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Toro Pampols, Isidro Los Siete Sabios de Grecia PDF
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Faros de la Antigüedad:
Los Siete Sabios de Grecia
Isidro Toro Pampols
.·.
En conmemoración del 50 aniversario
de la Resp.·. Logia Templo de Salomón No 172,
al Or.·. de Caracas, Venezuela
Los Siete Sabios de Grecia
Índice Pág.
Introducción 06
Aproximación 12
La cultura micénica 14
Las ciudades aqueas 19
Organización político administrativa del mundo aqueo 22
El Periodo Geométrico o la Edad Media Griega 26
Periodo Arcaico 37
Una pincelada sobre la Roma de la época 46
Los Siete Sabios de Grecia 52
Cleóbulo 56
Solón 59
Quilón 65
Tales de Miletos 68
Pítaco de Mitilene 72
Bías 76
Periandro de Corinto 79
Conclusiones 82
Bibliografía 86
Grecia Antigua
Introducción
El viaje del investigador de sí, quien busca trabajar su ser para hacerlo útil a la
Gran Obra, transformándose en piedra útil, en piedra viva que encaje en el
inmenso edificio social tanto en este plano como en el espiritual, en las esferas
de la existencia supra terrena; exige confrontar vivencias que purifican su
esencia como ser humano apto para ascender por la escalera del
conocimiento, única vía para alcanzar la sabiduría que te lleva aquilatar lo
inmanente del existir. Para ello la experiencia ajena no es material de desecho
ya que es de profano la aplicación radical de la conseja de que “nadie aprende
en cabeza ajena”. El que busca el conocimiento, el que encuentra el camino
que conduce a la Luz, cuan antorcha que irradia autenticidad que permite
observar el sendero que conduce fuera de la caverna, se le hace difícil hacerlo
sin la orientación testimonial de quienes, en su momento, les toco ser faro o
luminaria para que otros siguieran la vía y con su ejemplo, abanderar el
crecimiento de personas y de colectividades que, como sociedad, desde la
óptica de la conciencia colectiva, aceptan principios, los interiorizan, refinando
una humanidad que clarifica cada vez más el deber ser, aunque de tumbos y
se muestre en su conjunto extraviada en el acontecer histórico pasado y
reciente.
colegir una breve síntesis de la historia espiritual y social del pueblo hebreo. Al
referirse al sacerdocio levítico nos retrotrae a Aarón, el primer instituido como
Gran Sacerdote, cuyo nombre en hebreo significa Nabim, iluminado o instruido,
continuando de esta forma la cadena de iniciados que se origina con Moisés en
el evento de la zarza ardiente. Resulta alegórico, ya que podemos inferir la
emanación de la Fia Lux desde la cabeza, Kether; irradiando así hasta llegar a
Malkuth, la Realidad, el Reino, lo manifestado, la materia, en el árbol sefirótico,
tan hebreo, que en nuestro Salmo se identifica con lo material en “el cuello de
su ropaje”. Viene a ser, simbólicamente, el paso del orden viejo al orden nuevo,
con el trigo, el vino, el aceite y la sal como mercancía material sujeto de
comercio que aquilataba nuevas relaciones, emergiendo nuevos grupos
sociales y variando el estado de conciencia tanto de los individuos como de la
sociedad.
Estos símbolos tienen significados exotéricos: “abundancia”, “salud” y “paz”.
Pero en masonería las Grandes Verdades no son reveladas, se encuentran
veladas en emblemas y alegorías, por lo que el iniciado debe interiorizar el
conocimiento y buscarlas.
En la cultura egipcia el astro Sol era adorado como un dios y el faraón era el
dios mismo. El trigo, debido a su dorado color, fue una bendición de dios y un
premio por obedecer las leyes trasmitidas por el faraón y su casta sacerdotal.
El vino tiene mucho abolengo en las tradiciones del mundo antiguo, pero quizás
el más representativo tiene que ver con el dios griego Dionisos, origen de uno
de los mitos más complejos y profundos de la Grecia antigua. Dionisos fue un
dios hecho hombre que llega a Tebas con el fin de fundar una religión que
perseguiría abatir la soberbia de la mente humana mediante la exaltación de
los instintos, el éxtasis, la magia y el misterio. El objetivo es de gran interés
aunque los medios nos parezcan extraños, pero hay que ubicarse en el espacio
y el tiempo en que surge el mito. El vino tiene un significado simbólico tanto en
las creencias paganas, como en el cristianismo y en general, en las distintas
manifestaciones espirituales de la humanidad. El aceite tiene que ver con la
tradición de ungir a las personas. En el caso del rey, la cabeza le era ungida
con aceite por el sacerdote oficiante. En la tradición judía se consideraba al
ungido como un ordenado por Jehovah; mientras que los sacerdotes paganos,
ungían en el nombre de sus respectivas deidades. La sal siempre fue una pieza
de intercambio esencial para la conservación de alimentos por lo que era de
vital importancia en las transacciones comerciales. De allí viene la palabra
salario.
oscuridad, era el grano que alimentaba el cuerpo físico, que al ser cultivado en
muchas polis en la Grecia continental y en las colonias que se fundaron en
torno al mundo Mediterráneo, garantizaba en buena medida que el peligro del
hambre por una mala cosecha era remoto, ya que se acarreaba el grano de
otras urbes. Así este cambio sustancial, aún en medio de las tensiones internas
y externas, era visto como un regalo de la divinidad que sus dirigentes
supieron interpretar y llevar adelante. Las ciudades, en la medida que
ascendían por la perpendicular creciendo en ciencia aplicada a la agricultura,
alcanzando mejores rendimientos, aprovechando las tierras menos aptas para
la siembra de granos para adelantar cultivos de interés como la vid y el olivo;
productos de gran utilidad para la comunidad, tanto para su crecimiento
comercial e industrial, como para el desarrollo de ritos que buscan aquilatar el
avance espiritual, tal como lo señalamos en los salmos bíblicos, especialmente
el 133, el del Aprendiz Masón; los ciudadanos fueron evolucionando en su
conducta y ello se reflejó en sus relaciones grupales así como en la reforma y
creación de nuevas instituciones.
que nos puedan facilitar data para progresar en las pesquisas que, como
escuela de filosofar, tenemos como meta adelantar.
