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El Discurso Sociologico de Lo Relacional Los Casos de Bourdieu y Latour PDF
El Discurso Sociologico de Lo Relacional Los Casos de Bourdieu y Latour PDF
Bourdieu y Latour
Willem Schinkel
RESUMEN
El acercamiento de Pierre Bourdieu a la sociología ha sido tan ampliamente reconocido como innovador
que se puede decir que sus innovaciones han sido incorporadas a la academia bajo el título de haber-
sido-innovadoras. Por otro lado, la obra más reciente de Bruno Latour parece ofrecer un fresco ímpetu
innovador a la sociología. En contra de la sociología relacional de Bourdieu, la sociología relacionista de
Latour supera la dicotomía sujeto-objeto, y abandona las nociones de `sociedad' y `lo social'. En la
presente contribución se hace una comparación entre las ideas de Bourdieu y Latour acerca de qué
aspecto debería tener la sociología, enfocando específicamente sus respectivas ideas sobre qué es lo
que podría llamarse lo relacional. Se provee una crítica latouriana de Boudieu, así como también un
análisis bourdieusiano de la sociología latouriana. Más que intentar describir dos `paradigmas'
diferentes, se hace un intento por, sobre la base de la arqueología del discurso de Foucault, ver las
sociologías bourdieusiana y latouriana como posiciones distintas al interior de un mismo discurso de lo
relacional.
ABSTRACT
Pierre Bourdieu's approach to sociology has been so widely recognized as being innovative that his
innovations can be said to have been academically incorporated to the degree of having-been-
innovative. On the other hand, the more recent work of Bruno Latour seems to offer a fresh innovative
impetus to sociology. Over against Bourdieu's relational sociology, Latour's relationist sociology
overcomes the subject-object dichotomy, and abandons the notions of `society' and `the social'. In this
contribution, a comparison is made between the ideas of Bourdieu and Latour on the question of what
sociology should look like, specifically focusing on their respective ideas on what can be called the
relational. A Latourian critique of Bourdieu is provided, as well as a Bourdieusian analysis of Latourian
sociology. Rather than ending up with two different `paradigms', an attempt is made on the basis of
Foucault's archaeology of discourse to view Bourdieusian and Latourian sociology as distinct positions
within a discourse on the relational.
1. Introducción
En este artículo se hace un análisis del choque entre las posiciones teóricas de dos de
los sociólogos franceses más innovadores de las últimas décadas: Pierre Bourdieu y
Bruno Latour. Si Bourdieu empujó los límites de la filosofía regular de la ciencia social
y de la filosofía social en los aspectos epistemológico y ontológico respectivamente,
entonces los esfuerzos de Latour pueden ser vistos como una completa redefinición de
esos `límites'. Las ciencias sociales claramente se prestan para una redefinición
rigurosa, al modo de ver de Latour. Con el objetivo de examinar críticamente las
posiciones teóricas de las dos sociologías en cuestión, este artículo inicia con una
breve discusión de los principios fundamentales presentes en la ideas de Bourdieu,
especialmente de aquellos con los que Latour está en disputa (incisos 2 y 4). La
posición de Latour es desarrollada aquí tomando como punto de partida su crítica de
la sociología bourdieusiana (incisos 3 y 5). Mostraré cómo, en realidad, Latour parece
ser más efectivo explicando los puntos de vista de Bourdieu, y no vice versa (inciso 7).
Esto, sin embargo, se debe en parte al hecho de que Bourdieu nunca puso su teoría
realmente a trabajar en el análisis de la emergencia de la Teoría del Actor-Red de
estilo latouriano. El inciso 8.1, por lo tanto, esboza las líneas generales de un análisis
como éste. El apartado 9 concluye investigando la posibilidad de que Bourdieu y
Latour ocupen dos posiciones que, dentro de un mismo discurso, convergen en el
concepto de lo relacional. Así pues, argumentaré que el análisis arqueológico de las
formaciones discursivas presentado por Michel Foucault puede proveer una vía para
trascender el conflicto entre dos sociologías incapaces de `tomar el rol del otro'.
2. La sociología bourdieusiana
A pesar de sus grandes propósitos en la ciencia social, los dos autores aquí examinados
empezaron como filósofos. Bourdieu, después de terminar sus estudios filosóficos en la
École Normale Supérieure a, empezó haciendo trabajo etnológico de campo entre los
Kabyles, una tribu bereber que habita en las montañas al norte de Argelia. Luego de
un inicial período estructuralista, Bourdieu comenzó a sentirse mal con la antropología
estructuralista de Lévi-Strauss. Empezó a desarrollar un marco alternativo en el que
ordenar sus hallazgos -acerca de los Kabyles (Bourdieu, 1963), y también acerca de las
artes (Bourdieu, 1969), de los estudiantes y la educación (Bourdieu y Passeron, 1964;
1970), ampliando así gradualmente su trabajo empírico- sin volver a caer en el
`objetivismo' de Lévi-Strauss. Bourdieu opone su propia teoría de la acción a `las tesis
más extremas de un cierto estructuralismo negándose a reducir a los agentes, que
éste considera eminentemente activos y actuantes (sin necesariamente hacerlo como
sujetos), a simples epifenómenos de la estructura' (Bourdieu, 1994a: viii). Escapar del
`objetivismo' sin recaer en el `subjetivismo, llevado a sus límites extremos por Sartre'
(Bourdieu, 1997) no significa nada más que superar la dicotomía estructura/agencia.
