Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
BURTT, Edwin - Los Fundamentos Metafísicos de La Ciencia Moderna PDF
BURTT, Edwin - Los Fundamentos Metafísicos de La Ciencia Moderna PDF
LOS FUNDAMENTOS
METAFÍSICOS DE LA
CIENCIA MODERNA
EDWIN ARTHUR BURTT
LOS FUNDAMENTOS
METAFÍSICOS DE LA
CIENCIA MODERNA
Ensayo histórico y etílico
Traducción de
R oberto R9J6
Í
l metaíisica —una interpretación matemática dei universo-^- que
ofrezca la justificación final de ía marcha iütiira del conoci
miento mecánico. Dejó a un lado la teología como prind-
Í C último
JLll! de e;xplicación, quitando
__ ' - i l _______________ fundamento a las con
r : ’ l_____l
legones acerca de la reladOnreladon determinante que el hombre __
jarda con la naturaleza y que se basaba en consideraciones*51
sicológicas. Se representaba el mundo natural como una
Rancie y completa máauina matemática, aue constaba de
51 Two New Systems, pág. 194.
DIOS Y EL MUNDO FÍSICO 113
los movimientos de la materia, cumplidos en el espacio y en
el nempd. y*.W pUlll.1 apune al hombre como un espectador
sin importancia y como un electo semirreal del gran drama
matemático exterior. En atención a estas hazañas múltiples y
radicales, debe considerarse a Galileo como una de las
mentes más vigorosas de todos los tiempos. Acabó con mu
chos principios importantes y preparó el camino para ios
dos únicos espíritus comparables a é'l en esta progresiva co
rriente del pensamiento — Descartes y Sjr Isaac Newton.
C a p ít u l o IV
DESCARTES
D. EL “ESPIRITU DE LA NATURALEZA"
Este “espíritu de la naturaleza”, según lo describe More,
tiene mucha semejanza con la idea antigua, especialmente
platónica, del anima mtmdi, un principio hilárquico vital que
penetra la materia y cuyos poderes activos se expresan en
los fenómenos físicos y astronómicos. En realidad More lo
llama a veces “el alma universal del mundo”. 33 Era una
idea muy común durante la Baja Edad media; a ella acudie
ron frecuentemente los místicos, teósofos y filósofos de la
naturaleza. Para Képler, por ejemplo, cada planeta, incluyen
do la Tierra, está dotado de un alma, cuyos poderes constan
tes se muestran en la rotación planetaria. El propósito capi
tal de More era interpretar de nuevo esta idea errante en
términos que le dieran una mejor posición en la nueva co
rriente científica y, por supuesto, sin perjuicio de sus concep
ciones religiosas. En el prefacio a la Inmortalidad del alma
llama al espíritu de la naturaleza “el poder vicario de Dios
sobre la materia”, que es el agente de Dios inmediato y for-
mativo, a través del cual su voluntad se cumple en el mundo
material. Corresponde íntegramente en el conjunto de la na
32 hnmortality of the Soul, Bk. III, Ch. 13.
33 Como en Immortality, Bk. III, Ch. 13, Par. 7.
154 LA FILOSOFÍA INGLESA EN EL SIGLO XVH
turaleza a los espíritus animales que penetran en los siste
mas nerviosos y circulatorios y transmiten los propósitos del
alma a los distintos órganos y miembros. Sus funciones son
vitales, vegetativas y directivas, pero ella misma no es cons
ciente. More la define más cuidadosamente como “una sus
tancia incorpórea, pero carente de sentido y animadversión,
que penetra la materia toda del universo y ejerce en ella un
poder formativo, según las diversas predisposiciones y oca
siones de las partes sobre las cuales obra [observemos cómo
se contenta aquí con planteos vagos y generales] y dirigien
do las partes de la materia y su movimiento produce fenó
menos que no pueden reducirse a poderes simplemente me
cánicos”.34 Agrega aun más específicamente en una nota que
el alma posee vida, pero no sentido, animadversión, razón
ni libre albedrío. Sin embargo, More está ansioso de preca
verse contra la acusación de que al invocar como causas las
incorpóreas sustancias espirituales amengua la propensión
para el tratamiento científico y exacto de los fenómenos na
turales y a la creciente fe en la posibilidad de su reducción
a principios regulares y metódicos. Este espíritu de la natu
raleza, dice, debe considerarse como una auténtica causa y
es además seguro y uniforme en sus manifestaciones, por
lo cual no se sustituye ni se perjudica el cuidadoso estudio
científico del cómo de las cosas. “Afirmo con Descartes que
sólo afectan nuestros sentidos las variaciones de la materia,
las cuales están determinadas por las diferencias de movi
miento, figura, posición de las partes, etc., pero discrepo con
él en cuanto sostengo que no es un simple y puro movi
miento mecánico el que produce todas estas modificaciones
sensibles de la materia, sino que muchas veces su principio
inmediato y director es este espíritu de la naturaleza uno y
el mismo en todas partes, que actúa siempre de manera se
mejante en circunstancias semejantes, como un hombre de
mente luminosa y de juicio sólido da siempre el mismo fallo
34 Immortality of the Soul, Bk., III, Ch. 12, Par. I.
ix "espíritu de la naturaleza” l US
en las mismas circunstancias.” 35 En este punto principalmen
te desea More distinguir su concepción de la concepción an
tigua y medieval del anima mundí (interés que revela por
sí mismo la amplia influencia del ideal de exactitud de la
nueva ciencia), y espera con esto salvar la objeción de los
que, como Descartes, se oponían a la introducción de un
principio semejante en la filosofía natural, mientras todavía
parecía posible explicar matemáticamente todos los fenóme
nos. En realidad, su posición es que las causas mecánicas
producen tipos de movimientos que no agotan todos los
movimientos, sino que producen sólo la clase de movimientos
que obedecen a las leyes fundamentales del movimiento. Pero
existen también los fenómenos de la gravedad, cohesión,
magnetismo, etc., que revelan fuerzas y movimientos distin
tos de los mecánicos sin los cuales, sin embargo, el universo
que conocemos y en el cual vivimos no podría existir. Si estas
fuerzas no son mecánicas tienen que ser espirituales (t>. g.
el dualismo cartesiano), y algo afín al espíritu de la na
turaleza se ofrece como la entidad que da la explicación más
apropiada. More resume como sigue las conclusiones funda
mentales sobre este tema: “Según los principios mecánicos,
concedidos en todos los aspectos y confirmados por la ex
periencia, he demostrado que la caída... de una piedra o
de una bala, o de cualquier otro cuerpo pesado similar es
muy contraria a las leyes de la mecánica; y de acuerdo con
ellas, si se las dejara libres se alejarían de la tierra y serían
transportadas fuera de nuestra vista en las partes del aire
más alejadas, si algún otro poder más que mecánico no con
tuviera ese movimiento y las obligara a dirigirse hacia la
tierra... N i... el reconocimiento de este principio debe des
alentar nuestros esfuerzos en la búsqueda de las causas me
cánicas de los fenómenos de la naturaleza, sino que más bien
debe hacernos más cautelosos para distinguir lo que es resul-
3B immortatíty of the Soul, Bk. III, Ch. 13, Par. 7. Las bastardillas
son nuestras.
