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UNIVERSIDADE
DA CORUÑA

FORMAS
YPAISAJES
GRANÍTICOS
JUAN RAMÓN VIDAL ROMANf

CHARLES ROWLAND TWIDALE

FORMAS Y PAISAJES
GRANÍTICOS

UNIVERSIDADE DA CORUÑA
SERVICIO DE PUBLICACIÓNS
MARZO 1998
PORTADA:
Peña Sirio. Inselberg granítico tipo bornhardt
en la Pedriza de Manzanares
(Sierra de Guadarrama, Madrid, España).

MONOGRAFÍAS Nº 55

EDICION
UNIVERSIDADEDACORUÑA
SERVICIO DE PUBLICACIÓNS

©DE ESTA EDICIÓN


UNIVERSIDADEDACORUÑA

Imprime:
Tórculo Artes Gráficas, S.A.L.
Plaza Maestro Mateo, 9
A Coruña

I.S.B.N.: 84-89694-58-3

D.L. C- 0475-98
Este libro con dos autores y dos cult uras detrás, t iene también una
doble dedicatoria. Pero los responsables del mismo aceptamos el uno
la dedicatoria del otro. Por la parte anglosajona esta edición se dedica
a Bil l Bradley, Dusty Ritter, Bob Sharp, Heli Wopfner y al recientemente
fallecido Clyde Wahrhafting, todos ellos distinguidos científicos,
crít icos constructivos, leales am igos y personas íntegras,
representantes genuinos de una auténtica especie amenazada. Por la
parte española está dedicado a la memoria de Don Isidro Parga
Pondal, fundador del Laboratorio Xeolóxico de Laxe e investigador
pionero de la geología gallega y es también un sincero homenaje de
Isaac Díaz Pardo, generoso y desinteresado amante de Galicia y
promotor de todos los estudios dedicados a mejorar el conocimiento
de ésta, inclu idos los geológicos. Sin todas estas personas este libro no
hubiera sido posible o no al menos en su versión presente.
1 . FORMAS Y GEOLOGI A DE LOS TERRENOS GRANfTICOS 13

(A) Formas típicas y paisaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .15


(B) Trabajos previos .... . .. . .. . . . ... . .. . ... ... ..... . .. . ....... . . . ............ 16
(C) Localización ... . . .. . ....... .. . . . .... . . .. . . . ...... . . . . .. ... . ..... . . . . . . . .17
(D) Granito: definición y composición ..... . . . .... . ..... . . . .. . . ...... .. . . ... . .18
(E) Propiedades físicas . . .... ... .. . ...... .... .. . .. . ...... . ........... . ... . ... .21
(F) Sistemas ortogonales de fracturas .. ...... . . ... . ..... . . . ........... . . .. ...22
(G) Fracturación y red de drenaje . . . . . .. . .. . . . . . ..... . . . .. . ... . . . . ... ....... .24
Bibliografía . . ..... . .. . .. ... . . . .. . . . . . ...... . .. .... ... .. . ..... . . . . . . . . ... . . ..27
Fotografías e ilustraciones .. ... .. . . .. .... .. . . .. . .. . .. . . . . .. ... . . ... . . . ... . .. .31

2 . FRACTURAS Y ESTRUCTURAS DE DESCAMACIÓN 45


(A) Terminología ... .. ... . . . .. . . . . . . .. . . . . . . . . .. . . .. ... . . ... .. . . . . . ... . . . ... .47
(B) Descripción y características .. . .. .. . .... ... ..... . .. ... ....... . . . . . . .. . . . . .48
(C) Teorías sobre su origen ...... . . .. ... . .... . .. . .. . ............. ... ... . . . . . .49
(i) Explicaciones exogenéticas.
(ii)Explicaciones endogenéticas.
(D) Resumen . ... . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . ... . ... . ............ . ..... . .. . . ... . .57
Bibliografía . . ... . .... . ....... . . . . ..... . . . . . . . .. . .. . . . . . . . ... . .. . . . . .... .. . . .59
Fotografías e ilustraciones .... . .................. . ........ . .. . .. . .. . . . ..... . .61

3. ALTERACIÓN 71

(A) Definición y significado ..... .. . . ... .. ... . ... . ........... . ...... . .. .... ... 73
(B) Desintegración física . . ... . . . .. . . .. . .. . . . . . ......... . . . ... .. . .. . . . . .... . . . 74
(C) Alteración química. . . . . ... . . . . .. .... .. . . . . . . . . . . . . . . . . ...... . . . .... .. .. . . 76
(D) El camino de la alteración en el granito .. .. ........ . .. . . . . . . . .. ... .... . ... 77
(E) Controles de la alteración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... ... .. .. .... .. . . . . . . . . . 79
Bibliografía .. . . ... .. . . . . . . .. . . . . . . . . . . .... . . . . . ..... . . . . . ..... . . . ........ ... 83
Fotografías e ilustraciones . . . . . . . .. .. . . . .. . . .. . . . .. ... . . .. ... . ... ... .. . . . .. . . 85
4 . LLANURAS: LA FORMA GRANÍTICA PREVISTA 9 1

(A) Meteorización y superficies de bajo relieve . . ... . ..... . ........ . . . . . .... . .. 93


(B) Llanos de origen epigénico (subaéreo) ..... . . . ...... . . . . ... . . .. . . . . 94
(i) Llanuras redondeadas y onduladas.

(ii) Pedimentos
(iii) Relaciones entre pedimento y peneplano.
(C) Llanuras de corrosión química en el granito . . . . .. . ... .. . . . . . . . . . ... . . ... . 101
(D) Llanuras muy planas .......... . . ...... . 103
(E) Conjuntos multicíclicos y escalonados . . . . . . 104
(F) Llanuras exhumadas . . .. . . . . . . . . .. . .. .. . . . . . . . . .. .. . . . . .. . .. . .. . . ....... 106
(G) Resumen .. .. ...... . .. .. . . .. .. . .. . . . . ... . . . ... . . . . . .. . .. . .. . .. .. ... . ... 106
Bibliografía . ..... .. . . . . ...... .. . ... . .. .. .. . .. . .. .. .. . ... .... .. . . . .. .. . . .... 109
Fotografías e ilustraciones . . . . . . . . . . .. . . . . . . . ... ... .. .. ....... . .. .. .. .... 113

5 . LOS BLOQUES COMO E J EMPLOS


DE FORMAS DE DOS O M ÁS ETAPAS 123

(A) El proceso de corrosión química (grabado) o de las dos o más etapas . .. . . 126
(B) Morfología y situación .... . . . . . . ..... . .. .. . .. .. . . ... . ........ . . . . ... . ... 126
(C) Explotación subsuperficial de las fracturas ortogonales y el desarrollo en dos etapas... 126
(D) Formas tect ónicas y estructurales . .. .. . 130
(E) Tipos de alteración periférica o marginal . 132
(F) Causas de la alteración periférica . . . . . . . . .. . .... . ... .. . . . .. . . . . ... . . . .. .. 133

(G) Evacuación del grus ... . ... . . . . . ... . .. . .. . .. . .. . .. . ......... . . . ...... . 136
(H) Bloques de origen epigénico . . . . . . . . . . .. . . ... . . . . ... .. . . . . . ... . . . ... . 137
(1) Resumen .... . ... . .. . . ......... ....... . . . ....... . . . .. . .. ... .. . ... .. . . . . . 138
Bibliografía . .... .. .. .. . . . . . 139
Fotografías e ilustraciones .... . .. . .. .. .. . . . . . . . . . . .. .. .. 141

6 . INSELBERGS Y BORNHARDTS 15 1

(A) Definiciones y terminología . . ...... . .. . . . . . . . .. .. .. ..... . . ...... .... . . . 153


(B) Características de los bornhardt ..... . ..... . . .. . . . .. . . .. . .. . ........ . .. .. 155
(C) Teorías sobre su origen . . ... . .. . ... . . . . . . . . . . . .. .. .. . . . . ............. 155
(i) Medio en el que se desarrollan

(ii) La hipótesis del retroceso del escarpe


(iii) Estructura: fallado y litología
(iv) Variaciones en la densidad de fracturación
(v) Alteración diferencial subsuperficial y el concepto de las dos (o mas) etapas
(D) Pruebas y argumentos referentes al origen de los bornhardts... . . ... . .... 167
(i) Contrastes de la meteorización en montañas y llanuras.
(ii) Domos incipientes
(iii) Iniciación subsuperficial de las formas menores
(iv) lnselbergs escalonados y laderas zapadas
(v) Modelos locales y regionales en el plano
(vi) Coexistencia con formas asociadas a compresión.
(vii) Situación topográfica
(viii) Su coincidencia en paisajes multicíclicos
(ix) Bordes definidos por fracturas
(x) Edad de los bornhardts.
(E) Bornhardts exhumados e inselbergs . .. ... . . . ... .... . .. . . ......... . . . . . .. 175
(F) Antiguedad y paisajes de inselbergs . .. . ... ... ........ . . .. . . ... . .... . . . .. 176
(G) Resumen . ....... ....... ........... . ... .. .......... .. .. .. . . .. ......... . 176
Bibliografía ... ........... . ........ .. .. ... .. . .. . .... .. ... . .. .... .... .. . . . ... 179
Fotografías e ilustraciones ... . ..... . .. . ... . . . .. . . ..... . ... ..... . .... .. . . . ... 183

7. OTROS RESIDUALES Y GRANDES RELIEVES GRANÍTICOS 203

(A) Relieves aislados . .. .... . . ..... . . .. . . . . . .. .. . ..... . . .. .. . . .... .. . ... . . . . 205


(i) Nubbins
(ii) Castle koppies o rocas acastilladas
(iii) Formas cónicas o medas
(iv) Torres y formas apuntadas
(B) Macizos . . . . ... ....... .. . .... . . ... . . .... .. . ...... . .. .. .. . . ..... . ........ 211
(C) Regiones de todo inclinado .... . ..... . . . ... . . .......... .... ... . ......... 212
(D) Discusión . ... . . .. .. . .. . . . .. . . .. ...... .. . . ....... . ... . ..... ..... ..... ... 213
Bibliografía . . . ........ . .... . .. . .. . . . .. .... . . ....... .. .... .. .. . ........ . .... 215
Fotografías e ilustraciones ... ............... .. .......... .. ......... .. ....... 217
8 . FORMAS MENORES DESARROLADAS
SOBRE SUPERFICIES INCLINADAS 227

(A) Paredes zapadas ................... ..... . .. . .. . .. . ..... . ........ . .. . .... 229


(i) Descripción y características
(ii) Origen
(iii) Cambios después de la exposición subaérea
(B) Paredes basales corroidas y otras variantes . ... ... .... .. .. . ........ . .. .. .. 233
(C) Alteración de pie de escarpe, erosión y ángulo de piedemonte . . . .. . ..... 234
(D) Plataformas rocosas . . . . . . . . . .. .. . . .. .. . . .. . . . ... .. . . . ..... . .... ... ..... 236
(i) Descripción
(ii) Origen
(E) Depresiones de pié de pared ....... .. .. . ... ... . . . . . . . .. . . . ..... .. ....... 237
(i) Descripción
(ii) Origen
(F) Ranuras y acanaladuras .............. .. .. .. ........ . ......... . ...... . ... 239
(i) Descripción
(ii) Origenes
(iii) Iniciación subsuperficial
(iv) Inversión
Bibliografía .... . . .. .. .............. . .. ... . .... . . .. . .... . .. . .. . .. . .. . . . .. ... 249
Fotografías e ilustraciones ... . .. .. . . . ... .... . . .. . . ... . . . . ... .... .. . . ....... . 251

9 . FORMAS MENORES DESARROLLADAS


SOBRE SUPERFICIES POCO INCLINADAS 267

(A) Pilas o pilancones .... . ..... . ............. . . .. . .. . ........ . ...... . .. .... 269
(i) Descripción
(ii) Terminología
(iii) Origen
(iv) Diferenciación de los tipos principales y de pilas
(v) Evacuación de los detritus
(vi) Velociad y tasa de desarrollo
(8) Plintos, bloques y bolos asociados ....... . . . . . .. . .. . .. .. . ... . . ... . . . . . .. . 280
(i) Descripción
(ii) Origen
(C) Rocas pedestal ... ............ . ........ . ..... . . ...... . . . . . ... ..... ... . .. 281
(i)Terminología
(ii) Origen
(D) Acanaladuras o regueros ..... . .. .. . . ... .... ..... . ..................... . 282
(i) Terminología.
ii)Descripción.
(iii) Origen.
(E) Levées rocosos .. ....... . . . . ........ . . . . .. . . . . .. . . ...... .. . .. . . . . . ... . .. 285
(F) Rosquillas rocosas .. . .. . ... . . . . ..... . ... . . . .......... . . . . . ... . ... ....... 286
(i) Descripción
(ii) Origen
(iii) Pruebas y argumentos
(G) Fuentes .... .. .... . . . . ... . ... ... . .. . .... . ...... ..... . . ... .......... .... . 288
Bibliografía . ............. . .............. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . ........... . .... 289
Fotos e ilustraciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. ... ............ 291

1 O. CUEVAS Y TAFONI 303

(A) Consideraciones generales ............ . ... . .. ... .... . ... . . . . . . ... . ... ... 305
(B) Cuevas asociadas con núcleos residuales y grus . . . .. ... .. . .. . ... 306
(C) Cuevas asociadas con fracturas .. . ..... .. . . .... . .. . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . ... 307
(D) Tafoni ... . ..... ... ........ ........... . . .... . ..... . . .... . ... .. . ..... . ... 307
(i) Descripción
(ii) Procesos
(iii) Etapas en su desarrollo
(iv) Encostramientos y otros recubrimientos
(v) Resumen
(E) Espeleotemas y otras formas constructivas. . .............. . . . . . .. 321
(i) Depósitos granulares de acumulación por acción de la gravedad
(ii) Depósitos por disolucín y/o precipitación química
(iii) Coladas y mini goups
(iv) Depósitos orgánicos
Bibliografía . ... . .. .. .. ... ... . .. . .... .. ... . . . ............... . . .... . .. . .... . . 325
Fotografías e ilustraciones ...... . . . ... . ...... . ... ....... . . .. . ........ . ...... 327
1 1 . BL OQUES HEN DIDOS Y LAJAS 335

(A) Rocas hendidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .. . . . . . . .. . .. . .. . .. . . .. .. . ....... 337


(i) Descripción
(ii) Origen
(B) Bloques partidos dislocados ... . . .... . . .. . ..... . . . . .. . ... . .. . . . .. . . . . . ... 339
(C) Lajas desplazadas . ..... .. . .. . .. ..... .. ...... . . .. .. . .... . .. . ... .. . .. . ... 340
(i) Formas en A
(ii) Lajas imbricadas
(iii) Lajas desplazadas
(iv) Caos
(v) Cuñas
(vi) Origen de las formas
(vii) Relación entre las formas en A y las crestas de presión
(D). Rot uras poligonales . . . . .. . .. . .. . . . . .. . ... .. . . . . .. . ... ... .. ... .. . . . . . . . . 350
(i) Descripción
(ii) Interpretaciones previas
(iii) Pruebas
(iv) Explicaciones
Bibliografía ... . .. ... . . . . . . ... .. . . . . . . . . ... . . . . . . . . . ... . .. . .. . . . ... .. . .... 357
Fotografías e ilustraciones . . .. . ..... . . . . .. . . . .. .. . . . .. . . .. .. . ... . . .. ... .. .. . 359

1 2. EL GRANITO Y SU ZONALIDAD O AZONALIDAD


CLIMA TICA, LITOLÓGICA Y ESTRUCTURAL.
EL CASO DEL CONTEXT O COSTERO 373

(A) Introducción . .. . .......... .. .... .. ... ... . ..... ...... . . . ......... . ... . 375
(B) Zonalidad, azonalidad, litógica y estructura l ... . .. . ... . . . . . . . . . ...... . 376
(C) Zonalidad y azonalidad climáticas ... . . . . . . . . .. . . .. . .. 380
(D) El contexto costero .. . . . ....... .. ... . . .... . ..... . . . .. ....... . . . ... . .... . 382
Bibliografía .. .. . .. .... .. .. . ......... .. .... .. . .. . . . . .... . . . ... . . . . ... . 387
Fotografías e ilustraciones .. . ... . ... . . .... . . . . . . . . .... . . . . . . ..... ... . . . . . ... 389

1 3. VISIÓN RETROSPECTIVA Y FUTURO 403

Fotografías e ilustraciones 41 1
Prefacio y agradecimientos.

Los autores tienen una gran deuda de gratitud con muchas personas y
organizaciones sin cuyo apoyo y ayuda a la investigación, y en concreto en las
investigaciones de campo en las que se basa este libro no podrían haberse realizado.
El Australian Research Council (y sus anteriores predecesores) ha apoyado y continúa
haciéndolo las investigaciones sobre los distintos aspectos de la evolución de las
formas granít icas. Las universidades de Adelaide y A Coruña también han dado su
apoyo y medios y mediante permisos de trabajo y esquemas similares han faci litado
el viaje, la consulta y la colabora ción entre los autores sin la que este libro no hubiera
sido posible. No podemos hacer mención expresa, debido a su elevado número, del
interés y el apoyo manifestado por personas de muy distintas partes del Mundo que
nos han dado su tiempo asi como el beneficio de su conocimiento para el acceso a
zonas difíciles, pero si queremos expresar nuestro reconocimiento a la organización
de la World Wildlife Foundation Madagascar en especial a Hanta Rabetaliana y Peter
Schachenmann que facilitaron el acceso de uno de nosotros al Macizo de Andringitra,
asi como a los responsables del Parque Nacional da Peneda-Gérez en Portugal por su
apoyo durante nuestra investigación en esas zonas de acceso restringido. También a
todas las demás les damos las gracias. Debemos también una especial gratitud a las
Dras Liz Campbell y Jennie Bourne, que durante muchos años han sido críticas,
entusiastas y animosas colaboradoras en la investigación de campo, asi como a los
coautores de muchos de los trabajos que son la base de este libro: Mr Peter Moss, Liz
Campbell, Mrs Noreen Shepherd y a Pilar Pintor que contribuyó a agilizar los
problemas d e la doble versión de este libro en inglés y en español, contribuyendo a
eliminar muchos errores. Debbie Haggar es la responsable de la mayor parte de los
dibujos y Jacie Davis de su reproducción. Finalmente el maquetado de texto y figuras
son resultado del impecable trabajo de Juan Ouro.
En el texto aparecen palabras referentes a formas graníticas en muchos idiomas.
Debido a su uso habitual enre los geomorfólogos del granito no se han diferenciado
del resto del texto en español, entrecomillándose únicamente las palabras en latín o
las citas literales de otros autores.
1

FORMAS Y GEOLOGÍA DE
LOS TERRENOS GRANÍTICOS
1

FORMAS Y GEOLOGÍA
DELOS
TERRENOS GRANÍTICOS

(A) FORMAS TÍPICAS Y PAISAJES

M uchas de las formas comunes de origen climático y estruc-


t ural se desarrollan tanto sobre granitos como sobre cual-
quier otro tipo de roca. Asi ocurre que los escarpes de falla y los
valles de escarpe de línea de falla, asi como otras formas, se desa-
rrollan bien tanto en el granito como en cualquier otro tipo de roca.
Los paisajes graníticos glaciados tienen la huella ca racterística de
los glaciares o de los casquetes de hielo, y donde están recubiertos
por encostramientos lateríticos o de silcreta, por ejemplo, se desa-
rrollan formas tipo plateau (Fig.1.1). Ninguna forma del paisaje es
enteramente peculiar de, o se desarrolla solo sobre granitos. Todas
las que aparecen sobre rocas graníticas se encuentran también en
los afloramientos de otras rocas (ver Capítulo 13). Por otra parte,
numerosas formas del paisaje, mayores o menores, se desarrollan
comúnmente sobre el granito más que sobre cualquier otro tipo de
roca, y pueden así ser consideradas como características de ese tipo
de terrenos. Realmente muchas de las formas del paisaje y conjun-
tos de formas que se desarrollan sobre los granitos son lo suficien-
temente distintivas como para permitir con una gran probabilidad
de éxito identificar los afloramientos graníticos a gran distancia o
por teledetección. Bolos y bornhardts, koppjes y nubbins, asi como
toda una serie de formas menores, principalmente características
como pilas y acanaladuras, son típicas de los terrenos graníticos

15
Formas y Paisajes Graníticos
~~~~~~~~~

(Fig.1.2). Las colinas graníticas, y en particular los bornhardts, se


sitúan aislados como los inselbergs, al lado de extensas llanuras, que
son las mayores formas graníticas, dando origen a los paisajes de
inselbergs o lnselberglandschaften que tanto han cautivado las
imaginaciones de los primeros viajeros en Africa oriental y del sur,
India y Australia central (Fig.1.3).

(B) TRABAJOS PREVIOS

as formas del paisaje y los terrenos graníticos han despertado el


L interés de los geólogos, geógrafos y geomorfólogos durante
más de dos siglos, de lo que ha resultado una voluminosa literatura
en libros y revistas. Bolos y pedimentos, bornhardt y pilancones,
estructuras de descamación y tafoni, y muchas otras características
de los aíloramientos graníticos, han generado discusiones en varias
lenguas. Los inselbergs son características espectaculares del paisa-
je hasta el punto de que han merecido un número especial de la
revista Zeitschrift für Geomorphologie. Las formas graníticas se ana-
lizan en muchos textos generales de geomorfología, asi como en
informes regiona les y en monografías referidas a aspectos parciales
de la geomorfología. Por ejemplo las formas graníticas aparecen
como algo grandioso tanto en los ensayos de Worth en Dartmoor,
como en los textos de Thomas que tratan de la geomorfología tro-
pical, o en los informes sobre los paisajes de Africa según las per-
cepciones de King, o en las discusiones de Büdel sobre geomorfo-
logía climática y en el tratado de Ollier sobre alteración. Son desta-
cables las monografías referidas a formas estructurales, como por
ejemplo las publicadas por Birot. porTwidale y por Ritchot, asi como
en el análisis de zonas de escudo debidas a varios autores franceses
y editada por Godard, Lagasquie y Lageat. Hay varios estudios regio-
nales y tesis publicadas sobre áreas esencialmente graníticas. Es el
caso de la Tesina de Bourne referida a formas graníticas del NW de
la Península de Eyre y de la Tesis Doctoral de Campbell desarrollada
en los Gawler Ranges, que aunque formados por dacitas y riolitas se
relacionan con los estudios de formas graníticas. Sin embargo, es
sobre el Macizo Hercínico en Europa con los granitos como su lito-
logía más diferenciada, donde se ha realizado una gran cantidad de
estudios. Por ejemplo en la Península Ibérica, Pedraza y sus colegas
han aportado una descripción de La Pedriza de Manzanares en el
centro de España. Lagasquie ha publicado un análisis detallado per-
ceptivo de las formas graníticas en zonas de los Pirineos mientras
que el equipo de Palli Buxó ha trabajado intensamente en la mor-
folog ía de los granitos de la Costa Brava catalana. Las formas graní-
ticas han dado lugar a muchas tesis doctorales específicas. En la
Sierra de Guadarrama, las de Centeno y Sanz Herraiz, en la Costa
Brava la de Roqué, en Galicia la de Vidal Romaní y De Uña Alvarez y
en el Norte de Portugal (Serra de Gerez) la de Coudé Gaussen.

16
Capitulo 1: Formas y Geologlo de los Terrenos Groniticos
-------

En otras zonas del Hercínico europeo, como la Isla de Córcega está


la tesis doctoral de Klaer o los trabajos de Matschinski y Popoff. Se
da el caso de que es precisamente en los granitos del Sistema
Hercínico europeo donde se define una de las formas, junto con los
inselbergs, más característica, como es el tafone descrito en la Sierra
de Guadarrama (de Prado), y luego en Córcega (Reusch) y en Galicia
(Hult). En cuanto a las monografías referidas especialmente a for-
mas graníticas en términos de geomorfología granítica, debe des-
tacarse la de Wilhelmy. Godard por su parte ha aportado un estudio
extremadamente preciso sobre los terrenos graníticos considerán-
dolos desde ambos puntos de vista: geomorfológico y geográfico.
Hace quince años, Twidale publicó un estudio sobre la geomorfo-
logía granítica que, en cierta medida constituye la base de esta revi-
sión, aunque el alcance de esta monografía es más abierto y el aná-
lisis más amplio y actualizado.

{c) LOCALIZACIÓN

Los granitos son como burbujas de material siálico (palabra


nemotécnica que se deriva de los dos componentes mayores
de la roca: silicio y aluminio) procedentes de la base de los conti-
nentes, aunque enigmáticamente los granitos pueden aparecer en
zonas· de islas oceánicas como las Seychelles hacia donde han sido
expulsados desde el bloque cortica l originario( en este caso lo que
corresponde ahora a la Península de la India), y que han sido deja-
dos atrás durante la migración de la Placa Indica. Los g ranitos dan
lugar a extensos afioramientos en las zonas de escudo, que forman
los antiguos núcleos de cada continente (Fig. 1.4) y también de los
orógenos. Estas rocas también pueden intruir en los sedimentos de
plataforma dando cuerpos en general pequeños, pero que a veces
pueden alcanzar dimensiones notables. Las masas continentales
ocupan casi un tercio de la superficie de la Tierra aunque, en ambos
sitios zonas continentales o plataformas y taludes continentales, los
recubrim ientos superficiales de otros materiales reducen los afiora-
mientos graníticos a, alrededor del 15% de las áreas continentales,
es decir aproximadamente el 4.5% de la superficie terrestre. Los
granitos resultan del repetido emplazamiento desde los tiempos
geológicos primeros hasta la actualidad, de masas magmáticas pro-
cedentes de la refusión de rocas previas cuando el material de par-
tida es ácido o de procesos variados de diferenciación magmática,
asimilación magmática o de mezcla de magmas, cuando el material
de partida es básico. Se pueden originar en zonas de col isión entre
placas continentales o en zonas de subducción. Las mayores masas
graníticas (migmatitas) se originan por refusión de sedimentos u
otras rocas preexistentes en contacto con los magmas ascendentes
desde zonas subcorticales o desde el manto superior.
Independientemente de su origen y de sus característ icas petroló-

17
Formas y Paisajes Graníticos

gicas, estos cuerpos magmáticos se denominan plutones, un nom-


bre que viene de Pluto, el dios del mundo subterráneo y de la muer-
te en la mitología griega y romana.

Los plutones se clasifican según su tamaño y su forma, pero princi-


palmente según q ue sean concordantes o d iscordantes con res-
pecto a las estruct uras de la roca en la que intruyen. Los batolitos
son cuerpos intrusivos masivos con forma oval o de escudo en el
p lano. Sin embargo, su diámetro parece mantenerse o incluso
aumentar hacia el interior de la Tierra, aunque cuando son excava-
dos en profu ndidad parecen tener, en general, una forma globular
o lenticular o incluso llegar a desaparecer. M uchos bato litos son
más complejos al estar constituídos por varios plutones individua-
les. Asi, el batolito de Sierra Nevada, en California, tiene aproxima-
damente 60 000 km' de superficie y agrupa quizás a unos 200 cuer-
pos individuales emplazados hace unos 100 millones de años. Los
stocks son pequeños batolitos, por convenio menores de 100 km'.
Los diapiros son cuerpos globulares discordantes con una termina-
ción lineal en su base que es el cond ucto por el que se emplazó el
magma. Los lacolitos son masas int rusivas localizadas a escasa pro-
fundidad que han producido una deformación en domo, en la roca
encaj ant e. Los facolitos son cuerpos con forma de lámina localiza-
dos en la cresta de los anticlinales. Los lopolitos son masas lenticu-
lares con sus zonas centrales deprimidas. Los domos gneísicos son
domos estructura les formados en rocas graníticas. Otros cuerpos
plutónicos de menor tamaño son los sills o cuerpos tabulares
emplazados paralela o concordantemente con estructuras como
est ratificación o fo liación de la roca encajante, mientras que los
diques, con una similar geometría, son discordantes con las estruc-
turas de la roca caja. Los complejos anulares son grupos de sill o
diques arqueados, ovales o ci rculares, relacionados con un centro
int rusivo. Aunque varían en forma y tamaño, todos estos cuerpos se
han o riginado en la profundidad de la corteza y t ienen por lo tanto
un origen p lutónico.

(D) G RANITO: DEFINICIÓN Y COMPOSICIÓN


- - - - - -- -

La palabra granito se deriva del latín gránulo y significa grano o


part ícu la, y fue utilizada por primera vez por Caesalpus en 1596.
Desde el Renacimiento en adelante el término fue utilizado para
referirse a todas las rocas crista linas. Ahora, el t érmino "granito" está
generalizadamente extendido de manera que cualquier persona
poco instruida se refiere comunmente a cualquier roca cristalina lla-
mándola g ranito. La roca es en sí misma fam iliar para toda la gente
pues el granito es una bonita roca ornamental y p ulida, se usa gene-
ralizadamente para recubrir la fachada de los grandes ed ificios y los
monumentos. Muchas lápidas d e tu mbas son también de granito.

18
Capítulo 1: Formas y Geología de los Terrenos Graníticos

Se han sugerido varias definiciones, pero los granitos se consideran


rocas plutónicas, cristalinas de grano grueso con cristales de tama-
ño de grano de unos pocos milímetros de diámetro y claramente
perceptibles a la vista. Estas rocas se describen como macrocristali-
nas. Los granitos contienen al menos entre un 10% y un 40% de
cuarzo libre, además de feldespato y mica. Los dos tipos de feldes-
pato: potásico (ortoclasa, microclina, sanidina) y plagioclasa (anorti-
ta, bytownita, labradorita, andesina, oligoclasa, albita) están presen-
tes en la mayoría de los granitos. Las abundancias relativas en fel-
despatos, potásico y plagioclasa, el porcentaje de sílice y el tamaño
de grano, son la base de la subdivisión y clasificación de las rocas
graníticas.(Fig. 1.5).

Muchos de los nombres dados a las rocas graníticas son por sí mis-
mos identificativos, pero otros aún cuando usados ocasionalmente,
y con interés histórico, tienen un origen local. Así, otro nombre que
recibe la granodiorita es el de tonalita, que viene de los Alpes Tona le
en el Norte de Italia. Los vecinos Alpes de Adamello han dado su
nombre a la adamellita. Y las sienitas toman su nombre de Syene,
ahora conocida como Assuan, en Egipto, y la monzonita, muy bien
conocida por sus afloramientos en la región de Yosemite en Sierra
Nevada, California, debe su nombre a la localidad de Monzoni, en el
Tirol italiano.

Los granitos, como otras rocas cristalinas en que sus minerales


constituyentes están totalmente limitados por caras planas, se
denominan euhedrales. Cuando no lo están se dicen anhedrales y
si la roca es en parte euhedral y anhedral se denomina subhedral.
La textura de estas rocas cuando están formadas por cristales anhe-
drales se denomina alotriomorfa o xenomórfica en contraste con
las variantes euhedral o subhedrales que se denominan hipidio-
morfa (o subidiomorfa). Cuando los cristales que constituyen los
granitos son todos aproximadamente del mismo tamaño las rocas
se describen como equigranulares. Pueden ser, sin embargo, de
grano fino (p.e. aplita) o grueso (p.e. pegmatita). Algunas rocas cris-
talinas presentan una distribución marcadamente bimodal en el
tamaño de grano, con cristales muy grandes o fenocristales inclui-
dos en una masa de pequeños cristales, y se describen como porfí-
dicas (Fig. 1.6): Los granitos tienen en general una coloración clara y
se los denomina leucocráticos ( en oposición a las rocas oscuras o
melanocráticas), tienen frecuentemente coloraciones globales, de
rosadas o grises y una estructura típicamente masiva. La granodio-
rita es, con mucho el tipo de granito mas frecuente igualando su
abundancia a la del resto de los tipos de granito. Las rocas graníti-
cas transicionan a una serie de tipos desde aquellos en que llega a
faltar el cuarzo o este se convierte en un mineral accesorio o inclu-
so puede existir un déficit en Si que es sustituido por Al en las

19
Formas y Paisajes Graníticos

estructuras crista linas a aquellas en las que la sílice puede llegar al


60%. En otros casos las rocas se clasifican por su contenido en fe l-
despatos, pero tam bién se pueden clasificar en base a su composi-
ción. Estas rocas se denominan genéricamente granito ides.
Claramente las rocas graníticas varían en composición y en textura
no solo entre los diversos tipos que existen de ellas sino dentro de
un mismo batolito u otro t ipo de plutón. Aunque solo sea por esta
razón las diferentes partes de un mismo cuerpo granítico pueden
variar en su respuesta a los agentes de meteorización y por ello dar
lugar a diferentes asociaciones de formas. Los crista les de las rocas
graníticas pueden presentar como ya se dijo antes, a pesar de su
estructura granuda, contornos geométricos, y se llaman idiomorfos,
o irreg ulares, y se llaman alotriomorfos. En el primer caso esto nos
puede permitir constatar que la orientación cristalina no es al azar,
pues algunos cristales, concretamente las m icas y feldespatos, apa-
recen frecuentemente alineados. En el segundo caso, (cristales alo-
triomorfos), la orientación cristalina en los, por ejemplo, cuarzos de
los granitos deformados, sólo se p uede comprobar (fábrica defor-
mativa), luego de un análisis de sus ejes cristalográficos al micros-
copio. Las orientaciones según correspondan a un elemento lineal
o planar de los cristales se llamarán lineaciones o foliaciones, res-
pectivamente. Las lineaciones son mucho más pronunciadas en los
gneises, donde existe adicionalmente una tendencia, en particular
para las micas, a formar distintos niveles u hojas, lo que se t raduce
en planos según los que es más fácil el hendido (o la foliación).

En otros casos, fina lmente, la fo liación o la lineación no se deben a


la orientación de los m inerales que componen la roca granítica, sino
a las deformaciones sufridas en estado totalmente consol idado.
Entonces hablamos de clivaje y esquistosidad.

Las características estructurales antes mencionadas: fol iación, linea-


ción, clivaje, esquistosidad y d iaclasado, se relacionan con los epi-
sodios deformativos que han afectado desigualmente a las rocas
graníticas. No dependen por tanto de su composición, sino de la
situación dentro del material en el que se han originado dentro de
la corteza y de los procesos tectónicos que lo afectaron, ahora o en
el pasado. Se trata de características muy influyentes en el compor-
tamiento de la roca ante los procesos de meteorización y en la mor-
fología fina l de ésta en superficie. Así un mismo tipo de roca g raní-
tica, dependiendo de que haya sufrido, o no, deformación y roturas
de origen tectónico y de que tipo hayan sido estas, puede dar lugar
a formas muy diferentes.

20
Capítulo 1: Formasy Geología de los Terrenos Groniricos
~~~~~~~~

(E) PROPIEDADES FÍSICAS

El granito tiene un peso específico de 2,662. Un metro cúbico de


granito pesa del orden de 2.658 Kg., o sea, casi 2 toneladas por yarda
cúbica. Su dureza varía según su composición, y principalmente
con la proporción y tipo de feldespatos presentes. A pesar de su
cristalinidad, el granito en superficie es flexible cuando se halla en
forma de placas finas. Como muchas rocas, el granito fresco tiene
una considerable resistencia a la compresión, pero también posee
una alta resistencia a la tracción.

El granito fresco tiene una porosidad y una permeabilidad bajas,


pero es penetrable por el agua cuando se halla típicamente fisura-
do y fracturado. La porosidad, también conocida como permeabili-
dad de masa, se refiere a la relación entre el volumen de huecos y
el volumen total d e la roca, expresado como un porcentaje. La
porosidad depende de la forma de los granos constituyentes así
como de su gradación de tamaño, empaquetamiento y cementa-
ción. Una masa de esferas uniformes con empaquetamiento denso
se compone de un 26% de volumen de huecos o de poros, pero en
un medio cristalino tal como un granito fresco este valor es común-
mente menor al 1%. La permeabilidad, también conocida como
permeabilidad primaria, se refiere a la capacidad de un medio para
transmitir fluidos. Difiere de la porosidad en que en ésta los huecos
pueden estar desconectados, o ser demasiado estrechos para per-
mitir el movimiento de fluidos por tensión superficial. Los granitos
frescos tienen una permeabilidad muy baja, pero las rocas alteradas
pueden permitir el paso de fluídos.

La penetrabilidad se conoce también como permeabilidad secun-


daria o adquirida y se refiere a la capacidad de la roca para transmi-
t ir flu idos no a través de la masa rocosa sino vía fracturas y fisuras. La
penetrabilidad varía no solo con el número de fracturas por unidad
de volumen sino también con su condición- abierta o capilar- y de
acuerdo con su modo de conexión. Los canteros que trabajan el
granito conocen desde hace tiempo que la roca se hiende más
fácilmente en unas que en otras direcciones. En p lanos vertica les o
casi vert icales se diferencian tres direcciones de rotura. A liso es la
dirección de hendido más fácil, a grano es una dirección intermedia
en dificultad y a pelo es la dirección de mayor dificultad. Un levan-
te es un plano horizontal de fácil hendido. Las interpretaciones
sobre el significado de estas direcciones va rían, pero algunos consi-
deran que los lisos son microfisuras y dislocaciones cristalinas rela-
cionadas con tensiones tectónicas. Además de estos planos de
debilidad también están bien desarrolladas las fracturas o particio-
nes visibles. Las fracturas a lo largo de las que no existen signos
detectables de dislocación se llaman juntas, o diaclasas, m ientras

21
Formas y Paisajes Graníticos

que si ha existido un movimiento re lativo son fallas. Con frecuencia


es difícil demostrar que existe alguna dislocación a lo largo de las
fracturas en los granitos y algunas particiones que se llaman juntas
se sospecha que sean realmente fallas. La baja porosidad y perme-
abilidad del granito fresco resaltan la importancia de las fract uras
como vías de penetración y transmisión del ag ua.

Las fracturas o particiones que se disponen en paralelo se llaman


conjuntos, mientras que o rdenamientos repetidos, (que pueden
consistir en combinaciones de diferentes conj untos), se conocen
como sistemas. Los ordenamientos de fracturas en el granito son
frecuentemente complejos, aparentemente al azar y no sistemáti-
cos, aunque otros tienen unas pautas de repetición por lo que se los
denomina sistemáticos. El origen de muchas de estas juntas está
aun poco claro y se ha recurrido a explicaciones como enfriamien-
to, presión de flu idos, mareas terrestres y, lo más frecuente a la apli-
cación de tensiones.

En el granito, como en las demás rocas muchas discontin uidades no


son sistemáticas pero hay un sistema de fracturas que es bastante
frecuente. Se trata de una asociación ortogonal o frecuentemente
romboidal, compuesta por tres conjuntos de fracturas que intersec-
tan aproximadamente formando ángulo recto el uno con los otros.
Dos de ellas se disponen aproximadamente perpendiculares a la
superficie de la tierra pero el tercero lo hace paralelamente a esta.
Esta asociación de discontinuidades caracteriza a los granitos pero
también a muchas otras rocas masivas (Fig. 1.7). El conjunto consti-
tuido por discontinuidades dispuestas esencialmente paralelas a la
superficie de la tierra es el conocido como fracturas de descamación
(Fig. 1.8). Los tres tipos antes definidos están m uy extendidos y
genera lmente coexisten. En los terrenos graníticos son de primera
importancia debido a su impacto directo en el desarrollo de las for-
mas. Además sus orígenes se implican en la génesis de otras varias
formas graníticas, de rango mayor o menor. Por esta razó n los gran-
des sistemas de fractura se discutirán aquí separadamente.

(F) SISTEMAS DE FRACTURAS ORTOGONALES


~~~~~~~~~-

Los sistemas de fracturas ortogonales en el granito aparecen a


varias escalas, desde la reg ional a la de afloramiento (Figs.1.7 y
1.9). H. Cloos relaciona los sistemas ortogonales con el bandeado de
flujo en los batolitos (Fig.1 .1O) y Balk ha sugerido que algunas frac-
turas muy inclinadas pueden ser discontinuidades en abanico, pero
en m uchas zonas están relacionadas geométricamente con las
estructuras regionales, ta les como lineamientos y grandes fallas
conocidas. Este tipo de fracturas se relaciona con esfuerzos.

22
Capítulo 1: Formas y Geología de los Terrenos Graníricos
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~-

Los patrones de fracturación ortogonal o romboidal relacionados


con esfuerzos de cizalla se llaman juntas o diaclasas conjugadas, o
planos de cizallas si se demuestra que son fallas. Las fractu ras se
desarrollan formando un ángulo con el plano de mayor tensión
principal cr1 (Fig. l. 11), siendo el eje de cr 1 bisector del sistema de
fracturas conjugadas H. Cloos demostró experimentalmente que
los sistemas ortogonal y romboidal de fracturas se desarrollan
como resultado de una compresión, formando los sistemas de ciza-
lla conjugados dos conjuntos que se disponen aproximadamente a
45° con la dirección del esfuerzo, aunque en realidad la relación
angular entre los dos planos de cizalla varía según la fuerza aplica-
da y la naturaleza de la roca donde actúa el esfuerzo. Cualquier frac-
tura de tensión causada por la rotura frágil se desarrolla en ángulo
recto con cr3, el plano de menor tensión principal.

En muchas zonas, los sistemas ortogonales de fracturas se relacio-


nan geométricamente con estructuras regionales tales como linea-
mientos y grandes fallas vistas y se deben probablemente a tensio-
nes cort icales. Es el caso del conjunto de fracturas ortogonales de la
Península de Eyre y de las adyacentes Gawler Ranges que se sitúan
formando 45-60º con lineamientos adyacentes como el Torrens
Lineamento la Hinge Zone y la falla Lincoln aunque sean paralelas
al sistema de lineamientos australianos. Se puede discernir un tipo
de relación similar en la Guayana francesa (Fig. 1.9a) donde las gran-
des fracturas se orientan NNW-SSE y WNW-ESE, con los sistemas
secundarios dispuestos en paralelo al NW-SE y NE-SW. Este tipo de
asociación ha motivado que algunos autores consideren que los
sistemas de fracturas ortogonales se originan como resultado de
tensiones corticales manifestadas bien durante el emplazamiento
de las masas de rocas cristalinas bien impuestas subsecuentemen-
te. Muchos autores consideran que se desarrollan en relación con
episodios de cizalla horizontal de la corteza asociadas a la colisión
de las placas bien en el pasado bien en el momento actual. Esta
interpretación parece venir sugerida por los conj untos de fracturas
menores asociados a las principales discontinuidades y también
por la distintiva lineación de los cristales de feldespato alineados
paralelamente en las inmediaciones de las fracturas como puede
verse con frecuencia en algunas zonas. A escala local algunas hen-
diduras tienen una orientación lineal y corren paralelas a fracturas
vistas aunque no se asocien con discontinuidades, o al menos no lo
hagan en todo su desarrollo lineal. Probablemente en estos casos se
hayan desarrollado por alteración y erosión de zonas de la roca ten-
sionadas y en las que no llegó a producirse la rotura pero en las que
la estructura de la roca, a escala cristalina, haya resultado dañada y
de ahí resultó en una mayor susceptibilidad de la misma a la mete-
orización.

23
Formas y Paisajes Graníticos

(G) fRACTURACIÓN Y RED DE DRENAJE

/\. A uchos patrones de drenaje v ienen determinados por las


f v \:a racterísticas estructurales del substrato rocoso además de
por la pendiente del terreno. Sobre superficies suaves, el control
estructural es mínimo, y se desarrollan redes de drenaje paralelas,
subparalelas o dendríticas. Así el patrón regional de drenaje en
Dartmoor, sudoeste de Inglaterra, es radial, reflejando la topografía
dómica de la zona (Fig. 1.12a). Muy frecuente en los terrenos graní-
ticos son los conjuntos de fracturas ortogonales o romboidales,
fuertemente inclinados que han sido explotados por los ríos dando
origen a patrones de la red de drenaje angulares u o rtogonales que
se adaptan a la geometría exacta del sistema de fractu ración (Figs
1.12b y 1.13) y también el caso en que, cuando la inclinación del
ta lud es el factor dominante, se desarrollan patrones angulares loca-
les en respuesta a la estructura (Fig. 1 12c). La razón para la coinci-
dencia entre fractura y canal es que las fracturas son zonas de debi-
lidad que pueden ser penetradas y/o canalizar las aguas meteóricas.
La roca adyacente a la fractura se altera y se convierte asi en un
material más susceptible a la erosión por los cursos de agua, con-
virtiéndose de este modo en líneas preferentes del desarrollo de la
red de drenaje por ese proceso de selección natural. Los canales de
drenaje competidores de éstos q ue drenan las superficies de roca
inalterada no se pueden extender o encajar tan rápidamente como
los que corren a favor de fracturas.

En el granit o, como en ot ros medios litológicos o estructurales, se


pueden desarrollar en algunos casos patrones anómalos, por ejem-
plo rios y redes de drenaje que no se adapten a las líneas de debili-
dad estructural de la roca a escala regional sino que, por el contra-
rio, corran transversalmente a la estructura local o regional. Como
ocurre en otros casos, se recu rre para explicar estas anomalías a
herencia, superposición, antecedencia, desviación y a la continui-
dad del curso de agua o a la previa definición del valle para explicar
éste comportamiento anómalo de la red.

Es el caso, por ejemplo, del Rio Vaa l que tiene un desarrollo ilógico
con respecto a la estructura del basamento rocoso sobre el q ue se
desplaza en el borde norte del Domo Vredefort, incluyendo parte
del núcleo granítico, en el Transvaal y el Estado Libre de Orange,
Sudáfrica (Fig. 1.14). El río debe de haber desarrollado las principa-
les características de su curso actual sobre una superficie mucho
más alta con anterioridad a encontrarse con la Estructura Vredefort.
Según King este río está superpuesto con anterioridad a que los
estratos del Karroo (tardi Palaeozoico- Mesozoico inicial) cubrieran
totalmente la reg ión. Aún así, la elevada descarga del Río Vaal y la
retroalimentación positiva o los mecanismos de autorefuerzo, han

24
Capítulo 1: Formas y Geologfa de los Terrenos Granilicos
- - - -

actuado mancomunadamente para mantener el curso del río a tra-


vés de las crestas del sistema Witwatersrand, y de las estructuras del
núcleo granítico a escala local, y los sectores lineales del curso refle-
jan el control estructural. Tanto si se trata de ríos superimpuestos
como si son antecedentes, esto implica una actividad desigual y
una capacidad de los ríos para mantener su dirección transversal-
mente a las estructuras.

El Oeste de la Península Ibérica proporciona también ejemplos cla-


ros de este mismo fenómeno. Estructuralmente, la región está
dominada por las orientaciones orogénicas varíscicas q ue se dispo-
nen en dirección NNW-SSE. Los numerosos batolitos graníticos
están separados unos de otros por terrenos metamórficos y sedi-
mentarios que son más susceptibles a la meteorización y a la ero-
sión que las zonas graníticas. Sin embargo, varios de los ríos que flu-
yen hacia el Atlántico, y en especial el Umia, Limia, Lerez, Miño,
Cavado y Duero, lo hacen cortando la estructura y los cuerpos gra-
níticos (Fig. 1.15). Estos ríos, presumiblemente, drenan aplanamien-
tos de Pangea, algunos de cuyos restos se conservan aún como
residuales en el relieve actual, graduándose hacia el oeste como
consecuencia de la apertura del Océano Atlántico que empezó en
el Jurásico. Los ríos se encontraron con las grandes estructuras
transversales, incluidas las masas graníticas, y se encajaron en ellas
desarrollando nuevas direcciones. (Fig.1. 16)..Ahora continúan con
su encajamiento en respuesta al elevamiento isostático y al des-
censo consig uiente en el nivel de base marino, de manera que rios
como el Lézaro en Xa llas, cerca de Coruña desembocan directa-
mente en el mar a traves de una cascada de 30 m de alto (Fig. 1.17).

25
Capítulo 1: Formas y Geología de los Terrenos Graníricos

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30
Capítulo 1: Formas y Geología de los Terrenos Graniricos

FOTOGRAFÍAS

1 E
ILUSTRACIONES

~,


J.
--

1.1. (o) El escarpe de folla de Meckering, provincia de Yilgam, Western Australia fue un complejo de
sudas escarpes en granito que se formó el 20 de octubre de 1968 (West Austrol!on Newspapers)

31
Formas y Paisajes Graníticos

(b) El escarpe de lineo de follo de MacDonold en el noro-


este de Canadá, con groniro infroyocenre olo porte más
alto y los sedimentos en fa parte más ba;a.(Department of
Energy Mines ond Resources, Canadá.)

(c) Valle en línea de falla en terreno granítico, en fa región de


Kozan, NW del Canadá.Lo fracturo ha sido intruido por uno vena
de cuarzo (Deportmenr ofEnergy, Mines ond Resources, Conoda).

32
Capítulo 1: Formas y Geología de los Terrenos Granicicos
- -- -- -

(qe y f) Pl01aforma granídca en Namibia (entra/, can trazas del sistema ortogonal de
fraaura, pera con los bordes de las bloques definidas por rebordes convexos debidas al
endurrcimiento por reaistalizaóón asociada ala dislocación de lo falla.

(g) Paisaje glaciodo en la Sie110


Nevado de California (United
Stotes Geologiwl Survey).

33
Formas y Paisajes Graníticos

(h) Meso wn enwstramienta en el NW de


Queensland, can una laterita desarrollada sabre el
granito (CSIRO).

(a)

1.2.Farmas1ípicas del granito: (a) bolos en Palmer, al Este de Mt Lofry Ranges,


South Australia (b) Bomhardts en el centro de Namibia (c) nubbín en el noro-
este de Queensland, (d) castle koppje en el centro de Zimbabwe (e) Paisa1e de
inselbergs en Namaqualand Sudáfrica (f) pila en Dartmoar, SW de lngla1erra
(g) acanaladuras en el Macizode Andringitra, Pie Baby (Madagascar).

(c)

~.-..: _ ......-. (e)


:;,. .; 7:,..-~· ~ :;_ :- ~--

(f) (g)

34
Capítulo 1: Formas y Geología de los Terrenos Graniticos

1.3. (a) y (b). Esquema de lessen


de un pa1sa1e de inse/bergs en
Angola (según Jessen 1936) (b)
Esquema de morroscerca de Río de
Janeiro publicado en Branner.
1896.

,,

FIGURE 3.-Tlte Corcovado from Bolafogo, Rio de Janeiro.

35
Formas y Paisajes Graníticos

1.4. Regiones reaóni(OS de Jos (onrinentes: fas IOCOS


graníti(as son las que predominan en zonas de escu-
do y orógenas.

OUARTZ
90 --¡-

'
1
1
1
1
1
1
1
1

5
ALKALI PLAGIOCLASE
FELDSPAR

1.5 Campos1dón y dosificación de fas ro(aS graníricas


más comunes según Streckeisen (1967).

36
- - - - -- - -- -- - -- - -- - -- - -- Capitulo 1: Formas y Geología de los Terrenos Granicicos

1.6. (a) Seaión delgada de un granica de grano medioequigranular:


escala en mm (A.R.Milnes). (b) Graniro porfirítico Oisrrito SE de Souch
Ausrralio, (e) Sección delgada de un granito neísica con ojos de feldespato
potásico yplagiodaso incluidos en una matriz bandeada de biotitay
cuarzo. Escala en mm (A.R.Milnes).

1.1Fracturas ortogonales expuestas en {a) una can-


rera cerca de Blackmgstone R()(k, Este de Oortmoor,
sudoesce de Inglaterra (b) Fracturas ortogonales wr-
rodas por fallas expuescas en la cantera de Laiosa,
cerca de Lugo, NW de España. (c) Focografía aérea
vertical mostrando un siscema ortogonal de lraaura-
ción en r()(OS granít1Cas en el Labrador central.
(Oeparrment ofEnergy Mines and Resources,
(anada).

(b)

(a) (c)

37
Formas y Paisajes Graníticos

1.8. Fraaurasde descamación expuesws en acanti-


lados costeros, Pearson lslands, lnvestigator Group, al
este de la Great Australian Bight.

(b)

1.9. Patrones de fracturación ortogonal (a) a escala


de subcontinenre en la Guayana Francesa (según
Choubert, 1974) (b) a escala local. como aparece en
superficie en Pildappa Hill, noroeste de la Península
de Eyre, South Australio.

(a)

38
Capítulo 1: Formas y Geologla de los Terrenos Graníticos

1.10Diagramo de froauros de H. Goos en un boroli10: e-junios


conjugados, 1-junios longitudinales , f-junios subhorizon10/es,
algunos de ellos son planos de esriramien/o, r- liso, h-pelo, opl-c
y opl-p sondiques aplí1icos (¡sil/si), y las líneosorrozos son
es/ruauros de flujo lineares.

7.77.Sisiema or109onaly direcciones de esfuerzo


(según Davis, 7984)

0" 1
shear jolnt

03
02

1
en

39
Formas y Paisajes Granít_
ic_o_s_ _ _ __ _ __ _ _ __ _

1.12. (a) Ejemplo de drenaje radial en Dartmoor, sudoesre de


lnglarerra. (b) Modelo de curso con rrozado rectangular
(especiolmenre en los zonas morcados con X) en el aflora-
mienro granítico de Cairns-Mosman, Norte de Queensland (e)
Modelo local de drenaje rectangular en una parte del
Noroeste Dartmoor, Englandla situaoón presumida de las
fracturas indicado por fas líneas a trazos.

(a)
(b)

Okm

(e)

40
Capítulo 1: Formas y Geología de los Terrenos Graníticos
- - - -- -- - -- - - - - -- - - - ----'-- - - - - - - - - -- -- -

1.13. Patrones dedrenaje en terrenos graníticos(o) Valle controlado por


fraaura reaa cerco de Kylie Loke sur deZimbabwe (b) lonas de folla
explotados por la alteración y erosión. Cadenas costeros de lo Columbia
Británica, Canadá (Deportment ofLonds, Foresrsand Warer Resources,
British Columbia).

(b)
1.14. El Río Vaal cruzando el Domo Vredefort Dome
en Parys. Sudáfrica. (según du Toit, 1954)

• alkaline plutonics
N

J~//j Transvaal & Karroo

G Ventersdorp
O upper Witwatersrand
~ lower Witwatersrand

E::J old granite

Okm 40

41
Formas y Paisajes Graníticos - -- - - - -- - - - -- - - - -- - - -- - - - - -

1.15. Modelo de ríos transversales desarrollados


sobre el borde atldntico del NW de la Peninsula
Ibérica. (modificado de Porga Pondo/ et al., 1982).

Okm 50

42
Capitulo 1: Formas y Geología de los Terrenos Graníticos
- -- - - - - -- - - - - - --
l. 16. Corte esquemáti(O mos-
trando (DmO la red de drenaje
heredada queda impresa sobre
los batolitos graníti(OS durante la
incisión.

transverse
/ drainage

transverse
/ drainage

1.17. Desembocadura en (aS(ada del Río Xallas,


(Ezaro, Coruña, NW de España) d1reaamenre en el
mal

43
2
- - - - -- -

FRACTURAS Y ESTRUCTURAS
DE DESCAMACION
2

FRACTURAS
Y ESTRUCTURAS
DE DESCAMACION

(A) TERMINOLOGfA

_r:. n muchos afloramientos graníticos la roca está dividida no solo


-c;;.por los sistemas ortogonales o romboidales de fracturas sino
por otro sistema de discontin uidades subhorizontal (Fig 1.8 y 2.1).
Estos sistemas subhorizontales de fracturas pueden ser de dos
tipos: Las discontinuidades llamadas pseudoestratificación o diacla-
sas ondulantes (Fig.2.2), y las fracturas horizontales o suavemente
curvadas. Las primeras son características de rocas graníticas con
deformación por cizalla según planos horizontales o aproximada-
mente horizontales. Tienen generalmente escasa continuidad,
tanto lateral como en profundidad y por tanto no contribuyen a la
definición morfológica de los rel ieves graníticos más que a escala
de detalle. Sin embargo, el otro tipo, las llamadas fracturas horizon-
tales o curvadas, t iene una mayor continuidad lateral y desarrollo en
profundidad y además contribuyen a la definición de una de las
formas más características de los relieves graníticos: los bornhardt
(ver Capítulo 4). Son conocidas por varios nombres: flat-lying joints,
Lagerklufte, Bankung, structure en gros bancs, sheeting o sheet
jointi ng, estructura en capas, planos de acortamiento, de descon-
chamiento, de descamación, de exfoliación, de descompresión,
relieve de carga, diaclasas de liberación de presión. Por distintas
razones varios de estos términos son d esaconsejables, esencial-
mente porque inducen a error en la interpretación de la génesis de
la fractura, y descamación o fractura de descamación, se ha elegido

47
Formas y Paisajes Graníticos
- --

como una terminología neutra y aceptablemente descriptiva ya


que aunque algunas de las formas de las que se va a tratar aquí lle-
gan a alcanzar espesores de 1O m o aún más, son normalmente
mucho más finas en los contextos en donde han sido definidas. El
término fractura se ha preferido a junta porque la dislocación es evi-
dente según la discontinuidad. El término estructura de descama-
ción se usa para denominar el !ajamiento másivo definido por las
fracturas de descamación.

(8) DESCRIPCIÓN Y CARACTERÍSTICAS

La estructura de descamación se refiere a las gruesas lajas arquea-


das definidas por las fracturas de descamació n. Las lajas p ueden ser
de hasta 1O m de espesor, y convencionalmente se estipula que
deben de tener más de 0.2 m de espesor (lajas de menor espesor se
denominan lajillas o copos). Las fracturas de descamación han sido
observadas hasta profundidades de 100 m o más en algunas can-
teras, aunque en otros sitios parecen desaparecer con la profundi-
dad. Rea lmente, en algunas áreas donde se hallan bien desarrolla-
dos los sistemás de fracturas ortogonales, como en los residuales
del noroeste de la Península de Eyre, y en las rocas volcánicas silíce-
as de los Gawler Ranges, en el interior árido de South Australia, las
estructu ras de descamación y las fracturas parecen ser superficiales.
Lo observado en algunas minas profundas u otras excavaciones es
que las fracturas de descamación se extienden hasta grandes pro-
fundidades. Algunas fracturas de descamación pueden tomar la
forma de simplemente discontinuidades arqueadas. Otras , por el
contrario se trata de varias fracturas separadas ordenadas en esca-
lón y cuyo conjunto forma una discontinuidad arqueada (Fig. 2.3a).
Se arguye con frecuencia que el grosor de las lajas en la estructura
de descamación aumenta sistemáticamente con la profundidad,
pero existen muchas excepciones. En algunos casos el radio de cur-
vatura aumenta con la profundidad (Fig. 2.1b). Muchas, aunque sig-
nificativamente no todas (ver más abajo) d e las fracturas de desca-
mación se disponen aproximadamente paralelas a la superficie del
terreno, siendo esencialmente horizontales en las cumbres y en los
fondos de los valles, pero fuertemente inclinadas en las laderas
(Figs. 2. 1 y 2.3b). En muchos sitios, sin embargo, las fractu ras de des-
camación están aún más fuertemente inclinadas que la superficie
del terreno,(Fig.2.3c) mientras que en otros, el contorno exterior de
la ladera trunca las fracturas, (Fig. 2.3d). Estas fracturas buzan fuerte-
mente (hasta 70 grados) en la proximidad de las g randes fracturas
vertica les o subverticales y algunas incluso se acaban contra aque-
llas (Fig. 2.3 e). Muchas de las llamadas lajas son en realidad cuñas
atenuadas, aunque a veces es difícil distinguir entre su geometría
original y los cambios originados por la alteración y erosión (Fig.
2.3f). Sin embargo, aunque algunas de las estructuras de descama-

48
Capítulo 2: Fracruras y Estructuras de Descamación
--------

ción son rasgos continuos (Fig. 2.1 b), otras pueden amortiguarse
hacia el interior del macizo en el que se desarrollan (Fig. 2.4).

Las fracturas de descamación están muy bien desarrolladas y gene-


ralizadas a todos los tipos de rocas graníticas, incluídos gneis y mig-
matita, pero también p ueden encontrarse en otras rocas como
dacita, riolita, arenisca, conglomerado y caliza (capítulo 12). Los pla-
nos de descamación cortan a otras estructuras de la roca, como los
sistemas ortogonales, disyunción columnar, foliación y clivaje, lími-
tes de granos minerales, pelos y lisos, estructuras de flujo y estratifi-
cación magmática. Aunque algunas estructuras de descamación
son de reciente desarrollo, habiéndose formado en relación con
superficies más recientes debidas, por ejemplo, a la erosión fluvial o
glaciar, en otros casos tienen una cierta antigüedad. En Dartmoor
por ejemplo, los planos de descamación han sido intruidos por sills
mesozoicos. Pero obviamente, dondequiera que se desarrollen, los
planos de descamación, sea en rocas plutónicas o volcánicas, clara-
mente son posteriores a la consolidación de la roca en la que se
desarrollan. Se trata de fracturas realizadas en el dominio frágil.
Como es deducible también a partir de los ejemplos citados y dis-
cutidos, las fracturas de descamación han sido señaladas en una
amplia variedad de reg ímenes climáticos.

(C) TEORÍAS SOBRE SU ORIGEN

Los bornhardts se asocian invariablemente a las estructuras de


descamación, aunque es discutible que estas fracturas arquea-
das den lugar a las formas en domo o que hayan sido inducidas por
éstas. Desde hace 150 años, o así, han evolucionado dos puntos de
vista diametralmente opuestos sobre la relación entre la forma en la
superficie terrestre y la geometría de las fracturas de descamación.

Algunos autores interpretan las discontinuidades, y la estructura de


descamación asociada, como una ca racterística primaria de la roca,
que ha determinado aproximadamente los grandes rasgos de la
morfología de la superficie terrestre inmediata. Según este punto
de vista, primero se desarrollarían las discontinuidades en la roca, y
la morfología de la superficie terrestre consiguiente sería la res-
puesta a esa estructura interna. Como Merrill (1898, p. 245) indicaba:

... "según muchos geólogos estas discontinuidades, en sí mismas,


deberían ser interpretadas como causadas por la acción meteórica.
En la opinión del escritor, son sin embargo el resultado de tensiones
debidas a torsión, que una vez se han formado, se convierten en
líneas de debilidad que se hacen cada vez más pronunciadas a
medida que progresa la alteración~

49
Formas y Paisajes Graníticos

Según Merrill, la forma en domo o mamelonar de los bornhardt es


"incidental y consecuencia" de la estructura interna. El primer pro-
ponente de esta interpretación endogenética fue de la Beche pero
varios otros además de Merrill, también aceptaron la teoría durante
el Siglo XIX. En el momento actual, sin embargo, tales teorías endo-
genéticas sobre el desarrollo de la estructura de descamación
encuentran escaso apoyo, puesto que, desde que Gilbert p ublicase
su estimulante trabajo sobre fracturas de descamación en 1904, la
interpretación de su origen como una respuesta a la forma de la
superficie terrestre ha sido la más ampliamente acept ada, aunque
esto no sea necesariamente correcto en tal sentido.

Estas son las dos principales interpretaciones en competencia sobre


las fracturas de descamación y la estructura de descamación aso-
ciada, pero, de hecho, a lo largo de los años se han propuesto
numerosas explicaciones o mecanismos. Muchas no sirven como
explicaciones generales, otras carecen tota lmente de va lidez, otras,
finalmente, pueden servi r para explicar casos específicos. De cual-
quier forma, todas pueden agruparse en una de estas dos categorí-
as principales - exogenética (insolación, alteración química y des-
compresión) o endogenética (inyección plutónica, expansión
metasomática, levantamiento vertical y compresión lateral).

(i) EXPLICACIONES EXOGEN~TICAS

Insolación: Debido a que las rocas son malas conductoras del calor
se ha argüido que la radiación solar calienta la parte más externa de
las zonas de roca expuestas, que se expanden y acaban separándo-
se de la masa principal, formando hojas o láminas más o menos
gruesas. Pero como el efecto de la radiación solar penetra solamen-
te unos pocos centímetros a lo sumo, en la roca, mientras que la
d escamación en hojas llega hasta considerables profundidades,
esta interpretación puede ser desestimada con total seguridad.

Alteración química: La infiltración gradual y la penetración de aguas


meteóricas en la roca cerca de la superficie de la t ierra ha sido con
frecuencia argüida como explicación del descascarillamiento y des-
conchamiento de las masas rocosas. Cuando la alteración química
de las rocas resulta en un aumento de volumen, y por lo tanto de
presión, esta interpretación parece factible. Sin embargo, no toda
alteración química lleva a un aumento de volumen, y de aquí a una
expansión y ruptura. También, si la meteorización debiera de pre-
ceder y dar origen a la fracturación, es legítimo preguntarse por qué
el ataque químico se concentra sobre y se restringe a un red ucido
número de planos arqueados. Además, muchas de las lajas y cuñas
de roca implicadas en la estructura de descamación no presentan
signos de alteración química. Algunas los tienen (Fig. 2.5), pero ta l
alteración mineral puede ser explicada con mayor facil idad como la

50
Capítulo 2: Fracturasy Escruccuras de Descamación

alteración asociada a la h umedad que se mueve a través de las frac-


turas preexistentes.

Descarga o liberación de presión: Todas las fracturas de la roca son


una expresión de la descarga erosiva en el sentido de que, en pro-
fundidad, cua lquier ot ra tensión se subordina a la debida a la pre-
sión vertical ejercida por la carga superpuesta. Así ocurre que sólo
mediante la liberación de la presión vertical pueden llegar a mani-
festarse las otras tensiones como fracturas evidentes. Pero, como ya
antes se había anticipado, sólo se ha apoyado una interpretación de
las fracturas de descamación que atribuye su origen, única y exclu-
sivamente, a la liberación de presión sin una previa aplicación de
tensiones.

El inconveniente principal de la hipótesis de la liberación de presión


o descarga erosiva es que las rocas que se enfrían y solidifican en
profundidad en la corteza terrestre (por ejemplo los granitos, sean
de origen metasomático o ígneo), lo hacen bajo condiciones de
elevada presión litostática (es decir, coaccionados por la roca supra-
yacente y adyacente). El que existan extensos afloramientos graníti-
cos es en sí misma la prueba de la existencia de una erosión hasta
niveles muy profundos, como por ejemplo en el Este de Papua,
Nueva Guinea (aunque conviene no ignorar el importante papel de
la tectónica en el emplazamiento en zonas superficiales de las rocas
plutónicas) La decompresión producida por la remoción de la carga
superpuesta se dice que es la causa del desarrollo de una tensión
radial que es tractiva y que es eliminada por el desarrollo de fractu-
ras tangenciales a la tensión y paralelas a la superficie de la tierra.
Estas serían entonces las juntas de descamación observables en
muchos afloramientos. La premisa fundamental de la hipótesis es
que la forma de la superficie t errestre inmediata determina, en un
sentido amplio, la geometría de las superficies de descamación, ya
que es en relación con ésta como se desarrollan las tensiones radia-
les. La descamación es un rasgo secundario formado después del
desarrollo de la superficie topográfica.

El paralelismo generalizado entre las diaclasas de descamación y la


superficie del terreno puede tomarse como el hilo argumental que
apoye la hipótesis de la descarga erosiva, aunque la interpretación
pueda, por supuesto, ser invertida con resultados igualmente satis-
factorios. La formación de hojas o láminas de roca, relativamente
finas, en zonas inmediatas a la superficie terrestre y desarrolladas
como una respuesta a la erosión reciente ha sido generalmente
aceptada como una prueba de hipótesis de la descarga erosiva. Es
el caso del desarrollo de lajeado en la roca de las paredes de cabe-
cera en los circos glaciares o en los fondos de valles recientemente
deglaciados o de las fracturas formadas en relación con el período
glaciar más antiguo, como por ejemplo en el Norte de Italia o con

51
Formas y Paisajes Graníticos
·~~~~~~~~

las relacionadas con va lles fl uviales de reciente disección, como


ocurre en la costa atlántica de Galicia, Noroeste de España (Fig.2.6).

La hipótesis de la liberación de presión en el sentido señalado por


Gilbert y adoptado por muchos otros investigadores posteriores, es
persuasiva desde un p unto de vista lógico. Pero el postu lado fun-
damental, de que la descarga es la única ca usa de las diaclasas de
exfoliación, puede ser puesto en cuestión por varias razones.

1 .- El ensayo triaxial simple realizado sobre muestras de roca graníti-


ca demuestran que la compresión y la decompresión de materiales
esencialmente isótropos no tiene porqué ca usar fracturación, salvo
en el caso de que concurran especiales ci rcunstancias q ue no es
verosímil encontrar en la naturaleza. Este tipo de fracturas no es de
esperar que se desarrollen en un contexto como el supuesto en
nuestro caso, donde ocurre una descarga erosiva lenta o gradada.
Aunque en materiales anisotrópicos parece que pueden aplicarse
varios ciclos de carga y descarga a muestras de materiales en una
situación previa de no confinamiento, y con cargas p rogresivamen-
te mayores hasta llegar a la ruptura del material por fatiga. La des-
carga erosiva parece mecánicamente incapaz de producir fracturas
de descamación.

2 .- Es difícil entender por qué, si se desarrolla una tensión expansiva


durante la erosión, ésta no se acomoda a las preexistentes líneas de
debilidad (léase otros sistemas de discontinuidades). La descama-
ción está ausente en granitos bien diaclasad os y como Wh ite ya
estableció (1946, p.5) "muchos geólogos aceptan este hecho como
evidencia de que la fuerza de expansión en la roca se ha disipado
por leves movimientos que tienen lugar según los planos de dia-
clasamiento''. En algunas zonas las discontinuidades ortogonales
son anteriores a la estructura de descamación, pero aún cuando
esto no sea así, están usualmente presentes otros planos potencia-
les de deslizamiento t anto a escala general de la roca como a esca-
la de cristal. La deformación podría tener lugar por el d eslizamiento
según los límites entre granos o según las superficies de clivaje, por
ejemplo.

3 .-La asociación entre estructu ra de descamación y bornhardts es


irracional si la primera es interpretada como consecuencia de la
descarga erosiva sin la aplicación d e una tensión compresiva. La
estructura de descamación se supone q ue es la man ifestación de la
expansión rad ial, mientras que las pruebas de campo, tanto en
detalle como globalmente, sugieren que los residuales son masas
rocosas sujetas a compresión (ver más abajo y capítu lo 6). Esto
viene indicado por el estado de las diaclasas dent ro de la masa del
inselberg, que están cerradas y que comúnmente toman la forma

52
Capítulo 2: Fracruras y Escrucruras de Descamación
- - - -· -- -- - - -- - - - - --

de grietas capilares discontinuas, y por la presencia de formas en A


y cuñas, que se relacionan claramente con tensiones compresivas
(capítulo 11 ). Muchos bornhardts persisten como formas duraderas
debido a que las rocas que los constituyen están a compresión, las
fracturas son escasas y están cerradas, y el agua no puede penetrar
fácilmente en la masa rocosa y la alteración, y por tanto la erosión,
son lentas. Si los inselbergs se hubieran desarrollado realmente en
masas de granitos decomprimidas y no tensionadas, sus diaclasas
deberían estar abiertas y la masa rocosa no debería sobrevivir a la
alteración y la erosión, ni tampoco podrían perdurar como residua-
les característicos del paisaje tan prominentes y a veces tan con-
trastados.

4 .- Aún admitiendo que el paralelismo entre diaclasas de descama-


ción y superficie del terreno no sea perfecto, es difícil en los térmi-
nos de la hipótesis de descarga erosiva explicar las relaciones inver-
sas, es decir la asociación de sinformes en estructuras de descama-
ción con las zonas culminantes de algunos inselbergs que existen
en algunos casos, como por ejemplo los observados en Yosemite
Valley cerca del Lago Tenaya, en Joshua Tree National Monument
en el sur de California, y en Quarry Hill, cerca de Wudinna, en el
noroeste de la Península de Eyre (Fig.2.7). Tales inversiones del relie-
ve son probablemente el resultado de una profunda erosión e
inversión del relieve. Si las fracturas de descamación predatan y
determinan el modelado de la superficie terrestre, solamente las
diferencias tensionales deberían haber producido una inversión
topográfica por la meteorización preferente de las crestas antifor-
males dejando únicamente en relieve los sinformes (Fig.2.8).

5 .- Existen muchos otros datos puntuales y series de pruebas de


detalle que permiten argumentar en contra de la hipótesis de des-
carga erosiva. Por ejemplo, hay una falta de consistencia entre la
edad de los rasgos erosivos para que sean la causa de las diaclasas
de descamación y la edad deducida para las diaclasas de Dartmoor:
las primeras son geológicamente más jóvenes mientras que las últi-
más son de considerable antiguedad, de manera que vemos, al
menos tan razonable, sugerir que las diaclasas determinen la forma
de la superficie inmediata de la t ierra como lo contrario.

6 ·- Los ejemplos presentados de fracturas desarrolladas paralelamen-


te a superficies de erosión recientes (p.e., Figs.2.6) son mejor enten-
didos en términos de t rayectorias de tensiones que se ajustan a
nuevas configuraciones de la superficie que son las superficies de
menor tensión principal.

7 .- Varios rasgos morfológicos y estructurales desarrollados sobre y


en rocas graníticas son incompatibles con condiciones tensionales

53
Formas y Paisajes Graníticos

o expansivas como las que estan implícitas en la hipótesis de la des-


carga erosiva. Por ejemplo, los domos estructurales, las cuñas y los
acuñamientos como se han desarrollado y expuesto en las canteras
de Maríz, cerca de Guitiríz, Galicia, y en Ucontitchie Hill, noroeste de
la Península de Eyre, (Figs 2. 9) son imposibles de explicar en térmi-
nos de un régimen tensional, lo mismo que ocurre con las Formas
en A (Capítulo 11). Pruebas de movimiento según las fracturas de
descamación (por ejemplo Fig. 2.1 O), permiten comprobar que han
actuado como posibles fallas de plano de estratificación y en algu-
nas zonas (por ejemplo en Rock of Ages Quarry, Barre, Vermont - ver
Fig.2.11a, en Río de Janeiro, Brasil- Fig. 2.3b y en otras zonas de
Galicia-Fig. 2.11 b), coexisten fracturas de descamación y fallas, sugi-
riendo que las primeras pueden ser planos secundarios de cizalla.
De esta forma vemos que existen varias lín eas de argumentación y
varios tipos de pruebas que, unidos, sugieren muy claramente que
la hipótesis de descarga erosiva no debería ser aceptada, al menos
sin ningún tipo de reparos, como una explicación de las diaclasas
de descamación. De todas estas varias consideraciones, sin duda la
más significativa desde un punto de vista geomorfológico es la de
que los inselbergs son masas rocosas en compresión, mientras que
la expansión radial y las tensiones tractivas est arían más implicadas
con una hipótesis de descarga erosiva.

{ii) EXPLICACIONES ENDOGENÉTICAS

olviendo a las explicaciones endogenéticas, varios escritores,


V incluyendo algunos de los primeros en considerar los proble-
más de las diaclasas de descamación, relacionan esta estructura con
las tensiones impuestas a los magmas durante su inyección o
emplazamiento. El paralelismo existente entre las juntas de desca-
mación y los bordes del cuerpo magmático en Dartmoor ya había
sido señalado desde principios del siglo pasado. Algunos investiga-
dores atribuyen la estructura de descamación a una combinación
de tensiones desarrolladas durante el emplazamiento de la masa
granítica, y más tarde al enfriamiento. Sin embargo, aunque esta
sugerencia pueda aplicarse a pocos casos, no puede ser sostenida
como una hipótesis general puesto que tanto inselbergs como dia-
clasas de descamación asociadas se desarrollan bien en rocas como
las secuencias sedimentarias y volcánicas que nunca han sido
emplazadas.

Algunos de los primeros autores sugieren que la forma nodular o la


estructura concéntrica de muchas masas cristalinas es la responsa-
ble de la forma en domo de la Blackingstone Rock, un tor (o insel-
berg) en el Este de Dartmoor. La sugerencia carece de fuerza por el
hecho de que aún cuando la vertiente Norte del residual esté
abombada y se asocie a fracturas convexas, la cara Sur está domi-

54
Capítulo 2: Fracturas y Escrucruras de Descamación
- - --

nada por fracturas ortogonales y tiene la apariencia de un kopje


(Fig. 2.12). Se ha sugerido que los inselbergs con forma dómica o
morros del sudeste de Brasil sean gigantescas "boyas· de roca sóli-
da desarrolladas como focos de compresión consecuentes a los
cambios de volumen producidos en la masa granítica durante el
metasomatismo. No hay sin embargo, razón conocida por la que
ésto deba causar fracturación. Además la disyunción en hojas exis-
te también en rocas que nunca han sido metamorfizadas.

Dado que muchos afloramientos graníticos coinciden con áreas de


anomalías gravimétricas negativas muy diferenciadas, se ha sugeri-
do que estas masas rocosas tienden a subir como diapiros a través
de las rocas que están por encima de ellas para formar domos gne-
ísicos. Los domos gneísicos son estructuras desarrolladas en rocas
migmatizadas, o sea, en rocas graníticas compuestas parcialmente
por rocas ígneas y rocas metamórficas. La fol iación está bien desa-
rrollada y presenta una dist ribución concéntrica con buzamientos
radiales o en todas direcciones. Los domos gneísicos se han descri-
to en muchas áreas, y estructuras circulares prominentes desarrolla-
das en rocas gneísicas existen en áreas como Finlandia, Guayana
francesa, Zimbabwe y Carolina del Norte (Fig. 2.13). Algunos inves-
tigadores los interpretan como originados por repetidas inyeccio-
nes del magma durante orogenias diferentes o distintas fases de
una misma orogenia. Otros consideran que las estructuras pueden
explicarse en términos de una simple fase compresiva que resulta
de la migración hacia arriba de material migmatítico para formar un
domo, y que después se extiende lateralmente para formar una
masa con forma de seta. Aún cuando la interpretación se base en
las estructuras de detalle, está implícita la idea de una inyección ver-
tical de material. En tales estructuras la descamación en hojas se ori-
ginaría a consecuencia de los movimientos en la vertical y por el
desarrollo de tensiones radiales, más que por compresión lateral.
Las fracturas de descamación serían causadas, según esta hipótesis,
por compresión radial coetánea con el emplazamiento. Se pueden
presentar algunas objeciones a esta hipótesis para no aceptarla
como explicación general. Por ejemplo, si un material más denso
fuera desplazado a consecuencia de un movimiento de este tipo, la
masa intruida debería estar lógicamente a compresión. Sin embar-
go, la estructura de descamación aparece en rocas sedimenta rias y
en rocas volcánicas que no han estado nunca sometidas a "doming;
y, si las diaclasas de descamación son planos de estiramiento o
extensionales, es difícil explicar que se conserven en los inselbergs
donde existen pruebas de una situación compresiva.

Se ha sugerido también que las juntas de exfoliación puedan ser


una expresión de la compresión lateral que se origina no sólo por
fa lla, sino también por deformación. Después de la remoción por

55
Formas y Paisajes Graníticos

erosión de la carga suprayacente estas deformaciones causarían un


desarrollo de fracturas arqueadas o juntas de geometría arqueada -
como "series de fract uras ondulantes que se extienden totalmente
a través" (Dale, 1923, p. 35) de la mása rocosa''. Un tipo de fractu ra-
ción con esa geometría se manifiesta en un contexto claramente
compresivo como en el conjunto de estructuras dómicas desarro-
lladas en granito en la cantera de Maríz, cerca de Guiti ríz en Galicia,
y en las formás dómicas complejas de otras col inas granít icas de la
región.

Lamego claramente supone una situación similar para la reg ión de


Río de Janeiro, y G.K. Gilbert, el autor de la hipótesis de la decom-
presión, es mencionado por Dale quien sugiere que la Stone
Mountain de Georgia, E.E.U.U. se debe a deformaciones compresi-
vas. Otros geólogos que han estudiado los domos graníticos del
Noroeste de los Estados Unidos deducen que los granitos implica-
dos están a compresión. Se llega a conclusiones similares en rela-
ción al granito expuesto en una cant era de Quenast en Bélgica. En
algunas áreas, p.e. en New England, E.E.U.U., existen pruebas de una
doble estructura de descamación, esto es de dos conjuntos de jun-
tas de descamación, cuyos buzamientos intersectan. Esto es expli-
cable, seguramente, sólo en términos de dos fases de compresión
aplicadas desde diferentes direcciones.

Se ha demostrado por medidas de tensión in situ que el continente


australiano está en un estado de sustancial compresión horizontal.
Asimismo se han contabilizado muchos casos donde la tensión
compresiva en el plano horizontal, alcanza valores para la tensión
mucho mayores que los sugeridos teóricamente. Est e exceso de
tensión puede atribuirse a re lictos de la compresión derivados de
pasadas o rogenias, aunque no debe ser desestimado el papel de
los continuados o modernos movimientos d e tipo compresivo.
Existen muchas pruebas de compresión contemporánea en la cor-
teza. Por ejemplo lsaacson señala que a una p rofundidad de 1056 m
en uno de los pozos verticales del yacimiento aurífero de Kolar las
tensiones teóricas deberían ser de 313,538 kg/cm 2 verticalmente y
134,976 kg/cm> horizontalmente, cuando en realidad los valo res
medidos fueron de 409, 146 kg/cm 2 y 471,01 kg/cm 2, respectiva-
mente. La expansión consecuente a la liberación de la tensión inhe-
rente ha causado que el diámetro de un pozo vertical en superficie
de 3,81 m disminuyera hasta 0,5334 cm en dirección Norte-Sur y
1,16 cm Este-Oeste a una profundidad de unos 3.048 m . Resultados
sim ilares se han obtenido en las Snowy Mountains de New South
Wales.

Coates señala deformación en un túnel, unos 90 m por debajo de la


superficie en el sur de Ontario. En el túnel tuvo lugar una rápida
expansión de las paredes (contracción del túnel) en los primeros

56
Capítulo 2: Fracturas y Estructuras de Descamación

cuarenta días después de la excavación, seguida de un período de


varios meses de cambios similares, pero más lentos, de forma que,
240 días después de la apertura del túnel había tenido lugar una
expansión lateral de unos 4,6 cm. También se detectaron movi-
m ientos verticales, pero fueron consistentemente más pequeños.

Muchos de los datos y argumentos señalados anteriormente como


inconsistentes con la hipótesis de la descarga erosiva pueden ser
utilizados sin embargo, para apoyar la sugerencia de que las fractu-
ras y estructuras de descamación están asociadas a una compresión
lateral. Además, trabajos experimentales rea lizados por Holzhausen
han demostrado que la compresión lateral de bloques parcialmen-
te confinados producen unas trayectorias de esfuerzo convexas
(Fig.2.14a). Este descubrimiento puede ser extrapolado y aplicado a
los bornhardts en los términos de que sea quizás la explicación
general más pausible para esta forma (capítulo 6). Según el con-
cepto de las dos etapas muchos bornhardts se inician por meteo-
rización diferencial en la base del regalito. (Fig. 2.1 4b). Tales proyec-
ciones se hallan en estado de no confinamiento y por tanto están
rodeadas y cubiertas por regalito que carece de resistencia alguna
a la deformación. Por analogía con el trabajo experimental de
Holzhausen, la compresión debería producir trayectorias tensiona-
les convexas y, eventualmente, fracturas de descamación; por una
rápida aplicación de la tensión sería verosímil que se produjera falla-
do y acuñamiento (Fig. 2.14c) más que fracturas de descamación.

Si la est ructura de descamación se asocia a tensiones laterales com-


presivas, y si aquella es realmente arqueada, entonces el domo
resultante es en cierta medida una forma de origen tectónico.
Como se discutirá más adelante (Capítulo 11 ), el tectonismo a
pequeña escala encuentra expresion en varios aspectos de los
bornhardts granitícos y plataformas, por ejemplo. Además, hay
pruebas de que algunas fracturas de descamación son planos de
dislocacion local (Fig.2.1 O). En términos de compresión, las fracturas
de descamación asociadas con superficies recientemente esculpi-
das por glaciares o ríos (como se ha señalado por ejemplo en Fig.
2.6) representan los alineamientos de tensiones en paralelismo con
las superficies de menor tensión principal.

(0) RESUMEN
- - -
f\ unque cualquiera de las varias posibles explicaciones sobre el
/"\origen de las juntas de descamación pueden ser vá lidas para
casos en particular, la hipótesis que ofrece la mejor explicación
general es la que implica en el proceso la compresión lateral, indu-
cida por tensiones horizontales, bien sean relictas o modernas, y la
manifestación del modelo de estado tensional, dentro de, digamos
un kilómetro por debajo de la superficie, cuando la carga vertical ha

57
Formas y Paisajes Graníticos

disminuido por erosión o por emplazamiento tectónico. Una expli-


cación como esta, apoyada por muchas otras pruebas a escala de
afloramiento es consistente con las condiciones de tensión cuanti-
ficadas y ofrece una visión comprensible sobre la conservación de
los inselbergs y la estructura de descamación generalizadamente
asociada con ellos.

58
Capítulo 2: Fracturas y Estructuras de Descamación
- - - -- - - - - - - -

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60
Capítulo 2: Fracturas y Estructuras de Descamación

FOTOGRAFÍAS

2 :USTRACIONES

2.1. Fraauras de descamación (a) en el qraniro de O


Pindo. Galicia, NW España.(b) afloramienro en una
ladera de OPindo mostrando el aumento de radio de
los fraauras de desc:amación con la profundidad(<)
Sobre un bornhardr qranírico en el oeste del Sahara
(Maurirania) (RfPee!).

{<)

61
Formas y Paisajes Graníticos

2.2. (a) Pseudoesrrarificadón en


Roughror, Oonmoor, sudoesre de
lnglarerra (Geologi<.al Survey Museum
U.K.) (b) Pseudoesrrarificación, en
monzonira en Yosemite, Sierra Nevada,
California. (e). Pseudoesrra11ficaci6n
superficial cortando arravés de fraau-
ras orrogonales en Helror, Danmoor,
sudoesre de lnglarerra.

(e)

62
Capítulo 2: Fracruras y Esrrucruras de Descamación

(a)

(b)

2.3. (a.) Vis10 de una cantera, cerca de Minnipa, noroeste de


la Penlnsula de Eyre mostrando un ordenamiento en echelon
de discontinuidades en una fraaura de descamación com-
pleja. (b) Corte geológica através del Pdo de A(ucar, Ria de
Janeiro, Brasil (c). Vista de White Ouarry, cerca de Minnipa,
Noroeste de la penlnsula de Eyre, South Australia, mostrando
una inclinación de las fraauras de descamación mayor que
la pendiente de lo ladero de lo colino. Notar también que los
dos domos estruaurales (X e Y) estdn contenidos en un sdlo
residual topO<Jrdfico (d). Esquema de colina monzonítica en
Yosemite, Sierra Nevada, California, mostrando como las ver-
dentes de la colina truncan la descamación. (e). Terminación
de las fraauras de descamación contra una fractura fuerte-
mente indinado en la margen Oeste de Ucontitchie Hill,
Noroeste de la Península de Eyre, South Australia. (f)
Estructura de descamación en cuña en el extremo Norte de
Ucontitchie Hill, Noroeste de la Penlnsula de Eyre, South
Australia: la atenuación se debe, casi con total certeza y en
su mayorparre ala mereonzación y ala erosión.

(c)

w
(d)

(e)

(f)

63
Formas y Paisajes Graníticos

2.4. Froauras de descamación discontinuos


en un residuo/ brasileño (según Branner,
1896, y lomego, 1938).

2.5 Me1eorizoción según un plano de des-


camación (X) en Whi1e Ouarry, cerca de
Minnipo, Ucontitchie Hill, noroesre de lo
Península de Eyre, South Australia.

, ' I', í;i~~:·~~


•'· '
·. ,, ...
/.ci:

2.6. Descamaciónengraniro poro/e/a a


superficies de 1eciente erosión en el Río
Xallos, profundamente encajado, en OPindo,
Galicia,Espoña; nótese el contras/e con el
porrón de fracturación en la parle al/O de la
monraña.

64
Capítulo 2: Fracturas y Estructuras de Descamación

(e)

(f)

(b)

(c)

2.1. Relieve inver1ido con colinas dómicas desarro-


lladas sabre estruáuras sinformafes en granito (a)
en Tenaya Lake, Yosemite, Sierra Nevada,
California, USA (b) en Joshua Tree National
Monurnent, sur de California, USA (c) en la cabe-
cera de un circo en Unte Shuteye Pass, Sierra
Nevada, California, USA. Nótese el sinforme ce1ca
de fa aesra de fa colino (N.K.Hubóert) ver también
el esquema explicativo (d) expuesto en una exra-
vaaón en Ouarry Hit/, Wudinna, Ucontitchie Hill,
noroeste de fa Península de Eyre, South Aust1a/ia.

65
Formas y Paisajes Graníticos

2.8. Desarrollo de bornhardts sobre estruauras sin-


surface
formoles como resultado de una erosión profunda e
inversión del relieve.

2. 9. (a) Fracturas de descamación, (b) cuña, (c) acu-


ñam1ento (X) en lascanterasde Maríz, Guitiríz, (a)
Galiciay (d) cuña en el lado Esrede Ucontitch1e Hil(
Noroeste de Jo Península de Eyre.

(b)

(c)

~ ·. ,.·
~·-_!-. ";_ ~-:~
"'·.' · .,;;,.· .,:.l-;..·

·•>.;;¡0!4~~;~i~:~~- (d)

66
Capítulo 2: Fracruras y Estructuras de Descamación
- - - - -

2.10. Oís/0<oción según un piona de


d&omoaón en (o). Valle del Río
.
Tabalón, Sierra del Guadarramo, centro
de España; (b). en uno contero de La
Clorté, Brittony, Francia, con folios en
&alón bien desarrolladas, (c). Folios en
escalón (X) desarrolladas sobre uno
fractura de descamación expuesto en el
lodo Este de Ucontitchie Hill Penlnsu/a
de Eyre, South Australia.

(b)

(c)

67
Formas y Paisajes Graníticos

2.11. Fmauras de deswmación asociadas


afallas (a) expuestas en la Rock afAges
_______::.......------- -------·
Ouarry, Barre, Vermonr, en noviembre de
1965. (b) Cascada del Xa/lasen Ezaro (0
Pindo, Ga/icia, Spain)

(b)

\ \
....,,~·..:;:.
~f~' ~- ~: ~.:..:~·
.. .
- -~ . ! "

(a)

·: =...... -.
"'. :. l

~~?.~~~;: ~,i)~-:~}!1.S~:"::: .~·::; :;,:.ó2·.~~ :~ :!~ó:~: :::.i'l,~? :~~~~~;- 2.12. Blackmqstone Rock, Es1e de Dartmoor,
vis/o (a) desde el noroeste (b) desdeel sur.

68
Capítulo 2: Frocruras y [strucruras de Descamación
- - - - - - - ---- - -
2.13. Domos gneísi<os en (a) Zimbabwe
(parre iuperior izquierda, (b) Guayana
franceia (parte superior derecha), y (c).
Finlandia (parre inferior). (Según
McGregor, 1951; Choubert, 1974; y foto-
grafíai oéreoi del área de Mingon-
Notolhquon, Québec, Conodo
(Deportment of Enerqy, Mines ond
Resourcei, Ottowa).

(o)

J771jolnt controlled W piains and valleys • lakes


l::dJ clefts fil;J

(a) ~

2.14. Resukodo de lo comprl'llón de un bloque parciolmenre confina-


do (o) situación en el loborororio (iegún Holzhouien, 1989) (b)
reiul1ado de la campreiión de un bloque parciolmenre confinada en
(e) 1érminoi de uno polible iituoción real (c) reiultodo alternorivo que
ie iugiell' de la aplicación moSIYO orápido de uno renlión.

69
3

ALTERACIÓN
3

ALTERACIÓN

(A) DEFINICIÓN Y SIGNIFICADO

La meteorización puede definirse como la desintegración o la


destrucción de las rocas "in situ" y en el rango de las temperatu-
ras ambientales que se encuentran en y cerca de la superficie
terrestre. Algunos procesos de meteorización son físicos o mecáni-
cos y resultan en la rotura de la roca o en su fragmentación. Otros
son químicos e implican la alteración de uno o más de los constitu-
yentes minerales de ésta. La biota aporta también importantes con-
tribuciones a ambos tipos de meteorización, y realmente, varios
procesos, de varios tipos trabajan comunmente juntos para produ-
cir un manto de alteración o regalito, que, con la adición de mate-
ria orgánica se transforma en suelo. El límite más profundo de alte-
ración significativa o detectable es lo que se llama el frente de alte-
ración.

La altera ción es un precursor esencial de la erosión: sin una altera-


ción preliminar de la roca, podría exist ir poca erosión. Algunos p ro-
cesos de alteración, sin embargo, resultan no en el debilitamiento
de la roca sino en más bien su cementación y endurecimiento, a tra-
vés del desarrollo de concentraciones minerales llamadas encostra-
mientos de los que, laterita, ferricreta, bauxita, silcreta, calcreta y
gypcreta son bien conocidos y ejemplos muy claros. Ninguno, sin
embargo es peculiar de los terrenos graníticos. Por otra parte,
muchos de los minerales que forman los encostramientos son alóc-
tonos, ya que son transportados por las aguas subterraneas, en los
ríos, por el viento, de forma que combinados con aportes locales, las
lateritas, silcretas y calcretas, por ejemplo, pueden también estar

73
Formas y Paisajes Graníticos

representadas en los paisajes graníticos. Donde la superficie encos-


trada es disectada, son características las formas platea u (Fig. 1.1h).
Donde se conservan intactas, el encostramient o se convierte en un
nivel protector, como ocurre por ejemplo en el Norte de la penín-
sula de Eyre, donde una llanura granítica ondulada soporta un
encostramiento de ca lcreta que no solo ha estabilizado la superficie
sino que ha dado lugar a un carst incipiente.

(B) DESINTEGRACIÓN FÍSICA

Los p rimeros investigadores se volcaron en los procesos físicos, y


la insolación, o enfriamiento o calentam iento, por ejemplo, fue-
ron ampliamente responsabilizados de la desintegración granular y
del descascarillamiento o del astillamiento (generalmente conoci-
dos como exfoliación) en el granito. La argumentación es verosímil.
El granito se compone de m inerales de diferentes colores con dife-
rentes coeficientes de calentamiento y por lo tanto de expansión.
Los esfuerzos generados por las alternancias de calentam iento y
enfriamiento se consideraron suficientes para causar la fragmenta-
ción. Además, las rocas son pobres conductoras del ca lor, de mane-
ra que las rocas expuestas al sol deberían calentarse y expandirse,
mientras que las zonas más p rofundas no lo harían y esto fue lo que
se consideró que daría lugar a q ue la capa más externa que debería
separarse de la más interna res ultando en un descascarillamiento o
astillamiento de la roca (Fig. 3.1). Desde hace tiempo se conoce que
el granito se expande cuando se ca lienta. Realmente, estos conoci-
mientos se aplicaban por los canteros en el antiguo Egipto y en la
India. También, los incendios forestales intensos aunq ue sean efí-
meros causan, de forma incuestionable, el descascarillamiento de
las superficies rocosas expuestas (Fig. 3.2), y el calor generado por
las explosiones nucleares tiene efectos similares.

Pero las observacionnes de campo sugieren que, por m uy poca que


exista, la alteración relacionada con la humedad actúa mucho más
rápidamente y ampliamente q ue los efectos de la insolación, y que
m uchos de los efectos atribuidos al calentamiento y al enfriamien-
to pueden ser debidos a otros procesos. Asi, en el valle del Nilo y en
los desiertos adyacentes las superficies de los bloques graníticos
expuestos a los rayos del Sol durante unos pocos miles de años no
muestran signos de alteración o desintegració n, mientras q ue en
sus zonas bajas sombrías, y especialmente en cua lquiera de sus par-
tes que estén cubiertas por arena del desierto o limos fluviales,
ambos con humedad, en el caso de la arena más comúnmente pro-
cedente del rocío o de la niebla, presentan signos claros de altera-
ción. Tales observaciones no ponen en tela de juicio la desintegra-
ción por insolación, pero sugieren fundamentadamente que los
cambios químicos debidos al contacto con el agua actúan con

74
Capitulo 3: Alceroción

mucha mayor rapidez. También en Galicia (Noroste de España), hay


petroglifos con edades entre 5000-7000 años antes de ahora.
Algunos de ellos han permanecido enterrados bajo el suelo. Otros
no. Los que han estado cubiertos por un suelo están más degrada-
dos por la meteorización que aquellos que han estado bajo el aire
debido a que en los primeros la humedad ha atacado la superficie
rocosa. Por otra parte, las oscilaciones de la temperatura en presen-
cia de la humedad aparentemente causan fragmentación, en
ambos casos, por encima del punto de congelación y alrededor del
punto de congelación. Las rocas bien fracturadas son especialmen-
te susceptibles, y los campos de bloques, bloques angulares y
derrubios periglaciares (Fig. 3.3) que se encuentran en los terrenos
graníticos de las regiones frías se atribuyen generalizadamente a las
alternancias de hielo-deshielo. Algunos autores sostienen que el
granito con pseudoestratificación está especialmente bien desarro-
llado en regiones frías y puede por eso ser una expresión de la acti-
vidad del hielo-deshielo. Aunque ciertas aplicaciones de este efec-
to han sido cuestionadas, (por ejemplo, muchos b loques descaba-
lados son seguramente demasiado grandes como para ser movidos
por la acción de la helada y esto debe corresponder a otro tipo de
procesos o mecanismos (ver Capítulo 1O) los datos de campo indi-
can que la efectividad del proceso hielo-deshielo en el movimiento
de bloques es, en ocasiones, innegable.

La cristalización de sales y sulfatos tales como la halita y el yeso se


ha demostrado experimentalmente que ejerce suficiente fuerza
como para fragmentar al granito aún fresco. Este es un mecanismo
conocido como haloclastismo que puede invocarse razonablemen-
te para explicar la evolución de tafoni y alveolos (ver Capítulo 10),
así como la desintegración de la roca, en general, en zonas áridas y
semiáridas, tanto calientes como frías, tanto costeras como interio-
res.

Las raices de los árboles han perturbado, obviamente y sacado al


aire bloques y lajas (Fig. 3.4), y a más pequeña escala las hifas de los
líquenes se introducen en los cristales y los fragmentan. Las algas y
bacterias también penetran en los cristales creando así caminos
para que el agua también penetre en ellos. Realmente hay pruebas
cada vez mayores de que las nanobacterias (o lo que Falk llama bac-
terias mosquito o diminutas) son muy importantes en la alteración
de las rocas, incluido el granito.

La descarga erosiva se ha citado ampliamente como otra causa de


la rotura física, dando lugar a las fracturas y estructura de descama-
ción, pero los argumentos contra esto son variados y han sido ya
discutidos en el Capítulo 2.

75
Formas y Paisajes Graníticos

(C) ALTERACIÓN QUÍMICA

_t: xisten algunos indicios de que tienen lugar reacciones quími-


'"t;.cas en los límites de gra nos en cond iciones secas, pero la infil-
tración de la humedad y gases produce una alteración pronuncia-
da y extendida por procesos tales como la oxidación, reducción,
carbonatación, solución, hidratación e hidrólisis. Dada su estructura
molecular, el agua es el disolvente ideal. Ningún otro líquido puede
disolver ta l variedad y volumen de solutos. Se ha alegado que la
solución es esencial en la meteorización química, no sólo debido a
sus amplios efectos directos, ya que todos los minerales son solu-
bles en ella en alguna medida, sino porque también prepara las
estructuras cristalinas para reacciones ulteriores. La hidrólisis y la
hidratación tienen sus partidarios, pero basta con decir que todas
tienen su parte y que todas pueden ser especialmente importantes
en circunstancias particulares. La hidratación implica disociación
del agua y liberación de iones hidrógeno. Debido a su alta energía
y a su pequeño radio iónico, éstos son activos en la sustitución y
fáci lmente ent ran y distorsionan los retículos cristalinos. Las raíces
de las p lantas ayudan a la concent ración de iones hidrógeno. Por
otra parte, las condiciones alcalinas son las predominantes en regio-
nes áridas y semiáridas como el interior de Australia y los minerales
silicatados como el cuarzo, que son constituyentes importantes de
las rocas graníticas, son vulnerables, aunque que el agua salada sea
más efectiva como disolvente que el agua dulce o destilada es
cuestionable.

En términos generales una roca granítica consistente en cuarzo, fel-


despato potásico, alguna p lagioclasa y una mica, primero se frag-
menta para dar una arena granítica o g rus (o una gravilla fina, ver
Capítulo 5), compuesta de fragmentos de cuarzo y feldespato.
Algunos investigadores diferencian entre granito arenizado (grus)
mecánicamente desintegrado y jabre (growan) químicamente alte-
rado, pero hay una gradación entre la arena granítica conteniendo
sólo un feldespato ligeramente alterado y la arcilla arenosa que es
el producto final común de la alteración del granito. El cuarzo per-
siste durante mucho tiempo sufriendo sólo una lenta disolución.
Pero se disuelve porque los fragmentos de cuarzo desaparecen
event ualmente del regalito. También, como se describe en el
Capítulo 1O, se depositan espeleotemas silíceos en las fracturas de
descamación, y en general en cualquier t ipo de discontinuidad
cuando están abiertas, demostrándose que la sílice debe ir en solu-
ción antes de que pueda ser reprecipitada. Pero, tal vez la mayor
parte de la sílice se deriva de la fragmentación de silicatos como por
ejemplo los feldespatos, pues se encuentran espeleot emas silíceos
en grietas de areniscas en muchas partes del mundo y notable-

76
Capitulo 3: Alteración
~~~~~~~~-

