Está en la página 1de 3

www.alcoholinformate.org.

mx

10.4.1. La enseñanza de valores en la adolescencia

La importancia de la educación en valores adquiere especial relevancia en la adolescencia cuando


existe poca percepción de los riesgos y se sienten "inmortales", "inmunes", "infertiles" e
"invencibles". Surgen, además, diferencias generacionales en la apreciación de valores. Por
ejemplo, la adolescencia da prioridad al valor de la amistad, la diversión y la lealtad entre pares,
mientras que en la edad adulta se antepone el amor a la pareja, la unión familiar y la
responsabilidad en el trabajo productivo. Los adultos quisieran que los adolescentes consideraran
la salud, su proceso educativo y la responsabilidad de sus acciones, como valores fundamentales,
pero la mayoría los sitúa en otra jerarquía. Muchos adolescentes valoran el respeto a la forma de
ser de su grupo de pares, identificando la lealtad entre amigos como uno de sus valores principales.
Un riesgo actual es que se ve normal lo que es frecuente (Bobadilla y López, 1999), esto hace que
los jóvenes sean tolerantes y permisivos con respecto al abuso de bebidas con alcohol, a las
practicas sexuales y al consumo de drogas ilegales, aunque no compartan estas actitudes y
conductas.

Los jóvenes están especialmente preocupados por su imagen y el cambio biológico por el cual
atraviesan. Éstos, aunados a su necesidad de aceptación social, les genera angustia, acrecentada
ante:

Necesidad de nuevas amistades.


Posibilidad de tener relaciones sexuales.
Acceso al consumo de alcohol.
Modificación de las relaciones familiares.
Cuestionamiento a la autoridad.

Para reflexionar con ellos acerca de este tema hay que reconocer lo legítimo de sus necesidades e
intereses y, al mismo tiempo, que ellos reconozcan los valores compartidos por todos los integrantes
de la sociedad. Esta educación debe promover el bienestar de todos los miembros de la sociedad.
Se debe concientizar a los adolescentes de la responsabilidad que conllevan sus decisiones,
respetando su libertad de decidir dentro de un marco de ética que respete el derecho de los demás.
En la orientación en valores se debe comentar:

Derecho a buscar y perseguir sus intereses, así como de integrar sus propios valores con los
demás.

Autonomía en su elección de valores, tomando en cuenta que los adolescentes dependen de


sus padres, profesores y amigos, en los que pueden encontrar ayuda y orientación.
Si un adolescente tiene como valor principal la libertad y plantea que, por consiguiente, es libre de
pensar y hacer lo que quiera, olvidándose de sus responsabilidades, a la larga su interpretación y
práctica del valor "libertad" le traerá problemas y diferencias con familiares, profesores, compañeros,
etc.

El ejercicio de la libertad es parte importante de su formación. Aprender a tomar decisiones no debe


someterse a la voluntad de los demás, sino fortalecer su capacidad de autorreflexión, con el
cuestionamiento y análisis necesarios que permitan el desarrollo de su capacidad de discernir. En
este sentido se puede sugerir:

Identificar primero qué valor está en juego y elegirlo libremente entre las alternativas
existentes, considerando las consecuencias que puede acarrear.

Valorar el impacto de nuestra decisión, y la congruencia entre nuestra percepción interior y la


realidad externa.

Confirmar en los hechos los efectos deseados. Reconocer errores y abrirse a la posibilidad de
rectificar.

La única escuela que prepara para ser libre es la libertad misma. Así, al freno externo necesario en
la infancia debe sustituirle, en mayor grado cada vez, una ley interior reflexiva y electiva: la de la
conciencia. Estos son algunos rasgos de la conciencia:

Saber que no todo da igual, si lo que se quiere es calidad de vida.


Reflexionar acerca de asumir la responsabilidad de lo que se hace.

La adquisición de valores es un proceso dinámico que se fortalece y se cimienta mediante la


reflexión y la crítica constantes hacia las actitudes, opiniones y hábitos propios. Asimismo, tienen
una estrecha relación con la planeación de un proyecto de vida y la toma de decisiones a cada
instante (véase "Proyecto de vida"). En el caso de los jóvenes por ejemplo, cuando asisten a una
fiesta con sus amigos sabemos que algunos van a consumir bebidas con alcohol, y si entre sus
valores están la salud y la responsabilidad, difícilmente abusarán. Una de las tareas del facilitador
es proporcionar información, dar argumentos, hacer preguntas y brindar posibles respuestas, pero
todo ello debe considerarse como material para discutir y reflexionar.

Es común escuchar en las pláticas entre adultos que los jóvenes no tienen valores, pero en realidad
lo que varía es la jerarquización de los mismos. Por ejemplo, si los adolescentes consideran la
amistad y la aceptación del grupo de sus pares como lo más importante, la solidaridad será
fundamental, aunque algunas veces, esto signifique arriesgarse.

De ahí que es necesario reflexionar con los jóvenes acerca de algunos conceptos.
"A nadie se le regala la buena vida humana ni nadie consigue lo conveniente para él sin coraje y sin
esfuerzo... la decisión de vivir bien la tiene que tomar cada cual respecto a sí mismo día a día..."

"Responsabilidad es saber que cada uno de mis actos me va construyendo, definiendo e


inventando. Al elegir lo que quiero hacer voy transformándome poco a poco. Todas mis decisiones
dejan huella en mi mismo antes de dejarla en el mundo que me rodea. Y claro, una vez empleada mi
libertad en irme haciendo un rostro ya no puedo quejarme o asustarme de lo que veo en el espejo
cuando me miro..." (Savater, 1993).

También podría gustarte