Aproximación
El hombre descubre formas y medios para convivir con la naturaleza, con otros
seres humanos y, de máxima importancia, consigo mismo, con su yo interno. El
individuo tiene necesidad de adecuarse al ambiente externo y objetivo, pero
también debe comprender el mundo de sus temores, sueños y fantasías. En el
siglo XXI podemos analizar y describir, creemos que con algún grado de
exactitud, cómo vivía el prójimo prehistórico gracias a los avances de la ciencia
en general y en particular de la arqueología, antropología, entre otras
especialidades. Se habla del humano como miembro del reino animal en el
orden de los primates y pensamos en sus problemas de acomodo y
sobrevivencia. Los especialistas ponen de bulto la falta de dotes naturales que
le ayuden a subsistir, como la velocidad y el instinto de caza de los felinos o las
púas del puerco espín; pero a su favor tiene la inteligencia que le ayuda a
construir una vida social, la aptitud para organizarla y transformarla en efectivos
instrumentos de conservación biológica. De esta capacidad no escapa tener
conciencia de buscar comprender su vida interior.
Visto así, todo estudio histórico del hombre como ser social implica grandes
riesgos de caer en inexactitudes o en desviaciones ideológicas del
investigador; ya que no solamente se debe exponer cómo se relaciona, sino
también que simboliza, ya que el individuo se ve a sí mismo, él se hace una
imagen de ¿Cómo lo ven los demás?, y además está la realidad ¿Cómo
realmente los otros actores sociales lo perciben? y hasta qué punto puede ser
distinto a cómo el individuo cree que lo observan. Al demostrar lo que una
práctica significa, o lo que debería parecer, el teórico puede caer en el error de
comunicar esa realidad acaecida no tal como fue, sino con un aporte subjetivo
Tras esta breve apreciación, vamos a intentar recoger lo que algunos autores
nos dicen sobre la Grecia de la época del Heládico, que incluye la aquea y su
tránsito hacia el Medioevo griego, tiempo de Homero, el cual alcanza a los
Siete Sabios de Grecia, reseñando en qué medida podemos aportar data que
nos permita relacionar la evolución de la forma de sentir y pensar que nos lleva
a nuestros personajes.
La cultura micénica
Troya era la puerta de entrada al Helesponto, hoy los Dardanelos, o sea, a las
regiones ricas en trigo que rodean al mar Negro. El trigo era una mercancía de
primer orden tanto para el comercio como para la subsistencia. Troya era una
especie de alcabala que bien podría cobrar impuestos de paso. Posiblemente
esta circunstancia y no la fabulosa historia de amor entre Helena y Paris, fue el
verdadero origen de la afamada guerra. Vamos aplicando la ciencia
fundamentada en la razón en medio de tanta leyenda.
Estos Estados debieron surgir a finales del III milenio, cuando se desvanece la
propiedad comunal, se desarrolla la propiedad privada, se hace presente la
variedad de oficios artesanales, surge la diferenciación social y comienza a
separarse la actividad agrícola de la ganadera y, por supuesto, de la
manufactura. Este desarrollo se percibe intervenido tanto por la relación con
Creta, como por las continuas invasiones que se sucedieron bien por
movilizaciones dentro del Peloponeso o por la llegada de tribus indoeuropeas.
Esos contactos más la experiencia adquirida a través del tiempo al dedicarse a
buscar soluciones a problemas que van surgiendo en la medida que crece la
población y se hace más complejo el desarrollo urbano, van encaminando a las
poblaciones a alcanzar nuevos estadios de organización, que en el caso de
En Micenas se pasa de la sepultura del clan, propia de la mitad del III milenio, a
la sepultura de familia, como buen reflejo de la desaparición de la sociedad
comunal. Los arqueólogos han encontrado este tipo de fosas que datan de los
siglos XVII y XVI, caracterizadas por una profunda cavidad rectangular, con
losas superiores las cuales debían ser levantadas cada vez que había que
enterrar un nuevo cadáver. En las tumbas se encuentran objetos que ponen de
bulto el contacto comercial con Creta, las islas Cícladas y con el propio
territorio continental griego. Esos objetos y las decoraciones de las tumbas
tienen que ver con actividades militares, cacería y los juegos; los cuales
muestran rasgos distintivos que permiten inferir como era la sociedad aquea.
Ya en el paso del siglo XVI al siglo XV, la arquitectura funeraria muestra
cambios significativos. Si bien siguen siendo sepulturas familiares, como las de
los siglos XVI y XVII, se observa cómo evoluciona la cámara rectangular,
siendo también redonda u ovalada y a la misma se accede a través de una
puerta que comunicaba con un corredor, lo que facilitaba penetrar en la cámara
sin necesidad de manipular la arquitectura de la tumba. Los objetos
encontrados en estas construcciones testimonian rasgos culturales propios de
la época, así como manifiestan las diferencias sociales.
hegemonía del comercio griego con las islas Cícladas, Asia Menor y Egipto.
Hay textos hititas que aluden al peligro de los aqueos asentados en Asia. Por
ello no es extraña la presencia de artesanos y constructores griegos en el Asía
Menor y en lo que luego sería Fenicia.
