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LA CAJA DE HERRAMIENTAS
DEL JOVEN INVESTIGADOR
Guía de iniciación al trabajo intelectual
La C arreta
Editores JÍ.U.
M edellín, 2009
L é to u rn e a u , Jo ce ly n , 1 9 5 6 -
L a c a ja d e h e rra m ie n ta s d el jo v e n in v e s t ig a d o r : guía de
in icia ció n al trab ajo i n t e le c tu a l/J o c e l y n L é to u rn e a u ; tra d u cció n
Jo sé A n to n io A m a y a . -- M ed ellín : L a C a r re ta E d ito res, 2 0 0 7 .
2 6 6 p. : i l . ; 1 6 ,5 x 2 4 c m . — (c o le c c ió n A ria d n a )
T ítu lo o r i g i n a l : L e coffre á o u tils du c h e r c h e u r d é b u t a n t : guide
d 'in itiatio n au trav ail in te lle ctu e l [ 2 0 0 6 ] .
1. R e d a c c ió n de e scrito s té c n ic o s 2 . In v e stig a ció n - M eto d o lo g ía
3 . M e to d o lo g ía cie n tífica I. A m a y a , Jo sé A n to n io , tr. II. T í t . III. S e rie .
0 0 1 .4 2 cd 21 ed.
A 1109134
IS B N : 9 5 8 - 9 8 1 6 7 - 1 - 4
© 2 0 0 9 Jo ce ly n L é to u rn e a u
© 2 0 0 9 L a C a r re ta E d ito re s E .U .
L a C a r r e t a E d i to r e s E .U .
E d ito r: C é s a r A . H u r ta d o O ro z co
E -m a il: l a c a r r e t a @ u n e .n e t .c o
la c a r r e ta .e d @ g m a il.c o m
T eléfo n o : (5 7 ) 4 2 5 0 0 6 8 4 .
M e d ellín , C o lom b ia.
C a rá tu la : d ise ñ o d e A lv a ro V élez.
Q u e d a rig u ro sa m e n te p rohib id a, sin la a u to riz a c ió n escrita d e los titu lares d el co p y rig h t, bajo las
sa n cio n es estab lecid as en las leyes, la re p ro d u cció n to ta l o p arcial de e s ta o b ra p o r cu alq u ier m ed io o
p ro ce d im ie n to , co m p ren d id as las lectu ras u n iv ersitarias, la rep rografía y el tra ta m ie n to in fo rm á tico , y
la d istrib u ció n d e ejem p lares de ella m e d ia n te alqu iler púb lico.
Contenido
Recomendaciones al usuario.................................................................................................. 17
Índice general.................................................................................................................................261
Introducción del traductor
7
necesario que nuestros jóvenes investigadores entiendan que el m étodo no forma
parte ni de un saber infuso, ni del sentido com ún. La preparación de un texto con
calidad universitaria requiere el dominio de unos saberes y de unas técnicas. N o
cabe duda de que el rigor y la claridad son condiciones que facilitan la disemina
ción de la cultura científica en nuestras sociedades nacionales y en las com unida
des científicas.
La traducción de un texto de metodología plantea unas exigencias peculiares.
U na buena guía de investigación no está hecha para ser leída: los estudiantes d e
ben apropiársela, porque es un com ponente fundam ental de su form ación. A sí por
ejem plo, un profesional de cualquier disciplina debe haber interiorizado y “llevar
consigo”, en todo m om ento, los criterios para elaborar un informe de lectura; estos
criterios deben formar parte, por así decirlo, del mobiliario de su inteligencia. Lo
mismo ocurre con las pautas para docum entar un problema, com entar un docu
m ento escrito, o analizar una iconografía, entre otros temas tratados por el profesor
Létourneau y su equipo de colaboradores.
Por otra parte, puede considerarse que la traducción, en particular la de un
texto de metodología, debe ser tan espontánea com o sea posible, para que produz
ca el m enor grado de extrañeza entre los jóvenes lectores y lectoras. Sin embargo,
la búsqueda de la naturalidad es una empresa com plicada que nunca se logra por
com pleto. A l traducir el C offre quisimos “naturalizar” en el ám bito hispano este
texto básico escrito en francés quebequense. El trabajo se adelantó con un equipo
de estudiantes del pregrado en Historia de la Universidad N acional de Colom bia.
Com partí con ellos, durante largas horas, la tarea de en contrar la palabra justa, el
matiz adecuado, la construcción previsiblem ente castellana. La traducción es un
arte de aproxim aciones sucesivas en que cualquier precipitación com prom ete sin
falta el resultado. En vista de ello, siempre optamos por laborar con una calma
dinám ica, sin afanes ni atropellos, con la esperanza de contribuir a la form ación de
los jóvenes investigadores del mundo hispano con una versión clara y simple. Para
reforzar el objetivo de una versión probada en un medio universitario y con la
autorización del profesor Létourneau, se distribuyeron sucesivas versiones prelimi
nares de la traducción entre los estudiantes de varios cursos de la Universidad
N acional. En este sentido el profesor Peter Preminger nos colaboró en la U niversi
dad Distrital “Francisco José de Caldas” de Bogotá. Así, puede decirse que antes de
ver la luz pública esta traducción ha sido probada por un m icropúblico de jóvenes
universitarios.
En un primer m om ento se intentó adaptarle ejemplos locales a la traducción.
Sin embargo se optó por respetar las ilustraciones canadienses. Sólo en el capítulo
2, “C óm o docum entarse en la era electró n ica” se hizo un in ten to de adaptación al
mundo hispano. Para colom bianizar el texto se ha organizado el coloquio “H erra
mientas metodológicas para el joven investigador”, que se realizará en el M useo
N acional de Colom bia, entre el 18 y el 20 de abril de 2007, bajo los auspicios del
M useo, el D epartam ento de Historia de la Universidad N acional y el Instituto de
Estudios Sociales y Culturales Pensar de la Pontificia Universidad Javeriana. En
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este evento que se organiza con m otivo del lanzam iento de La c a ja de herram ientas
del joven investigador, distinguidos profesores movilizarán diversasmetodologías para
analizar una iconografía, un mapa antiguo, una entrevista, un cuadro estadístico,
entre otras tem áticas tratadas por el profesor Létourneau.
N o puedo finalizar esta introducción sin expresar mis agradecimientos al profe
sor Peter Preminger, ahora en la Universidad de la Sabana de Bogotá, y a los estu
diantes del D epartam ento de Historia de la Universidad N acional, Yezid A le ja n
dro Pérez Jerez, José Ricardo Pulido Gómez, Ju an G abriel Ramírez Bolívar, Diego
A rm ando Varila C ajam arca y Jairo Enrique Hernández Salcedo por su colabora
ción durante la preparación de la presente traducción. Yezid A lejandro Pérez Jerez
me acom pañó durante todo el proceso. Los investigadores de la Curaduría del A rte
e Historia del M useo N acional de Colom bia, bajo la dirección de C ristina Lleras
Figueroa, leyeron las pruebas de imprenta.
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P r e f a c i o a la n u e v a e d i c i ó n
Le coffre a outiís du chercheur débutant fue publicado por primera vez en 1989,
desde entonces ha sido reimpreso en varias ocasiones. Com parado con las obras de
su género, ha sido muy bien acogido por estudiantes y profesores. La obra se ha
impuesto en el m ercado y ha figurado entre los libros de referencia de las bibliogra
fías de un amplio núm ero de cursos. Esta guía de factura simple y modestas am bi
ciones ha gustado, porque ha respondido de m anera eficaz a las expectativas prác
ticas del público previsto al m om ento de concebir la obra.
En esta nueva edición de la obra hemos querido ser fieles al espíritu y la letra
del proyecto que nos animó al comienzo. Por esta razón, no se le introdujeron
m odificaciones im portantes al libro, aunque su contenido ha sido objeto de una
revisión sistem ática. De nada sirve cam biar una fórmula que ha demostrado sus
ventajas. N o obstante, cada uno de los capítulos ha sido sometido a un trabajo de
reescritura parcial y de corrección en algunos casos. D e la misma m anera, la pre
sentación editorial de la obra ha sido modificada en aras de facilitar su consulta.
Sin embargo, la misma preocupación didáctica que nos anim ó al m om ento de
concebir el libro ha guiado nuestra empresa de actualización. A l recorrer la obra, el
lecto r tendrá la im presión de reencontrar el calvero apacible que solía frecuentar;
ahora el lugar se ha limpiado, adornado y remodelado en búsqueda de lo mejor.
El capítulo 2 es el que más cambios ha sufrido, al punto de que su título ha sido
modificado. Resulta fácil com prender el porqué. La investigación docum ental por
vía electró n ica se ha vuelto la norm a en el mundo de la educación superior desde
comienzos de la década de 1980. La inform ación en línea disponible en In tern et
constituye un formidable capital de recursos docum entales que no se puede igno
rar. Sin em bargo, se hace necesario aprender a aprovechar en beneficio propio esta
masa de inform ación. En estas condiciones, con el capítulo 2 se busca indicarle al
jo v e n investigador vías ciertas que puede seguir para evitar que se pierda en los
laberintos de las autopistas, las avenidas y las callejuelas de la red. Com o es natural,
muchos otros capítulos del libro han sido revisados, incluidos los que figuran en los
apéndices, teniendo en cu enta las posibilidades que crea el acceso a los datos o su
tratam iento inform ático. Vale la pena recordar que el contenido de esta guía se
apoya en la presentación de procedim ientos primarios o fundam entales; de la mis
ma m anera sucede en las m atem áticas, donde el dom inio de las operaciones ele
m entales de la aritm ética es requisito para poder escribir ecuaciones en diez líneas.
Nadie debe m olestarse, puesto que, com o se sabe, en un primer m om ento, los
m atem áticos más célebres del mundo aprendieron a contar. ..
La esperanza invertida en cada una de las páginas de esta obra perm anece tan
noble y elevada com o aquella que nutrió la primera edición del libro y que consiste
en ayudar al estudiante a perfeccionar sus métodos y técnicas con el fin de que
logre cada vez mejores resultados.
Jocelyn Létourneau, noviembre de 2005
11
Presentación
1. El genérico masculino empleado en esta obra no pretende otra cosa que aligerar el texto.
2. En la estructura educativa del Canadá, el college se sitúa a continuación de la educa
ción secundaria, que se prolonga durante cinco años, y antes de la universitaria. Es una suerte de
ciclo preuniversitario que dura dos años y que en América Latina se ha tratado de implementar
con el nombre de ciclo básico. En estas condiciones, se entiende que un libro como La caja de
herramientas del joven investigador se destine, en Canadá, a los estudiantes universitarios y del
último año de college y, en el mundo hispanohablante, a los estudiantes de los pregrados universi
tarios (N. del T basada en una comunicación personal del profesor Roch-Charles Little, de la
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2007-02-24].
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estudiantes en ciencias humanas, en ciencias sociales, en ciencias de la gestión, en
d e rech o ... , e incluso en ciencias naturales.
S i se consulta la tabla de contenido, se verá que la guía com prende cato rce
capítulos y dos apéndices. El con tenid o de estos capítulos y apéndices responde
co n suficiencia a los objetivos de form ación in telectu al que se buscan en los
primeros años de la universidad, en la mayor parte de los establecim ientos edu
cativos y programas respectivos. En estas condiciones, se puede decir que los
ejercicios de aprendizaje que integran el con tenid o de esta guía se parecen a los
procedim ientos in telectu ales que desarrolla el estudiante inscrito en los ciclos
superiores de estudio.
G rosso m odo, cuatro objetivos generales han inspirado nuestro proyecto:
• en primer lugar, preparar una guía esencialm ente práctica, inscrita en una di
nám ica de aprendizaje tan pedagógica y didáctica com o ha sido posible;
• en segundo lugar, adaptar el contenido de la guía a las tendencias actuales de la
investigación;
• en tercer lugar, redactar una obra con objetivos exigentes de aprendizaje;
• en cuarto lugar, diseñar la guía de manera que pueda ser utilizada por estudian
tes inscritos en diferentes disciplinas.
A continuación se considerarán los efectos que ha producido la prosecución
de estos objetivos generales tanto sobre el fondo com o sobre la forma de la obra.
El objetivo de hacer de esta guía un apoyo esencialm ente práctico del aprendi
zaje se con cretó de tres maneras por lo relativo al m étodo observado:
• la deconstrucción de los procedim ientos propuestos en secuencias lógicas y
progresivas;
• la preparación de textos explicativos y esquemas;
• la incorporación de ejemplos.
Este plan se sigue en la mayoría de los capítulos de la guía. Com o es evidente,
esta preocupación pedagógica y didáctica explica la extensión de la obra. Creem os
sin embargo que la m inucia empleada en la descripción de los procedimientos
sugeridos se justifica a plenitud. Diversas experiencias de enseñanza nos han mos
trado que, cuando sale del aula de clase, el estudiante, tam bién llamado en estas
páginas “joven investigador”, se siente con frecuencia abrumado ante la abundan
cia de elem entos de explicación que le ha brindado el profesor. En estas condicio
nes, se en contró que podía ser muy útil e incluso ayudar a consolidar la confianza
del estudiante en sí mismo, recurrir a diferentes obras de referencia para afinar y
fortalecer sus procedimientos y elecciones y, en esta medida, favorecer el desarrollo
de su autonom ía. En cierto sentido, la utilidad de esta guía radica en que desem pe
ña de modo sim ultáneo el papel de obra de consulta y apoyo de trabajo, bien sea
que el estudiante se halle inscrito en un marco definido de aprendizaje, bien sea
que se desempeñe com o autodidacta.
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2 . U n a guía q u e co n sid e ra las te n d e n c ia s a c tu a le s de la in v e s tig a c ió n
3 . U n a g u ía c o n o b je tiv o s de a p re n d iz a je e x ig e n te s
Se espera que esta guía sea útil sobre todo para los estudiantes que desean ini
ciarse en los procedim ientos profesionales. Estos procedim ientos están lejos de ser
fáciles; es indudable que su dominio exige tiempo, m ucho trabajo y am bición.
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Por este motivo no hemos tolerado ninguna concesión. C on los procedim ien
tos propuestos, los métodos descritos y los secretos com unicados no hemos busca
do, ni m ucho menos, simplificar el aprendizaje. El objetivo deliberado que siempre
nos ha guiado es el de hacer posible el dominio profesional de unos saberes. De
hecho, a la hora de definir los objetivos específicos de aprendizaje de cada uno de.
los capítulos, hemos sido tan exigentes com o nos ha sido posible. N o hemos aho
rrado ningún esfuerzo para precisar las rutas, para descomponer los procedimientos
y para considerar las etapas en toda su complejidad. En efecto, creem os que la
excelencia debe proponerse para el aprendizaje universitario, que es con frecuen
cia la última etapa en la form ación intelectual de miles de individuos. Este objetivo
se justifica hasta parecer evidente en la presente coyuntura. En efecto, la com p e
tencia que atraviesa los medios laborales contribuye a renovar las normas del es
fuerzo y la eficacia. La búsqueda de criterios de excelencia ha orientado nuestras
opciones durante la preparación de los capítulos de esta guía.
Los ejercicios de aprendizaje que figuran en el contenido de esta guía han sido
concebidos de modo que puedan ser aprovechados por estudiantes de distintas
disciplinas y diferentes orientaciones científicas. Por fuerza de necesidad, todo jo
ven investigador, sea que se especialice en literatura, sociología, adm inistración,
física, m edicina o ingeniería, debe saber preparar un informe crítico de lectura,
analizar y contextualizar un testim onio escrito, leer y analizar un cuadro estadísti
co, saber docum entarse en la era electrónica, saber definir un tema de investiga
ción, saber com unicar el pensam iento.
De hecho, antes, m ucho antes de encontrar en una disciplina particular su
fuente, unidad y pertinencia, esta guía las descubre en catorce actividades de apren
dizaje a las cuales se halla habitualm ente sometido el estudiante.
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Recomendaciones al usuario
Corno ocurre con los diccionarios, la presente guía no se lee de pasta a pasta,
sino que se consulta. En efecto, cada uno de sus capítulos es autónom o; cada uno
corresponde a una actividad de aprendizaje o describe un procedim iento de inves
tigación. Fue concebida de modo que el usuario pueda consultarla en uno de sus
capítulos cuando se halle interesado en resolver un problema particular o un co n
ju n to de problemas. A sí por ejem plo, el estudiante que n ecesite presentar un infor
me de lectura sólo debe leer el primer capítulo. D e la misma m anera, si se le pide
que defina un terna de investigación, puede limitarse a asimilar el contenido del
capítulo 11.
En la medida de lo posible, los capítulos se han com plem entado con esquemas,
figuras, o recuadros, en los que se recapitulan los principales aspectos de los ternas
tratados. Desde un punto de vista didáctico, estas representaciones visuales son
muy valiosas. Sin embargo, con frecuencia brindan una visión simplificadora, cuando
las cosas en realidad suelen ser mucho más com plejas o matizadas. Por esta razón,
se le recom ienda vivam ente al lector consultar los esquemas, las figuras o los
recuadros a medida que va conociendo el texto, de modo que la memoria visual y
la lectura informada interactúen para producir un efecto óptim o de com prensión.
Para ayudar a la asim ilación de los procedim ientos propuestos se han introduci
do ejemplos de m anera reiterada. Estos ejemplos no deben confundirse con m ode
los ideales. M ediante los ejemplos sólo se ha querido brindar referencias a los estu
diantes deseosos de ver cómo investigadores más experim entados han tratado
problemas más o menos asimilables a los ejercicios que ahora ellos deben resolver.
Los ejemplos pueden revelarse corno apoyos muy eficaces del aprendizaje; sobre
todo cuando en ellos se respetan de m anera rigurosa los métodos enseñados.
El lector no tardará en notar ciertas reiteraciones de los contenidos. Se trata de
reiteraciones deliberadas. En primer lugar, porque dados los análisis efectuados, se
hacía inevitable retornar ciertas afirmaciones. En seguida, porque un hábito sólo se
adquiere repitiendo, reiterando, en un con tin u o recom enzar progresivo. Cuando
se nos repite la misma cosa solemos descubrir la im portancia de una enseñanza que
se asimila de m anera gradual.
El texto de ciertos capítulos fue com plem entado con referencias bibliográficas.
En ellas se le indican al lector algunas obras o artículos muy apropiados para pro
fundizar en los ternas tratados en la guía.
Por último, es necesario puntualizar que un ejercicio de aprendizaje o un pro
cedim iento de investigación siempre plantean problemas específicos que no pue
den ser resueltos con las prescripciones que se enuncian en una guía. A nte sem e
jantes problemas, el método más eficaz consiste en recurrir a la propia imaginación,
en beneficiarse de los consejos y de la experiencia de los especialistas y en justificar
a plenitud cada una de las decisiones tornadas. En definitiva, esta guía producirá
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un efecto óptimo si se la usa com o soporte de trabajo y no com o un modelo rígido
o un libro de recetas. A n te todo, el objetivo de la obra consiste en ayudar al estu
diante a que consolide su autonom ía y a que descubra procedimientos propios.
Esta guía no es más que un medio com plem entario que puede emplear el estudian
te para alcanzar resultados deseables, esto es, la producción de trabajos de una
m ejor calidad.
18
Primera parte
21
El informe de lectura es un ejercicio que exige una aten ción enorm e, mucho
rigor, un gran esfuerzo de síntesis y un espíritu crítico desarrollado. Tam bién re
quiere de parte del reseñador un buen conocim iento del co n texto en que se pro
dujo la obra evaluada, un dominio mínimo del perfil in telectu al de su autor o
autores, y una com prensión amplia y profunda del debate (teórico, m etodológico,
historiográfico y político) en el seno del cual se inscribe la obra.
El informe de lectura se diferencia del simple resumen de lectura por la distan
cia relativa que debe tomar el reseñador en relación co n la obra objeto de evalua
ción. En efecto, el informe de lectura no consiste en una mera repetición conden-
sada del contenido de un libro. M ediante su práctica se trata más bien de acceder
a la estructura fundam ental de un libro, de establecer sus propiedades distintivas,
así com o algunas de sus características no perceptibles a simple vista: la tesis que se
desarrolla, la intención del autor, la progresión de su razonam iento, entre otros
aspectos. Esta distancia relativa supone que el reseñador dom ina varios niveles de
lectura, de los cuales aquí se tratarán tres, a saber: lectura de asim ilación, lectura
de com prensión y lectu ra crítica. Más adelante, en este capítulo, se tratará por
separado cada uno de estos niveles.
U n buen informe de lectura suele dividirse en tres partes. En la primera se sitúa
la obra; en la segunda se la analiza m inuciosam ente, develando su contenido; en
la tercera se la valora.
D e entrada, hay que declarar que no existe un m étodo universal por excelen
cia, superior a los demás y aceptado por el con ju nto de los investigadores para
preparar un buen informe de lectura. Sin embargo, la experiencia dem uestra que
en la gran mayoría de los informes de lectura se en cu entra un con ju nto de ca ra cte
rísticas comunes. En el procedim iento que se propone en estas páginas se tom an
en cu enta estas características recurrentes, de m anera ordenada, siguiendo un pa
trón lógico que va de lo general a lo particular.
22
En segundo lugar, ubicar una obra de m anera adecuada supone brindarle al
lector una cierta cantidad de inform ación acerca del co n texto en que la misma se
produjo. En estas condiciones, es necesario precisar a qué público se dirige la obra;
en qué coyuntura política, social o intelectual fue preparada; de qué corriente teó
rica, m etodológica o historiográfica la rescata su autor.
U b icar de m anera adecuada al au tor de una obra significa, llegado el caso,
indicar por qué una obra -q u e bien puede haber sido preparada por uno o varios
a u to res- posee por el hecho mismo de la autoría individual o colectiva un interés
nuevo y singular, así com o una orientación original.
Identificar los objetivos y precisar los límites que el au tor le fijó a su proyecto
y el cam ino que eligió para realizarlo significa, en primer lugar, destacar la perspec
tiva elegida por el autor para acercarse a su objeto de estudio, definir su m arco de
análisis, y delimitar el espacio pertinente de su argum entación. Significa tam bién
reconocer el procedim iento que utilizó el autor para adelantar su dem ostración.
Por último, significa esclarecer las opciones básicas que fundam entan la gestión
intelectual del autor: sus métodos, sus procedimientos de análisis, el tipo de prue
ba, el tono de su texto, entre otros aspectos. La identificación de los objetivos y la
precisión de los límites de una obra son condiciones indispensables cuando se d e
sea evitar com entarla en función de criterios insostenibles y ligeros que traicionan
el proyecto del autor.
P recisar las particularidades de una obra significa resaltar aquellos rasgos que
la caracterizan y diferencian, imprimiéndole originalidad, pertinencia e interés.
23
librio entre la síntesis y los matices, resaltando la riqueza de los argumentos. De ahí
que el informe de lectura de una obra exija del reseñador una com prensión profun
da del docum ento que tiene entre sus manos.
24
de algunos secretos que brinda la experiencia contribuye a m ejorar la calidad ge
neral del ejercicio, en contenido y forma.
Antes de la lectura
C ontrario a lo que se piensa, el trabajo preliminar a la lectura atenta e integral
de la obra reseñada es muy im portante y en ciertos casos determ inante.
Resulta esencial con ocer al autor de la obra reseñada, aunque sea de manera
somera, a través de sus trabajos, de los temas sobre los que escribe, de su carrera
intelectual, de las redes intelectuales a las que pertenece, entre otros aspectos. Se
trata de asuntos que pueden dar cuenta de varias características internas de la obra,
tales com o el tono del texto, el estilo, la aproxim ación m etodológica elegida, los
asuntos que aborda, el tipo de prueba que utiliza. U na obra de Condolezza Rice
sobre la intervención m ilitar estadounidense en lrak no puede ser evaluada de la
misma manera que un trabajo sobre la materia escrito por un tercermundista decla
rado o, aún más, por un universitario que, sin adhesión partidista precisa, se propo
ne considerar todas las facetas que supone un análisis matizado.
Es cierto que no siempre es fácil encontrar inform ación sobre el autor de una
obra. Sin embargo, se puede salir del trance explotando diversas fuentes de infor
m ación incluidos los recursos de In ternet que perm iten hallar el nombre de un
autor m ediante m otores de búsqueda co n ocid o s (G oogle, Yahoo, A ltav ista,
Infomine, entre otros). Piénsese por ejem plo en la n ota biográfica que aparece con
frecuencia en las solapas o en las páginas introductorias de un libro. De la misma
m anera, se puede ech ar m ano del catálogo electrón ico de las grandes bibliotecas
que en la “rúbrica” autor presenta de m anera más o menos exhaustiva la lista de
obras publicadas por el mismo. También se puede recurrir a la bibliografía incorpo
rada por el autor en la propia obra objeto de la reseña, donde es frecuente que
aparezca una lista de los trabajos (publicados o inéditos) del mismo. Por último,
algunos repertorios y diccionarios especializados, por ejem plo el D iccionario biográ
fico y bibliográfico de C olom bia en dos volúmenes (Bogotá, Editorial Águila, 1939),
presenta inform ación biográfica de una multitud de autores más o menos co n o ci
dos1. Es indudable que un investigador diligente siempre tendrá a su alcance un
diccionario de nombres propios. Por último, debe recordarse que algunas grandes
bibliotecas poseen catálogos centralizados de notas biográficas que pueden ser de
gran ayuda para el estudiante.
U na m anera rápida de identificar el tem a de una obra, de desentrañar con
precisión las intenciones de su autor, de identificar la metodología que utiliza, de
conocer el público al que se dirige y de tener una idea del plan de trabajo que sigue
y de la articulación de las partes del libro, consiste en leer de m anera atenta la
introducción. U na buena introducción suele ofrecer y justificar este tipo de infor
m ación. La lectura juiciosa de la introducción es el requisito indispensable de una
l. Ver en el cap ítu lo 2 el ap artad o titu lad o ‘com p en d ios b iográficos’, e n la se cció n d e n o m in a
da “U n a cib ercaja de h erram ien tas d o cu m e n ta le s”.
25
lectura com prensiva de un libro. En ciertos casos, esta lectura de la introducción
puede completarse con el análisis m inucioso de la tabla de contenido, sobre todo si
ésta aparece detallada.
Por último, antes de emprender la lectura integral de la obra, el estudiante
advertido tendrá en cuenta un conju nto de detalles insignificantes a primera vista,
tales com o la fecha de publicación de la primera edición de la obra, que permite
identificar la coyuntura política, social e in telectu al en la cual el libro fue escrito; la
colección en la que fue publicado, que revela los límites editoriales del proyecto
del autor (una obra publicada en una co lecció n existente debe conformarse a cier
tas exigencias que influyen de manera decisiva en su contenido y forma); los traba
jos citados en las referencias, que dicen m ucho acerca del esfuerzo de investigación
del autor y del tipo de información con el cual decidió preparar su obra.
D urante la lectura
El estudiante encargado de reseñar una obra debe practicar tres niveles de lec
tura para penetrar de modo adecuado el contenido de un libro. C on la experiencia
este trabajo puede hacerse de un sólo golpe.
En el primer nivel de lectura se asimila el contenido de la obra. A quí el o b jeti
vo central consiste en entender, en informarse, en saber escuchar al autor. Después
de esta lectura, el estudiante deberá estar en capacidad de responder a la siguiente
pregunta elem ental: ¿Al fin de cuentas, qué es lo que sostiene el autor en la obra?
Este primer nivel de lectura debe conducir a un “descifram iento” de la obra, traba
jo im portante que permite la identificación de las principales afirmaciones que
figuran en los encabezam ientos de los párrafos, alrededor de las cuales se estructura
y se desarrolla el objetivo; la identificación de las pruebas que fundam entan aqu e
llas afirmaciones; la localización de las incoherencias de la argum entación; la an o
tación sistem ática de los errores, de las erratas, de las faltas de estilo, de las frases
pesadas, entre otros aspectos. En lo posible, el estudiante debe reconstituir la arma
zón de cada uno de los capítulos en hojas aparte, resumiendo en una frase o con
una palabra clave lo esencial de un párrafo, de un bloque de párrafos, o de una
sección. Este trabajo resulta fundam ental, pues permite que nada se olvide y hace
posible diferenciar de modo inmediato lo esencial de lo accesorio. En el ejemplo de
lectura de asim ilación que figura en la página siguiente se presenta un ejercicio de
desciframiento.
En el segundo nivel de lectura la finalidad consiste en co m p ren d er los p ro
cedim ientos seguidos por el autor, en reconocer y aceptar sus opciones e in ten
ciones, en captar la lógica de su argum entación y de su dem ostración. A l final de
esta lectura el estudiante estará en capacidad de responder las siguientes pregun
tas: ¿Cóm o se las ingenió el autor para enunciar sus ideas? ¿Q ué cam ino tomó
para alcanzar su objetivo? ¿De qué m anera circunscribió su propósito? ¿De qué
premisas partió? Esta lectura com prensiva le permite al joven investigador a c c e
der a la estructura de la obra e instalarse en el corazón del pensam iento del autor.
26
L ectura de asim ilación y trabajo de d escifram iento de un texto 2
2. La revisión té c n ic a de este recu ad ro estu v o a ca rg o del señ o r P eter Prem inger, A d m in istra
d o r de E m presas de la U niversid ad de M iam i (F lo rid a).
Es la condición indispensable para tom ar la fam osa distancia con relación a la
obra, de la cual se habló antes. Tal distancia le perm ite al estudiante alejarse del
texto , evitándole caer en el resum en y en el riesgo de traicionar el proyecto del
autor, su razonam iento o su estrategia de dem ostración.
En el tercer nivel de lectura se trata de exam in ar la obra de m anera crítica.
E sta lectura le permite al estudiante responder a las siguientes preguntas: ¿cuál es el
alcan ce y la envergadura de las ideas sostenidas por el autor?, ¿dónde radica el
valor e interés y tam bién las debilidades de sus tesis? ¿En verdad su esfuerzo es
original, novedoso y estimulante? Por este cam ino, aprovechando los resultados de
sus lecturas precedentes, el joven investigador logra una evaluación pertinente,
matizada y fundam entada de la obra.
A i m om ento de la redacción
Para ilustrar las recom endaciones precedentes, se plantearán dos ejem plos de
informe de lectura en las páginas que siguen. Mientras el primer ejemplo se basa en
un texto corto, el segundo trata de una obra en el pleno sentido de la palabra. C on
el deseo de maximizar el efecto didáctico, se han señalado, al margen de las dos
reseñas, los ítems más usuales del contenido de un informe de lectura. Hay que
precisar que estos ejemplos no son modelos perfectos, sino que representan más
bien, de una m anera simple, formas adecuadas de realizar el ejercicio.
28
A ntes de terminar, se impone hacer una observación. Desde hace un cierto
tiempo ha venido m ultiplicándose el número de obras colectivas. Se sabe que una
obra colectiva nunca es fácil de reseñar, dada la frecuente heterogeneidad de los
textos que la com ponen. Sin embargo, se ofrecen dos posibilidades al joven inves
tigador, a saber: proceder de m anera convencional, destacando la contribución de
cada uno de los autores al tem a central de la obra, o bien señalar un cierto número
de subtemas que inform an acerca de la m ateria del libro, matizando el aporte de
algunos textos en relación con uno o varios temas.
29
R e se ñ a d e u n te x to c o rto *
Robert, Jean-Claude. Du Carnada frangms au Q uébec lib-e: histoire d'un m ouvem em irdepéndanUste [Del C añada francés al
Quebec libre: historia de un movim iento independentista], París, Flam m arion, 1975, 3 2 3 p., mapas, bibliogr., pp. 1 9 9 -2 0 6 .
R eeditada con el título “La Révolution tranquille”, en; Le Q uébec en textes, 1940-1980, textos compilados y presentados por
Gérard Boismenu, Laurent M ailhot et Jacques Rouillard, Montreal, Boréal Express, 1980, 5 7 4 p., cuadros, cronol., bibliog.,
pp. 2 0 7 -2 1 3 .
C o n te x to y origen
Género del texto (indica En este texto de síntesis preparado sobre todo para un público francés,
los límites del texto)
C om petencias del autor Jean-C laude Robert, historiador reconocido y autor de varias obras sobre la historia de Q uebec
y la de M ontreal,
Intención de! autor y se propone determ inar y definir las principales características de la R evolución Tranquila,
tem a que aborda episodio célebre de la historia recien te de Q uebec.
Tipo de análisis El autor adelanta para este periodo un análisis que es descriptivo en lo esencial y una
interpretación bastante clásica.
Influencia de la El texto de R obert fue preparado en una coyuntura política y social caracterizada por la
coyuntura sobre los efervescencia de un nacionalism o agresivo y el ascenso del p ro yecto autonom ista quebequense,
asuntos que se tratan y se inscribe en una corriente historiográfica que se propone dar cu en ta del largo proceso de
afirm ación de la sociedad quebequense com o sociedad distinta e íntegra.
E sq u em a y análisis
Tesis propuesta Para Robert, la R evolución Tranquila es "el conju nto de transform aciones que experim entó la
provincia de Q uebec entre 1960 y 1 9 6 6 ”.
Desarrollo de la tesis Según Robert, estas transform aciones son de tres tipos, a saber: la crecien te responsabilidad con
la que los quebequenses se interesaron por los asuntos de su gobierno, la afirmación de un
pluralismo ideológico y el advenim iento de un nuevo nacionalismo.
Estas transform aciones distinguen de m anera clara el periodo 1 9 6 0 -1 9 6 6 con respecto a los
Hilo cond uctor años anteriores, calificados de m anera caricatural aunque significativa com o los años de la
“G rande N oirceur” (Gran O scu rid a d )'. Lejos de haber surgido del azar, estas transform aciones
fueron provocadas por nuevos sectores sociales que lograron desplazar a las antiguas élites.
Para Robert, las características más sobresalientes del periodo 1 9 6 0 -1 9 6 6 son la intervención
cada ve 2 mayor del Estado en m ateria de desarrollo económ ico y social, la voluntad de
dem ocratizar la vida política, en particular la apertura de la cultura quebequense a la cultura
francesa, la decadencia de la religión y la em ergencia de un nuevo nacionalismo com bativo.
Elem entos esenciales de R evolución T r a n q u i l fue pautada por varios acontecim ientos im portantes que revelan su
la argum entación carácter renovador (advenim iento de los liberales al poder, aparición de ¡nsolences d u fr e re Urnel
[“Insolencias del Fraile Fulano de T a l”]. com isión Parent, inauguración de la Délé<ration gé-némle
du Q uébec [D elegación G eneral de Quebec] en París, nacionalización de la electricidad ). S t c
m ovim iento fue sofocado a partir de 1964.
B alan ce
Del texto de Robert se desprende la conclusión de que con la R evolución T r a nquila se inaugura
Principales enseñanzas una nueva fase de la evolución histórica de Q ueb ec. Esta fase se caracteriza por la intervención
del texto creciente y generalizada del Estado y por la voluntad de los quebequenses de asegurar y asumir
su destino colectivo.
* V é a n s e la s n o t a s d e e s t e r e c u a d r o e n la p á g i n a a n t e r i o r
R e s e ñ a d e u n a o b r a c o m p l e ta
S itu a ció n Esta obra es la primera entrega de una serie de tres volúmenes de próxim a aparición
de la o b ra en que se trata la historia econ óm ica de O ntario. En los dos volúm enes restantes se
considerarán periodos anteriores al que estudia el autor. Este trabajo de síntesis
G é n e ro de
preparado por un econom ista prestigioso de la Universidad de Toronto se destina a
la ob ra
un público amplio. N o es aventurado suponer el aprecio que se le reservará, en
A su n to principal
particular por los investigadores deseosos de en contrar, en una sola obra, un
q u e se tra ta panoram a bastante completo de las principales facetas del desarrollo económ ico de
e n la o b ra O ntario después de 1939.
El objetivo que se propone el autor aparece enunciado con claridad en el prefacio. Allí
O b je tiv o q u e se
se da cu enta de las principales características del desarrollo econ óm ico de O ntario
propone
durante el periodo 1 9 3 9 -1 9 7 5 , y se destaca el papel del Estado en la organización y
el a u to r regulación de l¡¡ vida económ ica. Se dejó de lado el aporte del sector privado a este
desarrollo. El objetivo del au tor determina la organización general del libro. De once
capítulos (incluyendo las conclusiones), tres se ocupan de la incidencia de distintos
factores al crecimiento económ ico ontariense, cuatro trazan la evolución de los principales
sectores de la actividad económ ica de la provincia y otros dos destacan la im portancia
O rg a n iz ació n
creciente del papel del Estado en la administración de la mano de obra, la asignación de
gen eral
recursos y la regulación econ óm ica. En el capítulo introductorio el autor esboza las
d e la o b ra condiciones económ icas de O n tario d urante la posguerra. Allí señala los principales
desafíos que hubieron de enfrentar los elegidos de aquel entonces y reconstruye algunas
posturas im portantes que se defendieron en los debates públicos.
31
La argum entación que desarrolla el autor se organiza alrededor de dos líneas directrices
que se entrelazan una y otra vez. Los puntos más destacados de esta argum entación se
pueden resumir de la siguiente manera:
1. Después de la guerra, O ntario, en particular la región del Sudeste, consolidó su
posición com o primer centro industrial y financiero del Canadá. Varios factores explican
este fenómeno: un crecim ien to dem ográfico considerable asociado con movimientos
migratorios, internacionales e interprovinciales, beneficiosos para la provincia; una alta
Tesis p ropu esta tasa de participación de la mano de obra en las actividades rem uneradas, en particular
de la mano de obra femenina; una expansión del espacio econ óm ico existente, gracias
al dominio de nuevas tecnologías que posibilitaron la explotación rentable del potencial
minero y forestal de la provincia; un volumen muy elevado de inversiones privadas y
E lem en to s
públicas, en particular en el sector de la con strucción residencial y com ercial, en las
principales
infraestructuras del transporte y en la exp lotación del potencial hidroeléctrico; un
de la d e m o stra ció n
aum ento con stan te de la demanda de bienes de equipam iento y servicios, explicable
por el aum ento de los ingresos reales, por la mejora de las condiciones de la oferta y la
trasformación de las modalidades del consumo popular. Las consecuencias que originaron
estas tendencias de fondo sobre la estructura industrial de O ntario fueron notables. Se
produjo un crecim iento considerable del sector de los servicios, del com ercio y de las
finanzas, así com o del turismo; un descenso relativo de las actividades asociadas con los
sectores de la agricultura, la pesca y las pieles com o fuente de ingresos y de empleo; una
consolidación de la importancia de las actividades mineras y forestales, generadoras de
un desarrollo notable en las regiones ubicadas más al norte de la provincia; el
m antenim iento de la industria m anufacturera co m o fuente importante de empleo,
ingresos y valor agregado.
2. D urante el periodo considerado, la intervención reguladora del Estado se manifestó
de modo gradual en casi todas las esferas de la actividad econ óm ica. Sin embargo, es
necesario precisar que esta presencia del Estado tiene menos alcance en O ntario que en
otras provincias. Entre los aspectos que confirm an la importancia adquirida por el
Estado figura la búsqueda de un cierto ordenam iento de las relaciones intercapitalistas
Tesis p ro p u esta por medio de la regulación de los mercados, el objetivo de administrar la mano de obra,
la ampliación de la legislación laboral, la finalidad de ejercer un con trol relativo sobre
las condiciones de explotación de las riquezas naturales m ediante la instauración de
medidas preventivas, la política de regular hasta cierto punto las condiciones de vida de
la población, asumiendo una parte de los costos inherentes a la reproducción de las
E lem en to s parejas y de los particulares (ed u cación , salud, b ien estar). Según el autor, esta
principales intervención crecien te del gobierno en la vida econ óm ica y social tiene su origen en
de la cu atro razones principales, a saber: la «reivindicación creciente de Estado» por parte de
d e m o stració n casi todos los sectores sociales, las presiones generadas por la industrialización y la
urbanización, la determ inación de los árbitros públicos ontarienses de resistir a las
pretensiones del gobierno federal, interesado en asumir una responsabilidad cada vez
mayor en la organización de la vida econ óm ica, lo mismo que la idea cada vez más
expandida, en todos los sectores de la sociedad, de la necesidad de una intervención
estabilizadora del Estado, es decir, lo que otros autores han llamado la difusión de una
cultura social estatista.
B a lan ce c r ític o Aunque la obra de Kenneth Rea es una referencia indispensable para apreciar en sus
grandes líneas el desarrollo económ ico de O ntario durante el periodo de la posguerra,
presenta un cierto número. de debilidades, sin relación necesaria con el género de la
obra.
En primer lugar, el autor no relacionó el desarrollo económ ico de O ntario con lo que yo
P rim er a sp e cto
llamaría «la econom ía política del federalismo rentable» en Canadá, ni con el ámbito de
criticab le com p etencia específica en el cual se integra la provincia, ni con las grandes tendencias
que se m an ifestaron en esta época en el seno_del espacio n orteam ericano. En estas
32
condiciones, el desarrollo económ ico de O ntario aparece com o el resultado de la dinámica
de un cierto núm ero de factores capaces de producir crecim iento en un espacio cerrado
en la p ráctica. A unque se hicieron algunas alusiones al respecto, en verdad carentes de
significación sobre la argum entación principal, el h echo es que no se adelantó ningún
análisis específico sobre los efectos generados en el espacio económ ico ontariense por la
estrategia de crecim iento que desplegó el gobierno federal al final de la Segunda G uerra
mundial. A dem ás, el desarrollo econ óm ico de O ntario casi nunca se relacionó con la
d in ám ica industrial peculiar de la región de los G randes Lagos (m edio econ óm ico y de
com p etencia al que sin la m enor duda p ertenece en lo fundam ental la provincia). Por
último, el desarrollo económ ico de O ntario tam poco se analiza a la luz de la división
económ ica del trabajo que se impone a lo largo del con tinen te n orteam erican o después
de la Guerra (efectosgenerados por aquello que varios autores han llamado «integración
continentaldependiente»). De esta manera se desconoce toda lacóntribuciónconceptual
y analítica de investigadores tales com o W allace Clem ent, Glen Williams y David Wolfe,
para nombrar sólo a ellos. Aunque es indudable que este h echo resulta de una decisión
deliberada del autor, no es menos cierto que tal opción le impide acced er a un nivel de
lectura más finodel desarrollo econ óm ico de O ntario y em pobrece su análisis empírico.
En segundo lugar, no se entiende bien por qué el autor analiza la «regulación estatal del
S e g u n d o a s p e c to producto salarial» en un capítulo en el que el interés principal gira alrededor de los
criticable movimientos de la población, la tasa de participación de la mano de obra, su composición
y distribución en los grandes sectores económ icos (capítulo 2). El estudio de la ampliación
del sistema de relaciones industriales y del papel del Estado en el establecim iento de
nuevas normas salariales y en la determ inación de las condiciones de trabajo podrían
haber sido tratados en un capítulo independiente, dada la im portancia de estos aspectos
en el marco de los esfuerzos de regulación macrosocial y m acroeconóm ica que desplegaron
las diversas instancias del gobierno después de la guerra.
En tercer lugar, el capítulo 10, en el cual el autor se interesa por el papel económ ico del
T e r c e r a s p e c to
gobierno provincial deja al lector en las mismas. Es indudable que se trata de un asunto
cr i t i c a b l e muy difícil de dominar. Sin embargo, era de esperar una argum entación más rica, por lo
menos más sugestiva, sobre la dinámica de la expansión del gasto publico en sus comienzos
El crecim iento del papel económ ico del gobierno se interp reta com o el resultado
imprevisible de presiones coyunturales y contingencias, para las cuales es imposible
en contrar en la p ráctica un principio coordinador, una coherencia de conjunto. Quizá el
autor esté en lo cierto. Sin embargo, uno queda con el sentimiento de que su interpretación
es más bien el resultado de una renuncia al desafío de comprender, de una reflexión en
exceso superficial com parada con el problema planteado. En ningún caso el Estado se
considera com o un aparato que posee una cierta autonom ía institucional y que actúa de
m anera positiva con la mira de influirsobre las tendencias o de intervenir en la orientación
del futuro. Es probable que la pobreza del análisis efectuado en el capítulo 10 se explique
en la decisión del autor de limitarse a un análisis empírico stricto sensu, y en su renuencia
a aprovechar ciertas problem áticas desarrolladas por la ciencia política y la sociología
contem poráneas. También puede ser que el tipo de prueba que se considera válido en
estas disciplinas no satisfaga al econom ista incapaz de renunciar de veras al paradigma de
la cuantificación.
A p o r te En conjunto, la obra de Kenneth Rea constituye una base sólida a partir de la cual es
princi pal posible em prender num erosos estudios sobre la historia eco n óm ica de O n tario . Si la
argum entación que allí se desarrolla no es suficientemente audaz, dada la gran prudencia
del autor, tiene al menos el mérito de establecer ciertos puntos de referencia que es
imposible ignorar. La obra cumplirá su objetivo cuando otros autores, más afortunados,
decidan incursionar el universo siempre arriesgado de las interpretaciones apoyándose
sobre la contribución del autor.
33
La elabo ració n de un in form e de lectu ra
Objetivos del
Situar la obra Revelar su contenido Evaluarla
informe
Tema del libro ¿Cuál es la tesis que se
A sunto específico que P roced er al
plantea en la obra?
aborda el autor balance:
¿Cóm o la desarrolla el autor
¿Quién es el au to r? ¿Se le -principales
(«el autor: estru ctura su
reconoce com o especialista aportes de la
tesis en ... partes»); «sigue la
En el tema? Observaciones obra.
siguiente progresión... »;
sobre su carrera -evaluación
«comienza en primer lugar
intelectual. crítica (interna y/
p o r...» )
¿Qué intenciones y o externa)
¿Cuáles son los puntos más
objetivos se revelan en su -aquello que
destacados de la
obra? justifica leer o
Elementos argumentación (destacar las
¿A qué público se dirige? bien no leer la
principales afirmaciones y
de información ¿Cuáles son las opciones obra.
conclusiones -q u e , llegado
para el fundamentales que el caso, también com entará
lector subyacen en su trabajo el reseñador).
(métodos; procedimientos
de análisis; tipos de
pruebas; estilo; tono del
texto ; entre otras)?
Características distintivas
de la obra, por ejemplo:
¿presenta una bibliografía,
índices, cuadros?
Límites de la obra, tanto
los que se fija el propio
autor com o los que le fijan
las políticas editoriales.
34
Capítulo 2
Las tecnologías a las que tenem os acceso influyen de m anera decisiva sobre
nuestras m aneras de en ten d er el m undo. M arshall M acL u h an m ostró cóm o la in
v en ción del libro revolucionó de alguna m anera el planeta, al facilitar el acceso al
te x to y por ende al con o cim ien to disponible1- De h echo, el paso del rollo de perga
m ino al libro se tradujo en el abandono de una cierta relación co n el te x to y co n el
con ocim ien to. C om o se sabe, leer un te x to en un rollo o en un libro im plica m a
neras diferentes de “desplazarse” en el texto, formas distintas de apropiar su c o n te
nido y de ap ro v ech ar la inform ación. En el primer caso, se debe desenrollar o
enrollar el papel para avanzar o retro ced er en el texto , co n pocos o ningún punto
de referencia. Este procedim iento, que es largo y fastidioso, dificulta la tarea de
in terrelacion ar los datos contenidos en el te x to . En el segundo caso, se puede abrir
el libro en la página deseada y co lo car un registro en las hojas que se consideren
pertin en tes. De esta m an era, las posibilidades de in teractu ar co n el con ocim ien to
se m ultiplican. C om p arad a co n el libro, puede decirse que In tern et representa una
innovación tecn ológica tan radical com o la que significó el libro en relación con
el rollo de pergam ino. La utilización de este medio extien d e, facilita y dem ocratiza
de m anera singular la circu lación de la inform ación. La utilidad de In tern et es aún
mayor, pues le perm ite al usuario in teractu ar co n la inform ación de una m anera
que sólo puede equipararse co n la im aginación de la persona que digita, h ace clic
y navega. En la p ráctica, ya no hay límites para la socialización del con ocim ien to;
nuestra relación co n el m undo del saber se ha transform ado de m odo irreversible.
Lib erad or en m uchos sen tid os, In tern et es tam b ién un ogro que puede
devorarnos c o n facilidad -a lg u n a s veces puede engañar, cuando no se lo utiliza
co n espíritu c r ític o -. De la misma m anera, In tern et es un laberinto donde cu al
quiera puede perderse; de h ech o , la navegación en la red exige com p eten cias es
pecíficas. Esta exp loració n requiere del usuario una co n cien cia aguda de las v en
tajas y de los in con v en ien tes de este m edio2. ¿C óm o puede el joven investigador
ap ro v ech ar los recursos de In te rn et sin ca e r prisionero en la red y sin ser ahogado
por la m asa d ocu m en tal que allí se en cu en tra?
35
El objetivo de este capítulo consiste en conducir al estudiante a aprovechar los
recursos de las grandes bibliotecas donde se conservan considerables colecciones
de docum entos en soporte papel y en soporte electrónico. Para lograrlo, se presen
ta un m étodo de búsqueda docum ental en seis etapas (sección 1). El método que
se describe a continuación tiene por objeto permitirle al investigador iniciado apro
vechar los bancos de datos informatizados y los recursos de In ternet a los cuales
tiene acceso de m anera continua. Por lo demás, en el co n texto de la revolución
cibernética contem poránea, se le indican al joven investigador algunos secretos
que le perm itirán optimizar su trabajo en las bibliotecas y aprovechar las ventajas
de In ternet (sección 2). A sabiendas de que una de las claves de acceso a los
recursos docum entales de las grandes bibliotecas es el conocim iento de las princi
pales obras de referencia, de indización y de recuperación de la inform ación que
allí se encuentran, incluidos, claro está, los docum entos electrónicos, se propondrá
una lista que, aunque incom pleta, resulta suficiente para facilitar las búsquedas del
investigador principiante en ciencias humanas. Esta lista se presenta bajo la forma
de una “caja virtual de herramientas docum entales” y se incluye al final de capítulo
(sección 3).
l . U n p ro ce d im ie n to m e tó d ic o p ara r e c u p e ra r la d o cu m e n ta c ió n
En relación con un tema determ inado, ¿cuál es el procedim iento que debe
seguirse cuando se trata de elaborar una bibliografía, preparar un balance crítico de
la literatura científica pertinente que se ha producido o sim plem ente actualizar los
conocim ientos?
Existen numerosísimas opciones. A quí se sugiere un procedim iento en seis eta
pas, de las cuales las tres primeras son las siguientes: la form ulación precisa de un
tema de investigación (primera etap a); la definición de un con ju nto de conceptos
que expresen toda la riqueza del tema y de su problem ática subyacente (segunda
etapa); una estrategia docum ental m ediante la cual se logre aprovechar la variedad
y la com plem entariedad de los diferentes herram ientas de trabajo disponibles en
las bibliotecas, incluida In ternet (tercera etapa). Este procedim iento inicial halla
su culm inación en las operaciones siguientes: el acopio m inucioso de la inform a
ción docum ental (cuarta etapa), el análisis de la misma (quinta etapa) y la evalua
ción del proceso de búsqueda docum ental en su con ju nto (sexta etapa). En la
página 59 se presenta una sinopsis de las diferentes etapas del procedim iento
descrito.
36
en el capítulo 11 de esta guía, relacionadas con la definición de un tema de inves
tigación).
Desde un punto de vista docum ental, la etapa de la form ulación del tema co n
siste en escribir un primer enunciado del tema de investigación. Tal enunciado
debe ser tan preciso y conciso com o sea posible. Es preferible expresarlo en una
frase, m áximo en unas pocas líneas. Así por ejem plo:
• “Formas de ayuda mutua para mujeres víctimas de violencia conyugal”;
• “La autoimagen en los niños que han sufrido malos tratos”.
Los térm inos empleados en el enunciado deben ser significativos. Por esta ra
zón se recom ienda erradicar las palabras vacías de contenido y los conceptos utili
zados en sentido figurado. En suma, un investigador que elija para su trabajo un
título confuso o poco significativo se expone a que su enunciado no pueda ser
reseñado en la masa docum ental. S e recom ienda que el investigador adquiera el
hábito de formular su m arco teórico (estructura conceptual) en lengua inglesa,
dado que la mayoría de las bases de datos se diseñan en el mundo angloparlante.
Hay que subrayar que para recuperar la información, ciertos sistemas documentales
se apoyan de manera exclusiva en las palabras del título, com o ocurre con algunos
compendios en C D -R O M o en ciertas bases de datos en línea.
37
cias humanas y sociales es frecuente que un mismo concepto abarque significacio
nes diferentes.
En las palabras seleccionadas debe reflejarse el contenido de la pregunta que se
plantea, así com o la inform ación que se desea obtener. Se seleccionarán todos los
sinónimos posibles; de la misma manera, si hay lugar para ello, los términos en
español y sus equivalentes en inglés, en francés y en otras lenguas.
El marco conceptual que podría generar el enunciado prelim inar del tema de
investigación (“Las formas de ayuda mutua para mujeres víctim as de la violencia
conyugal”) figura a m anera de ejem plo a continuación.
F o r m a s d e a y u d a m u tu a p a ra m u je re s v íc tim a s d e v io le n c ia c o n y u g a l
red d e ayu d a h elp n etw o rk (s) réseau n atu rel m a ltra to a la abuse o f w om en fem m es
m u jer v io len tées
38
Los esfuerzos orientados a precisar y a enriquecer el vocabulario y los c o n ce p
tos p ertinentes a la definición del tem a n u n ca son inútiles, a pesar de las dificulta
des que plantean. Esta lista de palabras claves, aunque im perfecta en su versión
preliminar, debe brindar a cceso a la d ocu m en tación disponible sobre un tem a. Las
palabras claves fu n cion arán co m o térm inos de búsqueda al m om en to de utilizar las
h erram ientas de recu p eració n de inform ación.
