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La fuga irregular de 2.

000 barriles de petróleo en cercanías de Tumaco (Nariño), en


desarrollo de un paro de maestros hace cuatro años, desencadenó una condena contra la
estatal Ecopetrol por no tomar las medidas necesarias para evitar el daño ecológico.

Los beneficiados con la decisión del Consejo de Estado son cerca de 250 familias de la
región que viven de la pesca y que vieron afectadas sus labores como consecuencia de la
mancha de crudo que contaminó las quebradas Inda y Guayacana que depositan sus aguas
en el río Mira.

La condena en dinero asciende a cerca de 148 millones de pesos, es decir, cada uno de los
demandantes recibiría en promedio poco más de 500 mil pesos como indemnización por los
daños que les impidieron temporalmente seguir pescando en esos ríos.

Es la primera vez que se da una condena por una demanda de acción de grupo por un
derrame de hidrocarburos. Lo cual es significativo si se tiene en cuenta que desde 1986 el
oleoducto Caño Limón Coveñas ha sufrido cerca de 1.000 atentados terroristas que han
provocado el derrame de 3 millones de barriles de crudo.

No obstante, fuentes de Ecopetrol dijeron a EL TIEMPO que el proceso aún no ha


concluido y que interpusieron un recurso de súplica para que se revise la decisión.

Los hechos ocurrieron el 18 de febrero del 2000 cuando desconocidos ingresaron a la


estación reductora que opera en el sector de La Guayacana -que forma parte del Oleoducto
Trasandino- a 86 kilómetros al norte de Tumaco y abrieron las válvulas que provocaron el
derrame.

El sabotaje se registró en desarrollo de un bloqueo que iniciaron 1.300 profesores de la


región, que en aquella época reclamaban el pago de siete meses de salarios atrasados, deuda
que ascendía a 3.400 millones de pesos.
Los asentamientos afectados por el derrame fueron, entre otros, Aguacate, Peña de los
Santos, la Chorrera, Camarones, Garabato, Corriente Grande, Boca del Pilvi, Ambupí, San
Francisco, Vuelta Larga, El Coco, Charco del Gallo (El Llano), Chapilar, Santa María, La
Esperanza, El Porvenir, Iscuandecito, Isla Grande, Pedregal, La Pampa (La Quinta) y
Candelo.

Pedían $ 90.000 millones.

Los pescadores interpusieron una acción de grupo para reclamar perjuicios materiales por
90 mil millones de pesos por el daño cuyos efectos se estimaban en 15 años. Además
pedían 7.000 millones adicionales por cada hectárea contaminada.

Sin embargo, y a pesar que esta es una de las pocas acciones de grupo que prosperan en el
Consejo de Estado, los magistrados concluyeron que los perjuicios materiales y morales no
fueron probados por los demandantes.

En lo que sí les dieron la razón a los pescadores fue en los daños a la pesca que se
originaron por la contaminación derivada del derrame del crudo.

Dice la decisión del magistrado Ricardo Hoyos que aunque no se establecieron con
precisión los daños causados al ecosistema, sí fue evidente que se contaminaron las aguas
lo cual significó pérdidas para la población dedicada a la pesca.

La Corporación Autónoma de Nariño (Corponariño) estimó en más de 18 millones de pesos


las pérdidas de los pescadores en el primer mes de la contaminación. Esa suma, a los
valores de hoy llega a más de 24 millones de pesos.
Según el fallo, Ecopetrol no adoptó las medidas de seguridad necesarias para proteger la
estación, a pesar de las amenazas de los manifestantes y nunca demostró que hubiera
solicitado al Ejército o a la Policía reforzar la seguridad de la zona.

El Consejo de Estado advirtió que la empresa estatal demoró tres días en cerrar las válvulas
que derramaron el crudo por los afluentes.

Cabe recordar que por el famoso derrame de crudo del Exxon Valdez en 1989, 10 mil
pescadores y habitantes de Alaska. En 1994 un fallo jurídico obligó a la compañía a pagar 5
mil millones de dólares a los demandantes, adicionales a los 4 mil millones de dólares que
Exxon ya había invertido para responder a los reclamos.

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