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La mayor parte de las veces damos por sentado que eso ya está vivido y asumido por la
persona. Error que cometemos creyendo que el sólo hecho de estar en una comunidad
parroquial ya hemos vivido esta experiencia.
Este error ha provenido porque no nos damos cuenta que la época de cristiandad ya
pasó. La sociedad de hoy no conoce las bases de nuestra fe cristiana. Mucha gente no ha
escuchado hablar de Jesús. Y por eso no entiende lo que muchas veces suponemos que ya se
sabe. No se puede pretender que alguien que no ha conocido y experimentado el amor de
Jesús en su vida pueda entender y ver la vida desde nuestra perspectiva. Y eso es lo que hemos
querido hacer durante mucho tiempo; catolizar y moralizar.
Podríamos decir que el mundo occidental sufre una gran crisis de paternidad. Se ha
olvidado de redescubrir al Dios-Padre. El primer paso del kerygma es despertar a la hermosa
realidad de Dios en la vida. Y de esa forma iniciar un proceso para llegar a “estar enamorado”
de Dios. Y el primer paso del anuncio kerygmático es ese; encontrarse con Jesús y enamorarse
de El, y al igual que en una pareja, el amor no nace espontáneamente, sino que se va
gestando, lenta y progresivamente, de la misma forma se va conociendo al Señor de a poco. Es
como una suave brisa que va haciéndonos despertar a una nueva vida. Esa ha sido siempre la
“pedagogía de Dios”. En esta etapa es que la comunidad cristiana juega un papel fundamental.
Acompañar y ayudar al que esta en este búsqueda. Es vital la acción de la comunidad con una
actitud llena de misericordia y perdón, lejos de una actitud moralista y enjuiciadora.
Y esto, querido lector, es obra de la fuerza y el poder de Dios. Sin oración, su acción
será estéril. El gran evangelizador es el Espíritu Santo ¡ No bastan lindas palabras, hace falta
experimentar a Dios en nuestras vidas ¡!