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Aquella eliminación de la centralidad del ritmo —que propone una distancia con la
óptica del Formalismo sobre el análisis del discurso poético (ya que proponían un
enfoque central del ritmo poético) — representa a una de las limitaciones fundamentales
que inquietan a Tinianov. Mediante el influjo de la tesis de Osip Brik en “Ritmo y
sintaxis”, Tinianov, también postula la subordinación causal de la métrica al ritmo,
aunque no se limita sólo a la dimensión sonora-auditiva ya que esta no compone “todo
los elementos extra-verbales” (Tinianov, 2010:44) que sustituyen al texto poético: “ante
todos sus omisiones parciales, luego el reemplazo parcial por elementos gráficos”
(Tinianov, 2010:44). Aquella búsqueda de la equivalencia textual permite la inclusión de
la dimensión gráfica que complejiza el análisis del discurso poético.
1 Tinianov escribe El problema de la lengua poética” en 1923 y publica en 1924, anticipando de algún
modo los procedimientos que serán utilizados por las vanguardias.
sonora y semántica para conseguir una continuidad y un sentido en el texto. Aquél
procedimiento exige a su vez la dimensión gráfica: el lector interviene rítmicamente
sobre el texto mediante la “dislocación” de la palabra.
En el primer terceto del poema “Nahuel Huapi” de Ezequiel Martínez Estrada podemos
ver cómo se constituyen las rimas intercaladamenteen “claro”; “preclaro”; “Ciencia”;
“Esencia”. Durante el primer verso alude al objeto del título “Nítido en sus detalles”,
descripción que se desarrolla durante todo el poema. Adjetivos como “Armoniosa”,
“Serenidad”, “Tranquilo” proponen una continuidad de sentido en el poema. En
“Participa en paisaje del arte y de la ciencia” (primer verso del segundo terceto) inscribe
al lago (objeto aludido en el título) dentro de un sentido de distancia; aquello continúa
en el tercer verso del segundo terceto “una forma armoniosa y una inmortal esencia”.
Otra instancia que lee Lacan es “el lugar que uno no ve” (Peller, 2013:9): la conciencia
de las posibilidades de la evasión de la Ley; en aquella instancia primero se inscribe la
Reina y luego el Ministro. Por último el funcionamiento que corresponde a Dupin:
aquél que puede ver todas las instancias anteriores (el lugar de la Ley y la evasión de la
Ley). En la repetición de la sustracción y reposición de la carta Lacan compone su
análisis estructuralista del cuento; aquella repetición triádica implica una continuidad
que ordena el funcionamiento del cuento.
3) Trazaremos, como punto de partida, un breve vistazo sobre el artículo que precede
conceptualmente a Función, norma y valor estéticos como hechos sociales: “El arte
como hecho semiológico”. Y luego de avanzar sobre Función, norma y valor estéticos
como hechos sociales nos limitaremos a la consigna, contrastándolo con el enfoque
sociológico del arte de Gyorgy Lukács (utilizaremos el artículo “Narrar o describir”).
En “El arte como hecho semiológico”, Jan Mukarovsky, localiza a la obra artística en
una instancia semiológica. Le confiere el carácter de signo: refiere a ella como a un
‘objeto estético’ que funciona como “símbolo exterior (…), al que le corresponde, en la
consciencia colectiva, una significación determinada (…) caracterizada por lo que tiene
en común los estados subjetivos de la conciencia, evocados por la obra-cosa en los
miembros de una colectividad determinada” (Mukarovsky, 1975:35); luego le designa
una doble función semiológica: la obra de arte como signo autónomo y comunicativo.
El fundamento de la primera radica en la distinción en el “contexto general de
fenómenos sociales (…) del medio dado — como indica Jorge Panesi: “el referente del
signo artístico es la totalidad de los fenómenos sociales” (Panesi, 2016:2). La segunda
postula el aspecto comunicativo del signo —en tanto obra artística— que reúne
cohesivamente todos los elementos, constituyendo al mismo tiempo, el tema de la obra.