Se cree que el reino de Pilos cede ante las invasiones dorias en el siglo XIII,
otros apuntan a enfrentamientos con Micenas y hay quienes escriben que la
caída en general de los reinos aqueos fue el resultado de grandes revueltas
sociales internas de las poblaciones sometidas. Bien pudo haber sido una
combinación de todas ellas, a lo largo del tiempo.
Rasgo distintivo con otras culturas es que ese poder real tenía limitaciones.
Existían las gerusias, una especie de consejo que aunque fuera solamente un
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Los Siete Sabios de Grecia
La cría de ovejas también era muy importante y su producto era de gran valor
en el intercambio en el mercado de exportación de lana e importación de
metales. El artesanado también cobro gran importancia, ello se desprende por
el hecho de haberse encontrado mucha cerámica micénica en todo el
Mediterráneo: Italia, Sicilia, España, Egipto, Oriente Próximo y por supuesto en
todas las costas bañadas por el mar Egeo. Este comercio debía ser controlado
por el rey y una clase comerciante ya que se requería de organización, flota de
embarcaciones, marineros y todo lo que implica la actividad comercial
internacional. Esta tradición comercial que heredaron los micénicos de Creta,
les dio a los reyes aqueos el complemento de poder económico que los
consolidó en el poder político.
Hemos dicho que el idioma griego es uno de los aportes de la cultura micénica.
Pero debemos distinguir la presencia de dos grandes grupos de dialectos: los
del “griego oriental” formado principalmente tanto por el jonio, hablado en
Atenas y el aqueo, utilizado por los pueblos de las llanuras del Peloponeso; y el
“griego occidental”, hablado en Esparta y otros pueblo asimilados a los
dialectos dorios. El idioma, formas organizativas similares aunque no idénticas,
el comercio, la religión y, como síntesis, una expresión cultural en que todos
esos pueblos se sentían identificados, es el basamento de lo que sería en el
futuro la cultura griega, estandarte de una gran potencia imperial cuando se
incorporan los macedonios con Alejandro Magno y eclosiona ese portento de
sincretismo que es el helenismo.
Se sitúa este periodo entre los años 1200 al 800 a. de C., tiempo previo a la
aparición de un grupo de pensadores reconocidos como los Sietes Sabios de
Grecia que tuvieron presencia en los años alrededor del 600 a. de C.
Este tiempo tampoco ofrece mucha documentación así que no es fácil elaborar
deducciones, pero los investigadores echan mano de lo que hay: la cultura
material encontrada, especialmente cerámica, demostrando que sigue el
predominio del arte micénico, el cual se va transformando con el paso del
tiempo y en lo económico parece producirse una fuerte disminución del
comercio exterior. Durante el siglo XI se presentan algunas innovaciones que
parecieran una síntesis cultural entre lo micénico y las ideas de los grupos
invasores: se encuentra la cerámica geométrica, así como nuevos útiles y
armas donde el bronce cede el paso, poco a poco, al hierro, así como
transformaciones en el culto funerario. Estos cambios, aunque no muy
pronunciados, dan pie para tomar didácticamente el siglo XII como inicio de
esta Edad Media Griega.
Esta incursión doria trajo sus consecuencias, entre otras: la caída del poder
político aqueo lo que supone una transformación de las instituciones, usos y
costumbres que caracterizaban a la Grecia pre-doria. Se debilitó el comercio,
se introdujo el conocimiento de las técnicas de explotación y manejo del hierro,
el poblamiento de las islas del Egeo y la costa occidental del Asia Menor y
comienza a surgir una forma política que va a marcar la idiosincrasia del griego
hasta la época helenística y posterior dominio del imperio romano: la ciudad
estado o polis griega.
Este encuentro, a veces violento, de pueblos dorios con los pueblos aqueos,
fue igualmente el desafío de dos tecnologías: hierro contra bronce. Todo
comienza a cambiar a velocidades nunca pensadas hasta el momento. Cada
día la humanidad es más veloz en producir cambios y la historia está allí, para
registrarlos y conservar testimonios. Las migraciones se hacen presente fuera
del territorio continental de Grecia: los eolios se asentaron en la isla de Lesbos
y en las costas adyacente al parecer entre el 1.300 al 1.000 a. de C. Los jonios
colonizaron Ática, las islas de Samos y de Chios y la región central de la costa.
Los dorios emigrados del Peloponeso se establecieron en el suroeste de
Anatolia y las islas próximas: Nilos, Tera, Astipalea y las Espórades, además
de Creta.
En este tiempo comienza hacerse presente Fenicia que llegará ser una
potencia del comercio mundial y allí recalan constructores griegos, jónicos
particularmente, quienes desarrollan su arte y ciencia, siendo utilizados, según
se desprende de tradiciones, sus descendientes en la construcción del Templo
de Salomón en Jerusalén. Homero nos habla de los mercaderes fenicios que
visitaban Grecia. No es descabellado que artesanos familiares de griegos
hayan sido enviados por el rey Hiram a colaborar con la magna obra de
Salomón, testimonio de ello es la semejanza entre la leyenda del dios griego
Dionisos y la leyenda de Hiram Abiff, que se elabora tras su desaparición
repentina de los textos bíblicos, según argumenta Albert Mackey en su obra El
Simbolismo francmasónico.
La Ilíada y la Odisea son las lecturas preferidas de los griegos a lo largo de los
siglos. Fue el marco conceptual que coadyuvo a la formación del helenismo,
donde la libertad, la valentía, la nobleza, la belleza, entre otros, son los valores
celebrados y que la juventud griega hizo suyos, de allí las proezas que llevo a
Grecia no solamente a defenderse con éxito ante el inmensamente poderoso
imperio Persa, sino que ocuparon por las armas extensiones jamás imaginadas
y luego, en tiempos del imperio romano, con su cultura conquistaron a sus
conquistadores. Estos valores son parecidos a los masónicos, pero éstos
enriquecidos con un significado acorde al espíritu humanista de la
francmasonería.
sanguini, así que los hijos de un griego eran ciudadanos de la polis de sus
padres, sin importar donde hubiesen nacido.
