas suele a p a re c e r inform ación a los u su ario s a c e r c a de la e x is te n c ia de u n a rev ista en


línea. U n a reflexió n sob re el asu n to de las revistas cien tíficas en lín ea a p arece en : G érard B oism en u
y G uylaine Beaudry, Le n ouveau m onde n um érique: le cas des revues universitaires, París, L a D é co u v e rte ,
2 0 0 2 , 1 7 8 p., bibliog., w ebographie, co l. "R e c h e r c h e / L a D é co u v e rte ".

52
Los com pen dios de indización de artícu los de prensa constituyen un medio
de acceso a la inform ación difundida en los principales diarios. La mayor parte de
los grandes diarios canadienses se hallan indizados en la base de datos C B C A Com­
plete (proquest.um i.com ). En nuestro tiempo, los diarios im portantes publican su
propio índice en línea. U na buena parte de la edición cotidiana de varios diarios es
accesible en el sitio Web de la empresa de prensa correspondiente. En numerosos
casos, un m otor de búsqueda permite explorar los archivos de prensa18- Por lo ge­
neral, la lectura del artículo archivado se hace por compra en línea. D icho lo
anterior, las bibliotecas universitarias obtienen a veces para sus usuarios un dere­
cho de acceso a los archivos de uno o varios diarios. Debe notarse que los números
anteriores a los años 1 9 8 0 -1 9 9 0 rara vez se hallan digitalizados.
U na m anera de acceder a docum entación que puede confirm ar de modo direc­
to la pertinencia de un tem a de investigación consiste en consultar ciertos c o m ­
pendios especializados, tales com o los compendios de tesis, los compendios de
publicaciones oficiales o de organismos internacionales, los com pendios de publi­
caciones estadísticas, los compendios de docum entación cartográfica y audiovisual
o los compendios de pruebas.
En los com pen dios de tesis aparece la lista exhaustiva de las tesis depositadas
en las universidades de diversos países durante un período determ inado. El co n o ­
cim iento de las tesis constituye un aspecto muy im portante de la búsqueda docu­
m ental. ¿Q uién no desea, de m anera rápida, informarse acerca de los trabajos
originales realizados en el cam po que le interesa? En ciencias sociales y humanas,
las tesis de doctorado suelen con tener un capítulo teórico y m etodológico prepara­
do co n bastante rigor al que se agrega una revisión exhaustiva de la producción
científica pertinente. Estas características las convierten en herram ientas de preci­
sión para el investigador.
Las referencias bibliográficas de las tesis estadounidenses son accesibles en la
publicación en línea ProQ uest Dissertations an d T heses (proquest.umi.com). Por
último, vale la pena tener en cuenta que por lo general las descripciones bibliográ­
ficas van acompañadas de un resumen del contenido de la tesis.
Los com pendios de p u blicacion es g ubern am entales brindan acceso a una do­
cum entación rica, voluminosa y a veces desconocida. Dada la im portancia que
han adquirido las diversas instancias de los gobiernos en la organización y regula­
ción de las actividades de las sociedades contem poráneas, la docum entación de los
organismos públicos y semipúblicos parece indispensable para todo aquel que quiera
tener la medida de la evolución del mundo o de los estados constituidos.
Los c o m p e n d io s de p u b lic a c io n e s de o rg a n ism o s in te r n a c io n a le s c o n ­
tie n e n d o cu m en to s de toda índole que son pu blicados por esos organism os.

18. De la misma manera, ciertos bancos de datos tienen esta función, tal y como ocurre con
Eurelw. En efecto, Eureka permite realizar búsquedas en los diarios, los semanarios, y las publicaciones
mensuales canadienses-franceses, canadienses-ingleses, y francófonos europeos, y obtener incluso el
día de aparición del texto de los artículos.

53
C ada organism o suele pu blicar en lín ea su propio co m p en d io anual y cum u-
la tiv o 19.
En los com pendios (o catálogos) de publicaciones estadísticas se levanta el
inventario de docum entos estadísticos disponibles. M uchos datos son hoy en día
accesibles en línea bajo la forma de form atos electrónicos, susceptibles de ser
visualizados m ediante ciertos procesadores de palabra (Excel, por ejem plo).
Los com pendios de docu m en tación cartográfica posibilitan el acceso a fuen-
tes invaluables de inform ación tales com o mapas geográficos, atlas, mapas an ti­
guos, entre otros. Se sabe que en estos docum entos figuran m ultitud de temas y
fenóm enos económ icos, políticos, históricos y culturales susceptibles de ser repre­
sentados en el espacio. A sí, una investigación sobre la situación de las m ujeres o
sobre la de los indígenas puede ser enriquecida mediante la consulta de un atlas, tal
com o el A das o f A m erican W om en o el A d as o fN o r th A m erican Indians. C ada vez
más se hallan disponibles en línea atlas, mapas, planos y fotografías de interés
cartográfico20. Hay que subrayar que muchas bibliotecas en el mundo ofrecen a sus
usuarios los servicios de personal especializado en inform ación cartográfica. Este
personal sabe guiar con gran probidad al investigador en el uso de los compendios
y de los materiales cartográficos apropiados.
En los com pendios de d o cu m en tació n audiovisual se clasifica, en función de
temas muy precisos, la docum entación disponible en soportes no impresos, tal com o
ocurre con las películas, los discos, las grabaciones sonoras, las diapositivas, los
conjuntos m ultim edia y los videos. Se trata de una docum entación que puede ser
consultada con provecho para fines investigativos. Además de la lista de docu­
m entos audiovisuales que ofrecen las bibliotecas, algunos compendios le permiten
al investigador localizar de m anera rápida una producción audiovisual muy
diversificada. La base D avid figura entre estos compendios. En la actualidad, el
patrimonio de esta base de datos asciende a unas 8 0 .0 0 0 referencias, que se
increm entan cada año en cerca de 2 .5 0 0 correspondientes a videocasetes, discos
com pactos y otros docum entos audiovisuales de la más diversa procedencia en
todos los campos y para todos los públicos. Tam bién existen en la W eb los bancos
m ultimedia donde pueden ser telecargadas las fotografías, las películas y los archi­
vos sonoros.
Por último, los com pendios de pruebas perm iten a los psicólogos, a los educa­
dores, a los trabajadores sociales, y aún a los especialistas del mundo del trabajo
seleccionar y evaluar diversos instrum entos de medida relacionados con las actitu ­
des y los com portam ientos21.

19. En el sitio Internacional A gencies and infonmaiion on the Web, d iseñ ado y actu alizad o por la
b ib lioteca de la U niversid ad de M ichigan (w w w .lib .u m ich .ed u /g o v d o cs/in tl.h tm l’). se o frece la d i­
recció n e le ctró n ica de sitios o p ortales In te rn e t de un gran n ú m ero de organism os intern acion ales.
2 0. U n sitio (T h e World o fM a p s, w w w .m ap s.ethz.ch /) co m p o rta un gran n ú m ero de referen cias
a m apas en línea.
21. En psicología -d iscip lin a en la que el uso de las pruebas es e n o r m e -, los co m p en d io s de
pruebas pueden ser localizados a través del b an co de d ato s Psychlnfo. E n cien cias de la ed u cació n se
puede recu rrir a la base E R IC .

54
Ir más lejos en la búsqueda docum ental: saber elegir la obra adecuada
U na vez que ha com pilado diez, veinte o treinta publicaciones gracias a las
herram ientas de trabajo que ha exam inado, al investigador le es necesario tod a­
vía seleccio n ar aquellas publicaciones que utilizará real y efectivam en te para la
realización de su búsqueda docum ental. El problem a es simple: el investigador
no puede leer todas las obras, artículos y docum entos que ha en contrad o, puesto
que el tiem po no le alcanza. S in em bargo, tam poco puede elegir de m anera arbi­
traria las que retendrá con fines de consulta y lectura en profundidad. ¿Cóm o
puede resolver esta situación? Entregándose a una observación m inuciosa de
cada una de las obras. Tam bién deberá buscar reseñas o inform es de lectura.
¿Cóm o saber si una obra ha sido o b jeto de una reseña crítica, y cóm o saber
donde apareció esta reseña?
El m ejor medio para desentrañar esta inform ación consiste en recurrir a los
com pendios de reseñas. Estos compendios perm iten localizar en poco tiempo las
obras y publicaciones que han sido reseñadas en diversas publicaciones seriadas
científicas u otras. M ediante la com paración de dos o tres informes de lectura de
obras, el investigador puede descubrir en poco tiempo cóm o y hasta qué punto una
obra en particular puede ser útil para el desarrollo de su trabajo.
Varias disciplinas poseen, en versión papel o en versión electrónica, su propia
revista especializada en la crítica de obras científicas, videos, procesadores de pala­
bra, entre otros instrum entos. Entre estas revistas pueden citarse C ontem porary
Sociology: A Jou rn al o f Reviews, Anthropology R eview D atabase, R evue canadienne
des comptes rendus en philosophie. O tros com pendios más generales señalan las rese­
ñas que han aparecido en diferentes revistas científicas. Además de facilitar la re ­
cuperación de las reseñas de obras, ciertas revistas de indización proponen análisis
(o resúmenes, o breves reseñas) de esas obras. En algunas ocasiones presentan
análisis originales, en otras, reproducen fragmentos de una reseña publicada en
otra parte. Es el caso en particular de B o o k Review Digest. C om o es lógico, la m ul­
tiplicación del núm ero de revistas disponibles en línea por el canal de bibliotecas
digitalizadas -q u e perm iten a sus usuarios acceder de m anera muy rápida al c o n te ­
nido de sus números, a partir de una palabra clave (autor, titu lo )-fa c ilita en gran
medida la búsqueda de reseñas.
Ju nto con los abstracts, los compendios de reseñas le perm iten al investigador
alcanzar un conocim iento operativo y utilitario de una parte de la docum entación
que ha recuperado o compilado. En estas condiciones, puede discriminar su docu­
m entación de m anera informada, antes de haber leído integralm ente las obras y los
artículos compilados.

Com plem entar la búsqueda docum ental consultando obras de referencia


alternativas

Varias obras útiles en diversos sentidos permiten acumular otros detalles básicos
para documentar un tema. Así ocurre con los com pendios biográficos, con los

55
a n u a rio s (cronológicos o estadísticos), con los co m p en d io s de o rg an ism o s, con
los tra ta d o s y con los m an u ales. Estas obras se pueden encontrar con ayuda de
guías bibliográficas (o guías de investigación) y de catálogos electrónicos de diver­
sas bibliotecas. Sin embargo, el investigador avezado construirá muy rápido una
lista personal que utilizará en función de sus necesidades puntuales.
Los co m p e n d io s b iográficos perm iten obtener inform ación biográfica sobre
personalidades vivas o muertas, personajes históricos, autores im portantes, entre
otros. Se destacan los diccionarios biográficos (estudio e historia de personajes c o ­
nocidos) de W h o ’s W ho, en donde se describen los aspectos más destacados de los
currículos de las personalidades más contem poráneas.
Existe una variedad considerable de W h o ’s W ho y de diccionarios biográficos
de alcance internacional (Current Biography, T h e internacional W h o ’s W ho, W h o ’s
W ho in the W orld), nacional (W ho’s W ho, W h o ’s W ho in A m erica ... in F ran ce... in
G erm any) o de carácter especializado (D ictionnaire biographique de tous les temps et
de tous les pays, D ictionnaire des personnalités historiques de tous les tem ps) y que
cubren casi todas las esferas de la actividad profesional.
La mayor parte de los compendios cuyo título com ienza por la denom inación
W h o ’s W ho aparecen m encionados en el catálogo de títulos de las bibliotecas. Los
índices de biografías han sido objeto de publicación, en razón del gran núm ero de
com pendios biográficos que circula en el m ercado de la edición. Puede citarse en
particular el Biography Index y B io-B ase (consultables en m icrofichas). Además de
brindar inform ación biográfica directa sobre una gran cantidad de personajes, en
estos índices se cita un gran número de libros sobre temas biográficos, indicando de
esta m anera referencias precisas a las fuentes, lo que le perm ite al investigador
agregar inform ación biográfica a las notas a menudo bastante exiguas que figuran
en los com pendios. Por último, hay que subrayar que la revista de indización B io -
B ase (tam bién disponible en línea bajo el nombre de Biography M aster Index) brin­
da acceso a casi tres millones de notas biográficas que figuran en más de quinientos
compendios biográficos diferentes. Se aconseja utilizar esta formidable herram ien­
ta, si la biblioteca dispone de él.
Com o su nombre lo indica, los an u ario s se publican una vez al año y presentan
inform ación que varía de una edición a otra. La inform ación aparece sea de m ane­
ra descriptiva, sea de m anera estadística. Buen número de entidades político-geo­
gráficas poseen su propio anuario22, por ejemplo l’A nnuaire de lA friq u e du N ord, el
Statistical A bstract o f L atín A m erica, l’A nnuaire statistique de la France. Por su parte,
l’A nnuaire des N ations Unies ilustra bien la riqueza informativa que los organismos
internacionales han puesto a disposición de los investigadores. Por lo demás, estos
organismos publican numerosos anuarios y boletines estadísticos en los que apare­
cen compilados datos relativos a sus esferas de actividad o a sus campos de inter-

22. Debe notarse que estos instrumentos de trabajo son cada vez más disponibles en CD-
ROM. '

56
vención. Entre los más conocidos puede señalarse l’A nnuaire statistique y l'Annuaire
dém ographique de las N aciones U nidas23.
En el catálogo “tem ático” del m otor de búsqueda de las bibliotecas aparecen las
publicaciones estadísticas consagradas a un país o a una región (o a una subdivi-
sión de ese país o de esa región), por ejem plo: A S IA -E stad ísticas, JA P O N - Esta-
dísticas. En el Indice de estadísticas, una herram ienta muy elaborada, aparece
inform ación que figura en un gran número de publicaciones estadísticas. A modo
de ejem plos de índices similares, pueden citarse el C urrent Index to Statistics E xten-
ded D atabase, el F edStatsy el World Trade D ata base24.
El anuario constituye una herram ienta de trabajo muy útil25 para los investiga­
dores que desean conocer las principales características sociológicas, históricas,
políticas, económ icas y culturales de un país o de una región.
Las herram ientas de trabajo denominadas com pendios de organism os facili­
tan la búsqueda de datos puntuales sobre un organismo o una persona. La expre­
sión com pendio de organismos designa un gran núm ero de obras de referencia. Se
m encionarán entre otros los compendios de direcciones y de instituciones, de di­
rectorios telefónicos, los anuarios de asociaciones profesionales, los anuarios admi­
nistrativos, algunas guías de inform ación general o especializada, obras que son
cada vez más accesibles en línea26.
Los compendios de organismos van desde los más generales (World ofL eam in g ,
Encyclopedia o f Associations, Y earbook o f Internacional O rganizations) a los más espe­
cializados (A nnuaire des C L S C , G u ide to G radú ate D epartments o f S ociology). Por
último, algunos organismos privados o públicos publican guías que por su co n ten i­
do se asimilan a los compendios. Piénsese en particular en la G uide desjeun es [Guía
de los jóvenes], en la G u ide des ainés [Guía de las personas mayores] y en la G uide
d ’inform ation pou r les fem m es [Guía inform ática para las m ujeres].
En su calidad de obras de síntesis, los tratados dan cu en ta de un cam po d eter­
minado del conocim iento de una m anera tan com pleta com o es posible. En la
práctica, desempeñan el papel de auténticas enciclopedias. Im agínese por ejemplo
el Traite de sociologie, el Traite du social, el H an d b ook o f Social M ethods, el H an d book

23. El p ortal e le ctró n ico de la O rg an izació n de las N acio n es U n id as (O N U ) brinda a cce so en


línea a un gran n úm ero de sus pub licaciones. D irigirse a la d irecció n lib--unique.un.org/lib/unique.nsf.
24. En In te rn e t existe un sitio que, co m o su nom bre lo indica, brinda a cce so a un gran n um ero
de fuentes y de recursos estad ístico s en línea (Statistical Resources on che Web, U n iv ersity o f M ichigan
Library, [en lin ea], www.lib.iimich.KHii/povHors/starsnew .hrm l ).
25. E d icio n es B o réal de M o n treal publica desde 1 9 8 1 una obra c a u tiv a n te que lleva por título,
Létat du m onde: annuaire économ ique el géopolitique m ondial [E l estado del m undo: anuario mundial
eco n ó m ico y geopolítico]. D e la m ism a m a n e ra , hay q u e se ñ a la r q u e L e M o n d e y T h e Econom ist
p u b lican an u ario s g eo g ráfico s y g e o e co n ó m ico s in tern acio n ales disponibles e n línea m ed ian te ab on o.
26. A c o n tin u a c ió n se o fre ce n dos refe re n cia s in te re sa n te s, a sab er: Associations Unlimited,
[C D -R O M ], D etro it, G ale R esearch , 1 9 9 8 , d on de se p re se n ta n más de 1 2 5 .0 0 0 a so cia cio n e s y o rg a ­
n izaciones in tern acio n ales; T h e World o f L ea m in g: T h e International G uide to the A cadem ic World,
[en lín e a ], w w w .w o rld o flearn in g .co m . d on d e figura un g ran n ú m ero de so cied ad es cie n tífica s y
estab lecim ien to s relacio n ad o s co n el c o n o c im ie n to en el m u n do en tero .

57
o fN o rth A m erican Indians, el H an d book ofA g in g in the S ocial Sciences. Por lo gene-
ral, estos instrum entos presentan más de mil páginas y son redactados por grupos
de autores que trabajan en colaboración. A veces aparecen en varios volúm enes y
cada vez más en versión C D -R O M . Es de lam entar que los tratados no hayan
cubierto todos los campos del conocim iento.
El m anual presenta de m anera muy didáctica las nociones esenciales de un
arte, una ciencia o una técnica. C on frecuencia, su contenido se halla asociado de
manera estrecha con las exigencias de los programas de los cursos. La estructuración
de su contenido le permite al usuario determinar rápidamente un tema. Sin embar­
go, este tipo de obras de fácil acceso a los estudiantes requiere actualizaciones pe­
riódicas. En el m arco de una búsqueda docum ental, el m anual brinda inform acio­
nes muy generales. Puede ayudar a contextualizar una obra y a veces ofrece algunas
indicaciones bibliográficas. Sin embargo, para profundizar en un tema, el investi­
gador no puede limitarse al contenido de los manuales. El manual se com plem enta
bien con las obras de síntesis. Estas, sobre todo cuando se dirigen a un público ya
iniciado en los fundamentos de una disciplina o de un tema, presentan por lo
general una inform ación m ucho más sólida, análisis más profundos, investigacio­
nes de punta; de la misma m anera, abren pistas para estudios ulteriores. A menudo,
las obras de síntesis h acen parte de coleccion es especializadas, cuyo objetivo pri­
mordial consiste en levantar el balance de los conocim ientos sobre un tema o en
presentar el panorama de las investigaciones en curso en una disciplina o en un
campo de estudio. A título de ejem plo puede m encionarse la colección Q uadrige,
publicada bajo los auspicios de Presses universitaires de France (P U F), que en la
actualidad cu enta con más de 4 6 0 obras sobre múltiples aspectos de las ciencias
humanas y sociales27. La m onografía, definida en el diccionario francés titulado
Petit Robert, com o un “estudio com pleto y detallado que se propone agotar un tema
preciso relativamente restringido”, completa el cuadro de los recursos eruditos. Debe
precisarse que aunque algunas obras notables han aparecido en soporte electrón i­
co, la comunidad científica duda en adoptar este nuevo medio y en abandonar el
libro, en el caso de obras de síntesis y de monografías28.

27. L a c o le c c ió n se divide en c u a tro se ccio n e s, a sab er: dicos poche (d iccio n a rio s, h isto ria
g e n e ra l), gran des te x to s, d e b a te s/e n sa y o s, m an u ales. D e la m ism a m an era, P U F publica la co le cció n
“Q u e sais-je?”, d on d e se h an ed itad o m ás de 3 .6 0 0 títulos; rep resen ta por ello una de las bases
in tern acio n ales de datos m ás grandes co n stru id a para el gran público por esp ecialistas.
28. En el m o m en to actu al existe un p ro y ecto de ed ición in tern acio n al dirigido por el m o to r de
búsqueda G oogle, cuyo o b jetiv o co n siste en p on er en línea, de aquí a algunos añ os, e n tre 15 y 2 0
m illones de obras p ro ced en tes de diferentes bibliotecas anglosajonas co n sid erad as e n tre las m ejores
p rovistas del p lan eta.

58
A y u d a n e m o té c n i c a p a ra la in v e stig a ció n d o c u m e n ta l
(Los n úm eros e n tre p arén tesis in d ican las páginas co rresp o n d ien tes en esta guía)

in fo rm a c ió n c a tá lo g o s d e b ib lio te ca s y
a c o p io d e análisis d e la
q u e se n e c e s ita b ases d e d a to s b ib lio g ráficas
in fo rm a c ió n (6 0 ) in fo rm a c ió n (6 0 )
_______________ ( 4 4 )_______________
i i
f o rm u la ció n ¿b ú sq u ed a de e v a lu a c ió n d el
d ic c io n a rio s y e n c ic lo p e d ia s
in icial de la in fo rm a ció n p ro c e d im ie n to (6 1 )
(4 6 )
p r e g u n ta (3 6 ) su p le m e n ta ria ?

d e fin ició n d e la guías b ib lio g ráficas (guías de A p ro v e c h a m ie n to


p r e g u n ta (3 6 ) in v e s tig a c ió n ) ( 4 6 ) ______ d e la in fo rm a ció n

bib liografías d e bib lio g rafías,


fo r m u la c ió n
bib liografías g e n e ra le s,
d e fin itiv a del
bib liografías esp e cia liz a d a s
te m a ( 3 6 )
____________ ( 4 8 , 4 9 ) _____________

e s ta b le c i­
ín d ice s d e p u b lic a c io n e s
m ie n to d e un
se ria d a s, ín d ice s d e d ia rio s
m a r c o te ó ric o
(51)
(3 7 )

e s tr a te g ia de
in v e stig a ció n
c o m p e n d io s d e tesis (5 3 )
d o c u m e n ta l
(3 7 )

d e te r m in a c ió n
c o m p e n d io s d e p u b lica cio n e s
d e las
g u b e r n a m e n ta le s y de
h e r r a m ie n ta s
o rg a n is m o s in te r n a c io n a le s
d o c u m e n tales
(5 3 )
(3 9 )

c o m p e n d io s d e p u b lica cio n e s
ap ro vech a­
e s ta d ís tic a s ; d e
m ie n to de las
d o c u m e n ta c ió n c a r to g r á f ic a ;
h e r r a m ie n ta s
de d o c u m e n ta c i ó n a u d io v isu a l
d o c u m e n ta le s
________________(5 4 )________________

co m p e n d io s de p ru e b a s (5 4 )

co m p e n d io s d e in fo rm e s (5 5 )

c o m p e n d io s b io g rá fico s,
a n u a rio s , c o m p e n d io s de
o rg a n is m o s ( 5 6 , 5 7 , 5 8 )

tr a ta d o s , m a n u a le s , o b ra s d e
________ sín tesis ( 5 7 , 5 8 ) ________

59
Las etapas finales de la búsqueda documental

Sería erróneo pensar que la búsqueda docum ental se agota con la consulta de
las obras de referencia, de indización y de recuperación de inform ación. Todavía se
h ace necesario cotejar de m anera minuciosa la inform ación docum ental, evaluar
de modo somero el contenido de los docum entos compilados, asociándolos con las
finalidades que se vislumbran en la investigación, e interrogarse acerca de la efica­
cia del procedim iento adelantado. A hora se verán las cosas más de cerca.

C u arta etapa: el acopio de inform ación docum ental


La finalidad de esta etapa consiste en com pilar la inform ación tal com o apare­
ce en las obras de referencia que el investigador ha consultado. Se trata de selec­
cionar las referencias que se adecúen m ejor con el tema definido de manera previa.
Ya se ha visto hasta qué punto los com pendios de reseñas incluyen a un mismo
tiempo apreciaciones críticas de las obras identificadas y pueden ayudar a efectuar
esta operación de selección. La adecuada definición de un tem a facilita en gran
medida la selección de los docum entos dignos de retenerse.
La búsqueda docum ental es un trabajo de precisión; en éste, la anotación mi­
nuciosa de las referencias bibliográficas constituye una operación fundamental. En
efecto, pocas cosas son tan frustrantes com o el verse obligado a consultar de nuevo
el catálogo electrón ico de una biblioteca para com pletar una dirección bibliográfi­
ca mal anotada. Para evitar molestias com o ésta, se recom ienda consignar la refe­
rencia bibliográfica com pleta de un docum ento y anotar tam bién, aunque sea de
m anera abreviada, las características principales de las herram ientas de trabajo
mediante las cuales se han recuperado los documentos. C om o es apenas lógico, la
anotación de la referencia -d ire cció n electrónica de un sitio, por ejem p lo- reviste
mayor im portancia cuando se trata de investigaciones efectuadas en bases de datos
o directam ente en In ternet, gracias a motores de búsqueda. En efecto, para un
ciberinvestigador, la dirección electrónica se parece al guijarro blanco de Pulgarcito,
en cuanto que le es indispensable para ordenar los hilos a menudo enmarañados
de la red y en contrar su cam ino hacia la fuente de datos recó n d ito s...

Q uinta etapa: el análisis de la inform ación com pilada


La capacidad de analizar y de sintetizar los múltiples aspectos de la información
reunida en el m om ento de la com pilación de los documentos sigue siendo una
operación intelectual y personal que varía de un investigador a otro.
A quí el objetivo principal consiste en evaluar el contenido de los docum entos
compilados, en relación con los objetivos que se vislumbran, con la problem ática
inicial, con los aspectos del asunto que se aborda y con la estrategia de dem ostra­
ción que adopte el investigador. Esta operación de análisis de la inform ación com ­
pilada le permite al investigador proceder a una selección todavía más específica
de su docum entación. En ciertos casos, el tem a de investigación puede sufrir cier­
tas m odificaciones relacionadas con su definición y form ulación, según las lim ita­
ciones docum entales y el avance de los trabajos sobre el asunto.

60
Sexta etapa: la evaluación general de la investigación documental

Esta etapa conduce al investigador a interrogarse sobre la eficacia de su proce­


dim iento docum ental. D e m anera ideal, en este balance se aprovechan los com en­
tarios, las opiniones de los colegas, de los profesores y de los documentalistas. Los
asuntos a la orden del día son entonces los siguientes:
• ¿Tengo necesidad de volver sobre ciertas etapas del proceso?
• Considerando mis objetivos iniciales, ¿he consultado todos los recursos hum a­
nos disponibles?
• ¿He inspeccionado las fuentes de inform ación más pertinentes?
• ¿Debo docum entar nuevas variables para mi trabajo, redefinir incluso mi tem a
de investigación, ampliándolo o restringiéndolo?
• En relación con el alcance de mi proyecto de investigación, ¿tengo inform a­
ción suficiente en cantidad y calidad?
Esta operación de evaluación puede ser efectuada en cualquier m om ento del
procedim iento, aun si aquí se la presenta com o la última etapa del proceso de
investigación docum ental. En efecto, nada obliga al investigador a esperar hasta el
final para proceder a efectuar el balance de su itinerario.
En el diagrama que aparece en la página 5 9 se reconstituyen las principales
etapas de la investigación docum ental, tal com o acaba de ser descrita.

2 . V eintiséis estrateg ias p ara m axim izar el trabajo de biblioteca en la


e r a e le c tr ó n ic a

Existe un procedim iento m etódico y lógico que perm ite documentarse en la


era electrón ica y dom inar la masa considerable de docum entos, escritos u otros,
que con tien e una gran biblioteca. Este procedim iento -q u e acaba de ser d escrito -
no es sin embargo exclusivo. El investigador avezado debe explorar otras vías,
incluida la de utilizar algunos secretos, con el fin de maximizar su procedimiento
de investigación docum ental. A continuación se presenta una lista de estas estra­
tegias, descubiertas a partir de experiencias vividas.
1. Elaborar una lista propia de herram ientas docum entales. Si descubre, como
resultado de una búsqueda o por casualidad, en una biblioteca o en la red, una
enciclopedia, un diccionario científico, un índice de publicaciones seriadas, un
anuario cualquiera, regístrelo y ordénelo en su “caja de herram ientas” personal.
Quizá con motivo de una nueva investigación docum ental, esta herram ienta de
trabajo pueda revelarse com o indispensable para docum entar su tem a29.

29. H ay que subrayar q ue en los sitios de las gran des b ib liotecas (en p articu lar d e las bibliotecas
u n iv ersitarias), se e n cu e n tra n cien to s de referen cias p rácticas susceptibles de ayu d ar a ad elan tar
investigaciones d o cu m en tales precisas y am plias, eficaces y con fiables. A través del p ortal Uníversities
Worldwide (u n iv .cc/) se puede a c c e d e r a los portales de la m ayoría de las u niversidades del m u n d o y
por en d e a los sitios de sus bibliotecas.

61
2 . Establecer un registro bibliográfico de todas y cada una de las publicacio­
nes identificadas, utilizadas y consultadas. U na memoria individual es incapaz de
registrar todas las referencias bibliográficas que un investigador descubre en la bi­
blioteca. La única m anera de ser eficaz consiste en anotar esas publicaciones, si­
guiendo ciertas convenciones consagradas por el uso. De esta m añera, no sólo se
econom iza tiempo considerable (puesto que cuando emprende la redacción de su
bibliografía, el investigador evita verificar de nuevo la dirección bibliográfica o la
colección a la que pertenece un volum en que ha consultado), sino que se puede
disponer de manera rápida de un banco de títulos propio para investigaciones ulte­
riores sobre el mismo tema o sobre temas conexos. Cuando se dispone de una
com putadora portátil, la reco lecció n de datos en la biblioteca se torna más prácti­
ca. De regreso a casa, el investigador puede ingresar a su com putadora los registros
recuperados durante la jornada, organizarlos m ediante un procesador y construir
de esta manera, al cabo de los años, un auténtico banco personal de datos que le
hará ganar m ucho tiempo.
3 . Llegado el caso, “ copiar-pegar” el título y el resum en de una obra o de un
artículo encontrado en línea y anexarlos al registro bibliográfico de la base de
datos personal del investigador. De esta manera se está seguro de recordar las
grandes líneas del contenido pertinente, incluso varios m eses después de haber
leído el artículo o la obra.
4 . S eleccionar algunas publicaciones seriadas científicas relacionadas de
m anera directa co n sus intereses investigativos y leer de m odo sistem ático las
secciones tituladas “ Reseñas de libros/ C om ptes ren d u s/B o o k Reviews” y “Lis­
ta de obras recibidas en la revista” . S e trata del m ejor medio para actualizarse con
el volum en de publicaciones científicas que llegan sin cesar al m ercado del co n o ­
cim iento. Tam bién se trata de un excelente medio para alcanzar de m anera rápida
una apreciación lúcida e inform ada de los nuevos títulos.
5 . S eleccionar una o dos revistas bibliográficas en que se analicen los n u e­
vos títulos y consultarlas de m anera periódica. ¿Desea con ocer lo que se publica
sobre historia, sociología o ciencia política en los Estados Unidos, Francia o Gran
Bretaña? La consulta regular de revistas bibliográficas com o B ulletin critique du
livre frangais (en C D -R O M ) o British B oo k N ew s (en soporte papel exclusivam en­
te) permite conocer reseñas de obras recientes, estudios bibliográficos especializa­
dos, así com o com entarios de expertos en el m ercado de la edición científica y
general30. Para enterarse de los nuevos títulos y de los que están por aparecer, puede
c o n su lta r listas de títu lo s co m o F orch com in g B o o k s (w w w .locusm ag.com /
Forthcom ing-Books.htm l) y T h e Publisher’s Trade List A nnual (en soporte papel
exclusivam ente).

30. E l jo v en investigad or serio que ad em ás de inform arse sobre los nuevos títulos y de leer
reseñas de alta calid ad , d esea tom arle el pulso al m u n do in telectu al estad o u n id en se, b ritán ico y
francés, co n su ltará tan rápido co m o le sea posible y de m an era regu lar las revistas siguientes: T he N ew
York Review o f Books, T h e Londcm Review o f Books, L e M o n d e des livres, M agazine Uttéraire.

62
6 . D esconfiar de la trillada “ falta de docum entación” . A ntes de concluir una
búsqueda que ha resultado infructuosa y de deprimirse ante la supuesta falta de
docum entación sobre un tema, se recom ienda consultar uno o dos índices de pu­
blicaciones seriadas de reconocida im portancia por un lapso de algunos años. Q u i­
zá descubra por este medio un tesoro esco n d id o ...
7. R eco rd ar que con frecuencia un autor es un especialista en un tem a y que
cu en ta co n varias publicaciones en su producción. ¿Usted en cu entra que una
obra es interesante? ¿Constata que un autor es citado con frecuencia en los libros
que le interesan? Sin pérdida de tiempo, consulte el catálogo por autor o un índice
de publicaciones periódicas. Usted puede tener suerte y descubrir, bajo el nombre
de este autor, varios otros títulos indispensables para su investigación. Además, si
se trata de un autor conocido, usted podría descubrir en el catálogo tem ático obras
relacionadas con su persona, bajo su nom bre o por el de su teoría.
8 . A p rov ech ar los recursos bibliográficos que ofrecen los profesionales de
las bibliotecas. Las grandes bibliotecas suelen ofrecer a sus usuarios los servicios de
personal suficiente en cantidad y capacitación. De m anera periódica, este personal
prepara documentos que contienen volúmenes extensos de información bibliográ­
fica, tales com o guías bibliográficas, bibliografías selectivas, listas de adquisiciones
recientes, comunicaciones a los usuarios, hojas informativas de diverso tipo, “ordino-
guías” (ordino'guid.es). C on frecuencia estos docum entos se ofrecen en línea a títu ­
lo gratuito a quienes los solicitan o a quienes se inscriben a los boletines de víncu­
los electrónicos institucionales.
9 . C onsultar la sección “ N uevas A dquisiciones” . Usted está en la biblioteca
y se siente exhausto, som n olien to ... ¿por qué no hace una pausa que le sea ren ta­
ble desde el punto de vista in telectu al consultando la sección de Nuevas Adquisi­
ciones? Es usual que una gran biblioteca comunique a sus usuarios los títulos de sus
nuevas adquisiciones (que se cuentan por decenas cada día), antes de proceder a
clasificarlos de modo perm anente en los estantes.
1 0. N u n ca se debe olvidar que las publicaciones se clasifican por tem as y
que por esta razón una obra se ubica siempre entre dos publicaciones de conté-
nido similar en los estantes de la biblioteca. Dirigirse a los estantes con el único
interés de consultar la obra de la que se tiene referencia no es la m ejor m anera de
utilizar una biblioteca. U no de los libros vecinos del que se busca podría revelarse
genial o al menos ú til...
11. Fotocopiar o imprimir las bibliografías que figuran en las obras especia­
lizadas. Cuando una obra especializada en un tem a contiene una bibliografía n o ­
table por su volum en, puede ser interesante reproducirla para tenerla siempre a
m ano, aunque aparezca en Internet.
12. Leer artículos que ofrezcan “ balances historio gráficos”, “ estados del arte”
o “análisis de con ju n to de la producción científica en curso. En efecto, tales
artículos brindan copiosa información bibliográfica, contextualizan las nuevas pro-

63
ducciones en relación con el estado del conocim iento acerca de un tema determ i­
nado y brindan apreciaciones críticas de las publicaciones reseñadas. Este tipo de
artículos, que suele publicarse en las revistas especializadas, le perm iten al investi­
gador seguir la evolución de los debates científicos.
13. C onsultar a los profesionales de las bibliotecas. En muchos casos, recurrir
a la asesoría de profesionales hace ganar tiempo y permite con ocer opiniones in te­
ligentes e informadas sobre la forma de docum entarse.
1 4 . V isitar las librerías y consultar la red co n frecu en cia. Se trata de una
m anera agradable de encontrar y con ocer nuevos títulos. La consulta atenta de la
tabla de m aterias, de la introducción general de un volum en (que a veces tam bién
aparece en línea) y de la infraestructura logística de una obra (referencias, biblio­
grafía, mapas, índices, cuadros, entre otros) ayuda con frecuencia a identificar lo
que la distingue de otras. Hoy en día se puede com prar y vender libros (nuevos o
de segunda mano) por medio de Internet. Llegado el caso, es necesario calcular el
plazo de entrega y los costos del envío. Por lo general, la oferta es muy amplia y
m ediante los motores de búsqueda se pueden encontrar títulos muy interesantes.
15. E xten d er y consolidar la red personal de colaboradores. Se trata de una
vía adicional de búsqueda e investigación docum ental que no se debe relegar. En
efecto, este canal de com unicación perm ite obtener inform ación original de modo
más rápido que por medio de cualquier instrum ento de referencia. La com unica­
ción con los colegas es un medio privilegiado para transm itir o recibir inform ación,
tanto para el estudiante com o para el investigador experim entado.
16. C o n o cer los m otores de búsqueda más visitados en la red. A l consultar
un catálogo de biblioteca en línea o sim plem ente al navegar en In ternet, el joven
investigador debería estar informado de las “preferencias” (en el sentido informático
del término) del m otor de búsqueda que utiliza. Esta inform ación figura en la car­
peta “Preferencias” del programa que usa. De la misma m anera, debería conocer
los límites del m otor de búsqueda que emplea. Los grandes motores de búsqueda se
dirigen a grupos muy amplios de usuarios y benefician únicam ente los sitios más
visitados, por esta razón pueden reenviar a sitios com erciales com o primeros resul­
tados de una búsqueda en la red. Suele suceder que los sitios más interesantes
acerca de un tema no son por necesidad los que encabezan la lista, ni los que se
encuentran con mayor facilidad. U n buen trabajo de docum entación suele ser el
resultado de un esfuerzo sistem ático de búsqueda.
1 7 . C on su ltar los enlaces de las asociaciones profesionales. Teniendo en
cuenta que ciertos sitios son verdaderos arcanos reservados a los iniciados, el inves­
tigador puede volverse sin lim itaciones hacia los recursos que ponen a su disposi­
ción las asociaciones profesionales de las disciplinas en que se ha formado o por las
que siente alguna predilección. El cibernauta suele encontrar en los sitios W eb de
las asociaciones una página co n los enlaces hacia diversos sitios de indudable in te ­
rés para la disciplina, según la opinión de los especialistas.

64
1 8 . N o m inusvalorar los recu rsos electrón icos, sean cuales fueren. Los re­
cursos electrónicos pueden hacerle econom izar m ucho tiempo al estudioso. Ya
existen tutoriales en la red. S e trata de programas inform áticos capaces de animar­
se, a través de Internet, co n los catálogos electrónicos de las bibliotecas, lo que
permite a los investigadores acelerar sus búsquedas docum entales. Bien programa­
dos, con estos tutoriales se puede establecer la bibliografía sobre un tem a en pocos
minutos. Com o es de esperarse, la calidad de los resultados depende de la precisión
de los términos empleados en la form ulación del tem a y de la amplitud del barrido
inform ático realizado. Com o es natural, el recurso de los tutoriales no excluye otros
tipos de investigación bibliográfica. En estas condiciones, las nuevas tecnologías
de la inform ación y la com unicación (N T IC ) le ofrecen al ciberinvestigador múl­
tiples posibilidades.
1 9 . C on su ltar los foros electrón icos que existen sobre un tem a. Los foros
electrónicos no gozan de gran aprecio en el mundo de las ciencias sociales. Los
estudiantes no suelen frecuentarlos. Por su parte, los profesores que se desempeñan
en departam entos vinculados a facultades de ciencias humanas ven con poca sim­
patía las publicaciones en línea, contrario a lo que sucede co n los especialistas en
ciencias naturales que ya han dado el viraje electrónico. Im portantes revistas de
ciencias naturales publican en línea la totalidad de sus artículos, y muchos investi­
gadores que trabajan en laboratorios muy distantes unos de otros, perm anecen en
co n ta cto por medio de foros electrónicos. Estos foros pueden dedicarse por entero
a realizar intercam bios sobre un problema científico. Por este medio, los partici­
pantes en un foro electrónico se benefician casi de inm ediato de sus descubrimien­
tos recíprocos. Este aspecto práctico debería m otivarla frecuentación de ios foros31
en e cam po de las ciencias sociales.
2 0 . A bonarse a boletines informativos electrónicos {e'newsletters) . La cien­
cia avanza en la medida en que renueva sus certezas. C ientífico es aquel que se
m antiene informado de lo que aco n tece en el mundo del conocim iento, cu alquie­
ra que sea la disciplina a la que se halle vinculado. Los boletines informativos
electrónicos, tam bién llamados e-new sletters, son un buen medio para estar infor­
mado del flujo continuo de los conocim ientos. Por ejem plo, el politólogo o el estu­
diante de periodismo que se especializa en la región de los Balcanes tendrá todo el
interés en abonarse a la carta electrónica C nurrier des Balkans. U na o varias veces
a la semana, el abonado recibe en su buzón de correo referencias de obras y artícu­
los publicados por la prensa internacional o redactados por periodistas en pasantía

31. A títu lo de ejem plo se e n cu e n tra en el sitio W eb del diario L e M onde (fo ru m s.Iem on d e.fr/
perl/w w w thereads.p l) can tid a d de foros d on d e se d iscu ten tem as de ca n d e n te a ctu alid ad . Piénsese
sólo e n los foros titulad os “Irak: la g u e rra ” o “E u ro p a: ías e leccio n es b ritá n ica s”. P ara te n e r una idea
de la d im ensión de estos foros, puede m en cio n arse que el co n sag rad o a las e le ccio n e s b ritán icas
celeb rad as el 6 de m ay o de 2 0 0 5 co n te n ía en ia fech a del 5 de m ayo del 2 0 0 5 , 1 .3 6 1 d eb ates y 2 1 .1 6 1
m ensajes. T am bién se e n cu e n tra n foros d edicados a zonas g eo g ráficas p recisas, por ejem p lo el del
C o u rrier des Balkans, d on de esp ecialistas y aficionad os de la región p ued en d iscu tir sobre la a ctu a li­
d ad y h asta e n c o n tra r un co m p añ ero de v ia je ... (w w w .halk ans.eu .org/article 1 0 3 8 .tu m i).

65
de formación, que cubre la actualidad más candente. Varias organizaciones no
gubernam entales (O N G ) ofrecen servicios de noticias en línea.
2 1 . V isitar y cre a r blogs. El lugar de las N T IC (nuevas tecnologías de la infor­
mación y la com unicación) en la educación del m añana depende en amplia medi­
da de la actitud de los estudiantes de hoy. N o hay que dudar en solicitar al profesor
publicar en Internet una agenda electrónica. Gracias a este recurso, los participan­
tes de un curso o de un seminario pueden seguir con facilidad el calendario y
cumplir los plazos programados. D e esta manera, el profesor puede hacer accesible
en línea una parte del m aterial de su curso e incluso publicar allí los m ejores traba­
jos de los estudiantes. Se trata sólo de algunos ejem plos que ilustran la riqueza del
blog (del inglés blog, abreviatura de “W eblog”), que puede convertirse en una
au ten tica creación colectiva de los estudiantes, creación que integra archivos so­
noros y visuales e incluso breves videos (.mpeg). De igual forma, para establecer un
balance sobre una cuestión precisa, un blog puede elevarse al rango de herramienta
bibliográfica para otros investigadores y estudiantes de cualquier parte del mundo3^
2 2 . C rear grupos de discusión. La publicación de un blog suele generar gastos,
contrario a lo que ocurre con la creación de un grupo de discusión en Internet, que
es un servicio gratuito. U n grupo de discusión se presenta bajo una forma doble, a
saber: una dirección electrónica para receptores múltiples, y un sitio W eb donde un
moderador administra el grupo (por ejemplo, Yahoo-groups). La ventaja de crear
tales grupos consiste en que los estudiantes pueden com unicarse de m anera instantá­
nea entre sí, para mantenerse al corriente del calendario de los cursos y compartir su
experiencia investigativa; de la misma manera, los descubrimientos fortuitos de los
otros estudiantes pueden hacerle ganar tiempo en sus investigaciones bibliográficas.
2 3 . Inform arse a través de la prensa electrón ica. U na buena parte de cada
diario m atutino puede consultarse en In ternet a título gratuito. La consulta de un
sitio com o www.lemonde.fr brinda acceso a los artículos del día en menos tiempo
del que se necesitaría para comprar el diario, que por lo demás no siempre se halla
a la venta en las tiendas del lugar. Además, la edición electrónica de un diario se
halla por lo general saturada de vínculos hipertextuales. A la hora de informarse,
siempre hay que preferir las publicaciones electrónicas de los grandes medios ofi­
ciales cuya reputación garantiza (salvo excepciones ... ) ia validez de la inform a­
ción publicada. Tam bién existen los llamados sitios colectivos de inform ación. En
principio, cualquier persona puede publicar allí su visión y versión de lo que o cu ­
rre. Sin embargo, en el caso de un sitio com o Indymedia, ninguna autoridad co n ­
trola la veracidad de lo que allí se afirma. Y circula el rumor ...
2 4 . R ecelar el plagio electrón ico. C on la proliferación de textos electrónicos
publicados en In ternet se vuelve tentador para el estudiante copiar-pegar textos y

32. D esde este p u n to de vista p resen ta p articu lar in terés el blog de la C h a ire de rech erch e du
C añada en H istorie co m parée de la m ém oire [C á te d ra de In v e stig a ció n d el C a n a d á en H isto ria
C o m p arad a de la M e m o ria ], disponible en la d irecció n w u w.anaiy.üi-'sr- ti ui.u-ai

66
entregarlos a sus profesores, presentándolos com o si fueran de su propia autoría.
Q uienes se exponen a este riesgo deben atenerse a las consecuencias. Hay que
saber que, de h echo, ya existen herram ientas pedagógicas especializadas que les
perm iten a los profesores exam inar un docum ento y determ inar si se trata de un
plagio parcial o total.
2 5 . R ecod ar que la m ayor parte de las bases de datos son de creació n relati­
vam ente recien te. La mayor parte de las bases de datos empezaron a construirse a
principios de los años 1970. Por esta razón no perm iten adelantar investigaciones
retrospectivas por largos períodos, a menos que se les integre la inform ación que
figura en publicaciones anteriores en soporte papel.
2 6 . U tilizar registros electrónicos. Las ventajas de la investigación en Internet
pueden optimizarse agregando a Favoritos las páginas W eb que parecen más perti­
nentes y a las cuales se puede regresar con mayor facilidad por este medio. En
ciertos casos, incluso cuando se utilizan computadoras en un sitio público (por
ejem plo, en un aeropuerto o en una estación), se pueden continuar gestionando
los registros personales por interm edio de un proveedor gratuito de servicios de
In ternet (por ejem plo, Y ahoo!), lo que permite al investigador crear y visualizar los
registros desde el lugar del m undo donde se encuentre.

3 . U n a cib e rca ja de h erra m ie n ta s d o cu m e n ta le s

En esta sección no se aspira a la exhaustividad. Dado que la red carece de


bordes y de límites, sería imposible responder a las expectativas de todas y cada una
de las personas en el mundo, aun si las referencias se multiplicaran hasta el infinito.
Por realismo y por modestia, hemos puesto el acento en listas de herramientas
electrónicas de trabajo (sitios de Internet, C D -R O M , bases de datos) que le ofre­
cen al joven investigador m edios de a cceso a la inform ación o a la docum entación
en la masa de las publicaciones accesibles en línea hoy por hoy.
Por lo demás y con la finalidad de abrirse cam ino en la Web, el estudiante hará
bien desplegando toda su iniciativa para consultar los sitios de las bibliotecas univer­
sitarias que suelen ofrecer a sus usuarios - clasificados por disciplinas c ie n tífi­
cas campos de investigación, tipos de publicaciones y bancos de sitios que abren
la puerta a auténticas bibliotecas virtuales. C on frecuencia, los docum entalistas de
las grandes bibliotecas o frecen en línea listas de obras generales (guías bibliográfi­
cas, enciclopedias, diccionarios, cronologías, entre otros) que, clasificadas por do­
m inios o tem áticas de investigación, le perm iten al estudiante novicio em prender
investigaciones sobre un núm ero muy grande de tem as33.

3 3. D el m ism o m od o, hay que re co rd a r que co n g ran frecu en cia las pub licaciones ele ctró n ica s,
incluidos los com pendios de tod o tipo, se hallan disponibles en sop orte papel. P or lo d em ás, In te rn e t no
ha d e sca rta d o al papel co m o so p o rte de inform ación . Es una p erogru llada d e cir que el estu d ian te
debería co n se rv a r el reflejo de co n su lta r obras trad icio n ales - c o n frecu en cia e x c e l e n t e s - en el cu rso
de sus in v estig acio n es d o cu m e n ta le s.

67
N uestra apuesta será ganada si, en desarrollo de sus investigaciones docum en-
tales, los jóvenes investigadores confeccionan una cibercaja de herram ientas que
incluya ciertas referencias que aquí se m encionan y, sobre todo, si tratan de satisfa­
cer sus necesidades particulares y propias del m om ento de desarrollo que viven
com o investigadores o com o profesionales en form ación.
Precisem os que sólo se ofrece al lector la dirección en línea de los sitios de
In tern et34. En el caso de los C D -R O M , la dirección bibliográfica sólo con tien e los
elem entos esenciales de identificación. U na breve descripción acom paña la m en­
ción de la mayoría de los compendios, con la finalidad de que el investigador per­
ciba al rompe la utilidad de la herram ienta bibliográfica. Por último, debe señalarse
que, salvo excepción, las obras citadas son accesibles por suscripción directa del
usuario o por interm edio de una suscripción adquirida por un cen tro de investiga­
ción o una biblioteca.

1. Catálogos en linea de algunas bibliotecas35

Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de América (Library of Congress):


www. loe. gov/index. html/
Biblioteca Nacional de Francia (Bibliothéque nationale de Franee):
www.bnf.fr/
Biblioteca Británica (T he British Library):
www.bl.uk/
Biblioteca Nacional de Colombia
www.bibliotecanacional.gov.co/
Biblioteca Nacional del Canadá
amicus.nlc-bnc.ca/aaweb/amiloginf.htm
Biblioteca Nacional de España
www.bne.es/
Biblioteca Luis-Angel Arango (Bogotá, D. C.)
www.lablaa.org/home.html

2 . Enciclopedias

E n ciclopedia Universalis
Versión en línea de la gran enciclopedia, www.universalis-edu.com/. También disponible en
versión CD-ROM.

3 4 . C o n g ran frecu en cia se trata de la d irecció n del p roveedor del servicio. El usuario de una
biblioteca a cce d e de ordinario a la base de d ato s d irectam en te, por m edio de una c o n e x ió n In tern et
a su estab lecim ien to .
3 5 . En la segunda edición del C o ffre á outils du ch erch eu r áébuxam (M on treal, B oreal, 2 0 0 6 ) ,
objeto de la p resente trad u cció n , el lecto r puede en co n trar instru m en tos de trabajo quebequenses, que
tratan sobre Q u eb ec o que presentan recursos docum entales en francés, en particular en la secció n que
aquí se inicia. E n la trad u cció n que ahora se p resenta se han co n serv ad o los instrum entos de im p ortan ­
cia reco n o cid a en el m undo in tern acio n ald e la investigación. Por o tra parte, d oña C lara Lucy Valenzuela,
de la Biblioteca C e n tral de la U niversidad N acio n al de C olom bia, sede B o g o tá, ha brindado inform a­
ción sobre algunas bases de datos p ertin en tes para el m undo hispanohablante [N. del T .].

6 8
E n ciclopedia Británica
Versión en línea de la gran enciclopedia, www.5e arch .e h .con v’. También disponible en ver­
sión CD-ROM.

E n ciclopedia E n carta
Destinada a un público amplio; sin embargo, contiene 30.000 artículos y una mediateca con
12 000 entradas. [En línea], fr.encarta.msn.com/

E nciclopedia de l’agora
Se ofrece en línea a título gratuito. Contiene más de 6.000 artículos y documentos sobre
multitud de temas relacionados con el arte, la historia, la vida, el universo, entre otros.
[En línea], agora.qc.ca/mot.nsf

G ale Virtual R eferen ce Library


Compuesto por una valiosa colección de enciclopedias, almanaques, manuales, índices, di­
rectorios, anuarios, actas de congresos, entre otros tipos de publicaciones, que suman
más de 85 obras de consulta disponibles a través de una interfaz de búsqueda. Los usua­
rios pueden realizar búsquedas en una sola obra o en la colección completa y pueden
navegar en la colección, ya que dispone de hipervínculos al contenido de las obras de
consulta, así como a sitios web relacionados. Entre las formas de navegación se encuen­
tran tablas de contenido e índices. Cubre entre otros los siguientes temas: arte, antropo­
logía, biografías, ciencias sociales, filosofía y religión, derecho, educación, estudios
multiculturales, historia y literatura, leyes / gobierno, medio ambiente, psicología.

O xford R eference on line


Esta base de datos -que es actualizada tres veces por año- reagrupa todas las obras de referen­
cia publicadas por Ediciones Oxford. [En línea], oxfordreference.com

3 . Bibliografías geiwrnles

La Biblioteca Nacional de España y las bibliotecas nacionales de los diferentes Estados de


Iberoamérica y Sudamérica suelen tener catálogos en línea en que se presentan las bi­
bliografías nacionales correspondientes cuya preparación corre bajo la responsabilidad
de las mismas bibliotecas.

4 . Índice de publicaciones seriadas o abstracts

A m erica: History and life


Compendio bibliográfico de artículos aparecidos en más de 2 000 publicaciones seriadas de
carácter científico en el mundo, y que se relacionan con el campo general de la historia
(con excepción de la del Canadá y Estados Unidos). [En línea], serials.abc-clio.com.

Arts Abstracts
Base de datos en que se indexan y resumen los artículos de más de 300 publicaciones seriadas
sobre arte. [Cd. Rom].

69
Current Contents
Banco de datos compilados por el Instituto para la Información Científica. Allí se analizan
casi 8.000 publicaciones científicas internacionales que se ocupan de todos los campos
del conocimiento. [En línea], isiknowledge.com

É R IC
Contiene resúmenes de artículos aparecidos en más de 750 revistas científicas entre las
cuales se encuentran C u r r e n t In d e x to j o u m a ls in E d u c a t io n y R eso u rces in E d u c a tio n . [En
línea], www.eric.ed.gov/

F inance an d D evelopm ent


Publicación del Fondo Monetario Internacional. Índice trimestral de las publicaciones seriadas
que tratan sobre la ayuda económica y las finanzas internacionales. [En línea],
pcft.chadwyck.com

Francis
Compendio publicado por el Centro Nacional de la Investigación Científica (C e n t r e n a tio n al
d e la r e c h e rc h e scien tifiq u e) de París. Base de datos bibliográficos y multidisciplinarios
multilingüe en ciencias humanas. Bastante útil para los estudiantes de historia del arte.
[En línea], webspirs

H istoricalA bstracts
Compendio bibliográfico de artículos que aparecen en más de 2.000 publicaciones seriadas
del mundo, que tratan sobre el campo general de la historia (con excepción de la del
Canadá y de la de los Estados Unidos). [En línea], serials.abc-clio.com

Humanities A bstracts
Resúmenes sobre diversos sectores de las ciencia humanas, en particular la arqueología, la
alimentación, la filosofía, el arte, el periodismo, la religión, las humanidades, la lingüís­
tica, el espacio, el cine, la música, la historia mundial, el folclor, las artes del espectáculo,
la literatura mundial. [En línea], newfirstsearch.oclc.org

Linguistic abstracts on line


Base de datos en que se incluyen resúmenes analíticos que cubren el campo general de la
lingüística. [En línea], www.blackwellpublishing.com/

N ation al Periodical Library’s G uide to Social Science an d Religion


Índice de publicaciones seriadas en ciencias sociales en que se integra la documentación
relacionada con las cuestiones religiosas. [En línea], www.nplguide.com

Pais International
Referencia un gran número de publicaciones seriadas relacionadas en particular con el cam­
po de las políticas públicas, las relaciones internacionales y todo aquello que de manera
general tiene un impacto político o presenta interés para la ciencia política. [En línea],
www.ocloc.org

70
Psychlnfo
Presenta referencias y resúmenes de artículos de publicaciones seriadas, de capítulos de
libros, de libros e informes técnicos relacionados con el amplio campo de la psicología.
[En línea], www.apa.org/psychinfo/

R epére: índice analítico de artículos de publicaciojies seriadas en lengua fran cesa


Artículos de publicaciones seriadas de Francia y de Quebec en todos los campos, a partir de
1972. [En línea], repere.sdm.qc.ca

R evues.org
Reseñas elaboradas a partir del análisis de revistas francesas y quebequenses en ciencias
sociales y humanas. [En línea], revues.org

Social Services A bstracts


Referencia y resume los trabajos de investigación actuales en un gran número de disciplinas
relacionadas con las ciencias sociales. [En línea], www.csa.com

Sociological A bstracts
Indice de la producción científica internacional en sociología. Incluye artículos de publica-
ciones seriadas desde 1963, lo mismo que libros, tesis y comunicaciones científicas. [En
línea], www.csa.com

W om erís Studies International


Reagrupa bases de datos multidisciplinarias sobre la condición femenina. [En línea],
www.sciencedirect.com/science

5 . índice de periódicos

E ureka
Base de datos que permite realizar búsquedas en los diarios, los semanarios y las revistas
mensuales francófonas europeas, canadienses-francesas y canadienses-inglesas; asimismo,
permite obtener el texto de los artículos el mismo día de su aparición. La información se
halla repartida en tres bases de datos. A ctu a licé f r a n c o p h o n e (Canadá) reagrupa los textos
de diarios, de publicaciones seriadas y de publicaciones de negocios de lengua francesa,
entre los cuales se encuentran L a P resse, L e Soleil, L e D ev o ir, L A c t u a l k é , L es A ffa ire s y
Affa ires p lu s, así como una rúbrica intitulada “S électio n a u d io U n iv e r s ia ” , que presenta la
transcripción audio de algunas emisiones de la Sociedad Radio-Canadá. A ctu a lité
a n g lo p h o n e (Canadá) es un banco de datos textual que reagrupa varias publicaciones
canadienses de lengua inglesa. Contiene los artículos de T o ro n to Star así como los de la
agencia de prensa C a n a d ia n P ress. A ctu a lité fr a n c o p h o n e (Europa) es un banco de datos
textual en que se reagrupan varias publicaciones de la Europa francófona, en particular
L e M o n d e , L e M o n d e D ip b m a t iq u e , L E x p re s s y L ib era tio n . [En línea].

Le M onde d ipbm atiqu e


Recurso electrónico publicado en Quebec por CEDEROM-SIN desde 2001; brinda acceso a
los artículos aparecidos en la revista. [Cd rom].

71
N ational N ew spaper Abstraets
Base de datos que ofrece los resúmenes analíticos de artículos aparecidos en N e w Y o rk T im e s ,
U S A T oday y T h e W all S treet Jo u r n a l. [En línea], proquest.umi.com

ProQ uest H istorical N ew spapers: N ew York Times


Brinda acceso en formato PDF a todos los números del N e w Y o rk T im e s desde 1851, salvo los
de los dos últimos años. [En línea], proquest.umi.com

6 . Resúmenes de la actualidad

C urrent History
Revista de actualidad internacional que se concentra en el estudio de un país o de una zona
geográfica. [En línea], pcift.chadwyck.com

Institute fo r W ar an d Peace Reporting


Consagrado a la promoción de la democracia y la paz en el mundo, este instituto se carac­
teriza por sus boletines de noticias preparados por periodistas en formación. Dado que
el interés primordial del Instituto gira alrededor de los problemas locales, brinda in-
formación diferente de la que ofrecen las agencias de prensa internacional, en la me­
dida en que cubre aspectos micro-políticos y micro-sociales que escapan con frecuen­
cia a los periodistas que viven a la caza de la actualidad política e incluso del
sensacionalismo. Además, el sitio ofrece mapas interactivos y números especiales. [En
línea], www.iwpr.net

R adio Free E u ropel Radio Liberty


Esta radio tiene por objetivo favorecer la democracia en el mundo y ha logrado estructurar
un importante servicio de noticias internacionales [e -'n ew sletters) . En estas condiciones,
el investigador recibirá en su buzón, de manera regular, un correo que contiene la actua­
lidad más reciente sobre la región o el país que le interesa. [En línea], www.rferl.org

7. Compendios generales de tesis

ProQ uest Dissertations an d Theses


En esta base de datos se ofrecen resúmenes analíticos de tesis y de escritos universitarios
estadounidenses desde 1861 hasta nuestros días. Aparece también en CD-ROM bajo el
título Dissertation A b stra cts O n d is c . [En línea], proquest.umi.com

8 . Compendios generales de reseñas

Booh R eview Digest


Mensual. Presenta reseñas de libros recientes escritos en inglés, trátese de obras de ficción o
de otros libros, con excepción de manuales, de publicaciones oficiales y de libros especia­
lizados en ciencias jurídicas y en ciencias. [En línea], newfirstsearch.oclc.org

72
M agill B o o k Reviews
Ofrece resúmenes de la literatura clásica y de best-sellers. Cada año se agregan más de 500
reseñas. [En línea], search.epnet.com

M usic Index Online


Base de datos que incluye más de 700 publicaciones seriadas y en la que se reseñan los
artículos que to can de lejos o de cerca al mundo de la música. [En línea],
www.hppmusicindex.com

R eferen ce Reviews
Índice de críticas de obras que han aparecido en diversas publicaciones. [En línea],
www.emeraldinsight.com

9 . Repertorios biográficos36

Briographylnd
Datos biográficos recogidos en publicaciones seriadas y en libros en inglés en los más diver­
sos campos, y que aparecen analizados en los índices de H. W Wilson. Índice de artículos,
de libros y de autobiografías sobre temas biográficos desde la Antigüedad hasta nuestros
días. Biografías individuales y colectivas en todos los campos y nacionalidades. [En
línea], newfirstsearch.oclc.org

I O. Banco de revistas en Iínea.37

A cadem ic S earch Premier


Academic Search Premier es la base de datos académica multidisciplinaria más grande del
mundo. Contiene el texto completo de más de 4.450 publicaciones académicas, de las
cuales más de 3.500 son publicaciones arbitradas. Abarca virtualmente todas las áreas de
estudio académico y cuenta con información fechada desde 1975. Su actualización es
diaria.

C am bridge University Press Jo u m als on Line


Permite el acceso en línea a una pléyade de revistas científicas publicadas por la célebre casa
británica de edición. [En línea], journals.cambridge.org

D O A ] ( D irectory o f O pen A ccess Jou^rnals)


Repositorio de revistas electrónicas que pertenece al ámbito Open Acess, lo que significa que
los artículos integrantes de esta compilación:

36. Nótese que The lntemational Wio's Wio (Londres, Europa, 1935’" ) continúa apareciendo
en soporte papel.
37. Salvo excepción, las revistas en línea son accesibles mediante suscripción. De la misma
manera, se puede acceder a su contenido pasando por bancos de artículos digitalizados. Esta subsección
propone una lista de estos bancos donde ha sido “depositado" un gran número de artículos que
provienen de un stock considerable de revistas científicas en todos los campos de las ciencias.

73
• son accesibles de manera universal y en forma gratuita vía Internet.
• Que los autores o propietarios de los derechos de autor garantizan a las terceras partes
que no hay errores sustantivos en el proceso de publicación y que las atribuciones de
autoría, así como la identificación bibliográfica de las contribuciones son proporciona­
dos en la fuente (si algún artículo es reproducido o diseminado en parte, es obligación de
la persona que realiza tal acción, indicar de manera clara e inequívoca la procedencia del
mismo).

Fuente A cadém ica


Fuente Académica es una colección de revistas especializadas de conocidos editores latinoa­
mericanos, sudamericanos y españoles. Esta base de datos contiene el texto íntegro
(incluido PDF) de más de 150 revistas académicas y especializadas en español. El conte­
nido en español lo proporcionan editoriales conocidas en todo el mundo.

History C ooperative
Texto integral de las contribuciones aparecidas en años recientes en 18 revistas de historia
en lengua inglesa. [En línea], www.historycooperative.org

JS T O R
Texto integral de más de 300 revistas científicas en lengua inglesa, desde su lanzamiento y
con excepción de los últimos años. [En línea], www.jstor.org

O xford Jouirnals
Brinda acceso a las revistas científicas publicadas por la casa editorial universitaria más
importante del mundo. [En línea], www3.oup.co.uk/jnls/

P C I FullText
Texto integral de más de 350 revistas de ciencias humanas y sociales y que aparecen indexadas
en el Periodical Contents Index. [En línea], pcift.chadwyck.com/pcift/search

Project M use
Ofrece más de 250 revistas científicas que cubren varios campos de las ciencias humanas y
sociales. [En línea], muse.jhu.edu/journals/index.html

ProQuest
Texto integral de varios miles de revistas de lenguas, la mayoría hasta los números más
recientes. [En línea], proquest.umi.com

Repere
Incluye 41O 000 referencias de artículos de publicaciones seriadas en lengua francesa (1980)
con el texto integral de 21.000 artículos y las direcciones de 10.000 artículos en texto
integral en internet. [En línea], repere2.sdm.qc.ca

74
Science Direct
Texto integral de publicaciones seriadas sobre todos los campos. [En línea], www.sciencedirect.
com/science/journals

11. Anuarios, compendios de publicaciones estadísticas y bancos de datos


estadísticos

C IA W orld F actb ook / R eference M aps


Compendio de datos de tipo geográfico, económico, demográfico y político confeccionado
por la bien conocida agencia estadounidense. [En línea], www.cia.gov/cia/publications/
factbook/

FedStats
Portal de compendio de datos estadísticos producidos por más de 100 agencias y organismos
federales estadounidenses. [En línea], www.fedstats.gov/

International Financial Statistics


Versión electrónica de la principal publicación estadística del Fondo Monetario Internacio­
nal (FMI) que aparece cada mes desde 1948. Trata temas como el balance de pagos, las
cuentas nacionales, la demografía, el empleo, las finanzas públicas e internacionales.
Publicada conjuntamente por el FMI y el Banco Mundial. [CD-ROM, 1990]

Fuente O C D E
Base de datos bibliográfica y de textos integrales de las publicaciones de la Organización de
Cooperación y de Desarrollo Económicos (OCDE). Aspectos tratados: agricultura y
alimentación, desarrollo, economías emergentes, empleo, energía, ciencias ambientales
y desarrollo durable, finanzas e inversiones, seguros, economía, comercio, industria y
servicios, problemas sociales, migraciones, fuentes y métodos estadísticos, tasación, trans­
portes, entre otros. Allí se encuentran artículos de publicaciones seriadas, monografías,
informes, estudios por temas, estadísticas. [En línea], ceres.sourceoecd.org

Survey o f C urrent Business


Publicación estadounidense en que se indexan las publicaciones seriadas y las publicaciones
estadísticas relacionadas con el comercio. [En línea], search.epnet.com
Estadísticas de la Naciones Unidas/ United Nations Statistics
Portal estadístico de la ONU. [En línea], unstarts.un.org/unsd/
World Economic Outlook (W EC) Database
Banco de datos (indicadores económicos) publicado por el Fondo Monetario Internacional.
[En línea], www.imf.org
World Trade Database / La base de datos sobre el comercio mundial
Esta base de datos es preparada por Statistique Canuda desde 1993 y ofrece información cuan­
titativa de los intercambios comerciales para más de 600 productos y servicios entre los
160 países miembros de las Naciones Unidas. [CD-ROM],

75
12. Compendios de documentación audiovisual

A rchitecture and Building N et Resources


Compilación preparada por Jeanne Brown de un gran número de sitios en arquitectura;
incluye el diseño urbano. Acceso gratuito.
[En_ línea], librarv.nevada.edu/arch/rsrce/webrsrce/contents.html

Internet A rchive
Biblioteca numérica que moviliza cientos de servidores, por lo que puede decirse que es una
verdadera memoria de Internet. Archiva sitios Web, aún después que han cesado de ser
accesibles en línea. [En línea], www.archive.org

E l Louvre
El sitio ofrece una visita virtual del museo y brinda acceso a una base de datos que permite ver
las obras y consultar su descripción. Es digno de notar que muchos de los grandes museos
ofrecen este tipo de servicios. [En línea], www.louvre.fr

Pathe Film A rchive


Permite el acceso a 3.500 horas de películas que cubren la actualidad internacional, eldepor-
te y la historia social desde 1896 hasta 1970. [En línea], www.britishpathe.com

76
Capítulo 3

Cómo interpretar una fuente escrita:


ei comentario de documento

El uso de fuentes escritas a modo de fuentes primarias1es una práctica com ún


de los investigadores de todas las disciplinas científicas. Tal es el caso de los histo-
riadores que consultan archivos, algunas veces muy antiguos, donde encuentran
por ejem plo inventarios post-m ortem de los primeros colonos españoles establecí'
dos en el Nuevo Reino de Granada; estos docum entos resultan útiles para recons-
truir géneros de vida de los primeros inmigrantes europeos a estas tierras. Los eco -
nomistas por su parte consultan docum entos publicados por diversas instancias
gubernam entales con el fin de com prender y prever los m ovim ientos coyunturales.
¿Cuál es el politólogo que no utiliza la prensa com o insumo de sus análisis y para
reconstruir los principales debates que agitan las sociedades a lo largo de su desa-
rrollo?
¿Qué actitud debe adoptar el investigador frente a una fuente escrita que se
propone explotar en función de un objetivo de investigación? ¿Cómo debe in te-
rrogarla para obten er la mayor cantidad de inform ación? ¿H asta qué punto debe
proseguir su investigación para esclarecer los enigmas que le plantea su docum en-
to? En pocas palabras, ¿cómo debe orientar el proceso de interpretación del testi­
monio escrito?
En el presente capítulo se propone un procedim iento simple y general para
interpretar una fuente escrita. Este procedim iento suele encontrar su forma más
acabada y presentable en aquello que suele denominarse com entario de documento.
De entrada, debe puntualizarse que no se trata de un ejercicio fácil. En reali-
dad, el com entario de texto exige del investigador una atención y una vigilancia
sostenidas, un buen conocim iento del origen y co n texto de producción del docu-
m entó, así com o una probada capacidad de interrogación e imaginación. N o hay
duda de que existe un vínculo estrecho entre la im aginación del investigador, sus
conocim ientos acumulados y su aptitud para establecer correlaciones, encadena-
m ientos o vínculos entre ciertos elem entos de inform ación alejados en apariencia
unos de otros.

1. E n las páginas sig u ien tes no se co n sid e ra n los estu d io s esp ecializad o s sob re fu en tes p rim a­
rias, en el m a rco de u n a in v e stig a ció n de tipo h isto rio g ráfico o ep istem o ló g ico . T am b ién es n e c e s a ­
rio p re cisar que los e le m e n to s de m é to d o que se d efin en en este cap ítu lo no son o tra c o s a que
p rincipios g e n erales. T a m p o co se ab o rd an en este ca p ítu lo los p roblem as de m é to d o que su rgen c o n
m o tiv o de la u tilizació n de fu en tes m uy p articu lares, por ejem p lo in scrip cio n es en pied ra o c a lig ra ­
fías an tig u as.

77
Usualm ente, el com entario de docum ento se realiza en cuatro etapas principa­
les que se suceden de m anera lógica. Tales etapas se hallan precedidas de un traba­
jo crítico de interrogación, lectura y docum entación; en conjunto, este trabajo
incide de m anera decisiva en la calidad del com entario final.
Las secciones que siguen se organizan alrededor de tres puntos, a saber: una
explicación del procedimiento previo al com entario de texto (sección 1); una des­
cripción de las cuatro etapas del com entario (sección 2 ); la consideración de un
ejem plo con el que se busca ilustrar y recapitular los elem entos del m étodo expues­
to (sección 3 ).

l . E l p ro c e d im ie n to p rev io al c o m e n ta rio

Cualquier persona que emprenda un com entario de docum ento sin haber rea­
lizado un con ju nto de procedim ientos intelectuales previos se arriesga a em pobre­
cer de modo considerable su trabajo ulterior de interpretación. Este procedimiento
previo suele com prender tres etapas, a saber: la crítica de autenticidad del docu­
m ento, la lectura atenta del texto y la docum entación.

L a c rític a d e a u te n tic id a d

Tiene por objetivo la verificación y la validación del docum ento antes de proce­
der a utilizarlo. Consiste en el exam en minucioso del documento mediante un cues­
tionario. En la práctica, este procedimiento se asemeja al trabajo de un detective.
Aunque en la vida real es imposible establecer una lista de preguntas con vali­
dez universal para verificar la autenticidad de un docum ento, puesto que cada
docum ento exige un cuestionario específico, quizá las siguientes preguntas resul­
ten pertinentes para la mayoría de ellos2:
• ¿Q uién escribió el docum ento, un individuo, un grupo de personas?
• ¿Cuándo fue escrito el docum ento? ¿Dónde? ¿Cómo?
• ¿Por qué cam inos llegó hasta nosotros?
• ¿Se conserva disponible el docum ento tal y conform e lo escribió su autor?
• ¿Se trata de un original? ¿De una copia? ¿De una copia de copia?
• En caso de que se trate de una copia: ¿ésta es fiel o es falsa?
• Durante el proceso de redacción del docum ento, ¿pudo el autor com eter algu­
na equivocación?
• ¿El autor se autocensuró? ¿Acaso fue obligado a censurarse?
• ¿El autor es un testigo directo, o recogió su inform ación de testigos anteriores?
Es evidente que para brindar respuesta a estas cuestiones se requiere un co n o ­
cim iento muy profundo de un corpus archivístico o docum ental, así com o un com -

2. El cu estion ario ha sido ad ap tad o a p artir de la obra de H en ri-Iré n é e M arro u , D e la connaisance


historique, Paris, le Seuil, 1 9 5 4 , p. 7 2 . E n la últim a trad u cció n al español por A . D íez, El conocimiento
histórico, B a rce lo n a , Idea B ooks, 1 9 9 9 , p. 8 5 - 8 6 [N. del T .].

78
pleto dominio de la literatura científica relacionada con ese corpus. De hecho, el
trabajo de verificación de la autenticidad de las fuentes primarias no se halla al
alcance de todos los investigadores. N o cabe duda de que se trata de un trabajo
propio de especialistas o al menos de aficionados eruditos.
Por fortuna, la crítica de autenticidad es una etapa discrecional para casi todas
las fuentes, en la medida en que la veracidad de éstas no plantea dudas. En los
casos en que se torne necesaria la crítica de autenticidad, la situación se com plica
para el investigador principiante, que suele trabajar con fuentes publicadas. ¿A ca­
so los editores han introducido m odificaciones en los docum entos originales? ¿Por
casualidad el texto ha sido objeto de una revisión sintáctica o gramatical? ¿Se trata
de una traducción? ¿Por suerte se han retocado pasajes incomprensibles? ¿Quizá se
han alterado o m utilado del docum ento original? Se trata de preguntas que con
frecuencia no se pueden responder, sobre todo si los editores o los responsables de
la publicación om iten referirse al tratam iento que le han dado a los originales. En
la práctica, la crítica de restitución se revela tan difícil com o la crítica de au tentici­
dad3. Por esta razón, es difícil que el investigador principiante, aunque sea conciente
del problema, pueda ir hasta el fondo del asunto.
Para terminar, debe precisarse que las inform aciones recogidas cuando se prac­
tica la crítica de autenticidad de un docum ento se retom an en el ejercicio del
com entario propiam ente dicho.