mente en el Plateau de Roraima de Venezuela demostrando que el


cuarzo puede ir en solución.

El agua reacciona con la mica y el feldespato para producir arcilla. El


tipo de arcilla varía con las circunstancias locales y regionales (tales
como si el sistema es abierto o cerrado, si el perfil está bien drena-
do o no), de manera que si se produce potasio por la hidratación de
la ortoclasa o de la microclina y esta permanece en el sistema, se
producirá illita, pero si es evacuado se formará caolinita. Sin embar-
go, lo más común es que de la alteración del granito en contacto
con el agua se produzca caolinita.

(D} EL CAMINO DE LA ALTERACIÓN EN EL GRANITO

Cerca de la superfic ie de la tierra, en contacto con el suelo, la mete-


orización diferencial de los varios constituyentes del granito, y en
particular la alteración preferencial de feldespato y mica, deja a los
cristales de cuarzo, y a los fenocristales de ortoclasa y microclina en
microrelieve, generándose una superficie picoteada (Fig. 3.5). Tales
tipos de superficies denotan exposición reciente, aunque no se
puede saber cuando, y puede muy bien variar de un afloramiento a
otro. La extensión y, en particular, la profundidad de la exposición
reciente viene indicada por el alcance del picoteado que en algu-
nos casos, es sorprendentemente denso. Por ejemplo las paredes
laterales de bornhardt granítico situado en un valle en
Domboshawa, cerca de Harare en el centro de Zimbabwe (Fig. 3.Se)
han sido picoteadas hasta una profundidad de 2 metros aproxima-
damente. Algunas áreas picoteadas han sido eliminadas por erosión
reciente, pero aún se conserva un relleno detrítico de espesor sig-
nificativo.

En muchos sitios el curso de la alteración puede deducirse a partir


del examen del regalito. Los regalitos se desarrollan desde la super-
ficie hacia abajo. El frente de alteración, la interfase entre el regalito
y la roca intrínsecamente fresca, puede ser difuso, pero en granitos,
es generalmente brusco y toma la forma de o bien un plano bien
diferenciado o bien la de una estrecha zona de transición. Este cam-
bio abrupto refleja la crista linidad de la roca y también la suscepti-
bilidad del feldespato y la mica al ataque del agua. La roca fresca es
impermeable, pero una vez el agua ha penetrado a lo largo de los
planos de exfoliación cristalinos, o de las microfisuras, la alteración
se posesiona del grueso de la roca. La permeabilidad de la roca
aumenta drásticamente, de manera que penetra aún más agua y
rápidamente tiene lugar aún más alteración. El frente de alteración
desciende desde la superficie a profundidades de unos pocos
metros (Fig. 3.6), o en tierras tropicales húmedas varias veintenas de
metros, o aún unos pocos cientos de metros, de manera que en
muchos lugares los continentes llevan encima una capa de material

77
Formas y Paisajes Graníticos

regolítico que es importante, no sólo por tratarse del suelo superfi-


cial, sino también porque mantiene el agua y las reacciones entre la
humedad contenida en el regalito y el substrato rocoso infrayacen-
te. Estos procesos de alteración son los responsables de muchas for-
mas comunes no solo en terrenos graníticos sino en cualquier
parte.

Dado que el regalito se d esarrolla desde arriba y avanza hacia abajo


y lateralmente en la roca base, la fase o estadio inicial de alteración
se encuentra en el frente de alteración y sucesivamente en zonas
cada vez más profundas indicando etapas de meteorización más
avanzadas. En muchos sitios, en ambos casos, granito y otros tipos
de roca, la que está inmediatamente por encima del frente de alte-
ración (en los núcleos residuales que se convierten en bolos, (ver
Capítulo 5; adyacentes a los núcleos de roca fresca) está laminada,
descascarillada o ast illada. Tales ca mbios se han atribuido a la pene-
tración de la humedad a lo largo de las líneas de exfoliación del cris-
tal o microfisuras, causando su hidratación o hidrolísis. Aunque los
cambios efectuados se admite que son diminutos, se supone que
han bastado para producir un aumento de volumen y una rotura
física. El descascarillamiento (o microdescamación) q ue se debe a la
hidratación de la biotita ocasiona que ésta se expanda. Donde el
cristal se halla confin ado o apuntalado, esta expansión se convierte
en arqueamiento que se manifiesta en el descascarillamiento, asti-
llamiento o laminación, y eventualmente, dada la expansión global
causad a por la hidratación y otras reacciones relacionadas con su
t ransformación (algunos granitos se expanden hasta 50%), en grus.

En adición, sin embargo, una vez que se ha formado la lámina, el


agua puede fácilmente penet rar en la roca y no solamente conti-
nuar la rotura física de ésta (un ejemplo de retroalimentación posi-
tiva o de mecanismo de reforzamiento), sino que t ambién efect úa
varios cambios químicos. Las placas se fragmentan y la mica y el fel-
despato se alteran gradualmente a arcilla, cuyo carácter depende
de las condiciones dentro del regalito, pero que comúnmente es
caol inita. Eventualmente el cuarzo también debe disolverse. Las
sales liberadas por meteorización son iluviadas y movilizadas por las
aguas meteóricas de infiltración tendiendo a acumu larse en la base
del regalito, justo por encima de la roca fresca impermeable. En par-
ticu lar los óxidos de hierro y la sílice amorfa producidos por la alte-
ración de micas, feldespatos y cuarzo se concentran en el frente de
alteración. En Yarwondutta Quarry (Fig. 3.6) el hierro y el silicio (que
ha reemplazado las raíces de los árboles) se ha acumulado en el
frente de alteración llegando a ser entre 2-3 veces más abundante
que en la roca fresca. De hecho, el agua pudre el granito cambián-
dolo de una roca cohesiva a una roca friable, suelta y arenosa. Con

78
Capítulo 3: Alreroción

razón se refería McCulloch (181 4, p.72) a la alteración del granito


como a un "proceso d e gangrena''.

(E) CONTROLES DE LA ALTERACIÓN

arios factores influyen en el tipo y tasa de alteración de la roca.


V Aún siendo todos iguales, la susceptibilidad de los minerales a
la alteración es coincidente con el orden en el que cristalizan a par-
tir del fundido ígneo, de manera que cuanta más alta es la tempe-
ratura de cristalización del mineral, más grande es el desequilibrio
con el medio en la superficie de la Tierra si se com para con aquellos
que cristalizan a más bajas temperaturas. También ocurre que la
composición de la roca influye fuertemente en su t asa de alt era-
ción, con las rocas ricas en minerales tales como olivino, augit a, y
hornblenda más susceptibles que aquellas compuestas por cuarzo
y feldespato potásico; por ejemplo: basalto, norita y gabro, aún sien-
do todas iguales son más fácil mente alterables que la dacit a y el
granito. Así el granito es composicionalmente una roca resistente,
aunque los distintos granitos varían en su comportamiento ante la
meteorización debido a sus variaciones en la composición. Por
ejemplo, la biotita tiene un tipo de enlace débil, y los granitos de
biotita de la Guayana francesa, por ejemplo se alteran fácilmente. En
contraste, los granitos de las Montañas Karkonosze d el sur de
Polonia son resistentes porque carecen de biotita y ot ros minerales
ferromagnesianos. Aún dentro de un macizo, las variaciones com-
posicionales encuentran una expresión morfológica, la ca ra oeste
vertical del Pao de Assuc;ar, por ejemplo, se debe parcialmente a la
explotación de las zonas ricas en biotita. En partes de Córcega,
escarpe y otras laderas inclinadas erosionadas en rocas ricas en
minerales ferromagnesianos se mantienen en contraste con las más
suavemente inclinadas de los terrenos granodioríticos y monzoníti-
cos. En Haytor, en el Este de Dartmoor, sud oeste de Inglaterra, the
Giant Granite parece ser más resistente que el Blue, con el resultado
de que una alcoba poco profunda está asociada con el último (Fig.
3.7); aunque ésto puede reflejar un ataque más concentrado por la
humedad del suelo en el momento en q ue el regolito llegaba más
alto en los flancos del residual.

En un sentido más general la granodiorita es no sólo con m ucho la


más común de las rocas graníticas, sino que se compone, de apro-
ximadamente un 40% de feldespato, predominantemente plagio-
clasa, que es fácilmente susceptible de reaccionar con el agua y
resulta alterada en arcillas, esto es, de todas aquellas que se sitúan
en el dominio granítico, la más vulnerable a la alteración en razón
de su composición.

Pero el efecto de la composición se ve en muchos casos sobrepa-


sado por el correspondiente a la densidad de fractu ración. Las frac-

79
Formas y Paisajes Granít icos

turas son las vías de penetración del agua y por tanto de la meteo-
rización en la roca y las variaciones en la densidad de fractu ración
se reflejan en el paisaje (Fig. 3.8). Compartimentos masivos de roca
que carecen de, o en los que al menos no están abiertas las fractu-
ras resisten mucho mejor la meteorización que aquellos que están
intensamente fragmentados y/o con fracturas abiertas. Así en los
pies de las colinas del Oeste de Sierra Nevada, cerca de Fresno, en
California, hay colinas que están formadas por noritas, y que según
su mineralogía deberían alterarse fácilmente, pero su densidad de
fracturación es baja, el agua no puede penetrar en la masa rocosa y
por eso esos relieves son dominantes. De una forma similar, los
basaltos deberían alterarse rápida e intensamente en contacto con
el ag ua. Los extensos y ampliamente distribuidos basaltos d e plate-
au que son proominentes en todas las partes del mundo deben su
supervivencia a su permeabilidad que se j ustifica en sus bien desa-
rrollados sistemas de diaclasas columnares y en las diaclasas de
fl ujo.

Los granos de cuarzo están comúnmente recorridos por grietas y


m icrofracturas debido a los esfuerzos tectónicos impuestos ya
durante su emplazamiento ya posteriormente. Los cristales defor-
mados están en desequilibrio y sus retículos son más fácilmente
penetrados por otros átomos y moléculas, de manera que las zonas
de deformación están en muchos sitios alteradas y erosionadas pre-
ferentemente.

La textura de la roca también se manifiesta en el paisaje.


Suponiendo la penetración del agua, las rocas de grano fino deben
de ser más susceptib les a la alteración que aq uellas de grano g rue-
so, debido a que es mayor la superficie del cristal por unidad de
volumen, y porque hay mayores áreas de contacto entre m inerales
en las que puedan tener lugar reacciones químicas. Se ha alegado
que los granitos d e grano fino del Sur de China y Sur de Polonia, son
más resistentes que las facies adyacentes de grano grueso. En Brasil
se ha señalado que en algunas áreas los granitos de grano grueso
se sitúan en la parte baja de las colinas, aunque en otras partes, la
roca de grano grueso se altera más fáci lmente que la inmediata
roca de grano fino.

Pero intervienen otros factores como la densidad de fractu ración y,


en cualquier caso, todo es relativo: al Sur de Karibib, en la Namibia
central, una vena pegmatítica se ha alterado más rápidamente que
el granito en el que intruye (Fig. 3.9.a), pero en las laderas adyacen-
tes, erosionadas en un esquisto biotítico, el mismo d iq ue forma una
nerviatura rebajada. Por otra parte un sill aplítico intruido en un gra-
nito en Paarlberg, cerca de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, es evidente-
mente más resistente que la roca presumiblemente metamorfizada
que está a su lado, pero no tanto como el granito fresco (Fig. 3.9b).

80
Capitulo 3: Alteración

Y un sill aplítico en Freeman Hill, noroeste de la Península de Eyre,


South Australia, es claramente más resistente que la roca caja ya
que forma una pequeña pared (Fig. 3.9c), sobre ella.

El clima es un importante determinante del tipo y tasa de altera-


ción, dado que el agua está implicada en m uchos procesos de alte-
ración, y debido a que muchas reacciones químicas tienen lugar
mucho más rápidamente a alta que a baja tem peratura, y debido a
que también ácidos orgánicos y biota son más abundantes en
medios cál idos, los trópicos hum edos proporcionan las condiciones
ópti mas para la alteración. Tales condiciones estuvieron más exten-
didas en el pasado geológico que en el p resente. No solamente hay
extensos y potentes regalitos que se encuentran en los húmedos
trópicos sino que existen claras pruebas de que muchos minerales,
incluidos algunos de los que forman los granitos, se alteran de
forma apreciable en unos pocos años desp ués de su exposición a
los agentes atmosféricos. Así, las micas muest ran signos de meteo-
rización en unas pocas décadas de exposición en lugares como
Madagascar y el sudeste de Brasil, y los feldespatos (fundamental-
mente plagioclasa) en unos pocos siglos en Indonesia y en las
Antillas. Por otra parte, la fragmentación por la helada es muy efec-
tiva y actúa rápidamente en latitudes y altitudes frescas (no frías) y
los organismos vivos est án destruyendo carbonatos u otras rocas a
velocid ades medibles en zonas costeras en el Mediterráneo y en los
Trópicos.

El t iem po es otro importante factor: ante una larga exposición aún


los p rocesos y reacciones de actuación más lenta adquieren impor-
tancia. Dado que muchos granitos se han emplazado en zonas
correspondientes a antiguos escudos o en viejos orógenos, este
factor adquiere una gran importancia en el contexto granítico. Sin
embargo las condiciones tectónicas, climáticas y topog ráficas han
cambiado, de manera que también pueden hacerlo, por ejemplo
con el tiempo, biota y circulación freática.

De esta forma, varios factores influyen en la tasa y tipo de meteori-


zación activo en determinadas áreas y para intervalos de tiempo
particulares. Algunos investigadores ponen el énfasis en la compo-
sición de la roca, otros en el clima. Pero dada la importancia del
agua, de los productos químicos y de los organismos vivos que ésta
lleva consigo en la alteración de la roca, m uchos investigadores
apunt an hacia la densidad de fracturación como al más importa nte
control de la meteorización individ ual. El p unto destacado es, sin
embargo, que muchos granitos son inherentemente susceptibles al
ataque de la humedad y por lo t anto son fácilmente alterables y
erosiona bles.

81
Formas y Paisajes Granílicos

Los procesos de alteración en contextos graníticos se discuten más


adelante en relación con las distintas formas graníticas específicas
en los siguientes capítulos.

82
~~~~~~~~~~~
Capítulo 3: Alteración

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84
Capítulo 3: Alteración
~~~~~~~~-

FOTOGRAFÍAS

3 :USTRACIONES

(a)

3. l.(a) Descascarillamienta del granito


alrededor de un núcleo residual en
Palmer, al Este de los Mt Lofly flanges,
South Australia (b) laS<ado de una gra-
nodiorita en Snov.y Mountain~ New
South Wales.

(b)


',
(e) . -! .I
85
Formas y Paisajes Graníticos

3.2. loS<ado del granito debida aun


ifl(endio del monte bojo (a) ceKa de
Albony, costa sur de Western Australia
(b) en Jos Devils Marble~ Narthern
Territory. la mayor parte del calor provo-
cado por el fuego produce delgadas faji-
llas y laS<as (slivrrs), de tan solo 2-3 mm
de espesor, pero en este caso las lajas
levantadas tienen varios centímetros de
espeso1

(b)

(b)

(a)

3.3(a) Estas placas de granito han sido


producidas por la helada en las Rocky
Mountains de Colorado (b) Taludes de
gelifractos constituidos por bloques de
granito y fragmentos menores en los
Pirineos de Andorra.

86
Capítulo 3: Alreroción

3.4. Dislocadón de lajas graníticas producida


por las roíces de los árboles, Wudinna Hi/I, noro-
este de la Península de Eyre, Sourh Australia.

(b)

(a)

soil

} 'OgOt;lh

} gran ite

(d)

3.5. Superficie de granito picoteada (a) Esquema


mostrando el desarrollo del picoteado. (b). detalle de
la superficie de un bloque en Mt Bundey, cerca de
Darwin, Northern Territory (c) sobre un bloque cerca
de Tampin en Malasia oeste (d) Efeao global del
mismo fenómeno en las zonas en que Ja roca (parte
mds oscura) ha quedado aldescubierto por la remo-
ción del suelo en Murphy Haystacks, noroeste de la
Península de Eyre, Sauth Australia. (e). Valle en
Domboshawa, cerca de Harare. Zimbawe, mostrando
elpicoteado que alcanza hasta los 2 metros de altura
en las paredes rocosas. (e)

87
Formas y Paisajes Graníticos

3.6.(o) Fotogrofio y (b) ~uemo de los 2 metm de potente regalito expuestos en


uno contero en Yorwondutto Rock, cerro de Minnipo, noroeste de lo Península de
Eyre. South Austrolio.(A) suela (8) grus con nódulos decolizo; ((}granito lom1-
nodo; (0) lona enriquecido en FeO, (E). groniro fresca

~4;:..~..~A ~CAWtlT!
.:.:-...:·... · - • ......... ·. ... : .. ...; . 8 ~··e.ca,
: ··· . ·.·..
·.. .. .

~·~· -.-:_· ~C l .WINAffOGRANlfll

W(ATHCRIN(I
FA0Nf ::::r \ - ! :z ~ o-L~~~~:J:IC>. ?::~Ji ~
+- --~ --. - I l.AM IN¡\! [0 OKAHll l!

e '"'" "º°'
·~
. ..~·--~~)
-. . ~*- ·1.r
(b)

(o)

3.7. En Hoytor; en Dortmoor Este,


sudoesre de lngloterro, elGionr
Gronite forma lo mayorportede
lo colino, pero el Blue Gronite
afloro cerco de lo base de lo ver-
tiente. E~ evidentemente, mds
susceptible o lo mereorizoción
que lo roca suproyocenre dado
que en ello se ha formado una
okobo superficial.

3.8. Texturas topográficos bien rontrosrodos


debido o lo diferente densidad de froauro-
ción de lo roro granítico en el Valle de
Fofilio, o/ Sur de Golicio (NW de España).

88
Capítulo 3: Alreroción

{a)

(b)

3.9. (a) 810 vena pegmatítica expuesta en una ladero granfaca cerca de Karibi4 en el centro de Namibia, se ha alrerada mas rápidamente que la
roca enco1ante (b) Sil/ de aplito inrruido en gromto en Paarlberg, cerco de Ciudad del (o/x¡ Sudofrico. Nótese que el sil/ es más resistente que la pre-
sumiblemente metomorfizodo roca inmediatamente oc/yacente o él, pero menos resisten/e que el granito (c) Nivel de sil/ oplít1co con superfiae de
groniro en Freemon Hill, Noroeste de lo Península de Eyre, Sauth Ausrralia. (d) Esto vena oplítico, también en Freeman Hill, es más resistente que el
granito en el que ho inrruido y se sitúo en relieve por encimo de éste como un murete bajo (excepto en el fondo en donde los bloques oplíticos han
sido explotados poro construcciones locales).

89
4

LLANURA: LA FORMA
GRANÍTICA PREVISTA
4

LLANURA: LA FORMA
GRANITICA PREVISTA

(A) METEORIZACIÓN Y SUPERFICIES DE BAJO RELIEVE

_f: 1granito en contacto con el agua es fáci l y rápidamente altera-


i:;;..ble. Dos de los minerales formadores de rocas mas comunes
en el granito son la m ica y el feldespato que son fácilmente, y en
términos geológicos, rápidamente atacados. Las aguas superficia-
les son ubícuas. Los g ranitos están típicamente bien fracturados, ya
que además del sistema ortogonal y las fracturas de descamación
existen en esta roca muchas otras fracturas orientadas al azar y
numerosas microfisuras. Los granitos, además incluyen minerales
con una exfoliación bien desarrollada. Muchos gneises graníticos
están foliados y presentan un bandeado mineral. De esta forma hay
va riados y numerosos caminos que permiten la entrada del agua en
la roca, y con ésta, también a otros componentes químicos y biota.
Los g ranitos son los componentes principales de los viejos escudos
que forman el núcleo de los continentes. Tales masas rocosas llevan
expuestas a las aguas meteóricas y particularmente a las aguas sub-
terráneas durante cientos de millones de años. Por estas razones
estas rocas han sido meteorizadas y desgastadas dando lugar a
zonas de relieves rebajados. También intervienen en la generación
de estas formas los contrastes físicos int roducidos a consecuencia
del desarrollo del regolito, que es generalmente más suscept ible a
la erosión que el granito fresco; y muchas llanuras se han formado
debajo de aquel y han sido expuestas a consecuencia de la erosión
del regolito. Las llanuras son, por esta razón la forma granítica más
frecuente tanto por la superficie que ocupan como por que es la
forma cuya génesis es más previsible a partir de este tipo de roca.

93
FormasyPaisajesGraní_tic_o_
s - - -- -- -- -- - - - - -- - -- -- --

A pesar del comprensible interés que presentan las características


morfológicas de las superficies graníticas con relieve positivo las lla-
nuras son, con mucho, la forma más característica de la morfología
granítica. Estos rasgos son realmente un componente esencial de
las asociaciones morfológicas tan bien conocidas, y típicamente
graníticas, como las lnselberglandschaften, donde el contraste
entre las virtualmente arrasadas llanuras sin ningún tipo de rasgos y
los residuales de laderas fuertemente inclinadas, es lo que da a los
paisajes esa morfología tan contrastada (Fig.1.2 e). Las llanuras de
los paisajes de inselbergs varían no sólo morfológicamente sino
también genéticamente. Un estudioso precoz de estas formas,
Passarge, clasificó las llanuras que se asocian a los paisajes de insel-
bergs según su origen y edad, y las nombró según los ejemplos
más típicos descritos en Africa. El tipo Banda es, según Passarge, el
que está barrido por el viento y se compone de un conjunto o aso-
ciación de superficies rocosas llanas y depresiones que enlazan
unas con otras mediante elementos de degradación formados por
depósitos eólicos. El tipo Rovuma es similar, pero ha sido modelado
bajo condiciones desérticas durante el Mesozoico tardío, siendo
posteriormente enterrado y luego exhumado. El tipo Kordofan
incluye algunos elementos eólicos pero ha sido modelado princi-
palmente por ríos , y las llanuras de tipo Adamán han sido modela-
das en su totalidad por ríos y cursos de agua.

No es habitual tener ambas: pruebas y confianza para interpretar las


cosas con un grado tal de detalle, y es más práctico clasificar las lla-
nuras según su morfología y su historia estratigráfica.

(B) LLANURAS DE ORIGEN EPIGÉNICO (O SUBAÉREO)

as llanuras erosionadas en granitos están bien representadas en


L áreas tropicales y subtropicales, aunque esto no quiera decir
que se limiten a ellas ya que son típicas de zonas de escudo bajo
cualquier tipo de clima. Las llanuras desarrolladas por procesos epi-
génicos sobre rocas graníticas varían tanto en extensión como en
morfología. El pedimento es una de las partes del piedemonte y
tiene una extensión superficial limitada, mientras que las superficies
de aplanamiento en algunos sitios redondeadas u onduladas, pero
en todos los casos planas y sin una morfología de detalle a destacar,
ocupan amplias zonas.

(i) LLANURAS REDONDEADAS Y ONDULADAS

na penillanura es una superficie erosiona! redondeada u ondu-


U lada con un rango de variación de alturas bajo, un desarrollo de
dimensiones regional y que se ha formado por meteorización, lava-
do y erosión fluvial. Los interfluvios amplios presentan una morfo-

94
Capítulo 4: Llanura: La Forma Granítica Prevista

logía suavemente convexa. Según Davis, las vertientes empiezan a


ser rebajadas a partir del momento en que los cursos de agua han
conseguido su mayor grado de incisión inicial, alcanzando y supe-
rando su fase de madurez. El rebajamiento de las divisorias tiene
lugar a mayor velocidad que a la que se produce el encajamiento
de los cursos de agua y es así como se desarrolla una superficie más
baja. Este tipo de llanuras es de origen erosiona!, y se dispone a lo
largo de las principales líneas de drenaje. Es dificil demostrar la idea
de la degradación de la vert iente implícita en el modelo davisiano,
aunque varios investigadores han obtenido pruebas estadísticas
que apoyan este esq uema. El mismo Davis consideraba las penilla-
nuras como producto de lo que él llamaba una erosión normal, esto
es, el trabajo del río en condiciones templado-húmedas. Davis cita-
ba como ejemplos partes del Oeste de los Great Plains en Montana
y Siberia, pero muchas de las penillanuras que él y otros investiga-
dores reconocieron eran, de hecho, paleollanuras preservadas en
las partes culm inantes de las tierras altas.

Superficies de aplanamiento morfológicamente similares a los


peneplanos mencionados en el modelo teórico se han desarrollado
sobre las rocas graníticas en el Sudoeste de Western Austral ia (Fig.
4.1 a) y en el Centro y Norte de la Península de Eyre, South Austra lia.
Formas de similares características también se encuentran, por
ejemplo en el Sur de Africa, en el Centro y Norte del Transvaal, en el
Oeste de la Provincia del Cabo y en partes del Centro de Namibia y
en el Centro de Brasil (Fig. 4.1 b y c). Tales penillanuras g raníticas
están formadas sobre roca sin alterar, aunque muchas lo son sobre
materiales alterados En muchas de las áreas citadas, los cursos de
agua son intermitentes o estacionales en su dinámica, y son del tipo
entrelazado. Las penillanuras del Norte y Centro de la Península de
Eyre se han desarro llado sobre granitos meteorizados, permeables.
Están cubiertas por un encostramiento, discontínuo pero extenso,
de ca lcreta desarrollado en el Pleistoceno final (mucho del calcio
constituyente es t ransportado por el viento desde las extensas
dunas calcareníticas de la costa Oeste). De esta forma, el agua d e la
lluvia puede fácil mente infiltrarse debajo de esta superficie. Por esta
razón hay pocos cursos superficiales, excepto inmediatamente des-
pués de las lluvias. Pero en términos generales, los ejemplos citados
se adaptan al modelo de Davis. Por lo demás, los residuales situados
por encima de las penillanuras no son en todos los casos monad-
nocks en el sentido davisiano, es decir que surjan suavemente de
los llanos circundantes; antes al contrario, en muchos casos coexis-
t en inselbergs y penillanuras (Fig. 4.2)

Las penillanuras no se restringen a las zonas templadas. Rea lmente


no se asocian indefectiblemente a tipo alguno de región climática
de los definidos convencionalmente. Como ocurre con los pedi-

95
Formas y Paisajes Graníticos

mentos, se desarrollan de manera característica sobre rocas blan-


das, típicamente sedimentos arcillosos y rocas cristalinas alteradas.
Es difícil determinar si ha intervenido en su desarrollo un retroceso,
o un rebajamiento en la altura del talud. En líneas generales puede
arguirse que en zonas de rocas blandas el proceso dominante
debe haber sido la disminución en la altura del talud, pero pueden
darse condicionantes locales o efímeros, tales como la aridez y el
desarrollo de una fina capa de gibber, o el desarrollo de un encos-
tramiento. En esos casos el modelo de evolución del talud por
retroceso del escarpe sería el más verosímil. El resultado final es el
rebajamiento de la superficie de la tierra, pero eso no significa que
se pueda reconstruir el tipo de evolución de vertiente q ue existió
en el pasado.

Las aguas superficiales se infiltran en el regolito donde, no sólo con-


tinúan con el proceso de alteración, sino que actúan como agente
de transporte de algunos de los productos de esa alteración.
Después de fuertes lluvias, los sólidos pueden ser arrastrados a tra-
vés del sistema subterráneo de huecos y poros, pero muy especial-
mente, las sales son transportadas en solución. En el momento
actual, un promedio de 4 billones de toneladas de carbonatos, síli-
ce , sulfatos, etc. son transportados cada año (tan sólo consideran-
do los cursos de agua superficiales). En esta cifra no se incluyen los
ingentes volúmenes de sales en solución transportados por las
aguas vadosas ni los que viajan a través de los sistemas subterráne-
os de drenaje. El volumen de esta carga sólida d isuelta varía gran-
demente de una región a otra, desde unas 15,5 toneladas métricas
por kilómetro cuadrado en Australia a 47 en Europa. Lo que está
claro es que vastas cantidades de minerales disueltos son transpor-
tados por los ríos y por las aguas vadosas, y que tal erosión subsu-
perficial debe materialmente contribu ir al rebajamiento de la super-
ficie debido a las consiguientes pérdidas de volumen y compacta-
ción del regolito.

(ii) PEDIMENTOS

D efinición: Los pedimentos son superficies suavemente inclina-


das, cortadas en el substrato rocoso y localizadas en la base del
escarpe.(Fig.4.2 y 4.3). Aunque en muchos casos los pedimentos
estén recubiertos por una fina capa de regolito, la forma de la super-
ficie reíleja la de la base rocosa subyacente. Esta es la diferencia
esencial entre pedimentos y abanicos aluviales, ya que la forma de
los últimos es una consecuencia de la deposición, y la inclinación de
la superficie resultante es una función del gradiente de los cursos
de agua responsables de la erosión, transporte y deposición de los
detritus. La inclinación de los pedimentos desarrollados sobre rocas
graníticas varía entre 0.5° y 7° grados pero presentan inclinaciones

96
Capítulo 4: Llanura: La Forma Granírica Prevista
- - - - -- - -

típicas entre 0.5°-2.5° grados con respecto a la horizontal. Muchos


son suavemente cóncavos, muchos son recti líneos y pocos son
convexos. Pero cualqu iera que sea su geometría, los pedimentos
conectan con la parte baja del escarpe con un brusco cambio de
pendiente llamado ángulo de piedemonte o knick del pedimento.
Se han distinguido tres tipos de pedimento: (1) Aquellos que están
cubiertos por detrit us alóctonos o pedimentos cubiertos, (2) aque-
llos en los que la cubierta se deriva esencialmente de la alteración
del substrato rocoso "in situ" ,o pedimentos de regolito y (3) los
pedimentos rocosos o plataformas que carecen esencialmente de
una cubierta de material no consolidado. De éstos, el primer ti po
está restringido esencialmente a los terrenos sedimentarios. Tales
pedimentos cubiertos se forman raramente sobre granitos. Algunos
existen, sin embargo, como los situados cerca de Usakos en el
Centro de Namibia (Fig.4.4), pero no son frecuentes. Por otra parte
los pedimentos cubiertos por regolito autóctono y los pedimentos
rocosos (los últimos conocidos como plataformas (ver Capítulo 8),
están bien desarrollados sobre rocas g raníticas.

La unidad básica de los pedimentos cubiertos son los Pedimentos


de regol ito, cuya forma es un t ronco de cono de pequeño ángulo
con forma de abanico, ta llado en el substrato rocoso, pero cubierto
por una fina capa de arena. Estas arenas pueden, en parte, proceder
de las zonas alt as que dominan el pediment o y han sido deposita-
das sobre éste por pequeños cursos de agua (en los casos en que el
pedimento se sitúe en la desembocadura de un valle), o por lavado
(cuando el pedimento se sitúa en la base de una pendiente). Su ori-
gen principal empero es la alteración del sustrato rocoso en la zona
de piedemonte. Aunque algunos de estos abanicos se desarrollen
aisladamente, otros se imbrican formando conjuntos con similares
características hasta forma r ya conos de pequeña pendiente que
rodean los residuales aislados, o como abanicos ta les como los que
se sitúan frente a las alineaciones de inselbergs en muchas partes
de Australia, en el Sur de California y en Namibia, y Namaqualand en
el Sur de Africa. (Fig.4.2, 4.3 y 4.5). Algunos de estos pedimentos for-
mados por conos coalescentes se llaman abanicos planos o q uizás
más comunmente pedimentos delantal (pediment apron).

Tales pedimentos de regolito están tallados en granito, pero la roca


intrínsecamente fresca está enmascarada o recubierta por una capa
de roca alterada "in sit u''. En algunos lugares, como por ejemplo en
los bordes de canales efímeros, el substrato rocoso está enmascara-
do por una fina capa d e material aluvial estratificado, pero el manto
de resíduos está compuesto fundamentalmente por grus. Tales
tipos de pedimento han sido descritos en áreas con lluvias inverna-
les pronunciadas, como la zona mediterrán ea europea, y la
Península de Eyre; en áreas de clima continental y monzonal, como

97
\
r.:
Formas y Paisajes Graníticos

en Corea y Japón, y donde sólo se producen lluvias episódicas,


regiones desérticas y semidesérticas como el Sahara, el Oeste y el
Sudoeste de América, la zona centro de Australia, ent re otros sitios.

Los pedimentos rocosos o plataformas son superficies rocosas


aplanadas. McGee mostró su extrañeza al encontrar estas formas en
Arizona al final del siglo pasado. Se trataba de formas diferentes a
cualesq uiera de las previamente descritas :

"A primera vista, el distrito de Sonora parece tratarse de uno forma-


do por montañas semienterradas, con amplias llanuras aluviales sur-
giendo desde sus flancos, y tan fuerte es la impresión en un recién
llegado de tierras húmedas que encuentra difícil creer en sus senti-
dos cuando se da cuenta de que gran parte del área del va lle-llanu-
ra no es aluvión sino roca aplanada similar o idéntica a la que cons-
tituye las montañas...•

"Durante la primera expedición ... se pudo comprobar, con sor-


presa que las herraduras golpeaban sobre granito o esquisto u otra
roca dura atravesando llanuras 3 ó 5 millas desde las montañas que
se erguían bruscamente desde las mismas llanuras sin que existiera
un pie de colina intermedio~.. (McGee, 1897, pp.90-91)

Los pedimentos rocosos están inclinados suavemente y están típi-


camente pellizcados y acarcavados. Muchos están cubiertos por
restos de regol ito, algunos de ellos con bloques y bolos residuales
incluidos (Fig.4.6). Algunos bordean zonas elevadas, otros están
tan aislados que sólo afloran en las partes altas de los domos que
están empezando a formarse o como los restos reducidos de lo
que una vez fueron masas rocosas elevadas (Fig. 4.7), aunque
alguno no se debería clasificar como pedimento debido a la falta
de un escarpe en su parte trasera y por tanto del ángulo de p ie-
demonte.

El origen u orígenes de los pedimentos ha dado lugar a un consi-


derable debate. Para muchos investigadores, los pedimentos que se
desarrollan sobre rocas cristalinas son, en un amplio sentido conse-
cuencia del retroceso del escarpe. Así, Howard, (1942, pag. 134) que
trabajó en los terrenos cristalinos en el Sudoeste de América, escri-
be que "...el desarrollo del pedimento depende del retroceso de la
base del talud ..."y Pugh, (1956, pag. 28) que investigó formas gra-
níticas en Nigeria, concluye que " ... una masa m ontañosa que tenga
una superficie culminante bien desarrollada disminuirá lentamente
de tamaño por retroceso del escarpe, con el consiguiente desarro-
llo de los pedimentos q ue la rodeen''.

Pero este punto de vista es objeto de serias dudas, ya que, indepen-


dientemente de la naturaleza exacta de los procesos formativos, hay
datos que llevan a sugerir que, aún existiendo en muchos casos un

98
Capítulo 4: Llanura: La Forma Granícica Previsca
- - --

retroceso de vertientes relacionado con la meteorización de pie de


talud, éste sólo llegaría, en el mejor de los casos, a unas pocas dece-
nas de metros (ver Capít ulo 6). Los bolos residua les que se sit úan
sobre algunos pedimentos tienen sus bases zapadas lo que, sugiere
que se alteraron marginalmente durante un período de estabilidad
topográfica con el frente de alteración situado a la altura de esa
entalladura basal (Capítulo 8). A esto siguió una fase erosiva, duran-
te la cual el grus friable fue evacuado hasta poner al descubierto
totalmente los bloques modelados por el ataque de la humedad
subsuperficial. Así, en el pedimento de Waulkinna, y en Houlderoo,
ambos granít icos y localizados en el piedemonte sur de los Gawler
Ranges, South Australia, los datos de campo sugieren que ha existi-
do un rebajamiento de la superficie de unos 2 m (Fig. 4.8).

La concentración de humedad en las zonas de pie de escarpe ha


conducido al desarrollo de depresiones de alteración especialmen-
te profundas - depresiones de pie de escarpe incipientes - , así
como a formas de zapa miento y cavidades de pie de talud o tafoni,
todo lo cual argumenta en favor de una estabilidad relativa de los
taludes marginales y de las zonas de meteorización.

Se suman a estas pruebas que sugieren una estabilidad relativa


para los escarpes que limitan los residuales, el que muchos de los
inselbergs que dominan o forman la parte del fondo de los pedi-
mentos tienen una extensión areal limitada (Fig.4.2). Muchos son
masivos, otros están bien fracturados y son permeables, aunque
todos estén rodeados por pedimentos, a pesar del escaso flujo que
se genere a partir de ellos. El regolito se compone principalmente
de grus "in situ''. Por esta razón cualquier sugerencia de que los
pedimentos adyacentes a los inselbergs graníticos sean compara-
bles a aquellos que se describen para algunos terrenos sedimenta-
rios y que son debidos a la corrasión lateral por corrientes divagan-
tes debe de ser rechazada, (salvo en el caso de que existan las tales
corrientes divagantes, pero es evidente que hay otros mecanismos
que pueden explicar un retroceso de vertiente sin necesidad de
ríos, como puede ser el caso de glaciares o del viento, o del mar,
que podrían evacuar y en muchos casos erosionar también la base
del inselberg).

Las pruebas de campo sugieren que tanto los pedimentos rocosos


como los cubiertos de regolito son etapas en una serie evolutiva. En
las formas cubiertas de regolito éste es esencialmente una fina capa
de roca alterada, suavemente erosionada por la arroyada difusa y
concentrada. Los pedimentos rocosos son superficies en las que
aflora el frente de alteración y se deben a un aplanamiento contro-
lado por el recubrimiento. Se trata de pedimentos cubiertos inicial-
mente por el regolito, pero en donde éste ha sido eliminado por ero-
sión. Las pruebas para llegar a esta conclusión se deducen de la

99
Formas y Paisajes Graníticos

naturaleza del recubrimiento aflorante sobre las plataformas rocosas


o en las zonas adyacentes a éstas; por los bolos residuales, aún"in
situ" y en algunos sitios aun incluidos en el grus aunque en otros dis-
persos sobre los pedimentos como bloques sueltos; por la continui-
dad física de las plataformas y características tales como las laderas o
paredes zapadas que se demuestra fehacientemente que se han ori-
ginado en el frente de alteración, por debajo del regolito. (Capítulos
8 y 9). La relación entre la velocidad de avance del frente de altera-
ción y la del rebajamiento de la superficie libre del regolito determi-
na el espesor de éste. Cuando la primera supera a la última el recu-
brimiento es cada vez más potente, pero si ocurre lo contrario el
frente de alteración es expuesto en forma de pedimento rocoso.

Las formas rocosas y las cubiertas de regolito están genéticamente


relacionadas. Los pedimentos cubiertos de regolito son superficies
de transporte, pero al contrario de lo que ocurre con los pedimen-
tos de las zonas sedimentarias, el recubrimiento de regolito desa-
rrollado sobre los pedimentos graníticos es discontinuo: las aguas
de escorrentía en forma de arroyada difusa o concentrada además
de los pequeños cursos, han aplanado la superficie del regolito
hasta dar suaves superficies recubiertas por aquel, y también han
erosionado el recubrimiento en algunas zonas hasta exponer el
substrato rocoso como plataformas rocosas.

Aunque hay algunas excepciones, los pedimentos tienen esencial-


mente una extensión limitada. A pesar de que algunos pedimentos
rocosos aparecen aislados, muchos pedimentos graníticos son for-
mas franjeantes y se extienden, todo lo más unos pocos kilómetros,
desde el pie del frente montañoso. Los pedimentos están particu-
larmente bien desarrollados sobre rocas graníticas. Existen varias
razones para justificarlo. Primera, los pedimentos se desarrollan bien
en rocas débiles, y el granito es una roca particularmente vulnera-
ble al ataque por la humedad; en cualquier macizo granítico locali-
zado en o cerca de la superficie terrestre hay grandes comparti-
mentos de material alterado vulnerable a los procesos de aplana-
miento. Segundo, el granito se altera típicamente a arena o grus,
materiales que son fácilmente movilizables por arroyos y cursos de
agua y distribuidos homogéneamente hasta dar la suave superficie
característica de los pedimentos. Tercero, debido a la baja permea-
bilidad del granito fresco, el frente de alteración es una superficie
neta, de forma que fácilmente se inician y luego son expuestas, en
forma de plataformas rocosas. Finalmente, habida cuenta del agudo
contraste entre los compartimentos de roca masivos y los bien frac-
turados, y debido a que los últimos están definidos por fracturas, el
ángulo de piedemonte está mejor desarrollado sobre los granitos
que sobre cualquier otro entorno litológico.

100
Capítulo 4: Uanura: La Forma Granirica Previsra

(111) RELACIÓN ENTRE PEDIMENTO Y PENILLANURA


(PENEPLANO)

na vez más, los pedimentos bordeantes cubiertos de regolito


U que se han desarrollado alrededor de inselbergs tales como
Ucontitchie Hill, Península de Eyre, South Australia, se unen en sus
extremos inferiores con la redondeada superficie de la penillanura,
y sin que exista una rotura topográfica (Fig.4.2b). Ambas formas se
desarrollan simult áneamente. Sin embargo se conservan aún sufi-
cientemente grupos de b loques y otros residuales de talla menor
como para sugerir que cuando estos últimos sean eliminados even-
tualmente los pedimentos que ahora los rodean se extenderán coa-
lesciendo en los relieves alomados que son las partes que integran
una penillanura.

Así, tanto los pedimentos rocosos como los cubiertos por regolito
no son, ni genét ica ni temporalmente, distintos de las penillanuras.
Generalmente coexisten. Son tipos particulares de aplanamientos
desarrollados sobre roca fresca y en el piedemonte de los insel-
bergs. Los pedimentos no son fundamentalmente distintos de las
penillanuras: son simplemente partes de un gran conjunto llamado
superficies de aplanamiento. Sin embargo, aunque los pedimentos
están bien y ampliamente desarrollados y preservados en zonas ári-
das y semiáridas, también aparecen en otros contextos climáticos.
Los pedimentos son t íp icos de los trópicos áridos y semiáridos, pero
no son, como sugería Blackwelder (193 1, pag. 138) únicamente "las
especies habitantes del desierto del género penillanura ": ambos,
pedimentos y penillanuras están bien desarrollados sobre rocas
graníticas en muy variados contextos climáticos. Los peneplanos
son pedimentos disectados y reflejan el aumento concomitante,
curso abajo, en volumen de la escorrentía y la evolución de la red
de drenaje que tiene como resultado la concentración de los flujos
de agua en cada vez menos y mayores canales. Esto es lo que causa
la disección y la conversión de una superficie desde suave a ondu-
lada o redondeada, dependiendo del espaciado entre cana les.

(e) LLANURAS DE CORROSIÓN QUfMICA EN EL GRANITO

/\A uchos de los profundos perfiles de alteración desarrollados


f v \sobre rocas graníticas mencionados en varias zonas de escu-
do han permanecido relativamente estables durante largos perío-
dos de tiempo. De este modo no puede sorprendernos que las lla-
nuras estén tanto y tan bien desarrolladas sobre las masas de grani-
to más antiguas. Los altiplanos son también característicos de varias
tierras altas paleozoicas, tales como Dartmoor, la Meseta castellana
(Península Ibérica) y el Macizo Central Francés que no solo tienen,

101
Formas y Paisajes Graníticos

sin embargo, un simple origen epigénico, sino que también se


deben a una más compleja secuencia de acontecimientos.

Allí donde el manto de alteración se desarrolla sobre una superficie


de bajo relieve que ha sido limpiada por la acción de los ríos, el fren-
te de alteración se expone en superficie como una llanura de corro-
sión química. El que aparece expuesto cerca de Platbakkie, en el
norte de Namaqualand es un buen ejemplo (Fig. 4.9). La elimina-
ción del regalito viene facilitada por el descenso en el nivel de base
(isostasia, epirogenia, orogenia, eustasia) pero no es forzosamente
ésta la única justificación de que los ríos puedan desarrollar gra-
dientes más bajos cuando se mueven por superficies cubiertas de
detritus que han sido reducidos de ta maño por la meteorización.
Los ríos pueden, en estos casos encajarse en el regal ito o simple-
mente llevárselo en disolución, tal como han sugerido Ruxton y
Trendall o a través de la red de drenaje subterránea desarrollando
unos efectivas redes de drenaje en combinación con la sufusión.

La meteorización y el desmantelamiento son en algunas zonas


incompletos, como por ejemplo en Monaro al sudeste de New
South Wales y también en la región de Avila-Villacastín en el centro
de España, donde el paisaje está caracterizado por llanos interrum-
pidos por numerosos bloques y agrupaciones de bloques y aún
pequeños nubbins y koppies. En la zona de España antes mencio-
nada, restos del regalito se han conservado en forma de mesas
bajas y plateaux que se sitúan unos pocos metros por encima del
nivel general de la llanura,.(Fig. 4.1 O). Una superficie de corrosión
química como ésta con su cubierta regolítica desmantelada par-
cialmente y en la que muchos b loques (núcleos residuales) han sido
expuestos, se puede ver en O Cadramón j usto al Este de Villalba en
el noroeste de Galicia, España, en donde mucho del suelo y la vege-
tación ha sido limpiada con el fin de crear una zona de pastizales
para el ganado.

Gran parte de la Península del Labrador es un altiplano erosionado


principalmente en rocas graníticas (Fig. 4.11 ). Ha sido modificado
durante el Cenozoico final por casquetes de hielo y, en particular ha
sido despojado de la mayor parte de su regolito, de forma que
tiene, en parte al menos, un origen por corrosión química. Además,
en parte este altiplano es una superficie exhumada (en realidad lo
es en su totalidad ya que en las épocas álgidas glaciares tendría una
cubierta de hielo y de sedimentos). Las extensas superficies, talladas
en granito en el sudoeste de Western Aust ralia, son también del
tipo de corrosión química. La superficie inferior se llamó el Nuevo
Plateau, aunque sería más apropiado llamarle el altiplano. Sin
embargo, hay remanentes de una antigua llanura lateritizada con-
servada en forma de plateaus, mesas y buttes que se sitúa por enci-
ma del nivel del Nuevo Plateau (Fig. 4.12). Un perfil laterítico de alte-

102
Capítulo 4: Llanura: la Forma Granítica Prevista

ración se ha conservado en todos estos residuales pues aparecen


buenos afloramientos de él en los escarpes que delimitan a aque-
llos. La base del regalito coincide aproximadamente con el nivel del
Nuevo Plateau, de manera que este último es del tipo de corrosión
o grabado químico.

(D) LLANURAS MUY PLANAS ~~~~~~~~~

/\. demás de las superficies redondeadas de bajo relieve erosiona-


M:las en granito hay, en varias partes del Mundo extensas llanu-
ras indiferenciadas notablemente planas, algunas de las cuales han
sido talladas en rocas graníticas. Varias de ellas han sido denomina-
das pediplanos que King veía como el estadio final de un ciclo de
pediplanación:

"Durante la madurez del paisaje, los escarpes opuestos se unen


desde lados opuestos de las colinas, que son inevitablemente,
degradadas rápidamente. Las zonas altas residuales desaparecen, el
relieve disminuye notablemente y se originan con la coalescencia
de los pedimentos, siempre incrementándose, generándose un pai-
saje de bajo relieve, biselado de forma multicóncava, un ... pedipla-
no... " (King, 1942, pag. 53).

King cita los Springbok Flats, tallados en rocas basálticas, como un


ejemplo de un tal estadio extremo de desarrollo de la pediplana-
ción (Fig. 4.13). Muchas de tales superficies de aplanamiento, sin
embargo, son realmente penillanuras de muy bajo relieve, debido a
que existe aún algún relieve y las divisorias amplias son convexas.
Incluso los Springbok Flats y otras llanuras del Sur de Africa, consi-
deradas por King como pediplanos, presentan un cierto relieve y en
particular convexidades muy amplias.

Sin embargo, superficies de aplanamiento con un relieve nulo, vir-


tualmente se han desarrollado sobre terrenos graníticos en varias
partes del Mundo. Morfológicamente, difieren de los penillanuras y
merecen ser consideradas aparte. La superficie Bushman (o
Bushmanland) del Norte de la provincia del Cabo es una llanura de
extensión regional y extremo aplanamiento que ha sido erosionada
en granito, gneis y arenisca (Fig.1.2e), y las llanuras que rodean
Meekatharra, en el centro de Western Australia, erosionadas en mig-
matitas del Arcaico, son similares (Fig.4.14). Morfológicamente estas
llanuras son tan sólo comparables a las llanuras deposicionales del
centro de Australia y de otros sitios. A pesar de ello son manifiesta-
mente de origen erosivo, ya que un substrato rocoso intrínseca-
mente fresco aparece a pocos centímetros por debajo de la super-
ficie del terreno.

103
Formas y Paisajes Graníticos

Las llanuras m uy llanas han sido consideradas comúnmente como


el producto final del retroceso del escarpe y de la pedimentación, y
que se orig inan por la coalescencia de pedimentos. Pero esta supo-
sición es d ifíci l de sostener como argumento general. Se ha podido
demostrar que el retroceso de los escarpes sólo se produce en
determinadas circunstancias. Los pedimentos no están necesaria-
mente asociados al retroceso de las vertientes, ya que se da el caso
de que algunos escarpes están fijos en el espacio, y sin embargo
existen pedimentos asociados a ellos. Teóricamente los pediplanos
se componen de innumerables pedimentos rectil íneos o convexos
y las llanuras muy planas que se están aquí describiendo no se ajus-
tan a ese t ipo d e morfologías.

Estas llanuras p lanas son ora superficies de corrosión química redu-


cidas a un relieve extraordinariamente rebajado por un ataque con-
tinuado de la humedad por debajo del regolito, ora representan el
último est adio de aplanamiento, posibilidad q ue fue considerada
por Davis y por Peel. Tales llanuras p lanas es más verosímil que evo-
lucionen en áreas de estabilidad tectónica y que se conserven en
zonas de clima árido. Los ejemplos citados están ubicados en zonas
áridas y semiáridas de Africa y Australia y en zonas de escudo que
han sufrido pocas perturbaciones t ectónicas desde mediados del
Proterozoico o aún desde antes, ya q ue en amplias zonas de estos
continentes los depósitos del Proterozoico medio y aún anteriores
permanecen esencialmente en su situación original.

(E) CONJUNTOS MULTICÍCLICOS Y ESCALONADOS

as formas multicícl icas se han desarrollado en zonas graníticas


L como resultado de un descenso relativo del nivel de base, reju-
venecimiento de la red y reactivación del paisaje. Las zonas llanas se
convierten en altiplanos, situados muy elevados en el relieve, como
es el caso de Sierra Nevada, en las Rocky Mountains de Colorado y
en Wyoming (la superficie Sherman), en Dartmoor, en la región
Avila-Villacastín del centro de España, y en toda Galicia, NW de la
Península Ibérica; en varias partes del sur de Africa y en muchos
otros lugares. Pero estas áreas son incididas por los cu rsos de agua
que buscan su nuevo nivel de base. Se desarrollan así primero for-
mas del tipo valle en valle (Fig. 4.15). Esta forma incluye el caso de
las facetas de va lle separadas por roturas de la pendiente y los
correspondientes sectores gradados de los ríos separados por pun-
tos de knicks en forma de rápidos o cascadas.

En los terrenos graníticos tales rot uras de pendiente p ueden desa-


rrol larse por razones estructurales. Así, b loques de roca particular-
mente masivos pueden dar lugar a la formación de niveles de base
locales con respecto a los q ue se producirá la regularización de la
red de drenaje. De manera similar, y especialmente en zonas de

104
Capítulo 4: Llanura: La Formo Granítica Previ5to
- - --

rocas gneísicas, bandas de roca particularmente masivas pueden


dar lugar a un relieve escalonado en las laderas de los va lles, como
es el caso del Rooifontein Val ley del centro de Namaqualand, donde
tales niveles de base locales pueden ser justificados por factores
estructurales (Fig.4.16). En algunas zonas, sin embargo, una morfo-
logía similar se puede desarrollar en el lado opuesto del valle (Fig.
4. l 6a), sugiriendo esto que las formas pueden ser cíclicas, depen-
diendo de la distribución del nivel de base local (estructural). De
igual manera, si las cascadas tienen su origen en los ciclos más que
en la estructura, deberían estar desarrolladas en todos los ríos de
una región determinada, mientras que si lo fueran por razones
estructurales tenderían a mostrar una distribución aislada o al azar,
(lo primero es lo que sucede en el caso mencionado antes de la red
fluvial atlántica gallega (ver Pannekoek, 1966).

Las facetas de ladera de val le tienden a extenderse lateralmente y a


convertirse en puntos de discontinuidad (knick points) aguas arriba,
de manera que, a veces, una nueva superficie de relieve bajo viene
a reemplazar al llano inicial. Remanentes del último y rea lmente de
las superficies iniciales, pueden persistir en el paisaje, de manera
que éste tiene una apariencia escalonada y puede ser descrito
como multicíclico ya que existen pruebas de la existencia de más
de un ciclo geomórfico, aunque no se hayan culminado.

En algunas áreas tales como Camerún en Africa Oeste, la topografía


escalonada está, evidentemente asociada con fallas. Se han podido
reconocer 3 grandes altiplanos así como varios otros menores. Las
vertientes que separan superficies adyacentes se conocen desde
hace mucho y han sido interpretadas diversamente, como escarpes
de falla, o achacado a diferencias litológicas y erosión diferencial.
Una interpretación bien diferente de ésta así como el concepto de
multiclicidad se debe a Wahrhaftig con respecto a la zona Sur de
Sierra Nevada en California. Las superficies de aplanamiento son
una característica proominente en m uchas partes del altiplano
(Fig.4.17).

Las pruebas de campo, sin embargo, no apoyan ninguno de estos


puntos de vista, y de acuerdo con Wahrhaftig la topografía escalo-
nada no se reduce tan sólo a los afloramientos graníticos, sino que
se puede encontrar allí donde el granito esté expuesto en la región.
Este autor explica las formas en términos del comportamiento del
granito en medios secos y húmedos de ésta forma:

"Se piensa que la topografía escalonada ha sido causada por las


diferencias en la tasa de meteorización en los dos tipos de medios
en los que las rocas graníticas aparecen en Sierra Nevada. Donde
fueron sepultadas por recubrimientos o por grus, las rocas graníti-
cas sólidas están húmedas la mayor parte del año, y se desintegran

105
Formas y Paisajes Graníticos

comparativamente con rapidez. Donde las rocas graníticas sólidas


afloran en la superficie se secan, después de cada lluvia y por lo
tanto se alteran más lentamente")(Wahrhaftig, 1965, pag. 1166)

El granito seco es estable y resistente, mientras que el granito en


contacto con el agua se altera rá pidamente. Así, los bloques
expuestos a lo largo de alineaciones tienden a permanecer en situa-
ción d ominant e y a formar niveles de base locales para los sectores
del curso de agua situado aguas arriba de los ríos que cruzan estas
barreras. De esta forma evoluciona hacia una topografía escalona-
da, dependiente en primera instancia de la variación en el compor-
tam iento del granito ante la alteración. Wah rhaftig considera varias
posibilidades para q ue se produzca este mantenimiento en situa-
ción dom inante d e compart imentos rocosos, pero es la densidad
de fra cturación, casi con certeza, la causa de ello. Las convexidades
en el perfil son ocasionadas por el afl oramiento de bloq ues masivos
en la superficie..