A partir de esta etapa, se recom ienda seleccion ar y con su ltar algunas obras
básicas, por ejem plo diccionarios y enciclopedias de ca rá c te r especializado4, dispo
nibles co n frecu en cia en soporte electrón ico, para asegurarse que el cam po c o n
cep tu al de la p rob lem ática de investigación ha sido cubierto en su totalidad y de
m odo ad ecu ad o. D e la misma m anera, llegado el caso, se revisarán los títulos y los
encabezados de capítulos de las obras especializadas, seleccionadas o localizadas
gracias a los artículos que figuran en diccionarios y enciclopedias. H a de notarse
que la búsqueda en In tern et -q u e se inicia justo desde el m om en to en que se
establece el m arco te ó r ic o -, siempre aporta inform ación suplem entaria y la posibi
lidad de establecer vínculos pertinentes5. D icho lo anterior, es necesario precisar
que en esta etapa el objetivo no consiste en elaborar una bibliografía exhau stiva,
sino en imprimirle un ca rá c te r definitivo a la lista de palabras claves.
Tam bién m erecen exam en otras variables cuya form ulación puede contribuir a
fijar m ejor los límites del objeto de estudio e influir en todo el proceso de investiga
ción d ocu m en tal. La lista de preguntas que figuran en el cuestionario de la página
siguiente le ayudará al investigador a determ inar ciertos itinerarios docum entales
que deben ser explorados o descartados desde el com ienzo y lo estim ulará a em
prender un análisis adicional de su objeto. Es evidente que estas variables no se
ap lican de m an era au tom ática a todas las investigaciones; más bien, se propone
considerarlas, co n la finalidad de asegurarse que el cubrim iento de la d o cu m en ta
ción esté de acu erd o co n el en u n ciado del tem a y co n los distintos aspectos de la
problem ática seleccionada.
A l responder estas preguntas, el investigador se verá obligado a precisar e in
cluso a redefinir, en ciertos casos de m odo radical, la form ulación inicial de su tem a
de investigación. Según las particularidades de la problem ática seleccionada, le
surgirán otras preguntas que tam bién deberá responder. C on vien e reco rd ar que
esta op eración de definición y redefinición del tem a se vuelve más productiva
39
cuando se la som ete a la crítica de personas con experiencia en docum entación.
Las grandes bibliotecas del mundo ofrecen a sus usuarios los servicios de asesores
aptos para ayudar en este sentido a los jóvenes investigadores.
El itinerario descrito en esta segunda etapa puede parecer laborioso; sin em bar
go, resulta indispensable, puesto que los esfuerzos invertidos en la definición del
tema serán recompensados en las etapas ulteriores. Debe quedar claro que la bús
queda docum ental depende de los objetivos que se le han fijado a la investigación.
M ientras m ejor y de modo más preciso se enuncie el tema, más fácil será la búsque
da docum ental.
40
V ariab les p ara c u b r ir u n c a m p o d o c u m e n ta l
1. ¿N ecesito una d o cu m en tació n co rrien te o Publicaciones gubernam entales 11
reciente? [] A rtículos de prensa [J
¿N ecesito una d o cu m en tació n retrospectiva o O tr o (s ): [J
histórica? [] D o cu m en tació n audiovisual |]
¿M e son suficientes las publicaciones del últim o D iapositivas []
añ o , de los cin co o de los diez últim os años? [ ] Películas []
Periodo que debo cubrir: Videos (]
Fotografías []
2. ¿E xisten unos límites geográficos para m i tem a? [ ] O t r o ( 3 ) :_____ [)
¿La d o cu m en tació n sobre el tem a existen te en D o cum entación cartográfica (]
Bogotá es suficiente? |] D o cu m e n ta ció n e le ctró n ica []
zona (s) geográfica (s): fl Sitios Internet []
O tra (s) [ ] C D -R O M [ ]
Boletines inform ativos ()
3. ¿La d o cu m en tació n sólo se en cu en tra en ciertas N o tas electrónicas [J
lenguas? ( ] G rupos de discusión (]
¿La d ocu m en tación en lengua española es O tros: [ ]
suficiente? [ ]
O tra (s) lengua(s): í 1 9 . ¿Q ué soportes de inform ación p arecen más
adecuados?
4- ¿La búsqueda de inform ación se inscribo en Préstam o de docum entos originales []
fronteras disciplinarias precisas? [ ] F o to co p ia de artículos []
Disciplina (s): f1 D o cum entos en m icrofkh as o en m icrofilm es [j
D ocum entos en línea []
5. Uso-i previstos de la inform ación: O tro (s ) [ |
T rab ajo para un curso o para una tesis de
d o cto rad o í ] 10. ¿La visita a asociaciones, a organism os
T rabajo de investigación ( J privados, gubernam entales o semioficiales puede
D ecisión adm inistrativa [ ) contribu ir a com pletar mi búsqueda de
Interés personal / profesional ( ) inform ación? [ ]
O tro (s) uso(s) [ J N om bres de las asociaciones u organismos:
[]
6. ¿D e que tipo es la inform ación deseada o
efectivam en te encon trad a? i 1. ¿P ueden preverse dificultades de a cceso a
Inform ación teórica [ ) los docum entos? f]
Inform ación em pírica ( ] ¿A qué d o cu m en tació n pertinente puedo
Inform ación histórica ( ] acced er de inm ediato, e n su lugar de
Inform ación estadística [ ) co n serv ació n , e n mi biblioteca o en mi ce n tro
Inform ación cien tífica y técn ica ( ] de do cu m en tació n ? f]
Inform ación de divulgación [ ] ¿D ebo recurrir al préstam o interbibliotecario? []
O tra (s ): 1] ¿D ebo desplazarme a o tras bibliotecas, cen tro s
de d o cu m en tació n , e n tre o tro s lugares? |]
7. ¿Se privilegiarán las fuentes primarias (obras
fundam entales, texto s originales, m ateriales 12. R estricciones financieras que deben
básicos), o las fuentes secundarias (análisis, considerarse [l
co m entarios, estudios de caso, críticas)? [ ] C ostos de una búsqueda bibliográfica especial [l
¿Tengo necesidad de realizar una síntesis o un C o sto s de las solicitudes de préstam o
análisis profundo de los d o cu m en tos pertinentes? [] interbibliotecario, de las fotocopias de artículos
¿Cuál es la am plitud de la d ocu m en tación o de libros, de la impresión de d o cu m en tos
existente sobre el tem a? ( ] electrónicos []
¿La inform ación es escasa o abundante? |] O tro (s) co sto (s): I 1
.¿L a docu m en tación es tradicional o electró n ica? f ]
13. ¿Q u é límites de tiem po deb en considerarse? []
8 . ¿Q ué tipo de d o cu m en tos se privilegiarán? ¿A l m enos ten g o el tiem po necesario para
D o cu m en to s impresos (] ad elan tar mi investigación y producir el
Libros, m anuales, tratados |1 resultado que espero? [ )
A rtícu los de publicaciones setiadas f ) ¿Q u é puedo razonablem ente realizar en el lapso
Inform es de investigación l ) que me he fijado? []
M onografías o tesis
41
Apreciar la diversidad y la utilidad de las herramientas de búsqueda
Las obras de referencia se dividen en dos categorías, según el tipo de información que ofrezcan:
- ^Aquellas que brindan datos exacto s, i n f ^ ^ c i ó n p ropiam en te dicha, ya sea una dirección, una
definición, una nota biográfica, ^ fecha, entre otras. Pertenecen a esta categoría los anuarios, los
diccionarios, las enciclopedias, los tratados, los iranuales, los compendios biográficos, entre otros.
- ^Aquellas que ofrecen los medios para a cced er a la in fon n ación brindando la referencia
biblio^gráfica del doc^umento buscado. Es el caso de las bibliografías, de los índices de publicaciones
seriadas, de las bases de datos bibliográficos, de los catálogos de bibliotecas, entre otros. En este caso, el
usuario debe consultar el docum ento reseñado (un artículo de una publicación seriada, un libro, una
tesis) para en co n trar la inform ación que desea.
Para facilitar la determ inación de las herram ientas de búsqueda por parte del investigador, resulta
fecundo reagruparlas en obras de referen cia básicas y en obras de referen cia com p lem en tarias. Las
obras de referencia básicas son las herramientas de trabajo que se utilizan con mayor frecuencia. Es
natural que se las consulte antes que las obras de referen cia com p lem en tarias; estas últimas son
empleadas de manera más esporádica y circunstancial. Resultan indispensables para ciertas búsquedas de
implicaciones documentales complejas; sin e^mbargo, debe precisarse que para una búsqueda
determinada, ciertas herramientas consideradas com o complementarias pueden convertirse en básicas.
Por último, hay que tener en cuenta que los términos seleccionados en el mom ento de plantear el tema
de investigación determinan los tipos de obras de referencia que deben consultarse. Dicho de otra
m anera, la amplitud de la investigación y la naturaleza de la información deseada inciden sobre la
selección de las fuentes de información que deben ser consultadas.
En el recuadro siguiente se presentan los tipos de herramientas de trabajo que los investigadores utilizan
de ordinario, en el m arco de una gestión docum ental (estas herramientas son cada vez más accesibles por
medios electrónicos en la era de la revolución cibernética; a veces sin costo en Internet, a veces
consultando bases de datos digitalizadas de las bibliotecas):
Herramientas O bras de referen cia básicas O bras de referen cia com plem entarias
que ofrecen
Diccionarios Tratados
infom iación de
Enciclopedias Manuales
m anera directa
Anuarios
Compendios biográficos
O btas de síntesis
Monografías
Herramientas Catálogos de bibliotecas Bibliografías de bibliografías
que ofrecen Guías bibliográficas (guías de Bibliografías generales
medios para investigación) Bibliografías especializadas
acceder a la Índices de publicaciones seriadas Compendios de tesis
información Índices de prensa Compendios de publicaciones gubernamentales
Compendios de publicaciones de organismos
internacionales
Compendios de publicaciones estadísticas
Compendios de materiales cartográficos
Compendios de d ocum entación audiovisual
Compendios de pruebas, compendios de informes
C ci’aperid;¡ a de recursos de Internet
42
en la práctica se veía obligado a pasar revista de todas las publicaciones relaciona
das con el tem a de los niños m altratados, al no existir un encabezam iento más
explícito en el catálogo. La conversión de los catálogos tradicionales de las biblio
tecas a sistemas accesibles por computadora ha disipado hasta cierto punto este
inconveniente. M ultiplicando los puntos de acceso (mediante la com putadora, la
búsqueda puede hacerse por autor, título o tema, y tam bién por lengua, fecha de
publicación, subtítulo, entre otros) y ofreciendo el recurso de operadores de bús
queda booleana (que perm ite delim itar la recuperación al posibilitar la puesta en
relación de dos o más palabras claves) -v e r el recuadro en la página 4 5 - l o s progra
mas de gestión docum ental han aum entado de m anera considerable la capacidad
de revisión y recuperación de inform ación de los catálogos de las bibliotecas.
D icho lo anterior, es preciso subrayar que si la tecnología facilita el trabajo de
los investigadores, éstos deben considerarla, ante todo, com o una etapa en el c a
m ino de la consecución de una docum entación que pueda consultarse en un m o
m ento dado, de m anera efectiva y concreta, en el espacio laboral del investigador.
De hecho, los catálogos electrónicos permiten identificar casi de inm ediato la exis
tencia de una obra. S in embargo, hoy por hoy no le proporcionan al investigador
un co n tacto m aterial con el libro. Es verdad que un artículo de una publicación
seriada puede ser leído en línea; sin embargo, el m onitor no ofrece la suficiente
comodidad visual para consultar la totalidad del texto de una monografía. A d e
más, el espacio virtual creado por In tern et no reemplaza el espacio físico de la
biblioteca, ni sus recursos docum entales, ni la orientación y asesoría que ofrecen
sus empleados. La biblioteca es un lugar de encuentros e intercam bios. A ntes,
durante o después de una búsqueda por com putadora, el investigador debería po
der co n tar con el apoyo y las orientaciones de un personal com petente.
Los tipos de publicaciones reseñadas en un catálogo varían de una biblioteca a
otra. En la mayoría de los catálogos se m encionan libros, informes de investigacio
nes, monografías y tesis; algunos presentan tam bién docum entación audiovisual,
publicaciones gubernam entales nacionales y de organizaciones internacionales.
A unque gracias a In ternet, la mayor parte de los catálogos de bibliotecas se han
vuelto accesibles desde todos los puntos del globo, se aconseja que el investigador
adelante su búsqueda docum ental en la biblioteca de su universidad. La razón es
simple y consiste en que por lo general las bibliotecas adquieren para sus usuarios
derechos para acceder a servicios de Internet, poniendo a la disposición de éstos
una gran variedad de C D -R O M accesibles en línea6; hay que precisar que las bi
bliotecas pagan por estos derechos. D icho esto, es posible que una biblioteca, aun
que rica en colecciones diversas, no posea todos los documentos que figuran en
43
una lista bibliográfica resultante de una búsqueda electrónica, en cuyo caso será
necesario recurrir al préstamo interbibliotecario.
Precisemos por último que en la era electrón ica las referencias bibliográficas
com pletas (autor, título, dirección bibliográfica, fuente, tipo de docum ento, len
gua de la publicación) y los elem entos que describen el contenido de este d ocu
m ento (resúmenes, palabras claves o descriptores) se con vierten en otras tantas
claves que perm iten acceder a la búsqueda de un docum ento particular, trátese de
un libro, de un artículo de una publicación seriada, de una tesis, de un informe, de
una película, entre otros.
C om o es evidente, los catálogos de las bibliotecas no sólo ofrecen ventajas.
U na de las desventajas que presentan consiste en que brindan muy poca inform a
ción sobre el contenido de las publicaciones que analizan. Así, al m om ento de su
análisis, una obra sobre la historia de Q uebec, con diez capítulos sobre diez temas
diferentes, no recibirá más de dos o tres palabras claves sacadas de las listas de
encabezam ientos de m ateria en que se basa el catálogo tem ático de la biblioteca.
Para este libro en particular, los capítulos relativos a la historia de Gaspesia o de los
Cantones del Este no recibirán por fuerza de necesidad un tratam iento específico,
y por esta razón no serán recuperables en el catálogo.
Por lo demás, suele ocurrir que antes de emprender una búsqueda docum ental
se conozca muy mal el tema de la bibliografía que debe prepararse. El h ech o de
consultar únicam ente el catálogo de materias de la biblioteca (ilos más apresurados
ni siquiera imaginan la posibilidad de elaborar un m arco teórico!) expone a una
percepción demasiado estrecha de un tema y, por consiguiente, a em pobrecer la
búsqueda docum ental. A l final, el tratam iento del tema resulta comprometido. En
efecto, se debe saber que los catalogadores elaboran los encabezam ientos de m ate
ria a partir de una lista de términos establecidos de antem ano, y cuya función
consiste en cubrir el conju nto de conocim ientos y campos de interés. M ediante
este vocabulario pluridisciplinario, los docum entalistas analizan las obras que lle
gan a la biblioteca y les asignan dos o tres palabras claves. En principio, el objetivo
consiste en hacer del catálogo algo práctico y coh erente; no podría ser de otra
m anera, dado el volum en de docum entos tratados. S in embargo, esta operación
genera un vacío im portante. Es natural que en los encabezam ientos de m ateria se
om itan las dinámicas de los cuestionam ientos intelectuales por medio de los cuales
los investigadores construyen su objeto, en razón del contenido enciclopédico de
estas herramientas de trabajo. Por esta razón, a pesar de ser indispensable, la co n
sulta del tema en el catálogo de materias debe tomarse com o una actividad com
plementaria de la búsqueda docum ental. Desde un principio, otras rutas deben ser
igualm ente exploradas.
44
termedio de bibliotecólogos que se desempeñan en las bibliotecas, o gracias al apo
yo de los p rofesores-ofrecen cada vez más, en formas a veces muy elaboradas, guías
de recursos bibliográficos dedicadas en particular a los jóvenes investigadores. Así
por ejem plo, el estudiante de archivística hallará en la guía preparada por la U n i
versidad de Q u ebec en M ontreal una lista de vínculos im portantes, una presenta
ción de las principales herram ientas de búsqueda propias de su disciplina, una
tipología de los archivos, ju n to con la descripción de los servicios que ofrece la
División de A rchivo de este establecim iento10- Lo mismo ocurre con el estudiante
del D epartam ento de H istoria de la Universidad de Laval, que puede consultar en
línea una “Guía de recursos en In te rn e t1*”.
Por fuerza de necesidad, encontrar una obra implica que por medio de ella se
encontrarán otras. De esta manera los títulos que com plem entan los artículos de
las enciclopedias y los diccionarios perm iten constituir una primera lista de obras
generales y especializadas sobre un tem a determ inado. Consultar estas obras, la
mayor parte de las veces provistas de bibliografías más o m enos exhaustivas, hace
posible el descubrim iento de otros títulos; de ahí en adelante se repite el mismo
procedim iento que produce el efecto bola de nieve.
Sin embargo, esta m anera de proceder no agota todas las posibilidades que
ofrece una gran biblioteca, puesto.que com porta el riesgo de producir una acum u
lación enorm e y desigual de títulos. O tro medio consiste en aprovechar tres tipos
de obras de referencia, a saber: las bibliografías generales y especializadas (ver la
tipología que figura en el recuadro anterior, los compendios de indización, así como
los compendios especializados.
Las bibliografías generales presentan listas exhaustivas de títulos clasificados
por períodos cronológicos, territorios geopolíticos, grandes temas (econom ía, so-
47
Los tipos de bibliografías
48
Las bibliografías especializadas perm iten ir todavía más lejos en la consulta de
los recursos documentales de una biblioteca de dimensiones considerables. En efecto,
estas bibliografías brindan listas de títulos clasificados por rúbricas y relacionados
con un sólo tema integrador: las ideologías, las relaciones de trabajo, los géneros de
vida, el m undo obrero, las mujeres, entre otros. Estas bibliografías son preparadas
de ordinario por especialistas en un tema y tienen la v en taja de reunir en una
publicación única de fácil acceso cientos de títulos cuya com pilación resulta de
una larga y minuciosa búsqueda. La bibliografía especializada dispensa al investiga
dor de revisar la producción científica existente, evitándole “reinventar la rueda”.
D e la misma m anera, le brinda una idea bastante precisa de la abundancia o de la
escasez relativa de los escritos sobre un tema. Sin embargo, es necesario tener en
cu en ta que no existen bibliografías especializadas sobre todos los temas o sobre
todas las problem áticas de investigación. Hay que subrayar que estos docum entos
pueden presentarse en soporte papel o en soporte electró n ico 15.
Es im portante echarle una ojeada a la introducción y al prefacio de las biblio
grafías especializadas, com o suele hacerse con otros tipos de obras de referencia.
Este procedim iento instruye al investigador acerca del modo de empleo de la h e
rram ienta que tiene en la m ano y además le indica la m etodología seguida en la
recolección de los títulos, la amplitud de la investigación docum ental y los límites
de esta herram ienta de trabajo. En el recuadro de la página 4 7 se le ofrecen al
investigador ciertos consejos que deberá poner en práctica antes de utilizar una
obra de referencia.
El investigador puede descubrir una gran cantidad de publicaciones corre
lacionadas con un tem a determinado a partir de las bibliografías generales y espe
cializadas que se pueden recuperar m ediante las herramientas denominadas b ib lio
grafías de bib lio grafías16. Sin embargo, para que esto sea posible se hace necesario
que el tem a corresponda de m anera aproximada a las rúbricas de clasificación de
los títulos en los compendios bibliográficos; de lo contrario, el investigador corre el
riesgo de eternizarse en la consulta.
49
Servirse al máximo de las herramientas de trabajo al alcance de la mano
Es aconsejable co n ocer algunas pautas generales sobre el uso de las h erram ientas de trabajo que se han
logrado identificar con el fin de aprovecharlas al m áxim o. Estas pautas han sido tom adas de la obra de
M arcelle Beaudiquez (Guide de bibliographie genérale: méthodologie et pratique, nueva edición revisada y
puesta al día, M unich, K. G. Saur, 1 9 8 9 [1 9 8 3 ], 277 p., bibliogr., col. “Bibliotheques et organismes
docum entaires”).
1. L e er las in stru ccio n es de u so. Esta recom endación puede parecer infantil; sin embargo, ¿cuántos
investigadores dem asiado apresurados consideran inútil leer las “Instrucciones de uso" que suelen ir en
el prefacio o en la introducción de las herram ientas de trabajo? E n efecto, en las páginas introductorias
de este tipo de obras suele ap arecer información indispensable sobre las modalidades de uso de estas
h erram ientas. Los investigadores que se tom an el trabajo de consultar las instrucciones de uso ahorran
tiempo y energía y se evitan no pocas frustraciones y desencantos. Sobra decir que las búsquedas
realizadas sobre bases de datos también exigen por parte del investigador un con ocim ien to de las
modalidades de funcionam iento y utilización de los herram ientas electrónicas que se van a consultar.
Con frecuencia, estas informaciones.se hallan disponibles en línea en los sitios de la biblioteca, bajo la
rúbrica "Guía para el uso de las bases de datos”.
2 . O je ar el co n ten id o de la h erram ien ta . A ntes de utilizar un com pendio, así figure en versión
electrónica, resulta prudente invertir algunos minutos en su exam en preliminar. Esta pauta incluye los
siguientes aspectos:
La identificación de los autores individuales o corporativos (editores) que han intervenido en
su elaboración;
- el exam en de las secciones de la obra (o de la base de datos), a saber: prefacio, introducción,
tabla de materias detallada, apéndices, lista de abreviaturas usadas;
- la consulta detallada de algunas secciones de la obra, sea que aparezca en soporte papel, sea
que aparezca en soporte electró n ico (organización del contenido, clasificaciones principal y
secundarias, contenido de los índices y criterios con los que se han construido, actualización
del contenido, reedición, entre otros aspectos);
la consideración del período que abarca el com pendio;
- la identificación del país de origen del com pendio y de los d ocum entos en él citados;
- la determ inación de la naturaleza de los docum entos indizados o reseñados (tipos de
docum entos, lengua en que se hallan escritos);
- la identificación del nivel analítico de las referencias bibliográficas (si son completas o
abreviadas y si brindan resúmenes de los docum entos, entre otros).
3. R e c o n o c e r que pueden p resentarse callejones sin salida en u n a investigación d o cu m en tal.
N inguna investigación docum ental es por fuerza de necesidad productiva, exitosa o definitiva. Incluso
puede suceder que la carencia o la escasez de información obliguen al investigador a modificar su
tem ática. La consulta aten ta de varias herram ientas de recuperación lo conducirá a recon ocer esta
situación.
4 . T o m a rse el tiem po n ecesario . El tiem po empleado en el co n ocim ien to y m anejo de una
herram ienta docum ental es una inversión a largo plazo. De este modo, el aprendizaje de las
modalidades de utilización de un índice analítico en línea de artículos de publicaciones seriadas en
lengua española, com o por ejemplo, Fuente académica, colección latinoam ericana suscrita en línea de
publicaciones seriadas académ icas y especializadas de conocidos editores latinoam ericanos y españoles;
esta base contiene el texto íntegro de 15 0 revistas en español, cuyo con ten id o lo proporcionan
editoriales respetadas en todo el mundo. Se trata de una operación que se con vierte en un insumo para
toda investigación ulterior. En efecto, la mayoría de las herram ientas de trabajo son susceptibles de ser
utilizadas una y otra vez por el investigador, a condición de que éste las conozca y sepa manejarlas.
50
De allí proviene la utilidad de los com pendios de indización de artículos de
publicaciones seriadas (a veces denominados abstracts) y de los com pendios de
indización de artículos de prensa. En estos compendios se efectúa una clasificación
muy m inuciosa de la producción cien tífica, que tiene en cuenta los nuevos
cuestionam ientos y problem áticas explorados por los investigadores.
D e m anera general, los índices de publicaciones seriadas proceden de la
indización sistemática de los artículos que aparecen en un número determinado de
publicaciones seriadas seleccionadas con base en ciertos criterios, a saber: el lugar
de su publicación (C an adian Periodicals Index 1 Index des périodiques canadiens,
A m erica: History an d L ife), la disciplina con la cual se relacionan (Social Sciences
A bstracts, Psychlnfo, Philosopher's ln dex), o bien con un campo especializado de
investigación (W om ens Studies International, FirstN ations PeriodicalIndex). U n gran
número de estos índices son ya accesibles en línea o están llamados a serlo en un
futuro próxim o17-
Los índices de publicaciones seriadas aparecen con intervalos regulares. Su a c
tualización es frecuente, lo que le perm ite al investigador estar a la vanguardia de
la producción científica corriente. M últiples compendios electrónicos, articulados
con preexistentes en soporte papel, señalan artículos publicados desde hace 4 0 o
50 años, ofreciendo de esta m anera una docum entación retrospectiva de carácter
exhaustivo.
Ciertos índices de publicaciones seriadas se llaman tam bién abstracts. Además
de brindar la referencia bibliográfica de los artículos, los abstracts proponen un
análisis o bien un resumen de ellos. La presencia de un resumen de un artículo
acelera el procedim iento docum ental del investigador, puesto que le perm ite co
nocer de m anera instantánea el contenido de un texto. Ciertos índices de publica
ciones seriadas relacionados con una disciplina ofrecen a veces resúmenes de diez
a quince líneas de extensión.
Además de los artículos de publicaciones seriadas, en ciertos índices se presen
tan otros tipos de publicaciones, a saber: tesis, informes, libros, entre otros. Es el
caso del Bulletin signalétique, publicado por el C entro de D ocum entación en C ien
cias Humanas del C N R S (París), accesible en línea gracias a la base de datos Francis.
Lo mismo ocurre con la herramienta de indización denominada Historical Abstracts,
que le permite al historiador establecer de manera muy rápida el estado de la docu
m entación relacionada con un tema, y ello en múltiples lenguas.
En el m om ento de utilizar un índice de publicaciones seriadas o un abstract, se
recom ienda tener en cuenta las características particulares de estas herram ientas
de trabajo (ver el recuadro de la página 52).
17. D e aquí a algunos añ os, la m ay o r p arte de las rev istas cien tíficas, si no tod as, estarán
disponibles en so p orte e le ctró n ico . Ya el co n te n id o de un gran n ú m ero de revistas cien tíficas es
accesible en línea, a p artir de b ancos digitalizados. El jo v en investigad or podrá darse cu en ta de la
am plitud de la d o c u m e n ta c ió n existe n te co n su ltan d o los b an co s J S T O R , History Cooperative, P C I
FuUText, ProQ uest, É ru d it, Project M use, Repere y ScienceD irect. H ay que m en cio n ar que el a c c e s o a
estos b an cos es de ord in ario lim itado a los usuarios ad scritos a una biblioteca. E n los catálo g o s de las
51
c
52
Los com pen dios de indización de artícu los de prensa constituyen un medio
de acceso a la inform ación difundida en los principales diarios. La mayor parte de
los grandes diarios canadienses se hallan indizados en la base de datos C B C A Com
plete (proquest.um i.com ). En nuestro tiempo, los diarios im portantes publican su
propio índice en línea. U na buena parte de la edición cotidiana de varios diarios es
accesible en el sitio Web de la empresa de prensa correspondiente. En numerosos
casos, un m otor de búsqueda permite explorar los archivos de prensa18- Por lo ge
neral, la lectura del artículo archivado se hace por compra en línea. D icho lo
anterior, las bibliotecas universitarias obtienen a veces para sus usuarios un dere
cho de acceso a los archivos de uno o varios diarios. Debe notarse que los números
anteriores a los años 1 9 8 0 -1 9 9 0 rara vez se hallan digitalizados.
U na m anera de acceder a docum entación que puede confirm ar de modo direc
to la pertinencia de un tem a de investigación consiste en consultar ciertos c o m
pendios especializados, tales com o los compendios de tesis, los compendios de
publicaciones oficiales o de organismos internacionales, los com pendios de publi
caciones estadísticas, los compendios de docum entación cartográfica y audiovisual
o los compendios de pruebas.
En los com pen dios de tesis aparece la lista exhaustiva de las tesis depositadas
en las universidades de diversos países durante un período determ inado. El co n o
cim iento de las tesis constituye un aspecto muy im portante de la búsqueda docu
m ental. ¿Q uién no desea, de m anera rápida, informarse acerca de los trabajos
originales realizados en el cam po que le interesa? En ciencias sociales y humanas,
las tesis de doctorado suelen con tener un capítulo teórico y m etodológico prepara
do co n bastante rigor al que se agrega una revisión exhaustiva de la producción
científica pertinente. Estas características las convierten en herram ientas de preci
sión para el investigador.
Las referencias bibliográficas de las tesis estadounidenses son accesibles en la
publicación en línea ProQ uest Dissertations an d T heses (proquest.umi.com). Por
último, vale la pena tener en cuenta que por lo general las descripciones bibliográ
ficas van acompañadas de un resumen del contenido de la tesis.
Los com pendios de p u blicacion es g ubern am entales brindan acceso a una do
cum entación rica, voluminosa y a veces desconocida. Dada la im portancia que
han adquirido las diversas instancias de los gobiernos en la organización y regula
ción de las actividades de las sociedades contem poráneas, la docum entación de los
organismos públicos y semipúblicos parece indispensable para todo aquel que quiera
tener la medida de la evolución del mundo o de los estados constituidos.
Los c o m p e n d io s de p u b lic a c io n e s de o rg a n ism o s in te r n a c io n a le s c o n
tie n e n d o cu m en to s de toda índole que son pu blicados por esos organism os.
18. De la misma manera, ciertos bancos de datos tienen esta función, tal y como ocurre con
Eurelw. En efecto, Eureka permite realizar búsquedas en los diarios, los semanarios, y las publicaciones
mensuales canadienses-franceses, canadienses-ingleses, y francófonos europeos, y obtener incluso el
día de aparición del texto de los artículos.
53
C ada organism o suele pu blicar en lín ea su propio co m p en d io anual y cum u-
la tiv o 19.
En los com pendios (o catálogos) de publicaciones estadísticas se levanta el
inventario de docum entos estadísticos disponibles. M uchos datos son hoy en día
accesibles en línea bajo la forma de form atos electrónicos, susceptibles de ser
visualizados m ediante ciertos procesadores de palabra (Excel, por ejem plo).
Los com pendios de docu m en tación cartográfica posibilitan el acceso a fuen-
tes invaluables de inform ación tales com o mapas geográficos, atlas, mapas an ti
guos, entre otros. Se sabe que en estos docum entos figuran m ultitud de temas y
fenóm enos económ icos, políticos, históricos y culturales susceptibles de ser repre
sentados en el espacio. A sí, una investigación sobre la situación de las m ujeres o
sobre la de los indígenas puede ser enriquecida mediante la consulta de un atlas, tal
com o el A das o f A m erican W om en o el A d as o fN o r th A m erican Indians. C ada vez
más se hallan disponibles en línea atlas, mapas, planos y fotografías de interés
cartográfico20. Hay que subrayar que muchas bibliotecas en el mundo ofrecen a sus
usuarios los servicios de personal especializado en inform ación cartográfica. Este
personal sabe guiar con gran probidad al investigador en el uso de los compendios
y de los materiales cartográficos apropiados.
En los com pendios de d o cu m en tació n audiovisual se clasifica, en función de
temas muy precisos, la docum entación disponible en soportes no impresos, tal com o
ocurre con las películas, los discos, las grabaciones sonoras, las diapositivas, los
conjuntos m ultim edia y los videos. Se trata de una docum entación que puede ser
consultada con provecho para fines investigativos. Además de la lista de docu
m entos audiovisuales que ofrecen las bibliotecas, algunos compendios le permiten
al investigador localizar de m anera rápida una producción audiovisual muy
diversificada. La base D avid figura entre estos compendios. En la actualidad, el
patrimonio de esta base de datos asciende a unas 8 0 .0 0 0 referencias, que se
increm entan cada año en cerca de 2 .5 0 0 correspondientes a videocasetes, discos
com pactos y otros docum entos audiovisuales de la más diversa procedencia en
todos los campos y para todos los públicos. Tam bién existen en la W eb los bancos
m ultimedia donde pueden ser telecargadas las fotografías, las películas y los archi
vos sonoros.
Por último, los com pendios de pruebas perm iten a los psicólogos, a los educa
dores, a los trabajadores sociales, y aún a los especialistas del mundo del trabajo
seleccionar y evaluar diversos instrum entos de medida relacionados con las actitu
des y los com portam ientos21.
19. En el sitio Internacional A gencies and infonmaiion on the Web, d iseñ ado y actu alizad o por la
b ib lioteca de la U niversid ad de M ichigan (w w w .lib .u m ich .ed u /g o v d o cs/in tl.h tm l’). se o frece la d i
recció n e le ctró n ica de sitios o p ortales In te rn e t de un gran n ú m ero de organism os intern acion ales.
2 0. U n sitio (T h e World o fM a p s, w w w .m ap s.ethz.ch /) co m p o rta un gran n ú m ero de referen cias
a m apas en línea.
21. En psicología -d iscip lin a en la que el uso de las pruebas es e n o r m e -, los co m p en d io s de
pruebas pueden ser localizados a través del b an co de d ato s Psychlnfo. E n cien cias de la ed u cació n se
puede recu rrir a la base E R IC .
54
Ir más lejos en la búsqueda docum ental: saber elegir la obra adecuada
U na vez que ha com pilado diez, veinte o treinta publicaciones gracias a las
herram ientas de trabajo que ha exam inado, al investigador le es necesario tod a
vía seleccio n ar aquellas publicaciones que utilizará real y efectivam en te para la
realización de su búsqueda docum ental. El problem a es simple: el investigador
no puede leer todas las obras, artículos y docum entos que ha en contrad o, puesto
que el tiem po no le alcanza. S in em bargo, tam poco puede elegir de m anera arbi
traria las que retendrá con fines de consulta y lectura en profundidad. ¿Cóm o
puede resolver esta situación? Entregándose a una observación m inuciosa de
cada una de las obras. Tam bién deberá buscar reseñas o inform es de lectura.
¿Cóm o saber si una obra ha sido o b jeto de una reseña crítica, y cóm o saber
donde apareció esta reseña?
El m ejor medio para desentrañar esta inform ación consiste en recurrir a los
com pendios de reseñas. Estos compendios perm iten localizar en poco tiempo las
obras y publicaciones que han sido reseñadas en diversas publicaciones seriadas
científicas u otras. M ediante la com paración de dos o tres informes de lectura de
obras, el investigador puede descubrir en poco tiempo cóm o y hasta qué punto una
obra en particular puede ser útil para el desarrollo de su trabajo.
Varias disciplinas poseen, en versión papel o en versión electrónica, su propia
revista especializada en la crítica de obras científicas, videos, procesadores de pala
bra, entre otros instrum entos. Entre estas revistas pueden citarse C ontem porary
Sociology: A Jou rn al o f Reviews, Anthropology R eview D atabase, R evue canadienne
des comptes rendus en philosophie. O tros com pendios más generales señalan las rese
ñas que han aparecido en diferentes revistas científicas. Además de facilitar la re
cuperación de las reseñas de obras, ciertas revistas de indización proponen análisis
(o resúmenes, o breves reseñas) de esas obras. En algunas ocasiones presentan
análisis originales, en otras, reproducen fragmentos de una reseña publicada en
otra parte. Es el caso en particular de B o o k Review Digest. C om o es lógico, la m ul
tiplicación del núm ero de revistas disponibles en línea por el canal de bibliotecas
digitalizadas -q u e perm iten a sus usuarios acceder de m anera muy rápida al c o n te
nido de sus números, a partir de una palabra clave (autor, titu lo )-fa c ilita en gran
medida la búsqueda de reseñas.
Ju nto con los abstracts, los compendios de reseñas le perm iten al investigador
alcanzar un conocim iento operativo y utilitario de una parte de la docum entación
que ha recuperado o compilado. En estas condiciones, puede discriminar su docu
m entación de m anera informada, antes de haber leído integralm ente las obras y los
artículos compilados.
Varias obras útiles en diversos sentidos permiten acumular otros detalles básicos
para documentar un tema. Así ocurre con los com pendios biográficos, con los
55
a n u a rio s (cronológicos o estadísticos), con los co m p en d io s de o rg an ism o s, con
los tra ta d o s y con los m an u ales. Estas obras se pueden encontrar con ayuda de
guías bibliográficas (o guías de investigación) y de catálogos electrónicos de diver
sas bibliotecas. Sin embargo, el investigador avezado construirá muy rápido una
lista personal que utilizará en función de sus necesidades puntuales.
Los co m p e n d io s b iográficos perm iten obtener inform ación biográfica sobre
personalidades vivas o muertas, personajes históricos, autores im portantes, entre
otros. Se destacan los diccionarios biográficos (estudio e historia de personajes c o
nocidos) de W h o ’s W ho, en donde se describen los aspectos más destacados de los
currículos de las personalidades más contem poráneas.
Existe una variedad considerable de W h o ’s W ho y de diccionarios biográficos
de alcance internacional (Current Biography, T h e internacional W h o ’s W ho, W h o ’s
W ho in the W orld), nacional (W ho’s W ho, W h o ’s W ho in A m erica ... in F ran ce... in
G erm any) o de carácter especializado (D ictionnaire biographique de tous les temps et
de tous les pays, D ictionnaire des personnalités historiques de tous les tem ps) y que
cubren casi todas las esferas de la actividad profesional.
La mayor parte de los compendios cuyo título com ienza por la denom inación
W h o ’s W ho aparecen m encionados en el catálogo de títulos de las bibliotecas. Los
índices de biografías han sido objeto de publicación, en razón del gran núm ero de
com pendios biográficos que circula en el m ercado de la edición. Puede citarse en
particular el Biography Index y B io-B ase (consultables en m icrofichas). Además de
brindar inform ación biográfica directa sobre una gran cantidad de personajes, en
estos índices se cita un gran número de libros sobre temas biográficos, indicando de
esta m anera referencias precisas a las fuentes, lo que le perm ite al investigador
agregar inform ación biográfica a las notas a menudo bastante exiguas que figuran
en los com pendios. Por último, hay que subrayar que la revista de indización B io -
B ase (tam bién disponible en línea bajo el nombre de Biography M aster Index) brin
da acceso a casi tres millones de notas biográficas que figuran en más de quinientos
compendios biográficos diferentes. Se aconseja utilizar esta formidable herram ien
ta, si la biblioteca dispone de él.
Com o su nombre lo indica, los an u ario s se publican una vez al año y presentan
inform ación que varía de una edición a otra. La inform ación aparece sea de m ane
ra descriptiva, sea de m anera estadística. Buen número de entidades político-geo
gráficas poseen su propio anuario22, por ejemplo l’A nnuaire de lA friq u e du N ord, el
Statistical A bstract o f L atín A m erica, l’A nnuaire statistique de la France. Por su parte,
l’A nnuaire des N ations Unies ilustra bien la riqueza informativa que los organismos
internacionales han puesto a disposición de los investigadores. Por lo demás, estos
organismos publican numerosos anuarios y boletines estadísticos en los que apare
cen compilados datos relativos a sus esferas de actividad o a sus campos de inter-
22. Debe notarse que estos instrumentos de trabajo son cada vez más disponibles en CD-
ROM. '
56
vención. Entre los más conocidos puede señalarse l’A nnuaire statistique y l'Annuaire
dém ographique de las N aciones U nidas23.
En el catálogo “tem ático” del m otor de búsqueda de las bibliotecas aparecen las
publicaciones estadísticas consagradas a un país o a una región (o a una subdivi-
sión de ese país o de esa región), por ejem plo: A S IA -E stad ísticas, JA P O N - Esta-
dísticas. En el Indice de estadísticas, una herram ienta muy elaborada, aparece
inform ación que figura en un gran número de publicaciones estadísticas. A modo
de ejem plos de índices similares, pueden citarse el C urrent Index to Statistics E xten-
ded D atabase, el F edStatsy el World Trade D ata base24.
El anuario constituye una herram ienta de trabajo muy útil25 para los investiga
dores que desean conocer las principales características sociológicas, históricas,
políticas, económ icas y culturales de un país o de una región.
Las herram ientas de trabajo denominadas com pendios de organism os facili
tan la búsqueda de datos puntuales sobre un organismo o una persona. La expre
sión com pendio de organismos designa un gran núm ero de obras de referencia. Se
m encionarán entre otros los compendios de direcciones y de instituciones, de di
rectorios telefónicos, los anuarios de asociaciones profesionales, los anuarios admi
nistrativos, algunas guías de inform ación general o especializada, obras que son
cada vez más accesibles en línea26.
Los compendios de organismos van desde los más generales (World ofL eam in g ,
Encyclopedia o f Associations, Y earbook o f Internacional O rganizations) a los más espe
cializados (A nnuaire des C L S C , G u ide to G radú ate D epartments o f S ociology). Por
último, algunos organismos privados o públicos publican guías que por su co n ten i
do se asimilan a los compendios. Piénsese en particular en la G uide desjeun es [Guía
de los jóvenes], en la G u ide des ainés [Guía de las personas mayores] y en la G uide
d ’inform ation pou r les fem m es [Guía inform ática para las m ujeres].
En su calidad de obras de síntesis, los tratados dan cu en ta de un cam po d eter
minado del conocim iento de una m anera tan com pleta com o es posible. En la
práctica, desempeñan el papel de auténticas enciclopedias. Im agínese por ejemplo
el Traite de sociologie, el Traite du social, el H an d b ook o f Social M ethods, el H an d book
57
o fN o rth A m erican Indians, el H an d book ofA g in g in the S ocial Sciences. Por lo gene-
ral, estos instrum entos presentan más de mil páginas y son redactados por grupos
de autores que trabajan en colaboración. A veces aparecen en varios volúm enes y
cada vez más en versión C D -R O M . Es de lam entar que los tratados no hayan
cubierto todos los campos del conocim iento.
El m anual presenta de m anera muy didáctica las nociones esenciales de un
arte, una ciencia o una técnica. C on frecuencia, su contenido se halla asociado de
manera estrecha con las exigencias de los programas de los cursos. La estructuración
de su contenido le permite al usuario determinar rápidamente un tema. Sin embar
go, este tipo de obras de fácil acceso a los estudiantes requiere actualizaciones pe
riódicas. En el m arco de una búsqueda docum ental, el m anual brinda inform acio
nes muy generales. Puede ayudar a contextualizar una obra y a veces ofrece algunas
indicaciones bibliográficas. Sin embargo, para profundizar en un tema, el investi
gador no puede limitarse al contenido de los manuales. El manual se com plem enta
bien con las obras de síntesis. Estas, sobre todo cuando se dirigen a un público ya
iniciado en los fundamentos de una disciplina o de un tema, presentan por lo
general una inform ación m ucho más sólida, análisis más profundos, investigacio
nes de punta; de la misma m anera, abren pistas para estudios ulteriores. A menudo,
las obras de síntesis h acen parte de coleccion es especializadas, cuyo objetivo pri
mordial consiste en levantar el balance de los conocim ientos sobre un tema o en
presentar el panorama de las investigaciones en curso en una disciplina o en un
campo de estudio. A título de ejem plo puede m encionarse la colección Q uadrige,
publicada bajo los auspicios de Presses universitaires de France (P U F), que en la
actualidad cu enta con más de 4 6 0 obras sobre múltiples aspectos de las ciencias
humanas y sociales27. La m onografía, definida en el diccionario francés titulado
Petit Robert, com o un “estudio com pleto y detallado que se propone agotar un tema
preciso relativamente restringido”, completa el cuadro de los recursos eruditos. Debe
precisarse que aunque algunas obras notables han aparecido en soporte electrón i
co, la comunidad científica duda en adoptar este nuevo medio y en abandonar el
libro, en el caso de obras de síntesis y de monografías28.
27. L a c o le c c ió n se divide en c u a tro se ccio n e s, a sab er: dicos poche (d iccio n a rio s, h isto ria
g e n e ra l), gran des te x to s, d e b a te s/e n sa y o s, m an u ales. D e la m ism a m an era, P U F publica la co le cció n
“Q u e sais-je?”, d on d e se h an ed itad o m ás de 3 .6 0 0 títulos; rep resen ta por ello una de las bases
in tern acio n ales de datos m ás grandes co n stru id a para el gran público por esp ecialistas.
28. En el m o m en to actu al existe un p ro y ecto de ed ición in tern acio n al dirigido por el m o to r de
búsqueda G oogle, cuyo o b jetiv o co n siste en p on er en línea, de aquí a algunos añ os, e n tre 15 y 2 0
m illones de obras p ro ced en tes de diferentes bibliotecas anglosajonas co n sid erad as e n tre las m ejores
p rovistas del p lan eta.
58
A y u d a n e m o té c n i c a p a ra la in v e stig a ció n d o c u m e n ta l
(Los n úm eros e n tre p arén tesis in d ican las páginas co rresp o n d ien tes en esta guía)
in fo rm a c ió n c a tá lo g o s d e b ib lio te ca s y
a c o p io d e análisis d e la
q u e se n e c e s ita b ases d e d a to s b ib lio g ráficas
in fo rm a c ió n (6 0 ) in fo rm a c ió n (6 0 )
_______________ ( 4 4 )_______________
i i
f o rm u la ció n ¿b ú sq u ed a de e v a lu a c ió n d el
d ic c io n a rio s y e n c ic lo p e d ia s
in icial de la in fo rm a ció n p ro c e d im ie n to (6 1 )
(4 6 )
p r e g u n ta (3 6 ) su p le m e n ta ria ?
e s ta b le c i
ín d ice s d e p u b lic a c io n e s
m ie n to d e un
se ria d a s, ín d ice s d e d ia rio s
m a r c o te ó ric o
(51)
(3 7 )
e s tr a te g ia de
in v e stig a ció n
c o m p e n d io s d e tesis (5 3 )
d o c u m e n ta l
(3 7 )
d e te r m in a c ió n
c o m p e n d io s d e p u b lica cio n e s
d e las
g u b e r n a m e n ta le s y de
h e r r a m ie n ta s
o rg a n is m o s in te r n a c io n a le s
d o c u m e n tales
(5 3 )
(3 9 )
c o m p e n d io s d e p u b lica cio n e s
ap ro vech a
e s ta d ís tic a s ; d e
m ie n to de las
d o c u m e n ta c ió n c a r to g r á f ic a ;
h e r r a m ie n ta s
de d o c u m e n ta c i ó n a u d io v isu a l
d o c u m e n ta le s
________________(5 4 )________________
co m p e n d io s de p ru e b a s (5 4 )
co m p e n d io s d e in fo rm e s (5 5 )
c o m p e n d io s b io g rá fico s,
a n u a rio s , c o m p e n d io s de
o rg a n is m o s ( 5 6 , 5 7 , 5 8 )
tr a ta d o s , m a n u a le s , o b ra s d e
________ sín tesis ( 5 7 , 5 8 ) ________
59
Las etapas finales de la búsqueda documental
Sería erróneo pensar que la búsqueda docum ental se agota con la consulta de
las obras de referencia, de indización y de recuperación de inform ación. Todavía se
h ace necesario cotejar de m anera minuciosa la inform ación docum ental, evaluar
de modo somero el contenido de los docum entos compilados, asociándolos con las
finalidades que se vislumbran en la investigación, e interrogarse acerca de la efica
cia del procedim iento adelantado. A hora se verán las cosas más de cerca.
60
Sexta etapa: la evaluación general de la investigación documental
29. H ay que subrayar q ue en los sitios de las gran des b ib liotecas (en p articu lar d e las bibliotecas
u n iv ersitarias), se e n cu e n tra n cien to s de referen cias p rácticas susceptibles de ayu d ar a ad elan tar
investigaciones d o cu m en tales precisas y am plias, eficaces y con fiables. A través del p ortal Uníversities
Worldwide (u n iv .cc/) se puede a c c e d e r a los portales de la m ayoría de las u niversidades del m u n d o y
por en d e a los sitios de sus bibliotecas.
61
2 . Establecer un registro bibliográfico de todas y cada una de las publicacio
nes identificadas, utilizadas y consultadas. U na memoria individual es incapaz de
registrar todas las referencias bibliográficas que un investigador descubre en la bi
blioteca. La única m anera de ser eficaz consiste en anotar esas publicaciones, si
guiendo ciertas convenciones consagradas por el uso. De esta m añera, no sólo se
econom iza tiempo considerable (puesto que cuando emprende la redacción de su
bibliografía, el investigador evita verificar de nuevo la dirección bibliográfica o la
colección a la que pertenece un volum en que ha consultado), sino que se puede
disponer de manera rápida de un banco de títulos propio para investigaciones ulte
riores sobre el mismo tema o sobre temas conexos. Cuando se dispone de una
com putadora portátil, la reco lecció n de datos en la biblioteca se torna más prácti
ca. De regreso a casa, el investigador puede ingresar a su com putadora los registros
recuperados durante la jornada, organizarlos m ediante un procesador y construir
de esta manera, al cabo de los años, un auténtico banco personal de datos que le
hará ganar m ucho tiempo.
3 . Llegado el caso, “ copiar-pegar” el título y el resum en de una obra o de un
artículo encontrado en línea y anexarlos al registro bibliográfico de la base de
datos personal del investigador. De esta manera se está seguro de recordar las
grandes líneas del contenido pertinente, incluso varios m eses después de haber
leído el artículo o la obra.
4 . S eleccionar algunas publicaciones seriadas científicas relacionadas de
m anera directa co n sus intereses investigativos y leer de m odo sistem ático las
secciones tituladas “ Reseñas de libros/ C om ptes ren d u s/B o o k Reviews” y “Lis
ta de obras recibidas en la revista” . S e trata del m ejor medio para actualizarse con
el volum en de publicaciones científicas que llegan sin cesar al m ercado del co n o
cim iento. Tam bién se trata de un excelente medio para alcanzar de m anera rápida
una apreciación lúcida e inform ada de los nuevos títulos.
5 . S eleccionar una o dos revistas bibliográficas en que se analicen los n u e
vos títulos y consultarlas de m anera periódica. ¿Desea con ocer lo que se publica
sobre historia, sociología o ciencia política en los Estados Unidos, Francia o Gran
Bretaña? La consulta regular de revistas bibliográficas com o B ulletin critique du
livre frangais (en C D -R O M ) o British B oo k N ew s (en soporte papel exclusivam en
te) permite conocer reseñas de obras recientes, estudios bibliográficos especializa
dos, así com o com entarios de expertos en el m ercado de la edición científica y
general30. Para enterarse de los nuevos títulos y de los que están por aparecer, puede
c o n su lta r listas de títu lo s co m o F orch com in g B o o k s (w w w .locusm ag.com /
Forthcom ing-Books.htm l) y T h e Publisher’s Trade List A nnual (en soporte papel
exclusivam ente).
30. E l jo v en investigad or serio que ad em ás de inform arse sobre los nuevos títulos y de leer
reseñas de alta calid ad , d esea tom arle el pulso al m u n do in telectu al estad o u n id en se, b ritán ico y
francés, co n su ltará tan rápido co m o le sea posible y de m an era regu lar las revistas siguientes: T he N ew
York Review o f Books, T h e Londcm Review o f Books, L e M o n d e des livres, M agazine Uttéraire.
62
6 . D esconfiar de la trillada “ falta de docum entación” . A ntes de concluir una
búsqueda que ha resultado infructuosa y de deprimirse ante la supuesta falta de
docum entación sobre un tema, se recom ienda consultar uno o dos índices de pu
blicaciones seriadas de reconocida im portancia por un lapso de algunos años. Q u i
zá descubra por este medio un tesoro esco n d id o ...
7. R eco rd ar que con frecuencia un autor es un especialista en un tem a y que
cu en ta co n varias publicaciones en su producción. ¿Usted en cu entra que una
obra es interesante? ¿Constata que un autor es citado con frecuencia en los libros
que le interesan? Sin pérdida de tiempo, consulte el catálogo por autor o un índice
de publicaciones periódicas. Usted puede tener suerte y descubrir, bajo el nombre
de este autor, varios otros títulos indispensables para su investigación. Además, si
se trata de un autor conocido, usted podría descubrir en el catálogo tem ático obras
relacionadas con su persona, bajo su nom bre o por el de su teoría.
8 . A p rov ech ar los recursos bibliográficos que ofrecen los profesionales de
las bibliotecas. Las grandes bibliotecas suelen ofrecer a sus usuarios los servicios de
personal suficiente en cantidad y capacitación. De m anera periódica, este personal
prepara documentos que contienen volúmenes extensos de información bibliográ
fica, tales com o guías bibliográficas, bibliografías selectivas, listas de adquisiciones
recientes, comunicaciones a los usuarios, hojas informativas de diverso tipo, “ordino-
guías” (ordino'guid.es). C on frecuencia estos docum entos se ofrecen en línea a títu
lo gratuito a quienes los solicitan o a quienes se inscriben a los boletines de víncu
los electrónicos institucionales.
9 . C onsultar la sección “ N uevas A dquisiciones” . Usted está en la biblioteca
y se siente exhausto, som n olien to ... ¿por qué no hace una pausa que le sea ren ta
ble desde el punto de vista in telectu al consultando la sección de Nuevas Adquisi
ciones? Es usual que una gran biblioteca comunique a sus usuarios los títulos de sus
nuevas adquisiciones (que se cuentan por decenas cada día), antes de proceder a
clasificarlos de modo perm anente en los estantes.
1 0. N u n ca se debe olvidar que las publicaciones se clasifican por tem as y
que por esta razón una obra se ubica siempre entre dos publicaciones de conté-
nido similar en los estantes de la biblioteca. Dirigirse a los estantes con el único
interés de consultar la obra de la que se tiene referencia no es la m ejor m anera de
utilizar una biblioteca. U no de los libros vecinos del que se busca podría revelarse
genial o al menos ú til...
11. Fotocopiar o imprimir las bibliografías que figuran en las obras especia
lizadas. Cuando una obra especializada en un tem a contiene una bibliografía n o
table por su volum en, puede ser interesante reproducirla para tenerla siempre a
m ano, aunque aparezca en Internet.
12. Leer artículos que ofrezcan “ balances historio gráficos”, “ estados del arte”
o “análisis de con ju n to de la producción científica en curso. En efecto, tales
artículos brindan copiosa información bibliográfica, contextualizan las nuevas pro-
63
ducciones en relación con el estado del conocim iento acerca de un tema determ i
nado y brindan apreciaciones críticas de las publicaciones reseñadas. Este tipo de
artículos, que suele publicarse en las revistas especializadas, le perm iten al investi
gador seguir la evolución de los debates científicos.
13. C onsultar a los profesionales de las bibliotecas. En muchos casos, recurrir
a la asesoría de profesionales hace ganar tiempo y permite con ocer opiniones in te
ligentes e informadas sobre la forma de docum entarse.