Homero describe el amor del griego por su forma de ser, por su polis, por su
religión, su optimismo para afrontar los retos de la vida, por su moral, por su
enseñanza, por el rechazo a aquellos dioses arbitrarios, demostrando que la
vida del heleno era sobre la base de la ética y la virtud. No todos eran iguales.
La vida en Esparta era radicalmente distinta a la de Atenas y entre estos dos
polos, había un rosario de polis que se ubicaban en la extensa línea que
caracterizaban a ambas potencias griegas.
Esa Grecia tiene un elemento diferenciador con respecto a Egipto y los reinos
orientales. Los sacerdotes ni dominaron el ambiente social ni fueron
dogmaticos. Los antiguos griegos, al parecer, fueron fetichistas, pero en la
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Los Siete Sabios de Grecia
Zeus simboliza las antiguas ideas que han sobrevivido hasta nuestros tiempos
de la eterna lucha entre las fuerzas benefactoras y perniciosas de la
naturaleza, incluso la humana. Esa antítesis se observa en muchas religiones
orientales como en la doctrina de Zoroastro y Zaratustra, trascendiendo incluso
hasta nuestros días.
Dionisos no fue un dios más: es el dios del arte dramático donde el coro y los
personajes enmascarados le cantaban a su gloria. En esas mascaras está el
origen de la palabra personalidad y todo lo que significa. El teatro tiene sus
inicios en la antigua Grecia y, por supuesto, era muy distinto a lo que
conocemos hoy como teatro. Pero para nuestra aproximación a los Siete
Sabios de Grecia y su importancia para el pensamiento masónico es de interés
conocer brevemente el origen de esta maravillosa manifestación cultural griega
y el papel que desempeñó Esquilo en el cambio fundamental que lo colocó en
el camino que devino en el teatro de nuestros días.
En el ánimo de aquel teatro arcaico se encuentra el alma de ese pueblo que dio
a la posteridad a los Siete Sabios que nos ocupan. El teatro griego tuvo un
origen religioso al igual que otras tantas manifestaciones culturales: la danza y
el canto también fueron maneras de orar del hombre. Ante lo extraño de la
naturaleza, ante el temor de sus manifestaciones o la alegría por sus regalos,
individual o colectivamente expresaban sus emociones en voz alta, danzando y
acompañado de música. Fue una manera primaria de expresarse, de acercarse
a la divinidad, de presentarse diáfano, lo que finalmente se transformó en un
espectáculo que devino en el teatro.
Dionisos fue la divinidad por excelencia del teatro griego y siendo el dios de lo
instintivo, de lo natural, del sentimiento, de la sensibilidad, fue y es expresión
humana opuesta a lo racional, a lo pensado, a lo material. Dionisos es el dios
de lo impulsivo, de lo difícilmente explicado por la inteligencia, de lo que existe
por la fuerza inconsciente de la naturaleza humana.
Frente a este coro había una persona que hablaba por sí solo, a lo que el coro
retomaba frases repitiéndolas a manera de refranes u otras veces simulaba
una especie de diálogo en el que nuestro individuo proponía asuntos y el coro
las respondía.
vida dentro del yo, en sí mismo. Era algo muy elevado para ser considerado
superficial, cotidiano, simple, baladí.
Los actores no mostraban sus caras, sino una máscara. Pero estas no eran
variadas: tan sólo eran dos, la una representaba lo trágico y la otra lo cómico.
Tanta profundidad expresada de manera tan simple. A través de estas
mascaras hablaba el personaje. El público nunca veía la cara del actor, si veía
la máscara que en griego se llamaba “persona”, cuyo significado era
precisamente el artificio con el cual el intérprete revestía un carácter
determinado a su expresión, ya que la máscara era la persona.
Además de la máscara, el actor llevaba un largo vestido muy diferente del que
usaban la gente ordinaria, sobre la cabeza un gorro que elevaba su figura, al
igual que un calzado de varias suelas, para que los concurrentes
comprendieran que representaban gente fuera de lo común, bien sean dioses o
héroes, que finalmente expresaban lo que en su mismo ser era el pueblo griego
y es lo que se desprende de los poemas de Homero y Hesíodo.
El teatro era para los griegos un centro de interacción fundamental para la vida
de la polis. Allí se ponían de bulto temas como hoy se colocan en los medios
de comunicación; en el teatro se enseñaba la historia, los modales, dicción,
eran escuelas y centro de difusión de ideas que luego eran discutidas en otros
lugares. Allí se rememora la vida de la ciudad, su drama, alegrías y la vida
misma del griego, como ser que vive por y para la polis.
Periodo Arcaico
Llegamos al tiempo en que florecen los Siete Sabios de Grecia. Todo este
recorrido lo hemos hecho para situarnos en el contexto histórico en que
desarrollan su actividad y plasman su pensamiento.
Así que la presión demográfica, los conflictos internos en las polis y las
perspectivas de nuevas oportunidades en otras tierras, obligaron a muchos
ciudadanos a emigrar en búsqueda de futuro.
El hecho histórico de los legisladores parece ser una institución que surge en
las colonias de occidente donde la población emigrante, más homogénea y sin
la presión de la tensión política de la Grecia madre, eligieron personalidades
que le diesen cause institucional a la exigencia ciudadana expresada en las
nuevas fuerzas socio políticas. En las antiguas ciudades Griegas el proceso fue
mucho más lento y particular, avanzando según las peculiaridades de las crisis
que se iban produciendo.
La tiranía surge como una respuesta a las nuevas tensiones producto del
incremento del comercio: la Grecia madre exportaba a sus colonias productos
artesanales, vino y aceite, mientras que importaban alimentos de sus colonias.