Lectura atenta del documento

U na vez realizada la crítica de autenticidad del docum ento, el investigador


puede pasar a la segunda etapa de su procedim iento previo, es decir, a la lectura
m inuciosa del texto.
El objetivo de esta lectura consiste en tomar nota de todos los aspectos del
docum ento que parezcan lo bastante significativos com o para que m erezcan ser
elucidados: personas citadas, lugares m encionados, situaciones evocadas, expre­
siones recurrentes, imprecisiones del texto, suposiciones ambiguas, m atices de v o ­
cabulario, entre otros. Es im portante no leer demasiado rápido las expresiones,
nociones o palabras que parecen banales. De hecho, no es seguro que la significa­
ción dada en el texto sea la misma que la que atraviesa la m ente del investigador
cuando lee el docum ento. Por último, y hasta donde sea posible, hay que estar
atentos a las palabras “solapadas y traidoram ente hipócritas” -c o m o diría B a lz a c-
que caracterizan el texto de numerosos docum entos.
Este ejercicio de descifram iento, de deconstrucción y “desnudam iento” del tex­
to, que implica un análisis ulterior, podría ser llevado muy lejos. Le corresponde al

3. P ara percibir la en verg ad u ra del desafío, pueden leerse co n p ro v e ch o los trab ajos de Réal
O u e llet. E n este sentido, puede co n su ltarse L e grand voyage du pays des H urons, de G abriel S agard ,
te x to estab lecid o por R éal O u e lle t, in tro d u cció n y n o tas por R éal O u e lle t y Ja c k W arw ick , M o n treal,
Bibliothéque québécoise, 1 9 9 0 , 3 8 3 p., il., bibliog., c o l.“L itté ra tu re ". Tam bién puede verse D es Sauvages,
de S am u el de C h am p lain , te x to estab lecid o a n o ta d o y p resen tad o por A lain Beau lieu y R éal O u ellet,
M o n treal, Typo, 1 9 9 3 , 2 8 2 p., il., bibliog., m apas, col. “T y p o ”.

79
investigador insistir, en función de sus objetivos de investigación y de búsqueda,
en aquello que le parece im portante, digno de interés, suficientem ente significati­
vo al punto de m erecer una aten ció n especial. D e hecho, un docum ento puede
hablar en cien idiomas, ser interrogado de mil y una maneras, ofrecer diez mil
respuestas. El cuestionario elaborado para un texto revela en parte el contenido de
ese texto. Sin embargo, este cuestionario debe ser lo suficientem ente abierto, flexi­
ble y com plejo com o para que evite que se olviden elem entos del contenido que,
com o consecuencia de su riqueza o de su singularidad, podrían obligar al investiga­
dor a modificar o a revisar sus objetivos de búsqueda y en consecuencia sus hipóte­
sis implícitas.

La documentación

El señalam iento de las particularidades y de los m atices de una fuente primaria


exige que se la docum ente. En otras palabras, se trata de crear las condiciones
necesarias para com prender y analizar los elem entos de inform ación que figuran
en la fuente y que han sido percibidos por el investigador. Se torna entonces n ece­
sario elaborar una bibliografía inform ativa y analítica.
En un primer m om ento, esta bibliografía incluye obras de referencia tales com o
enciclopedias y diccionarios especializados, obras de síntesis (manuales o com pen­
dios), dos o tres obras especializadas donde se trate de m anera más o menos ex­
haustiva el episodio que se relata en la fuente; eventualm ente, uno o dos artículos
de revista y, com o es natural, la consulta de algunos sitios de docum entación elec­
trónica. Tales lecturas ayudan a instalarse en el terreno y a despejar vías. A medida
que el investigador profundiza en su análisis, esta bibliografía puede enriquecerse
con una cantidad más o menos grande de lecturas com plem entarias. S in embargo,
estas últimas no se realizan sino en una segunda etapa. C oncluida esta etapa de
docum entación, el trabajo de interpretación puede comenzarse.

2 . E l c o m e n ta rio p ro p ia m e n te d ich o

Puede decirse que el com entario de docum ento consiste en el ordenam iento
del proceso de interpretación de un testim onio escrito; tal ordenam iento debe
revestir una forma presentable. Se trata de un ejercicio de contextualización, aná­
lisis y explicación de las particularidades de una fuente escrita, ejercicio que se
practica con la perspectiva de resolver un cuestionario inicial planteado por el
investigador. U n com entario de texto desprovisto de curiosidad investigativa es un
ejercicio intelectual imposible en la práctica, en la medida en que podría ser condu­
cido demasiado lejos y en múltiples direcciones a un mismo tiempo, todo ello con
el riesgo de caer en detalles irrelevantes desde un punto de vista heurístico. El
com entario de docum ento suele descomponerse en cuatro etapas principales4.

4. S e in v ita al l e c t o r a c o n o c e r el p r o c e d im i e n t o propuest o e s t a b le c i e n d o c o n t i n u a m e n t e el
paralelo c o n el estud io d id á c t ic o del t e x t o de íd ola S a i n t - J e a n que figura al final de e s t e ca pít u lo .

80
Primera etapa: !a con^^^lización del asociada con el problema planteado

De manera general, el objetivo que se persigue en esta etapa consiste en situar


el docum ento en relación con un cuestionario de partida, un cam po de estudio, o
un área de búsqueda.
A ntes de pasar al análisis propiam ente dicho del docum ento parece oportuno
que se identifique y precise la cuestión intelectu al que se plantea, el debate o el
problema general que aparece en el documento. De la misma manera, debe resaltarse
el interés particular de este docum ento, con miras a profundizar uno o varios as­
pectos de la cu estión o del problem a identificado.
U n com entario de docum ento carece de sentido cuando es ajeno a un proyec­
to de investigación, a una interrogación inicial, a un problema subjetivam ente
planteado por un investigador. Es este proyecto, esta cuestión, este problema lo
que debe resaltarse en esta etapa, co n el fin de brindar una orientación, un o b jeti­
vo, una unidad de con ju nto al ejercicio del com entario.

Segunda etapa: la detenninación del marco histórico y origen del documento

El objetivo de la segunda etapa del com entario consiste en situar históricam en­
te el docum ento objeto de análisis, lo que implica brindar tanta inform ación perti­
nente y circunstanciada corno sea posible acerca de las condiciones de su produc­
ción y de los aspectos políticos, sociales, económ icos, ideológicos y culturales, de la
coyuntura en que se inscribe ta l docum ento.
C on este objetivo, el investigador moviliza toda la inform ación que ha logrado
acopiar, incluso la relacionada con la crítica de autenticidad del docum ento, cu an ­
do ías circunstancias lo exigen. En caso de no haberlo hecho, tratará de responder
a las siguientes preguntas5:
* ¿Q uién es el autor del docum ento? ¿Era persona conocida? ¿Tenía prestancia
social al m om ento de redactar el docum ento? ¿Qué im portancia y qué credibi­
lidad m erece su testimonio? ¿Acaso el autor representaba una corriente, un
m ovim iento, una idea en boga cuando escribió el documento?
* ¿Cuál era el objetivo declarado o im plícito dei autor al preparar el documento?
¿A caso el docum ento objeto de análisis presenta un interés suplem entario o
particular por el hecho de haber sido eiaborado por tal o cual autor?
* ¿En qué circunstancias y en qué coyuntura apareció el docum ento? ¿Cuál es su
con texto histórico original? ¿Se puede, a partir de estas circunstancias y de esta
coyuntura, com prender las características formales, de contenido, tono, pre­
sentación, discurso, y organización general del docum ento?
a ¿A quién iba dirigido eventualm ente el docum ento? ¿Q uién era s;_¡ destinata­
rio inicial? ¿Pueden com prenderse m ejor las particularidades y los m atices del
m ensaje que se com unica a través dei docum ento m ediante la identificación
de su destinatario?

5.Estas preguntas pueden resultar pertinentes para interrogar un gran número de documen­
tos, aunque en rigor no a todos los documentos.

81
• ¿Cuál es en realidad el valor testim onial del docum ento? ¿Cómo se diferencia
de otros docum entos similares y por qué debe concedérsele una im portancia
particular?
• ¿Qué precauciones deben tomarse eventualm ente para analizarlo?

Tercera etapa: la reconstitución del esquema y el análisis del documento

En la tercera etapa del com entario de docum ento se analizan los datos y las
particularidades contenidas en el docum ento, se in tenta elucidar las suposiciones;
explicitar los indicios que ofrece; resolver sus imprecisiones; com entar las situacio-
nes que trae a colación; descifrar los m atices de vocabulario que contiene, respe-
tando en todo m om ento los significados propios de la época; determinar e identi­
ficar las personas citadas, entre otros aspectos. En todo caso, esta etapa del comentario
debe hacerse echando mano de la docum entación previam ente compilada.
Esta etapa suele dividirse en dos partes, a saber: una presentación esquem ática
de las partes principales del docum ento, y el análisis propiam ente dicho de las
particularidades y de los m atices del texto.
C on la presentación esquem ática se busca establecer la lógica estructurante del
texto, dicho de otra m anera, cóm o se organiza la argum entación, cuál es su hilo
conductor, cóm o se desarrolla, y a qué conduce. En cierta forma, la presentación
esquem ática es la reconstitución razonada del plan del texto.
En el análisis del documento se busca seguir una progresión lógica y acumulativa.
U sualm ente va de lo general a lo particular. Por ejem plo, en un primer m om ento,
el investigador puede concentrarse en el análisis de las situaciones descritas en el
docum ento, para pasar enseguida a la identificación de las personas puestas en
escena, al estudio m inucioso de los términos de argot que contiene, en tre otros
aspectos. En verdad, no existe un modelo capaz de agotar la realidad. A fin de
cuentas, la forma que adquiere el com entario depende del contenido del docu­
m ento y de las preocupaciones del investigador. D ebe respetarse el principio gene­
ral de clasificar y reagrupar de m anera lógica los elem entos de contenido que se
asemejan o aproximan. Todas las fuentes utilizadas para la explicación de una u
otra de las particularidades del texto deben citarse a medida que el investigador se
sirve de ellas. Las referencias bibliográficas se hacen conforme a las pautas expues­
tas en el apéndice 2 de la presente guía.

Cuarta etapa: el balance

En la cuarta etapa del com entario de docum ento se busca perm itir al joven
investigador que aproveche el procedim iento precedente con miras a em itir un
juicio de conjunto sobre las cualidades intrínsecas y extrínsecas del documento. El
investigador puede estar interesado en responder a las siguientes cuestiones:
• ¿Qué enseñanzas pueden obtenerse del texto analizado? ¿Qué vale la pena
retener del documento?
• ¿A qué dudas brinda el contenido elem entos fundam entales de respuesta?

82
• ¿Acaso revela aspectos im portantes de un episodio o de una situación?
• ¿Cómo esta huella permite com prender m ejor la sociedad que la produjo?
• ¿En conju nto, el docum ento objeto de análisis es fiable e importante? ¿O no
será acaso un docum ento marginal, secundario, desprovisto de pertinencia?
• ¿Puede utilizarse la inform ación contenida en el docum ento para enunciar
una hipótesis, o para brindar una explicación?
El balance es indispensable por dos razones. En primer lugar, porque permite
evaluar con lucidez el docum ento que se tiene a la m ano, en función de la calidad
del com entario realizado; además, el balance permite utilizar este docum ento en el
m arco de un proyecto de investigación e incluso dentro de una estrategia de res-
puesta a una pregunta inicial.

3 . P re s e n ta c ió n de u n ejem plo sim ple de co m e n ta rio de d o cu m e n to

A. Contextualización del documento en relación con un problema intelectual


El discurso de Idola S ain t-Jean 6 sobre el derecho al voto de las mujeres tiene un
interés múltiple. En primer lugar, brinda inform ación acerca del poco conocido
período de entreguerras en la historia de Q uebec. Sobre todo, constituye un docu­
m ento de primera im portancia para trazar la historia de las mujeres. En virtud de su
contenido, permite entender una de las principales reivindicaciones de las femi-
nistas durante la primera mitad del siglo X I X . D e la misma m anera, el discurso de
Id o la S a in t- J e a n d e ja e n tre v e r la am argu ra de m u ch as m u jeres a n te la
marginalización de todo tipo que ellas experim entaban en la vida cotidiana y e n
particular, aquella que les era impuesta por la discrim inación propia del régimen
del m atrim onio engastado en el Código Civil de Q u ebec. A comienzos de la d éca­
da de 1930, el obstáculo jurídico continuaba siendo uno de los principales m eca­
nismos que impedían la em ancipación de las m ujeres. La autora se hallaba em pe­
ñada en denunciar esta situación. Puede decirse que el discurso de Idola Saint-Jean,
difundido a través de la radio, es muy revelador para los investigadores, pues les
permite entender las contingencias de una lucha y los rasgos de las m entalidades
de una época.

B . Notas sobre el marco histórico y el origen del documento1


L a au tora
La historiografía presenta a Idola S ain t-Jean (1 8 8 0 -1 9 4 5 ) com o una de las
primeras grandes feministas de Q uebec. H ija de un criminalista, tuvo sobre todo

6. A q u í n o es n ecesaria en m odo algu n o la c rític a de au ten ticid ad del texto , puesto que la
tra n scrip ció n in teg ral de su c o n te n id o original ha sido g aran tizad a p or los au to res de la obra d on d e
fue rep rod u cid o (véase la re fe re n cia co m p leta de la obra, en la p. 91 de esta guía d on d e ap arece
tra d u c id o ). P o r o tra p arte, el te x to p u ed e ser c o n s u lta d o en in t e r n e t, en la d ir e c c ió n www.
cy b e rso lid aires.o rg /h isto ire/d o cs/19331 (página co n su ltad a el 15 de abril de 2 0 0 5 ) .
7. El ab ogad o Luis F ern an d o O so rio U m añ a, eg resad o de la U n iversid ad de S a n to Tom ás
(B o g o tá ), co lab o ró en la revisión té c n ic a del siguiente te x to .

83
una form ación en lengua francesa y se desempeñó en la Universidad M cG ill, en el
D epartam ento de Estudios Franceses. Durante toda su vida luchó por la em ancipa'
ción jurídica de las mujeres. Feminista m ilitante, participó en 1922 en la fundación
del Com ité Provincial en Favor del Sufragio Femenino. C in co años más tarde,
insatisfecha con el itinerario de este m ovim iento, lo abandonó y se dedicó a pro-
mover la creación de la Alianza Canadiense por el Voto de las M ujeres en Q uebec,
organización integrada por feministas francófonas procedentes sobre todo de los
estratos populares8. En 1930, y con m otivo de una elecció n federal, Idola Sain t-
Jean convocó al electorado con su candidatura independiente por la circunscrip­
ción de Sain t-D enis Dorion. Fue la primera vez que una m ujer se presentó a las
elecciones federales de Q u ebec9, y aunque fue derrotada, obtuvo 3 .0 0 0 votos10.

El discurso
En 1931, al m om ento de pronunciar este discurso11, el proyecto de ley sobre el
voto fem enino ya había sido som etido ante la Asam blea Legislativa de Q uebec, en
cuatro oportunidades sin ser aprobado12. Idola S ain t-Jean pronunció su discurso
con el propósito m anifiesto de presentar y promover las ideas de los principales
grupos feministas de la época (la Liga por los D erechos de la Mujer, la Federación
N acional San Juan Bautista, la Alianza Canadiense en Favor del Voto de las M u je­
res en Q u e b e c )13 y con la finalidad de sensibilizar a los diputados acerca del impor­
tante papel que podía desempeñar la m ujer en la esfera de los asuntos públicos. El
discurso estaba destinado al gran público, a los hom bres com o es natural, y a ciertas
mujeres que continuaban oponiéndose al proyecto de ley sobre el voto fem enino14.

8. C ath erin e L. C le v e rd o n , T h e W oman Suffrage M ovem ent in C a ñ a d a , in tro d . de R am say


C o o k , T o ro n to , U niversity o fT o ro n to Press, 1 9 7 4 [ 1 9 5 0 ], p. 2 3 2 . V éase tam b ién b ilan .u sh er-b roo k e.ca/
b ilan /p ag esb io g rap h ies/291h tm l (página con sultad a el 1 de abril de 2 0 0 5 ) .
9. Se debe record ar que aunque las mujeres de Q u eb ec obtu vieron el d erech o al v o to a nivel
provincial sólo hasta 1 9 4 0 , lograron sin em bargo ejercer esta responsabilidad a nivel federal desde 1 918.
10. F u en tes de in fo rm ació n biográficas: R o b ert P ré v o st, Q uébécoises d ’hier et d ’a u jo u rd ’hui,
M o n trea l, S tan k é, 1 9 8 5 , p. 2 0 0 ; C lev erd o n , cap . 7 ; M ich elin e D u m o n t e ta l. [C o lle ctif C lio ], Lhistoire
des fem m es au Q u e b ec depuis quatre siécles, M o n treal, Les Q uinze, 1 9 8 2 , cap . 11.
11. N a d a perm ite asegu rar que este d iscurso radiodifundido en febrero de 1931 co rresp on d e
in teg ralm en te a la prim era versión e scrita por la a u to ra . H ub iera sido in teresan te saber si Idola S ain t-
Je a n se vio obligada a ce n su ra r su d iscurso, por iniciativa propia u obligada p or te rce ro s para difundirlo
a trav és de la radio.
12. E n 1 9 2 7 , 51 v o to s c o n tra 1 3 ; en 1 9 2 8 , 3 9 v o to s co n tra 1 1 ; en 1 9 2 9 , 5 0 v o to s co n tra 1 6; por
ú ltim o , en 1 9 3 0 , 4 4 v o to s co n tra 24-
13. P ara una h istoria de las organ izaciones fem inistas en Q u eb ec d u ran te los trein ta prim eros
años del siglo x x, véan se, D u m o n t et al.; Susan M ann Trofimenkoff, Visions nacionales: une histoire du
Q u eb ec, M o n treal, T ré ca rré , 1 9 8 6 [1 9 8 3 ]; M arie Lavigne et al “La F éd é ra tio n n atio n ale S a in t-Je a n -
B ap tiste a les rev en d icatio n s fém inistes au d ébut du x x c siécle”, R evue d ’hiscoire de l’A m ériqu e frangaise,
v. 2 9 , N e 3, d iciem b re de 1 9 7 5 , p. 3 5 3 - 3 7 3 ; Yolande Pinard, “Les débuts du m o u v em en t des fem m es”,
en M arie L avigne e t Yolande P in ard , bajo la dir. d e, Las fem m es dans la société québécoise: aspects
historiques, M o n treal, B o réal E xp ress, 1 9 7 7 , p. 6 1 -8 7 .
14- A co n tin u a ció n se brindan algunos ejem plos. E n 1 9 2 1 , co n m otivo de un debate sobre el
v o to fem en in o, la F ed eració n de M ujeres C a n ad ien ses-F ran cesas de la reg ió n de H ull, co n M ad am e

84
Por otra parte, hay que subrayar que a comienzos de la década de 1930 las feminis-
tas se servían de la radio com o soporte de difusión de sus m ensajes, en el m arco de
una estrategia tendiente a unir a su causa a las mujeres que vivían en las zonas
rurales. En este sentido puede decirse q u eT h érése Casgrain, presidenta de la Liga
por los D erechos de la Mujer, dirigía una em isión semanal, Femina, en las ondas de
C K A C ; los propietarios del periódico L a Presse corrían con los costos de esta emi-
sión. Idola Sain t-Jean , por su parte, animaba una emisión llamada Actualité fém inine
(A ctualidad Fem enina) 15.
D e la misma m anera, en su discurso, Idola S a in t-Je a n se dirigía a los legisla­
dores [s ic ]16, a los políticos y a los juristas. Estos últimos eran m enos visibles
aunque no menos im portantes para m antener a las m ujeres bajo tutela. S e sabe
que uno de los objetivos primordiales de las organizaciones feministas consistía
en hacer evolucionar las leyes, en particular aquellas que regían la situación de la
m ujer en el marco de la pareja. En efecto, el sistema jurídico era considerado
com o una de las causas más im portantes de la dependencia de las m ujeres y del
papel secundario que se les asignaba en la esfera de los asuntos públicos17. Por
último, al pronunciar su discurso a través de la radio, Idola S a in t-Je a n esperaba
m enoscabar la influ encia de otros discursos, en particular el del clero y el de los
políticos. D ado que la radio podía penetrar en el espacio de la vida privada de la
mayoría de las m ujeres, se trataba sin duda del medio más apropiado para ir al
en cu en tro de ellas, allí donde los serm ones y los discursos no lo podían hacer, en
todo caso no de m anera d irecta18.

R ose A rc h a m b a u lt a la cab eza, p resen tó un m em o rial al prim er m inistro T asch ereau so licitán d o le
v o ta r c o n tr a el p ro y ecto , p u esto que “el v o to fem en in o es un p rincipio su bversivo del o rd en , co n tra rio
al d e re ch o divino, al d e re ch o n atu ral y al d e re ch o s o cia l”. F rag m en to s publicados en L a Presse, 3 de
febrero de 1921, p. 1 y citad os en D aniel L ato u ch e, en colab. co n D ian e Poliqu in -B ourassa, texto s
com p ilad os y co m e n ta d o s por L e m anuel de la parole: m anifestes québécois^ to m o I I : 1 9 0 0 á 19 5 9 ,
M o n treal, B o real E x p re ss, 1 9 7 7 , p. 111. T am b ién m erece m en cio n arse la in te rv e n c ió n de R o lan d e
D ésilets (portavoz del C írc u lo de G ran jeras) q ue, al m arg en de los trabajos de la C o m isió n d e In v es­
tigación sobre los D erech o s C iviles de las M ujeres, (C om isión D orion , 1 9 3 0 ) , d esaprobó rad icalm en te
la lu ch a de las fem inistas e n pro del m ejo ram ien to de las co n d icio n es juríd icas d e las m ujeres. Por
últim o, debe precisarse que F ran g o ise G a u d e t-S m e t, cu ya influ encia sobre las m ujeres del se c to r
ru ral no es d esp reciab le, tam b ién se op u so al v o to fem en in o. S ob re este tem a, v éase D u m o n t e c a l , p.
3 3 7 - 3 3 8 y p. 3 4 7 - 3 4 8 . V éase tam b ién , G hislaine D esjardins, “Les C ercles des ferm iéres e t l’actio n
fém inine en milieu rural, 1 9 1 5 - 1 9 4 4 ”, en Lavigne y P in ard , p. 2 1 7 - 2 4 3 .
15. C le v e rd o n , p. 2 4 0 .
16. Es n ecesario p recisar que la au to ra utiliza in co rre cta m e n te el té rm in o “legisladores", puesto
que se refiere a la D ip u tación . E n lengua fran cesa el térm in o “legislador" se em p lea para d esignar a
una p erson a o a una au to rid ad (por ejem p lo una asam blea legislativa) q ue legisla, que elabora las
leyes. A d em ás, este térm in o n u n ca se em p lea en plural.
17. Sob re este asu n to , véase Jen n ifer S to d d art, “Q u an d des gens de rob e se p e n ch e t su r les
droits des fem m es: le cas de la C om isión D orion , 1 9 2 9 - 1 9 3 1 " , en : L avigne y Pinard, p. 3 0 7 -3 ,3 5 .
18. P ara un análisis del fen ó m en o de p e n e tra ció n de la rad io en los h og ares quebequenses
an tes de 1 9 4 0 , véase el trab ajo clásico de E lzéar L avo ie, “L évo lu tion d e la rad io au C a ñ a d a frangais
a v a n t 1 9 4 0 ”, Recherches sociographiques, v. 12, N 2 1, e n ero -ab ril 1 9 7 1 , p. 1 7 -4 3 .

85
El objetivo

Idola S ain t-Jean se proponía convencer a la población en general y a la dipu-


tación en particular, acerca de las bondades del proyecto de ley m ediante el cual se
reivindicaba el d erecho al sufragio fem enino en la provincia de Q u ebec. Su discur­
so se presenta com o una defensa de los derechos fundamentales de las mujeres. En
su argum entación alude a la rectitud y abnegación, nociones reconocidas en la
m ujer; a la respetabilidad de las madres, de las esposas y de las hijas; al carácter
sagrado y a la primacía de los principios cristianos19, sentim ientos arraigados en las
mentalidades y en las prácticas individuales de la época. De la misma m anera, el
análisis minucioso de las afirmaciones de la autora sugiere que buscaba movilizar su
auditorio a partir de un argumento básico - e l de la prom oción e igualdad de los
canadienses de origen francés en el seno de la Federación can ad ien se- que tras­
cendía muchos sectarismos existentes en la provincia de Q u ebec de aquella época.
Además, algunos argumentos esgrimidos por la autora prueban que las feministas
canadienses de origen francés siempre oscilaron entre el reformismo, las creencias
religiosas y los principios nacionales. Por este motivo, muchas de ellas optaron por
el feminismo cristiano20. U no de los elem entos básicos de las afirmaciones de la
au tora21 es la noción vaga -a u n q u e estim ulante y unificad ora- de “orgullo n a cio ­
n a l”, que ella reforzaba con la referencia a algunas figuras mayores del panteón
nacional (M adam e de Repentigny, M arie Rollet, Jea n n e M anee, M arguerite
Bourgeoys, M adeleine de Verchéres, la madre de Louis-Joseph Papineau). Por últi­
mo, la autora hace referencia a un p anteón fem enino en proceso de constitu ción
al m encionar en su texto a dos heroínas, A nn ie M acdonald Langstaff y M arthe
Peinad, que contribuyeron a la conquista de una igualdad de acceso de las mujeres
a ciertas profesiones reconocidas. C on la evocación de estas figuras buscaba exaltar
a las generaciones de mujeres en busca de em ancipación22.

19. P ara ilustrar la im agen esterio tip ad a e idealizada de la m ujer de la d écad a de 1 9 3 0 , véase
“La fem m e can ad ien n e-fran ^ aise”, en trega esp ecial de L alm anach de la langue jranqaise, M o n treal,
E dicion es A lb ert Lévesqu e, 1 9 3 6 .
2 0 . S ob re las relacio n es am biguas aunque no p or ello m en os claras e n tre el fem inism o y el
n acio n alism o a co m ien zos del siglo x x, véase Trofim enkoff, cap . 12.
21. La e x a ce rb a ció n de un sen tim ien to de orgullo n acio n al es un recu rso utilizado de m an era
b astan te frecu en te por las fem inistas, en p articu lar frente a los n acio n alistas y al cle ro , para o b ten er la
ap robación de cierto s asuntos. D e ello es testim o n io , por ejem plo, la carta de M aríe L aco ste G érin -
Lajoie a la su periora de la C o n g rég atio n de N o tr e -D a m e , sor A n n e -M a rie , d on d e se queja que las
can a d ien ses-fran cesas son obligadas a ir a la U n iv ersid ad M cG ill, a los E stad o s U nid os o a E urop a a
co m p le tar sus estudios. Se tra ta de un arg u m en to de peso, p uesto que la E scu ela Superior, que ofrecía
a las niñas los cu a tro últim os años del cu rso clásico , había sido ab ierta el 8 de o ctu b re de 1908. Sob re
e ste a su n to véase D u m o n t et a i , p. 3 2 1 - 3 2 2 .
22. A n n ie M acd o n ald L an g staff fue la prim era m u jer d ip lom ada de la F a c u lta d de D e re ch o de
la U niversid ad M cG ill, en 1 9 1 1 . Sin em b argo, sólo hasta 1 9 4 2 las m ujeres fu eron adm itidas en el foro
p ara litigar en la C o rte . M arth e Pelland fue, por su p arte, la p rim era m ujer que logró, en 1 9 3 1 , el
d e r e c h o de p r a c t ic a r la m e d icin a en la p ro v in c ia . V é a se , b ila n .U s h e r b r o o k e .c a /b ila n /p a g e s /
e v e n e m e n ts /3 8 8 .h tm l (página co n su ltad a el l 9 de abril de 2 0 0 5 ) .

8 6
C. Reconstitución del esquema y análisis del documento
El discurso de Idola Sain t-Jean se divide en dos partes principales. En la prime­
ra, se justifica el interés y la necesidad de conceder a las mujeres el derecho al voto,
con fundam ento en un con ju nto de hechos históricos establecidos y realidades
objetivas. En la segunda parte se dirige de manera directa a los hombres de Q uebec,
y los exhorta a aprobar el proyecto de ley que sería radicado al día siguiente. Trata
de persuadir con razones de estricta equidad cristiana, desarrollo colectivo y
com plem entariedad de hombres y mujeres en sus capacidades físicas y morales. El
argum ento central del discurso aparece formulado desde el com ienzo del texto y se
relaciona con el retardo de Q uebec, en relación con las otras provincias de la
Federación, en la dem ocratización de su espacio político y de sus libertades indivi­
duales y colectivas23.
En primer lugar, Idola S ain t-Jean se propuso legitimar sus afirmaciones insis­
tiendo en el papel central desempeñado por las mujeres en la historia canadiense
(en particular en el periodo de la nueva Francia, considerado por las élites tradi­
cionales com o una edad de oro24). En los difíciles años de la década de 1930, le
atribuye a la canadiense de origen francés abnegación, valentía, sabiduría, in teli­
gencia y dignidad. La evocación de aquellos valores contribuía a m agnificar el
compromiso de las m ujeres con el destino canadiense25. Buscaba asociar el derecho
al voto de las mujeres con un reconocim iento explícito por parte de la comunidad
m asculina de la incalculable contribución de las m ujeres a la constru cción del
Canadá. Idola Sain t-Jean fundamentó su argumento más incisivo en una célebre
frase de la madre de Louis-Joseph Papineau26, que usó de m anera hábil para recor­

23. Se sabe que Q u eb ec fue el últim o E stad o de A m érica del N o rte que a co rd ó el d erech o de
v o to a las m ujeres.
24. S o b re este a su n to , v éase S erg e G a g n o n , L e Q u é b ec et ses historiens de 184 0 á 1 9 2 0 : la
N o u velle-F ra n ce de G am eau á G roulx, S ain te-F o y , P resses de P U n iversité L av al, 1 9 7 8 .
25. A rg u m e n to iró n ico ca ra c te rís tic o del d iscu rso de Idola S a in t-Je a n , que podría retrad u cirse
en los siguientes térm in os: “ V osotros re co n o cé is en las m u jeres m u ch as cu alidad es, pero cu an d o llega
la o casió n de aco rd arles el m en o r d e re ch o real, os e ch á is p ara atrás, os o p o n éis, no sois co n s e c u e n te s ”.
O tro s pasajes, p articu larm en te aquellos d on de p resen ta algunas h ero ín as del p an teó n n acio n al, tie­
n en significaciones de segundo grad o muy exp lícitas. S e los podría d eco d ificar de la siguiente m a n e ­
ra: “N o h a ce m u ch o tiem po, en la ép o ca en que una gran m ayoría de los hom bres vivía en los
bosques, las m ujeres co n stitu ían el gobierno real de la co lo n ia: m inistras de C o m ercio , de la A s is te n ­
cia P úb lica, de E d u ca ció n y de F in an zas. ¡Y las co sas fu n cio n a b a n !”. Vale la pena m e n cio n a r que
esta versión, en la que se insiste sobre el papel fu n d am en tal de las m u jeres en la o rg an izació n de la
co lo n ia , se halla co rro b o rad a por las opin ion es del C o n sejo S o b eran o de la N ueva F ra n cia . P ara un
p an o ram a de la in iciativ a em presarial fem en in a'en Q u e b e c, véase F ra n cin e H arel G iasson y M arie-
Fran goise M a rch is-M o u re n , “Les gestio n n aires q uéb écoises: de M arg u erite B ourgeoys au B o u in des
fem m es”, Questíoiis de culture, v. 9 , 1 9 8 6 , p. 1 2 9 - 1 4 4 .
26. R osalie C h errier, m ad re del ilu stre p atrio ta e n to n c e s dip utado, adhirió a su hijo en la e le c ­
ció n de 1 8 0 9 . S egú n la p rá ctica del v o to oral en aquella ép oca y de acu erd o c o n el sen ad o r biógrafo
L . - O . D avid, ella e x cla m ó : “Por m i hijo, ya que cre o que es un buen y fiel v asallo ”. S e puede n o ta r la
im p o rtan te digresión e x iste n te e n tre la in te rv e n ció n de C h e rrie r recog id a por L .-O .D a v id y lo n a rra ­
d o p or Idola S a in t-Je a n . F u en te: L .-O .D a v id , Les d eu x Papineau, M o n treal, E uséb e S én écal e t Fils,
1 8 9 6 , p. 2 8.

87
dar cóm o las mujeres habían ejercido con “con cien cia y dignidad” el derecho al
voto durante el periodo 1 7 9 1 -1 8 3 4 27. Por último y para hacer más convincentes
sus afirm aciones, Idola S ain t-Jean recuerda las condiciones objetivas de vida de las
mujeres a comienzos de la década de 193028, cada vez más parecidas a las del hom ­
bre. En este sentido, consideraba que el trabajo de la m ujer en todas las esferas de
la vida económ ica exigía una m odificación de las jerarquías tradicionales y una
dem ocratización de los espacios de poder. Idola S ain t-Jean concluye la primera
parte de su discurso con una frase que revela la ambigüedad de un tipo de discurso
feminista de la época, el “feminismo co rrecto ”, apoyado por el clero y promovido
en particular por la Federación N acional San Ju an Bautista (F N S JB ), que presidía
Marie Lacoste G érin -L ajoie29. En la frase interrogativa, “¿no se trata en este caso
de problemas que la m ujer com prenderá siempre mejor que el hom bre?”, se revela
de cierta m anera el discurso equívoco que sostienen m uchas feministas inspiradas
a un mismo tiempo en una voluntad reformista y en una ideología conservadora.
Se trata sin duda de un discurso que reclama la igualdad, pero una igualdad funda­
da en el reconocim iento de los atributos distintivos de las mujeres. En pocas pala­
bras, una igualdad justificada en la complementariedad de los sexos, que es con tra­
dictoria con una actitud igualitarista30.
La segunda parte del m anifiesto de Idola S ain t-Jean es todavía más incisiva.
Para inclinar el voto de los diputados, la autora se sirve de la sensibilidad masculi-

27. D ebe precisarse que la au sen cia d e u na in te rd icció n form al d el d e re ch o d e v o to de las


m ujeres en el A c t a C o n s titu cio n a l de 1 7 9 1 fue in te rp re ta d a c o m o u na au to riz a ció n a votar. Tam bién
se debe su brayar que esta p olítica de d e re c h o d e v o to a las m ujeres era a p licad a de m an era desigual
a lo largo de Q u e b e c . E n 1 8 3 4 , en el m a r c o d e una revisión de la ley e le c to ra l, fue a c e p ta d a p or las dos
asam bleas y recib ió la san ció n real una p roposición d e en m ien d a q ue n egab a esp ecíficam en te el
d e re ch o de v o to a las m ujeres. P or últim o, en 1 8 4 9 , se exp erim en tó la n ecesid ad d e prohibir de
m an era oficial la p articip ació n electo ral de las m ujeres. D ato s recogid os en F ra n cin e Fournier, “Les
fem m es e t la vie politique au Q u é b e c”, en Lavigne y Pinard, p. 3 3 9 y ss.
28. N ó tese que la au to ra recu rre aquí a un arg u m en to utilizado fre cu e n te m e n te por los p arti­
darios del d e re ch o de v o to para las m u jeres. A d e m á s, este arg u m en to será recog id o p or los dos
d ip utados que p resen tarán , al día siguiente del d iscu rso de Idola S a in t-Je a n , el p ro y e cto d e ley sobre
el v o to fem enin o, lo m ism o que por A th a n a s e D a v id , a propósito d el p ro y ecto de ley sobre la adm isión
de las m ujeres en el foro (que n o fue ap robad o por la A sam b lea L egislativa, el 2 6 de m arzo de 1 9 3 1 ,
por 3 4 v o to s c o n tra 3 2 ) .
29. Se sabe que la F N S JB , q u e e ra al co m ien zo un reag ru p am ien to de v arias socied ad es afilia­
das, gozaba de una co lu m n a en Le Devoir, que le p erm itía difundir las activ id ad es de sus a s o c ia c io ­
nes. E sto significa que el reform ism o d e esta fed eració n n o era an tip á tico a los n acio n alistas ni a
cierto s co n serv ad o res; tal es el caso de H en ri B ourassa, re co n o cid o , sin em b argo, co m o antifem in ista.
3 0 . M arie L avigne, Yolande Pinard y Jen n ifer S to d d art agregan , refiriéndose a la ideología de
la FN S JB : “La u nan im id ad opera alred edor de la prim acía del papel m atern al de las m ujeres; la
rep artició n de papeles e n tre hom bres y m ujeres es cu estio n ad a rara vez. A lgu n as fem inistas c o n ti­
n ú an h abland o de la co m p lem en taried ad in n ata e n tre el h om bre y la m ujer [ . . . ] , y el papel social de
la mujer se define en función de esta mism a co m p lem en taried ad . P a re c ie ra que se c o n te n ta r a n
a ta c a n d o los efecto s d iscrim inatorios que p ro d u ce esta rep artició n d e tareas e n tre los dos sexos, sin
in terrogarse a c e rc a del sen tid o de esta desigualdad, y la reflexion es de estas fem inistas no se o rien tan
hacia u na re c o n sid eració n de la fem ineidad y sus efecto s o p resivo s”, en Lavigne et a l , p. 2 0 2 .
na, del culto a la familia, en particular a la madre y a la hija, de los preceptos del
cristianismo y del orgullo nacional. En esta parte del texto se revelan con particu­
lar claridad las principales “fuentes de inspiración” que influenciaron en aquella
época las acciones y decisiones de los hombres de la vida política. Las palabras del
gran M aestro, los escritos de V ícto r Hugo, las verdades evangélicas, los destinos
excepcionales de algunas mujeres de acción se invocan una y otra vez para com ­
prom eter los votos en favor del sufragio fem enino. Adem ás, el voto positivo se
presenta com o un acto liberador que encuentra su legitimidad más elevada en la
voluntad com partida de un desarrollo cada vez mayor de la provincia de Q uebec,
una m anera de poner a esta entidad política al diapasón de las ocho restantes
provincias canadienses, donde las mujeres gozaban del derecho al voto desde 1922.
El contenido y el tono del discurso de Idola S ain t-Jean se explican en buena m e­
dida por la coyu n tu ra en la cu al fue preparado. A lgunos elem en tos de la
contextualización histórica perm itirán identificar m ejor sus particularidades.

L a lucha p or el sufragio fem enino


En Q uebec, la lucha de las mujeres por el derecho al voto se había iniciado
m ucho antes de la difusión del discurso de Idola Sain t-Jean . Sin embargo, sólo
hasta abril de 1940 se les concedió este derecho, bajo el gobierno liberal de Adélard
G odbout31. A lo largo de catorce años, el proyecto se presentó catorce veces y
movilizó a algunas de las activistas más notables de la época: Thérése Casgrain,
M arie Lacoste G érin-Lajoie (y su hija del mismo nom bre), Idola Sain t-Jean , Carrie
M. D erick, M adame W alter Lyman, M adame Joh n S co tt, entre otras. Vale la pena
recordar que para ser presentado en el parlam ento, el proyecto de ley sobre el
sufragio femenino debía ser presentado por un diputado, es decir por un hombre.
En 1931, Irénée Vautrin, diputado liberal por la circunscripción de M ontreal-Saint-
Jacques, presentó el proyecto de ley ante la asamblea legislativa, que fue apoyado
por dos diputados conservadores, M artin Beattie Fisher (Huntingdon) y Charles
A lian Sm art (W estm ount)32.

L a oposición al voto fem enino


Las peticiones para que se les concediera a las mujeres el derecho al voto eran
persistentes en Q u ebec; sin embargo, la oposición era feroz. El clero y los hombres
de la vida política, que encarnaban la resistencia más intransigente, se apoyaban
en la dudosa noción del “derecho natural”. Sin embargo, Idola S ain t-Jean se diri­
gía en particular a los juristas, un grupo que escapaba en gran medida a la mirada
de la opinión pública. El h ech o de que los opositores al proyecto de ley se obstina­
ran en fundam entar su argum entación en principios de doctrina explica quizá la
insistencia de la autora en basar sus afirmaciones en ciertos escritos selectos, sagra­

3 1 . S in em b argo, sólo en las e leccio n es de 1 9 4 4 las mujeres pud ieron ejercer p or p rim era vez su
d e re ch o al v o to .
3 2 . C le v e rd o n , p. 2 3 8 y ss.; Vves B eaulieu et al., Répertoire des parlamentaires québécois, 1 8 6 7 -
1 9 7 8 , Q u eb ec, B ib lio teca de la L egislatu ra, S erv icio de D o c u m e n ta c ió n P olítica, 1 9 8 0 .

89
dos o profanos. A hora es necesario contextualizar el discurso de Idola S ain t-Jean
en relación con la publicación, en 1930, del informe de la Com isión D orion, en-
cargada de investigar el estado de los derechos civiles de la mujer. Idola S ain t-Jean
había presentado un memorial ante esta com isión. Por otra parte, entre el 18 y el
30 de noviem bre de 1929, es decir en el momento mismo en que se celebraban las
sesiones de la Comisión en M ontreal, dirigía una crónica cotidiana, de dos páginas
de extensión, en el M ontreal H erald, periódico que simpatizaba con la causa fem i­
nista. Además, vale la pena saber que la Com isión D orion fundam entaba gran
parte de sus recom endaciones en una diferencia entre el papel (y las aptitudes) de
m ujeres y hom bres; la com isión basaba el con ju nto de sus recom endaciones en el
respeto de esta diferencia33.

Los principales opositores del proyecto


Entre los detractores del proyecto se encontraba la mayoría de los hombres de
la vida política de la época; entre ellos, el primer m inistro Louis-A lexandre
Taschereau, era uno de sus más feroces enemigos. “S i alguna vez las mujeres o b tie­
nen el derecho al voto, no seré yo quien se los habrá concedido34”, había declarado
en 1922. La oposición apoyaba en gran medida al gobierno en este asunto. A l
respecto es interesante citar una declaración de Thérése Casgrain: “Taschereau no
veía ni siquiera la utilidad de recurrir a un voto de partido35”. D e la misma manera,
una mayoría muy fuerte del clero luchaba contra este proyecto. M onseñor Louis-
Adolphe Paquet, célebre portavoz de la Iglesia, escribía en 1919: “Bajo el nom bre
de fem inismo, un m ovim iento perverso, una am bición falaz, se arrastra fuera de su
cam ino a la más elegante mitad de nuestra especie, y se ponen en riesgo las bases
mismas de la familia y la sociedad36”. En H enri Bourassa, director del diario Le
D evoir, se encu entra quizá uno de los m ejores condensados de la argum entación
antifem inista de la época. Gran católico, se fortaleció com batiendo al m ovimiento
fem inista que, “com o el socialismo, [está] en oposición radical con el concepto
cristiano de la familia y de la sociedad, ordenadas según la ley natural y la ley de
C risto37”. Bourassa asociaba el fem inism o con el protestantism o y sostenía que “el
sufragio fem enino tendría consecuencias nefastas sobre el m atrim onio, la familia,
la educación de los niños y la situación moral y social de la m ujer38”. C on toda esta

33. P ara un análisis del c o n te x to que presidió la organ ización de la co m isió n y para un estudio
de sus reco m en d acio n es, véase S to d d art.
34. A firm ació n cita d a p o r T h é ré s e C asgrain en V n e fe m m e chez les hom m es, M o n treal, Éditions
du Jour, 1 9 7 1 , p. 7 7 .
3 5 . C asg rain , p. 8 3 .
36. L o u is-A d o lp h e P a q u e t, “L e fé m in ism e”, en Etudes et appréciations: n o u v ea u x m élanges
canadiens, Q u é b e c, Im prim erie fraciscain e m issionnaire, 1 9 1 9 ; reim preso en M ich éle Je a n , texto s
sele ccio n ad o s y p resen tad os por, Q uébécoises du xxe sie.de, M o n tre a l, É ditions du Jour, 1 9 7 4 , p. 4 7 - 4 8 .
3 7 . H en ri B ou rassa, Fem m es'hom m es ou hommes el fem m es? Etudes a bátons rompus sur le fém inism e,
M o n tre a l, Im prim erie du Devoir, 1 9 2 5 , p. 4.
3 8. M ich éle Je a n , p. 1 9 3 . P ara un análisis m ás profundo de las ideas de H en ri B ourassa sobre las
m ujeres, véase Susan M an n Trofim enkoff, “H en ri Bou rassa et la q u estio n des fem m es", en : L avigne
y P in ard , p. 2 9 3 - 3 0 6 .

90
inform ación se com prende m ejor la estrategia discursiva de Idola S ain t-Jean en su
defensa del sufragio fem enino.

D . B a la n c e

El m anifiesto de Idola S ain t-Jean ofrece inform ación sobre el discurso fem inis­
ta de la ép oca y sobre la argu m en tación antifem inista utilizada para com batirlo. A
pesar de ello, es difícil evaluar la influencia de este discurso sobre las m entalidades
de los años 3 0 . Se sabe que en 1931 el proyecto de ley pasó sin ser aprobado una
vez más, por una m ayoría de 2 6 votos, 4 7 co n tra 2 1 . N o obstante, en los años
siguientes, de m an era gradual, se adoptaron ciertas medidas relacionadas co n el
estatu s jurídico de las m ujeres39. Puede pensarse que este discurso, com o m uchas
otras accion es de diferente naturaleza, contribuyó m odesta pero seguram ente a la
d econ stru cció n de un espacio de desigualdades fundadas en el sexo, a la reunión
de energías diseminadas y a la afirm ación de una voluntad inquebrantable de las
mujeres por conquistar sus derechos40- El discurso de Idola S ain t-Jean , que resonó
h asta los confines de las co cin as por medio de las ondas radiales, adquiere el valor
de un símbolo en la áspera lucha que libraron las fem inistas4|.

Idola Saint-Jean

D iscurso radio difundido bajo los auspicios de la A lianza canadiense en favor


del vo to de las m ujeres de Q u e b ec, la víspera de la p resen tación del P ro y ecto de
Ley sobre el Sufragio F em en in o 42 (1 9 3 1 ).

39. En 1934, en particular gracias a los esfuerzos de Idola Saint-Jean, la mujer casada obtuvo el
derecho de abrir una cuenta bancaria a su nombre. En 1945, el artículo 279 del Código Civil fue
modificado para permitirle a la mujer casada recibir indemnizaciones por concepto de daños y
perjuicios. En 1951, la mujer obtuvo el derecho de ejercer sus derechos civiles a título personal y no
bajo el nombre de su marido. En 1954, luego de prolongadas discusiones, se retiró el nombre de la
mujer de la lista de “personas civilmente incapaces” (artículo 986). En 1964, una nueva ley reconoció
a la mujer plena capacidad jurídica, “bajo reserva de las restricciones consecuentes del régimen
matrimonial". Entonces ella alcanzó la ciudadanía casi en el pleno sentido de la palabra, puesto que
todavía le falta, en particular, el permiso de su marido para adherir a un sindicato (1).
40. Diane Lamoureux, “Idola Saint-Jean et le radicalisme féministe de l'entre-deux-guerres”,
R echerches féministes, v. 4, N° 2, 1991, p. 45-60.
41. Para entender la amplitud de la lucha de las mujeres por el reconocimiento de sus derechos
antes de la Segunda Guerra mundial, véase Micheline Dumont y Louise Toupin, antología preparada
por, La pensée fém iniste au Q u éb ec, Montreal, Éditions du Remue-Ménage, 2003. Véase también
Gouvernement du Québec, Conseil du statut de la femme, La constante progression des fem m es:
historique des droits des fem m es, Québec, 2003, disponible en la dirección www.csf.gouv.qc.ca/
telechargement/publications/InfoConstanteProgressionFemmes2003.pdf (página consultada el 15
de abril de 2005).
42. Inicialmente publicado por l'Alliance canadienne pour le vote des femmes de Québec,
A lb u m souvenir 1931; reproducido en Daniel Latouche, con la colaboración de Diane Poliquin-
Bourassa, textos compilados y comentados por, L e m anuel de la parole: manifestes québécois, t. I I : 1990
a 1959, Montreal, Boréal Express, 1978, p. 111-113.

91
S e ñ o ra s y señores,

Mañana la legislatura considerará por quinta vez el proyecto de ley sobre el sufragio para
las mujeres de esta provincia. Demanda justa y legítima que, de ser al fin aprobada,
colocará a las mujeres de Quebec en pie de igualdad con sus hermanas de las ocho restan-
tes provincias del Canadá.
Las mujeres de Quebec fueron las primeras en la tarea. Si se consultan las primeras
paginas de nuestra historia, se las ve trabajando con ardor en la obra admirable de la
colonización. En todas las esferas de la vida social ellas han sido las compañeras de los
hombres, trabajando siempre, ofreciendo lo mejor de sí mismas para construir un país
llamado a desempeñar un gran papel en la historia dei mundo. Puedan nuestros legisla­
dores mañana, cuando serán convocados a emitir un voto que dirá si sí o no debemos ser
admitidas a participar en nuestra vida política, recordar que la primera fábrica de tejidos
del Canadá fue fundada, en 1705, por iniciativa de Madame de Repentigny; puedan
repasar una vez más en sus memorias la obra de Marie Rollet, gran patrona de nuestros
agricultores canadienses; Marie Rollet importó el primer arado a nuestro país; luego
Jeanne Manee se constituyó en la Tesorera Municipal de Ville-Marie y encontró los
recursos pecuniarios para traer aquí un regimiento encargado de defender a los colonos
de los desastrosos ataques de los iraqueses. Fundadoras de los primeros hospitales, fun­
dadoras de las primeras escuelas, mujeres fueron aquellas a las que tenemos la gloria de
llamar nuestras antepasadas, la una ministra de Comercio, las otras ministras de la
Asistencia Pública, ministra de Educación y me atrevería a decir ministra de Finanzas;
desempeñando este último puesto se destacaban sobre buen número de hombres, gracias
a sus capacidades para la organización y la ciencia económica. Ningún hombre, testigo
de lo que nuestras pioneras hacían en los albores de nuestra historia, les hubiera rehusa­
do el acceso al parlamento, de haber existido parlamento entonces. Estas mujeres inte­
ligentes y sabias eran consultadas en todos los asuntos; gracias a la cooperación de
hombres y mujeres de esta época gozamos hoy de progreso y desarrollo en nuestro Cana­
dá. Por lo demás, este derecho que nosotras reclamamos ahora, ¿acaso no lo tuvimos
hasta 1834? ¿Acaso no lo ejercimos con conciencia y dignidad? Para convencernos del
escrúpulo con el cual nuestras abuelas cumplieron su deber de votantes basta recordar
las palabras que pronunció la Madre de Louis-Joseph Papineau al depositar su papeleta
de voto. “Yo voto, dijo ella, por Louis-Joseph Papineau, mi hijo, no porque sea mi hijo,
sino porque lo creo cualificado para representar a nuestra raza con dignidad”. Nos en­
contramos frente a una política inteligente y sana. Señoras y señores, me parece que
nosotras no hemos perdido mérito; hoy en día se nos encuentra en todos los campos de
la caridad y del trabajo. Las condiciones económicas nos lanzan a la industria, al comer­
cio, a la enseñanza, en una palabra, a todos los campos de la actividad social. Si debemos
trabajar para vivir, ¿por qué se nos condena a ocupar sólo puestos subalternos? ¿Por qué
se nos impide el acceso a las profesiones y a los parlamentos donde se elaboran las leyes
que conciernen a la mujer como al hombre? Os pregunto señores, ¿por qué cuando se
discute una ley sobre nuestras escuelas no se nos deja aportar, en razón de nuestra calidad
de educadoras? ¿Por qué las madres no tienen el derecho a votar cuando la Cámara
estudia una ley sobre el bienestar de los niños, de la familia, etc.? ¿No se trata en estos
casos de problemas que la mujer comprenderá siempre mejor que el hombre? Decidnos,
señores, con toda sinceridad, ¿acaso no hay asuntos que vuestras madres, vuestras espo­
sas, vuestras hijas pueden entender, aunque tengan una instrucción muy rudimentaria?
Él.AC'-O - R¡h.trv>ern

Decidnos, desprovistos de vuestro egoísmo, que os brinda menos felicidad de lo que


parecéis creerlo, ios agradaría que un día la mujer se proclamara en soberano árbitro
vuestro y se encargara, como vosotros lo hacéis piadosamente desde hace siglos, de
dictaros la totalidad de vuestra conducta y se constituyera en el juez supremo de vuestros
destinos? Protestaríais, con todo derecho, contra semejante estado de cosas, ¿no es
cierto? Inspiraos en las palabras del Maestro Todopoderoso, “Haced a los otros aquello
que desearíais que ellos os hicieran”, y permitidnos elegir a nuestros legisladores. Noso-
tras somos seres humanos responsables, tratadnos en consecuencia.
Si una mujer comete un delito vuestras leyes la castigan; no es el marido el que sube al
patíbulo, es ella quien expía su falta. En estas condiciones, no os parece soberanamente
injusto que, además, los códigos establezcan que una buena madre, una buena esposa no
tiene derecho a hacer una transacción sin haber obtenido previamente la firma de su
marido, sea éste bueno o malo? ¿Os dais cuenta que, según vuestras leyes, una madre
separada de su marido, a quien la Corte ha confiado la custodia de sus hijos, no tiene ni
siquiera el derecho de aprobar su matrimonio, porque este derecho le está reservado al
padre exclusivamente, aún si es indigno de este nombre? ¿Se trata de leyes de un país que
se pretende cristiano? Hace mucho tiempo el gran Víctor Hugo dijo que la felicidad del
hombre no podía nutrirse de los sufrimientos de la mujer. El egoísmo es la causa de todos
los males que sufre la humanidad. Trabajar por establecer nuestra sociedad sobre bases
justas es la mejor manera de trabajar por su bienestar. Señores legisladores nuestros,
mañana cuando se os pida el acceso de las mujeres a la política y al trabajo libre, pensad
en las grandes verdades del Evangelio, puesto que el proyecto de ley para la admisión de
las mujeres al foro también será discutido mañana. En lugar de tratarnos como a rivales
peligrosas, permitid que nos convirtamos en vuestras compañeras en todas las esferas de
actividad. Permaneced orgullosos de nuestras aptitudes y dejadnos poner nuestro talen-
to al servicio de nuestra provincia. El orgullo nacional de todos los corazones
auténticamente canadienses debe ser halagado con los éxitos de los nuestros, sean hom­
bres o mujeres. En 1914, la universidad McGill le concedió el primer diploma de Dere­
cho a una canadiense, Madame Langstaff, que obtuvo el primer puesto en derecho crimi­
nal y en derecho de corporaciones, las dos asignaturas más difíciles de la facultad. El año
pasado, la señora Marthe Peinad obtuvo el primer lugar en la Facultad de Medicina de la
Universidad de Montreal. Aquí podría citar a muchas otras valientes y brillantes. Si
hubieran nacido en otra provincia, estas mujeres podrían aspirar a las más altas respon­
sabilidades; sin embargo, Quebec las tiene bajo tutela y les impide ofrecer su trabajo a
nuestra sociedad.
Señores, pensad en todas estas mujeres y que vuestro voto de mañana sea liberador. En
interés de todos y de todas, abrid con magnanimidad a las mujeres la puerta de la arena
política y profesional; las dignas descendientes de las Jeanne Manee, de las Marguerite
Bourgeoys, de las Madeleine de Verchéres y de tantas otras que han contribuido al desa­
rrollo de nuestro país sabrán comportarse en la vida pública como lo hacen en la vida
privada. Todas las voluntarias y la legión de trabajadoras son unánimes cuando reclaman
sus derechos políticos y su derecho al trabajo libre; no carguéis por más tiempo, señores,
la responsabilidad de tenerlas reducidas a la inutilidad en la vida política de la provincia
que es la suya y que ellas aman y al bienestar de la cual ellas quieren consagrarse.

9 3
Capítulo 4

Cómo analizar un documento iconográfico*

Los historiadores de arte no son los únicos que monopolizan el privilegio de las
imágenes. Por el contrario, lo com parten y de forma cada vez más amplia con
investigadores de las más diversas disciplinas. Así, de una Historia ilustrada del vino
a la H istoria de la vida privada, pasando por el U niverso de las form as, la imagen y su
iconografía han respondido a diferentes necesidades y son utilizadas en función de
variados propósitos.
En los párrafos que siguen se brinda una serie de criterios que se consideran
necesarios para el buen desarrollo de un análisis iconográfico. C onviene precisar
que se parte de la suposición de que el destinatario de esta serie de pautas no se
halla familiarizado con las formas de trabajo de los historiadores de arte.
Tres puntos integran este capítulo, a saber:
• una breve presentación de lo que es el docum ento iconográfico (sección 1);
• la exposición del procedim iento de análisis y la contextualización del docu­
m ento (sección 2 );
• la exposición didáctica de un ejem plo (sección 3).

1 . ¿Q u é es un d o cu m e n to ico n o g ráfico ?

A ntes de continuar, es indispensable definir lo que se entiende por iconografía,


por análisis iconográfico, por imagen y por docum ento iconográfico.
En su sentido más amplio, iconografía es el “estudio de las representaciones
relacionadas con un tem a determ inado”1. Poco importa que el tem a aparezca bajo
la forma de un individuo histórico singular (por ejem plo, Francisco José de C al­
das), o se amplíe a un con ju nto com o el tema de la familia en la región del Caguán
durante la segunda mitad del siglo xx. En ambos casos lo que cuenta es que el
asunto se asocia con imágenes diversas. Estas imágenes, estas representaciones
particulares de u n tem a constituyen el objeto del análisis iconográfico.

* C aro lin a V anegas C a rra sco , Á n g ela G óm ez Cely y Ju a n R icard o Rey M árquez, investiga­
dores de la C u rad u ría de a rte e h istoria del M u seo N a cio n a l de C o lom b ia, co lab o raro n en la revisión
té cn ica del presen te cap ítu lo.
1. A n d ré Béguin, Dictionaire teclmique el critique du dessin, Bruxelles, Oyez, 1 9 7 8 , p. 3 2 3 . En el
Petic R oben se puede e n co n tra r una definición similar. U n a acep ció n m ás especializada de la ico n o g ra­
fía, puede con sultarse en ios Essais d ’iconologie de Erw in Panofsky, París, G allim ard, 1 9 6 7 , p. 1 3 -3 1 .

95
2 . U n p ro ce d im ie n to m etó d ico para an alizar y co n te x tu a liz a r u n
d o c u m e n to ic o n o g rá fic o

Para entender cóm o se efectúa el análisis iconográfico resulta útil echar mano
de la metáfora de un buzo que retorna a la superficie tras haber agotado las diferen­
tes etapas de su descompresión. Se definirán tres etapas previas para la plena com ­
prensión de un docum ento iconográfico. En la primera, se observa el docum ento;
en la segunda, se identifica el contenido de la imagen; en la tercera, se establece la
red de relaciones en que se inscribe un docum ento p articu lar2, por medio de ía
contextualización.

Primera etapa: observar el documento

Esta etapa preliminar es indispensable para todo trabajo ulterior. Se trata de un


ejercicio detenido de observación del docum ento, que en todo caso debe ser co m ­
pletado con inform ación recogida en catálogos, ficheros, bancos de diapositivas,
inventarios de museos y obras digitalizadas.
En primer lugar, hay que tener presente en todo m om ento un principio funda­
m ental, a saber, que por buena que sea, la memoria de una persona puede fallar.
Este ejercicio de observación contribuye a que el investigador sea cada vez más
cauteloso consigo mismo y con los errores. El sentido com ún puede ser suficiente
para transcribir las inscripciones de un cuadro. Sin embargo, no es seguro que este
sentido com ún se revele de inmediato cuando se trata de describir los colores de un
óleo. Hoy en día, cuando es posible aprovechar el considerable aporte de los ban­
cos de obras digitalizadas3, resulta prudente no depositar toda la confianza en ellos
cuando se trata de restituir la verdad de un original. El co n tacto directo con el
docum ento iconográfico es una condición indispensable, un medio insuperable,
para llevar a cabo un trabajo cualificado de observación. La preparación de fo to ­
grafías fieles y nítidas4, ía toma de notas frente al docum ento, la com pilación de la
inform ación con tenid a en los ficheros pertinentes y, si el caso lo exige, la vuelta al
docum ento con fotografías y notas para una con frontación rigurosa, representan
otros medios suplem entarios para com pletar y enriquecer el trabajo de observa­
ción. De la misma m anera, si se desea realizar un análisis iconográfico de un monu-

2. P ara los o b jetiv o s d e esta discu sión, se da por d e sco n ta d o q ue el in v estig ad o r ya tien e a la
m a n o el d o cu m e n to sobre el que tra ta rá su trab ajo de análisis. E n e ste cap ítu lo no se ab ord ará el
asunto de la se le cció n del d o c u m e n to iconográfico. A d em ás, hay q u e p recisar q u e los térm in o s
im agen y d o c u m e n to ico n o g ráfico se to m an có m o sin ó n im o s. D ad o que se d eja e n tre p arén tesis el
v a lo r e s té tic o d el d o c u m e n to , no se insistirá en sus propiedades c o m o obra d e arte.
3. A m odo de ejem plo, por lo que a F ran cia co n ciern e, se reco m ien d a co n su ltar el sitio de la
ag en cia fo tográfica de la reu n ión de m useos n acio n ales (w w w .fo to .rm n .fr/cf/h tm /h o m e.asp x).
4. H a de señ alarse que es muy im p o rtan te p ro d u cir u n d o cu m en to de trab ajo cla ro que se
ajuste al original. E n el caso de una im agen esculpida (relieve o ronde-bosse) , se recom iend a tom ar
varios registros fotográficos, desde ángulos diferentes, co n el fin de rep resen tar m ejor el asp ecto
global de la obra objeto de análisis. A d em ás, m ediante croquis exp licativos p ued en suplirse ías ev en ­
tuales faltas de claridad del registro fotográfico.

96
m entó o de una escultura integrada a un edificio, sólo la visita personal al lugar
donde se encuentra la obra puede perm itir que se perciban en la realidad sus di­
m ensiones y las relaciones con el medio que la rodea. N o obstante, si el trabajo de
observación se efectúa a partir de una reproducción, es indispensable m encionar el
tipo de reproducción, precisando si se ha visto o no el original.
Los imponderables pululan a m anera de acechanzas contra un trabajo de ob-
servación cualificado. La fuente primaria, el docum ento iconográfico indispensa­
ble para la investigación, puede pertenecer a una colección privada, a un museo, a
un archivo de acceso difícil, o bien conservarse en el extranjero, entre otras even­
tualidades. En estas condiciones, sólo serán útiles las notas de trabajo. Por ello,
debe extrem arse la minuciosidad a la hora de preparar la ficha descriptiva del
docum ento. En ella se sistematiza y ordena el trabajo de observación. Se reco ­
mienda que en la ficha descriptiva (véase el ejem plo de la página siguiente) se
incluya inform ación que vaya más allá o que sobrepase los estrictos objetivos de la
búsqueda del investigador. Elaborada de esta manera, sin que importe que su sopor­
te sea físico o m agnético, la ficha perm anecerá siempre com o un instrum ento de
referencia seguro y definitivo.
Puede decirse que el investigador con oce el docum ento a partir del m om ento
en que se siente seguro de no haber olvidado nada porque sabe que ha realizado
una observación m inuciosa. Entonces puede pasar a la etapa siguiente del análisis
iconográfico.

Segunda etapa: identificación de los componentes y de las diversas significaciones


del documento

Si en la primera etapa se trataba de dar cuenta cabal del aspecto físico global
del docum ento, en la segunda el investigador se confronta de m anera directa con
lo que se halla representado en la iconografía.
El análisis iconográfico de una imagen nunca se efectúa de un sólo golpe. Un
vistazo nunca será suficiente para cap tar los elem entos que com ponen la obra, ni
la red de relaciones en que ésta se halla inscrita.
Por este cam ino, pueden identificarse tres grandes m om entos en esta segunda
etapa del análisis iconográfico:
• antes que todo, debe realizarse un trabajo de nom enclatura;
• enseguida, hay que describir,
• y, sólo al final, se pasará a la etapa de identificación de las significaciones
del docum ento.
A con tinu ación se tratará por separado cada uno de estos m om entos.

L a nom enclatura
A primera vista se trata de una operación de exclusivo carácter descriptivo. En
efecto, el objetivo de esta etapa consiste en inventariar todos los elem entos que
com ponen el docum ento iconográfico objeto de estudio. Sin embargo, en la prác-

97
L a fic h a d escrip tiv a

En la ficha descriptiva se presentan, en orden m etódico, el conjunto de datos factuales recogidos por el
investigador sobre una obra. El modelo que se propone enseguida sólo contiene las rúbricas esenciales; se
obvian en él las particularidades relativas a los diferentes tipos de docum entos iconográficos; por ejemplo, no
se indica la manera de describir el soporte técnico de la obra o de transcribir las inscripciones que figuran en
un cuadro, en un dibujo, en una escultura, entre otros. En m uchos catálogos de exposiciones se ofrecen
excelentes ejemplos sobre la m ateria, que el investigador utilizará según sus necesidades.

1. N om bre del au to r 2 . T ítu lo del d ocu m en to


H a n de in d icarse en todo ca so las d iferen tes Se indicará el título actual del documento, sin olvidar
a trib u cio n e s co n las cu ales se ha c o n o c id o el que también deben incluirse todos y cada uno de los
documento. títulos con los cuales ha aparecido o aparece todavía
identificada la obra.
Sólo se recogerán las referencias en que se haga
mención expresa del docum en too de su reproducción.

3 . L ocalización (es) 4 . T é c n ica (m edio) y sop orte técn ico


En este ítem se indica el lugar donde se localiza el Aquí se indica si se trata de un óleo, una aguada, una
d ocum ento en la actualidad, junto con sus lugares de acuarela, un pastel, e tc. De la misma manera, hay que
con servación anteriores. También debe indicarse el m encionar si la obra ha sido preparada sobre tela,
núm ero de inventario, si existe. cartón , madera, papel, entre otros; si se trata de una
lámina, ungrabado, una fotografía, una reproducción...,
o una imagen esculpida (en bajo, medio o alto relieve,
ronde-bosse3) .

5 . D im ensiones 6 . In scrip ciones


U sualm ente, la indicación de lo alto precede a la de Se precisará el lugar donde ap arecen en la obra y el
lo ancho. Se utilizará el sistema m étrico para tom ar medio que se ha utilizado para pintarlas o grabarlas.
las medidas. En la m edida de lo posible, se identificarán las
diferentes manos que han intervenido en la obra y las
diversascaligrafíasque en ella figuran, determinando
las personas que escribieron todos y cada uno de los
textos que aparecen en la obra. Por último, hay que
recoger las inscripciones transcribiéndolas en su
integridad.

7 . E stad o de co n serv ació n 8 . Registro fotográfico


En este cam po se describirá el estado actu al de la Se indicará el nombre del fotógrafo con la finalidad
obra y las diferentes restau raciones de que ha sido de respetar la legislación sobre derechos de autor.
objeto.

9 . O b ras relacio n ad as co n el d o cu m en to 1 0. H isto ria


Indicar los dibujos preparatorios, los grabados y las Indicar las diversas procedencias del docum ento,
copias relacionadas con el docum ento principal. rem ontándose hasta su origen.

1 1 . Bibliografía 1 2 . E xp o sicio n es
Se citarán las diversas exposiciones en las que el
docum ento ha sido presentado.

5. La exp resió n ronde-bosse carece de eq u iv alen te en español y significa los elem entos d e co ra ­
tivos que ro d ean una escu ltu ra, por ejem plo unas h ojas de parra que ciñ en una co lu m n a . [N. del T ] .

98
tica de esta primera aproxim ación se superponen dos m om entos de observación
descriptiva, a saber:
- En un prim erm om ento, basta la experiencia personal para percibir los elem en-
tos identificables de modo inmediato. Poco importa que el docum ento sea una
publicidad contem poránea o un grabado del siglo xvi, lo que allí se reconoce de
manera inmediata puede ser un hombre o un animal, un navio o una planta.
- En un segundo m om ento se refina este primer nivel de observación. A llí c o ­
mienza en verdad la identificación de los com ponentes de la imagen. El asunto
puede ilustrarse co n un ejem plo muy simple. La experiencia personal no suele
representar ninguna ayuda para saber si el som brero que luce un personaje
m asculino es un tricornio, una chistera, o un clac. Por ello, en esta segunda
etapa se requiere la utilización de obras de referencia. Estas son numerosas y
diversas6: enciclopedias generales y especializadas; diccionarios antiguos; his-
torias del vestido, de la marina, de las armas, del mobiliario, etc. Por sorpren-
dente que pueda parecer, es muy raro que el objeto de la imagen no correspon-
da a un térm ino de uso descrito y docum entado en una obra de referencia.
Esta etapa de docum entación será más o menos larga según la cantidad y com ­
plejidad de los elem entos que entran en la com posición iconográfica; sin embargo,
es indispensable rematarla. ¡Se com prende sin dificultad que una identificación
deficiente de los elem entos impedirá proponer una significación segura!

L a descripción
Aunque en el análisis iconográfico propiam ente dicho esta etapa es interm e­
dia, ella resulta indispensable com o trabajo preliminar de toda interpretación.
D urante la descripción se trata de analizar el docum ento com o un todo, plan­
teándose com o objetivo el percibir su significación de conjunto. Este sentido se
descubre cuando se identifican los vínculos que unen los elem entos que han sido
inventariados en la etapa precedente, por ejem plo: las actitudes y las relaciones
que rigen los com portam ientos de los personajes; los vínculos de edad y de condi­
ción social; las expresiones de los personajes y la atm ósfera de con ju nto que se
respira en la escena (alegría, tristeza, etc.).
El trabajo de descripción no implica la utilización de obras de referencia en
particular. Sin embargo, exige del investigador un razonam iento lógico y un proce­
dim iento coherente.

El trabajo de identificación de las significaciones del docum ento


Se supone que en esta etapa ha sido coronado el trabajo de identificación de
los com ponentes del documento, esto es, que se ha puesto en relación el d o cu ­
m ento iconográfico con sus hipotéticas fuentes de inspiración: un episodio bíbli­
co, un acontecim iento histórico, una epopeya m itificada, un texto literario, un

6. H oy por hoy existen en soporte e le ctró n ico varias en ciclo p ed ias y d iccionarios esp ecializa­
dos. U n cierto n ú m ero de estas obras pueden co n su ltarse en el sitio A re History Resources on che Web
en la d irecció n w itco m b e .sb c.e d u /A R T H L in k s.h tm l.

99
acontecim iento vivido por el autor del docum ento, un vestido, etc. Aunque el
docum ento sea rico en datos pertinentes, para su com prensión se recom ienda con-
sultar otras fuentes de inform ación con la mira de enriquecer el procedim iento de
identificación de sus significaciones.
Los vínculos pueden establecerse casi de inmediato cuando se trata de temas
fácilm ente identificabas: una crucifixión, una batalla célebre o un episodio histó­
rico reciente. Aquí la cultura general del observador es suficiente para descubrir la
relación entre la fuente de inspiración y la imagen que figura en el docum ento. Sin
embargo, com o no siempre este es el caso, la etapa de identificación puede requerir
investigaciones largas y minuciosas.
Se considerarán dos casos. Si el docum ento es un grabado o una fotografía
antigua en que se ilustra un hecho particular (huelga, catástrofe, acontecim iento
político) hay que hacer una investigación en los archivos y en los periódicos para
determ inar el origen y el desarrollo del hecho en cuestión, con el fin de precisar el
m om ento específico que aparece registrado en el docum ento. En el caso de un
texto literario es indispensable verificar el grado de adecuación entre la edición
correspondiente y la imagen del docum ento. Las distancias resultantes son con
frecuencia significativas y no siempre dependen de la improvisación o de la n atu ­
raleza de la inspiración del creador.
El estudio de la simbología que aparece contenida y expresada en la imagen de
un docum ento es otro aspecto del trabajo de identificación. El investigador proce­
de entonces a poner en relación la imagen con un con cepto, por ejem plo el de la
justicia, el de la libertad o el de la fe; en este caso, una investigación bibliográfica
resulta pertinente cuando no indispensable. D iccionarios de símbolos, tratados
acerca de los atributos propios de un personaje u obras de heráldica pueden ser de
gran utilidad.
Aunque las recom endaciones para una buena interpretación del docum ento
iconográfico pueden variar hasta el infinito, existe un punto de convergencia:
deben evitarse a toda costa las conclusiones prem aturas.

Tercera etapa: contextualización del documento


En la etapa precedente todas las averiguaciones se con cen traban en el docu­
m ento, con la finalidad de explicitarlo cada vez mejor. El docum ento se transfor­
maba entonces en objeto de descifram iento luego de haber sido objeto de obser­
vación en la primera etapa. En esta tercera etapa del análisis iconográfico, el
docum ento se torna o b jeto de cuestionam iento. De este modo se lo integra a una
red de relaciones cuya estructura conviene esclarecer.
Los m om entos en que se divide esta tercera etapa del análisis iconográfico son
una contextualización restringida del docum ento seguida de una contextualización
ampliada. A hora se tratará de ver con más detalle el asunto.

C ontextualización restringida
M ediante ella se trata de retomar la ficha descriptiva del docum ento allí donde
la observación primera la había dejado. En esta etapa se busca determ inar aquello

100
que se halla ausente del docum ento y de lo que sin embargo éste depende en alto
grado.
- En el caso de un cuadro, de un grabado, de una escultura, etc., deben buscarse
los dibujos preparatorios de la obra final, los estudios de com posición, y a falta
de ellos, deben ordenarse análisis de laboratorio (radiografías, fotografías al in ­
frarrojo, etc.);
- se averiguará si el docum ento es producto de diversas influencias o sí se inspira
en un modelo determinado. ¿Acaso se trata de un mosaico de préstamos? ¿Acaso
es el resultado de un encargo formulado con ciertas y determinadas condiciones?
- Se reubicará el docum ento aislado al interior de una secuencia más amplia, tal
y com o ocurre con un cuadro de una serie de obras cuyas imágenes carecen de
méritos estéticos destacados, o un docum ento publicitario en relación con la
evolución de un tema.
A quí se trata sólo de seguir algunas pistas, puesto que las fuentes anteriores y los
lazos de dependencia de un docum ento son a no dudarlo numerosos y variados, al
punto de poderse decir que el procedim iento de contextualización restringida co n ­
siste en algo así com o desenrollar una película para localizar las secuencias p rece­
dentes y subsiguientes a aquella que nos interesa.

La contextualización am pliada
Se la debe basar en el trabajo precedente con el propósito de que la supere.
A quí el desafío consiste en evidenciar las maneras en que los contextos político,
económ ico, social, cultural e ideológico se expresan y se particularizan en un do­
cum ento individual. D icho en otros términos, se trata de probar la historicidad de
un docum ento, de destacar lo que en él pertenece a una época, a un m om ento
circunstanciado susceptible de ser fechado con base en su contenido -variacion es,
escenas, personajes-. De esta m anera, el docum ento se analiza com o un síntoma,
com o un arquetipo de los con textos que posibilitaron su aparición y que se co n ­
densan en éste de una forma peculiar.
Aquí el investigador se ocupará por ejem plo del creador del docum ento, em pe­
ñándose en identificar las redes sociales en que se ubica e interrogándose en parti­
cular sobre la influencia de su medio cultural y social en su m anera de afirmarse por
medio de la imagen.
U na vez más, se debe recordar que es posible plantearse interrogantes hasta el
infinito. La calidad, riqueza y pertinencia del procedim iento de interrogación
dependen de la perspicacia, erudición e inteligencia del investigador.
En esta etapa del procedim iento de análisis, los instrum entos de trabajo son
muy variados. Lo que se busca es docum entar de m anera exhaustiva las coyunturas
históricas en el m om ento de la producción del docum ento original. En el esquema
que figura a con tinu ación se recapitulan y sintetizan los m om entos cruciales del
procedim iento descrito.

101
Análisis de un documento iconográfico
Cuadro recapitulativo

E ta p a s ¿Q u é h a ce r? ¿C ó m o h acerlo ?