156 LA FILOSOFÍA INGLESA EN EL SIGLO x v n
tado de los poderes simplemente mecánicos de la materia y
el movimiento, y lo que es producto de un principio superior.
Indiscutiblemente, esta firme suposición de cjue en el mundo
no hay más fine materia lia alentado a algunos a arriesgar
muy precipitadamente soluciones mecánicas donde no son
sostenibles.” :,,i
Finalmente, para More, este orden que todo lo penetra y
la armonía del mundo mismo implican la existencia de una
sustancia incorpórea superior al espíritu de la naturaleza,
una sustancia espiritual y racional, realizadora de fines, que
merece suprema obediencia y adoración. “Hemos descubier
to fuera del simple fenómeno del movimiento (esto es, su
causa última) la necesidad de la existencia de alguna esencia
incorpórea distinta de la materia. La consideración del or
den y el admirable efecto de este movimiento en el mundo
proporciona a esta verdad una mayor certeza. Supongamos
que la materia se moviera por si misma: ¿podría la materia
sola, con su movimiento propio, constituir ese plan admira
ble y sabio de las cosas que vemos en el mundo? ¿Puede un
impulso ciego producir tamaños efectos con esa exactitud y
regularidad que, cuanto más sabio es un hombre tanto más
se percata de que no puede aumentar esa sabiduría ni quitar
ni alterar nada en las obras de la naturaleza con lo cual pu
diera mejorarlas? ¿Cómo lo que no tiene tanto juicio puede
producir efectos que llevan el sello de una suprema razón o
intelecto?” 37 More está persuadido con estas pruebas teleo-
lógicas de que existe un creador infinitamente sabio y gober
nador del universo, cuyo instrumento y medio subordinado
para la ejecución de sus propósitos es este ser incorpóreo
inferior, el espíritu de la naturaleza.38
GILBERT Y BOYLE
A. EL ASPECTO MATEMATICO
La frase “demostrar los otros fenómenos” en seguida su
giere el puesto fundamental de las matemáticas en el método
de Newton, sobre el cual hace hincapié al aclarar el senti
do del título que escogió para su obra: Principios matemáti
cos de filosofía natural, título que adecuadamente expresa
con brevedad el supuesto fundamental del nuevo movimien
to. “Ofrecemos esta oKra comó pnncipíos matemáticos de fi-
Tosotla.... para las' proposiciones matemátiramente* ciemos-
230 LA M ETAFISICA DE NEWTON
tradasen."12p rm ? Q»~ JMPgp rl<»rivnm ng dp. lo e fq p ¿ n )g pn g
celestes las fu erzas dp gravedad con que los cuerpos tienden
f al Sol y a varios planetas. Luego deducimos de estas fuerzas,
con otras proposiciones también matemáticas, los movimien
tos de los planetas, los cometas, la luna y el mar. Ojalá pu
diésemos derivar de los principios mecánicos y con el mismo
razonamiento el resto de los fenómenos de la naturaleza;
pues hay muchas razones que me inducen a suponer que esos
fenómenos dependen de ciertas fuerzas que hacen que las
partículas de los cuerpos, por causas hasta hoy desconocidas,
se sientan atraídas y se unan en figuras regulares, o bien re
pelidas y alejadas las unas de las otras. Los filósofos han tra
tado hasta ahora en vano de investigar la naturaleza de esas
fuerzas desconocidas; pero espero que los principios formu
lados arrojen alguna luz sobre ese método de la filosofía o
sobre otro más verdadero."1
Este pasaje nos advierte al pronto del papel que según
Newton desempeña la matemática en la filosofía natural y de
su constante esperanza de que todos los fenómenos de la
naturaleza puedan al fin explicarse en los términos de la me
cánica matemática. A juzgar por las citas,que hemos hecho,
doble es el procedimiento, de la cienciq^^l deducción de las
fuerzas a partir de ciertos movimientos, y la demostración ~3e
los otros movimientos a partir de esas fuerzas ya conodcíasT
'"‘"Podríamos esperar encontramos con una formulación ter
minante sobre la posición de las matemáticas en el método
filosófico en su Aritmética Universal, que contiene lo esen
cial de sus conferencias pronunciadas en Cambridge en los
años 1673-83. Pero no encontramos tal cosa, porque la tra
ducción de los problemas a lenguaje matemático sólo se apli
ca a cuestiones que implican ya patentemente relaciones
cuantitativas.^ Desde "un punto de vista filosófico el rasgo
más importante del libro está representado por la idea de
1 Preface, traducción de Motte.
2 Tiaduc. de Ralphson y Cinm, London, 1769, págs. 174, 177.
MÉTODO DE NEWTON 2.'U
poner la aritmética y el álgebra como las ciencias matemá
ticas lbn3áflleflT&16§ en oposición a lá “géómetna ViiiTvcir-
sal” deT5escartes. Hobbes v Bárrów.^acTá uña (Jé.ellás tiene
que usarse, sin embargo, n)lf dnndi» proporciona fíl métrvln
qe demostración más fácil y sencillo.4 Newton recurrió a este
expediente sobre todo por consideraciones metodológicas,
puesto que su invención del cálculo de las fluxiones le pro
porcionó un instrumento cuyas operaciones no podía repre
sentarse geométricamente por entero. Por otra parte, son
muy sugestivas las observaciones metodológicas que apare
cen en estas conferencias. En la medida en que tratamos
algebraicamente la mecánica y la óptica, introducimos sím
bolos para representar en su reducción matemática las pro
piedades que nos interesan, tales como la dirección del movi
miento y de la fuerza, y la posición, claridad y distinción de
las imágenes ópticas.6 Newton no elaboró posteriormente
este pensamiento y cuando entra en detalles no nos dice
la manera como escoge dichas cualidades, pero da por supues
to que ya las ha analizado claramente fuera de los fenó
menos.