Bourdieu quiere lograr una óptica de `la dialéctica de la internalización de la
externalidad y la externalización de la internalidad' (Bourdieu, 1977: 72).
Bourdieu tomó en cuenta la distinción que hizo Cassirer entre Funtionsbegriff y Sub-
stanzbegrifff. Para incorporar esta distinción a su sociología, usó una metodología
saussureana (Schinkel y Tacq, 2004). El núcleo de las ideas de Saussure asimiladas por
Bourdieu, consiste en que los signos se ubican `en oposición' unos a otros (Saussure,
1983:119). Langue [el lenguaje, trad.] es, para Saussure, un sistema de signos que se
definen, primero que todo, por el hecho de que son diferencias en relación con algún
otro, y en segundo lugar, mediante una especie de convención (Saussure, 1983: 157)
que le otorga significados positivos a estas negatividades iniciales. Dichas ideas son la
base de todo lo que Bourdieu ha hecho, puesto que ha considerado los diversos
campos que estudia como campos de significación mediante la diferencia, o las
distinciones, como normalmente prefiere decir. A esta modalidad de análisis se le
denomina lógica relacional. En ella, los bienes materiales, pero también las posiciones
que las personas ocupan en un campo, son considerados como significaciones
arbitrarias que son significativas no gracias a características intrínsecas o esenciales,
sino como resultado de un juego de las diferencias. Más aún, las convenciones de
Saussure son, para Bourdieu, lógicas sociales como la doxa y la illusio. En Raisons
pratiques, Bourdieu explica el título de una de sus obras principales, La distinction
(1996 [1979]), a la luz de su lógica relacional. Él dice que La distinction nos recuerda
el hecho de que las cualidades particulares que son consideradas como `distintivas'
(en el sentido normativo) no son distintivas en sentido natural, tan solo porque son
diferencias, propiedades relacionales que no existen fuera de las relaciones con las
otras propiedades igualmente arbitrarias. Por lo tanto, lo que cuenta como capital
cultural está, en definitiva, socialmente construido sobre la base de propiedades
arbitrarias cuyo significado les ha sido dado como consecuencia del estar inmersas en
un espacio social de diferencias. Tal y como Bourdieu lo dice en The Logic of Practice:
`... cada elemento recibe su definición completa sólo a través de su relación con el
conjunto de los elementos, como una diferencia a la interno de un sistema de
diferencias' (Bourdieu, 1990a: 7). Para Bourdieu, `le reel est relationnel' (`lo real es
relacional') (Bourdieu, 1994a: 17). Por lo tanto, el de Bourdieu es un realismo que no
simplemente toma las cosas como se le aparecen al `ojo desnudo', sino que considera
lo real como relacional. La noción de lo relacional es tan importante para Bourdieu
que prefirió hablar no de su `teoría' sino de un `sistema de conceptos relacionales'
(Bourdieu, 1997: 451).
Para Bourdieu, entonces, la realidad no es lo que parece ser. El quiebre con el objeto
inmediato de la conciencia, es vital para la sociología de Bourdieu. Acorde con Husserl,
se puede decir que Bourdieu está argumentando a favor de una `disociación'
sociológica `del mundo-vida', en búsqueda de una experiencia dóxica pasada del
conocimiento para lo que es, según Bourdieu, más real. Pero esto no conduce en
Bourdieu a una especie de constructivismo idealista. Significa, más bien, que él
desmitifica las ideas predominantes en relación con el orden de las cosas. Zygmunt
Bauman ha dicho que la sociología desfamiliariza lo que es familiar (Bauman, 1990:15),
y esto se aplica a Bourdieu en un sentido extremo. Los puntos de vista ordinarios que
la gente tiene dentro de un campo respecto de lo que está ocurriendo a lo interno de
dicho campo, son el resultado de relaciones que están caracterizadas por diferencias
con relativa autonomía, es decir: poder. Bourdieu habría concordado de todo corazón
con Foucault al decir que no existe ningún campo de conocimiento sin un campo
correlativo de poder, y viceversa. Y así es que dice, de nuevo en Raisons pratiques:
`la sociología del arte o la literatura devela (o desenmascara)' (Bourdieu, 1994a: 164).