1 4 . V isitar las librerías y consultar la red co n frecu en cia. Se trata de una
m anera agradable de encontrar y con ocer nuevos títulos. La consulta atenta de la
tabla de m aterias, de la introducción general de un volum en (que a veces tam bién
aparece en línea) y de la infraestructura logística de una obra (referencias, biblio
grafía, mapas, índices, cuadros, entre otros) ayuda con frecuencia a identificar lo
que la distingue de otras. Hoy en día se puede com prar y vender libros (nuevos o
de segunda mano) por medio de Internet. Llegado el caso, es necesario calcular el
plazo de entrega y los costos del envío. Por lo general, la oferta es muy amplia y
m ediante los motores de búsqueda se pueden encontrar títulos muy interesantes.
15. E xten d er y consolidar la red personal de colaboradores. Se trata de una
vía adicional de búsqueda e investigación docum ental que no se debe relegar. En
efecto, este canal de com unicación perm ite obtener inform ación original de modo
más rápido que por medio de cualquier instrum ento de referencia. La com unica
ción con los colegas es un medio privilegiado para transm itir o recibir inform ación,
tanto para el estudiante com o para el investigador experim entado.
16. C o n o cer los m otores de búsqueda más visitados en la red. A l consultar
un catálogo de biblioteca en línea o sim plem ente al navegar en In ternet, el joven
investigador debería estar informado de las “preferencias” (en el sentido informático
del término) del m otor de búsqueda que utiliza. Esta inform ación figura en la car
peta “Preferencias” del programa que usa. De la misma m anera, debería conocer
los límites del m otor de búsqueda que emplea. Los grandes motores de búsqueda se
dirigen a grupos muy amplios de usuarios y benefician únicam ente los sitios más
visitados, por esta razón pueden reenviar a sitios com erciales com o primeros resul
tados de una búsqueda en la red. Suele suceder que los sitios más interesantes
acerca de un tema no son por necesidad los que encabezan la lista, ni los que se
encuentran con mayor facilidad. U n buen trabajo de docum entación suele ser el
resultado de un esfuerzo sistem ático de búsqueda.
1 7 . C on su ltar los enlaces de las asociaciones profesionales. Teniendo en
cuenta que ciertos sitios son verdaderos arcanos reservados a los iniciados, el inves
tigador puede volverse sin lim itaciones hacia los recursos que ponen a su disposi
ción las asociaciones profesionales de las disciplinas en que se ha formado o por las
que siente alguna predilección. El cibernauta suele encontrar en los sitios W eb de
las asociaciones una página co n los enlaces hacia diversos sitios de indudable in te
rés para la disciplina, según la opinión de los especialistas.
64
1 8 . N o m inusvalorar los recu rsos electrón icos, sean cuales fueren. Los re
cursos electrónicos pueden hacerle econom izar m ucho tiempo al estudioso. Ya
existen tutoriales en la red. S e trata de programas inform áticos capaces de animar
se, a través de Internet, co n los catálogos electrónicos de las bibliotecas, lo que
permite a los investigadores acelerar sus búsquedas docum entales. Bien programa
dos, con estos tutoriales se puede establecer la bibliografía sobre un tem a en pocos
minutos. Com o es de esperarse, la calidad de los resultados depende de la precisión
de los términos empleados en la form ulación del tem a y de la amplitud del barrido
inform ático realizado. Com o es natural, el recurso de los tutoriales no excluye otros
tipos de investigación bibliográfica. En estas condiciones, las nuevas tecnologías
de la inform ación y la com unicación (N T IC ) le ofrecen al ciberinvestigador múl
tiples posibilidades.
1 9 . C on su ltar los foros electrón icos que existen sobre un tem a. Los foros
electrónicos no gozan de gran aprecio en el mundo de las ciencias sociales. Los
estudiantes no suelen frecuentarlos. Por su parte, los profesores que se desempeñan
en departam entos vinculados a facultades de ciencias humanas ven con poca sim
patía las publicaciones en línea, contrario a lo que sucede co n los especialistas en
ciencias naturales que ya han dado el viraje electrónico. Im portantes revistas de
ciencias naturales publican en línea la totalidad de sus artículos, y muchos investi
gadores que trabajan en laboratorios muy distantes unos de otros, perm anecen en
co n ta cto por medio de foros electrónicos. Estos foros pueden dedicarse por entero
a realizar intercam bios sobre un problema científico. Por este medio, los partici
pantes en un foro electrónico se benefician casi de inm ediato de sus descubrimien
tos recíprocos. Este aspecto práctico debería m otivarla frecuentación de ios foros31
en e cam po de las ciencias sociales.
2 0 . A bonarse a boletines informativos electrónicos {e'newsletters) . La cien
cia avanza en la medida en que renueva sus certezas. C ientífico es aquel que se
m antiene informado de lo que aco n tece en el mundo del conocim iento, cu alquie
ra que sea la disciplina a la que se halle vinculado. Los boletines informativos
electrónicos, tam bién llamados e-new sletters, son un buen medio para estar infor
mado del flujo continuo de los conocim ientos. Por ejem plo, el politólogo o el estu
diante de periodismo que se especializa en la región de los Balcanes tendrá todo el
interés en abonarse a la carta electrónica C nurrier des Balkans. U na o varias veces
a la semana, el abonado recibe en su buzón de correo referencias de obras y artícu
los publicados por la prensa internacional o redactados por periodistas en pasantía
31. A títu lo de ejem plo se e n cu e n tra en el sitio W eb del diario L e M onde (fo ru m s.Iem on d e.fr/
perl/w w w thereads.p l) can tid a d de foros d on d e se d iscu ten tem as de ca n d e n te a ctu alid ad . Piénsese
sólo e n los foros titulad os “Irak: la g u e rra ” o “E u ro p a: ías e leccio n es b ritá n ica s”. P ara te n e r una idea
de la d im ensión de estos foros, puede m en cio n arse que el co n sag rad o a las e le ccio n e s b ritán icas
celeb rad as el 6 de m ay o de 2 0 0 5 co n te n ía en ia fech a del 5 de m ayo del 2 0 0 5 , 1 .3 6 1 d eb ates y 2 1 .1 6 1
m ensajes. T am bién se e n cu e n tra n foros d edicados a zonas g eo g ráficas p recisas, por ejem p lo el del
C o u rrier des Balkans, d on de esp ecialistas y aficionad os de la región p ued en d iscu tir sobre la a ctu a li
d ad y h asta e n c o n tra r un co m p añ ero de v ia je ... (w w w .halk ans.eu .org/article 1 0 3 8 .tu m i).
65
de formación, que cubre la actualidad más candente. Varias organizaciones no
gubernam entales (O N G ) ofrecen servicios de noticias en línea.
2 1 . V isitar y cre a r blogs. El lugar de las N T IC (nuevas tecnologías de la infor
mación y la com unicación) en la educación del m añana depende en amplia medi
da de la actitud de los estudiantes de hoy. N o hay que dudar en solicitar al profesor
publicar en Internet una agenda electrónica. Gracias a este recurso, los participan
tes de un curso o de un seminario pueden seguir con facilidad el calendario y
cumplir los plazos programados. D e esta manera, el profesor puede hacer accesible
en línea una parte del m aterial de su curso e incluso publicar allí los m ejores traba
jos de los estudiantes. Se trata sólo de algunos ejem plos que ilustran la riqueza del
blog (del inglés blog, abreviatura de “W eblog”), que puede convertirse en una
au ten tica creación colectiva de los estudiantes, creación que integra archivos so
noros y visuales e incluso breves videos (.mpeg). De igual forma, para establecer un
balance sobre una cuestión precisa, un blog puede elevarse al rango de herramienta
bibliográfica para otros investigadores y estudiantes de cualquier parte del mundo3^
2 2 . C rear grupos de discusión. La publicación de un blog suele generar gastos,
contrario a lo que ocurre con la creación de un grupo de discusión en Internet, que
es un servicio gratuito. U n grupo de discusión se presenta bajo una forma doble, a
saber: una dirección electrónica para receptores múltiples, y un sitio W eb donde un
moderador administra el grupo (por ejemplo, Yahoo-groups). La ventaja de crear
tales grupos consiste en que los estudiantes pueden com unicarse de m anera instantá
nea entre sí, para mantenerse al corriente del calendario de los cursos y compartir su
experiencia investigativa; de la misma manera, los descubrimientos fortuitos de los
otros estudiantes pueden hacerle ganar tiempo en sus investigaciones bibliográficas.
2 3 . Inform arse a través de la prensa electrón ica. U na buena parte de cada
diario m atutino puede consultarse en In ternet a título gratuito. La consulta de un
sitio com o www.lemonde.fr brinda acceso a los artículos del día en menos tiempo
del que se necesitaría para comprar el diario, que por lo demás no siempre se halla
a la venta en las tiendas del lugar. Además, la edición electrónica de un diario se
halla por lo general saturada de vínculos hipertextuales. A la hora de informarse,
siempre hay que preferir las publicaciones electrónicas de los grandes medios ofi
ciales cuya reputación garantiza (salvo excepciones ... ) ia validez de la inform a
ción publicada. Tam bién existen los llamados sitios colectivos de inform ación. En
principio, cualquier persona puede publicar allí su visión y versión de lo que o cu
rre. Sin embargo, en el caso de un sitio com o Indymedia, ninguna autoridad co n
trola la veracidad de lo que allí se afirma. Y circula el rumor ...
2 4 . R ecelar el plagio electrón ico. C on la proliferación de textos electrónicos
publicados en In ternet se vuelve tentador para el estudiante copiar-pegar textos y
32. D esde este p u n to de vista p resen ta p articu lar in terés el blog de la C h a ire de rech erch e du
C añada en H istorie co m parée de la m ém oire [C á te d ra de In v e stig a ció n d el C a n a d á en H isto ria
C o m p arad a de la M e m o ria ], disponible en la d irecció n w u w.anaiy.üi-'sr- ti ui.u-ai
66
entregarlos a sus profesores, presentándolos com o si fueran de su propia autoría.
Q uienes se exponen a este riesgo deben atenerse a las consecuencias. Hay que
saber que, de h echo, ya existen herram ientas pedagógicas especializadas que les
perm iten a los profesores exam inar un docum ento y determ inar si se trata de un
plagio parcial o total.
2 5 . R ecod ar que la m ayor parte de las bases de datos son de creació n relati
vam ente recien te. La mayor parte de las bases de datos empezaron a construirse a
principios de los años 1970. Por esta razón no perm iten adelantar investigaciones
retrospectivas por largos períodos, a menos que se les integre la inform ación que
figura en publicaciones anteriores en soporte papel.
2 6 . U tilizar registros electrónicos. Las ventajas de la investigación en Internet
pueden optimizarse agregando a Favoritos las páginas W eb que parecen más perti
nentes y a las cuales se puede regresar con mayor facilidad por este medio. En
ciertos casos, incluso cuando se utilizan computadoras en un sitio público (por
ejem plo, en un aeropuerto o en una estación), se pueden continuar gestionando
los registros personales por interm edio de un proveedor gratuito de servicios de
In ternet (por ejem plo, Y ahoo!), lo que permite al investigador crear y visualizar los
registros desde el lugar del m undo donde se encuentre.
3 3. D el m ism o m od o, hay que re co rd a r que co n g ran frecu en cia las pub licaciones ele ctró n ica s,
incluidos los com pendios de tod o tipo, se hallan disponibles en sop orte papel. P or lo d em ás, In te rn e t no
ha d e sca rta d o al papel co m o so p o rte de inform ación . Es una p erogru llada d e cir que el estu d ian te
debería co n se rv a r el reflejo de co n su lta r obras trad icio n ales - c o n frecu en cia e x c e l e n t e s - en el cu rso
de sus in v estig acio n es d o cu m e n ta le s.
67
N uestra apuesta será ganada si, en desarrollo de sus investigaciones docum en-
tales, los jóvenes investigadores confeccionan una cibercaja de herram ientas que
incluya ciertas referencias que aquí se m encionan y, sobre todo, si tratan de satisfa
cer sus necesidades particulares y propias del m om ento de desarrollo que viven
com o investigadores o com o profesionales en form ación.
Precisem os que sólo se ofrece al lector la dirección en línea de los sitios de
In tern et34. En el caso de los C D -R O M , la dirección bibliográfica sólo con tien e los
elem entos esenciales de identificación. U na breve descripción acom paña la m en
ción de la mayoría de los compendios, con la finalidad de que el investigador per
ciba al rompe la utilidad de la herram ienta bibliográfica. Por último, debe señalarse
que, salvo excepción, las obras citadas son accesibles por suscripción directa del
usuario o por interm edio de una suscripción adquirida por un cen tro de investiga
ción o una biblioteca.
2 . Enciclopedias
E n ciclopedia Universalis
Versión en línea de la gran enciclopedia, www.universalis-edu.com/. También disponible en
versión CD-ROM.
3 4 . C o n g ran frecu en cia se trata de la d irecció n del p roveedor del servicio. El usuario de una
biblioteca a cce d e de ordinario a la base de d ato s d irectam en te, por m edio de una c o n e x ió n In tern et
a su estab lecim ien to .
3 5 . En la segunda edición del C o ffre á outils du ch erch eu r áébuxam (M on treal, B oreal, 2 0 0 6 ) ,
objeto de la p resente trad u cció n , el lecto r puede en co n trar instru m en tos de trabajo quebequenses, que
tratan sobre Q u eb ec o que presentan recursos docum entales en francés, en particular en la secció n que
aquí se inicia. E n la trad u cció n que ahora se p resenta se han co n serv ad o los instrum entos de im p ortan
cia reco n o cid a en el m undo in tern acio n ald e la investigación. Por o tra parte, d oña C lara Lucy Valenzuela,
de la Biblioteca C e n tral de la U niversidad N acio n al de C olom bia, sede B o g o tá, ha brindado inform a
ción sobre algunas bases de datos p ertin en tes para el m undo hispanohablante [N. del T .].
6 8
E n ciclopedia Británica
Versión en línea de la gran enciclopedia, www.5e arch .e h .con v’. También disponible en ver
sión CD-ROM.
E n ciclopedia E n carta
Destinada a un público amplio; sin embargo, contiene 30.000 artículos y una mediateca con
12 000 entradas. [En línea], fr.encarta.msn.com/
E nciclopedia de l’agora
Se ofrece en línea a título gratuito. Contiene más de 6.000 artículos y documentos sobre
multitud de temas relacionados con el arte, la historia, la vida, el universo, entre otros.
[En línea], agora.qc.ca/mot.nsf
3 . Bibliografías geiwrnles
Arts Abstracts
Base de datos en que se indexan y resumen los artículos de más de 300 publicaciones seriadas
sobre arte. [Cd. Rom].
69
Current Contents
Banco de datos compilados por el Instituto para la Información Científica. Allí se analizan
casi 8.000 publicaciones científicas internacionales que se ocupan de todos los campos
del conocimiento. [En línea], isiknowledge.com
É R IC
Contiene resúmenes de artículos aparecidos en más de 750 revistas científicas entre las
cuales se encuentran C u r r e n t In d e x to j o u m a ls in E d u c a t io n y R eso u rces in E d u c a tio n . [En
línea], www.eric.ed.gov/
Francis
Compendio publicado por el Centro Nacional de la Investigación Científica (C e n t r e n a tio n al
d e la r e c h e rc h e scien tifiq u e) de París. Base de datos bibliográficos y multidisciplinarios
multilingüe en ciencias humanas. Bastante útil para los estudiantes de historia del arte.
[En línea], webspirs
H istoricalA bstracts
Compendio bibliográfico de artículos que aparecen en más de 2.000 publicaciones seriadas
del mundo, que tratan sobre el campo general de la historia (con excepción de la del
Canadá y de la de los Estados Unidos). [En línea], serials.abc-clio.com
Humanities A bstracts
Resúmenes sobre diversos sectores de las ciencia humanas, en particular la arqueología, la
alimentación, la filosofía, el arte, el periodismo, la religión, las humanidades, la lingüís
tica, el espacio, el cine, la música, la historia mundial, el folclor, las artes del espectáculo,
la literatura mundial. [En línea], newfirstsearch.oclc.org
Pais International
Referencia un gran número de publicaciones seriadas relacionadas en particular con el cam
po de las políticas públicas, las relaciones internacionales y todo aquello que de manera
general tiene un impacto político o presenta interés para la ciencia política. [En línea],
www.ocloc.org
70
Psychlnfo
Presenta referencias y resúmenes de artículos de publicaciones seriadas, de capítulos de
libros, de libros e informes técnicos relacionados con el amplio campo de la psicología.
[En línea], www.apa.org/psychinfo/
R evues.org
Reseñas elaboradas a partir del análisis de revistas francesas y quebequenses en ciencias
sociales y humanas. [En línea], revues.org
Sociological A bstracts
Indice de la producción científica internacional en sociología. Incluye artículos de publica-
ciones seriadas desde 1963, lo mismo que libros, tesis y comunicaciones científicas. [En
línea], www.csa.com
5 . índice de periódicos
E ureka
Base de datos que permite realizar búsquedas en los diarios, los semanarios y las revistas
mensuales francófonas europeas, canadienses-francesas y canadienses-inglesas; asimismo,
permite obtener el texto de los artículos el mismo día de su aparición. La información se
halla repartida en tres bases de datos. A ctu a licé f r a n c o p h o n e (Canadá) reagrupa los textos
de diarios, de publicaciones seriadas y de publicaciones de negocios de lengua francesa,
entre los cuales se encuentran L a P resse, L e Soleil, L e D ev o ir, L A c t u a l k é , L es A ffa ire s y
Affa ires p lu s, así como una rúbrica intitulada “S électio n a u d io U n iv e r s ia ” , que presenta la
transcripción audio de algunas emisiones de la Sociedad Radio-Canadá. A ctu a lité
a n g lo p h o n e (Canadá) es un banco de datos textual que reagrupa varias publicaciones
canadienses de lengua inglesa. Contiene los artículos de T o ro n to Star así como los de la
agencia de prensa C a n a d ia n P ress. A ctu a lité fr a n c o p h o n e (Europa) es un banco de datos
textual en que se reagrupan varias publicaciones de la Europa francófona, en particular
L e M o n d e , L e M o n d e D ip b m a t iq u e , L E x p re s s y L ib era tio n . [En línea].
71
N ational N ew spaper Abstraets
Base de datos que ofrece los resúmenes analíticos de artículos aparecidos en N e w Y o rk T im e s ,
U S A T oday y T h e W all S treet Jo u r n a l. [En línea], proquest.umi.com
6 . Resúmenes de la actualidad
C urrent History
Revista de actualidad internacional que se concentra en el estudio de un país o de una zona
geográfica. [En línea], pcift.chadwyck.com
72
M agill B o o k Reviews
Ofrece resúmenes de la literatura clásica y de best-sellers. Cada año se agregan más de 500
reseñas. [En línea], search.epnet.com
R eferen ce Reviews
Índice de críticas de obras que han aparecido en diversas publicaciones. [En línea],
www.emeraldinsight.com
9 . Repertorios biográficos36
Briographylnd
Datos biográficos recogidos en publicaciones seriadas y en libros en inglés en los más diver
sos campos, y que aparecen analizados en los índices de H. W Wilson. Índice de artículos,
de libros y de autobiografías sobre temas biográficos desde la Antigüedad hasta nuestros
días. Biografías individuales y colectivas en todos los campos y nacionalidades. [En
línea], newfirstsearch.oclc.org
36. Nótese que The lntemational Wio's Wio (Londres, Europa, 1935’" ) continúa apareciendo
en soporte papel.
37. Salvo excepción, las revistas en línea son accesibles mediante suscripción. De la misma
manera, se puede acceder a su contenido pasando por bancos de artículos digitalizados. Esta subsección
propone una lista de estos bancos donde ha sido “depositado" un gran número de artículos que
provienen de un stock considerable de revistas científicas en todos los campos de las ciencias.
73
• son accesibles de manera universal y en forma gratuita vía Internet.
• Que los autores o propietarios de los derechos de autor garantizan a las terceras partes
que no hay errores sustantivos en el proceso de publicación y que las atribuciones de
autoría, así como la identificación bibliográfica de las contribuciones son proporciona
dos en la fuente (si algún artículo es reproducido o diseminado en parte, es obligación de
la persona que realiza tal acción, indicar de manera clara e inequívoca la procedencia del
mismo).
History C ooperative
Texto integral de las contribuciones aparecidas en años recientes en 18 revistas de historia
en lengua inglesa. [En línea], www.historycooperative.org
JS T O R
Texto integral de más de 300 revistas científicas en lengua inglesa, desde su lanzamiento y
con excepción de los últimos años. [En línea], www.jstor.org
O xford Jouirnals
Brinda acceso a las revistas científicas publicadas por la casa editorial universitaria más
importante del mundo. [En línea], www3.oup.co.uk/jnls/
P C I FullText
Texto integral de más de 350 revistas de ciencias humanas y sociales y que aparecen indexadas
en el Periodical Contents Index. [En línea], pcift.chadwyck.com/pcift/search
Project M use
Ofrece más de 250 revistas científicas que cubren varios campos de las ciencias humanas y
sociales. [En línea], muse.jhu.edu/journals/index.html
ProQuest
Texto integral de varios miles de revistas de lenguas, la mayoría hasta los números más
recientes. [En línea], proquest.umi.com
Repere
Incluye 41O 000 referencias de artículos de publicaciones seriadas en lengua francesa (1980)
con el texto integral de 21.000 artículos y las direcciones de 10.000 artículos en texto
integral en internet. [En línea], repere2.sdm.qc.ca
74
Science Direct
Texto integral de publicaciones seriadas sobre todos los campos. [En línea], www.sciencedirect.
com/science/journals
FedStats
Portal de compendio de datos estadísticos producidos por más de 100 agencias y organismos
federales estadounidenses. [En línea], www.fedstats.gov/
Fuente O C D E
Base de datos bibliográfica y de textos integrales de las publicaciones de la Organización de
Cooperación y de Desarrollo Económicos (OCDE). Aspectos tratados: agricultura y
alimentación, desarrollo, economías emergentes, empleo, energía, ciencias ambientales
y desarrollo durable, finanzas e inversiones, seguros, economía, comercio, industria y
servicios, problemas sociales, migraciones, fuentes y métodos estadísticos, tasación, trans
portes, entre otros. Allí se encuentran artículos de publicaciones seriadas, monografías,
informes, estudios por temas, estadísticas. [En línea], ceres.sourceoecd.org
75
12. Compendios de documentación audiovisual
Internet A rchive
Biblioteca numérica que moviliza cientos de servidores, por lo que puede decirse que es una
verdadera memoria de Internet. Archiva sitios Web, aún después que han cesado de ser
accesibles en línea. [En línea], www.archive.org
E l Louvre
El sitio ofrece una visita virtual del museo y brinda acceso a una base de datos que permite ver
las obras y consultar su descripción. Es digno de notar que muchos de los grandes museos
ofrecen este tipo de servicios. [En línea], www.louvre.fr
76
Capítulo 3
1. E n las páginas sig u ien tes no se co n sid e ra n los estu d io s esp ecializad o s sob re fu en tes p rim a
rias, en el m a rco de u n a in v e stig a ció n de tipo h isto rio g ráfico o ep istem o ló g ico . T am b ién es n e c e s a
rio p re cisar que los e le m e n to s de m é to d o que se d efin en en este cap ítu lo no son o tra c o s a que
p rincipios g e n erales. T a m p o co se ab o rd an en este ca p ítu lo los p roblem as de m é to d o que su rgen c o n
m o tiv o de la u tilizació n de fu en tes m uy p articu lares, por ejem p lo in scrip cio n es en pied ra o c a lig ra
fías an tig u as.
77
Usualm ente, el com entario de docum ento se realiza en cuatro etapas principa
les que se suceden de m anera lógica. Tales etapas se hallan precedidas de un traba
jo crítico de interrogación, lectura y docum entación; en conjunto, este trabajo
incide de m anera decisiva en la calidad del com entario final.
Las secciones que siguen se organizan alrededor de tres puntos, a saber: una
explicación del procedimiento previo al com entario de texto (sección 1); una des
cripción de las cuatro etapas del com entario (sección 2 ); la consideración de un
ejem plo con el que se busca ilustrar y recapitular los elem entos del m étodo expues
to (sección 3 ).
l . E l p ro c e d im ie n to p rev io al c o m e n ta rio
Cualquier persona que emprenda un com entario de docum ento sin haber rea
lizado un con ju nto de procedim ientos intelectuales previos se arriesga a em pobre
cer de modo considerable su trabajo ulterior de interpretación. Este procedimiento
previo suele com prender tres etapas, a saber: la crítica de autenticidad del docu
m ento, la lectura atenta del texto y la docum entación.
L a c rític a d e a u te n tic id a d
Tiene por objetivo la verificación y la validación del docum ento antes de proce
der a utilizarlo. Consiste en el exam en minucioso del documento mediante un cues
tionario. En la práctica, este procedimiento se asemeja al trabajo de un detective.
Aunque en la vida real es imposible establecer una lista de preguntas con vali
dez universal para verificar la autenticidad de un docum ento, puesto que cada
docum ento exige un cuestionario específico, quizá las siguientes preguntas resul
ten pertinentes para la mayoría de ellos2:
• ¿Q uién escribió el docum ento, un individuo, un grupo de personas?
• ¿Cuándo fue escrito el docum ento? ¿Dónde? ¿Cómo?
• ¿Por qué cam inos llegó hasta nosotros?
• ¿Se conserva disponible el docum ento tal y conform e lo escribió su autor?
• ¿Se trata de un original? ¿De una copia? ¿De una copia de copia?
• En caso de que se trate de una copia: ¿ésta es fiel o es falsa?
• Durante el proceso de redacción del docum ento, ¿pudo el autor com eter algu
na equivocación?
• ¿El autor se autocensuró? ¿Acaso fue obligado a censurarse?
• ¿El autor es un testigo directo, o recogió su inform ación de testigos anteriores?
Es evidente que para brindar respuesta a estas cuestiones se requiere un co n o
cim iento muy profundo de un corpus archivístico o docum ental, así com o un com -
78
pleto dominio de la literatura científica relacionada con ese corpus. De hecho, el
trabajo de verificación de la autenticidad de las fuentes primarias no se halla al
alcance de todos los investigadores. N o cabe duda de que se trata de un trabajo
propio de especialistas o al menos de aficionados eruditos.
Por fortuna, la crítica de autenticidad es una etapa discrecional para casi todas
las fuentes, en la medida en que la veracidad de éstas no plantea dudas. En los
casos en que se torne necesaria la crítica de autenticidad, la situación se com plica
para el investigador principiante, que suele trabajar con fuentes publicadas. ¿A ca
so los editores han introducido m odificaciones en los docum entos originales? ¿Por
casualidad el texto ha sido objeto de una revisión sintáctica o gramatical? ¿Se trata
de una traducción? ¿Por suerte se han retocado pasajes incomprensibles? ¿Quizá se
han alterado o m utilado del docum ento original? Se trata de preguntas que con
frecuencia no se pueden responder, sobre todo si los editores o los responsables de
la publicación om iten referirse al tratam iento que le han dado a los originales. En
la práctica, la crítica de restitución se revela tan difícil com o la crítica de au tentici
dad3. Por esta razón, es difícil que el investigador principiante, aunque sea conciente
del problema, pueda ir hasta el fondo del asunto.
Para terminar, debe precisarse que las inform aciones recogidas cuando se prac
tica la crítica de autenticidad de un docum ento se retom an en el ejercicio del
com entario propiam ente dicho.
3. P ara percibir la en verg ad u ra del desafío, pueden leerse co n p ro v e ch o los trab ajos de Réal
O u e llet. E n este sentido, puede co n su ltarse L e grand voyage du pays des H urons, de G abriel S agard ,
te x to estab lecid o por R éal O u e lle t, in tro d u cció n y n o tas por R éal O u e lle t y Ja c k W arw ick , M o n treal,
Bibliothéque québécoise, 1 9 9 0 , 3 8 3 p., il., bibliog., c o l.“L itté ra tu re ". Tam bién puede verse D es Sauvages,
de S am u el de C h am p lain , te x to estab lecid o a n o ta d o y p resen tad o por A lain Beau lieu y R éal O u ellet,
M o n treal, Typo, 1 9 9 3 , 2 8 2 p., il., bibliog., m apas, col. “T y p o ”.
79
investigador insistir, en función de sus objetivos de investigación y de búsqueda,
en aquello que le parece im portante, digno de interés, suficientem ente significati
vo al punto de m erecer una aten ció n especial. D e hecho, un docum ento puede
hablar en cien idiomas, ser interrogado de mil y una maneras, ofrecer diez mil
respuestas. El cuestionario elaborado para un texto revela en parte el contenido de
ese texto. Sin embargo, este cuestionario debe ser lo suficientem ente abierto, flexi
ble y com plejo com o para que evite que se olviden elem entos del contenido que,
com o consecuencia de su riqueza o de su singularidad, podrían obligar al investiga
dor a modificar o a revisar sus objetivos de búsqueda y en consecuencia sus hipóte
sis implícitas.
La documentación
2 . E l c o m e n ta rio p ro p ia m e n te d ich o
Puede decirse que el com entario de docum ento consiste en el ordenam iento
del proceso de interpretación de un testim onio escrito; tal ordenam iento debe
revestir una forma presentable. Se trata de un ejercicio de contextualización, aná
lisis y explicación de las particularidades de una fuente escrita, ejercicio que se
practica con la perspectiva de resolver un cuestionario inicial planteado por el
investigador. U n com entario de texto desprovisto de curiosidad investigativa es un
ejercicio intelectual imposible en la práctica, en la medida en que podría ser condu
cido demasiado lejos y en múltiples direcciones a un mismo tiempo, todo ello con
el riesgo de caer en detalles irrelevantes desde un punto de vista heurístico. El
com entario de docum ento suele descomponerse en cuatro etapas principales4.
4. S e in v ita al l e c t o r a c o n o c e r el p r o c e d im i e n t o propuest o e s t a b le c i e n d o c o n t i n u a m e n t e el
paralelo c o n el estud io d id á c t ic o del t e x t o de íd ola S a i n t - J e a n que figura al final de e s t e ca pít u lo .
80
Primera etapa: !a con^^^lización del asociada con el problema planteado
El objetivo de la segunda etapa del com entario consiste en situar históricam en
te el docum ento objeto de análisis, lo que implica brindar tanta inform ación perti
nente y circunstanciada corno sea posible acerca de las condiciones de su produc
ción y de los aspectos políticos, sociales, económ icos, ideológicos y culturales, de la
coyuntura en que se inscribe ta l docum ento.
C on este objetivo, el investigador moviliza toda la inform ación que ha logrado
acopiar, incluso la relacionada con la crítica de autenticidad del docum ento, cu an
do ías circunstancias lo exigen. En caso de no haberlo hecho, tratará de responder
a las siguientes preguntas5:
* ¿Q uién es el autor del docum ento? ¿Era persona conocida? ¿Tenía prestancia
social al m om ento de redactar el docum ento? ¿Qué im portancia y qué credibi
lidad m erece su testimonio? ¿Acaso el autor representaba una corriente, un
m ovim iento, una idea en boga cuando escribió el documento?
* ¿Cuál era el objetivo declarado o im plícito dei autor al preparar el documento?
¿A caso el docum ento objeto de análisis presenta un interés suplem entario o
particular por el hecho de haber sido eiaborado por tal o cual autor?
* ¿En qué circunstancias y en qué coyuntura apareció el docum ento? ¿Cuál es su
con texto histórico original? ¿Se puede, a partir de estas circunstancias y de esta
coyuntura, com prender las características formales, de contenido, tono, pre
sentación, discurso, y organización general del docum ento?
a ¿A quién iba dirigido eventualm ente el docum ento? ¿Q uién era s;_¡ destinata
rio inicial? ¿Pueden com prenderse m ejor las particularidades y los m atices del
m ensaje que se com unica a través dei docum ento m ediante la identificación
de su destinatario?
5.Estas preguntas pueden resultar pertinentes para interrogar un gran número de documen
tos, aunque en rigor no a todos los documentos.
81
• ¿Cuál es en realidad el valor testim onial del docum ento? ¿Cómo se diferencia
de otros docum entos similares y por qué debe concedérsele una im portancia
particular?
• ¿Qué precauciones deben tomarse eventualm ente para analizarlo?
En la tercera etapa del com entario de docum ento se analizan los datos y las
particularidades contenidas en el docum ento, se in tenta elucidar las suposiciones;
explicitar los indicios que ofrece; resolver sus imprecisiones; com entar las situacio-
nes que trae a colación; descifrar los m atices de vocabulario que contiene, respe-
tando en todo m om ento los significados propios de la época; determinar e identi
ficar las personas citadas, entre otros aspectos. En todo caso, esta etapa del comentario
debe hacerse echando mano de la docum entación previam ente compilada.
Esta etapa suele dividirse en dos partes, a saber: una presentación esquem ática
de las partes principales del docum ento, y el análisis propiam ente dicho de las
particularidades y de los m atices del texto.
C on la presentación esquem ática se busca establecer la lógica estructurante del
texto, dicho de otra m anera, cóm o se organiza la argum entación, cuál es su hilo
conductor, cóm o se desarrolla, y a qué conduce. En cierta forma, la presentación
esquem ática es la reconstitución razonada del plan del texto.
En el análisis del documento se busca seguir una progresión lógica y acumulativa.
U sualm ente va de lo general a lo particular. Por ejem plo, en un primer m om ento,
el investigador puede concentrarse en el análisis de las situaciones descritas en el
docum ento, para pasar enseguida a la identificación de las personas puestas en
escena, al estudio m inucioso de los términos de argot que contiene, en tre otros
aspectos. En verdad, no existe un modelo capaz de agotar la realidad. A fin de
cuentas, la forma que adquiere el com entario depende del contenido del docu
m ento y de las preocupaciones del investigador. D ebe respetarse el principio gene
ral de clasificar y reagrupar de m anera lógica los elem entos de contenido que se
asemejan o aproximan. Todas las fuentes utilizadas para la explicación de una u
otra de las particularidades del texto deben citarse a medida que el investigador se
sirve de ellas. Las referencias bibliográficas se hacen conforme a las pautas expues
tas en el apéndice 2 de la presente guía.
En la cuarta etapa del com entario de docum ento se busca perm itir al joven
investigador que aproveche el procedim iento precedente con miras a em itir un
juicio de conjunto sobre las cualidades intrínsecas y extrínsecas del documento. El
investigador puede estar interesado en responder a las siguientes cuestiones:
• ¿Qué enseñanzas pueden obtenerse del texto analizado? ¿Qué vale la pena
retener del documento?
• ¿A qué dudas brinda el contenido elem entos fundam entales de respuesta?
82
• ¿Acaso revela aspectos im portantes de un episodio o de una situación?
• ¿Cómo esta huella permite com prender m ejor la sociedad que la produjo?
• ¿En conju nto, el docum ento objeto de análisis es fiable e importante? ¿O no
será acaso un docum ento marginal, secundario, desprovisto de pertinencia?
• ¿Puede utilizarse la inform ación contenida en el docum ento para enunciar
una hipótesis, o para brindar una explicación?
El balance es indispensable por dos razones. En primer lugar, porque permite
evaluar con lucidez el docum ento que se tiene a la m ano, en función de la calidad
del com entario realizado; además, el balance permite utilizar este docum ento en el
m arco de un proyecto de investigación e incluso dentro de una estrategia de res-
puesta a una pregunta inicial.
6. A q u í n o es n ecesaria en m odo algu n o la c rític a de au ten ticid ad del texto , puesto que la
tra n scrip ció n in teg ral de su c o n te n id o original ha sido g aran tizad a p or los au to res de la obra d on d e
fue rep rod u cid o (véase la re fe re n cia co m p leta de la obra, en la p. 91 de esta guía d on d e ap arece
tra d u c id o ). P o r o tra p arte, el te x to p u ed e ser c o n s u lta d o en in t e r n e t, en la d ir e c c ió n www.
cy b e rso lid aires.o rg /h isto ire/d o cs/19331 (página co n su ltad a el 15 de abril de 2 0 0 5 ) .
7. El ab ogad o Luis F ern an d o O so rio U m añ a, eg resad o de la U n iversid ad de S a n to Tom ás
(B o g o tá ), co lab o ró en la revisión té c n ic a del siguiente te x to .
83
una form ación en lengua francesa y se desempeñó en la Universidad M cG ill, en el
D epartam ento de Estudios Franceses. Durante toda su vida luchó por la em ancipa'
ción jurídica de las mujeres. Feminista m ilitante, participó en 1922 en la fundación
del Com ité Provincial en Favor del Sufragio Femenino. C in co años más tarde,
insatisfecha con el itinerario de este m ovim iento, lo abandonó y se dedicó a pro-
mover la creación de la Alianza Canadiense por el Voto de las M ujeres en Q uebec,
organización integrada por feministas francófonas procedentes sobre todo de los
estratos populares8. En 1930, y con m otivo de una elecció n federal, Idola Sain t-
Jean convocó al electorado con su candidatura independiente por la circunscrip
ción de Sain t-D enis Dorion. Fue la primera vez que una m ujer se presentó a las
elecciones federales de Q u ebec9, y aunque fue derrotada, obtuvo 3 .0 0 0 votos10.
El discurso
En 1931, al m om ento de pronunciar este discurso11, el proyecto de ley sobre el
voto fem enino ya había sido som etido ante la Asam blea Legislativa de Q uebec, en
cuatro oportunidades sin ser aprobado12. Idola S ain t-Jean pronunció su discurso
con el propósito m anifiesto de presentar y promover las ideas de los principales
grupos feministas de la época (la Liga por los D erechos de la Mujer, la Federación
N acional San Juan Bautista, la Alianza Canadiense en Favor del Voto de las M u je
res en Q u e b e c )13 y con la finalidad de sensibilizar a los diputados acerca del impor
tante papel que podía desempeñar la m ujer en la esfera de los asuntos públicos. El
discurso estaba destinado al gran público, a los hom bres com o es natural, y a ciertas
mujeres que continuaban oponiéndose al proyecto de ley sobre el voto fem enino14.
84
Por otra parte, hay que subrayar que a comienzos de la década de 1930 las feminis-
tas se servían de la radio com o soporte de difusión de sus m ensajes, en el m arco de
una estrategia tendiente a unir a su causa a las mujeres que vivían en las zonas
rurales. En este sentido puede decirse q u eT h érése Casgrain, presidenta de la Liga
por los D erechos de la Mujer, dirigía una em isión semanal, Femina, en las ondas de
C K A C ; los propietarios del periódico L a Presse corrían con los costos de esta emi-
sión. Idola Sain t-Jean , por su parte, animaba una emisión llamada Actualité fém inine
(A ctualidad Fem enina) 15.
D e la misma m anera, en su discurso, Idola S a in t-Je a n se dirigía a los legisla
dores [s ic ]16, a los políticos y a los juristas. Estos últimos eran m enos visibles
aunque no menos im portantes para m antener a las m ujeres bajo tutela. S e sabe
que uno de los objetivos primordiales de las organizaciones feministas consistía
en hacer evolucionar las leyes, en particular aquellas que regían la situación de la
m ujer en el marco de la pareja. En efecto, el sistema jurídico era considerado
com o una de las causas más im portantes de la dependencia de las m ujeres y del
papel secundario que se les asignaba en la esfera de los asuntos públicos17. Por
último, al pronunciar su discurso a través de la radio, Idola S a in t-Je a n esperaba
m enoscabar la influ encia de otros discursos, en particular el del clero y el de los
políticos. D ado que la radio podía penetrar en el espacio de la vida privada de la
mayoría de las m ujeres, se trataba sin duda del medio más apropiado para ir al
en cu en tro de ellas, allí donde los serm ones y los discursos no lo podían hacer, en
todo caso no de m anera d irecta18.
R ose A rc h a m b a u lt a la cab eza, p resen tó un m em o rial al prim er m inistro T asch ereau so licitán d o le
v o ta r c o n tr a el p ro y ecto , p u esto que “el v o to fem en in o es un p rincipio su bversivo del o rd en , co n tra rio
al d e re ch o divino, al d e re ch o n atu ral y al d e re ch o s o cia l”. F rag m en to s publicados en L a Presse, 3 de
febrero de 1921, p. 1 y citad os en D aniel L ato u ch e, en colab. co n D ian e Poliqu in -B ourassa, texto s
com p ilad os y co m e n ta d o s por L e m anuel de la parole: m anifestes québécois^ to m o I I : 1 9 0 0 á 19 5 9 ,
M o n treal, B o real E x p re ss, 1 9 7 7 , p. 111. T am b ién m erece m en cio n arse la in te rv e n c ió n de R o lan d e
D ésilets (portavoz del C írc u lo de G ran jeras) q ue, al m arg en de los trabajos de la C o m isió n d e In v es
tigación sobre los D erech o s C iviles de las M ujeres, (C om isión D orion , 1 9 3 0 ) , d esaprobó rad icalm en te
la lu ch a de las fem inistas e n pro del m ejo ram ien to de las co n d icio n es juríd icas d e las m ujeres. Por
últim o, debe precisarse que F ran g o ise G a u d e t-S m e t, cu ya influ encia sobre las m ujeres del se c to r
ru ral no es d esp reciab le, tam b ién se op u so al v o to fem en in o. S ob re este tem a, v éase D u m o n t e c a l , p.
3 3 7 - 3 3 8 y p. 3 4 7 - 3 4 8 . V éase tam b ién , G hislaine D esjardins, “Les C ercles des ferm iéres e t l’actio n
fém inine en milieu rural, 1 9 1 5 - 1 9 4 4 ”, en Lavigne y P in ard , p. 2 1 7 - 2 4 3 .
15. C le v e rd o n , p. 2 4 0 .
16. Es n ecesario p recisar que la au to ra utiliza in co rre cta m e n te el té rm in o “legisladores", puesto
que se refiere a la D ip u tación . E n lengua fran cesa el térm in o “legislador" se em p lea para d esignar a
una p erson a o a una au to rid ad (por ejem p lo una asam blea legislativa) q ue legisla, que elabora las
leyes. A d em ás, este térm in o n u n ca se em p lea en plural.
17. Sob re este asu n to , véase Jen n ifer S to d d art, “Q u an d des gens de rob e se p e n ch e t su r les
droits des fem m es: le cas de la C om isión D orion , 1 9 2 9 - 1 9 3 1 " , en : L avigne y Pinard, p. 3 0 7 -3 ,3 5 .
18. P ara un análisis del fen ó m en o de p e n e tra ció n de la rad io en los h og ares quebequenses
an tes de 1 9 4 0 , véase el trab ajo clásico de E lzéar L avo ie, “L évo lu tion d e la rad io au C a ñ a d a frangais
a v a n t 1 9 4 0 ”, Recherches sociographiques, v. 12, N 2 1, e n ero -ab ril 1 9 7 1 , p. 1 7 -4 3 .
85
El objetivo
19. P ara ilustrar la im agen esterio tip ad a e idealizada de la m ujer de la d écad a de 1 9 3 0 , véase
“La fem m e can ad ien n e-fran ^ aise”, en trega esp ecial de L alm anach de la langue jranqaise, M o n treal,
E dicion es A lb ert Lévesqu e, 1 9 3 6 .
2 0 . S ob re las relacio n es am biguas aunque no p or ello m en os claras e n tre el fem inism o y el
n acio n alism o a co m ien zos del siglo x x, véase Trofim enkoff, cap . 12.
21. La e x a ce rb a ció n de un sen tim ien to de orgullo n acio n al es un recu rso utilizado de m an era
b astan te frecu en te por las fem inistas, en p articu lar frente a los n acio n alistas y al cle ro , para o b ten er la
ap robación de cierto s asuntos. D e ello es testim o n io , por ejem plo, la carta de M aríe L aco ste G érin -
Lajoie a la su periora de la C o n g rég atio n de N o tr e -D a m e , sor A n n e -M a rie , d on d e se queja que las
can a d ien ses-fran cesas son obligadas a ir a la U n iv ersid ad M cG ill, a los E stad o s U nid os o a E urop a a
co m p le tar sus estudios. Se tra ta de un arg u m en to de peso, p uesto que la E scu ela Superior, que ofrecía
a las niñas los cu a tro últim os años del cu rso clásico , había sido ab ierta el 8 de o ctu b re de 1908. Sob re
e ste a su n to véase D u m o n t et a i , p. 3 2 1 - 3 2 2 .
22. A n n ie M acd o n ald L an g staff fue la prim era m u jer d ip lom ada de la F a c u lta d de D e re ch o de
la U niversid ad M cG ill, en 1 9 1 1 . Sin em b argo, sólo hasta 1 9 4 2 las m ujeres fu eron adm itidas en el foro
p ara litigar en la C o rte . M arth e Pelland fue, por su p arte, la p rim era m ujer que logró, en 1 9 3 1 , el
d e r e c h o de p r a c t ic a r la m e d icin a en la p ro v in c ia . V é a se , b ila n .U s h e r b r o o k e .c a /b ila n /p a g e s /
e v e n e m e n ts /3 8 8 .h tm l (página co n su ltad a el l 9 de abril de 2 0 0 5 ) .
8 6
C. Reconstitución del esquema y análisis del documento
El discurso de Idola Sain t-Jean se divide en dos partes principales. En la prime
ra, se justifica el interés y la necesidad de conceder a las mujeres el derecho al voto,
con fundam ento en un con ju nto de hechos históricos establecidos y realidades
objetivas. En la segunda parte se dirige de manera directa a los hombres de Q uebec,
y los exhorta a aprobar el proyecto de ley que sería radicado al día siguiente. Trata
de persuadir con razones de estricta equidad cristiana, desarrollo colectivo y
com plem entariedad de hombres y mujeres en sus capacidades físicas y morales. El
argum ento central del discurso aparece formulado desde el com ienzo del texto y se
relaciona con el retardo de Q uebec, en relación con las otras provincias de la
Federación, en la dem ocratización de su espacio político y de sus libertades indivi
duales y colectivas23.
En primer lugar, Idola S ain t-Jean se propuso legitimar sus afirmaciones insis
tiendo en el papel central desempeñado por las mujeres en la historia canadiense
(en particular en el periodo de la nueva Francia, considerado por las élites tradi
cionales com o una edad de oro24). En los difíciles años de la década de 1930, le
atribuye a la canadiense de origen francés abnegación, valentía, sabiduría, in teli
gencia y dignidad. La evocación de aquellos valores contribuía a m agnificar el
compromiso de las m ujeres con el destino canadiense25. Buscaba asociar el derecho
al voto de las mujeres con un reconocim iento explícito por parte de la comunidad
m asculina de la incalculable contribución de las m ujeres a la constru cción del
Canadá. Idola Sain t-Jean fundamentó su argumento más incisivo en una célebre
frase de la madre de Louis-Joseph Papineau26, que usó de m anera hábil para recor
23. Se sabe que Q u eb ec fue el últim o E stad o de A m érica del N o rte que a co rd ó el d erech o de
v o to a las m ujeres.
24. S o b re este a su n to , v éase S erg e G a g n o n , L e Q u é b ec et ses historiens de 184 0 á 1 9 2 0 : la
N o u velle-F ra n ce de G am eau á G roulx, S ain te-F o y , P resses de P U n iversité L av al, 1 9 7 8 .
25. A rg u m e n to iró n ico ca ra c te rís tic o del d iscu rso de Idola S a in t-Je a n , que podría retrad u cirse
en los siguientes térm in os: “ V osotros re co n o cé is en las m u jeres m u ch as cu alidad es, pero cu an d o llega
la o casió n de aco rd arles el m en o r d e re ch o real, os e ch á is p ara atrás, os o p o n éis, no sois co n s e c u e n te s ”.
O tro s pasajes, p articu larm en te aquellos d on de p resen ta algunas h ero ín as del p an teó n n acio n al, tie
n en significaciones de segundo grad o muy exp lícitas. S e los podría d eco d ificar de la siguiente m a n e
ra: “N o h a ce m u ch o tiem po, en la ép o ca en que una gran m ayoría de los hom bres vivía en los
bosques, las m ujeres co n stitu ían el gobierno real de la co lo n ia: m inistras de C o m ercio , de la A s is te n
cia P úb lica, de E d u ca ció n y de F in an zas. ¡Y las co sas fu n cio n a b a n !”. Vale la pena m e n cio n a r que
esta versión, en la que se insiste sobre el papel fu n d am en tal de las m u jeres en la o rg an izació n de la
co lo n ia , se halla co rro b o rad a por las opin ion es del C o n sejo S o b eran o de la N ueva F ra n cia . P ara un
p an o ram a de la in iciativ a em presarial fem en in a'en Q u e b e c, véase F ra n cin e H arel G iasson y M arie-
Fran goise M a rch is-M o u re n , “Les gestio n n aires q uéb écoises: de M arg u erite B ourgeoys au B o u in des
fem m es”, Questíoiis de culture, v. 9 , 1 9 8 6 , p. 1 2 9 - 1 4 4 .
26. R osalie C h errier, m ad re del ilu stre p atrio ta e n to n c e s dip utado, adhirió a su hijo en la e le c
ció n de 1 8 0 9 . S egú n la p rá ctica del v o to oral en aquella ép oca y de acu erd o c o n el sen ad o r biógrafo
L . - O . D avid, ella e x cla m ó : “Por m i hijo, ya que cre o que es un buen y fiel v asallo ”. S e puede n o ta r la
im p o rtan te digresión e x iste n te e n tre la in te rv e n ció n de C h e rrie r recog id a por L .-O .D a v id y lo n a rra
d o p or Idola S a in t-Je a n . F u en te: L .-O .D a v id , Les d eu x Papineau, M o n treal, E uséb e S én écal e t Fils,
1 8 9 6 , p. 2 8.
87
dar cóm o las mujeres habían ejercido con “con cien cia y dignidad” el derecho al
voto durante el periodo 1 7 9 1 -1 8 3 4 27. Por último y para hacer más convincentes
sus afirm aciones, Idola S ain t-Jean recuerda las condiciones objetivas de vida de las
mujeres a comienzos de la década de 193028, cada vez más parecidas a las del hom
bre. En este sentido, consideraba que el trabajo de la m ujer en todas las esferas de
la vida económ ica exigía una m odificación de las jerarquías tradicionales y una
dem ocratización de los espacios de poder. Idola S ain t-Jean concluye la primera
parte de su discurso con una frase que revela la ambigüedad de un tipo de discurso
feminista de la época, el “feminismo co rrecto ”, apoyado por el clero y promovido
en particular por la Federación N acional San Ju an Bautista (F N S JB ), que presidía
Marie Lacoste G érin -L ajoie29. En la frase interrogativa, “¿no se trata en este caso
de problemas que la m ujer com prenderá siempre mejor que el hom bre?”, se revela
de cierta m anera el discurso equívoco que sostienen m uchas feministas inspiradas
a un mismo tiempo en una voluntad reformista y en una ideología conservadora.
Se trata sin duda de un discurso que reclama la igualdad, pero una igualdad funda
da en el reconocim iento de los atributos distintivos de las mujeres. En pocas pala
bras, una igualdad justificada en la complementariedad de los sexos, que es con tra
dictoria con una actitud igualitarista30.
La segunda parte del m anifiesto de Idola S ain t-Jean es todavía más incisiva.
Para inclinar el voto de los diputados, la autora se sirve de la sensibilidad masculi-
3 1 . S in em b argo, sólo en las e leccio n es de 1 9 4 4 las mujeres pud ieron ejercer p or p rim era vez su
d e re ch o al v o to .
3 2 . C le v e rd o n , p. 2 3 8 y ss.; Vves B eaulieu et al., Répertoire des parlamentaires québécois, 1 8 6 7 -
1 9 7 8 , Q u eb ec, B ib lio teca de la L egislatu ra, S erv icio de D o c u m e n ta c ió n P olítica, 1 9 8 0 .
89
dos o profanos. A hora es necesario contextualizar el discurso de Idola S ain t-Jean
en relación con la publicación, en 1930, del informe de la Com isión D orion, en-
cargada de investigar el estado de los derechos civiles de la mujer. Idola S ain t-Jean
había presentado un memorial ante esta com isión. Por otra parte, entre el 18 y el
30 de noviem bre de 1929, es decir en el momento mismo en que se celebraban las
sesiones de la Comisión en M ontreal, dirigía una crónica cotidiana, de dos páginas
de extensión, en el M ontreal H erald, periódico que simpatizaba con la causa fem i
nista. Además, vale la pena saber que la Com isión D orion fundam entaba gran
parte de sus recom endaciones en una diferencia entre el papel (y las aptitudes) de
m ujeres y hom bres; la com isión basaba el con ju nto de sus recom endaciones en el
respeto de esta diferencia33.
33. P ara un análisis del c o n te x to que presidió la organ ización de la co m isió n y para un estudio
de sus reco m en d acio n es, véase S to d d art.
34. A firm ació n cita d a p o r T h é ré s e C asgrain en V n e fe m m e chez les hom m es, M o n treal, Éditions
du Jour, 1 9 7 1 , p. 7 7 .
3 5 . C asg rain , p. 8 3 .
36. L o u is-A d o lp h e P a q u e t, “L e fé m in ism e”, en Etudes et appréciations: n o u v ea u x m élanges
canadiens, Q u é b e c, Im prim erie fraciscain e m issionnaire, 1 9 1 9 ; reim preso en M ich éle Je a n , texto s
sele ccio n ad o s y p resen tad os por, Q uébécoises du xxe sie.de, M o n tre a l, É ditions du Jour, 1 9 7 4 , p. 4 7 - 4 8 .
3 7 . H en ri B ou rassa, Fem m es'hom m es ou hommes el fem m es? Etudes a bátons rompus sur le fém inism e,
M o n tre a l, Im prim erie du Devoir, 1 9 2 5 , p. 4.
3 8. M ich éle Je a n , p. 1 9 3 . P ara un análisis m ás profundo de las ideas de H en ri B ourassa sobre las
m ujeres, véase Susan M an n Trofim enkoff, “H en ri Bou rassa et la q u estio n des fem m es", en : L avigne
y P in ard , p. 2 9 3 - 3 0 6 .
90
inform ación se com prende m ejor la estrategia discursiva de Idola S ain t-Jean en su
defensa del sufragio fem enino.
