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Los retornos en la historiografia francesa actual* - Jacques Le Gorr Ecove pes Hautes ETupes EN SCIENCES SOCIALES aiios al menos, por el regreso de temas y de problemdticas que anteriormente habfan sido desvalorizadas, en particular bajo la influencia de los Annales. Si estos retomos tienen causas diversas y especificas, las mismas son, por lo tanto, también un t0 de las criticas formuladas desde hace algdn tiempo contra los Annales. Esta comunicacién se esforzar4 por responder a las siguientes preguntas: 1) jes verdad que los “Annales habfan combatido la problematica historiogréfica en cuestién y por qué? 2) gpor qué se produ- jeron estos retomos? 3) zen qué condiciones pueden, estos retornos, representar un progreso para la hisloriografia de hoy y del futuro? 4) zestos retornos, constituyen un sistema, representan una orienta- cidn historiogréfica de conjunto?. Los retomos tomados como ejemplo son el retomo de la historia politica, el retomo del aconteci- rmiento, el retomo de la historia-relaio (historia narrativa), el retorno de la biografia y el retorno del sujeto. L a historiograffa occidental, y la francesa en particular, est marcada desde hace una decena de 1. El retorno de la historia politica. ‘Los Annales, a partir de su fundaci6n por Lucien Febvre y Marc Bloch, se alejaron e incluso atacaron la historia politica que se habia constituido en la orientacién dominante de Ja historiografia nacida del historicismo alemén y de la historiograffa universitaria francesa (la ensefianza de la historia en la Sorbona). a) los Annales deploraban el nivel superficial de esta historia politica que privilegiaba los cuadros temporales, cronolégicos, artificiales e inadecuados en relaci6n a la auléntica duraci6n historica y a los diferentes tiempos significativos de la historia. Aquella cra una historia de los reinos, de los gabinctes ministeriales, dominada por los soberanos, los hombres politicos, marcada por los acuntecimientos: nacimientos, muertes, constituciones, tratados, etc. Esta historia politica era la aliada de una historia Jacques Le Goff, "Los retomos en la historiografia francesa actual”, prohistorla, Afi I, nero 1. 1997. pp 35-44. *Agradecemos ala editorial Historia a Debate -y « Carlos Barros en particular- la autorizacién para traduccién y publicacién de esta ‘omunicacién, presentada por J. Le Goff al Congreso Intemacional Historia a Debate, celebrado en Santiago de Compostela en 1993, Laversin francesa del articulo "Les retours dans Mhistoriogrephie francaise actuelle” en BARROS, Carlos -editor- Historia a Debate, Vol. Ill, pp. 157-165. Traduccién de Darfo Barriera. -35- diplomtica y militar igualmente acontecimentak: la historia-batalla, Ocultaba los mi (os impor tantes de la historia: cconémicos, demogréficos, sociales, culturales, que se ordenaban alrededor de otros fendmenos raramente acontecimentales y de otras cronologéas en gran parte independientes de ta periodizaci6n politica. Esta actitud de los Annales era también una reaccién contra la prensa de la ‘época, que no se interesaba ms que por el dominio politico y acontecimental y por tanto, tas dos mamas eran la politica y los hechos més diversos reducidos a relatos anecd6ticos. ) El retorno de Ia historia politica esta ligado en gran parte a la toma de conciencia por los historia- ores, pero también por los especialistas de las ciencias sociales y por los observadores del presente, de la politica como dominio y como nivel de historia irreductible a otra cosa. Por ejemplo, Ia historia politica reducida por el marxismo vulgar a una superestructura resultaba un tanio autonoma en su fundamento en relacidn a las infraestructuras econémicas. Pero un gran cambio aparecfa ya en el vocabulario, Esto que se distingu‘a en la historia vivida de las sociedades y que debia, por lo tanto, constituir el objeto de un concepto especifico en la historiografia no era la politica, trama de aconteci- rmientos, sino lo politico como lo habfan identificado y creado los Griegos de la antigliedad. A la par del ‘homo oeconamicus, por ejemplo, se encontraba el zoonpolitikon de Arist6teles. Esta emergencia de 10 politico era en parte una consecuencia de la apariciGn de las