“Por lo tanto, cuando hay que resolver un problema es me
nester comparar las cantidades qúelmpHca sin que'importe
distinguir entre las dadas y "las que TéTñiscan. y considerar
cómo una depencíe~3é la otra a füT3e que podamos conocer
quó cantidades supuestas completarán el resto, por un proce-
dimiento sintético. .." 6 ^é~p5eden~Süponer cantidades con
cuya ayuda cabe llegar a las ecuaciones; sólo atendiendo a
esto se obtienen de estas cantidades tantas ecuaciones como
cantidades que se suponen realmente desconocidas.” 7
Si volvemos a la Óptica, publicada en 1704, pero elaborada
en su mayor parte treinta o cuarenta años antes, encontrare-
3 Arithmetic, págs. 1 y sig.
4 Arithmetic, págs. 465 y sig. Cf. pág. 357.
6 Arithmetic, p&g. 10.
6 Arithmetic, pág. 202.
7 Arithmetic, pág. 209.
232 l.A METAFÍSICA DE NEWTON
mos breves indicaciones tic una concepción más general del
método matemático, que nos hubiera gustado verla desarrolla
da con mayor amplitud. “Siendo estos teoremas admitidos en
óptica [con respecto a la refracción y composición de la luz]
se podría muy bien tratar intensamente esa ciencia de una
manera nueva, no sólo enseñando las cosas que tienden a
hacer más perfecta la visión, sino también determinando
matemáticamente todas las clases de fenómenos de colores
que se pueden producir por las refracciones. Pues para hacer
esto no se requiere nada más que descubrir las separaciones
de los rayos heterogéneos y sus distintas composiciones y
proporciones en todas las mezclas. Argumentando de este
modo he inventado casi todos los fenómenos descriptos en
estos libros, aparte de algunos menos necesarios que pudie
sen abonar mi argumento; y por el éxito logrado en los en
sayos, me atrevo a afirmar que quien argumente bien y
ensaye todas las cosas con buenos cristales y suficiente caute
la, no dejará de hallar el hecho esperado. Pero deberá saber
primero qué colores han de surgir de otros mezclados en
ciertas proporciones.” * Ncwlon cOttsklcra así haber extendido
los límites de la óplica~natemática al aplicar el método rqa-
femalico a los fenómenos de los colores. Consiguió esto des
cubriendo las Reparaciones de los rayos heterogéneos y sus
distintas composiciones y proporciones en todas las mezclas”.
Al fin del libro primero resume sus conclusiones sobre este
punto, afirmando que como resultado de su exacta determi
nación experimental de las cualidades de refrangibilidad y
reflexión, ‘3a ciencia de los colores se convierte en una espe
culación tan realmente matemática como otra parte cualquie
ra de la óptica”.0 El anhelo de Newton de reducir otro grupo
de fenómenos a fórmulas matemáticas ilustra asimismo la
posición esencial que las matemáticas ocupan en su obra.
Pero tocante al método que siguió en esta reducción, sus8
8 Opticks, 3rd edition, London, 1721, págs. 114 y sig.
• Opticks, pág. 218.
MÉTODO DE NEWTON
enunciados son demasiado breves como para formarnos de él
una idea cabal. Nos ocuparemos ahora de otro aspecto de
su método, igualmente importante, el experimental.
B. EL ASPECTO EMPÍRICO
Aun el más inadvertido estudioso de Newton percibe cla
ramente que hay en su obra aspectos tan completamente em
píricos como consumadamente matem^ticosT No sólo sostiene
Hítih Képlér,* Ualileo y Hobbes que '“nuestra tarea consiste
en buscar las causas de los efectos sensibles” 10, y recalca, en
toda afirmación sobré su método, que ío que tenemos que es
forzamos por explicar son los fenómenos que se observan
en la naturaleza, y también que la gufa~empfrica y la com
probación deben acompañar todos los pasos de este proceso
explicativo Ci fraraT Ñewton~*no habla en absoluto ninguna
certeza a priori tal como para Képler, Gaííieo y, sobretodo
Descartes, que creíán que el mundo es enteramente matemáti
co. Tampoco compartía Newton la opinión de ellos, según la
cual con un método matemático perfeccionado se podían
develar todos los secretos de la naturaleza. Es obvio que este
es el espíritu del parágrafo ya citado del prefacio de los Prtn-
cipios: “Ojalá pudiésemos derivar de los principios mecánicos
y con el mismo razonamiento el resto de los fenómenos de la
naturaleza... pero espero que los principios formulados
arrojen alguna luz sobre esc método de la filosofía o sobre
otro más verdadero.” El tono provisional del empirismo aquí
salta a la vista y por eso para Newton. en señalado contraste
con Galileo y Descartes, nay una notable diferencia entre las
verdades matemáticas v las verda3es“físicas. “Es más uiiá
hipótesis matemática que unai hipótesis física el hecho de que
10 System of the World, traducción de Motte, 3rd. Vol., de Mothe-
matlcaí Principies of Natural Philosophy de Newton, London, 1803,
p&g. 10.
u Opticks, págs. 351, 377; Principies, Preface, I, 174; II, 162, 314.
234 LA METAFÍSICA DE NEW TON
la resistencia de los cuerpos dependa de su velocidad” 12;
un pasaje similar aparece en relación con su investigación de
los fluidos.13 Por supuesto, ni Caldeo ni Descartes habrían
osado determinar a priori problemas como los señalados,
pero esto porque es imposible deducir las respuestas a estos
problemas partiendo de los principios matemáticos funda
mentales que son aceptados como la estructura de la natu
raleza. El experimento tiene que decidir precisamente cuán
do las deducciones que parten de dichos principios conducen
a posibilidades distintas. Para Newton las matemáticas deben
modelarse continuamente sobre la experiencia. Y siempre que
sé permitió hacer largas deducciones valiéndose de princi
pios destacó escrupulosamente el carácter puramente abs
tracto de los resultados hasta que no se los hubiese compro
bado físicamente.
