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Universidad de Buenos Aires.

Facultad de Psicología.

Psicología Evolutiva Adolescencia.


Cátedra 1- José A. Barrionuevo.

FALO Y CASTRACIÓN.

Lic. Roxana Capano


Lic. David Mandet
Lic. Maria Rosa Nappi

1
Roxana Capano, David Mandet, y Maria Rosa Nappi

FALO Y CASTRACIÓN.
SU ARTICULACIÓN EN LA ADOLESCENCIA.

Introducción:
El propósito del siguiente trabajo es articular los conceptos de castración, falo,
Edipo, para comprender los procesos de estructuración subjetiva. Así se pretende,
además, entender de qué forma las fallas en dicho proceso pueden actuar como
desencadenantes de algunas patologías en la adolescencia.
A su vez, teniendo en cuenta que el período adolescente es un período de
reestructuración, de resignificación y de reedición, se considera importante la manera
en que se llevan a cabo diferentes procesos que ya tuvieron lugar en la formación de
la estructura psíquica del sujeto.
En un período de fragilidad subjetiva como el de la adolescencia será el modo
de resolver el encuentro con la castración el que posicionará al sujeto en determinada
estructura. De ahí que comprendemos la injerencia de este complejo que tiene directa
incidencia con el surgimiento o desencadenamiento de diversas patologías. En esta
línea, también será la resolución o modo de enfrentarse a la castración el que
determinará que modalidades defensivas se manifestarán con prevalencia en cada
sujeto.

Articulación entre en Falo, el Complejo de Castración y el registro


simbólico:

Lacan, en sus primeros seminarios, se dedica a trabajar las


conceptualizaciones freudianas. Él lo llama “Retorno a Freud”, y de acuerdo a sus
estudios intenta mostrarnos la manera en que Freud formulaba sus ideas, y nos brinda
una nueva forma de pensar esos conceptos. Básicamente el objetivo que perseguía,
en sus primeros seminarios, era el de mostrar cómo el postfreudismo, según él
entendía, mal interpretaba los conceptos freudianos.

2
Aquello que nos convoca en esta oportunidad es por un lado el concepto de
falo y por otro el complejo de castración.
El falo (del griego φαλλός, transliterado phallós, fallós) es entendido
vulgarmente como denominación del pene y, a veces, de los órganos exteriores
masculinos: el pene y los testículos tomados como un todo. La palabra "falo" puede
referirse al pene en erección, a un objeto en forma de pene, como un dildo, o una
figurilla con forma de genitales externos masculinos usado de modo votivo hacia una
divinidad o bien para dar culto a la misma. Las implicaciones subjetivas suscitadas por
lo fálico son amplias e incluyen la fertilidad, poder generativo y erotismo. Es decir que,
según estas definiciones, el falo, hace referencia, en definitiva a cierto poder, vitalidad,
virilidad.
Ahora bien ¿qué queremos decir cuando hablamos de falo en psicoanálisis?
Vamos a tomar como punto de partida la noción lacaniana de falo y su articulación con
el complejo de castración. Pero para ello necesitamos casi de manera obligada hacer
referencia al concepto que Freud trabajaba. Por lo que leemos en Freud sabemos que
la dialéctica gira en torno a tener-no tener el falo.
Para Freud el tránsito por el Complejo de Edipo se da en estos términos,
siendo el complejo de castración agente de la entrada al complejo de Edipo en la
mujer, mientras que en el varón opera permitiéndole la salida del mismo. Es decir que
la mujer entra por decepción mientras que el varón sale por temor. James Strachey
comenta en su nota introductoria del texto “El sepultamiento del Complejo de Edipo”
que es en este texto en donde por vez primera Freud hace referencia a que la
sexualidad sigue un curso diferente de desarrollo en los varones y las mujeres. Freud
dice así: “la niñita acepta la castración como un hecho consumado, mientras que el
varoncito tiene miedo a la posibilidad de su consumación.”1 En “Algunas
consecuencias psíquicas de la diferencia anatómicas entre los sexos”, Freud nos dice:
“… el complejo de castración produce en cada caso efectos en el sentido de su
contenido: inhibidores y limitadores de la masculinidad y promotores de la feminidad.
La diferenta entre el varón y mujer en cuanto a esta pieza del desarrollo sexual es una
comprensible consecuencia de la diversidad anatómica de los genitales y de la
situación psíquica enlazada con ella; corresponde al distingo entre castración