Puede sugerirse una explicación alternat iva d e la topografía escalo-


nada, utilizando el efecto de la meteorización en la base del escar-
pe, responsable de la formación de los inselbergs escalonados (ver
Capítulos 6 y 8).

(F) LLANURAS EXHUMADAS

un siendo importantes componentes de los actuales escena-


A rios, las llanuras g raníticas se han encontrado también en dis-
cordancia en la columna estratigráfica. Algunas han sido exhuma-
das hasta volver a incorporarse al paisaje actual. Así, como un ejem-
plo del tipo aún enterrado, en el área sur de Ciudad de El Cabo, la
arenisca de Table Mountain se sitúa sobre una superficie aplanada
tallada en granito precámbrico. La discordancia está b ien expuesta
en los tramos costeros y en los cortes de las carreteras, y es seguida
realmente por la carretera principal que une Ciudad del Cabo con
el Cabo de Buena Esperanza durante una parte muy extensa (Fig.
4.18a). Una notable d isconformidad que ha sufrido un apreciable
suavizamiento y erosión considerable del granito está expuesta en
el Gran Cañón, en el Oeste de los E.E.U.U. Una penillanura precám-
brica desarro llada sobre rocas crista linas y parcialmente exhumada
desde debajo de sedimentos proterozoicos ha sido descrita en el
Norte de Groenlandia (Fig. 4. l 8b). Superficies similares de bajo relie-
ve conservadas sobre substrato crista lino, y resucitada desde deba-
jo del Proterozoico y del Paleozoico inicial aparece en varias partes
del Artico canadiense.

106
Capítulo 4: Llanura: La Forma Granítica Prevista

(G) RESUMEN

L as llanuras se desarrollan con m ucha frecuencia sobre rocas gra-


níticas. Bordeando las zonas elevadas, los pedimentos están
bien representados, aunque no se extienden más de algunos kiló-
metros a partir del punto más elevado. Las llanuras extensas son,
ora ampliamente redondeadas.ora de un extraordinario grado de
aplanamiento. Algunas de estas superficies de aplanamiento son de
origen epigénico, pero las más llanas son del tipo de corrosión o
grabado químico y son la consecuencia de prolongados períodos
de alteración subsuperficial. Estas formas son los componentes
intrínsecos de los paisajes de inselbergs.

107
Capítulo 4: Llanura: La Forma Gran/cica Prevista
--- -

BIBLIOGRAFÍA

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111
Capítulo 4: Llanura: Lo Forma Gronícico Prevista
·-~~~~~~~~~~~~-

FOTOGRAFÍAS

4 ~USTRACIONES
(a)

4. l. llanuras redondeadas en granito (a) sudoeste


de Western Australia (b) Norte del Transvaal
(e) Saldanha, noroeste de la provincia del Cabo,
Sudáfrica.

lb)

(e)

113
Formas y Paisajes Graníticos_ _ _ _ __ _ _ __

4.2. (a) Ucontitchie Hil y elpedimento cubierto bor-


deante, (b) Mapa de la zona de Ucontiuhie, ambos
localidades en lo Península de fyre. Sooth Australia

(o)

(b)

114
Capitulo 4: Llanura: La Forma G1anítica Previsra

4.3. (a) Perfil de pedimento en


ll)(as gneísica~ Nomibio cenrrol.
(b) Pequeños pedimenros cubier-
ros por 01ena en el norre de
Nomoquolond.

(a)

(b)

4.4. Pedimenro en granito. aunque


con una cubierto de conglomerado
flwiol cememado por 1ravertino,
cerca de Usako~ Namibia cemral.

11 s
Formas y Paisajes Graníticos
~~~~~~~~~~~~~

4.5. (a). Pedimento cubierto en el piedemonre sur de las Gramte


Mounrain~ sur de California. El manro ha sido pordalmenre desmantela-
do, dando lugar alo exposkión de bolos residuales con un empoquera-
mienro denso. (b) Núcleos residuales en el rego/J/o que aflora en una exca-
vación cerca de Gronire Mounrains, Sur de Californio.

(a)

(b)

4. 6. Plataforma groníriw con manchas


poco espesas de regalito y de pequeños
bloques (núcleos residuales), entre
(orrobinnie Hilly Pee/lo Rock en el narre
de lo Peninsulo de Eyre.

116
Capítulo 4: Llanura: La Forma Granírica Previsla

4.1. Plataformas graníticos aíslados correspondientes acrestas de damas (a)


en el oesre de Pi/baro Western Australia (b) en el piedemonre de Ptldappo
Hill en el nO/OeSfe de lo Península de Eyre, South Australia.

(a)

(b)

4.8. Sombrero de CC)l}/ie de 2 mde airo en


graniro alrerado, sobre elpedimento de
Waulkinna, en elpiedemonte sur de los
Gawler Ranges, South Australia.

117
Formas y Paisajes Graníticos

4. 9. Superficie de corrosión química en


gneil, Plotbakkie, Namoqualond. El residual
está cubierto por un regalito coronado por
una sikreta, que ha sida parcialmente ero-
sionado hasta la exposición del freme de
alteración en el gneis granítica Tíene en
planto un contorno sinuosa y corresponde a
un antiguo fondo de valle, de manera que
ha existido una inversión del relieve (J.A.
Vanlyl).

4.10. Superficie de corrosión químico (etch) en el granito de Vrl/ocastin en la zona cen-


tral de España. La plataforma mas baja estácubiena por un regalito que ha sido par-
cialmente erosionado hasta dejar al descubierto el frente de alteración del gramta

4. 11. El altiplano de El Labrador, erosionado en granito y


expuesto como consecuencia de la erosión glaciar del regalito.

4.12. Antiguo y nuevo plateau en Cue, Western Australia.

Qld Pla teau


lerrug inous zone
motl1ed or pall id zone
J latente

/ " I /\ \__ '


// /!.~'"" -.....__¿ ~- - New Plaleau
I 1
tresh Qranile

118
Capítulo 4: Llanura: Lo Formo Gronicico Previsco

4. 73. los Uanos de Springbok, una superficie de bajo relieve, suave-


mente redondeada en basalto al narre de Pretoria, norte del Transvaal.

- ~ . .

4.14. llanuras muy planas desarrolladas en granito


y gne1ses en Meekarharra, Wesrern Australia.

-·. - .. ·- :: "4::°"
• :_~_---~-~.:-:~_ .. _;-...%.;:;:..

--
.
._,,
- -·

4.15. roceros laterales de valle (X eY) en el granito de Reedy(reek, al oeste de Murray Plains, South
Australia. Por correlación con el cercano valle del Murray, el valle superior es de edad pliocena.

119
f-ormas y Paisajes Graníticos

4.16. - fo<eta5 laterole5 de valle o &o/o


nes, l1berodo5 de lo wbierto regoliti<a y
probablemente can5ervad05 por bandas
resistente5 de gnei5. Rooiberg. norte de
Namaqualand.

O Ouaternary alluvlum

- basalt of table mountaln


~ lone formation

O granit e rocks

O met amorphic rocks

- - -Migmatite Jine of
Krauskopf

STEP FRONTS
-rr >600 metres
- 300-600
m 150- 300
T"l'T'Tr < 150

(a)
4.11. Topograffo &alooada, Sierra Nevada, Colifom10, USA. (a) Mopo (según
Wahrhaftig, 1965). (b) ÚJrte5 rTIOS/rando una interpretaciónde 5u origen.

*1-c_---------------------
~--~ ~'''.fS@
(11)

~ !.
01

1 1 1 . ' ' 1 1 : 1
(111)

(b)

120
Capítulo 4: Llanura: La Forma Granírica Previsra

4.18. (a) Dil<onformidad entre Ja arenisca de Table Mountam yel gramro


al sur de Cape Town, Sudáfrica. (b) Superficie graní1ica precdmllflca
exhumada, con relieve bajo en el interiOI de Kop lngersoll, None de
Groenlandia. (según Cowie, 1961).

(o)

o
· ~ Precambrlan peneplaln

1
1 ~-iltlirllAtlll~ililif.
Okm 10

(b)

121
r ...,..-,.. - . •

LOS BLOQUES COMO


EJEMPLOS DE FORMAS
DE DOS O MÁS ETAPAS
5

LOS BLOQUES COMO


EJEMPLOS DE FORMAS
DE DOS O MÁS ETAPAS

(A) EL PROCESO DE CORROSIÓN QUÍMICA(GRABADO) O DE


LAS DOS O MAS ETAPAS

omo se explicó en el capítulo anterior muchas llanuras graníti-


C cas, sean est as de importancia local o regional, son en realidad
frentes de alteración que han sido expuestos como resultado del
desmantelamiento del regalito. Han tenido una evolución en, al
menos, dos etapas y son del tipo de corrosión química (grabado).
Muchas otras formas del paisaje, grandes y pequeñas y muchas de
las desarrolladas sobre rocas graníticas tienen el mismo origen: se
han desarrollado como resultado de la meteorización diferencial, en
el caso de bornhardt y pilas o por met eorización diferencial y ero-
sión, como en el ca so de algunas acanaladuras y estrías, en el fren-
te de alteración (ver Capítulos 6, 8 y 9).

Ahora, como en el pasado, allí donde las aguas meteóricas percolan


hasta la base del regalito han explotado en éste un amplio rango de
diferencias estruct urales y de debilidades entre las que destacan:
bandeado mineral y foliación, venas, silIs y diques, bordes de crista-
les y superficies de exfoliación, así como fracturas de orígenes diver-
sos y con distinto patrón, (Fig. 5.1). Algunas hendiduras (cleft), apro-
ximadamente lineales pero irregulares en detalle, que no parecen
asociadas a ningún tipo de fractura (ver Capítulo 9), que al menos
sea detectable, pueden reflejar la meteorización preferente de
zonas planares en tensión, y las depresiones situadas en la parte
superior de elevaciones como las descritas en el sur de Polonia y en

125
Formas y Paisajes Graníticos

otros sitios, pueden reflejar la explotación de las fracturas tensiona-


les en las crestas de estructuras antiformales. Muchas de estas
características estructurales son de gran antiguedad, de ma nera
que las formas de corrosión química (grabadas) resultantes tienen
su origen en el lejano pasado geológico.

El frente de alteración puede ser continuo y razonablemente apla-


nado, pero en algunos sitios es irregular y localmente discreto. Este
último es el caso de una de las más comunes y características for-
mas graníticas: el bloque.

(B) MORFOLOGÍA Y SITUACIÓN

ituados aisladamente, o en grupo (Fig. 1.2a), los bloques son, si


S se exceptúa a las llanuras, las más comunes de todas las formas
graníticas. En cualquier caso son las más numerosas y ampliamente
distribuidas entre las formas desarrolladas en granitos con relieves
positivos. En Australia varían en diámetro desde aproximadamente
25 cm, a 11-23 m en los Devil's Marbles en la parte central del
Northern Territory, y unos 33 m en el gran bloque elipsoidal cono-
cido como el Leviatán situado en el complejo del Mt Buffalo en el
noroeste de Victoria (Fig.5.2). No hay duda de que bloques aun
mayores o menores pueden desarrollarse en otros sitios ya que el
tamaño de éstos lo determina la densidad de fracturación. El diá-
metro modal está, sin embargo, entre 1 y 2 m. Los bloques varían en
forma desde esféricos a elipsoidales y también en el grado de
redondez alcanzado. Algunos son virtualmente esferas perfectas
(Fig. 5.3a), otros son menos redondeados (Fig. 5.3b) mientras que
otros son casi cúbicos, estando redondeadas únicamente las esqui-
nas y los bordes de los bloques originales (Fig. 5.3c). Los bloques se
encuentran en muchos, sino en todos, los regímenes climáticos,
incluídas las regiones recientemente deglaciadas en el noroeste de
Gran Bretaña y Canadá, Macizo Hespérico en Iberia, o Snowy
Mountains en Australia.

(C) EXPLOTACIÓN SUBSUPERFICIAL DE LAS FRACTURAS


ORTOGONALES Y EL DESARROLLO EN DOS ETAPAS

Los granitos están característicamente bien diaclasados y se sub-


dividen en particular en bloques cúbicos o paralelepipédicos,
mediante los sistemas ortogonales de fracturas que los afectan. En
muchas partes del mundo masas esferoidales de roca intrínseca-
mente frescas incluídas en una matriz de roca alterada afloran en
excavaciones, canteras o acantilados naturales (Fig. 5.4). Se las cono-
ce como, el "corazón de la roca'; el núcleo residua l, floater, boule,
rock-kernel, core-stone, core-boulder o corestone. Cada una se ha
formado dentro de cada bloque delimitado por discontinuidades,

126
Capítulo 5: Los Bloques como Ejemplos de Formasde Dos o Mós Erapos

rodeado por una masa de granito alterado comúnmente denomi-


nado como grus (o gruss), jabre, xábrego, sauló, arene, entre otros
nombres. A medida que la meteorización progresa, el contorno de
la masa de roca fresca cambia de angular a redondeada debido a lo
que MacCulloch (1814, págs. 71-72), describe como ·una más rápi-
da desintegración en los ángulos que en las caras~ El abrupto con-
tacto entre la aún sólida masa redondeada y el material alterado o
regalito es el frente de alteración. En este caso es aproximadamen-
te de forma esférica o elipsoidal más que esencialmente plano, pero
es, sin embargo, el límite alcanzado por la alteración y por tanto el
frente de alteración.

En muchos casos los núcleos residuales no varían en composición


con respecto al resto del bloque, en particular no son forzosamen-
te más resistentes que las zonas de roca que los rodean. Que el con-
junto núcleo residual-grus está "in situ" viene demostrado por la
presencia de venas que atraviesan la totalidad de la masa rocosa
(Fig. 5.5). Núcleos residuales de roca intrínsecamente fresca empla-
zados en una matriz de roca alterada, friable, son ejemplos de mete-
orización esferoidal. También pueden representar una primera
etapa en el desarrollo de los bloques.

El que se encuentren esencialmente en zonas cercanas a la superfi-


cie y el que exista una concomitante, aunque no invariable, reduc-
ción en su grado de redondez y en el aumento del tamaño de las
masas esferoidales con la profundidad, sugiere que muchos blo-
ques se relacionan con procesos activos en, o cerca de la superficie
de la tierra, más que efectos magmáticos primarios o hidrotermales,
y que se deben al descenso de las aguas meteóricas más que a flu i-
dos hidrotermales que manan desde la profundidad.

Que se originen como consecuencia del ataque diferencial por la


meteorización debajo de la superficie terrestre fue señalado ya
desde 1791 por Hassenfratz (Fig.5.6a), quien, comentando los aflo-
ramientos que el había observado en el Sur del Macizo Central fran-
cés escribió:

"...se distinguen todos los pasos intermedios entre un bloque de


granito duro, incluido y encajado en la masa total del granito friable
y un bloque totalmente desprendido de éste...''. (Hassenfratz, 1791,
p'qag. 101).

Trabajos posteriores basados en las observaciones realizadas en


muchas partes del mundo han confirmado que la mayoría de los
bloques graníticos se desarrollan en, al menos, dos etapas. Las
aguas meteóricas, esto es la lluvia y las resultantes aguas de esco-
rrentía, cargadas con gases, productos químicos y biota percolan
hacia abajo a través de las discontinuidades. La roca inmediata-

127
Formas y Paisajes Graníticos
~~~~~~~~~~~~~~~~~~

mente adyacente a las fracturas es atacada por la humedad. El agua


reacciona con las micas y feldespatos y produce arcillas. La disolu-
ción, hidratación e hidrólisis actúan. El agua toma cuarzo (sílice), en
disolución puesto que aún cua ndo fragmentos de éste se pueden
encontrar en el regalito, estos desaparecen eventualmente. Las
bacterias con una conocida apetencia por el cua rzo o la caolin ita
pueden facilitar la entrada del agua. Los procesos son relat ivamen-
te lentos aunque quizás, no tan lentos como se supone, ya que las
micas se alteran en cuestión de décadas, y los feldespatos en siglos
o milenios. Que la sílice procedente de estos minerales entra en
disolución está demostrado por la formación de pequeños espele-
otemas de ópalo o caolinita en muchas áreas graníticas (ver capítu-
lo 10).

La alteración subsuperficial controlada por las juntas transforma


una roca esencialmente homogénea en dos tipos de material muy
contrastados, esencialmente los núcleos residuales de roca fresca y
la matriz de grus (Fig. 5.6b). Así, a medida que la superficie del terre-
no es rebajada, el grus friable es fácilmente arrastrado (o más rara-
mente deflactado), o incluso en laderas muy inclinadas puede ser
movilizado por gravedad. Muchos de los núcleos resid uales son
demasiado grandes como para ser movilizados y permanecen in
situ aunque en algunas zonas algunos de estos bloques al carecer
de soporte, se movilizan pendiente abajo hasta formar masas caóti-
cas de bloques conocidos en Francia como compayrés (Fig. 5.7).
Pero cualquiera que sea el resultado final, la exposición de los núcle-
os residuales por erosión diferencial del granito diferencialmente
alterado es una etapa más en el desarrollo de los bloques.

En realidad dos dist intos procesos, alteración y erosión, se ven invo-


lucrados en la formación de los bloques, y a ellos se hace referencia
frecuentemente como el proceso o mecanismo de las dos o más
etapas, (Fig. 5.8), aunque aquellas no deban estar necesariamente
separadas y diferenciadas en el tiempo. Las primeras etapas se refie-
ren al período de fracturac ión diferenciada del macizo rocoso y a la
puesta d e manifiesto de estas fracturas por meteorización subsu-
perficial. La fase final del proceso comienza con la erosión diferen-
cial a consecuencia de la cual el grus es evacuado y los núcleos resi-
duales son expuestos en superficie como bloques individualizados.
Si la erosión es más rápida que la meteorización, los núcleos resi-
duales iniciales quedan liberados y expuestos en superficie como
bloques; si por el contrario la meteorización avanza más rápido que
la erosión, todos los núcleos residuales localizados en la zona inme-
diata a la superficie son reducidos a grus. Los bloques que resisten
la meteorización emergen entonces como bloques. Una vez
expuestos bajo el aire no están durante largo tiempo en contacto
con la humedad y se ralentizan en su superficie los procesos de

128
Capitulo 5: Los Bloques como Ejemplos de Formas de Dos o Más [topos

meteorización, mientras que la meteorización continúa actuando


sobre los que permanecen enterrados en el regolito conduciendo
así a la situación generalizada de bloques incluidos en un espesor
considerable de grus (Figs. 5.4 y 5.9).

El progreso de la meteorización, y por tanto la forma y tamaño de


los núcleos residuales, depende de la persistencia de la meteoriza-
ción subsuperficial y de los cambios físicos, químicos, biológicos
que ésta produzca así como del régimen de circulación y oscilación
en la vertical de las aguas subálveas. Las características de estas últi-
mas reflejan, en alguna med ida, las condiciones climáticas atmosfé-
ricas, aunque afectan más bien a la tasa de alteración q ue a los
eventuales resultados de la misma. Así como las aguas subálveas
son ubícuas también lo es la alteración subsuperficial que estas p ro-
ducen. Por esta razón bloques generados según el mecanismo mul-
tietapa pueden encontrarse allí donde el modelo de fracturación
sea el adecuado para ello. Los bloques de este tipo están amplia-
mente distribuidos y desarrollados bajo muchas y variadas condi-
ciones climáticas así como se desarrollan en distintos tipos de roca
(Capítulo 12).

Aunque generalmente se los conoce como formas de dos etapas,


episodios previos de carácter magmático, termal y tectónico
encuentran su expresión en la morfología a escala de detalle de los
bloques, poniendo con frecuencia de manifiesto acontecimientos
que tuvieron lugar en los tiempos geológicos distantes. De manera
que la forma y tamaño de los núcleos residuales refleja el patrón por
el que se rige la meteorización, que a su vez y en una medida con-
siderable ha sido determinado por la geometría del patrón de frac-
turación y de deformación. tste a su vez se debe a las condiciones
de esfuerzos a las que se ha visto sometida la roca durante su
emplazamiento y con posterioridad a él, así como a su reología,
esto es, su respuesta a los esfuerzos sean éstos en el campo dúctil o
en el frágil, etc. De esta forma las condiciones existentes en la cor-
teza y los acontecimientos que tuvieron lugar en el pasado geoló-
gico lejano, se manifiestan en los patrones de meteorización más
recientes y en la forma y tamaño de las características contemporá-
neas del paisaje.

Estos hechos aparecen bien representados en los campos de


expuestos en Mt Monster, en el Distrito Sudeste de South Austra lia;
y rasgos similares pueden verse en los Pirineos Españoles, en la zona
de Panticosa y Cavallers. Las dos primeras loca lidades en South
Australia y la últ ima en el noreste de la Península Ibérica. En estos
sitios, como en muchos otros más, puede comprobarse que las frac-
turas ortogonales que determinan las formas actuales no son el sis-
tema de discontinuidades original. Aquellas fueron selladas o sol-
dadas por fluidos hidrotermales y minerales que ahora aparecen en

129
Formas y Paisajes Graníticos

forma de diques o venas. El sistema de fracturas actuales las atra-


viesa. El sistema original de fracturas no se ha visto influenciado por
la meteorización, erosión y desarrollo de la morfología actual debi-
do a la intervención de un evento magmático.

Las variaciones en la forma y tamaño de los b loques vienen deter-


minadas por el modelo de fracturación, pero el tiempo es también
un factor significativo ya que la persistencia de la meteorización se
refleja en el tamaño de los núcleos residua les y bloques. Los blo-
ques cúbicos tienden a dar esferoides. El alargamiento según uno
de los ejes produce bloques paralelepipédicos que al alterarse dan
elipsoides de tres ejes. Un alargamiento según un plano p roduce
los cheesewrings, que son llamados así debido a su semejanza con
los quesos cilíndricos aplanados. Algunos bloques y bolos perma-
necen esencialmente "in situ7 y se sitúan ya aislados ya en equilibrio
precario sobre otros bloques o sobre plataformas (Fig. 5.10). Otros
se han caído a la parte inferior de la ladera o sobre las zonas llanas.
Se denominaron piedras caballeras u oscilantes por los primeros
investigadores británicos (Fig. 5.1 Od) derivándose el término del
verbo to log or rock (balancear una roca), y el término es equivalen-
te a las penas abaladoiras en Galicia. Ciertamente algunos bolos o
bloques están tan delicadamente equilibrados que se balancean al
menor toque. Han sido denominados también, rocas oscilantes,
rocas en equilibrio o rocas colgadas. Los panes con moño (en
Galicia moletes), están constituidos por dos o más bloques colga-
dos uno sobre el otro, reciben este nombre por su similaridad con
los panes a la antigua usanza (Fig. 5.lOe). La foliación gneísica da
lugar a lajas, rocas penitentes, piedras monje, piedras tumba o lápi-
das, o Bussersteine (Fig.5.11 a). No son infrecuentes los b loques que
se dice se asemejan a una persona en particular, a animales u obje-
tos (Fig. 5.11 by c).

El tamaño de los bloques tiene una implicación genética, puesto


que, obviamente, un núcleo residual (y de aquí un bloque), no
puede ser más largo que el bloque original definido por las discon-
tinuidades, de manera que el diámetro y espaciado de núcleos resi-
duales superpuestos da una indicación sobre el espaciado original
de las diaclasas ortogonales (ver Capítulo 6 (d)).

(O) FORMAS TECTÓNICAS Y ESTRUCTURALES

r radicionalmente, al menos en el mundo angloparlante, el térmi-


no estructural arrastra dos diferentes connotaciones geomorfo-
lógicas. El concepto forma estructural, "sensu lato'; incluye tanto las
formas tectónicas debidas a la dinámica cortical en general, como
las formas estructurales, "sensu stricto7 debidas a la explotación por
los agentes exógenos: meteorización y erosión, de los puntos débi-
les en la corteza. Las formas tectónicas son debidas a actividad den-

130
Capítulo S: Los Bloques como Ejemplosde Formas de Dos o Más Ecapos

tro de la corteza, las formas estructurales se deben a la explotación


pasiva de las características corticales. Escarpes de falla y grabens
son formas tectón icas, en contraste con los escarpes de línea de
fal la y valles de línea de fa lla, que se deben a la meteorización y ero-
sión de las zonas de debilidad, especialmente zonas de falla.

Es confuso que el término estructural tenga dos significados.


Además, las definiciones de ambos son excesivamente simples e
incompletas. Aunque algunas formas graníticas bien conocidas son
tectónicas en los términos más atrás indicados, otras son más com-
plejas y se deben a la actividad cortical que, no obstante, habrían
sido inicialmente conge ladas por la presión litostática y solo
encuentran su expresión como un resultado de la erosión de, al
menos, parte, de la carga suprayacente. Con todo, otras son estruc-
turales en el sentido primitivo de que se deben a la explotación de
las zonas de debilidad del sustrato rocoso, algunas de fas cuales se
deben a eventos magmáticos, térmicos, tectónicos, un punto refor-
zado por Lagasquie. Asi las formas en A (ver Capítulo 11 ), se asocian
a la liberación de t ensiones compresivas. La meteorización y la ero-
sión no juegan ningún papel en su desarrollo. Por tanto pueden ser
consideradas como formas tectónicas. En el otro extremo están las
fracturas y estructuras de descamación que se ha sugerido que se
deben a compresión (Capítulo 2), que actúa implícitamente sobre
roca en el dominio frágil a una cierta profundidad en la corteza. Las
zonas resultantes de deformación se convirtieron en planos de
debilidad (a través de los cuales, a veces han podido intruir venas o
sills), que no llegaron a manifestarse como fractu ras hasta que la
descarga erosiva hizo disminuir sobre ellos la presión litostática.
Similarmente los sistemas de fracturas ortogonales que son la base
morfológica de algunos bornhardts (Capítulo 6), lo mismo que de
algunos tipos de bloques, han sido definidos inicialmente por ten-
siones en la profundidad, pero no se manifiestan como roturas
hasta que el rebajamiento realizado por la erosión los aproxima a la
superficie terrestre. De esta forma fract uras ortogona les y de desca-
mación pueden considerarse como formas tectónicas liberadas.
Existe un componente epigénico o externo implicado en el desa-
rrollo de fracturas y formas asociadas a ellas, pero es indirecto o
implícito. La meteorización y erosión de estructuras pasivas ha pro-
ducido un amplio muestrario de formas, mayores y menores, tanto
en el caso de los granitos, como en el de otros tipos de rocas.
Muchas de las debilidades explotadas se deben, sin embargo, a
acontecimientos corticales fechados en el lejano pasado, y que van
desde las invasiones hidrotermales a las intrusiones de stocks y al
desarrollo de pliegues anatécticos o al desarrollo de foliación y cli-
vaje. Es una simplificación engañosa referirse a ellas o asociarlas a la
estructura sin hacer referencia a los fenómenos corticales a los que
se deben. Deben de ser entendidas como el resultado de la explo-

131
Formas y Paisajes Graníticos

tación de las características corticales de origen magmático, térmi-


co o tectónico. Los bloques residuales son un ejemplo de la explo-
tación de rasgos de origen tectónico. En muchos casos su forma y
tamaño varía con el modelo de fracturación, pero en otros casos, los
procesos magmáticos resultan en un bandeado mineral (ver más
adelante), por ejemplo, que ha jugado también su parte en la defi-
nición de la forma final. Estas características del sustrato rocoso no
tienen, sin embargo porque manifestarse hasta que la erosión pone
la roca en la p roximidad de la superficie y al alcance de los procesos
de meteorización realizados por las aguas vadosas.

(E} TIPOS DE ALTERACIÓN PERIFÉRICA O MARGINAL


- - -- - -
e han distinguido en el campo diferentes va riantes en el tipo de
S meteorización q ue se desarrollan marginalmente a los núcleos
residuales, aunque cualesquiera que sean los detalles, el producto
final se denomina igualmente meteorización esferoidal.

Muchos núcleos residuales presentan picoteado (Fig. 3.5), pero éste


se desarrolla probablemente como una consecuencia de la forma-
ción de los núcleos residuales, cuando el rebajamiento de la super-
ficie del terreno los sitúa cerca de la superficie, zona en la que es
característica una meteorización intensa asociada a una humedad
abundante y biota. Algunos núcleos residuales están incluidos en
una masa de grus. Este tipo de meteorización se conoce como
desintegración granular. Otros núcleos residuales están rodeados,
hoja sobre hoja, de lascas, astillas o láminas, discontínuas y finas (1-
5 m m), envueltas alrededo r del núcleo resid ual, como las hojas de
un libro (Fig. 3 1a).

En otros sitios las lajas concéntricas son m ás gruesas (10-30 cm). y


parecen como las hojas de una cebolla, de aquí su nombre, altera-
ción en piel de cebolla, que también se conoce como descamación
(Figs. 3.1 b y c; 5.12). Finalmente, en algunos sitios, los núcleos resi-
duales se han formado evidentemente por separación por fractura-
ción de masas tetraédricas, cada una de ellas con una cara interna
cóncava en cada esquina del bloque definido por el sistema de dis-
continuidades. Algunos de estos núcleos residuales ovoides tienen
extremos planos y se parecen a toneles.

Cualquiera que sea el tipo de meteorización marginal, sin embargo,


casi todos los investigadores coinciden en que la transición desde
la roca fresca, que se conserva en el núcleo resid ual a las zonas mar-
ginales alteradas, friab les, al frente de alteración, es notablemente
brusco. Este contraste neto se debe casi con total certeza a las
características físicas del granito, q ue t iene una porosidad muy baja
cuando es fresco y cohesivo, pero q ue se hace mucho más perme-
able una vez que está, aunque solo sea ligeramente, alterado.

132
Capítulo 5: Los Bloques como Ejemplos de Formas de Dos o Mós Eropas
- - -- - -

(F) CAUSAS DE LA ALTERACIÓN PERIFÉRICA


- - -- -- - -

f\. lgunos investigadores han invocado la insolación como la causa


/"\de la desintegración y astillamiento, pero los núcleos residuales
incluidos en el grus se hallan comúnmente a veintenas de metros
por debajo de la superficie de la tierra, mucho más alla de los efec-
tos de cambios de temperatura diurnos, anuales o incluso seculares.
El calentamiento y enfriamiento no puede explicar la alteración a
tanta profundidad de la superficie. El descascarillamiento de super-
ficies (Fig. 5.13), que es una notable característica de los afloramien-
tos graníticos en zonas áridas y semiáridas puede, sin embargo
tener este origen, aunque puede también ser interpretado como
iniciado en el frente de alteración y después que ha sido expuesto
por la eliminación de todas las cascarillas del regolito , excepto las
basales, (Capítulo 3).

Algunos investigadores han sugerido que la estructura concéntrica


observada en las partes marginales de muchos bloques graníticos
delimitados por diaclasas se deben a la liberación de p resión con-
secuente a la descarga erosiva (ver Capítulo 2). Se ha argüido que
durante el enfriamiento y cristalización el granito se estabiliza en
condiciones de alta presión litostática, aunque solo sea por el peso
de los materiales suprayacentes. Algunas masas graníticas pueden
haber sido emplazadas a profundidades relativamente someras,
pero aun asi, el que las rocas suprayacentes han sido erosionadas
está probado por la misma exposición del g ran ito en superficie, de
manera que la ca rga vertical inicial ha disminuido, sin duda, con el
tiempo. El argumento es, a pesar de todo persuasivo, y tanto el tra-
bajo de laboratorio como la experiencia práctica en las minas pro-
fundas sugieren que las fracturas paralelas a la superficie, sean de
origen natural o artificial, se desarrollan bajo condiciones de dismi-
nución de la presión litostática. Así en túneles profundos las famil ias
de fracturas alineadas paralelamente a los huecos, y por tanto adap-
tándose a su curvatura, se desarrollan en las zonas internas adya-
centes a los túneles (Fig. 5.14), como un resultado de la expansión
de la roca.

Contra la sugerencia de la liberación de presión están los siguientes


hechos: el hallazgo de estruct uras concéntricas en rocas tales como
los basaltos que nunca han estado enterradas profundamente; el
que la estructura concéntrica se desarrolle todo alrededor del
núcleo residual y no p referencial mente en las zonas superiores, y el
desarrollo de descamaciones en el interior de los tafoni que está n
delimit ados por las diaclasas ortogonales y las de descamación en
granitos, rocas volcánicas como la traquita, y sedimentarias como la
cuarcita.

133
Capitulo 5: los Bloques como Ejemplos de Formas de Dos o Más Etapas
- - --

Igualmente en granitos y otras rocas plutónicas y metamórficas se


debería equilibrar cualquier tendencia a la expansión ocasionada
por la descarga, al menos en parte, por la contracción debida al
enfriamiento (ver también Capítulo 2).

Otra explicación apoyada por algunos es que los núcleos residuales


reflejan estructuras petrológicas primarias. Estructuras nodulares o
concéntricas se han señalado en los granitos de Dartmoor y algu-
nos han atribuido la formación de los bolos a las juntas o fisuras cur-
vadas. Ciertamente existen las juntas curvadas (Fig. 5.15), como ocu-
rre en los granitos de Gerez en el Sur de Galicia con mucha fre-
cuencia, pero son poco habituales y no influyen en la forma de la
gran mayoría de los bolos; sistemas p rimarios de fracturas concén-
tricas o esféricas con un radio consistente con el rango observado
para núcleos residuales y bolos no se han encontrado hasta ahora.
Por otra parte, es evidente que el flujo en los magmas ha determi-
nado la distribución de algunos minerales y por tanto de planos de
posible fractura. Así, en muchos sitios en la proximidad de A Coruña,
noroeste de España, las fracturas en los afloramientos graníticos son
paralelas frecuentemente al bandeado magmático definido por la
biotita. El bandeado mineral, una característica petrogenética pri-
maria ha contribuido también al desarrollo de nucleos residuales
influyendo en el desarrollo de la alteración dentro de los bloques
definidos por los sistemas de discont inuidades. Cerca de Tooma
Dam Site en las Snowy Mountains, New South Wa les, por ejemplo,
el bandeado mineral se produce en las áreas marginales de los blo-
ques de diorita y la forma y tamaño de los núcleos residuales se rela-
ciona claramente con este (Fig. 5.12). De nuevo, en el lago Tchad,
región del centro de Africa, los núcleos residuales de granito inclui-
dos en una riolita se explican como un rasgo magmático, con gló-
bulos de granito aún líquido que se han mezclado con la riolita de
cristalización más rápida y más fácilmente meteorizable una vez en
superficie y que ahora forma bolos residuales y, en el debido curso
de los acontecimientos, bolos (Fig. 5.17).

La meteorización preferente de las zonas marginales se ha atribui-


do también a la presencia de microfisuras, debidas posiblemente a
las tensiones generadas durante la cizalla según fracturas preexis-
tentes. De forma similar, las esquinas tetraédricas descritas en unos
pocos sitios no pueden ser explicadas en términos de insolación,
liberación de presión o ataque químico, pero son entendibles en
términos de cizalla asociada a giro de bloques delimitados por el
sistema de diaclasas ortogonal. Los barriles alargados podrían
haberse desarrollado también dentro de bloques delimitados por
diaclasas cizalladas. Un mecanismo ta l sirve para explicar las formas
observadas, el paralelismo entre los ejes de alargamiento de los
bolos residuales y el estilo tectónico regional, y la notable ausencia

134
Capítulo 5: Los Bloques como Ejemplos de Formas de Dos o Más Ecopas
- - ---
de alteración química en las zonas de fractura. Similares tensiones
deformativas en un contexto de presión y temperatura (es decir
reología), durante el momento de aplicación del esfuerzo podrían
explicar el contraste entre descascarillamiento y la fragmentación.
Alterna tivamente, tales diferencias son explicables en términos de
alt eración, siendo los factores críticos la composición de la roca y el
tipo y grado de alteración requerido para causar la expansión y la
ruptura.

El enrojecimiento marginal de los bloques delimitados por diaclasas


en zonas como el suroeste de Inglaterra se ha atribuido a fl uidos
calientes ascendentes que penetraron a lo largo de las juntas reali-
zando un metamorfismo hidrotermal. La supervivencia de compar-
timentos de roca fresca por encima de zonas de roca alterada se ha
citado como una prueba de un origen tal, pero la distribución de la
alteración se explica tan bien en términos de resistencia a las aguas
meteóricas que percolan hacia abajo y que se infiltran lateralmente
a lo largo de los planos de fractura como si lo hacen verticalmente
(Fig. 5.18). La intervención hidrotermal debería venir indicada por el
hallazgo de minerales característicos de ésta como la epidota y la
fl uorita. 1

Algunos investigadores consideran que la meteorización puede


producir un aumento de volumen y han utilizado este criterio para
explicar el descamado, astillado, etc. A medida que el agua penetra
a través de las discontinuidades, el aumento de volumen conse-
quente con la alteración podría causar que la zona externa de la
roca afectada se separase de la principal o roca encajante. Cuanto
más penetre el agua en cada bloque, mas y más hojas (exfoliación)
se desarrollarán. Sin embargo, el que algunas de las hojas sean finas
(escamas) y otras tengan varios centímetros de espesor (lajas) no
parece claro, aunque el contraste presumiblemente refleje la resis-
tencia a la cizalla de la roca y el volumen que ha sido afectado por
la meteorización.

Pero el granito fresco es una roca notablemente resistente. Se com-


pone de cristales entrecrecidos y está adicionalmente reforzada por
los enlaces iónicos intercristalinos. Como todas las rocas, el granito
tiene una alta resistencia a la compresión (puede llegar en los casos
extremos a los 5000 ó 6000 Kg/cm 7) , pero aún la resistencia a trac-
ción de un granito y un gneis no alterados es alta, pudiendo llegar
a los 1000 o 1500 Kg/cm 2. Aun cuando las láminas involucradas en
algunas de las exfoliaciones alrededor de los núcleos residuales pre-
senten una alteración incipiente de los feldespatos y la biotita, es
dificil comprender como una alteración química tan sutil y la pro-
ducción asociada de arcillas hidrofílicas pueden causar la ruptura de
la roca a no ser que la absorción de agua en capas haya jugado un
papel crucial. Sin embargo, muchos escritores se han, quizás de
1

135
Formas y Paisajes Graníticos

manera reluctante, visto empujados a aceptar cualqu ier pequeña


alteración como una causa adecuada, posiblemente porque, aún
sin ser satisfactorio no encuentran nada más obvio o alguna expli-
cación más convincente. Así, Anderson (193 1, pág. 59), atrib uye la
alteración del granito en ldaho al ataque de la h umedad,, y, a pesar
de que reconoce que "el grado de descomposición parece ser lige-
ro'; considera q ue es sin embargo suficiente para causar la desagre-
gación. Otro autor, Larsen, (1948, pág. 115), trabajando en el sur de
California establece q ue "Una ligera hidratación de la biotita y otros
minerales es probablemente suficiente para efectuar un cambio de
volumen que produce la desintegración y la formación de los b lo-
q ues''.

Si ha tenido lugar un aumento de volumen y dado que son varios


los minerales que están implicados, la expansión debería de ser
diferencial y causar una disrupción de la textura en la roca . Sin
embargo, características tales como bandeado m ineral, lineación y
fo liación permanecen inalteradas. También si la penetración del
agua es la ca usa de la fracturación en las zonas marginales, las esca-
mas deberían, en detalle adaptarse a los lím ites cristalinos, cuando
lo que ocurre es que estas atraviesan esos límites lo mismo que la
exfoliación. Es por todas estas razones por las que alg unos investi-
gadores favorecen un origen, para la estructura concént rica q ue no
implique un cambio de volumen. Sugieren que las reacciones quí-
micas del tipo anillos d e Liesegang implican difusión y reprecipita-
ción periódica y redisolución de sales, lo que presumiblemente al
causar fatiga y desintegración puede ser el proceso responsable de
los hechos observados. Otra posible razón para expl icar la mínima
alteración observada en rocas graníticas totalmente desintegradas,
es que ha tenido lugar la fragmentación por hidratación implican-
do la absorción de agua. Ciertament e, un mecanismo tal sirve para
explicar los hechos observados, aunque, por supuesto una vez que
la roca ha sufrido la desag regación, el agua puede penetrar más
fácilmente en la masa y realizar d isolución, hidratación e hidrólisis.

(G) EVACUACIÓN DEL GRUS

ualesquiera que sean morfología, composición y génesis de las


C zonas marginales, el granito puede eventualmente ser evacua-
do y los núcleos resid uales quedar expuestos en forma de bolos. El
transporte de la roca alterada es principalmente t rabajo de lavado
por arroyada difusa y concentrada, arroyos y ríos, o por las aguas del
mar. Un ejemplo espectacular de concentración de bloques resi-
duales por las aguas de escorrentía es el que tiene lugar en el va lle
alto del Río Homem, en el No rte de Portugal, donde las aguas de
fusión glaciar han evacuado el grus, dejando en el centro del canal
del río un largo tren de bloques de más de 1Okm de largo (Fig. 5.19).

136
Capítulo 5: Los Bloques como Ejemplos de Formas de Dos o Más flapas
----

Pero son las ondas movidas por el viento las que producen la expo-
sición de los núcleos residuales por lavado diferencial del grus de
manera que se originan playas compuestas en su totalidad por blo-
ques residuales, como por ejemplo ocurre en Windmill Bay, justo al
Oeste de Cabo Willoughby, en la costa Sudeste de Kangaroo lsland,
South Austra lia (Capítulo 12) o en la Costa d a Morte, entre Cabo
Vilaño y Camelle en el NW de España, donde una superficie de
corrosión química (o grabada) ha sido primero desmantelada del
regalito y luego formada una playa de cantos (coido) con los núcle-
os residuales concentrados por la acción marina. El viento puede
también realizar en parte, la exposición de los núcleos resid uales en
zonas áridas y semiáridas, y la solifluxión es igualmente significativa
en zonas nivales, pero son las aguas de escorrentía y las aguas mari-
nas en las zonas costeras, las principales responsables de la exposi-
ción en superficie de los núcleos residuales como tales bloques.

(H) BLOQUES DE ORIGEN EPIGÉNICO

No todos los bolos son de origen subaéreo es decir tienen el ori-


gen que aquí se ha llamado de las dos o más etapas. Algunos
son erráticos glaciares (nos referimos a los casos en que la acción
glaciar ha sido la causante de la erosión y transporte del bloque) y
aun otros resultan de la desintegración de las placas de descama-
ción masivas o lajas que son típicas de los bornhardt o de las coli-
nas cónicas (ver capítulos 2 y 6). Estas masas rocosas arqueadas de
roca están hendidas por planos de fractura radiales, fuertemente
inclinados Uuntas cruzadas o juntas abanico). Estas discontinuida-
des subdividen efectivamente las gruesas lajas en bloques, que
pueden verse "in situ" en disposiciones ordenadas sobre los flancos
de muchos bornhardts y nubbins (ver Capítulo 7). (Está claro que en
exacta puridad, estos b loques se deberían llamar de una etapa, ya
que no han sufrido la etapa de meteorización subedáfica que los
bloques llamados de dos etapas sí han sufrido). Se han descrito gru-
pos similares de bloques, obviamente derivados de la fragmenta-
ción de láminas masivas, desarrollados en neritas en la región del
Bushveld del Transvaal o en los complejos estratiformes de
Madagascar como el Macizo de Andringitra, (Fig. 5.20).

Otras, sin embargo, han sido redondeadas y aún otras completa-


mente rotas caen movidas por agentes epigénicos o subaéreos,
esto es, por procesos activos en la superficie terrestre. Existen
muchas variaciones en los modelos de meteorización, pero, en
algunos sitios, los restos de las lajas de descamación, preservados
en la parte alta del talud son agrupaciones de bloques angulares,
muchos de los cuales con tafonis bien desarrollados, mientras que
los que se sitúan en las partes bajas del talud son redondeados. Es
el caso de los relieves graníticos del Monte Pindo en Galicia (NW de

137
Formas y Paisajes Graníticos

España), o los relieves graníticos de Córcega descritos por Klaer


(1956). Tales variaciones reflejan p resumiblemente la capacidad de
la humedad ambiental para la alteración a diferentes altitudes. Sin
embargo se conservan relativamente pocos restos a media ladera,
allí donde los gradientes son lo suficientemente fuertes como para
causa r el deslizamiento de los bloques hacia los niveles inferiores, y
aquellos que se conservan son restos de lajas de descamación
desintegradas "in situ."(Fig. 5.21).

(1) RESUMEN ~~~~~~~~~~~

/\. unque los bloques graníticos se forman de diferentes maneras,


~n la mayoría de los casos lo hacen por combinación de dos
procesos que implican, primero, alteración diferencial subsuperfi-
ciai realizada por la humedad y controlada por las fracturas (que son
la etapa inicial ineludible en la formac ión de los bloques), que va a
permitir la diferenciación de los núcleos residuales aunque inclui-
dos en una matriz de grus (salvo en el caso de los bloques de ori-
gen epigénico que eluden esta primera etapa). Segundo, los proce-
sos erosivos, habitualmente por lavado o arrollada co ncentrada,
que evacúan el grus y exponen al aire los núcleos residuales en
forma de b loques. Un desarrollo en varias etapas p uede aplicarse
claramente para explicar la génesis de los bloques graníticos en
muchas partes del mundo y ha operado, por t anto, bajo muchas y
distintas condiciones climáticas. La evolución de este pensamiento
que puede seguirse desde hace casi 200 años, es ahora general-
mente aceptada como una explicación racional y razonable para
entender la más comú n de todas las formas residuales desarrolladas
en las rocas graníticas. Los bloques no son indicadores cl imáticos,
como algunos autores anteriores habían supuesto al confundirlos
con gelifractos o con erráticos glaciares. Algunos, por supuesto son
de esta naturaleza, en el sentido de que han sido fracturados por la
helada o transportados por glaciares, siendo los últimos posible-
mente también redondeados durante el proceso. Pero muchos de
los bloques graníticos son residuales en el sentido de que persisten
una vez que ha sido evacuado el grus u otras fracciones del granito
alterado que originalmente los rodeaban. Los bloques pueden ser
considerados como formas convergentes (o formas de equifinali-
dad), puesto que aunque muchos de ellos son el resultado de un
desarrollo en dos o más et apas, implicando alteración subsuperfi-
cial controlada por fractura, seguida por la erosión diferencial de la
masa desigualmente alterada, la naturaleza precisa de la alteración
y de los procesos erosivos ha variado de un lugar a otro, y sin duda
también de un tiempo a otro en el mismo lugar. A pesar de todo,
algunos de ellos se han formado como consecuencia de procesos
subaéreos o epigénicos.

138
Capítulo 5: Los Bloques como Ejemplosde Formas de Dos o MásErapas

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140
Capitulo S: Los Bloques como Ejemplos de Formas de Dos o Más Etapas

FOTOGRAFÍAS

5 ~USTRACIONES.
5.1 NerviadOllfl (a) foliación en granito
uTilizada por la meieonzación poro dar
un efeao de reborde en Namaqualand
(b) y (e) Venas de cuarzo en granito en
Namaqualand y los Pirineos de Andorra
respectivameme formando pequeños
rebordes en los dos casos.

(a)

(b) (e)

141
Formas y Paisajes Graní_
t ic_o_s_ ______ ______ _ _ - - - - - -- - - - - -- - - - -- -

5.2. "El Leviatán;'un gran bolo residual del noro-


este de Victoria. (Geologicol Survey of Victoria). - --~ ·- .......

/
.1

53(0) Bolo esférico, Oevils Marbles.


Northern Territory (b) Bola menos redon-
deado, Herbert River Fo/Is oreo, norte de
Queensland(c) Bloques subredondeodos
cerw de Harare, Zimbabwe.

142
(a} Terminología

(o)

·-= ...~ . . '":'


5. 4. Asociación de núcleo residualy grus expuesto en (o) cerco del Lago
Tahoe, Sierro Nevado, Californio. Los bolos groníriwsesrán expuestos en
superficie (b) en 5nowy Mountains de New South Woles (c) cerco de (b)
Tompin, Malasio oesre(d) en Rocky Mountam~ cerca de Boulder, Colorada

,.J -.
.: .~
. ·,,. ,. ;. :.;_ . . ,¿ - -i

·-... - -
__
.-~~/ -:~:\It~~ (c)

143
Capítulo 5: Los Bloques como Ejemplos de Formas de Dos o Más Etapas ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

5.5. Lo presencio de venos intrusivos atravesando esros taludes rocosos {o) en los Rocky Mounto1ns, cerco de Boulder,
CokJrodo, U.5.A {b) cerco de Pine Creek, Northern Territory. Aus110/io, {c) en Cerdeño {R. F.Peel), demuestra más olla de
todo duda que los núcleos residuales es1án 'in situ"yno han sido rron5{!011odos.

{o)

{b)

{c)

144
Capitulo 5: Los Bloques como Ejemplos de Formos de Dos o Más Erapos

(o)
( jjj )

(i])

(j)

)•'1G. 3.- ·Passage 4,.1f granite 11pwards


iuto f.oil.

5.6. (a) Este es probablemente el sitio, cerca de


(hazeiroiettes, en el sur del Macizo Central Francés (b)
dande en 1791 los núdeosresiduales y bolos sugirieron
a Hassenfrall su concepto de los dos etapas en lo for-
mación de los bolos. (b) Esquema de Geikie (1894, pdg.
15), representando un con¡untode núcleos residuales
incluidos engranito alterado.·{/) granito intacto, (ii)
núcleos residuales en granito, (Jii) suela

....: .-;:,.._ -·

(11 water penetrates down joints

5.7.{o) Masa coórica de bolos ocompoyréi derrama-


dos sobre uno ladero y cresta de colino en Palmer, al
ES/e del Mr Lofry Ronge~ Sourh Australia.
(lll weathered granite corestone or kernel

5.8. El desarrollo de los bloques en tres etapas: (o) 1°y1°


mereorizoción diferencial conuolodo por fracturas y realizado
bo¡o el suela (b) 3°, eroSJón diferencio/ de fo maso diferr11Ciodo
dejando libres los núcleos residuales y bolos.

145
Formas y Paisajes Graníticos

5.9. Bloques cubiertos por una poten-


te capa de grus, Snowy Mountains, (a)
New South Wales.

(d)

({}

(c)

5.10.(a) El Peyro Clabado es un bien conocido bloque colgado en elSidobre del sur de Francia. Nótese el plinto sobre el que éste se sitúo.(ver Capítulo 9).
(b) Bloques colgados, Texas Canyon, Arizona (JE.Mue/fer). (c) Bolanced Rock, Llano del centro de Texas; es1a roca estaba tan sutilmente equilibrado que
ahora esld descolocado poruna acción vandálico. (d) Una piedra caballero o/oganstone (con pseudo estratificación), en el este de Dortmoor. sudoeste de
Inglaterra. (e) Hogaza (cottoge loo{} en los Oevi/s Morbles. Northern Terrirory.(f) Boloncing Rock, cerca de Harare, Zimbabwe.