O bservar — -► L ev an tar su ficha O b serv ació n de visu


el d ocu m en to descriptiva E xp lo tació n de los catálogos e
inventarios de museos, de los
catálogos especializados, de los
b ancos de diapositivas, entre
otros

D esign ar los com p onen tes M ovilizar la exp erien cia


del d ocu m en to personal

Identificar D escribir el d ocu m en to co m o U tilizar buenas obras de


los un co1n ju n to
-------------- _ referen cia
com p on en tes
y las significaciones R elacion ar el A d o p tar un proced im ien to lo
del d ocu m en to d ocu m en to m ás lógico posible
co n sus hipotéticas
fuentes C o n su ltar obras especializadas
de inspiración

C o n te x tu a liz a c ió n restrin g id a Exige una investigación


El d ocu m en to en su red p acien te y aten ta
C o n textu alizar inm ediata de d epen den cia
el d o cu m en to
C o n te x tu a liz a c ió n am p liad a ' Requiere la utilización de
El d ocu m en to co m o arquetipo buenas obras especializadas
de un m om en to de la historia

3 . E stu d io de u n ca so p articu lar

N o se conoce en el campo de la iconografía un ejemplo ideal que resuma todos


los detalles de una aproxim ación teórica. En el estudio que se presenta a con tinu a­
ción no se intenta en modo alguno adelantar un análisis detallado de un modelo
de este tipo. Se trata de algo más simple, que consiste en aislar algunos aspectos del
proceso analítico con la finalidad de ilustrar una aplicación particular.
En estas condiciones, la selección propuesta, el Monumento Short- Walick, ubi­
cado en la plaza del M anége militar de Q u ebec (hoy plaza Jorge V ) , es por com ple­
to arbitraria. Sin embargo, podría servir com o soporte ilustrativo o testim onio de

102
una época en una historia acontecim ental de la ciudad de Q u ebec a finales del
siglo xx, en particular la del barrio San Salvador. Así, después de haber estudiado
un docum ento iconográfico significativo en sí mismo, el investigador puede in te­
rrogarlo en función de sus objetivos específicos de investigación.
A quí sólo se emprenderá un análisis iconográfico stricto sensu. Los principales
aspectos que se abordarán son tres: nomenclatura y descripción; identificación de las
significaciones; contextualización. D e manera deliberada, no se incluye la ficha des­
criptiva del M onum ento Short'Walick. Com o se ha dicho más arriba, sólo se trata de
ilustrar el itinerario posible del procedimiento analítico. Sobre todo, no se trata de
volver este ejemplo particular en un caso típico susceptible de generalización.

La nomenclatura y la descripción 7
El monumento a la memoria del mayor Charles Joh n Short y del sargento George
Waíick fue concebido para ser visto en posición frontal (ver figura 1). Se presenta como
un conjunto organizado y homogéneo de dos bustos de medio cuerpo que coronan un
pedestal, y de una figura femenina sentada, que se apoya en la base del pedestal.
El pedestal de plano cuadrado se com pone de tres partes. La base con un pelda­
ño ocupa un tercio de la altura total. En el centro, sobre una plancha sin grabar, se
en cu entra una placa de bronce en la que se lee la siguiente inscripción:
To the M em ory o f /M a ja r C h a r le sjo h n Short, A.D. C ., an d Sergeant G eorge W alick
/ “B ” Battery Regiment C an ad ian Artillery / 1889. Lost T h eir Lives, W hilst in the
P erform ance o f T heir D uty.1891 / at the G reat Fire in St-Sauveur 1 on T hu rsday the
16th o f M ay 1 8 8 9 . / This M onum ent is E rected by the Citizens o f Q u ebec / in G ratefu l
R em em bran ce o fT h e ir N oble and H eroic C on duct
[A la m em oria de / M ayor C harles Jo h n Short A . D .C .y del Sargento G eorge W alick
/ B atería “B" del Regimiento de la Artillería C an adiense / 1889. Q ue perdieron sus vidas
en cumplimiento de su deber. 1891 1 en el gran incendio de San S alvador / el jueves 16 de
m ayo de 1889. / Este m onum ento fu e erigido por los ciudadanos de Q u ebec / en recuerdo
agradecido de su noble y heroica conducta.]
El cubo que constituye la parte central del pedestal es achaflanado. Soporta
una cornisa moldurada, separada del cubo por un hilo de bronce.
C oron an el pedestal dos bustos de medio cuerpo en ron de-bosse8 con la parte
correspondiente de los brazos. El primero es un m ilitar en uniform e de gala, ves­
tido co n una capa de alamares y cuello alto. U na casaca de gruesos botones cae
sobre su hom bro derecho. El rostro, m inuciosam ente detallado, revela el carác­
ter decidido y elevado del personaje: mirar directo y derecho, rasgos finos y
angulosos, cabello corto y bigote. El segundo militar, ubicado hacia atrás y a la
derecha del primero, se diferencia de él por dos detalles mayores. Por un lado, los
rasgos de su rostro son más juveniles; por el otro, en lo simple de su uniform e se
adivina un grado inferior.

7. Estas dos etapas, que suelen presentarse por separado, se han reagrupado en una sola, en
aras de la simplificación y ante la escasez de elementos constitutivos de la obra.
8. Ver la nota 5 del presente capítulo [N. del T).

103
La figura fem enina está sentada en el borde saliente ubicado al com ienzo de los
chaflanes del cubo; sus pies reposan sobre la parte superior de la plancha sin grabar.
Viste cam isón con escote al sesgo, ceñido a la cintura; una tiranta se desliza por su
hombro izquierdo descubriéndole parcialm ente el seno. Gira su cuerpo hacia la
derecha para presentar el asta de una bandera a la derecha de los dos militares,
envolviéndolos de esta manera con el pendón. La postura de la cabeza echada
hacia atrás acom paña esta fuerza ascensional. El rostro agraciado y la cabellera
recogida hacia arriba en un moño detrás de la cabeza. Esta última se halla ceñida
por una co ro n a que im ita un a rtefa cto form ado por una serie de alm enas
entrecortadas por torres. Para hacer contrapeso al m ovim iento hacia la derecha, la
figura fem enina se apoya con la mano izquierda sobre un escudo de forma triangu­
lar (ver la figura 2). En el corazón circular de este escudo aparece otra figura fem e­
nina sentada señalando el panorama con el brazo izquierdo. Su brazo derecho, que
se apoya sobre un escudo adornado con un león, sostiene un cuerno de la abun­
dancia. A sus lados se encuentra una colm ena, y a sus pies, un castor. Dos hojas de
arce entrecruzadas y anudadas con un cordón adornan la punta de este blasón,
m ientras que algunos tréboles trilobulados ocupan los flancos y los cantones dies­
tro y siniestro.
Por último, hay que precisar que el m onum ento esta firmado y datado sobre el
drapeado del cam isón que cae por encim a de la plancha sin grabar: “L. P. H ébert /
1 8 9 1 ”.

La identificación de las significaciones

La significación de conju nto del m onum ento no plantea mayores problemas.


La inscripción brinda las claves principales:

• el mayor Sh o rt luce uniforme de


L o s n o m b r e s d e lo s m i l it a r e s y s u s g r a d o s :
gala y el sargento W alick aparece a su lado.
• E l c o n t e x t o : murieron en servicio heroicam ente durante el incendio del barrio
San Salvador, el 16 de mayo de 1889.
Para detalles de este incendio pueden consultarse periódicos de la época9 Así,
un artículo titulado “Conflagración en San Salvador”, L e jou rnal de Q u ébec (16 de
mayo de 1889, p. 2) permite o frecer el resum en siguiente:
U n incendio redujo a cenizas varios centenares de casas del barrio San Salva­
dor, en la noche del 15 al 16 de mayo de 1889. Para evitar la propagación de las
llamas se volaron varias casas, colocando en ellas barriles de pólvora, el 16 de mayo

9. Es e v id e n te que una in v estig ació n m ás co m p le ta exige la co n su lta del c o n ju n to de periódi­


co s de la é p o ca , tan to los francófonos co m o los anglófonos. Para una co n te x tu a liz a ció n m ás amplia
del a co n te c im ie n to en relació n co n o tra s p ro b lem áticas (por ejem p lo las m edidas de p ro te c ció n
c o n tr a in cen d io s que im peraban en la ciud ad de Q u e b e c en aquella é p o c a , los m ateriales c o n los
cu a le s se hallaban co n stru id as las ca sa s del b arrio S a n S a lv a d o r), d eb en co n su ltarse estu d io s de
síntesis.

104
a la madrugada. La explosión no se produjo en una de ellas. S in embargo, el barril
explotó en el m om ento en que el mayor S h o rt y el sargento W alick entraron para
verificar el estado de la m echa: el primero murió instantáneam ente; el segundo,
algunas horas más tarde en el hospital.
Falta el personaje fem enino. Sus atributos perm iten afirmar que se trata de una
figura alegórica:
• La corona corresponde a un modelo bien definido cual es el de la corona mural
de un escudo de ciudad.
• El escudo (véase la descripción, figura 2): el corazón corresponde al distintivo
de la ciudad de Q uebec, conform e fue dibujado por Joseph Légaré y aceptado
por el C onsejo M unicipal el 24 de mayo de 1834. Los tréboles corroboran la
interpretación de con ju nto del m onum ento. Las formas trifoliadas se utilizan
en el arte cristiano para simbolizar la Trinidad. En este caso, se trata de una
trinidad profana conform ada por la ciudad de Q uebec, el mayor Sh o rt y el
sargento W alick.
La figura fem enina es un interm ediario físico y simbólico a un mismo tiempo.
Por su representación de cuerpo entero (que la hace más parecida a los humanos)
y por su ubicación entre el espectador y el objeto de su ideal (los personajes repre­
sentados en busto que coronan el m onum ento). En estas condiciones, la clave
principal que perm ite un descifram iento exacto de la disposición del co n ju n to de
la obra. A l elegir este m onum ento, los ciudadanos de la ciudad de Q u eb ec testi­
m oniaron su reconocim iento a los dos militares muertos en el incendio del barrio
San Salvador, el 16 de mayo de 1889. El 2 de diciem bre de 1890, el escultor Louis-
Philippe H ébert (1 8 5 0 -1 9 1 7 ) recibió el encargo para hacer la obra. C oncibió un
con ju nto en que la ciudad de Q uebec, bajo la forma de una figura fem enina que
simboliza la totalidad de los ciudadanos, abraza a los dos héroes en los pliegues de
una bandera que les extien de para acogerlos en su seno.

L a contextualización

Para no alargar desmesuradamente este análisis, aquí solo se considerarán las


perspectivas principales. Según las necesidades definidas en una investigación, al­
gunas de estas perspectivas se analizan, m ientras que otras se dejan de lado.

L a contextualización restringida

En relación con el encargo:


• Identificar a los promotores de la idea de erigir el m onum ento.
• Precisar si los fondos necesarios para la erección del m onum ento proceden de
una suscripción popular. (Si tal es el caso, sería útil conocer el nombre de los
suscriptores.)
• Precisar las condiciones del encargo: ¿Acaso Louis Philippe H ébert lo obtuvo
m ediante concurso? (En cuyo caso sería im portante con ocer el nom bre de los
otros participantes).

105
• D eterm inar si existe un contrato que obligue al escultor con la persona o en ti­
dad que hace el encargo. ¿Cuáles son las exigencias que figuran en tal contrato
acerca de los planos de la iconografía, las dimensiones, el emplazamiento, en ­
tre otras?
• U bicar el presupuesto. En muchos casos, un m onum ento es objeto de dos pre­
supuestos independientes. La ejecución del pedestal, incluso la concepción del
mismo, se le suele encargar a un arquitecto.

En relación con la concepción de la obra:


• D eterm inar las etapas de la creación (bocetos, m aqueta, entre otras.) (No se
ha señalado un trabajo preparatorio para el caso del Monumento Short-W alick.)
• Precisar las fuentes utilizadas para la preparación de los retratos de los dos mili­
tares: descripciones, dibujos o fotografías.
• Verificar si el escultor se inspiró en modelos preexistentes para la concepción
del con ju nto y para el dibujo de las partes.
• N o desaprovechar las pistas que puedan conducir al descubrim iento de m onu­
m entos conexos que suelen resultar importantes. El Monumento Short-W alick
es un buen ejem plo de ello. El A rchivo N acional de Q u ebec conserva, en el
fondo Eugene-Étienne Taché (inventario p. 2 8 6 ), la transcripción de una car­
ta de Taché, fechada el 10 de diciem bre de 1890 y dirigida a Ernest Pacaud,
m iem bro del com ité organizado para la con stru cción del m onum ento. Pacaud
desea recibir la opinión del arquitecto sobre el dibujo que Louis-Philippe Hébert
acaba de presentarle. Taché critica con acritud el proyecto, en especial la pos­
tura elegida por el escultor para representar la alegoría de la ciudad de Q uebec:
Ella ni se levanta, ni está
de pie, ni sentada ( ... ) Esta postura supone alas,
que el señor Hébert le ha quitado (... ),
alas como las que se le atribuyen
a ciertos personajes,
mitad ángeles, mitad mujeres, que forman parte
de monumentos análogos al que nos ocupa,
que se construyen hoy por hoy en Francia y en Italia.
Además, ella hace un esfuerzo (sólo con los brazos,
obsérvese bien) para levantarse y alcanzar el
pedestal donde reposan los bustos Short & Walick con el propósito de
izar allí una bandera.

Esta bandera no tiene, creo,


razón de ser para conmemorar el triste
suceso del 16 de mayo de 1889.
(fol. 304 r° )
Taché adjunta a su concepto un boceto que le parece pertinente (ver figura 3 ),
insistiendo en el aspecto “más natural, más calmado y sobre todo más afín a las
tradiciones de la estatuaria antigua” (fol. 305 r°) de su figura fem enina.

106
C on respecto a la ejecu ción:
• ¿La obra fue fundida por el artista? ¿Acaso la ejecu ción del trabajo se le en car­
gó a un artesano especializado? (Louis- Philippe H ébert solía mandar fundir sus
esculturas a Francia.)

L a contextualización am pliada
Aunque el m onum ento puede ser considerado desde m uchos puntos de vista,
aquí se proponen cuatro, que se relacionan con los siguientes aspectos:

1. El artista
• Precisar qué lugar ocupa la obra en la carrera de Louis-Philippe Hébert.
• Establecer cóm o se incorpora esta obra en la historia del arte local.
• Precisar el lugar que ocupa el artista en su época y en su medio.

2. El género de m onum ento conm em orativo (comparaciones con Francia, G ran


B retañ a e Italia)
(En este contexto, las críticas de Taché se vuelven una herram ienta investigativa
im portante. El resultado final -v e r la figura 3 - deja entrever cuales de entre ellas
no fueron suficientem ente seguidas.)

3. El co n texto social: el m onum ento com o catalizador de sentim ientos popu-


lares.
(Ejemplo: el tema del m onum ento a los muertos que se desarrolla a finales del
siglo X I X : glorificación/sím bolo.)
• El tem a subyacente del patriotism o: la relación fue establecida con m otivo de
la inauguración del m onum ento, el 12 de noviem bre de 1891 (véase L e
C an adien, 13 de noviem bre de 1891, p. 2).
• El tema de la concordia: expresa la dicotom ía francófonos / angloparlantes,
católicos / protestantes.

4. El co n texto político: Sir Adolphe Carón, teniente-gobernador y ministro


de la milicia, se rehusó a asistir a la inauguración del m onum ento {Le C anadien,
11,12 y 13 de noviem bre de 1 891). Este gesto debe ser relacionado con la atribu­
ción del contrato para la construcción del ferrocarril de la baie des Chaleurs y el
escándalo consiguiente. Ernest Pacaud, tesorero del Partido Liberal y miembro del
com ité organizador pro M onum ento Short-W alick, se hallaba particularmente com ­
prometido con la realización del proyecto.
Al final de esta contextualización, que se apoya en el análisis descriptivo ade­
lantado en la etapa precedente, se puede hacer un b alan ce. En este último se
recapitulan las principales enseñanzas del análisis iconográfico y se las relaciona
con los objetivos de la investigación adelantada. Sólo entonces se habrá com ple­
tado el procedim iento.

107
Figura 1
El M onum ento Short-Walick
Louis-Philippe H éb ert, M onum ento Short-Walick, 1 8 9 1 , Q u e b e c (Plaza Jo rg e V ), b ro n ce
(Fo to g rafía: A rch iv o de la C iudad de Q u e b e c, n egativo 1 4 6 6 6 ).
Figura 2
El M onum ento Shon-W alick
D etalle del escu do
(Fo to g rafía: D id ier Prioul)
F ig u ra 3
E u g én e-E tien n e T aché
P ro y e cto para el m o n u m en to
S h o rt'W a lick
E u g é n e -E tien n e T ach é, Proyecto para el m onum ento Short-Walick, 1 8 9 0 , plum a y tinta negra sobre papel
cebolla, Q u eb ec, A rch iv o N acio n al de Q u eb ec, inventario p. 2 8 6 , fol. 3 0 2 (fotografía: D idier Priou l).
Capítulo 5

Cómo analizar un objeto*

Es indiscutible que en nuestros días la práctica científica se ha tornado plural y


com pleja. Cada vez más, los investigadores se sirven de una gran variedad de fuen­
tes docum entales para enriquecer y profundizar su com prensión de la sociedad:
textos, ilustraciones, mapas, testim onios orales, objetos, etc. Por ello, resulta fun­
dam ental que los jóvenes investigadores, incluidos los estudiantes de bachillerato,
se abran a aquello que se co n oce com únm ente com o la práctica interdisciplinaria.
M ediante ésta se plantea un problema intelectu al y se construye un objeto de
estud io que desborda el cam po trad icio n al de una discip lin a. La p ráctica
interdisciplinaria también perm ite capitalizar las cualidades y la riqueza de diversos
tipos de docum entos para aprehender una realidad en múltiples facetas.
En este capítulo se intenta familiarizar al investigador iniciado con un procedi­
m iento m etódico de análisis del objeto. Este procedim iento se divide en dos gran­
des partes, a saber: en primer lugar, una definición del objeto, definición que debe
ser operativa en lo posible (secciones 1 y 2) y, en segundo lugar, la presentación de
un m étodo pertinente para adelantar el ejercicio de análisis de una m anera siste­
m ática (sección 3 ). El texto va acom pañado de varios gráficos.

1. Q u é es u n ob jeto

En rigor, el objeto carece de una definición de validez universal. Según el Petit


R obert, un objeto “es algo sólido, provisto de unidad e independencia, y que ha
sido elaborado para cierto uso”. A unque todos - o casi to d o s- parecen estar de
acuerdo cuando id en tifican la movilidad com o la con d ición esencial en la defi­
nición del objeto, las opiniones divergen cuando se trata de relacionar el tam a­
ño o el volum en que éste debe tener. A l in ten tar identificar los módulos ideales
m ediante los cuales buscaba situar al hom bre en relación con su m edio, Le
Corbusier en su M odulor establecía que las dim ensiones del objeto deben fluc­
tuar entre lm m y 8 6 cm , en un caso y lm m y 3 9 cm , en el o tro 1. N o obstante,

* C arolin a V anegas C a rra sco , Á ngela G óm ez Cely y Ju a n R ica rd o Rey M árq u ez, in v estig a­
dores de la C u rad u ría de a rte e h istoria del M u seo N a cio n a l de C o lo m b ia, co lab o raro n en la revisión
té cn ica del presen te cap ítulo.
1. C h arles-É d ou ard Le C orbusier,Le modulor: Essai sur une mesure harmonique á l'édielle húmame
appíicable universellement á lamécanique, 2gedtión, París, D en oel-G on th in er, 1 9 7 7 [ 1 9 4 8 ] , 221 p., il., fac-
sim, col. “B ibliothéques m éd itatio n s”, 108. Trad. al español: El modulor: ensayo sobre una medida armó­
nica a escala humana aplicable umversalmente a la arquitectura y a la mecánica. T rad u cció n del francés por
M a rta L ló ren te. A rg an d a del Rey (M ad rid ): A postrofe, [ 2 0 0 5 ]. 2 v. (2 6 1 , 3 4 4 p .), il-, 15 x 15 cm .

111
para algunos expertos inspirados en una visión ciertam en te más amplia del o b ­
je to , com o ocurre con Pierre Boudon, un avión o un autom óvil pueden ser c o n ­
siderados com o o b jeto s2-
A braham M oles por su lado introduce un aspecto capital cuando considera la
intervención humana. Según él, un objeto es un “elem ento del mundo exterior
fabricado por el hombre, que éste puede tomar o m anipular”3. Así, com o él mismo
lo precisa, “un hacha de sílex es un objeto, m ientras que el sílex no lo es” y agrega
que en última instancia una piedra puede convertirse en objeto cuando se la pro­
mueve al rango de pisapapeles.
Vale la pena retener los siguientes elem entos de la definición de objeto:
• Puede decirse que hay objeto cuando éste es móvil e independiente, no siendo
indispensable un límite de tam año o volumen.
• De la misma m anera, puede aseverarse que hay objeto cuando éste es el resul­
tado de una intervención hum ana, por mínima que pueda parecer.
• Finalm ente, puede afirmarse que hay objeto cuando éste posee un uso y una
función.

2 . E l o b je to : un fen ó m en o social to tal

D ado que un objeto no es algo desprovisto de significado, una suerte de m ate­


ria inerte, se lo ha descrito com o un “fenóm eno social to tal”, esto es, huella y
reflejo de la actividad hum ana. Más allá de su aspecto formal, del uso y la función
que se le asignan, el objeto porta una multitud de inform ación relacionada tanto
con la tecnología al alcance de su productor y con la habilidad de éste para elabo ­
rarlo o fabricarlo, com o con el estatus social de su destinatario o de su propietario
final. Más aún, el objeto es un testim onio excepcional de una sociedad, de cuya
historicidad él mismo da cuenta.
En estas condiciones, el objeto es un portador de sentidos, de representaciones,
de evocaciones y de simbolismos múltiples y com plejos que expresan con mucho la
cultura m aterial y espiritual de las comunidades hum anas. En la feliz expresión de
A braham Moles, el objeto “no está sim plem ente para ser, sino para representar”.
En efecto, el objeto es, m om ento tras momento, un objeto-m em oria que desempeña
papeles y ejerce poderes. Se halla investido de valores, de una moral, de una estéti­
ca, de una capacidad de com unicación que nunca llegan a ser definitivos, pues
varían con el tiempo según los individuos y los medios concernidos. También puede
decirse que posee vidas que se abrevian o se prolongan conform e a los consensos
de una época. Henry Glassie solía decir que si bien es cierto que el objeto brinda
un índice del co n texto y del medio material y cultural en los cuales se encuentra,
no es menos cierto que este co n texto y este medio le infunden sentido4- Así, puede

2. “S ur un s ta tu t de l’objet: différer 1’ objet de I’objet”, Com m unications, 13, 1 9 6 9 , p. 6 5 - 8 7 .


3. “O b jet e t co m m u n ica tio n ”, C om m unications, 13, 1 9 6 9 , p. 5.
4. "F o lk A r t ”, en : T h o m a s, J. S ch le re th (co m p . y e d .), M aterial C u ltu re Studies in A m erica,
N ash vü le (T en n .), T h e A m e ric a n A sso cia tio n for S ta te and L o c a l H istory, 1 9 8 1 , x v i-4 1 9 p., bibliog.,
p. 1 2 5 -1 4 0 .

112
decirse que el objeto es doblem ente significativo en sí mismo: en relación co n el
sistem a de objetos y co n el sistem a cultural en que se encuentra ubicado.
De esta breve discusión emerge un principio rector, a saber: en todo procedi­
m iento analítico el objeto debe ser considerado en el aspecto material y formal así
com o en el aspecto simbólico, teniendo siem pre presentes las relaciones dinám i,
cas entre estos aspectos. D e la misma m anera, el análisis del objeto exige que se
consideren los factores externos (denominados am bientales) que pueden haber
influido sobre él. En otras palabras, si la observación formal constituye un m om en­
to importante del proceso de análisis del objeto, el estudio antropológico y socioló­
gico de este objeto tam bién resulta fundamental. El procedim iento de análisis se
torna cada vez más com plejo a medida que el investigador establece relaciones
dinám icas entre varios niveles de lectura y de apreciación del objeto.
En la siguiente sección se propone un m étodo fecundo y operativo de análisis
del objeto en que se respeta el criterio central de considerarlo en su doble dim en,
sión m aterial y antroposociológica.

3 . U n p ro ce d im ie n to m etó d ico de análisis del ob jeto

En la figura 1 se ha intentado visualizar el m étodo que aquí se propone para


apreciar y analizar un objeto. La pertinencia de este m étodo radica en que permite
un procedim iento de inteligibilidad m ediante el cual se busca brindar inform ación
acerca del objeto propiamente dicho y de lo que representa, reconstituyendo su
historia y su genealogía y evidenciando sus principales con textos de significación.

Figura l . U n método para el análisis del objeto

113
En conjunto, este método puede equipararse con un esquema óptimo de lectu ­
ra del objeto. Tal esquema contiene la gama de los principales aspectos que pueden
considerarse en el m om ento del análisis, precisando de antem ano que sólo en raras
ocasiones se hallan todos reunidos. A bierto y com plejo, este m étodo de lectura del
objeto se presta para ser utilizado de forma parcial, en función de los propósitos del
investigador y de los objetivos específicos de su trabajo. Com binado con un ejerci­
cio de contextualización, permite situar al objeto en conjuntos cualitativos cada
vez más amplios.
En el m étodo propuesto se sugieren tres niveles de lectura del objeto. A cada
escalón de la pirámide le corresponde uno de estos niveles, cada uno de los cuales
tiene una existencia propia y autónom a y hace referencia a elem entos de inform a­
ción y contextualización equivalentes y com parables en im portancia.
La interpretación del objeto com o un fenóm eno social total obliga al investi­
gador a realizar una lectura vertical de la pirámide, y lo constriñe a considerar cada
uno de los niveles de análisis, con la finalidad de reconstituir el medio que rodea al
objeto e identificar al m áximo los significados que com porta este medio. Si los
objetivos del proyecto (o las lim itaciones docum entales) pueden persuadir al in ­
vestigador a privilegiar un ángulo de análisis, la calidad de la interpretación del
con ju nto reside sin embargo en las relaciones dinám icas que se establezcan entre
todos los elem entos de todos los niveles.
H echas estas precisiones, ha llegado el m om ento de profundizar en cada uno
de los lugares de observación que sugiere el m étodo.

El objeto
El primer m om ento del procedim iento de análisis y el primer nivel de lectura se
relacionan con el objeto propiam ente dicho, sin la m enor duda.
En este caso, el cuestionario que utiliza el investigador tiende a hacer em erger
las características morfológicas y estilísticas del objeto, el género y el tipo a los
cuales pertenece, sus técnicas de con stru cción , sus usos y funciones primarias y
secundarias, su procedencia y modo de adquisición, los usos que ha recibido en
diferentes lugares y tiempos, sus relaciones con otros objetos. En la figura 2 se
enum eran los elem entos de inform ación que resulta pertinente averiguar acerca
del objeto, partiendo de las preguntas apropiadas. En conjunto, estas inform acio­
nes permiten clasificar el objeto en un encadenam iento taxonóm ico. De igual
manera, perm iten identificar, de modo preliminar aunque significativo, algunas de
sus condiciones simbólicas intrínsecas. N o es seguro, sin embargo, que los elem en­
tos de inform ación que aparecen en cada una de las secciones del círculo represen­
tado en la figura 2 permitan encontrar todos los valores con los que ha sido inves­
tido el objeto. Por lo demás, es evidente que estas cuestiones no pueden formularse
de manera m ecánica a todos los objetos, y tampoco pueden conducir a una lectura
que refleje la totalidad de ese objeto.
En vista de todo lo anterior sería imprudente callar una recom endación, válida
en todas las etapas del análisis. En la práctica, el investigador dirige su atención
hacia aquellos elem entos descriptivos que se relacionan con sus objetivos de inves-

114
Figura 2. Interrogar el objeto

■CI>«a(s) de
>n^ c iñ n Vue*^>nSk!mda8
ócnipoS' c_____________
Objeto

tigación. Por formal que pueda llegar a ser, el análisis de un objeto siempre se halla
asociado con unos fines precisos de investigación. De hecho, existe un vínculo y
una concordancia continua entre las preocupaciones intelectuales del investiga­
dor, su procedim iento de análisis del objeto y los objetivos que persigue con su
proyecto de investigación. U n procedim iento global de análisis (y de co n -
textualización) en cu en tra su unidad, su coherencia, su justificación y su perti­
nencia en las preocupaciones intelectuales del investigador y sólo en ellas. Sin
duda, estas preocupaciones, restringidas por definición, m arcan los límites de un
procedim iento de análisis. Sin embargo, el investigador no tiene porqué cargar
con las consecuencias de la naturaleza limitada de su procedim iento, siempre y
cuando sea consciente de ello y lo declare con franqueza. Por lo demás, es imposi­
ble e impensable extraer la totalidad de los m ensajes potenciales que porta un
objeto. Por ello, es apenas natural que el investigador quiera instalar su trabajo en
un co n texto particular de significación, limitándose a considerar una sola faceta
del objeto.

Los productores y los propietarios


C on el segundo mom ento del procedimiento de análisis se busca iluminar ciertos
elementos descriptivos propios de los productores del objeto, de una parte, y de sus

115
Figura 3. Algo más sobre los productores del objeto..

'•¡miení. o ttg ^ étnico


P ro d u cto re s

Figura 4 ... y sobre sus propietarios

P ro p ie ta rio s
propietarios, de otra. Las inform aciones recogidas en este nivel son fundamentales,
pues en ellas se narra la vida del objeto, se docum enta la historia de su creación y de
su utilización, así como sus eventuales reutilizaciones. Esta información permite
asociarlo con una serie de objetos similares o directam ente complementarios. A par­
tir de este m om ento se torna posible identificar las áreas de circulación del objeto y
establecer con mayor claridad los sentidos que se le atribuyen. Docum entando de
m anera adecuada el contexto de adquisición del objeto, las intenciones y m otivacio­
nes de la persona que lo adquirió, y aún más, la forma en que el productor entendió
las necesidades y el encargo de su cliente, el investigador podrá proceder a un análisis
mucho más creíble y coherente de la pieza objeto de su interés, diferenciando de
modo más informado las funciones utilitarias, estéticas y simbólicas del objeto.
Los datos más útiles que deben recogerse sobre los productores (ver figura 3) se
relacionan con edad, escolaridad, form ación, influencias recibidas, carrera profe­
sional, fuentes de inspiración, técn icas de fabricación, etc. Estos datos son deter­
minantes a la hora de ofrecer una eventual definición de las corrientes estéticas y
artísticas o de las cadenas tecnológicas que influyeron en el diseño y producción
del objeto estudiado. Estos datos tam bién perm iten identificar ciertas causas direc­
tas de la existencia del objeto (¿resultado de un encargo específico?, ¿estrategia de
un artesano para diversificar su producción?, ¿producto de la experim entación?,
entre otros). Todas las anteriores inform aciones perm iten contextualizar m ejor las
cualidades intrínsecas del objeto.
C on los datos relacionados con los propietarios (ver figura 4) se busca retener
ciertos elem entos descriptivos de primera mano para una eventual identificación
de los usos y de las funciones sim bólicas del objeto. D e hecho, existe una relación
estrecha entre las características distintivas de la persona que detenta un objeto
(origen étnico, edad, personalidad, situación m aterial, estatus social, redes a las
que pertenece, entre otros) y el sistema sociológico de los significados en los cuales
el objeto ha sido emplazado. A través de este cuestionario el investigador busca
docum entar cada vez m ejor el conju nto de m otivaciones que explican la adquisi­
ción de un objeto por parte de su propietario.

Los contextos de significación

En la tercera parte del procedim iento de análisis se abordan los contextos de


significación del objeto y, m ejor aún, sus contextos indirectos de existencia. Es
evidente que estos últimos son numerosos. C on el método que se propone se enfatiza
la im portancia de cuatro de ellos, a saber:
• Los espacios, es decir los con textos de evolución espacial del objeto: su co n ­
texto de localización inm ediata y ampliada, y tam bién sus relaciones con el
medio salvaje y con el medio civilizado, físico y simbólico, doméstico y profe­
sional, cultural y geográfico, social e intelectual, etc. Los significados de un
objeto siempre se hallan determ inados en parte por el lugar donde ha sido
ubicado. Así, una m áscara muisca en una sala burguesa de Bogotá puede dar
testim onio de la adhesión de su propietario a un peculiar sistema de representa­
ciones, de valores y de evocaciones que habrá necesidad de explorar para apre­

117
hender el sentido co n el que se halla investida la pieza. Lo mismo ocurre con
un libro que, según se lo encu entre en una biblioteca pública, en una sala
elegante o en el cuarto de un universitario, en una institución financiera o en
una estación de transporte público tendrá significados diferentes en relación
con universos simbólicos distintos.
• El tiempo y las temporalidades, es decir los co n textos tem porales de evolu­
ción del objeto (lo cotidiano, los ciclos estacionales, los ciclos humanos de
vida, entre otros por una parte, y los tiempos propios del objeto (de su fabrica­
ción y tam bién de sus usos, de sus funciones utilitarias y simbólicas, y finalm en­
te de sus valores agregados).
• Los medios sociales, es decir el espacio-relacional en el seno del cual evolucio­
na el objeto: el individuo en sus relaciones sociales: familia, vecindario, grupos
de pertenencia, sean de tipo asociativo, profesional, religioso, étnico, entre otros.
• Los valores culturales, es decir el sistem a im plícito de representaciones en
que ha sido emplazado el objeto, en pocas palabras, el im aginario co n que
éste se halla investido, que puede ser el de un sistem a social, una ideología,
normas y códigos, ritos y costum bres, creencias y fiestas, etc. Así, una hoz y un
martillo colocados sobre un pedestal evocarán representaciones que pueden
ser resultado de consensos que sólo en contrarán su significación definitiva en
la medida en que sean contextualizados en relación co n la figura visual que se
ha dado una sociedad política - e n este caso la identificación de esta sociedad
con los ideales del comunismo.
Hay que precisar que aquí apenas se ha esbozado el contenido de estos cuatro
con textos de significación, y que por ello este contenido no es exhaustivo ni se ha
circu nscrito de una vez por todas. Por lo demás, en la práctica del análisis estos
cuatro contextos deben perm anecer abiertos, en relación estrecha unos con otros,
sin que ninguno de ellos se vuelva exclusivo. La riqueza del análisis de un objeto
material depende del dinamismo de las relaciones que se logren establecer entre los
elem entos de los contextos.
El m étodo propuesto tiene la doble función de ser un marco conceptual y un
cuestionario elem ental. Es flexible porque es adaptable (en todo caso debe ser
adaptado) a toda circunstancia, según el objeto, la curiosidad o la m eta de investi­
gación propuesta. En estas condiciones, al investigador le resultará cóm odo m o­
verse dentro de los límites de este m étodo. Am pliará o restringirá el ángulo de su
mirada, u optará por efectu ar las com binaciones que a su criterio resulten más
pertinentes, según los tem as que se plantee o los o b jeto s que seleccione. Tendrá
libertad para privilegiar los aspectos tangibles o intangibles, materiales o inmateriales,
explícitos o implícitos del objeto. Podrá privilegiar la consideración, bien de su
materia, bien de su función evocadora, o de sus valores simbólicos. Así, este m éto­
do hace posible un cuestionam iento óptimo del objeto que se coloca bajo la pers­
pectiva de miradas cruzadas desde diferentes ángulos de observación. Se busca en
primerísimo lugar que el o b jeto libere la quintaesencia de sus m ensajes. Ninguna
aplicación m ecánica será válida: toda intervención supone buen juicio e idonei­
dad. En estas condiciones, el m étodo y el cuestionario que éste supone pueden
permitir leer el objeto, leer a través del objeto y hacerlo hablar.
118
Capítulo 6

C ó m o analizar y co m e n ta r u n m apa antiguo

D esde siempre, los hom bres han in ten tad o representar el espacio donde viven
y se desarrollan. P oco a p oco, los m apas se fueron revelando com o un m edio de
singular atractiv o para ilustrar los paisajes y las com arcas conform e a su existen cia
real, tal y com o se deseaba que fuesen, y tam bién según las con cep cion es de viaje­
ros, cartógrafos y gobernantes.
De h ech o , un m apa no es o tra cosa que un soporte de rep resen tación del espa­
cio, un ojo m ágico a través del cual se pueden percibir las aspiraciones razonables,
visionarias e idealistas de una sociedad política.
E n este capítulo se quieren evidenciar las posibilidades que ofrece el m apa an ­
tiguo com o fuente d ocum ental para investigaciones de ca rá cte r histórico (sección
1). De la misma m an era, se presenta un m étodo de análisis y validación del mapa
antiguo, tom ando com o fundam ento un ejercicio amplio de contextualización (sec­
ción 2 ). Este m étod o se respalda e ilustra con el m apa del Bajo C anadá levantado
por Joseph B o u ch e tte en 1831 (sección 3) ’•

l. Utilidad del mapa antiguo para el análisis histórico

En tre las tendencias más destacadas que desde h ace unos veinte años informan
la ren ovación de las investigaciones en ciencias hum anas hay una que es c a r a c te ­
rística, que se m anifiesta en la m ayoría de los investigadores y que se halla asociada
con la relación que estos últimos establecen con los docum entos. A lgunos investi­
gadores han explorado nuevas fuentes. D esde los años 1970 por ejemplo, los h isto­
riadores han venido m anifestando un interés crecien te por los registros notariales;
otras veces, han recon ocid o el valor de los testim onios orales. Por su p arte, los
etnógrafos se h an orien tad o cada vez más h acia los docum entos autobiográficos,
co n la finalidad de reconstituir universos m ateriales desde la óptica de las prácticas.
N um erosos investigadores han em prendido una relectu ra crítica de los d ocu m en ­
tos tradicionales co n la perspectiva de aplicarles cuestionarios diferentes. Así, los
diarios de viaje o de exploradores han dejado de ser utilizados para reforzar la im a­
gen de personalidades convertidas en héroes. El valor descriptivo, en otras pala­
bras, la dim ensión etn ográfica, ha justificado la consulta de estos docum entos. Sin

l. En este capítulo se retoma, unas veces de modo integral, otras, en forma condensada, el
contenido de una obra de Claude Boudreau titulada, Ü!nalyse de la carte ancienne, essai méthodolologique:
la carte du B a s-C a na d a de 1831 de Joseph Bouchette, Quebec, CELAT, 1986, vii-169 p., il., cuadros,
bibliog., col. “Rapports et mémoires de recherche du CELAT", N° 7.

119
em bargo, los investigadores que utilizan estos m ateriales no han tardado en identi­
ficar ciertos problemas m etodológicos m ayores que plantea el tratam ien to de los
diarios de viaje. A unque es indudable que estos docum entos ofrecen descripciones
únicas, no es m enos cierto que revelan casi siempre un sólo punto de vista, una
p ercep ción única y particular. A l o tro , es decir aquel que es descrito, no se lo
con sid era sino a partir de una individualidad, y a través de esta individualidad, en
sus con ocim ien tos, sus experiencias e incluso en sus valores.
C o n escasas diferencias, se trata de lo m ismo que plantea la utilización del
m apa antiguo. En efecto, este últim o es un instrum ento de identificación, de des­
cripción, de delim itación y, en rigor, de apropiación. Se trata de un instrum ento de
poder. Para co n v en cerse es suficiente co n statar el gran núm ero de m apas en carg a­
dos por el gobierno colom biano para co n o cer m ejor sus posesiones, el estado de
desarrollo del territorio bajo su control, la localización de los establecim ientos m i­
litares, com erciales y civiles, etc. El m apa antiguo es un m aterial histórico de rique­
za extraord in aria, in fortunadam ente mal aprovechado. Ya desde los albores de los
años 1 9 8 0 algunos trabajos de archivística revelaron la existen cia de num erosos
d ocu m en tos cartográficos antiguos, cuyo deterioro se atribuía más al tiem po que a
la m anipulación hum ana, lo que no deja de producir estupor2-
A unque el m apa antiguo representa un medio para co n o cer el pasado, su valor
perm anece desconocido. Frangois de Dainville escribía al respecto: “ [el m apa an ti­
guo aporta] una multitud de inform aciones localizadas, una síntesis de hechos y de
relaciones sobre toda clase de objetos, bosques, rutas, industrias, instituciones mili­
tares, civiles y religiosas”3. En el m apa antiguo tam bién se revela el c o n te x to social,
político y e co n ó m ico de una ép oca. Es lo que deja en ten d er G eorges Kish al in ti­
tular su obra La carte, image descivilisations 4 [El m apa, imagen de las civilizaciones].
C laude Raffestin va más lejos al calificar el mapa com o un instrum ento de poder y
del poder, una rep resen tación del espacio que tradu ce a un m ismo tiem po p ercep ­
cion es e intenciones por parte de sus autores5^
A unque el valor del m apa antiguo está fuera de duda para algunos, perm anece
confinado co n alta frecu en cia a un uso restringido, de ca rá cte r ilustrativo, cuando
no reducido a la m era d ecoración . Por ello, la afirm ación de Yves Tessier conserva
toda su vigencia cu an d o estim a que “el problem a del m apa antiguo gira alrededor
del escollo que plantea la credibilidad del d o cu m en to 6”. En efecto, del exam en de

2. J. Brian Harley, “Ancient Maps: Waiting to Be Read”, Geographical Magazine, vol. 53, 1981,
p. 313-317.
3. Le Langage des géographes, termes, signes, coleurs des cartes anciennes, París. Picard, 1964, xx-
384 p., il., mapas, facsim., p. v i i i .
4. París, Seuil, 1980.
5. Ver su obra Pour une géographie du pouvoir, prefacio de Roger Brunet, fotografías de Cyril
Kobler, París, Litec, 1980, x-249 p., il., bibliog., col. “Géographie économique et sociale", N° 13.
Joseph Bouchette, A Topographical Dictionary of the Province of Lower Canada, London, Longman,
Rees, Orme, Brown, Green and Longman, 1832, 358 p.
6. “La carte ancienne et l'automation”, mémoire de maitrise, Quebec, Universidad de Lava!,
Departamento de Geografía, 1971, p. 40.

120
un mapa antiguo surgen buen núm ero de interrogantes. Así, un mapa de 1755 en
que se ofrece inform ación sobre el año de 1712: ¿representa la realidad de 1755 o
bien la de 1712? ¿A caso se describe en él una situación real o más bien se trata de
una proyección del autor? ¿Acaso la selección de los elem entos cartografiados se
halla en fu nción de los conocim ientos del autor, de las exigencias del destinatario,
o de ambos? Estos interrogantes y m uchos otros a los cuales resulta muy difícil
responder explican quizá el papel limitado del mapa antiguo en la investigación
histórica.
De hecho, no existen demasiados métodos de análisis y validación del mapa
antiguo. En el análisis de su contenido se debería, desde el com ienzo, echar mano
de una m etodología propia, con la finalidad de desentrañar m ejor su valor docu­
m ental, funcional e ideológico. Por otra parte, el mapa antiguo debería constreñir
al investigador a dotarse de un lenguaje científico de carácter operativo con el
objeto de proceder a una lectura precisa de este docum ento específico.
En la sección siguiente se le presenta al joven investigador este m étodo y este
lenguaje.

2 . U n p ro ced im ien to m e tó d ic o de lectu ra y análisis del m ap a an tigu o

Leer un mapa antiguo no consiste sólo en enterarse de las inform aciones evi­
dentes que figuran en él. Se trata más bien de considerarlo com o testim onio de una
época, de intentar com prender por qué una m ención figura en él y por qué otra
no. El desafío consiste en penetrar su contenido, con la expectativa de captar los
m ensajes ideológicos que atraviesan el con ju nto de detalles que lo constituyen.
Sólo el título del artículo d e]. B. Harley, m encionado más arriba, ilustra bien la
aparición de nuevas preocupaciones en historia de la cartografía durante los ú lti­
mos años. Trabajos recientes en el cam po de la cartografía antigua subrayan el
contenido docum ental y socio-ideológico del mapa, sin desdeñar ni m ucho menos
el estudio de la evolución de las técnicas cartográficas (detalles y forma del dibujo,
símbolos, e tc.). El valor del contenido radica sin duda en la inform ación bruta que
brinda el mapa y, aún más, en las significaciones y proyecciones que se transm iten
por interm edio suyo.
De hecho, el procedim iento de lectura del mapa que se propone a con tinu a­
ción toma en cu enta las tendencias recientes en m ateria de análisis cartográfico.
Este procedim iento incluye tres niveles de lectura, cada uno de los cuales responde
a m otivaciones científicas diferentes.
En el primer nivel, la aten ción se con cen tra en el aspecto formal del mapa, es
decir, en su con tin en te. De ordinario, el exam en atento de la elaboración de un
mapa perm ite asociarlo con un tipo específico de producción cartográfica, una
época o un lugar. De la misma manera, puede brindar inform ación acerca de los
medios de producción y reproducción de los mapas, así com o de las técnicas de
grabado y dibujo empleadas por su autor. De hecho, aquí se trata de considerar el
mapa com o la sumatoria de intervenciones manuales y técnicas que se movilizaron

121
en su fabricación. Este exam en se efectúa tanto sobre la calidad del papel y del
lienzo com o sobre los detalles de la caligrafía.
Los dos niveles restantes de lectura se relacionan de m anera más específica con
el contenido del mapa. En primer lugar, existe el c o n t e n i d o d o c u m e n t a l que pue­
de ser interesante, en particular para los historiadores, para los antropólogos y para
los etnólogos, puesto que para un punto determ inado permite responder a pregun­
tas com o: ¿dónde estaba situado, cuál era su distancia con respecto a . . . ? La obser­
vación del mapa permite responder con cierta precisión estos interrogantes, según
la escala y la calidad del contenido de la pieza cartográfica. Sin embargo, hay que
desconfiar en cada m om ento. Sólo m ediante una buena crítica interna y externa
del docum ento se podrá establecer la fiabilidad de la inform ación que presenta.

A L G U N A S D E F IN I C IO N E S U T I L E S

A co n tin u ació n se exp on en algunas nociones elem en tales que debería co n o cer el investigador
principiante interesado en el universo de la cartografía.
Según la Commission sur í'enseignement et ía formation de cartographes [Com isión para la enseñanza y
la form ación de cartógrafos], la carto g rafía “com prende el co n ju n to de estudios y de operaciones
científicas, artísticas y técn icas que intervienen en la elaboración y establecim iento de mapas,
planos u otros modos de expresión, así com o de su utilización, a partir de los resultados de
observaciones d irectas o de la consulta d ocu m en tal". En térm inos más simples, se trata del arte y las
técn icas de co n ceb ir, levantar, red actar y difundir los mapas.
El m ap a es el resultado de estas operaciones. C onstituye la rep resentación sobre una superficie
plana de la superficie terrestre o de una de sus partes.
La relación de similitud en tre el m apa y el terren o se exp resa a través de la e sca la . Por lo general,
esta última se presenta bajo forma gráfica o m ediante una fracción num érica. Por ejemplo: 1:
2 5 0 .0 0 0 significa que una unidad de m edida sobre el m apa equivale a 2 5 0 .0 0 0 unidades similares
sobre el terreno. M ientras m ás grande sea el denom inador, más p equeña será la escala y por
consiguiente, m enos detalles figurarán en el m apa. La p resen tación de la escala en un mapa es
esencial para indicarle al lecto r la amplitud del espacio cartografiado.
A d em ás del m apa, co n frecu encia existen planos. Se los recon o ce por su escala, que es grande. Por
lo general, representan pequeñas superficies y por consiguiente no plan tean problemas de
p ro y ecció n .
E sta última n oció n designa el m étodo de rep resen tación carto g ráfica de la superficie terrestre.
Siendo imposible rep resen tar de m anera e x a cta una superficie circu lar sobre una superficie plana,
los diferentes tipos de proyección que se generan a partir de operaciones geom étricas implican
siempre d eform ación, por el m ism o m otivo. D e ahí que la elección de un tipo de p royección deba
hacerse en función de las n ecesidades del usuario.
P or último, puede con sid erarse la n aturaleza de los mapas, es d ecir sus tipos. Sin en trar en detalles,
con vien e distinguir los m ap as de tip o to p o g ráfico de los llam ad o s m ap as te m á tico s. E n los
primeros el interés se co n cen tra en la representación más exa cta posible de las formas de la
superficie terrestre. Los segundos tienen por objeto la rep resen tación , sobre un fondo de referencia,
de todo fenóm eno de distribución espacial, co n ayuda de símbolos cu an titativ o s y cualitativos. En
estas condiciones, puede haber tantos mapas tem áticos com o tem as hay por tratar.
Debe precisarse que esta clasificación de los tipos de m apas no es siempre rigurosa, pues m uchos
mapas antiguos son el p rodu cto com b inad o de mapas topográficos, hidrográficos y tem áticos.

122
Por último, existe un tercer nivel de lectura en que se indaga en particular
sobre el por qué del mapa. A qu í se trata de percibir el m ensaje ideológico que
operó a modo de fuente e inspiración de la producción cartográfica. De hecho, son
raros los mapas que han sido concebidos sin una finalidad determ inada, ya que
suelen responder a necesidades precisas7. Puede decirse que los mapas no se rela­
cionan simplemente con la localización y la descripción de un territorio.
En la práctica, estos tres niveles de lectura son indisociables cuando se analiza
un docum ento cartográfico antiguo. Y aunque no en todos los estudios en este
terreno se los utiliza de m anera clara y distinta, están presentes sin embargo, así sea
de modo implícito, en los procedim ientos de múltiples investigadores. De hecho,
según los objetivos que persiguen estos últimos, se acentuará un nivel de lectura en
particular e incluso, en ciertos casos, un com ponente específico, por ejem plo el
estudio de las técnicas de grabado empleadas en mapas de una época determinada.
A pesar de lo fecundo de las aproxim aciones recientes, el estudio de la produc­
ción cartográfica antigua plantea al m enos un problem a relacionado con su reali­
zación. D e hecho, no existe un m étodo específico para el análisis del contenido de
un mapa antiguo. Las m aneras de proceder varían según los objetivos planteados,
los campos disciplinares y las com petencias de los investigadores. Algunas precau­
ciones deben sin embargo jalon ar la mayor parte de los procedim ientos científicos
que impliquen la utilización de uno o de varios mapas antiguos. A qu í se define este
procedim iento en dos tiempos, a saber: el trabajo preparatorio de investigación y
de contextualización y el análisis propiam ente dicho del mapa.

E l tr a b a jo p r e p a r a to r io

Los procedimientos relacionados co n la organización del análisis de un docu­


m ento cartográfico se ilustrarán con un mapa del B ajo Canadá que levantó Joseph
Bou chette en 18318. La fotografía de la plancha que aparece en la página siguiente
permite analizar en detalle este mapa.
A ntes de proceder al análisis propiam ente dicho del docum ento cartográfico,
el investigador recopilará cuatro tipos de inform ación.
En primer lugar, com o suele hacerse en todo trabajo de investigación, pasará
revista de la docum entación especializada relacionada co n la cartografía, su his­
toria, m étodos y aplicaciones. Este ejercicio le permitirá relativizar la importancia
del mapa estudiado relacionándolo con la producción cartográfica precedente,
contem poránea y subsiguiente.

7. E ste co m e n ta rio vale para los m apas co n te m p o rá n e o s co m o para los m apas an tiguos. Por ello
es ap enas n atu ral que n um erosos asp ecto s co n tem p lad o s en e ste cap ítu lo se apliquen al análisis de
mapas a ctu ales. Los avances te cn o ló g ico s en m ateria de re c o n o cim ie n to top o g ráfico y de elab o ració n
de m apas n o pueden h a c e r olvidar que d etrás de tod a em p resa ca rto g rá fica se e sco n d e n apuestas
políticas e incluso m ilitares.
8. E n la p lan ch a 1 (p. ) puede observarse un d etalle de este m ap a. El le cto r in teresad o en
profundizar el m éto d o aquí d escrito puede co n su lta r la obra de C lau d e B o u d reau m en cio n ad a an tes.

123
El investigador se in form ará enseguida acerca de cierto s elem en tos del c o n ­
texto. En efecto, las circunstancias inmediatas y de naturaleza social que rodean la
producción de un mapa pueden haber influenciado su contenido de m anera d eci­
siva. U bicar el mapa en su medio histórico permite interpretar m ejor las inform a­
ciones que brinda. Poner en con texto un mapa histórico en relación con otras
fuentes de la época, por ejem plo censos, diarios de viaje, periódicos y aún en cier­
tos casos actas notariales, es sin duda un medio en extrem o fecundo para juzgar la
calidad de su contenido.
Efectuada esta contextualización, el investigador acopiará in fo rm ació n de or­
d en biográfico sobre el autor del mapa. Para aproximarse a la persona de Bouchette
se ha adoptado un procedim iento similar al que suelen utilizar los historiadores.
Así, todos los escritos relacionados con Bou chette han sido exam inados con m i­
nucia, lo mismo que su correspondencia privada y la de algunos de sus co n tem p o ­
ráneos. Estos docum entos revelaron gran riqueza y brindaron inform ación sobre la
m anera de trabajar del autor, así com o sobre las dificultades personales y profesio­
nales que pautaron su vida. En el caso de B o u ch ette, este procedim iento permitió
establecer el im portante papel que desempeñó en la historia de la agrimensura y la
cartografía canadienses. Bou chette se desempeñó como Agrim ensor general del
B ajo C anadá desde 1803 hasta 1840; además, fue uno de los raros francófonos que
ocuparon un alto cargo en la adm inistración colonial inglesa de la época. A utor de
un número im presionante de mapas y de planos, se consagró a la preparación de
publicaciones que hoy en día se consideran com o las primeras obras de geografía
general canadiense.
Además de las inform aciones biográficas sobre el autor, es necesario consultar o
al menos conocer lo restante de su producción cartográfica y literaria. El análisis de
la producción intelectual de un autor suele reservar sorpresas.
Así, en el caso de Bou chette, se sabe que publicó tres obras escritas con la
intención de com plem entar el mapa del Bajo Canadá. U na de ellas, el diccionario
topográfico9, se reveló determ inante para el estudio y la com presión del mapa. En
efecto, la etapa de acom odam iento y de síntesis de la inform ación necesaria para el
levantam iento del mapa necesitó, de parte de Bouchette, una selección de ele­
m entos que aparecieron al final en su docum ento. Dado el volumen considerable
de inform ación que había logrado reunir, optó por reagrupar esta inform ación en
una obra aparte donde com pletó la descripción física y económ ica que había ini­
ciado en el mapa, con la finalidad de ofrecer una imagen qúe contribuyera a hacer
más inteligible la descripción del territorio de estudio. Por esta razón, el dicciona­
rio puede verse com o un com plem ento no sólo útil sino esencial para la com pren­
sión adecuada de la imagen que Bou chette acertó a proyectar. El diccionario ca re ­
ce de paginación; allí se describen en orden alfabético los distritos, los condados,
los cantones, las señorías, los feudos, el río, los afluentes, los lagos y las islas. A cada
elem ento corresponde una descripción a la que se agrega, en el caso de las divisio­

9. Jo sep h B o u ch e tte , A Topographical Diccionary o f the Province o f L ow er C a ñ ad a , L o n d o n ,


L o n g m an , R ees, O rm e, Brow n, G reen and L on g m an , 1 8 3 2 , 3 5 8 p.

124
nes administrativas, un fragm ento de las escrituras de propiedad, así com o un cu a­
dro en que se presentan las principales estadísticas de orden socioeconóm ico (po­
blación, iglesias, molinos, producción agrícola, e tc.). En estas condiciones, el d ic­
cionario constituye un instrum ento indispensable para la interpretación de la
inform ación que aparece en el mapa.
Por último, una ojeada a los mapas levantados por Bouchette hacia la misma
época o un poco antes facilitará la com prensión del docum ento estudiado. En
efecto, no es raro que un mismo mapa haya sido objeto de varias ediciones, con o
sin mejoras y en lapsos a veces bastante alejados unos de otros. En estas con d icio­
nes ha de verificarse que el contenido del mapa corresponda con la fecha inscrita
en el docum ento. Por lo demás, este estudio de la obra cartográfica de un autor
permitirá determ inar hasta qué punto su mapa es novedoso y qué tomó de las
contribuciones precedentes.
Concluido este trabajo de contextualización puede emprenderse el análisis del
mapa.
Plancha l . Joseph B ou ch ette. El mapa del Bajo Canadá de 1 8 3 1 *
(detalle del distrito de Quebec)
* E l m apa del B ajo C an ad á de 1 8 3 1 incluye en realidad dos m ap as. El prim ero cu b re la totalid ad
del distrito de M o n treal y figura en una sola h oja, cu yas d im ensiones son de 1 0 2 x 2 3 4 cm . El segundo
cu b re los distritos de T res R iveras, de Q u e b e c, así c o m o los d istritos inferiores de S a n F ra n cisco y de
G aspé. E ste últim o m apa está d elin ead o en dos hojas, la u na mide 1 3 2 x 9 6 ,5 cm y la o tra , 132 x 127
c m . O bsérvese que el d istrito de G aspé es o b jeto de un m apa d istinto incluido en un ca rta p a cio , en el
in terio r del cu ad ro del m apa de Q u e b e c. Este c a rta p a cio m ide 6 8 ,5 x 4 8 cm . F u e n te : A rch iv o P úblico
de C a n ad á, C o le cció n N a cio n a l de C a rta s y P lan os, N M C 0 0 1 7 9 9 8 .
A nálisis d e l m a p a

El análisis del mapa com prende dos etapas, a saber: la observación del docu­
m ento en su con ju nto y la lectura de su contenido docum ental; enseguida viene la
interpretación del contenido sociosim bólico.
O bservar un mapa consiste en tratar de percibir de un vistazo - e s decir, en
co n ju n to - lo que éste representa. En el caso del docum ento de Bouchette, el desa­
fío consiste en percibir la extensión del territorio representado en sus com ponen ­
tes principales.
En efecto, su mapa de 1831 cubre la ecúm ene de Q u ebec en la época, con
excep ción de las regiones del Saguenay-Lago de San Juan y de la Costa N orte. De
la misma m anera, en él se halla representada una parte de las regiones vecinas del
valle de S an Lorenzo (A lto Canadá, Nuevo Brunswick, Estados Unidos). Así,
puede decirse que la atención de Bouchette se con cen tra en el valle de San Loren­
zo con su llanura y sus contrafuertes rocosos, su río y sus numerosos afluentes; en
pocas palabras, el espacio desarrollado y desarrollable en aquella época. En un
primer vistazo se puede observar el interés de B o u ch ette por las fronteras y los
límites de los condados. S e trata de los únicos elem entos cuya representación se
resalta m ediante colores que se aplican a lo largo de las líneas10. En el caso de los
condados, el propio título del mapa anuncia la im portancia que se les reserva. Se
comprende con facilidad la preocupación de B o u ch ette por tales límites. En su
condición de agrimensor general, sus vínculos con el poder político son directos;
por lo demás, nadie contestaría la im portancia de los límites territoriales desde el
punto de vista político y económ ico. De la misma m anera, la relación de Bouchette
con el poder colonial explica su insistencia por representar de m anera muy clara la
frontera canadiense-am ericana. En efecto, se diría que la cuestión de las fronteras
lo preocupó a lo largo de su carrera com o agrimensor general.
Luego de esta aproxim ación de conjunto, se puede emprender un análisis deta­
llado de los com ponentes del mapa. Se trata de empadronar todos y cada uno de
los elem entos que figuran en la com posición del mapa. Para facilitar el resumen se
pueden agrupar estos elem entos en cuatro categorías:
- los elem en tos de elabo ració n del mapa (com ponentes del título, escala, orien­
tación; grabados; marco; letreros o rótulos, e tc.);
- los lím ites adm inistrativos que se extienden desde las fronteras de la provincia
hasta los límites de los lotes, pasando por las señorías, los cantones, las parro­
quias, etc.;
- los elem en tos an tróp icos, es decir todo aquello que resulta de la acción hum a­
na, trátese de rutas, edificios, muelles, barreras, etc.;
- los elem en tos naturales, es decir las m ontañas, las llanuras, las corrientes de
agua, los rabiones, los cabos, las bahías, etc.

10. La línea fronteriza q ue sep ara el B ajo C a n a d á de los E stad o s U n id os se puede re c o n o ce r


co n facilidad en el m apa de B o u ch e tte por su trazo grueso p u n tead o , m arcad o p or un trazo co n tin u o
de c o lo r rosa p ara el lado can ad ien se y verd e para el am erican o .

126
a. El investigad or an o ta rá c o n cu id ad o , p ara ca d a u no de los e lem en to s en u m erad os, su
re p re se n tació n en el m ap a, su id en tificación , el n ú m ero de v eces que a p arece, su localización y su
d istrib ución. Si lo juzga o p o rtu n o , ag regará un co m e n ta rio p erson al, p o r ejem plo:

Elemento Representación Identificación Número Ubicación Distribución Comentario


Granjas y
casas Permiten delimitar la ecúmene, en la
medida en que se hallan distribuidas
Molinos de en todo el territorio
Molino de maíz 187 26 en Montreal, 19 en Tres Riveras y
harina
’M 47 en QuebecAcompañados a veces
de un topónimo

b. El d o c to r José A g u stín B lan co B arros, p rofesor h o n o rario de la U n iversid ad N a cio n a l de


C olom bia, revisó y co m p letó la versión en español de e ste glosario (B o g o tá, D . C ., 28 de ju lio de 2 0 0 6 ) .
c. Incluye los elem en tos siguientes: hojas, m a rco y ca rta p a cio .
d. Incluye los elem en to s siguientes: d estin atario , territo rio , n atu raleza del m apa, d ed icato ria,
autor, grabador, editor, añ o de ed ición.
Fu en te: B o u d reau , Ülnalyse de la carte a ncienne, ap én d ice l.

En el cuadro sinóptico siguiente se levanta una lista de com ponentes que pue­
de ser útil identificar en un mapa, llegado el caso. En principio, esta lista se esta­
bleció a partir del análisis del contenido del mapa de Bouchette; por esta razón, no
es necesariam ente pertinente para todos los mapas. Sin embargo, se puede pensar
que este resumen constituye un punto de partida de particular riqueza para la le c­
tura de la mayoría de los mapas antiguos, en la medida en que nos hemos apoyado
en un cierto número de otras obras relacionadas con la estructura y com posición
de los mapas antiguos y contem poráneos “ •

3. U n a le ctu ra d in ám ica del m ap a de Jo se p h B o u c h e tte

Aunque la lectura dinám ica de un mapa se apoya en un resumen exhaustivo de


sus com ponentes y contenido, esta lectura siempre es el resultado del planteam ien­
to explícito de una problem ática por parte del investigador. Imagínese por ejemplo
que se desea entender las m otivaciones que decidieron a B ouchette a representar
el espacio del B ajo Canadá, com o en efecto lo hizo.
Com o se ha dicho, Bou chette estaba vinculado de modo estrecho con la adm i­
nistración colonial. Es indudable que su posición influyó para hacerlo configurar el
espacio en función de las aspiraciones sociales, políticas y económ icas del poder

11. E n tre estas obras p u ed en cita rse las siguientes: Jacq u es B ertin , co n la c o la b o ra c ió n de M arc
B arb u t et al., Sémiologie graphique: les diagrammes, les réseaux, les cartes, 3 S e d ició n au m en tad a c o n un
p refacio y un cap ítu lo so b re los g ráficos, París, E H E S S , 1 9 9 9 [ 1 9 9 8 ] , 4 3 1 p. il., m ap as, facsím il., co l.,
“ R éim pression des éd itio n s de l’E co le des h autes étud es en scien ces so ciales"; Serge B o n in , Initiation
graphique, p refacio de Jacq u es B ertin , P arís, Épi, 1 9 7 5 , 1 7 0 p., il., bibliog., co l. “Passé e t p résen t”,
Glossaire de cartographie, París, C o m ité fran<;ais de carto g rap p h ie, 1 9 9 0 [ 1 9 7 0 ] , 1 7 lp ., co l. “Bulletin
du C o m ité fran¡;ais de ca rto g ra p h ie ”, p. 1 2 3 - 1 2 4 ; Sylvie R im b ert, C a n e s et graphiques: initiation a la
cartographie appliquée aux sciences hum aines, P arís, Sedes, 1 9 6 4 , 2 3 6 p ., il.

127
G losario de interpretación de un mapa antiguo3
1 E l a b o r a c i ó n del m a p i 3 . 2 . 5 P u en te s 4.1.1 M o n ta ñ a s y montes

1.1 D e s c r ip c i ó n g en er al ' 3 . 2 . 6 V a d o s , pasos e n u n a c o r r i e n t e 4 . 1 . 2 C ol in a s

1.2 T a r j a s del títuloJ 3.3 Com unicaciones 4 . 1 . 3 Valles

1.3 D o c r í p d ó n t é c n ic a 3 . 3 . 1 T el ég ra fo 4 . 1 . 4 Ll an ur as
1 . 3 .1 E sc al a 3 . 4 Hábitat 4 . 1 . 5 T i e r r a s altas, tierras bajas
1 .3 .2 Pr o y ec ci ó n 3 . 4 . 1 C iu d a d e s 4 . 2 Hi dr ografía, relieves m ar in os
y litorales
l.3 .3 D e clin a ción magnética 3 . 4 . 1 Villas 4 .2 .1 R í o
1 . 3 . 4 C o o r d e n a d a s geográtic as 3 .4 .3 Costas 4 . 2 . 2 Es tu ar io , ¿delta?
1. 3 . 5 O r i e n t a c i ó n 3 . 4 . 4 A t r a c t i v o s (t ur ísticos) de e s t a ­ 4 .2 .3 C anales
ble cimientos ( a s e n t a m i e n t o s ) h u m a n o s
1.4 Le y e n d a o c a r te la 3 . 4 . 5 H a c i e n d a s , fincas 4 2 . 4 C u e n c a s (fluviales)
1.5 L e t r e r o s o rótu los 3 . 4 . 6 Propie dad es 4 . 2 . 5 C a n a l e s de rieao, ace qu ia s
1.6 G r a b a d o s 3 .4 .7 Mansiones 4 .2 .6 C orrientes
i .7 C o m e n t a r i o s y a n o t a c i o n e s 3 . 4 . 8 M a n s io n e s y ca sa s 4 .2 .7 Mareas
1.8 rapado 3 4 . 9 Iglesias 4 . 2 . 8 Bahías
2 Lím it es ad m in ist ra ti v o s 3 . 4 . 1 0 Capillas 4 .2 .9 Ensenadas
2.1 F ro n te r a s i n t e r n a ci o n a le s 3 .4.11 Conventos 4 . 2 . 1 0 Pu e rto s de m a r, radas,
abras
2. 2 F ro n t e r a s provin cia le s 3 . 4 . 1 2 í ' ¡' os 4 . 2 . 1 1 Islas
2. 3 Lím it es de distrito 3 .4 .1 3 Hospita l 4 . 2 . 1 2 Penínsulas
2 . 4 Lím it es de c o n d a d o 3 . 4 . 1 4 E r m it a s 4 2 . 1 3 Cabos
2 . 5 Lím ites de señ orías, de 3 . 4 1 5 Cabañas 4 2 . 1 4 Pu nt as
c a n t o n e s e de feudos
2 . 6 Lím it es de parroquia 3 . 4 . 1 6 V e n t a s , posadas, hostales 4. 2 . 1 5 C o s t a s
2 . 7 C a t e g o r í a s , ra ngos, jer arq uía s y 3 . 5 C o m e r c i o e industria 4 2 .1 6 Franja entre mareas
¿ c on ce si o n e s?
2 . 8 L o te s 3 S . 1 R u ta s terre st res 4 . 2 . 1 7 Playas
3 E le m e n to s an t r ó p i co s 3 .5 .2 Tabernas 4 . 2 . 1 8 B a n c o s de a r en a, ba n co s
cor ali no s, bajos
3.1 T r a e - p o i t e m a rí t i m o 3 . 5 . 3 A s er r ad er o s 4 . 2 . 19 Es collos
3 . 1 . 1 R u t a s m ar ít im as 3 . 5 . 4 M o li no s d e har ina, de uip o 4 . 2 . 2 0 Lagos
3 .1.2 Paso 3 . 5 . 5 M o li n o s de papel 4 .2 . 2 1 E s ta n q u e s
3 .1 .3 C ru cero 3 . 5 . 6 M o li n o s de v i e n t o 4 . 2 . 2 2 P a n t a n o s , c i é n a g a s de
aqua d u l c e
3 . 1 . 4 F aro s 3 . 5 . 7 H er re r í as 4 . 2 . 2 3 M ar is m as , salinas m ar in a s
3 . 1 . 5 ¿ S e ñ a l e s y balizas? 3 . 5 . 8 F á b r i c a s de po t a sa 4 . 2 . 2 4 Ri ver as
3 . 1 . 6 F o n d e a d e r o s , a t r a c a d e r o s , en 3 .5 .9 Zacatines 4 . 2 . 2 5 R i a c h u e l o s , arroyos
los m a p a s c o lo n ia le s del N u e v o
R e i n o de G r a n a d a , hoy C o l o m b i a
3 . 1 . 7 P u e r t o s y d e s e m b a rc a d e r o s 3 .5. 1O F á b r i ca o m a n u f a c t u r a s de lana 4 . 2 . 2 6 Caídas
3.1.8 C anales 3 . 5 . 1 1 Pesq uer ía s 4 . 2 . 2 7 Ráp ido s
3 . 1 . 9 Es clu sas 3 . 6 Ut il iza ció n del su elo 4 3 Vegetación
3 . 1 . 1 0 ¿Presas? 3 . 7 O b r a s militares 4 . 3 . 1 Bo sq u es
3 . 2 T r a n s p o r t e te rrestre 3 .7 .1 Fuertes 4 .3.2 Sabanas
3 . 2 . L R u t a s ¡ err--'-' o 3 . 7 . 2 F or ti ne s 4 . 3 . 3 P al m a r e s
3 . 2 . 2 R u t a s d e invie rno 3 . 8 E l e m e n t o s efímeros 4 . 3 . 4 M o n t e firme
3 .2 .3 Senderos 4 E l e m e n t o s nat ura le s 4 . 3 . 5 Bosques de p a n t a n o
3 . 2 . 4 P o n t a zg o s, peajes 4 . 1 F o r m a s del t e r r e n o 4 . 4 Su el os , de s de e l p u n t o de
v ista a g r o n ó m i c o

128
Plancha 2. Tramo de la frontera del Canadá con los Estados Unidos

F u e n te : D e ta lle d e C a ree du B a s-C a n a d a de 1831 de Jo seph B o uchette, tom ado d e C lau d e


B o u rd re a u, Ü lnalyse de la carte a n cienn e, essai méthodologique, Q u é b e c, C E L A T , col. “R ap p o rt et
mémoircs de rech erch e du C E L A T ”, 1 9 8 6 , p. lOO. La rep ro d u cció n en blanco y ne g ro impide visualizar
el uso que h a d a B o u ch e tte del color para realzar el trazado de la fro n tera.

británico. En efecto, Bou chette determ inó las fronteras y cuadriculó el territorio,
representó las redes de transporte y de com unicaciones en general, ju n to con di­
versas formas de explotación de los recursos. Brindó una representación muy selec­
tiva del territorio del Bajo Canadá por medio de una imagen sin duda sesgada por
las expectativas del destinatario, es decir, la adm inistración colonial.
Raffestin sugiere que “el mapa es el punto de encuentro entre las intenciones
del Estado y sus realizaciones”. S i ello es cierto, debe ser posible ilustrar m ediante
un ejem plo cóm o se m anifiestan aquellas “in tenciones” en el mapa de B ouchette.
En este sentido, las cuestiones que se plantean son las siguientes: ¿cómo expli­
car la presencia o la ausencia de tal o cual elem en to en el mapa?, ¿cómo entender
la atención reservada a la presentación de ciertos elem entos y la indiferencia hacia
otros?
Tóm ese el caso de la frontera canadiense am ericana (ver la plancha 2). A de­
más de ser representada de manera clara con una línea punteada, su trazo fue
reforzado m ediante el dibujo de la serie de cumbres que atraviesa. ¿Por qué tanta
insistencia en la determ inación de la línea fronteriza?
Retom em os algo de la historia de esta frontera. C on posterioridad a la declara­
ción de independencia de los Estados Unidos (4 de julio de 1776) numerosos
realistas emigraron a Canadá. Las relaciones entre Inglaterra y los Estados que

129
habían logrado independizarse en fecha reciente no eran las m ejores por aquel
entonces. Inglaterra ejercía presión política y económ ica sobre las antiguas co lo ­
nias de la costa atlántica, resultándole esencial sustraer a Canadá de la influencia
independentista de los nuevos estados. Quizá Bou chette fuese bastante sensible a
los problemas latentes susceptibles de degenerar en un conflicto armado. De h e­
cho, tuvo ocasión de expresar sus inquietudes a sus interlocutores británicos con
m otivo de su primer viaje a Inglaterra en 1807. Parece claro que para B ouchette la
expansión de la colonización de los canadienses hacia el sur y de los am ericanos
hacia el norte generaría de m anera inevitable una zona de co n tacto perm anente
entre las dos poblaciones. Si esta zona quedaba mal definida podría generarse un
perjuicio para la adm inistración de las regiones fronterizas y, aún más, crearse una
nueva fuente de conflictos. En un caso sem ejante, esta zona sería difícil de defen­
der, puesto que se hallaba mal definida y peor con ocid a, por no haber sido
cartografiada.
La guerra de 1812 entre Inglaterra y los Estados U nidos vino a confirm ar los
tem ores de B o u ch ette. El con flicto dem ostró la necesidad de una delim itación
precisa del espacio fronterizo. Bouchette contribuyó en persona al establecim iento
de un trazado fronterizo que permitió aislar a los leales vasallos de Su M ajestad
de las “malas influencias independentistas am ericanas”. Llegó a ser el encargado
de la misión de cuadricular el territorio nuevam ente circunscrito. Para responder
a estos encargos produjo en 1820 un m apa de la provincia en el cual casi no
figuran sino las divisiones adm inistrativas (el cuadriculado del poder) y las igle­
sias (puntos de referencias físicos, aunque tam bién sociales, puesto que se lo cali­
zan en el cen tro de la red de relaciones entre los habitantes) representadas sobre
un fondo cartográfico que apenas incluye las orillas del río y algunos de sus
principales afluentes.
Esta pieza no es otra cosa que una etapa en el proceso de adecuación de la
herram ienta de poder que constituye el mapa de Canadá de 1831, producción que
marca el m om ento culm inante de la carrera de Bouchette. A llí el cuadriculado del
suelo es llevado a su punto culm inante (puesto que se trazan los límites nacionales,
provinciales, condales, y señoriales), junto con las redes de ocupación y de explo­
tación del territorio que tam bién son representadas. Más que una imagen estática
de la realidad, con el mapa de 1831 Bouchette proyecta su interpretación de lo
que es y de lo que podría ser el Bajo Canadá.
C on este ejem plo se ilustra la im portancia de la fase preparatoria del análisis
propiam ente dicho del mapa. Las explicaciones adelantadas resultan de una revi­
sión de la producción científica que, por su lado, permite situar el co n texto de
producción del docum ento cartográfico. Las pesquisas sobre el autor ayudan a com ­
prender m ejor sus intenciones y sus objetivos. Por último, el estudio de la produc­
ción cartográfica de Bou chette permite ubicar su mapa del Bajo C anadá de 1831
en un continuum intelectual y político en el cual se destaca com o la pieza más
acabada.

130
Dos constataciones pueden hacerse a partir de las consideraciones expuestas
en este capítulo. La primera se relaciona con la riqueza de contenido del mapa
antiguo; la segunda, con las exigencias m etodológicas de su tratam iento.
Sin esfuerzo se descubre que hay dos maneras de abordar el mapa antiguo. Es
posible preconizar un análisis formal del mapa con la mira de situarlo en la historia
de la cartografía. En este caso el acento se pone en el con tinente del mapa. D e la
misma m anera, se puede estudiar el contenido o la materia inform ativa del mapa,
considerándolo com o testigo y testim onio de una sociedad. En la práctica, resulta
en extrem o difícil disociar el análisis del con tinente del análisis del contenido. Sin
embargo, es posible insistir sobre uno u otro de estos aspectos.
D e la misma m anera, puede decirse que el mapa antiguo, fuente de co n o cí'
m iento histórico, es producto de una época. En este sentido, es inseparable del
co n texto de su producción, en particular del co n texto institucional. Com o toda
producción estética o erudita, a imagen y semejanza de los objetos, de las represen-
taciones iconográficas o de las creaciones artísticas, el mapa tam bién refleja las
preocupaciones de su diseñador, sus m otivaciones, habilidad, tecnología que m a­
neja, objetivos que se propone, no menos que su saber.
El estudio del mapa antiguo abre multitud de pistas de investigación interesan­
tes que se relacionan con la historia toponímica y con el desarrollo socioeconóm ico,
tanto com o con las estrategias militares y la com prensión política del territorio. El
mapa antiguo aparece com o un testigo privilegiado de la historia, ya que represen­
ta una imagen de la distribución de una sociedad en el espacio. Es evidente que no
todos los mapas antiguos tienen la calidad ni la riqueza del de B o u ch ette. Sin
embargo, nunca ningún mapa ha sido concebido sin finalidad implícita. En su
elaboración como en su contenido, el mapa antiguo -co m o ocurre por cierto con
el mapa más a c tu a l- es portador de un proyecto que es necesario desentrañar.
En este capítulo se ha mostrado hasta qué punto es necesario ser consciente de
los múltiples aspectos de un mapa cuando llega el m om ento de interpretarlo. N o es
suficiente conocer los mapas y las técnicas cartográficas, tam bién es necesario c o ­
nocer a los autores y a las sociedades que les son contem poráneos.
C on la bibliografía somera que aparece a continuación se busca que el joven
investigador profundice en el análisis de los mapas antiguos siguiendo la perspecti­
va aquí expuesta.