Newton fue asi el heredero de dos movimientos fecundos
e importantes en el precedente desarrollo cíe la cienciapfel
movimiento empírico V experimental, yrel deductivo v mate
mático. El l'ue continuador de Batfon, Gilbert, Harvey y
Uoyle, y el sucesor de Copérnico, Képler, Galileo y Descar
tes. Y si fuera posible separar los dos aspectos de su método
habría que decir que el criterio último de Newton fue más
empírico que matemático. A pesar del titulo de su obra
mayor tenía mucho menos confianza en el razonamiento de
ductivo aplicado a los problemas físicos que el término me
dio de los científicos modernos. Recurrió constantemente a
12 Principies, II, 9.
12 Principies, II, 62. “Si de esta manera algunas partículas rechazan
a otras de su misma clase que se hallan junto a ellas, pero no a las
más alejadas, las partículas de esta clase compondrán los fluidos de
que se trata en esta proposición. Si la virtud de una partícula cual
quiera se difunde por toaos lados in infinitum, se requerirá una fuerza
mayor para producir una condensación igual de una mayor cantidad
de fluido. Pero es un problema físico el saber si los fluidos elásticos
constan realmente de particulas que se rechazan entre si. Hemos de
mostrado matemáticamente la propiedad de los fluidos que constan de
partículas de esta clase, para que, desde ahora, los filósofos tengan
ocasión de discutir este problema.”
MÉTODO DE NEW TON 235
la comprobación experimental, incluso para la solución de
las cuestiones que parecerían estar implicadas en la propia
significación de sus términos, tal como la relación de la re
sistencia con la densidad.14 Habiendo definido la masa en
función de la densidad y de la resistencia, tal relación pare
cía estar implicada en la propia significación de las palabras.
En la Aritmética uninersnl ll«.ga a foyinnar lo que para Gali-
leo y Descartes era una terrible herejía, que algunos proble
mas no pueden expresarse adecuadamente en lenguaje mate
mático. No es mucho decir que para Newton la matemática
era solamente un métotTo para la solución de problemas
que planteaba la experiencia sensible. Tema ñoco interés en
los razonamientos matemáticos que" no eran aplicables a los
problemas tísicos; constituían esencialmente un instrumento
útil para la reducción de los fenómenos físicos. Esto lo dice
claramente en el prefacio a los Principios: “Puesto que los
antiguos... dieron gran cuenta de la mecánica en la in
vestigación de las cosas naturales, y los modernos, dejando
de lado las formas sustanciales y las cualidades ocultas se
han esforzado por someter los fenómenos de la naturaleza
a las leyes de la matemática, en este tratado vo estudio la
matemática en ln medida en que tiene que ver con la filo
sofía. Los antiguos consideraban la mecánica desde un doble
punto de vista; como racional, cuyo procedimiento exacto es
la demostración, y práctica.” Newton observa que todo lo
que es cabalmente exacto tiene que llamarse geométrico;
lo que lo es menos, mecánico. Esta distinción, empero, no
debe hacemos olvidar que originalmente ambas aparecieron
como una ciencia única de la mecánica práctica.15 Por ejem
plo, “describir líneas rectas y círculos son problemas, pero no
problemas geométricos. Se necesita la mecánica para la solu
ción de estos problemas; y una vez demostrados la geometría
aclara su uso. Y es una gloria para la geometría que con estos
14 Opticks, págs. 340 y sig.
15 Todo «1 prefacio hay que interpretarlo en relación con esto.
236 LA M ETAFÍSICA DE NEW TON
pocos principios, traídos desde afuera, pueda hacer tantas
cosas. Por tanto la geometría se funda en la práctica de la
mecánica, u no es nada más aue una ■ parte ae la mecánica
universal, attc se provone u demuestra exactamente el arte
de medir. Pero como las artes manuales se refieren sobre
todo al movimiento de los cuerpos, sucede que la geometría
se refiere comúnmente a las magnitudes y la mecánica a los
movimientos. En este sentido, la mecánica racional será la
ciencia de los movimientos que resultan de fuerzas cuales
quiera, y la ciencia de las fuerzas que se necesitan para pro
ducir un movimiento propuesto y demostrado con exacti
tud”. Es capital el énfasis que se pone aquí sobre lo
empírico y práctico; la geometría es una parte de la mecá
nica universal, y junto con las otras ramas de la mecánica
forman una ciencia única de los movimientos de los cuerpos,
la cual se desarrolló originalmente en respuesta a necesida
des prácticas.
C. ATAQUE A LAS “HIPÓTESIS”
gn Ncwton hallamos, pues, una enérgica insistencia sobre
la necesidad tlci experimento v una escasa paciencia por las
ideas acerca del mundo oue no son deducciones obtenidas
de los experimentos, de los fenómenos sensibles o que no son
susceptibles díTuna exacta comprobación empírica. Sus obras
rebosan de una polémica constante contra las “hipótesis”,
que él entiende como ideas de esta clase. En los días de sus
primeros experimentos de óptica, esta polémica asume la
moderada forma de una declaración que reclama la poster
gación de las hipótesis hasta que un estudio de los hechos
disponibles establezca las leyes experimentales exactas.16 En
16 Isaaci Newtoni Opera quae exstant Omnia, ed. Samuel Horsley,
5 Vols., London, 1779 y sig. Vol. IV, págs. 314 y si». “Si alguien
hace suposiciones sobre la verdad de las cosas a partir ae la mera po
sibilidad de las hipótesis, no veo cómo puede determinarse algo cierto
en una ciencia cualquiera... por eso estimo que uno debiera abste-
METODO DE NEW TON 237
realidad, después que se han establecido asi experimental
mente las propiedades y las leyes, hay que rechazar todas
las hipótesis propuestas que no se ajusten a ellas, y a menu
do encontraremos varias hipótesis distintas que concordarán
con esos hechos si se las interpreta debidamente.17 Pero el
interés mayor de Newton está en las propiedades y en' las
leyes experimentales que se demuestran inmediatamente a
partir de los heckosL_e_insistia en que hay que distinguirlas
complejamente de las hipótesis. Nada! le incomodaba tanto
como saber que se consideraba una hipótesis su doctrina
de la refracción de la luz. Respondiendo a esta acusación
afirma con energía que su teoría “sólo parecía contener cier
tas propiedades de la luz que yo he descubierto y que no
considero difícil de comprobar; y si no las hubiese encon
trado verdaderas habría preferido rechazarlas como especu
lación fútil y vana antes que reconocerlas como hipótesis
mía”.18 Refuerza esta afirmación con otras enérgicas asercio
nes acerca de la superioridad del método experimental so
bre el método de la ¿reducción que parte de supuestos a vrio-
ri. "entre tanto dadme licencia para insinuar que no la juzgo
"eficaz para determinar la verdad y examinar las diferentes
vías que pueden servir de explicación a los fenómenos, salvo
donde haya una perfecta enumeración de todas estas vías.
