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El riesgo del sacrificio… 

“Sin sacrificio no hay victoria” ​ no hace mucho tiempo, resonaban 


estas palabras en las fibras de una madera penetradas por una 
sangre en la cual no se habia hallado ningún mal, sangre que 
expresaba, en sus más recónditas células, el lenguaje de un Padre 
que había sido desgarrado de dolor, pues su amada creación ya no 
estaba, en un instante de sus ojos se perdió, en un abrir y cerrar de 
ojos tinieblas los cubrió, esta sangre gritaba, esta sangre lloraba por 
los hijos que ya no estaban, grito de amor, manifestado por un 
sacrificio de dolor, fue tan doloroso, fue tan tierno, la caricia que nos 
acercaba a su encuentro, oh! cuánto arriesgaste, pruebas tuviste 
hasta que a la cruz llegaste, y no desmayaste pues el deseo de volver 
a verme fue más grande, aunque las probabilidades de fallar eran 
grandes, aunque en ignorancia nos salvaste, con todo y eso tú te 
arriesgaste, soy tu gozo puesto delante de ti, pues al tercer día tu 
corazón latia, victoria! Victoria! se escuchaba en los cielos y la 
melodía de amor sonaba en la tierra, cercano estaba a ti, y tu victoria 
se expresaba en mi. 

 
 

 
Sin duda al desarrollar en nuestras vidas se despiertan nuevas
cosas, al vivir, al crecer y al andar por los caminos en los cuales
hemos sido puestos, al experimentar nuevos sentimientos y nuevas
formas de relacionarnos, crecemos en un mundo donde muchas
veces luchamos por aquellas cosas que queremos conseguir o
aquellas cosas en lo cual hemos planificado a un futuro, pues veo
una ley en la vida “sin sacrificio no hay victoria,” pues así como un
deportista para ser el mejor del mundo se sacrifica día y noche en
diferentes áreas de su vida para llegar a ser el mejor, así muchas de
las cosas que queremos conseguir demandarán de nuestro sacrificio.
Pero desde esta visión es que puedo ver el ​riesgo​ del sacrificio
donde apuestas por algo con el resultado de dejar algo pero con el
riesgo de perder más de lo dejado, es ir un camino de sufrimiento
para llegar a la victoria que quizá no puedas lograr, sin duda un
riesgo alto; riesgo que nuestro PADRE tomó al enviar a su hijo pues
ya nos había perdido pero, su insistente amor seguía buscandonos,
pero había un alto precio que pagar, pues era el fruto del pecado y la
maldad que se debía pagar, y sin derramamiento de sangre no hay
remisión de pecados; pienso en el riesgo de esta lucha, en como fue
tentado en todo, en como aún en la agonía de su alma rendía su
voluntad para llevar la cruz por mi, que hoy susurra a tu corazón
valió la pena todo el riesgo valió la pena, pues tu eres el gozo puesto
delante de mí pues pague ese alto precio para estar junto a ti y que
me pudieras conocer que siempre te he amado y siempre te amaré,
que ya no existe nada que nos pueda separar pues mí amor venció
por la eternidad. Esto me enseña que el amor es la mayor fuente de
poder que vence y que hace nuestro sacrificio no un agonía humana
si no un leve momento de tribulación, pues el venció porque nos
amo, y yo venceré porque su amor está en mí ante cualquier
sacrificio que deba enfrentar, al tomar mí cruz y seguirle, a decidir
cada día ser como El, un amante apasionado que se entrega por
amor de otros que hoy sufren, que hoy están perdidos sin saber a
dónde ir…  

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