146
Capítulo 5: Los Bloques como Ejemplos de Formas de Dos o Más Erapas
~~~~~~~~~~~~~

5.11. (o). Rocas penitenles en Tungkil!o, al Este del MI Lofry Ronges. South Australia. (b). Lo nariz de
Bovrermon, un conjunto de bloques wriosomente ensamblados al Este de Dortmoor, wdoeste de
Inglaterra. (e) Lo (()(0 Ktnnedy, Matopos Hill~ Zimbabwe (LA. Lister).

(b)

(a)

(e)

147
Formas y Paisajes Graníticos

5.12. (a) Astil/amientos en una g1anodionto, wca de


lo preso de Toamo, 5nowy Mauntoins, New Sourh
Woles. (b) Detalle de pone de lo Figuro 5.120 (X).

(o)

._, .
...,, 5.13. DeSlaSlOli!lom1ento superfiaol en granito,
.... \ ...~·"": .... Western P1lbo10, Westem Aull!ofio.
:z:. ,·~;,_ _ _ __ _ __ __ _ _ _ __ _ _ _ _ __ _ ~

..¡- •.

5.14. Sección de lo zona mtemo de un tund (según Leeman).

148
Capítulo 5: Los Bloques como Ejemplos de Formas de Dos o Mós Etapas

5.15. Junta curvada, Remorkable Rock~


Kangaroo lsland, South Austrafia.

5.16. Secciones transversales de los insefbergs de Ngoura


y Gamsou~ región del lago Tchad, AfrKa central. (según
Barbeauy Geze, 1957).

( j j)
e N.

a - aUuvium b -granlte c -rhyolite Ometres 50

surface

5.17. Diagrama que demuestra como se producela


infiltración lateral de las aguas subálveas para produ-
cir la aheración deba¡a de zonas de roca fresca.

149
Capítulo 5: Los Bloques como Ejemplos de Formas de Do_s_o_M_á_s_E_ta--'p_a_s__________________

5.18. Acumulación de núcleos residuales en el margen lateral del valle


del Glaciar de rouía (Serra deGeréz, Portugal Norie).

5. 19. Bloques residuales (X) incluidos en grusy producidos por meteori-


zación subsuperficial de unaestructura de descamación en, Paarlberg
quarry, cerca de Ciudad del Cabo, Sudáfrica.

(a)

(b)

;:,·tP;

~ ~. -·

(c)

5.20. Estructura de descamación desintegrada amedia ladera


en (a). Enchanted Rock, Llano, Texas central, U.S.A. (b) sobre
un bornhardt cerca Garies, Namaqualand, Sudáfrica.(c) Sobre
Litrle Wudinna Hill, noroeste de la Peninsula de Eyre, South
Australia. (d). en las Houlderoo Rocks, piedemonre Sur de los
Gawler Ranges, South Australia.
(d)

150
:--.~1~>~ ·,t~
_..,... -· .;..-
-: 9i:. ....¡.;.,;-=--: _.

INSELBERGS Y BORNHARDTS
6

INSELBERGS Y
BORNHARDTS

(A) DEFINICIONES Y TERMINOLOGÍA

os inselbergs son cadenas montañosas, sierras y colinas aisladas


L que destacan abruptamente de las llanuras que los rodean,
como islas en el mar (Fig.6.1). Algunos son formas espectaculares y
estén constituidos por granitos o por algún otro tipo de roca, los
q ue se localizan en reg iones desérticas y semidesérticas q ue pue-
den verse desde lejos y en su totalidad producen un impacto visual
espectacular. Muchos, tales como Ayers Rocks y Los Oigas, y el
Groot Spitzkoppe, del centro de Namibia son rasgos majestuosos
que surgen bruscamente desde las llanuras que los rodean y que
están imbuidos por una cualidad enigmática. Así, una persona tan
erudita y civilizada como Laurens van Der Post (1958, págs. 181-182)
pudo escribir del neísico Tsodilo o de Slippery Hill del norte de
Namibia que surgen " "separándose de la llanura plana, y desde la
base hasta arriba están formados totalmente por roca, y ésta sole-
dad, en un mundo de arena profunda, les da un aire de misterio" .
Colinas altas de laderas empinadas como el Pao de Ac;:ucar de Río
de Janeiro no son menos estupendos, porque aunque hay otras
prominentes formas dómicas en los alreded ores su gran tamaño y
abruptas laderas lo convierten en algo inusual y cautivador. Es por
el contraste apreciable en el relieve de las colinas residuales por lo
que, los inselbergs y no las llanuras, arealmente mas notables, reci-
ben su nombre los paisajes de inselberg o lnselberglandschaften
(Figs 1.2e, 1.3.a y 6. 1b).

Los inselbergs se caracterizan por laderas limitantes inclinadas que


enlazan con los llanos adyacentes mediante uniones bien marca-

153
Formas y Paisajes Graníticos

das, casi angulares que se conocen como ángulo de piedemonte o


knick. Los inselbergs son de muchos tamaños y formas pero las for-
mas graníticas constituyen los tres tipos de mayor tamaño. En los
terrenos graníticos con mucho el más común y ampliamente distri-
buido es el bornhardt, una forma dómica llamada así por el geólo-
go alemán Wilhelm Bornhardt que al final del siglo pasado exploró
partes de Africa Oriental y aportó algunas de las más evocativas
descripciones y maravillosos esquemas de las formas y del paisaje
del que los bornhardts forman parte, así como perspicaces análisis
sobre sus posibles orígenes.

Todos los bornhardts son domos desnudos con laderas empinadas


(Figs.2.1 c y 6.2). Algunas formas gneísicas tienen flancos acintados
(Fig.6.3a y b), pero la forma dómica es en todas partes destacada.
Las colinas varían en tamaño y forma. Algunos son bajos, alargados
y elípticos en el plano y se les llama dorsos de ballena o dos de
baleine (Fig.6.3c). Los que se aproximan más a un contorno elíptico
en planta y que tienen laderas limitantes inclinadas se conocen
como caparazones de tortuga. Unos pocos son altos, asimétricos en
perfil y con un poco de imaginación se les puede llamar razonable-
mente lomos de elefantes (dos d'elephant). Muchos tienen ejes en
planta de similar longitud, aproximadamente igual a la altura de la
parte más alta por encima de la llanura adyacente y se los denomi-
na domos o medias naranjas aunque, y esto es un indicio de hasta
que punto está extendida esta forma básica, tiene mucho nombres
locales: matopos, ruwares, morros, dwalas, meias laranjas, demi-
oranges, moas, navas, medas, yelmos y muchos otros mas.

Algunos bornhardts están aislados (Fig.1.2.e), otros se unen en


pequeños grupos (Fig.1 .2b), pero en contraste con estas formas
individualizadas también hay cadenas o macizos constituídos por
repeticiones ordenadas de la forma dómica. Así ocurre en la Everard
Range, en el Norte de South Australia, y en el Kamiesberge del
Centro de Namaqualand. Cada uno de estos afloramientos se com-
pone de un gran número de bornhardts estrechamente asociados
y dispuestos en filas ordenadas (Fig. 6.4). En cada uno de estos pai-
sajes, los domos se han desarrollado a partir de un bloque delimita-
do por juntas, pero que a su vez forma parte de un gran macizo. De
esta manera puede decirse que algunos inselbergs son bornhardts,
pero no todos los bornhardts son inselbergs.

Otros inselbergs graníticos son bloques o bolos dispersos y se lla-


man nubbins ,o pequeñas colinas (knolls), y los que son angulosos
y acastillados se conocen como castle koppies. Ninguna otra forma
se halla tan frecuente y ampliamente desarrollada como la variedad
domos. Sin embargo, cada una de estas diferentes formas parece
ser una variante del tema común bornhardt y por esta razón, ade-
más de por lo frecuente de su presencia y su extendida distribución,

154
Capítulo 6: lnselbergs y Bornhardts

los bornhardts se analizan preferentemente como una forma bási-


ca de la que se derivan las demás. Nubbins, koppies y otros grandes
relieves graníticos se estudian en el capítulo 7.

(B) CARACTERÍSTICAS DE LOS BORNHARDTS

Los bornhardts son formas dómicas donde la roca desnuda aflo-


ra en la mayor parte de su superficie (Fig. 6.2). Aunque tengan
formas dómicas algunos de ellos están biselados (Fig. 6.5). Aparecen
en orógenos y en zonas cratón icas, en zonas de colinas y en mese-
tas así como en las tierras bajas y llanuras. Se desarrollan bien en
granitos y varios otros tipos de roca, aunque solamente en aquellos
que son masivos (ver capítu lo 12).

Los bornhardts no se relacionan con ningún entorno climático en


particular sino que aparecen bajo muchos regímenes climáticos:
desde los áridos y húmedos a los calientes y fríos (Fig. 6.6.). Los insel-
bergs no se restringen ni a los trópicos ni a las tierras áridas o semiá-
ridas, aunque estén mejor representados y se vean con mayor fre-
cuencia en las últimas. Se encuentran, por ejemplo, en Finlandia,
Norte de Noruega (por ejemplo el Krakmotinden), y en las monta-
ñas del Sur de Polonia.

En el plano, la forma bornhardt está delineada por fracturas predo-


minantemente vertica les o casi verticales, que forman parte del sis-
tema ortogonal. Tales fracturas determinan igualmente la localiza-
ción y desarrollo de muchos de los rasgos de las partes altas de la
forma (Figs. 1.9b y 6.7). Las diaclasas de exfoliación, arqueadas y
convexas, definen la silueta dómica de varios residuales (aunque
como se menciona en el Capítulo 2, existen en ésto curiosas excep-
ciones). Igualmente, las excavaciones revelan que muchos domos,
morfológicamente simples, han resultado de la erosión de rocas
con estructuras muy complejas, incluyendo varios domos estructu-
rales.

Finalmente, los bornhardts se desarrollan muy especialmente en


paisajes multicíclicos, esto es, en paisajes en los que los remanentes
o paleollanuras preservados en las partes culminantes del relieve
indican fases iniciales de nivelamiento, con un posterior levanta-
miento relativo y una incisión por ríos y arroyos (Fig.6.8).

(C) TEORÍAS SOBRE SU ORIGEN

(1) MEDIO GENÉTICO

omo su nombre sugiere, los inselbergs, incluidos algunos born-


C hardts, fueron en un tiempo comparados a Montes Isla.
Algu nos autores fueron más allá y sugirieron que los inselbergs eran

155
Formas y Paisajes G_ra_n_ític_o_s - - -- -- - -

de origen marino. El mismo Bornhardt consideró esta idea, pero


una breve reflexión muestra que el argumento no puede ser soste-
nido. Los bornhardts se desarrollan espectacularmente en zonas
costeras o interiores de áreas como la Bahía de Guanabará (en
donde se sitúa la ciudad de Río de Janeiro (figura 6.6b) y en varios
sectores de las costas del Sur de Aust ralia (Fig. 6.1 a), pero también
están bien representados en zonas continentales que nunca fueron
cubiertas o tocadas por el mar en muchos, a veces centenares o aún
miles de m illones de años, si es q ue lo estuvieron alguna vez. Por
ejemplo no existen pruebas de que el Craton de Yilgarn en Western
Australia, una región muy rica en bo rn hardts, haya estado cubierta
por el mar en los últ imos 1000 millones de años.

Sin embargo, los agentes marinos pueden haber sido en algunos


casos los responsables del modelado de los inselbergs, como lo
sugiere, en algunos casos, la asimetría de las formas (p.e. Fig.6.1 a).
Pero no hay pruebas que indiquen q ue las fuerzas marinas, por sí
solas, hayan sido capaces de producir inselbergs, en general o born-
hardts en particular. Lo que ha ocurrido únicamente es que la acción
de las olas ha explotado la debilidad del substrato rocoso aAorante
en la zona costera, dejando las masas resistentes en relieve.

Las explicaciones para el origen de los bornhardts que se basan en


el clima han sido muy populares. Agassiz interpretó los bloques gra-
níticos de la zona de Río como erráticos g laciares y una suposición
similar se hizo para los bloques en Costa Rica. Interpretó los domos
graníticos de la m isma zona del sudeste de Brasil como grandes
roches moutonnées. Le Conte llegó a la misma conclusión con res-
pecto a los domos de Yosemite en el centro d e California. En reali-
dad no existen pruebas de q ue el área d e Río haya sido g laciada
durante algún período de tiempo relevant e y, aunque el Yosemite
ha sido afectado por los glaciares d urante el Pleistoceno y algunos
de sus domos hayan sido sustancialmente modificados por estos
(por ejemplo el Domo de Gilbert) parecen todos tratarse de formas
estructurales que predatan a la aparición del hielo. Los domos de
Sierra Nevada y del norte de Noruega o aún los de Serra da Estrela
y Serra de Gert~s en Portugal, se sitúan en regiones glaciares o gla-
ciadas, pero, como ocurre con los medios marinos, el contexto cli-
mático parece ser incidental. La capacidad de los glaciares para ero-
sionar parece depender de la condición física del hielo basal (frío,
cálido, helado o húmedo). Los g laciares fríos son ca paces de eva-
cuar roca alterada, lo mismo que un bulldozer empuja hacia ade-
lant e materiales no consolid ados y expone así el frente d e altera-
ción. Las formas de corrosión q uímica así descubiertas son, básica-
mente, similares a las expuestas med iante cualquier otro agente
erosivo. Los g laciares h úmedos como los de España y Portugal
durante el Pleistoceno, arrasaron, j unto con la cubierta alterítica, los

156
Capítulo 6: lnselbergs y Bornhordrs
- - - --

rasgos morfológicos menores (p.e., las vasques), debidos a la corro-


sión química subedáfica. De cualquier forma los procesos glaciares
no son capaces de evacuar roca fresca consolidada, y en particular
no hay razón para suponer que sean capaces intrínsecamente de
realizar la erosión de un substrato rocoso homogéneo necesaria
para producir bornhardts.

La exposición y la visibilidad de los inselbergs en zonas áridas o


semiáridas tiene un considerable impacto visual y psicológico, lo
que ha persuadido a algunos investigadores de que debe existir un
enlace de tipo genético entre morfología y clima. Passarge, por
ejemplo t rata de convencer de que algunos d e los inselbergs de
Africa Oeste son el resultado de la erosión eólica de las llanuras que
los rodeaban durante el Mesozoico, y muy al principio de este siglo,
la idea de los aplanamientos regionales realizados por el viento fue
apoyada por algunos investigadores como Keyes y Jut son. Pero aún
en zonas áridas, la idea de una erosión eólica de grandes dimensio-
nes no concuerda con las pruebas de campo, y el concepto d isfru-
tó de un breve y limitado favor, tanto generalmente, como en rela-
ción al origen de los inselbergs; aunque trabajos recientes sugieren
que algunas extensas depresiones, por ejemplo en el norte de Irán,
tipo playa (salt lake) tienen sustancialmente origen eólico, estas for-
mas han sido excavadas en materiales sueltos, no consolidados. No
existe razón para pensar que el viento pueda erosionar, a gran esca-
la reg ional y aún más a rocas tan resistentes como el granito sano.

Que las llanuras adyacentes o que rodean a los bornharts han sido
erosionadas por los ríos ya lo hab ían sugerido Bornhardt, Falconer y
muchos ot ros. Lo mismo que Passarge, utilizaron el concepto de la
erosión diferencial, aunque enfatizaba n la acción fluvial.
Indudablemente los ríos han sido los responsables de la erosión
diferencial del regolito, y de la exposición del frente de alteración en
amplias zonas continentales (Capítulo 4). Incluso en casos muy
específicos, la exposición de la masa de un bornhardt puede atri-
buirse, en todo o en parte, a la acción de las olas, o de los glaciares,
o a procesos nivales. Pero se ha comprobado que, el fluvial es sin
duda, el tipo de proceso más generalizado.

( 11) L A HIPÓTESIS DEL RETROCESO DEL ESCARPE

A A uchos autores, y en particular el recientemente fallecido


f v \_ester King aducen algún tipo particular de erosión fluvial.
Este interpreta los inselbergs como Fernlinge, monadnocks de posi-
tion, o restos de circumdenudación, que persisten después de un
largo y continuado retroceso del escarpe y pedimentación
(Fig.6.9a). A excepción de algunas fracturas verticales que puedan
determinar la localización de los grandes ríos, y de ahí, indirecta-

157
Formas y Paisajes Graníticos

mente, de sus divisorias o interfluvios, la estructura no juega un


papel esencial en el mecanismo del retroceso del escarpe.

La idea del retroceso del escarpe puede seguirse hacia atrás hasta
Osmond Fisher a mediados del Siglo XIX. Fue utilizada por Powell y
Dutton en sus interpretaciones de los paisajes que ellos exploraron
en el Oeste Americano, y Holmes, explicó algunos de los inselbergs
de Moc;:ambique en los términos de retroceso del escarpe. Pero fue
King quien aplicó el concepto de evolución del paisaje an ambos
sentidos, en uno general y con una base de referencia para la teoría
general del desarrollo de los inselberg s. Muchos de los proponen-
tes del retroceso del escarpe argüyen q ue el proceso se restri nge a
sit uaciones de roca encostrada, en zonas áridas y semiáridas. Aú n
King, a pesar de su apasionada vehemencia a favor de que retroce-
so del escarpe y pedimentación son dominantes allí donde las
aguas de escorrentía sean activas (esto es, en todos los sitios salvo
en áreas glaciares y en desiertos de dunas), ad mite sin embargo que
el proceso alcanza sus óptimos efectos en las tierras tropica les
semiáridas y subtropicales.

Los inselbergs están bien desarrollados y conservados en esas


regiones, probablemente debido a que los procesos de vertiente
son activos allí, y en especial porque la t endencia a la alteración y
erosión en la base del escarpe lleva a un aumento en la inclinación
de los taludes y a su retroceso, con la formación de un pronuncia-
do ángulo de piedemonte (ver Capítulo 9). Además, el granito es
resistente en condiciones secas, pero es muy susceptible a la alte-
ración cuando está en co ntacto con el agua (Capítu lo 3). En zonas
cálidas, áridas y semiáridas, no sólo es más pronunciado el contras-
te en la vulne rabilidad a la erosión entre zo nas topográficamente
elevadas y bajas, q ue en otras zonas, sino que el granito seco actúa
muy efectivamente a la manera de un encost ramiento aún en el
caso de terrenos graníticos sin desarrollo de encostramientos de
forma que el desarrollo y el mantenimiento de los escarpes es facti-
ble, al menos teóricamente, aun en terrenos g raníticos.

Jessen interpreta los inselbergs de Angola en términos de retroce-


so del escarpe, pero sugiere que los taludes limitantes de éstos
devienen cada vez más verticales durante el ciclo (Fig. 6.9b). Esto
podría explicarse como el resultado de una disminución de la tasa
de retroceso del escarpe, lo que, como ocurre en las zonas de pla-
teau, debería dar más tiem po para la meteorización en la base del
escarpe siendo este reequilibrado hasta la máxima inclinación com-
patible con la estabilidad de la roca.

Los proponentes de la hipótesis de retroceso del escarpe atribuyen


la forma redondeada de los bornhardts a la meteorización diferen-
cial rea lizada bajo un ataque epigénico. Esta explicación se había

158
Capítulo 6: lnselbetgs y Bornhatdts
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

utilizado inicialmente para los bloques (ver Capítulo 5), y, con res-
pecto a los grandes residuales, como había sugerido Mennell, quién
puntualizó que los bordes sobresalientes de los bloques definidos
por fracturas son fácilmente eliminados. Falconer (1911, pag. 246)
pensaba que los inselbergs de Nigeria "naturalmente asumen la
configuración superficial que ofrece menos blanco a la actividad de
los agentes de denudación: Los domos del piedemonte Sudeste de
los E.E.U.U. han dado formas redondeadas al meteorizarse (desinte-
gración granular).

Por supuesto q ue la meteorización de las esquinas o bordes de los


b loques definidos por el sistema de fractura debería tener lugar ya
en las superficies expuestas al ataque de los procesos epigénicos, ya
por debajo de la superficie terrestre, en la zona de la capa freática,
como ha quedado bien explicado para la formación de núcleos resi-
duales (Capítulo 5). Los que interpretan los bornhardts como rema-
nentes de la circumdenudación como supervivientes a un prolon-
gado retroceso del escarpe, sin embargo, también interpretan la
forma redondeada de los residuales como debida a la alteración
preferencial de los vértices y bordes expuestos al ataque epigénico.
Las fracturas y estructuras de descamación se habrían formado en
respuesta a la liberación de presión y en relación con las formas
redondeadas en la superficie terrestre (pero ver Capítulo 2).

(111) ESTRUCTURA: FALLADO Y LITOLOGÍA

A lgunos investigadores interpretan los bornhardts como


Hartlinge, monadnocks de résistance o de dureté o formas
estructurales. Se han ofrecido varias explicaciones referidas a la
naturaleza intrínseca de la roca regional para explicar los bornhardt
que se sitúan dominando las planicies adyacentes. Básicamente, sin
embargo hay cuatro argumentos principales: argumentos que
implican fa llado, control litológico, contrastes entre la densidad de
fracturación e interferencia entre pliegues.

Primero, unos pocos bornhardts son de origen tectónico pues se


presentan como bloques levantados por falla. A este respecto es
interesante resaltar que la tribu local aborigen de los Pitjanjara creía
que Ayers Rock, un bien conocido bornhardt biselado de arcosas
areniscosas cámbricas que se sitúa aislado por encima de las plani-
cies desérticas del centro de Australia (ver Capítulo 12) surgió sim-
plemente de una gran colina arenosa plana. He aquí una filosofía
didáctica basada en el mito y la leyenda puesto que aún no tenien-
do pruebas ellos habían observado la inexistencia de fal las que deli-
mitaran el bornhardt arcósico.

El Pico Paraná por otra parte, es un horst residual localizado en el


sudeste de Brasil y delimitado por fallas que han sido activas recien-

159
Formas y Paisajes Graníticos

temente (Fig. 6.1 Oa). Otros bornhardt pueden ser muy bien del
mismo tipo, pero en el Pico Paraná, la prueba crucial fué descubier-
ta a consecuencia de unas excavaciones relacionadas con un pro-
yecto hidroeléctrico. Si no fuera por la existencia de ese tipo de
excavaciones, sería difícil demostrar, primero, que el residual en
cuestión está delineado por fallas y segundo, que las fallas habían
sido recientemente activas. Teniendo en cuenta este supuesto las
pruebas de campo sugieren que muchos bornhardts no son de ori-
gen tectónico porque no hay pruebas de que estén delimitados por
fallas con grandes desplazamientos, y, aún en aquellos que se citan
como de origen tectónico, no es siempre perceptible cuando los
escarpes delimitados por fallas son tectónicos o estructurales, o
cuando son escarpes de fa lla o escarpes de línea de falla. En pocos
bornhardts se ha demostrado fehacientemente que se trate de
horsts.

Con esto no se trata de sugerir aquí que las fallas no tengan su parte
en la definición de la morfología de los bornhardt, ya que aquellas
constituyen zonas de debilidad dentro, por ejemplo del macizo
denominado Pao de Assu<;ar (Fig. 6.1 Ob) que han sido explotadas
preferencialmente por la meteorización y la erosión. Una vez más
muchos de los residuales graníticos del área Linares-Ubeda en
Andalucía, Sur de España que están siendo exhumados ahora
desde debajo de la cobertera triásica (ver más adelante), son esen-
cialmente bloques fallados; pero las fracturas son pasivas más que
activas, y han actuado más como vías para alteración quela defini-
ción de las formas se haya producido por levantamiento tectónico.

Por el contrario muchos bornhardts parecen ser formas estructura-


les, esto es, debidas a la explotación de distintos tipos de debilida-
des existentes en la corteza por los diferentes agentes de meteori-
zación y erosión. En Guitiriz, en Galicia, NW de España, en una serie
de colinas graníticas rebajadas se ven en sección pequeños domos
así como grandes bloques residuales y pequeños koppies. Los aflo-
ramientos en canteras poco profundas sugieren la existencia de
una relación entre formas superficiales y estructura subsuperficial.
En efecto, pueden observarse en el granito muchos rasgos que
corresponden a un movimiento de cizalla según un plano subhori-
zontal. La roca ha sido foliada fuertemente, presentando estructuras
compresivas incluyendo acuñamientos de las estructuras de exfo-
liación que a veces se resuelven con el despegue de cuñas triangu-
lares, así como la formación de pequeños domos, principalmente
de g ran radio que implican a la estructura de descamación desa-
rrollada en el granito masivo (Fig.2.9 a-c). Las variaciones en com-
posición y textura no se han consideradas como causas de meteo-
rización diferencial y de erosión en los cuerpos plutónicos. Muchos
plutones son complejos de ca racterísticas compuestas, dentro de

160
Capítulo 6: lnselbergs y Bornhardts

los que hay varios cuerpos de petrología variada y por tanto tam-
bién variada respuesta a la meteorización y a la erosión. Alg unas de
estas variaciones internas son pronunciadas, otras son sutiles. En
algunos casos, como por ejemplo en los afioramientos de la serie
granítica de Hiltaba del Noroeste de la Península de Eyre, no existe
correlación entre petrología y petrografía. Stone Mountain, en
Georgia (EEUU), es un domo granítico, y algunos de los llanos adya-
centes han sido erosionados en un gneis biotítico, pero en las par-
tes Norte y Este el granito residual también forma parte de las zonas
llanas (Fig. 6.11 ); claramente se ve que hay otros factores implicados,
además de la composición. Por otra parte, en la Guayana francesa,
los leucogranitos forman los residuales que se sitúan dominando
los llanos adyacentes erosionados en gneises biotíticos, y en las
Montañas Air del Sur del Sahara son los residuales graníticos los
que se sitúan por encima de llanos erosionados en esquistos, y en
partes de Namibia y en el Sur de Africa son masas graníticas ricas en
potasio las que dominan el relieve. Los aplogranitos y granitos de
grano fino son citados como constituyentes de las colinas dómicas
de las Montañas Sudeten del Sur de Polonia. En los norteños
Flinders Ranges, South Australia, Mount Ward y el Armchair son
pegmatíticos y se disponen por encima del n ivel de una "ali slopes
topography" erosionada en un complejo de granito y gneis.

En este contexto, sin embargo, debe señalarse que muchas de las


pruebas que permiti rían comprobar el significado de los contrastes
litológicos han desaparecido por erosión. Este es el caso de los
compa rtimentos de roca que, inicialmente se localizaron por enci-
ma de las llanuras actuales, vis a vis de las masas rocosas, born-
hardts, supervivientes, y cuyo conocimiento resulta ría crucial, pero
que han sido erosionadas. Todo lo que se puede hacer es teorizar
sobre las va riaciones texturales y composicionales dentro de las
masas plutónicas y sobre las posibles implicaciones de ta l diversi-
dad (ver también página 82).

Se ha sugerido que algunos de los bornhardts de Mo<;:ambique son


únicamente proyecciones o apófisis desarrolladas en los bordes de
los plutones, o que se trata simplemente stocks expuestos en
superficie. Las mismas argumentaciones se han hecho respecto a
formas similares en Arabia oeste, Zimbabwe y en Namibia (Fig.
6.12a). Una vez más, varios de los proominentes domos en y alre-
dedor de Mitchells Nob, en Musgrave Range en el norte de South
Australia son stocks graníticos aflorantes que han intruido en gneis
(Fig. 6.12b). Así, algunos bornhardt son indudablemente una mani-
festación de masas intrusivas más resistentes. En muchos afiora-
mientos de batolitos, sin embargo, hay indicadores de que las rocas
crista linas han sufrido una profunda erosión sugiriendo que los
contornos o riginales de los plutones se han perdido hace ya mucho

161
Formas y Paisajes Graníticos

tiempo. En cualquier caso, e independientemente de la validez de


estas alegaciones, se pone en duda nuevamente el papel de los
contrastes litológicos.

La interferencia de pliegues puede también causar el desarrollo de


compartimentos resistentes en un macizo rocoso y en base a los
que se puede j ustificar el origen de algunos bornhardts Un fenó-
meno análogo puede verse con el caso de algunos inselbergs desa-
rrollados en rocas sedimentarias. Las llanuras que rodean born-
hardts como Los Oigas y Ayers Rocks, en el centro de Australia, han
sido erosionadas en sedimentos (conglomerados y arcosas, respec-
tivamente) que son adyacentes a los estratos rocosos que afloran
en los res iduales. Los Oigas, Ayers Rock y Mount Conner (una mesa
culminada por areniscas) están alineados E-W y el alineamiento
corta oblícuamente las estructuras plegadas que aparecen en los
tres residuales. Un poco después de la orogenia del Paleozoico final
(Alice Springs) estas regiones sufrieron una compresión N-5 que
resultó en una interferencia de pliegues en los estra tos del paleo-
zoico inicial en los que se formaron los residuales, y en el desarrollo
de núcleos compresionales que forman las actuales zonas elevadas.
De manera similar, como ha sugerido Dale, las fracturas de desca-
mación delinean domos y cuencas estructurales, que son argu-
mentos ya para just ificar la cizalla o la interferencia de pliegues
(compresión desde direcciones marcadamente diferentes), y dando
como resultado una estructura tipo huevera a escala regional. Las
zonas en las que la compresión se manifiesta de manera más pro-
nunciada pueden resistir mejor la penetración del agua y la meteo-
rización, por tanto, y son la base de los relieves residuales. Aqui
también está implicada una erosión profunda que elimina las zonas
antiformales y alcanza los sectores compresionales más profundos.

(IV) VARIACIONES EN LA DENSIDAD DE FRACTURACIÓN

A .A uchas de las explicaciones sobre el origen de los bornhardts


f v \:iue se basan en la variación litológica vemos que tienen una
val idez local. En muchos otros casos, sin embargo, el granito que
está por debajo de las llanuras que rodean los bornhardts parece
ser mineralógicamente similar, sino idéntico, al que compone los
residuales. La serie del granito Hiltaba en el noroeste de la Península
de Eyre presenta distintas variaciones texturales (por ejemplo, equi-
granular, porfirftico), pero los bornhardts se desarrollan en todos los
plutones, y el mismo granito que compone los residuales es el que
se sitúa por debajo de las llanuras adyacentes. La causa de los con-
trastes en la alteración y en la erosión en éstas y otras áreas, parece
ser la variación en la densidad de fracturación entre compartimen-
tos de roca adyacentes.

162
Capítulo 6: lnselbergs y Bornhordrs

Muchos escritores han hecho alusión a variaciones en la densidad


de fracturación como un factor significativo en el desarrollo del
relieve sobre rocas graníticas. Así, Le Conte (1873, p. 327) señala que
los domos masivos de Yosem ite "están compuestos por materiales
duros, poco afectados por las discontinuidades" y más específica-
mente, Mennell, escribiendo sobre los Matopos de Zimbabwe, esta-
blece:

... "la influencia de los planos de división de las rocas no debe ser
subestimada, y es basándose en la variación en número y carácter
de las juntas como se dibujan los variados aspectos escénicos de los
Matopos. Generalmente encontramos que las j untas son numero-
sas e irregulares en dirección, de manera que la roca se rompe fácil-
mente y presenta una gran superficie a los agentes de desintegra-
ción. En tales casos la d ureza superior de algunas bandas en parti-
cular le sirve de poco, ya que no es capaz de presentar un frente
sólido a las fuerzas disgregadoras. Por otra parte, las juntas están
enteramente ausentes en un area considerable, y la tendencia de la
roca entonces es a alterarse dando superficies suavemente redon-
deadas con un radio de cu rvatu ra muy grande. Probablemente los
contornos actuales de colinas y crestas y la dirección general de
muchos de los va lles del Matopo están determ inados por las
ampliamente espaciadas juntas maestras, que aparecen a grandes
intervalos, y que han formado el punto de partida para el trabajo de
la erosión" (Mennell.1904, pág. 74)

(V) ALTERACIÓN DIFERENCIAL SUBSUPERFICIAL Y EL


CONCEPTO DE LAS DOS (O MÁS) ETAPAS

La sugerencia de que la meteorización subsuperficial está impli-


cada en este proceso introduce una nueva perspectiva en el
debate del origen de los bornhardts, ya que, (Capítulo 5), como en
el caso de los bloques, bastantes, quizás muchos bornhardts se
desarrollan en dos (o más etapas). Una primera, compleja, que
implica alteración subsuperficial diferencial generalmente controla-
da por el sistema de fracturas (esto es lo q ue permitiría hablar de al
menos otra etapa previa), y tal vez también por los contrastes lito-
lógicos;. la otra, que implica la erosión diferencial que es la que ha
expuesto las convexidades de la base rocosa en forma de born-
hardts (Fig. 6.1 3). Los ríos son generalmente los agentes responsa-
bles de la eliminación del regolito, pero las olas originadas por el
viento, la acción de la helada (gelifluxión) y de los glaciares y cas-
quetes de hielo, (como por ejemplo ocurrió en el Pleistoceno en
Escandinavia y a menor escala en el NW de Iberia), han tenido tam-
bién su parte en algunas áreas concretas. Los levantamientos tec-
tónicos pueden haber contribuido a faci litar la erosión de la red de

163
Formas y Paisajes Graníticos

drenaje y, finalmente conviene considerar que la erosión del rego-


lito no ha tenido forzosamentre que ocurrir en una sola etapa.

Aunque el desarrollo de los bornhardts sea, con toda justificación


comparable al de los núcleos residuales, muchos investigadores
creen que, mientras que los bolos residuales se individualizan de la
masa rocosa donde están incluidos como resultado de la meteori-
zación, los bornhardts siguen enraizados o unidos a la masa de roca
fresca por debajo del regalito. Algunos pilares, de tamaño interme-
dio entre bloques y bornhardts ilustran este punto (Fig. 6.14).

Una vez más, como ocurría en el caso de los bloques, si se desea


comprender totalmente la génesis de estas formas deben de consi-
derarse las etapas previas definidas por acontecimientos magmáti-
cos, térmicos, y tectónicos, además de los ya generalmente admiti-
dos subedáficos y epigénicos. Aunque las dos etapas de prepara-
ción subsuperficial y la siguiente exposición subaérea son ambas
importantes, las interacciones con las aguas vadosas y el substrato
rocoso implican muchos matices de origen previo, de manera que
los bornhardts, como ocurre con los bloques, son en realidad for-
mas multiet apa. Por ejemp lo, la generación de fracturas ortogona-
les es crítica para un eventual desarrollo de bloques y de born-
hardts. Sin embargo, esto tiene lugar mucho antes de que la masa
rocosa afectada por ello se sitúe en la zona al alcance de las aguas
freáticas, haciéndose así susceptible a la meteorización diferencia l
(sería la usualmente conocida etapa 1). En los Gawler Ranges dací-
ticos puede demostrarse que las fracturas ortogonales ya se habían
desarrollado en el Proterozoico medio, hace unos 1400 Ma, mien-
tras que la explotación del sistema de fracturas por las aguas subte-
rráneas vadosas, en zonas cercanas a la superficie no tuvo lugar
hasta el Jurásico, más de 1200 Ma después. A pesar de todo, la for-
mación de las fracturas ortogonales en el lejano pasado geológico
fue crítica para una eventual formaci ón de los bornhardts. Donde
existen contrastes litológicos que hayan sido explotados por la alte-
ración subsuperficial, éstos pueden ser referidos a acontecimientos
magmáticos o térmicos que se originaron mucho tiempo antes
que la meteorización.

El significado de la hipótesis de las dos etapas en el contexto de la


densidad de fractu ración es que, aquellos compartimentos que
están llenos de fracturas abiertas se alteran más rápidamente y con
mayor intensidad debido a que el agua puede penetrar con mayor
facilidad en la masa. Son convertidos fácilmente en zonas llanas
cubiertas, ya por grus, ya por bolos residuales engastados en grus.
Por ot ra parte, los compartimentos rocosos masivos, no diaclasados,
o cuando la roca aún estando diaclasada está sujeta a un régimen
compresivo, permanecen esencialmente frescos y son más resis-
tentes a la erosión. El contraste inicial en la densidad de fracturación

164
- -- - - - Capitulo 6: lnselbergs y Bomhardts

no necesita ser muy exagerado, ya que una vez que empieza a ser
explotado por la humedad, la acción d e ésta se ve reforzada.
Aunque estén situadas en el frente de alteración, las protuberancias
rocosas correspondientes a zonas no diaclasadas o poco diaclasa-
das del macizo dispersan el agua que va hacia ellas, de manera que
cuando son expuestas en superficie su topografía aún se acentúa
más, ya que los residuales desvían la escorrentía y tienden a perma-
necer secos, mientras que las llanuras reciben el agua y así las rocas
situadas bajo ellas se alteran cada vez más y más: un nuevo ejem-
plo del efecto reforzamiento o de la retroalimentación positiva.

La discusión sobre la explicación de los bornhardts basada en las


variaciones en la litología, puso de relieve que no existían pruebas
relevantes al haber sido éstas erosionadas, y la misma objeción
puede hacerse para el caso de la hipótesis de la densidad de frac-
turación como elemento diferenciador del relieve. En principio eso
parece ser así, pero en la práctica se ha demostrado que los mode-
los de fracturación apreciables en superficie dan una buena guía
para conocer los modelos de fracturación y su espaciado a profun-
didades de un ki lómetro o así. Si las extrapolaciones hacia abajo son
válidas, ¿por qué no van a serlo también hacia arriba aunque la ero-
sión se haya llevado la masa rocosa previa 7. Si esta extrapolación es
correcta, el contraste entre densidad de fracturación apreciable en
superficie nos proporciona una comparación válida sobre la densi-
dad del diaclasado en los compartimentos masivos, ahora converti-
dos en inselbergs y la de los compartimentos rocosos intermedios
que han sido alterados y erosionados. La sugerencia de que
muchos bornhadts coinciden con compartimentos rocosos relati-
vamente masivos parece estar entonces firmemente sustentada.
Aún en zonas que parecen estar bien fracturadas como la del
Monte Sinaí en la Península del Sinaí (NE de Egipto) las formas
dómicas no evolucionan si las discontinuidades están cerradas y
son impenetrables al agua.

La densidad de fracturación es cdtica para el desarrollo de algunos


bornhardts. Se han sugerido varias explicaciones para tales varia-
ciones. Según Lamego, por ejemplo, la distribución de las fracturas
está directamente relacionada con la distribución y sentido de las
tensiones y deformaciones en las secuencias cristalinas plegadas,
con algunas zonas en compresión y otras en tensión. Las zonas más
profundas de las antiformas están en compresión, las más someras
en tensión (tracción), y lo recíproco se aplica a las estructuras sin-
formales (Fig.6.15). Variaciones similares en el régimen de tensiones
se asocian a las fal las transcurrentes, en offset o en echelon, y a la
cizalla recurrente y dislocación de los sistemas regionales de fractu-
ración ortogonal que resultarían de la distorsión de bloques cúbi-
cos o rectangulares, con una tendencia a estirarse según el eje

165
Formas y Paisajes Graníticos
- - - - --

mayor, alineado a 45° con la dirección de la tensión. Compresión y


tracción no se anulan, sino que son aditivas, y tienen el mismo
orden de magnitud que las tensiones aplicadas. La dislocación con-
tinuada causa una propagación de la fractura hacia las zonas adya-
centes a las fracturas primarias, de manera que, cada uno de los blo-
ques mayores tiende a convertirse en un núcleo tensionado situa-
do en medio de una zona rocosa fracturada (Fig.6.16).

En parte esta hipótesis puede ser comprobada experimentalmente


ya que las tensiones pueden cuantificarse. Esto es lo que ha ocurri-
do en varios de los inselbergs de la Península de Eyre perforando
hasta profundidades someras e instalando tensímetros y midiendo
el sentido y la tasa de distorsión durante varias horas. Los resultados
son consistentes con la teoría de la cizalla, con mediciones en algu-
nos sitios, especialmente en el distrito de Wudinna ( en la misma
área), que indican la existencia de tensiones contrastadas según los
distintos ejes horizontales.

Por supuesto que la hipótesis de las dos etapas debe ser ampliada,
para incluir no solamente el argumento de los contrastes en la sus-
ceptibilidad basados en las diferencias de fracturación, sino tam-
bién los que se basan en las variaciones en la composición de la
roca, textura y grado de deformación sufrida. Y Falconer hace ya
mucho t iempo que había proporcionado un resumen, admirable-
mente sintetizado, de la hipótesis de las dos etapas en la que se
incluye este enfoque más amplio de la misma:

Una superficie plana de granito o gneis sujeta a meteorización lar-


gamente prolongada en el nivel de base, debería ser descompues-
ta hasta profundidades diferentes, principalmente de acuerdo con
la composición y text ura de las distintas rocas que la conforman.
Cuando elevación y erosión continúan, la capa alterada debería ser
removida, y esto produciría una superficie irregular a partir de la
que las rocas más resistentes sobresaldrían. Aquellas rocas que han
ofrecido la mayor resistencia a la meteorización química por deba-
jo de la superficie terrestre deberían, luego de su exposición, asumir
naturalmente la configuración de la superficie que ofrece el menor
blanco a la actividad de los agentes de denudación. De esta mane-
ra aparecerían los ca racterísticos domos y capa razones de tortuga
que sufrirían una ulterior denudación sólo a través de la insolación
y de la exfoliación.

Sus características comunes, que Merrill adscribiría aproximada-


mente a la influencia de las tensiones y deformaciones corticales, se
deben probablemente en su mayor parte, a una sencilla modifica-
ción por meteorización de las intrusiones facolíticas originales
(Falconer, 1911, p. 246).

166
Capítulo 6: lnselbergs y Bornhordts

De esta forma, el concepto de la corrosión química (etche) o el de


las dos etapas o lo más etapas parece ofrecer una explicación con-
vincente sobre el origen de bornhardts e inselbergs. Para explicar la
exposición en superficie de los compartimentos más resistentes del
macizo se ha echado mano de la erosión fluvial, y puede ser que allí
donde los materiales atacados estuvieran poco consolidados es
verosímil que haya tenido lugar el retroceso del escarpe. Donde las
llanuras entre bornhardts hayan sido encostradas o protegidas por
la acumulación de gravas (lag), el mecanismo de retroceso del
escarpe puede haber sido funcional. Pero allí donde esto ha ocurri-
do se trata de una característica local o efímera y no esencial del
mecanismo y únicamente la manera en que las llanuras puedan ser
rebajadas teniendo lugar así la exposición de los inselbergs residua-
les. Cualquiera que sea el mecanismo que fue operativo las llanuras
que separaban los res iduales fueron rebajadas por los agentes geo-
dinámicos externos (p.e., ríos) que explotaron un contraste estruc-
tural y no fueron responsables de la formación de los residuales.

(D) PRUEBAS Y ARGUMENTOS REFERENTES AL ORIGEN DE


LOS BORNHARDTS

_r: 1 concepto de ret roceso del escarpe no solamente falla al tratar


'"C;.de adaptarlo y explicar las d istintas características de los born-
hardts sino que tampoco es coherente con algunas de las pruebas
y argumentos de campo. Sin embargo, muchos geólogos y geo-
morfólogos aún están a favor del retroceso del escarpe. ¿Por q ué?
¿En qué se basan para ello7

(1) CONTRASTES EN LA METEORIZACIÓN EN COLINA Y


LLANURA

egún la hipótesis d e la densidad de fracturación deberían existir


S diferencias (contrastes) entre colina y plano. La profunda altera-
ción del granito por debajo de las llanuras ha sido señalada en
varias partes del Mundo. Por otra parte, en algunos sitios, hay un
fuerte contraste entre la meteorización del substrato rocoso por
debajo de las llanuras y en los bornhardts. Así, en los bordes de
Ucontitchie Hill, Peninsula de Eyre, South Australia, el g ranito ha
sufrido una marcada alteración diferencial controlada por las fractu-
ras, con núcleos residuales engastados en una matriz de granito
alterado (Fig.6.17 a). Los sondeos realizados alrededor del inselberg
muestran que el regolito se extiende comúnmente hasta profundi-
dades entre 25 m y alcanzan los 40 matan solo unos pocos metros
de donde aflora la roca masiva del bornhardt y esencialmente sana.
Contrastes similares en la densidad de fractu ración entre colina y
llanura han podido ser observados ce rca d e Garies, en

167
Formas y Paisajes Graníticos
- - -

Namaqualand (Fig.6.17b), cerca de Bangalore en la India peninsular


(Fig.6.17c), y en el Este de Dartmoore, SW de Inglaterra (Fig.6.17d).

(11) DOMOS INCIPIENTES

i los bornhardts se inician realmente debajo de la superficie


S terrestre por meteorización diferencial, como aparece implícito
en la teoría de las dos o más etapas, deberían existir ejemplos de
todos los estadios de su formación, incluidas algunas masas dómi-
cas formadas por roca, intrínsecamente fresca, que, o bien hubiera
sido expuesta recientemente, o bien se hallara actualmente justo
por debajo de la superficie terrestre. Se han mencionado varios
ejemplos en la literatura y en el paisaje. En Ebaka, en el Sur del
Camerún, Boyé y Fritsch han descrito una cantera abierta para el
suministro de balasto para una vía férrea. En la excavación quedó
expuesta una masa dómica de granito fresco rodeado por roca alte-
rada. Su parte más alta estaba situada a unos 8-1 O m por debajo de
la superficie terrestre y buzaba en todas direcciones (Fig.6.18). Se
trata, seguramente de un bornhardt incipiente aguardando a su
exposición natural, pero que fue descubierto anticipadamente por
la excavación artificial. El domo no había sido modelado por proce-
sos epigénicos y después enterrado, porque los materiales que lo
cubrían eran granito alterado "in situ~

Elkington Quarry ha sido abierto recientemente (1995) cerca de


Pildapa Hill, al norte de Minnipa, en el noroeste de la Península de
Eyre, South Australia. Antes de la excavación sólo afloraba una
pequeña plataforma rocosa, pero luego d e ésta se ha podido com-
probar que se trataba de la parte alta de un domo de gran radio, en
que está desarrollada una estructura de descamación (Fig 6.19a).
Otros domos bajos del noroeste de la Península de Eyre han sido
explotados como canteras (por ejemplo en Calca, al sur de Streaky
Bay, y Quarry Hill, cerca de Wudinna), y en cada caso, se ha podido
comprobar que en realidad eran la parte alta de domos mucho
mayores cuyo radio aumentaba con la profundidad desde la super-
ficie. Cerca de Leeukop, al sur de Potchefstroom en Sudáfrica, la
parte alta de un domo aparece expuesta en una depresión poco
profunda excavada para hacer un depósito de agua (Fig.6.19b). En
la cantera de ladrillos de Vredefort en el noroeste del Estado Libre
de Orange, el granito alterado ha sido excavado, apareciendo varios
bolos residuales, pero en una esquina de la cantera quedó al des-
cubierto parte de un domo incipiente (Fig.6.19c). En Midrand (antes
Halfway), entre Johannesburg y Pretoria, Sudáfrica, lo que inicial-
mente parecía una pequeña plataforma rocosa, gracias a las exca-
vaciones para la construcción de una carretera, se ha demostrado
que se trataba de la parte alta de un pequeño domo (Fig.6.19d).
Formas similares han sido señaladas en Buccleuch, al Sur de

168
Capítulo 6: lnselbergsy Bornhardts

Johannesburg; entre Neue Smitsdorp y Pietersburg en el norte del


Transvaal; en varios lugares entre Vanrhynsdorp y Nuwerus en
Namaqualand; en Pomona Quarry, cerca de Salisbury, Zimbabwe.
En varios lugares en el sudoeste de Western Australia, particular-
mente en las Darling Ranges, domos como la Sullivan Rock han sido
simplemente expuestos desde debajo de un regalito laterítico y
bauxítico.

( 111) I NICIACIÓN SUBSUPERFICIAL DE LAS FORMAS MENORES

i las formas menores asociadas con los bornhardts se inician por


S d ebajo de la superficie terrestre, esto implica que la masa princi-
pal debe evolucionar también por debajo de la superficie terrestre.
Como se aclarará en posteriores capítulos (8 y 9), existen pruebas
irrefutables de que algunas de las características menores típicas de
los domos graníticos se han iniciado por debajo del manto de alte-
ración. Así, las excavaciones en los bordes de varios inselbergs del
Noroeste de la Península de Eyre demuestran que, tanto pilas como
acanaladuras se desarrollan en el frente de alteración. En su informe
sobre el afloramiento de Ebaka Quarry, Boyé y Fritsch anotan que la
superficie dómica recientemente expuesta está surcada por acana-
laduras y pilas. Como también ocurre con los ejemplos citados de la
Península de Eyre, no existen posibilidades de que las formas se
hayan formado subaéreamente y después hayan sido enterradas, ya
que el material que las recubre está "in situ''. Pero tampoco queda
excluida la evolución de estas formas luego de su exposición suba-
érea. El caso de la generación repetida de acanaladuras en las esca-
mas, sucesivamente expuestas de los domos del Macizo de
And ringitra en Madagascar es suficientemente expresivo.

(IV) I NSELBERGS ESCALONADOS Y LADERAS ZAPADAS

/\.A uchos de los inselbergs del Sur de Australia presentan las


f v \Jartes basales de sus paredes sobreinclinadas o zapadas.
Existen pruebas convincentes de que las paredes zapadas son una
forma particular del frente de alteración, y que se iniciaron por
debajo de la superficie natural del terreno, (ver Capítulo 8), pues en
Yarwondutta Rock, cerca de Minnipa, en el Noroeste de la Península
de Eyre, South Australia, y en muchos otros sitios tales concavidades
basales pueden verse en excavaciones por debajo del recubrimien-
to de grus que está "in situ" (Fig. 6.20). Donde las tales paredes zapa-
d as afloran está claro que el nivel superior del zapado señala la
situación del contacto inicial coli na-llanura.

Yarwondutta Rock, nos proporciona un ejemplo claro y consistente


(Fig.6.21 a y b). El contacto llanura-colina inicial está indicado por las
hombreras superiores de dos paredes zapadas conservadas en la

169
Formas y Paisajes Graníticos

parte Norte del residual. Considerando el origen de las paredes


zapadas se deduce lo siguiente:

- Yarwondutta Rock ha emergido y crecido como un relieve positi-


vo por encima de las llanuras que la rodean, a resultas de incisiones
episódicas o escalonadas, realizadas por cursos de agua.

- Esta emersión ha tenido lugar, no gradualmente, sino en distintas


fases o episodios. Los frentes de alteración zapados implican deten-
ciones relativas en el proceso de emersión, durante las cuales ha
tenido lugar la alteración en el pie del escarpe. La exposición de las
paredes zapadas, por otra parte, indica que ha existido un rejuve-
necimiento de la red y una reactivación del paisaje, durante el que
las llanuras se han visto rebajadas, pero los residuales han perma-
necido como formas topográficas positivas. No se puede diferenciar
si la zona de pie de escarpe fue corroída químicamente cada vez a
mayor profundidad en las sucesivas etapas de desarrollo del relieve
(Fig.6.22a), o lo que genera el relieve escalonado han sido los suce-
sivos rebajamientos que tuvieron lugar en las llanuras que los rode-
an (Fig.6.22b).

- El proceso de alteración en el pie del escarpe y la primera etapa


en el desarrollo de otro conjunto de formas de zapamiento (flared
forms) está, una vez más, actuando para que un frente de alteración
cóncavo sea expuesto en una excavación ulterior.

- Se han conservado claramente restos de formas relacionadas con


fases o ciclos de desarrollo previos. Yarwondutta Rock parece que
una vez fue únicamente una plataforma baja, con, a lo sumo unos
pocos bloques o remanentes de lajas situados por encima del nivel
general. Esta plataforma es ahora la superficie dominante. Tal como
ahora existe, ha sobrevivido al menos a dos fases de alteración y
erosión consecutivas de la llanura adyacente.

- Ha debido de existir algún retroceso de las paredes que la limitan,


aunque no por acción fluvial - el residual tiene una extensión limi-
tada y no generaría flujos de agua. Pero existe una escorrentía
superficia l importante en forma de lavado (y de aquí el depósito de
la Fig.6.20), y la alteración por la humedad en la zona de pie del
escarpe ha causado un retroceso en el talud rocoso. Este tan sólo
llega a unos pocos metros y es totalmente diferente en orden de
magnitud a los muchos, aún cientos de kilómetros, exigidos por el
paisaje de inselbergs en muchas partes del Mundo y por la Teoría
de retroceso del escarpe.

- El residual ha aumentado episódicamente sus dimensiones a lo


largo del tiempo. Esta explicación se enfrenta a las objeciones, debi-
das a King, de la hipótesis de las dos etapas para el desarrollo de los
bornhardts que dice que la máxima profundidad alcanzada por el

170
Capitulo 6: lnselbergs y Bornhardts
- - - - -- -

frente de alteración que se registra en una región determinada es


comúnmente mucho menor que la altura, por encima de la llanura
adyacente de los inselbergs más altos existentes en esa región. La
alegación presentada fue que algunos inselbergs eran demasiado
altos para haber sido iniciados por debajo de la superficie de la tie-
rra. Sin embargo, sólo se tenía en cuenta el desarrollo de un ciclo de
meteorización y erosión y no se consideró la posibilidad de multici-
clos o multifases.

Los inselbergs escalonados hablan de una exposición en varias eta-


pas. Las causas a las que obedecen las alt ernancias de alteración y
erosión (tectónicas, climáticas, cambios en la erosionabilidad debi-
dos a la meteorización) no están claras. Las fases de arrasamiento
del regolito y exposición de la roca pueden identificarse en el regis-
tro sedimentario de las cuencas adyacentes.

Los inselbergs escalonados no son exclusivos de la Península de


Eyre y ni siquiera de Australia. En bornhadts tales como los de
Wudinna Hill y Ucontitchie Hill en la Península de Eyre, y Korkerbin
Hill y Hyden Rock en el sudoeste de Australia a distintas alturas en
sus laderas se desarrollan zonas lineales subhorizontales de paredes
zapadas con sus plataformas rocosas asociadas, tramos de la ladera
m ás inclinados, roturas de pendiente y tafoni a distintos niveles, de
manera que estos residua les t ienen un perfil escalonado (Fig. 6.23).
Sin embargo, inselbergs con entalladuras y escalonamientos apare-
cen en muchas partes del Mundo y han sido, por ejemplo, clara-
mente ilustrados los de Angola en los soberbios esquemas de
Jessen (por ejemplo Fig. 6.24).

(V) MODELOS LOCALES Y REGIONALES EN EL PLANO

i los bornhardts y formas relacionadas tienen algo que ver con


S tensiones corticales deberían disponerse según modelos en
planta que se adaptaran geométricamente a los estilos tectónicos
regionales. Esto es así. Por ejemplo, en el Noroeste de la Penísula de
Eyre los residuales se disponen en dirección N.W.-S.E. o rientándose
en paralelo a evidentes fracturas regionales. A escala de detalle pre-
sentan claros alineamientos y modelos de fracturación relacionados
con estas tendencias generales (Fig.1.12, 6.25 a y b). Lo mismo
puede decirse del Macizo de Traba en el NW de la Península Ibérica
donde los residuales graníticos se levantan según crestas definidas
por fracturas (Fig.6.25c).

171
Formas y Paisajes Granlticos
- - --

(VI) COEXISTENCIA CON FORMAS ASOCIADAS


A COMPRESIÓN

Las fracturas de descamación están en todas partes asociadas a


los bornhardts. Como se sugirió en el Capítulo 2, existen razones
para interpretarlas como ocasionadas por una compresión cortical.
También las formas en A, y otras formas asociadas con la liberación
de tensiones compresivas (Capítulo 11) están ampliamente desa-
rrolladas en los bornhardts. Asi, la coexistencia de bornhardts,
estructuras de descamación y todo un conjunto de formas meno-
res es consistente con la hipótesis que interpreta a los bornhardts
como el resultado de una situación compresiva, ya aplicada direc-
tamente, ya relacionada con un cizallamiento, cualesquiera que sea
la orientación de éste plano.

(VII) SITUACIÓN TOPOGRAFICA

lgunos bornhardts aparecen en zonas llanas y como en esas


A situaciones se dan los casos más espectaculares de bornhardt
que se conocen, se ha dado a este hecho quizás mayor importan-
cia de la que tiene. Si los bornhardts fueran los últimos restos que
sobreviven al retroceso de los escarpes y a la pedimentación, los
residuales deberían encontrarse sólo en contextos geomorfológi-
cos llanos, y deberían igualmente restringirse a las grandes diviso-
rias. Pero no es así. Muchos residuales se sitúan en las divisorias pero
también se encuentran en los fondos de los valles o en las laderas
de los valles (Figs.6.8a y 6.26). Muchos aparecen en zonas elevadas,
como el valle de las 1000 colinas en Natal; en Yosem ita y en
Domeland, ambos en Sierra Nevada de California; y en la región de
Río de Janeiro, en el Kamiesberge de Namaqualand, en las
Montañas Rocosas de Colorado y en muchos otros sitios. Estos resi-
duales, seguramente proporcionan argumentos contra la sugeren-
cia de que las formas son inherentemente Fernlinge, o los últimos
remanentes que sobreviven después de un retroceso de escarpe
prolongado.

(VIII) Su COINCIDENCIA CON PAISAJES MULTICÍCLICOS

Los bornhardts aparecen asociados característicamente a paisa-


jes multicíclicos (Fig.6.8). El enlace entre bornhardts y paisajes
multicíclicos se basa en dos razones.

Primero, porque la exposición de las rocas graníticas se realiza la


mayor parte de las veces por erosión de un substrat o rocoso pro-
fundamente alterado. Y una profunda alteración subsuperficial ine-
ludiblemente requiere un período o períodos de estabilización y
nivelamiento tal como lo demuestran las paleosuperficies de relie-

172
Capitulo 6: lnselbergs y Bornhardcs

ve suaves. Es significativo que muchos de los inselbergs de


Zimbabwe se sitúen sobre un altiplano localizado por debajo de la
superficie africana más prominente (Fig. 6.27), y que en Kenya,
muchos inselbergs estén localizados sobre la superficie de lkeda, de
"elevación media': por debajo de la más alta. La implicación es que
en ambas regiones ha existido una alteración subsuperficial, estruc-
turalmente controlada, por debajo del altiplano.

Las bien conocidas formas dómicas de Sierra Nevada Central, en


California, se localizan claramente por debajo y se desarrollan en
asociación con una prominente superficie de aplanamiento eleva-
da (Fig. 1.1 g). En estos términos los biselamientos que son tan pro-
minentes en algunos bornhardts (por ejemplo Fig.6.5) se han ela-
borado como entalladuras de corrosión química relacionadas con
las fases de exposición de los residuales.

Segundo, la erosión realizada durante n+ 1 ciclos es consistente con


la sugerencia de la exposición de las zonas compresionales más
p rofundas de las estructuras antiformales (Fig.6.28a y 6.28b), que
devienen bornhardts con estructuras de descamación bien desa-
rrolladas, pero con pocas fracturas ortogonales abiertas. Los domos
de gran radio con pocas fracturas visibles y pocos bloques o lajas
residuales tales como Polda Rock y Little Wudinna Hill, ambos en el
distrito de Wudinna en el noroeste de la Península de Eyre se inter-
pretan como domos localizados por debajo de los planos neutrales
de las antiformas. En residuales como Ucontitch ie Hill, por otra
parte, con varios niveles de estructuras de descamación y bloques
libres, el plano neutral puede coincidir con la superficie de la masa
principal, aunque yazca por debajo de varias hojas representadas
ahora solamente por grandes bloques y bolos (Fig. 6.28).

(IX} BORDES DEFINIDOS POR FRACTURAS

/\ A uchos bornhardts están defi nidos por prominentes fracturas


1 v \ verticales o subvertica/es (Fig. 6.7). El que sus bordes se
hayan estabilizado en esas fracturas viene indicado por el desarro-
llo de rasgos tales como laderas zapadas y depresiones de pie de
escarpe. Es seguramente demasiada coincidencia pensar que los
escarpes de retroceso se hayan erosionado hasta y aparentemente
estabilizado contra estas zonas de fractura. Seguramente si fuese
operativo un retroceso de vertientes a gran escala, ¿porqué éste no
tendría que haber vuelto a roca sana en lugar de detenerse en la
fractura 7.

(X} EDAD DE LOS BORNHARDTS

S i los inselbergs en general, y los bornhardts en particular, son los


últimos remanentes que quedan después de una erosión larga-

173
Formas y Paisajes Graníticos - - - - - - - -

mente prolongada (retroceso del escarpe), ningún bornhardt debe


ser más antiguo que la duración de un ciclo geomórfico que ha
alcanzado un estadio avanzado, o el tiempo necesario para reducir
una masa terrestre a la altura del nivel de base. Si, por otra parte, los
bornhardts son formas de corrosión química que se basan en las
variaciones estructurales, pueden tener cualquier edad, en el caso
de que, por supuesto, puedan sobrevivir a los agentes meteorizan-
tes y erosivos.

Las estimaciones sobre la duración de un ciclo varían ampliamente.


En particular, la mayor discrepancia está entre las cantidades deri-
vadas de las dataciones por fisión de elementos radioactivos (108
Ma), y las basadas en la estratigrafía (107 Ma). Aceptando, "pro tem-
pore'; las fechas estratigráficas, existe una coincidencia general en
que, aún después de considerada la recuperación isostática, gran-
des zonas de altiplanos deberían ser arrasadas al nivel de base en
períodos del orden de 35-40 Ma. Entonces, ningún inselberg debe-
ría tener una edad mayor que ésta; en términos estratigráficos, nin-
gún inselberg debería ser anterior al Eoceno final y muchos deberí-
an de ser más modernos.

Sin embargo, macizos de bornhardts como los Everard Ranges,


Norte de South Australia, se sitúan por encima de llanuras sobre las
que se ha desarrollado silcreta, y que son por lo tanto probable-
mente al menos de edad Cenozoico inicial. Las crestas de algunos
de los bornhardts del Noroeste y Norte de la Península de Eyre,
South Australia, pueden ser de edad Mesozoica, lo que viene apo-
yado por la edad putativa Jurásico-Cretácico Inicial de la superficie
culminante de los adyacentes Gawler Ranges. Una vez más las prue-
bas aducidas sugieren que algunos inselbergs conservados en el
Yilgarn Block, en el sudoeste de Western Australia son de edad o
tardi Mesozoico o Terciario inicial (Fig. 6.30), y algunos residuales del
Wilson Promontory, Sur de Victoria, son formas del Cretácico Inicial.

Con todo esto no se pretende decir que todos los inselbergs son
formas antiguas. Por el contrario, muchas son claramente jóvenes,
habiendo sido expuestas recientemente. Pero otras son antiguas, y
han estado expuestas a los elementos durante veintenas de millo-
nes de años y sirven en este último caso, para argumentar en con-
tra de la hipótesis del retroceso del escarpe. Por ot ra parte, estos
datos son compatibles con la hipótesis de las dos o más etapas,
aunque su supervivencia durante tan largo t iempo plantee induda-
blemente problemas.

Basta con establecer su existencia y por lo tanto que son posibles.


Sin embargo, su supervivencia necesita una explicación. Se han
aducido varios factores. Una vez en relieve positivo las col inas
expulsan el agua; son masivas, con pocas fracturas abiertas de

174
Capitulo 6: lnselbergs y Bomhardts

manera que la mayor parte del agua corre sobre su superficie; se


trata de superficies intrínsecamente secas, y dado que el agua es "el
agente de alteración más fuerte" (Shakespeare, Hamlet, VI, 160-161)
el substrato rocoso se altera y erosiona solo muy lentamente. Los
bornhardts como otras antiguas formas prominentes, se explican
así mejor en términos de mecanismos de reforzamiento o de retro-
alimentación positiva.

(E) 80RNHARDTS EXHUMADOS E INSELBERGS

/\ A uchos inselbergs y bornhardts son del tipo exhumado y se


f v ' es han asignado distintas edades tanto en la literatura como
en el paisaje. Los hay de muchas edades. Así, el magnificente paisa-
je de inselbergs descrito por Bornhardt en lo que ahora es Tanzania,
es exhumado y de edad preCretácica, y algunos de los considera-
dos por Falconer en sus estudios germinales sobre los residuales de
Nigeria son también exhumados y de edad pre Eocena (Fig. 6.31 a y
b). Los esbeltos residua les dómicos (pain de sucre) han sido exhu-
mados desde debajo de la arenisca tardipaleozoica del Tassili en las
montañas del Tassili del sur de Argelia (Fig.6.31 c) y el arrasamiento
parcial de la cobertera cámbrica de Nama ha resucitado un campo
de nubbins graníticos en el sur de Namibia y en las zonas adyacen-
tes de Namaqualand (Fig.6.31 d). En Australia los inselbergs graníti-
cos exhumados van en edad desde el Pleistoceno inicial (Noroeste
de la Península de Eyre) al pre Mioceno (Oeste del Murray Basin)
hasta numerosos ejemplos de edad Cretácico inicial o Jurásico
(Fig.6.32) al Arcaico tardío (región de Pilbara en Western Australia).
En el Sur de España los inselbergs de Ubeda-Linares en la provincia
de Jaen, Andalucía, predatan el Triásico (Fig. 6.33a), y el terreno gra-
nítico exhumado de Charnwood, en los Midlands ingleses tiene una
edad similar. En el Noroeste de Escocia la (neoproterozoico) arenis-
ca torridoniense se sitúa sobre lo que parece ser un antiguo paisa-
je de inselbergs desarrollado sobre los gneises del Lewisiense, y que
son residuales dómicos rodeados por pedimentos (Fig.6.33b). Los
sedimentos más modernos han sido en parte erosionados y así se
han exhumado antiguas formas.

Estos ejemplos contradicen el punto de vista de que los bornhardts


son formas cenozoicas. Por el contrario, son de un antiguo linaje y
cualquiera que sea el mecanismo o mecanismos respohsables de
su formación estos han sido factibles y han actuado a lo largo de
gran parte de los tiempos geológicos y definitivamente en los últi-
mos 2.5 millones de años. Su distribución temporal sugiere que se
puedan formar bajo una amplia gama de condiciones climáticas.
Aunque el volumen de agua en o cerca de la superficie pueda
haber aumentado a lo largo del tiempo siempre ha existido algo de
ella a lo largo del tiempo geológico. así siempre hubo agua dispo-

175
Formas y Paisajes Granícicos

nible para la alteración, lo que concuerda con los requisitos que


exige el mecanismo de las dos o más etapas. Los bornhardts pue-
den iniciarse por alteración subsuperficial estructuralmente contro-
lada en cualquier contexto climático, aunque los agentes responsa-
bles para su exposición, y ulterior enterramiento, hayan va riado de
uno a otro lugar y de un tiempo para otro. Asi, los inselbergs de
Fennoscandia pueden haberse iniciado en condiciones húmedo-
cálidas durante el Terciario, pero han sido expuestos por acción gla-
ciar durante el Cuaternario, mientras que el descubrimiento de los
tors de Dartmoor es, al menos en parte, debida a la acción nival, y la
exposición (en fases) de algunos inselbergs de la Península de Eyre,
South Australia, por ejemplo puede ser at ribuida principalmente a
la acción fluvial, aunque la reducción de volumen del regalito, con-
secuente con la alteración y evacuación superficial en solución y
por arrastre también pueden haber contribuido a la forma actual.

(F) ANTIGUEDAD Y PAISAJES DE INSELBERGS

La quintaesencia y los más clásicos de los paisajes de inselberg se


desarrollan en las zonas de escudo de Africa, Australia e India; y
por una buena razón ya que se trata del núcleo de un continente
muy antiguo que ha sido alterado continuamente durante un largo
período de tiempo, dando como resultado la eliminación en el fren-
te de alteración de todo excepto los más resistentes compartimen-
tos. Aún así, sin embargo, éstos han sido reducidos a su mínima
expresión. Ha existido tiempo para la eliminación total o parcial del
regalito y para la exposición, de nuevo total o parcial, de los resi-
duales remanentes, tales como los inselberg s o los macizos, que, a
pesar de ser arealmente secundarios en relación con las llanuras,
son tan prominentes y llaman tanto la atención que son ellos y no
las llanuras los que dan el nombre al conjunto del paisaje. Aunque
una mayor tasa de actividad erosiva pueda ser compensada con el
tiempo, los inselbergs y los paisajes de inselbergs representan una
edad muy antigua y en particular largos periodos de alteración sub-
superficial.

(G) RESUMEN

Los bornhardts son domos, en ambos sentidos del término:


estructural y topográfico. Se generan por una serie de mecanis-
mos aunque muchos son Hartlinge, monadnocks de résistance o
de dureté, que se han generado en dos o más etapas. Esta inter-
pretación se basa en las características observadas en el campo.
Aunque se inician por alteración subsuperficial controlada por las
diferencias estructura les, la eliminación del regolito y la exposición
del frente de alteración se debe en algunos casos a los glaciares o
los casquetes de hielo, en otros lugares a las olas movidas por el

176
_ _ _ _ _ _Capitulo 6: lnselbergs y Bornhardls

viento aunque principalmente por la acción de los rios. Así ocurre


que estas son formas convergentes en el sent ido de que son formas
similares que han evolucionado por diferentes cam inos. Muchos
parecen el reflejo de la explotación por las aguas vadosas de las
variaciones en la densidad de fracturación aunque los efectos de las
variaciones mineralógicas han sido probablemente infravalorados.
Muchas de estas debilidades estructurales explotadas en el frente
de alteración tienen sus orígenes en acontecimientos magmáticos,
térmicos y tectónicos que ocurrieron en el distante pasado. Por esta
razón se sugiere que, aunque sea conveniente considerar que ta les
formas de corrosión química se han desarrollado en dos etapas, en
realidad muchas formas graníticas tienen un origen multietapa más
que en dos etapas. Sin embargo, los acontecimientos corticales
profundos siguen influyendo en el desarrollo de las formas en los
terrenos graníticos.

Se ha aceptado por mucho tiempo que inselbergs y bornhardts son


formas climáticas; la particular conexión o relación cl imática ha
variado de un tiempo a otro y de un autor a otro, aunque los medios
de sabana o desérticos han tenido muchos partidarios. Pero las
aguas vadosas son ubícuas, de manera que en términos del desa-
rrollo en dos etapas o más, el primero de los requerimientos nece-
sario para la evolución de los bornhardts existe en todos los conti-
nentes. Los procesos en climas fríos dan lugar a la explotación de
fracturas fuertemente inclinadas y producen formas angulares,
m ientras que las con diciones cálido-húmedas permiten la forma-
ción de suelos, la formación de depósitos de vertiente vegetados y
el amortiguamien to del ángulo de piedemonte, en marcado con-
traste con los bornhardts desérticos. Pero las formas básicas son
similares independientemente del entorno climático.

Los inselbergs por otra parte están particularmente bien represen-


tados en regiones de escudo, estables, sean áridas o húmedas, cáli-
das o frías. Tales form as han sido señaladas desde Fennoscandia y
Newfoundland así como Angola y Namibia, desde las selvas de
Nigeria y las tierras monzónicas de la India peninsular, así como las
tierras mediterráneas del Sur y Suroeste de Australia. Muchas se ini-
ciaron bajo condiciones cálido-húmedas aunque el agente erosivo
responsable de su exposición haya variado. Pero el factor común y
crucial en el desarrollo del inselberg no es el clima, sino el tiempo.
Las zonas de escudo son relativamente estables y han estado
expuestas a la meteorización largamente, y en particu lar a la altera-
ción subsuperficial, de manera que ha existido t iempo para que,
aún las rocas más resistentes hayan sido reducidas a un pequeño
tamaño; muchas han sido alteradas totalmente, y sólo los núcleos
de los compartimentos más resistentes de la roca más dura sobre-

177
Formas y Paisajes Graníticos

viven como inselbergs rodeados por extensas planicies o como pai-


sajes de inselbergs.

Se puede esperar que los inselbergs aparezcan en cualquier lugar y


cualquiera que sean las condiciones estructurales que existan son
buenas, sin importar el clima, o la amplia gama de situaciones
topográficas en la que aparezcan: en zonas altas o en llanuras, en
divisorias, en las laderas de los valles o en su fondo.

178
Capítulo 6: lnselbergs y Bornhardrs
~~~~~~~~

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182
Capítulo 6: lnselbergs y Bornhardts

FOTOGRAFÍAS

6 E
ILUSTRACIONES

6. l (a) lnselbergs literales y litorales: algunas de las /slas Pearson al Este de la Grear Austro/ion Bight, mos-
trando uno morcado asimetría con vertientes indinadas mirando al oeste direcdón de 105 vientos dominan-
tes y de la dirección forzada del oleaje. (b) The Groo/ Spi11koppe, ceniro de Namibia.

(a)

(b)

183
-Formas
- -'y p. a1sa¡es
· . G~níticos
- - - -

6. 2. Bornhardt5 em5elber. 5 51· .


Mt Lindsay, Mann R Ci 9 n recubnmienta (a)
' ange entro d A
and Energy, South A , f e ustra/10 (Mine5
de Z1mbab~e (e) Pa:r;;ra JOS) {b}_Marehuru H1!/5, 5ur
erg, udafnca (d) Enchanted
Rock, Tex05 cemra! (f Kasmmg).

(b)

(e)

(d)

184
Capítulo 6: lnselbergs y Bornhardcs
- - - -- -

6. 3. (a) Bornhardt en gneis granítico foliado y con laderas acintadas .Rooiberg,


Namaqualand, Sudáfrica(b) Domo en granito gneísico, Reynolds ronge Australia
cemral. Nótese lasranuras en paralelo con eldivaje.(c) Lomos de ballena en grani-
to, Devils Marbles, Northern Territo¡y.

(b)

(e)

185
Formas y Paisajes Graníticos

e
Mt. lllbUlie 917m
·-__' >---'-----.
~

(o) E /

6 4. (a) Mapa de porte de los Everord Ronges, norte


N
de South Australia (realizado opartir de fo10grafía
aéreo), mostrando el sistema ortogonal de froauros
y (b) desarrollo de un bornhordt en wdo bloque
definido por froauros (e) Mapa de porte del
Komiesberge, Nomoquolond, mostrando el patrón de
froauroción (dibujado opartir de fotografío aéreo)
(d) Bornhordts adyacentes desarrollados sobre blo-
ques individuo/es definidos por fracturas en el área
que aparece en lo fotografío 6.4e

0 porphyrfte oranite
~ quartz pegmatite
S biotlte schiat
~ gnelss
O alluvium Okm
I faull

(e)

(b)

(d)

186
Capítulo 6: lnselbergs y Bornhardrs
- -- - - --

6. 5. Bornhardl biselada en el centro de


Zimbabwe (L.A Lister).

...;.

~ . :. • 'i . . . .. . -·-.
' \,-~:~·- -·": . -f. .' -~ <"
(a)

(b)

6. 6. Residuales granílicos dómicos (a) en el Desierto


de Sahara, (P. Rognon) (b) en las trópicos húmedos,
cerca de Río de Janeiro, sudesre de Brasil (Brazilian
Tourisr Bureau). (c) en el estacionalmente frío
Domeland Sierra Nevada Cenual, California. Nótense
los conlferas, el con¡unto de fraauras fuertememe
inclinadas y rambién los resros de la estructura de
descamación (National Park Serv1ce).

(c)

187
Formas y Paisajes Granítico_s_ _ _ _ _ _ _ _ _ ___ ____ _

6. 7. Planos de varios inselbergs mosrrando la rela-


ción existente entre tO{JOl)rafía y fracruras verticales o
subverrícales. (1) Hyden Rocky (li) Kond1nin Rock,
ambos en Western Australia, (iii) Umnt1rch1e lllil ond
(iv) Pildoppo Hill, ambos en lo Península de Eyre.
Sou1h Ausualio.
lllll

Om
'ºº

6. 8. (o) Paisa¡e multiddico cerco de Witrivier, en el Este


de Tronsvaol, Sudáfrica. la llanura aira (X) es un resto
de una superficie de aplanamiento del Cenozoico inicial,
con una colina residual en el Bushman~ Kop. Ha sido
diseaodo, con exposición de domos inap1entes o born-
hordts en su escarpe, y se está formando una nueva
superficie de aplanamiento oun nivel más ba¡o. al
fondo. (b) Colinos graníticas en el valle del Río Umgeni,
Na10I, Sudófr1Co, con uno edad (Af11can - Terao110 1m-
cial medio) y una superficie de aplonomiento daro-
meme visible en la lineo del horizonte.(R.R.Maud) {c)
Restode una superficie de aplanamiemo en un terreno
granítico del sur de Groenlandia (1.5. Oen).

(c)

188
Capitulo 6: lnselbergs y Bornhardts
- - --

6. 9.(a) El modelo de retroceso del escarpe moitrando aloi mielbergi como


loi úlrímoi restoi que iobrevíven en lai grandes divíioríai.(b) Modelo de
Jessen ode reducción de loi ínselbergs por retroceso del escarpe con un pro-
gresivo aumento en la índínación de ius laderas.

(a)

r-~~r-r-r:;:-'1.----...­
/ / / / I I .;:;., \ \

l~tililltttt:ttrt1n11trr1u1t1r1r~rt;tt~til;itl~IF~f¡ ¡ ¡ ¡ ¡ ~¡ ¡ ¡ ~¡1¡ ¡

(j)
+
+~

(li)
+ + +
+ + +

( ¡¡¡)

+ +
+ + +
+ +-
+

(iv)

(b) +
-----
:':.': ::..:~:[-::::..:.:-:,.: ~·.:::.':': ':·:;·:·:-.::;·::~
+ + +
+ + +

189
Formas y Paisajes Graniticos ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

(a)
(j)

6. 10 (a) Desarrolla del Pico Paraná, al


sudeste de Brasil, como una colina levan-
tada por falla (según Barbier, 1957).(b)
Sección através del Pao de Aíucar, mos-
trando el fallado dentro de la masa (según ( ji)

w
Lamego, 7938).

( j j j)

biotite gneiss

- - fa ult

Okm

(b)

190
- -- - - - - -- - - - - - - -- -- - - - ~------C_a_p_ít_ul_o_6: fnsefbergs yBornhardcs

6. 11. Mapa de Stone Mountain, Georgia,


::::::·1' + + +
::::·+ + + + + Esre de EE.U.U., pmentando la relación
;:·+ + + + +
"" + ++ + + + + + + + entre topograffay geolagía (según
Herrmann, 1951).

Okm 1 :::::::::::::::::::::::: ::: :::


~-----' : : ::: :: ::::::: ::: : :::::: ::: :::

6. 12. (a) Stock expues10en el grani-


to de Donkahoek intruyendo en
esquistos, Namibia Cenrral. (b) Colina
dómica desarrollada sobre un stock
granítico, Musgrave Ranges, norte de
South Australia.

(a)

(b)

191
Formas y Paisajes Graníticos

6. 13. El C()fl(epra de las dQS eraPQS en el dewrollo de


IQS bornhardts. (a) alteraoón subsuperficial diferencial
controlada por fraauras. (b) erosión diferencial de los
compart1inentQS resolTodQS desarrollados asi

(j)

.·W

( jj)

6 14 Murphy\ Hoysracks, cerro de Srreaky Boy, en


el noroeste de lo Península de Eyre, South Ausrralia,
compuesro en parre por un grupo de pi/ores oún en
continuidad físico con Jo maso grom)i<o infrayo<ente.
Pueden ser considerados correaomeme como bom-
honlts en mmillturo.

6. 15. Smión otravés del drea


de Río de Janeiro demos11ando
las supuestas relaciones exis-
rentes entre los morros oborn-
haldri y las ontiformas y sm-
formas desrrollodos en las rocos
aistolinos de la región (según
lamego, 1938)

a
r......_ e
:::

~
C
/
t:1
f,--

-- ~ T
\
/

6. 16. Efecto de la cizalla reperida


en bloques cúbi<os (según Twidale,
198())

192
Capitulo 6: lnselbergs y Bornhardts

6. 17. Contraste entre la densidad de fraauración de


zonas aftas y llanuras demostrada por excavaciones
en (a) Ucontitchie Hill, noroeste de la Península de
Eyre, Scuth Australia (b) cerca de Garies,
Namaqualand. Pr<Ninda del (abo, 5uddfrico,(c) cerco
de Bonga/ore, Sur de lo India (según Blldel, 1977,
p.109) (d) en y alrededor de 8/ockingstone Rock, lla-
nura al Este de Darrmoo1

(a)

(c)

(d)

193
Formas y Paisajes Graníticos

6. 18. Domo granítico expuesto por la explotación de


una cantera en Ebaka, sur del Camerún.(M.Boyé).

(a)

(b)

(c)

6. 19.(a) Elkington Rock, un domo de gran radio


expuesto por excavación ol norte de Minnipa,
noroeste de la Peninsula de Eyre, South Australia.
(b) Cresta de un domo grani11co (al fondo)
expuesw cerca de Leeukop, un domo biselado
cerca de Potchefs1room, Estado Libre de Oronge,
Sudáfrica (c) Lo mina de ladrillos de Vredefort en
7979, mos1rando parte de un domo granítico (x)
expues10 en uno esquino de la cantero. (d)
Domo qranirico expuesto por lo construcción de
una carretera en Midrand, entre Pre10rio y
Johonnesburg, Sudáfrica.

194
Capítulo 6: lnselbergs y Bornhardrs

6. 20. Depósito de Yarwondutta,


Noroeste de las Península de Eyre,
South Australia, mostrando un frente
de olterociión cóncavo expuesto o con-
secuencia de la excavación de un depó-
siro de aguo entre 1915-16. los pilares
de hormigón originalmente sostenion
un tejado de hierro corrugado que pre-
tendia reducir la evaporación y conta-
minación. Nótese la pared zapada en
la base al fondo. ·-,,
j li

6. 21{a) Plano de Yarwondulla Rock (b) ladera noroeste con un perfil escalonado.

contours
contour interval 5feet

(.-.:, bouldet

..
Ofeel 80 1so 240 3~ 0

O:netres
(o) 'ºº

(b)

195
Formas y Paisajes Graníticos - - - - - - - -- -- - - -- - - - -- - - -

6.12. Seffiones mostrando posibles mffa-


msmos de rebajamiento de una ladera: (a)
a
corrosión quimiw en la base de la ladera, y
(b) rrbajamiento del conjunto de la llanura
de piedemoote.

- ¡ ,,,,,-
----,-----
6. 23.(a) ladero escalonado (X) de Poondono Rock, cerca
de Minnipo, noroeste de lo Península de Eyre, Sourh
Australia.(b) ladera escalonada de Wudinna Hil/, noroeste
de la Península de Eyre, South Australia (a)

196
Capítulo 6: lnselbergs y Bomhordrs

6. 24 .(a) Bongoberg, y (b) Amboira, inselbergs


ellalonados de Angola (según Jessen, 1936).

(a)

(b)

6. 25. Distribución de domos emsel-


bergs graníticos(a) en el noroestede
la Península de Eyre, (b) Wudinna
Hilly dreas adyacentes. (c)
Oisrribudón de colinas residuales en
el Macizo de Trabo, Galicia, NW de
España (Rodríguez Martinez-Conde,
1994).

(b)
(a)

Uttle Wudlnna
Hll 1
1 t
N

1
2

197
Formas y Paisajes Graníticos

6. 26.(a) Disrribuoon de bornhard1sen laregión de


Oyo de Nigeria, mostrando como se localizan en fas
divisorias (según Jeje, 1973) (b) Domo granítico bajo
expuesto en el fondodeun valle cerca de
Mafmesbury, justo al nortede Ciudad del Cabo,
Sudáfrica (c) Domosgrani1icos aflorando enlas lade-
ras del valle glaciado del Thomson River, en el borde
Este de las Rocky Mountain, cerca de Boufder,
Colorado.

- lnselbergs and low domes - - príncipal water5h&ds b•tween


Ogun tr ibutarles
;::7- rivers
- · - watersheds between the tributaries
- = road$ a l River Awon

Okm 10

(a)

. --·· - ·~ -
~7~ik~~'. : ;?~~;-~~~~f;,~~,.~~f-~
__:""' ";_ _ ..- .......
"'"'"'.:
- • ·.--
:':"- ~- _. .. _: - r - ' .

i;~~~t~~~~!~t~~~~1'~
(b)

(e)

198
_ _ ___c_a-'-pítulo 6: lnselbergs y Bornhardts

6. 21. Oiitribuóón de bornhardti con reipeao a


paleoiuperfioei en Zimbabwe (legún liiter, 7916).

MOZAMBIQUE

ZAMBIA

o 50 100 150 ,, J
km

Harare
Fort Victoria
Bulawayo

Bornhardt Landscapes

Af rican surfacc and older planation surfaces eg Gondwana


Upper Post - African surface
Lower Post - African surface
PI iocene surface and more recen l erosiona! and depositional sur faces

I Great Dyke

199
Formas y Paisajes Graníticos

(a)

d
6. 28 (o) Distribución de lo defor-
mación en un anticlinal. (b)
Modelo de Richot, presentando la
erosión preferente de una cresta
en estado tensionaly la exposición
del núcleo a compresión. e

pedimen t
\

6. 29. Cortes esquemáticos a través de varios inselbergs


en el noroestede la Península de Eyre, presentando lo
relación supuesto entre perfiles ydeformación.

Polda Rock Little Wudin na Hill Wudlnna Hill

/
/ -
- -- L_
.........
NP-......_
'-.._/
/

/-
-
T

...············· ···············~

200
Capít ulo 6: lnselbergs y BornhardlS

6. 30. los Humps son un grupo de domos gneísicos


graníricos locolizados en el Old Plateau (lateritizado),
siluado en el sur de Yilgorn en Western Australia.
Está rodeado de llanurasque tienen una antiguedad
del orden de 60Ma.

a Upper Benue se di men ts


6.31. (a) y (b). Esquemas dibujados apartir
de fotografiasen Falconer (1911), presentan-
do formas graníticas exhumadas de edad
preEoceno del Norte de Nigenil. (c) Sección
presentando colinas graníticas reexpuestas por
denudación parcial del recubrimiento de are-
niscas carboníferas (y rol vez por la erosión del
grus de las zonas fracturadas en las Montañas
del tassili del Sur de Argelia (según Barbier,
1967). {d) Esquema de Du Toit (1937), pre- b .-Upper Benue Sandstone
senrando colinas graníticassubcámbricas
exhumadas en el distriro límite emre Namibia \
y Namaqualand

201
Formas y Paisajes Graníticos
~~~~~~~~~~~~~~

6. 32. (o) Es10s domos graníticos cerro de Port


Hedlond, en el norte de Western Australia, fueron
wbierros por el mar ysedimenros del Cretáóco
inicial (los últimos han dado lugar al plateau).
Son del tipo exhumado y de edadprecretácico.
(b) Paisaje de inse!berg~ con colinos bojas de
granito al Este de Kulgero, en el cenrro de
Australia. Fué cubierto por el mor y sedimentos
(conservados en el cenrro en forma de mesa)
durante el Jurásico final oel comienzo del
Cretóóco, y después exhumado.

(a)

(b)

(o)
(b)

6. 33. (o) Esquema de domos gronítilos en {J{()<eso de


exhumación desde debajo de uno cobertero triásico en
Ubedo -Linares, sur de España. (b) Colinos (l) del
Lewiiiense (Precámbrico antiguo), exhumadas desde
debajo de un recubrimiento de areniscas {T) del
Torridoniense (Neoproterozoico) en el NW de Escocia,
(G.E. Williams).

202

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OTROS RESIDUALES Y GRANDES


RELIEVES GRANÍTICOS
7

OTROS RESIDUALES Y
GRANDES RELIEVES
GRANÍTICOS

Aunque los bornhardts son frecuentes y, se trata de una forma gra-


nítica básica, otros tipos de residuales se desarrollan también en
este tipo de roca. Algunos son en realidad pequeños inselbergs,
pero otros toman la forma de macizos, en los que no obstante el
bornhardt es el componente básico y algunos de los que, vistos
desde un punto de vista regional, son inselbergs en sí mismos.

(A) RELIEVES AISLADOS

(1) NUBBINS

Los nubbins son colinas recubiertas por bolos o b loques disper-


sos (Figs 1.2c y 7.1 ). Son aproximadamente dómicos, aunque
algunos están biselados en sus cu lminaciones. Los nubbins son
especialmente frecuentes en climas cál idos, estacionalmente
húmedos, en regiones como las monzónicas t ropicales del Norte de
Australia y en Hong Kong y Territorios adyacentes. Están también
presentes en las zonas áridas, como por ejemplo cerca de Alice
Springs, Aust ralia central y en el Llano Dome del Centro de Texas.
Están también desarrolladas en los fondos de valle en el de
Swakoprivieral Sur de Karibib en Namibia Central (Fig. 7.2), y en el
valle de Witrivier de la Namaqualand Central. En algunos casos,
como por ejemplo en el Desierto de Mohave del Sur de California,
se han interpretado como formas heredadas de una etapa previa
con condiciones más húmedas que las actuales.

205
Formas y Paisajes Graníticos

En algunas áreas donde los nubbins y los bornhardts aparecen físi-


camente asociados, como por ejemplo en el Oeste de Pilbara, los
dos tipos de inselbergs parecen formarse a partir de, aparentemen-
te, el mismo tipo de roca, de manera que, las diferencias morfológi-
cas entre domos y nubbins no se deben a las características petro-
lógicas del substrato rocoso. También la estructura de descamación
está bien desarrollada así como hay algunos conjuntos de fracturas
ortogonales.

En varios casos la estructura de descamación está preservada y se


pueden ver formas dómicas por debajo de la cubierta externa de
bolos y bloques (Fig.7.3), sugiriendo que los nubbins son domos,
en los que las hojas más superficiales se han fracturado en bolos y
bloques mediante la explotación de fracturas normales a la superfi-
cie dómica y que pueden relacionarse con las fuerzas tensionales
actuantes en las crestas de las antiformas.

Existen abundantes pruebas de que los nubbins están asociados a


paleosuperficies. Las culminaciones aplanadas de los nubbins en el
Noroeste de Queensland y en Alice Springs se correlacionan fácil-
mente con paleosuperficies del Terciario final de las que se piensa
que forman parte posiblemente como formas de corrosión o gra-
bado químico. Por debajo de ellas ha tenido lugar una profunda
meteorización diferenciada en compartimentos y bajo condiciones
cálidas, húmedas o subhúmedas. Handley ha demostrado que lo
que llama los tors (en realidad son nubbins) de Tanganika han evo-
lucionado por debajo de la Superficie de Africa desde el Cenozoico
inicial. Los nubbins de Pilbara Oeste han evolucionado por debajo
de la Superficie de Hamersley, de edad cretácica o de la superficie
del Eoceno inferior sobre la que se depositó el pisolito de Robe
River.

Así se ha sugerido que muchos nubbins tienen su origen por deba-


jo de la superficie y evolucionan particularmente bien bajo climas
cálidos y húmedos, donde la alteración es lo suficientemente agre-
siva como para causar la desintegración en bloques de las escamas,
o la escama, más externa de las masas convexas de roca aún fresca
(Fig. 7.4). Después del rebajado de la superficie inicial y de la expo-
sición de los residuales, la fragmentación continuada de los bolos y
bloques, y en particular la evacuación del grus intersticial, ocasiona
que los bloques se desordenen y caigan ladera abajo por gravedad.
De esta forma, afloran las partes más internas del domo.

(11) CASTLE KOPPIES O ROCAS ACASTILLADAS


- -- --

Los castle koppies son comparativamente pequeños residuales


acastillados limitados por paredes muy inclinadas (Figs. 1.2d y
7.5). Se sitúan aislados y Godard se refiere a ellos muy perceptiva-

206
Capítulo 7: Orros Residuales y Grandes Relieves Graníticos
~~~~~~~~

mente como inselbergs de poche, indicando así que las formas


acastilladas son comparativamente mas pequeñas que los born-
hardts. En cua lquier zona concreta son bajos y rea lmente menos
extendidos que sus correspondientes dómicos. Las fractu ras orto-
gonales dominan las formas ti po koppies, y, como los bornhardts,
en algunos casos hay huellas de zapado bien por encima y/o al
actual nivel de la llanura, lo que prueba su desarrollo en fases (o eta-
pas), asociadas a la degradación del relieve que las rodea (Fig. 7.6).

lnselbergs dómicos y acastillados desarrollados sobre similares


t ipos de roca coexisten en la zona de Zimbabwe de Harare- Mrewa-
Marandellas y en ot ros sitios. Una vez más, en muchos lugares las
formas acastilladas se disponen sobre domos de gran radio (Fig.7.7),
de un t ipo rocoso idéntico. La morfolog ía angular de los castle kop-
pies o rocas acastilladas refleja indudablemente, ya las fracturas
ortogonales masivas, ya la foliación vertical o casi verticalmente
desarrollada. Así, en Dartmoor, en el suroeste de Inglaterra, en el
Macizo Central francés, en el Macizo de Bohemia en la República
Checa, en las Monta ñas Karkonosze del Sur de Polonia, en la Sierra
de Gredos del Centro de España y en los Pitóes das Junhas de la
Serra de Géres ent re Galicia y Portugal, en los Montes de Traba en la
Costa da Morte de Galicia y en muchos otros sitios, los inselbergs
acastillados de granito se asocian a un diaclasamiento ortogonal y
vertica l. Pero no todos los granitos con sistemas de fracturas orto-
gonales bien desarrollados dan lugar a castle koppies. En zonas de
los Pirineos, aunque los koppies aparecen en las zonas cu lminantes
y crestas, como en Andorra, no existen o son poco abundantes en
ot ras partes del mismo Macizo montañoso. aún en el caso de que
las rocas parezcan tener una estructura adecuada para ello si bien
las diferencias pueden justificarse por la d iferente intensidad de
actuación de los procesos g laciares. Si los castle koppies estuvieran
claramente desarrollados donde lo estén las diaclasas ortogonales,
deberían tener un patrón de distribución más amplio, mientras que,
por el contrario, se trata de la forma menos frecuente de los tres
t ipos de inselbergs que se describen en este capítulo.

Muchos de los koppies de Africa del Sur se desarrollan sobre gnei-


ses que presentan una foliación b ien desarrollada, fuertemente
buzante y ampliamente espaciada. Hay muchos ejemplos de tales
koppies gneísicos en el Este de Mount Lofty Ranges, cerca de
Adelaide, Sout h Australia y en el Sudoeste de Western Australia, por
ejemplo en Castle Rock en el d istrito de Mt. Manypeaks, al Este de
Albany. Pero la existencia de gneises bien foliados, en puridad, no es
una gara ntía de desarrollo de formas acastilladas, y por otra parte,
muchos bornhardts desarrollados sobre rocas gneísicas y muchas
colinas acastilladas están formadas sobre granitos. Aunqu e la
estructura es un factor significativo en la génesis de los castle kop-

207
Formas y Paisa1es Graníticos

pies, no es lo más importante, evidentemente la base estructural ha


de ser explotada bajo unas condiciones y modo particular, que per-
mita la evolución de la forma angular.

Alguno investigadores asocian los koppies con climas y procesos


particulares. Godard considera que los inselbergs acastillados se
deben a la fragmentación por la helada, o que son grandes masas
residuales que persisten después de una meteorización diferencial
subsuperficial (bloques residuales gigantes) o son los núcleos de los
inselbergs que quedan después de, bien el retroceso del escarpe,
bien la desintegración diferencial de la roca. Linton atribuye los tors
o koppies de Dartmoor a una meteorización diferencial por com-
partimentos realizada bajo condiciones húmedas y tropicales, y la
subsecuente exposición de los residuales dominantes por procesos
de solifluxión y de cl ima frío genera lmente. Según Demek los kop-
pies del Macizo de Bohemia son Fernlinge que han quedado des-
pués del retroceso del escarpe, pero llega a conclusiones similares
a las de Linton en lo que se refiere a procesos y mecanismos impli-
cados en su génesis.

Las condiciones frías se han invocado para explicar los koppies de la


Península Ibérica. La acción de la helada debería haber ulterior-
mente fragmentado y movilizado el regalito desarrollado inicial-
mente hasta conseguir finalmente la emersión de un núcleo de
roca fresca con paredes verticalizadas atravesando el regal ito.
Alternativamente la acción del hielo y deshielo en la zona del pie
del escarpe durante la exposición gradual de los residuales podría
producir laderas lim itantes acantiladas. En el centro de la Serra de
Geres en el Noroeste de la Península Ibérica los flancos de los castle
koppies o borrageiros que en las épocas glaciares fueron pequeños
nunataks han sido verticalizados debido a q ue el regolito preglaciar
fue arrasado por los pequeños glaciares locales. Formas menores de
corrosión tales como las pilas fueron eliminadas al m ismo tiempo
aunque algunas de ellas se han conservado en las zonas que bor-
dean las áreas glaciadas, donde el regalito permanece aún esen-
cialmente intacto. Los glaciares también evacuan los derrubios acu-
mulados durante los episodios nivales interglaciares. Ambos meca-
nismos contribuyen a la exposición y modelado de los koppies
d esarrollados sobre roca coherente. Una cronología similar puede
aplicarse a los paisajes acastillados de m uchas de las tierras altas
hercínicas del Oeste de Europa, por ej emplo en regiones tales como
el Macizo Central francés o en cadenas orogénicas alpinas como los
Pirineos.

Por otra parte, procesos de clima frío pueden difícilmente ser invo-
cados para explicar los bien conocidos kopp ies de Zimbawe (Fig.
1.2d), o aquellos otros de los desiertos de latitudes medias ta les
como los del Sahara (Fig. 7.Sc). La localización de muchos kopp ies

208
Capitulo 7: Otros Residuales y Grandes Relieves Graniricos

en la parte superior de domos de gran radio (Fig. 7.7) sugiere que se


trata de los últimos remanentes de estructuras masivas de exfolia-
ción, cuyas partes marginales han desaparecido. Solamente se con-
servan las zonas superiores, sugiriendo que ha debido de existir un
fuerte ataque marginal muy verosímilmente producido por la
humedad subsuperficial (Fig. 7.8). Varias condiciones son especial-
mente conducentes a un pronunciado ataque marginal. En zonas
áridas y semiáridas hay una tendencia a la verticalización de las
laderas debido al contraste que existe entre la activa meteorización
en la zona húmeda y la estabilidad de las secas, y por tanto, estables,
superficies expuestas. Puede ser que, mientras los nubbins se ini-
cian globalmente en condiciones subsuperficiales, los koppies tien-
den a evolucionar cuando están expuestas las partes altas de las
estructuras dómicas y por lo tanto son relativamente estables. Las
zonas húmedas locales, producen una meteorización marginal
intensa, como por ejemplo en los Devil's Marbles (Fig. 7.9). Largos
períodos de estabilidad del paisaje tales como los asociados con
varias superficies en zonas interiores como Zimbabwe, una región
rica en koppies, permiten que aún procesos de meteorización
modestamente agresivos tengan marcados efectos. Todo lo que se
necesita es que la parte superior del residual esté ya expuesta o
situada en las zonas del regolito cercanas a las superficies más
secas, mientras que las partes inferiores son afectadas por la hume-
dad existente en la parte más profunda de éste. También la foliación
vertical, o casi, o las fracturas fuertemente inclinadas permiten a la
humedad no sólo penetrar en la roca, sino que también dan una
medida del control estructural en la forma del frente de alteración.

(111) FORMAS CÓNICAS O MEDAS


- - - - - -
as medas de las Tierras Altas graníticas del Oeste de la Península
L Ibérica son de forma cónica (Fig. 7.1 Oa) y formas similares, si bien
aisladas, se encuentran en muchos otros sitios (Fig.7.1 Ob). Otras for-
mas miniatura (hasta 4m de alto) se desarrollan en sienita en el
Macizo de Andringitra (Madagascar) y en granito en Houlderoo
Rocks, en el piedemonte Sur de los Gawler Ranges, en South
Australia (Fig. 4.8). Las últimas han evolucionado en un lugar húme-
do, la zona de piedemonte de un gran macizo, donde hay pruebas
de alteración subsuperficial hasta una profundidad de unos pocos
metros en el Cenozoico tardío. Por ejemplo, hay paredes basales
zapadas (ver Capítulo 8) hasta a Sm de altura en algunos valles, y
una plataforma situada a 2-3m por encima del actual pie de escar-
pe bordeando la llanura de piedemonte. Las colinas cónicas son, se
ha sugerido, debidas a una intensa alteración de bloques definidos
por fracturas, cuyas partes superiores han sido expuestas. Las partes
altas quedaron así protegidas, pero por debajo de la superficie, la
meteorización continúa actuando rápidamente, en especial cerca

209
Formas y Paisajes Graníticos

de la zona superficial donde las fluctuaciones de la capa freática


causan repetidos ciclos de humectación desecación, y donde los
aportes orgánicos son máximos. Las aguas vadosas no se mantie-
nen y causan una intensa meteorización un metro o dos por deba-
jo de la superficie de lo que se derivan formas zapadas (ver Capítulo
8). La superficie de exposición quedó reducida a una pequeña área.
La efectividad de la alteración disminuye evidentemente de mane-
ra gradual con la profundidad por debajo de la superficie dando
lugar a taludes inclinados rectilíneos y de esta manera una forma
cónica aproximadamente (Fig.7.11).

El que las medas más grandes tengan un origen similar o no a éste


es desconocido. Las medas de Galicia y Portugal Norte o las de
Andring itra, Madagascar, se desarrollan sobre un leucogranito de
grano fino mal diaclasado. Estas formas cónicas tienen un origen
multietapa.

(IV) TORRES Y FORMAS APUNTADAS ~~~~~~~~~~~-

Las torres se deben a la explotación, generalmente por la acción


de la helada, de fracturas fuertemente inclinadas que se
encuentran en el Este de la Sierra Nevada de California, alrededor
del Monte Whit ney, en el Sur de Groenlandia, en el Tassili del Sahara
Cent ral, en las Organ Mount ain del Sur de Nuevo México, o en los
Pitóes das Ju nhas, en el Norte de Portugal, en los Andes
Patagónicos, ( con el Cerro Torre como ejemplo más destacado), y
en Sabah, Malasia Este (Fig. 7. 12). Las Organ Mountains se sitúan en
un paisaje desértico de lat itud media, lo suficientemente alto como
para atraer la nieve y el hielo en el invierno. Los ejemplos del Tassili
mencionados se sitúan a mayor alt itud y pueden haber sido lo sufi-
cientemente fríos durant e los períodos g laciares del Pleistoceno
como para inducir una acción nival. Aunque cerca del Ecuador, el
Nordeste de Sabah, se sitúa a más de 4000 m por encima del nivel
del mar, por lo que fue lo suficientemente frío durante él la época
glaciar del Cenozoico fina l como para que los procesos nivales pro-
dujeran una serie de picos agudos (horns), m uy prominentes (Fig.
7.12d).

En todas partes, torres de roca más que domos o koppies destacan


por encima del nivel general del macizo o del talud. Cat hedral Rocks
en Yosemite de California son un buen ejemplo (Fig.7.13).

Una vez más han sido explotadas las bien desarrolladas fracturas
verticales o casi vertica les.

210
Capítulo 7: Otros Residuales y Grandes Relieves Graníticos

(B) MACIZOS

Masas rocosas elevadas se encuentra n en muchas partes del


Mundo. Su morfología puede variar de acuerdo con la elevación,
grado de disección y clima. Gran parte del Plateau del Labrador en
Canadá, por ejemplo corresponde a una elevada llanura granítica
caracterizada por protuberancias bajas y colinas redondeadas (Fig.
7.14) que contrastan fuertemente con la Fosa de Labrador a lo largo
de una región de rocas sedimentarias plegadas y volcánicas básicas
sobre las que se ha desarrollado una topografía de cresta y va lle. La
región estuvo cubierta por un casquete de hielo hasta hace unos
pocos miles de años. El casquete de hielo ha dejado el legado de
una llanura de corrosión química desmantelada de regalito, sobre-
excavada y cubierta de tills lo que impide y/o desintegra el sistema
de drenaje, de manera que grandes zonas están ocupadas por lagos
o zonas encharcadas. Es esto una buena razón para que la región
sea conocida como el Plateau de los Lagos. Los procesos nivales
han dado como resultado la formación de rasgos como terrazas de
crioaplanamiento y tierras poligonales. Pero el carácter granítico del
substrato rocoso encuentra su mejor expresión en las poco espec-
taculares, aunque típicas formas graníticas.

La Sierra de Geres-Xurés, en el suroeste de Galicia, España, es un


macizo de granitos hercínicos. La alteración diferencial de las zonas
de fractura ha sido explotada por los glaciares del Pleistoceno supe-
rio r, así como por el perig laciarismo holoceno y la acción de los rios.
Las grandes características morfológicas son rasgos formados en
procesos multietapa (o dos etapas), iniciados con una alteración
subsuperficial y después expuestos en superficie por la acción de
los agentes erosivos antes señalados: glaciares, actividad crionival y
aguas de escorrentía superficial. Los valles rectos que dividen el
macizo reflejan las grandes zonas de fractura, y las medas o resi-
d uales cónicos también se alinean coincidiendo con las zonas de
roca masiva y poco diaclasada (Fig. 7.1 Sa). Las formas acastilladas
(borrageiros) corresponden a las zonas de mayor densidad de frac-
tu ración (7.1 Sb). Las rocas aborregadas son relictos de la fase de
erosión glacial finipleistocena y los derrubios ordenados y pedreras
de la reciente y contemporánea acción de la helada (Fig. 7.1 Sc).