Esto trajo como consecuencia que desapareció el temor de una mala cosecha
en la ciudad, que en la antigüedad significaba hambruna, también un aumento
cuantitativo de artesanos, armadores, cargadores, marineros, cambistas y
comerciantes en general, lo que influyó en número y competitividad en los
sectores que detentaban riquezas. Si bien que los legisladores habían luchado
contra el endeudamiento de los pequeños agricultores, el incremento del
comercio cambió la dinámica pasando las tierras de peor calidad a los grandes
terratenientes que las plantaron de viñedos y olivos con vista a la exportación.
Estos pequeños agricultores que perdían sus tierras por un problema de
productividad, tenían que emigrar a la urbe, pero allí se encontraban que los
trabajos artesanales y comerciales lo realizaban los esclavos, sector social que
iba en aumento por ser mano de obra barata. Esta situación comenzaba a
tensionar nuevamente a las ciudades, en tiempo y velocidades distintas, lo que
fue preparando el camino para la llegada de los tiranos con el fin de enfrentar
los conflictos de carácter económico, social y político que se hacían presentes.
La tiranía terminó dándole paso a formas más democráticas. Esto por supuesto
no ocurrió en todas las ciudades ni al mismo tiempo, pero la institución, a
medida que se creaba una ciudadanía más igualitaria, como el caso de Atenas,
iba haciendo inoperante formas de administración del pasado. Al tiempo que
crecían tanto la clase comercial como los artesanos libres, se alcanzaban
nuevos niveles de educación, comenzaron también a acceder a los puestos de
gobierno de la polis y fue cambiando la dirección de la política y fortaleciéndose
formas más democráticas de gobierno en la mayoría de las ciudades estados
del mundo griego. Todo ello daría sus frutos en el surgimiento griego como
potencia militar y más que castrense, como icono cultural de Occidente.
Se estima que los asentamientos originales ser remontan en torno al año 1.000
a. de C. La leyenda de Rómulo y Remo ofrece una versión de la fundación.
Ambos hijos de Numitor, rey de una ciudad cercana a Roma, quien fue
expulsado del trono por su hermano Amulio, que a su vez ordenó asesinar a
sus dos sobrinos, con la “suerte” de que el sicario opto por colocar a ambos
infantes en una cesta y confiarlos a las aguas del rio Tiber. Aquí entran los
dioses, siendo Marte, dios de la guerra, quien los protege mandando a una loba
sedienta que les prestara auxilio. El destino burila que se reencuentren, al paso
del tiempo, con Numitor y tras conocer sus circunstancias, vislumbrando su
destino, levantan un ejército de pastores, derrotan y matan a su tío,
devolviendo el trono a su padre.
Roma y, también, la avidez de los romanos para hacerse dueños de las tierras
de sus vecinos.
Patricio viene de pater, padre. Así que los patricios eran aquellos quienes
dependían de un pater familiae, o sea, la cabeza o jefe de la familia. La familia
agrupaba a todos los del mismo tronco, sean estos hijos, tíos, hermanos,
primos, en fin, los varones vivos descendientes por línea paterna de un
antepasado común y sus esposas; por lo que no eran numerosos los
paterfamilias. Esa familia, con sus antepasados difuntos formaba la gens, una
organización similar a las tribus indoeuropeas o la aquea en Grecia. De allí que
Paulo de Tarso o san Pablo, les aplicara el apelativo de gentiles. Muchos
plebeyos o libertos buscaban la protección de una familia y a estos le llamaban
clientes. El paterfamilias era todo poderoso dentro de la gens y solamente
respondía ante los dioses. El hijo aunque hubiese fundado otro hogar, seguía
bajo la jurisdicción del jefe familiar. Así se fue gestando una idiosincrasia en
Isidro Toro Pampols.·. 47
Los Siete Sabios de Grecia
Cada familia tenía su tierra, allí vivían, cultivaban, además de enterrar a sus
ascendientes y estos cementerios eran lugares donde se reunían
periódicamente todos los descendientes con el fin de rendirles culto y consumir
un banquete sagrado.
Ser plebeyo no era sinónimo de gente pobre, no, habían muchos plebeyos
adinerados o en situación económica holgada y estable. Plebeyos eran los
descendientes de extranjeros que no pertenecían a las familias fundadoras u
originarias y, por ende, no participaban en los asuntos públicos de la ciudad.
Los plebeyos vivían mayoritariamente en la urbe donde cada día se hacían
más numerosos en la medida que los suburbios crecían tanto por el aumento
de las familias como por la inmigración de nuevos forasteros.
Ante tal hecho y frente a las constantes amenazas que exigían engrosar las
armas con esta población, se designo a Menemio Agripa para mediar en la
situación. Agripa fue una especie de Solón en Roma. Las reformas que
concertó con las partes dio como fruto que los plebeyos tuviesen su propia
asamblea donde podrían votar independientemente de la riqueza,
constituyéndose esta representación popular en un órgano nivelador que tendía
a dinamizar el movimiento democratizador de la administración pública y la
sociedad romana. Se aplica el nivel.