1
Freud, Sigmund, Tomo XIX, pág. 186.

3
consumada y mera amenaza de castración.”2 ¿Qué nos quiere decir Freud con esto?
Justamente que el complejo de castración es nodal para comprender, no solo, la
manera en que se articula el falo en la estructura subjetiva, sino además como el falo
establece una legalidad significante.
Para Lacan el falo es un significante, es decir que el falo es algo que no se
tiene materialmente, no es algo aprehensible, no se lo puede agarrar, sino que se lo
comprende en términos simbólicos, “el falo no es un fantasma, ni un objeto, ni siquiera
parcial o interno…”3 Esto quiere decir que opera desde otro lugar, es decir desde su
ausencia. Nadie puede tener un falo y ofrecerlo libremente a quien se le antoja uno.
Ahora bien para comprender aquello de lo simbólico es preciso partir de que el
falo funciona, como dijimos anteriormente, desde otro lugar, es decir desde su
ausencia y por eso lo llamamos –phi. Este lugar, que es un lugar negativo, ya que no
se lo tiene, opera desde lo simbólico. Lacan en su seminario 5 nos dice claramente:
“De lo que aquí se trata es del nivel de la privación. Ahí el padre priva a alguien de lo
que a fin de cuentas no tiene, es decir, de algo que sólo tiene existencia en cuanto
símbolo.”4 Esto quiere decir que el falo, opera en tanto ausencia. Lógicamente, Lacan
dirá posteriormente que no se puede castrar a la madre de algo que no tiene, sin
embargo, para privarla de algo, es necesario que ese algo esté simbolizado.
En las referencias freudianas encontramos una relación triangular, entre el
padre, la madre y el niño. Lacan, establecerá que la relación ternaria necesitará de un
cuarto elemento que actuará como articulador de aquello que ocurre en la relación
triádica. Ese elemento es el falo.
¿Cuál es la implicancia de estas concepciones y su articulación con la
estructuración subjetiva? La referencia freudiana la encontramos en la ecuación
pene=niño o falo=niño. De aquí entendemos que el lugar al que viene el niño es al
lugar de la falta de la madre. Es decir que por medio de su propia falta brinda
alojamiento al niño. La madre podrá brindar los cuidados necesarios, el alimento, la
protección, pero en el fondo es necesario que le brinde su propia falta a ese nuevo ser,
debe poder alojarlo, y su falta tiene origen en su propio complejo de castración. Así
podemos comprender que de lo que se trata en la estructuración subjetiva tiene que
ver directamente con la ausencia. Es decir que es en función de que algo falta que se

2
Freud, Sigmund, Tomo XIX, pág. 275.
3
Lacan, Jacques, Seminario 5, pág. 381.
4
Idem, pág. 190.

4
estructura el aparato psíquico (obviamente sin hacer mención aquí de las otras
variables que puede suceder cuando la falta no opera).
Freud en “La organización genital infantil” dirá lo siguiente: “La falta de pene es
entendida como resultado de una castración, y ahora se le plantea al niño la tarea de
habérselas con la referencia de la castración en la persona propia. (…) Me parece, eso
sí, que solo puede apreciarse rectamente la significatividad del complejo de castración
si a la vez se toma en cuenta su génesis en la fase del primado del falo.”5 Este
comentario nos ayuda a comprender la conexión entre el significante falo y el complejo
de castración.
Estamos girando alrededor de nociones como las de castración, que nos lleva
a pensar en la ausencia de algo, y que a partir de esta ausencia es que puede
articularse el resto, es decir el “falo” y, en consecuencia, el registro de lo simbólico.
Pero lo esencial es que el asunto gira alrededor de la ausencia y por lo tanto de la
castración, “se trata entonces del conjunto de los significantes y de una falta en ese
conjunto, que lo hace coherentes con la propiedad de todo conjunto: contener un vacío
y ser contradictorio con el conjunto universal. Además es necesario un término que
venga a inscribir, a marcar, que falta uno. No es lo mismo que en una empresa falte un
millón de dólares, a que esté marcado en el balance de la misma, que falta un millón
de dólares. La falta no funciona igual, si un término la inscribe o si este término que
inscribe la falta, falta a su vez. Se trata de que existen todos los significantes (la
batería del significante), la falta y la marca de esa falta.”6

La resignificación de la castración en la adolescencia:

Hemos visto la manera en que el complejo de castración y el falo interactúan


permanentemente y como el anudamiento del registro simbólico, imaginario y real es
lo que permite la estructuración neurótica.
Ahora bien, ¿cómo es que la castración se reedita en la adolescencia?
Proponemos estudiar la emergencia de dicho complejo en términos de diferencia. Es
decir, diferencia de género, diferencia sexual, no surgida por primera vez, sino en un
segundo momento, luego de la primera infancia.