Sabéis que el método adecuado para investigar las propieda
des de las cosas consiste en deducirlas de los experimen
tos. .. Por eso quisiera que se omitiesen todas las objecio
nes que provienen de las hipótesis o de cualquier otra
premisa que no sean estas dos: demostrar la insuficiencia de
nerse, como de un argumento falaz, de considerar las hipótesis.” “Pues
el método mejor y mas seguro de filosofar parece ser, primero, inves
tigar con diligencia las propiedades de las cosas y establecerlas por
medio de experimentos, y segundo, buscar hipótesis para explicarlas.”
“Pues las hipótesis debieran ser introducidas meramente para explicar
las propiedades dadas de las cosas, y no intentar predeterminarlos, salvo
hasta donde puedan constituir una ayuda para los experimentos.”
17 Opera, IV, 318 y sig.
18 Opera, IV, 310. Cf. también págs. 318 y sig.
238 LA m e t a f ís ic a d e n e w t o n
los experimentos para la determinación de estas cuestiones
o poner a prueba otras partes cualesquiera de mi teoría seña
lando las imperfecciones y defectos en mis conclusiones ex
traídas de dios; o bien realizando si es posible otros experi
mentos que me contradigan directamente.” 19 Newton no se
abstiene completamente de las especulaciones mpotéticas al
considerar la naturaleza de la luz, pero intenta mantener
clara la qisnnción entre dichas sugestiones y sus resultados
experimentales exactos. Le lastmio, sobre todo, el abuso de
Hook que, partiendo de su sugestión, consideró los rayos de
luz como corpóreos. “Mr. Hook parece que toma esto por
hipótesis mía. Es verdad que con mi teoría sostengo la na
turaleza corpórea de la luz, pero lo hago sin certidumbre
absoluta, según lo insinúa la palabra “quizás”, y de la doc
trina a lo sumo extraigo una consecuencia muy plausible, y
no veo una suposición fundamental... Si hubiese forjado una
hipótesis semejante, la habría explicado en alguna parte. Pero
yo sabia que las propiedades de la luz, señaladas por mí, se
podían explicar, en cierta medida, no sólo por esa sino por
otras hipótesis mecánicas; y por eso opté por rechazarlas a
todas, y hablar de la luz en términos generales considerán
dola abstractamente como algo que se propaga de todos
lados en línea recta a partir de los cuerpos luminosos, sin
determinar lo que tal cosa sea.”20 Newton aclara esta posi
ción con afirmaciones ulteriores. “Pienso que para explicar
mi doctrina nn <tp. r>»™>Cita Af. n in g u n a h ip ó te s is ” ai “Veis,
por tanto, cuánto hay que discutir sobre las hipótesis en
comparación a la tarea que tenemos entre manos."22 “Pero
si hay alguna duda íde mis conclusiones], es preferible so-
meter experiméntale! que acep-
er el hecho a otras condiciones experimentales
tar lo posibilidad de una explicación hipotética.” 23
i» Opera, IV, 320.
20 Opera, IV, 324 y sig.
a Opera, IV, 328.
22 Opera, IV, 329.
23 Opera, IV, 335.
MÉTODO DE NEW TON 239
Fue, sin embargo, una empresa desesperada el hecho de
que los científicos de su época llegaran a apreciar la distin
ción fundamental que hay entre la hipótesis y la ley experi
mental, pues Newton se vio envuelto en muchas rencillas
acerca de la naturaleza y validez de sus doctrinas. Como
resultado, con el correr de los años Newton se sintió cons
treñido a adherirse a la convicción de que el único método
seguro consistía en desterrar por completo la hipótesis de la
filosofía experimental; Newton se limitó de este modo rigu
roso a las propiedadgs_^Jeygs_descubiertas y susceptiblesde
uña||^m j^M c^^^^tarAsum ?^str^osicii5ñde^iiññéra
decisiva en los Principios y en todas sus obras siguientes. En
la rtptf/Tfl nn piifjo evitar ajgnnas largas especulaciones. per<¡)