Estos avances fueron significativos pero dejaban resquicios por donde violentar
el derecho ganado. Al igual que en Grecia, hasta no lograr burilar las leyes de
forma tal que todos pudiesen conocerla, la aplicación de estas se comprometía
con la interpretación que le daban los magistrados, todos miembros de la clase
de los patricios. Así la tensión fue renaciendo hasta que llegó a un punto en
que decidieron enviar tres hombres, según señala Tito Livio, a Atenas con el fin
de recopilar las famosas leyes de Solón así como conocer sobre las
instituciones, costumbres y usos de las polis griegas. Regresaron tras una
investigación que se prolongó por dos años y luego se nombraron a diez
hombres, uno por cada tribu, para redactar un cuerpo de leyes, resultando las
conocidas Ley de las Doce Tablas, que es la base del derecho romano y en
buena medida del mundo occidental. No es nuestra intención entrar a describir
el alcance de este cuerpo escrito, pero sí destacar el avance en materia de
derechos humanos, tan importante por el sentido de justicia humanitaria,
igualdad y tolerancia, como fue la prohibición de tortura al hombre libre. Lo que
en otras sociedades se logró mediante siglos de lucha en específico para
erradicar tan funesta practica, en Roma, bajo la lejana inspiración del ateniense
Solón, se alcanzó sin escalar hacia un conflicto violento.
Ahora bien, quizás el rasgo fundamental de estos sabios fue que supieron
burilar en sentencias la enorme contribución que hasta ese momento había
hecho el pueblo griego disperso desde las costas de Asia Menor hasta la
Magna Grecia y más allá, hasta la propia Península Ibérica, incluso con
enclaves en el África del Norte; un aporte que podemos resumir en el acto de
inscribir para la posteridad la gran potencialidad de la mente humana. No hay
testimonios que permitan inferir que otras civilizaciones del momento hayan
realizado esfuerzos tan grandes, como los griegos, para tratar de comprender
problemas del ser humano tan dentro de sí, que atienden al pensamiento y a la
vida. Lo que aportan los Siete Sabios de Grecia catapulta una obra para la
posteridad que enriquecerá, desde el comienzo, la especulación helénica. Toda
la investigación filosófica, madre de todas las ciencias y áreas del pensamiento,
obtienen en estos milenios que brevemente hemos reseñado, la fuerza y la
orientación para construir el monumento, patrimonio de la humanidad, que es la
Filosofía Griega.
Con estos filósofos del periodo Antiguo comienza una forma de pensamiento
racional por excelencia, o sea, una forma de abstracción que no recurre a la
acción de elementos sobrenaturales, los dioses, para explicar la realidad y
utilizan una forma de deducir basada en experiencias de vida, en lo que
aprendieron de otras culturas y de las tradiciones del pueblo griego.
Esta circunstancia del avenimiento del ciudadano gracias, entre otras causas,
al hecho de dejar atrás las figuras fantasmagóricas mítico religiosas, así como
el auge económico fundamentalmente derivado del comercio, que supone el
desarrollo de una ciudadanía participativa, catapultan al principio y luego se da
de manera paralela, al nacimiento y desarrollo de la filosofía. La importancia del
linaje deja paso a la prioridad de la polis, de la comunidad, lo que suele ir
acompañado de una organización política que reclama la publicidad, que las
cosas se conozcan. El saber es trasladado a la plaza, en plena ágora, siendo
objeto del debate público donde la argumentación lógica, bien podemos decir la
razón, terminará por predominar sobre la iluminación sobrenatural.
I
Cleóbulo
Cleóbulo nació en Lindis, isla de Rodas, y algunos contemporáneos lo colocan
como descendiente de Hércules, quizás por su fuerza física extraordinaria.
«Soy un padre, que tengo doce hijos, y cada uno de ellos tiene treinta hijas,
pero muy diferentes entre sí, en punto a belleza. Las unas tienen el rostro
blanco; las otras lo tienen negro. Son inmortales y mueren cada día.»
Este enigma significa el año. Cleóbulo compuso también el epitafio que está en
el sepulcro de Midas, en que tributa grandes elogios a este monarca. Algunos
lo han atribuido sin fundamento a Homero, que fue muy anterior a Midas.
“Antes de salir de casa, decía, examinad lo que vais a hacer, y cuando volváis,
examinad lo que habéis hecho. Hablad poco y escuchad mucho. No habléis
mal de nadie. Aconsejad lo que creáis más conforme a la razón. No os
abandonéis a los placeres. Reconciliaos con vuestros enemigos, si los tenéis.
No hagáis uso jamás de la violencia; no reprendáis jamás a vuestra esposa, ni
la alabéis en presencia de extraños, pues lo uno es locura, y lo otro flaqueza.”
Cleóbulo intentó que Solón se instalase en Lindos, y con este objeto le escribió
la siguiente carta:
“Tienes muchos amigos, cuyas casas están a tu disposición; pero creo que en
ninguna parte puedes estar mejor que aquí. Lindos es una ciudad marítima
enteramente libre. Nada tienes que temer de Pisístrato, y todos tus amigos
podrán venir a verte con entera seguridad.”
1. Lo óptimo: la mesura.
2. Hay que reverenciar al padre.
3. Ten cuerpo y alma en bello y buen estado.
4. Sé buen oidor y no gran hablador.
5. O instruido en muchas cosas o en ninguna.
6. Hazte con lengua bien hablada.
Isidro Toro Pampols.·. 57
Los Siete Sabios de Grecia
II
Solón
Isidro Toro Pampols.·. 58
Los Siete Sabios de Grecia
Se ubica el paso de Solón por este plano terrenal entre los años 638 y 558 a.
de C., nacido en Atenas, le tocó gobernar en una época en que la aristocracia
de la región del Ática concentraba mucho poder, convirtiéndose en un gran
reformador cuyo objetivo, plasmado en la Constitución del año 594 a. de C., fue
la de aliviar las cargas del campesinado asediado por la pobreza, las deudas lo
que en muchas ocasiones terminaba en una pérdida de la libertad
transformándose en siervo y hasta en esclavo.
económico, aspiraban poder político por lo que exigían reformas legales que
incluyesen reglas claras y conocidas por todos. Ese fue el tiempo en que se
promulgaron las llamadas leyes de Dracón hacia el 621 a. de C. que, aunque
beneficiaban a la aristocracia, constituyeron un avance ya que se desterró el
derecho consuetudinario y ya no estaba el impartir justicia al libre criterio de un
magistrado. Aunque las leyes eran beneficiosas a la nobleza, en sí misma
delimitaban sus privilegios. El próximo paso era, por ende, hacerlas más justas.
los magistrados, actuaba como tribunal para delitos graves y de sangre, entre
otras funciones. Pero ya no era parte ni tenía atribuciones en los asuntos
administrativos de la polis.