ciencias sociales y, a Ia ver_en relaci6n con, cllas y en oposicién a ellas, de la percepcién y la creacién de una nueva ciencia de las sociedades: la ppolitologta, ciencia de lo politico. Las instituciones cuyo abjeto era mas particularmente esta politica, subrayaron y nutrieron esta atenciGn nueva al hecho y al nivel politico, por ejemplo el Instituto de Estudios politicos en Francia. De igual modo, una renovaciGn de la filosofia politica se reanudaba, de alguna manera con Arist6teles 0 PlatGn, con Ia escolistica medieval, con Hegel y Marx, bajo Ia influen- cia por ejemplo de relecturas de Max Weber y de Alexis de Tocquevitle Los retos de los nuevos medios masivos de comunicacién (radio y, sobre todo, televisién) que inun- daron la vida de las sociedades con la agresi6n de lo politico, también plantearon a la historiografia la necesidad de modelizar este nuevo monstruo de la historia ) Pero esto que habia de legiimo y de necesario en este retorno ala historia politica debe manifes- tarse bajo una forma profundamente renovada de la historia politica. En primer lugar en cuanto al concepto mismo: historia, por lo tanto de fo politico y no de la politica, historia cuyo concepto funda- mental, pluridisciplinario,es el de poder. Nocién que, asegurando una especificidad alo politico, mues- ‘re que la historia del poder no debe renegar ni del poder econsémico ni del prestigio social, no forzosa- ‘mente ligado al poder econdmico y a la riqueza ni el poder ideoldgico ni et poder de lo imaginario, etc. Historia politica renovada que debe en particular otorgar un lugar privilegiado a los aspectos simbéli- cos del poder. Allf es donde encontraron su eficacia obras hitoriogréficas pioneras, como los estudios {de E. P. Schramm sobre las insignias del poder o el gran libro de Mare Bloch Les Rots Thawmaturges, ‘de 1924, que, largo tiempo oculto por sus libros posteriores de historia econémica y social, eencuentra, hoy toda su frescura y toda su importancia. Esta historia politica renovada y ampliada apel6, de manera interdisciplinaria, a nuevos documentos, expresando el impacto de las representaciones del poder: documentos iconograficos, rtos y liturgias, etc. Ella cre6 también un nuevo espacio de historia compa- -36- ‘ada que podia ordenarse sea entomo de un fenémeno diacr6nico como la realeza desde la Antigkedad 4 nuestros das, sea por la confrontacién de manifestaciones del poder en las sociedades de diversas ‘eas culturales (gestos yIiturgias del poder en occidente, en India, en China, et.) sea por confronta- cign de rtos y de imagenes del poder en las sociedades lamadas hist6ricasy las sociedades Uamadas imitiva (por ejemplo rtos de iniciacion en las sociedades europeas y las sociedades africanas). Me ermito indicar que yo mismo he esbozado estas nuevas orientaciones de la historia politica en un aniculo «ls still politics the backbone of history?», aparecido en 1971 en la revista Daedalus! 2. El retorno del acontecimies 4) Los Annales combatieron la historia Hamada acontecimental de una manera que nunca hi sido ni bien comprendida ni bien formulada, Esta condena de los Annales fue expresada por Marc Bloch y por Lucien Febvre en dos perspectivas. La primera es aquella de una historia politica, diplomdtica y militar ‘que se hacia con los acontecimients fechados, reduciendo los fenémenos histricos y su evolucién a tna sucesién discontinua de das hisidricos reunidos en una cadena anifical. Result féeil alos funda- dores de Annales mostrar que estos acontecimientos eran superficiales, que no daban cuenta de realida- es profundas y durables dela evoluciGn histérica y que no eran més que la «espuma de la historiay. A ‘a historia acontecimental superficial se oponia una historia de las estructuras, en particular de las estructuras ccon6micas y sociales, una historia de las profundidades, una historia hecha ms por las ‘masas anGnimas que por los grandes hombres, una historia irreductibiea las fechas, pero dotada de un ‘spesor de duracién més 0 menos largo. La expresién més penetrante de este rechazo de lo acontecimental en la historia fue ta concepciGn braudeliana de la larga duracién, que pesaba més en ta evotucion hist6rica por su ritmo Tento que la historia a ritmo medio de la coyuntura