131
P ara aprender más sobre el análisis de u n m apa antiguo

Black, Jeremy. Maps and History: Comtructing Images o f the Past. New Haven
(Conn.), Yale University Press, 2000 [1997], 267p., il., mapas.
Black, Jeremy. Regards sur le monde: une histoire des cartes, versión inglesa de
Chirstine Chareyre, París, Octopus-Hachette, 2004 [2003], 175p., mapas, planos, il.,
bibliogr., index.
Blakemore, M. ]., et J. B. Harley. Concepts in the History o f Cartography : A Review
and Perspective, Toronto, University of Toronto Press, 1980, 120 p., bibliogr., il.,
fig., mapas, col. <<Cartographica Monograph ”, n” 26.
Cartes et figures de la terre, exposición organizada por el Centre de création industrielle
en colaboración con la Bibliotheque publique d'information, París, Centre Georges-
Pompidou, Centre de création industrielle, 1980, xv-479 p., bibliogr., il., mapas.
Dainville, Frangois de (s.j.). La cartographie, reflet de l’histoire, compilación de artículos
presentados por Michel Mollat du Jourdain, con la participación de Lucie Lagarde,
Marie-Antoniette Vannereau y Numa Broc, París, Slatkine, 1986, 489 p., il, mapas,
planos, bibliogr.
Dainville, Frangois de (s.j.). Le langage des géographes : termes, signes, couleurs des
cartes anciennes, París, Picard, 1964, xx-384 p., il, mapas, facsimil.
Harley, ].B., et David Woodward. The History o f Cartography, vol. I : Cartography in
Prehistoric, Ancient, and Medieval Europe and the Mediterranean, Chicago,
University of Chicago Press, 1987, 599 p., bibiiogr., il., fig., tablas, mapas.
Heidenreich, Conrad E. Explorations and Mapping o f Samuel de Champlain, 1603­
1632, Toronto, University of Toronto Press, 1976, xiv-140 p., 5 feuilles de planches
pliées, il., graph., mapas, col. «Cartographica Monograph », n° 17.
Kish, Georges. La carte, image des civilisation.s, París, Seuil, 1980, 287 p., il., mapas.
Libeault, André. Histoire de la cartographie, París, Choix, 1968, 86 p.
Pickles, John. A History o f S p aces: Cartographic Reason, Mapping and the G eo-coded
World, Londres, Routledge, 2004, 256 p., il., bibliogr., mapas, col. <<Frontiers of
Human Geography »
Robinson, Arthur H., et Barbara B. Petchenik. The Nature o f M aps: Essays toward
Understanding Maps and Mapping, Chicago, University of Chicago Press, 1976, xi-
138 p., bibliogr., fig., esquemas.
Woodward, David (dir.). de. Art and Cartography: Six Historical Essays,
Chicago, University of Chicago Press, 1987, xvi-249 p., ill., bibliogr., mapas, col.
<<Kenneth Nebenzal, Lectures in the History of Cartography».

132
Capítulo 7

C ó m o en ten d er y utilizar u n cu ad ro estadístico'

Los cuadros estadísticos hacen parte del aire que respira la inmensa mayoría de
los investigadores, lo que indica hasta qué punto se han convertido en un punto
de convergencia de los procedimientos científicos. A riesgo de ser descalificado, el
investigador debe adquirir una serie de hábitos para poder leerlos, para aprovechar
lo que m ediante ellos se evidencia, para captar sus sutilezas, para m arcar sus límites
y tam bién para desmontar sus artificios. La finalidad de este capítulo consiste en
presentar los problemas que plantean la lectura y el análisis de los cuadros estadís­
ticos. M ás que en enseñarle al joven investigador a leer todos los tipos de cuadros,
el objetivo consiste en indicarle cóm o analizar el contenido de un cuadro dentro
de una estrategia de dem ostración científica. Considerando que rara vez se utiliza
un cuadro estadístico de m anera aislada, el análisis multivariado de datos se tratará
de m anera puntual.
En este capítulo se tratarán de modo sucesivo cuatro puntos, a saber: una breve
presentación de lo que es un cuadro estadístico (sección 1); una alusión a ciertas
precauciones relacionadas con su empleo (sección 2); la explicación de un p ro ce­
dim iento de lectura y análisis de un cuadro estadístico (sección 3); el estudio di­
dáctico de un ejemplo (sección 4).

l. En qué consiste un cuadro estadístico

U n cuadro estadístico es una forma de clasificación, distribución y presenta­


ción de datos numéricos brutos o sometidos de modo previo a un cierto número de
operaciones estadísticas simples o complejas.
La función principal de un cuadro estadístico consiste en relacionar datos cu an ­
titativos con una problem ática cualitativa, organizando los resultados para que
sean legibles de manera inm ediata. Los datos cuantitativos pueden proceder de un
ejercicio original de inventario, enum eración, em padronam iento, etc., o tam bién
pueden ser el resultado de un esfuerzo de hom ogeneización o de com pilación de
datos disponibles de an tem an o, con miras a o bten er una nueva com posición esta­
dística.
D e m anera general, un cuadro estadístico ilustra una regularidad estadística
(distribución de frecuencias), o una estim ación transversal (asociación de m últi­
ples variables con miras a establecer su interdependencia o su correlación). Las

* El d o c to r Jo rg e E d u ard o O rtiz Pinilla, p rofesor del D ep artam en to de E stad ística de la U n i­


versidad N a cio n a l de C o lom b ia, sede B o g o tá, tuvo la gentileza de revisar el p resen te cap ítu lo .

133
series cronológicas son quizá las que mejor representan la enum eración de cantida­
des, de repeticiones, de cadencias, de ocurrencias, etc., que caracterizan una o
varias variables a lo largo de un lapso determ inado. Por ejem plo, el número de
habitantes de Q u ebec entre 1901 y 1981, o la tasa de desempleo anual de Canadá
entre 1965 y 1975. La estim ación transversal designa la asociación de al menos dos
variables, con la finalidad de com prender la naturaleza de sus relaciones en un
m om ento dado. Por ejemplo, el lugar (rural o urbano) de nacim iento o de residen­
cia en relación con el desempleo; los ingresos anuales por unidad de consumo en
relación con el desempleo, etc. En los ejemplos que aparecen en los cuadros de la
página siguiente se brinda una ilustración de estos dos tipos de cuadros.
Cuando se los integra en un plan de argum entación y de dem ostración en un
proceso de investigación, los cuadros estadísticos suelen cumplir tres funciones
principales:
• Pueden ser utilizados a modo de argumento para respaldar una tesis. Se los
emplea para docum entar aspectos de una argum entación que sólo pueden
enunciarse de m anera cuantitativa. En este caso, se los asimila a un elem ento
de prueba.
• Pueden servir para reforzar una argum entación de carácter cualitativo. C u an ­
do se los utiliza para demostrar cualquier aspecto de la inform ación, sólo acom ­
pañan la in tención dem ostrativa que se apoya de modo parcial en ellos, sin
agotar por ello la dem ostración. En este caso, sus propiedades informativas e
ilustrativas no son explotadas a fondo.
• Pueden ser utilizados com o punto de partida de un trabajo de análisis y de
reflexión. Entonces se convierten en elem ento básico de una interpretación y
son la piedra fundamental de una dem ostración. Son el centro de toda la estra­
tegia explicativa, sin impedir que puedan ser com plem entados con una argu­
m entación de tipo cualitativo.
Debe puntualizarse que los cuadros son un modo de presentación de datos
cuantitativos, que tienen unas propiedades y unos límites muy precisos. Existen
otras formas de presentación de datos tales com o el gráfico y el diagrama. La o p ­
ción final del investigador para presentar sus datos depende de las dificultades que
pueda plantearle la transmisión de la información; aunque su opción tam bién de­
pende de los objetivos de com unicación que se haya propuesto.

2 . P re c a u c io n e s que deben to m arse al utilizar u n cu a d ro estad ístico

A menudo se olvida que un cuadro estadístico es m ucho más que lo que dejan
ver las presentaciones formales. Su preparación resulta en efecto de un procedi­
m iento m etodológico más o menos com plejo, pautado por todo un co n ju n to de
elecciones cualitativas que establecen límites al ejercicio de la cuantificación. C on
las observaciones que se presentan a co n tin u ación se busca recordar ciertas pre­
cauciones que deben tomarse para utilizar de m anera conveniente la inform ación
que ofrece un cuadro estadístico.

134
El adagio miente: un cuadro estadístico no baila al son que le toquen1

Contrario a lo que pudiera creerse, un cuadro estadístico carece en absoluto de


valor universal y es imposible que sirva a todas las interpretaciones imaginables.
Tam poco puede prestarse a todas las utilizaciones posibles. Siem pre perm anecerá
limitado por la problem ática intelectual, los procedim ientos m etodológicos y el
tipo de tratam iento elegidos al com ienzo de la investigación. (¿Qué se proponía el
investigador disponiendo los datos de una forma y no de otra?, ¿cóm o procedió
para en contrar los datos?, ¿qué definiciones utilizó?, ¿a qué operaciones estadísti­
cas sometió los datos de que disponía?, e tc.). La problem ática previa a la prepara­
ción propiamente dicha del cuadro estadístico puede haber sido amplia y la m eto­
dología flexible. También es posible que el cuadro sea utilizado con fines diferentes
de aquellos para los cuales fue concebido. Sin embargo, las nuevas finalidades d e­
ben integrarse en la continuidad de los objetivos originalm ente propuestos; en
ningún caso deben falsear la metodología elegida por la persona responsable de la
recolección o del em padronam iento. Q u ien quiera.reutilizar con fines diferentes el
contenido (o una parte del contenido) de un cuadro debe ser prudente en e x tre ­
mo. Todo desconocim iento de los lím ites inherentes a la com posición original
encarna riegos. Si se desconoce este lím ite, la argum entación puede tornarse in ve­
rosímil y perder toda credibilidad.

Alerta: detrás de cada dato se oculta toda una gama de elecciones cualitativas

Es evidente que hay datos verdaderos y datos falsos, com o hay cuadros estadís­
ticos buenos y malos. Sobre todo, hay preguntas pertinentes y otras que se relacio­
nan más bien con la fabulación. Hay metodologías razonables y probadas, m ien­
tras que otras se fundam entan en criterios dudosos. Hay operaciones estadísticas
que respetan las convenciones de uso y otras que resultan de m anipulaciones dis­
cutibles o inapropiadas. Hay, en fin, cuadros bien presentados, de fácil lectura y
consulta, y otros que son incom prensibles en la práctica. Llegado el caso, más que
en los datos, la crítica del observador debe concentrarse en la problem ática origi­
nal, en la metodología utilizada, en las operaciones estadísticas o en la m anera de
presentar la información. Los datos no son más que la consum ación de un largo
proceso de investigación integrado por todo un con ju nto de elecciones cu alitati­
vas. En definitiva, este proceso y estas elecciones determ inan la calidad de los
datos. La forma de recoger los datos y de organizar su muestreo, la definición operativa
de los conceptos y de las nociones utilizadas, las técnicas de cálculo, de com pila­
ción y de asociación de los datos, la adecuación entre las definiciones de los inves­
tigadores y las de los productores de los datos constituyen otros de los aspectos
sobre los cuales puede aplicarse la crítica del observador. La crítica de los datos
debe conducir a la identificación de errores de cálculo, trascripción y com pilación.

l. La expresión francesa a toutes les sauces, que significa de cualquier modo, está integrada en el
subtítulo original de esta sección: “ ]üul.age ment : on ne peut utiliser un w.bleau sw.tistique a toutes les sauces
” (el adagio miente: no se puede utilizar un cuadro estadístico con cualquier salsa) [N. del T ].

135
D o s tip o s d e c u a d r o s e s ta d ís tic o s

L a d is t r i b u c i ó n d e f r e c u e n c i a s

C u a d ro l . T asa de d esem p leo de C a n a d á y Q u e b e c , m ed ias a n u ales, 1 9 6 5 - 1 9 7 5 (p o rc e n ta je )

F u e n te : “T au x de ch o m ag e, par région, m oyennes an nu elles, 1 9 4 6 - 1 9 7 5 ”, Statistiques historiques


du C añada, series D -4 9 1 - 4 9 7 , [en lín ea], w w w .s ta tca n .ca /fra n ca is/fre e p u b /1 1 -5 1 6 -X IF /se ctio n d /D 4 9 l-
4 9 7 csv (página co n su ltad a el 15 de abril de 2 0 0 5 ) ] .

L a e s t im a c i ó n tr a n s v e r s a l

C u a d ro 2. L u g a r de n a c im ie n to y re s id e n c ia en r e la c ió n c o n el d ese m p le o

E l je fe n a c ió e n e l m e d io E l je f e re s id e a h o r a P o r c e n t a j e d e las fam ilias


e n el m e d io a fe c ta d a s p o r el d e s e m p le o 3
R u ral R u ral 47%
U rb a n o R u ral 30%
R u ral U rb a n o 22%
U rb a n o U rb a n o 18%

a. D e m an era co n tin u a o de m an era in term iten te en el cu rso de los d o c e últim os m eses.


E n el cu ad ro 2 se relacio n a el p o rcen taje de las fam ilias cu yo jefe ha qued ado desem p lead o en
el cu rso de los últim os d o c e m eses, el o rigen ru ral o u rb an o de este ú ltim o y su lugar a c tu a l de
resid encia. S egú n sus a u to res, en el c u a d ro se ap recian tres relacio n es:
• El lugar actu a l de residencia es el p rincipal fa cto r aso ciad o co n el d esem pleo. C u alq u iera
q ue sea el lugar de n a cim ie n to , el asalariado que reside en el m edio rural está m ás exp u esto al
desem pleo que el que reside en la ciudad.
' Si el asalariado ha n acid o en el cam p o tien e m ás riesgo de verse desem pleado que si ha
n acid o en la ciud ad. Así, el em igran te urbano se halla m enos p rep arad o para e n c o n tra r un em p leo
esta b le que el asalariad o u rb an o n a cid o en la ciud ad.
c C u a n d o los asalariad o s de o rigen rural em ig ran a la ciu d ad v en red u cid as de m a n e ra
con sid erab le sus probabilidades de verse desem pleados.
F u en te: M a rc-A d é la rd Trem blay y G érald F o rtín , Les com ponem ents économ iques de la famille
salariée du Q u ébec : une étude eles conditions de vie, des besoins et des aspirations de la famille ca n a d ien n e-
frangaise d'aujourd'hui, S ain te-F o y, P resscs de l'U n iv esité La val, 1 9 6 4 , p. 2 3 7 - 2 3 8 .

136
D e s c o n fia r d e los esp ejism o s estad ísticos
Por lo que toca a los datos que no aparecen necesariam ente en el cuadro, siempre
es im portante contextualizar los vínculos, las constataciones y las conclusiones que
surgen del simple h ech o de relacionar los datos cuantitativos. El investigador nunca
debe imaginar que la explicación com pleta de una aparente correlación está en las
dos series de datos que en cu en tra o pone en paralelo. Esto es cierto en particular
para los cuadros con distribuciones de frecuencia, donde a m enudo el recolector de
datos no ha manifestado ninguna intención fundam entada de relacionar variables.
En el cuadro 3 r.parece bien ilustrado este aspecto. A primera vista, parecería existir
una cierta relación entre la tasa de desempleo y los pagos netos a los beneficiarios
directos del subsidio de desempleo. En realidad, el increm ento de estos pagos podría
resultar de la com binación de varios factores, a saber: un increm ento del subsidio,
una redefinición de las modalidades de acceso al programa, una am pliación de las
categorías de trabajadores con d erech o al subsidio, un aum ento rápido de las tasas de
inflación, etc. A dem ás, es im portante m encionar que el h echo de relacionar núm e­
ros reales (pagos) con núm eros relativos (tasa de desempleo) altera en parte el juego
de las interacciones entre las variables. Podría darse el caso por ejemplo que los pagos
se increm enten en relación con el núm ero real de desempleados, teniendo en cu en ­
ta que el núm ero de desempleados crece en función de la población econ óm icam en ­
te activa. De h ech o, por lo que to ca a este caso, sólo una contextualización amplia,
fundada en la consideración y el análisis de múltiples variables, permitiría enunciar
una proposición lo bastante sólida com o para formular una hipótesis. D icho en po­
cas palabras, la búsqueda de relaciones en tre variables y, en consecuencia, el análisis
causal, desborda la lectura restringida de un cuadro y obliga a en trar en el terreno del
análisis estadístico m ultivariado, que implica relacionar, conform e a reglas precisas,
datos o variables que proceden con frecuencia de varios cuadros.

El espejismo estadístico
Cuadro 3. Pagos netos a los beneficiarios directos del subsidio de desempleo
y tasa de desempleo® País ficticio: 1965-1975
A ños T asa an u al de desempleo P agos1’
1965 3.9 314 199
1966 3.6 250 461
1967 4.1 349 627
1968 4.8 432 151
1969 S.2 495 923
1970 5.9 679 457
1971 6.4 872 923
1972 6.6 l 758 167
1973 6.7 1 842 253
1974 6.8 l 918 765
1975 6.9 2 871 222
a. Datos ficticios.
b.En miles de dólares corrientes (lo que quiere decir que en 1965 los pagos de subsidio por
desempleo se elevaron a 314 199.000 dólares y en 1975, a 2.871.222.000 dólares).

137
No obligar al cuadro estadístico a decir lo que no quiere decir

En principio, un cuadro estadístico adquiere sentido en relación con la proble­


m ática previa del cual es resultado. De la misma manera, adquiere sentido en rela­
ción con la interpretación de conju nto en la que se inscribe y de la cual es algunas
veces el pretexto principal. Esta interpretación puede sobrepasar con facilidad las
posibilidades de ilustración de un cuadro. De igual forma, puede exceder sus pro­
piedades intrínsecas de dem ostración y de explicación. En esta situación, el inves­
tigador debe adoptar una actitud de vigilancia rigurosa. C on demasiada frecuencia
el investigador pasa por alto la diferencia entre el exam en de los datos y la lectura
correcta de un cuadro, por una parte, y el análisis causal y la interpretación de esos
datos, por la otra. De hecho, las respuestas a los interrogantes que plantea el aná­
lisis de los datos que aparecen en un cuadro rara vez se encuentran en el cuadro
mismo, lo que obliga casi siempre a efectuar otras com pilaciones que implican la
utilización de nuevas variables. En múltiples casos, el análisis causal obliga a com ­
plem entar el procedim iento cuantitativo con un con ju nto de elem entos cu alita­
tivos de contextualización. Aunque el cuadro estadístico sea la piedra fundam en­
tal de una interpretación, rara vez resulta suficiente para establecer una tesis de
m anera definitiva.

3 . L e e r y analizar u n cu a d ro estad ístico : u n p ro ce d im ie n to m etó d ico

Servirse de un cuadro estadístico- elaborado de antem ano, con la finalidad de


utilizarlo en el marco de un ejercicio de dem ostración, supone que se procede de
m anera lógica y por etapas, cuidándose de sucumbir a los espejismos de la cifra, por
una parte, y evitando en todo m om ento la exageración de las posibilidades
ilustrativas y explicativas del cuadro, por la otra. Veamos las cosas de m anera más
detenida.

A p r o v e c h a r las in d ic a cio n es qu e o fr e c e un au to r: m e su ra r el a lc a n c e d el con ten id o


d e sus cu a d ro s

Es im portante en primer lugar detenerse en la consideración de los límites que


plantea el uso de un cuadro estadístico.
U n cuadro estadístico revela por sí mismo sus secretos cuando su presentación
es adecuada. El título, los encabezados m ediante los cuales se ordenan y disponen
los datos, las notas pertinentes, las fuentes a partir de las cuales ha sido preparado,
son algunas de las indicaciones que orientan acerca de los alcances y límites que le
ha asignado su autor.
A menos que tenga una mera función ilustrativa, es decir, que su papel se limite
a acom pañar un texto, los autores suelen presentar sus cuadros estadísticos resu­
miendo los aspectos centrales de la metodología que han utilizado para elaborarlo,

138
definiendo de m anera explicita los térm inos de los encabezados y precisando los
límites de la com posición estadística que han adoptado.
El investigador que consulta está obligado a enterarse de todas y cada una de
las indicaciones que brinda el autor de un cuadro estadístico: tanto aquellas que
acom pañan el cuadro, com o las que aparecen en las páginas precedentes o subsi­
guientes, sin olvidar las que figuran en los apéndices de la publicación. Cuando se
pasan por alto tales indicaciones se corre el riesgo de traicionar el sentido de la
com posición estadística. Servirse de ellas equivale a aprovechar la mayor cantidad
de oportunidades para com prender la com posición estadística y explotar su poten­
cial demostrativo de m anera adecuada.

C o m p en etr a r se co n el c u a d ro : in sp ec cio n a r su co n ten id o

La segunda etapa del procedim iento de lectura y de análisis de un cuadro esta­


dístico consiste en el exam en m inucioso de su naturaleza.
Este exam en implica que el investigador relega por un m om ento el con ju nto
de interrogantes que lo rondan para concentrarse sólo en el cuadro. Lo que impor­
ta destacar aquí no es lo que busca o quiere encontrar el investigador que consulta,
sino aquello que revela el cuadro, la inform ación que en él se ofrece. En esta etapa,
leer un cuadro con interrogantes en la cabeza significa “recuperar” los datos, con
todo lo peyorativo que con tien e esta expresión -recu p eració n tiene aquí un senti­
do análogo al de recuperar tiempo perdido, por ejem p lo-. En pocas palabras, no se
le debe h acer decir a un cuadro lo que éste no quiere decir. Esta predisposición a
desconocer el sentido y los límites de un cuadro explica en gran parte las num ero­
sas interpretaciones, con frecuencia contradictorias, sobre la naturaleza de una
com posición estadística.
El com entario de las particularidades de un cuadro se efectúa de ordinario de
una manera bastante simple, resaltando todo lo que se considera significativo como
para m erecer análisis. Estos com entarios pueden relacionarse con diferentes aspec­
tos de la información cuantitativa que ofrece el cuadro, esto es: la desviación estándar
de los datos en relación con una media; las recurrencias; la dispersión de los datos
en una misma serie; el efecto que provoca sobre los resultados la ponderación de
los datos gracias a diferentes índices, etc. U na vez más, es im portante com entar lo
que se ve de hecho en el cuadro y no aquello que se cree ver en él. Sucum bir a los
espejismos de un cuadro estadístico nos haría caer en el terreno de las interpreta­
ciones carentes de fundam ento.

A n a liz a r u n cu a d ro : ex p lica r su c o n ten id o

El análisis de un cuadro estadístico se asem eja al análisis de un docum ento.


Tras el exam en m inucioso de su contenido informativo, se procede a explicar e
interpretar las particularidades ya anotadas de la com posición estadística, a la luz

139
de inform aciones empíricas o teóricas conocidas por otros medios. Por lo general,
este ejercicio de explicación y contextualización exige la preparación de una bi­
bliografía pertinente y, dependiendo de los propósitos del investigador, puede n e ­
cesitarse una investigación cuantitativa y cálculos estadísticos suplementarios.
El análisis de un cuadro puede ser de tipo cerrad o o de tipo abierto. En el caso
de un análisis cerrado, el investigador se limita de manera rigurosa al análisis de los
datos del cuadro, que constituyen el punto de partida y el punto de llegada de toda
su argum entación. En la práctica, su objetivo consiste en describir lo que revelan
los datos en un primer m om ento, sin echar mano del recurso interpretativo. Para el
caso de un análisis abierto, el investigador parte en efecto de los datos contenidos
en un cuadro, pero, interesado en contextualizar e incluso en explicar ciertas rea­
lidades reveladas en el mismo cuadro, apoya su argum entación con elem entos in­
formativos procedentes de otras fuentes. El punto de llegada de su argum entación
puede ser una conclusión apenas relacionada con el cuadro original; sin embargo,
si se conform a con el m aterial informativo de un solo cuadro, el investigador no
podrá ir muy lejos en su interpretación. El investigador no sólo perm anece co n fi­
nado dentro de los lím ites asignados a la com posición estadística de la que se sirve,
sino que tam bién se halla impedido para proponer una explicación de tipo causal,
a menos que realice cálculos com plejos de correlaciones o interdependencias, lo
que implica el uso de otras variables. En otras palabras, el abanico de interrogantes
a los cuales puede brindar respuesta a partir del m aterial de un cuadro es restringi­
do, lo que explica porqué la explotación de los materiales de un solo y único cua­
dro es siempre decepcionante para el investigador ávido de interpretaciones que
causen impresión.
El análisis de un cuadro suele hacerse según tres ejes, a saber:
a) yendo de lo general a lo particular;
b) de la evidencia a la sutileza;
c ) del estudio de un dato al estudio sim ultáneo de varios datos.
Lo más frecuente es que el análisis de un cuadro estadístico consista en un
procedim iento relacional por parte del investigador, que procede a establecer rela­
ciones, a poner en paralelo, a comparar variables con la finalidad de explorar sus
asociaciones o sus correlaciones. Se trata de lo que los especialistas llam an el aná­
lisis multivariado de datos. La ventaja de esta operación consiste en evidenciar
realidades que las simples distribuciones de frecuencia no revelan. El ejem plo del
cuadro 4 ilustra bien nuestro punto de vista.
Por último, el análisis de un cuadro sigue una progresión com pleja que se cons­
truye a partir de ella misma. El análisis debe ser lógico y razonado. No puede saltar
etapas, a riesgo de desorientar al lector y de aparecer incom pleto. Así, de manera
ideal, un elem ento de análisis se apoya sobre el precedente y anuncia el subsi­
guiente, de modo que los encadenam ientos permitan avanzar haci 3.consideracio­
nes cada vez más sutiles.
Es evidente que el análisis de un cuadro puede conducir al investigador hacia
un nivel superior de trabajo intelectual, persuadiéndolo a retranscribir en una for­

140
m a g rá fic a a lg u n a s in fo r m a c io n e s re v e la d a s e n u n c u a d r o . E n c ie r to s c a s o s , e s ta
r e tr a n s c r ip c ió n p e rm ite re s o lv e r el p ro b le m a d e u n a c a n tid a d e x c e s iv a d e d a to s ,
q u e s u e le o b s ta c u li z a r la l e c t u r a d e l c u a d r o . D e la m i s m a m a n e r a , e s t a r e t r a n s c r i p c i ó n
p u e d e c o n t r i b u i r a d e s t a c a r e v i d e n c i a s ( v a r i a c i o n e s , d i s p e r s i o n e s , u n i d a d d e los
d a t o s ) d if íc ile s d e a p r e c i a r c o n la s c i f r a s .
P o r ú l t i m o , e l a n á lis is d e lo s d a t o s c u a n t i t a t i v o s q u e a p a r e c e n e n u n c u a d r o
p u e d e in sp ira r o p e r a c io n e s m á s o m e n o s s o fis tic a d a s q u e el m a n e jo in fo r m á tic o
e s p e c ia liz a d o p e rm ite c o n d u c ir a n iv e le s in s o s p e c h a d o s d e c o m p le jid a d . S in e m ­
b a r g o , t a l e s p r o c e d i m i e n t o s s ó l o s e u tiliz a n e n la p e r s p e c t i v a d e u n a n á lis is e s t a d í s ­
tico m u ltiv a ria d o .

E x p lo ta r el co n ten id o d e u n c u a d r o : r e la c io n a r la p r o b le m á tic a in icial co n lo q u e el


c u a d ro r e v e la

E l i n v e s t i g a d o r c o n o c e lo s l ím i te s d e u n c u a d r o y s a b e c o n p r e c i s i ó n lo q u e é s t e
r e v e l a , c u a n d o h a a s i m i l a d o e l c o n t e n i d o i n f o r m a t i v o y h a d o c u m e n t a d o la s p a r t i ­
c u la r id a d e s d e l m is m o . E n e s ta s c o n d ic io n e s , p u e d e p r o c e d e r a in te rro g a rlo c o n sus
p r o p i a s p r e g u n t a s . E n o t r a s p a l a b r a s , a r e l a c i o n a r a q u e l l o q u e b u s c a p r o b a r o ilu s ­
t r a r y lo q u e e n e s t e s e n t i d o r e v e l a e l c u a d r o . L a d i a l é c t i c a q u e se e s t a b l e c e e n t r e la
p ro b le m á tic a , p o r u n a p a rte , y lo s d a t o s q u e e x i s t e n e f e c t i v a m e n t e , p o r o t r a , n o
t i e n e r ie s g o d e s e r f a l s e a d a p u e s t o q u e , s i g u i e n d o e s t e p r o c e d i m i e n t o , e l i n v e s t i g a ­
d o r s e i n t e r r o g a d e m a n e r a o p e r a t i v a , e n f u n c i ó n d e lo s d a t o s c o n c r e t o s d e l c u a ­
d r o . A s í , a l i n t e g r a r e n u n a e s t r a t e g i a d e m o s t r a t i v a lo s d a t o s q u e r e v e l a u n c u a d r o ,
s e l le g a a l p u n t o c u l m i n a n t e d e l p r o c e d i m i e n t o q u e a q u í s e p r e s e n t a .
A c o n t i n u a c i ó n se r e t o m a n e s to s m o m e n t o s p r in c ip a le s c o n a y u d a d e u n e je m p lo .

U n ejem plo de análisis m u ltivariad o de datos y búsqu ed a de relacion es cau sales


En el cuadro 4 se intenta medir las privaciones experimentadas por cada una de las familias encuestadas por
Marc-Adélard Tremblay y Gérald Fortín en el marco de su investigación sobre las condiciones de vida, las
necesidades y las aspiraciones de la familia can a diense-francesa. Elaborado con base en unos cincuenta
indicadores escogidos entre los diferentes elementos de su encuesta, el cuadro permite establecer una
relación bastante clara entre las privaciones y la condición de desempleo. De hecho, cuanto más numerosas
son las privaciones, más grande es la proporción de trabajadores sin empleo en un momento u otro del año
(1959). A contrario, el porcentaje de familias que no experimentan el desempleo y sin embargo sufren
privaciones tiende a decrecer con el aumento de las necesidades no satisfechas.
Cuadro 4. Índice de privaciones reales y desempleo (porcentaje)
I ídc de familia Peso en el índice’
0-5 6-9 10-13 14-23
Familias afectadas 12 26 31 43
por el desempleo
Otras familias 88 74 69 57
Total 100 100 100 100
(416)h (368) (463) (313)
a. 0-5: muy poco privado; 6-9: poco privado; 10-13: privado; 14 y + : muy privado.
b. Número real de familias que fueron encuestadas.
Fueme: Tremblay y Fonin, p. 245.

141
4 . E je m p lo de u n p r o c e d im ie n to de le c tu r a y a n álisis de u n c u a d ro
e s ta d í s t i c o

E n el cu ad ro 5 figuran enum erados algunos elem en tos de confort co n que se


hallaban dotad as las viviendas de Q u eb ec d u ran te el lapso com prendido entre
1941 y 1 9 7 1 . D e m anera im plícita, en este cu adro aparece el proceso gradual de
invasión del espacio privado de los hogares por toda una gama de nuevos bienes
que algunos2 describen com o m ercancías centrales de la norm a social de consum o
que se im pone en los principales países industrializados al finalizar la Segunda Guerra
M undial.
A n tes de integrar la inform ación que proporciona el cu adro en el m arco de
una estrategia de dem ostración, im porta agotar tres etapas preliminares, a saber: en
primer lugar, considerar los límites propios del d ocu m en to inform ativo; enseguida,
informarse de aquello que revela el d ocu m en to, y por últim o, analizar su c o n te n i­
do, es decir, contextualizar, explicar y com prender el con ju n to de datos que ofrece.
En el curso de esta última etapa el investigador intenta interpretar el con ten id o del
cu ad ro y para ello n ecesita e ch a r m ano del análisis m ultivariado de datos.

C o n s id er a r los lím ites d el cu a d ro c o m o d o c u m en to in fo im a tiv o

U n cuadro no lo dice todo; tam poco perm ite argum entar todo lo que uno
imagina e n co n tra r en él, según la óptica de lectu ra que adopte.
En el cu ad ro 5 , para algunos años com prendidos en tre 1941 y 1 9 7 1 , se en u m e­
ran ciertos elem entos de con fort que hacían parte de la dotación de las viviendas
de Q u eb ec. N ad a se dice en él a ce rca de los hábitos de com pra de sus habitantes,
ni de la asim ilación de norm as de consum o. En m anera alguna este cuadro informa
sobre la capacidad financiera efectiva de los hogares de Q u eb ec. Por último, tam ­
poco indica nada seguro sobre las tendencias del com ercio al detal en Q u eb ec
du ran te el periodo considerado. Sin em bargo, si este cu ad ro se asociara co n un
análisis cu alitativo y cu an titativ o , se podría recu p erar su con ten id o co n la finali­
dad de d ocu m en tar uno o alguno de estos tem as. Sin em bargo, el investigador
debería ser lúcido a la hora de considerar las potencialidades reales del cuadro
com o d ocu m en to inform ativo.

2. Sobre este tema se puede ver, Jean-Pierre Charland, Sysceme cechnique et bonheur domestique.
R ém uném tion, consom m aúon et pauvrecé au Q u ébec, 1920-1960, Québec, Institut de recherche sur la
culture, 1992, 273 p., íl., bibliog. col. "Documents de recherche de l'IQRC”, N° 28; Jocelyn Létourneau,
“Accumulation, régulation et sécurité du revenu au Québec au début des années 1960", tesis de
doctorado, Sainte-Foy, Universidad de Lava!, Departamento de Historia, 1985, cap. 8.

142
C u a d r o 5 . V iv ie n d a s p ro v is ta s d e a lg u n o s b ie n e s , P r o v in c ia d e Q u e b e c ,
1 9 4 1 ,1 9 7 1 a (p o rc e n ta je )

1941b 1948c 1 9 5 1 '1 19551 19618 1971h


R ad io 7 0 .6 9 3 .9 9 3 .5 9 5 .7 9 7 .6
T e le v iso r 4 8 .5 8 8 .7 9 7 .0
D os televisores o más 3 .7
A u to m ó v il 1 8 .8 2 7 .0 3 8 .9 5 7 .5 7 2 .2
D os au to m ó v iles o más 1 .9 2 .8 1 1 .6
T e lé fo n o 3 2 .5 5 8 .2 7 1 .0 8 3 .7
R efrig erad or 1 7 .2 2 6 .6 4 6 .7 8 0 .9 9 1 .8 9 9 .0
C o n g elad o r 9 .4 2 2 .2
Estu fa e lé ctric a 8 .4 16.7
L av ad o ra 6 5 .9 7 5 .1 8 4 .0
S e ca d o ra 3 9 .0
A sp irad o ra e lé c tric a 1 7 .8 2 6 .4 3 3 .0 4 2 .6
M áq u in a de co ser 74.0= 7 3 .4
M áq u in a lavaplatos 2 6 .2

a. E n relació n c o n el n ú m ero to ta l d e las viviend as cen sad as o en relació n co n el n ú m ero to ta l


de las viviend as rep resen tad as en la m u estra. S e to m a n en c u e n ta to d o s los tip os d e h ogares. Los
espacios en b lan co in d ican que no hay d a to s disponibles, sea p o rq u e los b ien es m en cio n ad o s n o han
sido o b jeto d e co m p ilació n , sea porque n o estaban disponibles en el m e rca d o en el m o m e n to d e la
in v estig ació n .
b. Recensement du C a ñ a d a , 1 9 4 1 , v. 1, cap . 15, cu a d ro 17, p. 4 2 1 .
c. Bureau fédéral d e la statistiq u e, A ccessoires ménagers, noviem bre d e 1 9 4 8 (ca tá lo g o 6 4 ­
2 0 2 ) . Las estim acion es se b asan en u n a m u estra de 25 mil hogares en trev istad o s. S e e xclu y ero n de
la e n cu e sta los hogares cu y o jefe d e fam ilia p e rte n e ce a las fuerzas arm adas, los que h ab itan en las
reserv as ind ígen as o en las regiones alejadas y los q ue v iv en en c e n tr o s in stitu cio n ales, cam p o s, club es
y h oteles.
d. Recensement du C a ñ a d a , 1 9 5 1 , v. iii, cu a d ro 4 0 .
e. B u reau fédéral de la statistiq u e, Appareils m én agers, jun io de 1 9 5 0 (ca tá lo g o 6 4 - 2 0 2 ) , c u a ­
dro 9, p. 18. E stim acio n es basadas sobre una m u estra d e 4 0 mil h og ares. S e co n se rv a n las restriccio n es
m en cio n ad as en la n o ta c .
f. D om in io n B u reau o f S ta tis tics, H ousehold Facilities and Equipm ent, S ep tiem b re de 1 9 5 5
(ca tá lo g o 6 4 - 2 0 2 ) . E stim acio n es basadas so b re una m u estra d e 3 0 mil hogares.
g. Recensem ent du C a n a d a , 1961 (ca tá lo g o 9 3 - 5 2 7 , cu a d ro 5 6 , y ca tá lo g o 9 3 - 5 2 9 , cu a d ro 8 0 ) .
E stim acio n es basadas sobre una m u estra del 2 0 % d e los h ogares cen sad o s.
h. Recensement du C a n a d a , Í 9 7 Í (ca tá lo g o 9 3 - 7 3 7 ) . E stim acio n es basadas sobre u na m u estra
de 3 3 1 /3% d e las viviend as cen sad as.

V e a m o s c u á le s s o n lo s lím ite s d e l c u a d r o e n e s te s e n tid o .


C o m p u e s t o e n lo e s e n c i a l a p a r t ir d e d a t o s p r o v e n i e n t e s d e d iv e r s o s c e n s o s o
e n c u e s t a s e s p e c i a l e s d e S ta tis tiq u e C a n a d a , e l c u a d r o p e r m i t e c a p t a r , d e m a n e r a
in m e d ia ta , la p r o p o r c ió n d e v iv ie n d a s d o t a d a s d e c ie r to s b ie n e s d is p o n ib le s e n e l
m e rc a d o d e sd e h a c e la rg o tie m p o (ra d io , a u to m ó v il, te lé f o n o ), o q u e a p a re c ie ro n
e n e l c u r s o d e l p e r io d o c o n s id e r a d o (e s tu fa e l é c tr ic a , te le v is o r, c o n g e la d o r, la v a p la ­
to s e l é c tr ic o ) .

143
Todos los datos se expresan en porcentajes. Fueron obtenidos com o resultado
de una operación bastante simple que consistió en dividir el núm ero de hogares
que poseían cualquiera de estos bienes entre el número total de hogares de Q u ebec
censados o incluidos en la muestra, m ultiplicando el co cien te por cien.
Para los años del censo, el cuadro brinda inform ación sobre el total de los h o ­
gares. Esta categoría incluye los hogares urbanos y rurales, agrícolas y no agrícolas,
sin consideración del número de personas. Los datos disponibles para los años del
censo resultan algunas veces de una com pilación sobre todos los hogares censados
(como ocurre con los años 1941 y 1 951), otras veces son el resultado de estim acio­
nes basadas en el análisis de muestras de hogares (com o ocurre para los años de
1961 y 1 9 7 1 ). Las pautas para determ inar el núm ero de hogares censados en cada
provincia obedecen a criterios de representación proporcional y a leyes estadísti­
cas. Es evidente que el uso de muestras genera ciertas imprecisiones. En con ju nto
y de acuerdo con Statistique C a ñ a d a , estas imprecisiones no traicionan sin embargo
las cifras que habrían aparecido com o consecuencia de una com pilación de todos
los hogares.
Los datos disponibles para los años de 1948 y de 1955 se obtuvieron com o
resultado de encuestas especiales aplicadas sobre una muestra representativa de los
hogares de Q uebec. En 1948, 2 5 .0 0 0 hogares fueron entrevistados en desarrollo
de la encuesta, cifra que aum entó a 3 0 .0 0 0 en 1955. En ambos casos, ni los en tre­
vistados vivían en las reservas indígenas, ni los miembros de las fuerzas armadas
participaron en la encuesta. De la misma manera, las familias con domicilio en
cam pam entos, clubes, establecim ientos u hoteles fueron excluidas de la encuesta .
Los espacios en blanco indican que no hay datos disponibles. Esta carencia de
datos se explica de dos maneras. Por una parte, no todas las categorías de bienes
fueron necesariam ente objeto de inventario en cada censo. Por otra parte, algunos
bienes no se hallaban disponibles en el m ercado cuando se realizaron ciertas en­
cuestas. Es el caso del aparato de televisión que com enzó a ser comercializado sólo
a partir de 1952.
Precisem os por último ciertas definiciones. Para los propósitos del censo, una
vivienda es un conjunto de locales de habitación diferenciados desde el punto de
vista estructural, con su entrada independiente desde el exterior por un pasaje o
una escalera com ún en el edificio. Se accede a él o se sale de él sin atravesar los
locales habitados por otras personas. U n hogar se halla integrado por una persona
o un grupo de personas que habitan una vivienda y de ordinario consiste en un
grupo familiar con o sin inquilinos, empleados del servicio dom éstico, etc. De igual
forma, puede estar constituido por un grupo de personas sin parentesco, por dos o
más familias que com parten vivienda, o por una persona que vive sola.
Concluido este análisis crítico de las condiciones de producción y de con stru c­
ción del cuadro estadístico puede asegurarse que ofrece una representación fiable
de la proporción de viviendas de Q u ebec dotadas de ciertos bienes para unos años
seleccionados. Sin embargo, por sí mismo el cuadro no revela nada más. Toda
argum entación que transgreda este límite inform ativo del cuadro daría lugar a un
ejercicio de especulación más o menos plausible por parte del investigador.

1 4 4
C o n o c e r lo q u e r e v e la el c^uadro

¿Cuáles son los puntos principales del cuadro?


En 1951, la proporción de hogares de Q u ebec que declara poseer un aparato
de radio (93.5% ) es ya muy elevada. En 1961, ésta proporción alcanza en la prác­
tica el punto de saturación (97.6% ).
En relación con 1941, en 1961 el triple de hogares dispone de un autom óvil, y
en 1971 la cifra casi se cuadruplica. D ebe notarse que la posesión de un segundo
autom óvil es un fenóm eno que llega a ser im portante en el curso de los años 1960.
En efecto, entre 1961 y 1971 la proporción de hogares que disponen de al menos
dos automóviles pasa de 2.8% a 11.6% .
En veinte años, de 1941 a 1961, el teléfono penetró en la gran mayoría de
hogares de Q u ebec. En efecto, 3 2 .5 % de los hogares poseía este aparato cuando la
Segunda Guerra Mundial hacía estragos. Dos décadas más tarde esta proporción
alcanza el 83.7% .
La adquisición de un aparato de televisión por parte de los hogares quebequenses
testim onia una fascinación indudable de los consumidores por este bien. Tres años
después de su aparición en el m ercado, 48.5% de los hogares se equipan con este
aparato. Seis años más tarde, en 1961, esta proporción se ha increm entado de
m anera notable hasta alcanzar el 8 8 .7 % . En 1971, la saturación se logra en la
práctica con una tasa de posesión del 97% . Se destaca que 3.7% de los hogares de
Q u eb ec poseen ya un segundo televisor en 1961.
Es interesante constatar hasta que punto la adquisición de una nevera progresó
co n rapidez en el curso de veinte años. En 1941, 17.2% de los hogares de Q u ebec
poseían este aparato. En 1961, esta proporción alcanza casi el 92% . De hecho, en
1971 puede decirse que la nevera se encu entra en todos los hogares de la provincia
de Q uebec.
En 1948, sólo un 8.4 % de las viviendas se hallan equipadas con una estufa
eléctrica. Sin embargo, en el espacio de siete años esta proporción se cuadruplica,
al punto de alcanzar el 34.9% .
En 1951, la lavadora m ecánica es un aparato con el cual están equipadas las
tres cuartas partes de los hogares de Q u ebec. C uatro años más tarde, esta propor­
ción se increm enta en nueve puntos porcentuales. La secadora autom ática apare­
ció en el m ercado m ucho más tarde y se extendió de modo gradual en los hogares
a lo largo de la década de 1960; en 1971, 39% de los hogares poseían este aparato.
El congelador es un bien que co n oce un cierto atractivo por parte de los co n ­
sumidores de Q uebec. En efecto, durante los diez años transcurridos entre 1961 y
1971, la proporción de los hogares equipados con este aparato pasó de 9.4% a
22.2% . D e la misma m anera, ciertos datos revelados por los censos perm iten saber
que son principalm ente los hogares que viven en la región rural los que disponen
de un congelador.
El lavaplatos eléctrico es otro aparato que los consumidores de Q u ebec adopta­
ron rápidam ente. De hecho, en 1971 más de un cuarto de los hogares se hallan
equipados con este bien.

145
E m p ren d er el an á lisis d el cu a d ro

El procedim iento de análisis se efectúa en tres niveles, a saber:


- el de la contextualización de los datos que aparecen en el 'cuadro, es decir
tratando de explicar por qué en tal año tantos o tan pocos hogares estaban
equipados con determ inado bien;
- el de la organización de los datos de m anera cronológica trata de explicar las
tendencias evolutivas que se evidencian en el equipam iento de los hogares, y
- el de la com paración y explicación de la rapidez con que fueron adquiridos los
diferentes bienes en los hogares.
C om o es apenas natural, el hecho de conducir el análisis de esta m anera impli­
ca una investigación cualitativa y cuantitativa bastante exhaustiva. Veamos qué
interrogantes debería esforzarse por responder el investigador:
a. Si opta por concentrarse en una investigación cualitativa:
- ¿Por qué la estufa eléctrica tardó más que la nevera en penetrar en los hogares?
¿Por qué los hogares adquirieron tan rápido un aparato de televisión?
- ¿Qué significa el h ech o de que e l l 1 . 6 % de los hogares poseyeran dos autom ó­
viles o más en 1971?
b. Si el investigador decidiese concentrarse en una investigación cuantitativa
(cruce de los datos incluidos en el cuadro 5 co n otros datos disponibles en otras
fuentes):
¿Por qué la mayoría de las viviendas se hallaba equipada con un aparato de
radio en 1941? ¿Acaso este hecho se halla asociado con el bajo precio del
aparato? ¿Quizás con el deseo en los hogares de estar bien informados en tiem ­
pos de guerra?
Es evidente que después de la guerra los hogares quebequenses adquieren un
automóvil. ¿Por qué? ¿En razón del aum ento de sus recursos financieros? ¿De
un increm ento m enos rápido en el precio de los autom óviles comparado con el
de otros bienes? ¿Del im pacto de la “cultura del autom óvil”? ¿Del placer de
movilizarse? ¿De un m ejor dominio del espacio com ercial por parte de los co n ­
cesionarios de automóviles? ¿De la am pliación y el m ejoram iento de la red de
carreteras de Q uebec?
- ¿Es posible relacionar el proceso de electrificación rural co n el aum ento rápido
de la proporción de hogares que poseían ciertos bienes de equipamiento?
¿La calidad y la cantidad de los bienes distribuidos en el m ercado pudo favore­
cer su com pra por parte de los consumidores?

In teg ra r los logros d el an á lisis d e u n c u a d ro en u n p la n d e d em o stra ció n

En definitiva importa saber, ¿a qué problem ática aporta elem entos de respuesta
el contenido del cuadro analizado?
El investigador interesado en el estudio de las transform aciones que se produje­
ron en la cotidianidad de los hogares de Q uebec podría sin duda utilizar el c o n te ­

146
nido y el análisis con textual de datos del cuadro para docum entar el fenóm eno de
la sumisión al reino de la m ercancía del espacio privado de las familias y de las
personas solas. De igual modo, sin transgredir las posibilidades ilustrativas y demos­
trativas del cuadro, podría relacionar la adquisición por parte de los hogares de
ciertos bienes de dotación dom éstica, con la adhesión de tales hogares a un nuevo
abanico de normas, de actitudes y de prácticas en m ateria de consumo, de estilos
de vida y de aspiraciones. Enriquecido con un análisis cualitativo ampliado, el
contenido inform ativo del cuadro podría nutrir de esta manera un interés sobre la
transformación del espacio doméstico de la mujer en el hogar y sobre la taylorización
del trabajo de la casa. Por último, el cuadro podría conducir a una investigación
sobre la am pliación del volum en de las ventas al detal en el Q u ebec de la Posgue­
rra. En cualquier caso, el cuadro analizado no serviría sin embargo para dem ostrar
una tesis in extenso. Según el objeto de estudio analizado, podría ilustrar un proce­
so, fundam entar una parte de la interpretación, corroborar una afirm ación cualita­
tiva, hacer ver un mismo fenóm eno bajo un aspecto diferente.
En todo caso, un cuadro puede tener múltiples funciones en una estrategia de
argum entación, aunque lo im portante consiste en no exagerar su contenido, su
sentido y sus propiedades reales de dem ostración.

147
Capítulo 8

Cómo utilizar un documento autobiográfico


en una investigación

Desde hace unos quince años la investigación en ciencias humanas y en cien ­


cias sociales se ha orientado hacia nuevos objetos de estudio. Piénsese por ejemplo
en los fenómenos de identidad y de memorias colectivas, en los imaginarios socia­
les y en las representaciones mentales, o en las formas de solidaridad que se m ani­
fiestan en los grupos marginados, entre otros temas de este tipo. Del mismo modo,
nuevos “tem as” han aparecido en el campo de las investigaciones sociales; entre
ellos figuran el de los pobres, los criminales, los campesinos. En pocas palabras, el
con ju nto de aquellos y aquellas de quienes difícilm ente puede reconstituirse el
universo de las prácticas y de los sentim ientos sólo con base en docum entos tradi­
cionales.
La profundización en estos nuevos objetos de estudio, por una parte, y la aten­
ción prestada a estos temas fuera de lo ordinario, por otra, han sensibilizado a los
investigadores acerca de los límites de los tradicionales docum entos escritos y han
renovado su interés hacia ciertas fuentes eclipsadas por la dominación de las aproxi­
m aciones cuantitativas que imperó durante los años 1960-1980. Los cuentos y las
leyendas populares, los diarios íntimos y los recuerdos personales, las historias de
vida y las autobiografías se han revelado com o preciosos testim onios para explotar
las maneras de decir y de hacer de categorías sociales de las que no se conocía con
frecuencia más que una faceta de su modo de vida y cultura, es decir aquélla que
nos había brindado la historia o la sociología tradicionales, o aquélla que se les
había atribuido com o resultado de un ejercicio a m enudo inconsciente de deduc­
ción, resultado de la declinación de un modelo ideal, bien fuera el del proletario, el
del excluido o el del marginado.
El objetivo de este capítulo consiste en destacar el interés por explotar una de
esas “nuevas” fuentes - la autobiografía-, en el marco de un procedim iento que
tiende a reconstituir el universo m aterial y m ental de categorías sociales que con
frecuencia no han sido las principales generadoras de la percepción que se tiene o
se conserva de sus experiencias. Está claro que la autobiografía no es el único tipo
de docum ento relevante de la literatura personal que posibilita el acceso a las vi­
vencias íntimas de los actores sociales. Para el estudiante que no se puede involu­
crar en una actividad de investigación fundada en la conversación biográfica o en
la recuperación sistem ática de docum entos personales, el empleo de autobiografías
escritas y ya publicadas representa con frecuencia una solución alternativa envi­
diable para adentrarse en el universo privado de actores relegados hasta entonces
al rango de invitados de piedra de los fenóm enos m acrosociales.

149
El objetivo que se persigue en este capítulo no consiste ni m ucho m enos en
exp on er un m étod o consum ado y exclusivo de trabajo para m an ejar el d ocum ento
autobiográfico. Este asunto com plejo y vasto, que de por sí m erecería una obra
com pleta, nos llevaría dem asiado lejos co n respecto a los objetivos que se persi­
guen co n esta guía. En efecto, en las páginas que siguen, el lector en co n trará más
bien una argu m en tación a c e rc a del interés y los límites de este tipo de d ocu m en to
(sección 1). Del mismo m odo, el lecto r e n co n trará expuesto un procedim iento de
utilización de la autobiografía en que se consideran las características particulares
de este d ocu m en to. Este procedim iento será ilustrado co n un caso ficticio (sección
2 ). En líneas generales, el objetivo se orien ta a iniciar al estudiante en el re co n o ci­
m iento de las cualidades de un tipo de d ocu m en to desdeñado co n dem asiada fre­
cu en cia por los investigadores.

l . E l d o c u m e n t o s a u to b io g r á f ic o

E n q u é co n siste u n a a u to b io g r a fía

La autobiografía designa una narración introspectiva y retrospectiva que una


persona h ace por escrito de su propia vida, sin la presencia de interlocutores o
interm ediarios exteriores. Tal y com o lo ha señalado Philippe L ejeu n e1, esta defini­
ción excluye ciertos géneros literarios, a saber: la biografía red actad a por una te rce ­
ra persona, la novela que se evade voluntariam ente de la realidad del pasado, las
n arracion es que se lim itan a describir lapsos o circu n stan cias de vida (recuerdos de
infancia, descripción de un episodio particular de la vida adulta, entre otros) y los
diarios íntimos.
Si se tra ta de identificar el elem en to capital de la autobiografía, puede decirse
que consiste en una narración elaborada por un individuo a m odo de reinterpretación
de su propia vida, con la finalidad de en con trarle un sentido. E n estas condiciones,
está claro que el a cto de escribir es inseparable de una tom a de co n cien cia (implí­
cita o explícita) que efectú a una persona de su propia vida, y que resulta de un
esfuerzo de integración de diversos episodios de su existen cia, cad a uno de ellos
vivido de m anera específica y que no es posible inscribir en un proyecto de vida
com p leto y lógico.
En otras palabras, la autobiografía es siempre, de m an era im plícita, un proceso
inteligente, realizado por un individuo, de poner su vida en un orden, una relectura
razonada y racionalizada de su propio pasado, un esfuerzo por h acer coh eren tes de
un golpe cientos de tan teos cotidianos que suelen no en cajar bien los unos co n los
otros. En cierta form a, para el a cto r se trata de percibirse com o la cu lm inación
lógica de un designio en el que cad a m om ento de su vida adquiere sentido en
relación co n una problem ática existencial redefinida. H asta cierto punto, este d e­
signio y esta problem ática le imprimen un orden a la vida del sujeto. A través del

l. Moi aussi, París, Seuil, 1986, 346 p., bibliog., il., p. 265, col. “Poétique”.

150
prisma de lo que éste ha llegado a ser, logra encadenar todos los m om entos de su
vida, procesar la continuidad de su existencia y definirla en su coh erencia. Vivien­
do su propia historia por segunda vez, el individuo recom pone lo que ha vivido
com o una totalidad dotada de sentido, razonada y razonable, cuyo resultado final
no es otro que él mismo.
Esta naturaleza am bivalente del ejercicio autobiográfico, que se fundam enta
en el establecim iento de una relación dinám ica y com pleja entre el h ech o vivido y
el h ech o construido (y reconstruido), revela el interés y los límites de este tipo de
d ocum ento com o fuente de inform ación.

P er tin en c ia y lím ites d e la a u to b io g r a fía c o m o fu e n te d e in fo r m a c ió n en u n


p r o c e d im ien to d e in v estig a ción c o n v e n c io n a l2

A pesar de lo que pudiera creerse, el uso de la autobiografía com o fuente prima­


ria de investigación continúa siendo una práctica marginal. De hecho, muy pocos
investigadores han rentabilizado de m anera intensiva estos docum entos para re­
constituir fragmentos de vida, redes de relaciones o una cultura de lo cotidiano.
H asta hace poco, la autobiografía era considerada com o una fuente de docum en­
tación com plem entaria del docum ento oficial. Es evidente que esta m anera de
concebir y utilizar la autobiografía surge com o consecuencia de la obsesión por la
cientificidad que persigue a numerosos investigadores interesados en inscribir sus
trabajos en uno u otro de los paradigmas que Daniel Bertau ha calificado de
cuantitativistas. Sin embargo, la reserva que se experim enta frente al docum ento
autobiográfico se relaciona con el carácter ambiguo de 'la inform ación que se trans­
m ite a través de un contenido de tal índole. D e hecho, la autobiografía ofrece
representaciones del pasado que se hallan sobredeterminadas o mediatizadas por la
posición que ocupa una persona en el m om ento que prepara su narración. Así, la
autobiografía posibilita la transposición de los datos acumulados en la memoria de
un individuo. A l mismo tiempo, ella tam bién es un trabajo so b re la m em oria,
trabajo que puede ser más o menos consciente, más o menos profundo. Com o
ocurre con toda argum entación o descripción de carácter em pírico, incluso con
aquéllas que resultan de un procedim iento científico, la autobiografía no es una
trascripción neutra, ni siquiera objetivada de una realidad desaparecida; en el m e­
jor de los casos, la autobiografía es una interpretación informada con pretensiones
de ser una narración desinteresada.
En estas circunstancias puede decirse que la autobiografía nos pone en presen­
cia de reco n stru ccio n es. Se trata de un docum ento susceptible de aclarar la época
en que fue escrito, y tam bién la época de la que se propone hablarnos. Si se decide

2. Por ello e n ten d em o s un p ro ced im ien to de v erificació n y de d o c u m e n ta ció n de una h ip ó te ­


sis inicial. En lo esen cial, la in vestigación co n siste en e n c o n tra r el corpus reu n id o en fu n ción de un
p ro y ecto exp lícito de in form acio n es susceptibles de co n firm ar la intuición inicial de un investigador.
A partir de allí el principal p roblem a m eto d o ló g ico co n siste en saber b u scar la in form ació n d eseada en
el corpus biográfico. E n este cap ítu lo no se ab ordan los problem as específicos plan tead os p or la utiliza­
ció n de una sola au tob iografía co m o fu n d am en to de una in v estig ació n .

151
evaluar la autobiografía a partir de las reglas admitidas para validar un docum ento
(ver el capítulo 3 de esta guía), debe admitirse que en este tipo de fuente se revela
un saber creíble en relación co n las experiencias vividas, percibidas e interpreta­
das por un testigo que se ha convertido en escritor. Sin embargo, sería erróneo
suponer que se trata de un saber desprovisto de validez. Por lo demás, el problema
no se plantea en estos términos. La calidad de un docum ento autobiográfico no se
mide por la veracidad absoluta de los hechos en él narrados, sino por la capacidad
de un escritor para captar la complejidad de su relación interactiva con el mundo
que lo circunda. Esta capacidad se revela en la habilidad de un escritor para com ­
prender la significación y la coh erencia de sus experiencias pasadas. Tam bién se
m anifiesta en la preocupación por el detalle y en la calidad de la introspección
personal, considerando además que la experiencia individual revela prácticas so­
ciales más amplias. Por esta razón, el investigador interesado en el docum ento
autobiográfico le reservará particular atención al “esfuerzo de memoria” del escritor
y a la necesidad de controlar la interpretación que hace de los episodios de su vida
que se despliega en forma de narración. A pesar de esta ambigüedad, que es indis­
pensable considerar cuando se utilizan las autobiografías com o fuentes de inform a­
ción, el interés de estos documentos continúa siendo considerable, aún en el ám ­
bito de una investigación convencional, al menos por dos razones. En primer lugar,
porque las autobiografías suelen abrir nuevas perspectivas de investigación, lo que
puede conducir a pensar el pasado de otra manera, a desmenuzar de modo diferen­
te la sustancia histórica, a romper las periodizaciones tradicionales asociadas con
los grandes acontecim ientos, para optar por los ritmos generacionales, por las esca­
las de duración que tienen como referente temporal la vida de los hombres y de las
mujeres. En segundo lugar, porque estos docum entos son a veces el único medio
que brinda acceso al universo m aterial y m ental de categorías sociales para las
cuales se posee escasa inform ación que no haya sido mediatizada por la percepción
de otras categorías sociales. C on el ejemplo de las costumbres sexuales vigentes en
la sociedad de Q uebec anterior a 1960 (sociedad que durante largo tiempo se ha­
bía considerado prisionera de las prohibiciones religiosas y de la autoridad patriar­
cal, com o consecuencia de la percepción que dejaron las elites de la época) se
ilustra bien el interés por utilizar el docum ento autobiográfico para aprehender y
poner en evidencia otra realidad social, esto es, la de mujeres que vivían en priva­
do y de m anera intensa su sexualidad por fuera de los modelos estereotipados de
moralidad fem enina.
D icho lo anterior, no hay que exagerar el alcance revolucionario de las au to­
biografías com o fu ente histórica. En efecto, la renovación de los problem as y de las
visiones de la historia que ha provocado el uso de las autobiografías es apenas
parcial. Cuando se habla de la autobiografía se debe saber que se trata de un género
literario por lo esencial relacionado con el desarrollo del individualismo en O c c i­
d ente. Tam bién debe reconocerse que en su mayoría, las autobiografías proceden
de representantes de clases acomodadas y educadas, cuando no cultivadas de la
población. El caso es que sobre estas clases existen m uchos datos que encuentran

1 5 2
su origen en variadas fuentes de inform ación. D e la misma m anera, cuando una
narración procede de una agrupación minoritaria, son mayores las posibilidades de
que haya sido redactada por una elite de este grupo. A l fin y al cabo quienes deci­
den escribir para la posteridad son hombres y mujeres excepcionales. Es indudable
que los autores de autobiografías no son necesariam ente seres caracterizados por
un destino singular o en quienes la calidad de la experiencia se revela superior. Sin
embargo, escribir es una m anera de exteriorizarse que indica una voluntad de e x ­
presividad que no corresponde a la manera de hacer y de vivir de casi todos. Esto
permite subrayar com o punto capital el de ser prudente en extrem o con las gene­
ralizaciones y las conclusiones que se pueden formular a partir de las autobiogra­
fías. Com o ocurre con cualquier otro tipo de docum ento y en la perspectiva utili­
zarlas en el m arco de una investigación convencional, las autobiografías deben ser
sometidas a una crítica tanto interna com o externa, y com plem entadas con otras
fuentes de inform ación.

2 . U s o del d o cu m e n to au to b io g ráfico en el m a rco de u n a investigación


c o n v e n c io n a l

La pregunta que surge ahora es en sustancia la siguiente: ¿cómo constituir un


corpus de autobiografías y cóm o buscar inform ación en ese corpus, cuando de en ­
trada se tiene un problema teórico o una hipótesis que se desea comprobar?
En primer lugar hay que precisar que el investigador deseoso de utilizar la auto­
biografía com o fuente de inform ación debe ser consciente de ciertos problemas
relacionados con el uso de este tipo de docum ento. El investigador debe som eter la
autobiografía a una contextualización, que con frecuencia toma la forma de una
crítica interna y externa del docum ento (ver el capítulo 3 ), para aprovecharla en
el m arco de un procedim iento ordinario de investigación convencional. Este ejer­
cicio de crítica le permitirá docum entar el co n texto de producción y difusión de
cada autobiografía, lo que contribuirá a enriquecer las conclusiones que obtenga
com o resultado de su análisis. Sin embargo, el investigador tam bién debe recordar
que la autobiografía es un docum ento en que se com unica una experiencia singu­
lar, un docum ento en que se revela una totalidad. social desde los meandros de la
com plejidad y diversidad de la misma. Es por ello que el investigador no puede
aplicarle a su corpus ciertas metodologías de eficacia reconocida para otros tipos de
docum entos, com o ocurre con el análisis serial, para cita r sólo un ejem plo. Por
último, la perspectiva a partir de la cual optará por estudiar su docum ento depen­
derá en gran medida de los objetivos de su investigación. Este estudio se co n cen ­
trará en el contenido manifiesto de la narración (aquello que el texto dice de
manera explícita) o sobre el contenido latente de la autobiografía (aquello que el
texto dice en segundo grado y que sin embargo resulta accesible para un lector
informado y curioso).

153
La selección de las autobiografías

Para estudiar el tema que le interesa, el investigador se beneficiará compilando


un corpus de autobiografías tan exhaustivo como le sea posible, dado que una au ­
tobiografía es siempre la narración de prácticas singulares que revelan una to tali­
dad social en su heterogeneidad y disonancias. La com pilación de un corpus de
autobiografías no es tarea fácil, sobre todo cuando el investigador carece de obras
de referencia que le perm itan identificar con rapidez tales docum entos. Entonces
deberá recurrir a asesores especializados o a conocedores del medio, entre los que
figuran archivistas, responsables de centros especializados en historia, animadores
de grupos populares, directores de centros de investigación, entre otros, que co n o ­
cen con frecuencia la existencia de autobiografías publicadas (a menudo de difícil
acceso) o inéditas.
Además, una vez conformado el corpus y en caso de que éste resulte volum ino­
so, se deberán seleccionar las autobiografías que en efecto serán objeto de análisis
y estudio. Esta selección implica una lectura previa de todas las autobiografías, lo
que permitirá identificar las que parezcan más ricas, desde el punto de vista de su
contenido com o desde el punto de vista de las expectativas del investigador. A u n ­
que esta lectura puede adelantarse con rapidez, deberá ser lo bastante atenta com o
para que perm ita identificar todas y cada una de las piezas im portantes. U na vez
term inada esta etapa de reconocim iento del corpus, el investigador puede proceder
a efectuar la selección definitiva de las autobiografías a cuyo estudio reservará una
atención de privilegio. En última instancia, esta selección depende de la calidad
de los docum entos y tam bién de los objetivos que se plantee el investigador en su
proyecto. D e hecho, la selección de las autobiografías debe ser el resultado de un
equilibrado compromiso entre las expectativas explícitas del investigador y las sor­
presas que siempre acechan en un corpus docum ental.
A hora se ilustrará esta etapa de selección de los docum entos autobiográficos
con ayuda de un ejemplo. Puede imaginarse una investigación sobre el tema de la
asim ilación de la cultura de la m odernización por parte de cultivadores asentados
en una región periférica de Q u ebec a principios de la década de 1960.
Inspirado en una problem ática de moda, el investigador comienza por plantear
la hipótesis de un retardo cultural de los campesinos con respecto a las normas
vigentes en el medio urbano en particular, retardo que se halla por lo demás en la
fuente de los problemas de pobreza que azotan las regiones rurales alejadas de los
grandes centros. C ree confirm ar esta hipótesis cuando, con apoyo en estadísticas,
toma nota del grado de m ecanización de las fincas en los pueblos que estudia, de la
posesión de bienes de equipam iento moderno por parte de los hogares (estufa de
gas, aparato de televisión, entre otros), de sus hábitos de gasto y ahorro (capitaliza­
ción de las fincas, utilización de los servicios bancarios, e tc .), y de su cultura polí­
tica (formas asociativas que los cultivadores se dan para hacerse reconocer sus d e­
rechos frente al Estado). Aunque este estudio cuantitativo le permite observar
diferencias de grados, de niveles y de prácticas, no le brinda respuesta a su in terro­
gación principal que consiste justam ente en cómo explicar estas diferencias y dón-

154
de identificar el origen de las mismas. Es natural que nuestro investigador tenga
intuiciones que todavía enuncia de m anera simple o en forma preliminar. Estas
intuiciones van de la “mentalidad tradicional de los cultivadores” a “la existencia
de dos sistemas culturales paralelos, uno urbano el otro cam pesino, sistemas que
aunque sin duda se relacionan, en rigor no son com parables”.
Para calm ar su sed de explicar, le hace falta consultar otros corpus con inform a­
ción pertinente. También le es imprescindible ir más allá de la entrevista tradicio­
nal fundada en cuestionarios cerrados. La historia de vida y la entrevista biográfica
le parecen una solución. Sin embargo, preferiría acceder con sus interlocutores a
un nivel de intimidad que no haya sido com prom etido por las expectativas de un
entrevistador. En esta perspectiva, la autobiografía se revela com o un docum ento
interesante de estudio. Es verdad que el investigador no ignora que al redactar su
narración el escritor se halla anim ado por el interés de que su trabajo sea leído por
otros, definiendo así su propósito en función de las expectativas que supone. Tam ­
poco ignora que la autobiografía es una narración cargada de anécdotas y de h e­
chos más o menos creíbles, que se halla organizada alrededor de una trama aplica­
da a posteriori, con frecuencia al final de una vida. Sin embargo y dependiendo de
la riqueza de las narraciones, el investigador considera la autobiografía com o rev e­
ladora de prácticas compartidas. A ún más, sabe que en el proceso intelectual de
narración de sus hechos de vida, el escritor brinda sus impresiones, explica sus
acciones de modo patente o no, y devela el sentido oculto de sus preferencias
cotidianas. En otros términos, le facilita al lector la com prensión de cóm o él, actor
social ahora escritor, pensó y vivió sus compromisos cotidianos. Para el investiga-
dor, el documento' autobiográfico se revela en este caso preciso com o un medio
para acceder a una cultura original que es im portante no considerar ni caracterizar
a partir de categorías de otras m atrices de pensamiento, para el caso aquélla de la
“modernidad avanzada”.
Para encontrar sus autobiografías, el investigador puede echar m ano de ciertas
obras de referencia en que a veces se presentan listas exhaustivas de tales docu­
m entos2. También puede asesorarse de especialistas. Finalm ente, si cuenta con los
medios y el tiempo necesarios, puede dirigirse al lugar, entrevistar vecinos de la
localidad y preguntarles acerca de la existencia de autobiografías publicadas (que
se le hubiesen escapado) o inéditas. A l térm ino de su búsqueda de autobiografías,
habrá recogido unos veinte docum entos, por lo esencial narraciones retrospectivas
escritas por los cultivadores. U na simple ojeada a su corpus le revela documentos de
calidad desigual.
U na vez su corpus reunido, debe proceder a la selección definitiva de las au to­
biografías que considere más pertinentes. Esta elección está muy ligada a sus o b je ­
tivos de investigación. Si quiere adelantar un estudio detallado de las prácticas de

2. P ara Q u eb ec, ver Y v a n Lam ond e, J e m e souviens : la lit té r a tu r e p e r s o r m e lle a u Q u é b e c ( J 8 6 0 -


I9 8 G ), Q u éb ec, Institut q uéb écois de rech erch e su r la cu ltu re, 1 9 8 3 , 2 7 5 p., co l. “ In stru m en ts de
travail Y v a n L am o n d e y M a rie -P ie rre T u rco t, L a lit té r a tu r e p e r s o r m e lle a u Q u é b e c , 1 9 8 0 - 2 0 0 0 ,
M o n treal, B ibliothéque n ationale du Q u é b e c, 2 0 0 0 , 1 0 0 p.

155
los cultivadores en la región periférica y aprehender el mayor núm ero de prácticas
singulares (y a partir de ellas acceder a un m áxim o de significaciones de estas prác­
ticas), debe estudiar sus veinte documentos. En efecto, cada autobiografía es espe­
cífica; es decir, puede revelar sistemas de acción y de significación de esas prácticas,
que son únicas y que, a su manera, dan testim onio cabal de la riqueza y de la
complejidad de la cultura de los cultivadores asentados en la región periférica. S i su
tiempo y sus medios de investigación son limitados, podrá proceder a una selec­
ción razonada de autobiografías. En nuestro caso, puede admitirse que esta selec­
ción se efectúe conform e al criterio de la riqueza de contenido de un docum ento.
Resulta difícil aplicar la pauta de la representatividad en la selección de las au to­
biografías. En efecto, el recurso al docum ento autobiográfico en una investigación
tien e por o b jetiv o impedir la propensión a asociar o a reducir, que genera
autom áticam ente el uso de las aproxim aciones cuantitativas o macroscópicas. En
principio, un estudio en que se aprovechan las autobiografías tien e el m érito de
poner a la luz del día la pluralidad de las experiencias cotidianas.
A hora, una vez efectuada la selección (imagínese que el investigador decide
estudiar con m inucia todo su corpus), pasará a la etapa de elaboración de una
m etodología para analizar sus docum entos.

L a e la b o r a c ió n d e u n a m e to d o lo g ía d e an á lisis

Entendem os por metodología de análisis un con ju nto de procedimientos que


perm iten entrar en relación científica con el contenido de las autobiografías.
C om o se ha dicho más arriba, la autobiografía es una narración de prácticas
singulares que si bien brinda acceso a una cierta totalidad social condensada en la
persona de un individuo no revela prácticas reductibles a esa totalidad. En otros
términos, la autobiografía posibilita el acceso a una totalidad social considerada en
sus m anifestaciones singulares; sin embargo, esta totalidad carece de valor axiom á­
tico. En primer lugar, no existe una totalidad social que recubra múltiples prácticas,
lo que existen son múltiples prácticas que incitan a percibir la totalidad social
com o una realidad plural, com pleja e irreducible. Por esta razón es inapropiado
som eter el docum ento autobiográfico a análisis de cuantificación, de categorización
rigurosa o de tipificación. La especificidad del m aterial autobiográfico se funda­
m enta en historias irregulares y diversas que pueden reconstituirse a partir de tal
material. Por esta razón, metodologías com o el análisis serial -q u e insiste justo
sobre lo que hay de recurrente, de unitario y de convergente en un corpus docu­
m e n ta l- no son en rigor adecuadas para el análisis del docum ento autobiográfico.
El uso de las autobiografías no está destinado a reconstituir una experiencia
estandarizada, sino que sirve por el contrario para desentrañar las significaciones
totalizadoras de la historia personal. Tam bién es adecuado cuando se trata de reve­
lar el proceso continuo de deconstrucción y reconstitu ción de la realidad social al
que el individuo se entrega en su proceso reflexivo. Es indudable que existen in ­
vestigadores para quienes el análisis serial resulta por com pleto apropiado para el
estudio de un corpus autobiográfico. Estos investigadores deben saber que perm a­

156
n ecen prisioneros de una operación convencional, justo porque no han renuncia­
do a la lógica de la medida y las relaciones entre variables. Su objetivo implícito
continúa siendo la reconstitu ción de una realidad m acrosocial a partir del análisis
de un con ju nto de itinerarios individuales, considerados cada uno com o variantes
degradadas de un tipo ideal. En este co n texto, m ientras el actor perm anece siem ­
pre com o un cadáver, el investigador se transforma en una sanguijuela ávida de
construir su objeto deshumanizado. De esta m anera, nos encontram os al extrem o
opuesto de la voluntad de generar un procedim iento fundam entado para el uso de
las autobiografías.
Para descubrir la m etodología más apropiada, el joven investigador debe recu­
rrir a un procedim iento de tipo empírico que incluye cuatro etapas:
- Primera etapa: identificar en el corpus reunido situaciones, prácticas, episodios,
reflexiones y así por el estilo. Sobre todo, se 'evitará leer las autobiografías a
partir de un modelo cerrado de acción social o de una estructura clasificatoria
rígida de com portam ientos hipotéticos. El objetivo no consiste en categorizar
la m ateria de las narraciones o en tipificar las experiencias, sino en observar la
realidad social en sus múltiples dimensiones, desde la perspectiva de las prácti­
cas individuales.
- Segunda etapa: resumir de m anera breve, en fichas de papel o en soporte
inform ático (bloc de notas electrón ico), las prácticas y las situaciones revela­
das, respetando con escrúpulo el co n texto en que fueron incluidas por el autor
de la narración.
- Tercera etapa: intentar desentrañar las significaciones totalizadoras que atra­
viesan las prácticas o las situaciones identificadas. Es frecuente que el propio
escritor brinde estas significaciones. De esta manera pueden ser decodificadas a
partir de un ejercicio de contextualización más amplio con el que se busca
establecer lo que se sabe de la realidad histórica y sociológica de la comunidad
extensa a la cual perten ece el escritor; lo que se ha aprendido gracias a la lectu ­
ra de otros docum entos autobiográficos del corpus recopilado; lo que puede
suponerse de m anera razonable a partir del análisis al cual se consagraron otros
investigadores que trabajaron sobre docum entos autobiográficos más o menos
com parables; lo que se sabe a partir de otras fuentes docum entales (estudios
especializados, investigaciones antropológicas o sociológicas, entre otras).
- Cuarta etapa: interpretar de forma preliminar las prácticas y las situaciones a la
luz de los conocim ientos que se tienen sobre el género autobiográfico en una
época determ inada, sobre la econom ía política de una sociedad, sobre su histo­
ria, entre otros aspectos. Por encim a de todo, evitar reducir una práctica o una
situación a un caso particular, a un epifenóm eno; por el contrario, se conside­
rará la com plejidad de una totalidad social a partir del análisis de lo específico
de una situación.
El investigador considerará en sus análisis las particularidades de la autobiogra­
fía com o tipo docum ental, puesto que con él trabaja. C on esto se quiere expresar la
lucidez que debe tener sobre ciertas formas o tendencias propias de la narración
autobiográfica. Entre ellas se pueden m encionar la auto-justificación implícita del

157
autor, el deseo de trascender su destino ordinario, la con stru cción de sus propósitos
bajo una modalidad sociográm atica3, la ilusión retrospectiva, entre otras. El inves­
tigador debe ser sensible a estos aspectos y aprovecharlos de m anera óptim a. En
efecto, las m anías de los escritores no com p rom eten en absoluto la calidad de los
d ocum entos. Todo lo con trario, nos brindan la oportunidad de estudiar los imagi­
narios individuales y los aspectos subjetivos de la cultura, entre otros aspectos. De
h e ch o , el investigador que p rocede co n base en el uso de autobiografías no tiene
por qué implicarse en un procedim iento de validación y crítica de contenido com o
el que se le suele aplicar al d ocu m en to tradicional. Es indudable que la autobiogra­
fía revela prácticas singulares, y es justo la singularidad de las prácticas lo que in te­
resa al investigador, y no el ca rá c te r más o m enos representativo que puedan tener.
Es natural que la autobiografía brinde un saber que no está som etido a las exigen­
cias de la prueba docum ental. Sin embargo, lo que interesa al estudioso es justo el
h ech o co m o realidad que ha sido sentida, p en sad a y vivida, al mismo tiem po que
rev elad a y n arrad a. R eto m an d o las palabras de N icole G agnon puede decirse que
“lo que fascina al observador es el im pacto que experim enta el individuo cuando se
inserta en la historia”4. Por últim o, la autobiografía es una narración subjetiva ex­
plícita que no respeta en m odo alguno las reglas de objetivación científica, y que
por añadidura tom a la form a de un discurso de sentido. Incluso en este caso se trata
de una ven taja, puesto que lo que cautiva al investigador es la naturaleza de la
n arració n com o nudo y fuente de significaciones y com o co n scien cia histórica
subjetiva del autor.
De h ech o , el uso de autobiografías, implica una ruptura co n las m aneras c o n ­
vencionales de tratar el docum ento. Esta ruptura no es sólo de orden m etodológico
(m anera de utilizar y analizar el d o cu m en to ), sino también y hasta un cierto punto
de orden epistem ológico (m anera de considerar e in terp retar). Considerem os una
vez más nuestros propósitos sobre la m etodología de análisis, esta vez a la luz del
ejem plo que hem os com enzado a estudiar.
A h o ra se proseguirá sin olvidar el hilo conductor. N u estro investigador ha d e ­
cidido co n se rv a r sus veinte autobiografías para analizarlas co n m inucia. E n u n cia­
do a partir de una perspectiva exterior, su objetivo de investigación consiste en
com prender la razón por la cual los cultivadores no asimilan las norm as de la m o ­
dernidad avanzada tal y co m o se im ponen en el sen o de la sociedad. El investiga­
dor considera que aprehender las experiencias de los cultivadores desde el “in te­
rior”, gracias a las autobiografías, podría aportarle elem entos de respuesta no
contam inados por la matriz de pensam iento a partir de la cual él mismo considera
la realidad que observa.