D . B a la n c e
El m anifiesto de Idola S ain t-Jean ofrece inform ación sobre el discurso fem inis
ta de la ép oca y sobre la argu m en tación antifem inista utilizada para com batirlo. A
pesar de ello, es difícil evaluar la influencia de este discurso sobre las m entalidades
de los años 3 0 . Se sabe que en 1931 el proyecto de ley pasó sin ser aprobado una
vez más, por una m ayoría de 2 6 votos, 4 7 co n tra 2 1 . N o obstante, en los años
siguientes, de m an era gradual, se adoptaron ciertas medidas relacionadas co n el
estatu s jurídico de las m ujeres39. Puede pensarse que este discurso, com o m uchas
otras accion es de diferente naturaleza, contribuyó m odesta pero seguram ente a la
d econ stru cció n de un espacio de desigualdades fundadas en el sexo, a la reunión
de energías diseminadas y a la afirm ación de una voluntad inquebrantable de las
mujeres por conquistar sus derechos40- El discurso de Idola S ain t-Jean , que resonó
h asta los confines de las co cin as por medio de las ondas radiales, adquiere el valor
de un símbolo en la áspera lucha que libraron las fem inistas4|.
Idola Saint-Jean
39. En 1934, en particular gracias a los esfuerzos de Idola Saint-Jean, la mujer casada obtuvo el
derecho de abrir una cuenta bancaria a su nombre. En 1945, el artículo 279 del Código Civil fue
modificado para permitirle a la mujer casada recibir indemnizaciones por concepto de daños y
perjuicios. En 1951, la mujer obtuvo el derecho de ejercer sus derechos civiles a título personal y no
bajo el nombre de su marido. En 1954, luego de prolongadas discusiones, se retiró el nombre de la
mujer de la lista de “personas civilmente incapaces” (artículo 986). En 1964, una nueva ley reconoció
a la mujer plena capacidad jurídica, “bajo reserva de las restricciones consecuentes del régimen
matrimonial". Entonces ella alcanzó la ciudadanía casi en el pleno sentido de la palabra, puesto que
todavía le falta, en particular, el permiso de su marido para adherir a un sindicato (1).
40. Diane Lamoureux, “Idola Saint-Jean et le radicalisme féministe de l'entre-deux-guerres”,
R echerches féministes, v. 4, N° 2, 1991, p. 45-60.
41. Para entender la amplitud de la lucha de las mujeres por el reconocimiento de sus derechos
antes de la Segunda Guerra mundial, véase Micheline Dumont y Louise Toupin, antología preparada
por, La pensée fém iniste au Q u éb ec, Montreal, Éditions du Remue-Ménage, 2003. Véase también
Gouvernement du Québec, Conseil du statut de la femme, La constante progression des fem m es:
historique des droits des fem m es, Québec, 2003, disponible en la dirección www.csf.gouv.qc.ca/
telechargement/publications/InfoConstanteProgressionFemmes2003.pdf (página consultada el 15
de abril de 2005).
42. Inicialmente publicado por l'Alliance canadienne pour le vote des femmes de Québec,
A lb u m souvenir 1931; reproducido en Daniel Latouche, con la colaboración de Diane Poliquin-
Bourassa, textos compilados y comentados por, L e m anuel de la parole: manifestes québécois, t. I I : 1990
a 1959, Montreal, Boréal Express, 1978, p. 111-113.
91
S e ñ o ra s y señores,
Mañana la legislatura considerará por quinta vez el proyecto de ley sobre el sufragio para
las mujeres de esta provincia. Demanda justa y legítima que, de ser al fin aprobada,
colocará a las mujeres de Quebec en pie de igualdad con sus hermanas de las ocho restan-
tes provincias del Canadá.
Las mujeres de Quebec fueron las primeras en la tarea. Si se consultan las primeras
paginas de nuestra historia, se las ve trabajando con ardor en la obra admirable de la
colonización. En todas las esferas de la vida social ellas han sido las compañeras de los
hombres, trabajando siempre, ofreciendo lo mejor de sí mismas para construir un país
llamado a desempeñar un gran papel en la historia dei mundo. Puedan nuestros legisla
dores mañana, cuando serán convocados a emitir un voto que dirá si sí o no debemos ser
admitidas a participar en nuestra vida política, recordar que la primera fábrica de tejidos
del Canadá fue fundada, en 1705, por iniciativa de Madame de Repentigny; puedan
repasar una vez más en sus memorias la obra de Marie Rollet, gran patrona de nuestros
agricultores canadienses; Marie Rollet importó el primer arado a nuestro país; luego
Jeanne Manee se constituyó en la Tesorera Municipal de Ville-Marie y encontró los
recursos pecuniarios para traer aquí un regimiento encargado de defender a los colonos
de los desastrosos ataques de los iraqueses. Fundadoras de los primeros hospitales, fun
dadoras de las primeras escuelas, mujeres fueron aquellas a las que tenemos la gloria de
llamar nuestras antepasadas, la una ministra de Comercio, las otras ministras de la
Asistencia Pública, ministra de Educación y me atrevería a decir ministra de Finanzas;
desempeñando este último puesto se destacaban sobre buen número de hombres, gracias
a sus capacidades para la organización y la ciencia económica. Ningún hombre, testigo
de lo que nuestras pioneras hacían en los albores de nuestra historia, les hubiera rehusa
do el acceso al parlamento, de haber existido parlamento entonces. Estas mujeres inte
ligentes y sabias eran consultadas en todos los asuntos; gracias a la cooperación de
hombres y mujeres de esta época gozamos hoy de progreso y desarrollo en nuestro Cana
dá. Por lo demás, este derecho que nosotras reclamamos ahora, ¿acaso no lo tuvimos
hasta 1834? ¿Acaso no lo ejercimos con conciencia y dignidad? Para convencernos del
escrúpulo con el cual nuestras abuelas cumplieron su deber de votantes basta recordar
las palabras que pronunció la Madre de Louis-Joseph Papineau al depositar su papeleta
de voto. “Yo voto, dijo ella, por Louis-Joseph Papineau, mi hijo, no porque sea mi hijo,
sino porque lo creo cualificado para representar a nuestra raza con dignidad”. Nos en
contramos frente a una política inteligente y sana. Señoras y señores, me parece que
nosotras no hemos perdido mérito; hoy en día se nos encuentra en todos los campos de
la caridad y del trabajo. Las condiciones económicas nos lanzan a la industria, al comer
cio, a la enseñanza, en una palabra, a todos los campos de la actividad social. Si debemos
trabajar para vivir, ¿por qué se nos condena a ocupar sólo puestos subalternos? ¿Por qué
se nos impide el acceso a las profesiones y a los parlamentos donde se elaboran las leyes
que conciernen a la mujer como al hombre? Os pregunto señores, ¿por qué cuando se
discute una ley sobre nuestras escuelas no se nos deja aportar, en razón de nuestra calidad
de educadoras? ¿Por qué las madres no tienen el derecho a votar cuando la Cámara
estudia una ley sobre el bienestar de los niños, de la familia, etc.? ¿No se trata en estos
casos de problemas que la mujer comprenderá siempre mejor que el hombre? Decidnos,
señores, con toda sinceridad, ¿acaso no hay asuntos que vuestras madres, vuestras espo
sas, vuestras hijas pueden entender, aunque tengan una instrucción muy rudimentaria?
Él.AC'-O - R¡h.trv>ern
9 3
Capítulo 4
Los historiadores de arte no son los únicos que monopolizan el privilegio de las
imágenes. Por el contrario, lo com parten y de forma cada vez más amplia con
investigadores de las más diversas disciplinas. Así, de una Historia ilustrada del vino
a la H istoria de la vida privada, pasando por el U niverso de las form as, la imagen y su
iconografía han respondido a diferentes necesidades y son utilizadas en función de
variados propósitos.
En los párrafos que siguen se brinda una serie de criterios que se consideran
necesarios para el buen desarrollo de un análisis iconográfico. C onviene precisar
que se parte de la suposición de que el destinatario de esta serie de pautas no se
halla familiarizado con las formas de trabajo de los historiadores de arte.
Tres puntos integran este capítulo, a saber:
• una breve presentación de lo que es el docum ento iconográfico (sección 1);
• la exposición del procedim iento de análisis y la contextualización del docu
m ento (sección 2 );
• la exposición didáctica de un ejem plo (sección 3).
1 . ¿Q u é es un d o cu m e n to ico n o g ráfico ?
* C aro lin a V anegas C a rra sco , Á n g ela G óm ez Cely y Ju a n R icard o Rey M árquez, investiga
dores de la C u rad u ría de a rte e h istoria del M u seo N a cio n a l de C o lom b ia, co lab o raro n en la revisión
té cn ica del presen te cap ítu lo.
1. A n d ré Béguin, Dictionaire teclmique el critique du dessin, Bruxelles, Oyez, 1 9 7 8 , p. 3 2 3 . En el
Petic R oben se puede e n co n tra r una definición similar. U n a acep ció n m ás especializada de la ico n o g ra
fía, puede con sultarse en ios Essais d ’iconologie de Erw in Panofsky, París, G allim ard, 1 9 6 7 , p. 1 3 -3 1 .
95
2 . U n p ro ce d im ie n to m etó d ico para an alizar y co n te x tu a liz a r u n
d o c u m e n to ic o n o g rá fic o
Para entender cóm o se efectúa el análisis iconográfico resulta útil echar mano
de la metáfora de un buzo que retorna a la superficie tras haber agotado las diferen
tes etapas de su descompresión. Se definirán tres etapas previas para la plena com
prensión de un docum ento iconográfico. En la primera, se observa el docum ento;
en la segunda, se identifica el contenido de la imagen; en la tercera, se establece la
red de relaciones en que se inscribe un docum ento p articu lar2, por medio de ía
contextualización.
2. P ara los o b jetiv o s d e esta discu sión, se da por d e sco n ta d o q ue el in v estig ad o r ya tien e a la
m a n o el d o cu m e n to sobre el que tra ta rá su trab ajo de análisis. E n e ste cap ítu lo no se ab ord ará el
asunto de la se le cció n del d o c u m e n to iconográfico. A d em ás, hay q u e p recisar q u e los térm in o s
im agen y d o c u m e n to ico n o g ráfico se to m an có m o sin ó n im o s. D ad o que se d eja e n tre p arén tesis el
v a lo r e s té tic o d el d o c u m e n to , no se insistirá en sus propiedades c o m o obra d e arte.
3. A m odo de ejem plo, por lo que a F ran cia co n ciern e, se reco m ien d a co n su ltar el sitio de la
ag en cia fo tográfica de la reu n ión de m useos n acio n ales (w w w .fo to .rm n .fr/cf/h tm /h o m e.asp x).
4. H a de señ alarse que es muy im p o rtan te p ro d u cir u n d o cu m en to de trab ajo cla ro que se
ajuste al original. E n el caso de una im agen esculpida (relieve o ronde-bosse) , se recom iend a tom ar
varios registros fotográficos, desde ángulos diferentes, co n el fin de rep resen tar m ejor el asp ecto
global de la obra objeto de análisis. A d em ás, m ediante croquis exp licativos p ued en suplirse ías ev en
tuales faltas de claridad del registro fotográfico.
96
m entó o de una escultura integrada a un edificio, sólo la visita personal al lugar
donde se encuentra la obra puede perm itir que se perciban en la realidad sus di
m ensiones y las relaciones con el medio que la rodea. N o obstante, si el trabajo de
observación se efectúa a partir de una reproducción, es indispensable m encionar el
tipo de reproducción, precisando si se ha visto o no el original.
Los imponderables pululan a m anera de acechanzas contra un trabajo de ob-
servación cualificado. La fuente primaria, el docum ento iconográfico indispensa
ble para la investigación, puede pertenecer a una colección privada, a un museo, a
un archivo de acceso difícil, o bien conservarse en el extranjero, entre otras even
tualidades. En estas condiciones, sólo serán útiles las notas de trabajo. Por ello,
debe extrem arse la minuciosidad a la hora de preparar la ficha descriptiva del
docum ento. En ella se sistematiza y ordena el trabajo de observación. Se reco
mienda que en la ficha descriptiva (véase el ejem plo de la página siguiente) se
incluya inform ación que vaya más allá o que sobrepase los estrictos objetivos de la
búsqueda del investigador. Elaborada de esta manera, sin que importe que su sopor
te sea físico o m agnético, la ficha perm anecerá siempre com o un instrum ento de
referencia seguro y definitivo.
Puede decirse que el investigador con oce el docum ento a partir del m om ento
en que se siente seguro de no haber olvidado nada porque sabe que ha realizado
una observación m inuciosa. Entonces puede pasar a la etapa siguiente del análisis
iconográfico.
Si en la primera etapa se trataba de dar cuenta cabal del aspecto físico global
del docum ento, en la segunda el investigador se confronta de m anera directa con
lo que se halla representado en la iconografía.
El análisis iconográfico de una imagen nunca se efectúa de un sólo golpe. Un
vistazo nunca será suficiente para cap tar los elem entos que com ponen la obra, ni
la red de relaciones en que ésta se halla inscrita.
Por este cam ino, pueden identificarse tres grandes m om entos en esta segunda
etapa del análisis iconográfico:
• antes que todo, debe realizarse un trabajo de nom enclatura;
• enseguida, hay que describir,
• y, sólo al final, se pasará a la etapa de identificación de las significaciones
del docum ento.
A con tinu ación se tratará por separado cada uno de estos m om entos.
L a nom enclatura
A primera vista se trata de una operación de exclusivo carácter descriptivo. En
efecto, el objetivo de esta etapa consiste en inventariar todos los elem entos que
com ponen el docum ento iconográfico objeto de estudio. Sin embargo, en la prác-
97
L a fic h a d escrip tiv a
En la ficha descriptiva se presentan, en orden m etódico, el conjunto de datos factuales recogidos por el
investigador sobre una obra. El modelo que se propone enseguida sólo contiene las rúbricas esenciales; se
obvian en él las particularidades relativas a los diferentes tipos de docum entos iconográficos; por ejemplo, no
se indica la manera de describir el soporte técnico de la obra o de transcribir las inscripciones que figuran en
un cuadro, en un dibujo, en una escultura, entre otros. En m uchos catálogos de exposiciones se ofrecen
excelentes ejemplos sobre la m ateria, que el investigador utilizará según sus necesidades.
1 1 . Bibliografía 1 2 . E xp o sicio n es
Se citarán las diversas exposiciones en las que el
docum ento ha sido presentado.
5. La exp resió n ronde-bosse carece de eq u iv alen te en español y significa los elem entos d e co ra
tivos que ro d ean una escu ltu ra, por ejem plo unas h ojas de parra que ciñ en una co lu m n a . [N. del T ] .
98
tica de esta primera aproxim ación se superponen dos m om entos de observación
descriptiva, a saber:
- En un prim erm om ento, basta la experiencia personal para percibir los elem en-
tos identificables de modo inmediato. Poco importa que el docum ento sea una
publicidad contem poránea o un grabado del siglo xvi, lo que allí se reconoce de
manera inmediata puede ser un hombre o un animal, un navio o una planta.
- En un segundo m om ento se refina este primer nivel de observación. A llí c o
mienza en verdad la identificación de los com ponentes de la imagen. El asunto
puede ilustrarse co n un ejem plo muy simple. La experiencia personal no suele
representar ninguna ayuda para saber si el som brero que luce un personaje
m asculino es un tricornio, una chistera, o un clac. Por ello, en esta segunda
etapa se requiere la utilización de obras de referencia. Estas son numerosas y
diversas6: enciclopedias generales y especializadas; diccionarios antiguos; his-
torias del vestido, de la marina, de las armas, del mobiliario, etc. Por sorpren-
dente que pueda parecer, es muy raro que el objeto de la imagen no correspon-
da a un térm ino de uso descrito y docum entado en una obra de referencia.
Esta etapa de docum entación será más o menos larga según la cantidad y com
plejidad de los elem entos que entran en la com posición iconográfica; sin embargo,
es indispensable rematarla. ¡Se com prende sin dificultad que una identificación
deficiente de los elem entos impedirá proponer una significación segura!
L a descripción
Aunque en el análisis iconográfico propiam ente dicho esta etapa es interm e
dia, ella resulta indispensable com o trabajo preliminar de toda interpretación.
D urante la descripción se trata de analizar el docum ento com o un todo, plan
teándose com o objetivo el percibir su significación de conjunto. Este sentido se
descubre cuando se identifican los vínculos que unen los elem entos que han sido
inventariados en la etapa precedente, por ejem plo: las actitudes y las relaciones
que rigen los com portam ientos de los personajes; los vínculos de edad y de condi
ción social; las expresiones de los personajes y la atm ósfera de con ju nto que se
respira en la escena (alegría, tristeza, etc.).
El trabajo de descripción no implica la utilización de obras de referencia en
particular. Sin embargo, exige del investigador un razonam iento lógico y un proce
dim iento coherente.
6. H oy por hoy existen en soporte e le ctró n ico varias en ciclo p ed ias y d iccionarios esp ecializa
dos. U n cierto n ú m ero de estas obras pueden co n su ltarse en el sitio A re History Resources on che Web
en la d irecció n w itco m b e .sb c.e d u /A R T H L in k s.h tm l.
99
acontecim iento vivido por el autor del docum ento, un vestido, etc. Aunque el
docum ento sea rico en datos pertinentes, para su com prensión se recom ienda con-
sultar otras fuentes de inform ación con la mira de enriquecer el procedim iento de
identificación de sus significaciones.
Los vínculos pueden establecerse casi de inmediato cuando se trata de temas
fácilm ente identificabas: una crucifixión, una batalla célebre o un episodio histó
rico reciente. Aquí la cultura general del observador es suficiente para descubrir la
relación entre la fuente de inspiración y la imagen que figura en el docum ento. Sin
embargo, com o no siempre este es el caso, la etapa de identificación puede requerir
investigaciones largas y minuciosas.
Se considerarán dos casos. Si el docum ento es un grabado o una fotografía
antigua en que se ilustra un hecho particular (huelga, catástrofe, acontecim iento
político) hay que hacer una investigación en los archivos y en los periódicos para
determ inar el origen y el desarrollo del hecho en cuestión, con el fin de precisar el
m om ento específico que aparece registrado en el docum ento. En el caso de un
texto literario es indispensable verificar el grado de adecuación entre la edición
correspondiente y la imagen del docum ento. Las distancias resultantes son con
frecuencia significativas y no siempre dependen de la improvisación o de la n atu
raleza de la inspiración del creador.
El estudio de la simbología que aparece contenida y expresada en la imagen de
un docum ento es otro aspecto del trabajo de identificación. El investigador proce
de entonces a poner en relación la imagen con un con cepto, por ejem plo el de la
justicia, el de la libertad o el de la fe; en este caso, una investigación bibliográfica
resulta pertinente cuando no indispensable. D iccionarios de símbolos, tratados
acerca de los atributos propios de un personaje u obras de heráldica pueden ser de
gran utilidad.
Aunque las recom endaciones para una buena interpretación del docum ento
iconográfico pueden variar hasta el infinito, existe un punto de convergencia:
deben evitarse a toda costa las conclusiones prem aturas.
C ontextualización restringida
M ediante ella se trata de retomar la ficha descriptiva del docum ento allí donde
la observación primera la había dejado. En esta etapa se busca determ inar aquello
100
que se halla ausente del docum ento y de lo que sin embargo éste depende en alto
grado.
- En el caso de un cuadro, de un grabado, de una escultura, etc., deben buscarse
los dibujos preparatorios de la obra final, los estudios de com posición, y a falta
de ellos, deben ordenarse análisis de laboratorio (radiografías, fotografías al in
frarrojo, etc.);
- se averiguará si el docum ento es producto de diversas influencias o sí se inspira
en un modelo determinado. ¿Acaso se trata de un mosaico de préstamos? ¿Acaso
es el resultado de un encargo formulado con ciertas y determinadas condiciones?
- Se reubicará el docum ento aislado al interior de una secuencia más amplia, tal
y com o ocurre con un cuadro de una serie de obras cuyas imágenes carecen de
méritos estéticos destacados, o un docum ento publicitario en relación con la
evolución de un tema.
A quí se trata sólo de seguir algunas pistas, puesto que las fuentes anteriores y los
lazos de dependencia de un docum ento son a no dudarlo numerosos y variados, al
punto de poderse decir que el procedim iento de contextualización restringida co n
siste en algo así com o desenrollar una película para localizar las secuencias p rece
dentes y subsiguientes a aquella que nos interesa.
La contextualización am pliada
Se la debe basar en el trabajo precedente con el propósito de que la supere.
A quí el desafío consiste en evidenciar las maneras en que los contextos político,
económ ico, social, cultural e ideológico se expresan y se particularizan en un do
cum ento individual. D icho en otros términos, se trata de probar la historicidad de
un docum ento, de destacar lo que en él pertenece a una época, a un m om ento
circunstanciado susceptible de ser fechado con base en su contenido -variacion es,
escenas, personajes-. De esta m anera, el docum ento se analiza com o un síntoma,
com o un arquetipo de los con textos que posibilitaron su aparición y que se co n
densan en éste de una forma peculiar.
Aquí el investigador se ocupará por ejem plo del creador del docum ento, em pe
ñándose en identificar las redes sociales en que se ubica e interrogándose en parti
cular sobre la influencia de su medio cultural y social en su m anera de afirmarse por
medio de la imagen.
U na vez más, se debe recordar que es posible plantearse interrogantes hasta el
infinito. La calidad, riqueza y pertinencia del procedim iento de interrogación
dependen de la perspicacia, erudición e inteligencia del investigador.
En esta etapa del procedim iento de análisis, los instrum entos de trabajo son
muy variados. Lo que se busca es docum entar de m anera exhaustiva las coyunturas
históricas en el m om ento de la producción del docum ento original. En el esquema
que figura a con tinu ación se recapitulan y sintetizan los m om entos cruciales del
procedim iento descrito.
101
Análisis de un documento iconográfico
Cuadro recapitulativo
E ta p a s ¿Q u é h a ce r? ¿C ó m o h acerlo ?
102
una época en una historia acontecim ental de la ciudad de Q u ebec a finales del
siglo xx, en particular la del barrio San Salvador. Así, después de haber estudiado
un docum ento iconográfico significativo en sí mismo, el investigador puede in te
rrogarlo en función de sus objetivos específicos de investigación.
A quí sólo se emprenderá un análisis iconográfico stricto sensu. Los principales
aspectos que se abordarán son tres: nomenclatura y descripción; identificación de las
significaciones; contextualización. D e manera deliberada, no se incluye la ficha des
criptiva del M onum ento Short'Walick. Com o se ha dicho más arriba, sólo se trata de
ilustrar el itinerario posible del procedimiento analítico. Sobre todo, no se trata de
volver este ejemplo particular en un caso típico susceptible de generalización.
La nomenclatura y la descripción 7
El monumento a la memoria del mayor Charles Joh n Short y del sargento George
Waíick fue concebido para ser visto en posición frontal (ver figura 1). Se presenta como
un conjunto organizado y homogéneo de dos bustos de medio cuerpo que coronan un
pedestal, y de una figura femenina sentada, que se apoya en la base del pedestal.
El pedestal de plano cuadrado se com pone de tres partes. La base con un pelda
ño ocupa un tercio de la altura total. En el centro, sobre una plancha sin grabar, se
en cu entra una placa de bronce en la que se lee la siguiente inscripción:
To the M em ory o f /M a ja r C h a r le sjo h n Short, A.D. C ., an d Sergeant G eorge W alick
/ “B ” Battery Regiment C an ad ian Artillery / 1889. Lost T h eir Lives, W hilst in the
P erform ance o f T heir D uty.1891 / at the G reat Fire in St-Sauveur 1 on T hu rsday the
16th o f M ay 1 8 8 9 . / This M onum ent is E rected by the Citizens o f Q u ebec / in G ratefu l
R em em bran ce o fT h e ir N oble and H eroic C on duct
[A la m em oria de / M ayor C harles Jo h n Short A . D .C .y del Sargento G eorge W alick
/ B atería “B" del Regimiento de la Artillería C an adiense / 1889. Q ue perdieron sus vidas
en cumplimiento de su deber. 1891 1 en el gran incendio de San S alvador / el jueves 16 de
m ayo de 1889. / Este m onum ento fu e erigido por los ciudadanos de Q u ebec / en recuerdo
agradecido de su noble y heroica conducta.]
El cubo que constituye la parte central del pedestal es achaflanado. Soporta
una cornisa moldurada, separada del cubo por un hilo de bronce.
C oron an el pedestal dos bustos de medio cuerpo en ron de-bosse8 con la parte
correspondiente de los brazos. El primero es un m ilitar en uniform e de gala, ves
tido co n una capa de alamares y cuello alto. U na casaca de gruesos botones cae
sobre su hom bro derecho. El rostro, m inuciosam ente detallado, revela el carác
ter decidido y elevado del personaje: mirar directo y derecho, rasgos finos y
angulosos, cabello corto y bigote. El segundo militar, ubicado hacia atrás y a la
derecha del primero, se diferencia de él por dos detalles mayores. Por un lado, los
rasgos de su rostro son más juveniles; por el otro, en lo simple de su uniform e se
adivina un grado inferior.
7. Estas dos etapas, que suelen presentarse por separado, se han reagrupado en una sola, en
aras de la simplificación y ante la escasez de elementos constitutivos de la obra.
8. Ver la nota 5 del presente capítulo [N. del T).
103
La figura fem enina está sentada en el borde saliente ubicado al com ienzo de los
chaflanes del cubo; sus pies reposan sobre la parte superior de la plancha sin grabar.
Viste cam isón con escote al sesgo, ceñido a la cintura; una tiranta se desliza por su
hombro izquierdo descubriéndole parcialm ente el seno. Gira su cuerpo hacia la
derecha para presentar el asta de una bandera a la derecha de los dos militares,
envolviéndolos de esta manera con el pendón. La postura de la cabeza echada
hacia atrás acom paña esta fuerza ascensional. El rostro agraciado y la cabellera
recogida hacia arriba en un moño detrás de la cabeza. Esta última se halla ceñida
por una co ro n a que im ita un a rtefa cto form ado por una serie de alm enas
entrecortadas por torres. Para hacer contrapeso al m ovim iento hacia la derecha, la
figura fem enina se apoya con la mano izquierda sobre un escudo de forma triangu
lar (ver la figura 2). En el corazón circular de este escudo aparece otra figura fem e
nina sentada señalando el panorama con el brazo izquierdo. Su brazo derecho, que
se apoya sobre un escudo adornado con un león, sostiene un cuerno de la abun
dancia. A sus lados se encuentra una colm ena, y a sus pies, un castor. Dos hojas de
arce entrecruzadas y anudadas con un cordón adornan la punta de este blasón,
m ientras que algunos tréboles trilobulados ocupan los flancos y los cantones dies
tro y siniestro.
Por último, hay que precisar que el m onum ento esta firmado y datado sobre el
drapeado del cam isón que cae por encim a de la plancha sin grabar: “L. P. H ébert /
1 8 9 1 ”.
104
a la madrugada. La explosión no se produjo en una de ellas. S in embargo, el barril
explotó en el m om ento en que el mayor S h o rt y el sargento W alick entraron para
verificar el estado de la m echa: el primero murió instantáneam ente; el segundo,
algunas horas más tarde en el hospital.
Falta el personaje fem enino. Sus atributos perm iten afirmar que se trata de una
figura alegórica:
• La corona corresponde a un modelo bien definido cual es el de la corona mural
de un escudo de ciudad.
• El escudo (véase la descripción, figura 2): el corazón corresponde al distintivo
de la ciudad de Q uebec, conform e fue dibujado por Joseph Légaré y aceptado
por el C onsejo M unicipal el 24 de mayo de 1834. Los tréboles corroboran la
interpretación de con ju nto del m onum ento. Las formas trifoliadas se utilizan
en el arte cristiano para simbolizar la Trinidad. En este caso, se trata de una
trinidad profana conform ada por la ciudad de Q uebec, el mayor Sh o rt y el
sargento W alick.
La figura fem enina es un interm ediario físico y simbólico a un mismo tiempo.
Por su representación de cuerpo entero (que la hace más parecida a los humanos)
y por su ubicación entre el espectador y el objeto de su ideal (los personajes repre
sentados en busto que coronan el m onum ento). En estas condiciones, la clave
principal que perm ite un descifram iento exacto de la disposición del co n ju n to de
la obra. A l elegir este m onum ento, los ciudadanos de la ciudad de Q u eb ec testi
m oniaron su reconocim iento a los dos militares muertos en el incendio del barrio
San Salvador, el 16 de mayo de 1889. El 2 de diciem bre de 1890, el escultor Louis-
Philippe H ébert (1 8 5 0 -1 9 1 7 ) recibió el encargo para hacer la obra. C oncibió un
con ju nto en que la ciudad de Q uebec, bajo la forma de una figura fem enina que
simboliza la totalidad de los ciudadanos, abraza a los dos héroes en los pliegues de
una bandera que les extien de para acogerlos en su seno.
L a contextualización
L a contextualización restringida
105
• D eterm inar si existe un contrato que obligue al escultor con la persona o en ti
dad que hace el encargo. ¿Cuáles son las exigencias que figuran en tal contrato
acerca de los planos de la iconografía, las dimensiones, el emplazamiento, en
tre otras?
• U bicar el presupuesto. En muchos casos, un m onum ento es objeto de dos pre
supuestos independientes. La ejecución del pedestal, incluso la concepción del
mismo, se le suele encargar a un arquitecto.
106
C on respecto a la ejecu ción:
• ¿La obra fue fundida por el artista? ¿Acaso la ejecu ción del trabajo se le en car
gó a un artesano especializado? (Louis- Philippe H ébert solía mandar fundir sus
esculturas a Francia.)
L a contextualización am pliada
Aunque el m onum ento puede ser considerado desde m uchos puntos de vista,
aquí se proponen cuatro, que se relacionan con los siguientes aspectos:
1. El artista
• Precisar qué lugar ocupa la obra en la carrera de Louis-Philippe Hébert.
• Establecer cóm o se incorpora esta obra en la historia del arte local.
• Precisar el lugar que ocupa el artista en su época y en su medio.
107
Figura 1
El M onum ento Short-Walick
Louis-Philippe H éb ert, M onum ento Short-Walick, 1 8 9 1 , Q u e b e c (Plaza Jo rg e V ), b ro n ce
(Fo to g rafía: A rch iv o de la C iudad de Q u e b e c, n egativo 1 4 6 6 6 ).
Figura 2
El M onum ento Shon-W alick
D etalle del escu do
(Fo to g rafía: D id ier Prioul)
F ig u ra 3
E u g én e-E tien n e T aché
P ro y e cto para el m o n u m en to
S h o rt'W a lick
E u g é n e -E tien n e T ach é, Proyecto para el m onum ento Short-Walick, 1 8 9 0 , plum a y tinta negra sobre papel
cebolla, Q u eb ec, A rch iv o N acio n al de Q u eb ec, inventario p. 2 8 6 , fol. 3 0 2 (fotografía: D idier Priou l).
Capítulo 5
1. Q u é es u n ob jeto
* C arolin a V anegas C a rra sco , Á ngela G óm ez Cely y Ju a n R ica rd o Rey M árq u ez, in v estig a
dores de la C u rad u ría de a rte e h istoria del M u seo N a cio n a l de C o lo m b ia, co lab o raro n en la revisión
té cn ica del presen te cap ítulo.
1. C h arles-É d ou ard Le C orbusier,Le modulor: Essai sur une mesure harmonique á l'édielle húmame
appíicable universellement á lamécanique, 2gedtión, París, D en oel-G on th in er, 1 9 7 7 [ 1 9 4 8 ] , 221 p., il., fac-
sim, col. “B ibliothéques m éd itatio n s”, 108. Trad. al español: El modulor: ensayo sobre una medida armó
nica a escala humana aplicable umversalmente a la arquitectura y a la mecánica. T rad u cció n del francés por
M a rta L ló ren te. A rg an d a del Rey (M ad rid ): A postrofe, [ 2 0 0 5 ]. 2 v. (2 6 1 , 3 4 4 p .), il-, 15 x 15 cm .
111
para algunos expertos inspirados en una visión ciertam en te más amplia del o b
je to , com o ocurre con Pierre Boudon, un avión o un autom óvil pueden ser c o n
siderados com o o b jeto s2-
A braham M oles por su lado introduce un aspecto capital cuando considera la
intervención humana. Según él, un objeto es un “elem ento del mundo exterior
fabricado por el hombre, que éste puede tomar o m anipular”3. Así, com o él mismo
lo precisa, “un hacha de sílex es un objeto, m ientras que el sílex no lo es” y agrega
que en última instancia una piedra puede convertirse en objeto cuando se la pro
mueve al rango de pisapapeles.
Vale la pena retener los siguientes elem entos de la definición de objeto:
• Puede decirse que hay objeto cuando éste es móvil e independiente, no siendo
indispensable un límite de tam año o volumen.
• De la misma m anera, puede aseverarse que hay objeto cuando éste es el resul
tado de una intervención hum ana, por mínima que pueda parecer.
• Finalm ente, puede afirmarse que hay objeto cuando éste posee un uso y una
función.
112
decirse que el objeto es doblem ente significativo en sí mismo: en relación co n el
sistem a de objetos y co n el sistem a cultural en que se encuentra ubicado.
De esta breve discusión emerge un principio rector, a saber: en todo procedi
m iento analítico el objeto debe ser considerado en el aspecto material y formal así
com o en el aspecto simbólico, teniendo siem pre presentes las relaciones dinám i,
cas entre estos aspectos. D e la misma m anera, el análisis del objeto exige que se
consideren los factores externos (denominados am bientales) que pueden haber
influido sobre él. En otras palabras, si la observación formal constituye un m om en
to importante del proceso de análisis del objeto, el estudio antropológico y socioló
gico de este objeto tam bién resulta fundamental. El procedim iento de análisis se
torna cada vez más com plejo a medida que el investigador establece relaciones
dinám icas entre varios niveles de lectura y de apreciación del objeto.
En la siguiente sección se propone un m étodo fecundo y operativo de análisis
del objeto en que se respeta el criterio central de considerarlo en su doble dim en,
sión m aterial y antroposociológica.
113
En conjunto, este método puede equipararse con un esquema óptimo de lectu
ra del objeto. Tal esquema contiene la gama de los principales aspectos que pueden
considerarse en el m om ento del análisis, precisando de antem ano que sólo en raras
ocasiones se hallan todos reunidos. A bierto y com plejo, este m étodo de lectura del
objeto se presta para ser utilizado de forma parcial, en función de los propósitos del
investigador y de los objetivos específicos de su trabajo. Com binado con un ejerci
cio de contextualización, permite situar al objeto en conjuntos cualitativos cada
vez más amplios.
En el m étodo propuesto se sugieren tres niveles de lectura del objeto. A cada
escalón de la pirámide le corresponde uno de estos niveles, cada uno de los cuales
tiene una existencia propia y autónom a y hace referencia a elem entos de inform a
ción y contextualización equivalentes y com parables en im portancia.
La interpretación del objeto com o un fenóm eno social total obliga al investi
gador a realizar una lectura vertical de la pirámide, y lo constriñe a considerar cada
uno de los niveles de análisis, con la finalidad de reconstituir el medio que rodea al
objeto e identificar al m áximo los significados que com porta este medio. Si los
objetivos del proyecto (o las lim itaciones docum entales) pueden persuadir al in
vestigador a privilegiar un ángulo de análisis, la calidad de la interpretación del
con ju nto reside sin embargo en las relaciones dinám icas que se establezcan entre
todos los elem entos de todos los niveles.
H echas estas precisiones, ha llegado el m om ento de profundizar en cada uno
de los lugares de observación que sugiere el m étodo.
El objeto
El primer m om ento del procedim iento de análisis y el primer nivel de lectura se
relacionan con el objeto propiam ente dicho, sin la m enor duda.
En este caso, el cuestionario que utiliza el investigador tiende a hacer em erger
las características morfológicas y estilísticas del objeto, el género y el tipo a los
cuales pertenece, sus técnicas de con stru cción , sus usos y funciones primarias y
secundarias, su procedencia y modo de adquisición, los usos que ha recibido en
diferentes lugares y tiempos, sus relaciones con otros objetos. En la figura 2 se
enum eran los elem entos de inform ación que resulta pertinente averiguar acerca
del objeto, partiendo de las preguntas apropiadas. En conjunto, estas inform acio
nes permiten clasificar el objeto en un encadenam iento taxonóm ico. De igual
manera, perm iten identificar, de modo preliminar aunque significativo, algunas de
sus condiciones simbólicas intrínsecas. N o es seguro, sin embargo, que los elem en
tos de inform ación que aparecen en cada una de las secciones del círculo represen
tado en la figura 2 permitan encontrar todos los valores con los que ha sido inves
tido el objeto. Por lo demás, es evidente que estas cuestiones no pueden formularse
de manera m ecánica a todos los objetos, y tampoco pueden conducir a una lectura
que refleje la totalidad de ese objeto.
En vista de todo lo anterior sería imprudente callar una recom endación, válida
en todas las etapas del análisis. En la práctica, el investigador dirige su atención
hacia aquellos elem entos descriptivos que se relacionan con sus objetivos de inves-
114
Figura 2. Interrogar el objeto
■CI>«a(s) de
>n^ c iñ n Vue*^>nSk!mda8
ócnipoS' c_____________
Objeto
tigación. Por formal que pueda llegar a ser, el análisis de un objeto siempre se halla
asociado con unos fines precisos de investigación. De hecho, existe un vínculo y
una concordancia continua entre las preocupaciones intelectuales del investiga
dor, su procedim iento de análisis del objeto y los objetivos que persigue con su
proyecto de investigación. U n procedim iento global de análisis (y de co n -
textualización) en cu en tra su unidad, su coherencia, su justificación y su perti
nencia en las preocupaciones intelectuales del investigador y sólo en ellas. Sin
duda, estas preocupaciones, restringidas por definición, m arcan los límites de un
procedim iento de análisis. Sin embargo, el investigador no tiene porqué cargar
con las consecuencias de la naturaleza limitada de su procedim iento, siempre y
cuando sea consciente de ello y lo declare con franqueza. Por lo demás, es imposi
ble e impensable extraer la totalidad de los m ensajes potenciales que porta un
objeto. Por ello, es apenas natural que el investigador quiera instalar su trabajo en
un co n texto particular de significación, limitándose a considerar una sola faceta
del objeto.
115
Figura 3. Algo más sobre los productores del objeto..
P ro p ie ta rio s
propietarios, de otra. Las inform aciones recogidas en este nivel son fundamentales,
pues en ellas se narra la vida del objeto, se docum enta la historia de su creación y de
su utilización, así como sus eventuales reutilizaciones. Esta información permite
asociarlo con una serie de objetos similares o directam ente complementarios. A par
tir de este m om ento se torna posible identificar las áreas de circulación del objeto y
establecer con mayor claridad los sentidos que se le atribuyen. Docum entando de
m anera adecuada el contexto de adquisición del objeto, las intenciones y m otivacio
nes de la persona que lo adquirió, y aún más, la forma en que el productor entendió
las necesidades y el encargo de su cliente, el investigador podrá proceder a un análisis
mucho más creíble y coherente de la pieza objeto de su interés, diferenciando de
modo más informado las funciones utilitarias, estéticas y simbólicas del objeto.
Los datos más útiles que deben recogerse sobre los productores (ver figura 3) se
relacionan con edad, escolaridad, form ación, influencias recibidas, carrera profe
sional, fuentes de inspiración, técn icas de fabricación, etc. Estos datos son deter
minantes a la hora de ofrecer una eventual definición de las corrientes estéticas y
artísticas o de las cadenas tecnológicas que influyeron en el diseño y producción
del objeto estudiado. Estos datos tam bién perm iten identificar ciertas causas direc
tas de la existencia del objeto (¿resultado de un encargo específico?, ¿estrategia de
un artesano para diversificar su producción?, ¿producto de la experim entación?,
entre otros). Todas las anteriores inform aciones perm iten contextualizar m ejor las
cualidades intrínsecas del objeto.
C on los datos relacionados con los propietarios (ver figura 4) se busca retener
ciertos elem entos descriptivos de primera mano para una eventual identificación
de los usos y de las funciones sim bólicas del objeto. D e hecho, existe una relación
estrecha entre las características distintivas de la persona que detenta un objeto
(origen étnico, edad, personalidad, situación m aterial, estatus social, redes a las
que pertenece, entre otros) y el sistema sociológico de los significados en los cuales
el objeto ha sido emplazado. A través de este cuestionario el investigador busca
docum entar cada vez m ejor el conju nto de m otivaciones que explican la adquisi
ción de un objeto por parte de su propietario.
117
hender el sentido co n el que se halla investida la pieza. Lo mismo ocurre con
un libro que, según se lo encu entre en una biblioteca pública, en una sala
elegante o en el cuarto de un universitario, en una institución financiera o en
una estación de transporte público tendrá significados diferentes en relación
con universos simbólicos distintos.
• El tiempo y las temporalidades, es decir los co n textos tem porales de evolu
ción del objeto (lo cotidiano, los ciclos estacionales, los ciclos humanos de
vida, entre otros por una parte, y los tiempos propios del objeto (de su fabrica
ción y tam bién de sus usos, de sus funciones utilitarias y simbólicas, y finalm en
te de sus valores agregados).
• Los medios sociales, es decir el espacio-relacional en el seno del cual evolucio
na el objeto: el individuo en sus relaciones sociales: familia, vecindario, grupos
de pertenencia, sean de tipo asociativo, profesional, religioso, étnico, entre otros.
• Los valores culturales, es decir el sistem a im plícito de representaciones en
que ha sido emplazado el objeto, en pocas palabras, el im aginario co n que
éste se halla investido, que puede ser el de un sistem a social, una ideología,
normas y códigos, ritos y costum bres, creencias y fiestas, etc. Así, una hoz y un
martillo colocados sobre un pedestal evocarán representaciones que pueden
ser resultado de consensos que sólo en contrarán su significación definitiva en
la medida en que sean contextualizados en relación co n la figura visual que se
ha dado una sociedad política - e n este caso la identificación de esta sociedad
con los ideales del comunismo.
Hay que precisar que aquí apenas se ha esbozado el contenido de estos cuatro
con textos de significación, y que por ello este contenido no es exhaustivo ni se ha
circu nscrito de una vez por todas. Por lo demás, en la práctica del análisis estos
cuatro contextos deben perm anecer abiertos, en relación estrecha unos con otros,
sin que ninguno de ellos se vuelva exclusivo. La riqueza del análisis de un objeto
material depende del dinamismo de las relaciones que se logren establecer entre los
elem entos de los contextos.
El m étodo propuesto tiene la doble función de ser un marco conceptual y un
cuestionario elem ental. Es flexible porque es adaptable (en todo caso debe ser
adaptado) a toda circunstancia, según el objeto, la curiosidad o la m eta de investi
gación propuesta. En estas condiciones, al investigador le resultará cóm odo m o
verse dentro de los límites de este m étodo. Am pliará o restringirá el ángulo de su
mirada, u optará por efectu ar las com binaciones que a su criterio resulten más
pertinentes, según los tem as que se plantee o los o b jeto s que seleccione. Tendrá
libertad para privilegiar los aspectos tangibles o intangibles, materiales o inmateriales,
explícitos o implícitos del objeto. Podrá privilegiar la consideración, bien de su
materia, bien de su función evocadora, o de sus valores simbólicos. Así, este m éto
do hace posible un cuestionam iento óptimo del objeto que se coloca bajo la pers
pectiva de miradas cruzadas desde diferentes ángulos de observación. Se busca en
primerísimo lugar que el o b jeto libere la quintaesencia de sus m ensajes. Ninguna
aplicación m ecánica será válida: toda intervención supone buen juicio e idonei
dad. En estas condiciones, el m étodo y el cuestionario que éste supone pueden
permitir leer el objeto, leer a través del objeto y hacerlo hablar.
118
Capítulo 6
D esde siempre, los hom bres han in ten tad o representar el espacio donde viven
y se desarrollan. P oco a p oco, los m apas se fueron revelando com o un m edio de
singular atractiv o para ilustrar los paisajes y las com arcas conform e a su existen cia
real, tal y com o se deseaba que fuesen, y tam bién según las con cep cion es de viaje
ros, cartógrafos y gobernantes.
De h ech o , un m apa no es o tra cosa que un soporte de rep resen tación del espa
cio, un ojo m ágico a través del cual se pueden percibir las aspiraciones razonables,
visionarias e idealistas de una sociedad política.
E n este capítulo se quieren evidenciar las posibilidades que ofrece el m apa an
tiguo com o fuente d ocum ental para investigaciones de ca rá cte r histórico (sección
1). De la misma m an era, se presenta un m étodo de análisis y validación del mapa
antiguo, tom ando com o fundam ento un ejercicio amplio de contextualización (sec
ción 2 ). Este m étod o se respalda e ilustra con el m apa del Bajo C anadá levantado
por Joseph B o u ch e tte en 1831 (sección 3) ’•
En tre las tendencias más destacadas que desde h ace unos veinte años informan
la ren ovación de las investigaciones en ciencias hum anas hay una que es c a r a c te
rística, que se m anifiesta en la m ayoría de los investigadores y que se halla asociada
con la relación que estos últimos establecen con los docum entos. A lgunos investi
gadores han explorado nuevas fuentes. D esde los años 1970 por ejemplo, los h isto
riadores han venido m anifestando un interés crecien te por los registros notariales;
otras veces, han recon ocid o el valor de los testim onios orales. Por su p arte, los
etnógrafos se h an orien tad o cada vez más h acia los docum entos autobiográficos,
co n la finalidad de reconstituir universos m ateriales desde la óptica de las prácticas.
N um erosos investigadores han em prendido una relectu ra crítica de los d ocu m en
tos tradicionales co n la perspectiva de aplicarles cuestionarios diferentes. Así, los
diarios de viaje o de exploradores han dejado de ser utilizados para reforzar la im a
gen de personalidades convertidas en héroes. El valor descriptivo, en otras pala
bras, la dim ensión etn ográfica, ha justificado la consulta de estos docum entos. Sin
l. En este capítulo se retoma, unas veces de modo integral, otras, en forma condensada, el
contenido de una obra de Claude Boudreau titulada, Ü!nalyse de la carte ancienne, essai méthodolologique:
la carte du B a s-C a na d a de 1831 de Joseph Bouchette, Quebec, CELAT, 1986, vii-169 p., il., cuadros,
bibliog., col. “Rapports et mémoires de recherche du CELAT", N° 7.
119
em bargo, los investigadores que utilizan estos m ateriales no han tardado en identi
ficar ciertos problemas m etodológicos m ayores que plantea el tratam ien to de los
diarios de viaje. A unque es indudable que estos docum entos ofrecen descripciones
únicas, no es m enos cierto que revelan casi siempre un sólo punto de vista, una
p ercep ción única y particular. A l o tro , es decir aquel que es descrito, no se lo
con sid era sino a partir de una individualidad, y a través de esta individualidad, en
sus con ocim ien tos, sus experiencias e incluso en sus valores.
C o n escasas diferencias, se trata de lo m ismo que plantea la utilización del
m apa antiguo. En efecto, este últim o es un instrum ento de identificación, de des
cripción, de delim itación y, en rigor, de apropiación. Se trata de un instrum ento de
poder. Para co n v en cerse es suficiente co n statar el gran núm ero de m apas en carg a
dos por el gobierno colom biano para co n o cer m ejor sus posesiones, el estado de
desarrollo del territorio bajo su control, la localización de los establecim ientos m i
litares, com erciales y civiles, etc. El m apa antiguo es un m aterial histórico de rique
za extraord in aria, in fortunadam ente mal aprovechado. Ya desde los albores de los
años 1 9 8 0 algunos trabajos de archivística revelaron la existen cia de num erosos
d ocu m en tos cartográficos antiguos, cuyo deterioro se atribuía más al tiem po que a
la m anipulación hum ana, lo que no deja de producir estupor2-
A unque el m apa antiguo representa un medio para co n o cer el pasado, su valor
perm anece desconocido. Frangois de Dainville escribía al respecto: “ [el m apa an ti
guo aporta] una multitud de inform aciones localizadas, una síntesis de hechos y de
relaciones sobre toda clase de objetos, bosques, rutas, industrias, instituciones mili
tares, civiles y religiosas”3. En el m apa antiguo tam bién se revela el c o n te x to social,
político y e co n ó m ico de una ép oca. Es lo que deja en ten d er G eorges Kish al in ti
tular su obra La carte, image descivilisations 4 [El m apa, imagen de las civilizaciones].
C laude Raffestin va más lejos al calificar el mapa com o un instrum ento de poder y
del poder, una rep resen tación del espacio que tradu ce a un m ismo tiem po p ercep
cion es e intenciones por parte de sus autores5^
A unque el valor del m apa antiguo está fuera de duda para algunos, perm anece
confinado co n alta frecu en cia a un uso restringido, de ca rá cte r ilustrativo, cuando
no reducido a la m era d ecoración . Por ello, la afirm ación de Yves Tessier conserva
toda su vigencia cu an d o estim a que “el problem a del m apa antiguo gira alrededor
del escollo que plantea la credibilidad del d o cu m en to 6”. En efecto, del exam en de
2. J. Brian Harley, “Ancient Maps: Waiting to Be Read”, Geographical Magazine, vol. 53, 1981,
p. 313-317.
3. Le Langage des géographes, termes, signes, coleurs des cartes anciennes, París. Picard, 1964, xx-
384 p., il., mapas, facsim., p. v i i i .
4. París, Seuil, 1980.
5. Ver su obra Pour une géographie du pouvoir, prefacio de Roger Brunet, fotografías de Cyril
Kobler, París, Litec, 1980, x-249 p., il., bibliog., col. “Géographie économique et sociale", N° 13.
Joseph Bouchette, A Topographical Dictionary of the Province of Lower Canada, London, Longman,
Rees, Orme, Brown, Green and Longman, 1832, 358 p.
6. “La carte ancienne et l'automation”, mémoire de maitrise, Quebec, Universidad de Lava!,
Departamento de Geografía, 1971, p. 40.
120
un mapa antiguo surgen buen núm ero de interrogantes. Así, un mapa de 1755 en
que se ofrece inform ación sobre el año de 1712: ¿representa la realidad de 1755 o
bien la de 1712? ¿A caso se describe en él una situación real o más bien se trata de
una proyección del autor? ¿Acaso la selección de los elem entos cartografiados se
halla en fu nción de los conocim ientos del autor, de las exigencias del destinatario,
o de ambos? Estos interrogantes y m uchos otros a los cuales resulta muy difícil
responder explican quizá el papel limitado del mapa antiguo en la investigación
histórica.
De hecho, no existen demasiados métodos de análisis y validación del mapa
antiguo. En el análisis de su contenido se debería, desde el com ienzo, echar mano
de una m etodología propia, con la finalidad de desentrañar m ejor su valor docu
m ental, funcional e ideológico. Por otra parte, el mapa antiguo debería constreñir
al investigador a dotarse de un lenguaje científico de carácter operativo con el
objeto de proceder a una lectura precisa de este docum ento específico.
En la sección siguiente se le presenta al joven investigador este m étodo y este
lenguaje.
Leer un mapa antiguo no consiste sólo en enterarse de las inform aciones evi
dentes que figuran en él. Se trata más bien de considerarlo com o testim onio de una
época, de intentar com prender por qué una m ención figura en él y por qué otra
no. El desafío consiste en penetrar su contenido, con la expectativa de captar los
m ensajes ideológicos que atraviesan el con ju nto de detalles que lo constituyen.
Sólo el título del artículo d e]. B. Harley, m encionado más arriba, ilustra bien la
aparición de nuevas preocupaciones en historia de la cartografía durante los ú lti
mos años. Trabajos recientes en el cam po de la cartografía antigua subrayan el
contenido docum ental y socio-ideológico del mapa, sin desdeñar ni m ucho menos
el estudio de la evolución de las técnicas cartográficas (detalles y forma del dibujo,
símbolos, e tc.). El valor del contenido radica sin duda en la inform ación bruta que
brinda el mapa y, aún más, en las significaciones y proyecciones que se transm iten
por interm edio suyo.
De hecho, el procedim iento de lectura del mapa que se propone a con tinu a
ción toma en cu enta las tendencias recientes en m ateria de análisis cartográfico.
Este procedim iento incluye tres niveles de lectura, cada uno de los cuales responde
a m otivaciones científicas diferentes.
En el primer nivel, la aten ción se con cen tra en el aspecto formal del mapa, es
decir, en su con tin en te. De ordinario, el exam en atento de la elaboración de un
mapa perm ite asociarlo con un tipo específico de producción cartográfica, una
época o un lugar. De la misma manera, puede brindar inform ación acerca de los
medios de producción y reproducción de los mapas, así com o de las técnicas de
grabado y dibujo empleadas por su autor. De hecho, aquí se trata de considerar el
mapa com o la sumatoria de intervenciones manuales y técnicas que se movilizaron
121
en su fabricación. Este exam en se efectúa tanto sobre la calidad del papel y del
lienzo com o sobre los detalles de la caligrafía.
Los dos niveles restantes de lectura se relacionan de m anera más específica con
el contenido del mapa. En primer lugar, existe el c o n t e n i d o d o c u m e n t a l que pue
de ser interesante, en particular para los historiadores, para los antropólogos y para
los etnólogos, puesto que para un punto determ inado permite responder a pregun
tas com o: ¿dónde estaba situado, cuál era su distancia con respecto a . . . ? La obser
vación del mapa permite responder con cierta precisión estos interrogantes, según
la escala y la calidad del contenido de la pieza cartográfica. Sin embargo, hay que
desconfiar en cada m om ento. Sólo m ediante una buena crítica interna y externa
del docum ento se podrá establecer la fiabilidad de la inform ación que presenta.
A L G U N A S D E F IN I C IO N E S U T I L E S
A co n tin u ació n se exp on en algunas nociones elem en tales que debería co n o cer el investigador
principiante interesado en el universo de la cartografía.
Según la Commission sur í'enseignement et ía formation de cartographes [Com isión para la enseñanza y
la form ación de cartógrafos], la carto g rafía “com prende el co n ju n to de estudios y de operaciones
científicas, artísticas y técn icas que intervienen en la elaboración y establecim iento de mapas,
planos u otros modos de expresión, así com o de su utilización, a partir de los resultados de
observaciones d irectas o de la consulta d ocu m en tal". En térm inos más simples, se trata del arte y las
técn icas de co n ceb ir, levantar, red actar y difundir los mapas.