las excluyó ^escrupulosamente del cuerpo principal de la obra
Í
^las iropone simplemente como cuestiones quedan ele guiar
as u tenores investigaciones experimentales. El enunciado
clásico sobre el rechazo de la Hipótesis aparece al final de
los Principios. “Hay que llamar hipótesis cuanto no se de
duce de los fenómenos; y las hipótesis, sean metafísicas o
físicas, de las cualidades ocultas o mecánicas, no tienen ca
bida en la filosofía experimental. En la filosofía experimental
las proposiciones particulares se infieren de los fenómenos y
después se hacen generales por la inducción. Así se descu
brieron la impenetrabilidad, la movilidad y la fuerza impul
siva de los cuerpos como también las leyes del movimiento
y la gravedad."24
Teniendo en cuenta estas ilustrativas afirmaciones pode
mos destacar como muy importante la cuarta Regla del ra
zonamiento la cual, si se la comprende bien, absuelve a New
ton del cargo que se le ha hecho de haber aceptado en su
filosofía ciertos principios a priori que, al parecer, están su
puestos en sus otras tres reglas. Sin embargo, su lenguaje
cuidadoso, sobre todo en la tercejg regla, debiera disuadimos
de hacer una protesta semeianterTa primera reírla es el prin-
24 Principies, II, 314. Cf. también Opticks, pág. 380.
240 LA METAFÍSICA DE NEW TON
ar
tipio de la sencillez. "No tenemos aue admitir más causas
las cosas naturales que las que son a un tiempo verda
deras y suficientes para explicar sus apariencias. A este pro
pósito, los filósofos dicen que la naturaleza no hace nada
en vano, y es tanto más en vano cuanto menos sirve; pues
la naturaleza se complace con la se^pillez y desprecia la
fastuosidad de las causas superfluas.”*5 La segunda regla es
qne"a los mismos efectos naturales debemos asignar, en la
medida de lo posible^las mismas causas”. La expresión más
matemática de este principio es que cuando hechos diferen
tes se expresan en las mismas ecuaciones, hay ^^conside
rar que están producidos por las mismas fuerz¿r*La terce
ra re^la afirma de una manera aun más radical que las otras
lanecesidad desuperar los principios empíricos estrictos. "Las
cualidades de los cuerpos que no admiten aumento ni dis
minución de grados y que pertenecen a todos los cuerpos
que están al alcance de nuestra experimentación, tienen que
estimarse como las cualidades universales de todos los cuer
pos, cualesquiera que sean." ¿No es acaso un supuesto alta
mente especulativo, a la manera cartesiana, el afirmar que es
legitima la generalización ad infinitum de las cualidades des
cubiertas en la estrecha esfera de nuestra experiencia, o es,
quizá, un supuesto puramente metodológico? La explicación
de Newton es que considera esta regla nada más que como
una combinación del método experimental con el primer
principio de la regularidad de la naturaleza. "Pues como s¿lo
por los experimentos conocemos las cualidades de los cuer
pos, tenemos que considerar cualidades universales las que
están universalmente de acuerdo con los experimentos; y
las que no están sujetas a la disminución no pueden nunca
separarse por completo. No hemos de abandonar segura
mente la evidencia de los experimentos por amor a los sueños
y a las ficciones vanas de nuestra fantasía; ni vamos a re
nunciar de la analogía de la naturaleza que se muestra sen-
26 Principies, n , 160 y sig.
MÉTODO DE NEW TON 241
cilla y en armonía consigo misma.” Tenemos que volver así
a los dos primeros principios, el de la sencillez y regularidad
de la naturaleza y el de la identidad de la causa cuando los
efectos son los mismos. ¿Eran estos supuestos especulativos
a priori acerca de la estructura del universo los que hacen
posible siempre la reducción de sus fenómenos a leyes, en
especial las leyes matemáticas; o eran para Newton una sim
ple cuestión de método que había que usar, a manera de
ensayo, como principio de ulteriores investigaciones? Es casi
imposible responder con absoluta certeza a esta cuestión.
En la época en que primaba en Newton el fundamento teo
lógico de su ciencia es probable que su respuesta hubiera
sido en esencia igual a la de Galileo y Descartes. Pero en
sus párrafos estrictamente científicos predomina de manera
abrumadora el aspecto positivo y provisional; por eso hay
que considerar la cuarta regla del razonamiento en filoso
fía que citamos a continuación, como la que impone los justos
Jigüites a las otras tres.
^"A unque nuena imaginar hipótesis contrarias, la filosofía
natural tiene que considerar como exactas o con muchos vi
sos de verdad a las proposiciones recogidas por la inducción
general de los fenómenos, a pesar de los casos contrarios que
pueden imaginarse hasta que se produzcan otros fenómenos
que las bagan más exactas o sujetas a excepciones. Debemos
seguir esta regla para que las hipótesis no sustituyan el ar
gumento de la inducción... En otras palabras, no tenemos
ninguna garantía metafísica contra las excepciones que apare
cen incluso a nuestros principios más sólidamente adopta
dos; el empirismo es la última prueba de toque. Esto se
aplica al principio fundamental de la sencillez y la regulari
dad como se ve en un interesante pasaje de la óptica: “Que
esto sea así es muy razonable [esto es, que el teorema de la
proporción uniforme de los senos se aplique a todos los
rayos de luz] porque la naturaleza está siempre de acuerdo
consipo misma; pero lo que se requiere es una prueba ex
242 LA METAFÍSICA DE NEW TON
perimental.” 20 Ninguna deducción a partir de un principio
aceptado, por general que sea o claramente derivado de fe
nómenos pasados, puede tenerse por absoluta o físicamente
cierta sí no media una escrupulosa v continua comprobación
experimental. ***"
D. LA UNIÓN DE LA MATEMATICA Y EL EXPERIMENTO
EN NEWTON
Podemos preguntamos ahora cómo se propuso unir New-
ton el método experimental y el matemático. Un enunciado
cabal sobre su posición en este punto sólo puede darse des
pués de un cuidadoso examen de su práctica del méto
do, pues sus palabras son muy insuficientes. El mejor pasaje
se halla en su carta a Oldenburg en respuesta al ataque de
Hook que hemos citado ya. “Finalmente, he observado una
expresión casual, que insinúa una mayor certeza en estas
cosas de la que yo he prometido, a saber la certeza de
la demostración matemática. He sostenido, en efecto, que la
ciencia de los colores era matemática, y tan segura como
cualquier parte de la óptica; pero ¿quién ignora que la ópti
ca y muchas otras ciencias matemáticas dependen tanto de
las ciencias físicas como de las demostraciones matemáticas?
Y la absoluta certeza de una ciencia no puede ser mayor
que la certeza dé sus principios. L a evidencia con que he
afirmado las proposiciones de los colores, procede de los ex
perimentos físicos, y, por tanto, no son más que físicas. En
consecuencia, las proposiciones mismas no pueden ser esti
madas más que los principios físicos de una ciencia. Y si
esos principios fuesen tales que en base a ellos un matemá-
tico pudiese determinar todos los fenómenos cromáticos que
las refracciones pueden producir y se demostrase de qué ma
nera y en qué medida esas refracciones separan o mezclan
los rayos, a los cuales son inherentes originalmente varios co-28
28 Pág. 68.
MÉTODO DE NEW TON 243
lores, yo supongo que la ciencia de los colores ha de ser
matemática, y tan exacta como cualquier parte de la óptica.
Tengo buenas razones para pensar que esto puede llevarse
a cabo porque después de habar conocido esos principios
he hecho, con este propósito, uso constante de ellos con
constante éxito.” 27 Es evidente que aquí nos defrauda de
nuevo Newton al fracasar en su intento de elevarse a un
grado mayor de generalidad que la característica de su ex
periencia. Pero al mismo tiempo dice cosas importantes e
instructivas. Hay ciertas proposiciones sobre los colores, de
rivadas de los experimentos, que se vuelven principios de la
ciencia, y son tales que las demostraciones matemáticas pue
den extraer de ellos los fenómenos de la refracción de los
colores. Un estudio cuidadoso de su biografía científica ge
neralizará e iluminará en detalle esta forma algo dara de la
concepción de Newton sobre su modus operandi.