3. Por “sociograma" se entiende aquellas tramas narrativas que predisponen, estructuran y


encierran hasta un cierto punto el despliegue de una narración en un orden determinado. En el
mundo occidental, el “sociograma” del self-made-man, del individuo que se construye y crece solo a
partir de su propia determinación, es una de las tramas más comúnmente utilizadas por aquellos que
estiman subjetivamente haber alcanzado el estadio del éxito social. Existen otros sociogramas: el de
la víctima continua, el del eterno “pequeño delincuente”, etc.
4. Expresión tomada de Gagnon, p. 200.

158
Com ienza por leer todas sus autobiografías tratando de identificar en ellas los
pasajes que, conforme a sus intereses específicos, expresan una situación de “re­
chazo a la m odernización”. Sin embargo, una lectura aten ta de los docum entos
pronto lo persuade a redefinir sus miras. En efecto, esta lectura lo obliga a suspen­
der la búsqueda de situaciones de rechazo a la modernización, para con cen trar la
atención en el descubrimiento de situaciones episódicas que, a su manera, revelan
sistemas de prácticas que escapan a las aproxim aciones convencionales de carácter
cuantitativo. La comprensión que tiene el investigador de estos sistemas de prácti­
cas es nula; por el momento, se revela incapaz de construir teóricam ente su objeto
de estudio, e incapaz tam bién de transform ar su intuición en una representación
m ental de carácter operativo. En estas condiciones, el investigador no puede valo­
rar el contenido de su corpus docum ental a partir de un modelo sociológico a cep ­
tado. Só lo es consciente de que en las prácticas de los cultivadores se le ha revela­
do una realidad diferente y original, en la que sería ingenuo identificar un sistema
ideal de acciones. El investigador sabe que para aprehender este sistema de a cc io ­
nes en sus m anifestaciones singulares debe recorrer todo el contenido de su corpus
de autobiografías. A corto plazo, no se trata para él de construir una teoría totalizante
de los sistemas de acciones sociales en las regiones periféricas. A lo sumo podrá
describir un cierto número de prácticas que a continu ación interpretará a la luz de
su experiencia, de sus conocim ientos, de las problem áticas a las cuales adhiere,
entre otros aspectos.
Sigue una metodología bastante simple que consiste en identificar en las narra­
ciones la descripción de todas las situaciones que le parecen características de un
sistema original de acciones sociales. Siendo todavía incapaz de identificar las ra­
m ificaciones de este sistema de acciones sociales, opta por definirlo de modo provi­
sional com o un con ju nto de acciones que le parecen incomprensibles (o que cali­
fica ele inm ediato de irracionales o de tradicionales) cuando las sitúa en su propia y
personal matriz de pensam iento. Esta definición le permite descubrir m uchas situa­
ciones que habría ignorado si se hubiera atenido a su problema inicial.
Procede entonces a describir de manera breve estas situaciones en fichas de
papel o en un bloc de notas electrónico, lo que luego le perm itirá considerar las
prácticas en sus semejanzas y diferencias, y avanzar una interpretación rica y m ati­
zada de la realidad que observa a través de los docum entos autobiográficos. De
m anera escrupulosa tam bién observa y toma nota del co n texto de las situaciones
evocadas por el escritor, tales com o: dónde aparece cada una de ellas en la narra­
ción, cóm o se la presenta y por qué, con qué con ju nto de elem entos se halla aso­
ciada en un apartado preciso y así por el estilo. Todos estos detalles son indispensa­
bles a la hora de emprender una interpretación m editada de una situación, si se
desea acceder a la con cien cia que tiene el escritor tan to de los hechos com o de las
acciones y de los episodios que describe en su narración.
A sí, al cabo de una lectura aten ta y un trabajo sistem ático de identificación, el
investigador se encuentra con un cen tenar de fichas que pueden asimilarse a m ini­
expedientes informatizados en que describe tantas situaciones cuantas considera

159
características de un sistema de acciones sociales cuya com prensión se le escapa.
En una de estas fichas (o en uno de estos expedientes informatizados) podría en ­
contrarse el pasaje siguiente extractado de la autobiografía de Donald Leclerc:
Desde que mi m uchacho cumplió sus quince años, en el verano de 1959, siempre
se iba para el pueblo a encontrar a sus amigos, según decía. No regresaba tarde ni
parecía experimentar incomodidad. Sin embargo, este tipo de salidas me intriga­
ba. Una noche decidí seguirlo. Lo vi entrar en la casa de Arístides... Sabía que
Arístides tenía televisión, se necesitaría ser ciego para no saberlo. Desde que
aquella caja había entrado a su rancho5 siempre había invitados que aparecían
cada noche para visitar la familia..., y niñitas en los peldaños de la puerta princi­
p al...
Aquella noche, tuve que regañar a mi muchacho cuando regresó. Le dije que la
televisión era buena para la gente que tenía tiempo que perder. No me dejó ter­
minar. No recuerdo lo que me respondió pero recuerdo que discutimos feo, muy
feo. Al cabo de un tiempo las cosas no fueron como antes entre mi hijo y yo. Sin
embargo, recuerdo que casi me insultó aquella noche. Aquello me produjo un
gran dolor. No comprendo como un hijo se atreve a insultar a su padre. Me acosté
con dolor de estómago. Aquello me marcó. Me acuerdo como si hubiera sido ayer,
me parecía que el mundo no era igual. ¿Un hijo insultando a su padre... ?

En otra ficha, procedente de la autobiografía A rthur Latraverse se puede leer:


Ellos querían educarnos. Querían enseñarnos cómo trabajar nuestra tierra. Re­
cuerdo al dedillo el término que empleaban: racionalmente. Repetían esta pala­
bra en todo lo que decían. Sobre todo, querían que uno gastara, que uno compra­
ra: máquinas, abonos, herramientas. Para producir más, según decían. Si yo hubiera
comprado otro tractor, que hacía todo más rápido, mi muchacho se habría ido y
no hubiera aprendido nada, pues yo hubiera podido hacer el trabajo solo. Por otro
lado, eso me habría significado gastar para otro tractor. Me hubiera metido en las
finanzas. A mí no me gustan los bancos. Uno pierde su independencia. Por otra
parte, a mí me gusta trabajar sin afanes. Poco a poco se llega lejos. Con la máqui­
na que ellos querían que yo comprara, me hubiera quedado con las manos vacías.
Mi mujer no lo hubiera tolerado, a ella no le gusta que yo le moleste la vida, y a
mí tampoco. Un tiempo para cada cosa, y cada cosa a su tiempo, como se dice. En
todo caso, ellos no lo lograron. Yo no lo lamento, pues me hubieran cogido por el
cuello. Es verdad que no tengo gran cosa, pero todo lo que tengo me pertenece.

Dos situaciones se pueden entrever en la problem ática inicial formulada por el


investigador acerca del rechazo a la modernización y a las pautas de la sociedad de
la abundancia y del cambio. En un caso, el rechazo al aparato de televisión; en el
otro, al tractor. Estos pasajes son interesantes en la medida en que dejan ver las
razones de la actitud de los actores. Tomemos el primer caso. Todo el episodio
parece desarrollarse alrededor de la dificultad del padre para com prender el modo
com o el hijo se divierte con la televisión. Sin embargo, varios indicios sugieren que

5. La palabra baraqu e es en francés un sinónimo informal de casa [N. del T ].

160
la preocupación del padre radica en la deconstrucción de un espacio de autoridad
paternal. En este sentido, el aparato de televisión no es el principio ni el fin de la
historia. Aquello que perturba al padre es la distancia flagrante del hijo con respec­
to a una cierta tradición en que la referencia básica de la figura paterna continúa
desempeñando el papel de un educador privilegiado que imparte las normas. En
este caso, al aparato de televisión no es más que el soporte en que se concreta un
co n ju n to de prácticas sociales a las que adhiere el joven y que contradicen aquellas
que había asimilado el padre. Buscando una causa tangible de la cual agarrarse
para argumentar su recrim inación, el padre toma el pretexto del televisor para
recuperar el esp ad o tradicional de autoridad que rechaza el hijo. Algunos dirían
que se trata del drama característico de la adolescencia. Situ ación paradigmática
de la transform ación de las relaciones intergeneracionales en una com unidad en
proceso de transición, dirían otros. A l final, poco importa la explicación que brin­
de el investigador. Lo cierto es que no podrá contentarse interpretando el episodio
del televisor com o la m anifestación de un rechazo a la modernización. Deberá
contextualizar esta actitud específica en relación con lo que se sabe acerca de las
relaciones intergeneracionales en las familias rurales de Q u ebec a finales de la dé­
cada de 1950. Tam bién deberá contextualizarla en relación con toda una gama de
inform aciones puntuales procedentes de otras autobiografías que posee o de otros
documentos que conoce; todo ello con la finalidad no de corroborar los hechos,
sino de enriquecer las situaciones relacionándolas unas con otras. Por último, lle ­
gado el caso, el investigador podrá sacar provecho de otras investigaciones funda­
das en autobiografías donde se analizan prácticas más o menos similares. En m ate­
ria de análisis autobiográfico, cada estudio de prácticas con tien e aportes que
enriquecen el procedim iento en su conju nto. Leer estudios basados en el uso de
autobiografías resulta esencial para cualquier investigador interesado en este tipo
de documento. Todo esto se hace no para en contrar modelos de análisis, sino para
descubrir la pluralidad de las prácticas individuales.
El investigador deberá repetir de m anera exhaustiva este procedim iento de
análisis para todas y cada una de las situaciones que ha identificado. U na vez más,
en el segundo caso (A rthur Latraverse), no es el rechazo a la m odernización lo que
está en juego, sino la independencia del cultivador, que éste valoriza en alto grado
y que no está dispuesto a negociar. Tam poco está dispuesto a perder su estatus de
educador de privilegio. Q uiere conservar la capacidad de gestionar parcialm ente el
futuro de su primogénito. N o está dispuesto a renunciar a la m anera de considerar
su trabajo (un modo de vida y una vocación y no una mera actividad profesional).
U n tractor no es sólo una m áquina, sino el origen de un con ju nto peculiar de
relaciones sociales y de una dinám ica económ ica diferente. El cultivador entiende
bien todo esto. Pero com o él no ve cóm o el tractor podría reforzar la cohesión de
su familia, la m áquina no le parece ventajosa. Esto no lo com prende el agrónomo
(ni el tecn ó crata), que concibe la realidad y la condición del agricultor con la
ayuda de otra matriz de pensam iento, de otro universo normativo, de otro paradig­
ma socioeconóm ico.

161
La construcción de una interpretación

En una investigación convencional, el análisis no es más que una etapa inter­


media en el cam ino hacia la interpretación. La interpretación es la fase final del
proceso intelectual, m om ento en el que el investigador reconquista su espacio de
libertad y de im aginación. El investigador bien puede com enzar con una m ateria
bruta sobre la cual nunca pudo imprimir su huella, y en el in tento de descubrir las
significaciones totalizadoras de una práctica, especula en alguna medida sobre una
realidad que debe recom poner de m anera parcialm ente abstracta. Esta especula­
ción puede ser más o menos creíble, plausible, informada, com pleja, razonable o
legítima, y no cabe duda que se halla asociada con la calidad de los documentos.
En última instancia, sin embargo, la interpretación vale lo que vale el investigador.
U na vez concluido el análisis de las autobiografías, el investigador podrá c o ­
menzar a trazar las grandes líneas de su interpretación. C on esta última se persigue
sacar el mayor provecho de los análisis, de las contextualizaciones y de todas las
inform aciones compiladas para construir una argum entación. El objetivo no co n ­
siste ni m ucho menos en llegar a una síntesis general que supere y contenga las
prácticas identificadas. Se trata más bien de recom poner una cierta totalidad social
en la pluralidad de sus m anifestaciones. Las prácticas individuales no son la co n ­
densación ni el residuo de la totalidad. La totalidad no existe más que com o un
conjunto de experiencias irreductibles. El actor es el punto de origen y el punto de
llegada del esfuerzo de inteligencia del investigador. Sin embargo, el actor indivi­
dual del com ienzo del estudio se transforma en actor social al final del análisis. Si la
m etodología seleccionada posibilita las condiciones de una conversión del m ate­
rial en un dato sociológicam ente pertinente, la in terpretación com ienza entonces
en el m om ento en que se puede em prender una sociología de las experiencias. Sin
embargo, esta sociología no debe ser un pretexto para justificar la deshumanización
de los a cto res...
En el caso que nos ocupa, interpretar consiste en construir una argum entación
de conjunto, cuyo objetivo principal es poner en paralelo o en relacionar situacio­
nes decodificadas y analizadas, para recom poner al final prácticas que se conside­
ran esclarecedoras de una experiencia que había perm anecido hasta entonces en
la sombra.
De ordinario, la interpretación se construye para enriquecer o matizar, y en
todo caso para documentar una hipótesis inicial. Progresa según un plan lógico y
obedece a una estrategia de dem ostración y de persuasión (ver los capítulos 13 y 14
de esta guía). Aunque la interpretación es subsidiaria del ejercicio previo de análi­
sis, aparece ahora de m anera m ucho más ordenada, alrededor de un tem a unifica-
dor, por ejem plo. El investigador que se propone establecer la originalidad del sis­
tema de acciones sociales en el seno de una comunidad rural podrá de esta manera
identificar el tema de las relaciones intrafamiliares y esclarecerlo a partir de prácti­
cas precisas. Su argum entación podría ser la siguiente:

162
Las relaciones intrafamiliares
A través de sus narraciones, varios escritores abordan el tema de las relaciones
intrafamiliares. Las autobiografías analizadas presentan una variedad de prácti­
cas, de relaciones y experiencias que nos permiten acceder a ciertas significacio­
nes importantes de las actitudes y de las opciones de los cultivadores asentados
en sectores rurales. El análisis informado de estas significaciones nos lleva a des­
c u b rir un mundo complejo cuya coherencia es puesta a prueba sin cesar por las
incitaciones, las informaciones y las exigencias que provienen de la sociedad en
su conjunto. A través de sus narraciones, los cultivadores aparecen como indivi­
duos que buscan resolver los problemas planteados por una sociedad en transi­
ción. Vistas desde el exterior, estas soluciones se presentan como un rechazo a la
modernización. De hecho, se trata de elecciones maduras, condicionadas por el
objetivo fundamental de mantener a toda costa la cohesión de la familia. Veamos
cómo la búsqueda de esta cohesión familiar se expresa en ciertas prácticas.
La tolerancia y la reprobación en las relaciones intergeneracionales

El mantenimiento de un espacio definido de autoridad tradicional y de mejora


personal traza la línea de demarcación entre la tolerancia y la reprobación pater­
nales. Citemos el caso de Donald Leclerc narrando un episodio en que desaprue­
ba a su hijo que va a ver la televisión en casa de una familia vecina del pueblo. La
televisión preocupa al padre porque este aparato traslada al hijo a un medio so­
cial y cultural donde otras normas despliegan su poder de atracción. A partir de
entonces la referencia central que encarna el padre puede ser contestada, como
de hecho lo hace el hijo Leclerc. En particular, el pasaje deja pensar que las
salidas del hijo no habrían importunado al padre si el primero se hubiera ocupado
en actividades inocuas para la cohesión familiar tradicional: “No regresaba tarde
ni parecía experimentar incomodidad”. Por lo demás, muchas familias de cultiva­
dores desprovistas de los medios necesarios terminaron procurándose un aparato
de televisión, para “mantener a los hijos en casa”. Encuestas sociológicas así lo
han demostrado. De este modo puede verse hasta qué punto la cohesión familiar
era un valor central en la lógica de las decisiones de los cultivadores asentados
en la región d e...
Colaboración en el trabajo y unidad familiar
La negativa de Arthur Latraverse a comprar un tractor se interpreta también, en
parte, como una manera de mantener una fuerte cohesión y una gran solidaridad
entre los miembros de su familia. De haber comprado un tractor, Arthur Latraverse
habría modificado por completo las formas de colaboración entre el padre, la madre
y los hijos en la organización cotidiana del trabajo en el ámbito de la finca. De la
misma manera, estas formas de colaboración que refuerzan sin la menor duda la
unidad familiar, tienen la consecuencia de convertir en indispensable a cada uno
de los miembros de la familia, lo que es esencial para nutrir la autoestima de cada
uno y permitir que la familia continúe funcionando como un todo.

En los parágrafos precedentes se n o ta que el investigador construye su argu­


m entación mezclando el análisis de las prácticas, citando pasajes esclarecedores de

163
las biografías y recurriendo a una inform ación recogida por otros medios. A l final,
el investigador no saca conclusiones generales. Su objetivo principal consiste en
establecer y comprender de manera razonable una pluralidad de prácticas que puestas
en paralelo perm iten captar experiencias singulares, en toda la complejidad e
historicidad que les son propias.
Es evidente que se puede ir más lejos en el procedim iento intelectu al y desem ­
bocar en la constru cción de modelos con un alto nivel de abstracción que repre­
sentan un sistem a de acciones bajo un aspecto ideal, tipificado. Pero este procedi­
m iento que resulta de la veleidad no declarada que consiste en descubrir leyes de
funcionam iento de lo social a partir de las cuales, a renglón seguido, los com porta­
m ientos se juzgan con frecuencia com o coherentes o irracionales, nos conduce al
terreno de la ciencia probabilista donde los sujetos actúan com o objetos dotados
de escasa au ton o m ía y donde las estru ctu ras tie n e n un abrum ador poder
condicionante. U n a realidad bastante diferente de aquella que la autobiografía
enseña a descubrir...
En la bibliografía que aparece a continu ación se citan varios clásicos del análi­
sis biográfico y autobiográfico, cuya consulta le permitirá al investigador ir más
lejos en el cam ino de conocim iento del docum ento autobiográfico.

B ib lio g r a f ía

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165
C a p ítu lo 9

C ó m o a d e la n ta r u n a in v e s tig a c ió n m e d ia n te e n tr e v is ta s *

La investigación en colaboración con personas entrevistadas (informateurs) 1 es


un procedim iento corriente que practican los estudiosos interesados en trabajar
con inform ación sobre ciertos aspectos de la vida de personas “ordinarias”. Sin
embargo, entrevistar a un individuo es una tarea com pleja. Adem ás de plantear
problemas de ética que no se pueden despachar alegrem ente, esta práctica cien tí­
fica exige del investigador una preparación rigurosa, un buen conocim iento de las
técnicas de la entrevista, así com o un dominio de los principios de conservación
de los docum entos.
El objetivo de este capítulo consiste en presentarle al joven investigador el m éto­
do de la entrevista en sus diferentes aspectos. En primer lugar, se describe de manera
sucinta en qué consiste esta actividad de investigación (sección 1), para abordar
luego cada una de las etapas del procedimiento de la entrevista (sección 2 )2.

l . E n q u é c o n sis te el m éto d o de la e n tre v ista

C on frecuencia se asimila al entrevistador en campo con un periodista desen­


vuelto que entrevista con idéntica facilidad a un desconocido durante un paseo,
que a un personaje de la vida pública a quien le formula un cuestionario improvi­
sado. De hecho, la realidad suele ser más com pleja, cualquiera sea el tipo de en tre­
vista que se realice con fines científicos. La entrevista no representa sino la parte
más visible y espectacular de un procedim iento que va de la concepción del pro­

* La an tro p ó lo g a C lau d ia P la ta rru e d a , de la U niversid ad N a cio n a l d e C o lo m b ia, sede B o g o ­


tá, co lab o ró en la revisión té c n ic a y estilística del p resen te cap ítulo.
1. In fo rm an te, tra d u cció n literal de la p alab ra ínform ateur tien e, al m en os en español co lo m ­
biano, dos co n n o ta cio n e s p roblem áticas. Por un lado, red u ce al en trev istad o a fuente m e c á n ic a de
in form ació n , negándole su papel de in te rlo cu to r y sus previsibles co n trib u cio n es a la c o n stru cc ió n de
co n o cim ie n to . E xiste una ab u n d an te literatu ra sobre este tem a, su ficien tem en te co n o c id a co m o para
citarla aquí. Por o tro lado, la p alabra in form an te p o rta el estigm a de la in fid en cia. [C o m u n ica ció n de
C laud ia P latarru ed a, B o g o tá, 2 0 0 7 - 0 3 - 0 1].
2. E n la se cció n 3 de este cap ítu lo se ha om itid o la tran scrip ció n de u na en tre v ista p e rte n e ­
cie n te al corpus del francés hablado en M o n treal en 1 9 8 4 , por la imposibilidad de trad u cir estas
variacio n es lingüísticas; tam b ién se ha om itid o un cód igo de tran scrip ció n p ara facilitar el m an ejo de
te x to s, cuya versión en español significa p o co y n ad a sin el referen te de la en trev ista. P ara d im ensionar
la am plitud del trab ajo de tran scrip ció n , el profesor L éto u rn eau reco m ien d a la lectu ra de P ierrette
T h ib a u lt e t D ian e V in cen t, “La tran scrip tio n ou la stan d ard isatio n des p ro d u ctio n s o rales" L ÍN X , n“
18, París, C e n tre de rech erch es linguistiques de I'U n iversité de París X -N a n te rre , 1988, p. 1 9 -3 3 ;
P ie rre tte T h ib au lt e t D ian e V in ce n t, U n corpus de frangais parlé, Q u e b e c, C IR A L , 1 9 9 0 , 145 p., col.
“R e ch e rch e s socio lin g u istiq u es” [N. del T .].

167
yecto a la preparación personal del investigador, pasando por la recuperación do­
cum ental y la definición de un marco de interacción.
La metodología de la entrevista es un procedim iento que exige un tiempo y
una energía que el investigador debe estar dispuesto a invertir. Se recurre a la en ­
trevista cuando se desea obtener inform ación y con ocer los siguientes campos:
• la cultura oral; por ejemplo, los cuentos, las canciones, los mitos.
• Las artes manuales; por ejemplo, las técnicas de fabricación de pan artesanal.
• Las formas cotidianas de vida; por ejemplo, la distribución de las tareas domés­
ticas en el seno de una familia.
• Las reacciones, las percepciones o las actitudes frente a un hecho social; por
ejemplo, el vestido y el lenguaje de los adolescentes.
• La lengua hablada; por ejem plo, el uso espontáneo del subjuntivo.
Por regla general, los antropólogos, los sociólogos y los lingüistas se sienten a
sus anchas cuando realizan investigaciones en colaboración con personas en tre­
vistadas. En efecto, los datos provenientes de conversaciones sistem áticas co n sti­
tuyen con frecuencia la m ateria prima de sus análisis.
Todos los investigadores -h istoriad ores, geógrafos, filósofos, incluso, en nues­
tros días, los trabajadores sociales, los ergónomos, los especialistas en publicidad o
en ciencias de la salud- que se nutren de testimonios de individuos para comprender
un hecho, una situación, un com portam iento o un gusto, recurren cada vez más a
métodos que incluyen las entrevistas personales. Esto indica hasta qué punto este
procedim iento m arca una tendencia fuerte en la investigación contem poránea.

2 . L as etapas de u n p ro ced im ien to de e n trev ista

Existe una gran variedad de prácticas de investigación; cada una de ellas se


define en función de los objetivos de diferentes investigaciones concretas. Por esta
razón, la preparación que se necesita para com pilar cuentos y leyendas no es la
misma que se precisa para preparar entrevistas sobre la situación de los huelguistas
en un conflicto laboral, ni sobre la representación del dolor en un cierto grupo de
pacientes. D e hecho, sería inadecuado proponer una fórmula universal de en tre­
vista, válida para todas las situaciones de investigación. El procedim iento de la
entrevista nada tiene que ver con la forma de una receta. Por este motivo nuestro
propósito consistirá más bien en brindar un con ju nto de indicaciones, de sugeren­
cias y de llamados de atención que pueden ser útiles al m om ento de preparar y
realizar una entrevista. En primer lugar se tratarán los aspectos com unes de todo
procedim iento de entrevista, luego se abordarán los aspectos específicos.

Aspectos comunes a todo procedimiento de entrevista

N ecesidad de tener objetivos específicos de investigación


La investigación en colaboración con personas entrevistadas sólo es legítima
cuando responde a objetivos precisos. La calidad de la inform ación y del conocí-

168
m iento dependen de la precisión con que se formulen los objetivos. Cuando un
procedim iento de entrevista carece de planificación y justificación es im producti­
vo, ineficaz y contrario a la ética. D urante m ucho tiempo ha operado la tendencia
a recoger testim onios y narraciones al modo com o se coleccion an antigüedades.
Por lo demás, hasta hace poco tiempo no era raro que los datos fueran identificados
y archivados bajo el nombre del entrevistador, com o ocurre con la apelación “C or­
pus M arshall”. Hoy por hoy, los resultados obtenidos de esta m anera se consideran
deplorables desde el punto de vista de la gestión y el uso de la inform ación. Los
archivos se hallan atestados de masas de docum entos sonoros que en la práctica
son inutilizables, porque no se dispone de inform ación suficiente acerca de las
condiciones en que se realizaron las entrevistas.
Por lo demás, se piensa con razón que las personas mayores poseen un saber y
una experiencia que vale la pena reunir, interpretar y difundir. Sin embargo, este
saber y esta experiencia no constituyen por sí mismos una problem ática de investi­
gación. Es evidente que las llamadas “operaciones de salvam ento” perm iten a co ­
piar considerables cantidades de inform ación; sin embargo, realizadas al calor de
las urgencias del m om ento, con frecuencia se hallan desprovistas de preocupacio­
nes científicas y objetivos precisos, vacías de sentido e incluso insignificantes, puesto
que no pueden generar un trabajo de análisis ulterior. Los docum entos sonoros
deben ser recogidos en función de un objetivo preciso, sometidos a un cu estiona­
rio y a una crítica razonada en relación con los avances del conocim iento en un
cam po determ inado de la investigación, para que se vuelvan útiles y utilizables,
com o ocurre con los escritos y con los objetos. A ún más, deben ser contextualizados
y acompañados de un docum ento en que se precisen sus características propias.
Dado que en el capítulo 11 de esta guía se aclara la m anera de circunscribir un
tema de investigación y de definir un objeto de estudio, resultaría reiterativo abor­
dar tales asuntos en el presente capítulo. Ahora se pasará más bien a los problemas
éticos que plantea toda entrevista.

L o s a s p e c t o s é t ic o s

La ética abarca los principios morales que gobiernan la conducta de todo in­
vestigador. En lo relativo a la entrevista, estos principios se traducen en normas de
com portam iento fundamentadas en el respeto a las personas entrevistadas. La éti­
ca profesional implica que el investigador atiende a un con ju nto de prescripciones
que rigen la conducta bajo la forma de pautas interiorizadas: “no hacer esto”, “pres­
tar atención a aquello”, “evitar tal reflejo o tal manía”, entre otras.
C on cierta frecuencia se observa que el investigador que realiza entrevistas
antepone su investigación al respeto de la tranquilidad e intimidad de las gentes.
A unque la persona entrevistada puede ser considerada en su papel de actor social
o bien puede ser objetivada com o sujeto-testigo, no es un objeto-testigo en nin­
gún caso. La vaguedad en la definición de los objetivos de una investigación, una
preparación insuficiente o una actitud altiva por parte del investigador pueden
molestar, herir o frustrar al entrevistado. La sencillez y una preparación adecuada

169
para el encuentro son reglas elem entales de buena educación. En primer lugar, el
investigador se inmiscuye (algunos dirían que es un intruso) en la intimidad del
entrevistado; además, el entrevistado revela amplios contenidos de su saber sin
obtener nada en contraprestación. Se trata de aspectos que siempre se deben tener
presentes.
También es necesario ser honesto con la persona entrevistada, revelándole los
motivos de la investigación. Llegado el m om ento, se le darán a conocer los equi­
pos de registro de la inform ación o se.le explicará el sistema empleado para la toma
de notas. Com o es apenas natural, la autorización del entrevistado es indispensa­
ble en ambos casos. Por regla general, el investigador tiene el deber de preservar el
anonim ato de sus fuentes y garantizar que la inform ación obtenida sirva sólo a los
fines para los cuales fue colectada. En los casos en que se requiere revelar la identi­
dad de los entrevistados, la autorización pertinente es de rigor. Del mismo modo, el
investigador debe velar porque ningún tercero pueda utilizar los datos obtenidos
de m anera m alintencionada o vejatoria para el entrevistado.
Por último, es necesario señalar que ningún investigador puede obligar a un
individuo a contestar total o parcialm ente una entrevista -c ie rta s preguntas en
particular-, pues rehusarse a colaborar es un derecho fundam ental de las personas.
Por ello, toda acción investigativa adelantada sin que los involucrados lo sepan es
contraria a la ética profesional.

La preparación de los entrevistadores


Algunos psicólogos han dicho que la calidad de una relación de una persona
con otra se define durante los cuatro primeros m inutos de un encu entro o de una
conversación. Aunque resulte caricaturesco, queda claro que el co n ta cto inicial
sirve para establecer un vínculo de confianza necesario para un intercam bio satis­
factorio entre las partes.
Se necesita poco tiempo para que una persona entrevistada se vuelva escépti­
ca, reacia e incluso hostil; muy poco tiempo tam bién para que el investigador des­
cubra que la inform ación que ha obtenido no se halla a la altura de sus exp ectati­
vas iniciales. Aunque es cierto que el investigador com o el entrevistado pueden
hacerse una idea falsa el uno del otro, el primero tiene m ucho que perder cuando
se produce una interacción discordante. Suele ser raro encontrar malos inform an­
tes en las entrevistas; en cam bio, es bastante frecuente toparse co n investigadores
m ediocres. La entrevista es un oficio que se aprende. A ntes de em barcarse en una
entrevista el investigador debería realizar varios ensayos con personas de su propio
entorno.
La investigación con base en entrevistas es un procedimiento que descansa
sobre la buena voluntad de individuos poco sensibilizados en general con los o b je­
tivos del investigador. Por esta razón, la investigación no puede ser adelantada con
éxito si el investigador no es solícito con las personas entrevistadas. En estas co n ­
diciones, las cualidades de un buen entrevistador son la curiosidad, la disponibili­
dad y la flexibilidad. T odo investigador experim enta la tensión de dos aspectos

170
contradictorios. Por una parte, debe obtener tanta inform ación pertinente y verí­
dica com o le sea posible; por la otra, no puede forzar a la persona entrevistada a
brindarle inform ación que no tiene o no quiere ofrecer. A sí, el investigador debe
aprender a formular preguntas que inviten al individuo a com partir sus experien­
cias o su mirada sobre una situación. Se trata de una conversación entre dos perso­
nas y no de un interrogatorio que un investigador aplica a su objeto de estudio. El
entrevistador debe anticipar los límites del inform ante. Toda persona entrevistada
desea estar a la altura de las expectativas puestas en su persona -q u e por lo demás
puede brindar las respuestas que considera más adecuadas para satisfacer al investi­
gador-. Com pete al investigador no encasillar a priori las respuestas del entrevista­
do ni encerrarlo en imágenes preconcebidas.
En suma, la calidad de una entrevista es proporcional a la calidad de escucha
del investigador y a su capacidad para entablar una conversación armoniosa en la
que no se controle el contenido de las intervenciones de la persona entrevistada.
Así, los resultados alcanzados se hallan en estrecha relación con las calidades hu­
manas del investigador y con el profesionalismo de sus procedim ientos. La prepa­
ración de un encuentro con una persona dispuesta a colaborar con una investiga­
ción exige un buen con ocim ien to de los materiales de la entrevista, desde el
cuestionario y las fichas técnicas hasta los equipos para registrar la inform ación.
Por regla general, m ientras m ejor conozca el investigador sus equipos, mayor será
su disponibilidad durante la entrevista. Esto suele influir sobre el com portam iento
de la persona entrevistada, que en virtud de ello se vuelve más espontánea. En este
sentido, es primordial relativizar la técn ica para que no se vuelva un foco de dis­
tracción. Tam bién se debe evitar la consulta repetida del texto del cuestionario.
Asestarle un m icrófono en las narices al entrevistado o perderse entre unos papeles
en desorden com prom ete la calidad de la interacción. D icho esto, el uso mesurado
del m agnetófono presenta una ventaja im portante, pues le evita al investigador
tomar nota de lo que dice el entrevistado. En estas condiciones, los interlocutores
se instalarán en una relación más natural.
De la misma m anera, es esencial con ocer bien los límites de la tecnología em ­
pleada. A sí por ejem plo, el uso de un m agnetófono ordinario hace imposible dis­
cernir las palabras de varios individuos que hablan a un mismo tiempo. Se reco ­
m ienda que el investigador haga grabaciones que no impliquen a más de dos o tres
personas. U n grupo más num eroso crea serios problemas. Por una parte, la identi­
ficación a posteriori de la voz de cada uno se logra con dificultad; por otra, varias
conversaciones sim ultáneas pueden provocar una suerte de cacofonía. Por último,
vale la pena m encionar algunos principios elem entales de m étodo. Es preferible
grabar con un m icrófono externo, ojalá en un pequeño recinto cerrado, sobre todo
cuando la buena calidad de la grabación es esencial para los análisis subsiguientes
o para la difusión de los resultados de una investigación.
Se debe prever un sistema para consignar la inform ación general de la entrevis­
ta. S e registra el nom bre del investigador y sobre todo, en forma codificada, el de la
persona entrevistada. Tam bién se anota la edad de la persona entrevistada, su sexo,
ocupación, grado de escolaridad, origen; además, el lugar de la entrevista, las per­

171
sonas presentes durante su realización, los contactos precedentes y subsiguientes a
la entrevista, los hechos más significativos de la misma y en general las impresiones
generales del investigador. En pocas palabras, los aspectos susceptibles de tener
cualquier tipo de incidencia en la interpretación del desarrollo de la entrevista.
Esta inform ación puede volverse indispensable, porque puede contribuir a expli­
car global o parcialm ente un com portam iento acaecido durante la entrevista.
Por último, ha de tenerse en cuenta que las entrevistas deben realizarse en
condiciones similares de modo que, llegado el m om ento, sea posible la puesta en
paralelo o la com paración del com portam iento de las distintas personas entrevista­
das. De ahí la im portancia de prever este aspecto de la investigación al m om ento
de preparar la entrevista.

Algunos aspectos específicos del procedimiento de la entrevista

A quí se entra en el vasto y espinoso terreno de las elecciones m etodológicas.


Entre los interrogantes que surgen figuran los siguientes: la quién dirigirse? ¿Cómo
abordar a las personas entrevistadas? ¿Cómo recoger la inform ación? En los o b jeti­
vos de la investigación se en cu entran las respuestas pertinentes, puesto que la pro­
blem ática de la investigación determ ina el m étodo y no a la inversa.

El m uestreo
¿A cuántas personas es necesario entrevistar para que la investigación sea creí­
ble y válida desde un punto de vista científico? iEs indispensable atenerse de modo
único y exclusivo a lo que en realidad podrá ser objeto de análisis! Entrevistar a
cien personas y no poder analizar sino diez entrevistas es un grave error metodológico
y, lo que es peor, una falta de respeto flagrante hacia las personas que han colabora­
do con la investigación. Sin embargo, no se puede determ inar de modo arbitrario
el número necesario de entrevistas para validar una investigación. Recuérdese que
a medida que las entrevistas son más largas y abiertas, el material recogido se hace
más voluminoso, y mayor el tiempo necesario para procesar la inform ación. Por el
contrario, cuando las entrevistas son breves y cerradas -c o m o ocurre con los son­
d eo s-, el análisis se vuelve m ecánico y simplificado. En caso de que un investiga­
dor opte por entrevistas largas puede ser aconsejable reunirse con un número res­
tringido de personas dispuestas a ofrecer información. En caso de un procedimiento
similar al sondeo, es posible y ventajoso para el investigador recurrir a un mayor
número de inform antes.
Los objetivos que se plantea el investigador determ inan en amplia medida la
forma y el número de entrevistas que deben realizarse. En el evento de que opte
por realizar prácticas individuales, cada narración valdrá su peso en oro. Pero si se
propone objetivos comparativos, por ejem plo com prender el desarrollo diferencia­
do de un com portam iento o de una práctica, se verá obligado a constituir una
muestra más grande. En este caso, la estadística exige que mientras mayores sean
los parámetros exteriores considerados (edad, sexo, escolaridad, origen), mayor

172
debe ser la muestra, puesto que es imposible que un solo individuo represente todas
las características de un grupo.

La elección de las personas que serán entrevistadas


La elección de las personas que serán entrevistadas tam bién depende de los
objetivos de la investigación y de los límites inherentes a ella. Por ejem plo, si un
investigador desea recoger las impresiones de testigos de un acon tecim ien to (una
catástrofe natural, una huelga, entre otros), debe dirigirse al lugar de los hechos o
a la residencia de los testigos. Para identificar a los inform antes, puede acudir a los
servicios com unitarios locales (asociaciones de personas mayores, grupos de in ter­
vención) o consultar los diarios. Por último, el denom inado m étodo de la “bola de
nieve”, que consiste en en contrar un inform ante que presente a un segundo infor­
m ante y así en lo sucesivo, suele resultar muy eficaz, aunque la prudencia es de
rigor para no quedar atrapado en una red social. Cuando la población contem pla­
da para un estudio es menos específica o restringida, el investigador puede utilizar
los métodos estadísticos del m uestreo al azar. Tam bién puede tratar de controlar
este azar aplicando criterios de selección (por ejem plo el de la repartición socioló­
gica de las personas que se van a entrevistar por edad, sexo, etnia, entre otros
atributos). Por último, hay que tener en cuenta que el investigador puede conciliar
varios métodos de muestreo.

Tipos de entrevista
Existen diferentes m étodos de entrevista. El eje de algunos de ellos son los
cuestionarios cerrados en los que las personas responden co n una selecció n
predefinida de respuestas; otros con sisten en entrevistas muy largas, abiertas y es­
pontáneas. U n m étodo no reemplaza al otro, pues los objetivos de la investigación
determ inan el tipo de entrevista que debe realizarse.

La entrevista semidirigida
La entrevista semidirigida es el m étodo más utilizado para discernir el co n o ci­
m iento de una persona acerca de un aspecto específico de su vida cotidiana. Toma
la forma de una conversación que gira alrededor de un cuestionario abierto relacio­
nado con un cam po preciso de investigación. C on frecuencia el cuestionario sólo
co n tien e los temas que se abordarán. En caliente, el investigador prepara en forma
definitiva las preguntas pertinentes, tan to las principales com o las secundarias.
En el caso de una entrevista semidirigida, el investigador que la realiza desem ­
peña un papel determ inante, puesto que debe coger al vuelo las pistas que la perso­
na entrevistada le brinde, respetando en todo m om ento los temas incluidos en el
cuestionario. La entrevista será tanto más difícil de realizar cu anto más se aborden
temas personales e íntim os. En este sentido, para una persona es menos com pro­
m etedor hablar del acuerdo de libre com ercio entre Canadá y Estados U nidos que
responder a preguntas sobre las escenas de violencia que presenció cuando se h a­
llaba en prisión.

173
La entrevista dirigida
La entrevista dirigida reposa en una lista de preguntas preestablecidas en que
las respuestas se hallan sugeridas en la propia form ulación de las preguntas. El son­
deo corresponde al uso típico del cuestionario cerrado. Se utiliza para identificar
los estereotipos compartidos por un gran número de individuos. Las respuestas
esperadas son breves y más bien homogéneas, en razón de lo restringido del abani­
co de respuestas posibles.

La observación participante
En la observación participante el investigador interviene com o espectador de
un acontecim iento. Asiste al despliegue de cuentos, canciones o mitos, en presen­
taciones privadas o públicas, frente a auditorios más amplios que los que suelen
conform ar los investigadores. Lo mismo ocurre con las fiestas, los debates o las
conversaciones ordinarias donde no interviene de m anera directa en la produc­
ción discursiva. Sin embargo, puede encontrarse con las personas antes o después
de los eventos o las presentaciones, aunque por lo general se limita a registrarlos.

La conservación de los docum entos y la preparación de los análisis


A ntes de emprender el análisis de las entrevistas, el investigador debe elaborar
un sistema para procesar los datos. Así, preparará una copia de las grabaciones y
colocará los originales en lugar seguro. Fotocopiará y pondrá a salvo la inform ación
escrita. Clasificará, identificará y codificará todos los docum entos. En el siguiente
recuadro aparece un ejem plo de ficha de registro de docum entos.

Ejemplo de ficha de grabación


Entrevistado: (código N°) Entrevistador: (iniciales)
Sexo: Fecha de la entrevista:
Edad: Número de casetes:
Nivel de escolaridad: Tiempo de grabación:
Ocupación:
Üciipaciones anteriores:
Lugar de origen:
Personas : = durante la entrevista:
Observaciones generales:

En la mayor parte de los casos se debe prever una etapa de transcripción para
facilitar el análisis de los docum entos grabados. Dado que esta etapa es larga y
costosa en extrem o, es razonable prever entre quince y veinte horas para la trans­
cripción exhaustiva de una hora de grabación. Cuando la investigación no exige
una transcripción integral del contenido, se pueden identificar pasajes en las gra­
baciones y proceder a transcribirlos. En este caso, es preferible transcribir en lugar

174
de resumir las declaraciones de las personas entrevistadas, teniendo en cuenta que
son demasiados los riesgos de una mala interpretación. Por expedito que sea, un
sistema de análisis o de indización del m aterial grabado representa una gran venta­
ja para la utilización eficaz y óptim a de un banco de entrevistas.

3 . L a e n tr e v is ta s o c io lin g ü ís tic a

En esta sección del capítulo se busca describir el procedim iento que preside el
desarrollo de una entrevista sociolingüística.

L a definición de los objetivos de la investigación y la preparación de un plan de


entrevistas

El problema m etodológico que se le plantea al investigador es cóm o obtener


infoimación representativa y comparable entre sí acerca de la comunidad francófona
de M ontreal, considerando que es indispensable que la situación de la entrevista
tenga un grado de formalidad que no com prom eta la espontaneidad necesaria para
que las muestras recogidas representen el “hablar co rrien te” de las gentes, por una
parte, y para que las opiniones de las personas entrevistadas sean pertinentes desde
el punto de vista sociológico, por la otra. En otras palabras, el investigador debe ser
capaz de crear una situ ació n de en trev ista que le permita alcanzar sus objetivos
científicos (objetivación de las situaciones), perm aneciendo tan poco impositivo
com o le sea posible para que las personas entrevistadas puedan expresarse “con
naturalidad”. El procedim iento m etodológico del investigador será entonces:
• ¿Cuál es la estructura de entrevista que posibilita una mayor espontaneidad en
la expresión oral del entrevistado?
• ¿Qué tipos de personas deben privilegiarse para realizar las entrevistas?
• ¿Cómo seleccionar y reunir a las personas que se van a entrevistar?
• ¿Cómo conservar las grabaciones y cóm o conservar las entrevistas?

La entrevista

Para recoger muestras de lengua hablada espontánea se usan diferentes m éto ­


dos. En todos ellos la grabación es indispensable. Las conversaciones naturales se
pueden grabar, claro está; sin embargo, los problemas técnicos resultantes son nu­
merosos. Además, los corpus obtenidos de esta m anera son muy heterogéneos y los
datos nunca son com parables de una entrevista a otra. Es indudable que la en tre­
vista semidirigida constituye el m étodo más eficaz cuando se quiere constituir un
corpus de datos lingüísticos com parables y analizables desde una perspectiva
sociolingüística. Perm ite recoger, en una o dos horas, el discurso de un individuo
colocado en una situación más bien informal. Por último, dado que la situación de
entrevista es la misma para todas las personas que colaboran en la investigación, el
peso de las lim itaciones propias de la entrevista resulta neutralizado en el m om en­
to del análisis.

175
En el plano de la interacción, la calidad de la entrevista descansa sobre los
hombros del investigador, que debe perm anecer muy aten to a la conversación de
las personas entrevistadas. El investigador debe saber callar en ciertos momentos.
D e la misma m anera, debe saber captar las pistas que el inform ante le brinda, a
veces de m anera improvisada. Viene al caso saber que en las entrevistas que in te­
gran el corpus del francés hablado en M ontreaP, una m ujer se refiere en tres ocasio­
nes a su primer encu entro con su futuro marido. Sólo hasta la tercera m ención del
episodio el entrevistador se dirige a la dama diciéndole: “C uéntem e cóm o ocurrió
eso”. ¿Resultado? Un m onólogo de la persona entrevistada de más de diez minutos
de duración, que representa uno de los ejemplos más bellos de discurso narrativo
que aparece en todo el corpus.
En el aspecto tem ático, el inform ante estará tanto más cóm odo cuanto los
temas abordados le permitan expresar m ejor su com petencia, y en la medida en
que los asuntos técnicos sean eliminados o dejados con sutileza para el final de la
conversación. Para responder al objetivo de una co lecta de datos destinada a an á­
lisis lingüísticos se puede echar m ano de todo un conju nto de tareas susceptibles de
conducir al inform ante a hablar de m anera espontánea. Las preguntas sobre el
pasado (los buenos viejos tiempos ... ), el m atrimonio, la enfermedad y los accid en ­
tes (trágicos o cóm icos) incitan con frecuencia al inform ante a contar anécdotas o
historias. Las preguntas relacionadas con acontecim ientos políticos lo incitarán
más bien a argumentar y a discutir, para hacer valer su punto de vista. Sin embargo,
este tipo de preguntas, que con frecuencia generan discursos y em ociones, no d e­
ben suscitar polémicas que puedan indisponer a la persona entrevistada. Por lo
demás, puesto que el objetivo tam bién consiste en estim ular la form ulación de
opiniones y el recuento de experiencias, en este caso sobre la percepción de la
lengua y de los con tactos lingüísticos, el cuestionario debe incluir preguntas sobre
estos tem as. En este sentido, se recom ienda form ular preguntas simples, desde las
más generales hasta las más específicas.
En el caso de estudios sociolingüísticos, tal y com o ocurre con la mayor parte
de los restantes tipos de investigación, es esencial recoger ciertas inform aciones de
carácter personal sobre las personas entrevistadas. El origen geográfico o el grado
de escolaridad de las personas entrevistadas, de sus cónyuges o de sus padres, pue­
den revelarse com o factores determ inantes para explicar un com portam iento lin ­
güístico. Resulta apropiado recoger la inform ación de tipo personal al principio de
la entrevista. D e hecho, una “conversación” que se inicia con la solicitud de datos
personales rompe con frecuencia el hielo entre la persona entrevistada y el inves­
tigador que se familiarizan de este modo con la situación de una entrevista que
incluye la interacción con un desconocido.

3. C on stitu id o en 1 9 7 1 , este corpus es d escrito en sus parám etros generales, m étodos de m uestreo
y tra ta m ie n to in fo rm ático en D avid S an k off et al., “M éth o d es d e c h a n tillo n a g e e t u tilisation de
l’o rd in ateu r dans l’étude d e la v ariatio n linguistique”, C ahiers de linguistique de l'Université d u Q uébec,
n“ 6, 1 9 7 6 ,p .8 5 - 1 2 5 .

176
El muestreo

El muestreo siempre se realiza en función de los objetivos que se persiguen con


la entrevista. En el caso que nos ocupa, puesto que el investigador está interesado
en describir el com portam iento del con ju nto de una población, se utilizará un
muestreo de m étodo sociológico basado en el azar, aunque ciertos parám etros son
objeto de control, para garantizar la representatividad del corpus (edad, sexo, nivel
socioeconóm ico, entre otros atributos)4. Se descartarán a todos los interlocutores
no francófonos, lo mismo que a todos aquellos que no son originarios de M ontreal.
Además, se elim inarán los barrios residenciales donde la población no es francófona
en su mayoría, ya que la proximidad con una mayoría angloparlante o alófona
puede influenciar el com portam iento lingüístico de los francófonos. De hecho,
estos criterios de muestro son fundam entales si el investigador quiere captar la
distribución social de las variaciones que le interesa estudiar. Por ejem plo, en el
m om ento del análisis puede observar que una forma determinada o que una posi­
ción frente a un fenóm eno social se manifiestan con mayor frecuencia en un grupo
que en otro. Suele ser raro que un muestreo representativo de una comunidad
lingüística sea proporcional a la im portancia num érica de los subgrupos considera­
dos. Por ejemplo, si se quiere constituir un corpus representativo desde el punto de
vista del criterio de las clases socioeconóm icas, es preferible tener un número equi­
valente de individuos para cada grupo antes que una representación proporcional.
Según ciertas estim aciones, la burguesía representa menos del cinco por ciento de
la población. En un corpus de cien entrevistas, cinco de entre ellas podrían prove­
nir de representantes de esta clase social. Si se privilegiaran además otros criterios
(edad y sexo, por ejem plo), el número de representantes en ciertos subgrupos de la
burguesía (por ejemplo un burgués de sexo masculino nacido entre 1930 y 1935)
podría aproximarse a uno, lo que es inconcebible desde el punto de vista de la
representatividad. En estas condiciones, las posibilidades de interpretación se v e ­
rían com prometidas. Por ello, para el caso que nos ocupa, tiene más sentido un
sistema de muestreo donde todos los subgrupos estén representados por igual.
A hora se retom ará el ejem plo principal. C on base en estudios com parables, el
investigador estim a que puede establecer su m uestreo a partir de cin co personas
por subgrupo. S i considera sólo la variable sexo, debería entrevistar a diez perso­
nas. Sin embargo, puesto que desea analizar dos grupos de edad en tre las personas
entrevistadas, su m uestreo debe incluir a veinte personas. Dado que estim a que el
grado de escolaridad es tam bién un factor determ inante en la producción de cier­
tas formas lingüísticas y que desea contrastar las más escolarizadas con las menos
escolarizadas, debe entrevistar a cuarenta personas.
U na vez establecida la com posición de la muestra, todavía se hace necesario
encontrar individuos que correspondan a los criterios seleccionados. Si estos crite­
rios son la edad, el sexo, el grupo social o el nivel de ingresos, se recom ienda selec­
cionar ciertos barrios donde pueden encontrarse más individuos pertenecientes al

4. Ver Sank off et al.

177
grupo social o al nivel de ingresos buscado, dado que hombres y mujeres, jóvenes y
mayores cohabitan. Enseguida, mediante el m étodo del azar (directorio telefónico,
puerta a puerta), se identificarán individuos con atributos pertinentes de edad y
sexo. Por el contrario, si se desea estudiar los hechos de lengua en un solo subgrupo,
por ejemplo entre adolescentes de familias obreras, se podrá aprovechar la existen­
cia de redes formales o informales. Estas redes suelen encontrarse en lugares públi­
cos típicos (casas de jóvenes, bares, parques, lugares de diversión, entre otros), lo
que posibilita que se pueda acceder a las personas que serán entrevistadas de m a­
nera más segura, más eficaz y más rápida. Procediendo conform e a este m étodo, el
investigador podrá matar dos pájaros de un tiro. En primer lugar, podrá acceder a
las prácticas de la lengua relacionadas con el lenguaje de los adolescentes y, en
segundo lugar, estudiar el funcionam iento de sus redes informales de pertenencia.

L a tran scrip ción

Las transcripciones sociolingüísticas deben hacerse de m anera integral y con


gran minucia y rigor. El investigador interesado en adelantar un estudio muy preci­
so que ya tiene en su cabeza (por ejem plo sobre los pronombres sujeto) sabe muy
bien que otros estudios propios o ajenos vendrán a continuación, de ahí el interés
y la im portancia de transcribir y editar bien sus materiales. Adem ás, las transcrip­
ciones podrán permitir diferentes tratam ientos, por ejemplo el establecim iento de
la lista de todas las palabras del corpus, ju n to con su frecuencia. En el caso de corpus
m ultifuncionales, se recomienda recurrir a transcripciones ortográficas estándar.

L a é tic a

Es probable que el investigador que ha preparado el procedimiento de la en tre­


vista -d esd e el muestreo hasta la m anera de transcribir, siempre conform e a o b jeti­
vos científicos precisos-, evalúe a lo largo del desarrollo de su estudio las responsa­
bilidades que lo com prom eten con las personas entrevistadas. Si ha optado por
callar el objetivo real de las entrevistas, en este caso el análisis lingüístico, estim an­
do que la naturalidad del com portam iento del entrevistado podría haberse visto
comprometida, al final de la entrevista informará sin falta lo pertinente a las perso­
nas concernidas. Será el garante del anonim ato de las personas entrevistadas y se
com prom eterá a no divulgar la inform ación contenida en la entrevistas ni a publi­
carlas jam ás sin los permisos de rigor. Sobre todo, velará porque los datos sean
utilizados conform e a los fines convenidos. El investigador es responsable de la
inform ación que ha obtenido en circunstancias particulares y tiene la obligación
de guardar el control de su banco de datos.
La entrevista en colaboración con personas no se improvisa. Todas las opcio­
nes m etodológicas deben responder a los objetivos de la investigación, sin olvidar
en ningún m om ento que más allá de los datos que se buscan se encu entran seres
humanos que revelan una parte de su saber, con frecuencia íntim o. Cada una de
las elecciones m etodológicas comporta límites y posibilidades. Com pete al investi­
gador evaluar con justeza las consecuencias de sus opciones.

178
Segunda Parte

De la definición de un tema de investigación


a la redacción de un trabajo extenso
Capítulo 10

Realizar un trabajo de investigación:


un procedimiento en cuatro etapas

En el curso de sus estudios, llega un m om ento en que el estudiante se ve insta­


do a tratar un tema de m anera profunda. Debe entonces ocuparse de una investi­
gación, analizar la docum entación pertinente, poner en orden sus ideas y producir
un trabajo más o menos extenso. Es indudable que se trata de un ejercicio difícil
cuyo dominio exige un largo aprendizaje.
En la práctica, la realización de una investigación com porta múltiples aspec­
tos. Es natural que el investigador haga un inventario de los conocim ientos que ha
adquirido y, sobre todo, que los organice según una estrategia científica y juiciosa
destinada a informar e interesar al lector. A l m om ento de construir su tesis y su
argum entación debe respetar la conexión em pírica de los hech os; de la misma
m anera, debe demostrar que posee una im aginación fértil para interrogar su tema,
para descubrir nuevas relaciones en tre los hechos, para reconstituir una realidad e
imprimirle a su investigación un cierto alcance universal. Por último, aunque el
investigador debe disponer de un método probado para hacer verosímil su procedi­
m iento, no debe experim entar tem or a la hora de exponer sus elecciones persona­
les para fijar el espacio aceptable de su argum entación.
En este capítulo se exam inan de m anera cuidadosa las etapas de preparación y
de realización de un trabajo de investigación. En este sentido, se presenta un pro­
cedim iento simple, lógico y acum ulativo que perm ite alcanzar resultados satisfac­
torios. Este procedim iento se organiza alrededor de cuatro etapas principales, a
saber:
• la elección de un tema inicial, la delim itación aproximada de un proyecto y la
formulación de una pregunta;
• la determ inación de una estrategia de investigación fundada en la consulta
inteligente del corpus docum ental, el logro de un posicionam iento preciso frente
al problema y el estudio crítico de la docum entación compilada;
• la elaboración de un plan de exposición de los resultados de la investigación
con la finalidad de brindar una respuesta a la pregunta inicial;
• la com unicación final de los resultados.
El capítulo va ilustrado con un esquema en el cual se muestra la progresión
habitual del procedimiento para realizar un trabajo de investigación. Debe precisarse
que cada una de las etapas que regulan este procedim iento es objeto de una expo­
sición detallada en los próximos capítulos.

181
l . Las etapas de preparación y de realización de un trabajo de
investigación

El procedim iento para realizar un trabajo de investigación no siempre sigue un


recorrido lineal, sino que reviste siempre un carácter en parte artesanal, en parte
improvisado, pautado con frecuencia por fases de avance y de retroceso, por perío­
dos de parálisis y períodos de duda, por m om entos de incertidum bre y m om entos
de descubrim ientos estim ulantes. A veces este proceso avanza movido por una
especie de big b angs; con frecuencia, se halla puntuado por halos de creació n 1 in­
tensos e indeterm inados; en fin, se nutre de audacia y de coraje tanto com o de
m étodo y de disciplina. Se trata de una aventura llena de riesgos, cuya trayectoria
precisa resulta difícil formalizar. Sin embargo, pareciera que en la mayoría de los
casos este proceso siguiera una evolución bastante lógica, cuyos m om entos decisi­
vos corresponden a las cuatro etapas siguientes.

Primera etapa: la elección de un tema inicial, la delimitación aproximada de un


proyecto y la formulación de una pregunta

A l em prender una investigación, el estudiante suele comenzar por elegir un


tema y por fijarle de m anera aproxim ada unos lím ites a su proyecto. Esta elección
y esta delim itación no surgen del azar, sino que se hallan asociadas de manera
estrecha con sus intereses personales, con sus conocim ientos empíricos, con sus
interrogaciones teóricas y, claro está, con su im aginación. D e la misma manera,
éstas se hallan vinculadas a otras dos lim itaciones que sería imprudente descono­
cer: el t i e m p o disponible y la d o c u m e n t a c i ó n existente (es decir, lo que le permiti­
rán hacer y decir sus obras de referencia o sus fuentes primarias, si las consulta y
aprovecha).
A l com ienzo de su investigación, el estudiante procede a com pilar una bi­
bliografía selectiva (ver capítulo 2 ) . En esta etapa resultan suficientes unos diez
títulos (obras, artículos, sitios de in tern et), pues no se trata de dejarse saturar por
la d ocu m entación. Concluida esta operación, el investigador se con cen tra en la
lectura de las publicaciones seleccionadas, con la finalidad de determ inar o iden­
tificar una o varias preguntas precisas alrededor de las cuales podrá orientar su
reflexión y su investigación. Sus lecturas le abren acceso a uno o varios campos
de estudio, al mismo tiem po que le abren profundizar su con ocim ien to de la
d o cu m en tación existen te, lo que es esencial para la d efinición de un tem a que
sea susceptible de una investigación co n creta. La form ulación de un título preli­
minar, que anuncie e insinúe las in ten cio n es de la investigación, y que opere a
modo de inspiración durante el proceso, marca la cu lm in ación de esta primera
etapa.

l. Flous créaceurs en el original (N. del T.).

182
Segunda etapa: la determinación de una estrategia de investigación fundada en la
consulta inteligente del corpus documental, la identificación de un posicionamiento
claro frente al problema y el estudio crítico de la docu^ ntació n compilada

Después de haber efectuado un primer reconocim iento de sus fuentes primarias


y secundarias, el investigador debe formular de m anera precisa la pregunta sobre la
cual desea co n cen trar sus esfuerzos. A continu ación, diseñará una estrategia de
investigación, que se com pone de tres m om entos principales:
• la identificación de un ángulo de acercarrúento a partir del cual le será cómodo
abordar de una manera concreta el asunto que le interesa el problema;
• la form ulación de una respuesta factible y abierta a esta pregunta (hipótesis
inicial);
• la determ inación de los medios prácticos y operativos que deben ser moviliza­
dos para responder de m anera con creta la pregunta inicial (m etodología).
Por medio de la estrategia de investigación, el estudiante consulta la docum en­
tación ya compilada y por compilar, que de otra m anera lo absorbería por su volu­
men. De la misma forma, el estudiante puede imprimirle una dirección de conjun­
to a su com etido intelectual, gracias a esta estrategia, que funciona com o un
auténtico programa de investigación y de lectura.

Saber aprovechar las lecturas

La ficha d o cu m e n ta l es sin dud a el m ed io m ás accesib le del jo v e n in v estig ad o r para clasificar su


d o c u m e n ta ció n , e n fu n ció n de una estrateg ia de in v estig ació n ; hoy por h oy, la ficha d o cu m en tal
puede to m a r form a e le c tró n ic a .
E x iste n tres tipos de fichas d o cu m e n ta le s. E n p rim er lugar, aq uellas e n que el in v estig ad o r resum e
c o n sus propias p alabras la a rg u m e n ta c ió n de un a u to r; en segu n d o lugar, aq uellas e n que se c ita n
las afirm acio n es de un a u to r, y e n te rce r lugar, aq uellas e n q ue se e xp resa u n a idea p ersonal y
sólo una. L a ficha es un b u en in stru m e n to para co n sig n ar y clasificar la in fo rm ació n , p orqu e h ace
posible tra ta r los d ato s en la co n tin u id ad del tiem po, d ep en d ien d o de los cam b ios y
m o d ificacio n es q ue suele e x p e rim e n ta r una estrateg ia d e in v estig ació n . S in em b arg o , es n ecesario
sab er que la ficha es un in stru m en to de trab ajo b astan te pesado, cu ya ela b o ra c ió n co n su m e una
g ran ca n tid a d de tiem p o . Por ello, el jo v e n in v estig ad o r que trab aja a p artir de u na
d o c u m e n ta ció n de fácil a c c e s o o bien c o n fuentes im presas, c o n frecu en cia e n c o n tra r á que es
más re n tab le fo to co p iar un artícu lo de p erió d ico o las páginas p ertin en tes de un v o lu m en ; aún
más, p ued e ap oy arse e n exp e d ie n te s d o c u m e n ta le s. E sta m an era de p ro ce d e r no dism inuye en
n ada la utilidad de la fich a. S in em b arg o , la e le c c ió n de este in stru m e n to de trab ajo debe ser
m o d e ra d a por d iferen tes facto res, en p articu lar p or el tipo de d o c u m e n ta c ió n utilizado, el
vo lu m en de la d o c u m e n ta c ió n que d ebe co n su ltarse, el tra ta m ie n to que se le d ebe ap licar a esta
d o c u m e n ta ció n o las posibilidades reales de recu p erar la in fo rm a ció n con sign ada p ara u na u o tra
in v estig ació n .

El conju nto de consideraciones que perm iten precisar el ángulo de acerca­


m iento, la respuesta factible y abierta, ju n to co n los medios prácticos y operativos,
se denom ina posicionam iento frente al problem a. Este posicionam iento frente al

183
problema le perm ite al lector percibir la serie de elecciones en que reposa la inves­
tigación efectuada y los límites que se le asignan. En un trabajo extenso, el inves­
tigador expone, de ordinario en la introducción, su estrategia de investigación de
m anera detallada y presenta su posicionam iento frente al problema.
La m anera en que se formula el problema evoluciona de forma constante du­
rante el desarrollo de la investigación. Las lecturas, la reflexión y las discusiones
con los colegas enriquecen esta m anera de formular el problema que, en algunos
casos extrem os, incluso puede cam biar en el m om ento de la redacción. M ediante
sus lecturas, seleccionadas y organizadas en función de su estrategia de investiga­
ción (ver el recuadro anterior), el investigador m antiene un diálogo constante
co n su pregunta inicial, que reformula y precisa de m anera cada vez más adecua­
da, que transforma y hace más com pleja, y que incluso puede elim inar en un m o­
m ento determ inado para reemplazarla por otra. D icho en pocas palabras, lee en
filigrana con una finalidad, unos interrogantes y unos objetivos precisos, y adapta
su problemática, sus hipótesis y su metodología a su corpus docum ental, aunque sus
interrogantes y objetivos perm anecen abiertos en todo momento, frente a hechos
que él desconocía o no podía adivinar. En estas condiciones, puede decirse que la
investigación es un proceso infinito pautado por avances y retrocesos en relación
con los logros. D e la elección inicial de un tema, el investigador pasa a la in terro­
gación y al tratam iento m inucioso de los hechos, luego procede a la reconstitución
parcial de su objeto. Validada o invalidada por otras investigaciones, esta reconsti­
tución parcial se torna cada vez más com pleja, sin que por ello el proceso sea
necesariam ente lineal o acumulativo.
A l mismo tiempo que culm ina sus elecciones y perfecciona su estrategia de
investigación, el estudiante profundiza en el conocim iento de su tem a m ediante
un plan de lecturas. Si el estudio reposa sobre la consulta de fuentes primarias, en
este m om ento el estudioso procede al análisis m inucioso de ellas, a partir de una
metodología que él mismo ha establecido. Este análisis le permite efectuar com pa­
raciones, practicar cortes, hacer constataciones, llegar a una reconstitución parcial
o com pleja de la realidad que estudia; en pocas palabras, le permite construir una
in terpretación. Es evidente que este análisis no se realiza en un vacío de reflexio­
nes, sino que depende de los interrogantes del investigador y de los objetivos que
ha planteado en su proyecto. D urante este ejercicio de análisis más o menos pro­
fundo, la hipótesis inicial se refuerza o se modifica, se matiza o se enriquece. A
partir de ese m om ento puede ser formulada de una m anera m ucho más segura.
A l mismo tiempo que consulta, estudia y analiza de manera m inuciosa su docu­
m entación, el investigador com pleta y perfecciona su bibliografía. Así, de modo
gradual, van tomando form a en su inteligencia los puntos de argum entación y las
cadenas argumentativas. Comienzan a emerger ciertas maneras de agrupar los datos
y la inform ación. De modo sim ultáneo con sus lecturas, el investigador empieza a
imaginar una posible estructuración de las diferentes partes de su trabajo y estable­
ce un plan provisional de exposición de los resultados de su investigación.

184
Tercera etapa: la elaboración de un plan de exposición de los resultados de la
investigación con la finalidad de brindar una respuesta a la pregunta inicial

La pregunta central y la estrategia de investigación orientan y guían el proceso


que adopta el investigador frente al problema que estudia. De la misma manera,
soportan la estructura de su dem ostración cuando elabora el plan de exposición de
los resultados de su investigación (o plan de redacción del trabajo), al m om ento de
concluir su esfuerzo de reflexión, su plan de lectura y sus operaciones de análisis.
La dem ostración es un ejercicio ordenado de argum entación que enlaza la in ­
form ación y las explicaciones en una estructura lógica y razonada. C onstituye el
principio de construcción de la interpretación. Por su parte, el plan aporta claridad
y coherencia suplementarias al ejercicio de la dem ostración y permite que el inves­
tigador se com unique de manera más espontánea con sus lectores.
A medida que el investigador avanza en su in tento de dem ostración (y por esta
vía en la construcción de su interpretación) puede adelantar a gusto lecturas com ­
plementarias destinadas a pulir y perfeccionar su argum entación; además y gracias
a ellas podrá agregar ejemplos o identificar detalles faltantes. Debe tenerse en cuenta
que estas lecturas complementarias pueden hacerse en el m om ento de la redacción
del trabajo. De hecho, nunca es demasiado tarde para enriquecer la dem ostración
con nuevos elem entos, siempre y cuando éstos no se aparten de la argum entación
central.

Cuarta etapa: la comunicación final de los resultados

U na vez que haya organizado el plan (es decir, la estructura razonada conforme
a la cual se exponen los resultados de la investigación), el estudiante se halla listo
para escribir el texto, cuya cualidad primordial debe ser la claridad; un texto en que
se busque la concisión y que sea redactado en una lengua correcta; un tex to pre­
sentado según normas técnicas, de modo que el lector se sienta cóm odo consultán­
dolo.
E n estas condiciones, puede decirse que el procedim iento típico de realización
de un informe de investigación ha concluido. En el esquema siguiente se recapitula
este procedim iento en su progresión.

185
2. Procedim iento para realizar un trabajo de investigación

Prim er m om ento: la delimitación de un tema

Definición inicial y tentativa de un tema de investigación


La elección del tema depende de los focos de interés, de la cultura personal y de los
interrogantes del investigador.

Lecturas preliminares
Estas lecturas permiten situar el tema en un contexto intelectual e historiográfico más
amplio; además, permiten conocer las investigaciones que se han realizado en este terreno
(enciclopedias, diccionarios, manuales de colección de importancia reconocida, obras de
síntesis, sitios internet).

Reconocimiento general del corpus documental


Una vez que el investigador ha identificado sus fuentes documentales, debe adelantar un
reconocimiento general que le permita evaluar de manera inteligente el potencial
informativo de las mismas; si no tiene a mano las fuentes documentales, debe buscarlas,
siempre con referencia al tema que ha definido de manera tentativa. Nótese que la
investigación de fuentes y la definición de un tema forman parte de un proceso de
adecuación recíproca que se funda en la preocupación por el rigor intelectual.

Definición corroborada de un tema de investigación


De objeto de estudio, el tema se convierte en un problema específico que debe resolverse.

Título preliminar
El título preliminar es una declaración general de intenciones de una investigación; opera
como pumo de referencia y de inspiración.____________________________________________

186
F I A ^ S O - Ribiioieca

Segundo momento: la estrategia de investigación, el posicionamiento frente


al problema, el estudio crítico y el análisis de la documentación
Lecturas sistemáticas
Con estas lecturas el joven investigador busca documentarse de la manera más
exhaustiva posible (obras especializadas, artículos de periódicos, sitios Internet).
Reconocimiento pormenorizado del corpus de fuentes
El investigador asimila el contenido de sus fuentes con la finalidad de explotarlas
en relación directa con los objetivos que le ha asignado a su investigación.
Problemática
Consiste en plantearle un conjunto de preguntas al tema seleccionado, en aclarar
la perspectiva de estudio, y en elegir el ángulo de acercamiento adecuado.
Título significativo
El problema y el conjunto de preguntas asociadas con él se articulan mediante
una frase esclareced ora. (El título puede ser modificado cuantas veces sea
necesario; opera com o punto de referencia, de faro; es la inspiración de un
programa de investigación, de lectura y de demostración).
Hipótesis inicial
Es la respuesta intuitiva que se considera factible y abierta al problema planteado;
define un programa de investigación y de lecturas; le imprime al proyecto una
orientación de conjunto.
Metodología
Es el conjunto de los medios concretos y operativos que se despliegan para verificar
la hipótesis o para explotar el corpus documental, en función de los objetivos de la
investigación; además, permite identificar con claridad los problemas cuya solución
se busca en el curso de la investigación.
Formalización del posicionamiento frente al problema
Se trata de la presentación y de la justificación de la estrategia de investigación
por la que se ha optado: problema, hipótesis, metodología (equivale a la redacción
de la introducción en su primera versión).
Elaboración de un plan provisionalSe establece un programa operativo de
investigación y de lectura estrecham ente relacionado con los objetivos de la
investigación (carta de navegación) .Estudio pormenorizado y análisis del corpus
documental
Se estudia la docum entación en función de los objetivos de la investigación y
según un p ro ce d im ie n to d e term in ad o (m e to d o lo g ía ). Se p ro ced e a la
identificación sistem ática y a la clasificación de la inform ación pertinente
co n ten id a en el corpus d ocum ental de base; se explota la docu m en tación
complementaria; se intenta relacionar los elementos de información con la finalidad
de reconstituir una realidad; se establecen constataciones generales; se confrontan
estas c o n s ta ta c io n e s co n la hipótesis in icial, la cu al es o b jeto de un
enriquecimiento continuo y por ello toma una forma cada vez más sólida.

187
Tercer momento: elaboración de un plan de redacción

E lab oración de una estrategia de exposición de los resultados de la investigación a


partir de un plan porm enorizado
Se presenta y se justifica la respuesta aportada al asunto planteado; se analizan de manera
lógica y razonada los elementos de la demostración; se clasifican los diferentes tipos de
argumentos utilizados; se distingue entre ideas principales e ideas secundarias (tener un
objetivo en la cabeza consiste en hacer progresar los argumentos en una sola dirección).

L ectu ras com p lem entarias


Estas lecturas permiten introducir una precisión, matizar una argumentación, agregar un
ejemplo.

C u a rto m o m en to: la co m u n ica ció n fin a l de los resultados

R e d a cció n del trabajo en una prim era versión


Se identifican y se relacionan los puntos de la argumentación y se construyen las cadenas
argumentativas; se ubican los elementos pertinentes de la documentación en relación con
la estrategia de demostración (con una idea en la cabeza, se trata de informar y de
convencer al lector).

R e d a cció n del trab ajo en form a definitiva


Deben respetarse las convenciones de uso para la transmisión de los conocimientos; hacer
uso sistemático de los diccionarios; buscar la claridad de la expresión (la consigna consiste
en interesar, incluso en seducir al lector).

188
C a p í t u l o 11

C ó m o d e lim ita r u n te m a d e in v e s tig a c ió n

Se considera que un trabajo de investigación com porta en lo esencial tres eta­


pas, a saber: recuperación de la docum entación, organización lógica de la inform a­
ción recuperada y redacción de un texto de contenido sólido y forma agradable.
En realidad, estas etapas se hallan precedidas por dos operaciones intelectuales
básicas en la prosecución de una investigación: la delim itación de un tem a preciso
y que pueda ser objeto de una investigación concreta, así com o la determ inación
de una estrategia de investigación, que tam bién se denom ina «posicionam iento
frente al problema».
En este capítulo se propone un procedim iento simple para delimitar un tema
de investigación (sección 1). Este procedim iento se descompone en dos m om en­
tos, a saber: una etapa tentativa de interrogación y de docum entación preliminar
(sección 2), y una etapa de razonam iento ordenado e informado (sección 3 ). En
dos cuadros se esquematizan los criterios aquí expuestos.