y sobre todo que la historia a ritmo répido del acontecimiento. La segunda perspectiva fue expresada por Marc Bloch en Apologie pour I’histoire. Marc Bloch reprochaba a Durkheim y a su escuela de reducir todo Yo que no era estructura a un residuo que cl llamaba, precisamente, «acontecimiento». Ahora bien, Marc Bloch, consciente del valor de la categoria de acontecimiento y de las realidades histéricas que expresaba, reprochaba a Durkheim ser incapaz de cxplicar la historia al desechar, precisamente, este residuo importante. El problema no era evacuar el acontecimiento sino de volver a introducirlo en su lugar y explicario en su telaciGn con la estructura y |a coyuntura, Aquf, los Annales condenaban todavia un cierto tipo de historia acontecimental 0 de socialogfa no-acontecimental como habian condenado también un cierto tipo de historia politica. Esta concepcién del acontecimiento expresada por Marc Bloch estuvo largo tiempo ocultaen la heren- cade los Annales. Hoy, provee una de las jusificaciones de la reinsercién necesaria det acontecimiento en la problemética hist6rica. El acontecimiento, ain si pertenece a un tiempo corto, diferente de los otros sitmos temporales dela historia, y por consecuencia de la historiografia, no es menos necesario ala expi- «cacin hist6rica global, y su naturaleza y sueficacia no pueden ser comprendidas mas que en relaci6n con «310 00s ritmos de la historia. El acontecimiento es un concentrado, un emergente de coyuntura y es por 4o tanto, muy importante, ya que expresa y modifica las realidades histricas profundas normalmente -37- regidas por de Ia larga duraci6n, F1 acontecimiento es. para retomar una imagen tama. bt puna del iceberg y no puede ser estudiado fuera del iceberg mismo, Un modelo de esta concepcién del acontecimionto me parece haber sido dada por Georges Duby en su libro Le dimanche de Boutines. or otra parte, el retomo del acontecimiento no se explica sino por los nuevos fenémenos en ta historia, de los cuales Pierre Nora ha mostrado la naturaleza e importancia en un anticulo que tuvo una resonancia merecida, publicado en Faire de ‘Histoire y llamado, precisamente, «Le Retour de Vévénement». Cito aqui a Jacques Revel, quien cita é1 mismo un extracto de este articulo de Pierre ‘Nora: «El acontecimiento ha cambiado de sentido y de funcién», Pierre Nora escribia: «La historia contempordinea ha visto morir el acontecimiento “natural” donde se podta cambiar idealmente una informacién contra un hecho de realidad; hemos entrado en el reino de la inflacién acontecimental y es necesario, para bien para mal, integrar esta inflaci6n en la trama de nuestras existencias cotidianas. Multiplicado, desmesuradamente inflado por los medios de comunicacion que lo proxucen, el aconteci- ‘miento, en adelante, invita a leer ef imaginario de una sociedad para la cual 61 jucea, en su conjunto, et ro] de una memoria y el de un mito, Analizar el scontecimiento comtempordneo, su estructura, sus rmecanismo, aquello que el integra en cuanto significado social, no serfa tanto interrogarse por una ‘espuma del tiempo histérico sino intentar_atrapar el funcionamiento de una sociedad a través de las representaciones parciales y deformadas que ella produce de sf misma.” Este andlisis de Pierre Nora, mostrando el advenimiento de un nuevo acontecimiento ligado a los nuevos mass media y en particular a la televisiGn, medios que m4s que contentarse en difundir ct ‘acontecimiento lo producen, puede ser extendido, sin omitir la nueva dimensién del acontecimicnto ccontemporaneo, al conjunto de sucesos de! pasado. La erénica, el documento-monumento que nos transmiten Ja memoria de un acontecimiento, en realidad, también Io han producido. Sin ellos, el acontecimiento no solamente permaneceria oculto en el pasado, sino que ademés, habria quedado ‘enviscado en la duracién histérica. De hecho, el acontecimiento, concebido de esta manera, es el triunfo de la problemética de los Annales, En contra de los historiadores positivistas, han mastrado que el hecho hist6rico no era un dato sino un producto del cuestionamiento, de la actividad de los historiado- res. Esta concepcin de la produceién de Ia historia se extiende mas alls del acontecimiento, Ademés, cesta concepeién integra en Ia historia acontecimental la dimensién de fo imaginario que, en la marcha de los Annales se ha transformado en uno de los objetos y uno de tos métodos de! andlisishist6rico que permite una mejor perspectiva para captar las relaciones entre historia y memoria, 1o que constituye ‘uno de los objetos esenciales de la reflexin hist6rica actual. 