El m ap a es el resultado de estas operaciones. C onstituye la rep resentación sobre una superficie
plana de la superficie terrestre o de una de sus partes.
La relación de similitud en tre el m apa y el terren o se exp resa a través de la e sca la . Por lo general,
esta última se presenta bajo forma gráfica o m ediante una fracción num érica. Por ejemplo: 1:
2 5 0 .0 0 0 significa que una unidad de m edida sobre el m apa equivale a 2 5 0 .0 0 0 unidades similares
sobre el terreno. M ientras m ás grande sea el denom inador, más p equeña será la escala y por
consiguiente, m enos detalles figurarán en el m apa. La p resen tación de la escala en un mapa es
esencial para indicarle al lecto r la amplitud del espacio cartografiado.
A d em ás del m apa, co n frecu encia existen planos. Se los recon o ce por su escala, que es grande. Por
lo general, representan pequeñas superficies y por consiguiente no plan tean problemas de
p ro y ecció n .
E sta última n oció n designa el m étodo de rep resen tación carto g ráfica de la superficie terrestre.
Siendo imposible rep resen tar de m anera e x a cta una superficie circu lar sobre una superficie plana,
los diferentes tipos de proyección que se generan a partir de operaciones geom étricas implican
siempre d eform ación, por el m ism o m otivo. D e ahí que la elección de un tipo de p royección deba
hacerse en función de las n ecesidades del usuario.
P or último, puede con sid erarse la n aturaleza de los mapas, es d ecir sus tipos. Sin en trar en detalles,
con vien e distinguir los m ap as de tip o to p o g ráfico de los llam ad o s m ap as te m á tico s. E n los
primeros el interés se co n cen tra en la representación más exa cta posible de las formas de la
superficie terrestre. Los segundos tienen por objeto la rep resen tación , sobre un fondo de referencia,
de todo fenóm eno de distribución espacial, co n ayuda de símbolos cu an titativ o s y cualitativos. En
estas condiciones, puede haber tantos mapas tem áticos com o tem as hay por tratar.
Debe precisarse que esta clasificación de los tipos de m apas no es siempre rigurosa, pues m uchos
mapas antiguos son el p rodu cto com b inad o de mapas topográficos, hidrográficos y tem áticos.
122
Por último, existe un tercer nivel de lectura en que se indaga en particular
sobre el por qué del mapa. A qu í se trata de percibir el m ensaje ideológico que
operó a modo de fuente e inspiración de la producción cartográfica. De hecho, son
raros los mapas que han sido concebidos sin una finalidad determ inada, ya que
suelen responder a necesidades precisas7. Puede decirse que los mapas no se rela
cionan simplemente con la localización y la descripción de un territorio.
En la práctica, estos tres niveles de lectura son indisociables cuando se analiza
un docum ento cartográfico antiguo. Y aunque no en todos los estudios en este
terreno se los utiliza de m anera clara y distinta, están presentes sin embargo, así sea
de modo implícito, en los procedim ientos de múltiples investigadores. De hecho,
según los objetivos que persiguen estos últimos, se acentuará un nivel de lectura en
particular e incluso, en ciertos casos, un com ponente específico, por ejem plo el
estudio de las técnicas de grabado empleadas en mapas de una época determinada.
A pesar de lo fecundo de las aproxim aciones recientes, el estudio de la produc
ción cartográfica antigua plantea al m enos un problem a relacionado con su reali
zación. D e hecho, no existe un m étodo específico para el análisis del contenido de
un mapa antiguo. Las m aneras de proceder varían según los objetivos planteados,
los campos disciplinares y las com petencias de los investigadores. Algunas precau
ciones deben sin embargo jalon ar la mayor parte de los procedim ientos científicos
que impliquen la utilización de uno o de varios mapas antiguos. A qu í se define este
procedim iento en dos tiempos, a saber: el trabajo preparatorio de investigación y
de contextualización y el análisis propiam ente dicho del mapa.
E l tr a b a jo p r e p a r a to r io
7. E ste co m e n ta rio vale para los m apas co n te m p o rá n e o s co m o para los m apas an tiguos. Por ello
es ap enas n atu ral que n um erosos asp ecto s co n tem p lad o s en e ste cap ítu lo se apliquen al análisis de
mapas a ctu ales. Los avances te cn o ló g ico s en m ateria de re c o n o cim ie n to top o g ráfico y de elab o ració n
de m apas n o pueden h a c e r olvidar que d etrás de tod a em p resa ca rto g rá fica se e sco n d e n apuestas
políticas e incluso m ilitares.
8. E n la p lan ch a 1 (p. ) puede observarse un d etalle de este m ap a. El le cto r in teresad o en
profundizar el m éto d o aquí d escrito puede co n su lta r la obra de C lau d e B o u d reau m en cio n ad a an tes.
123
El investigador se in form ará enseguida acerca de cierto s elem en tos del c o n
texto. En efecto, las circunstancias inmediatas y de naturaleza social que rodean la
producción de un mapa pueden haber influenciado su contenido de m anera d eci
siva. U bicar el mapa en su medio histórico permite interpretar m ejor las inform a
ciones que brinda. Poner en con texto un mapa histórico en relación con otras
fuentes de la época, por ejem plo censos, diarios de viaje, periódicos y aún en cier
tos casos actas notariales, es sin duda un medio en extrem o fecundo para juzgar la
calidad de su contenido.
Efectuada esta contextualización, el investigador acopiará in fo rm ació n de or
d en biográfico sobre el autor del mapa. Para aproximarse a la persona de Bouchette
se ha adoptado un procedim iento similar al que suelen utilizar los historiadores.
Así, todos los escritos relacionados con Bou chette han sido exam inados con m i
nucia, lo mismo que su correspondencia privada y la de algunos de sus co n tem p o
ráneos. Estos docum entos revelaron gran riqueza y brindaron inform ación sobre la
m anera de trabajar del autor, así com o sobre las dificultades personales y profesio
nales que pautaron su vida. En el caso de B o u ch ette, este procedim iento permitió
establecer el im portante papel que desempeñó en la historia de la agrimensura y la
cartografía canadienses. Bou chette se desempeñó como Agrim ensor general del
B ajo C anadá desde 1803 hasta 1840; además, fue uno de los raros francófonos que
ocuparon un alto cargo en la adm inistración colonial inglesa de la época. A utor de
un número im presionante de mapas y de planos, se consagró a la preparación de
publicaciones que hoy en día se consideran com o las primeras obras de geografía
general canadiense.
Además de las inform aciones biográficas sobre el autor, es necesario consultar o
al menos conocer lo restante de su producción cartográfica y literaria. El análisis de
la producción intelectual de un autor suele reservar sorpresas.
Así, en el caso de Bou chette, se sabe que publicó tres obras escritas con la
intención de com plem entar el mapa del Bajo Canadá. U na de ellas, el diccionario
topográfico9, se reveló determ inante para el estudio y la com presión del mapa. En
efecto, la etapa de acom odam iento y de síntesis de la inform ación necesaria para el
levantam iento del mapa necesitó, de parte de Bouchette, una selección de ele
m entos que aparecieron al final en su docum ento. Dado el volumen considerable
de inform ación que había logrado reunir, optó por reagrupar esta inform ación en
una obra aparte donde com pletó la descripción física y económ ica que había ini
ciado en el mapa, con la finalidad de ofrecer una imagen qúe contribuyera a hacer
más inteligible la descripción del territorio de estudio. Por esta razón, el dicciona
rio puede verse com o un com plem ento no sólo útil sino esencial para la com pren
sión adecuada de la imagen que Bou chette acertó a proyectar. El diccionario ca re
ce de paginación; allí se describen en orden alfabético los distritos, los condados,
los cantones, las señorías, los feudos, el río, los afluentes, los lagos y las islas. A cada
elem ento corresponde una descripción a la que se agrega, en el caso de las divisio
124
nes administrativas, un fragm ento de las escrituras de propiedad, así com o un cu a
dro en que se presentan las principales estadísticas de orden socioeconóm ico (po
blación, iglesias, molinos, producción agrícola, e tc.). En estas condiciones, el d ic
cionario constituye un instrum ento indispensable para la interpretación de la
inform ación que aparece en el mapa.
Por último, una ojeada a los mapas levantados por Bouchette hacia la misma
época o un poco antes facilitará la com prensión del docum ento estudiado. En
efecto, no es raro que un mismo mapa haya sido objeto de varias ediciones, con o
sin mejoras y en lapsos a veces bastante alejados unos de otros. En estas con d icio
nes ha de verificarse que el contenido del mapa corresponda con la fecha inscrita
en el docum ento. Por lo demás, este estudio de la obra cartográfica de un autor
permitirá determ inar hasta qué punto su mapa es novedoso y qué tomó de las
contribuciones precedentes.
Concluido este trabajo de contextualización puede emprenderse el análisis del
mapa.
Plancha l . Joseph B ou ch ette. El mapa del Bajo Canadá de 1 8 3 1 *
(detalle del distrito de Quebec)
* E l m apa del B ajo C an ad á de 1 8 3 1 incluye en realidad dos m ap as. El prim ero cu b re la totalid ad
del distrito de M o n treal y figura en una sola h oja, cu yas d im ensiones son de 1 0 2 x 2 3 4 cm . El segundo
cu b re los distritos de T res R iveras, de Q u e b e c, así c o m o los d istritos inferiores de S a n F ra n cisco y de
G aspé. E ste últim o m apa está d elin ead o en dos hojas, la u na mide 1 3 2 x 9 6 ,5 cm y la o tra , 132 x 127
c m . O bsérvese que el d istrito de G aspé es o b jeto de un m apa d istinto incluido en un ca rta p a cio , en el
in terio r del cu ad ro del m apa de Q u e b e c. Este c a rta p a cio m ide 6 8 ,5 x 4 8 cm . F u e n te : A rch iv o P úblico
de C a n ad á, C o le cció n N a cio n a l de C a rta s y P lan os, N M C 0 0 1 7 9 9 8 .
A nálisis d e l m a p a
El análisis del mapa com prende dos etapas, a saber: la observación del docu
m ento en su con ju nto y la lectura de su contenido docum ental; enseguida viene la
interpretación del contenido sociosim bólico.
O bservar un mapa consiste en tratar de percibir de un vistazo - e s decir, en
co n ju n to - lo que éste representa. En el caso del docum ento de Bouchette, el desa
fío consiste en percibir la extensión del territorio representado en sus com ponen
tes principales.
En efecto, su mapa de 1831 cubre la ecúm ene de Q u ebec en la época, con
excep ción de las regiones del Saguenay-Lago de San Juan y de la Costa N orte. De
la misma m anera, en él se halla representada una parte de las regiones vecinas del
valle de S an Lorenzo (A lto Canadá, Nuevo Brunswick, Estados Unidos). Así,
puede decirse que la atención de Bouchette se con cen tra en el valle de San Loren
zo con su llanura y sus contrafuertes rocosos, su río y sus numerosos afluentes; en
pocas palabras, el espacio desarrollado y desarrollable en aquella época. En un
primer vistazo se puede observar el interés de B o u ch ette por las fronteras y los
límites de los condados. S e trata de los únicos elem entos cuya representación se
resalta m ediante colores que se aplican a lo largo de las líneas10. En el caso de los
condados, el propio título del mapa anuncia la im portancia que se les reserva. Se
comprende con facilidad la preocupación de B o u ch ette por tales límites. En su
condición de agrimensor general, sus vínculos con el poder político son directos;
por lo demás, nadie contestaría la im portancia de los límites territoriales desde el
punto de vista político y económ ico. De la misma m anera, la relación de Bouchette
con el poder colonial explica su insistencia por representar de m anera muy clara la
frontera canadiense-am ericana. En efecto, se diría que la cuestión de las fronteras
lo preocupó a lo largo de su carrera com o agrimensor general.
Luego de esta aproxim ación de conjunto, se puede emprender un análisis deta
llado de los com ponentes del mapa. Se trata de empadronar todos y cada uno de
los elem entos que figuran en la com posición del mapa. Para facilitar el resumen se
pueden agrupar estos elem entos en cuatro categorías:
- los elem en tos de elabo ració n del mapa (com ponentes del título, escala, orien
tación; grabados; marco; letreros o rótulos, e tc.);
- los lím ites adm inistrativos que se extienden desde las fronteras de la provincia
hasta los límites de los lotes, pasando por las señorías, los cantones, las parro
quias, etc.;
- los elem en tos an tróp icos, es decir todo aquello que resulta de la acción hum a
na, trátese de rutas, edificios, muelles, barreras, etc.;
- los elem en tos naturales, es decir las m ontañas, las llanuras, las corrientes de
agua, los rabiones, los cabos, las bahías, etc.
126
a. El investigad or an o ta rá c o n cu id ad o , p ara ca d a u no de los e lem en to s en u m erad os, su
re p re se n tació n en el m ap a, su id en tificación , el n ú m ero de v eces que a p arece, su localización y su
d istrib ución. Si lo juzga o p o rtu n o , ag regará un co m e n ta rio p erson al, p o r ejem plo:
En el cuadro sinóptico siguiente se levanta una lista de com ponentes que pue
de ser útil identificar en un mapa, llegado el caso. En principio, esta lista se esta
bleció a partir del análisis del contenido del mapa de Bouchette; por esta razón, no
es necesariam ente pertinente para todos los mapas. Sin embargo, se puede pensar
que este resumen constituye un punto de partida de particular riqueza para la le c
tura de la mayoría de los mapas antiguos, en la medida en que nos hemos apoyado
en un cierto número de otras obras relacionadas con la estructura y com posición
de los mapas antiguos y contem poráneos “ •
11. E n tre estas obras p u ed en cita rse las siguientes: Jacq u es B ertin , co n la c o la b o ra c ió n de M arc
B arb u t et al., Sémiologie graphique: les diagrammes, les réseaux, les cartes, 3 S e d ició n au m en tad a c o n un
p refacio y un cap ítu lo so b re los g ráficos, París, E H E S S , 1 9 9 9 [ 1 9 9 8 ] , 4 3 1 p. il., m ap as, facsím il., co l.,
“ R éim pression des éd itio n s de l’E co le des h autes étud es en scien ces so ciales"; Serge B o n in , Initiation
graphique, p refacio de Jacq u es B ertin , P arís, Épi, 1 9 7 5 , 1 7 0 p., il., bibliog., co l. “Passé e t p résen t”,
Glossaire de cartographie, París, C o m ité fran<;ais de carto g rap p h ie, 1 9 9 0 [ 1 9 7 0 ] , 1 7 lp ., co l. “Bulletin
du C o m ité fran¡;ais de ca rto g ra p h ie ”, p. 1 2 3 - 1 2 4 ; Sylvie R im b ert, C a n e s et graphiques: initiation a la
cartographie appliquée aux sciences hum aines, P arís, Sedes, 1 9 6 4 , 2 3 6 p ., il.
127
G losario de interpretación de un mapa antiguo3
1 E l a b o r a c i ó n del m a p i 3 . 2 . 5 P u en te s 4.1.1 M o n ta ñ a s y montes
1.3 D o c r í p d ó n t é c n ic a 3 . 3 . 1 T el ég ra fo 4 . 1 . 4 Ll an ur as
1 . 3 .1 E sc al a 3 . 4 Hábitat 4 . 1 . 5 T i e r r a s altas, tierras bajas
1 .3 .2 Pr o y ec ci ó n 3 . 4 . 1 C iu d a d e s 4 . 2 Hi dr ografía, relieves m ar in os
y litorales
l.3 .3 D e clin a ción magnética 3 . 4 . 1 Villas 4 .2 .1 R í o
1 . 3 . 4 C o o r d e n a d a s geográtic as 3 .4 .3 Costas 4 . 2 . 2 Es tu ar io , ¿delta?
1. 3 . 5 O r i e n t a c i ó n 3 . 4 . 4 A t r a c t i v o s (t ur ísticos) de e s t a 4 .2 .3 C anales
ble cimientos ( a s e n t a m i e n t o s ) h u m a n o s
1.4 Le y e n d a o c a r te la 3 . 4 . 5 H a c i e n d a s , fincas 4 2 . 4 C u e n c a s (fluviales)
1.5 L e t r e r o s o rótu los 3 . 4 . 6 Propie dad es 4 . 2 . 5 C a n a l e s de rieao, ace qu ia s
1.6 G r a b a d o s 3 .4 .7 Mansiones 4 .2 .6 C orrientes
i .7 C o m e n t a r i o s y a n o t a c i o n e s 3 . 4 . 8 M a n s io n e s y ca sa s 4 .2 .7 Mareas
1.8 rapado 3 4 . 9 Iglesias 4 . 2 . 8 Bahías
2 Lím it es ad m in ist ra ti v o s 3 . 4 . 1 0 Capillas 4 .2 .9 Ensenadas
2.1 F ro n te r a s i n t e r n a ci o n a le s 3 .4.11 Conventos 4 . 2 . 1 0 Pu e rto s de m a r, radas,
abras
2. 2 F ro n t e r a s provin cia le s 3 . 4 . 1 2 í ' ¡' os 4 . 2 . 1 1 Islas
2. 3 Lím it es de distrito 3 .4 .1 3 Hospita l 4 . 2 . 1 2 Penínsulas
2 . 4 Lím it es de c o n d a d o 3 . 4 . 1 4 E r m it a s 4 2 . 1 3 Cabos
2 . 5 Lím ites de señ orías, de 3 . 4 1 5 Cabañas 4 2 . 1 4 Pu nt as
c a n t o n e s e de feudos
2 . 6 Lím it es de parroquia 3 . 4 . 1 6 V e n t a s , posadas, hostales 4. 2 . 1 5 C o s t a s
2 . 7 C a t e g o r í a s , ra ngos, jer arq uía s y 3 . 5 C o m e r c i o e industria 4 2 .1 6 Franja entre mareas
¿ c on ce si o n e s?
2 . 8 L o te s 3 S . 1 R u ta s terre st res 4 . 2 . 1 7 Playas
3 E le m e n to s an t r ó p i co s 3 .5 .2 Tabernas 4 . 2 . 1 8 B a n c o s de a r en a, ba n co s
cor ali no s, bajos
3.1 T r a e - p o i t e m a rí t i m o 3 . 5 . 3 A s er r ad er o s 4 . 2 . 19 Es collos
3 . 1 . 1 R u t a s m ar ít im as 3 . 5 . 4 M o li no s d e har ina, de uip o 4 . 2 . 2 0 Lagos
3 .1.2 Paso 3 . 5 . 5 M o li n o s de papel 4 .2 . 2 1 E s ta n q u e s
3 .1 .3 C ru cero 3 . 5 . 6 M o li n o s de v i e n t o 4 . 2 . 2 2 P a n t a n o s , c i é n a g a s de
aqua d u l c e
3 . 1 . 4 F aro s 3 . 5 . 7 H er re r í as 4 . 2 . 2 3 M ar is m as , salinas m ar in a s
3 . 1 . 5 ¿ S e ñ a l e s y balizas? 3 . 5 . 8 F á b r i c a s de po t a sa 4 . 2 . 2 4 Ri ver as
3 . 1 . 6 F o n d e a d e r o s , a t r a c a d e r o s , en 3 .5 .9 Zacatines 4 . 2 . 2 5 R i a c h u e l o s , arroyos
los m a p a s c o lo n ia le s del N u e v o
R e i n o de G r a n a d a , hoy C o l o m b i a
3 . 1 . 7 P u e r t o s y d e s e m b a rc a d e r o s 3 .5. 1O F á b r i ca o m a n u f a c t u r a s de lana 4 . 2 . 2 6 Caídas
3.1.8 C anales 3 . 5 . 1 1 Pesq uer ía s 4 . 2 . 2 7 Ráp ido s
3 . 1 . 9 Es clu sas 3 . 6 Ut il iza ció n del su elo 4 3 Vegetación
3 . 1 . 1 0 ¿Presas? 3 . 7 O b r a s militares 4 . 3 . 1 Bo sq u es
3 . 2 T r a n s p o r t e te rrestre 3 .7 .1 Fuertes 4 .3.2 Sabanas
3 . 2 . L R u t a s ¡ err--'-' o 3 . 7 . 2 F or ti ne s 4 . 3 . 3 P al m a r e s
3 . 2 . 2 R u t a s d e invie rno 3 . 8 E l e m e n t o s efímeros 4 . 3 . 4 M o n t e firme
3 .2 .3 Senderos 4 E l e m e n t o s nat ura le s 4 . 3 . 5 Bosques de p a n t a n o
3 . 2 . 4 P o n t a zg o s, peajes 4 . 1 F o r m a s del t e r r e n o 4 . 4 Su el os , de s de e l p u n t o de
v ista a g r o n ó m i c o
128
Plancha 2. Tramo de la frontera del Canadá con los Estados Unidos
británico. En efecto, Bou chette determ inó las fronteras y cuadriculó el territorio,
representó las redes de transporte y de com unicaciones en general, ju n to con di
versas formas de explotación de los recursos. Brindó una representación muy selec
tiva del territorio del Bajo Canadá por medio de una imagen sin duda sesgada por
las expectativas del destinatario, es decir, la adm inistración colonial.
Raffestin sugiere que “el mapa es el punto de encuentro entre las intenciones
del Estado y sus realizaciones”. S i ello es cierto, debe ser posible ilustrar m ediante
un ejem plo cóm o se m anifiestan aquellas “in tenciones” en el mapa de B ouchette.
En este sentido, las cuestiones que se plantean son las siguientes: ¿cómo expli
car la presencia o la ausencia de tal o cual elem en to en el mapa?, ¿cómo entender
la atención reservada a la presentación de ciertos elem entos y la indiferencia hacia
otros?
Tóm ese el caso de la frontera canadiense am ericana (ver la plancha 2). A de
más de ser representada de manera clara con una línea punteada, su trazo fue
reforzado m ediante el dibujo de la serie de cumbres que atraviesa. ¿Por qué tanta
insistencia en la determ inación de la línea fronteriza?
Retom em os algo de la historia de esta frontera. C on posterioridad a la declara
ción de independencia de los Estados Unidos (4 de julio de 1776) numerosos
realistas emigraron a Canadá. Las relaciones entre Inglaterra y los Estados que
129
habían logrado independizarse en fecha reciente no eran las m ejores por aquel
entonces. Inglaterra ejercía presión política y económ ica sobre las antiguas co lo
nias de la costa atlántica, resultándole esencial sustraer a Canadá de la influencia
independentista de los nuevos estados. Quizá Bou chette fuese bastante sensible a
los problemas latentes susceptibles de degenerar en un conflicto armado. De h e
cho, tuvo ocasión de expresar sus inquietudes a sus interlocutores británicos con
m otivo de su primer viaje a Inglaterra en 1807. Parece claro que para B ouchette la
expansión de la colonización de los canadienses hacia el sur y de los am ericanos
hacia el norte generaría de m anera inevitable una zona de co n tacto perm anente
entre las dos poblaciones. Si esta zona quedaba mal definida podría generarse un
perjuicio para la adm inistración de las regiones fronterizas y, aún más, crearse una
nueva fuente de conflictos. En un caso sem ejante, esta zona sería difícil de defen
der, puesto que se hallaba mal definida y peor con ocid a, por no haber sido
cartografiada.
La guerra de 1812 entre Inglaterra y los Estados U nidos vino a confirm ar los
tem ores de B o u ch ette. El con flicto dem ostró la necesidad de una delim itación
precisa del espacio fronterizo. Bouchette contribuyó en persona al establecim iento
de un trazado fronterizo que permitió aislar a los leales vasallos de Su M ajestad
de las “malas influencias independentistas am ericanas”. Llegó a ser el encargado
de la misión de cuadricular el territorio nuevam ente circunscrito. Para responder
a estos encargos produjo en 1820 un m apa de la provincia en el cual casi no
figuran sino las divisiones adm inistrativas (el cuadriculado del poder) y las igle
sias (puntos de referencias físicos, aunque tam bién sociales, puesto que se lo cali
zan en el cen tro de la red de relaciones entre los habitantes) representadas sobre
un fondo cartográfico que apenas incluye las orillas del río y algunos de sus
principales afluentes.
Esta pieza no es otra cosa que una etapa en el proceso de adecuación de la
herram ienta de poder que constituye el mapa de Canadá de 1831, producción que
marca el m om ento culm inante de la carrera de Bouchette. A llí el cuadriculado del
suelo es llevado a su punto culm inante (puesto que se trazan los límites nacionales,
provinciales, condales, y señoriales), junto con las redes de ocupación y de explo
tación del territorio que tam bién son representadas. Más que una imagen estática
de la realidad, con el mapa de 1831 Bouchette proyecta su interpretación de lo
que es y de lo que podría ser el Bajo Canadá.
C on este ejem plo se ilustra la im portancia de la fase preparatoria del análisis
propiam ente dicho del mapa. Las explicaciones adelantadas resultan de una revi
sión de la producción científica que, por su lado, permite situar el co n texto de
producción del docum ento cartográfico. Las pesquisas sobre el autor ayudan a com
prender m ejor sus intenciones y sus objetivos. Por último, el estudio de la produc
ción cartográfica de Bou chette permite ubicar su mapa del Bajo C anadá de 1831
en un continuum intelectual y político en el cual se destaca com o la pieza más
acabada.
130
Dos constataciones pueden hacerse a partir de las consideraciones expuestas
en este capítulo. La primera se relaciona con la riqueza de contenido del mapa
antiguo; la segunda, con las exigencias m etodológicas de su tratam iento.
Sin esfuerzo se descubre que hay dos maneras de abordar el mapa antiguo. Es
posible preconizar un análisis formal del mapa con la mira de situarlo en la historia
de la cartografía. En este caso el acento se pone en el con tinente del mapa. D e la
misma m anera, se puede estudiar el contenido o la materia inform ativa del mapa,
considerándolo com o testigo y testim onio de una sociedad. En la práctica, resulta
en extrem o difícil disociar el análisis del con tinente del análisis del contenido. Sin
embargo, es posible insistir sobre uno u otro de estos aspectos.
D e la misma m anera, puede decirse que el mapa antiguo, fuente de co n o cí'
m iento histórico, es producto de una época. En este sentido, es inseparable del
co n texto de su producción, en particular del co n texto institucional. Com o toda
producción estética o erudita, a imagen y semejanza de los objetos, de las represen-
taciones iconográficas o de las creaciones artísticas, el mapa tam bién refleja las
preocupaciones de su diseñador, sus m otivaciones, habilidad, tecnología que m a
neja, objetivos que se propone, no menos que su saber.
El estudio del mapa antiguo abre multitud de pistas de investigación interesan
tes que se relacionan con la historia toponímica y con el desarrollo socioeconóm ico,
tanto com o con las estrategias militares y la com prensión política del territorio. El
mapa antiguo aparece com o un testigo privilegiado de la historia, ya que represen
ta una imagen de la distribución de una sociedad en el espacio. Es evidente que no
todos los mapas antiguos tienen la calidad ni la riqueza del de B o u ch ette. Sin
embargo, nunca ningún mapa ha sido concebido sin finalidad implícita. En su
elaboración como en su contenido, el mapa antiguo -co m o ocurre por cierto con
el mapa más a c tu a l- es portador de un proyecto que es necesario desentrañar.
En este capítulo se ha mostrado hasta qué punto es necesario ser consciente de
los múltiples aspectos de un mapa cuando llega el m om ento de interpretarlo. N o es
suficiente conocer los mapas y las técnicas cartográficas, tam bién es necesario c o
nocer a los autores y a las sociedades que les son contem poráneos.
C on la bibliografía somera que aparece a continuación se busca que el joven
investigador profundice en el análisis de los mapas antiguos siguiendo la perspecti
va aquí expuesta.
131
P ara aprender más sobre el análisis de u n m apa antiguo
Black, Jeremy. Maps and History: Comtructing Images o f the Past. New Haven
(Conn.), Yale University Press, 2000 [1997], 267p., il., mapas.
Black, Jeremy. Regards sur le monde: une histoire des cartes, versión inglesa de
Chirstine Chareyre, París, Octopus-Hachette, 2004 [2003], 175p., mapas, planos, il.,
bibliogr., index.
Blakemore, M. ]., et J. B. Harley. Concepts in the History o f Cartography : A Review
and Perspective, Toronto, University of Toronto Press, 1980, 120 p., bibliogr., il.,
fig., mapas, col. <<Cartographica Monograph ”, n” 26.
Cartes et figures de la terre, exposición organizada por el Centre de création industrielle
en colaboración con la Bibliotheque publique d'information, París, Centre Georges-
Pompidou, Centre de création industrielle, 1980, xv-479 p., bibliogr., il., mapas.
Dainville, Frangois de (s.j.). La cartographie, reflet de l’histoire, compilación de artículos
presentados por Michel Mollat du Jourdain, con la participación de Lucie Lagarde,
Marie-Antoniette Vannereau y Numa Broc, París, Slatkine, 1986, 489 p., il, mapas,
planos, bibliogr.
Dainville, Frangois de (s.j.). Le langage des géographes : termes, signes, couleurs des
cartes anciennes, París, Picard, 1964, xx-384 p., il, mapas, facsimil.
Harley, ].B., et David Woodward. The History o f Cartography, vol. I : Cartography in
Prehistoric, Ancient, and Medieval Europe and the Mediterranean, Chicago,
University of Chicago Press, 1987, 599 p., bibiiogr., il., fig., tablas, mapas.
Heidenreich, Conrad E. Explorations and Mapping o f Samuel de Champlain, 1603
1632, Toronto, University of Toronto Press, 1976, xiv-140 p., 5 feuilles de planches
pliées, il., graph., mapas, col. «Cartographica Monograph », n° 17.
Kish, Georges. La carte, image des civilisation.s, París, Seuil, 1980, 287 p., il., mapas.
Libeault, André. Histoire de la cartographie, París, Choix, 1968, 86 p.
Pickles, John. A History o f S p aces: Cartographic Reason, Mapping and the G eo-coded
World, Londres, Routledge, 2004, 256 p., il., bibliogr., mapas, col. <<Frontiers of
Human Geography »
Robinson, Arthur H., et Barbara B. Petchenik. The Nature o f M aps: Essays toward
Understanding Maps and Mapping, Chicago, University of Chicago Press, 1976, xi-
138 p., bibliogr., fig., esquemas.
Woodward, David (dir.). de. Art and Cartography: Six Historical Essays,
Chicago, University of Chicago Press, 1987, xvi-249 p., ill., bibliogr., mapas, col.
<<Kenneth Nebenzal, Lectures in the History of Cartography».
132
Capítulo 7
Los cuadros estadísticos hacen parte del aire que respira la inmensa mayoría de
los investigadores, lo que indica hasta qué punto se han convertido en un punto
de convergencia de los procedimientos científicos. A riesgo de ser descalificado, el
investigador debe adquirir una serie de hábitos para poder leerlos, para aprovechar
lo que m ediante ellos se evidencia, para captar sus sutilezas, para m arcar sus límites
y tam bién para desmontar sus artificios. La finalidad de este capítulo consiste en
presentar los problemas que plantean la lectura y el análisis de los cuadros estadís
ticos. M ás que en enseñarle al joven investigador a leer todos los tipos de cuadros,
el objetivo consiste en indicarle cóm o analizar el contenido de un cuadro dentro
de una estrategia de dem ostración científica. Considerando que rara vez se utiliza
un cuadro estadístico de m anera aislada, el análisis multivariado de datos se tratará
de m anera puntual.
En este capítulo se tratarán de modo sucesivo cuatro puntos, a saber: una breve
presentación de lo que es un cuadro estadístico (sección 1); una alusión a ciertas
precauciones relacionadas con su empleo (sección 2); la explicación de un p ro ce
dim iento de lectura y análisis de un cuadro estadístico (sección 3); el estudio di
dáctico de un ejemplo (sección 4).
133
series cronológicas son quizá las que mejor representan la enum eración de cantida
des, de repeticiones, de cadencias, de ocurrencias, etc., que caracterizan una o
varias variables a lo largo de un lapso determ inado. Por ejem plo, el número de
habitantes de Q u ebec entre 1901 y 1981, o la tasa de desempleo anual de Canadá
entre 1965 y 1975. La estim ación transversal designa la asociación de al menos dos
variables, con la finalidad de com prender la naturaleza de sus relaciones en un
m om ento dado. Por ejemplo, el lugar (rural o urbano) de nacim iento o de residen
cia en relación con el desempleo; los ingresos anuales por unidad de consumo en
relación con el desempleo, etc. En los ejemplos que aparecen en los cuadros de la
página siguiente se brinda una ilustración de estos dos tipos de cuadros.
Cuando se los integra en un plan de argum entación y de dem ostración en un
proceso de investigación, los cuadros estadísticos suelen cumplir tres funciones
principales:
• Pueden ser utilizados a modo de argumento para respaldar una tesis. Se los
emplea para docum entar aspectos de una argum entación que sólo pueden
enunciarse de m anera cuantitativa. En este caso, se los asimila a un elem ento
de prueba.
• Pueden servir para reforzar una argum entación de carácter cualitativo. C u an
do se los utiliza para demostrar cualquier aspecto de la inform ación, sólo acom
pañan la in tención dem ostrativa que se apoya de modo parcial en ellos, sin
agotar por ello la dem ostración. En este caso, sus propiedades informativas e
ilustrativas no son explotadas a fondo.
• Pueden ser utilizados com o punto de partida de un trabajo de análisis y de
reflexión. Entonces se convierten en elem ento básico de una interpretación y
son la piedra fundamental de una dem ostración. Son el centro de toda la estra
tegia explicativa, sin impedir que puedan ser com plem entados con una argu
m entación de tipo cualitativo.
Debe puntualizarse que los cuadros son un modo de presentación de datos
cuantitativos, que tienen unas propiedades y unos límites muy precisos. Existen
otras formas de presentación de datos tales com o el gráfico y el diagrama. La o p
ción final del investigador para presentar sus datos depende de las dificultades que
pueda plantearle la transmisión de la información; aunque su opción tam bién de
pende de los objetivos de com unicación que se haya propuesto.
A menudo se olvida que un cuadro estadístico es m ucho más que lo que dejan
ver las presentaciones formales. Su preparación resulta en efecto de un procedi
m iento m etodológico más o menos com plejo, pautado por todo un co n ju n to de
elecciones cualitativas que establecen límites al ejercicio de la cuantificación. C on
las observaciones que se presentan a co n tin u ación se busca recordar ciertas pre
cauciones que deben tomarse para utilizar de m anera conveniente la inform ación
que ofrece un cuadro estadístico.
134
El adagio miente: un cuadro estadístico no baila al son que le toquen1
Alerta: detrás de cada dato se oculta toda una gama de elecciones cualitativas
Es evidente que hay datos verdaderos y datos falsos, com o hay cuadros estadís
ticos buenos y malos. Sobre todo, hay preguntas pertinentes y otras que se relacio
nan más bien con la fabulación. Hay metodologías razonables y probadas, m ien
tras que otras se fundam entan en criterios dudosos. Hay operaciones estadísticas
que respetan las convenciones de uso y otras que resultan de m anipulaciones dis
cutibles o inapropiadas. Hay, en fin, cuadros bien presentados, de fácil lectura y
consulta, y otros que son incom prensibles en la práctica. Llegado el caso, más que
en los datos, la crítica del observador debe concentrarse en la problem ática origi
nal, en la metodología utilizada, en las operaciones estadísticas o en la m anera de
presentar la información. Los datos no son más que la consum ación de un largo
proceso de investigación integrado por todo un con ju nto de elecciones cu alitati
vas. En definitiva, este proceso y estas elecciones determ inan la calidad de los
datos. La forma de recoger los datos y de organizar su muestreo, la definición operativa
de los conceptos y de las nociones utilizadas, las técnicas de cálculo, de com pila
ción y de asociación de los datos, la adecuación entre las definiciones de los inves
tigadores y las de los productores de los datos constituyen otros de los aspectos
sobre los cuales puede aplicarse la crítica del observador. La crítica de los datos
debe conducir a la identificación de errores de cálculo, trascripción y com pilación.
l. La expresión francesa a toutes les sauces, que significa de cualquier modo, está integrada en el
subtítulo original de esta sección: “ ]üul.age ment : on ne peut utiliser un w.bleau sw.tistique a toutes les sauces
” (el adagio miente: no se puede utilizar un cuadro estadístico con cualquier salsa) [N. del T ].
135
D o s tip o s d e c u a d r o s e s ta d ís tic o s
L a d is t r i b u c i ó n d e f r e c u e n c i a s
L a e s t im a c i ó n tr a n s v e r s a l
C u a d ro 2. L u g a r de n a c im ie n to y re s id e n c ia en r e la c ió n c o n el d ese m p le o
136
D e s c o n fia r d e los esp ejism o s estad ísticos
Por lo que toca a los datos que no aparecen necesariam ente en el cuadro, siempre
es im portante contextualizar los vínculos, las constataciones y las conclusiones que
surgen del simple h ech o de relacionar los datos cuantitativos. El investigador nunca
debe imaginar que la explicación com pleta de una aparente correlación está en las
dos series de datos que en cu en tra o pone en paralelo. Esto es cierto en particular
para los cuadros con distribuciones de frecuencia, donde a m enudo el recolector de
datos no ha manifestado ninguna intención fundam entada de relacionar variables.
En el cuadro 3 r.parece bien ilustrado este aspecto. A primera vista, parecería existir
una cierta relación entre la tasa de desempleo y los pagos netos a los beneficiarios
directos del subsidio de desempleo. En realidad, el increm ento de estos pagos podría
resultar de la com binación de varios factores, a saber: un increm ento del subsidio,
una redefinición de las modalidades de acceso al programa, una am pliación de las
categorías de trabajadores con d erech o al subsidio, un aum ento rápido de las tasas de
inflación, etc. A dem ás, es im portante m encionar que el h echo de relacionar núm e
ros reales (pagos) con núm eros relativos (tasa de desempleo) altera en parte el juego
de las interacciones entre las variables. Podría darse el caso por ejemplo que los pagos
se increm enten en relación con el núm ero real de desempleados, teniendo en cu en
ta que el núm ero de desempleados crece en función de la población econ óm icam en
te activa. De h ech o, por lo que to ca a este caso, sólo una contextualización amplia,
fundada en la consideración y el análisis de múltiples variables, permitiría enunciar
una proposición lo bastante sólida com o para formular una hipótesis. D icho en po
cas palabras, la búsqueda de relaciones en tre variables y, en consecuencia, el análisis
causal, desborda la lectura restringida de un cuadro y obliga a en trar en el terreno del
análisis estadístico m ultivariado, que implica relacionar, conform e a reglas precisas,
datos o variables que proceden con frecuencia de varios cuadros.
El espejismo estadístico
Cuadro 3. Pagos netos a los beneficiarios directos del subsidio de desempleo
y tasa de desempleo® País ficticio: 1965-1975
A ños T asa an u al de desempleo P agos1’
1965 3.9 314 199
1966 3.6 250 461
1967 4.1 349 627
1968 4.8 432 151
1969 S.2 495 923
1970 5.9 679 457
1971 6.4 872 923
1972 6.6 l 758 167
1973 6.7 1 842 253
1974 6.8 l 918 765
1975 6.9 2 871 222
a. Datos ficticios.
b.En miles de dólares corrientes (lo que quiere decir que en 1965 los pagos de subsidio por
desempleo se elevaron a 314 199.000 dólares y en 1975, a 2.871.222.000 dólares).
137
No obligar al cuadro estadístico a decir lo que no quiere decir
138
definiendo de m anera explicita los térm inos de los encabezados y precisando los
límites de la com posición estadística que han adoptado.
El investigador que consulta está obligado a enterarse de todas y cada una de
las indicaciones que brinda el autor de un cuadro estadístico: tanto aquellas que
acom pañan el cuadro, com o las que aparecen en las páginas precedentes o subsi
guientes, sin olvidar las que figuran en los apéndices de la publicación. Cuando se
pasan por alto tales indicaciones se corre el riesgo de traicionar el sentido de la
com posición estadística. Servirse de ellas equivale a aprovechar la mayor cantidad
de oportunidades para com prender la com posición estadística y explotar su poten
cial demostrativo de m anera adecuada.
139
de inform aciones empíricas o teóricas conocidas por otros medios. Por lo general,
este ejercicio de explicación y contextualización exige la preparación de una bi
bliografía pertinente y, dependiendo de los propósitos del investigador, puede n e
cesitarse una investigación cuantitativa y cálculos estadísticos suplementarios.
El análisis de un cuadro puede ser de tipo cerrad o o de tipo abierto. En el caso
de un análisis cerrado, el investigador se limita de manera rigurosa al análisis de los
datos del cuadro, que constituyen el punto de partida y el punto de llegada de toda
su argum entación. En la práctica, su objetivo consiste en describir lo que revelan
los datos en un primer m om ento, sin echar mano del recurso interpretativo. Para el
caso de un análisis abierto, el investigador parte en efecto de los datos contenidos
en un cuadro, pero, interesado en contextualizar e incluso en explicar ciertas rea
lidades reveladas en el mismo cuadro, apoya su argum entación con elem entos in
formativos procedentes de otras fuentes. El punto de llegada de su argum entación
puede ser una conclusión apenas relacionada con el cuadro original; sin embargo,
si se conform a con el m aterial informativo de un solo cuadro, el investigador no
podrá ir muy lejos en su interpretación. El investigador no sólo perm anece co n fi
nado dentro de los lím ites asignados a la com posición estadística de la que se sirve,
sino que tam bién se halla impedido para proponer una explicación de tipo causal,
a menos que realice cálculos com plejos de correlaciones o interdependencias, lo
que implica el uso de otras variables. En otras palabras, el abanico de interrogantes
a los cuales puede brindar respuesta a partir del m aterial de un cuadro es restringi
do, lo que explica porqué la explotación de los materiales de un solo y único cua
dro es siempre decepcionante para el investigador ávido de interpretaciones que
causen impresión.
El análisis de un cuadro suele hacerse según tres ejes, a saber:
a) yendo de lo general a lo particular;
b) de la evidencia a la sutileza;
c ) del estudio de un dato al estudio sim ultáneo de varios datos.
Lo más frecuente es que el análisis de un cuadro estadístico consista en un
procedim iento relacional por parte del investigador, que procede a establecer rela
ciones, a poner en paralelo, a comparar variables con la finalidad de explorar sus
asociaciones o sus correlaciones. Se trata de lo que los especialistas llam an el aná
lisis multivariado de datos. La ventaja de esta operación consiste en evidenciar
realidades que las simples distribuciones de frecuencia no revelan. El ejem plo del
cuadro 4 ilustra bien nuestro punto de vista.
Por último, el análisis de un cuadro sigue una progresión com pleja que se cons
truye a partir de ella misma. El análisis debe ser lógico y razonado. No puede saltar
etapas, a riesgo de desorientar al lector y de aparecer incom pleto. Así, de manera
ideal, un elem ento de análisis se apoya sobre el precedente y anuncia el subsi
guiente, de modo que los encadenam ientos permitan avanzar haci 3.consideracio
nes cada vez más sutiles.
Es evidente que el análisis de un cuadro puede conducir al investigador hacia
un nivel superior de trabajo intelectual, persuadiéndolo a retranscribir en una for
140
m a g rá fic a a lg u n a s in fo r m a c io n e s re v e la d a s e n u n c u a d r o . E n c ie r to s c a s o s , e s ta
r e tr a n s c r ip c ió n p e rm ite re s o lv e r el p ro b le m a d e u n a c a n tid a d e x c e s iv a d e d a to s ,
q u e s u e le o b s ta c u li z a r la l e c t u r a d e l c u a d r o . D e la m i s m a m a n e r a , e s t a r e t r a n s c r i p c i ó n
p u e d e c o n t r i b u i r a d e s t a c a r e v i d e n c i a s ( v a r i a c i o n e s , d i s p e r s i o n e s , u n i d a d d e los
d a t o s ) d if íc ile s d e a p r e c i a r c o n la s c i f r a s .
P o r ú l t i m o , e l a n á lis is d e lo s d a t o s c u a n t i t a t i v o s q u e a p a r e c e n e n u n c u a d r o
p u e d e in sp ira r o p e r a c io n e s m á s o m e n o s s o fis tic a d a s q u e el m a n e jo in fo r m á tic o
e s p e c ia liz a d o p e rm ite c o n d u c ir a n iv e le s in s o s p e c h a d o s d e c o m p le jid a d . S in e m
b a r g o , t a l e s p r o c e d i m i e n t o s s ó l o s e u tiliz a n e n la p e r s p e c t i v a d e u n a n á lis is e s t a d í s
tico m u ltiv a ria d o .
E l i n v e s t i g a d o r c o n o c e lo s l ím i te s d e u n c u a d r o y s a b e c o n p r e c i s i ó n lo q u e é s t e
r e v e l a , c u a n d o h a a s i m i l a d o e l c o n t e n i d o i n f o r m a t i v o y h a d o c u m e n t a d o la s p a r t i
c u la r id a d e s d e l m is m o . E n e s ta s c o n d ic io n e s , p u e d e p r o c e d e r a in te rro g a rlo c o n sus
p r o p i a s p r e g u n t a s . E n o t r a s p a l a b r a s , a r e l a c i o n a r a q u e l l o q u e b u s c a p r o b a r o ilu s
t r a r y lo q u e e n e s t e s e n t i d o r e v e l a e l c u a d r o . L a d i a l é c t i c a q u e se e s t a b l e c e e n t r e la
p ro b le m á tic a , p o r u n a p a rte , y lo s d a t o s q u e e x i s t e n e f e c t i v a m e n t e , p o r o t r a , n o
t i e n e r ie s g o d e s e r f a l s e a d a p u e s t o q u e , s i g u i e n d o e s t e p r o c e d i m i e n t o , e l i n v e s t i g a
d o r s e i n t e r r o g a d e m a n e r a o p e r a t i v a , e n f u n c i ó n d e lo s d a t o s c o n c r e t o s d e l c u a
d r o . A s í , a l i n t e g r a r e n u n a e s t r a t e g i a d e m o s t r a t i v a lo s d a t o s q u e r e v e l a u n c u a d r o ,
s e l le g a a l p u n t o c u l m i n a n t e d e l p r o c e d i m i e n t o q u e a q u í s e p r e s e n t a .
A c o n t i n u a c i ó n se r e t o m a n e s to s m o m e n t o s p r in c ip a le s c o n a y u d a d e u n e je m p lo .
141
4 . E je m p lo de u n p r o c e d im ie n to de le c tu r a y a n álisis de u n c u a d ro
e s ta d í s t i c o
U n cuadro no lo dice todo; tam poco perm ite argum entar todo lo que uno
imagina e n co n tra r en él, según la óptica de lectu ra que adopte.
En el cu ad ro 5 , para algunos años com prendidos en tre 1941 y 1 9 7 1 , se en u m e
ran ciertos elem entos de con fort que hacían parte de la dotación de las viviendas
de Q u eb ec. N ad a se dice en él a ce rca de los hábitos de com pra de sus habitantes,
ni de la asim ilación de norm as de consum o. En m anera alguna este cuadro informa
sobre la capacidad financiera efectiva de los hogares de Q u eb ec. Por último, tam
poco indica nada seguro sobre las tendencias del com ercio al detal en Q u eb ec
du ran te el periodo considerado. Sin em bargo, si este cu ad ro se asociara co n un
análisis cu alitativo y cu an titativ o , se podría recu p erar su con ten id o co n la finali
dad de d ocu m en tar uno o alguno de estos tem as. Sin em bargo, el investigador
debería ser lúcido a la hora de considerar las potencialidades reales del cuadro
com o d ocu m en to inform ativo.
2. Sobre este tema se puede ver, Jean-Pierre Charland, Sysceme cechnique et bonheur domestique.
R ém uném tion, consom m aúon et pauvrecé au Q u ébec, 1920-1960, Québec, Institut de recherche sur la
culture, 1992, 273 p., íl., bibliog. col. "Documents de recherche de l'IQRC”, N° 28; Jocelyn Létourneau,
“Accumulation, régulation et sécurité du revenu au Québec au début des années 1960", tesis de
doctorado, Sainte-Foy, Universidad de Lava!, Departamento de Historia, 1985, cap. 8.
142
C u a d r o 5 . V iv ie n d a s p ro v is ta s d e a lg u n o s b ie n e s , P r o v in c ia d e Q u e b e c ,
1 9 4 1 ,1 9 7 1 a (p o rc e n ta je )
143
Todos los datos se expresan en porcentajes. Fueron obtenidos com o resultado
de una operación bastante simple que consistió en dividir el núm ero de hogares
que poseían cualquiera de estos bienes entre el número total de hogares de Q u ebec
censados o incluidos en la muestra, m ultiplicando el co cien te por cien.
Para los años del censo, el cuadro brinda inform ación sobre el total de los h o
gares. Esta categoría incluye los hogares urbanos y rurales, agrícolas y no agrícolas,
sin consideración del número de personas. Los datos disponibles para los años del
censo resultan algunas veces de una com pilación sobre todos los hogares censados
(como ocurre con los años 1941 y 1 951), otras veces son el resultado de estim acio
nes basadas en el análisis de muestras de hogares (com o ocurre para los años de
1961 y 1 9 7 1 ). Las pautas para determ inar el núm ero de hogares censados en cada
provincia obedecen a criterios de representación proporcional y a leyes estadísti
cas. Es evidente que el uso de muestras genera ciertas imprecisiones. En con ju nto
y de acuerdo con Statistique C a ñ a d a , estas imprecisiones no traicionan sin embargo
las cifras que habrían aparecido com o consecuencia de una com pilación de todos
los hogares.
Los datos disponibles para los años de 1948 y de 1955 se obtuvieron com o
resultado de encuestas especiales aplicadas sobre una muestra representativa de los
hogares de Q uebec. En 1948, 2 5 .0 0 0 hogares fueron entrevistados en desarrollo
de la encuesta, cifra que aum entó a 3 0 .0 0 0 en 1955. En ambos casos, ni los en tre
vistados vivían en las reservas indígenas, ni los miembros de las fuerzas armadas
participaron en la encuesta. De la misma manera, las familias con domicilio en
cam pam entos, clubes, establecim ientos u hoteles fueron excluidas de la encuesta .
Los espacios en blanco indican que no hay datos disponibles. Esta carencia de
datos se explica de dos maneras. Por una parte, no todas las categorías de bienes
fueron necesariam ente objeto de inventario en cada censo. Por otra parte, algunos
bienes no se hallaban disponibles en el m ercado cuando se realizaron ciertas en
cuestas. Es el caso del aparato de televisión que com enzó a ser comercializado sólo
a partir de 1952.
Precisem os por último ciertas definiciones. Para los propósitos del censo, una
vivienda es un conjunto de locales de habitación diferenciados desde el punto de
vista estructural, con su entrada independiente desde el exterior por un pasaje o
una escalera com ún en el edificio. Se accede a él o se sale de él sin atravesar los
locales habitados por otras personas. U n hogar se halla integrado por una persona
o un grupo de personas que habitan una vivienda y de ordinario consiste en un
grupo familiar con o sin inquilinos, empleados del servicio dom éstico, etc. De igual
forma, puede estar constituido por un grupo de personas sin parentesco, por dos o
más familias que com parten vivienda, o por una persona que vive sola.
Concluido este análisis crítico de las condiciones de producción y de con stru c
ción del cuadro estadístico puede asegurarse que ofrece una representación fiable
de la proporción de viviendas de Q u ebec dotadas de ciertos bienes para unos años
seleccionados. Sin embargo, por sí mismo el cuadro no revela nada más. Toda
argum entación que transgreda este límite inform ativo del cuadro daría lugar a un
ejercicio de especulación más o menos plausible por parte del investigador.
1 4 4
C o n o c e r lo q u e r e v e la el c^uadro
145
E m p ren d er el an á lisis d el cu a d ro
En definitiva importa saber, ¿a qué problem ática aporta elem entos de respuesta
el contenido del cuadro analizado?
El investigador interesado en el estudio de las transform aciones que se produje
ron en la cotidianidad de los hogares de Q uebec podría sin duda utilizar el c o n te
146
nido y el análisis con textual de datos del cuadro para docum entar el fenóm eno de
la sumisión al reino de la m ercancía del espacio privado de las familias y de las
personas solas. De igual modo, sin transgredir las posibilidades ilustrativas y demos
trativas del cuadro, podría relacionar la adquisición por parte de los hogares de
ciertos bienes de dotación dom éstica, con la adhesión de tales hogares a un nuevo
abanico de normas, de actitudes y de prácticas en m ateria de consumo, de estilos
de vida y de aspiraciones. Enriquecido con un análisis cualitativo ampliado, el
contenido inform ativo del cuadro podría nutrir de esta manera un interés sobre la
transformación del espacio doméstico de la mujer en el hogar y sobre la taylorización
del trabajo de la casa. Por último, el cuadro podría conducir a una investigación
sobre la am pliación del volum en de las ventas al detal en el Q u ebec de la Posgue
rra. En cualquier caso, el cuadro analizado no serviría sin embargo para dem ostrar
una tesis in extenso. Según el objeto de estudio analizado, podría ilustrar un proce
so, fundam entar una parte de la interpretación, corroborar una afirm ación cualita
tiva, hacer ver un mismo fenóm eno bajo un aspecto diferente.
En todo caso, un cuadro puede tener múltiples funciones en una estrategia de
argum entación, aunque lo im portante consiste en no exagerar su contenido, su
sentido y sus propiedades reales de dem ostración.
147
Capítulo 8
149
El objetivo que se persigue en este capítulo no consiste ni m ucho m enos en
exp on er un m étod o consum ado y exclusivo de trabajo para m an ejar el d ocum ento
autobiográfico. Este asunto com plejo y vasto, que de por sí m erecería una obra
com pleta, nos llevaría dem asiado lejos co n respecto a los objetivos que se persi
guen co n esta guía. En efecto, en las páginas que siguen, el lector en co n trará más
bien una argu m en tación a c e rc a del interés y los límites de este tipo de d ocu m en to
(sección 1). Del mismo m odo, el lecto r e n co n trará expuesto un procedim iento de
utilización de la autobiografía en que se consideran las características particulares
de este d ocu m en to. Este procedim iento será ilustrado co n un caso ficticio (sección
2 ). En líneas generales, el objetivo se orien ta a iniciar al estudiante en el re co n o ci
m iento de las cualidades de un tipo de d ocu m en to desdeñado co n dem asiada fre
cu en cia por los investigadores.
l . E l d o c u m e n t o s a u to b io g r á f ic o
E n q u é co n siste u n a a u to b io g r a fía
l. Moi aussi, París, Seuil, 1986, 346 p., bibliog., il., p. 265, col. “Poétique”.