1. P recisio n es y reco m en d acio n es para delim itar u n tem a de investigación

La definición del tema es una etapa im portante en la realización de un trabajo


de investigación. Sería ingenuo pensar que esta operación se agota en la elección
de un título. Definir un tema consiste más bien en con cen trarse en un ejercicio
sistem ático de interrogación. Se trata de transformar un tema de estudio o una idea
de investigación en un problema que es necesario resolver. De alguna m anera, el
desafío consiste en imprimirle forma a la im aginación y a las intuiciones persona­
les, en convertir la curiosidad intelectual en algo dinám ico.
Definir un tema de investigación es un ejercicio com plejo para el cual no exis­
te receta milagrosa. A quí se propone un procedim iento en dos m om entos, a saber:
una etapa de in terrogación ten tativ a y de d o cu m en tació n prelim inar, necesa­
ria para la maduración del tema, y
- una etapa de razo n am ien to ordenado e inform ado, indispensable para lograr
un posicionam iento claro frente al problema.
A hora se verán las cosas más de cerca.

2 . L a etap a de la in te rro g a c ió n te n ta tiv a y de d o c u m e n ta c ió n p relim in a r

La etapa de interrogación tentativa y de docum entación preliminar m arca el


acercam iento inicial a un tem a de estudio. Corresponde al m om ento cuando las

189
impresiones subjetivas y desorganizadas que por fuerza de necesidad tienen los
investigadores frente a sus temas iniciales, se transform an en conjuntos de ideas
bastante precisas y claro está, relativam ente bien documentadas. En algunos casos,
estas ideas corresponden a orientaciones concretas de investigación. El cam ino
por el cual se efectúa esta transform ación puede ser reconstituido de la manera que
aparece indicada en el recuadro de la página 192.

P a rtir d e las in q u ietu d es p erson ales fr en te a u n te m a g en era l

Las inquietudes iniciales del investigador guían en un com ienzo el procedi­


m iento m ediante el cual define un tema de investigación. A ún más, lo incitan a
poner el acento sobre tal aspecto o tal dimensión del tem a inicial, a seguir una
pista para escudriñarla. En algunos casos, le perm iten experim entar simpatía e in ­
cluso atracción apasionada por su tema. Estas inquietudes personales expresan la
subjetividad del investigador, que es inherente a todo trabajo intelectual. Sería
erróneo reprimirlas con el pretexto de la inexperiencia. Los jóvenes investigadores
tienen ventajas sobre los investigadores más experimentados, porque suelen no
hallarse movidos por ideas fijas y porque son capaces de ver el mundo, es decir que
pueden abordar con ojos nuevos sus objetos de estudio.
Cualquiera que sea su tem a inicial, el investigador siempre tiene para abordar­
lo, profundizarlo y analizarlo un cierto acervo de intuiciones, de concepciones
previas, de ideas generales (a veces un poco confusas). Estas intuiciones, co n cep ­
ciones e ideas no son fruto del azar, sino que dependen en algunas ocasiones del
itinerario intelectu al del investigador (lo que ha escrito hasta ese m om ento), de
sus focos de interés, de sus interrogaciones existenciales, de sus posiciones políti­
cas, del estado de avance de los conocim ientos acerca del tem a que le interesa, de
la influencia que tienen sobre él otros investigadores. A ntes de definir con preci­
sión su tema inicial, el investigador ya cuenta con un razonam iento lógico, deduc­
tivo y su bjetivo sobre el mismo. Sin embargo, se trata de un razonam iento in co m ­
pleto y abierto , en el sentido que todavía no ha sido esclarecido por un corpus
docum ental amplio y sólido. Sin embargo, definir un tema de investigación sobre
la base de un razonam iento sem ejante arriesgaría al investigador a incursionar en
un callejó n sin salida. En efecto, este razonam iento puede com enzar a volverse
objeto de una investigación con creta en la medida en que es validado y fecundado
por un c o n ju n to de d ato s de d ife re n te n a tu ra le z a (em p írico s, te ó ric o s ,
m etodológicos). En estas condiciones, se torna indispensable que el investigador
docum ente su tem a inicial.

D o cu m en ta rs e so b re el te m a in icia l

Esta operación docum ental (cuya realización puede verse facilitada por la ela­
boración de un plan de conceptos -v e r capítulo 2 - ) es indispensable por tres razo­
nes, a saber:

190
- porque permite obtener un m áximo de inform ación, de detalles y de precisio­
nes sobre un tema;
- porque perm ite descubrir ciertas aproxim aciones o perspectivas a partir de las
cuales los investigadores han abordado el tema;
- porque permite captar varios aspectos o dim ensiones de este tema, es decir
percibirlo en toda su com plejidad.
N o es necesario que esta docum entación sea exhaustiva. Basta que incluya
una o dos obras de síntesis, artículos procedentes de enciclopedias y diccionarios
especializados, una obra de carácter historiográfico que le permita establecer un
balan ce de co n o cim ien to s sobre un tema o un cam po de investigación y uno o dos
sitios de Internet. Se debe recordar que el objetivo aquí no consiste en acum ular
conocim ientos. C on esta operación docum ental se busca más bien el siguiente
objetivo:

Form ular ciertas preguntas prelim inares aunque susceptibles de ser investigadas
y que conduzcan a la elaboración de una perspectiva de acercam iento al tem a
propuesto

D efinir un tema de investigación no se reduce, en modo alguno, a en contrar


un título. C onsiste en p lan tear un problem a, en form u lar u na p regu nta p rin ci­
pal, en co n stru ir un cam po de investigación, en función de una serie de intuicio­
nes iniciales.
Plantear un problema consiste en elegir una m anera de abordar un tema de
investigación, en adoptar y delimitar una perspectiva a partir de la cual uno pueda
acercarse, exam inar y com prender un tem a de estudio. Esta delim itación puede
fundam entarse en categorías tradicionales de espacio y tiempo, por ejem plo “La
Revolución tranquila en Q uebec, 1 9 6 0 -1 9 6 6 ”. En realidad, el espacio y el tiempo
no son categorías iniciales o de referencia obligatoria para la delim itación de un
tema de investigación. U n tema puede ser definido en relación con un problema
teórico explícito (por ejem plo: “Crisis del gobierno duplessista y extensión de la
intervención estatal”) o a un m étodo particular (por ejem plo: “El crecim iento del
gasto público en Q uebec durante los años 1960: verificación econom étrica de un
m odelo com pleto de gobierno”; “A nálisis del discurso de la in telectu alid ad
quebequense acerca del episodio de la R evolución tranquila”).
D e hecho, definir un tema de investigación equivale a co n stru ir in te le ctu a l­
m en te un o b jeto de estudio, a partir de un conju nto de preguntas que poseen una
cierta unidad o cohesión empírica, teórica o m etodológica. Sin embargo, esta cons­
trucción es progresiva. En estas condiciones, de un conjunto de preguntas prelimi­
nares, se pasa a interrogantes de crecien te precisión que brindan acceso a dim en­
siones cada vez más com plejas del objeto construido.
El objetivo de este ejercicio de cuestionam iento preliminar consiste en llegar a
la form ulación de orientaciones concretas de investigación.

191
F^ormular orientaciones concretas de investigación
Estas cuestiones preliminares se fundan:
- en el acervo de inform ación del investigador (es decir, en la docum entación
que ha consultado y asimilado, y en el trabajo de reconocim iento general de las
fuentes que ha adelantado);
- en sus m otivaciones personales (es decir, lo que él desea investigar, a pesar de
todo lo que eventualm ente habría por investigar); y sobre las primeras com pro­
baciones de indicios, de elem entos de com prensión y de inform aciones que ha
acopiado de m anera im plícita leyendo y tom ando nota de las obras.
Así, las preguntas preliminares le perm iten al investigador identificar ciertas
o rie n ta c io n e s a partir de las cuales puede aprehender y exam inar co n rigor c re ­
ciente su tem a de investigación. En este sentido puede decirse que sólo sabe quien
es capaz de formular las preguntas p ertinentes1- C om o es evidente, estas orienta­
ciones pueden revelarse com o no susceptibles de una investigación concreta, in ­
útiles e incluso conducentes a callejones sin salida. Por esta razón, el investigador
debe replantearlas y confrontarlas sin cesar, estableciendo una relación dialéctica
con la nueva información con que se enriquece cada vez su corpus de conocim ientos.
En el cuadro siguiente se resume lo esencial de las últimas afirm aciones que se
han expuesto.

Etapa inicial orientada a la definición de un tema de investigación


Ideas Tema inicial
confusas Intuiciones diversas
y Elementos de razonamiento lógico y deductivo
desordenadas Concepciones previas
Ideas generales
Conocimientos dispersos, más o menos precisos
Filtro de las ¿Cuál es el aspecto del tema general
motivaciones que más me interesa7
personales ¿Qué cautiva más mi simpatía?
Etapa de lecturas preliminares
(obras de síntesis, enciclopedias, diccionarios especializados, obras de historiografía,
Filtro de la uno o dos sitios internet)
documentación Reconocimiento general del corpiis de fuentes (si es del caso)
Refinamiento, eliminación de intuiciones, concepciones e ideas iniciales
Ideas más precisas
Filtro del Formulación de preguntas preliminares y de carácter operativo
pensamiento Inicio de la construcción de un objeto de estudio
informado que es al mismo tiempo un problema que debe resolverse
Pensamiento Determinación de orientaciones
ordenado y concretas de investigación
fundamentado
Formulación de un título sugerente

l. El dicho de que “seul possede le savoir qm formule bien les questions" es quizá intraducibie
al español como tal [N. del T].

192
3 . E ta p a de ra z o n a m ie n to o rd en ad o e in fo rm a d o

Cuando el investigador agota la etapa de interrogación tentativa y docum en­


tación preliminar queda en disposición de formular ciertas ideas bastante precisas
sobre la manera de acercarse a su tema inicial. De esta manera logra imprimirle a su
investigación ciertas orientaciones concretas y susceptibles de ser investigadas. El
tema de investigación sobre el cual le gustaría trabajar se precisa. Más aún, sólo
entonces puede decirse que el investigador ha emprendido seriam ente la construc­
ción de su objeto de estudio.
S in embargo, debe tenerse en cuenta que la inform ación que ha recolectado y
las notas que ha tomado no han sido objeto todavía de una organización sistem á­
tica en el marco de un texto coherente. Aunque es indudable que ahora la re­
flexión es m ucho más ordenada que al principio y, sobre todo, que se funda en un
con ju nto de datos verificados, no es menos cierto que todavía no permite una
formalización definitiva. Ésta se construye mediante un razonam iento ordenado e
inform ado. Este razonam iento representa la m anera más fecunda de reorganizar
todos los elem entos de la inform ación y de la reflexión que el investigador tiene en
su cabeza, y ello en función de un objetivo orientado a precisar, esclarecer y ju sti­
ficar su tem a de investigación.
C om o es natural, cada investigador tiene una manera bastante personal de
conducir este razonam iento. Sin em bargo, muchos investigadores siguen lo que se
ha convenido en denom inar un razo n am ien to por co n tra ste, de m anera implícita
o explícita. Esta m anera de proceder consiste en definir y situar un tema o un
problema en relación con lo que otros investigadores han hecho y en relación con
el estado de avance de los conocim ientos en un cam po de estudios. En estas co n ­
diciones, cuatro interrogantes estructuran el razonam iento:
- ¿Cuál es el tem a inicial?, ¿qué problemas sugiere?
- ¿Cuál es el aporte de otros investigadores al estudio de ese tema? (¿qué proble­
mas específicos han sido abordados o estudiados hasta ahora?)
- ¿Cómo se pueden hacer avanzar los conocim ientos relacionados con este tema?
(¿cuáles son los nuevos problemas por definir, las nuevas preguntas por respon­
der?)
- ¿Qué razones justifican el interés y la im portancia de mi contribución? (¿D ón ­
de radica el interés del problema que me interesa estudiar?)
Este procedimiento intelectual se describe en los párrafos siguientes. Se ordena
en cuatro etapas (véase el cuadro siguiente).

F^ormular un título- preliminar

El título perm ite precisar un subtem a en el m arco de un tema más amplio. A


través de reformulaciones sucesivas se vuelve indicativo de un tem a circu n scrito y
pensado.
El título articu la en u na frase esclareced o ra el p roblem a y el co n ju n to de
preguntas asociad as. U n título m arca una etapa en el proceso de definición de un

193
tem a de investigación. Divide las fases de asim ilación y de profundización de un
problem a o de un asunto por parte del investigador. El título puede reformularse
varias veces a m edida que se precisa la reflexión del investigador. Sin em bargo, en
todos los casos, es el hilo co n d u cto r de una intención, de un proyecto en co n stru c­
ción. El título debe op erar com o un faro en la noche. Por esta razón es preferible,
cu an d o se inicia el proceso de definición de un tem a de investigación, utilizar un
título largo cuyas palabras sugieran de inm ediato las intenciones del proyecto. Este
título prelim inar se aco rta rá a medida que el investigador asimile y dom ine su p ro­
yecto. A l final de una investigación, el título podrá tom ar una forma más sofisticada,
más ab stracta, más im aginativa, si el caso lo requiere. A con tin u ación se brindan
algunos ejemplos de títulos:

- “Prácticas de autosubsistencia y consumo de mercancías generadas por la pro­


ducción capitalista en los sectores rurales de Quebec a mediados del siglo
x v ii";

- “La importancia de la autoproducción y de la compra de bienes manufactura­


dos en la vida cotidiana de los hogares rurales de Quebec a mediados del siglo
XIX";
- “El habitante y el mercado: un estudio de las prácticas de consumo en los
sectores rurales de Quebec a mediados del siglo x i x ” ;
- “El ciclo de la reproducción natural del habitante de Quebec a mediados del
siglo x i x " ;
- “Acabar con el mito del habitante recluido y autárquico: una imagen dinámica
del espacio rural de Quebec a mediados del siglo xix”.

D eterm in a r el e s ta d o d e a v a n c e d e los c o n o cim ien to s re la tiv o s a l te m a in icia l

A q u í se trata de establecer la contribución que los investigadores han aportado


al estudio de un tem a: los principales aspectos que h an sido abordados, las pistas
que han sido abiertas, las avenidas que quedan por explorar, etc.
D e h ech o , im porta p re c is a r el ca m p o de in v e stig a ció n en el cual se sitúa el
investigador y de inform ar al lecto r el estado de avan ce de los trabajos en este
cam po, insistiendo en los puntos fuertes y circunscribiendo las lagunas de los estu ­
dios existen tes. E n este m om ento el investigador prepara el terren o en que se p o ­
drá distinguir su investigación en el co n ju n to de los trabajos de otros investigado­
res que laboran o h an laborado en este cam po.
A co n tin u ació n se citan algunas frases consagradas por el uso y que son indica­
tivas de la in ten ción :

Hasta aquí los investigadores han abordado este tema de estudio de tal y tal
manera. Han resaltado los problemas siguientes; se han interesado en particular
en íos siguientes aspectos. Han utilizado tal o cual procedimiento metodológico;
han optado por tal o cual problema, han privilegiado este o aquel aspecto, etc.

194

í
Precisar la manera de interrogar el tema inicial: descubrir gradualmente el tema

A qu í el investigador presenta de la forma más clara posible el con ju nto de


interrogantes relativos a su tema inicial. Este conjunto de interrogantes define su
propia perspectiva de acercam iento al tem a; en otras palabras, le permite descubrir
en un primer m om ento un tem a de investigación. Este tema se presenta bajo la
forma de un problema que debe ser resuelto. Llevado más lejos, este conju nto de
interrogantes permite delimitar y precisar aún más el tema de investigación. El
objetivo consiste en resaltar la especificidad y por qué no la originalidad del pro­
yecto considerado.
Las siguientes frases consagradas por el uso perm iten captar el sentido de lo que
aquí se propone:
C reo que interrogando de esta manera el tema inicial llegaré a plantear una
nueva manera, o al menos una manera diferente de circunscribirlo. Llegaré a
descubrir el tema siguiente:

Etapa final orientada a la definición de un tema de investigación

E ta p a final o rie n ta d a a la d efinición de u n tem a de in v e stig a ció n

F o rm u lación de un título sugestivo


(in dicativo de la existen cia de un tema)

Precisiones sobre el cam po de la investigación, el terreno de la búsqueda, el debate


h istoriográfico, m etodológico y teórico en el cu al se sitúa (o se presenta) el tem a inicial

D e te rm in ació n de un cierto n ú m ero de problemas de estud ios que ha venid o p lan tean d o el tem a
inicial

R esaltar el aporte de otros investigadores al estudio del tem a inicial


E sta d o d el arte

E sclarecim ien to de un co n ju n to de preguntas personalizadas, inform adas y unificadas

F o rm a liz a ció n d e u n a p ersp ectiv a de a c e r c a m ie n to al tem a inicial

D efinición y justificación de un tem a de investigación que se presen ta bajo la forma de un


p ro b lem a q u e es n e c e s a rio re so lv e r

Justificar la pertinencia del conjunto de preguntas relativas al tema inicial y el


interés por el tema elegido

A hora se trata de que el investigador esclarezca las razones que lo mueven a


interrogar su tem a tal y conform e ha decidido hacerlo y no de o tra m anera. De la
misma form a, para él se trata de justificar el interés del tem a que ha elegido. A sí
por ejemplo:
¿Qué justifica este conjunto de preguntas a la luz de preocupaciones precisas, de
información inédita, de nuevos conceptos operativos, de una metodología parti­
cularmente fecunda, etc.? El tema que he circunscrito tras este ejercicio de inte­

195
rrogación múltiple es cautivante porque hasta aquí nadie se había interesado en
este tema, porque nunca se había abordado este tema desde este ángulo teórico,
empírico, etc.

M ediante estas operaciones intelectuales el investigador circunscribe un tema


de investigación de una manera que nada tiene que ver con el proceder titu ­
bean te del improvisador. S eleccio n a de m anera justificada, sus opciones siempre
son susceptibles de investigación co n creta, en tiend e el fundam ento de sus op­
ciones en sus lím ites y alcances. D e esta m anera puede decirse que todas las
condiciones con cu rren para que adopte un p osicionam iento esclarecid o frente
al problem a. Parte del razonam iento ordenado e inform ado al que acaba de co n ­
sagrarse, pero va más allá presentando con claridad otros elem entos que o rien ­
tan de modo decisivo el avan ce de una investigación. La introducción es el lugar
por ex celen cia para formalizar el posicionam iento fren te al problem a, com o se
verá en el próxim o capítulo.

196
C a p ítu lo 12

C o m o d is e ñ a r u n a e s tr a te g ia d e in v e s tig a c ió n

A ntes de em prender una investigación, es primordial proveerse de una estrate­


gia de investigación. El asunto puede parecer una simpleza. S in embargo, ¿cuántos
estudiantes víctim as del afán com ienzan a trabajar sin saber lo que buscan, sin
saber cóm o encontrar lo que buscan, sin tener una idea más o m enos definida de
los problemas que deberán afrontar y sin saber por qué avanzan en un terreno
determinado? A l proceder de esta m anera im itan a un piloto de carreras que c o n ­
fiado en llevarse la victoria con la m ano en alto, considera superfluo darle una
vuelta preliminar a la pista para tom ar nota de los obstáculos del recorrido; tam po­
co se ejercita en el análisis de los efectos del viento, ni establece un punto de
referencia ficticio para fijar el sitio donde com enzará el pique final. ¿Q uién aposta­
ría por la victoria de un corredor sem ejante?
La elaboración de una estrategia de investigación supone un con ju nto de d eci­
siones de carácter operativo que orientan de m anera decisiva el desarrollo de una
investigación y la hacen avanzar hacia un objetivo prioritario. El posicionam iento
frente al problema es el elem ento central de una estrategia de investigación. Se
trata de un ejercicio analítico y justificado de presentación de un proyecto, m e­
diante el cual se consagra la suficiencia in telectu al de un investigador en la defini­
ción de su com etido. El posicionam iento frente al problema se expone de ordina­
rio en la introducción de un trabajo de investigación.
El objetivo de este capítulo consiste en establecer la im portancia de la estrate­
gia de investigación y del posicionam iento frente al problema en el curso de la
realización de un trabajo investigativo. El propósito que aquí se expone se divide
en dos partes, a saber: por un lado, una breve presentación de lo que se entiende
por estrategia de investigación y por posicionam iento frente a un problema (sec­
ción 1), y por otro, una descripción de los com ponentes que se movilizan de ordi­
nario en el diseño de una estrategia de investigación (sección 2). La perspectiva
que aquí se expone se ilustra con un ejem plo (sección 3 ).

l . La estrategia de investigación y el posicionamiento frente al problema

El diseño de una estrategia de investigación es una de las etapas cruciales en la


realización de un trabajo de investigación. Permite que el autor dom ine su proyec­
to y oriente el proceso investigativo hacia la culm inación de sus etapas finales.
Durante esta etapa, el investigador precisa sus am biciones, formula con claridad el
asunto que le interesa, determ ina sus objetivos principales y secundarios, plantea
su tema en relación con el estado del arte en su cam po, le fija unos límites a su

197
proyecto, procede a las definiciones conceptuales de rigor, delimita el espacio acep­
table de su argum entación e indica las precauciones que debe tomar a la hora de
sacar las conclusiones.
Por una parte, el posicionamiento frente al problema consiste en una argumen­
tación analítica. En el curso de la elaboración de esta argum entación el investiga­
dor transforma su objeto de estudio en un problema que es necesario resolver. A l
mismo tiempo, explica y legitima su proyecto en relación con otros trabajos ya
realizados o sim plem ente posibles. Por otra parte, se trata de una argum entación
informada m ediante la cual el investigador define y justifica su m anera de aproxi­
marse a su problema intelectual, propone una respuesta parcialm ente intuitiva a su
pregunta inicial (hipótesis), y describe el con ju nto de medios que se propone des­
plegar para responder a esta pregunta, para verificar su hipótesis y para construir su
dem ostración (m etodología).

2 . E l d ise ñ o de u n a e stra te g ia de in v e s tig a c ió n

El diseño de una estrategia de investigación es un ejercicio intelectual que


exige del investigador una gran coherencia en la form alización de sus intenciones.
Integra de ordinario cerca de ocho com ponentes principales, a saber: un pro­
blema bien definido; un proyecto de estudio delimitado en relación con los traba­
jos existentes; un objetivo preciso de investigación; un cuestionario fecundo, es-
clareced o r y estim ulante; una hipótesis susceptible de ser investigada; una
metodología; un diagnóstico lúcido de los límites de la investigación, y un anuncio
de la etapas del plan de la dem ostración.
A continuación se precisarán estos com ponentes uno por uno. C om o se ha
dicho, la estrategia de investigación y el posicionam iento frente al problem a se
presentan en la introducción de un trabajo investigativo. A título de ejem plo y
para facilitar la asim ilación de las indicaciones expuestas, al final de este capítulo se
reproduce la introducción deLlibro de Louise D ech en e, Habitants et marchands de
Montréal au XVW siecle [Habitantes y mercaderes de Montreal en el siglo xvn] (M ontreal,
Boréal, 1988 [1974], 532 p., il., col. “Boréal com p act”, n° 5.

[J n problema bien definido

A nte todo, el diseño de una estrategia de investigación equivale a fijar el punto


de partida de la empresa intelectual vista en conjunto. En la práctica, el investiga­
dor debe establecer de m anera clara la pregunta general que lo m otiva; al mismo
tiempo, debe definir el problema intelectual que lo inspira. Sobre todo, el diseño
de una estrategia de investigación consiste en mostrar cóm o un tema de investiga­
ción es tam bién un problema que requiere solución. D e la misma m anera, consiste
en definir el cam po del debate científico en el cual se quiere situar la investigación
em pírica, que a partir de este m om ento se erige com o un medio para profundizar,
renovar y estimular el debate intelectual.

198
A sí por ejem plo, el tema del libro de Louise D ech en e gira alrededor de los
habitantes y los mercaderes de M ontreal en el siglo x v i i . El problema subyacente
que interesa a la historiadora es “la form ación de una sociedad colonial que emergió
com o consecuencia combinada del traslado de una población europea sometida a
la influencia del desplazamiento, la tradición y la nueva experiencia en A m érica”.
Se trata de un problema teórico cuyo alcance trasciende los límites de la ciudad de
M ontreal.
D e esta m anera, toda la investigación de la autora se halla inspirada en una
dialéctica entre un objeto de estudio que debe profundizarse (los habitantes y los
m ercaderes de M ontreal en el siglo x v i i ) y un problema intelectual que debe ana­
lizarse (la adaptación de poblaciones a un nuevo espacio geográfico que las limita
hasta cierto punto, y la form ación de una sociedad colonial).

U n proyecto definido en relación con los trabajos existentes

Elaborar una estrategia de investigación consiste en tom ar con cien cia de lo


que se está haciendo en relación con lo que otros investigadores ya han h echo.
Supone un cierto co n ocim ien to de la producción científica que se ha generado
alrededor de un objeto de estudio determ inado. De la misma manera, implica una
consulta más o menos atenta de los trabajos de algunos autores. Así, de manera
directa o indirecta, el investigador aprende a conocer su propio tema, logra situarlo
en relación con los escritos de otros investigadores y establece la originalidad o el
aporte com plem entario de su proyecto. Por este cam ino se logra responder los si­
guientes interrogantes: ¿Qué han hecho otros investigadores en este campo? ¿Qué
puedo hacer yo - o qué debe hacerse ahora-? ¿Cómo puedo con mi proyecto co n ­
tribuir al avance del conocim iento o al enriquecim iento de un debate? Cuando se
responden estos interrogantes, se justifica un tem a y se aclara un proyecto de cara
al lector.
En la introducción de Louise D ech en e este ejercicio de contextualización y de
justificación se encuentra enseguida de la definición del problema, e incluye tres
elem entos claves:
- “Problem a de mudanza y adaptación, al que la historiografía can ad ien se- que
suele volar demasiado a lto - no le ha reservado toda la atención que m erece”.
- “Para articular esta imagen con la de los habitantes [ ... ]
- “ [ ...] es necesario reconstruir, etapa por etapa [ ...] ”.

U n objetivo definido de investigación

A l m om ento de elaborar su estrategia de investigación, el investigador debe


enunciar de m anera clara cuál es, por encim a de todos los objetivos que persigue,
;vq. ' ‘ que busca en primer lugar, aquél que le imprime sentido a todos los demás; en
■jm a, !■■ 1 que todos los demás deben subordinarse.
Louíí e D ech en e se propone com o objetivo principal la consideración de la
sociedad canadie nse com o una realidad dinám ica y m ultiforme. Por esta razón

199
plantea la hipótesis de que esta sociedad se aparta del modelo francés de A ntiguo
Régimen.

U n cuestionamiento fecundo, esclarecedor y estimulante

Elaborar una estrategia de investigación consiste en interrogar un objeto de


estudio mediante un cuestionario, esto es, con ayuda de un con ju nto de preguntas
que presentan una cierta unidad teórica o empírica, o que tienen fundam ento en
una metodología particular. La elaboración del cuestionario, que debe hacerse en
estrecha relación con un reconocim iento y una crítica de las fuentes (m anera de
saber lo que esas fuentes revelan en efecto), determ ina el ángulo de aproxim ación
al tema. Adem ás, fija la perspectiva en que se ubica éste. Por último, establece los
aspectos que privilegia el investigador y sobre los cuales realizará su trabajo. Este
ejercicio de cuestionam iento corresponde a la elaboración de l problema, tal com o
se la co n oce de ordinario.
En la introducción de Louise D ech en e se privilegia un cuestionam iento que se
funda en las lagunas e insuficiencias de la historiografía en relación con la sociedad
canadiense del siglo x v i i . Este cuestionam iento encuentra su unidad en el objetivo
que persigue la autora, el cual consiste en reconstruir esta sociedad a partir de una
perspectiva en la que se privilegia el protagonismo del colono y de la sociedad
local, ju n to con el análisis de las lim itaciones relativas que impone el espacio geo­
gráfico de asentam iento. También encuentra su unidad en el procedim iento
m etodológico desarrollado por la red de investigadores en el seno de la cual se
formó la historiadora. Esta red se propuso explotar el potencial inform ativo de
docum entos seriados, privilegiando el estudio de fenóm enos m acroscópicos (m o ­
vimientos poblacionales, estratificación social, condiciones de la producción e c o ­
nóm ica y del com ercio, universo de las representaciones m entales).

U na hipótesis susceptible de ser investigada

A l elaborar su estrategia de investigación, el estudioso propone una hipótesis


para resolver el interrogante que inspira su labor. U na hipótesis consiste simple­
m ente en una respuesta probable, plausible o posible a una interrogación inicial.
En su form ulación básica, al com ienzo del trabajo intelectual, la hipótesis impulsa
y orienta la investigación. A lo largo de m odificaciones y redefiniciones sucesivas,
le descubre al investigador vetas que debe excavar y direcciones que debe-seguir.
En su versión más acabada, la hipótesis es el sillar sobre el cual se despliega una
estrategia de dem ostración. M ientras más se prolongue ei trabajo, más aspectos se
abordarán en la investigación y mayor será el número de hipótesis formuladas. Por
otra parte, aunque una hipótesis puede afirmarse y conducir a una interpretación
concluyente, tam bién puede revestir un carácter parcial, provisional o incluso
exploratorio. En todo caso, el investigador está obligado a hacer explícita su hipó­
tesis, a fijarle unos límites y unos grados de pertinencia a las respuestas que propo­

200
ne. N unca debe olvidarse que una hipótesis jam ás debe operar com o un par de
anteojeras que le impidan al investigador ver la realidad en su com plejidad y m ati­
ces. H asta el final de la investigación, la hipótesis debe ser considerada com o un
medio heurístico y jam ás com o un axiom a.
Louise D echene propone una hipótesis im plícita en la introducción de su obra.
En efecto, considera que la sociedad canadiense del siglo x v i i se aparta del modelo
francés de A ntiguo Régim en, a pesar de que ciertas funciones y prácticas y de que
ciertos círculos de influencia se asem ejaban a los que operaban en la metrópoli. La
autora tam bién plantea la hipótesis de que M ontreal constituye un m icrocosmos
de la sociedad canadiense de la época.

U n a m eto d o lo g ía

Elaborar una estrategia de investigación tam bién supone que el investigador


sabe prever, reco n ocer y resolver, hasta donde las con d icion es se lo perm itan, los
principales obstáculos que pueden presentarse durante el desarrollo de la inves­
tigación (obstáculos asociados por ejem plo co n la form ación de un corpus d ocu ­
m ental válido y creíble, con la definición de co n cep to s y de nociones, con los
límites im plícitos de un m étodo de análisis). En co n creto , el investigador debe
ser capaz de responder a los siguientes interrogantes que él mismo se plantea:
¿Q ué medios, qué estrategia debo utilizar para verificar la hipótesis enunciada al
com ienzo de mi investigación? ¿Cuál es el m ejor m edio para h acer avanzar el
debate en este cam po preciso de la investigación científica? ¿Cóm o superar los
problem as co n creto s que plantea el estudio de mi tema? D e esta m anera define
su m etodología.
Este ejercicio de definición m etodológica es el aspecto m ejor elaborado en la
introducción de Louise D echene. La autora enfatiza tres puntos, a saber:
- una presentación del procedim iento que considera adecuado para reconstituir
la sociedad canadiense del siglo x v i i , tal com o ella se lo propone, es decir, en
función de sus objetivos com o investigadora;
- una justificación de la selección de M ontreal com o unidad socioeconóm ica
representativa de la sociedad canadiense del siglo xvn, unidad que es lo bastan­
te significativa com o para permitir un análisis de am biciones más amplias;
- una argum entación sobre la naturaleza, riqueza y límites de las fuentes utili­
zadas.

201
3. L a fo r m a liz a c ió n d e u n a e s tra te g ia d e in v e s tig a c ió n y d e u n
p o s ic io n a m ie n to fre n te a u n p ro b le m a : u n e je m p lo 1

Problema En la base de este estudio se plantea el problema de la formación de una sociedad colonial que
intelectual emergió com o consecuencia combinada del traslado de una población europea sometida a la
inicial influencia del desplazamiento, a tradición y la nueva experiencia en A m érica. Se trata de un
problema de mudanza y adaptación, al que la historiografía canadiense -q u e suele volar dem a­
siado a lto - no le ha reservado toda la atención que m erece, concentrada com o ha estado en los
Distanciamiento proyectos imperiales, en las rivalidades m etropolitanas y en las decisiones administrativas.
crítico con la Q uienes se han inclinado por el estudio de la sociedad de régimen francés han privilegiado la
historiografía observación de esa breve tregua entre dos guerras que es el siglo xvm, periodo durante el cual los
existente particularismos coloniales se definieron casi por com pleto. Los acontecim ientos políticos y
militares junto con los grandes personajes protagonizan la escena durante el periodo de gesta­
ción precedente; allí los colonos apenas aparecen, pintados con los rasgos de cazadores de los
Superación del bosques que las autoridades se esforzaban en vano por sedentarizar. Para articular esta imagen
corpus de con la de los habitantes que cien años más tarde defendieron del invasor el país que habían
estudios logrado organ izar-resistien do palmo a palmo detrás de sus g ran jas-, es necesario reconstruir,
disponibles: etapa por etapa, la evolución de una sociedad que dejó huellas diferentes a las impresiones de un
enunciado puñado de adm inistradores, de memorialistas desentendidos de lo cotidiano, de viajeros a ta
inicial del caza de lo pintoresco, fuentes que han sido reeditadas hasta el cansancio, según tas preocupacio­
proyecto nes de múltiples autores.

El itinerario del análisis debe integrar un estudio de la inm igración y de los diferentes espacios
en que se produjo el desplazamiento; en seguida, se justifica una indagación de tas categorías
socio-profesionales que emergieron en el co n texto colonial, del m onto de los ingresos y de los
Explicación y géneros de vida. ¿Acaso proceder de esta manera garantiza que se conozcan las nuevas realida­
justificación del des ocultas bajo tas etiquetas antiguas,en otras palabras, el fundamento de esta estructura social
procedimiento dotada de características específicas? Describir no es suficiente. En efecto , si un anáUsis más
elegido; profundo confirma que la sociedad canadiense se aparta del modelo francés de antiguo régimen,
principales habría que proceder a explicar esta situación. La primera investigación consiste en aclarar los
etapas del procesos de producción y de intercambio en la colonia, así com o las relaciones entre estos dos
proyecto sectores, para llegar a descubrir el verdadero lugar que ocupan sus agentes. De la misma manera,
esta investigación considerará los vínculos extraeco n óm ico s, derivados con frecuencia de un
modo de producción extranjero, im p o rta d o , y que se integró de modo gradual en la organiza­
ción local.

Conversión del El investigador no se haUa frente a un reto fácil, sumido entre la econom ía, la geografía, el
problema universo m ental de los inmigrantes, las pautas que les fueron impuestas y la respuesta colectiva
intelectual en en sus m anifestaciones más duraderas, los complejos circuitos de influencias y el desarrollo
objetivo y en precipitado, propio del tiempo corto en A m érica. C ap tar esta realidad dinám ica y multiforme
objeto de es un proyecto ambicioso, que yo no hubiera podido culm inar en k escala de la Nueva Francia.
estudio A pesar de ser poco numerosos, los colonos se hallaban dispersos, tan to com o las fuentes que
permiten estudiarlos. Por esta razón, el trabajo tom ó la forma de una monografía sobre a isla de
M ontreal. U n estudio local se torna significativo cuando logra identificar en este territorio los
atributos principales de una región más amplia. M ontreal responde a este requerimiento por ser
un espacio de confluencia. El com ercio de pieles es el primer ingrediente en la creación de este
Justificación asentam iento interior, aunque la agricultura se desarrollaba allí de modo paralelo, en condicio­
nes bastantes simüares a las del resto de la colonia. Así se perfila un buen punto de observación
para estudiar los vínculos entre ta ciudad mercantil y los cam pos. Se trata sin duda de una
pequeña unidad de cinco mil habitantes empadronados en 1720, y que sin embargo representa­
ban una quinta parte en el conjunto de !a población canadiense. En estas condiciones, la
muestra adquiere una im portancia relativa. En este espacio bien definido se vuelve posible
recoger una d ocum entación lo bastante sustancial com o para estudiar con profundidad un
problema que trasciende en amplia medida los límites de aquel espacio.

l. Louise D ech en e, Habitants et m archands de M ontréal au XVU‘ siecle, M o n treal, Boréal, 1 9 8 8


[ 1 9 7 4 ] , 5 3 2 p . , il., co l. “B o réal c o m p a c t”, N ° 5, p. 7 -1 1 .

202
Esclarecimiento Es preciso recordar que no existen estadísticas para el co n ju n to de la colonia, co n excep ció n
del de los censos irregulares y parcos en infotm ación, sobre todo los relativos al siglo xvii. N o
procedimiento existe información alguna sobre los m ovim ientos migratorios, ni sobre el volumen del co m er­
metodológico cio antes de 1 729, ni sobre la ocu pación efectiva de las tierras, ni sobre los rendim ientos
agrícolas; tam p oco datos catastrales ni de cap itació n , ni m ercuriales, ni registros de tala. La
correspondencia general, que es el equivalente de los fondos de los intendentes en las provin­
cias francesas, es muy incom pleta para las primeras décadas y en todo caso de una pobreza
Ejercicio de proverbial sobre los detalles de la vida m aterial. Por el co n trario , las fuentes cu an titativ as,
crítica de en tre otras, son bastante numerosas para el territorio bien administrado de la isla de M ontreal:
fuentes listas de inm igrantes, varios censos y registros de co tizació n , los archivos del Tribunal del
G obernador y la correspondencia de los señores. Tam bién pude efectuar un som ero análisis de
los registros parroquiales, co n el que quise establecer la relación entre los p arcialm ente
con ocid os com p ortam ien tos dem ográficos y los fundam entos de la existen cia. El uso de la
inform ación sobre los m ovim ientos migratorios es com plicado, en razón del volum en de tales
m ovim ientos. Por o tra parte, hubiera sido inútil querer preced er a los dem ógrafos de la
Universidad de M ontreal en la em presa de reconstituir la totalidad de la pob lación can ad ien ­
se, labor que iniciaron h ace varios años.

R ecogí los m ateriales para la presente obra en las m inutas n otariales sobre todo. Logré
reconstituir la naturaleza y la evolu ción del secto r com ercial, considerando de m anera siste­
m ática todos los contratos de las sociedades, las obligaciones, los compromisos y los inventarios
de los co m ercian tes. De la misma manera, una vez que han sido seriados, los activos relacio­
nados co n la agricultura, los pagos de com posición (acensem ents), las v en tas de tierras, los
arrendam ientos rurales, empadronam ientos, proyectan una nueva claridad sobre la vida de los
cam pos. En los arch ivos n otariales tam bién en co n tré testim onios sobre los grupos y las
relaciones sociales, así co m o sobre la organización familiar. Tuve que manipular miles de
registros, y aunque con frecuencia los resultados no estuvieron a la altura de mis expectativas,
esta masa de docum entos con tractu ales siempre brinda elem entos de explicación cuando se la
yuxtapone co n otras fuentes.

Delimitación del Falta exp licar los restan tes límites del estudio. La frontera cron ológica se impone de modo
estudio natural. Se trata de la historia de la im plantación de una organización econ óm ica, de la forma­
ción de una sociedad, proceso que culm inó en el primer cu arto del siglo x v i i . C on ello entiendo
que concluyó la fase inicial de adaptación, de transform aciones rápidas, tras unos comienzos
tentativos y anárquicos, hasta la organización de unas estructuras. N o es que la colonia haya
cesado desde en ton ces de evolucionar, sino que el ritmo se estabilizó, ciertos rasgos de carácter
duradero se volvieron una adquisición.

Este trabajo no pretende ser un estudio exh au stiv o de los problem as que surgen en C anadá
durante estos tres cu artos de siglo. A unque es indudable que la historia política de M ontreal
está ligada de manera íntima con los destinos del imperio francés, debo precisar que no abordo
esta dim ensión. O tro s lo han h ech o antes que yo, y lo han h ech o bien; les agradezco el
Justificación de haberm e brindado las claves para com p ren d er la tram a de los aco n tecim ien to s. Tam poco se
los lími tes del encuentran aquí reflexiones sobre los factores que han impedido un crecim iento paralelo al de
estudio los establecim ientos ingleses. Las razones se hallan en otra parte, a saber: en las decisiones que
condujeron a una ubicación desafortunada, y en la Francia de Luis XIV, que no se caracteriza
por ser exportadora de hombres. Sólo me importa considerar la vida econ óm ica tal com o fue
y no com o hubiera podido ser en otros lugares y circunstancias. A unque el punto de observa­
ción es claro, la observación misma escapa en parte a mis investigaciones, puesto que los
principales vínculos en tre Fran cia y C anadá se interrum pen en Q ueb ec. En este sentido, me
parece que habría que com enzar por establecer las articulaciones interiores, puesto que en una
perspectiva de larga d u ració n no son las com pañías m etrop olitanas las que cu en tan , sino la
organización local la que engendra una sociedad nueva. Tampoco me ha parecido de utilidad
retom ar los aspectos generales de las instituciones civiles, militares y religiosas. Sólo me he
detenido en la co n sid eració n de aquello que toca de cerca la vida de las com unidades de
M ontreal, ocupándom e apenas de lo con ocid o y privilegiando lo m enos con ocid o, a saber, las
señorías, las familias y las parroquias.

203
En resumidas cu entas, esta obra reúne varias investigaciones que convergen en un mismo
punto. Cada una de ellas ha sido adelantada con el mayor rigor posible, aunque del conjunto de
interrogantes planteados sólo algunos reciben una respuesta concluyente. Por lo demás, cuando
el caso se presenta, planteo hipótesis y adelanto interpretaciones, sin disimular nunca las
debilidades de las demostraciones. ¿A caso no es así com o la historia procede y presta sus
servicios? El trabajo habrá sido útil si mis insuficiencias tienen por resultado con du cir a otros
investigadores por estas mismos sendas2-

Valorar con lucidez los límites de un estudio

A l m om ento de diseñar una estrategia de investigación, el estudiante debe ser


co n cien te de sus opciones. A sí podrá, de cara al lector, fijarle unos límites a su
proyecto. Procediendo de este modo demostrará su capacidad para discernir el
alcance efectivo de su análisis y conclusiones. Llegado el m om ento, sabrá recon o­
cer que ciertos aspectos de sus análisis no son más que una exploración, que el
valor de sus conclusiones es apenas hipotético, que su argum entación tiene el al­
can ce de una sugerencia. Sólo en los tres últimos párrafos de su introducción Louise
D echene le revela esta intención al lector.

La exposición de las etapas del plan de demostración

Por último, elaborar una estrategia de investigación supone que el estudiante


conoce los porm enores de las etapas de su proyecto. Significa que es capaz de
prever los aspectos principales de la evolución de sus intenciones (plan de dem os­
tración y de argum entación). Indica que sabe lo que es necesario hacer, lo que
debe docum entar y cóm o proceder para alcanzar los objetivos que se ha propuesto.
Múltiples sorpresas pueden producirse durante el desarrollo de una investigación.
En repetidas ocasiones, las opciones iniciales requerirán ajustes, incluso cambios.
Sin embargo, un investigador que carece de una visión de con ju nto de un proyec­
to, renuncia a considerarlo com o un todo, le niega la posibilidad de tener un fu tu ­
r o ...
Aunque en su introducción Louise D ech en e no insiste sobre el plan de argu­
m entación y de dem ostración que sigue, en el parágrafo que com ienza con la frase
“el itinerario del análisis debe in teg rar... ” anuncia con brevedad las etapas que
desarrolla en su plan de trabajo.
La formalización de una estrategia de investigación y de un posicionam iento
frente a un problema constituye una etapa im portante en el proceso de realización
en un trabajo de investigación. U na vez concluida esta operación, el investigador
puede pasar a otra etapa del proceso, a saber: la com pilación definitiva y el análisis
m inucioso de su corpus docum ental.

2. Los ag rad ecim ien to s que ap a re ce n al final de la in tro d u cció n no se han rep rod ucid o.

204
C a p ítu lo 13

C ó m o e x p o n e r lo s r e s u lta d o s d e u n a in v e s tig a c ió n
e n f u n c ió n d e u n o b je tiv o d e fin id o : el p la n d e tra b a jo

Trátese de un ejercicio de descripción o de un ejercicio de dem ostración, el


trabajo de investigación es un todo organizado. La razón es simple. El investigador
debe ordenar de m anera inteligente y lógica las etapas de su razonam iento, de su
argum entación y de sus pruebas, de m anera que incite sin cesar al lector a realizar
un esfuerzo de inteligencia. La aplicación de este procedim iento depende de un
objetivo que consiste en establecer la justeza de la hipótesis planteada en el origen.
De la misma m anera, el procedim iento depende de una finalidad im plícita m e­
d iante la cual se busca persuadir al lector.
La m ejor m anera de desplegar este procedimiento consiste en elaborar un plan.
En cierto modo, este plan es una m aqueta, un medio que permite verificar a priori
la coherencia de una estrategia de dem ostración. Por otra parte, el plan es tam bién
la colum na vertebral, la estructura sobre la que descansa un texto. Cuando falta el
plan, la estructura no será más que un agregado de párrafos, frases y palabras desar­
ticulados y sin perspectiva. De ahí la im portancia del plan en el desarrollo de una
investigación.
En este capítulo se propone un m étodo para elaborar un plan de trabajo. U na
vez se defina en qué consiste este ejercicio intelectu al (sección 1), se formularán
algunas recom endaciones que el investigador debería seguir al m om ento de elabo­
rar un plan (sección 2). El objetivo culm inará con el estudio didáctico de un ejem ­
plo (sección 3).

l . Organizar de manera lógica las ideas: la importancia del plan

En qué consiste un pían de trabajo


El plan de trabajo es una etapa capital durante la realización de un trabajo de
investigación. Es el m om ento en que la reflexión y la recuperación documental
funcionan y se organizan en forma equilibrada, ordenada, progresiva y acumulativa.
La elaboración de un plan de trabajo es un ejercicio de articulación del pensa­
m iento. Por parte del investigador, supone dom inio y asim ilación de su tema de
estudio. De la misma m anera, consiste en un trabajo de gestión de las ideas, de
clasificación de los diversos tipos de argumentos, de reagrupamiento de los ele ­
m entos de inform ación en función de un objetivo definido. Elaborar un plan
consiste en poner a punto una estrategia, en organizar los m ateriales disponibles
con miras a alcanzar un objetivo.

20 5
Funciones de ciertos planes de trabajo1

D urante la elaboración de un plan detallado de trabajo, el investigador se pro­


pone dos grandes objetivos:
- en primer lugar, planificar una estrategia de dem ostración hasta en los menores
detalles, lo que significa:
• organizar de m anera lógica el encadenam iento de los diferentes argumentos;
• desarrollar la dem ostración de m anera progresiva;
• matizar y ponderar las afirmaciones, armonizándolas con los diferentes ele­
m entos de la argum entación.
- Enseguida, presentar al lector las afirmaciones de la m anera más coherente
posible, lo que significa:
• evitar las repeticiones y las redundancias;
• evitar los choques violentos y la acum ulación confusa de ideas;
• asegurarse de que los diferentes elem entos del razonam iento se disponen de
manera gradual.
En ambos casos, el plan de trabajo sirve para que la investigación, el análisis y
la dem ostración avancen en una dirección precisa. De hecho, durante el trabajo
de redacción, el plan se revela muy útil para los investigadores, por tres razones
principales:
- El plan de trabajo le indica al investigador “por dónde debe com enzarse”, por­
que le perm ite establecer un orden en la sucesión de las ideas expuestas. De
este modo, se mitiga la consabida angustia de algunos investigadores ante la
página en blanco.
- En la medida en que las ideas se integran a partir de ahora en un plan progre­
sivo, no corren el riego de ser olvidadas o deformadas en una argum entación
demasiado rápida o mal estructurada. De esta m anera, la redacción gana en
coherencia y claridad.
- El peligro de repetirse disminuye de modo considerable, gracias al esfuerzo de
organización y síntesis. D e la misma m anera, las transiciones y los en caden a­
m ientos se facilitan, porque la relación entre las ideas que se refuerzan unas
con otras ha sido establecida de antem ano.

2 . Cóm o elaborar un plan de trabajo detallado

Tres grandes etapas m arcan el procedim iento de elaboración de un plan: en


primer lugar, un trabajo de ordenam iento de la docu m en tación recuperada; en se­

l. D ebe n otarse que n o resu lta inú til elab o rar el plan de trab ajo a n te s de finalizar la re c u p e ra ­
ció n de la d o c u m e n ta ció n . E n esta eta p a de la in v estig ació n , el plan debe o p erar a m odo de c a r ta de
n av eg ació n , de brújula, de m ecan ism o de o rie n ta ció n y articu la ció n d el p ro y ecto . En este sen tid o no
se debe ser d em asiado e stricto . D e h e ch o , el plan puede tom ar la form a de un esbozo que puede
p recisarse de m an era c o n tin u a . A m edida que el in v estig ad o r dom in a su p ro y e cto y asim ila su
d o cu m e n ta ció n , el plan se co n v ie rte en un pilar sobre el cu al se co n stru y e la ob ra. D e un escen ario
prelim inar de d esarrollo se tran sform a en un plan d etallad o de co n stru cc ió n .

2 0 6
guida, un trabajo de poda; por último, una etapa de gestión. A hora se verán las
cosas con más detalle.

Primera etapa: el ordenamiento de la doc u mentación

A ntes de em prender la elaboración de un plan detallado de trabajo, el investi­


gador ya tiene en la cabeza un cierto núm ero de ideas, de argumentos, de elem en ­
tos de inform ación y de ejemplos que se propone movilizar para alcanzar un o b je­
tivo. El objetivo consiste en responder a una pregunta inicial, en demostrar la
justeza de unos objetivos, intentando por todos los medios informar, persuadir,
interesar y seducir al lector. Estas ideas, argumentos, elem entos de inform ación y
ejemplos constituyen la m ateria prima que ahora se debe ordenar.
D urante el desarrollo de la primera etapa de un plan de trabajo, el investigador
reúne, agrupa con inteligencia, ordena y clasifica los diversos elem entos de infor­
m ación que se propone incluir en la estrategia de dem ostración que ha concebido.
Este trabajo de formalización es todavía rudim entario, se trata de algo así com o de
la prefiguración de la estructura de un rompecabezas. En desarrollo de esta etapa,
se enuncian los títulos de las secciones y se precisan las ideas principales que se
desarrollarán en cada una de las secciones y subsecciones. D e modo previo, se
vierten los elem entos de inform ación en fichas o en un cuaderno electrónico,
clasificándolos de m anera preliminar, es decir reuniéndolos alrededor de una idea
central. Luego se clasifica la docum entación. Por último, se definen las transicio­
nes y los encadenam ientos entre secciones y subsecciones.

Segunda etapa: la poda

En la segunda etapa se busca identificar y conservar en el plan detallado de


trabajo sólo las ideas que se juzguen esenciales para la realización del objetivo
central del plan de trabajo. Este objetivo central permite determinar la unidad
del conjunto en desarrollo. En estas condiciones, el investigador no debe dudar
en suprimir cualquier idea, argum ento, inform ación o ejem plo que represente una
digresión en relación con la unidad de conjunto de su objetivo central. En efecto,
la coherencia del texto es uno de los principios fundam entales del ejercicio de
redacción.

Tercera etapa: la disposición

En la tercera etapa se busca escribir las ideas, los argumentos, los elem entos de
inform ación, los ejemplos y los datos de toda índole en el marco de un razona­
miento lógico, progresivo y acumulativo. En suma, se trata de construir un texto
a partir de elem entos dispersos que carecen de unidad inm anente. Por tal razón
esta unidad debe ser construida. Como puede verse, el plan de trabajo desempeña
un papel determ inante en esta operación de construcción.

2 0 7
El ordenam iento de los hechos, de las ideas y de los argumentos obedece a
ciertas reglas consagradas por el uso. A pesar de no ser universales ni formales,
estas reglas cum plen una función fundamental en el equilibrio de un texto.
De esta m anera, resulta por com pleto oportuno proceder al ordenam iento de
los hechos, de las ideas y de los argumentos de modo que se valoricen unos con
otros. Esta manera de proceder implica que el investigador identifique los pasajes
cruciales de su argum entación y oriente su estrategia de modo que ganen cada vez
en im portancia.
La idea que el investigador se propone desarrollar suele aparecer formulada al
comienzo, com o encabezam iento de párrafo, de sección o de capítulo. Esta idea
puede apoyarse en argumentos de orden lógico. En este caso, la finalidad es teóri­
ca en esencia, pues la argum entación se construye sobre sí misma. Esta idea tam ­
bién puede apoyarse en argumentos de carácter empírico. En este caso el argu­
m ento se funda por lo esencial en el exam en de los hechos. C om o es evidente, el
investigador puede construir su objetivo utilizando de manera simultánea estos dos
tipos de argumentos. Los ejemplos que sirven para apuntalar una estrategia suelen
ir enseguida de la enunciación de la idea y de la organización de los argumentos.
La idea principal precede a la idea o ideas secundarias. Es el eje alrededor del
cual giran los enunciados com plem entarios, cuya finalidad consiste en apuntalar,
explicitar y reforzar la idea principal. El argum ento principal suele preceder el
argumento o argumentos secundarios. Por últim o, ha de tenerse en cu en ta que el
ejem plo más con vin cen te y flagrante debe aparecer en primer lugar. S in embargo,
ciertos investigadores reservan a veces para la última parte de su texto la exposi­
ción de su argumento más fuerte, más curioso, más original o más paradójico, en la
medida en que suponen que el lector recuerda y reacciona con mayor espontanei­
dad ante aquello que ha im pactado su atención de m anera más reciente. Todo
depende de la estrategia de seducción que adopte el investigador. Esta puede ser
construida alrededor de una provocación continua al lector, de un razonam iento
im placable dotado de una lógica demoledora, de una argum entación fundam enta­
da con hechos, y así sucesivamente.
Sea com o fuere, hay un principio esencial que no debe olvidarse. D e hecho, el
valor de las ideas no sólo depende de su pertinencia sino, antes que nada, de su
ordenam iento. U na idea rodeada de un am biente argum entativo pobre pierde
fuerza y limita el alcance del objetivo desarrollado por el investigador.

3 . U n ejemplo de plan de trabajo

En las páginas siguientes se le propone al lector un ejem plo de plan de trabajo


detallado. Este plan va seguido de un texto elaborado conform e al mismo plan.
Para facilitar la asimilación del m étodo descrito en este capítulo se han estable­
cido, en la margen del plan, los elem entos centrales de la estrategia de redacción
adoptada por el investigador. Estos elem entos son por lo principal: estructuración y
desarrollo de la argum entación; designación y ordenam iento de las ideas principa­
les en relación con las ideas secundarias, y de las proposiciones principales en rela­

2 0 8
ción con las proposiciones com plem entarias, así com o el recurso a diferentes c a te ­
gorías de argumentos.
Es evidente que este ejem plo no puede tomarse com o un modelo universal.
Sin embargo, se espera que contribuya al entendim iento de cóm o se construye un
plan de trabajo y qué utilidad com porta. Por otra parte, perm ite percibir la estre­
cha relación que existe entre el plan y la elaboración definitiva del texto.
Redactado hace unos veinte años2, el texto utilizado a manera de ejem plo tie ­
ne una construcción muy elaborada y fácilm ente analizable.

E l p la n d e tr a b a jo

Itinerario de u n d ebate: afirm ación, apogeo y declive del concepto de m odo de


Título del texto
p ro d u cció n 3

In tro d u cció n
Identificación de un En la actualidad, se pone en duda el co n cep to de modo de producción com o
problema inicial herram ienta para entender la organización econ óm ica y social de las sociedades
africanas. ¿Por qué?

Poner en evidencia las razones extracientíficas del declive de los problemas asociados
Objetivos del texto co n los modos de p ro d u cció n ; reco n stru ir la h isto ria de las co n d icio n es de
consolidación, apogeo y declive de estos problemas en conjunto.

U na de las razones que explican el declive del co n cep to de modo de producción se


Hipótesis relaciona co n el descubrimiento de los límites inherentes a este concepto cuando se lo
aplica para reconstruir la realidad. Una segunda razón resulta del uso abusivo que los
investigadores le han dado a este con cep to. E xisten otras razones asociadas co n la
evolución de la coyuntura político-intelectual en la Francia de la d écada de 1980,
cuando se retiraron del debate algunos de los principales teóricos que habían alimentado
el problema de los modos de producción, y con el reordenamiento de las relaciones de
fuerza que se desplegaban en el ám bito universitario parisino, así como con el
engolosinam iento de los investigadores jóvenes por el universo tranquilizador de lo
fáctico.

2. Jo cely n L é to u m e a u , “L 'itin é ra ire d 'u n débat: affirm ation, apogée et d éclin du c o n c e p t de


m ode de p ro d u ctio n ”, Revue canadienne des études africaines/ C aiw dían jo u m a l o f A frica n Studies, v. 19,
n° 1, 1 9 8 5 , p. 1 4 1 - 1 4 1 .
3. E n beneficio de ios lecto res más jóv en es debe precisarse que d u ran te la d écad a de 1 9 6 0 y
sobre tod o d u ran te la de 1 9 1 0 , el «m od o de p ro d u cció n » fue uno de los co n ce p to s cen trales para
co n sid e ra r y rep resentarse la o rg an izació n y el d even ir de las so cied ad es h u m an as. Luego este c o n ­
ce p to fue am p liam en te ab an d on ad o . A m ediados de la d écad a de 1 9 8 0 , es d e cir en el m o m en to de
la re d acció n del a rtícu lo , p arecía in teresan te d eten erse a co n sid erar las razones que e x p licab an el
apogeo y d eclive del c o n c e p to de m odo de p ro d u cció n corno in stru m en to de com p ren sión y análisis
de la ev o lu ció n h istó rica de las so cied ad es. E n la m edida en que en el m ercad o de las ideas todos los
co n ce p to s c o n o c e n flu ctu acio n es, al punto de que a v e ce s son expulsados del debate universitario y
social, el mism o e jercicio podría ser llevado a cab o en relación co n o tros co n ce p to s que están hoy en
día a la m oda y que de aq uí a algún tiem po p asarán co n tod a probabilidad al limbo de la cie n cia o de
la p olítica.

209
Metodología R eco n stru ir el itinerario de un debate in telectu al, d estacan d o sus m om entos
culminantes y sus principales inflexiones, asociándolo de manera amplia co n la dinámica
política e intelectual que pauta el ritm o de sus evoluciones.
Poner el acen to en el debate tal y conforme se produjo en Francia, puesto que fue justo
allí donde se desplegaron sus aspectos principales.

Naturaleza y límites Ejercicio exploratorio; conjunto de hipótesis abiertas; percepción modelada por la
del texto posición que yo ocupaba durante la década de 1970, esto es, la de un joven investigador
interesado de manera marginal en África, consumidor de ideas nuevas, para quien la
antropología econ óm ica representaba un m ovim iento intelectual estim ulante en
relación con los problemas que yo trabajaba entonces.

1. La década de 1 9 6 0 : el redescubrim iento del concepto de m odo de producción


Título de secciói

1.1 La coyuntura intelectual característica de la Francia de finales de la década de


1- idea principal
1950 era propicia para una ampliación de los interrogantes que p la n e a b a el
problema de la transición al capitalism o y el de las sociedades precapitalistas:
Argumentos de
- el impacto del proceso de desestalinización;
carácter
- el advenim iento de las colonias al rango de Estados independientes;
demostrativo
- la publicación de un texto fundam ental de Claude Meillassoux.

1.2 D urante la década de 1960, la reflexión sobre las sociedades precapitali.stas se


2 - idea principal hacía principalmente en tres direcciones:
el C en tro de Estudios e Investigaciones M arxistas (C E R M A ) y el debate
Argumentos de sobre el modo de producción asiático;
carácter - el im pacto de los trabajos de Claude Meillassoux;
demostrativo • el advenim iento de nuevas figuras en el cam po de la antropología económ ica
m arxista (Georges Dupré, Pierre-Philippe Rey, Catherine Coquery-Vidrovitch,
Emmanuel Terray, Samir A m in).

3 - idea principal 1.3 E lo caso de la década de 1960 se caracterizó por un co n texto político-intelectual
propicio a la difusión de los problemas teóricos y de los principales conceptos
de la antropología económ ica m arxista:
- un saber que respondiera a las aspiraciones de los jóvenes;
Argumentos de - la existen cia de diversos m ovim ientos sociales cara cte riz a d o s por un
carácter denom inador com ún, a saber: el cu estionam iento del «idealismo científico
demostrativo burgués y del imperialismo».
El desarrollo de la antropología económ ica m arxista forma parte de un m ovim iento
Balance parcial político e intelectu al más amplio.

Título de sección 2. L a d écada de 1 9 7 0 : ap ogeo de los estud ios relacionad os co n el m o d o de


producción

2.1 El com ienzo de esta década estuvo m arcado por la efervescencia de los debates
1- idea principal
teóricos. La reflexión de los investigadores giró alrededor de un cierto número
de conceptos: modos de producción, articulación de los modos de producción,
explotación, relación de dependencia y autoridad, clases sociales, Estado,
revolución social. La antropología econ óm ica m arxista desempeñó un papel
de primera línea en la producción de conceptos normativos a partir de los
cuales fue considerada la realidad de las sociedades africanas.

210
2 e idea principal 2 .2 Condiciones extracientíficas que hicieron posible la difusión de los principales
conceptos de la antropología económ ica m arxista:
Argumentos de el brillo internacional de sus principales voceros;
carácter las respuestas a las exp ectativas y a las interrogaciones planteadas por los
demostrativo investigadores jóvenes;
- con ceptos y un problema de aquel tiempo: pensar el cam bio y transform ar el
mundo.

3 e idea principal 2.3 El impacto de los trabajos de la antropología económ ica marxista en el mundo
científico:
jemplos de carácter - en G ran Bretaña; en Canadá; en los Estados Unidos.
ilustrativo
2 .4 La evolución de la antropología económ ica m arxista en la segunda mitad de la
4 S idea principal
década de 1970:
- los efectos de la crisis general del m arxism o y el cuestionam iento de los
Argumentos de
paradigmas althusserianos;
ca rá cter.
- los desafíos planteados por las investigaciones empíricas;
demostrativo
- el retorno a un debate elegante entre universitarios.
En la década de 1970 se produce el apogeo del debate sobre los modos de
Balance parcial
p roducción, tal y com o fue llevado a cabo en lo principal por la antropología
econ óm ica m arxista. Sin embargo, ya existían algunas condiciones que
determ inaban la pérdida al menos parcial de la vitalidad e intensidad de este
debate.

Título de la sección 3. El declive de la p rob lem ática de los m o d o s de p rod u cción

1e idea principal La crisis de la antropología económ ica marxista y el declive del problema de
los modos de producción: las causas extracientíficas:
Argumentos de - el debilitam iento de la coyuntura político-intelectual;
carácter - el retiro de ciertos teóricos im portantes;
demostrativo - las relaciones de fuerza en el seno del medio universitario;
- el redescubrim iento del universo tranquilizador de lo empírico y de lo
fáctico.

2- idea principal La sofocación del debate científico:

Argumentos de la banalización y empobrecim iento de los principales con ceptos de la


carácter antropología económ ica marxista;
demostrativo la tendencia a la interpretación deductiva y a la tipología.

Balance parcial El d eb ate sobre los modos de p ro d u cció n se ag o tó y no pudo seguir


rep resentand o un lugar de estím ulo intelectual para m uchos investigadores,
pues carecía de fuerza intrínseca para con tinu ar desarrollándose por sí mismo,
así com o del apoyo de un movimiento social más amplio.

C o n c lu sió n :

¿A caso el debate sobre el co n ce p to de m odo de p ro d u cció n puede ren acer?


Sintetizar y retom ar con otras palabras los balances de las secciones.
- Los estudios fundados en el co n cep to de modo de producción.

211
Para que resurjan, los estudios basados sobre el concepto de modo de producción
deberán ser estimulados por un nuevo movim iento intelectual. En efecto, el
conocim iento progresa porque se alimenta de problemas e hipótesis formulados
por investigadores que reciben el estímulo de un co n texto social impregnado
por el anhelo de cam bio y novedad.

E l te x to definitivo

Definición de un E l itinerario de u n debate: con solid ación , apogeo y declive del co n cep to de modo
problema inicial de produ cción.
[D urante los últimos años, la crítica dirigida a los estudios adelantados sobre el modo
de producción se ha vuelto más frecuente e incondicional. Desde hace poco tiempo,
esta crítica ha tendido incluso a expresarse en forma de generalizaciones provocadoras.
Varias razones explican la actual pérdida de interés de los investigadores hacia el
problema de los modos de producción.] [La más inm ediata y evidente se relaciona
sin duda con el descubrim iento de los límites inherentes al co n cep to de modo de
p rodu cción com o h erram ien ta para recon stitu ir el m ovim iento h istó rico y la
organización social en su complejidad. Sin embargo, esta no es la única razón. Podría
pensarse incluso que ésta no fue la razón más im portante. Son justo otras razones las
Hipótesis
que yo quisiera exponer en las páginas siguientes].
[El objetivo que se persigue en este artículo consiste en reconstruir el itinerario
sinuoso de un debate apasionante y apasionado, y en aprehender la amplia dinám ica
bjetivo del texto y político-intelectual que ha pautado su evolución. Por lo demás, este texto se interesa
metodología en el debate tal y com o se desarrolló en Francia, lo que no significa que las discusiones
empleada sobre el concepto de modo de producción no se hayan dado allende el H exágono;
numerosas publicaciones así lo prueban. Sin embargo, en la medida en que las
discusiones fuera de Francia tuvieron por lo general un c a rá cte r más diseminado,
resultan por lo mismo más difíciles de aprehender, más resistentes a una interpretación
Naturaleza y límites unitaria. En estas condiciones, es imposible dar cuenta de ellas en estas páginas.J [Por
de la investigación último, este texto es ante todo un ejercicio de exploración. Presenta un conjunto de
hipótesis muy abiertas que una investigación más profunda permitiría matizar y
profundizar y, en ciertos casos, quizá, refutar. Mi percepción del debate sobre el
co n cep to de modo de producción es tributaria en amplia medida de la posición que
yo ocupaba en la segunda mitad de la d écada de 1 970. Entonces yo era un joven
investigador interesado de manera marginal en Á frica,consum idor de ideas novedosas,
para quien la antropología económ ica representaba un movimiento intelectual muy
estim ulante en razón de los problemas que generó.]

l. La década de 1960: el redescubrim iento del co n cep to de modo de produ cción


1e idea principal

[A finales de la d écada de 1 950, la coyuntura político-intelectual predom inante en


Francia era muy propicia para una ampliación de los interrogantes sobre el problema
general de la transición al capitalismo y sobre otro problema, más específico, com o era
el de la naturaleza particular de las sociedades precapitalistas.] [Sin embargo, en los
albores de la década de 1960, el impacto generado por el proceso de desestalinización
1" Argumento
comenzaba a hacerse sentir en el seno de los medios intelectuales relacionados con el
Partido Com unista Francés (PC F) .] [D urante el mismo periodo, el advenim iento
gradual de las colonias al rango de Estados independientes generó un vivo interés en

2 i° argumento todos los estratos de la sociedad francesa, por la dinám ica econ óm ica y política
original de sociedades que hasta entonces habían sido analizadas a través del prisma de
lo exótico, del tradicionalism o y del retardo com p arativo.] [Por último, justo en

212
1960, apareció en C ahiers d'études africaines, un breve artículo de Claude Meillassoux,
investigador de itinerario intelectual no sólo universitario quien, influido por el
3” argumento m aterialism o histórico y los trabajos de la escuela sustantivista am ericana, deseaba
separarse del m arco constrictivo que caracterizaba todavía en aquella época la reflexión
de m uchos autores sobre el evolucionism o histórico inspirado en el m arxism o,]

2 ° idea pincipal [En el curso de la década de 1960, los estudios sobre las sociedades precapitalistas
africanas se adelantaban con tres orientaciones diferentes.]
[La primera, alimentada por algunos investigadores muy próximos al PCF, muy activa
en el seno del C en tro de Estudios e Investigaciones M arxistas (C E R M A ), giraba
1" pinto del
alrededor de un debate teórico en lo esencial, cuyos aspectos más destacados consistían
desarrollo
en verificar la utilidad del con cepto de «modo de producción asiático», para entender
la realidad de las sociedades precapitalistas, entre ellas las africanas, confrontando
este con cepto con el estado del conocim iento de las sociedades no m ercantiles y
extendiendo, mediante el concepto de modo de producción, el materialismo histórico
a un campo de estudio hasta entonces explorado por el funcionalismo, el estructuralismo
y las grandes corrientes de la antropología económ ica anglosajona, a saber: el formalismo
y el sustantivismo. En este debate, que alcanzó un vigor indiscutible hacia 1 9 6 6 ­
1967, se implicaron de manera activa m uchos historiadores de Europa del Este. La
reflexión sobre el «modo de producción asiático» conoció luego un declive manifiesto,
al menos en la producción antropológica francesa, porque resultó incapaz de renovarse
con estudios de campo, y porque se engarzó a menudo en generalidades estériles.]
2 Jo punto del [A mediados de la década de 1960, los trabajos de Claude Meillassoux com enzaron a
desarrollo ejercer una influencia considerable en el seno de la antropología económ ica. Se
trataba de la segunda orientación hacia la cual se dirigía en Francia la reflexión sobre
las sociedades precapitalistas. C on Meillassoux, la investigación sobre estas sociedades
cobró fuerza nueva. Tributario de la sociología del desarrollo dinámico desarrollada
por G eorges Balandier y Picrre M ercier e inspirado en los escritos de Karl M arx, el
proyecto de Meillassoux era ambicioso. El autor trataba de construir un modelo
socioeconóm ico de las com unidades autárquicas, elaborando una teoría del desarrollo
e co n ó m ico aplicable a los países subdesarrollados y afinando un método de
investigación fundado más en la consideración de un conjunto de problemas que en la
especialización disciplinaria. La importancia de Claude Meillassoux en la antropología
económ ica francesa se mide por la propia ambición de este proyecto de investigación
que buscaba colonizar un terreno nuevo a la luz de problemas originales; desarrollando
nuevas perspectivas investigativas y vinculando las prácticas profesionales con las
prácticas políticas. Aunque discutibles en algunos puntos, los trabajos de Meillassoux
representaron para m uchos jóvenes antropólogos franceses un fundamento muy
pertin ente para emprender el estudio de las sociedades precapitalistas.]
[En efecto, un cierto núm ero de jóvenes investigadores esbozaron un proyecto
ambicioso de forjar nuevos conceptos normativos para estudiar las sociedades
3 " pum o del
precapitalistas africanas, estimulados por los trabajos teóricos de este pionero, deseando
desarrollo
profundizar y verificar sus hipótesis en el marco de estudios de cam po, e influenciados
de m anera profunda por la lectura de las obras de M arx en el can on althusseriano.
Esta es la tercera dirección que tom ó, en Francia, la reflexión sobre las sociedades
precapitalistas africanas durante la década de 1960.] [justo después de su permanencia
1" ejemplo
en el Congo, Georges Dupré y Pierre-Philippe Rey desarrollaron el co n cep to de
modo de producción fundado en el linaje, junto co n el de la «articulación de los
modos de p roducción».] [D urante el mismo periodo, en 1 969, para ser más precisos,
2 do ejemplo C atherin Coquery-Vidrovitch, formuló un nuevo co n cep to norm ativo, el de «modo
de producción africano», decepcionada ante la insuficiencia del concepto de modo de

2 13
3" ejemplo producción asiático para entender de m anera adecuada la realidad específica de las
sociedades africanas.] [De la misma m anera, también en 1 969, luego de una estadía
en C osta de Marfil, Emmanuel Terray, muy influenciado por Louise Aithusser, propuso
un marco general para la relectura materialista de las llamadas sociedades primitivas.
El pivote de esta lectura es el co n cep to de modo de producción y el de formación
social.) [Por último, hacia la misma época, influido por la escuela dependentista
4'" ejemplo latinoamericana, Samir Amin integró dos de los principales problemas que se afirmaban
en el seno de los medios intelectuales progresistas, a saber: aquella de los modos de
producción y aquella del desarrollo desigual y dependiente.]
[La d écada de 1 9 6 0 se clausura en Francia con una coyuntura político-intelectual
3 a idea principal
favorable a la difusión de los problemas teóricos y de los principales con ceptos de la
antropología económ ica m arxista, y ello por dos razones principales) [Por una parte,
los investigadores implicados en esta corriente de pensamiento se rehusaban a dejarse
en cerrar en los procedim ientos empiristas. Su am bición consistía más bien en abrir
!" argumento
pistas, en plantear interrogantes, en construir nuevos con ceptos y en renovar el
debate. En pocas palabras, se proponían producir un saber nuevo. Sin embargo, en
el co n te x to político social del ocaso de la d écada de 1 9 6 0 en Francia este saber
renovado y reinventado correspondía con las aspiraciones intelectuales de numerosos
2a0 argumento
jóvenes investigadores. Para estos últimos, los con ceptos y los problemas de la
antropología eco n óm ica m arxista son seductores porque ofrecen nuevas vías que
amplían los horizontes de la investigación y brindan respuestas, no sólo en lo relativo
a las sociedades precapitalistas africanas, sino por lo tocan te al movim iento histórico
de larga duración del capitalismo.] [Por otra parte, aunque la antropología económ ica
Balance parcial marxista estaba a la moda a finales de la década de 1960, ella no era sólo una corriente
de pensamiento a la cual adhería un cierto número de investigadores. La antropología
económ ica marxista se transformó en un movimiento intelectual (y de ahí, en ciertos
aspectos, en una moda intelectual) que operaba y actuaba de manera simultánea en el
terreno universitario y en el sociopolíüco.] [A finales de la década de 1 960, la
antropología eco n óm ica m arxista se asoció con un arm a de co n testació n co n tra el
«idealismo burgués» y co n tra el imperialismo, nada menos.]

idea principal 2. La d écad a de 1 9 7 0 : apogeo de los estud ios sobre el m od o de p ro d u cció n .

[A principios de la década de 1970 la antropología económ ica marxista se consolidó


cada vez más produciendo conceptos norm ativos gracias a los cuales se emprendió el
!" argumento
estudio de las form aciones sociales africanas. Si hasta en to n ces la reflexión se había
fundam entado en trabajos de cam po todavía recientes, hacia los años 1 9 7 2 -1 9 7 3 se
2j° argumento
inició un d ebate que tendió a encerrarse cada vez más en teorías circulares y en la
dialéctica de los con ceptos.] [En efecto, los conceptos, en particular los de m odo de
3"' argumento
producción y articulación de los modos de producción, se constituyeron co n frecuencia
en el punto de partida y en el punto de llegada de los análisis.] [El sistema de
co n cep to s descubierto por M arx (¿acaso Althusser no lo recordó en una Advertencia
célebre?) «abre ni más ni menos el continente de la historia al conocimiento científico».]
!" ejemplo
[D urante este período, los antropólogos marxistas se ocuparon en el establecimiento
de las consecuencias teóricas de sus escritos anteriores.] [De esta manera, Pierre-
Philippe Rey desem bocó en el co n cep to de «explotación» para caracterizar las
2j" ejemplo relaciones de dependencia y autoridad operantes en el seno de las sociedades que
investigó]. [Por su parte, Claude Meillassoux produjo un conjunto de textos donde
se ocupó de esquematizar elm odo de funcionamiento de las sociedades de autárquicas.]
[Por último, Emmanuel Terray se interrogó sobre el proceso de surgimiento del

214
3" ejemplo Estado en el seno de las sociedades precapitalistas y sobre la naturaleza de las clases
sociales que en él se reproducen.]