Luego, en Función, norma y valor estéticos como hechos sociales, aquél abordaje
semiológico detallado, se torna sociológico. Considerando en primer término a la
noción función (la cual en el libro de Mukarovsky señalado se hallan los distintos tipos
y no estrictamente su definición) Panesi recupera del artículo “El lugar de la función
estética entre las demás funciones” (1942) que el arte actúa de manera pluri-funcional
en contraposición del mono-funcionalismo de la máquina (consecuencia de la
industrialización). De aquél modo plural se construye la función estética y la
extraestética: a través de un contexto social e histórico determinado. Por lo tanto el
límite entre ambas (la esfera estética y la esfera extraestética) se constituye como el
resultado de valoraciones otorgadas desde una colectividad históricamente determinada
que actúa como juez —“desde el punto de vista de la valoración de los fenómenos”
(Mukarovsky, 2011:48) —; el carácter histórico implica posibilidad de variación de la
escala de valores: lo que se considera estético en un momento de un conjunto social
dado posiblemente no lo sea en otro. Posteriormente distingue dos nuevas categorías: la
esfera artística y extra-artística. Ambas se correlacionan respectivamente con las
funciones detalladas anteriormente, ¿de qué modo? Se replica de manera similar la
oscilación que ocurre entre la esfera estética y la esfera extraestética: la predominancia
de la función estética o extra-estética en el arte varía a lo largo de del tiempo mediante
las valoraciones y prácticas de conjuntos sociales determinados históricamente,
cambiando a su vez su concepción social como obra o práctica artística; al respecto
Mukarovsky ilustra, “(…) la danza se manifiestan, a veces como fuertes concurrentes de
la función estética, la función religiosa (la danza ritual) y la función erótica”
(Mukarovsky, 2011:52): en aquél ejemplo razona que al margen de pertenecer a la
esfera artística, también actúa en ella la función estética.
Como punto de partida podemos señalar que Mukarovsky localiza a la obra artística en
subordinación de diversas operaciones sociales a lo largo del tiempo, es decir que la
obra artística para Mukarovsky es un hecho social. En cambio Lukács, sostiene casi de
manera inversa, que a través del arte literario, específicamente la novela, el proletariado
podrá adquirir una conciencia de clase y así lograr la revolución; Lukács inscribe en su
teoría sociológica a la lucha de clases. Allí hay un espacio en común entre ambas
teorías. Mukarovsky sostiene, como señalamos, que la renovación de la norma estética
la desempeña la clase dominante. En “Narrar o describir”, Lukács, distingue dos modos
de plasmación de la realidad social y respectivamente dos tipos de escritores; por un
lado a aquellos que se limitan sólo a la mera descripción de los hechos, creando
espacios narrativos donde los personajes no inciden en los acontecimientos, son sólo
espectadores y por otro lado a aquellos escritores que relatan los acontecimientos
focalizando la incidencia de los personajes en la narración, donde el hombre está en el
centro de la puesta en escena. Ahora bien, aquél realismo al que alude que servirá de
instrumento para la revolución tiene también un origen en la clase dominante.
Bibliografía
Agamben, Giorgio (2010) “El final del poema” en El final del poema.
Estudios de poética y literatura.
Mukarovsky, Jan (1975) “El arte como hecho semiológico” en Escritos
de estética y semiótica del arte. Madrid, Ed. Gustavo Gili.
Mukarovsky, Jan (2011) Función, norma y valor estéticos como hechos
sociales. Buenos Aires, Cuenco de plata.
Lacan, Jacques (2012) “Seminario sobre `La carta robada´” en Escritos
nº1. Madrid, Paidós.
Panesi, Jorge (2016) Teórico nº19. Buenos Aires, CEFYL.
Tiniánov, Iuri (2010) El problema de la lengua poética. Buenos Aires,
Dedalus.