150
prisma de lo que éste ha llegado a ser, logra encadenar todos los m om entos de su
vida, procesar la continuidad de su existencia y definirla en su coh erencia. Vivien
do su propia historia por segunda vez, el individuo recom pone lo que ha vivido
com o una totalidad dotada de sentido, razonada y razonable, cuyo resultado final
no es otro que él mismo.
Esta naturaleza am bivalente del ejercicio autobiográfico, que se fundam enta
en el establecim iento de una relación dinám ica y com pleja entre el h ech o vivido y
el h ech o construido (y reconstruido), revela el interés y los límites de este tipo de
d ocum ento com o fuente de inform ación.
151
evaluar la autobiografía a partir de las reglas admitidas para validar un docum ento
(ver el capítulo 3 de esta guía), debe admitirse que en este tipo de fuente se revela
un saber creíble en relación co n las experiencias vividas, percibidas e interpreta
das por un testigo que se ha convertido en escritor. Sin embargo, sería erróneo
suponer que se trata de un saber desprovisto de validez. Por lo demás, el problema
no se plantea en estos términos. La calidad de un docum ento autobiográfico no se
mide por la veracidad absoluta de los hechos en él narrados, sino por la capacidad
de un escritor para captar la complejidad de su relación interactiva con el mundo
que lo circunda. Esta capacidad se revela en la habilidad de un escritor para com
prender la significación y la coh erencia de sus experiencias pasadas. Tam bién se
m anifiesta en la preocupación por el detalle y en la calidad de la introspección
personal, considerando además que la experiencia individual revela prácticas so
ciales más amplias. Por esta razón, el investigador interesado en el docum ento
autobiográfico le reservará particular atención al “esfuerzo de memoria” del escritor
y a la necesidad de controlar la interpretación que hace de los episodios de su vida
que se despliega en forma de narración. A pesar de esta ambigüedad, que es indis
pensable considerar cuando se utilizan las autobiografías com o fuentes de inform a
ción, el interés de estos documentos continúa siendo considerable, aún en el ám
bito de una investigación convencional, al menos por dos razones. En primer lugar,
porque las autobiografías suelen abrir nuevas perspectivas de investigación, lo que
puede conducir a pensar el pasado de otra manera, a desmenuzar de modo diferen
te la sustancia histórica, a romper las periodizaciones tradicionales asociadas con
los grandes acontecim ientos, para optar por los ritmos generacionales, por las esca
las de duración que tienen como referente temporal la vida de los hombres y de las
mujeres. En segundo lugar, porque estos docum entos son a veces el único medio
que brinda acceso al universo m aterial y m ental de categorías sociales para las
cuales se posee escasa inform ación que no haya sido mediatizada por la percepción
de otras categorías sociales. C on el ejemplo de las costumbres sexuales vigentes en
la sociedad de Q uebec anterior a 1960 (sociedad que durante largo tiempo se ha
bía considerado prisionera de las prohibiciones religiosas y de la autoridad patriar
cal, com o consecuencia de la percepción que dejaron las elites de la época) se
ilustra bien el interés por utilizar el docum ento autobiográfico para aprehender y
poner en evidencia otra realidad social, esto es, la de mujeres que vivían en priva
do y de m anera intensa su sexualidad por fuera de los modelos estereotipados de
moralidad fem enina.
D icho lo anterior, no hay que exagerar el alcance revolucionario de las au to
biografías com o fu ente histórica. En efecto, la renovación de los problem as y de las
visiones de la historia que ha provocado el uso de las autobiografías es apenas
parcial. Cuando se habla de la autobiografía se debe saber que se trata de un género
literario por lo esencial relacionado con el desarrollo del individualismo en O c c i
d ente. Tam bién debe reconocerse que en su mayoría, las autobiografías proceden
de representantes de clases acomodadas y educadas, cuando no cultivadas de la
población. El caso es que sobre estas clases existen m uchos datos que encuentran
1 5 2
su origen en variadas fuentes de inform ación. D e la misma m anera, cuando una
narración procede de una agrupación minoritaria, son mayores las posibilidades de
que haya sido redactada por una elite de este grupo. A l fin y al cabo quienes deci
den escribir para la posteridad son hombres y mujeres excepcionales. Es indudable
que los autores de autobiografías no son necesariam ente seres caracterizados por
un destino singular o en quienes la calidad de la experiencia se revela superior. Sin
embargo, escribir es una m anera de exteriorizarse que indica una voluntad de e x
presividad que no corresponde a la manera de hacer y de vivir de casi todos. Esto
permite subrayar com o punto capital el de ser prudente en extrem o con las gene
ralizaciones y las conclusiones que se pueden formular a partir de las autobiogra
fías. Com o ocurre con cualquier otro tipo de docum ento y en la perspectiva utili
zarlas en el m arco de una investigación convencional, las autobiografías deben ser
sometidas a una crítica tanto interna com o externa, y com plem entadas con otras
fuentes de inform ación.
153
La selección de las autobiografías
154
de identificar el origen de las mismas. Es natural que nuestro investigador tenga
intuiciones que todavía enuncia de m anera simple o en forma preliminar. Estas
intuiciones van de la “mentalidad tradicional de los cultivadores” a “la existencia
de dos sistemas culturales paralelos, uno urbano el otro cam pesino, sistemas que
aunque sin duda se relacionan, en rigor no son com parables”.
Para calm ar su sed de explicar, le hace falta consultar otros corpus con inform a
ción pertinente. También le es imprescindible ir más allá de la entrevista tradicio
nal fundada en cuestionarios cerrados. La historia de vida y la entrevista biográfica
le parecen una solución. Sin embargo, preferiría acceder con sus interlocutores a
un nivel de intimidad que no haya sido com prom etido por las expectativas de un
entrevistador. En esta perspectiva, la autobiografía se revela com o un docum ento
interesante de estudio. Es verdad que el investigador no ignora que al redactar su
narración el escritor se halla anim ado por el interés de que su trabajo sea leído por
otros, definiendo así su propósito en función de las expectativas que supone. Tam
poco ignora que la autobiografía es una narración cargada de anécdotas y de h e
chos más o menos creíbles, que se halla organizada alrededor de una trama aplica
da a posteriori, con frecuencia al final de una vida. Sin embargo y dependiendo de
la riqueza de las narraciones, el investigador considera la autobiografía com o rev e
ladora de prácticas compartidas. A ún más, sabe que en el proceso intelectual de
narración de sus hechos de vida, el escritor brinda sus impresiones, explica sus
acciones de modo patente o no, y devela el sentido oculto de sus preferencias
cotidianas. En otros términos, le facilita al lector la com prensión de cóm o él, actor
social ahora escritor, pensó y vivió sus compromisos cotidianos. Para el investiga-
dor, el documento' autobiográfico se revela en este caso preciso com o un medio
para acceder a una cultura original que es im portante no considerar ni caracterizar
a partir de categorías de otras m atrices de pensamiento, para el caso aquélla de la
“modernidad avanzada”.
Para encontrar sus autobiografías, el investigador puede echar m ano de ciertas
obras de referencia en que a veces se presentan listas exhaustivas de tales docu
m entos2. También puede asesorarse de especialistas. Finalm ente, si cuenta con los
medios y el tiempo necesarios, puede dirigirse al lugar, entrevistar vecinos de la
localidad y preguntarles acerca de la existencia de autobiografías publicadas (que
se le hubiesen escapado) o inéditas. A l térm ino de su búsqueda de autobiografías,
habrá recogido unos veinte docum entos, por lo esencial narraciones retrospectivas
escritas por los cultivadores. U na simple ojeada a su corpus le revela documentos de
calidad desigual.
U na vez su corpus reunido, debe proceder a la selección definitiva de las au to
biografías que considere más pertinentes. Esta elección está muy ligada a sus o b je
tivos de investigación. Si quiere adelantar un estudio detallado de las prácticas de
155
los cultivadores en la región periférica y aprehender el mayor núm ero de prácticas
singulares (y a partir de ellas acceder a un m áxim o de significaciones de estas prác
ticas), debe estudiar sus veinte documentos. En efecto, cada autobiografía es espe
cífica; es decir, puede revelar sistemas de acción y de significación de esas prácticas,
que son únicas y que, a su manera, dan testim onio cabal de la riqueza y de la
complejidad de la cultura de los cultivadores asentados en la región periférica. S i su
tiempo y sus medios de investigación son limitados, podrá proceder a una selec
ción razonada de autobiografías. En nuestro caso, puede admitirse que esta selec
ción se efectúe conform e al criterio de la riqueza de contenido de un docum ento.
Resulta difícil aplicar la pauta de la representatividad en la selección de las au to
biografías. En efecto, el recurso al docum ento autobiográfico en una investigación
tien e por o b jetiv o impedir la propensión a asociar o a reducir, que genera
autom áticam ente el uso de las aproxim aciones cuantitativas o macroscópicas. En
principio, un estudio en que se aprovechan las autobiografías tien e el m érito de
poner a la luz del día la pluralidad de las experiencias cotidianas.
A hora, una vez efectuada la selección (imagínese que el investigador decide
estudiar con m inucia todo su corpus), pasará a la etapa de elaboración de una
m etodología para analizar sus docum entos.
L a e la b o r a c ió n d e u n a m e to d o lo g ía d e an á lisis
156
n ecen prisioneros de una operación convencional, justo porque no han renuncia
do a la lógica de la medida y las relaciones entre variables. Su objetivo implícito
continúa siendo la reconstitu ción de una realidad m acrosocial a partir del análisis
de un con ju nto de itinerarios individuales, considerados cada uno com o variantes
degradadas de un tipo ideal. En este co n texto, m ientras el actor perm anece siem
pre com o un cadáver, el investigador se transforma en una sanguijuela ávida de
construir su objeto deshumanizado. De esta m anera, nos encontram os al extrem o
opuesto de la voluntad de generar un procedim iento fundam entado para el uso de
las autobiografías.
Para descubrir la m etodología más apropiada, el joven investigador debe recu
rrir a un procedim iento de tipo empírico que incluye cuatro etapas:
- Primera etapa: identificar en el corpus reunido situaciones, prácticas, episodios,
reflexiones y así por el estilo. Sobre todo, se 'evitará leer las autobiografías a
partir de un modelo cerrado de acción social o de una estructura clasificatoria
rígida de com portam ientos hipotéticos. El objetivo no consiste en categorizar
la m ateria de las narraciones o en tipificar las experiencias, sino en observar la
realidad social en sus múltiples dimensiones, desde la perspectiva de las prácti
cas individuales.
- Segunda etapa: resumir de m anera breve, en fichas de papel o en soporte
inform ático (bloc de notas electrón ico), las prácticas y las situaciones revela
das, respetando con escrúpulo el co n texto en que fueron incluidas por el autor
de la narración.
- Tercera etapa: intentar desentrañar las significaciones totalizadoras que atra
viesan las prácticas o las situaciones identificadas. Es frecuente que el propio
escritor brinde estas significaciones. De esta manera pueden ser decodificadas a
partir de un ejercicio de contextualización más amplio con el que se busca
establecer lo que se sabe de la realidad histórica y sociológica de la comunidad
extensa a la cual perten ece el escritor; lo que se ha aprendido gracias a la lectu
ra de otros docum entos autobiográficos del corpus recopilado; lo que puede
suponerse de m anera razonable a partir del análisis al cual se consagraron otros
investigadores que trabajaron sobre docum entos autobiográficos más o menos
com parables; lo que se sabe a partir de otras fuentes docum entales (estudios
especializados, investigaciones antropológicas o sociológicas, entre otras).
- Cuarta etapa: interpretar de forma preliminar las prácticas y las situaciones a la
luz de los conocim ientos que se tienen sobre el género autobiográfico en una
época determ inada, sobre la econom ía política de una sociedad, sobre su histo
ria, entre otros aspectos. Por encim a de todo, evitar reducir una práctica o una
situación a un caso particular, a un epifenóm eno; por el contrario, se conside
rará la com plejidad de una totalidad social a partir del análisis de lo específico
de una situación.
El investigador considerará en sus análisis las particularidades de la autobiogra
fía com o tipo docum ental, puesto que con él trabaja. C on esto se quiere expresar la
lucidez que debe tener sobre ciertas formas o tendencias propias de la narración
autobiográfica. Entre ellas se pueden m encionar la auto-justificación implícita del
157
autor, el deseo de trascender su destino ordinario, la con stru cción de sus propósitos
bajo una modalidad sociográm atica3, la ilusión retrospectiva, entre otras. El inves
tigador debe ser sensible a estos aspectos y aprovecharlos de m anera óptim a. En
efecto, las m anías de los escritores no com p rom eten en absoluto la calidad de los
d ocum entos. Todo lo con trario, nos brindan la oportunidad de estudiar los imagi
narios individuales y los aspectos subjetivos de la cultura, entre otros aspectos. De
h e ch o , el investigador que p rocede co n base en el uso de autobiografías no tiene
por qué implicarse en un procedim iento de validación y crítica de contenido com o
el que se le suele aplicar al d ocu m en to tradicional. Es indudable que la autobiogra
fía revela prácticas singulares, y es justo la singularidad de las prácticas lo que in te
resa al investigador, y no el ca rá c te r más o m enos representativo que puedan tener.
Es natural que la autobiografía brinde un saber que no está som etido a las exigen
cias de la prueba docum ental. Sin embargo, lo que interesa al estudioso es justo el
h ech o co m o realidad que ha sido sentida, p en sad a y vivida, al mismo tiem po que
rev elad a y n arrad a. R eto m an d o las palabras de N icole G agnon puede decirse que
“lo que fascina al observador es el im pacto que experim enta el individuo cuando se
inserta en la historia”4. Por últim o, la autobiografía es una narración subjetiva ex
plícita que no respeta en m odo alguno las reglas de objetivación científica, y que
por añadidura tom a la form a de un discurso de sentido. Incluso en este caso se trata
de una ven taja, puesto que lo que cautiva al investigador es la naturaleza de la
n arració n com o nudo y fuente de significaciones y com o co n scien cia histórica
subjetiva del autor.
De h ech o , el uso de autobiografías, implica una ruptura co n las m aneras c o n
vencionales de tratar el docum ento. Esta ruptura no es sólo de orden m etodológico
(m anera de utilizar y analizar el d o cu m en to ), sino también y hasta un cierto punto
de orden epistem ológico (m anera de considerar e in terp retar). Considerem os una
vez más nuestros propósitos sobre la m etodología de análisis, esta vez a la luz del
ejem plo que hem os com enzado a estudiar.
A h o ra se proseguirá sin olvidar el hilo conductor. N u estro investigador ha d e
cidido co n se rv a r sus veinte autobiografías para analizarlas co n m inucia. E n u n cia
do a partir de una perspectiva exterior, su objetivo de investigación consiste en
com prender la razón por la cual los cultivadores no asimilan las norm as de la m o
dernidad avanzada tal y co m o se im ponen en el sen o de la sociedad. El investiga
dor considera que aprehender las experiencias de los cultivadores desde el “in te
rior”, gracias a las autobiografías, podría aportarle elem entos de respuesta no
contam inados por la matriz de pensam iento a partir de la cual él mismo considera
la realidad que observa.
158
Com ienza por leer todas sus autobiografías tratando de identificar en ellas los
pasajes que, conforme a sus intereses específicos, expresan una situación de “re
chazo a la m odernización”. Sin embargo, una lectura aten ta de los docum entos
pronto lo persuade a redefinir sus miras. En efecto, esta lectura lo obliga a suspen
der la búsqueda de situaciones de rechazo a la modernización, para con cen trar la
atención en el descubrimiento de situaciones episódicas que, a su manera, revelan
sistemas de prácticas que escapan a las aproxim aciones convencionales de carácter
cuantitativo. La comprensión que tiene el investigador de estos sistemas de prácti
cas es nula; por el momento, se revela incapaz de construir teóricam ente su objeto
de estudio, e incapaz tam bién de transform ar su intuición en una representación
m ental de carácter operativo. En estas condiciones, el investigador no puede valo
rar el contenido de su corpus docum ental a partir de un modelo sociológico a cep
tado. Só lo es consciente de que en las prácticas de los cultivadores se le ha revela
do una realidad diferente y original, en la que sería ingenuo identificar un sistema
ideal de acciones. El investigador sabe que para aprehender este sistema de a cc io
nes en sus m anifestaciones singulares debe recorrer todo el contenido de su corpus
de autobiografías. A corto plazo, no se trata para él de construir una teoría totalizante
de los sistemas de acciones sociales en las regiones periféricas. A lo sumo podrá
describir un cierto número de prácticas que a continu ación interpretará a la luz de
su experiencia, de sus conocim ientos, de las problem áticas a las cuales adhiere,
entre otros aspectos.
Sigue una metodología bastante simple que consiste en identificar en las narra
ciones la descripción de todas las situaciones que le parecen características de un
sistema original de acciones sociales. Siendo todavía incapaz de identificar las ra
m ificaciones de este sistema de acciones sociales, opta por definirlo de modo provi
sional com o un con ju nto de acciones que le parecen incomprensibles (o que cali
fica ele inm ediato de irracionales o de tradicionales) cuando las sitúa en su propia y
personal matriz de pensam iento. Esta definición le permite descubrir m uchas situa
ciones que habría ignorado si se hubiera atenido a su problema inicial.
Procede entonces a describir de manera breve estas situaciones en fichas de
papel o en un bloc de notas electrónico, lo que luego le perm itirá considerar las
prácticas en sus semejanzas y diferencias, y avanzar una interpretación rica y m ati
zada de la realidad que observa a través de los docum entos autobiográficos. De
m anera escrupulosa tam bién observa y toma nota del co n texto de las situaciones
evocadas por el escritor, tales com o: dónde aparece cada una de ellas en la narra
ción, cóm o se la presenta y por qué, con qué con ju nto de elem entos se halla aso
ciada en un apartado preciso y así por el estilo. Todos estos detalles son indispensa
bles a la hora de emprender una interpretación m editada de una situación, si se
desea acceder a la con cien cia que tiene el escritor tan to de los hechos com o de las
acciones y de los episodios que describe en su narración.
A sí, al cabo de una lectura aten ta y un trabajo sistem ático de identificación, el
investigador se encuentra con un cen tenar de fichas que pueden asimilarse a m ini
expedientes informatizados en que describe tantas situaciones cuantas considera
159
características de un sistema de acciones sociales cuya com prensión se le escapa.
En una de estas fichas (o en uno de estos expedientes informatizados) podría en
contrarse el pasaje siguiente extractado de la autobiografía de Donald Leclerc:
Desde que mi m uchacho cumplió sus quince años, en el verano de 1959, siempre
se iba para el pueblo a encontrar a sus amigos, según decía. No regresaba tarde ni
parecía experimentar incomodidad. Sin embargo, este tipo de salidas me intriga
ba. Una noche decidí seguirlo. Lo vi entrar en la casa de Arístides... Sabía que
Arístides tenía televisión, se necesitaría ser ciego para no saberlo. Desde que
aquella caja había entrado a su rancho5 siempre había invitados que aparecían
cada noche para visitar la familia..., y niñitas en los peldaños de la puerta princi
p al...
Aquella noche, tuve que regañar a mi muchacho cuando regresó. Le dije que la
televisión era buena para la gente que tenía tiempo que perder. No me dejó ter
minar. No recuerdo lo que me respondió pero recuerdo que discutimos feo, muy
feo. Al cabo de un tiempo las cosas no fueron como antes entre mi hijo y yo. Sin
embargo, recuerdo que casi me insultó aquella noche. Aquello me produjo un
gran dolor. No comprendo como un hijo se atreve a insultar a su padre. Me acosté
con dolor de estómago. Aquello me marcó. Me acuerdo como si hubiera sido ayer,
me parecía que el mundo no era igual. ¿Un hijo insultando a su padre... ?
160
la preocupación del padre radica en la deconstrucción de un espacio de autoridad
paternal. En este sentido, el aparato de televisión no es el principio ni el fin de la
historia. Aquello que perturba al padre es la distancia flagrante del hijo con respec
to a una cierta tradición en que la referencia básica de la figura paterna continúa
desempeñando el papel de un educador privilegiado que imparte las normas. En
este caso, al aparato de televisión no es más que el soporte en que se concreta un
co n ju n to de prácticas sociales a las que adhiere el joven y que contradicen aquellas
que había asimilado el padre. Buscando una causa tangible de la cual agarrarse
para argumentar su recrim inación, el padre toma el pretexto del televisor para
recuperar el esp ad o tradicional de autoridad que rechaza el hijo. Algunos dirían
que se trata del drama característico de la adolescencia. Situ ación paradigmática
de la transform ación de las relaciones intergeneracionales en una com unidad en
proceso de transición, dirían otros. A l final, poco importa la explicación que brin
de el investigador. Lo cierto es que no podrá contentarse interpretando el episodio
del televisor com o la m anifestación de un rechazo a la modernización. Deberá
contextualizar esta actitud específica en relación con lo que se sabe acerca de las
relaciones intergeneracionales en las familias rurales de Q u ebec a finales de la dé
cada de 1950. Tam bién deberá contextualizarla en relación con toda una gama de
inform aciones puntuales procedentes de otras autobiografías que posee o de otros
documentos que conoce; todo ello con la finalidad no de corroborar los hechos,
sino de enriquecer las situaciones relacionándolas unas con otras. Por último, lle
gado el caso, el investigador podrá sacar provecho de otras investigaciones funda
das en autobiografías donde se analizan prácticas más o menos similares. En m ate
ria de análisis autobiográfico, cada estudio de prácticas con tien e aportes que
enriquecen el procedim iento en su conju nto. Leer estudios basados en el uso de
autobiografías resulta esencial para cualquier investigador interesado en este tipo
de documento. Todo esto se hace no para en contrar modelos de análisis, sino para
descubrir la pluralidad de las prácticas individuales.
El investigador deberá repetir de m anera exhaustiva este procedim iento de
análisis para todas y cada una de las situaciones que ha identificado. U na vez más,
en el segundo caso (A rthur Latraverse), no es el rechazo a la m odernización lo que
está en juego, sino la independencia del cultivador, que éste valoriza en alto grado
y que no está dispuesto a negociar. Tam poco está dispuesto a perder su estatus de
educador de privilegio. Q uiere conservar la capacidad de gestionar parcialm ente el
futuro de su primogénito. N o está dispuesto a renunciar a la m anera de considerar
su trabajo (un modo de vida y una vocación y no una mera actividad profesional).
U n tractor no es sólo una m áquina, sino el origen de un con ju nto peculiar de
relaciones sociales y de una dinám ica económ ica diferente. El cultivador entiende
bien todo esto. Pero com o él no ve cóm o el tractor podría reforzar la cohesión de
su familia, la m áquina no le parece ventajosa. Esto no lo com prende el agrónomo
(ni el tecn ó crata), que concibe la realidad y la condición del agricultor con la
ayuda de otra matriz de pensam iento, de otro universo normativo, de otro paradig
ma socioeconóm ico.
161
La construcción de una interpretación
162
Las relaciones intrafamiliares
A través de sus narraciones, varios escritores abordan el tema de las relaciones
intrafamiliares. Las autobiografías analizadas presentan una variedad de prácti
cas, de relaciones y experiencias que nos permiten acceder a ciertas significacio
nes importantes de las actitudes y de las opciones de los cultivadores asentados
en sectores rurales. El análisis informado de estas significaciones nos lleva a des
c u b rir un mundo complejo cuya coherencia es puesta a prueba sin cesar por las
incitaciones, las informaciones y las exigencias que provienen de la sociedad en
su conjunto. A través de sus narraciones, los cultivadores aparecen como indivi
duos que buscan resolver los problemas planteados por una sociedad en transi
ción. Vistas desde el exterior, estas soluciones se presentan como un rechazo a la
modernización. De hecho, se trata de elecciones maduras, condicionadas por el
objetivo fundamental de mantener a toda costa la cohesión de la familia. Veamos
cómo la búsqueda de esta cohesión familiar se expresa en ciertas prácticas.
La tolerancia y la reprobación en las relaciones intergeneracionales
163
las biografías y recurriendo a una inform ación recogida por otros medios. A l final,
el investigador no saca conclusiones generales. Su objetivo principal consiste en
establecer y comprender de manera razonable una pluralidad de prácticas que puestas
en paralelo perm iten captar experiencias singulares, en toda la complejidad e
historicidad que les son propias.
Es evidente que se puede ir más lejos en el procedim iento intelectu al y desem
bocar en la constru cción de modelos con un alto nivel de abstracción que repre
sentan un sistem a de acciones bajo un aspecto ideal, tipificado. Pero este procedi
m iento que resulta de la veleidad no declarada que consiste en descubrir leyes de
funcionam iento de lo social a partir de las cuales, a renglón seguido, los com porta
m ientos se juzgan con frecuencia com o coherentes o irracionales, nos conduce al
terreno de la ciencia probabilista donde los sujetos actúan com o objetos dotados
de escasa au ton o m ía y donde las estru ctu ras tie n e n un abrum ador poder
condicionante. U n a realidad bastante diferente de aquella que la autobiografía
enseña a descubrir...
En la bibliografía que aparece a continu ación se citan varios clásicos del análi
sis biográfico y autobiográfico, cuya consulta le permitirá al investigador ir más
lejos en el cam ino de conocim iento del docum ento autobiográfico.
B ib lio g r a f ía
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165
C a p ítu lo 9
C ó m o a d e la n ta r u n a in v e s tig a c ió n m e d ia n te e n tr e v is ta s *
167
yecto a la preparación personal del investigador, pasando por la recuperación do
cum ental y la definición de un marco de interacción.
La metodología de la entrevista es un procedim iento que exige un tiempo y
una energía que el investigador debe estar dispuesto a invertir. Se recurre a la en
trevista cuando se desea obtener inform ación y con ocer los siguientes campos:
• la cultura oral; por ejemplo, los cuentos, las canciones, los mitos.
• Las artes manuales; por ejemplo, las técnicas de fabricación de pan artesanal.
• Las formas cotidianas de vida; por ejemplo, la distribución de las tareas domés
ticas en el seno de una familia.
• Las reacciones, las percepciones o las actitudes frente a un hecho social; por
ejemplo, el vestido y el lenguaje de los adolescentes.
• La lengua hablada; por ejem plo, el uso espontáneo del subjuntivo.
Por regla general, los antropólogos, los sociólogos y los lingüistas se sienten a
sus anchas cuando realizan investigaciones en colaboración con personas en tre
vistadas. En efecto, los datos provenientes de conversaciones sistem áticas co n sti
tuyen con frecuencia la m ateria prima de sus análisis.
Todos los investigadores -h istoriad ores, geógrafos, filósofos, incluso, en nues
tros días, los trabajadores sociales, los ergónomos, los especialistas en publicidad o
en ciencias de la salud- que se nutren de testimonios de individuos para comprender
un hecho, una situación, un com portam iento o un gusto, recurren cada vez más a
métodos que incluyen las entrevistas personales. Esto indica hasta qué punto este
procedim iento m arca una tendencia fuerte en la investigación contem poránea.
168
m iento dependen de la precisión con que se formulen los objetivos. Cuando un
procedim iento de entrevista carece de planificación y justificación es im producti
vo, ineficaz y contrario a la ética. D urante m ucho tiempo ha operado la tendencia
a recoger testim onios y narraciones al modo com o se coleccion an antigüedades.
Por lo demás, hasta hace poco tiempo no era raro que los datos fueran identificados
y archivados bajo el nombre del entrevistador, com o ocurre con la apelación “C or
pus M arshall”. Hoy por hoy, los resultados obtenidos de esta m anera se consideran
deplorables desde el punto de vista de la gestión y el uso de la inform ación. Los
archivos se hallan atestados de masas de docum entos sonoros que en la práctica
son inutilizables, porque no se dispone de inform ación suficiente acerca de las
condiciones en que se realizaron las entrevistas.
Por lo demás, se piensa con razón que las personas mayores poseen un saber y
una experiencia que vale la pena reunir, interpretar y difundir. Sin embargo, este
saber y esta experiencia no constituyen por sí mismos una problem ática de investi
gación. Es evidente que las llamadas “operaciones de salvam ento” perm iten a co
piar considerables cantidades de inform ación; sin embargo, realizadas al calor de
las urgencias del m om ento, con frecuencia se hallan desprovistas de preocupacio
nes científicas y objetivos precisos, vacías de sentido e incluso insignificantes, puesto
que no pueden generar un trabajo de análisis ulterior. Los docum entos sonoros
deben ser recogidos en función de un objetivo preciso, sometidos a un cu estiona
rio y a una crítica razonada en relación con los avances del conocim iento en un
cam po determ inado de la investigación, para que se vuelvan útiles y utilizables,
com o ocurre con los escritos y con los objetos. A ún más, deben ser contextualizados
y acompañados de un docum ento en que se precisen sus características propias.
Dado que en el capítulo 11 de esta guía se aclara la m anera de circunscribir un
tema de investigación y de definir un objeto de estudio, resultaría reiterativo abor
dar tales asuntos en el presente capítulo. Ahora se pasará más bien a los problemas
éticos que plantea toda entrevista.
L o s a s p e c t o s é t ic o s
La ética abarca los principios morales que gobiernan la conducta de todo in
vestigador. En lo relativo a la entrevista, estos principios se traducen en normas de
com portam iento fundamentadas en el respeto a las personas entrevistadas. La éti
ca profesional implica que el investigador atiende a un con ju nto de prescripciones
que rigen la conducta bajo la forma de pautas interiorizadas: “no hacer esto”, “pres
tar atención a aquello”, “evitar tal reflejo o tal manía”, entre otras.
C on cierta frecuencia se observa que el investigador que realiza entrevistas
antepone su investigación al respeto de la tranquilidad e intimidad de las gentes.
A unque la persona entrevistada puede ser considerada en su papel de actor social
o bien puede ser objetivada com o sujeto-testigo, no es un objeto-testigo en nin
gún caso. La vaguedad en la definición de los objetivos de una investigación, una
preparación insuficiente o una actitud altiva por parte del investigador pueden
molestar, herir o frustrar al entrevistado. La sencillez y una preparación adecuada
169
para el encuentro son reglas elem entales de buena educación. En primer lugar, el
investigador se inmiscuye (algunos dirían que es un intruso) en la intimidad del
entrevistado; además, el entrevistado revela amplios contenidos de su saber sin
obtener nada en contraprestación. Se trata de aspectos que siempre se deben tener
presentes.
También es necesario ser honesto con la persona entrevistada, revelándole los
motivos de la investigación. Llegado el m om ento, se le darán a conocer los equi
pos de registro de la inform ación o se.le explicará el sistema empleado para la toma
de notas. Com o es apenas natural, la autorización del entrevistado es indispensa
ble en ambos casos. Por regla general, el investigador tiene el deber de preservar el
anonim ato de sus fuentes y garantizar que la inform ación obtenida sirva sólo a los
fines para los cuales fue colectada. En los casos en que se requiere revelar la identi
dad de los entrevistados, la autorización pertinente es de rigor. Del mismo modo, el
investigador debe velar porque ningún tercero pueda utilizar los datos obtenidos
de m anera m alintencionada o vejatoria para el entrevistado.
Por último, es necesario señalar que ningún investigador puede obligar a un
individuo a contestar total o parcialm ente una entrevista -c ie rta s preguntas en
particular-, pues rehusarse a colaborar es un derecho fundam ental de las personas.
Por ello, toda acción investigativa adelantada sin que los involucrados lo sepan es
contraria a la ética profesional.
170
contradictorios. Por una parte, debe obtener tanta inform ación pertinente y verí
dica com o le sea posible; por la otra, no puede forzar a la persona entrevistada a
brindarle inform ación que no tiene o no quiere ofrecer. A sí, el investigador debe
aprender a formular preguntas que inviten al individuo a com partir sus experien
cias o su mirada sobre una situación. Se trata de una conversación entre dos perso
nas y no de un interrogatorio que un investigador aplica a su objeto de estudio. El
entrevistador debe anticipar los límites del inform ante. Toda persona entrevistada
desea estar a la altura de las expectativas puestas en su persona -q u e por lo demás
puede brindar las respuestas que considera más adecuadas para satisfacer al investi
gador-. Com pete al investigador no encasillar a priori las respuestas del entrevista
do ni encerrarlo en imágenes preconcebidas.
En suma, la calidad de una entrevista es proporcional a la calidad de escucha
del investigador y a su capacidad para entablar una conversación armoniosa en la
que no se controle el contenido de las intervenciones de la persona entrevistada.
Así, los resultados alcanzados se hallan en estrecha relación con las calidades hu
manas del investigador y con el profesionalismo de sus procedim ientos. La prepa
ración de un encuentro con una persona dispuesta a colaborar con una investiga
ción exige un buen con ocim ien to de los materiales de la entrevista, desde el
cuestionario y las fichas técnicas hasta los equipos para registrar la inform ación.
Por regla general, m ientras m ejor conozca el investigador sus equipos, mayor será
su disponibilidad durante la entrevista. Esto suele influir sobre el com portam iento
de la persona entrevistada, que en virtud de ello se vuelve más espontánea. En este
sentido, es primordial relativizar la técn ica para que no se vuelva un foco de dis
tracción. Tam bién se debe evitar la consulta repetida del texto del cuestionario.
Asestarle un m icrófono en las narices al entrevistado o perderse entre unos papeles
en desorden com prom ete la calidad de la interacción. D icho esto, el uso mesurado
del m agnetófono presenta una ventaja im portante, pues le evita al investigador
tomar nota de lo que dice el entrevistado. En estas condiciones, los interlocutores
se instalarán en una relación más natural.
De la misma m anera, es esencial con ocer bien los límites de la tecnología em
pleada. A sí por ejem plo, el uso de un m agnetófono ordinario hace imposible dis
cernir las palabras de varios individuos que hablan a un mismo tiempo. Se reco
m ienda que el investigador haga grabaciones que no impliquen a más de dos o tres
personas. U n grupo más num eroso crea serios problemas. Por una parte, la identi
ficación a posteriori de la voz de cada uno se logra con dificultad; por otra, varias
conversaciones sim ultáneas pueden provocar una suerte de cacofonía. Por último,
vale la pena m encionar algunos principios elem entales de m étodo. Es preferible
grabar con un m icrófono externo, ojalá en un pequeño recinto cerrado, sobre todo
cuando la buena calidad de la grabación es esencial para los análisis subsiguientes
o para la difusión de los resultados de una investigación.
Se debe prever un sistema para consignar la inform ación general de la entrevis
ta. S e registra el nom bre del investigador y sobre todo, en forma codificada, el de la
persona entrevistada. Tam bién se anota la edad de la persona entrevistada, su sexo,
ocupación, grado de escolaridad, origen; además, el lugar de la entrevista, las per
171
sonas presentes durante su realización, los contactos precedentes y subsiguientes a
la entrevista, los hechos más significativos de la misma y en general las impresiones
generales del investigador. En pocas palabras, los aspectos susceptibles de tener
cualquier tipo de incidencia en la interpretación del desarrollo de la entrevista.
Esta inform ación puede volverse indispensable, porque puede contribuir a expli
car global o parcialm ente un com portam iento acaecido durante la entrevista.
Por último, ha de tenerse en cuenta que las entrevistas deben realizarse en
condiciones similares de modo que, llegado el m om ento, sea posible la puesta en
paralelo o la com paración del com portam iento de las distintas personas entrevista
das. De ahí la im portancia de prever este aspecto de la investigación al m om ento
de preparar la entrevista.
El m uestreo
¿A cuántas personas es necesario entrevistar para que la investigación sea creí
ble y válida desde un punto de vista científico? iEs indispensable atenerse de modo
único y exclusivo a lo que en realidad podrá ser objeto de análisis! Entrevistar a
cien personas y no poder analizar sino diez entrevistas es un grave error metodológico
y, lo que es peor, una falta de respeto flagrante hacia las personas que han colabora
do con la investigación. Sin embargo, no se puede determ inar de modo arbitrario
el número necesario de entrevistas para validar una investigación. Recuérdese que
a medida que las entrevistas son más largas y abiertas, el material recogido se hace
más voluminoso, y mayor el tiempo necesario para procesar la inform ación. Por el
contrario, cuando las entrevistas son breves y cerradas -c o m o ocurre con los son
d eo s-, el análisis se vuelve m ecánico y simplificado. En caso de que un investiga
dor opte por entrevistas largas puede ser aconsejable reunirse con un número res
tringido de personas dispuestas a ofrecer información. En caso de un procedimiento
similar al sondeo, es posible y ventajoso para el investigador recurrir a un mayor
número de inform antes.
Los objetivos que se plantea el investigador determ inan en amplia medida la
forma y el número de entrevistas que deben realizarse. En el evento de que opte
por realizar prácticas individuales, cada narración valdrá su peso en oro. Pero si se
propone objetivos comparativos, por ejem plo com prender el desarrollo diferencia
do de un com portam iento o de una práctica, se verá obligado a constituir una
muestra más grande. En este caso, la estadística exige que mientras mayores sean
los parámetros exteriores considerados (edad, sexo, escolaridad, origen), mayor
172
debe ser la muestra, puesto que es imposible que un solo individuo represente todas
las características de un grupo.
Tipos de entrevista
Existen diferentes m étodos de entrevista. El eje de algunos de ellos son los
cuestionarios cerrados en los que las personas responden co n una selecció n
predefinida de respuestas; otros con sisten en entrevistas muy largas, abiertas y es
pontáneas. U n m étodo no reemplaza al otro, pues los objetivos de la investigación
determ inan el tipo de entrevista que debe realizarse.
La entrevista semidirigida
La entrevista semidirigida es el m étodo más utilizado para discernir el co n o ci
m iento de una persona acerca de un aspecto específico de su vida cotidiana. Toma
la forma de una conversación que gira alrededor de un cuestionario abierto relacio
nado con un cam po preciso de investigación. C on frecuencia el cuestionario sólo
co n tien e los temas que se abordarán. En caliente, el investigador prepara en forma
definitiva las preguntas pertinentes, tan to las principales com o las secundarias.
En el caso de una entrevista semidirigida, el investigador que la realiza desem
peña un papel determ inante, puesto que debe coger al vuelo las pistas que la perso
na entrevistada le brinde, respetando en todo m om ento los temas incluidos en el
cuestionario. La entrevista será tanto más difícil de realizar cu anto más se aborden
temas personales e íntim os. En este sentido, para una persona es menos com pro
m etedor hablar del acuerdo de libre com ercio entre Canadá y Estados U nidos que
responder a preguntas sobre las escenas de violencia que presenció cuando se h a
llaba en prisión.
173
La entrevista dirigida
La entrevista dirigida reposa en una lista de preguntas preestablecidas en que
las respuestas se hallan sugeridas en la propia form ulación de las preguntas. El son
deo corresponde al uso típico del cuestionario cerrado. Se utiliza para identificar
los estereotipos compartidos por un gran número de individuos. Las respuestas
esperadas son breves y más bien homogéneas, en razón de lo restringido del abani
co de respuestas posibles.
La observación participante
En la observación participante el investigador interviene com o espectador de
un acontecim iento. Asiste al despliegue de cuentos, canciones o mitos, en presen
taciones privadas o públicas, frente a auditorios más amplios que los que suelen
conform ar los investigadores. Lo mismo ocurre con las fiestas, los debates o las
conversaciones ordinarias donde no interviene de m anera directa en la produc
ción discursiva. Sin embargo, puede encontrarse con las personas antes o después
de los eventos o las presentaciones, aunque por lo general se limita a registrarlos.
En la mayor parte de los casos se debe prever una etapa de transcripción para
facilitar el análisis de los docum entos grabados. Dado que esta etapa es larga y
costosa en extrem o, es razonable prever entre quince y veinte horas para la trans
cripción exhaustiva de una hora de grabación. Cuando la investigación no exige
una transcripción integral del contenido, se pueden identificar pasajes en las gra
baciones y proceder a transcribirlos. En este caso, es preferible transcribir en lugar
174
de resumir las declaraciones de las personas entrevistadas, teniendo en cuenta que
son demasiados los riesgos de una mala interpretación. Por expedito que sea, un
sistema de análisis o de indización del m aterial grabado representa una gran venta
ja para la utilización eficaz y óptim a de un banco de entrevistas.
3 . L a e n tr e v is ta s o c io lin g ü ís tic a
En esta sección del capítulo se busca describir el procedim iento que preside el
desarrollo de una entrevista sociolingüística.
La entrevista
175
En el plano de la interacción, la calidad de la entrevista descansa sobre los
hombros del investigador, que debe perm anecer muy aten to a la conversación de
las personas entrevistadas. El investigador debe saber callar en ciertos momentos.
D e la misma m anera, debe saber captar las pistas que el inform ante le brinda, a
veces de m anera improvisada. Viene al caso saber que en las entrevistas que in te
gran el corpus del francés hablado en M ontreaP, una m ujer se refiere en tres ocasio
nes a su primer encu entro con su futuro marido. Sólo hasta la tercera m ención del
episodio el entrevistador se dirige a la dama diciéndole: “C uéntem e cóm o ocurrió
eso”. ¿Resultado? Un m onólogo de la persona entrevistada de más de diez minutos
de duración, que representa uno de los ejemplos más bellos de discurso narrativo
que aparece en todo el corpus.
En el aspecto tem ático, el inform ante estará tanto más cóm odo cuanto los
temas abordados le permitan expresar m ejor su com petencia, y en la medida en
que los asuntos técnicos sean eliminados o dejados con sutileza para el final de la
conversación. Para responder al objetivo de una co lecta de datos destinada a an á
lisis lingüísticos se puede echar m ano de todo un conju nto de tareas susceptibles de
conducir al inform ante a hablar de m anera espontánea. Las preguntas sobre el
pasado (los buenos viejos tiempos ... ), el m atrimonio, la enfermedad y los accid en
tes (trágicos o cóm icos) incitan con frecuencia al inform ante a contar anécdotas o
historias. Las preguntas relacionadas con acontecim ientos políticos lo incitarán
más bien a argumentar y a discutir, para hacer valer su punto de vista. Sin embargo,
este tipo de preguntas, que con frecuencia generan discursos y em ociones, no d e
ben suscitar polémicas que puedan indisponer a la persona entrevistada. Por lo
demás, puesto que el objetivo tam bién consiste en estim ular la form ulación de
opiniones y el recuento de experiencias, en este caso sobre la percepción de la
lengua y de los con tactos lingüísticos, el cuestionario debe incluir preguntas sobre
estos tem as. En este sentido, se recom ienda form ular preguntas simples, desde las
más generales hasta las más específicas.
En el caso de estudios sociolingüísticos, tal y com o ocurre con la mayor parte
de los restantes tipos de investigación, es esencial recoger ciertas inform aciones de
carácter personal sobre las personas entrevistadas. El origen geográfico o el grado
de escolaridad de las personas entrevistadas, de sus cónyuges o de sus padres, pue
den revelarse com o factores determ inantes para explicar un com portam iento lin
güístico. Resulta apropiado recoger la inform ación de tipo personal al principio de
la entrevista. D e hecho, una “conversación” que se inicia con la solicitud de datos
personales rompe con frecuencia el hielo entre la persona entrevistada y el inves
tigador que se familiarizan de este modo con la situación de una entrevista que
incluye la interacción con un desconocido.
3. C on stitu id o en 1 9 7 1 , este corpus es d escrito en sus parám etros generales, m étodos de m uestreo
y tra ta m ie n to in fo rm ático en D avid S an k off et al., “M éth o d es d e c h a n tillo n a g e e t u tilisation de
l’o rd in ateu r dans l’étude d e la v ariatio n linguistique”, C ahiers de linguistique de l'Université d u Q uébec,
n“ 6, 1 9 7 6 ,p .8 5 - 1 2 5 .
176
El muestreo
177
grupo social o al nivel de ingresos buscado, dado que hombres y mujeres, jóvenes y
mayores cohabitan. Enseguida, mediante el m étodo del azar (directorio telefónico,
puerta a puerta), se identificarán individuos con atributos pertinentes de edad y
sexo. Por el contrario, si se desea estudiar los hechos de lengua en un solo subgrupo,
por ejemplo entre adolescentes de familias obreras, se podrá aprovechar la existen
cia de redes formales o informales. Estas redes suelen encontrarse en lugares públi
cos típicos (casas de jóvenes, bares, parques, lugares de diversión, entre otros), lo
que posibilita que se pueda acceder a las personas que serán entrevistadas de m a
nera más segura, más eficaz y más rápida. Procediendo conform e a este m étodo, el
investigador podrá matar dos pájaros de un tiro. En primer lugar, podrá acceder a
las prácticas de la lengua relacionadas con el lenguaje de los adolescentes y, en
segundo lugar, estudiar el funcionam iento de sus redes informales de pertenencia.
L a é tic a
178
Segunda Parte
181
l . Las etapas de preparación y de realización de un trabajo de
investigación
182
Segunda etapa: la determinación de una estrategia de investigación fundada en la
consulta inteligente del corpus documental, la identificación de un posicionamiento
claro frente al problema y el estudio crítico de la docu^ ntació n compilada
183
problema le perm ite al lector percibir la serie de elecciones en que reposa la inves
tigación efectuada y los límites que se le asignan. En un trabajo extenso, el inves
tigador expone, de ordinario en la introducción, su estrategia de investigación de
m anera detallada y presenta su posicionam iento frente al problema.
La m anera en que se formula el problema evoluciona de forma constante du
rante el desarrollo de la investigación. Las lecturas, la reflexión y las discusiones
con los colegas enriquecen esta m anera de formular el problema que, en algunos
casos extrem os, incluso puede cam biar en el m om ento de la redacción. M ediante
sus lecturas, seleccionadas y organizadas en función de su estrategia de investiga
ción (ver el recuadro anterior), el investigador m antiene un diálogo constante
co n su pregunta inicial, que reformula y precisa de m anera cada vez más adecua
da, que transforma y hace más com pleja, y que incluso puede elim inar en un m o
m ento determ inado para reemplazarla por otra. D icho en pocas palabras, lee en
filigrana con una finalidad, unos interrogantes y unos objetivos precisos, y adapta
su problemática, sus hipótesis y su metodología a su corpus docum ental, aunque sus
interrogantes y objetivos perm anecen abiertos en todo momento, frente a hechos
que él desconocía o no podía adivinar. En estas condiciones, puede decirse que la
investigación es un proceso infinito pautado por avances y retrocesos en relación
con los logros. D e la elección inicial de un tema, el investigador pasa a la in terro
gación y al tratam iento m inucioso de los hechos, luego procede a la reconstitución
parcial de su objeto. Validada o invalidada por otras investigaciones, esta reconsti
tución parcial se torna cada vez más com pleja, sin que por ello el proceso sea
necesariam ente lineal o acumulativo.
A l mismo tiempo que culm ina sus elecciones y perfecciona su estrategia de
investigación, el estudiante profundiza en el conocim iento de su tem a m ediante
un plan de lecturas. Si el estudio reposa sobre la consulta de fuentes primarias, en
este m om ento el estudioso procede al análisis m inucioso de ellas, a partir de una
metodología que él mismo ha establecido. Este análisis le permite efectuar com pa
raciones, practicar cortes, hacer constataciones, llegar a una reconstitución parcial
o com pleja de la realidad que estudia; en pocas palabras, le permite construir una
in terpretación. Es evidente que este análisis no se realiza en un vacío de reflexio
nes, sino que depende de los interrogantes del investigador y de los objetivos que
ha planteado en su proyecto. D urante este ejercicio de análisis más o menos pro
fundo, la hipótesis inicial se refuerza o se modifica, se matiza o se enriquece. A
partir de ese m om ento puede ser formulada de una m anera m ucho más segura.
A l mismo tiempo que consulta, estudia y analiza de manera m inuciosa su docu
m entación, el investigador com pleta y perfecciona su bibliografía. Así, de modo
gradual, van tomando form a en su inteligencia los puntos de argum entación y las
cadenas argumentativas. Comienzan a emerger ciertas maneras de agrupar los datos
y la inform ación. De modo sim ultáneo con sus lecturas, el investigador empieza a
imaginar una posible estructuración de las diferentes partes de su trabajo y estable
ce un plan provisional de exposición de los resultados de su investigación.
184
Tercera etapa: la elaboración de un plan de exposición de los resultados de la
investigación con la finalidad de brindar una respuesta a la pregunta inicial
U na vez que haya organizado el plan (es decir, la estructura razonada conforme
a la cual se exponen los resultados de la investigación), el estudiante se halla listo
para escribir el texto, cuya cualidad primordial debe ser la claridad; un texto en que
se busque la concisión y que sea redactado en una lengua correcta; un tex to pre
sentado según normas técnicas, de modo que el lector se sienta cóm odo consultán
dolo.
E n estas condiciones, puede decirse que el procedim iento típico de realización
de un informe de investigación ha concluido. En el esquema siguiente se recapitula
este procedim iento en su progresión.
185
2. Procedim iento para realizar un trabajo de investigación
Lecturas preliminares
Estas lecturas permiten situar el tema en un contexto intelectual e historiográfico más
amplio; además, permiten conocer las investigaciones que se han realizado en este terreno
(enciclopedias, diccionarios, manuales de colección de importancia reconocida, obras de
síntesis, sitios internet).
Título preliminar
El título preliminar es una declaración general de intenciones de una investigación; opera
como pumo de referencia y de inspiración.____________________________________________
186
F I A ^ S O - Ribiioieca
187
Tercer momento: elaboración de un plan de redacción
188
C a p í t u l o 11
189
impresiones subjetivas y desorganizadas que por fuerza de necesidad tienen los
investigadores frente a sus temas iniciales, se transform an en conjuntos de ideas
bastante precisas y claro está, relativam ente bien documentadas. En algunos casos,
estas ideas corresponden a orientaciones concretas de investigación. El cam ino
por el cual se efectúa esta transform ación puede ser reconstituido de la manera que
aparece indicada en el recuadro de la página 192.
D o cu m en ta rs e so b re el te m a in icia l
Esta operación docum ental (cuya realización puede verse facilitada por la ela
boración de un plan de conceptos -v e r capítulo 2 - ) es indispensable por tres razo
nes, a saber:
190
- porque permite obtener un m áximo de inform ación, de detalles y de precisio
nes sobre un tema;
- porque perm ite descubrir ciertas aproxim aciones o perspectivas a partir de las
cuales los investigadores han abordado el tema;
- porque permite captar varios aspectos o dim ensiones de este tema, es decir
percibirlo en toda su com plejidad.
N o es necesario que esta docum entación sea exhaustiva. Basta que incluya
una o dos obras de síntesis, artículos procedentes de enciclopedias y diccionarios
especializados, una obra de carácter historiográfico que le permita establecer un
balan ce de co n o cim ien to s sobre un tema o un cam po de investigación y uno o dos
sitios de Internet. Se debe recordar que el objetivo aquí no consiste en acum ular
conocim ientos. C on esta operación docum ental se busca más bien el siguiente
objetivo:
Form ular ciertas preguntas prelim inares aunque susceptibles de ser investigadas
y que conduzcan a la elaboración de una perspectiva de acercam iento al tem a
propuesto
191
F^ormular orientaciones concretas de investigación
Estas cuestiones preliminares se fundan:
- en el acervo de inform ación del investigador (es decir, en la docum entación
que ha consultado y asimilado, y en el trabajo de reconocim iento general de las
fuentes que ha adelantado);
- en sus m otivaciones personales (es decir, lo que él desea investigar, a pesar de
todo lo que eventualm ente habría por investigar); y sobre las primeras com pro
baciones de indicios, de elem entos de com prensión y de inform aciones que ha
acopiado de m anera im plícita leyendo y tom ando nota de las obras.
Así, las preguntas preliminares le perm iten al investigador identificar ciertas
o rie n ta c io n e s a partir de las cuales puede aprehender y exam inar co n rigor c re
ciente su tem a de investigación. En este sentido puede decirse que sólo sabe quien
es capaz de formular las preguntas p ertinentes1- C om o es evidente, estas orienta
ciones pueden revelarse com o no susceptibles de una investigación concreta, in
útiles e incluso conducentes a callejones sin salida. Por esta razón, el investigador
debe replantearlas y confrontarlas sin cesar, estableciendo una relación dialéctica
con la nueva información con que se enriquece cada vez su corpus de conocim ientos.
En el cuadro siguiente se resume lo esencial de las últimas afirm aciones que se
han expuesto.
l. El dicho de que “seul possede le savoir qm formule bien les questions" es quizá intraducibie
al español como tal [N. del T].
192
3 . E ta p a de ra z o n a m ie n to o rd en ad o e in fo rm a d o
193
tem a de investigación. Divide las fases de asim ilación y de profundización de un
problem a o de un asunto por parte del investigador. El título puede reformularse
varias veces a m edida que se precisa la reflexión del investigador. Sin em bargo, en
todos los casos, es el hilo co n d u cto r de una intención, de un proyecto en co n stru c
ción. El título debe op erar com o un faro en la noche. Por esta razón es preferible,
cu an d o se inicia el proceso de definición de un tem a de investigación, utilizar un
título largo cuyas palabras sugieran de inm ediato las intenciones del proyecto. Este
título prelim inar se aco rta rá a medida que el investigador asimile y dom ine su p ro
yecto. A l final de una investigación, el título podrá tom ar una forma más sofisticada,
más ab stracta, más im aginativa, si el caso lo requiere. A con tin u ación se brindan
algunos ejemplos de títulos:
Hasta aquí los investigadores han abordado este tema de estudio de tal y tal
manera. Han resaltado los problemas siguientes; se han interesado en particular
en íos siguientes aspectos. Han utilizado tal o cual procedimiento metodológico;
han optado por tal o cual problema, han privilegiado este o aquel aspecto, etc.
194
í
Precisar la manera de interrogar el tema inicial: descubrir gradualmente el tema
D e te rm in ació n de un cierto n ú m ero de problemas de estud ios que ha venid o p lan tean d o el tem a
inicial
195
rrogación múltiple es cautivante porque hasta aquí nadie se había interesado en
este tema, porque nunca se había abordado este tema desde este ángulo teórico,
empírico, etc.