[A mediados de la década de 1 970, la antropología económ ica m arxista increm entó


2 - idea principal de manera con sid erab le su audiencia, influencia y credibilidad en el plano
internacional.] [M uchos de sus principales voceros fueron invitados por universidades
extranjeras. O tros, integrantes de comités editoriales de revistas influyentes, eran
responsables de colecciones de obras o publicaban de modo regular en las páginas del
periódico Le Monde. Por último, m uchos de ellos vieron sus obras traducidas al
inglés. Estos son algunos indicadores «de capital de poder y prestigio científico», para
1" argumento
retom ar una expresión de Pierre Bourdieu.] [Todavía hay más. Para num erosos
jóvenes investigadores (interesados en la antropología y en Á frica solo de manera
indirecta) Rey, Terray yM eillassoux en carnaban la novedad y el cambio, la capacidad
de cuestionar y la crítica sutil. U na especie de apaream iento simbólico, cuando no
político, parecía establecerse en tre los problemas de la antropología económ ica, sus
autores, el sistem a co n cep tu al sobre el cu al se apoyaban, por una parte, y el
cuestionam iento de un orden político institucional existente (al que era usual llamar
«burgués), por otra parte.] [Además, un Guy Leclerc o un Jean Copans, que
2 d° argumento
trataban de establecer en sus obras los vínculos entre la antropología aplicada y la
dom inación im perialista, acen tu aro n aún más el impacto de los trabajos de la
antropología económ ica m arxista que, com o se sabe, se sitúan de manera resuelta en
la perspectiva de una denuncia del orden neocolonial.] [A mediados de los años 1970
el campo de estudio y las preocupaciones generales de la antropología económ ica no
3 " argiimento se limitaban a África, ni a las sociedades precapitalistas, ni a la crítica de la antropología
funcionalista y estructuralista, sino que eran de otro orden y se relacionaban con la
puesta a punto de problemas universales, co n la producción de una nueva ciencia
social y con la con strucción de una sociedad diferente, en los países del Tercer Mundo
en particular. En este co n texto general, que trasciende en amplia medida el mero
aspecto metodológico y científico de los conceptos, tienden a consolidarse los estudios
1 - idea fundamental adelantados sobre el modo de producción.]
del texto [El impacto científico de los trabajos de la antropología económ ica m arxista y de sus
principales problemas se dejó sentir en primer lugar] en [G ran B retañ a, gracias a la
audiencia que le reservaron varias revistas (Economy and Society, T h e Journal'of
Peasant Studies, T h e Jo u m a l o f Concemporary Asia, N ew Left Rewiev, Critique of
3 ° idea principal Anthropology y gracias también a los ensayos muy discutidos (y discutibles) de Barry
Hindess y Paul Q . Hirst] [En C anadá, los trabajos de la antropología económ ica
m arxista fueron citados con amplitud. Las obras de M aurice Godelier, Rey, Terray,
M eillassoux y Copans (para citar sólo los autores más conocidos) aparecieron de
manera sistem ática en las bibliografías de los cursos universitarios.] [En los Estados
Unidos, los problemas de la antropología económ ica m arxista penetraron de modo
1" ejemplo
más lento los ámbitos de la investigación. El formalismo y el substantivism o
ilustrativo
permanecieron dominantes en amplia medida co m o corrientes teóricas y metodológicas.
Sin embargo, muchos investigadores influyentes -M arshall Sahlins, Eric Wolf y Sigmund
Diamond, por ejem p lo -le reservaron una gran atención a los trabajos producidos por
esta corriente de pensam iento. Los escritos de K athleen Gough, que vinieron a
sumarse a los de Jean Copans, tuvieron además la ventaja de llevar el debate al ámbito
incom odo de la política. Por último, la aparición de tres periódicos dedicados a la
2"" ejemplo
difusión del m arxism o (Dialectical Anthropology, T he Insurgent Sociologist, Ufahamu)
prod ujo el efecto de catalizar numerosos esfuerzos aislados y dinamizar, en los Estados
Unidos, el debate sobre los modos de producción y la dependencia econ óm ica del
T ercer Mundo.]
3 “' ejemplo [H asta el final de la década de 1970, los estudios adelantados sobre el modo de
producción con tinu aron desarrollándose con vigor, aunque com enzaron a sufrir la
4° idea principal crisis general del m arxism o o, para ser más precisos, la crisis de los paradigmas
althusserianos.] [De modo gradual, estas investigaciones tendieron a regenerarse a
partir de nuevos trabajos de cam po. El debate no fue sólo teórico, sino que se
alim entó de estudios em píricos en volumen considerable. Esta situación influyó de
m anera decisiva sobre el interés reservado al problema de los modos de producción
tal y com o se había desarrollado hasta en ton ces. En efecto, estas investigaciones
empíricas generaron en muchos casos el cuestionam iento de hipótesis, de conclusiones
y de ciertas formulaciones tem pranas a las que habían llegado los pioneros de la
1" argumento
antropología económ ica m arxista en Á frica, en la primera mitad de la década de
1970. A la larga, estas investigaciones empíricas dem ostraron lo inadecuado de los
c o n ce p to s n orm ativos y la am bigüedad de los m étodos d esarrollados por la
antropología económica marxista. De la misma manera, estas investigaciones tuvieron
por consecuencia sustraerle a los paradigmas althusserianos el asunto de los modos de
producción.] [De modo paradójico, en vez de ayudar a dinamizar el debate sobre los
2Je argumento
modos de producción, las numerosísimas investigaciones empíricas de finales de la
década de 1 9 7 0 contribuyeron a hacerlo resbalar en una infinidad de matices,
consideraciones de caso y sutilezas que no generaron ningún esfuerzo teórico nuevo.
3" argumento A partir de en to n ces, las condiciones quedaron definidas para que los conceptos
desarrollados por la antropología económ ica marxista fueran utilizados para designar
realidades diversas en extrem o; incapaces de continuar evolucionando en su contenido,
perdieron su capacidad analítica y se con virtieron en meros instrum entos de
clasificación. Las razones se juntaron hasta transformar un debate agudo y apasionado
en una discusión bien educada entre universitarios, carente por ello de toda vitalidad.]

3 . El declive de la p ro b lem ática de los m od os de p ro d u cció n


2 g idea fundamental
del texto [A comienzos de la década de 1980 la antropología económ ica m arxista se hallaba en
crisis. La reflexión teórica de sus pensadores más brillantes parecía haberse agotado.
¿Cóm o explicar esta crisis y este agotam iento? Varios factores entran aquí en juego.
Cuatro saltan a los ojos, a saber: 1) el debilitamiento de la coyuntura político intelectual
que había favorecido el desarrollo y la rápida difusión, en ciertos medios, del problema
de los modos de producción, después de mediados de la década de 1970.
1° idea principal
2) la desaparición y el redro de algunos de los más brillantes pensadores de la corriente
altusseriana (y se sabe bien hasta qué punto la reflexión sobre los modos de producción
se nutrió de la lectura de las obras de M arx en el can o n altusseriano);
3) la configuración de relaciones de fuerza en el seno del medio universitario parisino
y la dificultad de los caciques de la antropología económ ica marxista para posicionarse
en el seno de la investigación institucional francesa;
Argumentos
4) la movilización general de los investigadores, en particular de los más jóvenes,
hacia el universo tranquilizador de lo fáctico (reificación y fetichización del empirismo)].
[De hecho, a mediados de la década de 1980, el cuestionam iento de la pertinencia de
Explicación de los los estudios adelantados sobre el modo de producción no estaba asociado sólo con la
argumentos: F idea validez teórica y m etodológica del co n cep to .] [Este cuestionam iento tiene también
su origen en la em ergencia de una coyuntura política en la cual predominaban las
corrientes conservadoras y utilitaristas, así com o en la crisis de un modo históricamente
datado de con strucción del saber (prim acía del saber teórico sobre el empírico) y en
la dificultad para los antropólogos m arxistas para imponer su sistema norm ativo de
pensam iento ( o su hegem onía conceptual) a los estudios y problemas empíricos,

2 1 6
2 a- id e a planteados y desarrollados por los jóvenes investigadores más prom etedores.] [El
co n cep to de modo de producción y los problemas derivados lograron sin duda crear
una audiencia en los medios universitarios porque estimularon de manera formidable
la reflexión sobre lassociedadesprecapitalistas. De la misma manera, se beneficiaron
de una difusión bastante amplia en ciertos medios ligados a la investigación, porque
estuvieron asociados a un vasto movimiento intelectual que encarnaba, en su discurso
y en sus prácticas, la crítica y una voluntad de cam bio.] [Sin embargo, a mediados de
la década de 1 9 8 0 , tales discursos y tales prácticas gozaban de una aceptación
3 3 id e a decreciente. C arente de energía para renovarse y remodelarse por sucesores deseosos
de reconstruir en clave teórica el problema de los modos de producción, el debate
iniciado y conducido d urante un tiempo por la antropología económ ica m arxista se
diluyó y estalló bajo los fuegos alim entados por la crítica empirista y se en cerró y
comenzó a dar vueltas en las redes universitarias.] [El con cepto de modo de producción
y los problemas derivados cautivan poco ahora, porque sólo sirven para alim entar un
con ju nto de investigaciones bien adelantadas, impecables desde el punto de vista
metodológico, y adheridas a las particularidades de los casos. Sin em bargo, en la
p ráctica no hay más huellas de debates teóricos, ni renovación de con ceptos, ni
producción de un saber nuevo.]
2 q id e a p r in c ip a l
[Es evidente que si la coyuntura político-intelectual predom inante en la Francia de
hoy'1, si la sumisión de las problemáticas de la antropología económ ica m arxista a los
paradigmas del empirismo y del eclecticism o ayudan a entender la desafección de los
l" a r g u m e n t o investigadores hacia los estudios adelantados sobre el modo de p roducción, estos
aspectos sin embargo no pueden considerarse com o los únicos factores explicativos.]
[La razón principal y más inmediata debe ser buscada en aquello que Georges Dupré
y EmmanuelTerray identifican com o la reducción, el empobrecimiento y la canalización
de los problemas asociados con los modos de producción.] [D urante la década de
1970, varios trabajos sobre este problema habían encontrado enprincipiosu resultado
en el discurso deductivo, es decir en la explicitaciónde conclusiones ya contenidas en
una serie de axiomas planteados a priori, aunque el principal desafío que confrontaba
2 J° a rg u m en to a muchos investigadores había sido el de reconstituir un modo de producción para
enseguida integrarlo en una tipología precisa. El interés de este ejercicio se esfumó
cu and o se p ercib iero n los límites de este p ro ced im ien to , su dudosa calidad
metodológica y su im pacto exen to de significación en el terreno político.]
P r o s e c u c ió n d e las
id ea s fu n d a m e n t a le s 4. ¿A ca so el debate sobre el c o n c e p to de m od o de p ro d u cció n puede ren acer
d e l tex to algún día?

[A pesar de ciertas innovaciones interesantes, el estado del debate sobre el concepto


de modo de producción presenta todos los síntomas del estancam iento, en la medida
A r g u m e n ta c ió n
en que apenas evoluciona en su aspecto teórico. C om o movim iento intelectual, lo
a b ie r ta
que fue la antropología económ ica marxista durante la d écada de 1 9 7 0 llegó sin duda
a sus límites. Y, en los límites de este movimiento intelectual, el con cepto de modo de
producción conoció también los suyos, sin duda alguna.] [Para volverá ser de actualidad,
para volver a ser tan estim ulantes como lo fueron durante los años 1970, los estudios
1 " a rg u m en
adelantados sobre el modo de producción no deberán contentarse con tom ar la forma
de análisis estrechos. Aunque ya hace diez años que tales estudios siguen esta vía en
los países anglosajones, no por ello el problema de los modos de producción ha dejado
de ser considerado, por muchos, com o inútily superado. Para revitalizarse, los estudios

4. El lector debe recordar que el presente texto fue escrito y publicado en 1985.

217
adelantados sobre el modo de producción deberán ser estimulados por un nuevo
m ovimiento intelectual.] (Si la com prensión de las sociedades mediante sistemas
2J“ argumento conceptuales se ha revelado siempre com o un procedimiento insuficiente e incompleto
en todo caso, los estudios empíricos por su lado no han desembocado sino rara vez en
una renovación de los modos de percepción social, es decir, en un renacim iento de las
imágenes mediante las cuales las sociedades son representadas.] [D e h echo, el
conocim iento progresa porque se alim enta de los problemas y de las hipótesis que
producen investigadores inspirados por un co n te x to social cargado de voluntad de
3'"' argumento cam bio y deseo de novedad. C om o tales, los análisis empíricos p ro v o can pocos
debates im porrantes. En la m ayoría de los casos, no hacen sino esterilizar y plantear
las condiciones para que nuevos debates nazcan en otras partes, alimentados por
nuevos actores y nuevas situaciones. La esperanza de un renacim iento del debate
sobre el concepto de modo de producción reside precisamente en la posibilidad de
colonizar campos que no nos son familiares.]

2 1 8
Capítulo 14

Saber comunicar el pensamiento por escrito

Algunos creen que la calidad de un trabajo de investigación se mide en primer


lugar por la riqueza de la argum entación, la credibilidad de los ejemplos moviliza­
dos a modo de prueba, la originalidad de los objetivos, lo exhaustivo de las obras
citadas en la bibliografía. Según este punto de vista, la calidad de una investiga­
ción dependería de la “solidez” del texto y de la amplitud de la docum entación
recuperada durante la preparación del mismo.
En realidad, se trata apenas de un aspecto para evaluar la calidad de un trabajo
de investigación. Existen otros tan im portantes com o el anterior. La claridad de la
argum entación, la lógica del razonam iento, la belleza de la expresión escrita y la
capacidad para m antener el interés del lector, representan cuatro elem entos que
tienen una incidencia determ inante en la calidad final de un trabajo de investiga­
ción. El investigador más talentoso se arriesga a perm anecer toda su vida en la
sombra si no sabe com unicar sus conocim ientos de forma que cautive la atención
de sus colegas y seduzca a la nutrida comunidad de los científicos.
El objetivo de este capítulo consiste en indicar algunos principios, sugerir cier­
tas reglas y com unicar algunos secretos que perm iten adelantar con éxito la com u­
n icación final del conocim iento, que es una fase estratégica en la realización de un
trabajo de investigación.
El dominio de esta fase se con creta en tres planos, a saber: la organización
lógica de las ideas, la estructuración equilibrada del texto y la capacidad para co n ­
vencer y seducir al lector. En el capítulo precedente se estableció el papel protagónico
del plan de trabajo en el ordenam iento lógico del razonam iento y la argum enta­
ción. A hora se insistirá sobre los otros dos aspectos previos a la presentación de un
texto de calidad.

l . E s tr u c tu ra r el te x to de fo rm a equilibrada

La m ultiplicación de los medios de com unicación electrónicos no ha generado


ni m ucho menos la desaparición del texto com o soporte fundam ental de transm i­
sión del saber y del conocim iento. La capacidad de algunos candidatos para expre­
sarse bien por escrito, para organizar las ideas y com unicar de m anera clara y sucin­
ta el pensam iento constituye un factor determ inante de éxito y promoción no sólo
en los recintos académ icos, sino en los organismos públicos y en el ám bito de los
negocios. Com o es evidente, el arte de com unicarse por escrito no se aprende
com o se aprende una regla de ortografía, ni se enseña com o se enseña una asigna­
tura. Se trata de un modo de expresión que se puede mejorar, pulir y enriquecer
m ediante un ejercicio continuado, respetando siempre ciertos principios básicos,

219
siendo consciente de las propias lim itaciones y leyendo m ucho para enriquecer el
vocabulario y m ejorar el estilo.
C om o se ha visto en el capítulo precedente, el plan de trabajo desempeña un
papel protagónico en la estructuración coherente y equilibrada de un texto. Sin
embargo, el investigador preocupado por la calidad de su producción debe trabajar
en otro plano, menos espectacular y con gran frecuencia considerado com o secun­
dario. Consiste en dominar el m anejo de los elem entos básicos de un texto, a
saber: la oración, el párrafo, la puntuación y la redacción de los títulos de las secciones
y subsecciones. Este aspecto primario de la com unicación por escrito es sin embargo
determ inante. A hora se exam inará más de cerca el co n ju n to de estos elem entos.

La oración y el párrafo son el núcleo de la producción del texto

U n texto es en primer lugar una sucesión de oraciones, de párrafos y de seccio ­


nes organizada de m anera coherente. En cierto sentido, la puntuación desempeña
el papel de gendarme en esta sucesión, puesto que pauta el flujo del contenido,
guía al lector a través de los meandros del pensam iento del autor, marca las bifurca­
ciones, reglam enta las pausas, establece una progresión en el desarrollo de la argu­
m entación, entre otros aspectos.
N o existen recetas milagrosas para redactar un buen texto. S in embargo, el
respeto de ciertos principios elem entales permite transmitir una idea con la expec­
tativa de establecer un máximo de com unicación entre el autor y el lector. A co n ­
tinuación se exponen estos principios.

U n a id e a , u n a o ra c ió n

La oración es e l s o p o r t e y e l l u g a r d e e n u n c i a c i ó n d e u n a i d e a . U na idea
com pleja puede descomponerse en varios segm entos y dar lugar a varias oraciones.
Adem ás, varias oraciones pueden generar el desarrollo y la profundización de una
misma idea principal. En este caso las oraciones se agrupan en forma de párrafo.
Siem pre se debe tener presente un principio básico, a saber: el investigador
principiante tendrá el más vivo interés en enunciar una idea y sólo una en cada
oración. Para desarrollar y profundizar una idea es preferible construir varias ora­
ciones coordinadas unas con otras de la m anera más simple posible, y unidas por
un hilo conductor.

L a u t i l i d a d d e la s c o n s t r u c c i o n e s s i n t á c t i c a s s i m p l e s

U na oración se puede construir de varias maneras. La variedad de las construc­


ciones puede generar creaciones literarias interesantes. Sin embargo, la variedad
de las construcciones sintácticas no genera por necesidad una mayor coherencia
del texto. Por ello nunca se debe olvidar que un trabajo científico o un informe de
investigación exigen del redactor ía búsqueda de un nivel máximo de coherencia
y claridad, puesto que obligan al lector a un esfuerzo continuo de com prensión.
Por esta razón, la oración simple, com puesta de sujeto, verbo y com plem ento, es
preferible a toda otra construcción sintáctica para expresar una idea com pleja.

220
(Claridad y simplicidad siempre van de la m ano! El m anejo de la con stru cción
sin táctica elem ental, por una parte, y el m anejo de un m odo de estructuración co h e ­
rente de las frases simples, por otra, pueden -llegad o el c a s o - conducir a la experi­
m en tación de con stru ccion es sintácticas más complejas. Sin embargo, siempre se
debe aconsejar al joven investigador no aventurarse en experim entos de creación
literaria antes de dom inar los principios elem entales de la construcción sintáctica.

Preconizar una estructura lógica de redacción


Las ideas suelen enlazarse unas con otras. D e ahí que cad a oración suela inscri­
birse en una estructura lógica de redacción. C ada nueva oración debe anunciarse
en la oración an tece d e n te y an unciar a su vez la oración siguiente. U n a oración
que no ha sido an u n ciad a en la anterior no prefigura la subsiguiente; de la m ism a
m anera, una frase que no se inscribe en una estructura lógica y progresiva de red ac­
ción, dispersa en gran medida el pensam iento, rom pe el ritm o de la argum entación
y desvía al lector.
A con tin u ación se ilustra co n un ejemplo el caso de una estructura lógica de
redacción:
Está claro que las motivaciones para optar por la memoria no consisten en reducir
el pasado al silencio. El problema consiste más bien en tratar de amasar con el
pasado un capital que permita construir un futuro, teniendo en cuenta las situa­
ciones que definen la vida de los contemporáneos. Cuando falta esta búsqueda
de valores positivos, el presente permanece de manera inexorable en la sombra de
un pasado que secreta su memoria funesta. Existen memorias que reducen a sus
herederos a la impotencia, memorias que vampirizan el futuro, memorias que
consumen el ardor y las ambiciones de los contemporáneos. Sin embargo, en nin­
gún caso el pasado puede ser un factor que destruya u oscurezca el futuro de los
descendientes. Una casa no se organiza en función de los objetos heredados. Es
mejor que alguien situado en un nuevo contexto reimprima sentido para perpe­
tuar la presencia del ayer en la construcción del mañana. Lo mismo sucede cuan­
do se hereda la casa completa. Si esta casa no se renueva, pronto se convierte en
un ataúd para sus habitantes. Por falta de renovación, el tiempo se apodera de su
construcción y la desintegra. Se produce entonces una degradación creciente e
insoportable. Renovar no significa traicionar el pasado; significa más bien actua­
lizar lo antiguo en función de los desafíos y apremios del presente; es lo que ga­
rantiza que lo viejo perdure. Los afanes del ahora deben determinar los usos de lo
antiguo. Como es fácil entender, lo antiguo muere para siempre si no se lo recupe­
ra en el presente, lo que es sin duda deplorable. Sin pasado, el presente se trans­
forma invariablemente en ausencia. Sin embargo, cuando el pasado invade por
entero el presente genera una espiral de repeticiones viciosas. Ilustres pensadores
lo han repetido ad nauseam: existe un arte de heredar que consiste en actualizar
lo que ha sido transmitido con la finalidad de que se conserve. Sólo en estas
condiciones la herencia se convierte en factor de libertad'•

l. Jocelyn Létourneau, "Se souvenir d'oü l'on s’en va: l'histoire et la mémoire comme
reconnaissance et distance", en Passer a l’avenir: hiswire, mémoire, identité dans le Québec d'aujourd'hui,
Montréal, Boréal, 2004 [2000], p. 29.

221
De la oración al párrafo
El párrafo es un conju nto de varias oraciones que se construyen y enlazan
m ediante la enunciación y desarrollo de una idea principal. El párrafo es funda­
m ental en la estructuración de un texto, puesto que establece coherencia, orien ta­
ción, ritmo y unidad en la progresión de la argum entación. El párrafo ideal se halla
integrado por tres partes, a saber:
• un encabezam iento en que la idea principal se formula de manera clara y co n ­
cisa;
• un cuerpo en que la idea principal se desarrolla de manera lógica y acumulativa;
ciertas conjunciones adverbiales (en primer lugar, luego, por último, etc.) pautan
esta progresión;
• un final en que se efectúa algo así com o un balance sumario que permite re-
situar la argum entación en relación con el desarrollo del discurso en su conjun­
to y asegura el paso a otra red argum entativa.
En el ejem plo siguiente se ilustran estos aspectos de m anera pertinente.

Encabezam ien to
[A partir de 1 9 4 6 , se inaugura en Q u e b e c un p eríod o de prosperidad e co n ó m ica
de párrafo
in co m p a ra b le e n am p litu d y reg u larid ad c o n los que allí se c o n o c ie r o n e n tr e
1 9 0 0 y 1 9 4 4 . S in e m b a rg o , cu a n d o se a b o rd a el te m a de m a n e ra ta n gen eral, se
F o rm u la c ió n d e la
pie'rden d e v ista v ario s a s p e c to s a n a lítico s. D e h e c h o , c u a n d o se e s tu d ia n en
idea p rincipal
d etalle las co n d icio n es m ateriales de e x iste n cia de los trab ajad o res asalariados,
se puede v e r que esta im agen de prosperidad g en eral d ebe m atizarse e n m u ch o s
a sp e cto s.] [E n tr e 1 9 4 6 y 1 9 5 9 , los salario s n o m in ales y el in g reso per capita
Cuerpo
a u m e n ta r o n e n Q u e b e c . N o o b s ta n te , la d ife re n cia d e ingresos e n tr e un
1s idea
tra b a ja d o r de Q u e b e c y u n o de O n ta rio , co n e m p leo id é n tico , to d a v ía seguía
sien d o im p o rta n te al finalizar este p erio d o .] [P o r lo d em ás, aú n en Q u e b e c , los
ingresos p ro v en ien tes del trabajo que p ercibían los asalariados de sexo m asculino
2® idea
y o rig e n fra n c ó fo n o eran m uy in ferio res a la m e d ia g e n e ra l d e los in g reso s de
trab ajo que recibían los asalariados de otros o rígen es é tn ico s.] [E n tercer lugar,
a co m ie n z o s d e la d é c a d a d e 1 9 6 0 , la p ro p o r c ió n de los in d iv id u o s y d e las
3 s idea
familias c o n ingresos insuficientes era tod av ía alta e n la p rovin cia, e n p articu lar
e n las regiones alejad as d e los g ran d es c e n tro s.] [P o r ú ltim o , la rep a rtició n de
los in g reso s e n Q u e b e c segu ía sien d o m u y d esig u al y d is c r im in a to ria , e n
4 a idea
p articu lar p ara las m ujeres, los trab ajad ores agrícolas y los obreros que laborab an
e n los s e c to re s b la n d o s d e la in d u stria q u e b e q u e n s e .] [E n su m a y seg ú n los
in d ica d o re s c o n s id e ra d o s , la p ro sp erid ad que p a re c ió c a r a c te r iz a r a Q u e b e c
F in a l del párrafo
b ajo la ad m inistración de Duplessis2 fue sin d u d a vivida de m an era m uy diferente
B a la n c e resu m id o
por las diversas ca te g o ría s so ciales3.]

2. M au rice Le N ob let Duplessis (1 8 9 0 -1 9 5 9 ) , abogado y político, P rim er M inistro de Q ueb ec


(1 9 3 6 -1 9 3 9 ) y ( 1 9 4 4 -1 9 5 9 ) . D urante su primera adm inistración se aprobaron dos leyes de envergadura:
la del crédito agrícola y la de electrificació n rural. D u ran te su segunda ad m inistración se c r e ó el
M inisterio de B ien estav S o cial y de la Ju v en tu d . A lgu nos pretend en q ue las raíces de la R evolu ción
Tranquila de los años 1 9 6 0 , en Q u eb ec, d urante la cual la mayoría francófona ab and on ó su h eren cia
religiosa y colonial, tuvo su origen en el d esco n ten to general que produjo su gobierno.
mot.ns(/Dossicrs/Maurice_Duplessi.s y atn>://fr. wikipcdia.org/wiki/Mauiic.e_Duulessis). [N. del T ] .
3. Jocelyn L éto u m eau , “A ccu m u lation , régulation et sécurité du revenu au Q u éb ec au début des
années 1 9 6 0 ”, tesis doctoral, Q uebec, Universidad de Laval, D ep artam en to de H istoria, 1 9 8 5 , p. 4 0 9 .

222
Articular las ideas principales para imprimirle una sensación de continuidad al discurso
P a la b ra s de e n la c e 4 E f e c to d e e n la c e b u scad o
y
ta m b ié n
aú n m ás
ad e m á s
ig u a lm e n te C o n tr ib u y e n a re fo rz a r las id eas p r e c e d e n te s
d e la m ism a m a n e ra
a p a rte de ello
e n e f e c to
p a ra le la m e n te
p ero
aunque
a h o r a b ien
a p e sa r de
sin e m b a rg o
n o o b s ta n te P ro d u c e c o n tr a s te o in fle x ió n e n re la c ió n
e m p e ro c o n las ideas p r e c e d e n te s
m ás b ien
p o r o tr a p a rte
p o r o tr o lad o
en ca m b io
de co n fo rm id a d c o n
e n c o n s e c u e n c ia
de d o n d e
d e e ste m o d o S u m a t o t a l o c o n c lu s ió n
es p o r ello que
p o r e sta s razo n es
e n su m a
e n re s u m e n

El encadenam iento de los párrafos


E n la o ración la idea cobra form a. El párrafo es un conjun to de varias oraciones
enlazadas por el hilo co n d u cto r de una idea principal. A su vez, los párrafos se
en cad en an de m anera lógica para form ar una subsección o, en un sentido todavía
más amplio, una sección . Sub sección y sección suelen ser el lugar de en u n ciación
y d em ostración de un elem ento fundam ental de la hipótesis planteada en la in,
tro d u cció n de un trabajo de envergadura. D e este m odo resulta que el hilo c o n ­
d u cto r de un con ju n to de párrafos que integran una subsección o una sección es
uno de los elem entos de la hipótesis que el autor seleccion a para profundizar.
D e la misma m anera que una o ració n se integra en una estructura lógica p ro ­
gresiva y acum ulativa de reflexión, el párrafo tiene un lugar preciso en el desarrollo

4. Mots de raccordement en el original [N. del T].

2 2 3
general de la dem ostración. De lo contrario, se rompe el ritm o de la argum enta­
ción. Sin embargo, uno de los objetivos fundam entales que se busca con la escritu­
ra científica es justam ente la continuidad del discurso. En efecto, el texto debe dar
la impresión de “fluidez”, es decir debe desarrollarse sin rupturas, desperdicios, ni
digresiones. Se pueden utilizar diversos secretos para brindar esta impresión de
continuidad. De esta manera, la primera o la última oración de un párrafo pueden
servir de puentes con el párrafo precedente o el subsiguiente. Algunas palabras de
enlace o algunas expresiones de cópula5 pueden acentuar la impresión de co n ti­
nuidad de un texto. Por ejem plo: “Pero eso no es todo”, “Vayamos más lejos”. De
hecho, las posibilidades son muy numerosas, com o puede verse en el cuadro p rece­
dente. Sólo debe recordarse que un texto científico es una con stru cción por eta ­
pas, ninguna de las cuales se pueden saltar, a riesgo de echar a pique la argum enta­
ción y, además, que cada inflexión im portante de la argum entación suele dar lugar
a una nueva subsección o sección.

S e c c io n e s y s u b s e c c i o n e s : lo s m o m e n t o s c r u c ia l e s d e la d e m o s t r a c ió n

U n texto equilibrado está com puesto por secciones y subsecciones bien desig­
nadas en los títulos. Cada una de estas secciones corresponde a una parte del plan
de trabajo que el autor ha preparado al comienzo. De algún modo, en los títulos se
condensa la idea principal desarrollada en los diez o veinte párrafos que suelen
integrar una sección. De la misma manera, le perm iten al lector situar el conju nto
de párrafos en relación con los m omentos precedentes y subsiguientes de la demos­
tración. Por último, representan para el autor puntos de referencia útiles que orien­
tan su proceso de reflexión y escritura.
En un texto largo, los títulos de las secciones y de las subsecciones son las
señales m ediante las cuales se pauta el desarrollo de una dem ostración, los co rre­
dores donde se efectúan las bifurcaciones fundam entales de un discurso, los nudos
donde se operan los pasajes de un punto a otro de la argum entación. La elección
de las palabras que com ponen el título de una sección o de una subsección debe
ser minuciosa en extrem o. En efecto, en los títulos se debe indicar el objetivo
propuesto. En ellos se resume la sustancia, el arquetipo.
Puestos unos al lado de los otros, estos títulos y subtítulos constituyen la colum ­
na vertebral de un texto; se asimilan a Íos soportes sobre los que se sostienen los
músculos (puntos de argum entación) y la carne (elem entos de inform ación).

L a p u n t u a c ió n : el p u ls o d e l tex to

Sin una puntuación adecuada el texto se torna ilegible. Se convierte en un


derroche de palabras desprovistas de carácter y fuerza que se atropellan unas con
otras. En este caso, no son más que pensam iento enunciado que no ha sido objeto
de formaiización, un fondo no com unicable, un contenido no transmisible. La

5. Expressions de cadrage en el original [N . del T ] .

224
puntuación le imprime significado al te x to , le brinda personalidad. Le insufla vida
a lo que sin ella sería una hem orragia de palabras.

Ejemplo de puntuación deficiente

En febrero de 1949 cerca de 5 .0 0 0 trabajadores desencadenaron una huelga, en las


dos ciudades mineras de Asbestos y Thetford Mines situadas, aproximadamente a
100 kilómetros al sudeste, de Montreal. En la memoria colectiva de los habitantes
de Quebec nutrida en buena medida por la memoria científica, este aco n teci­
miento fue considerado, como el primer lance de una auténtica rebelión de la base
de la sociedad contra la cumbre. La historiografía y la sociografía, en particular las
de las décadas de 1960 y 1970 suelen presentar aquel movimiento como un episo­
dio durante el cual la colectividad quebequense, se jugó y definió su futuro hacia
el progreso, y abandonó a sus figuras tradicionales. De manera general el recuerdo
que se conservó de la huelga fue el de un movimiento unánime por parte de los
trabajadores, y el de una acción triunfal, por parte de la clase obrera. ¿Pero cuál fue
la significación que tuvo esta huelga para aquellos y aquellas que la llevaron a
cabo, y que, pagaron el precio en forma de tantos desgarramientos; dicho de otra
manera la representación habitual de la huelga del amianto coincide con la de los
trabajadores, que vivieron el conflicto en lo cotidiano, como un episodio que no
era necesariamente la sumatoria exacta de los desafíos planteados por una socie­
dad que todavía estaba por construir.

Ejemplo de puntuación correcta

En febrero de 1949 cerca de 5 .0 0 0 trabajadores desencadenaron una huelga en las


dos ciudades mineras de Asbestos y Thetford Mines, situadas aproximadamente a
100 kilómetros al sudeste de Montreal. En la memoria colectiva de los habitantes
de Quebec, nutrida en buena medida por la memoria científica, este acon teci­
miento fue considerado como el primer lance de una auténtica rebelión de la base
de la sociedad contra la cumbre. La historiografía y la sociografía, en particular las
de las décadas de 1960 y 1970, suelen presentar aquel movimiento como un episo­
dio durante el cual la colectividad quebequense se jugó y definió su futuro hacia
el progreso, y abandonó a sus figuras tradicionales. De manera general, el recuerdo
que se conservó de la huelga fue el de un movimiento unánime por parte de los
trabajadores, y el de una acción triunfal por parte de la clase obrera. ¿Pero cuál fue
la significación que tuvo esta huelga para aquellos y aquellas que la llevaron a
cabo, y que pagaron el precio en forma de tantos desgarramientos? Dicho de otra
manera, la representación habitual que se da de la huelga del amianto coincide
con la de los trabajadores, que vivieron el conflicto en lo cotidiano, como un epi­
sodio que no era necesariamente la sumatoria exacta de los desafíos planteados por
una sociedad que todavía estaba por construir.6

P u n tu ar un te x to no solo significa poner aquí una com a, allá un punto. Se trata


más bien de organizar el te x to buscando un m áxim o de sentido y efecto sobre el

225
lector. La p u n tu ación es un sistem a com plejo de signos que tiene por efecto regla­
m en tar el flujo de las palabras, m arcar las pausas, establecer las divisiones, definir
ciertas relaciones sin tácticas. Para la co n stru cció n de una oración , la p untuación
es tan necesaria co m o las palabras. A h í radica su im portancia.
Todos co n o cem os los signos de puntuación: el punto, el punto y com a, los dos
puntos, los puntos suspensivos, los signos de interrogación, los signos de exclam a­
ción, la com a, el guión, los corch etes, los paréntesis y las comillas. La principal
dificultad consiste en utilizarlos de m odo adecuado y oportuno. U n signo de pun­
tuación mal puesto traicion a el sentido de una oración, desnaturaliza una idea e
interrum pe una argum entación. Utilizados de m anera co rre cta , contribuyen al dis­
curso, ponen en evidencia una idea, acen tú an o minimizan un elem en to de infor­
m ación. L a puntuación h ace hablar al te x to , pauta el tono del discurso, acelera o
retard a el tempo de una discusión, establece las relaciones entre los diferentes pun­
tos de argu m en tación . La puntuación es el pulso del texto .
Los dos ejemplos p reced en tes perm iten percibir, por una parte, la ambigüedad
e in co h eren cia de un te x to m al puntuado, y, por o tra parte, la claridad y el efecto
de continuidad de este mismo te x to provisto de una pun tu ación adecuada.
Sin em bargo, la re d acció n de un buen te x to no resulta sólo ni m u ch o m enos
del dom inio de los principios elem entales de la com u n icació n escrita; hay que ir
todavía más lejos. El objetivo preciso de la presente sección consiste en condu cir­
nos allí.

2 . R e d a c ta r para co n v e n ce r y sed u cir

La fase de la red acción suele asociarse co n una dosis m ayor o m en or de angus­


tia por parte del investigador. Si éste procede a partir de un plan de trabajo, su
angustia d esaparece en g ra n m edida, puesto que él sabe c ó m o va a desarrollar su
argu m en tación . D e la m ism a m anera, sabe com o efectu ar las transiciones en su
dem ostración.
Sin embargo, queda por resolver el asunto de la escritura del texto. Algunos
multiplican las versiones preliminares tratando de m ejorar y profundizar cad a vez
más en los objetivos, con ten id o y forma. E xiste un m étodo m ás racional, quizá más
rápido, que consiste en red actar un te x to en dos tiempos:
• en prim er lugar, re d actar para co n v en cer al lector;
• enseguida, retom ar el te x to para seducir al lector, es decir, para cau tivar su
interés de m an era sostenida.
E n ambos casos, el au tor debe proponerse la claridad com o objetivo funda­
m en tal. E n el recu ad ro siguiente ap arecen ciertos secretos para lograrla.
A h o ra se exam in ará más de ce rca el m étodo sugerido.

6. Jocelyn Létourneau, “La gréve de l’amiante entre ses mémoires et l’histoire”, Joumal of the
Oral History of Cañada [Dalhousie University, Nouvelle-Écosse], n0 11, 1991, p. 8.

226
Redactar para convencer al lector

La redacción preliminar es la fase en que el investigador se interesa principal­


m ente por la calidad de los argumentos que moviliza, las pruebas que esgrime, la
inform ación que organiza. Es la etapa en que se esfuerza por ser con vin cen te, o r­
denando de la m anera más inteligente posible su docum entación; es el m om ento
en que lo invade la preocupación por volver indiscutible la parte inform ativa de su
texto; es tam bién el m om ento en que busca organizar sus reflexiones, sus ideas y su
docum entación en función de una estrategia de dem ostración. De alguna manera
todo este proceso se asem eja al escenario de una justa intelectual con el lector.
Esta redacción preliminar no implica por fuerza el m ejoram iento de la forma
del texto. Sin embargo, contrario a lo que ocurre con el método de las versiones
sucesivas, implica un trabajo laborioso de poda y organización del contenido de un
texto.

Objetivo: la claridad

Redactar un texto perfectamente comprensible para el lector es una operación más


delicada de lo que parece. No debe olvidarse que vivimos en una época en que la
comunicación oral ocupa un lugar importante. Sin embargo, con demasiada fre­
cuencia se tiende a olvidar que lengua escrita y lengua hablada son dos formas de
expresión diferentes.
En efecto, no se puede escribir como se habla. El gesto, la mirada, la entonación y
el contexto de conjunto contribuyen a la inteligencia del discurso del locutor en la
comunicación oral. Este último tiene la posibilidad de verificar de inmediato el
efecto de sus palabras y de reformular lo que su interlocutor no parece haber en­
tendido según se deja ver en el fruncido de su ceño. En el escrito se produce un
texto de una vez por todas. En este caso, el texto es el único intermediario entre el
emisor y el receptor. Éste permanece como el único sustrato que puede interrogarse
a propósito de aseveraciones que algunas veces adolecen de incoherencia.
Como es obvio, no se pretende que la expresión oral deba ser descuidada, se trata
más bien de subrayar hasta qué punto la claridad es la cualidad principal de un
buen texto. Para alcanzar esta calidad es necesario en primer lugar dominar un
tema. Ello implica considerar la importancia de cada una de las etapas del trabajo
intelectual que van de la definición del tema hasta la organización del material
colectado, en el marco de un plan de trabajo coherente. En ningún caso la escritu­
ra puede llenar los vados de las etapas precedentes. El adecuado desarrollo de
cada una de estas etapas es lo que permite, en última instancia, que el joven
investigador pueda concentrarse en la calidad de la lengua, respetando las con ­
venciones que la regulan.
Estas convenciones tienen nombres propios, a saber: gramática, ortografía, sintaxis,
vocabulario y puntuación. Se trata de un código complejo que el joven investiga­
dor debe adoptar para comunicarse con eficacia mediante un texto. Mientras más
se respete tal código, mayor es la probabilidad de que el pensamiento sea aprehen-

227
dido por lo que es. A la inversa, el lector debe interpretar y adivinar cuando la
forma traiciona el sentido. En estas condiciones, queda sin entender la idea enun­
ciada.
Ciertos secretos confirmados en múltiples ocasiones contribuyen a garantizar la
claridad de un texto:
• practicar una serie de lecturas y relecturas en las que el objetivo consiste en
observar un sólo aspecto, a saber: las convenciones lingüísticas;
• dejar decantar la edición preliminar, lo que genera distancia en relación con el
pensamiento propio y permite colocarse en la posición de quien leerá el texto
por primera vez.
Darle el texto a un colega de confianza para que lo lea. Éste puede, con frecuencia
mejor que el propio autor, desentrañar las incoherencias de la argumentación, los
errores de estilo, las digresiones, entre otros aspectos.
Leer el texto en voz alta. Algunas faltas, en particular las de sintaxis, se detectan
con mayor facilidad mediante la escucha.

Redactar para seducir al lector

La segunda etapa es el m om ento en que el investigador se interesa principal­


m ente en la co m u n ic a c ió n de su p en sam ien to . Entonces equilibra y perfecciona
su texto en función de una estrategia de seducción intelectual del lector. M om ento
en que el investigador se preocupa por la exactitud de sus form ulaciones, la belleza
de su estilo, la precisión de sus términos, la articulación funcional de sus oraciones,
el desarrollo lógico de su texto, la concisión y claridad de su escritura. M om ento en
que se torna indispensable el recurso a una gram ática y a diccionarios especializa­
dos. En el recuadro de la página 2 2 9 se brindan algunos títulos muy pertinentes
para este propósito.
C on su texto, el investigador debe brindar la impresión de que d o m in a su
te m a c o n la m ism a su ficien cia c o n que lo form u ló. El empleo de un estilo vigoro­
so y seguro, la sutileza para expresar los m atices, el apoyarse en una docum enta­
ción rica y abundante y la capacidad para desplegar el vocabulario especializado de
algunas disciplinas son exigencias de un ideal digno de ser alcanzado. El investiga­
dor tam bién debe dar la impresión de que h a o b ten id o p la ce r ad elan tan d o la in ­
vestig ación qu e a h o ra en tre g a al p ú b lico. Se trata de una m anera eficaz de suscitar
la simpatía del lector hacia su trabajo.
En todo caso, el investigador que redacta un texto debe m antener presentes
ciertas pautas que le ayudarán a com unicar m ejor su pensam iento y por ende a
cautivar el interés del lector. A continuación se enum eran diez de ellas:

228
1. Emplear la palabra adecuada para expresar una buena idea.
2. Utilizar los términos precisos que eviten dudas de sentido; en algunoscasos,
definir las nociones y los conceptos que se utilizan en el texto.
3. Utilizar un vocabulario simple, más fácil de manejar que una terminología ela­
borada cuyos matices semánticos se hallan a menudo fuera de nuestro alcance.
4. Variar las formulaciones sintácticas y estilísticas para evitar las repeticiones
molestas y la monotonía del texto.
5. Preferir el modo activo al pasivo, porque aligera el texto y facilita la comunica­
ción del pensamiento.
6. Evitar la proliferación de adjetivos calificativos, adverbios y pronombres relati­
vos en una misma oración, porque la tornan pesada y a veces confunden y
comprometen la continuidad del discurso.
7. Tratar de asociar la argumentación abstracta con la argumentación empírica,
con la finalidad de que se valoricen y refuercen mutuamente.
8. Colocar las palabras en la oración de modo que la idea se destaque, un tono se
imponga, los argumentos cobren contraste, etc.
9. Eliminar sin vacilaciones toda palabra o segmento de oración inútil a la com ­
prensión de la idea expresada. Evitar la verborrea, de la que nunca están exen­
tos los especialistas, incluso los más consagrados.
10. Preparar una versión preliminar del texto antes de corregirlo.

D om inar el arte de la expresión escrita:


aprender a co n o cer los “verdaderos amigos”7

Poner por escrito los resultados de la investigación y la reflexión se convierte en un


auténtico placer cuando las palabras dejan de ser enemigas para volverse cómpli­
ces. Aunque el arte de escribir, a la manera de los mejores escritores, no se halla al
alcance de todos, el dominio de las técnicas de expresión escrita sí puede adquirirse
mediante la práctica regular.
Dominar las diferentes convenciones de una lengua consiste, ante todo, en saber
manejar, cada vez más y mejor, los instrumentos de trabajo: los diccionarios y las
gram áticas. Es indudable que estos volúmenes pesados y áridos no se leen de pasta
a pasta, pues no están concebidos para leerse como si fueran una novela. Sin em­
bargo, se deben m anejar con eficacia para dominar el ejercicio de la escritura.
Existen varios tipos de diccionarios y gramáticas, entre los cuales son indispensa­
bles los siguientes:

7. El texto de este recuadro fue adaptado por el profesor Cleóbulo Sabogal Cárdenas, jefe de
la Oficina de Divulgación de la Academia Colombiana de la Lengua.

229
El diccionario de lengua

Se recomienda proveerse de un diccionario de lengua (diccionario lingüístico o


diccionario general definitorio), por ejemplo, el Diccionario de la lengua española, de
la Real Academia Española8, oficial en todos los países de habla hispana, o, en su
defecto, de uno no académ ico, como el G ran diccionario de la lengua española
(Larousse), el Diccionario Salamanca de la lengua española o Lema. Diccionario de la
lengua española, entre otros. Asimismo, existen importantes y valiosos lexicones
descriptivos o de uso que, como su nombre lo dice, contienen los vocablos más
usuales de un idioma en una época determinada (estén aceptados o no por la Real
Academia), por ejemplo, el Diccionario de uso del español, de María Moliner, cuya
segunda edición es de 1998; el Gran diccionario de uso del español actual, publicado
por la Sociedad General Española de Librería en el 2001; Clave. Diccionario de uso
del español actual;9 el Diccionario de uso del español de América y España*0; y el Diccio­
nario Planeta de la lengua española usual. Todos ellos presentan las acepciones pro­
pias y figuradas de las palabras y su uso corriente en el idioma. Algunos incluyen
cuadros de conjugación, dan sinónimos y parónimos o suministran información gra­
matical y etimológica.
Recientem ente, la Real Academia Española, con el ánimo de acercar más a los
hispanohablantes al vocabulario, ha lanzado dos lexicones muy sencillos, con pala­
bras y locuciones típicas del léxico actual: el Diccionario del estudiante (2005) y el
Diccionario esencial de la lengua española (2006). Ambas obras están enriquecidas
con ejemplos y orientaciones gramaticales o léxicas.
En otro plano están los diccionarios enciclopédicos, “propios de países latinos como
Francia, Italia, Portugal y España", 11 donde se mezclan un diccionario de lengua y
otro de materias o cosas12- El más amplio de ellos en nuestro idioma, y el más grande
del mundo, es la Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, “más conocida
popularmente por Enciclopedia Espasa”, 13 pero cuyo nombre de enciclopedia “no pa­
rece muy adecuado, pues se trata sin ningún género de dudas de un diccionario
enciclopédico”!4; actualmente (2007) tiene 117 volúmenes. Cabe mencionar tam ­
bién la Nueva enciclopedia Larousse, publicada por la editorial Planeta, que, “pese a
su título, [es] un diccionario enciclopédico”^

8. Se puede co n su ltar en la página de la A cad em ia: w ww.rae.es


9. Se puede co n su ltar en h ttp ://clav e.lib ro sv iv o s.n et
10. D isponible para su co n su lta en w w w .diccionarios.com
1 1. Jo sé M artín ez de S o u sa , Diccionario de lexicogr afía práctica, 'B a rc e lo n a , Bibliog., 1 9 9 5 , p.
178.
12. Cfr. Jo sé M artín ez de S ou sa, Diccionario de bibliología y ciencias afines, 2 - ed ., M adrid,
F u n d a ció n G erm án S án ch ez R u ip érez/ P irám ide, 1 9 9 3 , p. 2 6 1 .
13. Diccionario de lexicografía Práctica, p. 137.
14. Ibíd., p. 138.
15. Jo sé M a rtín e z de S ou sa, Manual de estilo de la lengua española, 2 - e d ., G ijó n , T re a , 2 0 0 3 ,
p. 3 3 0 .

230
La gramática

Una gramática suele ser un manual donde aparecen las reglas que regulan el em­
pleo de los diferentes tipos de vocablos. Allí están descritas todas y cada una de las
partes del discurso, expresión consagrada que designa las voces según su naturale­
za: sustantivo, verbo, adjetivo, preposición, entre otras. Allí también se exponen
los principios de concordancia, 16 según el papel que los términos cumplen en la
oración: sujeto, complemento, atributo, etc. Asimismo, se aprende qué clase de
palabras no varían nunca y cómo la índole y la función de otras influyen sobre la
concordancia.
La gramática oficial de nuestro idioma ha sido la de la Real Academia Española.
Una nueva edición de ella fue presentada y aprobada en el XIII Congreso de A ca­
demias de la Lengua Española, el cual se verificó en Medellín del 21 al 24 de marzo
de 2007.

El diccionario de dificultades.

El diccionario de dificultades facilita y completa el uso de la gramática. Las reglas


y las palabras que plantean mayores inconvenientes aparecen clasificadas por or­
den alfabético (de ahí el apelativo de diccionario), lo que simplifica su consulta.
Varios lexicones de este tipo se han escrito. En la actualidad, el más importante es
el Diccionario panhispánico de dudas, de la Real Academia Española y la Asociación
de Academias de la Lengua Española, publicado en octubre de 2005. Antes que
éste saliera a luz, el más útil, completo y conocido era el Diccionario de dudas y
dificultades de la lengua española, del académico español Manuel Seco Reymundo,
muchas veces editado y reimpreso por la editorial Espasa17. Mención especial me­
rece el Diccionario de usos y dudas del español actual, de José Martínez de Sousa,
cuya tercera y última edición es del año 2001, publicado por la editorial Spes.

El diccionario de anglicism os

Desde finales del siglo X IX , el elemento inglés es el que más ha influido en la


lengua española, pues antes lo fue el francés: ‘‘A yer imperó el galicismo. Hoy con­
templamos el reinado del anglicismo”18. Por eso, hoy más que nunca debemos estar
atentos para evitar el empleo innecesario de voces extranjeras, pues “en lo que se

16. Desde la Antigüedad se le daba mucha importancia a este tema, por eso el filósofo latino
Séneca sostuvo: "Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente".
Y en Colombia, don Marco Fidel Suárez, uno de los tres grandes filólogos de este país, afirmó: "En
ningún otro departamento del lenguaje son tantas y tan caprichosas las variedades del uso”.
17. Una nueva edición resumida y actualizada de esta obra se publicó en el 2005: Guía práctica
del español actual: Diccionario breve de dudas y dificultades, donde Manuel Seco es coautor junto con
Elena Hernández.
18. Ricardo J. Alfaro, Diccionario de anglicismos, Madrid, Gredos, 1964, p. 7.

231
habla y se escribe, por desconocimiento de lo propio se mendiga tanto a lenguas
extrañas, que se hace aparecer la nuestra como una zarrapastrosa nutrida sólo por
lo que otras le dan”19, sin olvidar, claro está, que “el término extranjero ha de
aceptarse cuando no hay más remedio, pero nunca cuando en castellano podemos
hallar equivalentes castizos”20.
El más representativo de este tipo de lexicones es el D iccion ario d e an g licism os , del
panameño Ricardo J. Alfaro, editado por Gredas, del que se conocieron tres edi­
ciones, la última salió en 1986. Once años más tarde ( 1997), esta misma editorial
sacó a la luz el N u ev o d iccion ario de anglicism os, cuyos autores son Félix Rodríguez
González y Antonio Lillo Buades. Un buen complemento de estos dos vocabularios
es el D iccion ario de p a lab ras y fra ses extran jeras, de Arturo del Hoyo, cuya tercera y
más reciente edición es del año 2002.

¡P recaución!

Debe tenerse en cuenta que la integración de diccionarios y gramáticas a los pro­


gramas corrientes de procesamiento de texto no eximen al autor de un escrito de
una revisión lingüística metódica y sistemática de su obra. Esto se explica, al m e­
nos, de dos maneras. Por una parte, la inteligencia peculiar de los escritos descon­
cierta con frecuencia las lógicas ortográficas y gramaticales de los programas de
procesamiento de texto, hasta el punto de que muchos “errores” son ignorados o
identificados de manera inadecuada por los programas electrónicos, inclusive los
más sofisticados. Por otra, la experiencia demuestra que los programas electrónicos
no se hallan exentos de errores y olvidos. Vale la pena controlar siempre el trabajo
mecánico de la máquina, pues “los criterios de corrección gramatical que contem ­
plan los correctores gramaticales no incluyen todas las especificaciones realizadas
por la gramáticas normativas, por lo que pasan por alto errores o, por el contrario,
subrayan como erróneas estructuras que no lo son”21.

19. R o b erto R estrep o , Apuntaciones idiomáticas y correcciones de lenguaje, 2 - ed., B o g o tá, Im ­


p ren ta N acio n al, 1 9 5 5 , p. 9.
2 0. H u m b erto T o scan o , Hablemos del lenguaje, N u ev a York, Jo sh u a Pow ers, ln c ., 1 9 6 5 , p. 21.
21. Estrella M o n to lío (co o rd ), Manual práctico de escritura académica, B a rce lo n a , A riel, 2 0 0 0 , v.
111, p. 185.

2 3 2
Apéndice I

Cómo presentar referencias bibliográficas

El lector conoce la im portancia de una referencia bibliográfica precisa y co m ­


pleta, aunque sólo sea para identificar ulteriorm ente la publicación citada por un
autor:. Por desgracia, el investigador lo olvida con frecuencia o se muestra negligen­
te a este respecto. En este apéndice se propone un método para presentar referen­
cias bibliográficas, que incluye las referencias a los docum entos jurídicos y a los
docum entos electrónicos. En este método se asocia la precisión con la concisión y
el sentido práctico.
En m ateria de presentación de referencias bibliográficas no existe una m anera
única que goce de aceptación universal. De hecho y cada vez con mayor frecuen­
cia, los investigadores utilizan sistemas abreviados que reducen de forma conside­
rable la inform ación bibliográfica que acom paña la m ención de un docum ento.
Este modo de proceder contribuye a com plicar los problemas de la com unicación
científica y aum enta, a veces de m anera muy significativa, el tiempo necesario para
reubicar las referencias en los catálogos de las grandes bibliotecas o en Internet.
En este apéndice se propone un sistema razonado de presentación de referen­
cias bibliográficas. Nos inspira el deseo de sensibilizar al joven investigador acerca
de la necesidad de asimilar un código de conducta en m ateria de com unicación
científica. En el sistema propuesto se aprovechan las ventajas de los modelos de
presentación existentes; además, se incluyen aportes que han sido objeto de co n ­
senso durante los últimos años. C on el sistem a sugerido no se pretende la
exhaustividad, sólo se trata de prever los casos más frecuentes que debe encarar el
investigador principiante^

l. C in co obras nos h an ayudado a elab o rar las referen cias bibliográficas que a p a re ce n en las
páginas siguientes, incluyendo las de los d ocu m en tos electró n ico s: B en o it Bernier, Guide de présentation
d ’un travail de recherche, Sillery, Presses de l'U n iv ersité du Q u é b e c ,1 9 7 9 [ 1 9 7 3 ] ; Terry C ook et al.,
Références aux documents d'archives, O taw a , A rch iv es publiques du C an ad a, 1 9 8 3 ; K ate L. T u rab ian,
A Manual for Writers o f Term Papers: Theses and Dissertatians, 5 a ed., C h icag o , U niversity of C h icag o
Press, 1 9 8 7 [ 1 9 3 7 ] ; Je a n -G u y V io lette, bajo la dir de, G uide pour la rédactton et la présentation des
mémoires et theses, 1 a versión, Q u e b e c, U n iv ersité L aval, D ép artem en t d'histoire, 1 9 8 7 ; R osaire C aron ,
“C o m m e n t c ite r un d o cu m e n t électro n iq u e?", U n iv ersité L aval, B ib liothéque, site de la B ibliothéque
de l'U n iv ersité L aval, [en ligne], w w w .b ib l.u lav al.ca/d o elec/cited o ce.h tm l (página co n su ltad a el 27
de m arzo de 2 0 0 5 ) [N . del T .]: A quí se h an resp etad o los criterios del p rofesor L éto u rn e a u y la
bibliografía por él brindada. El le cto r in teresad o en bibliografía co rresp o n d ien te para el m undo hispa­
no puede con sultar, e n tre otras obras, Reglas de catalogación angloamericanas 1 p rep arad as bajo la
d ire cció n del Jo in t S te e rin g C o m m itte e for R ev isio n of A A C R un co m ité de American Library
Association ... [et al] . . . [trad u cció n y revisión general M arg arita A m ay a de H ered ia, 2 a ed. rev. en
2 0 0 2 , actu alizació n 2 0 0 3 ] , B o g o tá: Rojas E berhard E ditores, 2 0 0 4 , x x, 7 0 2 p. en p a g in ació n v a ria d a , il.

2 3 3
l . Los libros

L a a u to ría

U n au tor2

Amaya, José Antonio. M u tis, apóstol d e L in n eo : historia d e la b o tá n ica e n el v irrein a to d e N u e v a


G ra n a d a , Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia
1 7 6 0 -1 7 8 3 ,
(ICANH), 2005, 2 v., il., cuadros, bibliog.

Dos autores

Hobsbawm, Eric J., y Marc Weitzmann. 1 9 6 8 , M a g n u m e n el m u n d o /Textos Eric J. Hobsbawm,


Marc Weitzmann, Barcelona, Lunwerg [1998], 271 p:, il.

Tres autores

Lorenzi, Jean-Hervé, Olivier Pastré y Joelle Toledano. La c ris e d u X X siecle, París, Economica,
1980,387 p., cuadros, gráfs., diagr.

Más de tres autores


Weitzmann, Kurt, et al. T h e Ic o n , trad. del italiano, New York, Knopf, 1982 [ed. ital., 1981],
419 p., pl., índice.

A utor corporativo3
Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Planeación. Q u im b a y a : p la n d e o r d e n a ­
m ien to , Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, [197?], 123 h., il., cuadros, gráfs.,
mapas, planos.

P or o tra p arte, la p rofesora M arg arita A m ay a de H ered ia, de la U n iv ersid ad N a cio n a l de C olom bia,
revisó la tra d u cció n del p resen te ap énd ice. A d em ás, A lejan d ra O ro zco , de Patrim onio Fílm ico C o ­
lom biano, C la ra Lucy V alenzuela G óm ez, de la B ib lio teca C e n tra l de la U niversid ad N a cio n a l,
C aro lin a V anegas C a rra sco , de la C u rad u ría del M u seo N a cio n a l de C o lom b ia, Jaim e D u arte C astro ,
del In stitu to G eog ráfico A g u stín Codazzi, Yezid A lejan d ro Pérez Jerez, de la U n iv ersid ad N acio n al
de C o lom b ia y M au ricio T o v ar G onzález co lab o raro n en la id en tificació n de los ejem plos d e este
a p é n d ice .
2. Todas las refe re n cia s bib liográficas que a p a re c e n en este ap én d ice cita d a s a m o d o de
ejem plos se p resen tan en forma co m p leta. E n la referen cia se incluyen las ca ra cte rís tica s extern as y
físicas de una obra: n úm ero de páginas, ilu straciones, m apas, planos, e n tre o tras. E stas ca ra cte rís tica s
suelen ind icarse de m odo ab reviad o. Los significados de las ab rev iatu ras de uso co m ú n en las referen ­
cias son los siguientes: p. (p ág in a-s), t. (to m o ), v. (v o lu m en ), bibliog. (bibliografía), co l. (c o le c c ió n ),
facsim ., facsim is. (facsím ile, -e s ), diagr., diagrs. (diagram a, -s ), il. (ilu stració n , - s ), foil. (fo lleto ), fase.
(fascícu lo ), grab. (grabad o, -s ), apend. (a p é n d ice ), an ex. (a n e x o ), cap . (ca p ítu lo ), ms. (m a n u scrito ),
mss. (m a n u scrito s), litogr. (lito g rafía). Las an terio res ab rev iatu ras y sus significados se han tom ad o de
Reglas de catalogación angloamericanas, ed. c it., A p én d ice B -1 .
3. Si el n om bre p ro ced e de instancias de un organ ism o (servicio, d irecció n , oficina, en tre
o tra s ), es n ecesario c ita r en ord en jerárq u ico las unidades p ertin en tes.

234
Entidad gubem am ental4

C o l o m b i a , D e p a r t a m e n t o N a c i o n a l d e P l a n e a c i ó n , D iv is ió n d e I n v e r s i ó n E x t r a n j e r a . A B u ­
siness C u i d e f o r F o reig n In v e s t m e n t in C o lo m b ia , S a n t a f é d e B o g o t á , D e p a r t a m e n t o N a c i o ­
n a l d e P l a n e a c i ó n , 1 9 9 2 , 1 6 7 p ., il.

Entidades sin nom bre

G lo ria , a rte y h u m o r : e n ] o s é M a ría E s p in o s a e l a b a n d e ra d o d e N a r i ñ o , B o g o t á , B a n c o C a f e te r o , ca .


1 9 6 8 , 1 1 6 p ., il.

El título

T ítu lo

B r a u d e l, F e r n a n d . E l M e d it e r r á n e o y el m u n d o m e d it e rr á n e o e n la é p o c a d e F elip e II, t r a d . d el
f r a n c é s d e M a r io M o n t e f o r t e T o l e d o , W e n c e s l a o R o c e s y V i c e n t e S i m ó n , 2 - e d ., 1- re im p .,
M é x i c o , F o n d o d e C u lt u r a E c o n ó m i c a , 1 9 8 0 , 2 v., il., ín d ic e s , c o l . S e c c i ó n d e O b r a s d e
H is to ria .

T ítu lo y subtítulo5

O b r e g ó n T o r re s , D ia n a . B atallas co n tra la lepra: E sta d o , m e d ic in a y c ien cia e n C o lo m b ia , M e d e llín


[ C o l o m b i a ] , B a n c o d e la R e p ú b li c a / F o n d o E d i to r ia l U n i v e r s id a d E A F I T , 2 0 0 2 , 4 2 2 p .,
[ 1 2 ] p. d e lá m .

Título escrito en una lengua extranjera m ás o m enos conocida de los lectores6

V o lb a c h , W o lf g a n g F ritz. E lfe n b e in a rb e ite n d e r S p á ta n tik e u n d des fr ü h e n M ittelalters [M a rfile s d e


fin ales d e la A n t i g ü e d a d y d e la A l t a E d a d M e d ia ] , 3 - e d . re v . y c o rr ., M a g u n c i a , P h ilip p
v o n Z a b e r n , 1 9 7 6 [ 1 9 1 6 ] , 1 5 4 p ., 1 h ., 1 1 6 h. d e lá m .

4. E xiste o tra form a de d escribir los d o cu m en to s de en tid ad es g u b ern am en tales, que puede
ser a ce p ta d a . E n este caso , se designa co m o au to r a la person a que ha p rep arad o la m on ografía. El
organism o se co n v ie rte e n to n ce s en ed ito r de la obra. Ejem plo: M orin, A n d ré. D épenses et rém unération
dans les administrations publiques: évolution et importance relative [G asto s y rem u n eració n en la ad m i­
n istració n pública] (Q u e b e c, O n ta rio , C a n a d á , 1 9 6 9 - 1 9 7 9 ) , Q u e b e c, C onseil du trésor, B u rea u de la
rech erch e su r la rém unération, 1 9 8 2 , 73 p., tabl., an.
5. El uso co n sag rad o a co n seja tran scrib ir y subrayar el su btítu lo de u na p u b licació n . P ara
m a rca r la sep aració n e n tre el título y el su btítu lo se reco m ien d a el uso de los dos p untos. M ed ian te los
dos p un tos se ind ica q u e el subtítulo a cla ra , específica o d esarrolla el título. A lo largo d e un trab ajo
se debe ad op tar la m ism a m an era de in d icar la relació n e n tre el título y el subtítulo.
6. La regla básica relacio n ad a c o n los títulos en lengua esp añ ola, fran cesa e italian a es la
siguiente: después de la prim era palabra del título sólo se usa m ayúscula para los n om bres propios. En
lengu a inglesa se escrib e c o n m ayú scu la la p rim era le tra de to d as las palabras, salv o los artícu lo s, las
preposiciones y las co n ju n cio n es. En ale m á n , se escrib e co n m ayú scu la la p rim era letra de to d o s los
su stan tiv o s, in clu id os los su stan tiv o s co m u n e s. E n to d o s los caso s la prim era p alabra d e un títu lo se
escrib e c o n m ayú scu la inicial.

235
Título paralelo

San Pío Aladrén, María Pilar (scientific editor). M u tis y la R ea l E x p e d ic ió n B o tá n ica d el N u e v o


R ey n o d e G ra n a d a /l:v fu tis a n d the R oyal B o ta n ica l E x p e d itio n o f the N u e v o R ey n o de G ra n a d a ,
Bogotá (Colombia), Villegas/ Barcelona, Lunwerg, 1992, 2 v., il.

Título de un tomo de una obra de un m ismo autor

Kolakowski, Leszek. L a s principales co rrien tes d el m a rxism o , t. 2: L a e d a d d e o ro , trad. del polaco


de Jorge Vigil, 2 - ed., Madrid, Alianza, 1985 [1978], 542 p.

Título de un tomo de una obra d e diferentes autores

Body-Gendrot, Sophie, et al. D e la P rim era G u e r r a M u n d ia l a n u estro s día s, t. 5 de H isto ria de la


vida p riv a d a , bajo la dirección de Philippe Aries y Georges Duby; traducción del francés
de José Luis Checa Cremades, Madrid, Taurus, 1989, 634 p., il., bibliog., índice.

A ctas de un coloquio

F iesta s y liturgia: acta s d el co loq u io c e le b ra d o e n la C a s a d e V elá sq u ez 1 F e te s e t liturgie : actes d u


a la C a s a d e V elá sq u ez (Madrid, 12-14 de diciembre de 1985), Madrid, Casa de
co llo qu e ten u
Velásquez 1 Universidad Complutense, 1988, 312 p., il., bibliog., col. Casa de Velásquez, 4.
Amaya, José Antonio, y Olga Restrepo Forero (coords. de la ed.). C i e n c ia y re p re s e n ta c ió n :
dispositivos e n la co n s tru c c ió n , la circu la ció n y la va lid a ció n d el c o n o cim ien to cien tífico 1 II Colo­
quio sobre Ciencia, Tecnología y Cultura (Bogotá, 1995), Santafé de Bogotá, Universi­
dad Nacional de Colombia, 1999, 452 p.

C atálogo de una exposición

Exposición el regreso de Humboldt (2001, Quito). E l re g re s o d e H u m b o ld t, catálogo de la


exposición en el Museo de la Ciudad de Quito, junio-agosto de 2001, Quito, Museo de la
Ciudad de Quito, 2001, 207 p., il., bibliog.

P a r tic ip a c io n e s d iv ersa s en la p r e p a r a c ió n d e u n a o b r a

Director, editor, compilador, coordinador, entre otras

Rodríguez, Pablo (coord.). L a fa m ilia e n Ib e r o a m é r ic a : 1 5 5 0 - 1 9 8 0 , Bogotá, Convenio Andrés


Bello /Universidad Externado de Colombia, 2004, 526, [40] p. de láms., il., bibliogs., col.
Confluencias.

Traducción

Létourneau, Jocelyn. L a ca ja d e h e rra m ie n ta s d el jo v e n inv estiga do r: g u ía d e inicia ció n al trabajo


in telectu a l, trad. del francés por José Antonio Amaya, Medellín, La Carreta, 2007, 260 p.,
il., col. Ariadna.

236
D irección de un núm ero m onográfico de una publicación seriada

L é to u r n e a u , J o c e l y n , y B o g u m il Je w s ie w ic k i (b a jo la d i r e c c i ó n d e ) . “P o litiq u e d e la m é m o ir e ” ,
P olitique et sociétés, v. 2 2 , N ° 2 , n ú m e r o m o n o g r á f ic o , 2 0 0 3 , 1 0 1 p.

Prólogo, prefacio, introducción, entre otros

A b a s c a l, J u a n M a n u e l. L a ciudad hispano-romana: privilegio y poder, p ró lo g o d e Ju lio C a r o B a r o ja ,


L o g r o ñ o ( E s p a ñ a ) , C o l e g i o O fic ia l d e A p a r e j a d o r e s y A . T. d e la R io ja , 1 9 8 9 , 2 5 4 p ., il.,
b ib lio g ., ín d ic e s , c o l . I b e r c a ja R io ja , 3 .

Características de la edición

N u eva edición

coffre aoutils du ch erch eu rd ébu tan t: guide d'initiationau travail intellectuel,


L é to u r n e a u , J o c e l y n . L e
nueva ed. rev ., a u m . y p u e s ta al d ía , M o n t r e a l , B o ré a l, 2 0 0 6 , 2 5 9 p ., il, r e c u a d r o s , e s q u e m a s ,
b ib lio g .

Reim presión por la m ism a editorial

B l o c h , M a r c L é o p o ld B e n j a m í n . A pologie pour l'histoire ou m étier d'historien, P a ris , A r m a n d


C o llin , 1 9 5 2 [ 1 9 4 9 ] , 1 1 0 p ., c o l . Cahiers des annales.

Reimpresión p or otra editorial

revolución granadina de 1810: ideario de u na generación y de una época,


G ó m e z H o y o s , R a f a e l. L a
1781-1821, B o g o tá , T e m is , 1 9 6 2 , re im p r e s ió n , B o g o tá , I n s titu to C o l o m b i a n o d e C u lt u r a
H is p á n i c a , 1 9 8 2 , 2 v., b ib lio g .

Dirección bibliográfica

Varios lugares de e d i c i ó 1

B a x a n d a ll, M ic h a e l. Patterns o f Intention: O n the Historical Explanation o f Pictures, L o n d r e s /


N e w H a v e n , Y ale U n iv e r s ity P re s s , 1 9 8 5 , 1 4 8 p ., p l., ín d ic e .

7. Si el nom bre de un lugar de ed ició n es am biguo, al p u n to de c re a r riesgo de co n fu sió n en tre


dos ciud ades, es preferible agregar, después del n om bre de la ciu d ad , el nom bre del país, de la
p rovincia o del E stado donde se en cu e n tra la ciudad. E sta aclaració n se h a ce de m odo ab reviad o y va
e n tre parén tesis. Ejem plos: C am brigd e (M a s s .); C am brigd e (R . U .). Si el lugar es p o co co n o c id o , es
m ejor p recisarlo . C u a n d o el lugar de ed ición a p a re ce e s c rito en una lengua e x tra n je r a , debe trad ucirse
al español. A sí, se escrib e “Q u e b e c ” en lugar de “Q u é b e c ”, “M o n tre a l” en lugar de “M o n tréal",
"F lo re n cia ” en lugar de “F iren ze”. Por ú ltim o, si el lugar de ed ición no a p arece en la p u b licació n , se
escribirá “s .l.”, que quiere decir "sin lu g ar”.

237
D os editores8

Silva, Renán. Los ilustrados de Nueva Granada, 1760-1808: genealogía de una comunidad de
interpretación, Bogotá, Banco de la República / Medellín, Fondo Editorial Universidad
EAFIT, 2002, 674 p., bibliog., índice.

E dición escalon ada en el tiem po9

Ricoeur, Paul. Temps et récit, París, Seuil, 1983-1985, 3 t., col. ‘Tordre philosophique”.

C a s o s p a rtic u la re s

M onografía o tesis

Mejía, Sergio Andrés. “La Historia eclesiástica y civil de José Manuel Groot (1800-1878) ”, tesis
de maestría, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Historia,
2004, 285 h., bibliog.

Reseña

Pérez Zapata, Santiago. Reseña de la obra de David Bushnell, Ensayos de historia política de
Colombia, siglos XIX y XX, Medellín, La Carreta, 2006, 195 p., Historia y Sociedad (Medellín,
Colombia), N° 12, noviembre de 2006, p. 353-362.

2. A rtícu lo s

A r t í c u l o d e p u b l i c a c i ó n s e r i a d a 10

Amaya, José Antonio. “Cuestionamientos internos e impugnaciones desde el flanco militar


a la Expedición Botánica”, Anuario colombiano de historia social y de la cultura (Bogotá), N°
31, 2004, p. 75-118.

V o lu m en , n ú m e ro , m es, a ñ o

Restrepo Forero, Olga. “En busca del orden: ciencia v poder en C o lo m b ia ”, Asclebio (Ma­
drid), 1998, v. 5 0 , N° 2, p. 33-75.

8. Es preferible red u cir el nom bre de la ed itorial a su más simple exp resió n , a co n d ició n de que
este criterio no genere problem as de iden tificación. N o se co n se rv a rá n las exp resion es de c a rá c te r
co m e rcial tales co m o “& C ía ”, “S. A .”, “L td a .”. D e la m ism a m an era, se pueden suprim ir exp resiones
co m o “E d ito res”, “E d icio n es”, e tc . Si la m en ció n de la ed itorial n o a p arece, se escrib irá “s .n .”, que
significa “sin n o m b re”.
9. C u an d o se tra ta de una publicación de m ás de dos v olú m en es o tom os, se indica la fecha
del prim er v o lu m en (o to m o ) y la del últim o.
10. C u an d o en un título figuran com illas, se tran scrib en . Sin em b argo, cu an d o las com illas van
al com ien zo o al final del títu lo, n o se em p lean dobles com illas.

238
Artículo d e periódico11

Restrepo, Gabriel. “Un mundial Colombia que no fue (1986) y otro que puede ser (2018)”, El
Tiempo (Bogotá), 23 de julio de 2006, p. 15.

Artículo en una obra colectiva

Amaya, José Antonio. “Mutis y la historia natural española, primera parte: 1749-1760”, en
San Pío Aladrén, María Pilar (ed.). Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reyno de
Granada, Bogotá (Colombia), Villegas/ Barcelona, Lunwerg, 2 v., 992, v. 1, p. 90-119.

Artículo reimpreso, compilación

Braudel, Fernand. “Histoire et sciences sociales. La Longue durée”, Annales E. S. C., N° 4,


octubre-diciembre de 1958, Débats et Combats, p. 725-753, reproducido en Braudel,
Fernand, Écrits sur l’histoire, París, Flammarion, 1969, p. 41-83.

Artículo de una enciclopedia, de un diccionario

Chaussinand-Nogaret, Guy. “Histoire des élites”, Enciclopedia Universalis, Paris, Enciclopedia


Universalis, corpus 11, 1994, p. 495-497.

Parte de una obra

Arias de Greiff, Jorge. “Historia de la astronomía en Colombia”, en Colciencias, Historia


social de la ciencia en Colombia, t. 2: Matemáticas, astronomía y geología, Bogotá, Colciencias,
1993, p. 173-269.

3. O tro s d o cu m en to s

Disco12

Grupo de tamboras y cantadoras de Arenal et al. Los olvidados. Resistencia cultural en Colombia.
Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), Centro de Documentación, Museo
Nacional de Colombia, CD-043, 5 y 6 de junio de 2003, 1 CD, 1 cuadernillo (fotografías
en b y n, 8 p.).

11. E n la referen cia co m p leta de un artícu lo de una p u b licació n seriad a se suele m e n cio n a r el
n om b re de la p ub licación se riad a, segu id o d el n o m b re de la ciud ad e n tre p arén tesis. Sin e m b arg o , el
n o m b re de la ciu d ad se puede o m itir si es su ficien tem en te co n o c id o por los le cto re s. N o se lo indica
si figura en el nom bre del diario (ejem plo: N ew York T im es). Si el n om b re de la ciudad se p resta a
co n fu sió n co n el de o tra ciu d ad , o es muy p o co co n o c id o , es m ejor in clu ir el nom bre del E stad o , la
p rovin cia o el país (ejem plo: El Im parcial (S o n o ra, M é x ic o ).
12. L a d escrip ció n incluye los siguientes elem en to s: n om bre del autor, título co m p leto , m e n c io ­
nes esp eciales (si figuran en la fu e n te ), co m p añ ía d isq uera, n ú m ero de id en tificació n d el disco,
fech a (si figura en la fu en te), d escrip ció n física.

239
Película13

Osorio Gómez, Jaime. C onfesión a Laura. Película cinematográfica. Melies Producciones.


Colombia, 1990. Copia en exhibición con sonido óptico (CEX-O PT): 9/9 C (7.516-4
pies, 1 h 23 min. 30 seg.); 35 m m .: SAF, CL, S d .; Estado: 4/D C 73-51917-51918-51924-
51925-51921-S W 5-4-A /C op ia de consulta en Video (VHS): 1 (90 min.); 1/2 Pulg.: CL
(NTSC), Sd. ; Estado: 1 /C V 77-026941.SF5-2.
Acevedo Vallarino, Arturo. B ajo el cielo antioqueño. Cinta cinematográfica. Compañía
Filmadora de Medellín, Fundación Cinemateca Colombiana, Medellín, 1925. Funda­
ción Patrimonio Fílmico Colombiano, Soporte SAF, 63 rollos, 14 cintas magnéticas,
2h., 15 min., 15 seg., película silente, blanco y negro, formato de 35 mm14.