El Macizo de Dartmoor en el sudoeste de Inglaterra es un altiplano


cuyos bordes están profundamente disectados por ríos ta les como
el Okement, Tavy, Teign, Tamar y Dart, que en conjunto t ienen una
distribución radial (Fig.1.13a). En el núcleo del macizo, que en
amplias superficies se sitúa 450 m por encima del nivel del mar, hay
grandes extensiones de una llanura turbosa dominadas por bajos
pero prominentes, tor o castle koppies (Fig.7.5) y con pequeños
menhires como el del Beardown Man (que fueron postes de seña-

211
Formas y Paisajes Graníticos
~~~~~~-~~~

les o límites de tierra en los primeros tiempos), (Figs. 7. l 6a), así


como círculos de piedras y otros monumentos antiguos. En los aflo-
ramientos o cortes, la roca está característicamente afectada por
estructura ondulante, (o pseudobedding), que intersectan oblicua-
mente con las fracturas de descamación (Figs. 2.2a y c, y 7. l 6b). Las
pilas están bien desarrolladas (Fig. l .2f), como también lo están los
derrubios periglaciares rocosos conocidos localmente como clitter.
Los detalles varían, pero muchos investigadores consideran que los
tors se iniciaron por alteración subsuperficial controlada por la
estructura durante el Terciario inicial en condiciones cálido-húme-
das, y que el manto de alteración fue más tarde desmantelado, en
parte por solifluxión durante las fases glaciares del Pleistoceno. El
Macizo Central y la Margueride t ambién en el centro de Francia son
morfológicamente similares a éste (Fig. 7.17).

Las zonas graníticas (monzoníticas) de la Sierra Nevada de California


se caracterizan por estar profundamente disectadas (diferencias de
altura entre 600-650m), y valles fluviales glaciados, como el de
Merced River. Los altiplanos o llanuras intermedias, tales como las
del Dana Plateau, son los restos de antiguas superficies de aplana-
miento no glaciadas que han sido privadas de su cubierta regolíti-
ca, y que por ello son del tipo de corrosión o grabado químico (Fig.
1.1.g). Domos o bornhardts soberbiamente desarrollados y expues-
tos aparecen en, y adyacentes a, las zonas disectadas. La estructura
de descamación está bien desarrollada, incluyéndose en ella
paquetes de lajas muy finas sobre las paredes de los circos glaciares
y sobre otras superficies de erosión reciente (Fig. 2.7.c). Pilas yaca-
naladuras son también rasgos destacables.

En los trópicos húmedos como por ejemplo en Malasia Oeste, la


profunda alteración ha eliminado o tapado la mayor parte del sus-
trato rocoso inalterado, de manera que los afloramientos rocosos
son escasos.

La erosión fluvia l ha dado lugar a valles profundos y muy separados


(Fig.7. l 8a) y a una topografía de todo inclinado (all slope topo-
graphy). En las zonas graníticas núcleos residuales y bloques afloran
en las canteras (Fig. S.4c), y bloques con superficies acanaladas y
paredes zapadas aparecen en las laderas forestadas (Fig. 7.18b y c).

(C) REGIONES DE TODO INCLINADO


(ALL SLOPE TOPOGRAPHY)

La topografía de todo inclinado (all slope topography) en granito se


ha señalado en muchas regiones tan separadas y climáticamente
diversas como la Península del Sinaí y las colinas del Mar Rojo de
Egipto, como el área de Río de Janeiro en el sudeste del Brasil, el
árido norte de los Flinder Ranges de South Australia, los Andes del

212
Capítulo 7: Orros Residuales y Grandes Relieves Groníricos

Perú, las Tierras Altas de Papua Nueva Guinea y las Tierras Altas del
sur de Polonia (Fig. 7.1 9).

La topografía parece evolucionar a partir de la disección de la red


en macizos donde la estructura de descamación se halla poco desa-
rrollada o aún ausente, o en regiones en las que la alteración ha eli-
minado o tal vez destruido las características estructurales de la roca
reg ional. La asociación de formas puede explicarse si se considera la
secuencia de eventos que siguen a la disección por una corriente
de una superficie encostrada. Las laderas del valle se d isponen
como vertientes facetadas (Fig.7.20a), coincidiendo el escarpe en
algunos casos con la zona de encostramiento (Fig. 1.1 h, 4.12 y
7.20b). Ejemplos de laderas graníticas facetadas asociadas a encos-
tramientos son muy frecuentes, pero el encostramiento no es esen-
cial para su formación (Fig.7.20a). Tales laderas facetadas se mantie-
nen durante algún tiempo, pero debido a la socavación basal del
escarpe, este último se ve gradualmente reducido desde abajo
hasta que es eliminado. Los taludes se convierten entonces en talu-
des de residuos esencialment e rectilíneos (sustrato rocoso con una
película de det ritus). Estos intersectan en agudas crestas o aristas:
todo inclinado, ya que no existe un relieve suave con excepción de
las pequeñas llanuras de inundación en los fondos de los valles (Fig.
7.21).

Esto no quiere decir que los encostramientos sean esenciales para


el desarrollo de los taludes inclinados en todas direcciones, puesto
q ue, como se explica en el Capítulo 6 las partes altas del granito,
cuando están secas, son relativamente estables y se comportan de
forma similar.

(o} DISCUSIÓN

L os bornhardts, nubbins y castle koppies son formas genética-


mente relacionadas. Las dos últimas se derivan de la alteración
marginal cercana a la superficie de las formas dómicas. Los nubbins
y castle koppies son restos fragmentados de los bornhardts.
Elementos de las dos formas se han desarrollado en la misma uni-
dad pero en distintos sitios. Así, en la cara sur de Blackingston Rock,
en el Este de Dartmoor, Suroeste de Inglaterra se pueden ver gran-
des bloques cuadrangulares, y la forma es del tipo acastillado, pero
la cara norte está dominada por lajas de roca convexas masivas que
dan al resid ual una forma dómica (Fig. 2.12). Según Holmes, Mt.
Kobe en Mozambique también presenta una morfología muy con-
trastada en lados opuestos. Algunos residuales en Devils Marbles
unen elementos de nubbins y de koppies (Fig. 7.7b y 7.9).

La forma básica, el bornhardt, es una característica estructural desa-


rrollada sobre masas de roca compacta en virtud de su situación en

213
Formas y Paisajes Graníticos

tensión. Se caracterizan por y deben su forma dómica al desarrollo


de la estructura de exfoliación, como resultado de la compresión
lateral. Los nubbins y castle koppies, por otra parte, aun cuando
estén fuertemente influenciados por la estructura y puedan tam-
b ién encontrarse en paisajes multicíclicos son en alguna medida
características morfogenéticas. Los nubbins se desarrollan mejor en
áreas tropicales húmedas, como un resultado de la desintegración
superficial de las hojas más exteriores de la estructura de exfolia-
ción. Los castle koppies, por otra parte se deben a alteración lateral
o marginal, también por debajo de la superficie, y realizada bajo
muy variadas condiciones climáticas (tropical, árida o semiárida,
ártica o subártica).

La meteorización eventualmente reduce el tamaño de ambos, nub-


bins y koppies, aunque los últimos sean en especial más duraderos.
Lo que resta finalmente, son pequeños domos que son frecuente-
mente poco más que p lataformas rebajadas convexas con b loques
y núcleos residua les dispersos sobre ellas. No obstante, están gené-
ticamente relacionadas con los bornhardts. La estructura dómica es
el punto de partida de una secuencia evolucionaría que puede
seguir distintos caminos. Estos tres tipos de inselbergs se inician
subsuperficialmente.

214
Capitulo 7: Otros Residuales y Grandes Relieves Gronlricos

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216
Capítulo 7: Orros Residuales y Grandes RelievesGraníticos

F O T O GRAFÍAS

7 E
IL U STRACIONES

7. l. Nubb1n graníriw en el oesre de Pi/baro,


Western Australia.

·~"'" .,~~ ....._

...~ :;r -; ;:
...
~- .

(a)

7.2. (a)Esquema del valle de Swakop


en el centro de Namibia, mostrando
los nubbins en el fondo del valle y los
domos en niveles más altos y paleosu-
perfieíes (X). (b).Nubbins desarrolla-
dos en un fondo de valle húmedoen
Namaqualand Sudáfrica.

(b)

217
Formas Y Paisajes Graníticos

7. 3. Fracturo de descamación ofloronte


bbin gneísico. Oeste de Pi/baro,
en un nu Western Australia.

( jjj)~

!ivl~

7.4. Oeso11ollo wgerido poro los nubbins. !vl ~

218
Capítulo 7: Orros Residuales y Grandes Relieves Graníticos

1.5.Castle koppies (a) Haytor, Dartmoor,


sudoeste de Inglaterra {b) en losPirineosde
Andorra (e) en el Sahara Central (PRognon)
(d) Portugal Norte.

(e)

(d)

219
Formas y Paisa¡es Graníticos

1.6 (asile Rock, en la zona del


Monte Manypeok~ en lo costa
Sur de Western Australia, no1ar
las zonas zapadas en las pare-
des (X)

1.7. Formas acastillados si1ua-


das sobre las aes1os de domos
graníticos (a) Remarkable
Rocks, cos1a sudoeste de
Kangaroo lsland. Soulh
Australia (b)Oevil~ Marbles,
Aus1ralia cen1ral.

(a)

220
Capítulo 7: Otros Residuales y Grandes Relieves Graníticos

7.8. Desarrollo sugerido pora los castle kopp¡es. m

(ji)

<IJI)

(a)

7.9. (a) Castfe koppieen Oevif's


Marbles, Northern Territory,
Australia. Nótese fo localización
en el borde del vaffebordeado
por crestas cuaro)icas redondea-
das(b) Mapa de la zona.

upland surface (Early Cretaceous) hig h plai n cut in granite


(proba bly pre- silc rete) (slight ly weathered)
~ upl~ nd ridge~ in Pr.oterozoic ~ grou ps of large residual boulders
~~ sed 1ments, w 1th stnke shown ~ ( t resh)
- 1 pla in cut in g ranite , wi th
Sp · plain in sediments L_._ occasional residual boulders

(b) o mesa in weathe red granite

221
Formas y Paisajes Graníticos

710. (a) Residual ( ÓnJCO de Meda


da Roca/va, Serra de Gerez, al Sur
de Galicia, NW de España. (b). Uno
medo conocido como Sugorloof, en
las Organ Mountoins, Sur de Nuevo
México. (WR. Seager).

(a)

(b)

surface

- 111
/
/
I \
\
\
- gradual
decrease
in role of
! \
i' '\ weathering
/ \ with depth
.--.--- - - ! \ ---

7.11. Evolución sugerida para los resi-


duales (Ónicos.
--- _ ¡

/
/ \
\
\

222
Capitulo 7: Otros Residuales y Grandes Relieves Graníticos
~~~~~~~~~~~~~-

7.12. Torres ociwlores en (o) Sur de


Groenlandia (l.SOen), (b) Los Orqon
Moumain, Nuevo Méjico, (e) Pico Sr John,
Sabah, Malasia Este (Photobank, Singapore).

(a)

(b)

(e)

223
Formas y Paisajes Graníticos

7. 13. Catheáral Rocks, Yosemite, California.

7.14. Visra general del Plareou de Labrador, al noue


de 5chefferv1/le, P.O, moitrando la superficie del gra-
niro raído con bloque5 redondeadas semienterrados

(b)
1.16.(a) El hombre de Beardow (un pequeña men
hir) (b) pseudoesrratifiwáón en Wanern
Tor,.Darrmoar, Suroesre de lnglarerra.

(a)

224
Capítulo 7: Otros Residuo/es y Grandes Relieves Graniricos

7. 77.KoppJede fa Margeride, (entro de Fran(ia.

(b)

7. 78. Terreno graníti(O disecado en Sabah,


Malasia Este (Photobank, Singopore). (b)
Campo de bloques y(() Bloquezapado,
ambos en el Distrito de Tampin de Malasio
Oeste.

(()

225
Formas y Paisajes Graníticos

1.19. Topografía de todo taludes en granito


(o) al sudoeste de Río de Joneiro, sudeste de
Brasil (b) narre de losFlmders Ranges, Sourh
Australia. (publicidad y Oficina de Turismo,
Sourh Australia).

(b)

1.20. laderas focetodos en granito loreriti-


zodo del noroeste de Qeensland ((SIRO).

7.21. Desarrollo sugerido de una


1 2 3 4 5 6
topografía del tipo todo inclina-
da (Al/ s/ope tapogrophy).
-- - - -- -¡
1
~ - -~ - ~- -- ~ -~- - -
1 : 1 1 1
-----------
1 1 1 1 1 1
1 1 1 1 1 +
1
1 1 1 : 1
+ 1 1 1 1
+ + +
1 1 1 1
1 1 1
+ 1 1
+ + + +
1 +
+ + + + + + + + +

226
8

FORMAS MENORES
DESARROLLADAS SOBRE
SUPERFICIES MUY INCLINADAS
8

FORMAS MENORES
DESARROLLADAS
SOBRE SUPERFICIES
MUY INCLINADAS

Los inselbergs se caracterizan por sus paredes fuertemente inclina-


das. En gran medida esto refleja el gran buzamiento de las fracturas
ortogonales que delimitan la forma y el de las j unt as de descama-
ción que se verticalizan acusadamente en los bordes del inselberg.
Además, las partes basales en las paredes de muchos bornhardts
han sido socavadas adicionalmente por la meteorización y posterior
erosión. En particular, se desarrollan en estos casos paredes zapadas
aunque también estén acanaladas, estriadas y ranuradas por los
escurrimientos de agua.

(A) PAREDES ZAPADAS

(1) DESCRIPCIÓN Y CARACTERÍSTICAS

e llaman paredes zapadas aquellas, por lo general fuertemente


S inclinadas, que presentan concavidades basales. Generalmente
aparecen en la base o en las partes bajas, bordes inferiores de coli-
nas o bolos, pero también se pueden encontrar a más altura en las
laderas de algunos bornhardts (Capítulo 6). Sus dimensiones pue-
den llegar a los 12 m de altura aunque la mayoría son menores de
4m (Fig.8.1). Algunas de las concavidades basales son tan pronun-
ciadas que las paredes están en contra pendiente (Fig. 8.2a). En algu-
nos sitios la concavidad no es única, sino que consiste en dos o tres
entrantes menores superpuestos a la concavidad general (Figs. 8.1a

229
Formas y Paisajes Graníticos

y 8.2b). La pared sobreinclinada no se sitúa siempre según un plano


horizontal, sino que más bien sigue el contacto colina-llanura o
roca-suelo (Fig. 8.2c). Las paredes zapadas alcanzan su máximo
desarrollo (esto es, el grado mayor de sobreexcavación y longitud
de pared inclinada) en dos situaciones topográficas. Están bien
desarrolladas en las puntas o espolones, como, por ejemplo, en
Ucontitchie Hill, South Australia, y también en amplios entrantes
controlados por las discontinuidades, como por ejemplo en Wave
Rock, en el extremo Norte de Hyden Rock, Western Australia
(Fig.8.1 a y 8.3) y en Yarwondutta Rock, South Australia. Se encuen-
tran en ambos extremos, Norte y Sur de los residuales, pero están
particularmente bien desarrolladas en los lados Sur en South
Australia, aunque haya excepciones. Se desarrollan tanto sobre
grandes residuales como en bloques, tanto dentro de hendiduras
como en la periferia de colinas o bloques (Fig. 8.4).

Las paredes zapadas están preferentemente desarrolladas en la


parte basal de las paredes de colinas y bloques. Pero también pue-
den aparecer en zonas subhorizontales muy por encima del actual
nivel de la llanura, así como en el interior de algunas hendiduras.

En las excavaciones o perforaciones realizadas en inselbergs de la


Península de Eyre, South Austra lia y en Western Australia se ha
demostrado que las formas zapadas estan incipientemente desa-
rrolladas en los pies de escarpe de este tipo de residuales, por deba-
jo del nivel de aplanamiento actual (Fig. 6.20 y 8.5). Sin embargo
(Fig. 8.6) parece ser que el nivel freático está por debajo de esta
zona de p ie de escarpe.

Aunque las paredes zapadas sobre granitos no existen, o sólo tie-


nen una escasa representación en algunas zonas, (aún en situacio-
nes que parecerían ser las adecuadas para su desarrollo), el hecho
es que se han observado y descrito en varias partes del Mundo, bajo
cl imas fríos y cálidos, áridos o húmedos, en zonas costeras o conti-
nentales, en zonas bajas o de altiplano (Fig. 8.7), y sobre distintos
tipos de roca, siempre que se trate de texturas masivas (ver Capítulo
12). Están, sin embargo mejor y más frecuentemente desarrolladas
sobre rocas graníticas de zonas de escudo en el Sur de Australia,
aunque aparecen también en profusión, bien desarrolladas, aunque
a menor escala, en ciertas otras áreas como Cassia City of Rocks, Sur
de ldaho, en el Oeste de los E.E.U.U. (Fig. 8.7c).

(11) ORIGEN

ueden sugerirse varias posibles explicaciones con respecto a las


P paredes zapadas. Los procesos subaéreos que pueden ser cita-
dos como posiblemente responsables o capaces del modelado de
las paredes zapadas no resisten un examen detallado. La acción de

230
Capítulo 8: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Muy Inclinadas

las olas, considerada conjuntamente con la posible edad de las for-


mas no podría ser tomada en cuenta por la distribución espacial de
las mismas (por ejemplo, se encuentran desde altitudes de unos
2500 m en Sierra Nevada hasta unos centenares de metros por enci-
ma del nivel del mar en el piedemonte de algunos residua les del
centro de Aust ralia, p.e., a 530 m en la base de Ayers Rock. La acción
del viento no es una explicación satisfactoria, bien sea por la orien-
tación local de las paredes más inclinadas, o realmente, por su loca-
lización en la base del escarpe; al tratarse ésta de una zona húmeda
que está comúnmente mejor vegetada que la llanura circundante,
y por esta razón protegida contra cualquier posible acción de corra-
sión por la arena. La acción erosiva de las aguas de escorrentía no
puede servir para explicar rasgos concretos de las paredes zapadas
como son su localización preferente en algunas partes del contor-
no del inselberg o el desarrollo de las paredes zapadas en zonas de
espolón (donde el flujo diverge). La única explicación que puede
ser válida para todos los casos es que las paredes zapadas son una
forma particular de superficie grabada o corrosión química, o bien,
un frente de alteración desarrollado en zonas de pie de escarpe
como resu ltado del ataque por la humedad a rocas masivas segui-
do de su posterior exposición en superficie (Fig. 8.8).

La prueba crucial puede verse en sitios tales como Yarwondutta


Rock, Quarry Rock, Calca Quarry y Chilpuddie Hill, en el Noroeste de
la Península de Eyre, y en Veyrieres en el Sur de Francia, en donde
paredes zapadas incipientes expuestas en forma de sectores cón-
cavos en el frente de alteración, están presentes por debajo de la
superficie natural del terreno (Figs.6.20 y 8.5), y en varios puntos de
la Península de Eyre, South Australia y en el sur de Yilgarn, en
Western Australia, donde se ha comprobado por medio de sonde-
os que existe una bolsa de detritus alterados localizada en la base
del residual. En estos casos el nivel freático se sitúa a un nivel más
bajo en la zona de pie de escarpe que en la del pedimento. El mate-
rial por el que están recubiertas estas formas cóncavas y zapadas no
son detritus transportados que recubren superficies rocosas forma-
das por procesos epigénicos y después enterradas, sino que se trata
de grus o granito alterado" in situ''. La concavidad resu lta de la dese-
cación de la superficie y del suelo cercano a ésta y de la persisten-
cia de la humedad, y de aquí una más larga duración de la meteori-
zación en profundidad (Fig.8.8).

Este modo de desarrollo que se sugiere explica por qué formas inci-
pientes pueden ser encontradas por debajo del regolito, por qué las
paredes zapadas siguen el contacto roca suelo, y también por qué
tienden a desarrollarse preferencialmente en las zonas de sombra o
en las partes más húmedas de los inselbergs y en relación con dis-
continuidades que permiten una infiltración más fácil del agua en

231
Fo_
rm_as_y _Pa_isa_je_s_
Graníricos _ _ __ _

el interior de la masa rocosa. Los casos de múltiples zapados son la


consecuencia de las repeticiones de la meteorización subsuperficial
y del rebajamiento de la llanura circundante al inselberg por lavado
superficial y por la erosión de cursos de agua u otros agentes geo-
dinámicos externos. La reducción en volumen durante la alteración
por migración de los elementos de la roca en solución, suspensión
y por arrastre mecánico y la consiguiente compactación del terreno
contribuyen también a la reducción en altura de la superficie que
circunda el inselberg.

Las paredes zapadas, están bien desarrolladas en los extremos de


los espolones porque allí la roca fresca es atacada por ambos lados
cuando se halla por debajo del suelo (Figs. 8.2a y 8.9). La localización
preferencial de paredes zapadas en la parte basal de los bloques se
debe no tanto al desarrollo como a la exposición, ya que el grus se
evacúa talud abajo, mientras que en la parte superior del talud los
detritus tienden a acumularse. Sin embargo, las excepciones, son
explicables en los términos de esta hipótesis de trabajo. Por ejem-
plo, en varios puntos de la Península de Eyre, las grandes paredes
zapadas aparecen en el borde noroeste de los residuales, pero en
cada caso se desarrollan siguiendo las discontinuidades mayores; la
relativa facilidad con la que el agua se puede infiltrar siguiendo ta les
superficies está más que compensada por la notable desecación
del regalito en la cara expuesta al Norte de los residuales.

Finalmente la hipótesis de las dos o más etapas de corrosión o gra-


bado químico ofrece también una explicación para el desarrollo
excepcional de las paredes zapadas en las zonas de escudo del Sur
de Austra lia. Al haber sido la región estable durante largos períodos
de tiempo se pudo desarrollar una profunda meteorización y con
ella la formación de paredes zapadas de concavidad notable, y aun
en contrapendiente.

Por otra parte paredes zapadas incipientes no son tan frecuentes en


las zonas de piedemonte. En muchas excavaciones en donde se
había supuesto la aparición de paredes zapadas, sin embargo, o no
existen o est~n mal desarrolladas, al menos a la escala vertical d el
afloramiento. Así, en Elkington Rock, Península de Eyre, Southern
Australia, los 5 metros superiores del domo expuesto a consecuen-
cia de una excavación muestran una concavidad muy débil en su
flanco Este (Fig. 6. l 9a). El zapado puede haberse desarrollado a
mayor profundidad. Otra alternativa, sin embargo es que puede no
haber existido suficiente escorrentía derivada de una superficie de
captación tan pequeña (S m de diámetro), como la plataforma
rocosa expuesta por procesos naturales que constituye la cresta d el
domo, o que fueran necesarias grandes fracturas para permitir la
penetración del agua lo suficiente como para producir la meteori-
zación que genera posteriormente un zapado.

232
Capítulo 8: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Muy Inclinadas

(111) CAMBIOS DESPUÉS DE LA EXPOSICIÓN SUBAÉREA

D espués de la exposición, las paredes zapadas, pueden verse


modificadas de distintas maneras. El descascarillamiento, posi-
blemente heredado de la etapa subedáfica (ver Capítulo 3), da lugar
a un retroceso de menor importancia en la pared. Las estrías o ranu-
ras (ver más adelante), que se desarrollan desde cerca del límite ini-
cial de la superficie basal-residual hacia arriba, encajándose en la
pared rocosa cóncava (en algunos sitios la separación del flujo de
agua han formado pequeñas pozas y las algas se asocian con inver-
siones locales del relieve en forma de fondo de canal que ahora
sobresalen como bordes convexos, ver más adelante). Entre las ter-
minaciones finales de los estrías o ranuras se desarrollan frecuente-
mente lóbulos o divisorias triangulares, en algunos casos cubiertos
de algas (Fig. 8.1Oa y b). Pueden ser causados por la meteorización
por la humedad contenida en el suelo que se apila en la base de la
ladera y particularmente en las peq ueñas depresiones formadas en
las estrías o ranuras. En algunos sitios los recubrimientos de algas
acumulados sobre las inclinadas paredes de las colinas residuales y
bolos son arañados por las ramas, espigas y aún por las hojas acicu-
lares de las spinifex (Triodia spp.), movidas por el viento y se produ-
cen marcas concéntricas arqueadas (Fig. 8.1Oc).

{B) PAREDES BASALES CORROIDAS Y OTRAS VARIANTES

ún careciendo de paredes zapadas como tales, muchos bloques


A y algunos inselbergs presentan corrosión basal: las secciones
basales de las paredes inclinadas que bordean las colinas, y los flan-
cos de bloques y bolos están en mayor o menor grado entalladas o
en contrapendiente (Fig.8.11) Las paredes de estas concavidades
basales son rugosas, no suaves y regulares, como ocurría en el caso
de las paredes zapadas. Esto, en muchos casos es un reflejo de la
textura del substrato rocoso, desarrollándose las superficies corroi-
das especialmente bien en rocas cristalinas de grano grueso o en
granito porfídico. Sin embargo, y a pesar de diferencias morfológi-
cas de detalle, la corrosión parece tener el mismo origen que las
paredes zapadas, y es una manifestación de la humedad existente
en el suelo en las zonas de pie de escarpe.

Se han señalado muchos casos de corrosión basal en regiones tro-


picales y subtropicales, áridas y semiáridas, donde la concentración
de aguas al pie del escarpe es altamente significativa. Pero eso no
quiere decir que se restrinjan a esas zonas. Así, en Dartmoor, suro-
este de Inglaterra, algunos bloques aislados y menhires (Fig. 7.l 6a),
presentan corrosión basal o depresiones basales. La corrosión basal
alrededor de los menhires permite argumentar a favor de un rápido

233
Formas y Paisajes Graníticos
_ _ __ - -- - - - -- -- - -- - - - -- --

desarrollo para esta forma, al menos desde un punto de vista geo-


lógico.

En unos pocos casos, la indentación basal aparece en las márgenes


de lagos temporales y puede ser causada por el débil ataque del
oleaje y/o el haloclastismo producido por las aguas salinas. Jutson
describe lo que el llamó "superficies en mesa de billar" limitadas por
acantilados socavados en la zona de salinas de Australia Oeste, y for-
mas similares han sido observadas en dacitas y esquistos, respecti-
vamente, en las márgenes del Lago Gairdner y Lago Greenly, ambos
en el Sur de South Australia. Pero esto son excepciones. En la mayor
parte de los casos, la corrosión basal es ocasionada por la humedad
del suelo, y las entalladuras resultantes dan una medida de la mag-
nitud de la erosión reciente del suelo.

El ataque en toda la periferia de bolos o columnas ha producido


residuales cónicos que se conocen con el nombre de sombreros de
chino o de coolie (Figs. 4.8). Formas agudas o apuntadas y bloques
espatulados (o con forma de hoja) (Fig.8.l 2a) tienen probablemen-
te un origen similar como también lo tienen las formas en vidrio de
reloj o dumb-bells (Fig.8. l 2b), que se diferencian de las formas
apuntadas tan sólo en el grado de concavidad desarrollado. Rocas
seta o rocas pedestal (Fig.8.13) son otras variantes, y existen además
varias formas rocosas que son nombrados por su semejanza con
objetos específicos, por ejemplo, rocas yunque o rocas taba
(Fig.8. l 3d); (ver también Capítulo 9).

(C) ALTERACIÓN DE PIE DE ESCARPE, EROSIÓN Y ANGULO


DE PIEDEMONTE

no de los contrastes entre los paisajes áridos y semiáridos de


U latitudes medias y bajas, y los demás, digamos correspondien-
tes a latitudes medias húmedas, es que en el primer grupo hay una
abrupta transición desde la colina al plano (Fig. 8. 14). Esta brusca
rotura de pendiente se llama ángulo de pie de monte o knick.
Desde hace mucho ha despertado el interés de geólogos y geo-
morfólogos y se han aventurado distintas explicaciones para su ori-
gen. Algunos han sugerido que ese punto marca la unión entre dos
bloques adyacentes separados por una fa lla, pero aunque la pre-
sencia de zonas de dislocación pueda ayudar a o resaltar su forma-
ción, el ángulo de piedemonte se desarrolla mejor y mas generali-
zadamente en zonas sin fallas. Este rasgo morfológico se ha expli-
cado por la socavación lateral de cursos de agua que, procedentes
de las zonas altas desembocan en la llanura, depositando también
parte de su carga de tamaño grueso a medida que se desvían al
chocar con el frente montañoso. Esta idea se contradice con los
datos de campo, pues los ríos procedentes de las zonas altas conti-

234
Capítulo 8: Formas Menores Desarrollados sobre Superficies Muy Inclinadas
~~~~~~~~~~~~~~~~

núan, sin una desviación pronunciada, hasta los depocentros del


va lle o de la cuenca en su caso. El ángulo de piedemonte se desa-
rrol la en los sectores que carecen de cursos someros y alrededor de
residuales que son demasiado pequeños para originar cursos de
mayor importancia o ríos. Sin embargo existe algo en la hipótesis de
la corrasión lateral que es como el argumento del huevo y la galli-
na, puesto que la desviación de la corriente, crucial para esta expli-
cación, está causada por la deposición de los sedimentos, lo que es
a su vez consecuente con un cambio en el grado de confinam ien-
to del flujo de agua y con un cambio brusco en la pendiente de la
ladera; que es lo que necesit a ser explicado. Un comentario similar
es aplicable, aunque más drást icamente, a la sugerencia de que el
cam bio en la pendiente de la ladera refleja un cambio en el rég i-
men de la corriente, de turbu lento a arroyada en manto conse-
cuente con el cambio de gradiente. La explicación más satisfactoria
del ángulo de piedemonte es q ue éste se debe prim ero a una alte-
ración pronunciada y segundo, a una erosión. En muchos sectores,
esto se realiza en la zona de pie de escarpe debido a contrastes
est ructurales, ta les como cambios en la densidad de fracturación, o
litológicos. La existencia de fallas permite igualmente la infiltración
del agua. Pero que sólo meteorización y erosión de las partes bajas
de la ladera puedan causar el ángulo de piedemonte está demos-
trado en las zonas de plateau, donde existe una brusca t ransición
desde la ladera a la llanura que se desarrolla sobre un sustrato roco-
so uniforme y generalmente lábil. Por ejemplo en la región de Tent
Hills en el árido interior de South Australia, los platea u y mesas están
recubiertos por cua rcitas horizontales que recubren pizarras purpú-
reas, y son estas últimas las q ue se hallan intensamente alteradas en
las partes bajas del talud y en algunos sitios disectadas para dar ori-
gen a depresiones de pie de escarpe o a val les, (ver más adelante,
Capítulo 8, (e)). El retroceso del escarpe hace que éste se reactive y
vertical ice y el ángulo de piedemonte se mantiene o aún se refue r-
za.

Laderas zapadas y otras variantes de corrosión basal son únicamen-


te un caso de alteración de pie de escarpe y erosión que induce el
desarrollo de un ángulo de piedemonte. Su desarrollo especial-
mente pronunciado en zonas áridas y semiáridas refleja en parte la
importancia relativa de la humedad incrementada en esas regiones
climáticas. Esto puede deberse a la mayor accesibilidad a la vista de
esos bruscos cambios de pendiente al no estar ocultos por la vege-
tación, puesto que, aunque la humedad responsable de la altera-
ción del pie de escarpe promueve el crecimiento de la vegetación
en las zonas áridas, está localizada, mientras q ue en las zonas
húmedas bosquetes y bosques, generalmente encubren la verda-
dera naturaleza de la zona de pie de escarpe.

235
Formas y Paisajes Granítico_
s_ _ _ _ _ __ _ _

(D) PLATAFORMAS ROCOSAS


(VER TAMBl~N PEDIMENTOS ROCOSOS- C APfTULO 4 (B))

(1) DESCRIPCIÓN

as paredes zapadas continúan lat eralmente hasta dar superficies


L rocosas suavemente inclinadas llamadas p lataformas rocosas, y
por esta razón se t ratan en este capítu lo. como lo fueron tamb ién
en el Capítulo 4. En algunos casos existe una depresión intermedia
entre la pared y la plataforma. Las plataformas varían en anchura
entre unos pocos centímetros en la base de algunos bloques a
unos pocos metros y a varios cientos de metros, como, por ejemplo,
en Peella Rock y en Corrobinnie Hill en Sout h Australia, y en los
Humps y Varley Township Hill en Western Australia (Fig.4.6; 8.1 Sa).
Varían en superficie desde unos pocos metros a varios kilómetros
cuadrados. La disposición más característica que adoptan es borde-
ando colinas residuales, como en el Plateau de Ampidianombilahy,
And ringitra, Madagascar, aunque tamb ién pueden encontra rse ais-
ladas, sin relación con ninguna masa rocosa elevada también en la
misma localidad. Pueden ser el resultado de la eliminación de un
inselberg previo, o puede ser que nunca existiera tal masa rocosa
elevada y las p lataformas sean meras zonas de cresta, de gran radio,
correspondientes a domos incipientes o aún no exp uestos, lo que
es en algunos casos una incógnita a resolver (Pie de Amboromena,
Andringitra, Madagascar). A escala de detalle, las plataformas están
"pellizcadas~ lo que se debe al desarrollo de numerosas depresiones
o gnammas, poco p rofundas en forma de platillo o recubiertas de
pequeñas p rotuberancias, como en el Plateau de
Ampidianombilahy, And ringitra, Madagascar. Además se desarrolla
sobre las plataformas un sistema de acanaladuras poco profundas,
que puede conectar entre sí las gnammas. El conjunto llega a for-
mar una incipiente red de d renaje de la plataforma rocosa. Sobre
algunas plataformas permanecen aún bloques, bolos y masas aisla-
das de grus.

(11) O RIGEN

as
plataformas son discordantes en el sent ido de que corta n a
L las discontinuidades y otras estruct uras de la roca. Como ocurre
con las paredes zapadas se ha demostrado que se continúan por
debajo del actual regolito, y, también como ellas, son consideradas
como formas de grabado o corrosión química, o partes expuestas
en superficie del perfil de alteración. Realmente las plataformas
rocosas son únicamente extensiones laterales de las paredes zapa-
das. Están especialmente bien desarrolladas en zonas húmedas,
tales como los pies de escarpe, topográficamente deprimidos,

236
Capítulo 8: Formas Menores Desarrollados sobre Superficies Muy Inclinadas
~~~~~~~~~

como es el caso de la Corrobinnie Depression, South Australia y bor-


deando antiguos cursos de agua, o lagos, por ejemplo en el
Sudoeste de Western Australia. El grus y los bolos que se encuen-
tran en algunas plataformas son los restos del regalito que inicial-
mente cubría las formas aplanadas y q ue ahora ha sido parcialmen-
te removido.

(E) DEPRESIONES DE PIE DE PARED

(1) DESCRIPCIÓN

V alles someros y fosos o depresiones lineales, conocidas también


como Bergfussniederungen y d epressions de piedmont, se
encuentran alrededor de las bases de algunos inselbergs en paisa-
jes áridos y semiáridos (especialmente de sabana). Tales depresio-
nes de pie de esca rpe han sido descritas en Africa Oeste, en el
Sudán, donde son conocidas como fules, y en el Desierto de Egipto.
Aparecen también en el Cent ro y Sur de Australia, y en el Desierto
de Mojave en el Sur de California.

Muchos de los fosos tienen tan sólo unos pocos metros de anchu-
ra, pero algunos alcanzan dimensiones de va rias veintenas de
metros y el que se sitúa alrededor de los Gebel Harhag it, en Egipto,
t iene más de un kilómetro de ancho en algunos lugares, y algunos
de Australia Central, desarrollados alrededor de nubbins graníticos
son de similares dimensiones (Fig.8.16). Muchos sólo tienen uno o
dos metros de profundidad pero en otros el fondo se sitúa varios
metros por debajo del nivel de la llanura circundante. En el ot ro
extremo de la escala una pequeña depresión desarrollada en
Yarwondutta Rock en la Península de Eyre, South Australia tiene
alrededor de 7m de largo, menos de 2m de ancho y solamente 300
cm de profundidad (Fig.8.1 Oa y b).

(11) ORIGEN

D umanowski es partidario de un origen est ructura l (litológico)


para las depresiones de pie de escarpe. Ciertamente, las formas
concretas que describe del d esierto egipcio han sido erosionadas
en rocas metamórficas, mientras que las elevaciones que las domi-
nan son de granito. En muchos otros casos, sin embargo, no se ha
detectado ninguno de estos contrastes litológicos. Por el contrario,
el subst rato rocoso que aparece en el fondo de las depresiones es,
aparentem ente, del mismo t ipo q ue el expuesto en los relieves
adyacentes. Depresiones de pie de escarpe de menor entidad han
sido causadas indudablemente por la erosión de las aguas superfi-
ciales en el borde interno del regalito, allí donde éste se superpone
con la pared de roca al aire (desnuda), como por ejemplo en

237
Formas y Paisajes Graníticos
----

Chilpuddie Rock, en el Noroeste de la Península de Eyre, South


Australia. Cotton (1942, pág. 42) señaló que los ríos en algunas
regiones áridas y semiáridas "se abrazan a las bases de las montañas
de una forma que no puede ser fortuita" y llega a sugerir que las
depresiones lineales son canales fluvia les. Sin embargo, hay aquí
una posible confusión entre causa y efecto. No obstante, aceptan-
do la noción del retroceso del escarpe, Cotton argumentó a conti-
nuación que el frente montañoso y los canales fluviales debían
retroceder juntos. Esta hipótesis es difícil de sostener, ya que muy
pocas de las depresiones observadas en Australia y Norte de Africa
están ocupadas por cursos de agua. Y en los casos en que ésto ocu-
rre, puede tratarse de canales de drenaje que atraviesen las depre-
siones más que las excaven. Además, algunas de las depresiones
que se sitúan en la base de los residuales son demasiado pequeñas
para generar cursos de agua, y otras aparecen donde no existe una
desembocadura de cursos de agua procedentes de las zonas altas
adyacentes.

La explicación más verosímil para las depresiones de pie de pared


es que las aguas de escorrentía procedentes de las colinas saturan
la zona de pie de escarpe, que como consecuencia de ello se altera
intensamente. Existe una gran cantidad de casos en los que se ve
este ataque químico actuando sobre una amplia variedad de sopor-
tes litológicos. Algunos de los productos de la alteración son eva-
cuados en solución. Los finos pueden ser movilizados por sufusión
o deflactados por el viento. Esto puede ocasionar una reducción de
volumen, compactación y asentamiento, con la consiguiente subsi-
dencia de la superficie del terreno. Adicionalmente, y como sin
duda sucede en algunos sitios, una vez formadas, las depresiones
pueden haber sido profundizadas por la acción de corrientes super-
ficiales intermitentes o episódicas. Cualquiera que sea el agente
responsable, sin embargo, la zona de pie de escarpe está rebajada y
se forma una depresión topográfica alineada a lo largo de la base
del relieve. La relativamente gran anchura de algunas depresiones
cuando se la compara con la colina residual a la que se asocia como
ocurre en algunas zonas de Austra lia Central (Fig.8.16b) sugiere que
el proceso de corrosión y rebajamiento realizado en el pie del escar-
pe tiene una larga duración.

Alg unos autores consideran q ue estas formas se originan en zonas


tropicales húmedas. Creen que las depresiones de pie de escarpe,
cuando se encuentran en zonas áridas, son heredadas de fases cli-
máticas húmedas previas, pero no apoyan estas ideas con ningún
tipo de argumentos o pruebas de campo. El agua es, si algo ·lo es,
relativamente más importante en zonas áridas o semiáridas que en
cualesquier otras. Debido a su concentración en las zonas de pie-

238
Capítulo 8: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Muy Inclinados
~~~~~~~~~~~~~~~~~~-

demonte, produce efectos que son allí más pronunciados que en


cualqu ier otro contexto cl imático.

Un efecto importante de la meteorización y erosión de pie de escar-


pe, evidente en las distintas formas antes descritas, es que el ángu-
lo de piedemonte, o kn ick, se hace muy pronunciado. Esta caracte-
rística es básicamente una forma estructural y en terrenos graníti-
cos, coincide aproximadamente con los bordes de compa rtimentos
de roca masivos. Pero la meteorización y el rebajamiento de la
superficie debido a la disminución de volumen de la roca meteori-
zada, como sugiere Ruxton, o la erosión preferencial de las zonas de
roca alterada son la causa de que este rasgo de origen estructural
se haga ahora más evidente. Real mente, los knicks angulares son
particularmente frecuentes en rocas graníticas en donde fracturas
verticales o cas i verticales son explotadas y expuestas sl'.lbaérea-
mente por meteorización y erosión.

(F) RANURAS Y ACANALADURAS

(1) DESCRIPCIÓN

1\ A uchos taludes de fuerte inclinación que limitan tanto los blo-


f v \:iues como algunas colinas, incluyendo aquí las paredes
zapadas, están incididos por ranuras y surcos, y se dice que están
estriados (Fig 8.17). Estas acanaladuras tienen denominaciones
variadas como Silikatkarren, Pseudokarren, Ri llenkarren, regueros,
canales, estrías, zlobki, cannelures, Riefelungen y Kannelierungen, y
muchas otras así como también ranuras. Muchas acanaladuras t ie-
nen sección en forma de U (o Rundkarren cuando se forman en cali-
zas), otras son más abiertas, mientras que otras son más amplias,
aunque más someras y de fondo plano. Su anchura y profundidad
se mide en centímetros (generalmente del orden de 20-30 cm) aun-
que se conocen algunos casos como en el Macizo de Andringitra,
Madagascar, en donde alcanzan algunos metros de profundidad. Se
encuentran no solamente en las paredes externas de bolos resi-
duales, bloques y colinas, sino también en ta ludes en extraplomo
(Figs. 8.l 7a-e) y en las paredes interiores de tafoni (Fig.8.17f; ver tam-
bién Capítulo 1O). Las ranuras se desarrollan bien en zonas ecuato-
riales con precipitaciones consistentemente elevadas y se descri-
bieron ya en Singapur y Malasia hacia la mitad del último siglo.

La procedencia de climas húmedos tropicales para algunas de las


formas ha sido aparentemente confirmada por varios autores. En
realidad éstas se han encontrado mucho más allá de los límites de
estas regiones. Existen en las zonas áridas y semiáridas del Brasil
central, y también en las zonas áridas del Sudoeste de Angola, en
Domboshawa en Zimbabwe, en Paarl Mountain cerca de Ciudad

239
Formas y Paisajes Graníticos

del Cabo, en Andringitra en Madagascar y en Volzberg en las saba-


nas de Surinam. Están bien desarrolladas en varios puntos de
Victoria y en la Península de Eyre, South Australia. Aparecen en áreas
frías en zonas altas de los altiplanos del Brasil tropical. También han
sido descritas en áreas recientemente deglaciadas o zonas frías,
ta les como Escandinavia y Bohemia, o en zonas estacionalmente
frías como el Macizo de la Margueride en el centro de Francia. Las
acanaladuras aparecen, en muchos afloramientos graníticos de la
Península Ibérica tanto en ambientes costeros como continentales
tanto en zonas glaciadas como en otras que nunca lo estuvieron.
Sin embargo en el Norte de Australia no son frecuentes y están mal
desarrolladas.

(11) ORÍGENES

_r: 1que existe un amplio y general control realizado por la estruc-


-c;_tura en el desarrollo de las acanaladuras ya se había indicado
cuando se dijo que las formas se desarrollaban solamente sobre
rocas masivas. No aparecen sobre rocas densamente fracturadas,
excepto en especiales circu nstancias. Presumib lemente debido a
que la humedad, verosímilmente, la causa de su desarrollo, puede
allí percolar por grietas y fisuras no alcanzando así volumen y velo-
cidad requeridas para una incisión independiente de la estructura
de la roca.

En Swazilandia en el granito de Mswati, algunas pequeñas acanala-


duras se han desarrollado preferencialmente sobre el microgranito
que presenta un gran número de discontinuidades en el límite de
los granos minerales susceptible el ataque de la humedad. El que
algunas acanaladuras en granito sean Kluftkarren (Fig.8.18), debidas
a la explotación de las fracturas por los agentes de meteorización
fue aceptado ya desde hace mucho tiempo. En 1849, Logan sugirió
que algunas de las ranuras de Pulau Ubin, en el estrecho de Johore,
pueden haberse desarrollado según zonas lineales del granito
donde la roca tiene menos cohesión que en cua lquier otro sitio.

Sin embargo, el control ejercido por la estructura no es absoluto. La


pendiente es más importante en muchos casos. Las ranuras y aca-
naladuras en Wudinna Hill y Ucontitchie Hill, en el Noroeste de la
Península de Eyre, siguen las juntas durante intervalos breves, pero
lo hacen siguiendo roca fresca y masiva en la mayor parte de su tra-
zado, aún cuando existan juntas en la proximidad (Fig.8.19). Algunas
cruzan d iagonalmente a través de las juntas mayores. También en
Wudinna Hill, algunas acanaladuras han sido erosionadas preferen-
temente en granito porfídico, que constituye la mayor parte del
residual, antes que en venas y masas aplíticas menos frecuentes. Sin
embargo, en estos casos, la erosión explota preferentemente el

240
__ __ _ _ __ c_a:_ _rmas Menores Desarrolladas sobre Superficies Muy Inclinadas
pít_u_lo_S:_Fo

contacto entre los dos tipos de roca, y donde esto ha ocurrido, las
ranuras están bordeadas por rebordes convexos de aplita.

Así, aunque existe un control estructural general de la distribución


de las acanaladuras en algunas áreas, muchas se han desarrollado
independientemente de la estructura a escala de detalle.

Muchos investigadores han llegado a la conclusión de que las ranu-


ras y estrías se deben parcialmente a procesos químicos y parcial-
mente a procesos mecánicos. Sin embargo, el debate sobre el ori-
gen de los canales se ha mezclado en parte con el de la importan-
cia relativa de la abrasión mecánica y de la alteración química, par-
ticularmente por la humedad, y en parte con el papel de la biota,
especialmente, los líquenes.

Branner escribió breves notas e investigó sobre las ranuras, algunas


de ellas de hasta dos metros de profundidad, desarrolladas sobre
residuales de granito y sienita en Brasil. Las atribuyó principalmente
a una muy concreta localización de la acción mecánica del agua.
Otros autores también han hecho hincapié en la acción mecánica.
Klaer, por ejemplo, considera ambos procesos mecánico y químico,
pero al observar que tanto fondo del canal como las paredes son
suaves, pone el énfasis en la abrasión realizada por el agua de esco-
rrentía. Tschang sugiere que el Pseudokarren de Pulao Ubin se debe
al lavado por el agua.

Otros tales como Ule, atribuyen las estrías o ranuras globalmente a


la alteración química. Scholtz (1946, pág. XLIX) señala la existencia
de estrías sobre los inselbergs graníticos en Vredenburg y Witteklip,
en el Oeste de la provincia de El Cabo, en Sudáfrica, y piensa que se
deben a la "acción solvente de soluciones cargadas con sales cícli-
cas y ácidos orgánicos que se mueven hacia abajo...' . Las soluciones,
él pensaba que procedían de pilas re llenas de tierra y desarrolladas
en las partes superiores de las pendientes de los residuales.
Fundamentaba su hipótesis sobre un origen basado preferente-
mente en la acción química del agua en tres hechos. En primer
lugar, porque el desarrollo de las estrías era preferente en las caras
de bloques y bolos a través de las que se producían escurrimientos
de agua de poca entidad. En segundo lugar por la relación entre
estrías o ranuras con las paredes interiores de cavidades y en caras
en contrapendiente que drenaban áreas muy pequeñas donde el
agua se adhería por tensión superficial a la pared fuertemente incli-
nada (Fig.8.17c). Y finalmente, por haber encontrado en los fondos
de varios canales un desarrollo de picoteado (Fig.8.20).

Muchos investigadores optan por una solución intermedia y atribu-


yen las estrías a ambos tipos de agentes: mecánicos y químicos. El
peso de las pruebas favorece más a los procesos químicos y espe-

241
Capítulo 8: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies muy Inclinadas
- - - -- - -

cialmente a la disolución. Los flujos de agua ocasionan que la roca


se humedezca a lo largo de zonas lineales, según estos se van
extendiendo pendiente abajo. Como consecuencia de la humecta-
ción de la roca tienen lugar reacciones químicas. Y fina lmente los
flujos de agua posteriores movilizan las partículas liberadas por la
alteración. Así se desarrolla una depresión lineal o canal. Una vez
formado, el canal tiende a captar más agua y de aquí se resu lta un
aumento en la humectación de la roca con lo que la efectividad de
los procesos erosivos aumenta igualmente.

Por lo que hace referencia a los efectos bióticos, deben señalarse


varios agentes y procesos. Alexander, por ejemplo, considera los
líquenes como lo más importante. Ella argumenta que los líquenes
colonizan zonas húmedas lineales y que, al retener la humedad,
contribuyen materialmente al desarrollo del canal. Los líquenes son
capaces de ambos tipos de meteorización, mecánica y química,
pero es seguramente más verosímil que colonicen zonas ya húme-
das que, por el contrario, crezcan según zonas lineales desde el
principio. Por esta razón muchos investigadores asignan a los líque-
nes, musgos y otros agentes orgánicos un papel contribuyente más
que uno dominante o iniciador. Algunos autores opinan que, en
ciertos casos, el mucus algal desempeña una función protectora.
Los regueros (rills) con abundante materia orgánica inicialmente
aumentan la tasa de meteorización y dan lugar a fondos de canal
intensamente picoteados.

Algunos canales son únicamente continuación de las acanaladuras


que drenan la parte superior de los tal udes, pero otros limitan su
desarrollo a las partes más inclinadas de aquellas. Las marmitas tur-
b illonares asociadas en algunos casos a estos canales, indican que
el estriado y la abrasión son activos en estas pendientes tan inclina-
das, pero la morfología extremadamente pendiente y aún en con-
trapendiente de algunas de las paredes limitantes de los residuales
graníticos, en principio excluye la simple abrasión como un factor
significativo, dado que los flujos de agua en estos casos se separarí-
an de la superficie rocosa.

En estas circunstancias pueden entrar en juego un cierto número


de otros factores. La separación del flujo de agua de la pared, puede
resultar en o llevar al, colapso e impacto en zonas lineales, el deno-
minado efecto cortina. El arrastre puede causar un incremento en la
rugosidad superficial e inducir adicionales perturbaciones, arrastre
de aire y turbulencia, y de aquí un aumento en la erosión, y todo
ello a lo largo de zonas lineales discurriendo a lo largo de las incli-
nadas superficies rocosas. Las pruebas de campo sugieren que en
la evolución de estas estrías o ranuras tan importante como el flujo
libre, son los flujos lentos d e agua. Tales flujos lentos, algunos pro-
cedentes de pequeñas cubiertas de suelo, otros de juntas de exfo-

242
Capítulo 8: Formas Menores Desarrollados sobre Superficies Muy Inclinados
~~~~~~~~~~~~~~~-

liación, persisten largo tiempo luego de que la lluvia ha cesado, aún


en vertientes en contrapendiente, a las que presumiblemente se
adhieren por tensión superficial. Se trata de escurrimientos más que
de flujos. La acción mecánica de las aguas de escorrentía no puede
utilizarse para explicar las acanaladuras. Además de humedecer las
superficies sobre las que fluye el agua y promover el crecimiento de
algas, ta les escurrimientos y goteos transportan sales y minerales en
solución. En efecto, con ellos se relaciona un tipo de depósito mine-
ral muy característico de los residuales graníticos. Se trata de los
espeleotemas de muy diversos tipos desde los estalactíticos, esta-
lagmíticos y sobre todo las coladas (flowstones). La naturaleza de
estos depósitos es silícica (ópalo a), esencialmente (ver capítulo 1O).
Algunos autores han sugerido que en los casos en los que se desa-
rrollan flujos de alta velocidad puede producirse cavitación con
ondas de alta presión y chorros de agua de alta velocidad que pro-
ducen la fragmentación local de la roca; y esto podría servir para
explicar las marmitas turbillonares y otras depresiones que se
encuentran a lo largo de algunas acanaladuras como por ejemplo
en Pie Boby, Andringita, Madagascar (Petit, 1971 ), o en Yarwondutta
Rocks, Noroeste de la Península de Eyre, South Australia. Sin embar-
go, los efectos de la cavitación sólo son bien conocidos en las tur-
binas de las centrales eléctricas, o en los motores de los aviones.
Algunos autores han mencionado su existencia en medios subgla-
ciares o cársticos donde existe una circulación de agua confinada
que alcanza altas velocidades pero sin apoyar estas ideas en cálcu-
lo alguno (Drewry, 1986). En cua lquier caso parece, aunque se trate
de un efecto mencionado en la literat ura, poco verosímil pensar
que en las acanaladuras de los inselbergs graníticos, pudiera tener
lugar este fenómeno.

(111) INICIACIÓN SUBSUPERFICIAL


·~~~~~~~~~~~~~

La argumentación referida a la importancia relativa de los proce-


sos mecánicos y químicos en el desarrollo de las estrías (gutters)
es interesante "per se: pero también va unida a la cuestión de su ini-
ciación, puesto que hay fuertes indicios de que algunas de las for-
mas al menos, se han iniciado en el frente de meteorización.

En 1846 Logan observó e investigó las profundas acanaladuras


desarrolladas en el granito de Pulao Ubin, una isla situada en el
extremo Este del estrecho de Johore (Fig.8.2 1). Describió caracterís-
t icas similares en zonas situadas en las Tierras Altas de la parte Sur
de la Península de Malaya. En Pulao Ubin muchos de los bloques
graníticos expuestos en la p laya estaban estriados y acanalados, y
tierra adentro, las caras verticales o casi verticales de los bloques
también lo estaban. Las estrías en algunos casos tienen sección
transversal en petaca mientras que en otros son estrechas y pro-

243
Fo_rm_a_s y_Paisaj_
es Gr_
an_
íc_
ico_s_ _ _ _ _ _ __

fundas, llegando a alcanzar aproximadamente los 0,76 m de pro-


fundidad y solamente 0,61 m de ancho. Por varias razones, Logan,
consideró los procesos de meteorización y erosión contemporáne-
os, inadecuados para explicar la formación de las acanaladuras, pero
sin embargo hizo una observación crucial y varios comentarios de
relevancia en nuestro caso. El percibió que algunas de las acanala-
duras de Pulau Ubin se continuaban por debajo del suelo vegetal. A
menos que hubiera habido exposición al aire de la roca, seguida de
desarrollo de las ranuras, enterram iento y posterior exhumación,
una secuencia de hechos que no estaba apoyada por ninguna
prueba, según Logan observaría, este hecho parecería demostrar
que las estrías habían sido iniciadas debajo del suelo. Sin embargo,
Logan permaneció neutral en su trabajo de 1849. En 1851, no obs-
tante, ya afirmaba categóricamente que no sólo las acanaladuras
sino también los bloques y los bolos que él había observado en
Pulau Ubin, todos juntos constituían lo que hoy se llamaría una
superficie de corrosión o grabado químico en un frente de meteo-
rización complejo. Así Logan escribía:

"Si... concebimos que la capa externa de la isla, cuando ésta quedó


expuesta por vez primera a la descomposición se pareciera en
carácter a la zona que ha sido dejada abierta para nuestra inspec-
ción, es fácil comprender que la limpieza de las partes más altera-
bles debe, al menos dejar masas expuestas, incluyendo bandas del
material menos resistente ya debilitado parcialmente o desintegra-
do bajo tierra, y que la acción de la atmósfera y de los torrentes-llu-
via deberían excavar gradualmente las partes más blandas, hasta
que los restos sólidos mostraran sus formas actuales" (Logan, 1851,
p. 328).

Logan claramente abogaba por un origen subsuperficial para el


desarrollo de la parte inferior de la alteración o frente de alteración
y las pruebas procedentes de la Península de Eyre demuestran cla-
ramente que muchas acanaladuras se han iniciado en el frente de
alteración. Algunas se extienden talud abaj o sobre superficies fuer-
temente inclinadas y se transforman en estrías. Muchas acanaladu-
ras y estrías en granito están, como Logan (1849, pág.6) expresó "
prolongadas por debajo de la tierra" No existen indicios de que a su
desarrollo se siga un enterramiento y luego una exhumación. Por el
contrario, es grus, o granito alterado, el que ha sido excavado para
poner de manifiesto el frente de alteración incidido por estos cana-
les. Estas formas se inician por lo tanto por debajo de la superficie
del suelo y únicamente han sido alargadas y modificadas después
de su exposición subaérea.

Las observaciones que se han realizado recientemente en frentes


de alteración artificialmente expuestos demuestran que las acana-
ladu ras se hacen cada vez más anchas y poco profundas, peor defi-

244
Capítulo 8: Formas Menores Desarrollados sobre Superficies Muy Inclinados

nidas, a medida que se desarrollan por debajo del nivel del suelo
(Fig. 8.22a). Esto es d ebido a que el agua que percola a t ravés del
frente tiene que pasar entre las partículas del suelo de manera que
el fl ujo se t ransforma d e concentrado en difuso. También porque la
pendiente, y con ello la velocidad del agua, disminuyen. Los estria-
mientos q ue tienden a perder definición talu d abajo y son por lo
tanto de origen subsuperficial, pueden verse en bloques, bolos y
laderas de colinas en muchas partes del Mundo (Fig.8.22b). Algunas
tienen sección en redoma debido al encostramiento de la superfi-
cie rocosa (Fig.8.22c).

En general, sin embargo, el punto de vista opuesto es el que ha pre-


valecido, encontrando su manifestación, por ejemplo en la afirma-
ción de Wilhemy (1958, pág.199) de q ue las estrías en los trópicos
húmedos evolucionan "auf freiliegenden Gesteinsoberflachen''. Y
algunas estrías desarrolladas en granito, como las excavadas en el
menhir de St. Uzek, en Bretaña, Francia son claramente formas de
origen subaéreo, que se han desarrollado durante los últimos 5.000-
5.500 años, después la erección del monolito (Fig.8.23). Lo mismo
ocurre en el caso de las acanaladuras del Macizo de Andringitra en
Madagascar que afectan sólo a las vertientes rocosas expuestas y
no a las superficies recién liberadas de su cubierta edáfica, y q ue
cuando coinciden con una superficie de descamación comienzan a
formarse sobre ella, nada más queda expuesta al aire. También
Watson y Pye abogan por un origen epigénico para el Ka rren en
Swaziland pero a pesar de que afirman que no hay pruebas para un
origen subsuperficial de éstas (y otras) formas menores, no aclaran
si los resid uales sobre los que se desarrollan estas formas tienen o
no un origen en dos o más etapas. Si ello fuera así, entonces las
superficies sobre las que aparece el Karren fueron una vez el frente
de alteración.

(IV) INVERSIÓN

~ n va rios casos, pero especialmente bien desarrollados en Wave


'"C;.Rock, Western Australia, y en Turtle, Pildappa y Yarwondutta
Rocks, en el Noroeste de la Penín sula de Eyre, South Australia algu-
nas acanaladuras iniciales son ahora costillares: ha existido allí una
inversión local del relieve (Fig.8.1Oa y 8.24). Muchas acanaladuras
que drenan las zonas llanas superiores de los residuales se continú-
an tal ud abajo como canales excavados en la base del inselberg.
Sobre los escarpes fuertemente inclinados, aún en el caso que
estén en contrapendiente, la tens ión superficial permite que los
escurrimientos se adhieran al fondo del canal, aunque en el caso de
flujos de mayor velocidad (y/o ca udal) se separan de la base rocosa,
ocasionando que en algunos puntos se formen allí pequeñas mar-
mitas turbillonares (Fig. 8.1Oa y b). Algunas acanaladuras drenan

245
Formas y Paisajes Graníticos

pilas llenas de detritus y vegetadas. Las aguas llevan consigo algas


cianofíceas (en la Península de Eyre, Calothrix spp.) que recubren
lados y fondos de canales.

Aunque finos, estos recubrimientos son, según una posible inter-


pretación, evidentemente capaces de proteger el substrato rocoso.
Los flujos de agua posteriores han erosionado diferencialmente las
zonas intermedias inicialmente no protegidas entre estrías, dejando
el antiguo fondo del canal en relieve como costillas. Hay complica-
ciones, puesto que los canales más recientes no están recubiertos
de algas. Pueden alegarse cambios medio ambientales siempre que
sirvan para justificar la ausencia de algas en los flujos de agua fina-
les, pero no todos los rebordes convexos se asocian con pilancones.
Realmente algunos en Yarwondutta se alimentan de cuencas de
drenaje muy pequeñas. Puede ser que, al abandonar las acanaladu-
ras confinadas de la parte superior de la ladera, los pequeños flujos
de agua se extiendan sobre las partes altas de las partes de la pared
en voladizo. Las algas continúan creciendo en las zonas centrales
húmedas, pero el lavado lateral de éstas causa erosión de la super-
ficie rocosa laminada o descascarillada, creando depresiones que
dejan la zona central en relieve.

Son posibles también otras explicaciones. Por ejemplo, los recubri-


mientos de algas pueden interpretarse como efecto más que como
causa. Se puede suponer que los costillares se deben al contraste
en la tasa de alteración de la roca entre las zonas alternativamente
secas y húmedas y las zonas permanentemente húmedas. La super-
ficie de los residuales se descama o descascarilla, un proceso a con-
secuencia de estas alternancias en la humedad (ver Capítulo 3),
aunque también puede ayudarse con la insolación. Las zonas verti-
cales situadas talud abajo al píe de las acanaladuras están húmedas
debido al agua drenada desde las pilas situadas en la cresta que se
escurre sobre la superficie rocosa y queda retenida en parte en los
huecos entre lajas de descamación. Las tormentas de verano man-
tienen los aportes de agua en estas partes tan localizadas de la
superficie del residual. Pero los flancos de los inselbergs están secos
durante el verano (en South Australia) debido a que los aportes de
humedad que se introducen entre las lajas de descamación por
capilaridad procedentes de la humedad del suelo situado en la base
de la colina desaparecen a medida que el suelo se deseca. Las tor-
mentas veraniegas recargan de humedad los suelos con lo que el
proceso de humectación-desecación se ve repetido causa del des-
prendimiento de las placas, de manera que aquellas partes de la
pared afectadas por el proceso retroceden, mientras que las zonas
más estables, las permanentemente húmedas, que son las que
corresponden a las acanaladuras, permanecen en relieve como del-

246
Capitulo 8: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Muy Inclinadas

gados costillares. Tales ciclos de humectación-desecación en las


partes bajas de los taludes pueden igualmente explicar algunos de
los picoteados basales a los que ya nos hemos referido (Capítulo 8
(b)).

247
Capítulo 8: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Muy Inclinadas
~~~~~~-~~~~~~~

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250
Capit ulo 8: Formas Menores Desarrolladas sabre Superficies Muy Inclinadas
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

FOTOGRAF ÍAS

8 E
ILUSTRACIONES

8.1. (a). Talud zapado, de 11-12 mde alto, conocido como Wave Rock situado en el flanco Norte
de Hyden Rock, Sur de Yilgarn, Western Australia. (b). Talud zapado de 6-lm dealto, en e/lado
sur de Pildappa Hill, en el Noroesrede la Península de Eyre, South Australia.

(a)

(b)

251
Formas y Paisajes Graniticos
- - - -- -- -

(a)

8.2. (a).Zapado en contrapendiente de unos 4mde


alto desarrollado en una zona de espolón de
Ucontitchie Hill (b) Zapados múltiples en uno de los
lados de de Ucontitchie Hill (e) lapamientos buzando
en paralelo al contacto suelo-roca en Podinna Hi//.
Todos los ejemplos se Sitúan en la Península de Eyre,
(b)
South Australia.

(e)

252
Capitulo 8: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Muy Inclinadas

8.3. Plano de Hyden Rock, Western Australia, con la


localización de Wawe Rock.

O <& - - - limit of granite outcrop


major joint
- - - watercourse
Okm lake
----- - road

8.4. (a) Zapados desarrollados en el margen de


Ucon!itchie Hil/ Noroeste de la Península de Eyre,
South Ausrralia y también sobre grandes bloques
residuales. (b) Bloques con paredes zapadas cerca de
Benbarber Comer, Porr Kenny, Noroestede la
Península de Eyre, South Ausrralia.

253
Formas y Paisajes Graníticos

8.5. Fremes de meteorización


zapados expuestos (Omo (0/1Se-
wencia de excavaciones arriliciales
(o) En Quariy Hill, cer(a de
Wudinno, PenínSllla de Eyre. South
Auitro/10 (b) en uno contera (X),
cerco de Veyrié1e5, Sur de Francia
(c) en Kwotmki Rocks, al Nor1e de
Minnipa, Noroeste de la Peníniulo
de Eyre, South Aui1ralio.

(a)

(b)

~-

·~~~~
.._._
•-:..

- . -. . .4 .

''\:.,. . ....
-·... ··_:.-
·~-:...

.. : .,
; ... ~ ..
\~./.,.,¡:, ·::. ,. , ._ - ·r "'?:..-
.. :-.·
(()

254
Capitulo 8: Formas Menores Desarrolladas sabre Superficies Muy Inclinadas

8.6. Corte esquemático o trovés de uno colino


granítica al Sur de Western Australia, mos-
trando lo situación de lo capo freática en lo
zona de piedemonte (según Clorke, 1936).

+ + + +
regol ith
+ + granite + +
\ + + + + +
+ + + + +
+ + + + + + + + + + + +

(o)

."'(' ,. ' ~. ~ i'


.\ \ .....

(b)

(d)

8.1.Bloque con paredes zapadas (a) Sur de


Zimbabwe, (b) Alabama Hills, Este de Sierra Nevada,
ca/ifornis, (e) Cassia City of the Rocks, ldaho,- El
escudo del Kaiser (JE Mueller) (d) Pared zopado de
una hendidura en Peorson lslands, Gran Bohío
Australiana.

255
Formas y Paisajes Graníticos

8.8. Desarrollo sugerido para los


paredes zapadas
(j) + +
+ + + +
+ + + +
+ + + + +
+ + + + + + +
_________,.+ + + + + + + + +
r--- --"' } ºesiccated during dry
2---- --_.// \+ + T season -r +
- - - .:-...:-::.- .:: - ,,_.,... + + +
3---------- --",/+ I + + + + + .¡..
+ + + +
- / ".(-.\ + + +
4-weatiieííñ9 \{º + + + +
+ + + +
+ + + + + +
+ + + + + +
(ji) + + + + + + +
+ + + + + + +
+ + + + + + + + +
+++ ++ +++
+ + + + + +
+
+ + + + +
+ + + + +
+ + + + +
_ _ __...-:¡:- ,'+ + + + +
+ + + + + + + +
;---+
-.f-+ + + + + + +
+ +
+
+
+ +
+ +
+ + + +
+ + + + +
+ + + + + + +
(iii) + + + + + + + + +
+ + ++ ++ ,+ +
+ + + + + + + + +
+ + + + + + +
+ + + + + +
+ + + + + +
+ + + + +
:+- + + + + +
+ + + +
.---+ + + + +
+ + + + + +

8. 9. Turtle Rock, cerca de Wudinna, Penlnsula de


Eyre, South Australia, mostrando los zapamientos
aambos lados del espolón.

256
Capítulo 8: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Mvy Inclinadas
- -- - - -

8.10. (o) Lóbulos triangulares basales, l051illares y (a)


depresiones de pie de 1!5larpe en Yorwonduuo Rock,
lerla de Minnipo, Península de Eyre, Xlu1h Auslralia.
(b) Deiolle de lo fo10 anterior (l) Arañazos produci-
dos por el m()Vimiento de las hojas aliwlares del
Spinifex m()Vidas por el viento wntra fas poredei del
residual encostradas por algas cianoflceas.. Disrri10
de Keith, Sudeste de South Australia.

·"
, :#~~;
M

(e)

257
Formas y Paisajes Graníticos

8.11. Corrosión basal de {a) Un bloque


residual en Oevils Marbles, Noflhern
remtory. {b) en la pared de Chilpuddie
Hil/, Noroeste de la Península de Eyre,
South Australia, {e) en Cumberland Stane,
desde lo que el Duque del mismo nombre
dirigió la ba10/la de Cu/laden Moor en
1745 {British rourist Authority), {d) sobre
un gran bloque residual con fraauraoón
vertical densa y bien morcada, (assia Gry
ofhte Rocks, ldaho (J.fMueller).

{a)

~~,~~~~'.;
: -' ..,.

{b)

{e)

(d)

258
~~~~~~~~~~~~~~
Capítulo 8: Formas Menares Desarrolladas sobre Superficies Muy Inclinadas

8. 72. (o) Residual opunrodooadelgazado de lo zona


del Monte Monypeoks, cerco de Albany, costo Sur de
Western Australia. (b) Roca con formo de vidrio de
relot Murphy~ Haystocks, costo Oeste de lo
Península de Eyre, South Awrolio

(a)

(b)

259
Formas Y Paisajes Graníticos

8.13.Roca pedestal or0<a seta


en granfto (a) Sierra de
Guadarrama, Centro de
España, lb! Oeste del Desierto
del Sahar, {R.f Peelj, {e) Sierro
Nevada de California{C.
Wahrhafrig), {d) Roca yunque,
Calaote, Oeste delMurray
Basin, South Australia.

260
_ _ _ _ _ _ _ __ _ __ _ _ _ _ _ _c_a.:...p_lt_ul_o_B_: _Fo_r_m_a_s_Menores Desarrolladas sobre Superficies Muy Inclinadas

8.14. Angulo de piedemonte oknkk: (a) en la base


de un nubbin en Naraku, Noroeste de Queensland,
(b) en la base de un inselberg en el Sohara Oeste, y
(e) detalle de la foto (b) (R.fPerl), (d) en
Namaqualand, Suddfrica.

(a)

(b)

(e)

(d)

261
Formas y Paisajes Graníticos

8.1S. (o) Mapa de lo Piaroformo de Corrobinnie, N()((e


de la Peninsula de Eyre, Sourh Australia. (b)
Plataforma en la base de un inselberg granítico en
Varley Township. en el sudoeste de Western Australia.

(b)

...... -&..,.,.~º
,.
·~-:::-." "-i:,... ...,n""
, Ell"'°"•--~

8.11. (a) Acanaladuras y Kluftkarren en los flancos de


.____.
Oktn 1
bomhordrs gronírkos cerco de lundi River Bridge,ol Sur de
Zimbabwe. (l.Alisrer). (b) Aconoloduros con espaciado
densa sabre una pared inclinada de una calina granítico
cerco de Saldonho, al Oes1e de Gudod del Cabo, Suddfrico.
(e) loreral zapado de un inselberg erosionado por nume-
rosos acanaladuras oRillen, en Pildappa Hill, Noroeste de
la Península de Eyre, Sauth Aus1ralio. (d) Bloque con aca-
naladuras, Tampin, Malasia Oeste. (e) lateral de fuerre
pendiente acanalado en bloquede granito, Remarkable
Rocks, Kangoroo lslond, South Australia. Nó1ese el 1afone
al fonda ({) Pared trasera acanalada en volodllO de un
tafone en Murphy~ Haystacks, Noroes1e de lo Península de
Eyre, Soulh Aus1ralio.
(a)

8.16. Depresión de p1ede esCOifJf (a) en el Gebel


Harhagir, Egipto, (b) en lo periferia de un nubbin
granítico, Australia cemral, (CSIRO).

(b)

262
Capítulo 8: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Muy Inclinadas

(a)

(b)

(d)

(e)

(e)

(f)

263
Formas y Paisajes Graníticos
- -- -- - - -- - -- - - - - - - - - - -

8.18. Kluftkarren (a) en Devils Morbles, Northern Territory, Australia, (b) en Paarlberg, cercode
Oudad del Cabo. Suddfrico; notese el zapado basalal fondo. en el lugar donde el regalito se
superpone a la roca.

8. 19. Acanaladuras y estriados desarrolladas según fracturas divergenres,


Wudinna HJ//, Peninsulo de Eyre, Sourh Australia.(a) Visto general de aamo-
laduras drenando uno mancho de suelo situada sobre lo porte aha del talud
rocoso (acanaladuras de eswrrimienro), (b) detalle de fa Fig. 8.19a.

(o)

264
Capítulo 8: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Muy Inclinadas

8.20. Fondo picoteado de una acanaladura en el lado Este de


Ucont1rchie Híll, Noroeste de lo Península de Eyre, South Australia.

.: : ::- ..:_ =-...::::--... - - •

(b)
(o)

8.21. (o) Visto general de un


bloque acanalado en Pulou Ubin,
Singapur. (b) Detalle de acana-
ladura en lo vecino Isla de Frog.

265
Formas y Paisajes Graníticos _ ___ _

8.22. Acanaladuras que se vanhaciendo cada vez más anchas, (a)


someros y peor definidas amedida que se aproximana la
cubierta regalítíca (a) en Tampm, Malasia Oeste, y (b) en el
MacilrJ de Trabo, Galída. (c) Acanaladuras COfl sección trasn-
versal en redoma, Cassia City ofRocks, ldaho, E.W U.

(b)

{~ .:-:-~-.
~

8.23. Menhir de St Uze~ al Norte de Bretaña, Francia, en el


que se pueden vrr acanaladuras formadas can posteriori-
dad asu levonramienta La pila (X) situada en su lateral
demuesrra que la cara vertical ahora esraba inicialmente
enposición horizontal.

8.24. Rillen invertidos en el lado sur zapado de


Turtle Roe~ cerca de Wudinna, Peninsula de Eyre,
South Australia.

266
9

FORMAS MENORES
DESARROLLADAS SOBRE
SUPERFICIES POCO INCLINADAS
9

FORMAS MENORES
DESARROLLADAS
SOBRE SUPERFICIES
POCO INCLINADAS

Bastantes bornhardts y grandes bloques residuales culminan en


superficies suavemente inclinadas. Algunas de las cimas biseladas
de los bornhardts fueron plataformas antes de que las llanuras que
las rodean fueran rebajadas a su actual nivel. Esas superficies culmi-
nantes están generalmente pellizcadas, debido al desarroll o de pilas
y surcadas por ranuras y acanaladuras. Además, aunque más rara-
mente, se han desarrollado sobre ellas pedestales, rosquillas y lévé-
es rocosos.

(A) PILAS O PILANCONES

(1) DESCRIPCIÓN

L as pilas o pilancones, son depresiones excavadas en roca masi-


va. Morfológicamente varían en detalle, pero la mayoría son ova-
ladas, elípticas o circulares en planta. Algunas están fuertemente
influenciadas por las discontinuidades, y tienen contornos angula-
res, y otras, resultan de la coalescencia de dos o más individuales y
se presentan como formas lobuladas. Todas se disting uen por su
capacidad de retención temporal del agua que, en los casos de
fuertes lluvias, es evacuada de la concavidad por desbordamiento
difuso a lo largo de todo o parte del contorno de la pila, o a través
de un canal preferente (exutorio). Lo habitual es, sin embargo que

269
Formas y Paisajes Graníticos

el agua desaparezca de la concavidad por evaporación. Se distin-


guen los siguientes tipos morfológicos:

- Pilas de fondo cóncavo (Fig. 9.1 a). Son de sección hemisférica y se


desarrollan sobre superficies suavemente inclinadas (Fig. 7.1 a). En
muchos casos no tienen exutorio definido pero, cuando éste existe,
es estrecho.

- Pilas de fondo plano, son, en comparación con las anteriores,


menos profundas, y tienen el fondo plano (Fig.1.2f, 9.1b y c).
Habitualmente no tienen exutorio definido y el desbordamiento
del agua se produce a lo largo de todo el contorno de la concavi-
dad. En algunos casos este tipo de pilas están unidos unos con
otros por canales o ranuras y forman parte de una incipiente red de
drenaje.

- Pilas en sillón. Tienen una sección transversal asimétrica según la


línea de máxima pendiente. En la parte superior, las paredes de la
pila tienen mayor altura que en la inferior (Fig. 9.1 d y e) que es
donde se localiza el exutorio, q ue en la mayoría de los casos se con-
tinúa con una acanaladura o estría. Estas formas son típicas de
superficies moderadamente inclinadas (20-30°) que van descen-
diendo desde las zonas planas somitales hasta las paredes inclina-
das y las zonas llanas que las flanquean (Fig. 9.2b).

- Perforaciones cilíndricas , su forma en planta varía, aunque gene-


ralmente son circulares, con una sección transversal rectangular, de
manera que son denominadas apropiadamente formas cilíndricas o
en vaina (Fig. 9.lf). En algunos casos el cilindro excavado en la roca
termina en una fractura de descamación que puede llegar a permi-
tir el drenaje de la pila lo que evidentemente se produce en un esta-
d io fina l de su evolución. La morfología de la pared del ci lindro, con
marcas tipo golpe de gubia han sugerido a algún autor que se
deben al efecto turbulento del agua durante momentos de lluvias
intensas. Mas generalmente, este tipo de pilas aparecen colmatadas
de detritus y vegetación, de manera que la morfología de la forma
sólo es apreciable después de eliminar el relleno.

Las pilas o pilancones varían en tamaño y en forma. El diámetro


medio es del o rden de un metro y su profundidad quizás 0.5 m,
pero muchas son mas grandes. Un ejemplo situado en King Rock,
cerca de Kondinin en Western Australia, tiene capacidad para casi 7
millones de litros (1.5 millones de galones). Los distintos tipos de
pilas antes enunciados se han descrito en todas las zonas del
Mundo. Todas ellas están profusamente distribuidas y son una
característica común de los afloramientos rocosos cualesquiera que
sea su forma y tamaño.

270
Capítulo 9: Formas Menores Desarrolladas sobre Super6cies Poco Inclinadas

(11) TERMINOLOGÍA

as pilas o pilancones han recibido varios nombres a lo largo de


L los años en las distintas partes del Mundo. Aunque las primeras
referencias en la literatura datan de fina les del siglo XIX. tstas formas
han sido percibidas, medidas y discutidas desde hace varios siglos.
Hasta el límite de nuestro conocimiento fueron descritas por vez
primera en Dartmoor, Suroeste de Inglaterra, donde eran denomi-
nadas como rock basons o rock basins en 1291, hace más de siete
siglos.

Pilas o pilancones, de varios tipos se han denominado también


como rock holes, weather pits, pot holes, water eyes, cauldrons, gra-
nite pits, y, en Australia, night-wells y gnammas. En ldaho son cono-
cidas como bath tubs, y sin lugar a dudas se les han aplicado otros
nombres locales. Son tanques y vasques rocheuses en la literatura
francesa y las Verwitterungsnapfe, Opferkessel, Baumverfallspingen,
Felsschüssel y Dellen de los investigadores germanos. También han
sido llamadas kociolki en Polonia, pías, pilas, cai:;:olas y pilancones en
España, caldeiros, poi:;:os, marmitas y oric;:angas en Brasil y araceen-
horst en Surinam.