5
Freud, Sigmund, Tomo XIX, pág. 147.
6
Eidelsztein, Alfredo, Las estructuras clínicas a partir de Lacan, pág. 178.

5
La castración en la adolescencia pone en cuestionamiento la estructura del
aparato psíquico. Freud nos dice que el encuentro con el otro sexo es un encuentro
traumático, un encuentro con la castración, debido a que el sujeto se encuentra en una
situación que no puede resolver fácilmente. En este sentido José Barrionuevo nos
comenta que “podemos entender en la expresión respecto de que la sexualidad
agujerea lo real que, en cuanto a que en el acceso al otro sexo no hay nada
programado en lo real, o sea que la sexualidad siempre tiene fallas, nadie tiene el
saber ni el pleno éxito en ella y, en tanto nadie “zafa” bien, Lacan sintetiza esa
imposibilidad generalizada en una fórmula “no hay relación sexual”.”7
En términos metapsicológicos la dialéctica del tener-no tener el falo también
surge en la adolescencia. En este período de la vida, este segundo encuentro
traumático cuestiona la solidez de la estructuración psíquica ocurrida previa al período
de latencia. Es la resolución de este encuentro lo que va a permitir al sujeto continuar
con una vida anímica “normal”, ya que se ha observado clínicamente, en casos
contrarios, puede producirse una desorganización psíquica que conduce al sujeto a
cuadros psicóticos, por ejemplo la esquizofrenia.
Podría entenderse a la adolescencia como un segundo momento resolutivo
que reafirma aquellos procesos psíquicos ocurridos en la infancia.
En relación al falo, tanto la lectura de Freud como la de Lacan nos enseñan
que el falo nadie lo es ni nadie lo tiene. En este sentido el falo puede ser comprendido,
además, como instrumento simbólico que interactúa con el complejo de castración, un
elemento de poder. Es decir, el falo, entendido en términos de poder que brinda una
capacidad resolutiva que tiene que ver con la estructura, es decir con la falta. De lo
que se trata en la adolescencia, es de la capacidad de resolución que tiene el sujeto,
de un conflicto con aquellos instrumentos que no tiene, es decir, con aquello que le
falta.
El falo opera como un instrumento de atracción, que es preciado y buscado por
el sujeto. Lacan en el Seminario 5 nos comenta en la clase de “Los sueños de
aguamansa” que tanto el hombre como la mujer juegan a tener o no tener el falo, al
mejor modo histérico. En este caso, este juego se precipita ante la carencia y
justamente por no tenerlo es que se permite jugar a tener o no tener el falo. Dice
Lacan: “He mencionado el velo con que mucha regularidad cubre el falo en el hombre.
Es exactamente lo mismo que recubre normalmente a la casi totalidad del ser en la

7
Vega, Barrionuevo et.al. Escritos psicoanalíticos sobre adolescencia, pag. 93.

6
mujer, en la medida en que lo que ha de estar precisamente detrás, lo que está
velado, es el significante del falo. El descubrimiento solo mostrará nada, es decir, la
ausencia de lo que es destapado y con esto precisamente está vinculado lo que Freud
llamó, a propósito del sexo femenino, el Abscheu, el horror que corresponde a la
propia ausencia.”8
En este sentido el adolescente, en muchas ocasiones, se comporta supliendo
carencias al modo de formaciones reactivas que ocultan las falencias.
Estamos ante la presencia del falo simbólico y esta carencia es la que posibilita
la posibilidad de una suplencia. El problema, dice Lacan en sus estudios sobre las
psicosis, es en tanto el sujeto se hace equivalente al falo, en tanto no hay corte y no se
produce la castración simbólica.

Últimas consideraciones:

Para concluir, tanto la castración como el falo, son instrumentos simbólicos


estructurantes del aparato psíquico. Ambos conceptos hacen referencia a la falta. En
términos freudianos, por la presencia de un agente externo encargado de ejecutar la
castración y por otro lado la noción de falo simbólico como carencia y falencia
estructural. Ambos conceptos son conceptos simbólicos.

Nota: Se sugiere complementar la lectura con el texto de Marta Piccini Vega (2010). “El
Complejo de Edipo”. En Barrionuevo, J. (Compilador): Clínica psicológica y psicoanalítica con
niños y adolescentes. Publicación Instituto Universitario Fundación Barceló.

Bibliografía:
Dor, J. (1994) Introducción a la lectura de Lacan II. La estructura
del sujeto. Ed. Gedisa.
Freud, S. (1905) Tres ensayos de teoría sexual. Obras completas.
Amorrortu editores, Vol. VII, 2000.
(1923) La organización genital infantil (1923)AE, Vol. XIX, 2007
(1924) El sepultamiento del complejo de Edipo. A.E. Vol. XIX,
2007.

8
Lacan, Seminario 5, pág. 392.

7
(1925) Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia
anatómicas entre los sexos. AE Vol. XIX, 2007.
(1931) La sexualidad femenina. A.E. Vol. XXI, 2001.
Lacan, J (1998) Seminario 5, Ed. Paidós.
Piccini Vega, M.; Barrionuevo, J. y Vega, V. (2007) Escritos psicoanalíticos sobre
adolescencia, Ed. Eudeba, 2007.

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