Película conservada en videocasete15

Osorio Gómez, Jaime. C onfesión a Lau ra. Película cinematográfica. Melies Producciones.
Colombia, 1990. C opia de consulta en Video (V H S): 1/3 (90 min.); 1/2 Pulg. : CL (NTSC),
Sd.; Estado: 1 /C V 77-026941.S F5-2.
Triana, Jorge Alí. Tiempo de morir. Grabación en video, Colombia. Ministerio de Cultura.
Dirección de Cinematografía, Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, Proimágenes
en movimiento, 2001, 1 casete: 91 min, sonido, color, VHS16-

Serie documental para televisión17

Señales de vida. Bogotá en la mira II. Magnético. Dirección: Mady Samper. Bogotá. Ministerio
de Cultura. Dirección de Comunicaciones. 1994. Copia de Consulta en DVD: 1/1 (29
min. 52 seg.); CL (NTSC), Sd.; Estado: 1/C V 77-026941-S F5-2.

M apa de un atlas

Colombia, Instituto Geográfico "Agustín Codazzi”. “Departamento del Cauca”, [1: 1.100
000] 1 mapa, 31,5 x 44,5, en: Instituto Geográfico “Agustín Codazzi", Atlas d e C olom bia,
2a ed., Bogotá, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1969, p. 142.

13. L a d escrip ció n incluye los siguientes e le m e n to s: nom bre del autor, títu lo , so p o rte, créd ito s
(si figuran en la fu e n te ), el o los p ro d u cto res, el lugar de p ro d u cció n , el añ o de p ro d u cció n , la entidad
responsable de la p ro d u cció n , la d escripción física.
14. T om ad o de Instructivo para Inventario de Bienes C ulturales M uebles. G ru p o D ocum ental,
S u bgm p o Audiovisual, B o g o tá, M inisterio de C u ltu ra , D ire cció n de p atrim o n io , 2 0 0 5 , a n e x o 2.
15. Se describe igual que una película.
16. T om ado de M inisterio d e C u ltu ra. D irecció n de C in em ato g rafía, L a M aleta: películas co­
lombianas U. (1 5 v id eo s), C o lom b ia, M inisterio de C u ltu ra, D irecció n de C in em ato g rafía, 2 0 0 1 C e n ­
tro de D o c u m e n ta c ió n del M useo N a cio n a l de C o lo m b ia, reg. ^ A - 0 6 1 . [C o m u n ica ció n de C arolin a
V anegas C a rra sco , B o g o tá, 2 0 0 7 - 0 3 - 1 9 ] .
17. Si la em isión p erten ece a una serie, el titulo de esta em isión se asim ila a un subtítulo.

24 0
Fotografía aérea18

C o l o m b i a , I n s t it u to G e o g r á f i c o A g u s t í n C o d a z z i. N ° 0 0 1 : B o y a cá , C u n d i n a m a r c a , fo to g ra f ía
a é r e a t o m a d a c o n c á m a r a m é t r i c a R C 3 0 , 1: 4 0 . 0 0 0 ( e s c a l a a p r o x i m a d a ) , N ° C - 2 8 0 0 ,
B o g o t á , I n s t i t u t o G e o g r á f i c o A g u s t í n C o d a z z i, 2 0 0 7 .

Mapa digital

C o l o m b i a . I n s t it u to G e o g r á f i c o A g u s t í n C o d a z z i. P la n ch a 1 5 1 - 1 D 4 C (O ib a , S a n t a n d e r ) , 1: 2
0 0 0 (M a p a to p o g r á f ic o c o n p r e c i s i ó n d e 0 . 5 m m a la e s c a l a d e l m a p a , e n f o r m a t o d ig ita l
e im p r e s o ), B o g o t á , I n s t it u to G e o g r á f i c o A g u s tín C o d a z z i, 2 0 0 6 .

4 . D o c u m e n to s de a r c h i v o 19

Documento de archivo20

A r c h i v o G e n e r a l d e la N a c i ó n - C o l o m b i a . S e c c i ó n C o l o n i a , F o n d o M ilic ia s y M a r i n a ,
L e g a j o 3 9 , fo lio s 3 9 1 - 4 4 7 . F é li x V e rg u id o , s u b t e n i e n t e d e M ilic ia s d e P a n a m á , c a s a d o e n
C á d iz : o r d e n q u e se le d io p a r a q u e r e g r e s a r a a d ic h a c i u d a d a a t e n d e r a su s o b lig a c io n e s
m a t r im o n i a le s , o lv id a d a s p o r u n o s a m o r e s c u lp a b le s e n P a n a m á , 1 7 8 6 .

Documento de archivo en microfilme21

[C o lo m b i a ]. F o n d o R e s t r e p o , f o n d o I, v. 1 8 , fo lio s 1 8 7 - 2 9 6 , A r c h i v o G e n e r a l d e la N a c i ó n -
C o l o m b i a , S e c c i ó n R e p ú b lic a , F o n d o R e s t r e p o , ro llo 1 0 , f o n d o 1, v. 1 8 , fo lios 1 8 7 - 2 9 6 ,
C a r t a s d e u n a m e r i c a n o s o b re las v e n t a j a s d e lo s g o b ie r n o s r e p u b lic a n o s f e d e r a tiv o s ,
1826.

18. En el ejem plo que a p arece en la segunda edición francesa de la presen te guía (C o m m u n au té
urbaine de Q u é b e c, S erv ice de l'am én a g em en t du territo ire, N ° 7, p h otograp h ie aérien n e, [ 1 : 5 0
0 0 0 ] , N ° C U Q 9 2 - 0 1 , Q u é b e c, 1 9 9 2 ) se siguen las n orm as que se o fre ce n en Com m ent citer des
do cu rn en ts ca rto gra p h iqu .es, B ib lio th e q u e de l’U n i v e r s t i t é L a v a ! ( w w w .b i b l.u la v a l .c a /a d e le /
c a r t obib i.iin tm l) [N. del T.].
19. E sta se cció n se fu n d am en ta en am plia m edida en el d o cu m en to publicado por el A rch iv o
del C a n a d á , “R éférences aux docum ents d'archives" (O tta w a , 1 9 8 3 ) , p rep arad o bajo la d ire cció n de
T e n y C o o k . Sin em b arg o , se h an in tro d u cid o c ie rta s m od ificacion es a los m odelos propu estos en la
p u b licació n del A rc h iv o del C an ad á.
20. La referen cia bibliográfica de un d o cu m en to d e arch iv o co m p ren d e dos g ran des seccio n es,
a saber: la localización y la d escrip ció n del d o cu m en to . E ste criterio se ap lica en todos los casos. Los
elem en to s que d eb en m en cio n arse son los siguientes: arch iv o , nom bre del fondo, núm ero topográfico
del fondo, legajo, folios, d escrip ció n del d o cu m e n to . Tam bién es n ecesario ten er en c u e n ta q ue en la
d escrip ció n de un d o cu m e n to de archivo el título se reproduce de m anera textu al. E ste últim o puede
ser tra scrito en cu rsiva o subrayado, si el d o cu m en to ha sido p ub licado, o e n tre com illas, si se trata de
un d o c u m e n to inéd ito. N o se d eb en d e sta ca r los títu lo s d ados p or el in v estig ad o r y q u e no c o rre s p o n ­
d en c o n los títulos oficiales.
21. Si se utiliza una co p ia de un d o c u m e n to de a rc h iv o que se c o n s e rv a en o tro arch iv o , la
referen cia d ebe ser la del arch iv o d on d e se co n serv a el original, seguida del núm ero top ográfico y del
n ú m ero de bobina del d o cu m e n to rep rod ucid o.

241
Documento sonoro22

F u n d a c i ó n P a tr im o n i o F íl m ic o C o l o m b i a n o . l . E n t r e v i s t a a H e r n a n d o S a lc e d o S ilv a . 2.
E n t r e v i s t a a H e r n a n d o M a r t í n e z P a r d o . s.f. C a s e t e a u d io : 1 /1 ( 3 0 m i n .) ; Vt p u lg ; V e l o c i ­
dad: 2 . 4 / D S 0 0 1 5 -0 4 9 9 7 5 -S F 3 -5 -C .
C e n t r o d e d o c u m e n t a c i ó n d el M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a , G r a b a c io n e s e n V H S d e los
e v e n t o s re a liz a d o s e n el M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a , 1, P N U D - A A - 0 2 0 - C a s .1 , T a lle r
“ M is ió n y v is ió n d el M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a ” r e a liz a d o e n la C a s a d el P a rq u e d e E l
C h i c ó . G r a b a d o e n f o r m a t o H i - 8 , d is p o n ib le p a r a c o n s u l t a o a d q u is ic ió n e n f o r m a t o
V H S , 2 7 de o c tu b re de 1 9 9 9 , 6 h.

Ítem cartográfico manuscrito23

M o r e n o y E s c a n d ó n , [ F r a n c i s c o ] A n t o n i o . “D e s c r i p c i ó n g e o g r á f ic a q u e c o m p r e n d e la v is ita
p r a c t i c a d a p o r el s e ñ o r d o c t o r A n t o n i o M o r e n o y . . . [b l a n c o ] . . . fis c a l d e l c r i m e n d e la
R e a l A u d i e n c i a d e S a n t a f é d e B o g o tá , a c o n s e c u e n c i a d e la R e a l C é d u l a fe c h a a tre s de
a g o s to d e 1 7 7 4 . L e b a n t a d o y d e lin e a d o e n S a n t a f é d e B o g o tá a 2 6 d e m a r z o d e 1 7 8 1 p o r
F r a n c i s c o J a v i e r [ C a r o ] ’, 1: 9 0 0 . 0 0 0 , 2 6 d e m a rz o d e 1 7 8 1 , 7 5 c m x 3 5 c m , A r c h i v o
G e n e r a l d e la N a c i ó n , B o g o t á , B i b l i o t e c a , N ° 1 1 1 .
C o r t é s , S a n t ia g o . C a r t a g e o g rá f ic a d e C u n d i n a m a r c a , [ 1 : 4 0 5 . 0 0 0 ] , B o g o t á , c a . 1 9 1 0 , 1 m a p a :
a t i n t a ilu m in a d o , 7 1 , 4 c m x 6 1 c m . M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a , á r e a d e d o c u m e n t o s
h is t ó r i c o s , s u b á r e a c a r to g r a f í a s , r e g is tr o 5 8 3 1 .

Ítem cartográfico impreso24

A r r o w s m i th , J. B ritish N o r t h A m e r i c a , [ 1 : 9 5 0 4 0 0 0 ] , L o n d r e s , J. A r r o w s m i th , 1 5 d e fe b re r o de
1 8 3 2 , 1 m a p a : ilu m in a d o a m a n o , 4 9 c m x 6 4 c m , s e g ú n e l c a t á l o g o d e la c o l e c c i ó n
n a c io n a l d e m a p a s y p la n o s , 1 a v e rs ió n , A r c h i v o P ú b lic o d e l C a n a d á , C o l e c c i ó n n a c i o ­
n a l d e m a p a s y p la n o s , N M C 9 7 9 9 .

22. La referen cia incluye la u b icación del d o cu m en to (arch iv o , nom bre del fondo, núm ero de
en trad a, n úm ero topográfico y n úm ero de co n se rv a ció n , si esta in form ació n figura en la fu e n te ), la
d escrip ció n del d o cu m e n to , la fech a de g rab ació n o de difusión, la d u ració n de la grab ación .
23. La d escrip ció n incluye: nom bre del au tor, títu lo , ed ición o v ersión (si figuran e n la fu e n te ),
escala, fech a de p rep aració n del m apa, sop orte y n úm ero de unidades, las restan tes ca ra cte rís tica s
físicas tales co m o d im ensiones, serie (si esta in form ació n figura en la fu en te), u b icación . Los c o r c h e ­
tes ( []) se usan para in d icar que ha sido imposible id en tificar c o n certeza un e lem en to de la d escrip ­
ció n . N ó tese que el título de un ítem carto g ráfico m an u scrito siem pre se tran scrib e e n tre com illas. Por
últim o, la u b icación y la d escripción van invertidas.
24. L a d escrip ció n incluye los elem en to s siguientes: nom bre del au tor, títu lo, ed ició n o versión
(si figura en la fu e n te ), escala, lugar de p u b licació n , nom bre del editor, fech a de p u b licació n , sop orte
y núm ero de unidades, o tras ca ra cte rís tica s físicas, las d im ensiones, la serie (si figura en la fu e n te ), la
u b icación . Es n ecesario te n e r cu e n ta que el título de un ítem carto g rá fico im preso siem p re va su bra­
yado. Por últim o, en caso de que un ítem carto g ráfico ten g a varias versiones, esta in form ació n se debe
agregar al final de la d escrip ció n del ítem .

242
Plano arquitectónico25

E . R u iz F. " H o s p i t a l N a c i o n a l d e P u e r t o B e r r ío ( A n t i o q u i a , C o l o m b i a ) , e s c a l a 1: 2 0 D e ta l le s
d e las F u n d a c i o n e s " , a g o s to d e 1 9 4 4 , 1 p la n o : 8 5 c m x 6 0 c m , A r c h i v o G e n e r a l d e la
N a c i ó n , C o l o m b i a , F o n d o In v ía s , d is t r i t o A n t i o q u i a , P la n o 1, P r o y e c t o H o s p i ta l N a ­
c io n a l d e P u e r to B e rrío , C a r p e ta l .
P r o y e c t o d e r e s t a u r a c i ó n in t e g r a l d e l e d if ic io ( 1 9 8 9 - 2 0 0 1 ) . F a c h a d a p o s te r io r , c o r t e D - D '
( G e n e r a l A l a n o r t e y R o t o n d a ) y c o r t e A - A ( A u d i t o r i o ) , 1 : 5 0 [ 1 9 8 7 ] , 1 p la n o : 1 0 0 x 5 5
c m , C e n tr o de D o c u m e n ta c ió n d el M u se o N a c io n a l de C o lo m b ia , P la n o te c a , re fe re n c ia
P L O O 1 -G 6 -C 6 .

Fotografía d e un archivo público26

" G u a d a l u p e S a l c e d o c o n r e t r a t o d e su p a d r e ” , C a s a n a r e , C o l o m b i a , 1 9 9 5 , f o to g r a f ía d e J o r g e
M a r io M ú n e r a , C o p i a e n g e l a t i n a s o b re p a p e l d e fib ra , 3 9 , 8 c m x 3 0 c m , M u s e o N a c i o n a l
d e C o l o m b i a , r e g is tr o 5 3 6 4 - A l r e v e r s o , e n la p a r t e in fe rio r, m a n u s c r i t o : “ G u a d a lu p e
S a l c e d o c o n r e t r a t o d e su p a d r e 1 1 9 9 5 1 J M . M ú n e r a ”. D e r e c h o s r e s e r v a d o s d e a u to r.

Fotografía de un archivo privado

“J u a n d e la C r u z V a r e l a ” , c a . 1 9 5 8 , fo to g ra f ía d e N e r e o L ó p e z , c o p ia e n g e la t i n a s o b re p a p e l:
2 5 , 2 x 2 0 , 4 c m , A r c h i v o d e J u a n d e D io s V a r e la , B o g o t á . D e r e c h o s r e s e r v a d o s d e a u to r.

5 . R e fe re n cia de o b jeto s27

Referencia de una fotografía que se conserva en un museo28

P e r e g r in o R iv e r a A r c e . R ecu erd o s d e c a m p a ñ a , 1 9 0 0 , lápiz c o m p u e s t o s o b re p a p e l: 1 6 ,5 x 1 0 ,3


x 0 , 8 c m , B o g o t á , M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a , reg. 3 3 5 5 ( f o t o : B o g o t á , M u s e o N a c i o ­
n al d e C o lo m b ia ).

25. La d escripción incluye los siguientes elem en tos: n om bre del autor, título, ed ición o versión,
escala, lugar de publicación, n om bre del e d ito r,fe c h a de publicación, sop orte, n úm ero de unidades,
otras características físicas, las dim ensiones, la serie (si figura en la fu en te), la ubicación . D ebe tenerse
en cu e n ta que el título de un plano impreso siem pre va subrayado. Por últim o, en el caso de que un
plano tenga varias versiones, se debe agregar esta inform ación al final de la d escripción del ítem.
26. L a in form ación que debe ap arecer en la d escrip ció n bibliográfica co rresp o n d ien te es la
sig u ien te: títu lo del ítem , lugar, fech a, n om bre del fo tógrafo, tipo de fotografía, d im en sio n es (alto y
a n c h o ), n om bre del fon do o de la co le cció n , n ú m ero d e e n tra d a , serie, n ú m ero del ítem , in scrip cio ­
nes (si figuran en la fu en te), las restriccio n es relativ as a la rep ro d u cció n y al uso (por ejem plo la
m en ció n de los d erech o s de a u to r), otras n o tas (si figuran en la fu e n te ). D ebe ten erse en c u e n ta que
el título d ado por el fotógrafo va e n tre com illas. N o deben d estacarse los títulos no oficiales.
27. E sta se cció n reto m a casi in teg ralm en te las esp ecificacio n es que ap a re ce n en la obra realiza­
da bajo la d irecció n de Je a n -G u y V iolette, G uide pour la rédaction et la présentation des mémoires et
théses, l é r e version, Q u éb ec, U niversité Laval, D é p a rte m e n t d'histoire, 1 9 8 7 . Las referen cias de la
p resen te tra d u cció n fu eron prep arad as p or C a ro lin a V anegas C a rra s c o , d e la C u rad u ría del M useo
N a cio n a l de C o lom b ia, B o g o tá, D. C .
28. La d escrip ció n co rresp o n d ien te incluye los siguientes elem en to s: n om bre del au to r (si ap a­
re ce en la fu en te), titulo de la obra (o tem a de la o b ra), fech a d e la obra (o la d ata ció n co rresp o n d ien ­

243
Referencia de una fotografía de una pintura tomada de una obra

R . C o o p e r . E l a u to r e n el traje d e viaje d el país, 1 8 2 5 , g r a b a d o e n c o b r e : 2 2 x 1 4 c m , B o g o t á ,


M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a (f o to t o m a d a d e C h a r le s S t u a r t C o c h r a n e . J o u r n a l o f a
re s id e n c e a n d travels in C o lo m b ia d u rin g the y e a rs o f 1 8 2 3 a n d 1 8 2 4 , 1 8 2 5 , L o n d r e s , H e n r y
C o l b u r n , e d ., 1 8 2 5 ) .

Referencia de una fotografía de una pintura atribuida a un autor

J o s é M a r ía E s p in o s a P r i e to (a tr ib u i d o ) . S im ó n B o lív a r, ca . 1 8 3 0 , ó le o s o b re te la : 1 1 3 x 6 7 c m ,
B o g o t á , M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a , reg . 3 4 6 (f o to : B o g o t á , M u s e o N a c i o n a l d e C o ­
lo m b ia ).

Referencia de una fotografía de una escultura

F e liz a B u rs z ty n , S in título, 1 9 7 0 , E n s a m b la je e n h ie r r o : 1 3 9 x 1 8 0 x 9 3 c m , B o g o t á , M u s e o
N a c i o n a l d e C o l o m b i a , reg . 3 5 7 4 (fo to : J u a n C a m il o S e g u r a , B o g o t á , M u s e o N a c io n a l de
C o lo m b ia ).

Referencia d e una fotografía de un objeto

A n ó n i m o . Silla d e ejecu tiv o q u e m a d a , p ro c e d e n t e d el Palacio d e Ju sticia [ B o g o t á ] , f a b r ic a c ió n


in d u stria l (m a d e r a y c u e r o ) : 4 7 , 8 x 7 4 ,5 x 6 1 ,5 c m , B o g o t á , M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m ­
b ia , reg . 3 8 5 5 ( f o t o : B o g o t á , M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a ) .

Referencia de una fotografía de una construcción arquitectónica29

A n ó n i m o . E d ificio P edro A . L ó p ez, C a . 1 9 3 0 , F o to g r a f ía e n b la n c o y n e g r o , S o c ie d a d d e M e j o ­


ras y O r n a t o (fo to g ra fía t o m a d a d e M a r t h a S e g u ra , Itinera rio d el M u s e o N a c io n a l d e C o lo m ­
bia 1 8 2 3 - 1 9 9 4 . H isto ria de las sed es. T o m o II. B o g o t á : I n s titu to C o l o m b i a n o d e C u l t u r a ,
M u se o N a c io n a l d e C o lo m b ia , 1 9 9 3 ) .

te ), lugar donde. la obra fue realizada y se co n serv a tod av ía, o lugar de d on d e p rovien e, el so p orte,
d im ensiones, lugar d on d e se co n se rv a (si la obra n o se co n se rv a in situ), c o n la c o le cció n co rre sp o n ­
d ien te de un m useo (si se puede o b ten er esta inform ación ) y el n ú m ero de in v en tario (si se puede
b rindar esta in fo rm ació n ), fu en te de la fotografía, n ú m ero del n egativo (si se p ued e o b ten er esta
in fo rm ació n ). Si la fotografía es del au to r, se escrib e (fotografía: a u to r ). Si la fotografía ha sido
o frecid a por una in stitu ció n , se indica la ciu d ad y el n om bre d e la in stitu ció n . C u a n d o una fotografía
es tom ad a de una p ub licación se referen cia de la siguiente m an era: (fotografía tom ad a de W eitzm an
et al., T h e lean, N ew York, Knopf, 1 9 8 2 [ 1 9 8 1 ], p. 1 8 6 ).
29. L a d escrip ció n suele co m p ren d er el nom bre del a rq u ite cto (si se puede b rindar esta infor­
m a c ió n ), el nom bre de la co n stru cc ió n a rq u ite ctó n ica (o su fu n c ió n ), la ciu d ad d on d e el edificio se
e n cu e n tra u bicado, la fe c h a (o la d a ta c ió n ), la v ista p articu lar que figura en la fotografía o la p arte
del edificio que ha sido fo to g rafiad a, la fu en te de la fo to g rafía. D eb e n o tarse que estos elem en to s
p ueden o rd en arse de varias m an eras, d ep en d ien d o de los elem en to s de d escrip ció n co n o cid o s y
disponibles, y de lo que se quiere destacar.

244
6 . Los docum entos jurídicos30

Constitución política

Colombia. Constitución política 1991, Gaceta Constitucional (Bogotá), N° 114, 7 de julio de


1991, p. 3-29.

Proyecto de reforma constitucional

Colombia. Constitución política 1991, Proyecto de acto legislativo 1 de 2002 [incluye:


régimen de los partidos, estructura del Estado, funcionamiento del Congreso, régimen
electoral], Senado, Gaceta deí Congreso (Bogotá), N° 303, 29 de julio de 2002, p. 1-7.

Debate de un proyecto de ref^ ^ m constitucional

Colombia. Congreso de la República. Comisión Primera. Primer debate [de lo que fue apro­
bado como Acto Legislativo 1 de 2003], Gaceta del Congreso (Bogotá), N° 406, 1 de
octubre de 2002, p. 1-13.

Acto legislativo

Colombia. Congreso de la República. Acto Legislativo 1 de 2003, Diario Oficia/. (Bogotá), N°


45237, 3 de julio de 2003, p. 1-4.

Decreto

Colombia. Ministerio del Interior y de Justicia, Decreto 2000 de 2003 por el cual se convo­
ca a un referendo constitucional, Diario Oficial (Bogotá), N° 45251, 17 de julio de
2003, p. l. '

Ley

Colombia. Congreso de la República, Ley 1110 de 2006 aprobatoria del Presupuesto para
2007, Diario Oficial (Bogotá), N° 46494, 27 de diciembre de 2006, p. 1-30.

30. Para referenciar documentos jurídicos de manera completa y detallada, el profesor


Létourneau recomienda: Didier Luelles, Guidedes références pour larédactionjuvidique, 6Sed., Montreal,
Thémis, 2000, “una obra de reconocida autoridad en la materia". Además, para referenciar normas
jurídicas publicadas en soporte electrónico, recomienda a Denis Le May, Comment citer un document
éléctronique, [en línea], www.bibl . ul aval .ca.Tt^ y J r o i i - bur o n 5 . h t ml # 4 . 6 . ;> (página consultada el 3
de abril de 2005). Para establecer un método de referencia de documentos jurídicos del área
hispanoparlante se hubiera requerido la colaboración de investigadores de los Estados del área, lo que
sobrepasaría los límites del presente trabajo. Por esta razón nos hemos conformado con brindar algu­
nos ejemplos relacionados con Colombia [N. del T].

245
7. Los docum entos electrónicos31

Sitio Web

B i b l i o t e c a N a c i o n a l d e F r a n c i a . S it io d e la B i b l i o t e c a N a c i o n a l d e F r a n c i a , [e n l í n e a ] ,
w w w .b n f.fr (p á g in a c o n s u l t a d a el 1 2 d e m a r z o d e 2 0 0 7 ) .

Catálogo de biblioteca

U n i v e r s i d a d L ib r e d e B e r l í n . B i b l i o t e c a . O p a c : c a t á l o g o d e la b i b l i o t e c a , [e n lín e a ],
www.opac. fu -b e r lin .d e

C D -R O M 32

L a n d ry , T r is ta n . “ D e s p e r s o n n a g e s d e c o n t e a u x h é ro s q u i i n c a r n e n t les v a le u r s d e la s o c i é té
n a t i o n a l e : les fo lk lo ris te s e t le c o n t e n a ti o n a l au xixF. s i é c l e ” [D e los p e r s o n a je s d e c u e n t o
a los h é r o e s q u e e n c a r n a n los v a lo r e s d e la s o c ie d a d n a c i o n a l ] , Sémmaire virtuel en saen ces
sociales, 2 0 0 3 - 2 0 0 4 , M émoires historiques d'ici et d ’ailleurs: regards croisés, [M e m o r ia s h is t ó ­
ric a s d e a q u í y a llá : m ira d a s c r u z a d a s ] [C D -R O M j, Quebec, A g e n c i a U n i v e r s it a r i a p a ra la
F r a n c o f o n ía 1 C á t e d r a d e in v e s t ig a c i ó n d e l C a n a d á e n h is t o r i a c o m p a r a d a d e la m e m o r ia
/ E s c u e l a d e A l t o s E s tu d io s e n C i e n c i a s S o c ia l e s , 2 0 0 4 , 1 C D - R O M [ V C D ] .

Artículo electrónico [en línea]

Fisher, ]ohn. “ T h e R o y a lis t R e g im e in th e V i c e r o y a lty o f P e ru , 1 8 2 0 - 1 8 2 4 ” , Jou rnal o f Latin


A m erican S tidies, [ e n lín e a ], v. 3?. N ° . 1. e n trega so b re el á r e a a n d in a , fe b re ro 2 0 0 0 , p. 5 5 ­
84, 11 r t p : /7U n k s.is to i.o r g/sici.''sic i = 0 0 2 2 - 2 1 6 X % 2 8 2 0 0 0 0 2 % 2 9 3 2 % 3 A L % 3 C 5 5 %
3 A T R R I T V % 3 E 2 . 0 . C 0 % 3 B 2 - 0 (p á g in a c o n s u l t a d a el 1 6 d e m a r z o d e 2 0 0 7 ) .

Dirección electrónica [C D -R O M ]

“J o s é C e l e s t i n o M u t i s .” M icro soft® E n c a rta ® 2 0 0 6 [ D V D ] . M i c r o s o f t C o r p o r a t i o n ,


2005.

31. P rep arad a p o r Tristan Landry, e sta secció n se inspira e n el d o cu m e n to p rodu cido por R osaire
C a ro n , “C om m ent citer u n docum ent électroniqueV’ U niversid ad de La val, B ib lio teca, sitio de la Bib lio­
te c a de la U niversid ad de L av a!, [en lín ea], wu' w. bibl. ul aval. ca■Moelec/citeJoce.htinl (pagina c o n ­
su ltada el 2 7 d e m arzo de 2 0 0 0 ) . N ó tese que la m an era de c ita r un d o c u m e n to e le ctró n ico sigue una
lógica g eneral probad a, m ed ian te la cu al se tra ta de facilitarle al le cto r que e n cu e n tre la fu en te
co n su ltad a. L a referen cia bibliográfíca debe ser tan c la ra co m o sea posible: la id en tificació n del au to r
debe ser c o rr e c ta ; el titulo del d o cu m en to debe d esta ca rse ; la d ire cció n e le ctró n ica debe ser c o m p le ­
ta , ojalá tra n scrita en una línea. Por últim o, se m en cio n ará de m an era exp resa la fech a (dd, m m y a a ),
en que co n su ltó del sitio, la pagina W eb o el d o c u m e n to e le c tr ó n ic o (u n c o rre o e le c tr ó n ic o por
e jem p lo ).
32. E n un d o cu m e n to H T M L , si el n om bre del a u to r n o a p a re ce in d icad o en la d ire cció n
e le ctró n ica , puede ser in scrito en el d o cu m e n to fu en te. Se visualiza este últim o, pidiendo al p rocesad or
“M o strar la fu en te”.

246
Base de datos [en línea]

Colombia. Departamento Nacional de Estadística (DANE). Censos, de población y vivienda


1 9 9 3 , 1 9 6 5 . 1973 v 1 9 6 4 , [en línea], h t t p ://www.dane.go v .c o /index.phD.;>o p tio n =
com content& task=section& .id= 16&ltem id=39 (página consultada el 16 de marzo
de 20 0 7).

B ase de datos [C D -R O M ]

Drapeau, Marielle, y Richard Mailhot. SST Plus (Folio Bound VIEWS, versión 3.1a), [CD-
ROM], Farnham, Publications CCH/FM, 1995, noviembre, N° 2-175.

Mensaje de un ^wpo virtual

Landry, Tristan. “Les représentations sociales du folklore a l'heure éléctronique”, G r o u p e d e


r e c h e r c h e s u r l'eth n o lo gie e u r o p é e n n e , [en línea], 3 de marzo de 2004, dirección de correo
electrónico: recherchefolklore@yahoogroups.ca

Boletines informativos electrónicos [e-newsletter]

N° 509, (2004, 30 de julio), [correo electrónico A A Anonymov], [en


B a lk a n C risis R ep o rt,
línea], dirección por correo electrónico: in fofrnw pr.net

C oneo electrónico

Amaya, José Antonio. L a n z a m ie n to d el libro (2007, 16 de marzo) [correo electrónico a Andrea


García,Jairo Enrique Hernández, Yezid Alejandro Pérez, José Ricardo Pulido,Juan Gabriel
Ramírez Bolívar, Diego Varila], [en línea], dirección de correo electrónico:
jaamaya@unal.edu.co

Entrada de blog

Bonilla, Heraclio. “Independence and the colonial question” [en línea], htt.p://historia
economica.wordpress.com/independence-and-the-colonial-aues tion/

Procesador de palabra

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[procesador de palabra] (2001), en venta en digitalpublishing.ubisoft.fr

247.
A p é n d ic e II

C ó m o r e fe r ir s e a u n d o c u m e n to

U n trabajo de investigación suele generar numerosas notas a pie de página. Se


les llama notas de contenido cuando con ellas se trata de matizar o detallar el texto
principal. O tras se refieren a docum entos que el investigador ha utilizado para
construir su argum entación o fundam entar su texto: se las denom ina notas de refe-
ren a a .
En este apéndice se proponen algunas normas para la presentación de notas de
referencia. Dado que la simplicidad y la claridad de la nota es el objetivo central de
este apéndice, no se retomará la totalidad de las prescripciones del sistema conven­
cional.
El apéndice comprende cinco secciones que tratan respectivam ente de la pri­
mera referencia a un docum ento (sección 1), de las referencias subsiguientes (sec­
ción 2), de casos particulares de referencias bibliográficas (sección 3 ), de las refe­
rencias a docum entos jurídicos (sección 4 ), y de la referencia a docum entos
electrónicos (sección 5). D ebe precisarse que para la elaboración de las tres prim e­
ras secciones de este apéndice se ha consultado ampliamente, G u idepou r la rédaction
et la présentation des m ém oires et théses (bajo la dirección de Jean -G u y V iolette,
Q uebec, Universidad de Laval, D epartam ento de Historia, 1987), y la pequeña
obra del A rchivo Público del Canadá, R éferences aux documents d ’archives (prepa­
rada bajo la dirección de Terry C ook, O ttaw a, A P C , 1983).

l . L a p rim e ra re fe re n c ia a u n d o c u m e n to

Reglas básicas

La puntuación

Cada elem ento de la referencia debe estar separado de los demás por una coma,
nunca por un punto. Se trata de una convención internacional que debe aplicarse
de manera estricta.

La prim era referencia


Debe ser suficientem ente com pleta, es decir, debe incluir los elem entos esen­
ciales de la descripción. Esta manera de proceder concuerda con los criterios gene­
rales que presiden la preparación de las notas, esto es, la econom ía y la simplicidad
de la lectura. S in embargo, cuando una referencia no aparece en la bibliografía, se
preparará una descripción más elaborada.

249
Los elem entos esenciales de la descripción en el c a s o ...
... de un libro'

Diana Obregón Torres, Batallas contra la lepra: Estado, medicina y ciencia en C olom bia, Medellín
[Colombia], Banco de la República / Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2002.

. . . de un libro reeditado2

Jacques Le Goff, L acivilisation del’O ccidentm édiéval, 4a ed., reed., París, Arthaud, 1972 [ 1964].

. . . de una reimpresión con otro editor3

Rafael Gómez Hoyos, L a revolución granadina de 1810: ideario de una generación y de una época,
1781-1821, Bogotá, otra editorial, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1982.

. . . de dos autores

Eric Hobsbawm y Marc Weitzmann, Magnum en el mundo, Barcelona, Lunwerg [ 1998] [ 1968].

. . . de una dirección, de una edición, de una compilación, de una coordinación

Pablo Rodríguez, bajo la coordinación de, L a fam ilia en Iberoam érica: 1550-1980, Bogotá,
Convenio Andrés Bello / Universidad Externado de Colombia, 2004.

. . . de una obra con subtítulo4

Létourneau, Jocelyn, L a caja de herram ientas del joven investigador: guía de iniciación al trabajo
intelectual, trad. del francés de José Antonio Amaya, Medellín, La Carreta, 2007.

. . . de un libro en varios tomos

Kolakowski, Leszek, L as principales corrientes del marxismo, t. 2: L a edad de oro, trad. del polaco
de Jorge Vigil, 2a ed., Madrid, Alianza, 1985 [ 1978].

. . . de varios tomos, con diferentes autores

Sophie Body-Gendrot et al., De la Primera G u erra Mundial a nuestros días, t. 5 de Historia de la


vida privada, bajo la dirección de Philippe Aries y Georges Duby; traducción del francés
de José Luis Checa Cremades, Madrid, Taurus, 1989.

1. En una n o ta a pie de página, el n om bre siem pre p reced e al apellido del autor. N ingún signo
de p u n tu ació n se usa para sep arar los dos elem en to s. E sta regla es válida para tod o tipo de d o cu m en to .
2. L a in form ació n sobre la ed ició n debe incluir la m en ció n de la fech a de la prim era ed ición
de la obra. D e la m ism a m an era, c ie n o s datos relativos a las p articu larid ad es de la ed ición (revisada
y co rreg id a, a u m en tad a, puesta al día, e tc .) tam b ién d eberían ap arecer. E jem plo: Jo cely n L éto u rn eau ,
Le coffre á outils du chercheur débutant : guide d ’initiation au travail in tellectu el, n u eva ed. rev., aum.
y puesta al día, M o n treal, B o réal, 2 0 0 6 [ 1 9 8 9 ] .
3. N o es n ecesario indicar, llegado el caso , el ed ito r responsable de la ed ició n an terio r (en este
ca so , Tem is, 1 9 6 2 ).
4. S e puede d ejar de lado el su btítu lo cu an d o la inform ación en él incluida c a r e c e de im p or­
ta n cia p ara la co m p resió n de la referen cia (o de las referen cias su b sig u ien tes). Sin em b argo, si se trata
de un título bilingüe se m en cio n an los títulos en las dos lenguas. Ejem plo: Bogum il Jew siew icki en
co la b o ració n co n Jocelyn L é to u rn eau , Mode of Production: The Challenge o f Africa / Les modes de
production: les défis africains, Q u eb ec, Safi, 1 9 8 5 .

250
... de un pasaje atad o5
Juan Manuel Abascal, La ciudad hispano-romana: privilegio y poder, Colegio Oficial de
Aparejadores y A. T. de la Rioja, 1989, p. 123 .

. . . de un artículo de publicación seriada


Oiga Restrepo Forero, “En busca del orden: ciencia v poder en Colombia”. Asclepio (Madrid),
1998, v . 50, N° 2, p. 33-75. '

.. .de un artículo de periódico


Daniel García-Peña Jaramillo, “El paramilitarismo”, El Espectador (Bogotá), 17 de marzo de
2007, p. 54-55.

... de un artículo en una obra colectiva


Sharon Stichter, “De Formation of a Working Class in Kenya”, en: Richard Sandbrook y
Robin Cohen, bajo la dir. de, The Development of an African Working Class: Studies in Class
Formation and Action, Toronto, University ofToronto Press, 1975, p. 21-48.

. . .de artículo de enciclopedia


Guy Chaussinand-Nogaret, “Histoire des élites”, Enciclopéedia Universalis, París, Enciclopéedia
Universalis, corpus 11, 1994, p. 495-497.

. . . de un artículo reeditado en una compilación6


Fernand Braudel, “Histoire et sciences sociales. La Longue durée”, en Braudel, Fernand,
Écrits sur l’histoire, París, Flammarion, 1969, p. 41-83 .

. . . de una reseña
Santiago Pérez Zapata, Reseña de la obra de David Bushnell, Ensayos de historia política de
Colombia, siglos x ix y x x , Historia y Sociedad (Medellín, Colombia), N° 12, noviembre de
2 0 0 6 ,p .353-362 .

. . .de una monografía o de una tesis


Sergio Andrés Mejía, “La Historia Eclesiástica y Civil de José Manuel Groot (1800-1878)",
tesis de maestría, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Histo­
ria, 2004.

5. Es importante mencionar con precisión el pasaje que ha sido utilizado, es decir, la página o
las páginas que aparecen citadas. Si la obra viene en varios volúmenes se debe mencionar el volumen
correspondiente. Ejemplo: Gertrud Schiller, Iconography of Christian Art, t. 2, Greenwich (Conn.),
Graphic Society, 1972, p. 101. También es posible citar una sección o un capítulo de una obra.
Ejemplo: Marc Bloch, La société [éodale, París, Albin Michel, 197 3 [ 1939], t. I, l - parte, cap. 2. Si se
quiere indicar una referencia que comienza en una página sin citar la página donde termina, se debe
usar la abreviatura “ss" (que quiere decir “y las páginas siguientes"). Ejemplo: p. 665 y ss. Por último,
si se quiere indicar que la información se encuentra distribuida aquí y allá a través de una parte de
texto, se puede utilizar el término latino passim (que quiere decir “aquí y allá"). Ejemplo: p. 665-700
passim.
6. No es necesario indicar la referencia de la primera publicación.

251
... de las actas de un coloquio7 .
José Antonio Amaya y Olga Restrepo Forero (coords. de la ed.), C i e n c ia y re p resen ta ció n :
dispositivos e n la c o n stru cció n , la circu la ció n y la v a lid a ció n d el co n o cim ien to científico / II Colo­
quio sobre Ciencia, Tecnología y Cultura (Bogotá, 1995), Santafé de Bogotá, Universi­
dad Nacional de Colombia, 1999.

. . .d e catalogo d e u n a exp o sició n s

Exposición el regreso de Humboldt (2001, Quito), E l re g reso d e H u m b o ld t, catálogo de la


exposición (Museo de la Ciudad de Quito, junio-agosto de 2001), Quito, Museo de la
Ciudad de Quito, 2001.

. . . d e u n disco

Grupo de tamboras y cantadoras de Arenal et al, L o s olvidados. R esisten cia cu ltu ra l e n C o lo m bia ,
Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), Centro de Documentación, Museo
Nacional de Colombia, CD -043, 5 y 6 de junio de 2003, 1 CD.

. .. d e u n a p elícu la

Jaime Osorio Gómez, C o n fe s ió n a L a u ra , película cinematográfica, Melies Producciones.


Colombia, 1990, copia en exhibición con sonido óptico (CEX-OPT): 9/9 C (7.516-4
pies, 1 h 23 min. 30 seg.); 35 mm. : SAF, CL, Sd. / Copia de consulta en Video (VHS) : 1
(90 min.); 1/2 Pulg.: CL (NTSC), Sd.; Estado: 1 /C V 77-026941.SF5-2.

.. . d e u n p ro g ra m a /em isió n d e televisión

Bogotá en la mira Il, magnético, dirección: Mady Samper, Bogotá, Ministerio


S eñ a les d e vida,
de Cultura, Dirección de Comunicaciones, 1994, copia de Consulta en DVD: 1/1 (29
min. 52 seg.); CL (NTSC), Sd.; Estado: 1 /C V 77-026941-SF5-2.

. . .d e u n d o c u m e n to d e a rch iv o 9

APC, Fondo W. L M. King, v. 20, folios 18601-18603, King a Fisher, 15 de agosto de 1913.

. . .d e u n m a p a m a n u s c r ito 10

[Francisco] Antonio Moreno y Escandón, “Descripción geográfica que comprende la visita


practicada por A. M. y ... [blanco] ... fiscal del crimen de la Real Audiencia de Santafé de
Bogotá, a consecuencia de la Real Cédula fecha a tres de agosto de 1774, levantado y

7. La mención de las fechas del coloquio es facultativa. Si se juzga pertinente indicarlas debe
colocárselas entre paréntesis para mostrar con claridad que con ellas sólo se agrega información
suplementaria en relación con el coloquio.
8. La mención de las fechas del catalogo de exposición es facultativa. Si se juzga pertinente
indicarlas, se las colocará entre paréntesis para mostrar con claridad que ellas no hacen sino agregar
una información en relación con el catálogo.
9. En la medida en que la referencia de un documento de archivo aparece a lo largo de la
bibliografía que acompaña todo trabajo de investigación, esta referencia puede ser presentada de
manera abreviada en el cuerpo del texto. Se tendrá cuidado de mencionar los elementos de informa­
ción indispensables relativos a la localización y la descripción del documento. En el presente caso,
AGN es la abreviatura de Archivo General de la Nación - Colombia.
10. Noticia abreviada de una referencia que se presenta a lo largo de la bibliografía.

252
delineado en Santafé de Bogotá a 26 de marzo de 1781 por Francisco Javier [Caro]”, 1 :
900 000, 26 de marzo de 1781, 75 cm x 35 cm, AGN, Biblioteca, N° 111.

. . . d e u n m a p a im p re s o 11

Colombia, Instituto Geográfico “Agustín Codazzi”, “Departamento del Cauca", [ 1 : 1 100


000] 1 mapa, 31,5 x 44,5, en: Instituto Geográfico “Agustín Codazzi”, A tla s d e C o lo m b ia ,
2" ed., B o go tá , Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1969, p. 142.

. . . de u n a fo to gra fía a é re a

Colombia, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, N ° 0 0 1 : B o y cu :á , C u n d i n a m a r c a , fotografía


aérea tomada con cámara métrica RC30, 1 : 40 000 (escala aproximada), N° C -2800,
Bogotá, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 2007.

. . . d e u n rmapa digital

Colombia, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, P la n c h a 1 5 1 - 1 D 4 C (O ib a , S a n t a n d e r ) , 1: 2


000 (mapa topográfico con precisión de 0.5 mm a la escala del mapa, en formato digital
e impreso), Bogotá, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 2006.

. . . d e u n d o c u m e n t o s o n o ro

Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, l. Entrevista a Hernando Salcedo Silva; 2.


Entrevista a Hernando Martínez Pardo. s.f. casete audio: 1/1 (30 min.); pulg; Veloci­
dad: 2 . 4/ D S0015-049975-SF3-5-C.

. . . d e u n p la n o a rq u itectó n ico

E. Ruiz F., “Hospital Nacional de Puerto Berrío (Antioquia, Colombia), escala 1: 20 Detalles
de las Fundaciones”, agosto de 1944, 1 plano: 85 cm x 60 cm, Archivo General de la
Nación, Colombia, Fondo Invías, distrito Antioquia, Plano 1, Proyecto Hospital Na­
cional de Puerto Berrío, Carpeta l.

. . . d e u n a fo to gra fia

“Guadalupe Salcedo con retrato de su padre”, Casanare, Colombia, 1995, fotografía de Jorge
Mario Múnera, copia en gelatina sobre papel de fibra, 39,8 cm x 30 cm, Museo Nacional
de Colombia, registro 5364, al reverso, en la parte inferior, manuscrito: “Guadalupe
Salcedo con retrato de su padre 1 1995 / JM. Múnera”. Derechos reservados de autor.

2 . L as r e fe re n c ia s s u b sig u ie n te s

Se ofrecen en forma abreviada. En el m étodo habitual se hace uso de varias


abreviaturas de expresiones latinas: ibíd. (de ibídem, en el mismo lugar), íd. (de
ídem, el mismo autor), op. cit. (de opere citato, en la obra citada) y loe. cit. (de loco
citato, en el lugar citado). La abreviatura op. cit. se utiliza sólo cuando se trata de la
referencia a un libro. Reemplaza el título y toda la inform ación relativa a la edi­
ción, incluida la dirección bibliografíca. La abreviatura loe. cit. se reserva para las

11. El em pleo de c o rc h e te s ind ica que la in form ació n que se ofrece en ellos n o a p a re ce en el
m apa.

253
referencias de los artículos (o su equivalente). Com o es evidente, las expresiones
op. cit. y loe. cit. sólo se pueden utilizar cuando entre la primera referencia y una
referencia subsiguiente, no se cita un libro o un artículo del mismo autor. En este
caso, la referencia subsiguiente debe incluir el titulo del libro o del artículo. Sin
embargo, este título deberá ser abreviado si es m edianam ente largo. Por último, se
abandona el uso de las abreviaturas op. cit, y loe. cit. cuando la primera referencia se
encuentra muy alejada de una referencia subsiguiente, por ejemplo una veintena
de páginas. En este caso, se repite el título de la publicación.
El m étodo que aquí se propone simplifica este sistema al no conservar sino la
expresión ibíd., que guarda su significación convencional de “en el mismo lugar”,
es decir, “en la misma obra", “en el mismo artículo”, etc. En caso de que se presente
confusión entre los títulos, se repite el título en forma abreviada. Cuando no existe
riesgo de confusión, basta con indicar el nombre del autor. Puede ser suficiente
indicar el nom bre del autor cuando en las notas sólo se m enciona una de sus publi­
caciones. Sin embargo, se hace necesario repetir el título cuando la referencia sub­
siguiente se halla alejada de la primera referencia.

E l m é to d o h a b itu a l

3 7 . José A m o n io A m a y a , M utis, ap óstol d e Linneo: historia de la b o tá n ica en el virrein ato de N u ev a G ra n a d a , 1 7 6 0 ­


17 8 3 , B o g o tá , In stitu to C o lo m b ia n o de A n tro p o lo g ía e H isto ria ( I C A N H ) , 2 0 0 5 [ 1 9 9 9 ] , 2 v., v . 1, p. 67 .
3 8 .lb íd .
3 9 . O lg a R e stre p o F o r e r o , "E n b u sca del o rd e n : c ie n c ia y p o d e r e n C o lo m b ia ", A sclepio (M a d rid ), 1 9 9 8 , v . 5 0 , n s
2, p. 3 3 - 7 5 .
4 0 . A m a y a , op. cit., p. 9 0 .
4 1 l b í d , p. 92 .
42 . R e s tre p o , loe. cit., p. 45.
4 3 . Ibíd ' p. 7 4 .
44. A m a y a , José A n to n io . "C u e stio n a m ie n to s in te rn o s e im p u g n a cio n e s d esd e el fla n co m ilitar a laE x p e d ició n
B o t á n i c a ”, A n u a rio co lom bia n o d e historia social y de la cultura (B o g o tá ), n ° 3 1 , 2 0 0 4 , p. 7 8 .
45. R e stre p o , loe. cit., p. 3 4 .
46. A m a y a , M utis, a p ósw l d e L in n eo, op. cit., p. 1 1 9 .
41 . Id., "C u e s tio n a m ie n to s in te rn o s ”, lo e cit., p. lOO.
4 8 . ld ., p. 86.

E l m é t o d o q u e s e p r o p o n e e n la p r e s e n t e g u ía

3 7 . Jo s é A n to n io A m a y a , Mutis, a p óstol d e Linneo: historia d e la b o tá n ica en el virreinato d e N u ev a G ra n a d a , 1 7 6 0 ­


17 8 3 , B o g o tá, In stitu to C o lo m b ian o de A n tro p o lo g ía e H isto ria ( I C A N H ) , 2 0 0 5 [ 1 9 9 9 ] , 2 v ., v . 1, p. 6 7 .
3 8 . Ibíd.
3 9 . O lg a R e stre p o F o r e r o , "E n b u sca del o rd e n : c ie n c ia y p oder e n C o lo m b ia ", A sclepio (M a d rid ), 1 9 9 8 , v . 5 0 , n s
2, p. 3 3 - 7 5 .
4 0 . A m a y a , p. 9 0 .
4 1 Ibíd., p. 9 2 .
42 . R e stre p o , p. 45.
43 . Ibíd., p. 14.
44 . A m a y a , Jo sé A n to n io . "C u e stio n a m ie n to s in tern o s e im p u g n acion es d esd e el fla n co m ilitar a la E xp e d ició n
B o tá n ic a ”, A nuario colom bian o d e historia social y de la cultura (B o g o tá ), n ° 3 1 , 2 0 0 4 , p. 18.
4 5 . R e stre p o , p. 34.
4 6 . A m a y a , M utis, ap óstal d e Linneo, p. 1 1 9 .
4 1 . A m a y a , “C u e stio n a m ie n to s in te rn o s", p. 1 0 0 .
4 8 . Ibíd., p. 8 6 .

254
En el m étodo habitual que aquí se propone, se abrevia el título de la siguiente
manera:
Diana Obregón Torres, Batallas contra la lepra: Estado, medicina y ciencia en Colombia, Medellín
[Colombia], Banco de la República 1 Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2002.
Se convierte en:
Obregón, Batallas contra la lepra.
Restrepo Forero, Olga. “En busca del orden: ciencia v poder en Colombia”, Asclebio. 1998, v.
5 0 , N2 2, p. 33-75. ‘
Se convierte en:
Restrepo, “En busca del orden”.
En los dos ejem plos que aparecen en la página 254 se ilustra uno y otro sistema
de referencias. El segundo ejem plo corresponde a la m anera que se recom ienda en
esta guía, y cuya simplicidad es notoria.
La referencia abreviada tam bién se aplica a los docum entos de archivo. En este
caso, la abreviatura ibíd. reemplaza a todos los elem entos com unes de una referen­
cia que le sigue inm ediatam ente a otra. Ejemplo:
1. Archivo Público del Canadá, Archivo del Ministerio de Agricultura, RG 17, v. 1631,
carpeta 1097 A, John Lowe a Héctor Fabre, 14 de septiembre de 1885.
2. ibíd., Lowe a Henry Jones, 13 de marzo de 1888. [Indica otra carta que se conserva en el
mismo volumen y en la misma carpeta que la carta indicada en la referencia numero 1.]
3. ibíd., 18 de marzo de 1888. [Indica una segunda carta de Lowe ajones que se conserva en
el mismo volumen y en la misma carpeta que la carta indicada en la referencia numero
l.]
4. Ibíd., [Indica una segunda cita tomada de la carta del 18 de marzo de 1888, de la que se
hace mención en la referencia número 3.]

3 . C a so s p a rticu la re s de re fe re n c ia s b ib lio g rá fica s

La referencia parcial

Cuando algunos elem entos de la referencia bibliográfica se incluyen en el tex­


to principal, estos elem entos no se retom an en la nota. Esta regla se aplica al nom ­
bre del-autor tanto com o al nom bre del autor acom pañado del título de la obra.
Por ejem plo, si en el texto principal, se trata de Jacques Le G o ff o de Jacques Le
G o ff y de su obra La civilisation de l'Occident médiéval, las notas tom aran respecti­
vam ente la forma siguiente:
1. La civilisation de l'Occident médiéval, Paris, Arthaud, 1972 [1964], p. 600.
2. Paris, Arthaud, 1972 [1964], p. 600.

L a doble referencia

Cuando una referencia a una obra ha sido tomada de otra obra, es necesario
m encionar las dos referencias. Se trata de la doble referencia. En este caso se utili­

255
zan las expresiones “citado en”, “citado por”. Se puede hacer uso del punto y coma
para separar las dos partes de la referencia. Ejemplo:
l. W. H. J o p i n g , H a n d b o o k o f L e p r o s y , L o n d r e s , 1 9 8 4 , p. 1 8 ; c i t a d o e n : R o b e r t C o c h r a n e y T.
F r a n k D a v e y , L ep ro sy in T h e o r y a n d P ra ctice, B r is to l, J o h n W h ig h t & S o n s , 1 9 6 4 , p. 2 8 0 .

Varias r eferen c ia s en u n a n o ta

Para evitar la proliferación de notas, se recom ienda incluir varias referencias en


una sola nota, cuando se refieren a un mismo lugar del texto. Se puede utilizar el
punto y com a para separar las diversas referencias. Ejemplo:
l. M a r c B l o c h , La so c ié té fé o d a le , P a ris , A l b i n M ic h e l, 1 9 7 3 [ 1 9 3 9 ] , p. 1 9 5 ; J a c q u e s L e G off,
La civilisation d e l 'O c c id e n t a lm é d ié v a l, P a ris A r t h a u d , 1 9 7 2 [ 1 9 6 4 ] , p. 3 0 0 ; G e o r g e s D u b y ,
A d o le s c e n c e d e la ch ré tie n té o ccid en ta le, 9 8 0 - 1 1 4 0 , G é n e v e , S k ira , 1 9 6 7 , p. 5 7 .

N o ta s d e c o n ten id o y n o ta s d e r e fe r en c ia

Ciertas notas son a un mismo tiempo notas de con tenid o y notas de referencia.
En este caso, la referencia va precedida o no de una introducción. Para introducir
de m anera breve una referencia, se pueden usar los términos “véase” o “cf.” (abre­
viatura del imperativo latino confer, que significa “com pare”). Ejemplo:
l. S o b r e e s t e a s u n t o , la a r g u m e n t a c i ó n d e B o u b a c a r B a r ry r e t o m a la d e P a u l y L a u r a
B o h a n n a n , e n su o b r a T iv E c o n o m y , E v a n s t o n (n i), N o r t h w e s t e r n U n i v e r s it y P re s s , 1 9 6 8 ,
p. 1 7 . C f . t a m b i é n e l a r t í c u l o d e P. B o h a n n a n “S o rn e P rin cip ie s o f E x c h a n g e an d
I n v e s t m e n t a m o n g th e T i v ” , A m e r i c a n A n th ro p o lo g is t, v. 5 7 , N ° 1, p a r t e 1 , f e b r e r o de
1 9 5 5 , p. 6 0 - 6 9 .

4 . Las referencias a documentos electrónicos

C on la finalidad de facilitar la asimilación de un m étodo sistem ático de referen­


cia a documentos electrónicos, se ha optado por reproducir a continu ación un
texto (ficticio) en que aparecen los usos de tales docum entos referidos en las notas
de pie de página.
C o n t r a r i o a lo q u e p ie n s a la m a y o r í a d e la g e n t e , las t r a d i c i o n e s n a c i o n a l e s , q u e
t a m b i é n s e d e n o m i n a n f o l c l o r e , s e f u n d a m e n t a n a v e c e s e n la i n v e n c i ó n p u r a y
s i m p l e 12. O c u r r e lo m i s m o con los h é r o e s n a c io n a le s , p e rs o n a je s c o n c r e to s
r e c o n s id e r a d o s u n a y o t r a v e z e n su s a trib u to s , h e c h o s y p ro e z a s, p o rq u e e n c a r n a n
lo s v a l o r e s n a c i o n a l e s q u e los p o d e r e s e s t a b l e c i d o s ju z g a n e s e n c i a l t r a s m i t i r a la

12. Benedit Anderson, Limaginaire national: réflexions sur l'origine et l'essor du nationalisme,
trad. del inglés de Pierre-Emmanuel Dauzat, París, La Découverte, 2002, 212 p., bibliog., col. "La
Découverte/Poche”. Para un vistazo sobre estos asuntos en la época cibernética, véase: Tristan Landry,
“Les représentations sociales du folklore á l'heure électronique”, Groupe de recherche sur l'ethnologie
européenne, [en línea], 3 de marzo de 2004, dirección de correo electrónico:
rech erchefol klore @ v a h o o gro up s.ca

256
posteridad 13- Incluso a las edificaciones elevadas al rango de monumentos colec­
tivos se les atribuyen “ rasgos" nacionales en su arquitectura formal y en el
simbolismo que se les asigna14, sea en el momento de su construcción o a posteriori.
El hecho de que la nación en su conjunto sea una referencia inventada no impli­
ca que no contribuya a estructurar en el plano de lo real el campo de lo social y de
lo político. Lo mismo ocurre con la llamada memoria colectiva. ¿Cuantos conflic­
tos del presente no se arraigan en reminiscencias seculares que los contemporá­
neos son incapaces de superar^? En un informe reciente16 que recibí por vía elec­
trónica 17 y que reenvié a un colega 18 me comunicaron las intenciones de un soldado
que estuvo a punto de liquidar a un prisionero y que justificaba en una arenga de
índole vindicativa su propósito de esta manera: “Voy a matarlo hoy para vengar el
asesinato de mi bisabuelo a manos de su tío tatarabuelo. De esta manera, mi hijo
será liberado del dolor que heredó al n acer”. En estas condiciones, surge la pre­
gunta de como será posible un día trascender al futuro. Tarda demasiado la supe­
ración de aquello que Johann H erder^ denominó nacionalismo étnico, definido
com o una pertenencia fuerte de los individuos a una comunidad de sangre,
especie de fratría histórica exclusiva en el terreno de la identidad.

13 Tristan Landry, “Des personnages de conte aux héros qui incarnent les valeurs de la société
nationale: les folkloristes et le conte national au XIX' siecle”, Séminaire virtud en sciences sociales, 2003­
2004. Mémoires historiques d'ici et d'ailleurs: regards croisés, [CD-ROM] Québec, AUF/CRC en histoire
comparée de la mémoire/EHESS, 2004­
14. Tristan Landry, “Lieu de pouvoir et micropolitique de la mémoire: l'exemple de la cathédrale
du Christ-Sauveur, Moscou”, Politique et Sociétés, v. 2, N° 2, 2003, p. 75-101, [en línea],
w w H'.c-rudiu.orgrevue/ps'ZOOj/v Z i . ' n i / i n J e x h t n i l (página consultada el 5 de mayo de 2005).
15. H. Sundhaussen, Conflits de mémoire en Serbie, [discusión], [en línea], 19 de enero de 2002.
16. Balkan Crisis Report, N° 509, 30 juillet 2004.
17. Tristan Landry, FWD: Balkan Crisis Report, N° 509, 9 de mayo de 2005 [Tristan Landry
reenvía á Jocelyn Létourneau este electrónico enviado originalmente por Holm Sundhaussen el 8 de
mayo de 2005],
18. Jocelyn Létourneau FWD: Balkan Crisis Report, N° 509, 9 de mayo de 2005 [Jocelyn
Létourneau reenvía este correo electrónico a Bogumil Jewsiewicki; este correo electrónico fue remi­
tido originalmente por Tristan Landry, el 9 de mayo de 2005].
19. "Herder, Johann Gottfried (1744-1803)”, en Microsoft® Encarta® 2006 [DVD] Microsoft
Corporation, 2005.

257
Lista de colaboradores de la segunda edición en francés de esta guía

C laud e B oudreau D o c to r en G eografía, U niversidad de L ava!


G a e ta n D ro let A sesor en D o cu m en tació n jubilado, U niversid ad de L ava!
H élen e G audreau D octo ra en Literatura, U niversidad de Lava)
G eorges-P. L éonidoff H istoriador de A rte
Jacques M athieu Profesor del D ep artam en to de H istoria, Universidad de L av a!
Sylvie Pelletier M agíster en H istoria, U niversidad de Laval
Jo h n R. P orter H istoriador de A rte , D irecto r G eneral del M useo N acio n al de
Bellas A rte s de Q u eb ec .
Didier Prioul H istoriad or del A rte , profesor del D ep artam en to de H istoria,
U niversid ad de Laval
D iane V in cen t P rofesora del D ep artam en to de L ingüística, U niversidad de L ava!;
co d irecto ra del C IR A L
Jean -G u y V iolette Profesor jubilado del D ep artam en to de H istoria, U niversidad de
Laval

L ista de co la b o ra d o re s q u e re v isa ro n la tra d u c c ió n al esp añ o l

M arg arita A m ay a de H eredia M agíster en Bibliotecología, U niversidad de C h icag o ;


Profesora jubilada del D ep artam en to de Lingüística de la
U niversidad N acio n al de C olom bia, Sede B ogotá
José A gustín B lan co Barros D o c to r en G eografía; P rofesor jubilado del D ep artam en to
de G eografía de la Universidad N acio n al de C olom bia,
Sede B ogotá
C lelia M ayerly C astib lan co Suárez Bibliotecóloga T . G ., Pontificia U niversidad Javerian a,
D ivisión de arch ivo y co rresp on d en cia, U niversidad
N acio n al de C olom bia, sede B ogotá
A ngela G óm ez Cely A rtista Plástica de la U niversidad N acio n al de C olom bia;
Investigadora de la C u rad uría de a rte e h istoria, M useo
N a cio n al de Colom bia (B ogotá)
Jorge E d u ard o O rtiz Pinilla D o cto r en E stad ística, U niversidad de N an cy I, Profesor
jubilado del D ep artam en to de Estad ística de la Universidad
N acio n al de C olom bia, Sede B ogotá
Claudia P latarrueda V anegas A n trop ó lo g a de la U niversidad N acio n al de C olom bia,
profesora de la U niversidad S an M artín (B ogotá)
Juan R icard o Rey M árquez A rtista P lástico de la U niversidad N acio n al de C olom bia,
Investigador de la C uraduría de arte e historia, M useo
N acion al de Colom bia (Bogotá)
C leobulo Sabogal C árden as L icen ciad o en Filosofía y L etras y Jefe de Inform ación y
D ivulgación de la A cad em ia C olom bian a de la Lengua
C arolina V anegas C a rra sco A rtista Plástica de la Universidad N acio n al de C olom bia,
In vestigad ora de la C u rad uría de arte e historia, M useo
N acio n al de Colom bia

25 9
S 1

Indice general

Introducción del tra d u cto r..........................................................................................................7

Prefacio a la nueva edición ...................................................................................................... 11

P resen tación .................................................................................................................................... 13


1. U na guía esencialm ente p rá ctica ......................................................................................14
2. U na guía que considera las tendencias actuales de la in vestig ació n ................15
3. U na guía con objetivos de aprendizaje e x ig en tes....................................................15
4. U na guía destinada a los estudiantes de diferentes discip lin as............................. 16

Recom endaciones al usuario ....................................................................................................17

P R IM E R A P A R T E . Los saberes p rácticos

C ap ítu lo l . Cóm o elaborar un informe de le c tu r a ......................................................... 21


1. En qué consiste un informe de lectura .............................................................. 21
2. La redacción de un informe de le c tu ra .......................................................................22
L a asim ilación de un procedim iento m etódico de tra ba jo...............................................22
... y con ocer ciertos s e c r e to s ....................................................................................................24
D urante la le c tu r a ..................................................................................................................26
3. Ejem plos de re s e ñ a s ............................................................................................................... 28

C ap ítu lo 2 . Cóm o docum entarse en la era e le c tró n ic a ................................................ 35


1. U n procedim iento m etódico para recuperar la d o cu m e n ta ció n .........................36
Las etapas iniciales de la búsqueda d o c u m e n ta l.............................................................. 36
Las etapas fin ales de la búsqueda d ocu m en tal.................................................................. 60
2. Veintiséis estrategias para maximizar el trabajo de biblioteca en la era
e le ctró n ica ..................................................................................................................................61
3. U na cibercaja de herramientas d o cu m en tales............................................................ 67
1. C atálogos en línea de algunas bibliotecas ....................................................................68
2. E n ciclo p ed ia s....................................................................................................................... 68
3. Bibliografías g en era les........................................................................................................69
4. Índice de publicaciones seriadas o ab stracts.................................................................69
5. Índice de p erió d ico s..............................................................................................................7 !
6. Resúmenes de la a c tu a lid a d ..............................................................................................72
7. C om pendios generales de tesis..........................................................................................72

261
8. C om pendios generales de r e s e ñ a s .................................................................................... 72
9. R epertorios b io g r á fic o s ........................................................................................................73
10. B an co de revistas en lín e a .............................................................................................. 73
11. A nuarios, com pendios de publicaciones estadísticas y bancos de datos
estadísticos .................................................................................................................................. 75
12. C om pendios de docum entación au d iov isu al............................................................ 7 6

Capítulo 3 . Cómo interpretar una fuente escrita: el comentario de docum ento..... 77


1. El procedim iento previo al c o m e n ta rio ........................................................................ 78
La crítica de a u ten ticid ad ....................................................................................................... 78
Lectura atenta del d ocu m en to................................................................................................79
La d ocu m en tación ....................................................................................................................8 0
2. El com entario propiamente d ic h o ...................................................................................80
Primera etapa: la contextualización del docum ento asociada con el problem a
p la n te a d o ..................................................................................................................................... 81
Segunda etapa: la determ inación del m arco histórico y origen del d o c u m e n to ...... 81
Tercera etapa: la reconstitución del esquem a y el análisis del d o c u m e n to ................. 82
C u arta etapa: el b a l a n c e ........................................................................................................ 82
3. Presentación de un ejem plo simple de com entario de d o cu m en to ....................83
A. C ontextualización del docum ento en relación con un problem a in telectu al.... 83
B. N otas sobre el m arco histórico y el origen del docum ento .......................................83
C . Reconstitución del esquem a y análisis del d o c u m en to ............................................. 8 7
D. B a la n c e ...................................................................................................................................91

C ap ítu lo 4 . Cóm o analizar un docum ento icon ográfico........................................... 95


1. ¿Qué es un docum ento iconográfico? ......................................................................... 95
2. U n procedimiento metódico para analizar y contextualizar un docum ento
icon o gráfico .............................................................................................................................. 96
Prim era etapa: observar el d o c u m e n to ................................................................................ 96
Segunda etapa: identificación de los componentes y de las diversas significaciones
del d o c u m en to ............................................................................................................................97
La fich a descriptiva...................................................................................................................98
Tercera etapa: contextualización del d o c u m en to ............................................................ 100
3. Estudio de un caso p articu lar...........................................................................................102
La nom enclatura y la descripción ......................................................................................103
La identificación de las significaciones .......................................................................... 104
La contextualización............................................................................................................105

262
C ap ítu lo 5. C óm o analizar un o b je t o ............................................................................. 111
1. Q u é es un o b je to ................................................................................................................ 111
2. El objeto: un fenóm eno social to ta l.............................................................................. 112
3. U n procedimiento m etódico de análisis del o b je t o ............................................. 113
El o b je t o ..................................................................................................................................114
Los productores y los propietarios.....................................................................................115
Los contextos de sig n ificación ........................................................................................... 117

C apítulo 6 . C óm o analizar y com entar un mapa a n tig u o .......................................119


1. Utilidad del mapa antiguo para el análisis h is tó r ic o ............................................119
2. Un procedimiento m etódico de lectura y análisis del mapa a n tig u o ............121
El trabajo p rep aratorio ........................................................................................................ 123
Análisis del m a p a ................................................................................................................. 126
3. U na lectura dinám ica del mapa de Joseph B o u c h e tte ........................................127

C ap ítu lo 7. Cóm o entender y utilizar un cuadro estad ístico ................................. 133


1. En qué consiste un cuadro e sta d ístico .......................................................................133
2. Precauciones que deben tomarse al utilizar un cuadro esta d ístico .................134
El adagio m iente: un cu ad ro estadístico no baila al son que le t o q u e n .................135
A lerta: detrás de ca d a dato se oculta toda una gam a de elecciones cualitativas .. 135
D escon fiar de los espejism os esta d ístico s........................................................................ 137
N o obligar al cu adro estadístico a decir lo que no quiere d e c ir ................................ 138
3. Leer y analizar un cuadro estadístico: un procedim iento m e tó d ico .............. 138
A p rovechar las indicaciones que ofrece un autor: m esurar el alcan ce del
contenido d e sus c u a d r o s .................................................................................................... 138
C om penetrarse con el cuadro: inspeccionar su co n ten id o .........................................139
A nalizar un cuadro: Explicar su c o n te n id o ................................................................ 139
Explotar el contenido de un cuadro: R elacion ar la problem ática inicial con lo
que el cu adro r e v e la ............................................................................................................. 141
4. Ejemplo de un procedimiento de lectura y análisis de un cuadro estadístico .... 142
C on siderar los límites del cu ad ro com o docum ento in form ativ o..............................142
C on ocer lo que revela el c u a d r o ....................................................................................... 145
E m prender el análisis del c u a d r o ........................... '........................................................ 146
Integrar los logros del análisis de un cuadro en un plan de dem ostración ........... 146

C apítulo 8 . C óm o utilizar un documento autobiográfico en una investigación ... 149


l. El docum entos au to b io g ráfico ...................................................................................... 150
En qu é consiste una a u to b io g r a fía .................................................................................. 150

263
Pertinencia y límites de la autobiografía com o fu en te de inform ación en un
procedim iento de investigación co n v en cio n a l..................................................................151
2. U so del docum ento autobiográfico en el marco de una in v e stig a ció n .............
co n v e n cio n a l......................................................................................................................... 153
L a selección de las au tobiografías.....................................................................................154
La elaboración de una m etodología de an álisis...............................................................156
La construcción de una interpretación .............................................................................. 162
B ib lio g rafía....................................................................................................................................164

C ap ítu lo 9 . C óm o adelantar una investigación m ediante en trevistas..................167


1. En qué consiste el m étodo de la en trevista.............................................................. 167
2. Las etapas de un procedim iento de en trev ista ........................................................168
Aspectos com unes a todo procedim iento de en trev ista..................................................168
Algunos aspectos específicos del procedim iento de la en trevista................................. 172
3. La entrevista sociolingü ística......................................................................................... 175
La definición de los objetivos de la investigación y la preparación de un plan
de en trevistas............................................................................................................................ 175
La en trev ista ............................................................................................................................ 175
El m u estreo ...............................................................................................................................177
La tran scripción ................................................................................................................... 178
La é tic a ...................................................................................................................................... 178

S E G U N D A P A R T E . D e la definición de un tem a de in vestigación a la


red acción de un trabajo exten so

C apítu lo 1 0 . Realizar un trabajo de investigación: un procedim iento en


cuatro etap as........................................................................................................................... 181
1. Las etapas de preparación y de realización de un trabajo de investigación ... 182
Primera etapa: la elección de un tem a inicial, la delimitación aproxim ada de un
proyecto y la form ulación de una p reg u n ta ..................................................................... 182
Segunda etapa: la determ inación de una estrategia de investigación fu n dada
en la consulta inteligente del corpus docum ental, la identificación de un
posicion am ien to claro fren te al p rob lem a y el estudio crítico de la
docum entación c o m p ila d a ....................................................................................................183
Tercera etap a: la elaboración de un plan de exposición de los resultados de la
investigación con la finalidad de brindar una respuesta a la pregunta in icia l......... 185
C u arta etapa: la com unicación final de los r e s u lta d o s .................................................185
2. Procedim iento para realizar un trabajo de in vestig ació n ................................... 186

264
C ap ítu lo 1 1 . Cóm o delimitar un tema de in vestig ació n ......................................... 189
1. Precisiones y recomendaciones para delimitar un tema deinvestigación.......189
2. La etapa de la interrogación tentativa y de docum entación p relim in ar......189
Partir de las inquietudes personales frente a un tem a g en era l..................................... 190
D ocum entarse sobre el tem a in ic ia l....................................................................................190
Form ular ciertas preguntas preliminares au n que susceptibles de ser investigadas
y que conduzcan a la elaboración de una perspectiva de acercam ien to al tem a
p r o p u e s to .................................................................................................................................... J 9 J
Form ular orientaciones concretas de investigación......................................................... J9 2
3. Etapa de razonam iento ordenado e in form ad o........................................................193
Form ular un título p relim in ar.............................................................................................. J9 3
D eterm inar el estado de avan ce de los conocim ientos relativos al tem a inicial ... J9 4
Precisar la m an era de interrogar el tem a inicial: descubrir gradualm ente el te m a ... 195

C ap ítu lo 1 2 . Com o diseñar una estrategia de in v estig ació n ................................. 197


1. La estrategia de investigación y el posicionam iento frente al p ro b lem a......197
2. El diseño de una estrategia de investigación ........................................................... 198
Un problem a bien d e fin id o ................................................................................................... 198
Un proyecto definido en relación con los trabajos existentes.......................................199
Un objetivo definido de investigación ................................................................................ 199
Un cuestionam iento fecundo, esclarecedor y estim u lan te............................................2 0 0
U na hipótesis susceptible de ser investigada ....................................................................2 0 0
Una m eto d o lo g ía ..................................................................................................................... 201
3. La form alización de una estrategia de investigación y de un
posicionam iento frente a un problema: un e je m p lo .............................................. 202
Valorar con lucidez los límites de un estu d io ...................................................................2 0 4
La exposición de las etapas del plan de dem ostración ................................................... 2 0 4

C ap ítu lo 1 3 . Cóm o exponer los resultados de una investigación en función


de un objetivo definido: el plan de tra b a jo ................................................................ 205
1. Organizar de manera lógica las ideas: la importancia delp l a n ..........................205
En qué consiste un plan de trabajo ....................................................................................205
Funciones de ciertos planes de t r a b a jo .............................................................................. 2 0 6
2. Cóm o elaborar un plan de trabajo d e ta lla d o .............................................................206
Primera etapa: el ordenam iento de la d o c u m en ta c ió n ..................................................2 0 7
Segunda etapa: la p o d a ......................................................................................................... 2 0 7
Tercera etapa: la d isp osición ................................................................................................ 2 0 7
3. U n ejem plo de plan de tra b a jo ...................................................................................... 208

265
C ap ítu lo 1 4 . Saber com unicar el pensam iento por e s c r ito .................................... 219
1. Estructurar el texto de forma equilibrada....................................................................219
La oración y el párrafo son el núcleo de la producción del te x to ............................ 2 2 0
Secciones y subsecciones: los m om entos cruciales de la dem ostración ................... 2 2 4
La puntuación: el pulso del te x to .....................................................................................2 2 4
2. R edactar para convencer y sed u cir............................................................................... 226
R edactar p ara convencer al le c t o r ................................................................................... 2 2 7
R edactar p ara seducir al le c to r ..........................................................................................2 2 8

A péndice I. Cóm o presentar referencias bibliográficas................................................233


1. Los lib ro s ................................................................................................................................. 234
La a u to r ía ............................................................................................................................... 2 3 4
El títu lo ...................................................................................................................................235
Participaciones diversas en la preparación de una o b r a ............................................. 2 36
C aracterísticas de la e d ic ió n ..............................................................................................2 3 7
D irección bibliog ráfica........................................................................................................ 2 3 7
C asos particu lares.................................................................................................................2 3 8
2. A rtícu lo s...................................................................................................................................238
3. Otros d ocu m en tos............................................................................................................... 239
4. D ocum entos de a rc h iv o .................................................................................................... 241
5. R eferencia de objetos ......................................................................................................... 243
6. Los documentos ju ríd ico s..................................................................................................245
7. Los documentos e le c tró n ic o s ..........................................................................................246

A pén d ice II. Cómo referirse a un d ocu m en to................................................................ 249


1. La primera referencia a un d ocu m en to........................................................................249
Reglas b á sica s .........................................................................................................................2 4 9
2. Las referencias subsiguientes............................................................................................ 253
3. Casos particulares de referencias bibliográficas........................................................ 255
La referen cia p a r c ia l............................................................................................................2 5 5
La doble r e fe r e n c ia .............................................................................................................. 2 55
Varias referencias en una n o t a ..........................................................................................2 5 6
N otas de contenido y notas de r e fe r e n c ia ...................................................................... 2 56
4. Las referencias a documentos e le c tró n ic o s................................................................ 256

Lista de co labo rad o res.............................................................................................................. 259

266
Este libro
se term inó de imprimir en los
talleres gráficos de Nomos Impresores
Bogotá, Colom bia.

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