196
C a p ítu lo 12
C o m o d is e ñ a r u n a e s tr a te g ia d e in v e s tig a c ió n
197
proyecto, procede a las definiciones conceptuales de rigor, delimita el espacio acep
table de su argum entación e indica las precauciones que debe tomar a la hora de
sacar las conclusiones.
Por una parte, el posicionamiento frente al problema consiste en una argumen
tación analítica. En el curso de la elaboración de esta argum entación el investiga
dor transforma su objeto de estudio en un problema que es necesario resolver. A l
mismo tiempo, explica y legitima su proyecto en relación con otros trabajos ya
realizados o sim plem ente posibles. Por otra parte, se trata de una argum entación
informada m ediante la cual el investigador define y justifica su m anera de aproxi
marse a su problema intelectual, propone una respuesta parcialm ente intuitiva a su
pregunta inicial (hipótesis), y describe el con ju nto de medios que se propone des
plegar para responder a esta pregunta, para verificar su hipótesis y para construir su
dem ostración (m etodología).
198
A sí por ejem plo, el tema del libro de Louise D ech en e gira alrededor de los
habitantes y los mercaderes de M ontreal en el siglo x v i i . El problema subyacente
que interesa a la historiadora es “la form ación de una sociedad colonial que emergió
com o consecuencia combinada del traslado de una población europea sometida a
la influencia del desplazamiento, la tradición y la nueva experiencia en A m érica”.
Se trata de un problema teórico cuyo alcance trasciende los límites de la ciudad de
M ontreal.
D e esta m anera, toda la investigación de la autora se halla inspirada en una
dialéctica entre un objeto de estudio que debe profundizarse (los habitantes y los
m ercaderes de M ontreal en el siglo x v i i ) y un problema intelectual que debe ana
lizarse (la adaptación de poblaciones a un nuevo espacio geográfico que las limita
hasta cierto punto, y la form ación de una sociedad colonial).
199
plantea la hipótesis de que esta sociedad se aparta del modelo francés de A ntiguo
Régimen.
200
ne. N unca debe olvidarse que una hipótesis jam ás debe operar com o un par de
anteojeras que le impidan al investigador ver la realidad en su com plejidad y m ati
ces. H asta el final de la investigación, la hipótesis debe ser considerada com o un
medio heurístico y jam ás com o un axiom a.
Louise D echene propone una hipótesis im plícita en la introducción de su obra.
En efecto, considera que la sociedad canadiense del siglo x v i i se aparta del modelo
francés de A ntiguo Régim en, a pesar de que ciertas funciones y prácticas y de que
ciertos círculos de influencia se asem ejaban a los que operaban en la metrópoli. La
autora tam bién plantea la hipótesis de que M ontreal constituye un m icrocosmos
de la sociedad canadiense de la época.
U n a m eto d o lo g ía
201
3. L a fo r m a liz a c ió n d e u n a e s tra te g ia d e in v e s tig a c ió n y d e u n
p o s ic io n a m ie n to fre n te a u n p ro b le m a : u n e je m p lo 1
Problema En la base de este estudio se plantea el problema de la formación de una sociedad colonial que
intelectual emergió com o consecuencia combinada del traslado de una población europea sometida a la
inicial influencia del desplazamiento, a tradición y la nueva experiencia en A m érica. Se trata de un
problema de mudanza y adaptación, al que la historiografía canadiense -q u e suele volar dem a
siado a lto - no le ha reservado toda la atención que m erece, concentrada com o ha estado en los
Distanciamiento proyectos imperiales, en las rivalidades m etropolitanas y en las decisiones administrativas.
crítico con la Q uienes se han inclinado por el estudio de la sociedad de régimen francés han privilegiado la
historiografía observación de esa breve tregua entre dos guerras que es el siglo xvm, periodo durante el cual los
existente particularismos coloniales se definieron casi por com pleto. Los acontecim ientos políticos y
militares junto con los grandes personajes protagonizan la escena durante el periodo de gesta
ción precedente; allí los colonos apenas aparecen, pintados con los rasgos de cazadores de los
Superación del bosques que las autoridades se esforzaban en vano por sedentarizar. Para articular esta imagen
corpus de con la de los habitantes que cien años más tarde defendieron del invasor el país que habían
estudios logrado organ izar-resistien do palmo a palmo detrás de sus g ran jas-, es necesario reconstruir,
disponibles: etapa por etapa, la evolución de una sociedad que dejó huellas diferentes a las impresiones de un
enunciado puñado de adm inistradores, de memorialistas desentendidos de lo cotidiano, de viajeros a ta
inicial del caza de lo pintoresco, fuentes que han sido reeditadas hasta el cansancio, según tas preocupacio
proyecto nes de múltiples autores.
El itinerario del análisis debe integrar un estudio de la inm igración y de los diferentes espacios
en que se produjo el desplazamiento; en seguida, se justifica una indagación de tas categorías
socio-profesionales que emergieron en el co n texto colonial, del m onto de los ingresos y de los
Explicación y géneros de vida. ¿Acaso proceder de esta manera garantiza que se conozcan las nuevas realida
justificación del des ocultas bajo tas etiquetas antiguas,en otras palabras, el fundamento de esta estructura social
procedimiento dotada de características específicas? Describir no es suficiente. En efecto , si un anáUsis más
elegido; profundo confirma que la sociedad canadiense se aparta del modelo francés de antiguo régimen,
principales habría que proceder a explicar esta situación. La primera investigación consiste en aclarar los
etapas del procesos de producción y de intercambio en la colonia, así com o las relaciones entre estos dos
proyecto sectores, para llegar a descubrir el verdadero lugar que ocupan sus agentes. De la misma manera,
esta investigación considerará los vínculos extraeco n óm ico s, derivados con frecuencia de un
modo de producción extranjero, im p o rta d o , y que se integró de modo gradual en la organiza
ción local.
Conversión del El investigador no se haUa frente a un reto fácil, sumido entre la econom ía, la geografía, el
problema universo m ental de los inmigrantes, las pautas que les fueron impuestas y la respuesta colectiva
intelectual en en sus m anifestaciones más duraderas, los complejos circuitos de influencias y el desarrollo
objetivo y en precipitado, propio del tiempo corto en A m érica. C ap tar esta realidad dinám ica y multiforme
objeto de es un proyecto ambicioso, que yo no hubiera podido culm inar en k escala de la Nueva Francia.
estudio A pesar de ser poco numerosos, los colonos se hallaban dispersos, tan to com o las fuentes que
permiten estudiarlos. Por esta razón, el trabajo tom ó la forma de una monografía sobre a isla de
M ontreal. U n estudio local se torna significativo cuando logra identificar en este territorio los
atributos principales de una región más amplia. M ontreal responde a este requerimiento por ser
un espacio de confluencia. El com ercio de pieles es el primer ingrediente en la creación de este
Justificación asentam iento interior, aunque la agricultura se desarrollaba allí de modo paralelo, en condicio
nes bastantes simüares a las del resto de la colonia. Así se perfila un buen punto de observación
para estudiar los vínculos entre ta ciudad mercantil y los cam pos. Se trata sin duda de una
pequeña unidad de cinco mil habitantes empadronados en 1720, y que sin embargo representa
ban una quinta parte en el conjunto de !a población canadiense. En estas condiciones, la
muestra adquiere una im portancia relativa. En este espacio bien definido se vuelve posible
recoger una d ocum entación lo bastante sustancial com o para estudiar con profundidad un
problema que trasciende en amplia medida los límites de aquel espacio.
202
Esclarecimiento Es preciso recordar que no existen estadísticas para el co n ju n to de la colonia, co n excep ció n
del de los censos irregulares y parcos en infotm ación, sobre todo los relativos al siglo xvii. N o
procedimiento existe información alguna sobre los m ovim ientos migratorios, ni sobre el volumen del co m er
metodológico cio antes de 1 729, ni sobre la ocu pación efectiva de las tierras, ni sobre los rendim ientos
agrícolas; tam p oco datos catastrales ni de cap itació n , ni m ercuriales, ni registros de tala. La
correspondencia general, que es el equivalente de los fondos de los intendentes en las provin
cias francesas, es muy incom pleta para las primeras décadas y en todo caso de una pobreza
Ejercicio de proverbial sobre los detalles de la vida m aterial. Por el co n trario , las fuentes cu an titativ as,
crítica de en tre otras, son bastante numerosas para el territorio bien administrado de la isla de M ontreal:
fuentes listas de inm igrantes, varios censos y registros de co tizació n , los archivos del Tribunal del
G obernador y la correspondencia de los señores. Tam bién pude efectuar un som ero análisis de
los registros parroquiales, co n el que quise establecer la relación entre los p arcialm ente
con ocid os com p ortam ien tos dem ográficos y los fundam entos de la existen cia. El uso de la
inform ación sobre los m ovim ientos migratorios es com plicado, en razón del volum en de tales
m ovim ientos. Por o tra parte, hubiera sido inútil querer preced er a los dem ógrafos de la
Universidad de M ontreal en la em presa de reconstituir la totalidad de la pob lación can ad ien
se, labor que iniciaron h ace varios años.
R ecogí los m ateriales para la presente obra en las m inutas n otariales sobre todo. Logré
reconstituir la naturaleza y la evolu ción del secto r com ercial, considerando de m anera siste
m ática todos los contratos de las sociedades, las obligaciones, los compromisos y los inventarios
de los co m ercian tes. De la misma manera, una vez que han sido seriados, los activos relacio
nados co n la agricultura, los pagos de com posición (acensem ents), las v en tas de tierras, los
arrendam ientos rurales, empadronam ientos, proyectan una nueva claridad sobre la vida de los
cam pos. En los arch ivos n otariales tam bién en co n tré testim onios sobre los grupos y las
relaciones sociales, así co m o sobre la organización familiar. Tuve que manipular miles de
registros, y aunque con frecuencia los resultados no estuvieron a la altura de mis expectativas,
esta masa de docum entos con tractu ales siempre brinda elem entos de explicación cuando se la
yuxtapone co n otras fuentes.
Delimitación del Falta exp licar los restan tes límites del estudio. La frontera cron ológica se impone de modo
estudio natural. Se trata de la historia de la im plantación de una organización econ óm ica, de la forma
ción de una sociedad, proceso que culm inó en el primer cu arto del siglo x v i i . C on ello entiendo
que concluyó la fase inicial de adaptación, de transform aciones rápidas, tras unos comienzos
tentativos y anárquicos, hasta la organización de unas estructuras. N o es que la colonia haya
cesado desde en ton ces de evolucionar, sino que el ritmo se estabilizó, ciertos rasgos de carácter
duradero se volvieron una adquisición.
Este trabajo no pretende ser un estudio exh au stiv o de los problem as que surgen en C anadá
durante estos tres cu artos de siglo. A unque es indudable que la historia política de M ontreal
está ligada de manera íntima con los destinos del imperio francés, debo precisar que no abordo
esta dim ensión. O tro s lo han h ech o antes que yo, y lo han h ech o bien; les agradezco el
Justificación de haberm e brindado las claves para com p ren d er la tram a de los aco n tecim ien to s. Tam poco se
los lími tes del encuentran aquí reflexiones sobre los factores que han impedido un crecim iento paralelo al de
estudio los establecim ientos ingleses. Las razones se hallan en otra parte, a saber: en las decisiones que
condujeron a una ubicación desafortunada, y en la Francia de Luis XIV, que no se caracteriza
por ser exportadora de hombres. Sólo me importa considerar la vida econ óm ica tal com o fue
y no com o hubiera podido ser en otros lugares y circunstancias. A unque el punto de observa
ción es claro, la observación misma escapa en parte a mis investigaciones, puesto que los
principales vínculos en tre Fran cia y C anadá se interrum pen en Q ueb ec. En este sentido, me
parece que habría que com enzar por establecer las articulaciones interiores, puesto que en una
perspectiva de larga d u ració n no son las com pañías m etrop olitanas las que cu en tan , sino la
organización local la que engendra una sociedad nueva. Tampoco me ha parecido de utilidad
retom ar los aspectos generales de las instituciones civiles, militares y religiosas. Sólo me he
detenido en la co n sid eració n de aquello que toca de cerca la vida de las com unidades de
M ontreal, ocupándom e apenas de lo con ocid o y privilegiando lo m enos con ocid o, a saber, las
señorías, las familias y las parroquias.
203
En resumidas cu entas, esta obra reúne varias investigaciones que convergen en un mismo
punto. Cada una de ellas ha sido adelantada con el mayor rigor posible, aunque del conjunto de
interrogantes planteados sólo algunos reciben una respuesta concluyente. Por lo demás, cuando
el caso se presenta, planteo hipótesis y adelanto interpretaciones, sin disimular nunca las
debilidades de las demostraciones. ¿A caso no es así com o la historia procede y presta sus
servicios? El trabajo habrá sido útil si mis insuficiencias tienen por resultado con du cir a otros
investigadores por estas mismos sendas2-
2. Los ag rad ecim ien to s que ap a re ce n al final de la in tro d u cció n no se han rep rod ucid o.
204
C a p ítu lo 13
C ó m o e x p o n e r lo s r e s u lta d o s d e u n a in v e s tig a c ió n
e n f u n c ió n d e u n o b je tiv o d e fin id o : el p la n d e tra b a jo
20 5
Funciones de ciertos planes de trabajo1
l. D ebe n otarse que n o resu lta inú til elab o rar el plan de trab ajo a n te s de finalizar la re c u p e ra
ció n de la d o c u m e n ta ció n . E n esta eta p a de la in v estig ació n , el plan debe o p erar a m odo de c a r ta de
n av eg ació n , de brújula, de m ecan ism o de o rie n ta ció n y articu la ció n d el p ro y ecto . En este sen tid o no
se debe ser d em asiado e stricto . D e h e ch o , el plan puede tom ar la form a de un esbozo que puede
p recisarse de m an era c o n tin u a . A m edida que el in v estig ad o r dom in a su p ro y e cto y asim ila su
d o cu m e n ta ció n , el plan se co n v ie rte en un pilar sobre el cu al se co n stru y e la ob ra. D e un escen ario
prelim inar de d esarrollo se tran sform a en un plan d etallad o de co n stru cc ió n .
2 0 6
guida, un trabajo de poda; por último, una etapa de gestión. A hora se verán las
cosas con más detalle.
En la tercera etapa se busca escribir las ideas, los argumentos, los elem entos de
inform ación, los ejemplos y los datos de toda índole en el marco de un razona
miento lógico, progresivo y acumulativo. En suma, se trata de construir un texto
a partir de elem entos dispersos que carecen de unidad inm anente. Por tal razón
esta unidad debe ser construida. Como puede verse, el plan de trabajo desempeña
un papel determ inante en esta operación de construcción.
2 0 7
El ordenam iento de los hechos, de las ideas y de los argumentos obedece a
ciertas reglas consagradas por el uso. A pesar de no ser universales ni formales,
estas reglas cum plen una función fundamental en el equilibrio de un texto.
De esta m anera, resulta por com pleto oportuno proceder al ordenam iento de
los hechos, de las ideas y de los argumentos de modo que se valoricen unos con
otros. Esta manera de proceder implica que el investigador identifique los pasajes
cruciales de su argum entación y oriente su estrategia de modo que ganen cada vez
en im portancia.
La idea que el investigador se propone desarrollar suele aparecer formulada al
comienzo, com o encabezam iento de párrafo, de sección o de capítulo. Esta idea
puede apoyarse en argumentos de orden lógico. En este caso, la finalidad es teóri
ca en esencia, pues la argum entación se construye sobre sí misma. Esta idea tam
bién puede apoyarse en argumentos de carácter empírico. En este caso el argu
m ento se funda por lo esencial en el exam en de los hechos. C om o es evidente, el
investigador puede construir su objetivo utilizando de manera simultánea estos dos
tipos de argumentos. Los ejemplos que sirven para apuntalar una estrategia suelen
ir enseguida de la enunciación de la idea y de la organización de los argumentos.
La idea principal precede a la idea o ideas secundarias. Es el eje alrededor del
cual giran los enunciados com plem entarios, cuya finalidad consiste en apuntalar,
explicitar y reforzar la idea principal. El argum ento principal suele preceder el
argumento o argumentos secundarios. Por últim o, ha de tenerse en cu en ta que el
ejem plo más con vin cen te y flagrante debe aparecer en primer lugar. S in embargo,
ciertos investigadores reservan a veces para la última parte de su texto la exposi
ción de su argumento más fuerte, más curioso, más original o más paradójico, en la
medida en que suponen que el lector recuerda y reacciona con mayor espontanei
dad ante aquello que ha im pactado su atención de m anera más reciente. Todo
depende de la estrategia de seducción que adopte el investigador. Esta puede ser
construida alrededor de una provocación continua al lector, de un razonam iento
im placable dotado de una lógica demoledora, de una argum entación fundam enta
da con hechos, y así sucesivamente.
Sea com o fuere, hay un principio esencial que no debe olvidarse. D e hecho, el
valor de las ideas no sólo depende de su pertinencia sino, antes que nada, de su
ordenam iento. U na idea rodeada de un am biente argum entativo pobre pierde
fuerza y limita el alcance del objetivo desarrollado por el investigador.
2 0 8
ción con las proposiciones com plem entarias, así com o el recurso a diferentes c a te
gorías de argumentos.
Es evidente que este ejem plo no puede tomarse com o un modelo universal.
Sin embargo, se espera que contribuya al entendim iento de cóm o se construye un
plan de trabajo y qué utilidad com porta. Por otra parte, perm ite percibir la estre
cha relación que existe entre el plan y la elaboración definitiva del texto.
Redactado hace unos veinte años2, el texto utilizado a manera de ejem plo tie
ne una construcción muy elaborada y fácilm ente analizable.
E l p la n d e tr a b a jo
In tro d u cció n
Identificación de un En la actualidad, se pone en duda el co n cep to de modo de producción com o
problema inicial herram ienta para entender la organización econ óm ica y social de las sociedades
africanas. ¿Por qué?
Poner en evidencia las razones extracientíficas del declive de los problemas asociados
Objetivos del texto co n los modos de p ro d u cció n ; reco n stru ir la h isto ria de las co n d icio n es de
consolidación, apogeo y declive de estos problemas en conjunto.
209
Metodología R eco n stru ir el itinerario de un debate in telectu al, d estacan d o sus m om entos
culminantes y sus principales inflexiones, asociándolo de manera amplia co n la dinámica
política e intelectual que pauta el ritm o de sus evoluciones.
Poner el acen to en el debate tal y conforme se produjo en Francia, puesto que fue justo
allí donde se desplegaron sus aspectos principales.
Naturaleza y límites Ejercicio exploratorio; conjunto de hipótesis abiertas; percepción modelada por la
del texto posición que yo ocupaba durante la década de 1970, esto es, la de un joven investigador
interesado de manera marginal en África, consumidor de ideas nuevas, para quien la
antropología econ óm ica representaba un m ovim iento intelectual estim ulante en
relación con los problemas que yo trabajaba entonces.
3 - idea principal 1.3 E lo caso de la década de 1960 se caracterizó por un co n texto político-intelectual
propicio a la difusión de los problemas teóricos y de los principales conceptos
de la antropología económ ica m arxista:
- un saber que respondiera a las aspiraciones de los jóvenes;
Argumentos de - la existen cia de diversos m ovim ientos sociales cara cte riz a d o s por un
carácter denom inador com ún, a saber: el cu estionam iento del «idealismo científico
demostrativo burgués y del imperialismo».
El desarrollo de la antropología económ ica m arxista forma parte de un m ovim iento
Balance parcial político e intelectu al más amplio.
2.1 El com ienzo de esta década estuvo m arcado por la efervescencia de los debates
1- idea principal
teóricos. La reflexión de los investigadores giró alrededor de un cierto número
de conceptos: modos de producción, articulación de los modos de producción,
explotación, relación de dependencia y autoridad, clases sociales, Estado,
revolución social. La antropología econ óm ica m arxista desempeñó un papel
de primera línea en la producción de conceptos normativos a partir de los
cuales fue considerada la realidad de las sociedades africanas.
210
2 e idea principal 2 .2 Condiciones extracientíficas que hicieron posible la difusión de los principales
conceptos de la antropología económ ica m arxista:
Argumentos de el brillo internacional de sus principales voceros;
carácter las respuestas a las exp ectativas y a las interrogaciones planteadas por los
demostrativo investigadores jóvenes;
- con ceptos y un problema de aquel tiempo: pensar el cam bio y transform ar el
mundo.
3 e idea principal 2.3 El impacto de los trabajos de la antropología económ ica marxista en el mundo
científico:
jemplos de carácter - en G ran Bretaña; en Canadá; en los Estados Unidos.
ilustrativo
2 .4 La evolución de la antropología económ ica m arxista en la segunda mitad de la
4 S idea principal
década de 1970:
- los efectos de la crisis general del m arxism o y el cuestionam iento de los
Argumentos de
paradigmas althusserianos;
ca rá cter.
- los desafíos planteados por las investigaciones empíricas;
demostrativo
- el retorno a un debate elegante entre universitarios.
En la década de 1970 se produce el apogeo del debate sobre los modos de
Balance parcial
p roducción, tal y com o fue llevado a cabo en lo principal por la antropología
econ óm ica m arxista. Sin embargo, ya existían algunas condiciones que
determ inaban la pérdida al menos parcial de la vitalidad e intensidad de este
debate.
1e idea principal La crisis de la antropología económ ica marxista y el declive del problema de
los modos de producción: las causas extracientíficas:
Argumentos de - el debilitam iento de la coyuntura político-intelectual;
carácter - el retiro de ciertos teóricos im portantes;
demostrativo - las relaciones de fuerza en el seno del medio universitario;
- el redescubrim iento del universo tranquilizador de lo empírico y de lo
fáctico.
C o n c lu sió n :
211
Para que resurjan, los estudios basados sobre el concepto de modo de producción
deberán ser estimulados por un nuevo movim iento intelectual. En efecto, el
conocim iento progresa porque se alimenta de problemas e hipótesis formulados
por investigadores que reciben el estímulo de un co n texto social impregnado
por el anhelo de cam bio y novedad.
E l te x to definitivo
Definición de un E l itinerario de u n debate: con solid ación , apogeo y declive del co n cep to de modo
problema inicial de produ cción.
[D urante los últimos años, la crítica dirigida a los estudios adelantados sobre el modo
de producción se ha vuelto más frecuente e incondicional. Desde hace poco tiempo,
esta crítica ha tendido incluso a expresarse en forma de generalizaciones provocadoras.
Varias razones explican la actual pérdida de interés de los investigadores hacia el
problema de los modos de producción.] [La más inm ediata y evidente se relaciona
sin duda con el descubrim iento de los límites inherentes al co n cep to de modo de
p rodu cción com o h erram ien ta para recon stitu ir el m ovim iento h istó rico y la
organización social en su complejidad. Sin embargo, esta no es la única razón. Podría
pensarse incluso que ésta no fue la razón más im portante. Son justo otras razones las
Hipótesis
que yo quisiera exponer en las páginas siguientes].
[El objetivo que se persigue en este artículo consiste en reconstruir el itinerario
sinuoso de un debate apasionante y apasionado, y en aprehender la amplia dinám ica
bjetivo del texto y político-intelectual que ha pautado su evolución. Por lo demás, este texto se interesa
metodología en el debate tal y com o se desarrolló en Francia, lo que no significa que las discusiones
empleada sobre el concepto de modo de producción no se hayan dado allende el H exágono;
numerosas publicaciones así lo prueban. Sin embargo, en la medida en que las
discusiones fuera de Francia tuvieron por lo general un c a rá cte r más diseminado,
resultan por lo mismo más difíciles de aprehender, más resistentes a una interpretación
Naturaleza y límites unitaria. En estas condiciones, es imposible dar cuenta de ellas en estas páginas.J [Por
de la investigación último, este texto es ante todo un ejercicio de exploración. Presenta un conjunto de
hipótesis muy abiertas que una investigación más profunda permitiría matizar y
profundizar y, en ciertos casos, quizá, refutar. Mi percepción del debate sobre el
co n cep to de modo de producción es tributaria en amplia medida de la posición que
yo ocupaba en la segunda mitad de la d écada de 1 970. Entonces yo era un joven
investigador interesado de manera marginal en Á frica,consum idor de ideas novedosas,
para quien la antropología económ ica representaba un movimiento intelectual muy
estim ulante en razón de los problemas que generó.]
2 i° argumento todos los estratos de la sociedad francesa, por la dinám ica econ óm ica y política
original de sociedades que hasta entonces habían sido analizadas a través del prisma de
lo exótico, del tradicionalism o y del retardo com p arativo.] [Por último, justo en
212
1960, apareció en C ahiers d'études africaines, un breve artículo de Claude Meillassoux,
investigador de itinerario intelectual no sólo universitario quien, influido por el
3” argumento m aterialism o histórico y los trabajos de la escuela sustantivista am ericana, deseaba
separarse del m arco constrictivo que caracterizaba todavía en aquella época la reflexión
de m uchos autores sobre el evolucionism o histórico inspirado en el m arxism o,]
2 ° idea pincipal [En el curso de la década de 1960, los estudios sobre las sociedades precapitalistas
africanas se adelantaban con tres orientaciones diferentes.]
[La primera, alimentada por algunos investigadores muy próximos al PCF, muy activa
en el seno del C en tro de Estudios e Investigaciones M arxistas (C E R M A ), giraba
1" pinto del
alrededor de un debate teórico en lo esencial, cuyos aspectos más destacados consistían
desarrollo
en verificar la utilidad del con cepto de «modo de producción asiático», para entender
la realidad de las sociedades precapitalistas, entre ellas las africanas, confrontando
este con cepto con el estado del conocim iento de las sociedades no m ercantiles y
extendiendo, mediante el concepto de modo de producción, el materialismo histórico
a un campo de estudio hasta entonces explorado por el funcionalismo, el estructuralismo
y las grandes corrientes de la antropología económ ica anglosajona, a saber: el formalismo
y el sustantivismo. En este debate, que alcanzó un vigor indiscutible hacia 1 9 6 6
1967, se implicaron de manera activa m uchos historiadores de Europa del Este. La
reflexión sobre el «modo de producción asiático» conoció luego un declive manifiesto,
al menos en la producción antropológica francesa, porque resultó incapaz de renovarse
con estudios de campo, y porque se engarzó a menudo en generalidades estériles.]
2 Jo punto del [A mediados de la década de 1960, los trabajos de Claude Meillassoux com enzaron a
desarrollo ejercer una influencia considerable en el seno de la antropología económ ica. Se
trataba de la segunda orientación hacia la cual se dirigía en Francia la reflexión sobre
las sociedades precapitalistas. C on Meillassoux, la investigación sobre estas sociedades
cobró fuerza nueva. Tributario de la sociología del desarrollo dinámico desarrollada
por G eorges Balandier y Picrre M ercier e inspirado en los escritos de Karl M arx, el
proyecto de Meillassoux era ambicioso. El autor trataba de construir un modelo
socioeconóm ico de las com unidades autárquicas, elaborando una teoría del desarrollo
e co n ó m ico aplicable a los países subdesarrollados y afinando un método de
investigación fundado más en la consideración de un conjunto de problemas que en la
especialización disciplinaria. La importancia de Claude Meillassoux en la antropología
económ ica francesa se mide por la propia ambición de este proyecto de investigación
que buscaba colonizar un terreno nuevo a la luz de problemas originales; desarrollando
nuevas perspectivas investigativas y vinculando las prácticas profesionales con las
prácticas políticas. Aunque discutibles en algunos puntos, los trabajos de Meillassoux
representaron para m uchos jóvenes antropólogos franceses un fundamento muy
pertin ente para emprender el estudio de las sociedades precapitalistas.]
[En efecto, un cierto núm ero de jóvenes investigadores esbozaron un proyecto
ambicioso de forjar nuevos conceptos normativos para estudiar las sociedades
3 " pum o del
precapitalistas africanas, estimulados por los trabajos teóricos de este pionero, deseando
desarrollo
profundizar y verificar sus hipótesis en el marco de estudios de cam po, e influenciados
de m anera profunda por la lectura de las obras de M arx en el can on althusseriano.
Esta es la tercera dirección que tom ó, en Francia, la reflexión sobre las sociedades
precapitalistas africanas durante la década de 1960.] [justo después de su permanencia
1" ejemplo
en el Congo, Georges Dupré y Pierre-Philippe Rey desarrollaron el co n cep to de
modo de producción fundado en el linaje, junto co n el de la «articulación de los
modos de p roducción».] [D urante el mismo periodo, en 1 969, para ser más precisos,
2 do ejemplo C atherin Coquery-Vidrovitch, formuló un nuevo co n cep to norm ativo, el de «modo
de producción africano», decepcionada ante la insuficiencia del concepto de modo de
2 13
3" ejemplo producción asiático para entender de m anera adecuada la realidad específica de las
sociedades africanas.] [De la misma m anera, también en 1 969, luego de una estadía
en C osta de Marfil, Emmanuel Terray, muy influenciado por Louise Aithusser, propuso
un marco general para la relectura materialista de las llamadas sociedades primitivas.
El pivote de esta lectura es el co n cep to de modo de producción y el de formación
social.) [Por último, hacia la misma época, influido por la escuela dependentista
4'" ejemplo latinoamericana, Samir Amin integró dos de los principales problemas que se afirmaban
en el seno de los medios intelectuales progresistas, a saber: aquella de los modos de
producción y aquella del desarrollo desigual y dependiente.]
[La d écada de 1 9 6 0 se clausura en Francia con una coyuntura político-intelectual
3 a idea principal
favorable a la difusión de los problemas teóricos y de los principales con ceptos de la
antropología económ ica m arxista, y ello por dos razones principales) [Por una parte,
los investigadores implicados en esta corriente de pensamiento se rehusaban a dejarse
en cerrar en los procedim ientos empiristas. Su am bición consistía más bien en abrir
!" argumento
pistas, en plantear interrogantes, en construir nuevos con ceptos y en renovar el
debate. En pocas palabras, se proponían producir un saber nuevo. Sin embargo, en
el co n te x to político social del ocaso de la d écada de 1 9 6 0 en Francia este saber
renovado y reinventado correspondía con las aspiraciones intelectuales de numerosos
2a0 argumento
jóvenes investigadores. Para estos últimos, los con ceptos y los problemas de la
antropología eco n óm ica m arxista son seductores porque ofrecen nuevas vías que
amplían los horizontes de la investigación y brindan respuestas, no sólo en lo relativo
a las sociedades precapitalistas africanas, sino por lo tocan te al movim iento histórico
de larga duración del capitalismo.] [Por otra parte, aunque la antropología económ ica
Balance parcial marxista estaba a la moda a finales de la década de 1960, ella no era sólo una corriente
de pensamiento a la cual adhería un cierto número de investigadores. La antropología
económ ica marxista se transformó en un movimiento intelectual (y de ahí, en ciertos
aspectos, en una moda intelectual) que operaba y actuaba de manera simultánea en el
terreno universitario y en el sociopolíüco.] [A finales de la década de 1 960, la
antropología eco n óm ica m arxista se asoció con un arm a de co n testació n co n tra el
«idealismo burgués» y co n tra el imperialismo, nada menos.]
214
3" ejemplo Estado en el seno de las sociedades precapitalistas y sobre la naturaleza de las clases
sociales que en él se reproducen.]
2 1 6
2 a- id e a planteados y desarrollados por los jóvenes investigadores más prom etedores.] [El
co n cep to de modo de producción y los problemas derivados lograron sin duda crear
una audiencia en los medios universitarios porque estimularon de manera formidable
la reflexión sobre lassociedadesprecapitalistas. De la misma manera, se beneficiaron
de una difusión bastante amplia en ciertos medios ligados a la investigación, porque
estuvieron asociados a un vasto movimiento intelectual que encarnaba, en su discurso
y en sus prácticas, la crítica y una voluntad de cam bio.] [Sin embargo, a mediados de
la década de 1 9 8 0 , tales discursos y tales prácticas gozaban de una aceptación
3 3 id e a decreciente. C arente de energía para renovarse y remodelarse por sucesores deseosos
de reconstruir en clave teórica el problema de los modos de producción, el debate
iniciado y conducido d urante un tiempo por la antropología económ ica m arxista se
diluyó y estalló bajo los fuegos alim entados por la crítica empirista y se en cerró y
comenzó a dar vueltas en las redes universitarias.] [El con cepto de modo de producción
y los problemas derivados cautivan poco ahora, porque sólo sirven para alim entar un
con ju nto de investigaciones bien adelantadas, impecables desde el punto de vista
metodológico, y adheridas a las particularidades de los casos. Sin em bargo, en la
p ráctica no hay más huellas de debates teóricos, ni renovación de con ceptos, ni
producción de un saber nuevo.]
2 q id e a p r in c ip a l
[Es evidente que si la coyuntura político-intelectual predom inante en la Francia de
hoy'1, si la sumisión de las problemáticas de la antropología económ ica m arxista a los
paradigmas del empirismo y del eclecticism o ayudan a entender la desafección de los
l" a r g u m e n t o investigadores hacia los estudios adelantados sobre el modo de p roducción, estos
aspectos sin embargo no pueden considerarse com o los únicos factores explicativos.]
[La razón principal y más inmediata debe ser buscada en aquello que Georges Dupré
y EmmanuelTerray identifican com o la reducción, el empobrecimiento y la canalización
de los problemas asociados con los modos de producción.] [D urante la década de
1970, varios trabajos sobre este problema habían encontrado enprincipiosu resultado
en el discurso deductivo, es decir en la explicitaciónde conclusiones ya contenidas en
una serie de axiomas planteados a priori, aunque el principal desafío que confrontaba
2 J° a rg u m en to a muchos investigadores había sido el de reconstituir un modo de producción para
enseguida integrarlo en una tipología precisa. El interés de este ejercicio se esfumó
cu and o se p ercib iero n los límites de este p ro ced im ien to , su dudosa calidad
metodológica y su im pacto exen to de significación en el terreno político.]
P r o s e c u c ió n d e las
id ea s fu n d a m e n t a le s 4. ¿A ca so el debate sobre el c o n c e p to de m od o de p ro d u cció n puede ren acer
d e l tex to algún día?
4. El lector debe recordar que el presente texto fue escrito y publicado en 1985.
217
adelantados sobre el modo de producción deberán ser estimulados por un nuevo
m ovimiento intelectual.] (Si la com prensión de las sociedades mediante sistemas
2J“ argumento conceptuales se ha revelado siempre com o un procedimiento insuficiente e incompleto
en todo caso, los estudios empíricos por su lado no han desembocado sino rara vez en
una renovación de los modos de percepción social, es decir, en un renacim iento de las
imágenes mediante las cuales las sociedades son representadas.] [D e h echo, el
conocim iento progresa porque se alim enta de los problemas y de las hipótesis que
producen investigadores inspirados por un co n te x to social cargado de voluntad de
3'"' argumento cam bio y deseo de novedad. C om o tales, los análisis empíricos p ro v o can pocos
debates im porrantes. En la m ayoría de los casos, no hacen sino esterilizar y plantear
las condiciones para que nuevos debates nazcan en otras partes, alimentados por
nuevos actores y nuevas situaciones. La esperanza de un renacim iento del debate
sobre el concepto de modo de producción reside precisamente en la posibilidad de
colonizar campos que no nos son familiares.]
2 1 8
Capítulo 14
l . E s tr u c tu ra r el te x to de fo rm a equilibrada
219
siendo consciente de las propias lim itaciones y leyendo m ucho para enriquecer el
vocabulario y m ejorar el estilo.
C om o se ha visto en el capítulo precedente, el plan de trabajo desempeña un
papel protagónico en la estructuración coherente y equilibrada de un texto. Sin
embargo, el investigador preocupado por la calidad de su producción debe trabajar
en otro plano, menos espectacular y con gran frecuencia considerado com o secun
dario. Consiste en dominar el m anejo de los elem entos básicos de un texto, a
saber: la oración, el párrafo, la puntuación y la redacción de los títulos de las secciones
y subsecciones. Este aspecto primario de la com unicación por escrito es sin embargo
determ inante. A hora se exam inará más de cerca el co n ju n to de estos elem entos.
U n a id e a , u n a o ra c ió n
La oración es e l s o p o r t e y e l l u g a r d e e n u n c i a c i ó n d e u n a i d e a . U na idea
com pleja puede descomponerse en varios segm entos y dar lugar a varias oraciones.
Adem ás, varias oraciones pueden generar el desarrollo y la profundización de una
misma idea principal. En este caso las oraciones se agrupan en forma de párrafo.
Siem pre se debe tener presente un principio básico, a saber: el investigador
principiante tendrá el más vivo interés en enunciar una idea y sólo una en cada
oración. Para desarrollar y profundizar una idea es preferible construir varias ora
ciones coordinadas unas con otras de la m anera más simple posible, y unidas por
un hilo conductor.
L a u t i l i d a d d e la s c o n s t r u c c i o n e s s i n t á c t i c a s s i m p l e s
220
(Claridad y simplicidad siempre van de la m ano! El m anejo de la con stru cción
sin táctica elem ental, por una parte, y el m anejo de un m odo de estructuración co h e
rente de las frases simples, por otra, pueden -llegad o el c a s o - conducir a la experi
m en tación de con stru ccion es sintácticas más complejas. Sin embargo, siempre se
debe aconsejar al joven investigador no aventurarse en experim entos de creación
literaria antes de dom inar los principios elem entales de la construcción sintáctica.
l. Jocelyn Létourneau, "Se souvenir d'oü l'on s’en va: l'histoire et la mémoire comme
reconnaissance et distance", en Passer a l’avenir: hiswire, mémoire, identité dans le Québec d'aujourd'hui,
Montréal, Boréal, 2004 [2000], p. 29.
221
De la oración al párrafo
El párrafo es un conju nto de varias oraciones que se construyen y enlazan
m ediante la enunciación y desarrollo de una idea principal. El párrafo es funda
m ental en la estructuración de un texto, puesto que establece coherencia, orien ta
ción, ritmo y unidad en la progresión de la argum entación. El párrafo ideal se halla
integrado por tres partes, a saber:
• un encabezam iento en que la idea principal se formula de manera clara y co n
cisa;
• un cuerpo en que la idea principal se desarrolla de manera lógica y acumulativa;
ciertas conjunciones adverbiales (en primer lugar, luego, por último, etc.) pautan
esta progresión;
• un final en que se efectúa algo así com o un balance sumario que permite re-
situar la argum entación en relación con el desarrollo del discurso en su conjun
to y asegura el paso a otra red argum entativa.
En el ejem plo siguiente se ilustran estos aspectos de m anera pertinente.
Encabezam ien to
[A partir de 1 9 4 6 , se inaugura en Q u e b e c un p eríod o de prosperidad e co n ó m ica
de párrafo
in co m p a ra b le e n am p litu d y reg u larid ad c o n los que allí se c o n o c ie r o n e n tr e
1 9 0 0 y 1 9 4 4 . S in e m b a rg o , cu a n d o se a b o rd a el te m a de m a n e ra ta n gen eral, se
F o rm u la c ió n d e la
pie'rden d e v ista v ario s a s p e c to s a n a lítico s. D e h e c h o , c u a n d o se e s tu d ia n en
idea p rincipal
d etalle las co n d icio n es m ateriales de e x iste n cia de los trab ajad o res asalariados,
se puede v e r que esta im agen de prosperidad g en eral d ebe m atizarse e n m u ch o s
a sp e cto s.] [E n tr e 1 9 4 6 y 1 9 5 9 , los salario s n o m in ales y el in g reso per capita
Cuerpo
a u m e n ta r o n e n Q u e b e c . N o o b s ta n te , la d ife re n cia d e ingresos e n tr e un
1s idea
tra b a ja d o r de Q u e b e c y u n o de O n ta rio , co n e m p leo id é n tico , to d a v ía seguía
sien d o im p o rta n te al finalizar este p erio d o .] [P o r lo d em ás, aú n en Q u e b e c , los
ingresos p ro v en ien tes del trabajo que p ercibían los asalariados de sexo m asculino
2® idea
y o rig e n fra n c ó fo n o eran m uy in ferio res a la m e d ia g e n e ra l d e los in g reso s de
trab ajo que recibían los asalariados de otros o rígen es é tn ico s.] [E n tercer lugar,
a co m ie n z o s d e la d é c a d a d e 1 9 6 0 , la p ro p o r c ió n de los in d iv id u o s y d e las
3 s idea
familias c o n ingresos insuficientes era tod av ía alta e n la p rovin cia, e n p articu lar
e n las regiones alejad as d e los g ran d es c e n tro s.] [P o r ú ltim o , la rep a rtició n de
los in g reso s e n Q u e b e c segu ía sien d o m u y d esig u al y d is c r im in a to ria , e n
4 a idea
p articu lar p ara las m ujeres, los trab ajad ores agrícolas y los obreros que laborab an
e n los s e c to re s b la n d o s d e la in d u stria q u e b e q u e n s e .] [E n su m a y seg ú n los
in d ica d o re s c o n s id e ra d o s , la p ro sp erid ad que p a re c ió c a r a c te r iz a r a Q u e b e c
F in a l del párrafo
b ajo la ad m inistración de Duplessis2 fue sin d u d a vivida de m an era m uy diferente
B a la n c e resu m id o
por las diversas ca te g o ría s so ciales3.]
222
Articular las ideas principales para imprimirle una sensación de continuidad al discurso
P a la b ra s de e n la c e 4 E f e c to d e e n la c e b u scad o
y
ta m b ié n
aú n m ás
ad e m á s
ig u a lm e n te C o n tr ib u y e n a re fo rz a r las id eas p r e c e d e n te s
d e la m ism a m a n e ra
a p a rte de ello
e n e f e c to
p a ra le la m e n te
p ero
aunque
a h o r a b ien
a p e sa r de
sin e m b a rg o
n o o b s ta n te P ro d u c e c o n tr a s te o in fle x ió n e n re la c ió n
e m p e ro c o n las ideas p r e c e d e n te s
m ás b ien
p o r o tr a p a rte
p o r o tr o lad o
en ca m b io
de co n fo rm id a d c o n
e n c o n s e c u e n c ia
de d o n d e
d e e ste m o d o S u m a t o t a l o c o n c lu s ió n
es p o r ello que
p o r e sta s razo n es
e n su m a
e n re s u m e n
2 2 3
general de la dem ostración. De lo contrario, se rompe el ritm o de la argum enta
ción. Sin embargo, uno de los objetivos fundam entales que se busca con la escritu
ra científica es justam ente la continuidad del discurso. En efecto, el texto debe dar
la impresión de “fluidez”, es decir debe desarrollarse sin rupturas, desperdicios, ni
digresiones. Se pueden utilizar diversos secretos para brindar esta impresión de
continuidad. De esta manera, la primera o la última oración de un párrafo pueden
servir de puentes con el párrafo precedente o el subsiguiente. Algunas palabras de
enlace o algunas expresiones de cópula5 pueden acentuar la impresión de co n ti
nuidad de un texto. Por ejem plo: “Pero eso no es todo”, “Vayamos más lejos”. De
hecho, las posibilidades son muy numerosas, com o puede verse en el cuadro p rece
dente. Sólo debe recordarse que un texto científico es una con stru cción por eta
pas, ninguna de las cuales se pueden saltar, a riesgo de echar a pique la argum enta
ción y, además, que cada inflexión im portante de la argum entación suele dar lugar
a una nueva subsección o sección.
S e c c io n e s y s u b s e c c i o n e s : lo s m o m e n t o s c r u c ia l e s d e la d e m o s t r a c ió n
U n texto equilibrado está com puesto por secciones y subsecciones bien desig
nadas en los títulos. Cada una de estas secciones corresponde a una parte del plan
de trabajo que el autor ha preparado al comienzo. De algún modo, en los títulos se
condensa la idea principal desarrollada en los diez o veinte párrafos que suelen
integrar una sección. De la misma manera, le perm iten al lector situar el conju nto
de párrafos en relación con los m omentos precedentes y subsiguientes de la demos
tración. Por último, representan para el autor puntos de referencia útiles que orien
tan su proceso de reflexión y escritura.
En un texto largo, los títulos de las secciones y de las subsecciones son las
señales m ediante las cuales se pauta el desarrollo de una dem ostración, los co rre
dores donde se efectúan las bifurcaciones fundam entales de un discurso, los nudos
donde se operan los pasajes de un punto a otro de la argum entación. La elección
de las palabras que com ponen el título de una sección o de una subsección debe
ser minuciosa en extrem o. En efecto, en los títulos se debe indicar el objetivo
propuesto. En ellos se resume la sustancia, el arquetipo.
Puestos unos al lado de los otros, estos títulos y subtítulos constituyen la colum
na vertebral de un texto; se asimilan a Íos soportes sobre los que se sostienen los
músculos (puntos de argum entación) y la carne (elem entos de inform ación).
L a p u n t u a c ió n : el p u ls o d e l tex to
224
puntuación le imprime significado al te x to , le brinda personalidad. Le insufla vida
a lo que sin ella sería una hem orragia de palabras.
225
lector. La p u n tu ación es un sistem a com plejo de signos que tiene por efecto regla
m en tar el flujo de las palabras, m arcar las pausas, establecer las divisiones, definir
ciertas relaciones sin tácticas. Para la co n stru cció n de una oración , la p untuación
es tan necesaria co m o las palabras. A h í radica su im portancia.
Todos co n o cem os los signos de puntuación: el punto, el punto y com a, los dos
puntos, los puntos suspensivos, los signos de interrogación, los signos de exclam a
ción, la com a, el guión, los corch etes, los paréntesis y las comillas. La principal
dificultad consiste en utilizarlos de m odo adecuado y oportuno. U n signo de pun
tuación mal puesto traicion a el sentido de una oración, desnaturaliza una idea e
interrum pe una argum entación. Utilizados de m anera co rre cta , contribuyen al dis
curso, ponen en evidencia una idea, acen tú an o minimizan un elem en to de infor
m ación. L a puntuación h ace hablar al te x to , pauta el tono del discurso, acelera o
retard a el tempo de una discusión, establece las relaciones entre los diferentes pun
tos de argu m en tación . La puntuación es el pulso del texto .
Los dos ejemplos p reced en tes perm iten percibir, por una parte, la ambigüedad
e in co h eren cia de un te x to m al puntuado, y, por o tra parte, la claridad y el efecto
de continuidad de este mismo te x to provisto de una pun tu ación adecuada.
Sin em bargo, la re d acció n de un buen te x to no resulta sólo ni m u ch o m enos
del dom inio de los principios elem entales de la com u n icació n escrita; hay que ir
todavía más lejos. El objetivo preciso de la presente sección consiste en condu cir
nos allí.
6. Jocelyn Létourneau, “La gréve de l’amiante entre ses mémoires et l’histoire”, Joumal of the
Oral History of Cañada [Dalhousie University, Nouvelle-Écosse], n0 11, 1991, p. 8.
226
Redactar para convencer al lector
Objetivo: la claridad
227
dido por lo que es. A la inversa, el lector debe interpretar y adivinar cuando la
forma traiciona el sentido. En estas condiciones, queda sin entender la idea enun
ciada.
Ciertos secretos confirmados en múltiples ocasiones contribuyen a garantizar la
claridad de un texto:
• practicar una serie de lecturas y relecturas en las que el objetivo consiste en
observar un sólo aspecto, a saber: las convenciones lingüísticas;
• dejar decantar la edición preliminar, lo que genera distancia en relación con el
pensamiento propio y permite colocarse en la posición de quien leerá el texto
por primera vez.
Darle el texto a un colega de confianza para que lo lea. Éste puede, con frecuencia
mejor que el propio autor, desentrañar las incoherencias de la argumentación, los
errores de estilo, las digresiones, entre otros aspectos.
Leer el texto en voz alta. Algunas faltas, en particular las de sintaxis, se detectan
con mayor facilidad mediante la escucha.
228
1. Emplear la palabra adecuada para expresar una buena idea.
2. Utilizar los términos precisos que eviten dudas de sentido; en algunoscasos,
definir las nociones y los conceptos que se utilizan en el texto.
3. Utilizar un vocabulario simple, más fácil de manejar que una terminología ela
borada cuyos matices semánticos se hallan a menudo fuera de nuestro alcance.
4. Variar las formulaciones sintácticas y estilísticas para evitar las repeticiones
molestas y la monotonía del texto.
5. Preferir el modo activo al pasivo, porque aligera el texto y facilita la comunica
ción del pensamiento.
6. Evitar la proliferación de adjetivos calificativos, adverbios y pronombres relati
vos en una misma oración, porque la tornan pesada y a veces confunden y
comprometen la continuidad del discurso.
7. Tratar de asociar la argumentación abstracta con la argumentación empírica,
con la finalidad de que se valoricen y refuercen mutuamente.
8. Colocar las palabras en la oración de modo que la idea se destaque, un tono se
imponga, los argumentos cobren contraste, etc.
9. Eliminar sin vacilaciones toda palabra o segmento de oración inútil a la com
prensión de la idea expresada. Evitar la verborrea, de la que nunca están exen
tos los especialistas, incluso los más consagrados.
10. Preparar una versión preliminar del texto antes de corregirlo.
7. El texto de este recuadro fue adaptado por el profesor Cleóbulo Sabogal Cárdenas, jefe de
la Oficina de Divulgación de la Academia Colombiana de la Lengua.
229
El diccionario de lengua
230
La gramática
Una gramática suele ser un manual donde aparecen las reglas que regulan el em
pleo de los diferentes tipos de vocablos. Allí están descritas todas y cada una de las
partes del discurso, expresión consagrada que designa las voces según su naturale
za: sustantivo, verbo, adjetivo, preposición, entre otras. Allí también se exponen
los principios de concordancia, 16 según el papel que los términos cumplen en la
oración: sujeto, complemento, atributo, etc. Asimismo, se aprende qué clase de
palabras no varían nunca y cómo la índole y la función de otras influyen sobre la
concordancia.
La gramática oficial de nuestro idioma ha sido la de la Real Academia Española.
Una nueva edición de ella fue presentada y aprobada en el XIII Congreso de A ca
demias de la Lengua Española, el cual se verificó en Medellín del 21 al 24 de marzo
de 2007.
El diccionario de dificultades.
El diccionario de anglicism os
16. Desde la Antigüedad se le daba mucha importancia a este tema, por eso el filósofo latino
Séneca sostuvo: "Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente".
Y en Colombia, don Marco Fidel Suárez, uno de los tres grandes filólogos de este país, afirmó: "En
ningún otro departamento del lenguaje son tantas y tan caprichosas las variedades del uso”.
17. Una nueva edición resumida y actualizada de esta obra se publicó en el 2005: Guía práctica
del español actual: Diccionario breve de dudas y dificultades, donde Manuel Seco es coautor junto con
Elena Hernández.
18. Ricardo J. Alfaro, Diccionario de anglicismos, Madrid, Gredos, 1964, p. 7.
231
habla y se escribe, por desconocimiento de lo propio se mendiga tanto a lenguas
extrañas, que se hace aparecer la nuestra como una zarrapastrosa nutrida sólo por
lo que otras le dan”19, sin olvidar, claro está, que “el término extranjero ha de
aceptarse cuando no hay más remedio, pero nunca cuando en castellano podemos
hallar equivalentes castizos”20.
El más representativo de este tipo de lexicones es el D iccion ario d e an g licism os , del
panameño Ricardo J. Alfaro, editado por Gredas, del que se conocieron tres edi
ciones, la última salió en 1986. Once años más tarde ( 1997), esta misma editorial
sacó a la luz el N u ev o d iccion ario de anglicism os, cuyos autores son Félix Rodríguez
González y Antonio Lillo Buades. Un buen complemento de estos dos vocabularios
es el D iccion ario de p a lab ras y fra ses extran jeras, de Arturo del Hoyo, cuya tercera y
más reciente edición es del año 2002.
¡P recaución!
2 3 2
Apéndice I
l. C in co obras nos h an ayudado a elab o rar las referen cias bibliográficas que a p a re ce n en las
páginas siguientes, incluyendo las de los d ocu m en tos electró n ico s: B en o it Bernier, Guide de présentation
d ’un travail de recherche, Sillery, Presses de l'U n iv ersité du Q u é b e c ,1 9 7 9 [ 1 9 7 3 ] ; Terry C ook et al.,
Références aux documents d'archives, O taw a , A rch iv es publiques du C an ad a, 1 9 8 3 ; K ate L. T u rab ian,
A Manual for Writers o f Term Papers: Theses and Dissertatians, 5 a ed., C h icag o , U niversity of C h icag o
Press, 1 9 8 7 [ 1 9 3 7 ] ; Je a n -G u y V io lette, bajo la dir de, G uide pour la rédactton et la présentation des
mémoires et theses, 1 a versión, Q u e b e c, U n iv ersité L aval, D ép artem en t d'histoire, 1 9 8 7 ; R osaire C aron ,
“C o m m e n t c ite r un d o cu m e n t électro n iq u e?", U n iv ersité L aval, B ib liothéque, site de la B ibliothéque
de l'U n iv ersité L aval, [en ligne], w w w .b ib l.u lav al.ca/d o elec/cited o ce.h tm l (página co n su ltad a el 27
de m arzo de 2 0 0 5 ) [N . del T .]: A quí se h an resp etad o los criterios del p rofesor L éto u rn e a u y la
bibliografía por él brindada. El le cto r in teresad o en bibliografía co rresp o n d ien te para el m undo hispa
no puede con sultar, e n tre otras obras, Reglas de catalogación angloamericanas 1 p rep arad as bajo la
d ire cció n del Jo in t S te e rin g C o m m itte e for R ev isio n of A A C R un co m ité de American Library
Association ... [et al] . . . [trad u cció n y revisión general M arg arita A m ay a de H ered ia, 2 a ed. rev. en
2 0 0 2 , actu alizació n 2 0 0 3 ] , B o g o tá: Rojas E berhard E ditores, 2 0 0 4 , x x, 7 0 2 p. en p a g in ació n v a ria d a , il.
2 3 3
l . Los libros
L a a u to ría
U n au tor2
Dos autores
Tres autores
Lorenzi, Jean-Hervé, Olivier Pastré y Joelle Toledano. La c ris e d u X X siecle, París, Economica,
1980,387 p., cuadros, gráfs., diagr.