(111) ORIGEN

~ 1 agua y la iniciación subsuperficial: Durante algún tiempo,


~hace ahora 2 siglos, las pilas se atribuyeron a la acción humana
y en Gran Bretaña por ejemplo, se pensaba que estaban relaciona-
das con ceremonias druídicas. El color rojo del agua, por el creci-
miento de algas, o el de los bordes de las pilas, debidos a la libera-
ción de hierro durante la alteración de la biotita y otros minerales,
sugería la existencia de sangre a los antiguos. Sin entrar en otras
consideraciones, un origen antropogénico para estas formas puede
ser sin duda desestimado, sólo con tener en cuenta que muchas de
las pilas se inician por debajo de la superficie natural del terreno, en
el frente de alteración (ver más adelante).

El agua con la actuación de los grandes procesos: solución, hidrata-


ción e hidrólisis son los responsables de la meteorización diferencia l
en el frente de alteración y t ambién del crecimiento y diferencia-
ción de las pilas después de su exposición subaérea. El granito se
degrada y desintegra, dejando un resíduo de arena gruesa que
engloba fragmentos de roca de mayor tamaño (Fig. 9.3). La evorsión
(abrasión en remolino) o en general la abrasión física rea lizada por
la arena movilizada por los vórtices de agua contribuyen, según
algunos autores ,a la formación de ambos tipos de pilas: pilas en
sillón y cilíndricas situadas en los fla ncos de los residuales.

271
Formas y Paisajes Graníticos
- - - -

Cuando nos referimos a la influencia del factor composicional en la


formación de las pilas debemos tener en cuenta un hecho impor-
tante: es difícil conocer con certeza porqué se han formado las pilas
en un punto concreto del macizo rocoso, ya que la roca que ocu-
paba el hueco que es ahora la pila, y que podría faci litar la respues-
ta, ya ha sido alterada y evacuada. Sin embargo sería erróneo supo-
ner que el granito es siempre una roca composicionalmente homo-
génea. Los xenolitos son bastante frecuentes y frecuentemente
inducen a una meteorización diferencial de la roca encajante. Así,
en los granitos de Linares, Jaen, en el Sur de la Península Ibérica y
también en los granitos de Traba, A Coruña y en los de la Costa
Brava (Girona), respectivamente en el Noroeste y Nordeste de
España, pequeños enclaves ricos en biotita y xenolitos melanocráti-
cos de rocas básicas, han sido explotados hasta producir pequeñas
concavidades redondeadas de dimensiones comparables en forma
y dimensiones a las de los xenolitos que aún están intactos.

Aún en la misma roca granítica los minerales esenciales no están


igualmente distribuidos. No es infrecuente que pequeñas masas de
feldespatos o minerales máficos, ambos tipos de minerales suscep-
tibles al ataque de la humedad, se alteren preferencialmente hasta
formar una concavidad inicial que más adelante podría evolucionar
hacia una pila.

El otro factor que puede influ ir en la localización del inicio de la for-


mación de las pilas es la concentración de tensiones en determina-
dos puntos del macizo. Existen dos vías diferentes para que se pro-
duzca este tipo de efectos: la vía gravitacional (Fig. 9.4), y la vía tec-
tónica. En el primer caso, coincidente con el proceso de alteración
de un macizo rocoso según el sistema ortogonal de discontinuida-
des se puede producir el proceso denominado, de migración y con-
centración de tensiones. Se trata de un cambio en el sistema de
apoyos entre los bloques graníticos separados por una discontinui-
dad a lo largo de la que la circulación del agua ha producido la alte-
ración de la roca. Este proceso de meteorización no es homogéneo,
sino desigual en el plano de la discontinuidad. En algunos puntos el
contacto entre bloques adyacentes va a ser a través de un espesor,
más o menos grande, de roca alterada. En otros, la roca es la que va
a estar directamente en contacto. De esta manera tan sutil, el peso,
que inicialmente se hallaba distribuido a lo largo de toda la superfi-
cie de los dos bloques adyacentes, va a ir concentrándose en los
puntos en donde aún sigue la roca en contacto, ya que el módulo
de compresibilidad de la roca sana, no alterada y el del regalito son
muy diferentes. Este efecto de migración y concentración de cargas
va a producir un incremento de hasta 100 ó 1000 veces en la mag-
nitud de la carga soportada por la roca. Se ha calculado que a una
profundidad de unos 300 m se pueden alcanzar las condiciones

272
Capítulo 9: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Poco Inclinadas

para que la roca se plastifique en las inmediaciones de esos puntos


de contacto. La consecuencia inmediata es una distorsión en la
estructura m ineral y de la propia roca en esos puntos, lo que los
convierte en más susceptibles a la meteorización y a la formación
de pilas y de tafoni (ver Capítulo 1O).

La segunda vía de formación de cavidades, por concentración de


cargas, es la llamada vía tectónica. En este caso el proceso de con-
centración de cargas se produce por la tectonización de un macizo
granítico diaclasado o fracturado. La deformación de una masa
rocosa diaclasada puede producir movimientos diferenciales entre
los bloques rocosos definidos por las discontinuidades que nueva-
mente pueden contactar en puntos concretos, produciéndose allí
la concentración de cargas con la consiguiente aparición de zonas
de plastificación alrededor de los puntos de contacto. De las dos
vías, la denominada tectónica es la más probable que se produzca
en cuanto a que es más fácil alcanzar por este camino valores para
las tensiones aplicadas que produzcan la plastificación y la altera-
ción preferente de ésta. En cualquier caso es necesario.para que
ésto se realice la existencia de un sistema previo de discontinuida-
des abierto para que se produzca el proceso que antes hemos lla-
mado de migración y concentración de cargas.

Existen multitud de ejemplos tanto en procesos geológicos, como


en la mecánica de rocas o estructural que confirman el modelo de
la migración y concent ración de cargas. En los procesos geodiná-
m icos externos se justifica por el mismo mecanismo la formación
de las depresiones hemisféricas en la base rocosa de los valles gla-
ciares, producido por la presión de los erráticos situados debajo del
hielo. Lo mismo ocurre para el caso de los cantos impresos de
depósitos conglomeráticos tectonizados, y que en determinados
casos se disuelven en los puntos de contacto dando lugar a conca-
vidades nuevamente hemisfericas o elipsoidales. O incluso en las
m ismas superficies de falla que aparecen no sólo estriadas o raya-
das sino también llenas de estas pequeñas concavidades, proban-
do una vez más la hipótesis de la concentración tectónica de fuer-
zas. En la mecánica de rocas o la ingeniería estructural. los mejores
ejemplos aparecen ilustrados por los anclajes rocosos y por las vigas
de hormigón pretensado. En los puntos de aplicación de las tensio-
nes se producen nuevamente las mismas zonas de plastificación y
con los mismos contornos que los de las pilas. En los casos geoló-
gicos, el mantenimiento de estas zonas plast ificadas durante perío-
dos de tiempo geológico (muy prolongado) daría lugar a la pert ur-
bación de la estructura de la roca en esos puntos. Una vez que la
alteración alcanza esa parte del macizo rocoso progresará allí con
una mayor velocidad que en el resto de la roca produciendo la apa-
rición de ese tipo de pilas. Esto explicaría algunos casos de alinea-

273
-Formas
- y Paisajes Graníticos
- - - - -- - - - - - - - - - - - - - - - -- -- - --
ción de pilas a lo largo de fracturas, así como las asociaciones inme-
diatas de pía-tafone a uno y otro lado de un plano de fractura muy
frecuentes en los macizos graníticos diaclasados y deformados.

Muchas pilas se han formado a lo largo de, o en, la intersección de


fracturas y discontinuidades, y en algunos casos aquellas se alargan
según el plano de fractura (Figs. 9.Sa y b; también Fig. 9.2a). Otras,
desarrolladas en una roca base estructuralmente compleja, presen-
tan contornos irregulares al ser el resultado de la explotación de dis-
tintos t ipos de discontinuidades (Fig. 9.Sc). La depresión original
puede tener forma irregular, pero el ataque por la humedad tiende
a producir formas redondeadas de considerable perfección al con-
centrarse la meteorización, sea por el agua o por la helada, prefe-
rentemente en los salientes de la roca.

Algunos autores han argüido q ue el agua acumulada en grietas o


depresiones casuales que existan en superficies rocosas expuestas
al aire pueden agrandarse hasta llegar a formar pilas. Hedges fue
mucho más allá cuando dice q ue, " t.stas nunca se han encontrado
desarrolladas por debajo del suelo en el talud de una carretera o en
otras excavaciones." (Hedges, 1969, p. 26). Watson y Pye hacen afir-
maciones similares cuando se refieren a las pilas desarrolladas en
Mdzimba Hills en Swazilandia aunque como sucede con el Karren
(ver Capítulo 8 (f)) sería interesante considerar el origen de la
macroforma a la que éstas se asocian.

Algunas pilas, como las desarrolladas en la parte superior de un


menhir erigido artificalmente en St Uzek, en Bretaña francesa (Fig.
8.23), tienen un origen indudablemente epigénico. Pero muchas
pilas o pilancones (como ocurre también con otras formas mayores
y menores), se puede demostrar que se han iniciado por debajo de
la superficie de la Tierra. También se han descrito algunos casos de
pilas puestos al descubierto en las excavaciones de carreteras o al
realizar los cimientos de presas en el NW de Iberia. Lo mismo ha
ocurrido en algunos p untos en M idrand, entre Johaneesburg y
Pretoria, en Sudáfrica, y en Ebaka Quarry, en el Sur del Camerún, en
el Oeste de Africa.

El Noroeste de la Península de Eyre, South Austra lia recibe sólo unas


precipitaciones moderadas e inapreciables por lo que se ha presta-
do una considerable atención a la conservación del agua. Durante
los 60 años últimos han sido excavados muchos pequeños depósi-
tos en las partes basales de los residuales graníticos. En otros sitios
el granito alterado o grus ha sido retirado, exponiendo el frente de
alteración en las plataformas para que sirvieran como zonas de cap-
tación. Al ser expuesto, el frente de alteración se ve como pellizca-
do y acanalado debid o al desarrollo, por debajo de la cubierta rego-
lítica, de depresiones en forma de platillo y de canales lineales que

274
Capítulo 9: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Poco Inclinadas

las comunican o que parten de ellas (Fig.9.6a y b). En algunos casos


muchas pequeñas, y relativamente poco profundas, pilas de fondo
cóncavo se desarrollan en inmediata proximidad, unas a otras, de
manera que las pilas están separadas unas de otras por crestas agu-
das. El conjunto presenta el aspecto de una superficie de agua cha-
poteante o la superficie de un merengue (Fig.9.6c).

(IV) DIFERENCIACIÓN DE TIPOS PRINCIPALES DE PILAS

espués de su exposición subaérea, las concavidades en forma


D de platillo pueden ulteriormente desarrollarse evolucionando
hacia diversos tipos morfológicos. Debido a que el agua está en
contacto durante la mayor parte del tiempo con el fondo y partes
basales de las paredes de la pila, la meteorización causa no solo un
desarrollo en vertical de la misma, lo que daría lugar a las pilas tipo
fondo cóncavo, sino en muchos casos un sobreexcavado en la base
de sus paredes laterales, que daría lugar a las pilas tipo petaca o
redoma.

Donde el agua actúa sobre un granito homogéneo alterable, la dis-


ponibilidad de agua (escorrentía), así como la capacidad de retener
a ésta y la duración de la humectación de la roca son los factores
principales, y se forma una pila de fondo cóncavo. El tipo más fre-
cuente de pila que se encuentra bajo distintos climas o substrato
litológico es la p ila de fondo plano. Las pilas de fondo plano son cir-
cula res, elípticas o incluso poligonales en planta, y sus contornos
son generalmente suaves y regula res, habiendo sido eliminadas
muchas de las protuberancias rocosas por el ataque de la humedad.
Muchas tienen entre 1-2 m de diámetro y unos 30-50 cm de pro-
fundidad, aunque existen formas con características mixtas más
anchas y menos regulares en planta. Las paredes de muchas pilas
de fondo plano están zapadas en la base a razón de unos cm, aun-
que en Yarwondutta Rock, en el Noroeste de la Península de Eyre,
South Australia, el fondo de una pila se extiende casi un metro por
debajo del borde sobresaliente de aquella (Fig.9.7). Las pilas de
fondo plano se desarrollan casi exclusivamente sobre granitos con
pseudoestratificación ondulante subhorizontal caracterizadas por
el desarrollo de una foliación discontínua. El agua penetra con faci-
lidad a través de estas juntas, de manera que la extensión lateral de
la pila tiene lugar más rápidamente que el crecimiento en la verti-
cal. Esto explica en esos casos la gran relación diámetro/profundi-
dad de las p ilas de fondo p lano. Los fondos de este tipo de pilas
coinciden frecuentemente con los planos de discontinuidad. Este
argumento se ve confirmado en muchos lugares. En Lightburn
Rocks, en el Este del Great Victoria Desert, en South Australia, las
pilas de fondo plano están muy bien desarrolladas en las zonas cul-
minantes de roca con estructura ondulante o descamable, pero las

275
Formas y Paisajes Graníticos

pilas de fondo concávo aparecen sobre las superficies laterales, más


bajas y de menor pendiente, donde la roca que aflora tiene una
estructura masiva.

Las paredes laterales zapadas de las pilas de fondo plano (pan) se


deben a dos efectos, uno estructural, del que ya se ha hablado
antes. El otro se relaciona con la duración de la humectación de la
roca. Primero, en muchas áreas, se ha desarrollado una costra de
endurecimiento superficial producida por óxidos de hierro y man-
ganeso, que impregnan la superficie de la roca, cementándola, de
manera que ésta resiste mejor el ataque de la meteorización y el
erosivo, que si fuera roca fresca. Segundo, los líquenes no colonizan
aquellas superficies que se hallan frecuentemente bajo el agua, sino
que lo hacen preferentemente sobre el borde superior del lateral de
las pilas o pilancones protegiéndolos así de la erosión, por lo que
éstos llegan a quedar en voladizo sobre el fondo de la concavidad,
húmeda durante mas tiempo. Tercero, el agua persiste durante mas
tiempo en el fondo de la pila y en la parte inferior de sus laterales,
que son por ello las partes que se alteran a una mayor velocidad
que las zonas mas altas. Este último factor es importante en todos
los casos, ya que las paredes sobreexcavadas se desarrollan en
zonas como Dartmoor, sudoeste de Inglaterra, en la región de
Yosemite, Sierra Nevada, California, en el NW y Centro de la
Península Ibérica, en el Macizo de Andringitra en Madagascar,
donde no se ha detectado ninguna pátina de endurecimiento
(pero donde sí existe una colonización liquénica).

El papel de los líquenes es un poco comp licado de evaluar. Se ha


demostrado que los líquenes son agentes de meteorización. Sus
hifas penetran en la roca y contribuyen a su desintegración física.
También facilitan la entrada del agua, y además extraen del subs-
trato rocoso elementos químicos concretos para sus actividades
vitales. Por otra parte, y sin negar que los líquenes causen alteración,
existen pruebas basadas en la observación de que hasta cierto
punto protegen las superficies rocosas en el sentido de que, aun-
que ellos al teran la roca con la que se ponen en contacto, la tasa de
alteración es mayor en las superficies adyacentes expuestas que en
las cubiertas por los líquenes. Por ejemplo, en muchas partes del
Norte de la Península Ibérica, pequeñas graneros sobre columnas
llamados hórreos se han construido para el almacenamiento de
espigas de maíz. La construcción se sitúa sobre pequeñas platafor-
mas situadas encima de las columnas, y que son más anchas que
éstas. El sobre vuelo de las plataformas sobre las columnas tiene por
objeto impedir que los roedores penetren en el hórreo y alcancen
el maíz (Fig.9.8). Uno de e stos hórreos fue construido con granito
local en 1950 en Louro, A Madalena, Ría de Muros, NW de España.
Después de 25 años, los líquenes colonizaron las partes inferiores

276
Capítulo 9: Formas Menores Desarrollaáas sobre Superficies Poco Inclinadas
~~~~~~~~~~~~~~~~~

de las columnas, expuestas a las lluvias del Oeste, pero la parte


superior de la columna, situada en la zona protegida de la lluvia por
las plataformas anti roedores no fue nunca recubierta por los líque-
nes, y el granito se desintegra claramente en esas zonas mientras
que en resto de la superficie colonizada permanece intacto, apa-
rentemente. El lugar está cerca del mar, de manera que el haloclas-
tismo puede estar implicado en los procesos de desagregación,
pero el papel protector de los líquenes, al menos temporalmente
está cla ramente demostrado en este caso.

La distribució n topográfica de pilas de fondo plano y cóncavo es


coherente con las explicaciones sugeridas sobre el origen de esos
dos tipos morfológicos. (Fig. 9.2b). Las p ilas de fondo plano son más
numerosas en superficies culminantes ampliamente onduladas,
m ientras que las formas en sillón son más importantes en las zonas
marginales más inclinadas. Las pilas de fondo cóncavo aparecen
sobre zonas topográficas bajas, por d ebajo del nivel en el que las de
fondo plano están profusamente desarrolladas, y se asocian a zonas
de roca homogénea y/o de grano fino, salvo en el caso de que se
hubiera desarrollado un endurecimiento superficial, en cuyo caso
se desarrollarán p ilas de t ipo petaca, o Opferkessel. En el caso de
que las pilas de fondo cóncavo hayan penetrado a través de una laja
o hoja por debajo de la cual esté bien desarrollada una estructura
de descamación, el agua que se drena a través de ésta, discurre a lo
largo de la fractura basal, de manera que la concavidad inicialmen-
te estanca se convierte en una zona de paso para el agua. La parte
basal es agrandada, el agua gira alrededor creando una morfología
espiral regular en las paredes de la cavidad y se forma una pila tipo
cilíndrico (Figs. 9.1 f y 9.9a). Ésta explicación puede ser de aplicación
generalizada, pues en el Sudoeste de Inglaterra sólo se desarrollan
en aquellos casos en que la parte superior del afloramiento graníti-
co, donde se sitúan las pilas de fondo plano, tiene una estructura
con pseudoestratificación ondulante. La pila de Kestor, por ejemplo,
se ha d esarrollado aprovechando el espacio entre dos gruesas lámi-
nas, de manera que su perfil en sección transversal es irregula r (Fig.
9.9b). La idea general ya había sido percibida hace más de un siglo
por Jones (1859), quien escribió que la estructura tabular (u ondu-
lante), del granito de Dartmoor era " probablemente la causa de la
presencia generalizada de pilancones de fondo plano~

(V) EVACUACIÓN DE LOS DETRITUS

La evacuación de los detritus desde el interior de las pilas ha sido


objeto de muchas discusiones. Es, hasta cierto punto un no-pro-
blema, considerando que en ciertos casos la arena granítica conti-
núa en el interior de las pilas, en donde, debido a que ésta retiene
la humedad, permite la implantación de la vegetación y, por tanto,

277
Formas y Paisajes Graníticos

la acumulación de ácidos orgánicos contribuyendo así a hacer mas


efectiva la tasa de desarrollo del pilancón. Igualmente, la actividad
orgánica desarrollada en las pilas provoca que los desbordamientos
de esta agua rica en ácidos húmicos y también favorable al creci-
miento de algas cianofíceas puedan influir en el desarrollo y evolu-
ción de acanaladuras o incisiones asociadas a la pila y que se desa-
rrollan sobre las paredes inclinadas situadas por debajo de aquellas.

No obstante, en muchas pilas, tanto en Australia como en otras par-


tes, los detritus han sido evacuados por el hombre. En el caso aus-
traliano, no sólo los aborígenes limpian las pilas con el fin de con-
vertirlas en depósitos de agua más eficientes, sino que en los pri-
meros tiempos d e la colonización de Australia, también lo hacían
los camelleros afganos que transportaban sus cargas hasta los asen-
tamientos interiores, y los pastores y ganaderos europeos han podi-
do haber hecho lo mismo, al menos en las zonas donde el agua
escaseaba. Todos recubrían las p ilas, primero con lajas de roca (y
más tarde con p lacas de hierro corrugado), con el fin de reducir la
contaminación y la evaporación.

Para alg unos investigadores los finos depositados en el interior de


las pilas son puestos en suspensión por el flujo turbulento, del agua
movilizada a través de la red de drenaje que transporta además
material en solución. Esta explicación parece un mecanismo ade-
cuado y verosímil, y sin duda que opera, aunque espasmódicamen-
te, durante las épocas de lluvias intensas, que es el único momento
en el que puede producirse el desbordamiento. Esto da lugar a
modelos de distribución de los sedimentos con concentraciones de
los tamaños gruesos en las zonas internas de la pila e incluso en
casos de dinámicas especialmente enérgicas, a la formación de
pequeños ripples en las zonas más alejadas de los bordes de las
pilas. Estos modelos de distribución superficial de los sedimentos se
pueden producir por fl ujos de agua de gran energía, asociados con
formas de tipo sillón. Pero también asociados con pilas tipo fondo
plano, pueden ser producidos por ondas estacionarias promovidas
por el roce del viento con la superficie del agua acumulada en la
pila. Durante la mayor parte del tiempo, sin embargo, la dinámica
del agua en el interior de la pila es totalmente distinta. En efecto, el
zonado de los sedimentos, detríticos y orgánicos que se encuentran
en el interior de la pila, indican un régimen estático donde los tama-
ños de grano más grueso aparecen localizados en las zonas de
borde, próximas a la base de las paredes, de donde se han des-
prendido a consecuencia de la meteorización química realizada por
el agua. Las part es centrales aparecen ocupadas por los ta maños
más finos, y por los sedimentos de origen orgánico, ya que es en la
zona cent ral de las pilas en donde se desarrolla la actividad biológi-
ca más intensa al tratarse de la parte donde persiste la humedad de

278
Capitulo 9: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Poco Inclinados

una manera más prolongada. Durante las épocas secas, con poca
pluviosidad, los sedimentos contenidos en las pilas, se desecan por
completo. En ese momento el viento pued e producir una mínima
deflación que contribuye a la evacuación de la fracción más fina
depositada en superficie en el interior de la concavidad. Esto es lo
que parecen indicar los minúsculos campos de piedras o superficies
de deflación que se pueden observar en la mayoría de los casos en
el interior de las pilas en el Noroeste de la Península Ibérica, Sistema
Central Español, Bretaña francesa, o incluso en los macizos graníti-
cos de la Selva Negra en Alemania, o en Madagascar, entre otros
sitios.

(VI) V ELOCIDAD O TASA DE DESARROLLO

Los datos referidos a la tasa de crecim iento de las pilas son equí-
vocos. Se han desarrollado pilas sobre bloques de derrubios en
algunas áreas, sugiriendo que las formas evolucionan muy rápida-
mente, en términos geológicos, en cuestión de unos pocos miles
de años. De una forma similar, una pila de fondo plano se ha for-
mado durante los últimos 5000-5500 años sobre el menhir de St
Uzek, ya mencionado (Capitulo 8, Fig. 8.23). Las pilas están amplia-
mente representadas en varias regiones polares (e.g. Escandinavia,
el Ártico canadiense) que estuvieron cubiertas por el hielo hasta
hace unos pocos miles de años. Las implicaciones son que estas
pilas o han sobrevivido a la glaciación o se han desarrollado des-
pués de la exposición de las superficies en las que aparecen ahora.
Lo último no es imposible, ya que en el Macizo de Bohemia las pilas
se han desarrollado evidentemente a una velocidad de varios cen-
tímetros por siglo, y, aunque las medidas no han sido todo lo preci-
sas que era de desear, existe una sugerencia fuerte en favor de un
rápido crecimiento. Por otra parte en la Península Ibérica: Pirineos,
Galicia, Sistema Central Español, Serra da Estrela, y en las Snowy
Mountains, en New South Wales, las pilas aparecen en los lugares
nunca cubiertos por el hielo glaciar, mient ras que en las zonas gla-
ciadas, erosionadas por el hielo no se conserva este tipo de formas.

Otro es el caso del Mistor Pan, que es una grande y bien conocida
pila o p ilancón de Dartmoor, y que fue descrita ya en el año 1291 y
de nuevo en 1609. Su profundidad fue medida en 1828, 1858, 1875
1929. Todos los resultados fueron similares, siendo las diferencias
fácilmente explicables en términos de la dificultad en determinar
tanto el límite superior de la depresión más que en cualquier incre-
mento real en la profundidad. Estas observaciones sugieren que la
acción de la helada no ha permitido un aumento apreciable en el
tamaño de las pilas o pilancones. Así, mientras que en algunas
regiones el desarrollo de pilas ha sido muy rápido, en otras partes es
despreciable. Los factores climáticos pueden jugar algún papel,

279
Formas y Paisajes Graníticos

pero la estructura y el estado de la roca (alterada, fresca) infiuyen en


la velocidad, tipo y desarrollo de las pilas.

(B) PLINTOS, BLOQUES Y BOLOS ASOCIADOS

(1) DESCRIPCIÓN
- - - -- - -- - -

Los plintos son protuberancias de baja altura, con partes superio-


res suavizadas que se sitúan unos pocos centímetros por enci-
ma del nivel de la superficie rocosa adyacente. Están comúnmente
coronadas por un bloque o un bolo de roca (Fig.5.1 Ob y 9.1 O).
Algunos aparecen sobre laderas de pendiente suave o moderada
pero otros se mantienen por encima del nivel general de platafor-
mas sustancialmente horizontales. Se han mencionado ejemplos
de Domboshawa, en Zimbabwe, en Andringitra (Madagascar) y en
varias partes de South Australia y Western Australia así como en la
Serra de Gerez (Norte de Portugal) y en el granito de A Rúa
(Ourense, Galicia), N.W. de España.

(11) ORIGEN
- - - - - - - - - - -- - - - -
ináculos similares, aunque más exagerados, debidos a la profun-
P da disección de materiales no consolidados, sueltos, o intensa-
mente alterados, y que han sido descritos en varias partes del
mundo se atribuyen comúnmente a la protección de las columnas
aciculares preservadas por bloques o lajas que los recubren. De una
manera similar, bloques erráticos glaciares asociados con plintos
pueden observarse en la Serra de Gerez, en el límite entre Portugal
y Galicia, N.W. de la Península Ibérica, en las zonas situadas por
debajo del bloque el granito aparece conservado por la acción pro-
tectora contra la erosión por la lluvia y las aguas de escorrentía.
Claramente, el plinto se ha desarrollado después del retroceso gla-
ciar, por lo que se trata de una forma que ha evolucionado en los
últimos 14.000 años.

La protección por el bolo residual o el bloque que permanece sobre


el plinto también sirve para explicar estas últimas formas.
Suponiendo en primer lugar que este se sitúa sobre una plataforma
rocosa descubierta, el agua que gotea desde los bordes de los blo-
ques o bolos residuales forma pequeñas pozas y depresiones que
alteran diferencial mente la superficie rocosa, así como se extienden
lateralmente y se encajan en la parte basal del pinto. De esta forma,
la superficie adyacente se ve rebajada y una vez que todas las
depresiones se unen, la escorrentía se canaliza a través de ellas con-
tribuyendo a un rebajamiento adicional de la superficie dejando en
relieve el plinto protegido por el bloque o bolo.

280
Capítulo 9: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Poco Inclinadas

El efecto de las pozas producidas por goteo desde el bloque que


cubre el plinto está convincentemente demostrado en Tolmer
Rock, situada en el Distrito Sur superior de South Australia (Fig.9.11)
Allí, el agua que gotea desde el residual debido a la excesiva
humectación y meteorización de la plataforma sobre la que cae, ha
causado el desarrollo de una serie de pozas someras, cuya disposi-
ción refleja exactamente la forma en planta de la roca superpuesta.
Las pozas se han extendido lateralmente uniéndose entre ellas
hasta formar una estrecha y somera fosa que rodea la base del b lo-
que. Toda el agua que se escurre desde las partes altas del bloque
o del pedestal llega hasta esta fosa. Así, éste se profundiza cada vez
más y la escorrentía es canalizada a su través. De esta manera, la
superficie de la plataforma situada debajo del bloque no es atacada
por las aguas de escorrentía, como ocurre con la superficie rocosa
inmediatamente adyacente a ella. La meteorización también actúa
por debajo del bloque basculante, y la superficie del pedestal se ve
también afectada (ver Capítulo 10), pero ésto se realiza a una velo-
cidad más lenta en comparación con los efectos de la meteoriza-
ción y lavado en el resto de la vertiente.

El mismo mecanismo es adecuado para explicar el desarrollo de


plintos en plataformas que tienen una cubierta regolítica, porque el
agua que gotea sobre la superficie se puede infiltrar a través del
recubrimiento y ocasionar que el frente de alteración penetre más
profu ndamente formando una depresión anular que contornea la
forma en planta del contorno del bloque.

(C) ROCAS PEDESTAL

(1) TERMINOLOGÍA

as rocas pedestal se han descrito sobre granito, arenisca, dolo-


L mita, riolita, y basalto. Están ampliamente distribuidas y apare-
cen en muchos, sino en todos los contextos climáticos. Las rocas
pedestal son pilares con forma de seta, compuestas por una cubier-
ta o laja sostenida por un tallo o eje (Fig.8.13 y 9.12). Son conocidas
también como rocas seta o rocas fungiformes, hoodoo rocks,
Pilzfelsen, Tischfelsen, roches champignons y mushroom rocks.
Difieren del conjunto plinto y bolo descrito anteriormente en que
las rocas pedestal forman esencialmente un volumen coherente
mientras que las últimas se componen de dos partes, la superior
estando separada de la inferior por una discontinuidad abierta y fre-
cuentemente con desaparición del material original. Sin embargo,
el bolo puede ser inestable (piedra caballera o loggin stone, Fig.
5.1O), por lo que nunca se puede decir que sea una verdadera roca
pedestal.

281
Formas y Paisajes Graníticos

(11) ORIGEN
- - - -

La cabeza puede ser estructuralmente más resistente que el resto


de la forma, aunque no sea una condición necesaria. Las rocas
pedestal han sido atribuidas diferentemente a la corrasión eólica
por cristales de hielo o sal (lo que puede ser correcto en desiertos
fríos o cálidos hiperáridos, aunque el viento casi con certeza explo-
ta las zonas débiles del sust rato rocoso producidas por la meteori-
zación (ver Fig. 8. l 3b), o a la erosión fluvia l. La presencia de una
abundante humedad y la meteorización consiguiente cercana
(pero por encima) al nivel de la superficie del terreno ha sido tam-
bién otra de las causas invocadas para explicar la formación de
rocas pedestal. así como al haloclastismo en zonas de lagos salados
o salinas. La explicación más probable para las rocas pedestal es
que la zona superior, sea o no estructuralmente más resistente es
expuesta por encima de la superficie de la tierra lo que hace que su
tasa de meteorización sea menor que el pedúnculo que permane-
ce en contacto con la humedad contenida en el regolito. Esta idea
parece apoyada por el desarrollo de pedestales con paredes zapa-
das en dolomita en la Ciudad Encantada, cerca de Cuenca en el
centro de España (Fig.9. l 2a), y también para el desarrollo de formas
equivalentes en fisuras meteorizadas por debajo de la superficie de
páramo, nivel que corresponde a la cubierta del pedestal, en la
misma zona (Fig.9.12b).

{o) ACANALADURAS O REGUEROS

(1) T ERMINOLOGfA

r anto las partes superiores llanas como las fuertemente inclina-


das paredes laterales de los bornhardts están frecuentemente
incididas por canales excavados en la roca fresca (Figs.8. l 9b, 9.2a y
9.13). Estas formas son conocidas con varios nombres: Rille,
Granitrille, Silikatrille, Karren, Pseudokarren, lapiés, cannelures,
lapiaz, acanaladuras, regueros, entre otros. Las acanaladuras que se
desarrollan sobre las superficies de topografía más suave enlazan,
talud abajo, con aquellas que se desarrollan sobre superficies más
inclinadas. Las que se desarrollan sobre superficies suaves se llaman
acanaladuras o regueros, por su similaridad con los drenajes del
tejado de las casas. Las que están controlados por las discontinui-
dades se conocen como estrías o ranuras, slots y clefts o Kluftkarren
(Fig. 8.18). Aquellas otras que drenan manchas de regolito o suelos
se llaman acanaladuras o estrías de decantación.

282
Capítulo 9: Formas Menores Desaffolladas sobre Superficies Poco Inclinadas

(11) DESCRIPCIÓN

L as acanaladuras tienen varios centímetros de profundidad y


anchura y están bien desarrolladas en granito en los fondos de
algunos ríos (Fig.9.14a). Todas ellas son paralelas a la dirección del
flujo del agua. Se asocian generalmente a las acanaladuras, gubia-
zos y marmitas turbillonares, las últimas debidas a la acción erosiva
de cantos y bolos (Figs. 9.14b y c).

Además, muchas superficies graníticas están drenadas por sistemas


de canales, profundos y relativamente estrechos, que unen pilas
hasta el punto de que forman una red de drenaje esquemática (Fig.
9.2a). Muchas de las acanaladuras tienen el fondo plano y las pare-
des laterales verticalizadas, y en algún caso sobreexcavadas.
Algunos de éstos canales están limitados por rebordes tipo levée (
ver más adelante). El trazado de estos canales se adaptan a la topo-
grafía de la superficie rocosa llegando incluso, como en el caso de
Ampiadianambilahy (Macizo de Andringitra, Madagascar) a desa-
rrollarse trazados meandriformes. En otros casos el recorrido del
canal está guiado por la estructura (Figs. 9.6b y 9.13), presentando
entonces secciones transversales en V. Sin embargo, la influencia de
la estructura no es tan grande o evidente como se ha dado a enten-
der. Por ejemplo, algunas acanaladuras siguen una junta durante
unos pocos metros y después se apartan de ella, siguiendo la línea
de máxima pendiente talud abajo y cortando el trazado de otras
discontinuidades sin, aparentemente, verse influidas por aquellas. El
perfil longitudinal de estos canales varía, como ocurre en los cursos
fluviales, en función de la pendiente y de la magnitud del flujo que
drena a través de ellos. Cuando la pendiente es fuerte, hasta 600-
700, la incisión puede ser muy profunda llegando a alcanzar dimen-
siones métricas. A pendientes mayores la incisión del canal es
menor, aumentando la anchura del canal, o incluso llegando éste a
desaparecer. También sobre pendientes por debajo de los 30° el
canal es poco profundo o incluso llega a desaparecer. Cuando se
conservan restos de acanaladuras sobre bloques pequeños (Fig.
9.15), parece lógico interpretarlos como restos de una plataforma o
un domo rocoso de mayores dimensiones.

(111) ORIGEN

omo ya se ha indicado, algunas acanaladuras se han desarrolla-


C do según fracturas. Otra, aunque rectas, no se asocian con nin-
gún tipo de discontinuidad evidente, aunque probablemente lo
hagan según algún tipo de discontinuidad, aunque no perceptible,
existente en la roca. Sin embargo la inclinación de la superficie es el
factor determinante en la localización del canal. Que la abrasión
mecánica es efectiva en la erosión del fondo y paredes de los cana-

283
Formas y Paisajes Graníticos

les es sugerido, primero, por el volumen y velocidad del agua que,


cargada con partículas minerales y otros desechos circulan a través
de los canales; segundo, por el desarrollo de pequeñas marmitas
turbillonares en algunos puntos de estos canales; tercero por la
forma sinuosa o meandriforme de algunas acanaladuras, lo que
implica la erosión lateral de las paredes del canal; y finalmente, por
la sobreexcavación basal de algunos canales. Los canales excavados
en granito en zonas periglaciales o recientemente glaciadas han
sido erosionados por las corrientes subglaciares que fluyen bajo
una alta presión hidráulica, en donde algunos autores afirman que,
cavitación y corrasión, contribuyen significativamente al resultado
fina l.

Por otra parte, el desarrollo de superficies picoteadas en el fondo de


los canales sirve perfectamente de argumento sobre la efectividad
de la alteración química allí, y sugiere que la humedad permanente
o retenida (depende de la pendiente), puede causar un debilita-
miento casual y la separación de las partículas que componen la
roca, así como su consiguiente evacuación por flujos de agua oca-
sionales. Las secciones transversales en forma de redoma que pre-
sentan algunos canales pueden deberse a la prolongada humecta-
ción de los mismos y por tanto de una meteorización más efectiva
del fondo del canal.

Como ocurre con las pilas, existen pruebas claras de que, en algu-
nos casos, las acanaladuras se inician por debajo del frente de alte-
ración. En varias localidades de la Península de Eyre, se han podido
seguir las acanaladuras por debajo de la superficie del suelo natural
actual. En ambas rocas, Dumonte y Crowder rocks, en el Distrito de
Minnipa-Wudinna, lo que son canales separados sobre los domos
rebajados que afloran en esos lugares, convergen y coalescen por
debajo del nivel natural del suelo, de la misma manera que lo hacen
los canales y sus afluentes en las superficies rocosas expuestas
(Fig.9.17). Se han observado rasgos similares en otros contextos lito-
lógicos. El regalito se ve también afectado por la escorrentía que
procede de las superficies inmediatas. Sufusión e incluso pozos de
hundimiento, o depresiones alargadas por subsidencia se han desa-
rrollado en zonas graníticas de la Península Ibérica.

Las razones para tales continuaciones de los canales por debajo de


la superficie, es que el agua de los escurrimientos procedente de
domos y plataformas, lo hace a través del sistema de acanaladuras
y regueros y se concentra en donde confluyen colinas y llano. A tra-
vés de esos puntos se infiltra luego en el regolito. Aquí, el frente de
alteración está mucho más rebajado en relación con el resto de la
interfase roca alterada-roca fresca. Los canales someros que se for-
man lo hacen normalmente al borde del contacto. En los puntos en
los que estas zonas de piedemonte han sido expuestas por la ero-

284
Capít ulo 9: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Poco Inclinadas

sión, se puede apreciar que el p icoteamiento es mucho más pro-


nunciado allí que en el resto del frente de alteración. De cualquier
forma estos canales incipientes desaparecen sólo uno o dos metros
más adelante del borde del contacto, aunque otros se extienden al
menos varios metros a lo largo del contacto inclinado entre roca
fresca y roca alterada. Después de la exposición de los cana les al
aire, estos son alargados y de alguna forma modificados, pero, algu-
nos de ellos se originan en el frente de alteración y son intrínseca-
mente de caracter grabado o corrosión química.

(E} LEVÉES ROCOSOS

_r: n unos pocos casos, las acanaladuras están bordeadas por


"t;.márgenes convexos llamados levées rocosos o acanaladuras
con reborde (Fig. 9 18a), debido a sus similaridades morfológicas y
posicionales con los canales fluviales; que se presentan sin embar-
go a una escala mucho mayor. El mejor g rupo de formas de ese tipo
aparecen en Domboshawa, un bornhardt granítico situado cerca
de Harare, Zimbabwe. El o rigen de estas formas se ha atribuido a la
precipitación de una pátina protectora d e óxidos de hierro a partir
de las aguas que salen por esos canales, lo que parece probado
localmente en los bordes de algunas de las pilas (ver más abajo),
que no obstante no presentan rebordes convexos. También se han
atribuido a la protección por una pátina de sílice (ópalo a). La pre-
sencia de líquenes (tales como la Heppia sp.) re lacionados con con-
diciones de mayor humedad situados en disposición adyacente a
los canales tamb ién se ha hecho notar y se ha sugerido que estos
ejercen un papel conservador a pesar de que en los interfluvios lla-
nos que separan los canales los líquenes y las algas alteran de
manera muy activa el granito haciendolo más susceptible a la ero-
sión por lavado.

Las observaciones en Dombashawa sugieren una explicación alter-


nativa. Allí las vertientes están incididas por amplios valles de fondo
p lano drenados por estrechos canales o acanaladuras, m uchos de
los que están bordeados por levées rocosos. Los fondos planos
adyacentes a los levées están picoteados y colonizados por líque-
nes de forma irregular, lo que sugiere q ue estas áreas estuvieron en
algún tiempo cubiertas por una delgada capa de regalito (Figs.
9.l 8b). Se supone que (Fig. 9.1 9), la superficie rocosa quedó expues-
ta en la zona adyacente a las acanaladuras, al haber caído el borde
del regalito y ser erosionado por los canales. Las superficies rocosas
así expuestas estaban re lativamente secas siendo por lo tanto esta-
bles. El área recubierta por el regalit o al retener la humedad permi-
te que la meteorización del susbstrato rocoso continúe. Por eso en
esa zona cada vez se verá más rebajado dejando las zonas cercanas
a los canales en relieve como bordes o levées. Las pátinas ferrugi-

285
Formas y Paisajes Graníticos
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~-

nosas y silíceas pueden haberse acumulado en la base del regolito


(ver Capítulo 3), en concreto cerca de las salidas de agua que llevan
elementos en disolución, especialmente los pequeños flujos de
agua que confluyen en las acanaladuras.

(F) ROSQUILLAS ROCOSAS

(1) DESCRIPCIÓN

as rosquillas rocosas, son rebordes convexos que rodean a pilas


L (Fig.9.20). Los mejores ejemplos de medios graníticos han sido
los descritos en el Llano Central de Texas, en el noroeste de la
Península de Eyre, South Australia y también los desarrollados en
Zimbabwe.

(11) ORIGEN

ntes de llegar a la conclusión de que era incapaz de explicarlas,


A Blank consideró un cierto número de posibilidades. El supuso
que el agua contenida en la concavidad impregnaba y endurecía la
roca que la rodeaba. No pudo encontrar pruebas que lo apoyaran
en el área estudiada por él en Texas, y la baja porosidad y permea-
bilidad de las rocas cristalinas en las que se desarrollan las rosquillas
rocosas convirtió esta posibilidad en algo inherentemente inverosí-
mil.

Blank especuló con la posibilidad de que el flujo del agua sobre la


superficie de los domos graníticos que el había estudiado habría
sido perturbado por el agua que ocupaba la concavidad, de forma
que protegería a la superficie inmediatamente adyacente, permi-
tiendo así el desarrollo de un reborde convexo. Trabajo experimen-
tal y observaciones de campo relacionadas con el viento y el agua,
confirman que tales obstáculos realmente interfieren con los flujos,
en este caso de agua, induciendo una turbulencia adicional, por lo
que el efecto es aumentar, más que disminuir la erosión y la limpie-
za de la superficie rocosa en ese punto. Los afloramientos de grani-
to y gneis estudiados están, sin embargo, y en mayor o menor
grado cubiertos por líquenes foliosos y musgos. Aunque los líque-
nes pueden causar la desintegración de la roca, un líquen situado
en el borde de la roca podría también, concebiblemente, proteger
la superficie, como requiere la hipótesis de trabajo de Blank.

Si las áreas marginales de las pilas, (rock basins), fueran favorables al


crecimiento de los líquenes debido a su humedad, podría ser argu-
mentado que ese anillo de vegetación desviaría el flujo y el lavado
a ambos lados de la pila, induciendo así un aumento en la turbu-
lencia y la erosión y produciendo así un anillo anular que es esen-
cial para la formación de las rosquillas rocosas ahora consideradas.

286
Capítulo 9: Formas Menores Desarrollados sobre Superficies Poco Inclinadas

Desgraciadamente para esta sugerencia, no hay pruebas de un cre-


cimiento de líquenes acusado en las rosquillas rocosas de Texas.

Blank consideró también que las rosquillas rocosas podrían haberse


originado a partir de domos pequeños, topográficamente bajos y
que permanecerían en relieve como remanentes de la circundenu-
dación por el desarrollo de acanaladuras en la inclinada superficie
del granito. Blank visual izó las pilas que se desarrollaban en las
zonas altas, dejando los bordes convexos resultantes como las ros-
quillas rocosas. La iniciación de concavidades en tales situaciones, y
el desarrollo de rosquillas rocosas como una consecuencia de una
inversión local del relieve, es inverosímil, porque el agua corre desde
las zonas elevadas. En circunstancias especiales, tales como la expo-
sición fortuita de una masa de roca en alto, un desarrollo de este
tipo podría admitirse, pero esto debe ser una casualidad. Sin embar-
go, en las superficies de los inselbergs en la Península de Eyre
cubie rtas en muchos casos por líquenes (Yarwonduta Rock,
Minnipa Hill, Tcharkuldu Rock, etc), donde se han desarro llado
superficies pellizcadas y acanaladuras o regueros, es frecuente ver
formas muy semejantes a las rosquillas rocosas.

(111) PRUEBAS Y ARGUMENTOS

A pesar de los argumentos generales en contra del desarrollo de


una inversión del relieve t an localizada que diera lugar a las ros-
quillas rocosas, se han señalado formas y procesos en el campo que
corroboran sustancialmente la última idea de Blank: En primer lugar,
como se ha dicho anteriormente, en varios sitios, bloques aislados y
bolos están situ ados sobre plintos q ue, aunque en continuidad físi-
ca con el granito subyacente, sin embargo se sitúan dominando
topográficamente las zonas adyacentes. Pueden haberse formado,
evidentemente subsuperficialmente o bajo la infiuencia de proce-
sos epigénicos, pues en el caso de Tcharkuldu Hill y Mt Hall en el
Oeste de la Península de Eyre, South Australia, los bloques angula-
res, atraviesan el regolito que recubre una plataforma rocosa.

En segundo lugar, b loques situados sobre p lintos desarrollan


comúnmente tafon i como resultado del ataque por la humedad.
También se forman pilas en la parte superior de los plintos (ver
Capítulo 1O y en particular la Fig. 10.11 ). Suponiendo que el bloque
desaparezca o eventualmente se desint egre por alteración, la expo-
sición de las pilas daría lugar a la formación de una rosquilla rocosa.
Así, las consecuencias de una hipótesis de trabajo que implique una
inversión del relieve se pueden encontrar en ejemplos reales en el
campo. La explicación ofrecida es coincidente con las pruebas de
que las rosqui llas rocosas son formas residuales, debidas a la mete-
orización y erosión de una zona circular, aproximadamente, dentro
de ellas y de un anillo anular en la parte exterior del borde convexo.

287
Formas y Paisajes Graníticos

En una explicación precedente referida a los levées rocosos se había


sugerido que estas formas podrían reflejar el contraste en la sus-
ceptibilidad a la alteración entre superficies rocosas húmedas
cubiertas de regalito y superficies rocosas limpias y secas. El mismo
mecanismo podría valer para las rosquillas rocosos (Fig. 9.19). Las
superficies rocosas expuestas alrededor de las pilas están relativa-
mente secas y son estables, mientras que el sustrato rocoso situado
por debajo de las plataformas rocosas cubiertas (de regolito) inme-
diatas se altera con mayor rapidez, dejando un área circular alrede-
dor de la pila en relieve. Esta hipótesis se ve apoyada por el hallaz-
go de dos pequeñas rosquillas rocosas sobre una plataforma roco-
sa recientemente expuesta en Kwaterski Rocks, al norte de Minnipa,
en la Península de Eyre, South Australia.

(G) FUENTES

_I!: n algunas zonas graníticas en Portugal, Galicia y Cataluña, parte


"t;..del fondo de las pilas queda en relieve dando formas conoci-
das como fuentes o benitiers (Fig.9.21 ). Estas formas son el resulta-
do de la destrucción parcial de las pilas. A veces la destrucción par-
cial de un t afone deja formas similares que alcanzan hasta 1 m de
altura sobre el suelo. Distintas etapas de este proceso de degrada-
ción de la pila o tafone pueden verse en algunas zonas de Serra de
Gerez y de la Sierra de Guadarrama, ambas en la Península Ibérica.
Algunos autors sugieren que las fuentes corresponden, junto con
las rosquillas rocosas, a diversos estadios en la destrucción de la
forma primaria tipo pila. Es lo que se denomina según uno de noso-
tros formas secundarias epigénicas.

288
Capit ulo 9: Formas Menores Desarrollados sobre Superficies Poco Inclinadas

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290
Capítulo 9: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Poco Indinadas

FOTOGRAFÍAS

9 E
ILUSTRACIONES

9.1. (a) Pila de fondo cóncavo


en Pildoppa Hill, Noroeste de lo
Península de Eyre, South
Australia. (b) Pifo de fondo
plano en Kulgera Hills, Northern
Terniory
. ... í •' --:<:-...'"-' ·.

(a)

(b)

291
Formas y Paisajes Graníticos
- -- - - - -

9.1 (c) Pilas de fondo plano anchas en


Paarlberg, cerca de Ciudad del Cabo,
Sudáfrica. (di Pila en sillón en los flancos
de Pildappa Hill, Noroeste de la Península
de Eyr~ South Australia. (e) Gran pila en
sillón sencilla en The Humps. Sllr de
Yilgarn, Wesmn Australia. (f) Pila cilíndri-
ca en Kwaterskí Rocks, Noroeste de la
Península de Eyre, South Australia.

(c)

,.

(d)

(e)

(f)

292
Capítulo 9: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Poco Inclinadas
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

N
)J
)

~soil deepening wltnin basin

• grave! direction of drainage

~ vegetation .L,..A..._ overhang-depth in inches

Ometres 10

(o)

(b)

Pits .................................. ........ P


Pans .. ........... F
Armchalr t ype ... .................... . A
No gnarrmas .. .... N
lncipient gnammas ......... ........1
Granitkarren ............ K
... 4§)

92. (o) Plano de uno porte de lo


zona superior de Pildappa Hill,
donde se ven pilos y acanaladuras.
(b) Plano de Pildappo Hil/, Noroeste
de lo Península de Eyre, South Ometres 100
Australia, en el que se ve lo disrribu-
Ochalns
cioón de distintos tipos de pilas.

293
Formas y Paisajes Graniticos

9.3. Pila de fondo plano en forma de platillo llano en


Yarwondutta Rock, Noroeste de la Península de Eyre,
South Australia, en la que se pueden ver aún grandes
fragmentos de roca en lo concavidad desputs de haber
sido fragmenrodos por meteorización del granito inme-
di010 hosto corrvenirse en oreno ogrus.

9. 4. (¡)Evolución esquemática de tafoney pila en mu


llll
dos bloques separados por uno froauro (ii) con-
centración de cargas y (iii) formas finales resultan-
tes. Los líneos concéntricos indican el factor de
seguridad. ver Vida/ Romoni, 7989).

(b)

. ,'

9.5. (a) Pilo de fondo cóncavo alargada según uno frac-


turo, Ebako Dome, French Camerún Francés. (M.Boyé).
(b) Pila alargada otubo de baño, Childoro Rocks, Este
del Desierto de Viaorio, South Australia. (c) Pilo de
fondo plano irregular, cerco de Johannesburg, Suddfrica.

{<)

294
Capítulo 9: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Poco Inclinadas

9.6. (a) Deprelionfl en platillo sobre una plataforma


recientemente despejada de regalito en Kwaterski Rocks,
Noroeste de lo Península de Eyre, South Australia (b) Otro
ejemplo de Kwoterski Rocks, en el que se ve uno hendidura
controlado por uno fracturo oKluftkorren. (c) Superficie
merengue en un afloramiento de Saubby Peak Station, al
Norte de M1nnipo, Noroeste de lo Peninsulo de Eyre, South
Australia.

(b)

(o)

-~'

9.7. Pilo de fondo plano con uno ancho


zona desobrexcovoción en supared lotero!
en Yorwondutto Rock, cerca de Minnipa,
Noroeste de lo Península de Eyre, South
Australia.

E w

r , granular
dlslnt ograUon

~!i
9.8. Diagrama de un hórreo ogranero de moizgallego mos1ron- .:~'¿ llchen
do lo zona de alteración en su pie no colonizado por líquenes. J
~i

295
Formas y Paisajes Graníticos

9.9. (a) Sección a travésde una pila


cilindriw en Kwaterski Rocks, Noroeste
de la Peninsula de Eyre, South
Australia. (b) Corte transversal de una
pila en Kestor. Dartmoor, Sudoeste de
Inglaterra.

(b)
(a)

Ometres

(a)

(b)

.'- ~. .

9.10. Plinto granítico con bloque(a} en Domboshawa


cercade Harare, Zimbabwe, (b) en la parte inferior del
flanco Estede Ucontitchie Hill, Penmsula de Eyre, South
Australia.

296
Capít ulo 9: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Poco Inclinadas

9. 77. (a) Tolmer Rocks, Distrito sudeste, South Ausrralío, visto


de porte de un gran bloque residual, foso yplmto. (b) Corte
transversal mostrando el supuesto desarrollo de foso yplinto.

·n
(o)

•'
(j)
,~_. .' ·~~~}h
..... -·..: .;...:·--""
.::,";.~:., : _. ."'·~"'·-'"'/":·'.....-·-'"'~
~-- _,_:_._
- -----

(b)

(b)
(a)

9. 72. (o) Roca seta en dolomita


con uno cubierto masiva ypared
lateral zapada, y (b) hendidura
en pavimento dolomítico con
pared lateral zapada en la
Ciudad Encantada, cerca de
Cuenca, centro de España.

297
Formas y Paisajes Graníticos
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~-

9.13. Aconoloduro controlado por froauro con


acumulación de suelo en lo P/otoformo de
Corrobinnie Plorform, al Norte de lo Península
de Eyre, South Australia.

9.14. (a) Acanaladuras en granito expuestas en el


fondo de un cano/ en, Ashbunon River, NW de
Western Australia. (b) Gubiazos y superficie granu-
da expuestas en el lecho del Río Umgeni, Natal,
Suddfrica. (e) Marmita rurbillonar con cantos en el
lechodel Ria Umgení.

(o)

(b) (c)

298
Capítulo 9: Formas Menores Desarrollados sobre Superficies Poco Inclinados

9.15. Trechos de canal relicto (a) sobre un bloque granítico


cerca de Bruce Rock, sudoeste de Western Australia, (b) sobre
una roca seta en Caloote, al Oeste de Murray Basin, South

(a)

(b)

{ . :~ .
";....... #.:
~

.#- · 7' ·- .

lj~~;'K;~j~;{~
9.16. (a) Depresión aproximadamente lineal, aparentemente
carente de fracturas en, Little Wudinna H1!( Península de Eyre,
South Ausrralia, y (b) Kluftkarren vecino con la misma orientación.

(a) (b)

299
Formas y Paisajes Graníticos --------~~------

9. 17. Depósito excavado en Dumonte Rock, cerca de


Wudinna, Peninsulade Eyre, South Australia, mostrando
las acanaladurasquedrenan la superficie expuesta de
forma narural y se continúan por debajo del frente de
alteración expuesto (por debajo de X-X). Algunas de
ellas aún confluyen en lo superfKie naruraldel ter1ena
4 • •

"""'~-· •

.• · '* ·.._· .:-.. ,:'ft.- '::le._•;'· · · .).:


• • ·~ ' .• "l

9.18. (a) levée rocoso en granito y (b) valle con canal,


levée rocoso yfondo adyacente con picoreoda descubierto
recientemente de debajo de la cubierta regolítica. Ambos
ejemplos de Oomboshawa, cerca de Harare, Zimbabwe.

(a)

+ + + + + + + (b)

(ji)

+ + + + + + +

(111)

+ + + + + + +

Ovl

+ + +
+ + + + + + 9.19. Desarrollo sugerido para un levée rocoso y una rosquilla rocosa.
+

300
_ _ _ _ _ _ __ __ __ _ _ _ _ _c_a_:_pítulo 9: Formas Menores Desarrolladas sobre Superficies Poco Inclinadas

9.20. (a) P.osquilla r0<.050 en granito, fll(hantro Rock, Llano,


centro de Texoi (b) Rosquilla r0<.050 en granito cerca de Harare,
.:_. _.. _ ...
Zimbabwe.

(b)

9.21. Fuenie, de unos 4mdeo/to, en granito,


Sierro Guodorroma, ceniro de España.
(10.(enieno).

301
- ---
- - -- - --

--- ~. ~-- -~.---:_;:a..:., -~-

10

CUEVAS Y TAFONI
10

CUEVAS Y TAFONI

(A) CONSIDERACIONES GENERALES

as cuevas graníticas son espacios subterráneos unidos al aire


L libre por unas, a veces amplias otras estrechas, abertu ras o con-
ductos verticales. En los gran itos no es habitual el desarrollo de cavi-
dades, pero se han descrito en muchas partes del Mundo diferen-
tes tipos de cuevas graníticas. A su vez, los tafoni son huecos con
dimensiones relativamente modestas que se desarrollan en blo-
ques, o en masas rocosas de mayor tamaño, tanto en su parte basal
como en los laterales de éstas. Son formas habituales en las rocas
graníticas aunque también se hayan descrito cavidades iguales en
otros tipos de rocas.

El término "pseudocarst" se aplica para describir rasgos que se desa-


rrol lan sobre rocas plutónicas o sedimentarias ácidas en distintas
zonas del mundo con ca racterísticas miméticas a los desarrollados
por la disolución en rocas claramente solubles como carbonatos o
yesos. Ut ilizado en este contexto, el término "pseudocarst" se lo dis-
putan los partidarios de interpretaciones contrarias: por una parte
los que sostienen que la disolución es el proceso principal que
interviene en la formación de las acanaladuras o Rillen, concavida-
des y cuevas desarrolladas en rocas graníticas (ver también capítu-
los 8 y 9). Por otra los que, aún no negando la eficacia de la d isolu-
ción como un gran proceso de meteorización actuante sobre todos
los minerales, incluidos los minerales esenciales del granito, argü-
yen, que, por el contra rio, otros mecanismos tales como la abrasión
o la desagregación son los más importantes en los g ranitos como
lo es la disolución en las rocas carbonatadas. En cua lquier caso,
parece lo más adecuado utilizar, para el caso de las rocas ácidas, un

305
Formas y Paisajes Graníticos
- -- - - -

término alternativo, como el carst de los silicatos (de aquí vienen los
términos Silikatrillen, Granitrillen).

(B) CUEVAS ASOCIADAS A NÚCLEOS RESIDUALES Y GRUS

casionalmente, el arrastre o evacuación subsuperficial de roca


O alterada, friable, deja vacíos tubulares, irregulares, delimitados
esencialmente por los núcleos residuales incluidos inicialmente en
la masa de grus. Tal tipo de erosión subsuperficial es realizada por
ríos o corrientes de agua que se canalizan subterráneamente y
resurgen en la superficie de la tierra, a mayor o menor distancia, río
abajo.

Así, la Cueva Labertouche, cerca de Neerim South, en Victoria, tiene


alrededor de 200 m de largo y es esencialmente recta, aunque irre-
gular en detalle. Comienza con un pozo de hundimiento en un valle
ciego y su punto de emergencia está señalado por un pronunciado
reentrante. Otras cuevas del mismo tipo han sido señaladas en las
Tierras altas de Victoria Este y de las zonas adyacentes de New
South Wales (en el Girrawen National Park). Otras se sitúan en el
Centro y Sudeste de Queensland así como en partes de la Cordillera
Oeste de los E.E.U.U. o en macizos graníticos, bien diaclasados, suje-
tos, ahora o en el pasado, a un modelado periglaciar, como en zonas
de los Pirineos hispano-franceses, en el NE de la Península Ibérica, o
en los macizos de O Pindo, Louro o de Barbanza en Galicia, N.W de
España.

Estas cavidades presentan los mismos riesgos que las cuevas cársti-
cas propiamente dichas. En 1980 un espeleólogo murió por las heri-
das producidas en una caída e inmersión en una "cueva de bloques"
una de las muchas de Lost Creek Granite Caves, en Colorado,
E.E.U.U., cuevas que, aunque con no más de 15 m de profundidad,
se caracterizan por caídas de bloques y por corrientes que de vez en
cuando fluyen a altas velocidades.

En el inselberg granítico de Makatau en la savana de Rupununi en


la Guayana se ha desarrollado un sistema de cavidades, y en donde
la forma de las cuevas, en planta, está claramente infl uenciada por
el denso sistema ortogonal de diaclasas. Estas juntas se continúan
en un trazado de longitud entre 60-70 m a través de un laberinto de
bolos residuales. El origen de estas cavidades parece deberse a la
sufusión o al arrastre del grus. Los núcleos residuales y el grus, o
bien se conservan como una masa suficientemente rígida como
para formar techo y paredes laterales, o bien los núcleos residuales
se hunden hacia la zona de donde el grus haya sido evacuado. En
cualquiera de los dos supuestos el empaquetamiento de los núcle-

306
Capítulo 10: Cuevas y Tafoni
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

os residuales no es lo suficientemente denso como para que los


bolos no se acodalen y formen un techo de razonable estabilidad.

Otro caso interesante, es el de las diez cuevas graníticas con desa-


rrollos entre 2 y 15 metros de largo descritas en las Montañas High
Tatra de Polonia. Algunas parecen tener el mismo origen que las
antes descritas, pero otras se atribuyen a una disolución preferen-
cial actuando a lo largo de venas sideríticas. Se han mencionado
también tubos verticales y nichos en las Montañas Karkonosze, aso-
ciados a zonas ricas en feldespatos. En los techos de algunas cuevas
de este tipo se han encontrado pequeñas estalactitas de calcita,
como en el caso de los Pirineos Españoles en la provincia de Lleida
(NE de España), debidas a la disolución de plagioclasas. Otro caso
notable de espeleotemas calcíticos es el detectado en los sistemas
fisura les del Macizo de Andringitra en Madagascar.

(C) C UEVAS ASOCIADAS CON FRACTURAS

a alteración a lo largo de los planos de exfoliación ha originado


L en muchas ocasiones la formación de huecos orientados según
ellos. En unos pocos casos la meteorización ha progresado hasta el
punto de que las cavidades originadas son los suficientemente
grandes como para ser llamadas cuevas. Así ocurre en las cuevas de
Enchanted Rock, situadas en el bornhardt del mismo nombre en el
Llano de Texas Central, que se han desarrollado a dos niveles
(Fig.10.1 ). La cueva superior tiene unos 250 m de largo, la inferior
alrededor de 70 m. Cada una tiene entre 2 y 3 metros de altura.
Ambas cuevas siguen los planos principales de exfoliación, y pare-
cen deberse a la alteración del granito por la humedad, con la
mayor parte de la cueva desarrollado en la base de las lajas de exfo-
liación superiores (Fig.10.2)

La cueva de Boone, en North Carolina, es parecida. Se ha desarrolla-


do en un granito gneísico en sus 40 m. de largo, y en planta se
demuestra que está claramente controlada por las discontinuida-
des. Se interpreta esencialmente como un" plano estructural agran-
dado''. Se han descrito cuevas con un control estru ctural similar en
rocas graníticas, y con una longitud total de algunos centenares de
metros en California, y una cavidad de unos 35 m de largo, alineada
paralelamente a la ladera y desarrollada a lo largo de una fractura de
exfoliación se ha descrito cerca de Seul en Corea del Sur.

(D) TAFONE

(1) DESCRIPCIÓN

r afone (plural tafoni) es una palabra en dialecto corso que signi-


fica perforación o ventana, según el uso regional, pero que

307
Formas y Paisajes Graníticos

cuando se aplica en geomorfología significa una caverna poco pro-


funda o un agujero parcialmente cerrado por la conservación de un
alero o visera en unos casos. En otros casos se denomina así a un
bloque rocoso totalmente vaciado en su interior, aunque por fuera
parezca estar aún intacto. Algunos tafoni son pequeños (tan sólo
unos pocos cm de ancho y alto), pero otros tienen varios metros de
ancho y alturas similares. Las paredes de estas oquedades pueden
ser homogéneas en su desarrollo, pero otras o bien se descascari-
llan o bien están recubiertas de protuberancias (mamelones), y
algunas presentan, como ocurre en los conductos cársticos, huellas
con forma de gubiazos. Algunos tafoni se conectan con el exterior
por aberturas o ventanas que atraviesan la pared externa del blo-
que rocoso en el que se ha desarrollado el tafone. Tales aberturas
son generalmente tubulares, pero en otros casos son anchas y de
forma irregular. Cuando se ha derrumbado o destruido parte de la
pared lateral del tafone y la cavidad no está totalmente cerrada se
los denomina baldaquinos o alcobas (p.e., Fig. 3.7). Las grandes
alcobas son denominadas grottes, y en Australia shelters, y cuando
están situadas en la base de un talud se las denomina cuevas de pie
de escarpe.

Este tipo de forma fue descrita inicialmente por Casiano de Prado


en 1864 en la Sierra de Guadarrama, Centro de España y mas tarde
por Reusch (1883) en Córcega y Hult (1888) en Galicia, pero se usó
por primera vez en un contexto geomorfológico en un estudio de
las formas de Córcega realizado por Penck en 1894. Se desarrollan
especialmente bien en rocas graníticas, aunque también existan
formas similares en areniscas y en distintas rocas metamóficas y vol-
cánicas e incluso en materiales sedimentarios poco o nada consoli-
dados. En las áreas graníticas los tafoni son particularmente comu-
nes en las zonas de pie de escarpe, pero están ampliamente distri-
buidos en general en cualquier parte de los afloramientos graníti-
cos. También son muy frecuentes los abrigos rocosos sin alero debi-
dos a zapado basal o a la explotación por la erosión preferencial de
intersecciones entre sistemas de fracturas (p.e., Fig. 10.4).

Una característica común a los techos y paredes de algunos tafoni


es el desarrollo de alveolos (y de aquí se deriva la expresión meteo-
rización alveolar) aunque también se denomina meteorización en
panal (no meteorización en nido de abeja como erróneamente se
traduce en muchos libros en español) (Fig. l 0.5). Los alveolos se for-
man con gran rapidez, como es el caso de algunos que se han desa-
rrollado en un malecón construido con grauvacas (areniscosas) en
la costa de Victoria en 1943. Se asocian a los techos y paredes de
algunos tafoni ese tipo de cavidades, lo que ha sugerido a algún
autor que el desarrollo de los alveolos corresponde a una etapa
avanzada en la evolución del tafoni (ver más adelante). Los alveolos

308
_ __ _ _ _ _ _ _ _ __ __ _ _ _ __ __ _ _ ca_pítulo lO:CuevasyTafoni
_

también pueden desarrollarse en superficies rocosas expuestas


subaéreamente sin relación alguna con cavidades tipo tafoni. En
general los alveolos, o la estructura en panal, que se desarrollan en
el interior de los tafoni tienen siempre mayor tamaño (diámetros de
10-15 cm) que los desarrollados en superficies abiertas donde no
sobrepasan los 2-3 cm de diámetro. Esto puede interpretarse como
la prueba de que existe una mayor protección ambiental en el inte-
rior del tafoni que en el exterior, lo que permite un desarrollo de
éstos más pausado que en las zonas al descubierto, donde los alve-
olos se destruyen a gran velocidad. En otros casos parece ser más
bien función del tamaño de grano de la roca, correspondiendo los
alveolos de pequeño tamaño a rocas de grano fino y los de gran
tamaño a rocas de grano grueso. En algunos casos los interiores o
techos de los tafoni están cubiertos por relieves convexos alargados
o nerviaturas, y en otros por formas mamelonares sobre los que se
desarrollan resmas de lajas de descamación (Fig.10.6). Ese tipo de
descamación señala, que la superficie interior del tafoni es una
superficie activa ya que toda ella está suelta y se desagrega fácil-
mente al tacto, pero en otros casos las paredes son estables yapa-
rentemente no han sufrido cambios en mucho tiempo.

En las zonas graníticas, los tafoni se desarrollan en muchas ocasio-


nes asociados a las partes basales de las estructuras de exfoliación y
también con mayor frecuencia en bloques aislados definidos por el
sistema ortogonal de fracturación. También pueden asociarse a las
paredes rocosas fuertemente inclinadas, y de aquí los nombres de
tafoni-laja, tafoni-bloque (rocas en caparazón de tortuga), y tafoni
lateral. Los tafoni varían en tamaño desde unos pocos centímetros
de radio hasta grandes agujeros de varios metros de ancho y de
alto, y en los que puede cómodamente situarse un grupo de per-
sonas. Han sido descritos en muy diversos contextos climáticos,
tanto costeros como continentales: en la Antártida, Hong Kong,
Córcega, Cerdeña, Australia Central y Sur, Madagascar, así como en
el Noroeste de España (Fig.10.7). No parecen haberse desarrollado
en el granito de Dartmoor pero, por ejemplo, la roca seta conocida
como el Peyro Clabado en el Sidobre del Sur de Francia, está aguje-
reada en su parte basal y se han descrito en el Macizo de Bohemia,
pequeños tafoni y alveolos conocidos localmente como agujeros
del rocío (dew holes). Sin embargo los tafoni son raros o no se han
desarrollado en los húmedos trópicos aunque los casos observados
en Madagascar (Fianarantsoa) parecen contradecir esta afirmación.
Los tafoni no suelen asociarse a macizos rocosos fuertemente dia-
clasados o deformados y por esto los mejores ejemplos se encuen-
tran en macizos rocosos masivos, donde el sistema de diaclasas
define grandes bloques. Pero ésta no es una condición excluyente,
ya que tanto en el caso de macizos no densamente diaclasados,
como los que lo están, pueden desarrollarse o no tafoni e incluso

309
Formas y Paisajes Graníticos

dentro de un mismo macizo rocoso un bloque puede estar tafoni-


zado y otro adyacente, con aparentemente las mismas condiciones
no lo está. Un buen ejemplo puede ser el mostrado por dos aflora-
mientos, ambos situados a la orilla del mar: la Cadena Costero
Catalana, en el Nordeste de España donde en los afloramientos gra-
níticos de Begur (Girona), están fuertemente diaclasados y defor-
mados y en el que los tafoni se desarrollan en unos bloques pero no
en los adyacentes. El caso opuesto es el del Macizo granítico de O
Pindo en el NW de España, donde la roca presenta unas caracterís-
ticas ideales para el desarrollo de los tafoni pero estos son por el
contrario escasos y tampoco se desarrollan en todos los bloques.

(11) PROCESOS

Los procesos responsables del origen de los tafoni pueden ser


considerados desde muy distintos puntos de vista, como son:
iniciación, crecimiento, desarrollo y naturaleza de la visera, (cuando
ésta existe) y procesos que dan lugar a la desagregación de la roca.

Si consideramos primero la iniciación de los tafoni no hay duda de


que están presentes y se inician, por el ataque de la humedad bajo
la superficie terrestre. Boyé y Fritsch han descrito la existencia de
agujeros en la superficie de la roca sana, ocupados por grus y ya
presentes en la parte basal de una estructura de descamación des-
cubierta recientemente por la excavación de una cantera en Ebaka,
en el sur del Camerún. Y lo mismo puede decirse de los tafoni des-
cubiertos durante la excavación de la cimentación de una presa en
el Río Xallas (Lézaro, A Coruña, N.W. de España). Sin embargo debe
reconocerse que este tipo de pruebas directas de la iniciación sub-
superficial del tafoni no es frecuente.

Además de esas pruebas directas, los tafoni y las paredes zapadas,


cuando coinciden en un mismo afloramiento comúnmente pre-
sentan transiciones entre una y otra. Se han señalado ejemplos de
ello en las paredes laterales de una hendidura en Scholz Rock, y en
los Murphy's Haystacks, ambos en el Noroeste de la Península de
Eyre en Kokerbin Hill, en el Sudoeste de Western Australia, (Fig.
10.3c y 10.8), y en Bloedkoppie Dome del Centro de Namibia.
Cavidades muy bien desarrolladas se asocian a taludes con corro-
sión basal en varios puntos de la Península de Eyre, y en el área de
Pietersburg del Norte del Transvaal (Fig. 10.9).

Alternativamente, muchos tafoni parecen originarse en la superficie


de la Tierra. Algunos investigadores los atribuyen a meteorización
preferente realizada en condiciones subaéreas o epigénicas. En
estos casos se argumenta que las cavidades estuvieron ocupadas
originalmente por material que era diferente, y presumiblemente
menos resistente a la meteorización, que el que ahora se conserva.

310
Capítulo 1O: Cuevas y Tafoni

Es difícil en muchos casos, cont rastar esta hipótesis, debido a que el


supuesto material q ue existía ha sido, la mayoría de las veces ero-
sionado, de manera que las comprobaciones en la mayoría de los
casos son imposibles. Sería extraño, sin embargo, que la meteoriza-
ción y la erosión hayan actuado en todas partes siempre hasta el
punto de que todo el material diferente contenido en el interior del
tafoni haya sido evacuado. (En efecto, en casos aislados como el de
un afloramiento granít ico en la Costa Brava de Girona N.E. de
España, ha sido posible observar en un bloque recién exhumado de
la cubierta alterítica el inicio de la formación de un tafoni, en un
estadio temprano, donde aún se conserva parte del mat erial inicial).
La roca en el interio r del tafone se ve muy alterada y aparece defor-
mada y replegada intensamente. En el interior del bloque se desa-
rrolla n también pequeños alveolos. No hay duda de que los alveo-
los pueden coalescer entre ellos dando origen así a cavidades más
grandes, pero este mecanismo puede difícilmente servir para expli-
car los enormes tafoni observados en la realidad, o su orientación
preferente en las partes basales de los bloques o la de las lajas de
descamación, o su normal asociación con los pies de escarpe. El
rasgo común es que los tafon i se desarrollan sin verse influidos por
las va riaciones composicionales o textura les de la masa rocosa anfi-
t riona.

Otros investigadores han sugerido que cua lquiera de las concavi-


dades desarrolladas sobre superficies rocosas pueden eventual-
mente evolucionar hacia un tafoni. Las concavidades también pue-
den ser, se dice, de origen estructural, y estar relacionadas, por
ejemplo con diaclasas curvas, o produci rse por una descamación
diferencial. De nuevo, sin embargo, la sugerencia no aporta ningu-
na explicación al desarrollo de las formas y de su distribución ade-
más de no ser cierta en la mayoría de los casos observados.

Muchos tafoni se han iniciado en la parte basal de un bloque,


donde originalmente el bloque estaba en contacto con la base
rocosa inferior. En los puntos de contacto la presión litostática
puede alcanzar valores lo suficientemente elevados como para dis-
torsionar la estructura de la roca haciéndola así más susceptible al
ataque por la humedad. También y dado que la deformación de los
macizos rocosos tiene lugar en estado sólido y en condiciones rela-
tivamente someras (ver Capítulo 2) la concentración de fuerzas en
puntos localizados de un macizo rocoso p uede alcanzar va lores
muy elevados, suficientes como para dañar la estructura de la roca
y hacerla así más fácilmente meteorizable. En estos dos últimos
supuestos el inicio del tafone está ligado a la deformación mecáni-
ca del macizo previa a su meteorización.

El desarrollo de los tafoni se ha atribuido a varios procesos y/o


mecanismos. Las variaciones de la temperatura dentro del tafone

311
Formas y Paisajes Graníticos

son suficientes para causar la desintegración de la roca expuesta en


paredes y techo de las cavidades, y así conseguir el agrandamiento
de la forma. Otros han argüido que los microclimas encontrados en
los tafoni son más estables, con pequeñas oscilaciones de tempe-
ratura y humedad, que los que existen al aire libre. A partir de esto
se ha sugerido que la hidratación es más marcada en las superficies
interiores de los tafoni que en las paredes externas de las masas
rocosas que los acogen y que los minerales así afectados provocan
la fracturación y el descascarilla miento de la roca. Otros autores han
tratado de interpretar las estructuras de descamación interiores en
los tafoni, como un caso de exfoliación negativa, es decir, el inicio
desde el interior de lo que se conoce como descamación en hojas
de cebolla. La desintegración granular se atribuye por algunos a
procesos similares. Desgraciadamente para los partidarios de esa
teoría la roca de los gránulos y escamillas es esencialmente fresca y
frecuentemente presenta pocos o ningún signo de alteración.

Algunos t afoni parecen haber sido alargados mediante el mecanis-


mo de hielo-deshielo. Asi, lkeda sugiere que la humedad introduci-
da por el viento en las aberturas existentes se congela con las bajas
temperaturas invernales que existen en Corea, causando la rotura
de las hojas rocosas más externas expuestas en los techos de los
tafoni. En apoyo de esta sugerencia está el hecho de la acumulación
de "harina de roca" en el suelo del tafoni durante el invierno, pero
no durante el verano. lkeda ha demostrado que el proceso tiene
lugar rápidamente, a una escala de años. Pero muchos tafoni acti-
vos se han encontrado muy bien desarrollados en áreas que expe-
rimentan pocas o incluso ninguna temperatura de congelación. Y
aún otros autores (Klaer), encuentran por el contrario en Córcega,
que los tafoni no aparecen en zonas de heladas. De cua lquier forma
lo que no consigue explicar esta hipótesis es como penetra la
humedad en la roca desde las paredes y techo del tafone ya que
están esencialmente protegidos (en especial en el caso de los tafo-
ni bloque).

Muchos investigadores atribuyen el desarrollo de los tafoni al des-


cascarillamiento y desintegración granular debido a la cristalización
de la sal. Esta hipótesis es consistente con el hallazgo frecuente de
los tafoni en zonas áridas o al menos est acionalmente áridas, así
como en zonas costeras y en su ausencia aparente de zonas húme-
das. Teóricamente, las sales pueden perturbar una roca por creci-
miento cristalino, por expansión por hidratación, por expansión tér-
mica y por presión osmótica. Aunque la expansión térmica es un
efecto favorecido por varios investigadores, se ha demostrado que
las variaciones de temperatura dentro de los tafoni son muy limita-
das. La expansión por hidratación, aún en condiciones de cambios
de temperatura adecuados y humedad relativa, es rechazada al

312
Capítulo 1O: Cuevas y Tofoní

act uar demasiado lentamente para ser efectiva. Los efectos de la


presión osmót ica requieren algún t ipo adecuado de membra na
para ser efectivos, y esencialmente, un sistema cerrado, ninguna de
estas condiciones se encuentra en un afloramiento. Así, el creci-
miento de sales, especialmente yeso y halita, es lo único que queda
como el mecanismo más efectivo de desagregación. Esto fue des-
crito ya hace más de un siglo:

... la tendencia d e los cristales a aumentar de tamaño cuando se


ponen en contacto con un líquido tendiendo a depositar la misma
sustancia cristal ina debe empujar fuera de su sitio a las porosas
paredes de las cavidades en las que ellas están contenidas
(Thomson, 1863, p. 35)

Muchos investigadores han favorecido en distinto grado el meca-


nismo de la cristalización de la sal, aunque existan bastantes varia-
ciones sobre el tema. Algunos consideran que la sal cont ribuye de
ambos modos, mecánica y químicamente a la desintegración de la
roca, actuando mediante la expansión y la cristalización, y median-
te la acción de ionización d el agua que se evapora lentamente.
Otros argüyen que la insolación causa que las sales se expand an
más rápidamente que la roca anfitrión (caja), y así sucesivamente,
hay inumerables va riaciones sobre el tema de la sal, incluyendo
algunas que asignan a esta únicamente un papel contributorio o
secundario.

La efect ividad de la cristalización de la sal en la ruptura de las rocas


se ha demostrado en experimentos de laboratorio y ese trabajo
experimental unido a la observación del comportamiento en p ie-
dras de construcción que se han encostrado al estar en contacto al
mismo t iempo, con productos disueltos, sean estos naturales o
industriales, han convencido a muchos investigadores de la eficacia
de la cristalización de la sal como mecanismo de meteorización de
la roca. Muchos investigadores se han implicado en estudios siste-
máticos del comportamie nto de piedras de construcción, que
sufren una desintegración constante debida según la idea general,
al debilitamiento de la fábrica en estructuras tan bien conocidas
como el Taj Mahal y el Partenón por la polución industrial.

La cristalización por sal tiene también sus partidarios entre los geó-
logos de campo y los geomorfólogos. Hace mucho tiempo, Jutson
se refirió a la exudación salina, y varios investigadores germanos
han descrito la Salzsprengung. Por ejemplo Klaer se ha apoyado en
sus trabajos en el papel de la desintegración inducida por la sal en
Córcega. Por razones evidentes el proceso ha sido invocado como
una explicación para la alteración en general, y para las cavidades
llamadas alveolos y los tafoni en particular, sobre todo en ambien-
tes costeros y áridos donde la disponibilidad de sales es mayor.

313
Formas y Paisajes Graníticos

Muchos han invocado la cristalización por la sal para explicar la


meteorización en panal y otras similares formas de alteración exis-
tentes en contextos costeros, mientras que otros la han utilizado
como recurso para explicar el proceso en los desiertos calientes. La
cristalización de la sal en las regiones polares, en particular en la
Antártida, ha sido citada por muchos investigadores para explicar la
desagregación de las rocas.

Los trabajos experimentales y las pruebas de campo han convenci-


do a muchos de que la cristalización por la sal es principalmente la
responsable del agrandamiento de los tafoni. Sin embargo, perma-
necen irresolubles problemas tales como los del origen de las for-
mas mamelonares, o la no existencia de tafoni en todos los aflora-
mientos rocosos en donde hay sin embargo presencia de sal. Lo
mismo ocurre en lo que se refiere al origen o fuente de proceden-
cia de las sales que se dice que han cristalizado y causado la rotura
de la roca. Este tema ha sido, y continúa siéndolo, materia de inves-
tigación. La asociación tafoni -medios costeros ha revitalizado la
idea de que las sales son de origen marino, y que son llevadas hasta
las rocas ya por las olas, ya por las nieblas marinas. Así, alveolos y
tafoni, se atribuyen a una desintegración granular desigual debida
a la cristalización de la sal, siendo esta introducida por las nieblas
marinas. Algunos consideran las sales como cíclicas o transportadas
por el viento; de aquí se ha dicho, el profuso desarrollo de los tafo-
ni en los desiertos, ambos fríos y calurosos. Ciertamente que la sal
es transportada de esa forma. Se han visto nieblas de sal sopladas
desde las superficies de las salinas por fuertes vientos en varias par-
tes de Australia. La dificultad, para ambas, sales eólicas o marinas, o
evidentemente las sales transportadas por los ríos o por las aguas
subterráneas, es explicar como pueden penetrar tan profundamen-
te en rocas de tan baja permeabilidad. No obstante, si disponen de
tiempo, éstas podrían penetrar a lo largo de fracturas y de fisuras
asociadas a tensiones. Y de aquí que los tafoni siempre se asocien a
discontinuidades.

La posibilidad de que las sales que se asocian a algunos tafoni sean


sales innatas (propias) es decir sales que provienen de la misma
roca no plantea los problemas de procedencia de las otras hipóte-
sis. Muchos granitos contienen radicales de Ca, Na, S04 y CI en fel-
despatos y micas. Estos elementos químicos son liberados por
meteorización y se combinan y cristalizan para dar tanto halita
como yeso. El proceso de crecimiento de estos cristales da lugar a
la aparición de presiones a escala de cristal suficientes como para
romper la roca en pequeñas partículas. Y así ocurre en efecto. Sin
embargo se necesita agua para movilizar las sales en la capa exter-
na alterada de la roca. Tanto en la parte superior externa como en
los lados de los bloques, por ejemplo, el lavado de sales por el agua

314
Capitulo 1O: Cuevas y Tofoni

de la lluvia es verosímil. Sin embargo, sobre esas superficies expues-


tas, crecen los líquenes y los musgos y absorben agua. Pero es en las
partes bajas de los abrigos donde se desarrollan los tafoni la mayo-
ría de las veces. Aquí pueden forma rse condensaciones, o el vapor
respirado por los pequeños mamíferos que encuentran abrigo en
las grietas y agujeros puede condensarse, aunque estas explicacio-
nes son poco verosímiles.

La cuestión es sin embargo más compleja. Por ejemplo, el cloro está


presente en varios granitos británicos, y de todas las áreas examina-
das, el cloro alcanza su mayor concentración en los granitos del
Sudoeste de Inglaterra. Sin embargo ni ahí ni en ninguna parte de
Gran Bretaña existen verdaderas casos de tafoni. Tal vez en climas
húmedos las sales son lavadas a través del sistema antes de que
puedan causar la desintegración física de las rocas. Es también difí-
cil comprender como sales en concentraciones que no superan el
0.5% puedan crear hasta un 12-25% de porosidad de fractura en
rocas, por otra parte sanas, y causar la ruptura de las mismas.

El visor es, por definición crítico, para algunos autores, en la forma-


ción de los tafoni, ya que permite diferenciar los tafoni de las alco-
bas abiertas y escudos. Descascarillamiento y desintegración de la
roca desgastan y eventualmente producen la rotura del paño de
pared pendiente aunque siempre actuando desde el interior, lo que
sugiere que, cualesquiera que sea lo que estabiliza el visor está en
su exterior. Para Wilhelmy la visera corresponde únicamente a una
capa externa de la roca que ha sido desecada y endurecida.
Ciertamente zonas superficiales muy delgadas, que carecen de
cualquier discernible signo de alteración, y claramente más resis-
tentes que la parte de roca que se sitúa por debajo de ellas se pue-
den observar en los casos reales. Alternativamente hay muchos
ejemplos, y no solo en las rocas graníticas, de una mineralización
secundaria según fracturas producida por sales que precipit an a
partir de las aguas que circulan por ellas. Ese tipo de impregnacio-
nes podrían ser equivalentes a las observadas en algunas zonas
externas endurecidas observables en bloques y en visores. Pero esa
costra externa se rompe cada vez más y finalmente llega a ser eli-
minada, de manera que la diferencia entre un tafoni, una alcoba y
un escudo, en las rocas graníticas al menos, llega a ser de fases de
una misma evolución (ver más abajo), aunque, en otros casos, como
ocurre con las calizas o las areniscas, las alcobas sean genéticamen-
te diferentes de sus congéneres graníticos.

De manera similar, los alveolos pueden explicarse en términos de


haloclastismo, aunque las septa o divisiones entre alveolos sean difí-
ciles de entender en estos términos. En algunos casos las paredes
entre alveolos pueden deberse a la precipitación de minerales a lo
largo de las discontinuidades, pero en la mayoría de los casos, las

3 15
Formas y Paisajes Graníticos

septa son independientes de la estructura. En otros casos para


explicarlas se ha recurrido a factores bióticos, y aunque se han
observado algas sobre algunas septa, lo habitual es lo contrario.

(111) ETAPAS EN EL DESARROLLO


- - -
~ 1comienzo de la mayoría de los tafoni es en la mayor parte de
-c;.1os casos una superficie de discontinuidad, sea ésta una diacla-
sa, una fractura o, en rocas sedimentarias o metamórficas, un plano
de estratificación. Algunos pocos se desarrollan sobre superficies
alteradas o erosionadas como las laderas zapadas, posiblemente en
zonas de xenolitos o con concentraciones de minerales máficos
más fácilmente alterables, pero lo normal es que lo hagan a partir
de una discontinuidad, sea cual sea la orientación de ésta.

Las cavidades se pueden forma r en ambas partes del plano de frac-


tura, ocasionándose en un primer estadio pequeñas cavidades por
la concentración allí de minerales más propicios a la alteración o por
la alteración de la roca en esos puntos por concentración de cargas,
(Figs 8.12b y 1011 ). Cuando, como ocurre frecuentemente, la dis-
continuidad de partida buza ligeramente, las cavidades se forman
sobre la superficie inferior o superior de la misma. En general, sin
embargo, la cavidad superior evoluciona más rápidamente que la
inferior, debido esencialmente a que los procesos de evacuación
por gravedad son mucho más efectivos que cualquier otros. El sus-
trato rocoso alterado, sea por procesos mecánicos y/o químicos, de
la roca produce la desagregación en placas o en granos que caen
sobre el plano de fractura y se acumulan como una capa delgada e
irregular de fragmentos o granos de roca hasta que son limpiados
por el agua o soplados por el viento. La constante exposición de
nueva superficie de roca a la alteración que produce esta desagre-
gación de la roca es la causa para el agrandamiento de la cavidad
superior, pero, en donde se produce la acumulación de los detritus
sobre el plano de la discontinuidad inicial o, y especialmente, en la
cavidad inferior, es razonable suponer que se retiene la humedad lo
que justifica una meteorización más rápida de la roca en esos pun-
tos. Es habitual por ello observar en esa situación el desarrollo de
pilas o pilancones.

La superficie superior, donde se desarrolla el tafoni no se desagrega


uniformemente. Una parte de ella, que se denomina superficie acti-
va, es donde los procesos de desagregación antes mencionados
progresan más rápidamente. En el resto, o superficie inactiva ésta
no se ve aparentemente afectada y continúa intacta. A medida que
avanza el proceso de desagregación, la superficie activa va pene-
trando en el interior del bloque tafonizado.

316
Capítulo 1O: Cuevas y Tafoni

Esta etapa en la evolución del tafone es la llamada isótropa, ya que


el progreso en el avance de la superficie activa es equilibrado y uni-
forme, dando lugar a un único frente de avance que define una
cavidad con una bóveda rebajada y casi plana.

En la segunda etapa o anisótropa, el frente de avance de la superfi-


cie de desagregación deja de ser único y se subdivide en pequeños
dominios con formas variadas y co n dos tipos de modelos morfoló-
gicos: las superficies en panal y las superficies mamelonares. Las pri-
meras están formadas por pequeñas concavidades que se inscriben
en la superficie única inicial, separadas unas de otras por delgadas
paredes. La meteorización avanza, como antes por desagregación
en granos o en pequeñas p lacas que se desprenden paralelamente
a la superficie del techo o partes laterales del tafoni, adaptándose a
las irregularidades que existan en él, sean éstas cóncavas o conve-
xas. El proceso de desagregación avanza independientemente
según cada uno de los alveolos del panal, de manera que la pro-
fu ndidad de este avance puede diferir en alveolos adyacentes en
gran medida. Es en esta fase cuando la desagregación en láminas
de la roca puede dar lugar a las resmas de hojas (ver más atrás) (Fig.
10.6c), como ocurre en Ucontichie Hill, (Península de Eyre, South
Australia). Cuando el interior del tafoni está definido por superficies
mamelonares, el proceso de desagregación de la bóveda del tafoni
se hace igualmente por granos o por placas. También éstas se adap-
tan a la forma del techo del tafon i. Conviene aclarar que en una
misma cavidad tafónica pueden coexistir en situación adyacente
ambos tipos morfológicos: formas mamelonares y formas en panal
(Figs. 10.6a; 10.7b). La segunda etapa en el desarrollo de un tafon i
te rmina cuando se produce la intersección entre la superficie inter-
na del tafoni y la externa del bloque en el que este se ha desarrolla-
do, dando lugar a la aparición de las ventanas. Las ventanas presen-
tan diferentes morfologías en sección. En algunos la superficie
interna y la externa del tafoni son casi paralelas, y su intersección
define una ventana en b isel. En ot ros el avance de la desagregación
se hace preferentemente según uno o varios de los alveolos d e la
est ructura en panal y la ventana tiene una sección troncocónica o
d e ojo d e buey (tragaluz).

La tercera etapa en la evolución del tafone comienza en el momen-


to en que se produce la apertura de éste hacia el exterior. Puede
producirse como ya se había dicho antes, por la apert ura de venta-
nas o por la rotura de alguna de las paredes laterales del bloque en
el que se desarrolla el tafone. La comunicación fácil con el exterior
produce una alteración en las condiciones microclimáticas que
hasta el momento exist ían en su interior. Se ven así alteradas las
condiciones iniciales de temperatura, humedad, luz, etc . Esto va a
ocasionar que los procesos de desagregación hasta el momento

317
Formas y Paisajes Graníticos

activos en el interior del tafoni se detengan, o al menos que su velo-


cidad sea más lenta. Puede también suceder que en unas partes del
tafone siga aún activa la desagregación, mientras que en otras se
haya detenido. Al final de la etapa las paredes que separan los alve-
olos se van degradando hasta desaparecer por caída y queda la
bóveda interior del bloque o laja tafonizados casi totalmente regu-
larizado o vaciado manteniéndose tan sólo la cubierta exterior
indemne. El aspecto general del interior de los tafonis en esta etapa
es de superficies modeladas a golpe de gubia, (Corrobinie Hill;
Tcharkuldu Hill, Península de Eyre, South Australia; The Granites,
Mount Magnet, Western Australia). Por otra parte, la vegetación que
hasta ahora se había mantenido ausente del interior del tafone va a
empezar su colonización sobre todo en las zonas cercanas a las ven-
tanas o a los bordes de las roturas laterales. Allí donde la humedad
o la lluvia puedan penetrar, se va a producir la colonización liquéni-
ca y también el crecimiento de los musgos.

La cuarta y última etapa en la evolución del tafone se producirá


como consecuencia de la rotura total del tafone, lo que se debe
esencialmente a que el vaciado del bloque le ha hecho perder sus
características resistentes o al menos lo ha desequilibrado
(Ucontichie Hill; Tcharkuldu Rock). La rotura del bloque tafonizado y
su ulterior movilización talud abajo produce la detención de la diná-
mica interna de desagregación granular y/o en placas activa hasta
el momento, continuándose la alteración bien por los agentes
externos de meteorización, bien por la acción de líquenes y mus-
gos, que acaban recubriendo la superficie del bloque expuesta a los
escurrimientos difusos de la lluvia (ver Fig. 10.1 O).

(IV) COSTRAS DE ENDURECIMIENTO


Y OTROS RECUBRIMIENTOS

Las costras de endurecimiento toman la forma de un recubri-


miento rojo-marrón concentrado en la superficie, pero exten-
diéndose hasta una profundidad de varios cristales por debajo de
ésta. Es una característica normalmente desarrollada en las superfi-
cies rocosas situadas al aire en tierras áridas y semiáridas. Se asocia
con bordes en voladizo, siendo obviamente más resistente que la
roca inalterada, y por esta razón, es denominada comúnmente
como costra de endurecimiento. Aunque algunos autores utilizan el
término casi como un sinónimo, las costras de endurecimiento se
diferencian del barniz del desierto, que es un término utilizado para
designar toda una amplia gama de pátinas de color blanco, marrón,
amarillo-castaño e incolora, encontrada bajo una también amplia
gama de condiciones climát icas, pero en particular en los trópicos
áridos y semiáridos.

318
Capítulo 10: Cuevas y Tafoni

Las pátinas castaña, roja, amarilla y púrpura están compuestas de


sílice y óxidos de Fe y Mn, en distintas proporciones. Las costras de
endurecimiento no sólo se diferencian de los verdaderos barnices,
sino también de los recubrimientos negros que se encuentran fre-
cuentemente en asociación con el agua (ríos, charcas) en varios
entornos climáticos, y que por esta razón son conocidas como pie-
les de río. Se supone que tienen un origen orgánico y están consti-
tuidas por restos de algas y líquenes que se han concentrado en
corrientes de agua de poca entidad o en escurrimientos.

Las incrustaciones negras, tan comunes en el Norte de Australia y


en el Sur de Africa, por ejemplo, pueden tener en parte un origen
similar, aunque el hollín producido por los incendios estacionales
(antropogénico), pueda también contribuir a su formación. Aún así,
los recubrimientos carbonosos son especialmente espesos en las
acanaladuras que surcan la superficies de roca desnuda. En la
Península de Eyre en varias de las acanaladuras que drenan Wudina
Hill y Ucontitchie Hill existen incrustaciones de material negro y en
Yarwondutta Rock y Turtle Rock algunas de estas estrías (ranuras) se
continúan por debajo de las bases zapadas de las paredes en los
residuales. El recubrimiento negro es discont inuo y relativamente
endeble. Puede, por ejemplo, ser arañado por las hojas agudas, con
forma de aguja, de la hierba y dar círculos de rayado. Pero en
Yarwondutta Rock y en muchos otros sitios es notable el aparente
efecto protector de estos recubrimientos (Capítulo 8) en algunos
casos.

Volviendo al tema de las costras de endurecimiento, muchos de los


comentarios hechos con respecto al barniz son válidos igualmente
para las costras de endurecimiento. Anderson sugiere en el caso de
las viseras endurecidas asociadas a los tafoni en ldaho que están
teñidas con óxidos de hierro, y Rondeau piensa que los visores
están impregnados en limonita. Engel y Sharp, sin embargo,
demuestran que las costras de endurecimiento de color oxidado
desarrolladas en el árido sudoeste americano están compuestas por
óxidos de hierro, manganeso, sílice y alúmina. Los análisis con
microscopio electrónico demuestran que aún siendo la pátina uni-
formemente delgada (es del orden de 100 micras de espesor y a
veces menos), se componen de dos capas: una capa más interna,
compuesta por Si02 y Al 20 3, aunque a veces con algo de hierro y
manganeso, y una más externa compuesta globalmente por óxidos
de los últimos metales mencionados (Fe y Mn). Estudios similares
realizados en el barniz desarrollado sobre un basalto olivínico de
Arizona han demostrado que allí existe una estructura estratificada
y botroidal, pero, nuevamente, con dominancia de Fe y Mn. El
mismo tipo de análisis permite distinguir, ópticamente, niveles opa-
cos y oscuros, ricos en manganeso y ricos en CaO y niveles rojos,

319
Formas y Paisajes Graníticos
- - -- - - - -- - -
empobrecidos en manganeso (respecto a los anteriores), pero ricos
en hierro, aluminio, silicio y potasio.

Algunos investigadores han sugerido un origen biológico para el


barniz en las zonas áridas. Scheffer y colaboradores, por ejemplo, lo
consideran, como debido a las algas cianoffceas que han oxidado el
hierro y otros iones de metales pesados, y los han concentrado en
capas superficiales oxidadas sobre fragmentos de rocas aisladas y
otros tipos de superficies. Dorn y Oberlander at ribuyen el barniz
desértico a una bacteria como la Metallagenium capaz de concen-
trar el manganeso, silicio y hierro ambiental sobre superficies roco-
sas.

Otra posible explicación se basa en la observación de que los óxi-


dos de hierro (probablemente goethita y hematita), se concentran
en el frente de alteración de algunos perfiles desarrollados sobre
rocas graníticas. Algunas son muy pronunciadas, otras son débil-
mente visibles, pero de cualquier forma esas concentraciones exis-
ten de manera generalizada. Por debajo, la roca que aparece es
esencialmente fresca y cohesionada. Por encima, la delgada zona
de óxidos de hierro está descolorida y alterada, presumiblemente
como resu ltado del lavado y la iluviación de las sales solubles de la
parte superior del frente de meteorización, donde éstas se concen-
tran, no pudiendo penetrar estas soluciones hacia el interior de la
roca impermeable. tsta zona más externa descolorida, que varía en
espesor entre 2-3 mm y 4-5 cm, es dura cuando está seca pero blan-
da y friable cuando está húmeda.

Todo esto parece sugerir que las masas graníticas, sean éstas blo-
ques o inselbergs, cuyas formas se definen bajo la superficie terres-
tre por meteorización diferencial, pueden adquirir ya, en esa posi-
ción, una concentración marginal de óxidos de hierro; también
todo parece sugerir igualmente que esta zona externa descolorida,
meteorizada, es erosionada una vez expuesta en superficie: y es así
como las masas de roca fresca adquieren una cubierta o pátina rica
en hierro lo suficientemente gruesa como para proteger la roca
suprayacente contra la alteración epigénica y permitir posterior-
mente el desarrollo de la visera.

(V) RESUMEN
- - - - -- --

A sí los tafoni parecen comenzar a consecuencia del ataq ue por la


humedad, bien sea en zonas con una previa debilidad estructu-
ral (mineralógica, textura!, intersección de fracturas), bien en la zona
húmeda del pie del escarpe o en las partes basales de los bloques
o lajas, normalmente más húmedas y umbrías. En una etapa ulterior
su desarrollo puede deberse al haloclastismo con la fragmentación
asociada de la roca que se realiza bien por desintegración granular

320
- -- - - Capítulo 1O: Cuevasy Tafani
bien por descascarillamiento; y el desarrollo de la visera cuando
existe se debe más probablemente a la existencia de acumulacio-
nes menores de óxidos de hierro, manganeso y posiblemente de
sílice, en las paredes externas de bloques, lajas e inselbergs.

(E) ESPELEOTEMAS Y OTRAS FORMAS CONSTRUCTIVAS

Se ha incluido un apartado sobre espeleotemas y otras formas


constructivas en rocas graníticas lo que parece lógico en un
capítulo que trata del carst granítico y de las formas de endocarst
llamadas aquí cuevas y tafon i. Parece pues lógico hacer aquí una
referencia de los depósitos relacionados con los ambientes cársti-
cos graníticos.

Si bien no son tan variados como sus homónimos en rocas calcáre-


as existe toda una gama de espeleotemas relacionados con fisuras
y cavidades graníticas. En términos generales se d istinguen 3 tipos
de espeleotemas en atención a su génesis: (i) depósitos granulares
por desagregación física; (ii) depósitos relacionados con la circula-
ción del agua a través del sistema de fisuras existente de la roca y
formados por precipitación y/o disolución química, y (iii), depósitos
de origen orgánico.

(1) DEPÓSITOS GRANULARES DE ACUMULACIÓN


POR ACCIÓN DE LA GRAVEDAD

no de los p rocesos mas inAuyentes en la evolución de las cavi-


U dades en rocas graníticas es la g ravedad. Esta se rea liza, como
más atrás se ha explicado, por desagregación granular o en placas
de la roca desde la pared interna del tafone y de sus alveolos, y así
es la acción de la gravedad la que produce la acumulación de estos
depósitos en la base del tafone. Sin embarg o a pesar de los impor-
tantes volúmenes movilizados por la desagregación en el interior
de los tafoni no es frecuente observar grandes acumulaciones de
sedimentos en su interior. Esto se explica porque el viento cuando
circula por la base del tafone, (generalmente se trata de una fisura
muy estrecha), se ve acelerado por el "efecto venturi" adquiriendo
una mayor velocidad lo que le permite también evacuar por arras-
tre con gran efectividad los depósitos caídos a la base del tafone
que así nunca alcanzan volúmenes importantes. Sólo en las partes
bajas de los alveolos dentro de un tafone se forman en algunos
casos acumulaciones de estos materiales granulares en cantidades
apreciables al estar protegidos de la acción erosiva del viento. Los
depósitos granulares de acumulación por acción de la gravedad tie-
nen siempre un tamaño de grano fino, inferior al de los minerales
de la roca de partida y son muy poco cohesivos. Los análisis quími-
cos realizados para estos depósitos les dan una composición similar

321
Formas y Paisajes Graníticos

a la roca que forma y normalmente no se identifican sales u otros


compuestos ajenos a ella. En casos excepcionales cuando se ha
producido recientemente la caída de un fragmento de la pared de
un alveolo la talla de estos materiales granulares puede ser un poco
mayor.

(11) DEPÓSITOS POR DISOLUCIÓN


v/o PRECIPITACIÓN QUÍMICA

i se comparan con los equivalentes por disolución y precipita-


S ción en el carst calcáreo los correspondientes a las rocas graníti-
cas, o en general ácidas, no son muy importantes volumétricamen-
te aunque si lo sean cualitativamente. Ello se debe a que los volú-
menes de agua movilizados a través del sistema fisura! de la roca
son mucho menores en los macizos graníticos que en los calcáreos
por la menor permeabilidad, porosidad y solubilidad de la roca en
uno que en otro caso. Los espeleotemas formados por disolu-
ción/precipitación química también tienen menores dimensiones
en el caso de las rocas graníticas. Sean las que fueran las condicio-
nes en las que se produzca la disolución el tamaño de los espeleo-
temas formados por disolución/precipitación no supera nunca los 3
ó 4 milímetros de longitud. Es digna de mención la uniformidad
aplastante en tamaño, morfología, composición química: en gene-
ral de todas sus características, en todos los espeleotemas, se hayan
formado en cuarcitas silíceas como las del Litchfield National Park, al
sur de Darwin, Northern Territory o las de Roraima (Venezuela) o
también sobre el mismo tipo de roca en el Hoggar (desierto del
Sahara). Y lo mismo sucede con espeleotemas de disolución/preci-
pitación formados en granitos de zonas desérticas (Península de
Eyre, Devils Marbles, Mount Magnet), zonas de clima húmedo
(Galicia, NW de España), o de cl ima frio (Selva Negra en Alemania),
o húmedo tropical (Andringitra, Madagascar). Desde un punto de
vista termodinámico, temperatura y pH parecen ser los factores que
ejercen mayor control en la disolución del silicio, siendo este proce-
so mucho más rápido en zonas cálidas que en frías. Igualmente es
importante el régimen de circulación del agua a través de la roca
por su sistema fisura!. Solo cuando éste es de tipo vadoso y se
mueve a velocidades muy pequeñas pueden formarse los espeleo-
temas de disolución/precipitación. Finalmente están los electrolitos
orgánicos (que disminuyen el valor del pH), al acelerar la disolución
del cuarzo mas del 100% a 25°C.

El silicio es con mucho el componente mas significativo de la carga


llevada en solución por los ríos y en lo que aquí interesa por las
aguas superficiales. Parte del silicio puede reprecipitar a lo largo de
las grietas o discontinuidades por las que circula el agua de esco-
rrentía o también en la proximidad de aquellas. Las zonas afectadas

322
Capítulo 1O: Cuevasy Tafoni

por ello se ven endurecidas haciéndose así más resistentes a la


meteorización que el resto de la roca aún estando aquella total-
mente fresca. De ello se resultan algunos tipos de formas de altera-
ción diferencial como nerviaciones o formas en enrejado (Fig.10. 12).

Por su morfología distinguimos los siguientes tipos:

Espeleotemas cilíndricos (estalactitas y estalagmitas); espeleotemas


en costras o láminas (flowstone, dripstone, gour dam).

Los aquí llamados espeleotemas cilíndricos están ligados a zonas de


goteo puntuales. Como sus homólogos en ambientes cá rsticos cal-
cáreos, se deben a la evaporación del agua, con silicio en disolución,
después de circular por el sistema fisural de la roca. En lámina del-
gada se puede constatar la estructura rítmica de los depósitos lo
que se debe a la precipitacion de la síl ice en capas sucesivas
(Fig. 10.14). A veces pueden incorporarse al espeleotema pequeños
fragmentos de los minerales que forman la roca, pero lo que pre-
domina es el ópalo-A en su composición. No obstante se ha reco-
nocido, aunque en un solo caso hasta ahora la formación de espe-
leotemas de caolinita (Mount Magnet, The Granites, Western
Australia), (Fig. 10.13a). Son masivos y carecen de cond ucto interno
y su desarro llo aunque lineal, es irregular con entrantes y salientes y
una morfología externa botroidal.

Los espeleotemas ci líndricos fueron descritos por primera vez por


Caldcleugh en 1829 en la zona de Río d e Janeiro, Brasil. Tienen tan
solo unos mm. de largo y son bastante comunes, habiendo sido
descritos en varias zonas de Australia, (Devils Marbles, Península de
Eyre, Mount Magnet), de España y Portugal, (Galicia, Sierra del
Guadarrama, Cataluña, Pirineos Españoles, Serra de Gerés y Serrada
Estrela) Alemania, (Selva Negra), Bretaña Francesa, etc. (Fig.10.14). La
mayoría de estos espeleotemas culminan en una cresta de peque-
ños cristales muy idiomorfos (whiskers), cuya composición puede
ser muy diversa. Se han encontrado whiskers de yeso, carbonato
cálcico, fosfatos y otros minerales (Fig. 10.13b).

Las estalagmitas, en el caso de las rocas graníticas, nunca alcanzan


grandes dimensiones siendo incluso menores que las estalactitas.
Además carecen de penacho o cresta de whiskers.

Espeleotemas en hojas o láminas (banderas, cortinas, coladas, mini


gours)

En los casos donde el agua no surge por goteo sino que fluye en
régimen laminar a través de una fisura plana pueden desarrollarse
con dos morfologías:

323
Formas y Paisajes Graníticos
- -- - --- - - - - - - - - -- - - - - - - - - - - - -

(a) Formación de banderas o cortinas cuando la fisura es vertical o


subvertical y la salida del agua al exterior del macizo se hace por
goteo, pero no a través de un punto sino de una línea.

(111) COLADAS Y MINI GOURS

Cuando la fisura es subhorizontal o con una inclinación muy peque-


ña. En este caso los depósitos que se forman se pueden extender
por una superficie y aunque no suelen alcanzar grandes espesores
cubren superficies de dimensiones apreciables (decimétricas o aun
métricas). Se trata de películas de color gris claro-gris oscuro que se
adaptan al relieve granudo de la roca. Solo en los casos en los que
se forman mayores espesores puede adivinarse una estructura de
acumulación en finas capas. Cuando los aportes se hacen a baja
velocidad la superficie de la colada puede quedar recubierta por
pequeños gour iguales a los de los espeleotemas ca lcáreos, aunque
de dimensiones milimétricas en este caso (ver figura 10.4).

(IV) DEPÓSITOS ORGÁNICOS

Las cavidades graníticas sean estructurales o tafoni sirven de refu-


gio temporal o permanente a muchos organismos (aves, pequeños
mamíferos e incluso al hombre). De ello se resu ltan acumulaciones
de materiales diversos, consolidados o no a veces de interés, como
las costras blancas formadas por acumulación en la base de los alve-
olos. Son materiales de color claro, bien consol idados y donde se
incluyen a veces granos de minerales caídos de las paredes del
tafoni. Esto prueba que las costras blancas inicialmente estaban en
estado líquido y después se consolidaron por deshidratación. Su
análisis químico las identifica como un fosfato, struvita, típico de las
acumulaciones de guano. Los espeleotemas silíceos pueden tener
ta mbién una relación con los depósitros orgánicos. En efecto, aun-
que la temperatura, pH, descarga y turbu lencia de los flujos de agua
parecen ser los factores que controlan la disolución del silicio, lo
que se realiza a una mayor velocidad bajo climas cálidos q ue fríos,
también los electrolitos orgánicos aceleran la disolución del cuarzo
que se incrementa el 10% a 2SªC. Mucha de ésta sílice en disolución
proviene de la alteración de los silicatos como feldespato o mica, y
en menor p roporción de la disolución del cuarzo.Sin embargo no
hay duda de que también esto último ocurre como lo demuestra la
existencia de espeleotemas silíceos en macizos cuarcíticos como el
Roraima Plateau de Venezuela, las Montañas del Hoggar en el
Sahara Central, en el Sydney Basin, New South Wales y en el
Litchfield National Park, cerca de Darwin, en Northern Territory.

324
Capítulo 1O: Cuevas y Tafoni
- -- - -- -

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326
Capítulo 10: Cuevas y Tafoni

FOTOGRAFÍAS

10
70.1. Plano de cavidades en Enchanted Rock, Texas central, EE.UU.
E
ILUSTRACIONES

\'<

!ji,_~-
-b--JJ"/'
\
70.2. Cueva formada alo largo de una fractura de descamación en Enchanted
Rock, Texas central, E.E.u.U. ..a-¡JfJ..- Ometres 30

327
Formas y Paisajes Graníticos

70.3. Tafone de50!ro//ado (a) alo


largo de un plano de descama-
ción, en Uconutdiie Hill y (b) por
debajo de un bloque; ambos
casas en Uconiitchie Hil/,
Noroesre de la Península de Eyre,
South Australia (e) en el pie de
escarpe, enlazando lateralmente
con las laderas zapados en
Kokerbin Hill, Yilgarn sur en
Western Australia.

(a)

,.
. ~.,
º"''
""' '\. ... \

{b)

328
Capítulo 10: Cuevas y Tafoni
~~~~~~~~~~-