3. El retorno de la historia-relato. Desde fines del siglo XIX, la historiografia cientifica occidental ha tendido a alejarse de ta histori relato. Si bien esta tendencia fue particularmente clara entre los historiadores de Annales, de hecho fue mas general, y comprendié incluso a los historiadores denominados positivistas. La historia, transfor- mada en objeto de ensefianza universitaria, se hizo cada vez més técnica, sino cientifica, en particular gracias a la importancia creciente de las Hamadas ciencias auxiliares de la historia, de la voluntad de. wade liar mas que de contar, alejando a la historiograffa del carécter eminentemente literario que habia tido anteriormente y que habfa conocido su cenit con a historia roméntica, ain cuando ésta com ba la visi literaria con un mayor cuidado en el uso de los documentos y su critica, El historiador lo de esta historia que ejerce su imaginacién visionaria en los archivos es Michelet. Pero ¢s bién un producto de la influencia de las otras ciencias sociales, dela geografia, de la economia y de ryevas ciencias sociales, la demografia y la sociologia, al mismo tiempo que de una etnologfa que ‘studia los pueblos sin historia, lo que significa a la vez pueblos vivos en un tiempo inmévil y pueblos “ée los cuales no puede més que describirse su estructura y funcionamiento, Mas generalmente, la eosin de! interés por los grandes personajes, por lo anecddtico y lo pintoresco, la invesigacion de las fstructuras y los modelos releg6 a la historia-relato al nivel inferior o marginal de la pequeta historia Lahistoria-elato tendia a estar confinada en la novela hist6rica, cuyos lazos con la historia propiamen- tedicha, eran y continéan siendo ambiguos todavia. El cansancio suftido por el gran pablico y por una parte de los historiadores frente a una historia abstracta y sin intrigas, preparaba una reaccién, Esta feaccin tuvo una expresi6n te6rica particularmente refinada en et libro de Paul Veyne Comment an (erit historie, donde precisamente La nocién de intriga sin evitar el escollo de una gran proximidad con la literatura y la novela, reconciliaba desde entonces las orientaciones modemas de la historiogra con la adici6n de la historia-relato, En un nivel de menor valor te6rico, pero quiaits con mayor impac- to en cl medio de los historiadores, uno de los grandes historiadores ingleses ligado a la revista Past and Present, considerada a sf misma como cexcana al espiitu de los Annales, Lawrence Stone, recla- mmaba Ta vuelta a la historia-relato, replicando a otro grande de Past and Present, Eric Hobsbawm, discusi6n que encontraba eco en Débat, revista francesa dirigida por Pierre Nora. La alarma suscitada Por el articulo de Lawrence Stone fue sensible sobre todo entre los historiadores que practicaban la imterdisciplinariedad entre 1a historia las ciencias sociales, pues una de las consecuencias aparente- ‘mente inevitable del retorno de la historia-telato era el alejamicnto de la historia respecto de las cien- cias sociales, de las cuales, 1o propio residia en que su descripeién no era reducible a narraciones, EL retomo de la historia-relato, llamada an convencionalmente historia narrativa, se complicaba por la emergencia de un gran debate en filosofia y en las ciencias de la literatura y el lenguaje de un nuevo dominio, notablemente ilustrado por Jacques Derrida, la narratologia. No estoy seguro de que, como esto ya habia llegado a propésito de la lingiistica y sobre todo de la lingustica saussuriana o del ‘estucturalismo, no hubiera habido grandes malentendidos entre las concepciones de los narratélogos y los historiadores partidarios del retomo a la historia narrativa. Habria aif un tema a esclarecer. Por mi parte, me limitaré a hacer algunas consideraciones banales. La primera es que toda concepci6n historiografica debe, me parece, recurrr episédicamente a se- cuencias narrativas