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ESCENARIO: calle de una ciudad, vitrinas, letreros PERSONAJES: parroquiano, policía, vago,
panadero, herrero. (Entra un parroquiano gritando y cogiéndose la cara, puesto que tiene dolor de
muela.)
PARROQUIANO: – Muela maldita, ojala te parta un rayo, ojala pudiera sacarte y mandarte para la
porra, ¡AY! Vida gran doble, triple, cuádruple, qué dolor tan terrible. Sólo tengo $5000 y con este
dolor. ¿Qué hago? , si doy el dinero para que me la saquen me quedo sin comer y de pronto me
muero de hambre; si como, de pronto me muero del dolor de muela. ¡Qué vida la del pobre Lara!
¡No hay desgracia más grande que la mía! (De un local sale un panadero y coloca sobre una mesa
varios panes. El parroquiano se queda embobado, con la boca abierta, mirándolos; entran dos
personas: un policía y un vago, al ver la actitud del hombre, deciden jugarle una mala pasada.)
VAGO:- Dizque Teniente, ja, ja, ja, el señor de verde le pregunta, ¿cuántos panes se puede comer
de un solo envión?
PARROQUIANO:-¿Quién… yo? Pues… (Se toca el estómago y bosteza.) Creo que devoraría unos
cien sin pasar.
PARROQUIANO:- ¿Y de qué se asombran ustedes? ¿Por qué no apuestan si son tan machos?
POLICIA:- ¿Y qué apuesta?
PARROQUIANO:- Tengo poco dinero. (Al público.) Con esta vida tan cara, ¿quién carga dinero en el
bolsillo? (A los tres interlocutores.) Pero estoy tan seguro de ganar, que me dejaría sacar una
muela si no me engullo cien de esos panecitos.
VAGO: – ¡Trato hecho! Ya puedes llegar a tu casa contando que perdiste una muela en una
apuesta (Ríen los tres.)
VAGO:- Claro Mi hermano. ¡Cuando quieras! Usted, señor panadero, háganos el favor de contar
los panes que se come éste, porque yo no puedo de la risa, ja,ja, ja,…
PANADERO:– Lo haré con gusto, puede empezar. PARROQUIANO:- (Da vueltas alrededor de la
bandeja donde está el pan.)-Al ataque. (Comienza a comer. El panadero cuenta.)
PANADERO:- Uno dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve…y diez.
PARROQUIANO: (Limpiándose.) – No puedo más. Me doy por vencido.
POLICIA: _ No perdamos tiempo. Voy a llamar al herrero para que se la saque con una tenaza de
herrar caballos. El que pierde paga, ¡no, socio! (Saca la cabeza por una ventana y grita) Oiga, Juan
rebuzna perros, deje de herrar ese animalejo, traiga unas tenazas bien grandes para sacarle una
muela a este glotón fracasado.
PANADERO: – Señores, basta, ¿no ve que la cosa va como muy en serio? Déjenlo ir.
POLICIA:- Que Tipo tan honrado, además una muela más, una muela menos, ¿qué importa?
HERRERO: -(Sale con su uniforme de trabajo, una sábana sucia, una silla y unas tenazas.) _ ¿Quién
es el paciente?
PARROQUIANO:- Yo soy.
HERRERO:- ¡Siéntese aquí! (Le coloca la sábana alrededor del cuello.) Abra la boca como si fuera a
tragarse una papa caliente. Así. ¿Qué muela le saco?
PARROQUIANO:- Esta de abajo, la que tiene un hueco y está negra como el rabo de una olla.
HERRERO:- (Le introduce una tenaza en la boca, le pone la rodilla en el pecho y tira con fuerza.) –
Por la plata baila el perro, ¡téngase duro!
HERRERO: – Mírela Aquí. Qué raicitas las que tiene, tómela, si quiere puede hacerle un anillo a su
mujer.
PARROQUIANO: – Gracias. (Se levanta.) Indio comido, indio ido. (Se va.)