10.4. (o) Visera mol desarrollado en un alero en Mt Hall,


noroeste de lo Península de Eyre, South AU5trolio (b) Alero
obierro ocupando el hueco dejado por lo evacuación de
un bloque definido poruno discontinuidad en lo base del
1or ocas1le koppie granítico de Dortmaor. suroe5/e de
Inglaterra. (Geological Survey Museum, U.K.J

10.5. Ejemplos de me1eorización alveolar adislintos esco-


las: (a) pequeños alveolos en las Zebra Mountains,
Namibia Central, (B.B. Hambleton-Jones), (b) Un estadio
más avanzado de desarrollo procedente de Namibia
Central, (8.8. Hambleton-Jones), (c) Grandes formas en la
pared interior de un tafone de Remarkable Rocks,
Kangarao 15/ond Sourh Ausualia.

(c)

329
Formas y Paisajes Granit1cos
- - -----
70.6.(a) Formaciones mam1fares de Remarkabfe Rocki,
l<ongaroo Is/antiy (b) en Tcharkulda Hit/, Eyre Península;
ambos focafldadei en Wesrern Auitralia.

(a)

(b)

(<)

330
·~--------------C_a.:_p_
ít_
ulo 10: Cuevas y Tafoni

10.1. Ejemplos dewfoni en (a) Antártida, ([


Péwé), (b) Hong Y.onq, con alveolos y rebordes
deso"ollodos en el inrerior del tofone (H.l.
Tschong), (e) en el Noroeste de Cerdeño (R.F.Peef).

...t

~ ~·:L iJ'~

· ;:s~:.~~i
0

(o)

(b)

(e)

331
Formas y Paisajes Graníticos
~~~~~~~~~~~~~~~-

10.8. lopamienros confluyendo lotero/mente con tafom


desarrollados sabre bloques (a) en Murphys Haystock,
Península de Eyre, Sauth Australia. (b) en Kokerbin Hil/.
Sur del Yilgom, Western Ausrrolio.

(a)

10. 9. Pequeños tafoni desarrollados (a) en uno zona de corro-


sión basal en la porte mferior de la periferia de un aflammienta
granítico. Pietersburg, Norte del Transvaal, Sudáfrica. (M.L.
Hugo), (b) asociada ola corrosión basal realizado según uno
hendidura definido por fractura en Si:holz Rock, cerco de
Minnipo, Noroeste de lo Península de Eyre, South Australia.

(o)

(b)

332
Capitulo 1O: Cuevas y Tafoní

10. IO. Etapas sugeridasen el desarrollode un tafone m

( ji)

(iÍi)

10.11. Desarrollo de cavidades en las partes opuesws, inferiory


superior de una discontinuidad basal en Tcharkulda Hill, cerca de
Minnipa, noroeste de la Península de Eyre, South Australia.

(iv)

10.12. Modelo de alreración en enre¡ado en el


granito de la base de un inselberg al Este de
Port Hedland, Western Australia.

333
Formas y Paisaje_s_G_r_an_í_iic_o_s_ _ __ __ __ __ __ __ __ _ _ _ _ _ __ ____ __ __

10. IOo. Espeleoremas Silíceos de Tchakuklan Rock,


península de Eyre, Saurh Ausrrolio.

11¡ 1111¡1 11 1¡1111¡11,-1 11 1 1 111 1111 , 1, 1 l' '' 'l '11 1 ¡ 111 1¡11 11111 11 \1 1 11\1111 \
1 , 2 3 ~ 5 6 7 f

(a)

10.1Jb. De10//e de espeleo1emo


silíceo con la fragmemoaón típ1Ca
del ópalo A. Véase el crecimiento
de los wh15kers de yeso, en la
paae supenol

(b)

334
11

BLOQUES Y LAJAS HENDIDAS


Y FRAGMENTADAS
11

BLOQUES Y LAJAS
HENDIDAS Y
FRAGMENTADAS

Muchos bloques graníticos, bolos, lajas y láminas, han sido hendi-


dos como consecuencia del desarrollo de fract uras, bien fueran
éstas simples, u ordenadas según pautas diferentes, en algunos
casos irregulares y en otros variadas. Algunas son abiertas, otras
cerradas. Algunas de las fa llas se han activado recientemente, y
pequeños escarpes de fal la, que se forman de manera aislada o en
ordenamientos regulares dando lugar a pequeños horst y graben,
son cosas frecuentes en los afloramientos graníticos (Fig. 11.1 ). En
otros casos sin embargo, los desplazamientos que se producen son
mucho mayores y como consecuencia han producido d istintos
tipos de formas.

(A} ROCAS HENDIDAS

(1) DESCRIPCIÓN

f\. lgunos bloques han sido hendidos en dos (Fig. 11.1). En muchos
r'\casos las dos partes son iguales, o aproximadamente. Las super-
ficies de fractura son habitualmente planas, pero en algún caso son
arqueadas o alabeadas. Algunas de las superficies de rotura son úni-
camente fracturas secundarias o latentes y están relacionadas con
el patrón regional de fracturación (Fig. 11.3), pero otras son discor-
dantes con las estructuras p rincipales (Fig. 11 .2c). Las rocas hendi-
das se encuentran en zonas áridas, tales como los desiertos austra-
lianos, así como en las reg iones húmedas t ropicales como en el área

337
Formas y Paisajes Graníticos

de Tampín en Malasia Oeste, en regiones templadas como las


Mount Lofty Ranges y en la Península de Eyre, South Australia, así
como en áreas nivales como los Pirineos, en las Tierras Altas de la
Península Ibérica y en la region de Kosciusko del sudoeste de New
South Wales (Fig.11.2 y 11.3). En todos los casos el hendido afecta a
rocas que ahora afloran en superficie.

(11) ORIGEN

arios autores han atribuido las rocas hendidas a calentamiento


V y enfriamiento bajo condiciones desérticas calientes. Whitaker
describe el hendido de una roca cerca de Halls Creek, en el noroes-
te de Australia en 1952, inmediatamente después de una tormenta.
Muy probablemente, aunque no se conocen otros deta lles del caso,
el hendido se realizó según una junta latente o preexistente. En
cualqu ier caso, el hallazgo de rocas hendidas en regiones frías y cá li-
do húmedas no permite extender este mecanismo como de gene-
ral aplicación. Asim ismo, teniendo en cuenta los grandes volúme-
nes de roca implicados, la naturaleza esencialmente superficial de
los cambios producidos por la insolación, y la baja conductividad de
las rocas, vemos como muy dudoso que sea el calentamiento o el
enfriamiento sólos, aún siendo ayudados en el primer caso por llu-
vias ligeras, lo que consiga el hendido de una gran masa isót ropa,
aunque cantos y gravas puedan verse afectados por este el mismo
proceso. Algunos autores atribuyen las rocas hendidas a la libera-
ción de presión, pero la geometría de los bloques hendidos, su
tamaño y la verosímil tensión acumulada en ellos, así como la his-
toria general del desarrollo del bloque hacen inverosímil esta suge-
rencia.

La explicación más plausible del origen de las rocas hendidas se


basa en los efectos de la gravedad. Las fracturas secundarias (por
ejemplo los planos de cizalla no implicados en la definición inicial
de las juntas que van a dar lugar al bloque), o los pelos o lisos (ver
Capítulo 2) son utilizados por el ataque de la humedad bien por
debajo de la superficie del suelo y al mismo tiempo en que comien-
za el proceso que da origen a los bolos residuales (ver Capítulo 5),
bien después de la exposición en superficie de estos. En ese
momento los b loques dejan de estar confinados, bajo un régimen
litostático de presión, en el que estaría similarmente coaccionado
por todos sus lados, y debe adaptarse a un nuevo estado tensional
en el que la roca se verá sometida a esfuerzos tractivos más que
compresivos. Ya se ha mencionado (ver Capítulo 1 (e)), la menor
resistencia del granito a la tracción que a la compresión, por lo que
este cambio en el estado de solicitación al que se halla sometido el
bloque provoca el debilitamiento según este sistema secundario de
fracturación. La humedad pueden iniciar así su penetración y, bien

338
Capítulo 11: Bloques y Lajas Hendidas y Fragmentadas

por alteración, bien por el mecanismo de la cuña de hielo ( como


ocurre en los Pirineos españoles o en las Snowy Mountains de New
South Wales), conseguir la disminución de la cohesión de la roca en
esas superficies. Salvo en los casos en que el apoyo del bloque sea
el adecuado basta tan sólo el peso del bloque para causar la rotura
del mismo (Fig. 11.5). En ciertos casos, las sacudidas sísmicas o el
impacto de las olas en la costa pueden producir el mismo efecto.

El proceso aunque se ha iniciado en un ambiente subsuperficial se


culmina solo después de la exposición del bloque en superficie. Los
bloques hendidos de O Cadramón cerca de Vilalba, Lugo, NW de
España (Fig. 11.2b), parecen sugerir que una vez el bolo residual es
despojado de su cubierta de grus y se sitúa en superficie, es cuan-
do comienza el proceso aquí descrito. En lugar de estar soportado
por todos los lados por el grus, el bloque comienza a gravitar tan
sólo sobre la superficie enterrada aún, lo que ocasiona un cambio
en el régimen de tensiones que pasan de compresivas atractivas o,
a flexión en su parte superior y a compresión en la basal o inferior.
En este momento cualquier discontinuidad secundaria "latente'', o
en general cualquier plano de debilidad de la roca tiende a poner-
se a tracción y, eventualmente a abrirse.

Algunos bloques o bolos residuales se han hendido en dos o más


fragmentos (Fig. 11Ja). En estos casos, la rotura por la helada cuan-.
do ésta afecta a fracturas latentes secundarias parecen ser el meca-
nismo más lógico ya que muchas de las zonas donde se observan
bloques hendidos están, o lo estuvieron en el pasado cercano,
sometidas a ciclos de hielo-deshielo. Sin embargo no es necesario
invocar únicamente este mecanismo ya que el gravitatorio bastaría
para producir el mismo efecto y está claro que siempre preside los
procesos de hendido y es independiente del clima. En cualquier
caso todo depende también de la base del bloque liberado del
manto de grus, que, si es homogénea puede impedir que los blo-
ques separados se muevan de su posición original.

(B) BLOQUES PARTIDOS Y DISLOCADOS

f\ lgunos Kluftkarren se presentan en patrones de ordenamiento


Mcomplejos, y suprimir los bloques definidos por ellos han sido
aparentemente jugados o movidos (Fig.1 1.6) En algunos sitios,
como en Kokatha, en la zona más al norte de los Gawler Ranges
como mucho esta separación llega a 2 m, y en Dartmoor a más de
un metro. Lo que se denomina aquí bloques partidos son dos blo-
ques cúbicos o paralelepipédicos que, presumiblemente estaban
inicialmente totalmente juntos, pero que ahora están separados
por un espacio importante. En algunos casos, ambos, espacio que
los separa y bloques separados, están cubiertos por otros bloques.

339
Formas y Paisajes Graníticos

Estas formas no pueden ser entendidas como si fueran el resultado


de un desapuntalamiento, con los dos bloques adyacentes girando
hacia afuera en direcciones opuestas, como se sugería en la expli-
cación de los bloques hendidos (Fig. 11.5). Los bloques implicados
en este caso son angulares y no podrían separarse por rodamiento,
aún cuando los bloques que están ahora a cada lado fueran supri-
midos. En algunos casos, los bloques partidos están coronados por
otros grandes residuales, cuyo peso impediría que la masa subya-
cente se moviera. Worth menciona a los relámpagos en relación
con los tales bloques dislocados, aunque no detalla el modo en que
ésto tiene lugar, y no existe, en cualquier caso, ninguna prueba de
tales impactos.

Las roturas o particiones no se deben a la erosión y meteorización


de sills de roca más débil, ya que no se encuentra rastro de tales
materiales en asociación con ellos. Tampoco pueden ser atribuidos
al deslizamiento del bloque por la gravedad, pues los bloques par-
tidos se sitúan característicamente sobre bases esencialmente hori-
zontales. Las arcillas expansivas están raramente presentes en los
lugares apropiados para producir este tipo de movimientos y una
actuación a gran escala del mecanismo de la cuña de hielo no
puede citarse como explicación para todos los bloques partidos,
dado que, aun siendo concebible que esto pudiera valer para
Dartmoor, por ejemplo, o para la Serra de Gérez (Portugal Norte),
durante el Pleistoceno, puede con toda seguridad desestimarse
para todos los ejemplos de bloques partidos de áreas tropicales de
baja altitud.

Por otra parte, como ya se ha mencionado, muchos domos y plata-


formas graníticas, aún aquellas que se sitúan en áreas de escudo
supuestamente estables, han sido afectadas por pequeños escar-
pes de falla, con los que en algunos casos la asociacion de horst y
graben (Fig. 11 .1) son frecuentes y las formas en A y áreas de lajas
caóticamente dispuestas están asociadas con alguno de los blo-
ques desplazados (ver más adelante). Así, mientras que algunos blo-
ques dislocados pueden deberse a la acción de la helada del suelo,
otros pueden ser atribuidos a sacudidas sísmicas. El origen de
muchos, sin ambargo, continúa siendo un enigma.

(C) LAJAS DESPLAZADAS

lgunas formas graníticas se componen de lajas o bloques que


A han sido hendidas, rotas y desplazadas. Se desarrollan común-
mente sobre sustratos rocosos intrínsecamente sanos. Con mucho,
el más frecuente miembro de esta serie es la forma en A (A tent).
Otras formas son las lajas imbricadas y las cuñas horizontales y ver-
ticales. Las ampollas llamadas así por Blank, parecen estar relaciona-
dos con las formas en A pero sus crestas no están fracturadas.

340
Capítulo 11: Bloques y lajas Hendidas y Fragmentadas

(1) FORMAS EN A

as formas en A consisten en pares de lajas, cada una de ellas


L aproximadamente de forma rectangular, y cada una de ellas con
sus dos extremos más lejanos, continuándose con la superficie
rocosa adyacente pero situados los extremos de las dos lajas en
contacto, unos pocos centímetros por encima del nivel general de
donde ellas se juntan en una zona de fractura que se llama línea del
techo (Fig.11 .7a). Las dos lajas enmarcan cavidades de contorno
triangular, como tiendas de campaña sin sus dos paredes verticales.
De ahí su nombre en inglés. En algunas zonas uno o ambas de las
lajas constituyentes se dividen por una fract ura dispuesta oblícua-
mente a la cresta principal de la fractura.

Las formas en A son conocidas como pop-ups en Norte América en


donde han sido descritas en Texas Central, Georgia y Wyoming. Los
investigadores franceses las denominan chapitaux. Las formas en A
en granito están especialmente bien desarrolladas en el distrito de
Wudinna del noroeste de la Península de Eyre, South Australia. Son,
sin embargo, bastante frecuentes en toda la región. También se han
descrito en los Aughrabies, en el Sur de Namibia, en el Transvaal, en
Labrador, en las Montañas Rocosas Canadienses, en los Apalaches y
en muchas otras partes del Este de Norteamérica del Centro de
Texas (Fig. 11.7b) hasta Sabah, Malasia Este, y en las sabanas de
Rupununi en la Guayana. Se han descrito también cerca de Comet
Vale, en Western Australia, en Kulgera Hills, Northern Territory, en el
distrito de Broken Hill de New South Wales y en el Este de los
Kimberleys de Western Australia.

Las formas en A se desarrollan generalmente a media ladera (Fig.


11.Sa). Alcanzan hasta los 6 m de largo y más de 8 m de ancho pero
muchas son más pequeñas, con una media de 2m de largo y 1 m
de ancho como el tamaño más típico. Muchas de las formas en A
estudiadas tienen entre 10-15 cm de alt o e implican a lajas de apro-
ximadamente 1O cm de espesor, pero en una en Wudinna Hill las
lajas tienen 580 mm de espesor y se sitúan 820 mm por encima del
suelo (Fig. 11.8b; también X en la Fig. 11 .9) y otra en Carappee Hill
está compuesta por lajas de solamente 13 mm de espesor (Fig.
11.8c) Un pilar de granito de unos 15 m de largo y unos 2 m de
ancho en su parte más amplia y con 79 cm de espesor máximo se
sitúa unos 15 cm por encima de la ladera inmediata (Fig. 11.1Oa, ver
también 11 .1Ob) y que se localiza en Wudinna Hill ,se diferenció ini-
cialmente como una cuña vertical, causada por la compresión de
dos lajas adyacentes y en una dirección normal a la de elongación
del pilar. Se interpretó primero como debido a una compresión NE-
SW y al contacto compresivo directo entre las dos laj as situadas a
cada lado. Pero los dos extremos de la cuña no están ahora en con-

341
Formas y Paisajes Graníticos

tacto con las paredes adyacentes y la forma se entiende más lógi-


camente como una forma en A alargada, debida a la compresión
desde el NW y el SE en línea con otras A tents situadas en la colina
y en la inmediata vecindad. También pequeñas cuñas triangulares
aparecen a lo largo de las fracturas en un sector perturbado de la
ladera adyacente (W en la Fig. 11.9). Algunas han sido levantadas
unos pocos metros, pero más como resultado de la presión directa
de los bloques adyacentes con los que el pilar está en contacto físi-
co, al contario que el pilar cuyos bordes están separados de las
pareces adyacentes.

En muchas zonas, las crestas de las formas en A están alineadas (Fig.


11.1 1a y b), pero en otras su orientación varía, estando en algunos
casos alineadas unas en dirección normal a las otras en lugares
adyacentes (Fig. 11.11 c). Las fracturas terminales y crestales típicas
de las formas angulares no están continuamente presentes en las
ampollas (o blisters), formados por lajas o láminas arqueadas, con
un espesor habitualmente entre 1-2 cm. Existe toda una seriación
de formas entre las lajas finas que suenan a hueco cuando se gol-
pean, a las lajas arqueadas que carecen de las fracturas crestales,
arcos con fracturas incompletas o discontínuas, y finalmente, las for-
mas en A. Muchas formas en A aparecen en posiciones a media
ladera, mientras que los arcos se encuentran en esa posición y ade-
más en las zonas de cresta de las colinas. Las lajas arqueadas son for-
mas comunes en las reg iones tropica les. En Cash Hill, en el Noroeste
de la Penínula de Eyre, apareció una forma en A al limpiar el residual
del regolito que lo cubría sugiriendo esto que se pueden formar
bajo tierra inmediatas a la cubierta regolítica (Fig. 11.12).

Las medidas de las formas en A realizadas en varios puntos del


Norte de la Península de Eyre sugieren que, si, como creemos cier-
to, las lajas levantadas actuales que constituyen las formas en A fue-
ron originalmente parte de una ladera suave, sus longitudes actua-
les combinadas deberían en muchos casos exceder al espacio que
ellas rellenaban originalmente en un 3-4%. Una en las Lightburn
Rocks sugiere una contracción de la superficie de la colina en un
5%. Por otra parte algunas medidas en The Granites cerca de Mount
Magnet en Western Australia, implica una contracción de tan sólo
un 1%.

Muchas formas en A son anteriores a la ocupación humana o al


menos al reg istro (oral o escrito) de los acontecimientos, pero algu-
nas se han formado recientemente. Es el caso de una formada en
Wudinna Hill, entre febrero y mayo de 1985 (Fig. 11 .9 y Fig. 11 .13a),
y de dos más que se han desarrollado en la cercana Quarry Hill. La
primera como una compleja serie de pliegues consecuencia de una
voladura a principios de 1993, la otra sobre una superficie descu-
bierta a principios de 1995 (Fig. 11.13b y c).

342
Capítulo 11 Bloques y Lajas Hendidas y Fragmentadas

(11) LAJAS IMBRICADAS

A media ladera en el lado noroeste de Wudinna Hill hay una laja


imbricada compuesta por una placa de granito cuyo extremo
superior está levantado y se superpone unos 300 mm (Fig. 11.14).
Los dos bordes irregulares de la laja levantada y de la que está deba-
jo se disponen aproximadamente normales a la superficie y coi nci-
den perfectamente, sugiriendo que una vez estuvieron adosados.

(111) LAJAS DESPLAZADAS

n uizás el ejemplo más espectacu lar de una laja desplazada está


V en Little Wudinna Hill, cerca de Wudinna, en el noroeste de la
Península de Eyre donde una placa triangular de unos 41 O mm de
grosor y 9 metros de largo se ha deslizado unos 8,5 m ladera abajo
sobre una superficie de 16° de pendiente, yendo a parar contra la
parte más inclinada de la pared zapada de la colina (Fig. 11.1 5a). El
hueco triangular de donde procede la laja aún p uede ser reconoci-
do. Varias de las lajas que bordean el hueco presentan un contorno
en zig-zag en planta debido al desarrollo de fracturas frág iles debi-
das a tensión (Fig. 11.1 5b). Varias lajas más, similares se disponen
amontonadas por debajo de la laja triangu lar. Por encima del hueco
dejado por las laj as movidas, varias de las lajas de roca han desliza-
do unos centímet ros talud abajo. Sin embargo un conju nto de for-
mas en A (X) se ha desarrollado unos 20 m talud arriba del mayor
deslizamiento y no está asociado con ningún movimient o ta lud
abajo (Fig. 11.16). El levantamiento de las lajas de la fo rma en A ha
causado perturbaciones en los laterales; en particular algunas lajas,
que han sido empujadas a los lados, y en un caso afectando a la aca-
naladura que define la ladera en su extremo Sur (Fig. 11 .16). Y en la
cercana Wudinna Hill, una laja de aproximadamente 5.4 m por 7.5
m y de 320-530 mm de espesor se ha movido tal ud abajo 230-260
mm sobre unos 19° de inclinación y un deslizamiento similar es
puesto de manifiesto en una de Kulgera Hills, Northern Terrritory
(Fig. 11.17a y b). No se han mencionado la existencia de bloques
desplazados en m uchos otros sitios (e.g., Fig. 11. l 7c).

Las laj as desplazadas son formas anómalas debido a que hay más
ejemplos de bolos y bloques colgados p recariamente sobre taludes
más pendientes q ue aquellos en los q ue el deslizamiento de las
lajas haya tenido lugar. La inclinación y rugosidad de las superficies
en contacto es crucial, pero en un material como el granito es del
orden de 30°. Así, en Pildappa Hill hay g randes bloques subangulo-
sos definidos por fracturas y con más de un metro de diámet ro
situados sobre pendientes entre 24° y 26° (Fig. 11.18). Aunque los
ta ludes sobre los q ue se apoyan son mas pendientes que aquellos
por debajo de los que la laja triang ular de Little Wudinna Hill ha des-

343
Formas y Paisajes Graniticos

lizado, y aunque el granito tiene el mismo grado de rugosidad, los


bloques que se sitúan sobre ellos son estables. La razón es que, aun-
que en general los taludes sobre roca granítica parecen suaves, a
escala de detalle, tanto éstos como los bloques que los recubren
son rugosos o picoteados. Un microrelieve de unos pocos milíme-
t ros se ha desarrollado y aún lubricados por el agua, el rozamiento
inhibe el deslizamiento en estos taludes. Sin embargo algunas lajas
se han movido claramente por gravedad sobre los ta ludes que aun
son menos pendientes que aquellos sobre los que los bloques se
mantienen estables.

(IV) CAOS

B loques desplazados, ordenados caóticamente se han mencio-


nado en varios sitios asociados con formas en A, como por
ejemplo en el lado oeste de Wudinna Hill (Z en la Fig. 11.9), en
Quarry Hill, cerca de Wudinna, Península de Eyre, South Australi, (Fig.
11.19), y sobre una colina baja justo al Norte de Paynes Find,
Western Australia. En parte, estos casos se deben al colapso de for-
mas en A, aunque esto no sirve como una explicación completa y
se necesita recurrir para entenderlo a sacudidas, perturbaciones y
desplazamientos de lajas de roca previas.

(v) CUÑAS

uñas de sección transversal triangular son bastante comunes y


C están bien desarrolladas en las partes bajas de las estructuras
de exfoliación. Las cuñas no son, por supuesto, lajas, pero es conve-
niente hablar sobre ellas en éste capítulo junto a los otros tipos de
formas dislocadas.

Algunas cuñas han sido desp lazadas lateralmente pero otras per-
manecen "in situ" (Figs. 2.9d y 11.20). Las cuñas verticales se deben
a la compresión y ruptura y al desplazamiento vertical de "astillas o
esquirlas· de roca, con una sección transversal triangular y que se
ca racterizan por su disposición marginal con respecto a otras frac-
turas y en especial a las fracturas del sistema ortogonal. Varios casos
de reciente formación, se han representado proyectadas en los flan-
cos de Wudinna Hill, Eyre Península, South Australia (W en la Fig.
11.9; ver también Fig. 11 .1O).

(VI) ORIGEN DE LAS FORMAS

A lgunas lajas desplazadas y formas en A se han atribuido al calor


por insolación y a la descarga consecuente a la erosión.
También pueden explicarse en términos de ruptura según desliza-
miento, talud abajo, e impacto contra una superficie o bloque ina-

344
C~pítulo 11: Bloques y Lajas Hendidos y Fragmentados
- -- - - - - -

movibles, o a una perturbación producida por alteración de la roca


encajante o por las raíces de los árboles.

Formas en lazo, desarrolladas en areniscas e idénticas a las formas


en A descritas anteriormente, en la zona de Wyoming, E.E.U.U., se
han atribuido a la insolación. Pero el calor del sol puede ser descar-
tado como la causa de las formas en A y las otras formas considera-
das aquí, dado que la insolación justificaría un hecho revers ible,
mientras que las formas en A representan un cambio irreversible en
el volumen del granito implicado. Un desplazamiento tal por
calor(expansión) o enfriamiento (contracción) es conceb ib le que se
pueda realizar temporalmente, pero no que la deformacion sea per-
manente. En efecto, si la insolación fuera la causa responsable de las
formas en A, éstas deberían de situarse preferencialmente en zonas
soleadas, como crestas o laderas Oeste, pero no se ha constatado
una distribución de este tipo. El calor, intenso aunque efímero cau-
sado por un fuego forestal, de matorral o de monte bajo induda-
blemente causa la descamación y el astillamiento de las superficies
rocosas expuestas. Pero las superficies rocosas sobre las que se han
desarrollado formas en A carecen de vegetación, de manera que no
hay allí combustible para el fuego. Igualmente los descascarilla-
mientos producidos por calentamientos de ese tipo son típicamen-
te más finos y menos regulares que las lajas que orig inan las formas
en A siempre más gruesas. Además, hay algunos datos que sugie-
ren que las formas en A se inician subsuperficialmente aunque
fu era del ámbito de la insolación o los incendios foresta les.

Si fueran debidas a la descompresión (ver Capítulo 2) sus crestas


deberían estar alineadas paralelas a la inclinación de la superficie
sobre la que aparecen, mientras que, en muchos casos ellas mues-
tran una orientación preferente relacionada geométricamente con
las pautas tectónicas regionales (Fig. 11.11 ).

La sugerencia de que las formas en A son una manifestación de la


liberación de presión consecuente con la descarga erosiva no expli-
ca porqué las formas en A angulares se desarrollan típicamente a
media ladera, y no es coherente con la supervivencia de las masas
de granito sobre las que se desarrollan, y que han resistido la mete-
orización y la erosión debido a que son masivas, monolíticas y están
a comp resión. Dos de las tres formas en A de origen reciente que se
han señalado en el distrito de Wudinna, Península de Eyre, South
Australia, se han formado sin la ayuda de la erosión, fuera ésta de
o rigen natural o artificial, mientras que la tercera lo ha sido sobre
una superficie de reciente exposición por remoción de aproxima-
damente un metro de grus.

Formas en A y formas asociadas tiene una edad claramente recien-


te, aunque se desarrollen sobre soportes rocosos con edades clara-

345
Formas y Paisajes Graníticos

mente más antiguas, lo que es poco coherente, ya que, si se debie-


ran a la liberación de presión, el cortejo de formas menores debería
haberse formado tan pronto como la roca soporte se hubiera deli-
neado por alteración subsuperficial diferencial, hace por tanto
mucho tiempo.

La sugerencia de que, las raíces de los árboles han levantado lajas


de roca, durante su crecimiento y engrosamiento, es evidente en
muchos casos. Los desplazamientos vertica les de las lajas graníticas
que han tenido lugar en un caso en Wudinna Hill pero no se ha pro-
ducido un desplazamiento lateral, son irregulares, y presumible-
mente las lajas volverán a, o al menos cerca de, sus posiciones ori-
ginales una vez que los árboles mueran y se pudran.

Si las formas en A se debieran al impacto entre masas que sigue a


un deslizamiento, no deberían existir huecos cuando se restituye,
talud arriba, las lajas a su posición original desde la situación actual
de la forma en A. Pero no hay tales huecos asociados con las formas
en A (ver, por ejemplo Fig. 11.9). Recíprocamente, cuando tienen
lugar deslizamientos no hay formas en A asociadas. Las lajas desli-
zadas y las formas en A pueden deberse a la misma causa, pero no
están relacionadas genéticamente.

Alguna alteración rocosa causa expansión y podría ser argüido q ue


tal expansión puede servir para la génesis de formas en A.
Ciertamente, algunos de los granitos donde se desarrollan bien las
formas en A, como por ejemplo en Mt, Magnet, Western Australia,
Kulgera, Northern Territory y Aughrabies, Namibia están impregna-
dos en Fe, Mn y Si, pero muchas otras formas en A se han desarro-
llado en granito esencialmente fresco. Sin embargo, en la disolución
de la caliza (roca en la que se desarrollan también formas en A, ver
Capítulo 12), vemos difícil que lo que se produzca sea un aumento
de volumen.

El caso de las lajas imbricadas no puede ser explicado como debi-


das a deslizamiento, pues el inferior de los dos componentes desli-
zados se dispone sobre el superior y no a la inversa, como debería
ser el caso si hubiera tenido lugar un movimiento talud abajo.
Además, no existen huecos en ambos extremos, inferior y superior,
de las dos lajas implicadas. El caso puede ser una forma en A colap-
sada, pero el colapso no ha sido causado por la atrición de la roca
cerca de la primitiva fractura cresta!, debido a que los dos extremos
opuestos de la laja coinciden perfectamente y la roca no muestra
signos de meteorización excesiva. Si una forma en A, colapsa con la
laja que cae ta lud abajo situada por encima de la laja que está en la
parte alta del talud, esto debe de haberlo causado algún aconteci-
miento catastrófico. Una imbricación similar ocurre en la media
ladera orientada hacia el noroeste de la cercana Little Wudin na Hill.

346
Capitulo 11: Bloques y Lajas Hendidas y Fragmenradas

tsta ahora se sobrepone a la laja adyacente en unos 15 cm, y otro


fragmento aplanado se ha deslizado por debajo de la laja levanta-
da. Que las lajas deslizadas (y las formas en A asociadas estan rela-
cionadas con la sacudida viene sugerido por una forma en A locali-
zada en lo alto de la ladera Este de Wudinna Hill. Aquí, el ordena-
m iento original de las lajas no se puede reconstruir aunque los efec-
tos debidos a la expansión se eliminaran, puesto que, una tercera
laja, inicialmente localizada justamente ta lud arriba ha deslizado
dentro de la cavidad formada por las dos lajas levantadas de la
forma en A.

Por otra parte se sabe que muchas zonas del Mundo están en una
comp resión sustancial. Los seísmos y los temblores de tierra son
ubícuos. Y a ellos se asocian pertu rbaciones espectaculares. De esta
forma, grandes bloques que inicialmente se encontraban encaja-
dos en el regalito, pero en contacto con otros bloques residuales, y
situados por debajo de la superficie terrestre, fueron expulsados y
movidos lateralmente hasta unos 40 cm durante el terremoto de
Kobe/Mont e Rokka, en Enero de 1995 (H. lkeda, comunicación per-
sonal, Diciembre de 1995). Se sabe que la aceleración horizontal de
las ondas compresivas (P) asociada a los grandes seísmos es capaz
de plegar los pavimentos art ificiales, y que las ondas de choque
generadas por las voladuras en las canteras originan formas en A y
otros tipos de perturbaciones. Se ha señalado la aparición de un
arqueamiento similar contemporáneo asociado a las voladuras de
roca en una cantera granítica en Tocumweal, New South Wales. Una
vez más, en la cantera de Mariz cerca de Guitiriz, Galicia, los dos
tipos de cuñas horizontales y verticales, así como pequeños domos
de gran radio puede verse como se han desarrollado en asociación
con estructuras compresivas o que indican acortamiento (ver
Capítulo 2 y Fig 2.9).

En Mount Magnet se ha reconocido una forma en A en asociación


con la dislocación de una falla (Fig.11.12). Otro tipo de prueba que
apoya el papel de los esfuerzos compresivos y que es difícil de refu-
tar, se refiere al desarrollo percibido durante la explotación de una
cantera de caliza paleozoica en Ontario. Coates ha descrito que el
suelo se rompió y levantó, formándose una forma en A, cuya cresta
se situó 2.4 m más alta de lo que originalmente estaba y que afec-
tó a rocas situadas a ambos lados de la fractura cresta! hasta a 15 m
de distancia.

Los cálculos realizados demuestran que la liberación de presión no


pued e justificar cuantitativamente este levantamiento, que d ebe
ser atribuido a esfuerzos horizontales en la propia caliza. Las formas
descritas en esta sección se explican fácilmente como asociadas a
la liberación de esfuerzos compresivos, particularmente si cualquier
tensión res idual debida a los movimientos de la Tierra fuera efíme-

347
Formas y Paisajes Granít_ico
_s_ _
- -- - --- - - - -- -- - -- - -
ra, pero que alcanzó niveles críticos durante un episodio sísmico. La
componente horizontal del seísmo juega un papel importante en la
iniciación de deslizamientos de tierra, y en términos generales, la
liberación repentina de la energía de deformación en la roca resul-
ta en un campo de altas tensiones horizontales que induciría
ambos efectos: rotura en la superficie de la roca y un agitamiento
suficiente para producir inestabilidad.

Una explicación de ese t ipo sirve para entender los distintos resul-
tados en el desarrollo de las formas en A, y la preferente localización
de éstas y otras formas descritas aquí en situaciones de media lade-
ra donde los esfuerzos son mayores sobre la superficie convexa
arqueada. Las va riaciones en la orientación de las crestas pueden
ser explicadas en términos de ora, pares de cizalla, ora períodos de
actuación de esfuerzos independientes actuando en distintas direc-
ciones. Formas arqueadas y angulares son en estos términos todo
un "continuum''. Dado que la superficie libre inmediata del granito
está subdividida en láminas (esto es, dividida por las juntas de des-
camación y las discontinuidades ondulantes), la presión lateral
puede resultar en un arqueamiento de la roca. Una ulterior com-
presión podría causar que se desarrollara una fractura crestal y aún
a mayores presiones las fracturas marginales. Alternativamente las
formas en A evolucionarían durante un ún ico proceso compresivo.

Los cálculos de la fricción interna entre las lajas implicadas sugieren


que las formas en A son precariamente estables bajo las influencias
de la gravedad, de la presión intersticial y que un aumento en la
tensión horizontal tal como el generado por los terremotos y tem-
blores que podrían causar inestabilidad e incurvamiento.

Si las formas se relacionan con un acontecimiento catastrófico o


acontecimientos como los terremotos o temblores, las cuñas trian-
gulares se podrían explicar en términos de un repentino, posible-
mente breve, aumento en los esfuerzos compresivos resultando en
un movimiento diferencial a lo largo de las superficies de descama-
ción, y un arrastre friccional, fractura y dislocación sobre el plano de
descamación expuesto, en gran parte como un deslizamiento
según los planos de descamación durante el plegamiento que
puede producir recristalizaciones, slickensides, etc. La agitación
resultante debería servir para explicar las dos cosas como la resis-
tencia al rozamiento y la inercia pueden har sido sobrepasadas,
como aparece implícito en las lajas deslizadas. El aumento de la
compresión horizontal debería también servir para explicar el
arqueamiento y la expansión implícitas en la generación de formas
en A Es notable que en Lightburn Rocks, en el Este del Great
Victoria Desert de South Australia, donde las formas en A están bien
desarrolladas, se hayan desarrollado, también recientemente, frac-
turas, incluyéndose algunas dislocaciones en la vertical entre lajas

348
Capítulo 11. Bloques y Lajas Hendidos y Fragmentados

yuxtapuestas. Igualmente el conjunto de fo rmas discutido aquí está


bien desarrol lado en el Norte de la Península de Eyre, en una zona
limitada por fallas y conocida por ser sísmica mente activa. El recien-
temente fa llecido D.J. Sutton comunicó que un pequeño sismógra-
fo portátil situado en Mt Wudinna durante 12 horas hacia fina les de
1975 registró dos movimientos sísmicos en un corto período de
tiempo. Las lajas desplazadas en Quarry Hill se debieron a una vola-
dura, un terremoto artificial en miniatura.

(VII) RELACIÓN ENTRE LAS FORMAS EN A Y LAS CRESTAS DE


PRESIÓN

Las formas en A desarrolladas en arenisca, en Wyoming, y dibuja-


das por Scott, forman una cresta alargada, y se plantea la pre-
gunta de cual es la relación entre las formas en A y las crestas de
presión desarrolladas a lo largo de las trazas de las fa llas, tales como
la de la Falla de San Andrés en California. En concreto las formas en
A y de crestas lineares descritas en el Sur de Ontario y en el lecho
del Lago Ontario. ¿Son comparables?. En términos generales las dos
parecen deberse a presiones tectónicas, pero, primero, si se juzga
por los dibujos de las que se formaron en tierra en el Este de
Canadá, las crestas que se desarrollaron allí no están perforadas,
pero se componen de estratos empujados uno contra el otro y
levantados con algunos indicios de una estructura tipo horst a
pequeña escala; y además se desarrollan a lo largo de una longitud
considerable según la traza de la fa lla, presumiblemente hasta
donde el esfuerzo compresivo sea suficiente como para romper los
estratos. Segundo, las crestas lineares se deben a la presión directa
de un bloque contra el otro, como ocurre con las cuñas verticales
proyectadas sobre uno de los flancos de Wudinn Hill y señaladas en
la Fig. 11.9. En las formas en A, por otra parte, las presiones respon-
sables del plegamiento o incurvamiento son transmitidas y afectan
a la roca solamente en el caso de que existan situaciones favorables,
principalmente en el caso de laminaciones próximas a la superficie
externa del macizo rocoso. La diferencia puede ser expresada en
relación con el pilar rocoso o la forma en A alargada que se dibuja
en la Fig. 10.1O. Se puede interpretar que éste o bien ha sido expul-
sado por la presión directa de los bloques adyacentes (como ocu-
rre con las cuñas proyectadas en la Fig. 11.9); o, y ésta es la interpre-
tación que se apoya aq uí, se ha levantado por la presión normal al
pilar impuesta en cada uno de sus extremos.

349
Formas y Paisajes Graníticos

(O) ROTURAS POLIGONALES

(1) DESCRIPCIÓN

L as roturas poligonales o la meteorización poligonal son conj un-


tos de fracturas que aparecen sobre muchas superficies graníti-
cas. Se han denominado hieroglifos (Fig. 11.23a). Algunas se locali-
zan sobre las superficies convexas de algunos b loques y presentan
una distribución radial (Fig. l l .23b).Sin embargo más común y fre-
cuentemente, estas roturas aparecen con ordenamientos diferentes
y regularmente repetidos. Roturas o meteorización poligonal es un
modelo de fracturación, algunas de las cuales tienen, a lo sumo 5
cm de largo, desarrolladas sobre una o varias lajas de descamación
que afectan a una roca: no se extienden más de unos pocos centí-
metros por debajo de la superficie de bolos, bloques o plataformas.
Forman retículos con motivos ortogonales, romboidales o, en gene-
ral, poligonales (aunque algunos puedan ser irregulares como un
rompecabezas) y definen p lacas delgadas (Fig. 11 .24). Pueden dis-
tinguirse diferentes etapas en el desarrollo de estas fracturas Las
fracturas juveniles son estrechas y lineales, y sus bordes atraviesan
los cristales individuales. Y en una etapa más avanzada, sus dimen-
siones se amplían por meteorización y los contornos se hacen más
irregulares debido a la d iferente resistencia de los cristales a la ero-
sión. Esto se manifiesta de un modo particular en el caso del cuar-
zo. Las placas poligonales varían en diámetro entre 2 cm y 24 cm,
con la media y moda en cuanto a dimensiones desplazadas hacia el
extremo superior del conjunto. Algunas de ellas están ligeramente
curvadas o son convexas hacia arriba con respecto a la superficie de
la roca que las acoge. En las desarrolladas sobre bloques en
Tcharkuldu Hill, Península de Eyre, South Australia y en The Granites,
cerca de Mt Magnet, Western Austral ia, algunas de las delgadas pla-
cas han desaparecido o bien han caído, de manera que al menos
t res niveles, cada uno de ellos con su red de polígonos desarrolla-
dos, están expuestos en superficie. Aquí el contraste entre las g rie-
tas juveniles más estrechas, situadas en las capas más inferiores
contrasta con el aspecto de las grietas más evolucionadas y anchas
perceptibles en las capas más externas.

Los granitos en los que se d esarrollan mejor y más habitualmente,


las roturas poligonales son los equigranulares y los de grano medio
aunque se han descrito casos desarrollados sobre rocas aplíticas de
grano fino. Así, el granito de Tcharkuldu Hill, en donde las roturas
poligonales están muy abundantemente desarrolladas, es de este
tipo. Recíp rocamente, cuando el g ranito es porfídico, como por
ejemplo en el caso de Wudinna Hill, no se han observado roturas
poligonales. Este tipo de formas se demuestra que se manifiestan
en el mismo frente de alteración. Generalmente, aunque no sea un

350
Capít ulo 11: Bloques y l ajas Hendidas y Fragmentadas
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

hecho universal, las roturas poligonales se asocian a fuertes endu-


recimientos superficiales de óxido de hierro, óxido de manganeso y,
posiblemente sílice. Esta asociación es obvia en localidades con
desarrollos de roturas poligonales tan notables como en el caso de
Tcharkulda Hill en el Noroeste de la Península de Eyre, South
Australia en The Granites, cerca de Mount Magnet, Western
Austral ia, y en los Augrab ies, en el Sur de Namibia.

(11) INTERPRETACIONES PREVIAS

L as rot uras poligonales, aún estando ampliamente distribuidas y


habiendo sido descritas con frecuencia, no han recibido hasta
ahora la atención que merecen en la literatura geomorfológica, si
bien se han atribuido a distintos agentes y mecanismos. Johnson
piensa que las roturas poligonales se deben a la insolación y a la
alteración química. Si la insolación (o los incendios forestales), han
jugado algún papel en la formación de las g rietas poligonales, est o
se debería poner de manifiesto, especialmente, en los t ipos de
superficies rocosas con más frecuencia expuestos a esta insolación:
(en el Hemisferio Sur al Norte y al Oeste) como son los b loques o
bolos residuales y las partes superiores de los macizos rocosos
expuestos al sol. Pero esto no es así. Sin embargo hay pruebas de
que se desarrollan en núcleos resid uales por debajo de la superficie
terrestre y hasta una profundidad que está mucho más alla de la
alcanzada por los cambios en la temperatura (Fig. 11.25).

Leonard consideró que las roturas poligonales estaban re lacionadas


con la formación de las juntas (ortogonales), y aunque esta explica-
ción es adecuada para las roturas poligonales relacionadas con los
conj untos poligonales desarrollados sobre planos estruct urales, no
puede ser aplicada a los numerosos casos de roturas poligonales
desarrollados sobre superficies debidas a la meteorización o la ero-
sión. Netoff piensa que las roturas poligonales desarrolladas sobre
areniscas en Colorado se deben a la contracción producida por la
desecación de la roca local que contiene esmectita, y esto que
puede ser válido para un caso particula r donde exista ese tipo de
arcilla no parece tratarse de un factor esencial para la formación de
roturas poligonales. Sosman, por otra parte, concluye que las tales
roturas poligonales se deben a la expansión de la capa más externa
de la roca. Schulke identifica dos t ipos de rot uras. Las que aparecen
en zonas litorales las atribuye a la meteorización de lo que el llama
planos de discontinuidad, (o juntas) "exhumadas" con las que se
asocian venas de cuarzo. Sin embargo, ni explica el porqué de los
modelos de fracturación que se producen ni da prueba alguna de
la llamada "exhumación''. De cua lquier forma, las venas de cuarzo no
están necesariamente o ni siq uiera comúnmente asociadas a las
roturas poligonales, bien sea en zonas costeras, bien en zonas con-

351
Formas y Paisajes Graníticos
----~

tinentales. El tipo "continental" descrito por Schulke se relaciona


con la aparición de costras de endurecimiento y de su desecación y
fracturación poligonal como resultado de la insolación. Williams y
Robinson son partidarios también del desarrollo de roturas poligo-
nales sobre superficies encostradas o sobre las que se han desarro-
llado costras de endurecimiento. La asociación de este tipo de for-
mas menores con superficies endurecidas, es real como ya se ha
argumentado antes, aunque la rotura no se relacione probable-
mente con la insolación y el encostramiento pueda haberse desa-
rrollado por debajo de la superficie de la tierra, en el frente de alte-
ración.

(111) PRUEBAS

unque todos los detalles de la fragmentación poligonal requie-


A re su explicación, algunos de sus rasgos son especialmente
característicos y diagnósticos. Por ejemplo, que la fragmentación
poligonal desarrollada sobre un bloque o una plataforma rocosa
está frecuentemente restringida a la capa más externa, aunque
también pueda estar presente en cada una de las varias hojas con-
céntricas o superpuestas (sucesivas). Las placas están en todos los
sitios "in situ" : sin embargo se han visto placas descabaladas o caí-
das, como ocurriría en el caso de que hubieran intervenido en su
desarrollo socavación o compresión.

La fracturación poligonal no se distribuye regularmente. Aún cuan-


do pueden encontrarse ejemplos en muchos sitios los casos más
prolíficos y bien desarrollados se reducen a lugares muy concretos.
Así, en el Noroeste de la Península de Eyre, South Aust ralia, se pue-
den encontrar ejemplos en muchos de sus afloramientos graníticos,
así como también se han descrito buenos ejemplos en las platafor-
mas dominantes de Corrobinnie Hill y Wallala Hill, pero es sin
embargo en Tcharkuldu Hill, cerca de Minnipa, en el Noroeste de la
Península de Eyre de donde la fracturación poligonal está abun-
dantemente desarrollada y preservada, no sólo sobre la plataforma
y en los grandes bloques residuales, sino también sobre planos
estructurales. Los puntos más críticos, sin embargo, son, primero,
que el descascarillamiento o descamación esté tan bien desarrolla-
do en la periferia de algunos bloques, y que las escamas formadas
así sean la base de las eventuales placas de contorno poligonal.
Segundo, que la meteorización produzca concentración de minera-
les en el frente de alteración. Tercero, que la fracturación poligonal
se pueda desarrollar por debajo d e la superficie de la tierra (Fig.
11.25), y cuarto, que !os patrones ortogonales de fract uración se
asocien con planos de falla, zonas de cizalla y con superficies incur-
vadas por efectos tectónicos (Fig. 11.26).

352
Capítulo 11: Bloques y lajas Hendidos y Frogmencodos

(IV) EXPLICACIONES

L a fragmentación poligonal puede ser clasificada según dos tipos


de morfológicos, cada uno de ellos con distinto origen. En pri-
mer lugar están los conjuntos de g rietas, esencialmente ortogona-
les que se desarrollan sobre planos, suavemente arqueados, u
ondulados estructurales que son casi con total seguridad p lanos de
dislocación. Se deben a cizallas. En segundo lugar están aquellos
modelos de roturas poligonales que definen unidades de 5 ó 6
lados, que se desarrollan o conservan sobre superficies debidas a la
meteorización y erosión, y que coinciden típicamente con bloques
o plataformas.

Las redes o modelos ortogonales de fracturación se asocian a


superficies alabeadas en granito o en arenisca/cuarcita. Una cizalla
según ese p lano poduciría, no sólo un sistema de fracturas conju-
gadas cuya bisectríz se dispondría paralelamente al plano sino toda
una zona de foliación también paralela a éste. Han existido movi-
mientos según este tipo de planos como lo prueban la deforma-
ción de la roca según ellos así como el pulido y estriado de estas
superficies y su recubrimiento por crista les, sobre todo de cuarzo,
de neoformación. La fracturación ortogonal también se ha descrito
asociada a superficies de falla, o a sills o diques de materiales mag-
máticos intruidos en cualquier tipo de roca caja (Fig. 11.26a). En
algunos sitios, por ejemplo en The Granites, cerca de Mount
Magnet (Western Austra lia), la fragmentación poligonal se desarro-
lla sobre b loques con descamación en hojas de cebolla en las suce-
sivas capas de más externa a más interna, aunque en otros casos se
reduce tan solo a la más externa (Fig. 11.27). En Cassia City of Rocks,
ldaho, la tal superficie es ondulada (alabeada), y el desarrollo de la
rotura poligonal no es continua sino en parches, reflejando posib le-
mente el contacto discontínuo y la fricción desarrollada entre las
dos paredes opuestas del plano de cizalla.

Las roturas poligonales debidas a la tensión que se asocia al tecto-


nismo y que es consecuente con cambios (principalmente estira-
mientos) en la geometría p lanar de un macizo rocoso tiene buenos
ejemplos en las canteras de Mariz, Guitiriz, Galicia, donde un siste-
ma ortogonal d e fracturación se ha desarrollado en la parte alta de
un domo cristalino de granito (Fig. 11.26b).

Refiriéndonos ahora al segundo tipo de rotu ras poligonales éstas se


desarrollan bien sobre bloques y plataformas rocosas, es decir sobre
superficies que coinciden con frentes de alteración. Así, en
Tcharkuldu Hill yThe Granites esas formas están bien rep resentadas
sobre los grandes bloques residuales, aunque, en ambos lugares
también se asocian a las superficies de rotu ras planares. En
Tcha rkuldu Hill, Wal lala Hill y Corrobinnie Hill, todas estas localida-

353
Formas y Paisajes Graníticos

des situadas en el Norte de la península de Eyre, South Australia, la


fragmentación poligonal está bien desarrollada en las superficies
culminantes.

Puede sugerirse que el calor de la insolación podría causar la expan-


sión y la rotura. Las superficies rocosas expuestas al aire alcanzan
elevadas temperaturas como resultado del calentamiento por inso-
lación. Se han registrado temperaturas en las superficies rocosas
por encima de los S0° Celsius en el desierto egipcio, y aún mayores
(más de 80° Celsius en algún caso), sobre suelos de Africa ecuato-
rial, pero no existen pruebas de que los ciclos normales de calenta-
miento y enfriamiento puedan por sí mismos causar la rotura de la
roca o su fragmentación, aún en los casos de que se asocie al pro-
ceso un rápido enfriamiento por tormentas lluviosas en el desierto.
Puede ser que las zonas más superficiales se expandan bajo la
influencia del calor por insolación y que las tensiones causadas por
el rápido enfriamiento induzcan la fracturación de alguna escama
aislada, pero nada más.

Si un rápido enfriamiento como ese fuera el responsable de las


roturas poligonales, sin embargo, las fracturas deberían aparecer
con mayor frecuencia en las partes superiores de bloques o insel-
bergs. Es lo que ocurre sobre plataformas como Corrobinnie Hill,
Tcharkuldu Hill y Wallala Hill, en la Península de Eyre, South Australia,
pero también son igual de frecuentes y tan bien desarrolladas en las
paredes de los grandes bloques residuales y también están repre-
sentadas en las zonas en extraplomo de estas formas.

Una expansión causada por el calor de un efímero, pero intenso


incendio forestal, podría, en teoría, causar la expansión y la rotura de
las capas más externas de la roca. Finas escamas de roca se arque-
an y separan de las masas rocosas cuando éstas están sometidas a
un intenso calentamiento, y es concebible que para el caso de esas
delgadas lajas las tensiones radiales introducidas por el calor pue-
dan resultar en el desarrollo de fracturas tangenciales.

Sin embargo los datos de campo permiten argumentar contra la


idea de que tal intenso calentamiento juegue algún papel en el
desarrollo de las roturas poligonales. Por otra parte, en los incendios
forestales se producen mejor pequeñas escamas discontínuas, más
que grandes lajas que formen enlosados poligonales. Asimismo,
amplias zonas del norte de Australia y del norte y sur de Africa, por
ejemplo son deliberada y sistemáticamente quemadas cada año, o
casi, y si los fuegos tuvieran alguna parte en el desarrollo de las rotu-
ras poligonales estas deberían ser más frecuentes en esas zonas.
Aunque están representadas no lo son de una manera notable.
También ocurre que no se han descrito en áreas inicialmente bos-
cosas como Dartmoor, que debieron sufrir algún incendio. Una vez

354
Capítulo 11: Bloques y Lajas Hendidas y Fragmenradas
- - - - -

más hay razones que sugieren que las roturas poligonales se inician
por debajo de la superficie. Y si esto es así, los incendios forestales y
cualquier otra forma de rotura por calentamiento debe ser descar-
tada como el origen de las roturas poligonales.

Varias observaciones y argumentos sugieren que un tipo de roturas


poligonales se inicia por debajo de la superficie terrestre, en el fren-
te de alteración apoyado por los procesos físico-químicos asociados
a éste. Se han podido observar ejemplos de roturas poligonales
desarrollados sobre bolos residuales, que al fin y al cabo son peque-
ñas partes de lo que es un frente de alteración (ver Capítulo 5), en
los desmontes de la carretera recientemente expuestos (a princi-
pios de los sesenta) en las Snowy Mountains de New South Wales
(Fig.11.25). Son típicas de un frente de alteración las acumulaciones
de Fe, Mn y Si, que son elementos químicos habitualmente asocia-
dos a las rotu ras poligonales asociadas a bloques.

La acumulación de minerales en el frente de alteración debería cau-


sar un incremento de volumen, arqueamiento y fragmentación de
las placas así formadas en la forma rotura poligonal (Fig. 11.28). Esto
es válido para los casos observados en el campo, incluyendo el
arqueamiento de las placas, como en el caso de Tcharkulda Hill. La
repetición de una acumulación de este tipo y la expansión consi-
guiente causaría la rotura de las capas u hojas inferiores. La erosión
del regalito ocasionaría la exposición de la rotura poligonal y el
endurecimiento de la capa rica en minerales, al secarse ésta.

Con el tiempo, sin embargo, los endurecimientos se destruyen por


lavado, ya que hay diversos ejemplos de encostramientos antiguos
(cuya mayor edad se deduce por la mayor anchura de la fractura-
ción entre placas de la alteración poligonal), que han perdido colo-
ración y que de hecho han sido blanqueados, esto es son más cla-
ros que la roca fresca (Fig. 11.29). No es irracional pensar que los
m inerales manganesíferos y ferrug inosos, que son los componen-
tes principales de los encostramientos superficiales, sean solubles y
móviles, y que, por tanto, puedan ser lavados después de su expo-
sición en superficie. Esta interpretación viene apoyada por el hecho
de que las roturas poligonales son destruidas por la humedad del
suelo, ya que, por ejemplo, las excavaciones en The Granites, Mount
Magnet, Western Australia, demuestran que las roturas poligonales
bien desarrolladas en superficie desaparecen en los niveles inme-
diatos situados por debajo de ésta. Posiblemente la humedad del
suelo, rica en componentes orgánicos es excepcionalmente efi-
ciente para disolver los elementos que forman los encostramientos
o en la destrucción generalizada de la roca.

Finalmente conviene considerar la posibilidad de coincidencia flsi-


ca de los dos procesos: el edáfico y el tectónico asociados en el

355
Formasy Paisajes Graníticos

mismo sitio para dar origen al desarrollo de roturas poligonales y


que es, evidentemente el hecho más generalizado. En este caso la
alteración subedáfica aprovecharía los sistemas de discontinuida-
des previos para desarrollar un patrón de alteración que se limitaría
al volumen de roca afectado por la cizalla, y que desaparecería una
vez que la meteorización hubiera destruido toda la zona afectada.
En este tercer supuesto todas las particularidades del proceso de
génesis y evolución quedarían también perfectamente justificadas.
Un claro ejemplo es el caso antes citado de Mount Magnet, Western
Australia, donde el desarrollo generalizado de roturas poligonales
coincide no sólo con la base de una laterita, sino tambien con una
zona de cizalla subhorizontal donde los estiramientos de la roca
según estrechas bandas han ocasionado la formación de las rotu ras
poligonales del tipo tectónico.

356
Capítulo 11: Bloques y Lajas Hendidas y Fragmencadas

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Whitaker C.R., 1974. Split boulders. Australian Geographer 12, 562-563.

358
Capítulo 11_Bloques y Lajas Hendidas y Fragmentadas

FOTOGRAFÍAS

11 E
ILUSTRACIONES

(a)

(b)

l l_ l_ (a) Pequeño escarpe de faifa patrón de


fraauración, Sullivan Rock, Darling Ranges,
Western Australia (b) Pequeño escarpe de
faifa en domo rebajado, Pi/baro Oeste,
Western Australia. (e) Horst y graben delimi-
rados par pequeñoseswrpes de faifa, The
Granites, Mt Magnet, Western Australia_

To dip,dire ctton and inclilliltfOnl•I

-t- v•rlic al d4p


..JU_ downttllow. dl1K lion ana •mo11nt fcm1

(e)

359
Formas y Paisajes Graníticos

11.2. Bolos hendidos en (a) Devils Marbles, Northern Territory, (b) enel Monte Kosáusko,
New South Wales, presentando un hendido divergente de uno iniáal según el que se había
inyectado un sil/, (el en el dreo de "fampin (X), Malasia Oesre.

(a) ·,:; .

(b)

(e)

360
Capitulo 11: Bloques y Lajas Hendidas y Fragmentadas
~~~~~~~~