A la luz de este estudio complementario pydrfo di<¡™>rpír-
se en la totalidad daiu método matemático-experimental tres
momentos capitaltjy Primero, la simplificación de los fenó
menos por los experimentos, de manera que puedan com
prenderse y definirse con exactitud sus cualidades que va-
rían cuantitativamente, según el modo de variación. Los
lógicos posteriores han descuidado prácticamente este primer
momento, pero sin duda constituye la manera como Newton
fijó con exactitud conceptos fundamentales como la refran
gibilidad en óptica y el de masa en física, y descubrió pro
posiciones más sencillas sobre la refracción, movimiento y
fuerzy Segundo, la elaboradón matemática de dichas pro
posiciones. por lo general con ayuda del cálculo, de tal modo
que expresen matemáticamente la operación cjpjestos prin-
cipios en las cantidades o relaciones que seanó^Tercero, los
experimentos exactos deben hacerse^ 1))para'comprobar la
¿plicabilidad de esfas deducciones a ^ ín campo nuevo y re-
aucirlas a su forma más general^ ) en el caso de los fenó-
37 Opera, IV, 342. Oldenburg fue Secretario de la Sociedad Real.
244 LA M ETAFÍSICA DE NFW TON
menos más complejos para descubrir la presencia y deter
minar el valor dé las causas adicionales (las fuerzas, en me
cánica] (|"<‘ pueden someterse a un tratamiento cuantitativo;
y (3 / sugerir —en caso de que permanezca oscura la na-
turalcza tle dichas causas adicionales— un acrecentamiento
de nuestros instrumentos matemáticos, para tratarlas con, más
eficacia. Asi, para Newton. la experimentación cuidadosa
debe estar al principio y al fin de todo importante paso cien
tífico, porque lo que buscamos comprender^ son siempre
los hechos sensibles; pero la comprensión, en tanto es exacta.
debe expresarse en lenguaje matemático. Por medio de los
experimentos debemos, pues, descubrir los aspectos que pue
den expresarse en ese lenguaje, y nuestras conclusiones de
ben comprobarse también por medio de los experimentos.
“Nuestro propósito es sólo investigar la cantidad y las pro
piedades de esta fuerza [atracción] partiendo de los fenóme
nos y aplicar como principios lo que descubrimos en los
casos sencillos, y con estos principios y de un modo mate
mático podemos estimar sus efectos en casos más compli
cados. Pues, sería una tarea interminable e imposible someter
todos los hechos a la observación directa e inmediata. Hemos
dicho, de un modo matemático, para evitar discusiones sobre
la naturaleza o cualidad de esta fuerza (atracción), para cuya
determinación no cuenta hipótesis alguna.” 29 Estamos ahora
en condiciones de considerar las afirmaciones más generales
de su método, conforme aparecen en las últimas páginas de
la óptica, donde se destaca en especial las consecuencias po
sitivas de su experimentalismo y el rechazo de las hipótesis.
“No considero estos principios (masa, gravedad, cohesión) como
cualidades ocultas, los cuales se supone que resultan de las formas es
pecíficas de las cosas, sino como leyes generales de la naturaleza, que
rigen la formación de las cosas; su verdad se nos aparece a través
de los fenómenos, aunque no se hayan descubierto sus causas todavía,
pues éstos son cualidades patentes y sólo sus causas son ocultas. Y los
28 Cf. Opticks, p&gs. 864 y sig.
28 System of the World ( Principies, Vol. III), póg. 3.
MÉTODO DE NEW TON 245
aristotélicos dieron el nombre de cualidades ocultas no a las cualida
des patentes, sino a las que se suponían escondidas en los cuerpos
y tenidas por las causas desconocidas de los efectos patentes. Así se
rian las causas de la gravedad, de las atracciones magnética y eléc
trica y de las fermentaciones, si supusiéramos que estas fuerzas o
acciones provienen de cualidades desconocidas para nosotros, y que
no pueden descubrirse ni tomarse manifiestas. Estas cualidades ocul
tas constituyen una valla para el progreso de la filosofía natural, y por
eso se las ha rechazado en los últimos años. Decir que todas las clases
de cosas poseen una específica cualidad oculta, merced a la cual
actúa y produce efectos patentes, es como no decir nada: En cambio,
derioar de ¡os fenómenos dos o tres principios del movimiento, y ex
plicar después la manera como se deducen de estos principios mani
fiestos las propiedades y acciones de todas las cosas materiales, sería
dar un gran paso en filosofía aunque no se hubiesen descubierto toda
vía las causas de esos principios. Por eso no tengo reparos en propo
ner los principios del movimiento arriba mencionados, por ser muy ge
nerales, y dejar las causas que hay que descubrir.” 30
Volveremos después sobre este contraste fundamental que
según Newton existe entre su método, seguro, y el de los
sistemas aristotélico y cartesiano. Queda por plantear una
interesante cuestión sobre su método. Los experimentos y
observaciones iniciales, gracias a los cuales se define el com
portamiento matemático de los fenómenos, ¿no presupone
algo que sólo como hipótesis puede considerarse, la cual
conduce esos experimentos a resultados satisfactorios? En la
época de sus primeros trabajos ópticos, Newton no las re
chazaba por entero; hay a veces hipótesis que "pueden ser”
ciertamente “una ayuda para los experimentos”.81 Pero en
sus obras clásicas no se asigna función alguna a estas ideas
directrices. Es evidente que necesitamos una hipótesis en el
sentido muy general de que en cuanto la naturaleza se ha
revelado hasta ahora, en gran medida, como un orden mate
mático sencillo y uniforme, esperamos que haya aspectos y
leyes cuantitativamente exactos en cualquier grupo de fenó
menos que nos hacen descubrir los experimentos sencillos, y
30 Opticks, pág- 377. Las bastardillas son nuestras,
31 Cf. pág. 211, nota a pie de página.
246 i .a m k t a f ís ic a d e n e w t o n
que los más complejos los reducen a su forma más general.