Solón supo dar importantes leyes que significaban un gran avance social para
la época, pero como es frecuente, eran difíciles de implementar y se aburrió de
ver que no se seguían, por lo que determinó ausentarse y viajar.
El distintivo de Solón era una calavera: porque su máxima era que es necesario
que una persona haya fallecido para juzgar si ha sido feliz. Otro de sus
pensamientos que perfectamente se insertan en la masonería es: “Dejemos a
los demás las riquezas, pero apropiémonos la virtud”.
III
Quilón
Quilón vive en el siglo VI a. de C. y elaboró gran parte de la constitución
atribuida a Licurgo. Era un hombre tranquilo e imperturbable, pero firme y
Isidro Toro Pampols.·. 64
Los Siete Sabios de Grecia
Para Quilón habían tres cosas difíciles: guardar un secreto, sufrir las injurias y
emplear bien el tiempo. Esta forma de ser breve y enérgico le distinguió, siendo
citado como un buen ejemplo de laconismo.
Entre sus muchos consejos que propagaba estaba que a los amigos se visitan
cuando están en desgracia más que cuando están en fortuna; que no se debe
triunfar por medios injustos; que el hombre valiente debe ganar el liderazgo por
el amor y no por el temor; que la mejor política que debe observar un Estado es
enseñar a los ciudadanos a conducirse bien en sus familias; que el oro y la
plata se prueban con la piedra de toque, y el corazón del hombre con el oro y la
plata; que todo se debe usar moderadamente, para que no te pegue duramente
su falta; en fin, que el amor y el odio no son eternos, que el hombre debe amar
como si debiera aborrecer con el tiempo, y aborrecer como si después tuviera
que amar.
Isidro Toro Pampols.·. 65
Los Siete Sabios de Grecia
4. No hables mal de tus prójimos, que, si lo haces, tendrás que oír a tu vez
lo que te pesará.
5. Acude sin prisas a los banquetes de los amigos, acude con prisas a sus
desgracias.
6. No gastes mucho en bodas.
7. Ten por dichoso al muerto.
8. Reverencia a los más ancianos.
9. Odia al que se mete en lo ajeno.
10. Prefiere las pérdidas a las ganancias torpes, que lo uno te dolerá una
vez, lo otro siempre.
11. No te burles del desgraciado.
12. Si eres fuerte, preséntate tranquilo, que así infundirás más bien respeto
que temor.
13. Gobierna bien tu propia casa.
14. No corra tu lengua más que tu entendimiento.
15. Manda sobre tu ánimo.
16. No desees lo imposible.
17. No andes precipitadamente.
18. Ni hagas aspavientos, que es de locos.
19. Obedece a las Leyes.
20. Perdona las injusticias, véngate de las injurias.
IV
Tales de Miletos
Natural de Mileto, actual Turquía en las costas de Asía Menor, se cree que era
descendiente de fenicios, quienes habían huido de su lar de origen para
establecerse en Mileto. Es probable que haya visitado Egipto, donde estudiaría
el conocimiento recabado por los sacerdotes y maestros de esa región. Se
especula que podrían haber sido condiscípulos suyos Solón y Ferécides de
Siros, también se le vincula con Pitágoras, quien le habría recomendado viajar
a Egipto y educarse con los sacerdotes de Menfis y Dióspolis, pero las fuentes
carecen de validación positiva ya que son de segunda mano, siendo que Tales
no dejó escritos. De los babilonios pudo también haber obtenido conocimientos
científicos. Sí es más seguro que el filósofo Anaximandro haya sido su
discípulo.
Con Tales de Mileto se inicia una etapa del pensamiento que podemos calificar
de filosofía, por adelantar la primera explicación racional a distintos fenómenos
del mundo que hasta el momento se le daban esclarecimientos míticos
religiosos. Tales buscaba una definición racional, lo que se conoce como “el
paso del mito al logos”, donde la palabra griega logos alude en este contexto a
“razón”, uno de sus significados en castellano.
Convenido el arreglo, sacaron la red y en ella venía una trípode de oro macizo,
arrojada al mar, según la tradición, por Helena cuando volvía del sitio de Troya.
Por supuesto el descubrimiento fue causa de una disputa al punto que estuvo a
punto de estallar hostilidades entre los partidarios de los involucrados. Así que
acordaron someter la cuestión al oráculo de Delfos. Este respondió que se
diese la trípode al primero de los sabios. Tales fue el primero a quien se le
presentó la trípode; éste la remitió a Bías, quien por modestia la envió a otro;
de este pasó de mano en mano hasta que llegó a Solón, quien dijo que “nadie
era más sabio que un Dios”. La trípode fue llevada a Delfos y consagrada a
Apolo. Observamos la humildad en Tales y el reconocimiento del otro,
aplicando con sabiduría el nivel.
Tales fue un gran astrónomo. El presocrático fue el primero que predijo los
eclipses del Sol y de la Luna, adelantando investigaciones sobre los diferentes
movimientos de estos dos astros. Opinaba que el Sol era por sí mismo
luminoso y que su volumen era ciento veinte veces mayor que el de la Luna;
que ésta era un cuerpo opaco capaz de reflejar la luz del Sol, en una sola mitad
de su superficie, y con esta doctrina explicaba varios de los aspectos que aquel
astro nos presenta.