11.3. Rocas hendidos explotando patrones de


frocturoción latentes concordontes con el sis-
tema de fracturoción regional en (o) los
Pirineos de Andorra, (b) cerco de
Chozeirollettes, Sur del macizo Central,
Francia.

(b)

7l.4. Bolo con frocturoción secundario sin


explotar por lo alteración olo gravedad
Kokerbm Rock, Yilgorn sur. Western Australia.

(j)

(ij)

(jli)

17.5. Desarrollo sugerido paro los rocas hendidas.

361
Formas y Paisajes Graníticos
- - --
11.6. Bloques dislocados en (a) Devils
Marblrs, Northern Temrory, (b) y (e) en
Dartmoor, Suroesre de Inglaterra.

(a)

(b)

(e)

362
Capitulo 11: Bloques y Lajas Hendidas y Fragmenradas

(o)
B

-'~-
11.1. (o) Sm ión deuno formo
en A (b) Formo en Aen
Enchonted Rock, en Llano,
Texas Central.
AB+BC=AC+3-4%

(b)

(o)

(c) (b)

11.8 Gran formo en A(A-tent}, o medio


rofud en Wudmna Hill noroesre de lo
Península de Eyre. (o). visto general. (b)
de/afie, (c) Formo en Adelgada desarrolla-
da en un gneis granítico amedia ladero ol
Oeste de Carappee Hill Horre de Jo
Penfnsufo de Eyre, South Australia.

363
Formas y Paisajes GraníttCos
- - - - -- - - - - - - ---------

11.9. Plano de parte del /lafl(o


Oeste de Wud1nna Hifl mos-
rrondo la g1an forma en A(X)
de la Rg. 11.Bb, una nueYO
forma en A(Y), cuños vemca-
/es (W) y un dreo de caos (l).

~; :.-.

-· 1 t

11.10. Cuño vertical a forma en Aalargada


localizada en fa parte inferior del10/ud Oeste
de Wudinna Hill Península de fyre Sourh
Aus11al1a.

364
_ _ _ _ __ _ _ _ __c_apítulo 11: Bloques y Lajas Hendidas y Fragmenradas

11.11. Plano de Wudmna Hill Península de Eyre, Sou1h Austro/Ja, mostrando las grandes fraauras (a /rozo firme las pos-
/U/odas otrazo suave las cartografiadas), así como la localización de fas formas en Ay 01ros formas relacionadas. (b)
Proyección wn la orientación de las crestas formasen Ade dos zonasde la Península de Eyre y para el total de ésta. (c)
Plano de formasen Acon las crestas dispuestas ortogonalmente la una con respecto a fa otra en The graniles, Mount
Magnet, Western Australia. Véase la dislocación de la falla

N (c)

A·tent 1

- f ractures \
e -¡;- dip, direction and inclination Fl L y
...+- vertical d ip
Je.. downthrow, dirictlon and amount !cm)
-zone ot recrystallisallon
F f racture offset

m Wudinna Hill n· 9

(a) 1
J

(ji) Polda Rock n- 6


11.12. Pequeña forma en Aen cash Hill Noroeste de la Península de Eyre, fowlizadacerca
del límite superior del regalito y posiblemente comenzado su desarrolla bajo de una mayor
extensión del manto de derritus.

Ciii) Eyre Peninsula n- 25

-..........
...

(b)

365
Formas y Paisajes Graníticos
- -- - --

11.13. Formas en Ade recienre formación en (a) amedia ladero de la ver1ienre Oeste
de Wudmna Hill Noroes1e de la Península de Eyre, 5ou1h Aus1rol1a y formada haoo
finales de 1985 oprincipios de 1986, (b) Quarry Hill, cerco de Wudinno, noroste de lo
Península de Eyre Península: una formado aprincipios de 1993, y también (c) uno
formada al principio de 1995 sobre una superficie rocoso de la que, recientememe se
ha limpiado un meiro de regoli1a

·· ~ ' ~~ .. . . .
~-

- -·~ ..... .; · ·.,_

(a)

-.

{b)

11.14. lo¡as imbricadas en Wudinna Hill,


Noroeste de la Península de Eyre, South
Australia.

366
Capítulo 11: Bloques y Lajas Hendidas y Fragmentadas

(a)

11.15. (a)laja rriangulardeslila-


da en Lirrle Wudinna Hilf.
-=-- ·,tz~ Naroesre de la Península de Eyre,
- ~ ~-:. Solllh AuSlralia y (b) Fracruras
tensionales en el borde del espa-
cio dejado libre por el desliza-
miento de la laja trionguloi

(b)

11.16. Plano de lo ladero de Little Wudinna


Hill (11.15a}, mastrondo una !ojo rriangular
deslizada (T), una forma en A(X), y /ojo
desplazada lareralmente (Y).

367
Formas y Paisajes Graníticos
- --- - -

11.17. Lajasde5plazadas en (a) Wudinna


Hill Noroeste de la Península de Eyre. South
Aus1ralia (b) Kulgera Hills, Northern Territory,
Australia. (e) Bloquedeslizado, Kokerbin Hill,
en la porteSur del Yilgarn, Western
Austro/ta. ...~.

(b)
(a)

--= ~
.- . ,~--::"~;
,.._ • .

(e)

\ - ·-

.. '
- : - '.:.. ; ~J :..::-."~..:.- ;;;~-~
..

j~2:::::s~~
.. ... _
~~:~~ -~-
·- -~ ~~--_ ,.._ .
11.18. Lajas y bloques colgados en la pone superior
del talud de Pildappo Hill Noroes1e de la península

i:~t~~~,: de Eyre, Sauth Australia.

368
Capítulo 11· Bloques y Lajas Hendidas y Fragmencadas

1719. Caos de lajas delgadas sobre una


ladera en Quarry Ni//, cerca de Wud1nna,
Noroeste de la Península de Eyre, Sourh
h. - • • ~ :;"'o.
.. ~'!"" - ; - -..,,..~ · Australia.

.~:~2~-~-~-:~~~,~~ _-:'" - ~~

77.20. Cuñas horizontales "in siru;' en


Ucontif(hie Hil/, Noroeste de la Península de
Eyre, South Australia.

. - ....

· · .~A•

......_ '
-"J..•• _&·

11.2l. Forma en A(On una laja despla-


zada situada por debajo de aquella, en la
parre alta de la ladera Este de Wudinna
-· .~ _·.. . . ·· -·:- Hil/, Noroeste de la Península de Eyre,
- -- ·· ·. Sourh Australia.

-
17.22. Mecanismo sugendopara el movimiento de
un bloque durante el seísmo de Kobe-Monte Rokka,
en Enero de 1995.

369
Formas y Paisajes Graníticos

(o) 11.23. Hierogltfos sobre lo superficie graní11co de Doadening Hill.


cerco de Merredin, en elSudoeste de Western Austroflo. (b) Fraauros
radiales sobre un bloque de Corrobinnie Hill Noroeste de la Península
deEyre, South Australia.

1124. Roturas poligonales: (o) con pouón


(b) ortogonal en Buccleugh, cerco de
Johannesbourg, Suddfrica; (b) roturas poligona-
les sobreun bloqueen Tc/10rkulda Hi/I, Noroeste
delaPenínsula deEyre, South Australia, y (e)
sobre uno plataforma rocoso en Corrobinnie Hill
Noroeste de lo Península de Eyre, South
Australia.
(e)

•' .... ~·.

370
Capitulo 11: Bloques y l ajas Hendidas y Fragmenrados

71.25. Rowras poligonales desarrollados sobre


núcleos residuales aflorames en la rrinchera de una
carre1era realizada alpríncipio de los años 60 en
Snowy Moumains, New 5()(h Wales. 1960.

11.21. Roruras poligonales desarrolladas sobre varías


niveles de escamas en The Gramres, Mounr Magner,
Wesrern Ausrralia.

( j)

(ji)

11.29. Roruras poligonales donde exisre una gran


separación enrre placas y una decoloración en su
superfiáe, cerca de Neue 5m1rsdorp, Northern
11.28. Origen sugerído poro las roruras Transvoal, Suddfrica.
poligonales en la hipólesis de la acumula-
ción superficial de óxidos de Fe, Mn ySi
(indicada por puntas).

371
12

EL GRANITO Y SU ZONALIDAD
O AZONALIDAD CLIMÁTICA,
LITOLÓGICA Y ESTRUCTURAL.
EL CASO DEL CONTEXTO
COSTERO
12

EL GRANITO Y SU
ZONALIDAD O
AZONALIDAD CLIMÁTICA,
LITOLÓGICA Y
ESTRUCTURAL.
EL CASO DEL CONTEXTO
COSTERO

(A) INTRODUCCIÓN

_.r:. n geomorfología los términos zonalidad y azonalidad se usan


""t;.al referirse a la relación entre formas del terreno y clima pero
también con la litología y la estructura. Las fo rmas zonales son
aquellas que se restringen a una región climática en particular (o a
un especial tipo de roca o a un tipo de estructura). Por el contrario
las formas azonales son las que no t ienen ninguno de estos lím ites
en su distribución.

En los capítulos precedentes nos hemos referido a formas típicas de


los paisajes graníticos. Algunas de ellas se desarrollan mejor en
ambientes cl imáticos concretos, o sobre alguna otra litología espe-
cífica o, que ha sufrido alguna particular deformación, o simple-
mente, ninguna. Pocas formas graníticas son únicas, o siquiera
peculiares de ese tipo de roca, y pocas, si es que hay alguna, de las
formas graníticas se restringen a una única zona climática.

La estructura en cambio, es con mucho el más frecuente factor que


produce formas iguales o similares en distintos tipos de rocas. Las

375
Formas y Paisajes Graníticos
- - -- - - ---
q ue se denominan formas convergentes. Así, aunque se afirmó
alguna vez que los inselbergs son formas típicas de zonas áridas o
semiáridas, tropicales o subtropicales y que encontrarlas en altas
latitudes y en los trópicos húmedos es un argumento en favor del
cambio climático, no es así. Esta idea pierde poder de convicción
cuando se confirma que (Capítulo 6), muchos inselbergs son formas
de dos o más etapas iniciadas ya en el propio frente de alteración o
aún antes. En efecto, el regolito, y el agua subterránea somera, son
los responsables de la alteración diferencial de la roca controlada
por la estructura. Pero estos elementos formadores del paisaje son
ubícuos. Por ello el desarrollo de inselbergs es un resultado fre-
cuente en la superficie de la tierra y aún cuando se realice a distin-
ta velocidad según sea el clima o el entorno geodinámico, es decir
las condiciones que imperen en la parte más externa del regolito,
los resu ltados finales pueden ser muy similares. La meteorización
diferencial de la roca base produce que sus zonas o compartimen-
tos más débiles se conviertan en los puntos más susceptibles a la
erosión, que realizan principalmente los ríos, y en otros casos, las
olas, los glaciares y aún los movimientos de masas (solifluxión) y el
viento.

(B) ZONALIDAD Y AZONALIDAD LITOLÓGICA


Y ESTRUCTURAL

lgunos de los rasgos estructurales del granito se desarrollan


A también en otros substratos litológicos y tienen en ellos una
influencia decisiva. De la misma manera que las tensiones regiona-
les se reflejan en el modelo de fracturación y por lo ta nto en las for-
mas desarrolladas sobre el granito, lo mismo sucede con los linea-
mientos que se relacionan con el modelo de fracturación y el desa-
rrollo de las formas, como por ejemplo en las areniscas paleozoicas
de las Sierras Grampianas de Victoria Oeste. Las fractu ras y estruc-
turas de descamación están muy generalizadas (Fig. 12.1), como
ocurre también con los Kluftkarren, y no solamente en varios con-
textos climáticos, sino también en medios costeros o continentales.
Además, rocas con propiedades físicas similares tienden a producir
formas similares. El clima y la mineralogía influyen en la velocidad
de desarrollo, pero no en los resultados finales.

Como se indica en la tabla 12.1, hay pocas formas del terreno que
se desarrollen exclusivamente sobre el granito. Muchas formas lla-
madas "graníticas: se encuentran también sobre distintas rocas
ígneas, metamórficas y sedimentarias, siempre que sea una roca
físicamente dura y masiva; es decir posea pocas fracturas abiertas y
que estén claramente definidas y sean muy espaciadas. Varias for-
mas del terreno no están, en otras rocas tan bien ni tan generaliza-

376
Capítulo 12 El Granito y su Zonalidad o Azonalidad Climática, Litológica y Estructural. El Caso del Contexto Costero.

das como en los granitos, pero se desarrollan hasta cierto punto


también en aquellas.

Así, los bornhardt son formas graníticas comunes y caract eríst icas,
pero tienen sus equivalentes en areniscas y otras rocas arenosas.
Como ocurre con sus congéneres graníticos se desarrollan sobre
bloques definidos por fracturas ( p.e., Fig. 12.22a). Formas torre estáfT
bien representadas en el Macizo de Hombori en Mali, en el Macizo
de Bungle Bungle del Este de Kimberleys en Western Australia, en el
Monolith Val ley del Sur de Sidney Basin (en el interior de Nowra) en
New South Wales, en las zonas de Arnhem Land y Roper River del
Northern Territory y en Ayers Rock, en el centro de Australia, en el
conglomerado de Los Oigas, también el centro de Australia y en el
Complejo de Meteora en el centro de Grecia, y, en los Mallos de
Riglos y Montserrat en el Nordeste de España (Fig. 12.3) y, aunque
con forma de torre, en varios puntos de los Pirineos hispano-fran-
ceses (Fig.12.1). Los Gawler Ranges, South Australia, es un macizo
desarrollado sobre ignimbritas dacíticas y riolitas subdividido en
grandes bloques ortogonales o romboidales (Fig. 12.2b) y formado
por numerosos born hardt de tipo torre, muchos de ellos biselados
(Fig. 12.3 d)

Es muy significat ivo que la sobreverticalización de los bornhardt


graníticos que ocasiona su conversión en koppjes, se deba a la alte-
ración en el pie de escarpe; y un similar mecanismo parece actuar
en las zonas areniscosas, con desarrol lo de cuevas de pie de pared
y aleros, como es el caso de Ayers Rock (Fig.1 2.4a). Las cúpulas cárs-
ticas son similares, y también se convierten en torres cársticas como
resultado de la meteorización marginal y la consiguiente sobrever-
ticalización. Parte de esta meteorización, por disolución, se produce
por debajo del suelo, pero t ambién se hace superficialmente en las
llamadas hendiduras de ciénaga (Fig.1 2.4c).

Algunos, quizás muchos inselbergs graníticos parecen ser formas


desarrolladas en dos o más etapas desarrolladas sobre comparti-
mentos masivos de roca. Pero en algunos casos parecen deberse a
razones litológicas (Capítulo 6), y muchos residuales no graníticos
son de este t ipo. Se diferencian debido a que se han desarrollado
sobre una roca resistente. Así, The Pinnacl es, cerca de Broken Hill, en
el oeste de New South Wales (Fig.12.Sa) se sitúan en posición domi-
nante debido a la presencia de masas cuarcitosas de pequeñas
dimensiones que les dan una mayor resistencia que los alterables
esquistos en los que se han desarrol lado las llanuras adyacentes.
Algunas colinas aisladas de paredes verticalizadas bien conocidas,
tales como las Montañas Glasshouse del Sudeste de Queensland,
Ship Rocken Nuevo México, y Wase Rock en el Norte de Nigeria son
pitones volcánicos (Fig. 12.Sb). Otro ejemplo más son las colinas de
Curtinye y Barna, domos cuarcíticos rebajados, situados cerca de

377
Formas y Paisajes Graníticos

Kimba en el noroeste de la Península de Eyre, South Australia. Su


forma dómica es el reflejo del desarrollo de rudimentarias fracturas
de descamación que cortan la foliación fuertemente inclinada, pero
la resistencia de estos compartimentos concretos y el desarrollo de
la descamación se debe al desarrollo de kink bands y por tanto de
secciones a compresión dentro de la secuencia metamórfica.

Los nubbins se desarrollan bien en granitos y también en anfibolita,


dolerita y norita, cuando sobre estas rocas se desarrolla el sistema
de fracturas ortogonal. También se encuentran en areniscas, cuan-
do los estratos se rompen en grandes bloques y lajas. Los koppies
por otra parte se desarrollan bien en areniscas, por ejemplo los
English Pennines, en donde la corrosión basal es también evidente.
También se encuentran ejemplos poco frecuentes, en dacitas, en
los Gawler Ranges (Fig. 12.Sc). Formas inclinadas en todas direccio-
nes (ali slope topography) están bien representadas en argilitas en
las Pertnjara Hill, al Sudoeste de Alice Springs, Northern Territory.

Los bolos o bloques están muy generalizados en los terrenos graní-


ticos, pero también se encuentran en otros tipos de roca, como las
calizas, formas de dos (o más etapas) (Karrensteine, Karrenblócke) e
igualmente en areniscas, así como en rocas ígneas tales como el
basalto, dacita, norita, etc. ( Fig. 12.6). A estas formas se asocian sis-
temas de fracturación ortogonal (Figs. 12.?a) y presentan estructu-
ras de núcleo residual con descamación y descascarillamiento (Figs.
12.6a y 12.7b).

Todas las formas menores más relevantes reseñadas y discutidas en


los distintos capítulos anteriores tienen sus análogas y congéneres
en otros tipos de rocas. Lo mismo ocurre con el picoteado (Fig.
12.8a). Esto es lo que debe esperarse no sólo de aquellos tipos de
formas debidas a corrosión o grabado químico sino también a las
asociadas a esfuerzos tectónicos, tales como formas en A, puesto
que la tectónica como el regolito y las aguas subterráneas son ubí-
cuas, aunque prevalezcan más en unas que en otras zonas. No es
sorpendente entonces que las formas en A se hayan descrito no
sólo en granitos sino también en materiales igualmente frág iles
como la caliza cristalina y la arenisca (cuarcita), bien cementada, y
que se hayan mencionado ejemplos sobre areniscas en Wyoming,
sobre calizas en Coolamon Plain, New South Wales, y en marmol en
Wombeyan Caves, también en New South Wales. También se
encuentran bloques dislocados en areniscas como en Roraima
Plateau, y bloques y columnas dislocadas en los Gawler Ranges
sobre tobas dacíticas soldadas.

Si bien muy generalizadas en cuanto a distribución, las paredes


zapadas tienen su mejores ejemplos en el sur de Australia, presu-
miblemente debido a la estabilidad (tectónica, isostática, epirogé-

378
Capítulo 12: El Granito y su Zonalidad a Azonalidad Climótica, Liwlógica y Estructural. El Caso del Contexto Cosrero.

nica, etc.) de la región. Las paredes zapadas se encuentran bien


desarrolladas no sólo sobre granitos sino también en areniscas y
conglomerados, por ejemplo en Ayers Rock y en los Oigas y en el
Drakensberg del sur de Africa (Fig.12.9a yb). También existen entra-
quitas en Hanging Rock, Victoria, y a pesar de estar mal desarrolla-
das, t ambién en dacitas en el sur de los Gawler Ranges. Aparecen en
abundancia en la toba riolítica de la Cit y of Rocks, Grant County, sur
de New Mexico. Allí, las paredes de corredores definidos por fractu-
ras (o calles), están todas en mayor o menor grado zapados; y el ori-
gen subsuperficia l de las formas se puede comprobar en las distin-
tas pequeñas excavaciones debidas a la erosión acelerada del suelo
en el fondo de los corredores (Fig. 12.9c y d).

Otras varias formas menores típicas del granito se desarrollan tam-


bién en areniscas. Las rosquil las rocosas, incluida la más grande
hasta ahora registrada, aparecen en areniscas en el Colorado
Plateau, en la región fronteriza de Utah-Arizona (p.e., Fig.12. 1Oa y b).
Se desarrollan en rocas arenosas en otras zonas. Por ejemplo, ros-
quillas rocosas y rocas pedestal aparecen en los pies de colina
orientados al sur del Drakensberg (Fig.12.1Oc y d). Una rosquilla
rocosa ha sido descrita en dacitas en la región de Scrubby Peak al
sur de Gawler Ranges, South Australia. Las pilas se desarrollan tan
bien en calizas, donde se las conoce como kamenitzas, como en
areniscas, por ejemplo en Ayers Rock, y en el sur de las Flinders
Ranges y en el sur del Drakensberg. Los tafoni se desarrollan sobre
traquitas y basaltos y en bolos de arenisca, especialmente en la base
de sus paredes, y los alveolos, aunque se desarrollan en superficies
graníticas, están en otras rocas mucho mejor desarrollados como,
anfibolitas y limolitas, metapelitas, basaltos, traquitas, etc. y en
general en zonas costeras (ver mas adelante). Como sus equivalen-
tes graníticos, algunas estrías desarrolladas en caliza se originan por
debajo de la superficie del suelo (Fig. 12.8a) y lo mismo ocurre con
las acanaladuras en arenisca (Fig. 12.11 ). De manera similar, las cue-
vas normalmente se asocian a formaciones carbonatadas o yesífe-
ras, pero están también presentes en algunos macizos graníticos
aunque no sean tan comunes ni est én tan bien desarrolladas. Los
espeleotemas, en este caso de composición silícea, o aún calcítica,
aunque no con la importancia de sus homónimos en los terrenos
calcáreos, están también representados generalizadamente en los
afloramientos graníticos (Pie Boby, Andringitra, Madagascar), y en
areniscas o cuarcitas silíceas (p. e. Litchfield National Park, cerca de
Darwin, Northern Territory).

Los pedimentos rocosos y cubiertos se desarrollan bien en otras


rocas masivas, como por ejemplo alrededor de Ayers Rock y al
Oeste de Los Oigas, en donde un extensa planicie en conglomera-
dos es, en parte, una plataforma expuesta y en parte un pedimento
cubierto.

379
Formas y Paisajes Graníticos

(C} ZONALIDAD Y AZONALIDAD CLIMÁTICAS

V arias de las más conocidas formas graníticas, como los born-


hardts, los bolos y las pilas son climáticamente azonales. Han
sido modeladas por procesos distintos, dirigidos principalmente
por el clima, pero los resultados finales son iguales o parecidos. Es
decir son formas convergentes. Otras formas del terreno, sin embar-
go tienen una distribución más restringida en términos climáticos.
Así, los tafoni están bien desarrollados en tierras áridas o semiáridas,
calientes o frías, y también en zonas costeras áridas o semiáridas, de
manera que estas formas se desarrollan bien en la Antártida, en las
zonas mediterráneas como Córcega, Cataluña o la Península de
Eyre, así como también en los desiertos calientes de Namibia y del
centro de Australia. Es decir en cualquier sitio en donde la aridez
permanente o estacional permita a las sales cristalizar en la parte
externa de las rocas y desagregarlas en granos o en placas. Sin
embargo se han descrito tafoni bien desarrollados en regiones
húmedas como Galicia, en el NW de España tanto en su zona cos-
tera como en la continental. En este caso la haloclastia, siempre en
menor medida que en las zonas áridas, puede o no estar presente
también, y es la hidratación y la hidrólisis el factor común a estos
casos y las antes mencionados.

Tan fuerte es el enlace entre clima y formas que en algunos casos


los cambios climáticos se han utilizado para establecer interrelacio-
nes con la génesis de las formas. Así el Granitrillen que se desarrolla
y se conserva en las tierras altas de Karkonosze del sudoeste de
Polonia se atribuye a los climas húmedos del Terciario, con la pun-
tualización de que "presumiblemente" no se pueden haber forma-
do en climas moderadamente húmedos o periglaciares; lo mismo
ocurre con el origen atribuido a los tafoni descritos en zonas húme-
das como Galicia, NW de España, y sin relación alguna con el halo-
clastismo que se atribuyeron a los climas áridos del Terciario. Pero
ambas interpretaciones son cuestionables pues los tafoni son clara-
mente activos en Galicia en la actualidad y está documentado el
desarrollo durante el Holoceno tardío de formas Granitrillen en
monumentos prehistóricos de Bretaña (Fig.8.23).

Los nubbins destacan en regiones tropicales húmedas tales como


el norte monzónico de Australia, o en Hong Kong, y esto puede
explicarse en términos de la rápida desintegración de las hojas más
externas o de las estructuras de descamación en los bornhardt lo
que ocurre en regiones con altas temperaturas y abundantes aguas
subterráneas estacionales t ípicas de tales regiones. La estructura de
descamación se altera y rompe en bloques por debajo de la super-
ficie del suelo. Sin embargo se conocen nubbins en otros entornos
climáticos tales como Namaqualand en el Oeste de la Provincia del

380
Capítulo 12: El Granito y su Zonalidod o Azonalidad Climótica, Litológica y Estructural. El Caso del Contexto Costero.

Cabo en Sudáfrica, en los Devils Marbles y en Alice Springs, ambas


zonas en Northern Territory. En cada uno de estos casos se asocian
a cuencas topográficas donde confluyen aguas superficiales y sub-
terráneas, de manera que se desarrollan en zonas localmente
h úmedas. Por otra parte, los nubbins de las zonas frías en las actua-
les latitudes medias como el Macizo de Bohemia y algunas zonas
desérticas como el Desierto de Mohave en el sudoeste de los
Estados Unidos, se han atribuido a un desarrollo bajo clima cálido
húmedo, seguido de un cambio cl imático.

Los castle koppies tienen una peculiar distribución bimodal, al


menos aparentemente. Por una parte son caracte rísticos de tierras
frías, y son bien conocidos como los tor de las tierras altas g ran íticas
del Sudoeste de Inglaterra y también están bien re presentados en
los Pirineos, en el Macizo de Bohemia y en el Macizo Central de
Francia. Parecen deberse a la intensa helada y al hielo masivo aso-
ciado a la meteorización marginal de los residuales. Por otra parte,
la tierra clásica para los koppje es el Alto Veld del Sur de Africa y
especialmente Zimbabwe. Se asocian a paleosuperficies de bajo
relieve. Aquí los koppies parecen resu ltar de una prolongada altera-
ción marginal y subterránea o ta l vez tratarse de masas residua les
de las que tan sólo emergen las crestas. Como ocurre con los nub-
bins, los koppies se desarrollan también en sitios localmente húme-
dos como los Devil's Marbles, Northern Territory (Fig.7.9a). De esta
manera el mecanismo básico para el desarrollo de un koppie puede
ser el mismo aunque los procesos implicados sean muy diferentes.
En estos términos los koppies son formas convergentes.

La acción de la helada puede estar implicada en la formación de


otro residual característico de los granitos. El mecanismo de hielo-
deshielo es evidentemente efectivo explotando las discontinuida-
des verticales cuando están bien desarrolladas, y por esta razón las
torres están bien representadas en climas fríos o al menos estacio-
nalmente fríos. Se encuentran buenos ejemplos en las Organ
Mountains del sur de New Mexico, en la zona del Mt Whitney del
Este de Sierra Nevada, y en Cathedral Rocks, en el Yosemite, ambos
en California, (Figs. 7.12 y 7.13). The Needles, en South Dakota, dan
otros bien conocidos ejemplos (Fig. 12.12), y en los dos montes
gemelos Fitz Roy y Cerro Torre en la provincia de Santa Cruz en la
Patagonia argentina o, aunque menos espectaculares en tamaño, el
Torreón de los Galayos en la Sierra de Gredas, Sistema Central
Españo l, o los Pitoes das Junhas en el norte de Portugal son tam-
b ién otros buenos ejemplos.

Aunque la estructura de descamación es una forma muy frecuente,


el pseudobedding o pseudoestratificación (Fig.2.2) se relaciona,
para algunos autores, con áreas frías, y también se restringe, según
esos autores a zonas inmediatas a la superficie. Según esa interpre-

381
Formas y Paisajes Graníticos

tación puede deberse a la acción de la helada, por congelació n y


consiguiente expansión de las aguas meteóricas que se infiltran en
la roca, causando la separación de la roca en placas. Sin embargo la
observación de pseudoestratificación incluida entre masas de roca
intactas como ocurre en los Montes de Traba (Galicia) y en muchos
otros sitios, y que las lajas que definen esa estructura se encuentren
firmemente unidas hacen sospechar que el frío y la acción del hielo
no hacen sino poner de manifiesto una estructura previa de la roca.
Por tanto la coi ncidencia en zonas de helada de pseudoestratifica-
ción, sólo indica que bajo esas condiciones climáticas es mejor
aprovechada por los agentes meteóricos la estructura para frag-
mentar la roca que en otros casos.

(o) EL CONTEXTO COSTERO

/\.A uchas formas típicas de granitos se encuent ran en todas las


f .,. \ wnas costeras en distintas partes del mundo. Algunas tienen
un origen estructural. Así, las estructuras de descamación expuestas
en el litoral de las Islas Pearson (Fig. 1.8) al Este de la Great Australian
Bight, son verosími lmente (ver Capítulo 2) una manifestación de
esfuerzos tectónicos, e idénticas a las expuestas, por ejemplo, en las
paredes de valles profundamente incididos, por ejemplo por acción
glaciar (Fig.2.6). Otro ejemplo más lo proporcionan los geos debidos
a la explotación de zonas de fractura, o más frecuentemente debi-
dos a la alteración preferente y a la erosión de venas más alterables
intrusivas en la roca granítica encajante, son bastante comunes y las
cuevas marinas, con una sección transversal con forma de pera
(Fig.1 2.13), debidas a la explotación por las olas de zonas de fractu-
ra subverticales, como se han descrito en varias zonas de la costa
sueca y también en su interior, y que han sido utilizadas como indi-
cadores de movimientos de glacioeustasia.

Otras formas son heredadas de las zonas continentales adyacentes:


se han desarrollado por procesos activos en un contexto terrestre,
pero han sido expuestas en la costa por agentes marinos. Así los
núcleos resid uales graníticos incluidos en una masa de grus apare-
cen expuestos en los acantilados de baja altura al oeste de Windmill
Bay, cerca de Cabo Willoughby, en la costa Sudeste de Kangaroo
lsland, y delante del acantilado. Allí, la playa está formada por núcle-
os residuales graníticos liberados del regolito por el lavado de la
mat riz arenosa realizado por las olas (Fig. l 2. l 4a). Algunos de los
núcleos residuales difieren de sus homólogos continentales en que
están pulidos y encajados unos en otros como resultado de la fric-
ción y el desgaste al moverse durante las tormentas (Fig. l 2.14b),
pero de cualquier forma son rasgos comparables a los de cualquier
otra acumulación de bolos residuales. Lo mismo puede afirmarse
de los bolos esparcidos sobre la plataforma costera en Smooth Pool,

382
Capítulo 12: El Graniro y iu Zonolidad o Azonalidad Climática, Litológica y Estructural. El Caso del Contexto Cosrero.

en la costa oeste de la Península de Eyre, South Australia (Fig.


12.1 Sa), que son también con toda probabilidad núcleos residuales
liberados, ya que aún conservan restos adheridos a ellos de una
matriz granuda calcificada y unos pocos de esos bolos presentan
lat erales zapados y también lo mismo puede decirse de las amplias
plataformas de abrasión en la costa atlántica gallega que aparecen
recubiertas de bloques (en gallego coidos), y que no son otra cosa
que antiguas superficies de corrosión o grabado químico donde el
mar ha lavado la parte fina del regalito dejando sólo los materiales
más gruesos (Fig.12.1 Sb).

Una vez más los inselbergs desde un punto de vista literal y litoral
aparecen en zonas costeras en muchas partes del mundo. Algunos,
como los de Esperance en Western Australia y en Río de Janeiro, en
el sudeste de Brasil, son dómicos, pero mar adentro de Cabo Wi lson
en el sur de Victoria, tanto bornhardts como nubbins forman islas
(Fig.12.16). Algunos se mantienen probablemente en p ie en virtud
de su baja densidad de fracturación, como el domo de Remarkable
Rocks en Kangoroo lsland que está siendo exhumado de debajo de
una eolianita pleistocena, pero otros como los de Encounter Bay, in
South Australia, o el Monte Lauro de la Ría de Muros, Galicia
Noroeste de España, son la expresión de contrastes litológicos, pues
las masas graníticas que forman islas y cabos son intrusivas en
esquistos o gneises que se han alterado y erosionado preferencial-
mente, por agentes epigénicos, marinos o por ambos. Las acanala-
duras que aparecen sobre los bloques graníticos cerca de Hillock
Point, en el sur de la Península de Yorke, South Austra lia, son ante-
riores a la ca lcarenita de origen dunar que los fosiliza, y pueden ser
de origen epigénico. Pequeños Kluftkarren expuestos en la zona
costera en Point Brown, costa oeste de la Península de Eyre, South
Austral ia, dan lugar a un conj unto comparable a los pavimentos
cársticos, y muy verosímilmente heredados de procesos de altera-
ción continental y la meteorización según las hendiduras ha dado
lugar a pequeñas paredes zapadas (Fig.12.17a). Por otra parte
pequeñas acanaladuras, aunque muy numerosas, contro ladas por
las fracturas en Cape Willoughby, al Este de Kangoroo lsland, han
sido probablemente modeladas por las o las y el spray marino (Fig.
12.1?b), aunque, como ocurre en Point Brown, se conservan restos
del sustrato rocoso, descamado y laminado, entre bolos y b loques,
así como debajo de la calcarenita dunar se conservan igualmente
restos del regalito, lo que sugiere una preparación continental del
rel ieve y un origen por corrosión o grabado químico (Fig. 12.1?c).

Varias formas del terreno son comunes en afloramientos en ambos


contextos, cont inental y marino. Algunos de los casos costeros tie-
nen a sus equivalentes continentales. Así las rosquillas rocosas y las
fuentes de la costa de Talia, costa de la Península de Eyre, South

383
Formas y Paisajes Graníticos

Australia (Fig.12.1Sa-c), parecen similares en origen a las rosquil las


rocosas y levées rocosos desarrollados en granitos en zonas conti-
nentales, pero en estos casos se trata más de arena que de regolito
lo que retiene la humedad y produce la rápida alteración de las
zonas que rodean a las formas. Las fuentes de Shag Point, cerca de
Moeraki, South lsland, Nueva Zelanda (Fig. 12.1 Sd), están por otra
parte endurecidas por incrustaciones de limonita; su evolución no
se ha explicado hasta ahora. Y las acanaladuras que se encuentran
en algunas rampas calizas en la costa oeste de la Península de Eyre
en la zona que da al mar de la parte interna de una rampa o plata-
forma llena de marmitas turbillonares ha sido esculpida por las
aguas de escurrimiento, pero no por arroyuelos o cursos de agua,
sino por las olas de ida y vuelta.

Otras formas comunes a yacimientos continentales o costeros han,


sin embargo, evolucionado por distintos caminos, dando así lugar a
formas convergentes. Los p lintos son un buen ejemplo. Tal como
fueron descritos en el Capít ulo 9 los plintos en los residuales graní-
ticos continentales se deben al efecto paraguas del bolo o bloque
que se sitúa encima de él, lo que viene demostrado por la correla-
ción del contorno en planta del residual protector y el del plinto.
Similares características son comunes en la costa de Talia en el oeste
de la Península de Eyre, pero aquí, los plintos son de arenisca y los
bloques que se sitúan sobre ellos son de una calcarenita dunar
(alguna con calcreta) caídos desde el acantilado adyacente. Los
plintos no se deben tanto a la protección antes mencionada reali-
zada por los bloques de caliza sino más bien al incremento de la tur-
bulencia y el desvío de las olas realizado por los bloques. De esta
manera la plataforma de arenisca tanto en el lado que da a mar
abierto como en ambos lados del bloque se ha desgastado prefe-
rentemente, dejando la base sobre la que el bloque está situado en
relieve, como ocurre con los plintos (Fig.12.19).

De manera similar las pilas o pilancones (mayoritariamente del tipo


fondo hemisférico, ver Capítulo 9) son marmitas debidas a la abra-
sión por cantos y pequeños bolos hechos girar en remolino, mien-
tras que las pilas o pilancones en granito en medios continentales
se deben p redominantemente al ataque químico por el agua (con
excepción de las formas en sillón). En muchos sitios, sólo hay dis-
ponible arena granítica y de cualquier forma sólo en la parte baja de
los taludes alcanza la escorrentía la suficiente velocidad y volumen
para movilizar la arena y usarla como herramienta de corrasión.
Solamente en los pies de acantilados marinos rocosos o en ríos o
corrientes subglaciares la formación de marmitas turbillonares ha
contribuido al desarrollo de pilas o pilancones en substratos graní-
ticos, y muchos de ellos tienen una génesis relacionada con la de
los agujeros cilíndricos del Capítulo 9.

384
Capítulo 12: El Groniro y su Zonolidad o A7onalidad Climática, Lirológica y Estructural. El Caso del Contexto Costero.

Algunas formas son comparables a sus equivalentes terrestres, pero


están especialmente bien y ampliamente desarrolladas aquí preci-
samente porque se trata de medios oceánicos o costeros. Así, la
abundancia de alveolos (desarrollados en arenisca, limolitas y anfi-
bolitas, así como en granito) y los tafoni, reAejan la fáci l disponibili-
dad de sal, que, especialmente en climas secos o estacionalmente
secos puede cristalizar en superficie y desagregar la roca granular-
mente o en escamas.

Otras son peculiarmente típicas de la costa. Así, las plataformas cos-


teras no se encuentran, obviamente, en cualqu ier sitio, aunque si
son características de los aAoramientos graníticos es algo que está
en discusión. En Victoria Hills no se encuentran plataformas desa-
rrolladas sobre granitos, aunque haya muchas, mejor o peor desa-
rrolladas, sobre otros tipos de roca. Por otra parte, las plataformas
costeras están bien desarrolladas en g ranito en la costa oeste de la
Península de Eyre y en otras partes de Australia como por ejemplo
en Coles Bay en Tasmania. En algunas zonas, y ahora nos referimos
específicamente a las formas de la Península de Eyre, tienen un ori-
gen por corrosión o grabado químico, debiéndose su exposición a
la limpieza realizada por las olas u otros agentes marinos, del rego-
lito, del que quedan muchos retazos debajo de una calcarenita de
origen dunar y edad finipleistocena (Fig. 12.1 ?c). Las plataformas
rocosas están bien desarrolladas en la costa de Galicia, Noroeste de
España y también en el oeste del Canadá en donde éstas forman
parte de la plataforma intermareal (Fig.12.20).

En parte esta pequeña diferencia de percepción o interpretación


puede también ser sólo un problema semántico, en tanto exista
una gradación entre plataformas totalmente regularizadas (como
en Smooth Pool, aunque ninguna plataforma granítica se puede
comparar en regularidad con aquellas desarrolladas sobre calcare-
nitas), y las características que posee la plataforma rocosa expuesta
en Point Drummond, Suroeste de la Península de Eyre, South
Australia (Fig. 12.21), que es en detalle irregular, llenas de bloques y
bolos, y aún en conjunto suavemente inclinada.

Una vez más los bloques encajados ya mencionados antes, y el


picoteado, o saltación aparente de pequeñas depresiones angula-
res superficiales de unos pocos centímetros de diámetro y profun-
didad es típica de algunos granitos (y areniscas) en zonas costeras.
No se deben a la abrasión física, ni al impacto de gravas o bolos
movilizados por las olas, ya que no existe ninguna relación de dis-
tribución entre el picoteado y la exposición al ataque de las olas o a
la disponibilidad de fragmentos de roca movilizables como proyec-
tiles.

385
Capítulo 12: El Graniro y su Zonolidad o Azonalidad Climórico, Lirológica y Esrrucrural. El Caso del Conrexro Cosrero.

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388
Capitulo 12: El Granito y su Zonalidad o Azanalidad C/imótica, Litológica y Estructural El Caso del Contexto Costero.

FOTOGRAFÍAS

12 E
ILUSTRACIONES

Tabla 721

I GRANITE 1OTHER LITHOLOGIES

Planation Sur/aces
Rollin ene lains
N. Transvaal (Birot et al. 1974), N. Cretaceous sedjments. Carpentaria
Eyre Peninsula (Twidale et al. 1976), Plains (Twidale 1956, 1966),
S. Yil am. Wilcannia area NSW.

Flati.ultiJ!jain or etc1!1_
Bushmanland, Namaqualand (Twidale Sandstone. Bus h man la n d,
1982a), Meekatharra, central W.A. Namaqualand.
(Twidale 1983) Ljmestone. Nullarbor, W.A. and S.A.
(Lowry & Jennings 1974; Twidale
199Ql.

Pediment - covered
C. Namibia (Twidale 1982a). Sedjments. Flinders Ranges (Twidale
& Bourne 1994), Cape Fold Belt,
American West - Nevada, Utah,
Colorado (Blackwelder 1931; Twidale
1978a, 1979).

Pediment - mantled
Ucontitchie, Cocata, etc. (Twidale ~- C. Namibia (Twidale 1978a,
1982a . 1979 .

Pediment - rock
Corrobinnie, etc. (Twidale 1982a). Muclstone. Aliena, Flinders Ranges
(Twidale & Bourne 1994).
Con¡lomerate. W of Oigas.
Sandstone. Ayers Rock (Twidale
197~197~

389
Formas y Paisajes Graníticos

(b)

(a)

(c)

. ~.
..- -
:

(d)

12. /.Estructura de deSfomooón en arenis-


ca, (a) Ayers Rock, Centra de Australia en
Kangaroo tail,{b) patrón en escalera coma
aparece expuesto en uno cueva de pie de
escarpe en lo base de un residual y (e) en
aremsco del Colorado pla1eau (W.(.
Brod/ey), (d) corwndoo /lovés de diodosos
columnores en dad/o, Gawler Ranges.
Sou1h Au5/rafio.

390
Capitulo 12: El Graniro y su Zonalidad oAzonalidad Clim6tica, Litológica y Estructural. El Caso del Contexto Cosrero.

Okm 1
'------'

(a)
12.2. Plano del complejo de Los Olgos, centro de Australia, en el que se presenta la relación entre el
patrón de fracturación y los residuales. (b) Plano de parte de las Gawler Range~ South Australia,
presentando la relación que existe entre patrón de fracturación y residuales.

(b) ...____ ____ _ _________,


391
Formas y Paisajes Graníticos
--- --- ---- - - - - -- - -- - -- ----- - -- -- - - -
12.3. Ayers Rock, un bornhardr biselado desarrollado sobre
areniscas arcósicas en el centro de Australia. Los datos estrari
gráficos demuestran que la paae supenor de la superficie es de
origenetch ode corrosión química con una edad tardicretócica.
(Pióliáty Branch, Premie(s Oepaament. South Austral1a).(b)
Torres en los conglomerados del Complejo de los Oigas, (entro
de Ausrralia y (c) en Meteoro, en el centroGrecia. Nórese las
paredes zapadas.Id) Domo biselado en el Sur de los Gawler
Ranges, Sauth Australia.

(a)

{d)

.. .. ..
-~.o>~¿· 7 ~ :f-._~~ - ~ ~%;·:

{d)+

392
_____ _ ítulo 12: El Graniro y su Zonalidad o Azonalidad C/imórico. Lirológica y Escrucrural. El Caso del Contexto Costero.
c_ap

12.4. (o)(uevadepiedeeicar-
pe en lo base de Ayers Rock cen-
tro de Australia. {b) Cúpula cárs-
tica (mogotes) en Puerto Rico ~
(W.H.Monroe). (e) Entalladuras
basales de oénago en la calizo, \·-.,.
de lpoh, Malasio Oeste. ,

..
y > ,/

;· //

(o)

(b)

(c)

393
Formas y Paisajes Graníticos

12.5 (o). The Pinnocles, al Oeste de New South


Woles. (b) Wose Rock, un monolito de rraqwto
basáltico en el Norte de Nigeria. (Aerofiims, london).
(e) Pequeño koppie desaffollodo en daára, Gowler
Ranges, South Australia.
~!~~· .. ., -:-- -,-·.· -

~~i~.1·f:;~~-:~;.; '
_:t.,.__ .... ~-

..- .,,. ·--:::·._.:. :.. : .. _...;<>-· .. ......

(o)

_;"j·.
...
~

., .:...

(e)

"t .

(b)

(o)

12.6. Bloques residuales (o) en basalto, Sur del


Drokensberg, Provincia del cobq Sudáfrica, (b) en
arenisco, alSur de Flinders Ronges, South Australia.

(b)

394
Capítulo 12: El Granito y su Zonalídad oAzonalidad Climática, Litológica y Esrructural. El Caso del Conrexto Cosrero.
~~~~~~~~-

721 (a) Fraauras ortogonales en dolerita cerca de Umtata, Transkei, Sudáfnca. (b) Bloque residual
de norita con bordes descamados en, Black Hit( Oeste del Murray Basin, Sou1h Aus1ralia.

(a)

(b)

(a)

(b)

72.8. (a) Meteorización diferencial laberíntica desarro-


llada a escala de cristal en una caliza, Galong Quarry,
centro de New Sowh Wales. (b) Modelo regular de
figura de corrosión en la superficie de un núcleo resi-
dual de doierita, desarrollada inmedw1amente por
debajo de la superficie libre del suelo y ahora liberada
y expuesw a consecuencia de las obras de excavación
de una carretera, cerca de Umtata, Tronskei, Sudáfnca.

395
Formas Y Paisajes Graníticos

12.9. Paredes zapadas en


arenil(O (a) base sur de
Aym Rock, cemro de
Australia, (b) Orakensberq
de Sudáfrica. (c) Una calle
con paredes zapadas
desarrollada en tobas riolí-
rica~ City ofRoc4 New
Mexico, y(di iniciación
subsuperfiaal de zapados
en Gty of Rack~ expuesta
en una incisión poco pro
funda. (JE. Mueller).

(a)

(c)

396
_ l 2: El Granito ysu Zonalidad o Azonalidad Climá1ica, Liwlógica y Es1rucwral El Caso del Contexto Cosrero.
_ _ _ _c_a_p_lt_u_lo

12.10. (o) Pi/ancones anchosy (b) fuentes cónicos (30m high) en arenisca, Colorado Ploteau, Utah. (DI. Netoff). (e) Rosquillas
rocosasen arenisca y (d) roca pedestal en arenisca, Sur del Drakensberg, Estede la Provincia del Cabo, Sudáfrica.

.. · .~ ...
;_

-.-..:

(o)

(c}

(d)

397
Formas y Paisajes Granítico_s_ __ _

12.11. Acanaladuras de decantación ogoreo en arenisca, Sur


de Orokensbe¡g, Provincia del Ca~ Sudáfri<o. Las acanaladu-
ras han sido expuestas a consecuencia de la erOSJón del borde
de una delgada capa de regalito.

12.12. Torres en gramtq The Needle~ South Oakota.

(a)

12.13. Secciones seriadas de una cueva


marina en Lidbergsgrottorna, Norte de
Sweden (según Sjoberg, 1986)

12.14. (a) Playo decantas ocoidoen Windmill


8ay, eirá consrituido por bolos residuo/es de gra-
nito sueltos. (b) Bolos residuales de granito puli-
dos y encojados en Windmiff Bay. Los dos ejem-
plos esrón en Kongaroo flfand, Saurh Australia

(b)

398
Capitulo 12: El Granito y su Zonolidad o A1onalidad C/imáiíco, Litológico y Estrucwral. El Caso del Coniexw Costero.

l2. 15. (a) Plaralorma de abrasión desarrollada en


groni10 en Smoorh Poo( con núcleos residuo/es dis-
persos sobre la superficie, y (b) núcleo residuo/ suelro
con pared lateral zapada, Smooth Pool. Ambos ejem-
plos se sílúo cerco de Streoky Bay, costo aes/e de lo
Península de Eyre, South Austrolio.

(o)

(b)

;~-:·"~\..!
~~-'=-

(b)
(o)

(9

12.16. (o) Nubbin y (b) bomhord1 forman-


do 1slos en el Grupo Glenníe Group, en el
Promon1orio Wílsons, Victoria (Herald y
Week/y Times, Me/bourne.)

399
Formas y Paisajes Graníticos

12.11. (a) Kluftkarren, odinr and grike en granito,


Pomt Brown, noroeste de lo Peninsulo de Eyre, South
Australia. Los hendiduras (grikes), tienen oproximo-
damenre 15 cm de profundidad (b) Hendiduras
someras controladas por lo red óe fraauraáón, Cabo
Wi/loughDy. Kangaroo lsland, Sou1h Austrolio. (e)
Regalito desarrollado sabre un granito y que se ha
c011servado por de/Jo¡o de uno colcoreniro dunor en,
Point Brown, noroeste de la Península de Eyr~ South
Australia. Nótese la lam1noáón que presenta el fren
1e de meteorización IX-X).

(o)

400
Capítulo 12: El Graniw y su Zonalidad o Azonalidad Climática, Litológica y Estructural. El Caso del Conrexw Costero.

12.18 Formas menores desarrollados sobre una plataforma de


abrasión tallada en arenisco, Talio, costo Oeste de la Península
de Eyre,, South Australia: (o) Rosquilla r()(osa (o collar de
camisa). Nórese el plinto con un bloque de calcarenita a medio
distancia, (b). Formas fuente con forma de torre, (e) fuente
cónica Id) fuente cónica en arenisca, Shag Po1nt, Moeraki,
South lslond New leolond

_...........-~!r:,~- ·

. ~-=-· ' i$

- ,: .

(a)

(b)

401
Formas y Paisajes Graníticos

11. 19. Plinto de arenisca con bloque de calcareni-


ta, Talio, costo Oeste de la Península de Eyre,
South Australia.

~ ..

,.
12.JO. (a) Plataforma costera en gromro, CosJa da Mane,
Galicio (NW España). (b) Sector graní11co de la plataforma de -""~.:,;-r.--....... .._"
-.. .
--~ .. -~-=
abrasión, Gramllc sector ofsrrandflar, costa narre de la

~~):~ '
Columbw Británica, Canado. (Deporrmenr of Energy and
Norura/ Resources, Canada).

(a)

---.
12.J 1. Plaraforma cosrero irregular en
Pomr Drummond, cosra oesre de lo
Península de Eyre, South Ausrra!ia, origina-
da como consecuencia de la limpieza de un
rego/1to de 20 mde porencia que aún se
conserva en el prornontono.

(b)

402
13

VISION RETROSPECTIVA
Y FUTURO
13

VISION RETROSPECTIVA
Y FUTURO

"Se necesita mucho tiempo para acopiar materiales, y aún más para
separa/os y combinarlos. Aún después de que un sistema se ha forma-
do, siempre hay algo que añadir, que alterar o que rechazar. Cada gene-
ración disfruta del uso de un inmenso tesoro heredado desde la anti-
guedad y lo transmite incrementado por nuevas adquisiciones a las
edades futuras. En esta carrera de relevos, sin embargo los primeros
especuladores están en gran desventaja, pero aún cuando fracasen son
dignos de admirar" (Lord Macau/ay, Essay on Mi/ton).

inguna forma es exclusiva de las rocas graníticas. Algunas


N están mejor desarrolladas o se asocian generalmente a grani-
tos. Todas t ienen sus equivalentes desarrollados sobre otros t ipos
de roca. El corolario de esta afirmación es que los factores, procesos
y mecanismos que se invocan para explicar las formas graníticas
son de más amplia aplicación y están verdaderamente relacionados
con la interpret ación de formas y paisajes en general. Así ocurre que
muchas formas graníticas tienen un origen en dos etapas y se han
originado en el mismo frente d e alteración. Allí las aguas subterrá-
neas vadosas han explotado las debilidades estructurales, mayores
y menores, re lacionadas con acontecimientos magmáticos, térm i-
cos y tectónicos, tempora lmente muy alejados de la propia genera-
ción de la forma. No hay d uda de que muchas formas habituales tie-

405
Formas y Paisajes Graníticos

nen sus orígenes subaéreamente, pero sería una imprudencia asu-


mir que todos los casos de una forma en particular se han origina-
do en idénticas condiciones. No hay ninguna duda, por ejemplo
que algunas acanaladuras y ranuras, y algunos pilancones se han
formado después de que se ha definido la superficie rocosa sobre
la que se desarrollan, aunque es igualmente demostrable que
muchos de ellos se han formado bajo el suelo, en el frente de alte-
ración. De igual manera, aunque muchos bornhardt tienen un ori-
gen en dos o más etapas, otros, debidos al emplazamiento tectóni-
co tienen claramente características epigénicas. Se deben buscar
pruebas específicas en cada caso. Pero si tenemos presente cual es
el problema, mayores son las posibilidades de encontrar pruebas
relevantes.

A una escala completamente diferente, el picoteado, entalladuras y


paredes zapadas son buenos indicadores de la reciente erosión del
suelo y del espesor del suelo que ha sido evacuado (por ejemplo
Fig. 13.1 a; también ver Fig. 3.Se). Las bases de pared zapadas o las
entalladas que se ven en la Fig. 131.b nos sugieren que el espesor
de los detritus que se acumularon en las depresiones y va lles situa-
das en los flancos de Dombohawa, un bornhardt situado cerca de
Harare, en Zimbabwe Central fue inicialmente mucho mayor.

Las implicaciones de un origen tal como ése, en dos o más etapas


son múltiples, pero en particular, además de enfatizar la gran ant i-
guedad de los factores geológicos en parte responsables de distin-
tas formas contemporáneas, ponen en evidencia que las aguas sub-
terráneas son ubícuas, como lo son las formas generadas por ellas.
Muchas formas graníticas y sus equivalentes sobre otros tipos de
roca parecen ser azonales. Esta es una conclusión con un significa-
do general.

La corteza terrestre no es algo tranquilo sino que continúa siendo


activa, y mucho más en y cerca de los bordes de placa que en cual-
quier otro sitio, pero, en cualquier caso es activa. Los movimientos
diferenciales en ésta pueden causar tensiones y deformaciones,
como testimonian las formas modernas o neotectónicas que se
conocen no sólo sobre terrenos graníticos sino en otros casos, y
que se manifiestan también en regímenes tensionales contrastados
y en una gran variedad en la densidad de fracturación. Estas carac-
terísticas de la corteza encuentran particularmente una expresión
muy clara en los terrenos graníticos.

En y cerca de la superficie de la Tierra el granito es frágil y las formas


neotectónicas incluyendo tanto fractu ras como incurvamientos se
desarrollan y se conservan bien. Pequeños escarpes, formas en A y
cuñas están representadas especialmente bien, e incluso antifor-
mas y sinformas tienen tam bién una expresión topográfica. Las t en-

406
Capitulo 13: Visión Retrospectivo y Futuro

siones tectónicas son importantes en la formación de rasgos mor-


fológicos como los bornhardts y la estructura de descamación pero
esto no quiere decir que todos los bornhardts sean formas de ori-
gen tectónico: algunos lo son, pero tienen su origen en episodios
intracorticales. Las tensiones tectónicas han empedrado el camino
para desarrollos ulteriores, como por ejemplo, al determinar el espa-
ciado de la fracturación y la condición de ésta. Otros tipos de ten-
siones, sin embargo han jugado su papel en la definición de las for-
mas y no deben de ser olvidadas. Las cargas gravitacionales y la pre-
sión tectónica, esto es, la presión ejercida por una masa rocosa con-
tra otra, bien sea por la propia gravedad, bien por tensiones corti-
cales pueden causar deformación o distorsión en la roca haciéndo-
la así más susceptible a la alteración y por tanto a la erosión. Tales
tipos de cargas pueden explicar, por una parte la localización de
pilancones y tafoni, y por otra la alineación de pilas y acanaladuras
en puntos donde la fracturación no existe aparentemente.

En esta investigación y análisis de las formas desarrolladas en los


terrenos graníticos la parte jugada por las interacciones entre el sus-
trato rocoso y el agua, y de aquí la importancia crítica de la estruc-
tura de la roca al facilitar, o inhibir, la infiltración del agua ha sido
suficientemente puesta de manifiesto. El papel del agua como
agente de transporte ha sido también suficientemente realzado. El
agua introduce no solo agentes químicos aportados por la atmós-
fera y el regalito, sino también el biota, especialmente bacterias, en
la masa rocosa. Este agente cambia de lugar y evacúa los productos
de alteración que se resultan de las reacciones entre los minerales
que forman la roca y la misma agua cargada con agentes químicos
y biológicos. En medios y circunstancias adecuadas el agua trans-
porta sólidos en profundidad y en algunas zonas esto es suficiente
para causar sufusión como un resultado de la pérdida de volumen
y de la consiguiente compactación.

El agua es de suprema importancia en el modelado de la superficie


de la Tierra. Sus efectos son, sin embargo, más evidentes en los
terrenos graníticos que en los otros. El granito, cuando está fresco,
al tratarse de una roca cristalina, se caracteriza por su baja porosidad
y permeabilidad. Pero es también especialmente permeable cuan-
do el agua se canaliza a lo largo de sus discontinuidades. La densi-
dad de fracturación, así como la geometría de ésta, determinan sus-
tancialmente los tipos de formas en la gama de tamaños que va
desde los inselbergs y llanuras, a los bornhardts y bloques, o en otra
escala dimensional a los pilancones y acanaladuras. La geometría
de las fracturas, a su vez, refleja no sólo la composición y textura del
granito, sino también la resistencia y el sentido de las tensiones cor-

407
Formas y Paisajes Graníticos
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ticales, así como del estado (presión, temperatura, contenido en


volátiles, y por tanto reología), de la roca granítica implicada cuan-
do actuó sobre ella el esfuerzo correspondiente.

La parte jugada por el agua en el modelado de la superficie terres-


tre resalta no sólo la importancia de los caminos de entrada y alte-
ración, tales como fracturas, sino también la premisa crucial de que
los sitios secos pueden sobrevivir, mientras que los húmedos tien-
den a ser destruidos. Y esto a su vez nos lleva a considerar la impor-
tancia de la ret ención del agua, como ocurre en el regalito, en el
desarrollo de las formas del paisaje. Las zonas altas que t ienden a
expulsar el agua tienden a permanecer en posición dominante,
mient ras que las zonas bajas son repetidamente alteradas y erosio-
nadas, y en esto posiblemente los movimientos isostáticos, eustáti-
cos y epirogénicos tienen posiblemente su parte. El refuerzo de los
mecanismos de realimentación posit iva son tan importantes en los
terrenos graníticos como en otras zonas y a muy variadas escalas de
tamaño.

Muchos de los cambios que se realizan en contacto del agua con el


granito tienen lugar por debajo de la superficie de la tierra, en la
base o dentro del regalito. En el frente de alteración las aguas sub-
terráneas explotan las variaciones, (debilidades) en la resistencia del
sustrato rocoso con el que están en contacto. Algunas de estas
variaciones tienen su origen en acontecimientos magmáticos, tér-
micos o deformativos que tuvieron lugar en el pasado distante aún
hablando en términos geológicos, y en una roca que poseía carac-
t erísticas muy diferentes a las que tiene la que observamos ahora.
De esta forma realmente el o rigen de muchas formas puede ser
seguido hacia atrás decenas y cientos de millones de años, o aún
miles de millones de años. Muchas formas son, en este sentido
multi etapa, dado que han ido modificándose en sus ca racterísticas
desde que han aparecido en superficie. El desarrollo en dos etapas,
como se denomina frecuentemente, la preparación de las formas
en el frente de alteración y su ulterior exposición subaérea son, sin
embargo, las etapas críticas.

Los cambios resultant es de la interacción entre el granito y el agua


no son instantáneos, y cuanto más prolongado es el contacto
mayor es el grado, digamos, de redondeamiento que define un blo-
que y por tanto su conversión en un bolo residual. Esta es la razón
por la que, por una parte muchos paisajes de inselbergs se asocien
a zonas de escudo expuestas en superficie durante mucho tiempo,
y por otra, y en términos generales, porque cuanto más somera es
la profundidad por debajo de la superficie, más avanzadas están la
alteración y por tanto la preparación de las formas del terreno. Por
supuesto, como ocurre siempre en los terrenos graníticos, la densi-
dad de fracturación, el tipo concreto de granito y su comporta-

408
Capitulo 13: Visión Reuospecriva y Fururo
~~~~~~~~~~~

miento ante la q uímica, física y biología de las aguas subterráneas


son también important es, pero el factor tiem po t iene una gran
influencia en el desarrollo del paisaje.

Las condiciones atmosféricas afectan obviamente a la física y la quí-


mica de las aguas subterráneas, bien sea directamente (p.e., la tem-
peratura), o indirectamente (p.e., los ácidos orgánicos, biota.). Y a su
vez esto afecta p robablemente al grado en el que se desarrollan las
formas graníticas. Y hay algunas formas que parecen ser zonales, o
sea que se encuentran principalmente en reg iones climáticas espe-
cíficas. Nubbins (trópicos húmedos), y t afoni (áridos o períodos ári-
dos) son dos de los ejemplos q ue vienen a la memoria. Las áreas
graníticas afectadas por la helada y el hielo están superficialment e
t rituradas, y son proominentes los picos piramidales (horns) y can-
chales o pedreras, pero también existen rasgos aparentement e
idénticos en otras zonas con afl oramientos masivos de roca, y
muchos de los rasgos típ icos del granito de regiones templadas o
tropicales se encuentran también en las regiones frías.

Por otra parte varias formas graníticas, mayores y menores, son azo-
nales. Esto es debido en parte al control que ejerce la estructura
"sensu lato" pero también se debe a q ue m uchas de ellas se orig i-
nan por corrosión química subedáfica. Las ag uas vadosas son ub í-
cuas, de manera que la meteorización diferencial en la base del
regalito, en el frente de alteración está ta mbién muy extendida.
Aunque la tasa y las características concretas de los procesos de
alteración, y hasta cierto punto de la erosión, varía n con el clima
atmosférico y el del regalito, los resultados finales son similares.
También, y por la misma razón, muchas formas características del
granito están igualmente bien desarrolladas sobre rocas que son
genéticamente diferentes pero físicamente similares al granito.

El estudio de las formas y terrenos graníticos demuestra bien la rela-


ción exist ente entre formas mayores y menores. Así, el origen y dis-
trib ución de las pared es zapadas se relacionan con el origen y evo-
lución de los bornhardts. El análisis d e las formas graníticas implica
que se deban considerar como algunos de los más impresionantes
y permanentemente fascinantes paisajes de la Tierra.

Los paisajes graníticos contribuyen también a aclarar conceptos


generales sobre el estudio de los paisaj es. Así, el papel de las fractu-
ras y de las ag uas subterráneas en la determinación de las formas en
superficie está bien claro en los paisajes graníticos. Sin embargo
m uchas de las formas graníticas más familiares tienen su origen en
el pasado geológico lejano, ya que la meteorización y la erosión han
utilizado rasgos magmát icos, térmicos y tectónicos de gran anti-
guedad. Muchas formas que se considera adecuadamente que tie-

409
Formas y Paisajes Graníticos

nen un origen en dos etapas son en realidad formas multietapa por


la prolija historia que representa su generación.

En este análisis, aunqJe no se hayan suprimido puntos de vista per-


sonales y prejuicios, se han señalado distintas interpretaciones, con
frecuencia opuestas. Ninguna teoría puede nunca considerarse
como asentada, aunque sólo sea porque los datos en los que se
basa son incompletos o imperfectos. En nuestras interpretaciones
de las distintas formas graníticas somos entusiastas y tenaces, pero
no dogmáticos. Aún reconociendo la realidad y el humor sardónico
que está detrás del comentario, no llegaríamos tan lejos como
Lichtenberg cuando señala que:

"en vez de decir que he explicado tal o cual fenómeno uno debe
decir: he determinado las causas cuyo absurdo no puede ser pro-
bado definitivamente."

Sin embargo, aunque las ideas presentadas parecen correctamente


basadas en la luz que aportan los datos y conceptos actuales nues-
tra mayor recompensa será estimular a otros con distintas expe-
riencias y preparación para que formulen nuevas explicaciones para
las fascinantes formas que se encuentran en los terrenos graníticos.

410
Capitulo 13: Visión Retrospectiva y Futuro

FOTOGRAFÍAS

13 E
ILUSTRACIONES

(a)

(b)

l. (a) Entalladura basal zapada en una ladera granítica en Namaqualand. indicando la exis1enaa previa de un perfil (b) Parte del ex1remo superior de una
ladera en Domboshawa, en un bornhard1 cerca de Harare el centro de Zimbabwe. La depresión más lejana y el valle (a la izquierda) están rellenos por detrirus.
sin embargo es1e relleno fue alguna vez mucho mds grande como lo indican las laderas zapadas (formadas inicialmente ba¡o el suelo) ypor la entalladura de
origen etche (corrosión química) situada en la base de la vertiente en segundo términa

411
Juan. R. Vida! Romanf Charles R. Twidale.
es doctor en Geologla por Doctor en Geología por
la Universidad de Madrid la Universidad Bristol
(1983). En la actualidad (1957) y Doctor Honoris
es Catedrático de Geodi· Causa por la Universidad
némica en la Universidad Complutense de Madrid.
de Conma desde 1992. En la actualidad es
Ha trabajado en geomor- Catedrático de Geomor·
fologla de rocas lgneas en fologia en la Universidad
muy diversas partes de Adelaide (Soutb
del mundo: Madagascar, Australia). Ha trlbajado
Auslralia, NOl1e de Áfiica. en muchas partes del
así como en Portugal y mundo (América del
Galicia. Desde 1986 Norte. Australia, África,
dirigió el Laboratorio Espaila y Ponugal, entre
Xcolóxico de Laxe traba- otros paises) en temas de
jando en su integraeión en geomoñologla estruc-
la Universidad Coruñesa tural, particularmente en
hasta la creación a finales el desarrollo de las
del pasado ailo del formas granlticas, de
Instituto Universitario de zonas de~rticas, en
Geologla Isidro Parga procesos de alteración,
Pondal del que ha especialmente en los
sido nombrado Director efectos de las aguas
(noviembre de 1997). Ha subterraneas, en evolu-
publicado numerosos ción y modelos de
trabajos sobre geología paleosuperficies, en
del Cuaternario en particular en la antigue-
Galicia en muy diversas dad de los paiaajes en las
facetas: geomoñologia zonas de CICUdo, publi-
glaciar, paleontología cando numerosos trabajos
cuaternaria, geomoño- sobre eaos temas. En el
logia granftica. tema de la geomorfologia
granftica, objeto de esta
publicación. pasa por ser
uno de los mejores
especialistas mundiales.

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