pero, evidentemente, no es esto lo que podemos llamar historia-relato, La segunda 5 que importa darse cuenta que la historia-relato no es més inocente que las otras formas de historia, que procede también de una manera de hacer la historia, que supone toda una serie de concepciones més 0 menos conscientes de visiones de la historia, operaciones de montajes de la historia de las cuales €1 resultado es por lo tanto més temible que lo no dicho que ella supone escapa al consumidor y, a menudo, al productor mismo. La historia narrativa ¢s probablemente la historia més inconscientemien- te ideol6gica. Oftezco dos conclusiones que, en todo caso, inspiran mi prictica. La primera es que el -39- recurso a la historia narrativa debe ser, previo a su escritura, el objeto de un cuidadoso andlisis de ‘quello que supone y de aquello con lo que contribuye et relato histrico. Esto que encontramos y que ‘me parece mucho més importante que el problema de la historia narrativa es el problema de fa escritu- 1a de la historia, sobre el cual, por otra parte, estamos reflexionando en este coloquio. En fin, creo que tun retomno fuerte de la historia narrativa, ain bajo formas renovadas, a diferencia de otros retomnos que introducen innovaciones importantes en la reffexi6n hist6rica, comporta una grave amenaza de retorno enel sentido de un retaso. ‘Agrego que, a mi entender, la historia narrativa viene a complicar indtilmente el problema funds- ‘mental y complejo de la armonta entre los tiempos de la duracién historica y de los conceptos tempora- les del historiador. 4. Bl retorno de la biografia. La situacién de la biografia en la historografta occidental del siglo XX y asin en el movimiento de los Annales, es compleja. All, la biograffa, movimiento que alejba a los historiadores universitarios, como en su mayoral eran los mismos Annales, gozaba sin embargo de una gran difusin fuera de este terreno, EI“gran hombre” como objet histérico estaba fuera de moda. Ya no parecia capa de permitir a historiador hacer historia, El género biogréfico cra arrastrado en el descrédito de Ia historia nara vay, de manera més general de una historia més literaria y aritica que ciemica Las mejores biogra- fias eran escritascomrientemente por ensayista 0 novelists, no por historiadores. Los historiadores de Arnates, frente a la biografia, parecen haber estado a la vez divides y dubitativos. Lucien Febvre por temperamento sino por visin de la historia, estaba a favor de la biograffa. Ciertamente, de una biogra- fia que permitiera encontrar problemas através de un hombre y, en este punto, su Lutero es ejemplar. Marc Bloch estaba claramente poco atraide por la biograffa. Pero era un muy buen historiador y muy consciente en su ensefanza universitaria como para no sentir que sino el gran hombre, al menos el individuo. no podia ser excluido dela historia. Enconiraremos més adelanie el problema del individuo bajo otro dngulo, pero mientras tanto, quisiera setalar que este problema también e5 esencial en el campo de 1a biograffa. De las wansformaciones que ls hstoriadores de los Arnates han querido hacer sufrir a la biograffa, sea para esclaecetla, sea para volverlarsible, creo que pademos tomar como ejemplo la célebre tesis de Femand Braudel, La Méditerranée a épogue de Philippe It, (1949) y et bello ibro de Pierre Goubert Louis XIV et ving! millions de Francais (1966). Enlatesis de Braudel, et Mediterraneo sumergié de algin modo a Felipe I, que no fue sino un referentecronolgico burton y la parodia de retratos que, para divertrse, Femand Braudel esboza al final del libro, tomados seriamente Por flésofos sin sentido del humor, muestra detiberadamente.cémo los personajes colectvos, tanto ‘como los geograficos, tomadas por la historia, pueden dersibar desu plaza en la historiografia adn alos hombres mas prestigiosos. En la dliberada exageracién de Fernand Braudel hay, evidentemente, una voluntad metodolgica. Pere Goubert investiga en otra direcein el didlogo entre e gran personaje y laxmasa. Formado en la demografiahist6rica, que él mismo ha contribuide poderosamentea crear en su forma moderna, instituye de alguns manera un equilirio entre el individuo monasea y Ia masa sin -40-

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