A utor corporativo3
Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Planeación. Q u im b a y a : p la n d e o r d e n a
m ien to , Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, [197?], 123 h., il., cuadros, gráfs.,
mapas, planos.
P or o tra p arte, la p rofesora M arg arita A m ay a de H ered ia, de la U n iv ersid ad N a cio n a l de C olom bia,
revisó la tra d u cció n del p resen te ap énd ice. A d em ás, A lejan d ra O ro zco , de Patrim onio Fílm ico C o
lom biano, C la ra Lucy V alenzuela G óm ez, de la B ib lio teca C e n tra l de la U niversid ad N a cio n a l,
C aro lin a V anegas C a rra sco , de la C u rad u ría del M u seo N a cio n a l de C o lom b ia, Jaim e D u arte C astro ,
del In stitu to G eog ráfico A g u stín Codazzi, Yezid A lejan d ro Pérez Jerez, de la U n iv ersid ad N acio n al
de C o lom b ia y M au ricio T o v ar G onzález co lab o raro n en la id en tificació n de los ejem plos d e este
a p é n d ice .
2. Todas las refe re n cia s bib liográficas que a p a re c e n en este ap én d ice cita d a s a m o d o de
ejem plos se p resen tan en forma co m p leta. E n la referen cia se incluyen las ca ra cte rís tica s extern as y
físicas de una obra: n úm ero de páginas, ilu straciones, m apas, planos, e n tre o tras. E stas ca ra cte rís tica s
suelen ind icarse de m odo ab reviad o. Los significados de las ab rev iatu ras de uso co m ú n en las referen
cias son los siguientes: p. (p ág in a-s), t. (to m o ), v. (v o lu m en ), bibliog. (bibliografía), co l. (c o le c c ió n ),
facsim ., facsim is. (facsím ile, -e s ), diagr., diagrs. (diagram a, -s ), il. (ilu stració n , - s ), foil. (fo lleto ), fase.
(fascícu lo ), grab. (grabad o, -s ), apend. (a p é n d ice ), an ex. (a n e x o ), cap . (ca p ítu lo ), ms. (m a n u scrito ),
mss. (m a n u scrito s), litogr. (lito g rafía). Las an terio res ab rev iatu ras y sus significados se han tom ad o de
Reglas de catalogación angloamericanas, ed. c it., A p én d ice B -1 .
3. Si el n om bre p ro ced e de instancias de un organ ism o (servicio, d irecció n , oficina, en tre
o tra s ), es n ecesario c ita r en ord en jerárq u ico las unidades p ertin en tes.
234
Entidad gubem am ental4
C o l o m b i a , D e p a r t a m e n t o N a c i o n a l d e P l a n e a c i ó n , D iv is ió n d e I n v e r s i ó n E x t r a n j e r a . A B u
siness C u i d e f o r F o reig n In v e s t m e n t in C o lo m b ia , S a n t a f é d e B o g o t á , D e p a r t a m e n t o N a c i o
n a l d e P l a n e a c i ó n , 1 9 9 2 , 1 6 7 p ., il.
El título
T ítu lo
B r a u d e l, F e r n a n d . E l M e d it e r r á n e o y el m u n d o m e d it e rr á n e o e n la é p o c a d e F elip e II, t r a d . d el
f r a n c é s d e M a r io M o n t e f o r t e T o l e d o , W e n c e s l a o R o c e s y V i c e n t e S i m ó n , 2 - e d ., 1- re im p .,
M é x i c o , F o n d o d e C u lt u r a E c o n ó m i c a , 1 9 8 0 , 2 v., il., ín d ic e s , c o l . S e c c i ó n d e O b r a s d e
H is to ria .
T ítu lo y subtítulo5
4. E xiste o tra form a de d escribir los d o cu m en to s de en tid ad es g u b ern am en tales, que puede
ser a ce p ta d a . E n este caso , se designa co m o au to r a la person a que ha p rep arad o la m on ografía. El
organism o se co n v ie rte e n to n ce s en ed ito r de la obra. Ejem plo: M orin, A n d ré. D épenses et rém unération
dans les administrations publiques: évolution et importance relative [G asto s y rem u n eració n en la ad m i
n istració n pública] (Q u e b e c, O n ta rio , C a n a d á , 1 9 6 9 - 1 9 7 9 ) , Q u e b e c, C onseil du trésor, B u rea u de la
rech erch e su r la rém unération, 1 9 8 2 , 73 p., tabl., an.
5. El uso co n sag rad o a co n seja tran scrib ir y subrayar el su btítu lo de u na p u b licació n . P ara
m a rca r la sep aració n e n tre el título y el su btítu lo se reco m ien d a el uso de los dos p untos. M ed ian te los
dos p un tos se ind ica q u e el subtítulo a cla ra , específica o d esarrolla el título. A lo largo d e un trab ajo
se debe ad op tar la m ism a m an era de in d icar la relació n e n tre el título y el subtítulo.
6. La regla básica relacio n ad a c o n los títulos en lengua esp añ ola, fran cesa e italian a es la
siguiente: después de la prim era palabra del título sólo se usa m ayúscula para los n om bres propios. En
lengu a inglesa se escrib e c o n m ayú scu la la p rim era le tra de to d as las palabras, salv o los artícu lo s, las
preposiciones y las co n ju n cio n es. En ale m á n , se escrib e co n m ayú scu la la p rim era letra de to d o s los
su stan tiv o s, in clu id os los su stan tiv o s co m u n e s. E n to d o s los caso s la prim era p alabra d e un títu lo se
escrib e c o n m ayú scu la inicial.
235
Título paralelo
A ctas de un coloquio
P a r tic ip a c io n e s d iv ersa s en la p r e p a r a c ió n d e u n a o b r a
Traducción
236
D irección de un núm ero m onográfico de una publicación seriada
L é to u r n e a u , J o c e l y n , y B o g u m il Je w s ie w ic k i (b a jo la d i r e c c i ó n d e ) . “P o litiq u e d e la m é m o ir e ” ,
P olitique et sociétés, v. 2 2 , N ° 2 , n ú m e r o m o n o g r á f ic o , 2 0 0 3 , 1 0 1 p.
Características de la edición
N u eva edición
Dirección bibliográfica
Varios lugares de e d i c i ó 1
237
D os editores8
Silva, Renán. Los ilustrados de Nueva Granada, 1760-1808: genealogía de una comunidad de
interpretación, Bogotá, Banco de la República / Medellín, Fondo Editorial Universidad
EAFIT, 2002, 674 p., bibliog., índice.
Ricoeur, Paul. Temps et récit, París, Seuil, 1983-1985, 3 t., col. ‘Tordre philosophique”.
C a s o s p a rtic u la re s
M onografía o tesis
Mejía, Sergio Andrés. “La Historia eclesiástica y civil de José Manuel Groot (1800-1878) ”, tesis
de maestría, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Historia,
2004, 285 h., bibliog.
Reseña
Pérez Zapata, Santiago. Reseña de la obra de David Bushnell, Ensayos de historia política de
Colombia, siglos XIX y XX, Medellín, La Carreta, 2006, 195 p., Historia y Sociedad (Medellín,
Colombia), N° 12, noviembre de 2006, p. 353-362.
2. A rtícu lo s
A r t í c u l o d e p u b l i c a c i ó n s e r i a d a 10
V o lu m en , n ú m e ro , m es, a ñ o
Restrepo Forero, Olga. “En busca del orden: ciencia v poder en C o lo m b ia ”, Asclebio (Ma
drid), 1998, v. 5 0 , N° 2, p. 33-75.
8. Es preferible red u cir el nom bre de la ed itorial a su más simple exp resió n , a co n d ició n de que
este criterio no genere problem as de iden tificación. N o se co n se rv a rá n las exp resion es de c a rá c te r
co m e rcial tales co m o “& C ía ”, “S. A .”, “L td a .”. D e la m ism a m an era, se pueden suprim ir exp resiones
co m o “E d ito res”, “E d icio n es”, e tc . Si la m en ció n de la ed itorial n o a p arece, se escrib irá “s .n .”, que
significa “sin n o m b re”.
9. C u an d o se tra ta de una publicación de m ás de dos v olú m en es o tom os, se indica la fecha
del prim er v o lu m en (o to m o ) y la del últim o.
10. C u an d o en un título figuran com illas, se tran scrib en . Sin em b argo, cu an d o las com illas van
al com ien zo o al final del títu lo, n o se em p lean dobles com illas.
238
Artículo d e periódico11
Restrepo, Gabriel. “Un mundial Colombia que no fue (1986) y otro que puede ser (2018)”, El
Tiempo (Bogotá), 23 de julio de 2006, p. 15.
Amaya, José Antonio. “Mutis y la historia natural española, primera parte: 1749-1760”, en
San Pío Aladrén, María Pilar (ed.). Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reyno de
Granada, Bogotá (Colombia), Villegas/ Barcelona, Lunwerg, 2 v., 992, v. 1, p. 90-119.
3. O tro s d o cu m en to s
Disco12
Grupo de tamboras y cantadoras de Arenal et al. Los olvidados. Resistencia cultural en Colombia.
Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), Centro de Documentación, Museo
Nacional de Colombia, CD-043, 5 y 6 de junio de 2003, 1 CD, 1 cuadernillo (fotografías
en b y n, 8 p.).
11. E n la referen cia co m p leta de un artícu lo de una p u b licació n seriad a se suele m e n cio n a r el
n om b re de la p ub licación se riad a, segu id o d el n o m b re de la ciud ad e n tre p arén tesis. Sin e m b arg o , el
n o m b re de la ciu d ad se puede o m itir si es su ficien tem en te co n o c id o por los le cto re s. N o se lo indica
si figura en el nom bre del diario (ejem plo: N ew York T im es). Si el n om b re de la ciudad se p resta a
co n fu sió n co n el de o tra ciu d ad , o es muy p o co co n o c id o , es m ejor in clu ir el nom bre del E stad o , la
p rovin cia o el país (ejem plo: El Im parcial (S o n o ra, M é x ic o ).
12. L a d escrip ció n incluye los siguientes elem en to s: n om bre del autor, título co m p leto , m e n c io
nes esp eciales (si figuran en la fu e n te ), co m p añ ía d isq uera, n ú m ero de id en tificació n d el disco,
fech a (si figura en la fu en te), d escrip ció n física.
239
Película13
Osorio Gómez, Jaime. C onfesión a Lau ra. Película cinematográfica. Melies Producciones.
Colombia, 1990. C opia de consulta en Video (V H S): 1/3 (90 min.); 1/2 Pulg. : CL (NTSC),
Sd.; Estado: 1 /C V 77-026941.S F5-2.
Triana, Jorge Alí. Tiempo de morir. Grabación en video, Colombia. Ministerio de Cultura.
Dirección de Cinematografía, Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, Proimágenes
en movimiento, 2001, 1 casete: 91 min, sonido, color, VHS16-
Señales de vida. Bogotá en la mira II. Magnético. Dirección: Mady Samper. Bogotá. Ministerio
de Cultura. Dirección de Comunicaciones. 1994. Copia de Consulta en DVD: 1/1 (29
min. 52 seg.); CL (NTSC), Sd.; Estado: 1/C V 77-026941-S F5-2.
M apa de un atlas
Colombia, Instituto Geográfico "Agustín Codazzi”. “Departamento del Cauca”, [1: 1.100
000] 1 mapa, 31,5 x 44,5, en: Instituto Geográfico “Agustín Codazzi", Atlas d e C olom bia,
2a ed., Bogotá, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1969, p. 142.
13. L a d escrip ció n incluye los siguientes e le m e n to s: nom bre del autor, títu lo , so p o rte, créd ito s
(si figuran en la fu e n te ), el o los p ro d u cto res, el lugar de p ro d u cció n , el añ o de p ro d u cció n , la entidad
responsable de la p ro d u cció n , la d escripción física.
14. T om ad o de Instructivo para Inventario de Bienes C ulturales M uebles. G ru p o D ocum ental,
S u bgm p o Audiovisual, B o g o tá, M inisterio de C u ltu ra , D ire cció n de p atrim o n io , 2 0 0 5 , a n e x o 2.
15. Se describe igual que una película.
16. T om ado de M inisterio d e C u ltu ra. D irecció n de C in em ato g rafía, L a M aleta: películas co
lombianas U. (1 5 v id eo s), C o lom b ia, M inisterio de C u ltu ra, D irecció n de C in em ato g rafía, 2 0 0 1 C e n
tro de D o c u m e n ta c ió n del M useo N a cio n a l de C o lo m b ia, reg. ^ A - 0 6 1 . [C o m u n ica ció n de C arolin a
V anegas C a rra sco , B o g o tá, 2 0 0 7 - 0 3 - 1 9 ] .
17. Si la em isión p erten ece a una serie, el titulo de esta em isión se asim ila a un subtítulo.
24 0
Fotografía aérea18
C o l o m b i a , I n s t it u to G e o g r á f i c o A g u s t í n C o d a z z i. N ° 0 0 1 : B o y a cá , C u n d i n a m a r c a , fo to g ra f ía
a é r e a t o m a d a c o n c á m a r a m é t r i c a R C 3 0 , 1: 4 0 . 0 0 0 ( e s c a l a a p r o x i m a d a ) , N ° C - 2 8 0 0 ,
B o g o t á , I n s t i t u t o G e o g r á f i c o A g u s t í n C o d a z z i, 2 0 0 7 .
Mapa digital
C o l o m b i a . I n s t it u to G e o g r á f i c o A g u s t í n C o d a z z i. P la n ch a 1 5 1 - 1 D 4 C (O ib a , S a n t a n d e r ) , 1: 2
0 0 0 (M a p a to p o g r á f ic o c o n p r e c i s i ó n d e 0 . 5 m m a la e s c a l a d e l m a p a , e n f o r m a t o d ig ita l
e im p r e s o ), B o g o t á , I n s t it u to G e o g r á f i c o A g u s tín C o d a z z i, 2 0 0 6 .
4 . D o c u m e n to s de a r c h i v o 19
Documento de archivo20
A r c h i v o G e n e r a l d e la N a c i ó n - C o l o m b i a . S e c c i ó n C o l o n i a , F o n d o M ilic ia s y M a r i n a ,
L e g a j o 3 9 , fo lio s 3 9 1 - 4 4 7 . F é li x V e rg u id o , s u b t e n i e n t e d e M ilic ia s d e P a n a m á , c a s a d o e n
C á d iz : o r d e n q u e se le d io p a r a q u e r e g r e s a r a a d ic h a c i u d a d a a t e n d e r a su s o b lig a c io n e s
m a t r im o n i a le s , o lv id a d a s p o r u n o s a m o r e s c u lp a b le s e n P a n a m á , 1 7 8 6 .
[C o lo m b i a ]. F o n d o R e s t r e p o , f o n d o I, v. 1 8 , fo lio s 1 8 7 - 2 9 6 , A r c h i v o G e n e r a l d e la N a c i ó n -
C o l o m b i a , S e c c i ó n R e p ú b lic a , F o n d o R e s t r e p o , ro llo 1 0 , f o n d o 1, v. 1 8 , fo lios 1 8 7 - 2 9 6 ,
C a r t a s d e u n a m e r i c a n o s o b re las v e n t a j a s d e lo s g o b ie r n o s r e p u b lic a n o s f e d e r a tiv o s ,
1826.
18. En el ejem plo que a p arece en la segunda edición francesa de la presen te guía (C o m m u n au té
urbaine de Q u é b e c, S erv ice de l'am én a g em en t du territo ire, N ° 7, p h otograp h ie aérien n e, [ 1 : 5 0
0 0 0 ] , N ° C U Q 9 2 - 0 1 , Q u é b e c, 1 9 9 2 ) se siguen las n orm as que se o fre ce n en Com m ent citer des
do cu rn en ts ca rto gra p h iqu .es, B ib lio th e q u e de l’U n i v e r s t i t é L a v a ! ( w w w .b i b l.u la v a l .c a /a d e le /
c a r t obib i.iin tm l) [N. del T.].
19. E sta se cció n se fu n d am en ta en am plia m edida en el d o cu m en to publicado por el A rch iv o
del C a n a d á , “R éférences aux docum ents d'archives" (O tta w a , 1 9 8 3 ) , p rep arad o bajo la d ire cció n de
T e n y C o o k . Sin em b arg o , se h an in tro d u cid o c ie rta s m od ificacion es a los m odelos propu estos en la
p u b licació n del A rc h iv o del C an ad á.
20. La referen cia bibliográfica de un d o cu m en to d e arch iv o co m p ren d e dos g ran des seccio n es,
a saber: la localización y la d escrip ció n del d o cu m en to . E ste criterio se ap lica en todos los casos. Los
elem en to s que d eb en m en cio n arse son los siguientes: arch iv o , nom bre del fondo, núm ero topográfico
del fondo, legajo, folios, d escrip ció n del d o cu m e n to . Tam bién es n ecesario ten er en c u e n ta q ue en la
d escrip ció n de un d o cu m e n to de archivo el título se reproduce de m anera textu al. E ste últim o puede
ser tra scrito en cu rsiva o subrayado, si el d o cu m en to ha sido p ub licado, o e n tre com illas, si se trata de
un d o c u m e n to inéd ito. N o se d eb en d e sta ca r los títu lo s d ados p or el in v estig ad o r y q u e no c o rre s p o n
d en c o n los títulos oficiales.
21. Si se utiliza una co p ia de un d o c u m e n to de a rc h iv o que se c o n s e rv a en o tro arch iv o , la
referen cia d ebe ser la del arch iv o d on d e se co n serv a el original, seguida del núm ero top ográfico y del
n ú m ero de bobina del d o cu m e n to rep rod ucid o.
241
Documento sonoro22
F u n d a c i ó n P a tr im o n i o F íl m ic o C o l o m b i a n o . l . E n t r e v i s t a a H e r n a n d o S a lc e d o S ilv a . 2.
E n t r e v i s t a a H e r n a n d o M a r t í n e z P a r d o . s.f. C a s e t e a u d io : 1 /1 ( 3 0 m i n .) ; Vt p u lg ; V e l o c i
dad: 2 . 4 / D S 0 0 1 5 -0 4 9 9 7 5 -S F 3 -5 -C .
C e n t r o d e d o c u m e n t a c i ó n d el M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a , G r a b a c io n e s e n V H S d e los
e v e n t o s re a liz a d o s e n el M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a , 1, P N U D - A A - 0 2 0 - C a s .1 , T a lle r
“ M is ió n y v is ió n d el M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a ” r e a liz a d o e n la C a s a d el P a rq u e d e E l
C h i c ó . G r a b a d o e n f o r m a t o H i - 8 , d is p o n ib le p a r a c o n s u l t a o a d q u is ic ió n e n f o r m a t o
V H S , 2 7 de o c tu b re de 1 9 9 9 , 6 h.
M o r e n o y E s c a n d ó n , [ F r a n c i s c o ] A n t o n i o . “D e s c r i p c i ó n g e o g r á f ic a q u e c o m p r e n d e la v is ita
p r a c t i c a d a p o r el s e ñ o r d o c t o r A n t o n i o M o r e n o y . . . [b l a n c o ] . . . fis c a l d e l c r i m e n d e la
R e a l A u d i e n c i a d e S a n t a f é d e B o g o tá , a c o n s e c u e n c i a d e la R e a l C é d u l a fe c h a a tre s de
a g o s to d e 1 7 7 4 . L e b a n t a d o y d e lin e a d o e n S a n t a f é d e B o g o tá a 2 6 d e m a r z o d e 1 7 8 1 p o r
F r a n c i s c o J a v i e r [ C a r o ] ’, 1: 9 0 0 . 0 0 0 , 2 6 d e m a rz o d e 1 7 8 1 , 7 5 c m x 3 5 c m , A r c h i v o
G e n e r a l d e la N a c i ó n , B o g o t á , B i b l i o t e c a , N ° 1 1 1 .
C o r t é s , S a n t ia g o . C a r t a g e o g rá f ic a d e C u n d i n a m a r c a , [ 1 : 4 0 5 . 0 0 0 ] , B o g o t á , c a . 1 9 1 0 , 1 m a p a :
a t i n t a ilu m in a d o , 7 1 , 4 c m x 6 1 c m . M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a , á r e a d e d o c u m e n t o s
h is t ó r i c o s , s u b á r e a c a r to g r a f í a s , r e g is tr o 5 8 3 1 .
A r r o w s m i th , J. B ritish N o r t h A m e r i c a , [ 1 : 9 5 0 4 0 0 0 ] , L o n d r e s , J. A r r o w s m i th , 1 5 d e fe b re r o de
1 8 3 2 , 1 m a p a : ilu m in a d o a m a n o , 4 9 c m x 6 4 c m , s e g ú n e l c a t á l o g o d e la c o l e c c i ó n
n a c io n a l d e m a p a s y p la n o s , 1 a v e rs ió n , A r c h i v o P ú b lic o d e l C a n a d á , C o l e c c i ó n n a c i o
n a l d e m a p a s y p la n o s , N M C 9 7 9 9 .
22. La referen cia incluye la u b icación del d o cu m en to (arch iv o , nom bre del fondo, núm ero de
en trad a, n úm ero topográfico y n úm ero de co n se rv a ció n , si esta in form ació n figura en la fu e n te ), la
d escrip ció n del d o cu m e n to , la fech a de g rab ació n o de difusión, la d u ració n de la grab ación .
23. La d escrip ció n incluye: nom bre del au tor, títu lo , ed ición o v ersión (si figuran e n la fu e n te ),
escala, fech a de p rep aració n del m apa, sop orte y n úm ero de unidades, las restan tes ca ra cte rís tica s
físicas tales co m o d im ensiones, serie (si esta in form ació n figura en la fu en te), u b icación . Los c o r c h e
tes ( []) se usan para in d icar que ha sido imposible id en tificar c o n certeza un e lem en to de la d escrip
ció n . N ó tese que el título de un ítem carto g ráfico m an u scrito siem pre se tran scrib e e n tre com illas. Por
últim o, la u b icación y la d escripción van invertidas.
24. L a d escrip ció n incluye los elem en to s siguientes: nom bre del au tor, títu lo, ed ició n o versión
(si figura en la fu e n te ), escala, lugar de p u b licació n , nom bre del editor, fech a de p u b licació n , sop orte
y núm ero de unidades, o tras ca ra cte rís tica s físicas, las d im ensiones, la serie (si figura en la fu e n te ), la
u b icación . Es n ecesario te n e r cu e n ta que el título de un ítem carto g rá fico im preso siem p re va su bra
yado. Por últim o, en caso de que un ítem carto g ráfico ten g a varias versiones, esta in form ació n se debe
agregar al final de la d escrip ció n del ítem .
242
Plano arquitectónico25
E . R u iz F. " H o s p i t a l N a c i o n a l d e P u e r t o B e r r ío ( A n t i o q u i a , C o l o m b i a ) , e s c a l a 1: 2 0 D e ta l le s
d e las F u n d a c i o n e s " , a g o s to d e 1 9 4 4 , 1 p la n o : 8 5 c m x 6 0 c m , A r c h i v o G e n e r a l d e la
N a c i ó n , C o l o m b i a , F o n d o In v ía s , d is t r i t o A n t i o q u i a , P la n o 1, P r o y e c t o H o s p i ta l N a
c io n a l d e P u e r to B e rrío , C a r p e ta l .
P r o y e c t o d e r e s t a u r a c i ó n in t e g r a l d e l e d if ic io ( 1 9 8 9 - 2 0 0 1 ) . F a c h a d a p o s te r io r , c o r t e D - D '
( G e n e r a l A l a n o r t e y R o t o n d a ) y c o r t e A - A ( A u d i t o r i o ) , 1 : 5 0 [ 1 9 8 7 ] , 1 p la n o : 1 0 0 x 5 5
c m , C e n tr o de D o c u m e n ta c ió n d el M u se o N a c io n a l de C o lo m b ia , P la n o te c a , re fe re n c ia
P L O O 1 -G 6 -C 6 .
" G u a d a l u p e S a l c e d o c o n r e t r a t o d e su p a d r e ” , C a s a n a r e , C o l o m b i a , 1 9 9 5 , f o to g r a f ía d e J o r g e
M a r io M ú n e r a , C o p i a e n g e l a t i n a s o b re p a p e l d e fib ra , 3 9 , 8 c m x 3 0 c m , M u s e o N a c i o n a l
d e C o l o m b i a , r e g is tr o 5 3 6 4 - A l r e v e r s o , e n la p a r t e in fe rio r, m a n u s c r i t o : “ G u a d a lu p e
S a l c e d o c o n r e t r a t o d e su p a d r e 1 1 9 9 5 1 J M . M ú n e r a ”. D e r e c h o s r e s e r v a d o s d e a u to r.
“J u a n d e la C r u z V a r e l a ” , c a . 1 9 5 8 , fo to g ra f ía d e N e r e o L ó p e z , c o p ia e n g e la t i n a s o b re p a p e l:
2 5 , 2 x 2 0 , 4 c m , A r c h i v o d e J u a n d e D io s V a r e la , B o g o t á . D e r e c h o s r e s e r v a d o s d e a u to r.
25. La d escripción incluye los siguientes elem en tos: n om bre del autor, título, ed ición o versión,
escala, lugar de publicación, n om bre del e d ito r,fe c h a de publicación, sop orte, n úm ero de unidades,
otras características físicas, las dim ensiones, la serie (si figura en la fu en te), la ubicación . D ebe tenerse
en cu e n ta que el título de un plano impreso siem pre va subrayado. Por últim o, en el caso de que un
plano tenga varias versiones, se debe agregar esta inform ación al final de la d escripción del ítem.
26. L a in form ación que debe ap arecer en la d escrip ció n bibliográfica co rresp o n d ien te es la
sig u ien te: títu lo del ítem , lugar, fech a, n om bre del fo tógrafo, tipo de fotografía, d im en sio n es (alto y
a n c h o ), n om bre del fon do o de la co le cció n , n ú m ero d e e n tra d a , serie, n ú m ero del ítem , in scrip cio
nes (si figuran en la fu en te), las restriccio n es relativ as a la rep ro d u cció n y al uso (por ejem plo la
m en ció n de los d erech o s de a u to r), otras n o tas (si figuran en la fu e n te ). D ebe ten erse en c u e n ta que
el título d ado por el fotógrafo va e n tre com illas. N o deben d estacarse los títulos no oficiales.
27. E sta se cció n reto m a casi in teg ralm en te las esp ecificacio n es que ap a re ce n en la obra realiza
da bajo la d irecció n de Je a n -G u y V iolette, G uide pour la rédaction et la présentation des mémoires et
théses, l é r e version, Q u éb ec, U niversité Laval, D é p a rte m e n t d'histoire, 1 9 8 7 . Las referen cias de la
p resen te tra d u cció n fu eron prep arad as p or C a ro lin a V anegas C a rra s c o , d e la C u rad u ría del M useo
N a cio n a l de C o lom b ia, B o g o tá, D. C .
28. La d escrip ció n co rresp o n d ien te incluye los siguientes elem en to s: n om bre del au to r (si ap a
re ce en la fu en te), titulo de la obra (o tem a de la o b ra), fech a d e la obra (o la d ata ció n co rresp o n d ien
243
Referencia de una fotografía de una pintura tomada de una obra
J o s é M a r ía E s p in o s a P r i e to (a tr ib u i d o ) . S im ó n B o lív a r, ca . 1 8 3 0 , ó le o s o b re te la : 1 1 3 x 6 7 c m ,
B o g o t á , M u s e o N a c i o n a l d e C o l o m b i a , reg . 3 4 6 (f o to : B o g o t á , M u s e o N a c i o n a l d e C o
lo m b ia ).
F e liz a B u rs z ty n , S in título, 1 9 7 0 , E n s a m b la je e n h ie r r o : 1 3 9 x 1 8 0 x 9 3 c m , B o g o t á , M u s e o
N a c i o n a l d e C o l o m b i a , reg . 3 5 7 4 (fo to : J u a n C a m il o S e g u r a , B o g o t á , M u s e o N a c io n a l de
C o lo m b ia ).
te ), lugar donde. la obra fue realizada y se co n serv a tod av ía, o lugar de d on d e p rovien e, el so p orte,
d im ensiones, lugar d on d e se co n se rv a (si la obra n o se co n se rv a in situ), c o n la c o le cció n co rre sp o n
d ien te de un m useo (si se puede o b ten er esta inform ación ) y el n ú m ero de in v en tario (si se puede
b rindar esta in fo rm ació n ), fu en te de la fotografía, n ú m ero del n egativo (si se p ued e o b ten er esta
in fo rm ació n ). Si la fotografía es del au to r, se escrib e (fotografía: a u to r ). Si la fotografía ha sido
o frecid a por una in stitu ció n , se indica la ciu d ad y el n om bre d e la in stitu ció n . C u a n d o una fotografía
es tom ad a de una p ub licación se referen cia de la siguiente m an era: (fotografía tom ad a de W eitzm an
et al., T h e lean, N ew York, Knopf, 1 9 8 2 [ 1 9 8 1 ], p. 1 8 6 ).
29. L a d escrip ció n suele co m p ren d er el nom bre del a rq u ite cto (si se puede b rindar esta infor
m a c ió n ), el nom bre de la co n stru cc ió n a rq u ite ctó n ica (o su fu n c ió n ), la ciu d ad d on d e el edificio se
e n cu e n tra u bicado, la fe c h a (o la d a ta c ió n ), la v ista p articu lar que figura en la fotografía o la p arte
del edificio que ha sido fo to g rafiad a, la fu en te de la fo to g rafía. D eb e n o tarse que estos elem en to s
p ueden o rd en arse de varias m an eras, d ep en d ien d o de los elem en to s de d escrip ció n co n o cid o s y
disponibles, y de lo que se quiere destacar.
244
6 . Los docum entos jurídicos30
Constitución política
Colombia. Congreso de la República. Comisión Primera. Primer debate [de lo que fue apro
bado como Acto Legislativo 1 de 2003], Gaceta del Congreso (Bogotá), N° 406, 1 de
octubre de 2002, p. 1-13.
Acto legislativo
Decreto
Colombia. Ministerio del Interior y de Justicia, Decreto 2000 de 2003 por el cual se convo
ca a un referendo constitucional, Diario Oficial (Bogotá), N° 45251, 17 de julio de
2003, p. l. '
Ley
Colombia. Congreso de la República, Ley 1110 de 2006 aprobatoria del Presupuesto para
2007, Diario Oficial (Bogotá), N° 46494, 27 de diciembre de 2006, p. 1-30.
245
7. Los docum entos electrónicos31
Sitio Web
B i b l i o t e c a N a c i o n a l d e F r a n c i a . S it io d e la B i b l i o t e c a N a c i o n a l d e F r a n c i a , [e n l í n e a ] ,
w w w .b n f.fr (p á g in a c o n s u l t a d a el 1 2 d e m a r z o d e 2 0 0 7 ) .
Catálogo de biblioteca
U n i v e r s i d a d L ib r e d e B e r l í n . B i b l i o t e c a . O p a c : c a t á l o g o d e la b i b l i o t e c a , [e n lín e a ],
www.opac. fu -b e r lin .d e
C D -R O M 32
L a n d ry , T r is ta n . “ D e s p e r s o n n a g e s d e c o n t e a u x h é ro s q u i i n c a r n e n t les v a le u r s d e la s o c i é té
n a t i o n a l e : les fo lk lo ris te s e t le c o n t e n a ti o n a l au xixF. s i é c l e ” [D e los p e r s o n a je s d e c u e n t o
a los h é r o e s q u e e n c a r n a n los v a lo r e s d e la s o c ie d a d n a c i o n a l ] , Sémmaire virtuel en saen ces
sociales, 2 0 0 3 - 2 0 0 4 , M émoires historiques d'ici et d ’ailleurs: regards croisés, [M e m o r ia s h is t ó
ric a s d e a q u í y a llá : m ira d a s c r u z a d a s ] [C D -R O M j, Quebec, A g e n c i a U n i v e r s it a r i a p a ra la
F r a n c o f o n ía 1 C á t e d r a d e in v e s t ig a c i ó n d e l C a n a d á e n h is t o r i a c o m p a r a d a d e la m e m o r ia
/ E s c u e l a d e A l t o s E s tu d io s e n C i e n c i a s S o c ia l e s , 2 0 0 4 , 1 C D - R O M [ V C D ] .
Dirección electrónica [C D -R O M ]
31. P rep arad a p o r Tristan Landry, e sta secció n se inspira e n el d o cu m e n to p rodu cido por R osaire
C a ro n , “C om m ent citer u n docum ent électroniqueV’ U niversid ad de La val, B ib lio teca, sitio de la Bib lio
te c a de la U niversid ad de L av a!, [en lín ea], wu' w. bibl. ul aval. ca■Moelec/citeJoce.htinl (pagina c o n
su ltada el 2 7 d e m arzo de 2 0 0 0 ) . N ó tese que la m an era de c ita r un d o c u m e n to e le ctró n ico sigue una
lógica g eneral probad a, m ed ian te la cu al se tra ta de facilitarle al le cto r que e n cu e n tre la fu en te
co n su ltad a. L a referen cia bibliográfíca debe ser tan c la ra co m o sea posible: la id en tificació n del au to r
debe ser c o rr e c ta ; el titulo del d o cu m en to debe d esta ca rse ; la d ire cció n e le ctró n ica debe ser c o m p le
ta , ojalá tra n scrita en una línea. Por últim o, se m en cio n ará de m an era exp resa la fech a (dd, m m y a a ),
en que co n su ltó del sitio, la pagina W eb o el d o c u m e n to e le c tr ó n ic o (u n c o rre o e le c tr ó n ic o por
e jem p lo ).
32. E n un d o cu m e n to H T M L , si el n om bre del a u to r n o a p a re ce in d icad o en la d ire cció n
e le ctró n ica , puede ser in scrito en el d o cu m e n to fu en te. Se visualiza este últim o, pidiendo al p rocesad or
“M o strar la fu en te”.
246
Base de datos [en línea]
B ase de datos [C D -R O M ]
Drapeau, Marielle, y Richard Mailhot. SST Plus (Folio Bound VIEWS, versión 3.1a), [CD-
ROM], Farnham, Publications CCH/FM, 1995, noviembre, N° 2-175.
C oneo electrónico
Entrada de blog
Bonilla, Heraclio. “Independence and the colonial question” [en línea], htt.p://historia
economica.wordpress.com/independence-and-the-colonial-aues tion/
Procesador de palabra
Digital Publishing English: p o u r u n e m aítrisse p a rfa ite d u v o ca b u la ire : versión 4 (Windows 95,
[procesador de palabra] (2001), en venta en digitalpublishing.ubisoft.fr
247.
A p é n d ic e II
C ó m o r e fe r ir s e a u n d o c u m e n to
l . L a p rim e ra re fe re n c ia a u n d o c u m e n to
Reglas básicas
La puntuación
Cada elem ento de la referencia debe estar separado de los demás por una coma,
nunca por un punto. Se trata de una convención internacional que debe aplicarse
de manera estricta.
249
Los elem entos esenciales de la descripción en el c a s o ...
... de un libro'
Diana Obregón Torres, Batallas contra la lepra: Estado, medicina y ciencia en C olom bia, Medellín
[Colombia], Banco de la República / Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2002.
. . . de un libro reeditado2
Jacques Le Goff, L acivilisation del’O ccidentm édiéval, 4a ed., reed., París, Arthaud, 1972 [ 1964].
Rafael Gómez Hoyos, L a revolución granadina de 1810: ideario de una generación y de una época,
1781-1821, Bogotá, otra editorial, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1982.
. . . de dos autores
Eric Hobsbawm y Marc Weitzmann, Magnum en el mundo, Barcelona, Lunwerg [ 1998] [ 1968].
Pablo Rodríguez, bajo la coordinación de, L a fam ilia en Iberoam érica: 1550-1980, Bogotá,
Convenio Andrés Bello / Universidad Externado de Colombia, 2004.
Létourneau, Jocelyn, L a caja de herram ientas del joven investigador: guía de iniciación al trabajo
intelectual, trad. del francés de José Antonio Amaya, Medellín, La Carreta, 2007.
Kolakowski, Leszek, L as principales corrientes del marxismo, t. 2: L a edad de oro, trad. del polaco
de Jorge Vigil, 2a ed., Madrid, Alianza, 1985 [ 1978].
1. En una n o ta a pie de página, el n om bre siem pre p reced e al apellido del autor. N ingún signo
de p u n tu ació n se usa para sep arar los dos elem en to s. E sta regla es válida para tod o tipo de d o cu m en to .
2. L a in form ació n sobre la ed ició n debe incluir la m en ció n de la fech a de la prim era ed ición
de la obra. D e la m ism a m an era, c ie n o s datos relativos a las p articu larid ad es de la ed ición (revisada
y co rreg id a, a u m en tad a, puesta al día, e tc .) tam b ién d eberían ap arecer. E jem plo: Jo cely n L éto u rn eau ,
Le coffre á outils du chercheur débutant : guide d ’initiation au travail in tellectu el, n u eva ed. rev., aum.
y puesta al día, M o n treal, B o réal, 2 0 0 6 [ 1 9 8 9 ] .
3. N o es n ecesario indicar, llegado el caso , el ed ito r responsable de la ed ició n an terio r (en este
ca so , Tem is, 1 9 6 2 ).
4. S e puede d ejar de lado el su btítu lo cu an d o la inform ación en él incluida c a r e c e de im p or
ta n cia p ara la co m p resió n de la referen cia (o de las referen cias su b sig u ien tes). Sin em b argo, si se trata
de un título bilingüe se m en cio n an los títulos en las dos lenguas. Ejem plo: Bogum il Jew siew icki en
co la b o ració n co n Jocelyn L é to u rn eau , Mode of Production: The Challenge o f Africa / Les modes de
production: les défis africains, Q u eb ec, Safi, 1 9 8 5 .
250
... de un pasaje atad o5
Juan Manuel Abascal, La ciudad hispano-romana: privilegio y poder, Colegio Oficial de
Aparejadores y A. T. de la Rioja, 1989, p. 123 .
. . . de una reseña
Santiago Pérez Zapata, Reseña de la obra de David Bushnell, Ensayos de historia política de
Colombia, siglos x ix y x x , Historia y Sociedad (Medellín, Colombia), N° 12, noviembre de
2 0 0 6 ,p .353-362 .
5. Es importante mencionar con precisión el pasaje que ha sido utilizado, es decir, la página o
las páginas que aparecen citadas. Si la obra viene en varios volúmenes se debe mencionar el volumen
correspondiente. Ejemplo: Gertrud Schiller, Iconography of Christian Art, t. 2, Greenwich (Conn.),
Graphic Society, 1972, p. 101. También es posible citar una sección o un capítulo de una obra.
Ejemplo: Marc Bloch, La société [éodale, París, Albin Michel, 197 3 [ 1939], t. I, l - parte, cap. 2. Si se
quiere indicar una referencia que comienza en una página sin citar la página donde termina, se debe
usar la abreviatura “ss" (que quiere decir “y las páginas siguientes"). Ejemplo: p. 665 y ss. Por último,
si se quiere indicar que la información se encuentra distribuida aquí y allá a través de una parte de
texto, se puede utilizar el término latino passim (que quiere decir “aquí y allá"). Ejemplo: p. 665-700
passim.
6. No es necesario indicar la referencia de la primera publicación.
251
... de las actas de un coloquio7 .
José Antonio Amaya y Olga Restrepo Forero (coords. de la ed.), C i e n c ia y re p resen ta ció n :
dispositivos e n la c o n stru cció n , la circu la ció n y la v a lid a ció n d el co n o cim ien to científico / II Colo
quio sobre Ciencia, Tecnología y Cultura (Bogotá, 1995), Santafé de Bogotá, Universi
dad Nacional de Colombia, 1999.
. . . d e u n disco
Grupo de tamboras y cantadoras de Arenal et al, L o s olvidados. R esisten cia cu ltu ra l e n C o lo m bia ,
Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), Centro de Documentación, Museo
Nacional de Colombia, CD -043, 5 y 6 de junio de 2003, 1 CD.
. .. d e u n a p elícu la
. . .d e u n d o c u m e n to d e a rch iv o 9
APC, Fondo W. L M. King, v. 20, folios 18601-18603, King a Fisher, 15 de agosto de 1913.
. . .d e u n m a p a m a n u s c r ito 10
7. La mención de las fechas del coloquio es facultativa. Si se juzga pertinente indicarlas debe
colocárselas entre paréntesis para mostrar con claridad que con ellas sólo se agrega información
suplementaria en relación con el coloquio.
8. La mención de las fechas del catalogo de exposición es facultativa. Si se juzga pertinente
indicarlas, se las colocará entre paréntesis para mostrar con claridad que ellas no hacen sino agregar
una información en relación con el catálogo.
9. En la medida en que la referencia de un documento de archivo aparece a lo largo de la
bibliografía que acompaña todo trabajo de investigación, esta referencia puede ser presentada de
manera abreviada en el cuerpo del texto. Se tendrá cuidado de mencionar los elementos de informa
ción indispensables relativos a la localización y la descripción del documento. En el presente caso,
AGN es la abreviatura de Archivo General de la Nación - Colombia.
10. Noticia abreviada de una referencia que se presenta a lo largo de la bibliografía.
252
delineado en Santafé de Bogotá a 26 de marzo de 1781 por Francisco Javier [Caro]”, 1 :
900 000, 26 de marzo de 1781, 75 cm x 35 cm, AGN, Biblioteca, N° 111.
. . . d e u n m a p a im p re s o 11
. . . de u n a fo to gra fía a é re a
. . . d e u n rmapa digital
. . . d e u n d o c u m e n t o s o n o ro
. . . d e u n p la n o a rq u itectó n ico
E. Ruiz F., “Hospital Nacional de Puerto Berrío (Antioquia, Colombia), escala 1: 20 Detalles
de las Fundaciones”, agosto de 1944, 1 plano: 85 cm x 60 cm, Archivo General de la
Nación, Colombia, Fondo Invías, distrito Antioquia, Plano 1, Proyecto Hospital Na
cional de Puerto Berrío, Carpeta l.
. . . d e u n a fo to gra fia
“Guadalupe Salcedo con retrato de su padre”, Casanare, Colombia, 1995, fotografía de Jorge
Mario Múnera, copia en gelatina sobre papel de fibra, 39,8 cm x 30 cm, Museo Nacional
de Colombia, registro 5364, al reverso, en la parte inferior, manuscrito: “Guadalupe
Salcedo con retrato de su padre 1 1995 / JM. Múnera”. Derechos reservados de autor.
2 . L as r e fe re n c ia s s u b sig u ie n te s
11. El em pleo de c o rc h e te s ind ica que la in form ació n que se ofrece en ellos n o a p a re ce en el
m apa.
253
referencias de los artículos (o su equivalente). Com o es evidente, las expresiones
op. cit. y loe. cit. sólo se pueden utilizar cuando entre la primera referencia y una
referencia subsiguiente, no se cita un libro o un artículo del mismo autor. En este
caso, la referencia subsiguiente debe incluir el titulo del libro o del artículo. Sin
embargo, este título deberá ser abreviado si es m edianam ente largo. Por último, se
abandona el uso de las abreviaturas op. cit, y loe. cit. cuando la primera referencia se
encuentra muy alejada de una referencia subsiguiente, por ejemplo una veintena
de páginas. En este caso, se repite el título de la publicación.
El m étodo que aquí se propone simplifica este sistema al no conservar sino la
expresión ibíd., que guarda su significación convencional de “en el mismo lugar”,
es decir, “en la misma obra", “en el mismo artículo”, etc. En caso de que se presente
confusión entre los títulos, se repite el título en forma abreviada. Cuando no existe
riesgo de confusión, basta con indicar el nombre del autor. Puede ser suficiente
indicar el nom bre del autor cuando en las notas sólo se m enciona una de sus publi
caciones. Sin embargo, se hace necesario repetir el título cuando la referencia sub
siguiente se halla alejada de la primera referencia.
E l m é to d o h a b itu a l
E l m é t o d o q u e s e p r o p o n e e n la p r e s e n t e g u ía
254
En el m étodo habitual que aquí se propone, se abrevia el título de la siguiente
manera:
Diana Obregón Torres, Batallas contra la lepra: Estado, medicina y ciencia en Colombia, Medellín
[Colombia], Banco de la República 1 Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2002.
Se convierte en:
Obregón, Batallas contra la lepra.
Restrepo Forero, Olga. “En busca del orden: ciencia v poder en Colombia”, Asclebio. 1998, v.
5 0 , N2 2, p. 33-75. ‘
Se convierte en:
Restrepo, “En busca del orden”.
En los dos ejem plos que aparecen en la página 254 se ilustra uno y otro sistema
de referencias. El segundo ejem plo corresponde a la m anera que se recom ienda en
esta guía, y cuya simplicidad es notoria.
La referencia abreviada tam bién se aplica a los docum entos de archivo. En este
caso, la abreviatura ibíd. reemplaza a todos los elem entos com unes de una referen
cia que le sigue inm ediatam ente a otra. Ejemplo:
1. Archivo Público del Canadá, Archivo del Ministerio de Agricultura, RG 17, v. 1631,
carpeta 1097 A, John Lowe a Héctor Fabre, 14 de septiembre de 1885.
2. ibíd., Lowe a Henry Jones, 13 de marzo de 1888. [Indica otra carta que se conserva en el
mismo volumen y en la misma carpeta que la carta indicada en la referencia numero 1.]
3. ibíd., 18 de marzo de 1888. [Indica una segunda carta de Lowe ajones que se conserva en
el mismo volumen y en la misma carpeta que la carta indicada en la referencia numero
l.]
4. Ibíd., [Indica una segunda cita tomada de la carta del 18 de marzo de 1888, de la que se
hace mención en la referencia número 3.]
La referencia parcial
L a doble referencia
Cuando una referencia a una obra ha sido tomada de otra obra, es necesario
m encionar las dos referencias. Se trata de la doble referencia. En este caso se utili
255
zan las expresiones “citado en”, “citado por”. Se puede hacer uso del punto y coma
para separar las dos partes de la referencia. Ejemplo:
l. W. H. J o p i n g , H a n d b o o k o f L e p r o s y , L o n d r e s , 1 9 8 4 , p. 1 8 ; c i t a d o e n : R o b e r t C o c h r a n e y T.
F r a n k D a v e y , L ep ro sy in T h e o r y a n d P ra ctice, B r is to l, J o h n W h ig h t & S o n s , 1 9 6 4 , p. 2 8 0 .
Varias r eferen c ia s en u n a n o ta
N o ta s d e c o n ten id o y n o ta s d e r e fe r en c ia
Ciertas notas son a un mismo tiempo notas de con tenid o y notas de referencia.
En este caso, la referencia va precedida o no de una introducción. Para introducir
de m anera breve una referencia, se pueden usar los términos “véase” o “cf.” (abre
viatura del imperativo latino confer, que significa “com pare”). Ejemplo:
l. S o b r e e s t e a s u n t o , la a r g u m e n t a c i ó n d e B o u b a c a r B a r ry r e t o m a la d e P a u l y L a u r a
B o h a n n a n , e n su o b r a T iv E c o n o m y , E v a n s t o n (n i), N o r t h w e s t e r n U n i v e r s it y P re s s , 1 9 6 8 ,
p. 1 7 . C f . t a m b i é n e l a r t í c u l o d e P. B o h a n n a n “S o rn e P rin cip ie s o f E x c h a n g e an d
I n v e s t m e n t a m o n g th e T i v ” , A m e r i c a n A n th ro p o lo g is t, v. 5 7 , N ° 1, p a r t e 1 , f e b r e r o de
1 9 5 5 , p. 6 0 - 6 9 .
12. Benedit Anderson, Limaginaire national: réflexions sur l'origine et l'essor du nationalisme,
trad. del inglés de Pierre-Emmanuel Dauzat, París, La Découverte, 2002, 212 p., bibliog., col. "La
Découverte/Poche”. Para un vistazo sobre estos asuntos en la época cibernética, véase: Tristan Landry,
“Les représentations sociales du folklore á l'heure électronique”, Groupe de recherche sur l'ethnologie
européenne, [en línea], 3 de marzo de 2004, dirección de correo electrónico:
rech erchefol klore @ v a h o o gro up s.ca
256
posteridad 13- Incluso a las edificaciones elevadas al rango de monumentos colec
tivos se les atribuyen “ rasgos" nacionales en su arquitectura formal y en el
simbolismo que se les asigna14, sea en el momento de su construcción o a posteriori.
El hecho de que la nación en su conjunto sea una referencia inventada no impli
ca que no contribuya a estructurar en el plano de lo real el campo de lo social y de
lo político. Lo mismo ocurre con la llamada memoria colectiva. ¿Cuantos conflic
tos del presente no se arraigan en reminiscencias seculares que los contemporá
neos son incapaces de superar^? En un informe reciente16 que recibí por vía elec
trónica 17 y que reenvié a un colega 18 me comunicaron las intenciones de un soldado
que estuvo a punto de liquidar a un prisionero y que justificaba en una arenga de
índole vindicativa su propósito de esta manera: “Voy a matarlo hoy para vengar el
asesinato de mi bisabuelo a manos de su tío tatarabuelo. De esta manera, mi hijo
será liberado del dolor que heredó al n acer”. En estas condiciones, surge la pre
gunta de como será posible un día trascender al futuro. Tarda demasiado la supe
ración de aquello que Johann H erder^ denominó nacionalismo étnico, definido
com o una pertenencia fuerte de los individuos a una comunidad de sangre,
especie de fratría histórica exclusiva en el terreno de la identidad.
13 Tristan Landry, “Des personnages de conte aux héros qui incarnent les valeurs de la société
nationale: les folkloristes et le conte national au XIX' siecle”, Séminaire virtud en sciences sociales, 2003
2004. Mémoires historiques d'ici et d'ailleurs: regards croisés, [CD-ROM] Québec, AUF/CRC en histoire
comparée de la mémoire/EHESS, 2004
14. Tristan Landry, “Lieu de pouvoir et micropolitique de la mémoire: l'exemple de la cathédrale
du Christ-Sauveur, Moscou”, Politique et Sociétés, v. 2, N° 2, 2003, p. 75-101, [en línea],
w w H'.c-rudiu.orgrevue/ps'ZOOj/v Z i . ' n i / i n J e x h t n i l (página consultada el 5 de mayo de 2005).
15. H. Sundhaussen, Conflits de mémoire en Serbie, [discusión], [en línea], 19 de enero de 2002.
16. Balkan Crisis Report, N° 509, 30 juillet 2004.
17. Tristan Landry, FWD: Balkan Crisis Report, N° 509, 9 de mayo de 2005 [Tristan Landry
reenvía á Jocelyn Létourneau este electrónico enviado originalmente por Holm Sundhaussen el 8 de
mayo de 2005],
18. Jocelyn Létourneau FWD: Balkan Crisis Report, N° 509, 9 de mayo de 2005 [Jocelyn
Létourneau reenvía este correo electrónico a Bogumil Jewsiewicki; este correo electrónico fue remi
tido originalmente por Tristan Landry, el 9 de mayo de 2005].
19. "Herder, Johann Gottfried (1744-1803)”, en Microsoft® Encarta® 2006 [DVD] Microsoft
Corporation, 2005.
257
Lista de colaboradores de la segunda edición en francés de esta guía
25 9
S 1
Indice general
261
8. C om pendios generales de r e s e ñ a s .................................................................................... 72
9. R epertorios b io g r á fic o s ........................................................................................................73
10. B an co de revistas en lín e a .............................................................................................. 73
11. A nuarios, com pendios de publicaciones estadísticas y bancos de datos
estadísticos .................................................................................................................................. 75
12. C om pendios de docum entación au d iov isu al............................................................ 7 6
262
C ap ítu lo 5. C óm o analizar un o b je t o ............................................................................. 111
1. Q u é es un o b je to ................................................................................................................ 111
2. El objeto: un fenóm eno social to ta l.............................................................................. 112
3. U n procedimiento m etódico de análisis del o b je t o ............................................. 113
El o b je t o ..................................................................................................................................114
Los productores y los propietarios.....................................................................................115
Los contextos de sig n ificación ........................................................................................... 117
263
Pertinencia y límites de la autobiografía com o fu en te de inform ación en un
procedim iento de investigación co n v en cio n a l..................................................................151
2. U so del docum ento autobiográfico en el marco de una in v e stig a ció n .............
co n v e n cio n a l......................................................................................................................... 153
L a selección de las au tobiografías.....................................................................................154
La elaboración de una m etodología de an álisis...............................................................156
La construcción de una interpretación .............................................................................. 162
B ib lio g rafía....................................................................................................................................164
264
C ap ítu lo 1 1 . Cóm o delimitar un tema de in vestig ació n ......................................... 189
1. Precisiones y recomendaciones para delimitar un tema deinvestigación.......189
2. La etapa de la interrogación tentativa y de docum entación p relim in ar......189
Partir de las inquietudes personales frente a un tem a g en era l..................................... 190
D ocum entarse sobre el tem a in ic ia l....................................................................................190
Form ular ciertas preguntas preliminares au n que susceptibles de ser investigadas
y que conduzcan a la elaboración de una perspectiva de acercam ien to al tem a
p r o p u e s to .................................................................................................................................... J 9 J
Form ular orientaciones concretas de investigación......................................................... J9 2
3. Etapa de razonam iento ordenado e in form ad o........................................................193
Form ular un título p relim in ar.............................................................................................. J9 3
D eterm inar el estado de avan ce de los conocim ientos relativos al tem a inicial ... J9 4
Precisar la m an era de interrogar el tem a inicial: descubrir gradualm ente el te m a ... 195
265
C ap ítu lo 1 4 . Saber com unicar el pensam iento por e s c r ito .................................... 219
1. Estructurar el texto de forma equilibrada....................................................................219
La oración y el párrafo son el núcleo de la producción del te x to ............................ 2 2 0
Secciones y subsecciones: los m om entos cruciales de la dem ostración ................... 2 2 4
La puntuación: el pulso del te x to .....................................................................................2 2 4
2. R edactar para convencer y sed u cir............................................................................... 226
R edactar p ara convencer al le c t o r ................................................................................... 2 2 7
R edactar p ara seducir al le c to r ..........................................................................................2 2 8
266
Este libro
se term inó de imprimir en los
talleres gráficos de Nomos Impresores
Bogotá, Colom bia.