Quizás fue el primero que trabajó el origen de los vientos, la materia de que se
compone el rayo, así como la causa de los relámpagos y truenos. Como
V
Pítaco de Mitilene
A pesar de los excelentes vinos de Lesbos, Pítaco era abstemio. Se dice que
aconsejó a Periandro que se abstuviese del uso del vino, si quería triunfar en
Corinto y conservar la autoridad suprema. Ordenaba castigar doblemente a
quien cometiese una falta en estado de embriaguez.
Sobre lo público exigía una obediencia absoluta a las leyes; que el hombre era
reconocido tal cual era en su conducta en el manejo de la cosa pública; que los
sabios debían prever las desgracias que podrían sobrevenirles a fin de poder
evitarlas, y que los hombres de ánimo debían sufrirlas con resignación cuando
venían. Aconsejaba que la victoria más apreciable sea la que se logra sin
derramar sangre; instruía que una polis bien gobernada era aquella en que
todos, incluso el rey, obedezcan las leyes, tanto los que mandan tan
resueltamente como el más humilde de los ciudadanos.
Sobre ser hombre de bien consideraba que era muy difícil serlo, por lo que
debía dedicarse es hacer bien lo que estuviese haciendo, pensando mucho
Pítaco componía versos y de esta manera escribió sus leyes y algunas otras
obras. Practicaba majar trigo con un molino de mano, lo que le era útil como
ejercicio y probablemente para pensar. Fue maestro del filosofo Ferécides.
Pítaco murió en la isla de Lesbos, de edad de más de setenta años, en la
olimpiada 52.
VI
Bías
Una leyenda recuerda que los moradores se disponían abandonar la ciudad
ante el inminente ataque del persa Ciro. Todos cargaban con cuanto podían de
sus pertenencias y, observando un ciudadano que Bías no hacía sus
preparativos para la marcha, éste le pregunto el por qué, a lo que el sabio le
contestó: “Llevo conmigo todas mis cosas” (Omnia mea mecum porto), o sea,
el bien más preciado es el conocimiento que te conduce a la sabiduría, su
tesoro se encuentra en tus pensamientos y esos los lleva siempre consigo.
Bías era natural de Priene, ciudad situada en Caria, Asia Menor, vivió en el
siglo VI a. de C. Era considerado por sus conciudadanos el hombre más sabio
de su época, al punto que cuando unos pescadores encontraron el Trípode
Bronceado en el que estaba codificado la sentencia: “para el más sabio”, una
asamblea concluyó que Bías era el más sabio entre todos los hombres, así que
el Trípode le fue entregado como símbolo de gratitud por todo lo que él había
hecho por la ciudad. Bías rechazó ese honor, señalando: “Apolo es el más
sabio”.
Nos hace recordar los tragos amargos y dulce de la existencia, los viajes que
nos deparan vicisitudes cuando señala que no hay hombre más desgraciado
que el que no sabe sufrir la desgracia. En una oportunidad viajaba en barco
con algunos incrédulos. De repente se levantó una tormenta tan furiosa que el
barco estuvo próximo a zozobrar. Los irreligiosos asustados, invocaron
desesperados a los dioses, a lo que los reprendió Bías: “Callad, si los dioses
saben que estáis aquí, estamos perdidos.”
“Priene ha sido la patria de Bías, que fue en otro tiempo la honra de toda la
Jonia y que ha tenido pensamientos más altos que todos los demás filósofos.”
VII
Periandro de Corinto
Se dice que existieron dos Periandro, uno déspota y otros sabio; lo cierto es
que se tienen testimonios del primero y muchos se preguntan por qué lo
incluyen entre los sabios de Grecia, quizás por sus sentencias las cuales,
omitiendo la fuente, son venero de sabiduría, o quizás la sabiduría del “otro” se
la adjudican al autócrata.
Ofreció a Júpiter una estatua de oro si vencía con su tiro de caballos o cuadriga
en los Juegos Olímpicos, pero luego al caer en cuenta que no tenía suficiente
caudal para cumplir con su palabra, procedió a quitarle las joyas a las mujeres
en las festividades, cumpliendo su promesa a la divinidad.
Conclusiones
Estos Siete Sabios de Grecia, hombres en fin de cuentas con sus pasiones y
debilidades, dieron un paso adelante en un mundo convulso, lleno de retos y
amenazas. Las colectividades de la época, o de las épocas, porque viajamos
velozmente por más de dos milenios de historia, crecieron en espiral en torno a
problemas sociales que se originan por una serie de causas que las podemos
resumir en económicas, geográficas, tecnológicas, culturales, de poder,
religiosas, en fin, propias de la complejidad de ese ser extraordinario llamado
humano. Pero cada giro que se daba en el devenir del tiempo, siempre en el
centro se vislumbraba la idea de un mundo mejor, con mayor respeto a la
dignidad del hombre. La sentencia de un Solón: “huye de aquellos placeres que
paren tristeza”, de un Cleóbulo: “familiar a la virtud, extraño a la maldad” son
sólo un par de ejemplos del variado menú de consejos que pretenden orientar a
la humanidad por senderos encaminados a tener una mejor sociedad, con
hombres más virtuosos. A pesar de que la historia pareciera estar cíclicamente
en un ir y venir de tiempos de barbarie separadas por lagunas de cortos
momentos de paz, siempre al observar el desarrollo del pensamiento humano,
nos admiramos como va creciendo en calidad y en niveles de conciencia,
aunque sea de unos pocos, en medio de las marchas y contramarchas de las
sociedades. En nuestro mundo contemporáneo tenemos un buen ejemplo de lo
Isidro Toro Pampols.·. 83
Los Siete Sabios de Grecia
Bibliografía
Apuntesdefilosofa.blogspot.com
Diógenes Laercio. Los diez libros sobre la vida de los filósofos más ilustres.
Tomo I, II. Madrid. Imprenta Real. 1792
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