Newton puedo decir así de su método que deduce de los fe
nómenos*- los principios del movimiento, porque estos prin
cipios son afirmaciones exactas y completas de los fenómenos
Hasta donde toca a sus movimientos. Y cuando la inducción
se aplica a estos principios, no se pierde su exactitud e inte
gridad como reducción de los fenómenos. Newton quiere de
cir simplemente con esto que se los concibe del modo más
general como aplicados a una esfera más amplia. De acuerdo
con la concepción final de Newton no hay cabida paralas
hipótesis en la tiloso! ¡a natural; analizamos los fenómenos
para deducir sus leyes matemáticas, y la inducción hace ge
nerales a las que tienen una gran esfera de aplicación. La
palabra “inducción" no amengua la certeza matemática de
los resultados y no debe desorientarnos cuando Newton lo
pone de relieve en la afirmación final de su método en la
Optica. Esta afirmación subraya meramente su fundamental
empirismo.
"Lo mismo que en las matemáticas, también en la filosofía natural
la investigación de los cosas difíciles debe hacerse siempre antes por
el método del análisis que por el método de la composición. El aná
lisis consiste en hacer experimentos y observaciones y en extraer de
ellos por la inducción conclusiones generales, y en no admitir objecio
nes contra las conclusiones, salvo las que provienen de los experimen
tos o de otras verdades seguras. Las hipótesis no tienen que ser con
sideradas en la filosofía natural. Y aunque el razonamiento que se
obtiene inductivamente de los experimentos y observaciones no fuese
la demostración de las conclusiones generales, constituye sin embargo la
mejor manera de saber lo que contiene la naturaleza de las cosas y
se lo considera tanto más cierto cuanto más general es la inducción.
Y si no hay ninguna excepción en los fenómenos, puede expresarse la
conclusión con carácter general. Pero si después aparece en los ex
perimentos alguna excepción, hay que enunciarla con las excepciones
ocurridas. Con este método del análisis vamos de los compuestos a
los elementos, y de los movimientos a las fuerzas que los producen; y
en general, de los efectos a sus causas, y de las causas particulares
a las más generales, hasta que el argumento logre su máxima generab
as Principies, H, 314.
MÉTODO DE NEW TON 247
dad. Tal es el método del análisis. La síntesis, por el contrario, consiste
en suponer descubiertas las causas y establecidos los principios y en
explicar con ellos los fenómenos que de ellos provienen, y en demostrar
finalmente estas explicaciones. En los dos primeros libros de esta óptica,
procediendo con arreglo a este análisis, he descubierto y demostrado las
diferencias originales de los rayos de luz por lo que toca a la refrac
ción, reflexión y color y a los periodos alternados de fácil reflexión y
fácil transmisión, y las propiedades de los cuerpos, tanto opacos como
diáfanos, de los cuales dependen sus reflexiones y colores. Y vez
demostrados estos descubrimientos, pueden darse por supuestos en el
método de la composición para explicar los fenómenos que provienen
de ellos; de esto he dado un ejemplo al final del primer libro.” 39
Resulta muy claro de estas importantes afirmaciones que
el mismo Newton consideró notable su descubrimiento me
todológico, a pesar de que no pudo enunciar su método en
su absoluta generalidad. Galileo había puesto a un lado la
explicación en función del último porqué de los hechos fí
sicos a favor de la explicación en función de su inmediato
cómo, es decir, se había limitado a las fórmulas matemáticas
que expresan sus procesos y movimientos. Pero Galileo con
servó aún muchos prejuicios metafísicos de sus precursores,
mientras que por lo demás elevó a metafísica su método ma
temático, y no pudo (con excepción de algunos pasajes)
obtener en sus obras una distinción clara entre el estudio
científico de los movimientos percibidos y estas ideas más
fundamentales. En Descartes la metafísica de las matemáti
cas era más esencial y decisiva porque estaba menos aban
donado el anhelo de un sistema completo del universo. Boyle,
por su parte, estaba persuadido de que el mundo, en última
instancia, tiene que interpretarse religiosamente, pero por lo
que se refiere a la ciencia experimental se aprestó a subrayar
la escasez del conocimiento humano y su progreso tentativo
y gradual. Pero Boyle, en la medida en que no era matemá
tico, no advirtió método alguno para lograr la certidumbre en
la ciencia. La ciencia se compone de hipótesis que hay que
33 Opticks, págs. 380 y sig. Compárese con las consideraciones sobre
el método en Kepler, VU, 212.
248 l a m e t a f ís ic a d e n e w t o n
probar y comprobar con experimentos hasta donde es posi
ble, pero si en cualquier momento aparece un experimento
contrarío debemos contentarnos con el probabilismo. New
ton, según vimos, concedía la posibilidad de que hubiese ex
cepciones, pero <le ningún modo que la ciencia se compusiera
de hipótesis. Cuanto no se deduce de los fenómenos debe
llamarse hipótesis. Éstas, que no tienen cabida en la ciencia,
constituyen intentos porexplicar la naturaleza ele las /uéraás
y las causas que se revelan en los fenómenos del movimien
to t*or su propia naturaleza, estas explicaciones no son sus
ceptibles de comprobación experimental. Sabemos, por ejem-
plo, que en la naturaleza se producen ciertos movimientos
que podemos reducir a una ley matemática, y al considerar
esos movimientos como los efectos de una cierta clase de
fuerza, llamamos a esa fuerza gravedad. ‘Tero hasta ahora
no he podido descubrir a partir de los fenómenos la causa
de estas propiedades de la gravedad, y yo no hago hipóte
sis.” 34 La naturaleza última de la gravedad es desconocida,
pero no es necesario que la ciencia la conozca, porque ésta
quiere súber cómo actúa y no lo que dicha fuerza es. Para
Newton, mes, la ciencia se compone de leyes aue expresan
sólo el comportamiento matemático de la naturaleza —leyes
S secondeducen claramente de los fenómenos y se comprue-
exactitud en los fenómenos—, y tnrin in W t h/¡,j
que desterrarlo de la ciencia, que se presenta así como un
cuerpo de verdades absolutamente ciertas sobre los hechos (¿el
!mundo Hisico. Con esta íntima conexión de los métodos ma
temático y experimental, Newton creyó haber unido indiso
lublemente la exactitud ideal de uno con la constante refe
rencia empírica del otro. La ciencia es la exacta formulación
matemática del proceso del mundo natural. La especulación
es despreciada, pero el movimiento ha cedido incondicional
mente al espíritu conquistador del hombre.
3* Principies, II, 314.
LA DOCTRINA DEL POSITIVISMO 240