Para Latour las ideas de Bourdieu acerca de una docta ignorantia parecieran ser una
doxa arrogantia. Pero, ¿de dónde proviene el propio Latour? ¿En qué consiste su
sociología `relacionista'? Parece que Latour ha transitado por algunos cambios. El
Latour más reciente está muy alejado del Latour de Laboratory Life (Latour y Woolgar,
1986 [1979]) y Science in Action (Latour, 1987). Así como es posible considerar esos
estudios como intentos por llevar el constructivismo a un nivel `radical', también se
puede decir que Latour parece tener ahora una postura más sofisticada (y, en mi
opinión, más fructífera). Enfatizaré en la diferencia, aunque también al final en la
similitud entre este Latour más reciente y la `sociología clásica' de Bourdieu. En We
Have Never Been Modern, Latour explica lo que yo considero que es central en sus
trabajos recientes. Mientras que el de Bourdieu era un intento por superar la
dicotomía estructura/agencia dentro de la sociedad, el de Latour es un intento por
superar la Sociedad. Dos pensadores que han influido a Latour en este aspecto son
Gabriel Tarde y Alfred North Whitehead. Respecto al concepto de `sociedad', que
habitualmente reemplaza por el de `red' o `colectivo', Latour se ubica en una
tradición que ha sido, en la sociología por cierto, altamente ignorada. El sociólogo que
debe ser mencionado aquí es Gabriel Tarde (ver Latour, 2001b; Latour, 2005:13).
Tarde es uno de los sociólogos explícitamente metafísicos. Su punto de partida fue la
monadología de Leibniz. Afirmó que las mónadas han atravesado un largo recorrido
desde su nacimiento (Tarde, 1999:33). Observando la ciencia, Tarde percibió lo que él
entendió como una `pulverización del universo' (Tarde, 1999: 43), mucho antes que
Bachelard hablara del movimiento científico por `desmaterializar el materialismo'
(Bachelard, 1988: 70). La sociedad, para Tarde, es todos y todo: `... tout chose est
une societe, tout phenomene est un fait social' g (Tarde, 1999: 58). Puesto que cada
ser está conformado por una cantidad infinita de seres en nuestro universo pulverizado,
el ser es siempre un ser-en-conjunto. Esto conduce naturalmente a la inclusión de los
objetos en la `sociedad'. La sociedad ya no es más un dispositivo artificial utilizado
por los sociólogos y que es definido como su objeto real de investigación: lo social (ver
Tarde, 2001:119-48 para un recuento menos `filosófico' de la `sociedad' según Tarde).
Si lo social está formado por sociedades, y si `sociedad' es una herramienta
conceptual concebida para hacer inteligibles ciertas constelaciones específicas de
eventos, lo social no está limitado a los seres humanos, sino que se extiende a todos
los seres que se influencian unos a otros, que de alguna manera son perceptivos entre
sí. La sociología se ha asemejado por demasiado tiempo a un materialismo que no
reconoce nada más que una sola sustancia: las personas con pasaporte.
Para cada una de estas esferas, sostiene Latour, existe un discurso moderno de
purificación, que niega el entretejimiento entre humanos, discursos y objetos. Existe
un discurso que habla de una naturaleza externa que los humanos no podemos
controlar; luego está el discurso relacionado con el `contrato social', un mundo social
llamado `sociedad', que nosotros hemos construido y que sin embargo ejerce una
influencia autónoma sobre nosotros; un tercer discurso se refiere al discurso mismo:
las grandes narrativas que nos trascienden pero que son a la vez meros textos en sí
mismos, con sus estructuras narrativas, tropos y otras particularidades retóricas a
través de las cuáles trasmitimos nuestras experiencias y nuestras aventuras; y un
cuarto discurso de purificación toca lo referente al Ser, ese terreno olvidado del
discurso sobre el ser y los seres (Latour, 1991:127). Así pues, la ciencias naturales
hacen su trabajo de purificación al estudiar la `materia dura' como una objetividad
externa frente a la `materia suave' de la que están hechos los sujetos y que es
estudiada por la fenomenología, que hace su trabajo de purificación al enfatizar en la
interminable unicidad del ser humano y su constitución histórica. Dentro de esta
corriente, Merleau-Ponty, por ejemplo, dice: `No soy el resultado o el punto de
encuentro de numerosas agencias casuales que determinan mi corporeidad o mi
maquillaje psicológico' (Merleau-Ponty, 1962: viii). Y Cassirer, que influye en
Bourdieu: `Si tuviéramos que conocer todas las leyes de la naturaleza, y si
aplicáramos al hombre todas nuestras reglas estadísticas, económicas o sociológicas,
aún eso no nos ayudaría a "ver" al hombre en este aspecto especial y en su forma
individual. Aquí no nos estamos moviendo en un universo físico, sino en un universo
simbólico. Y para entender e interpretar los símbolos tenemos que desarrollar otros
métodos que no sean los que investigan las causas' (Cassirer, 1970: 216). Latour insiste
en que nunca hemos sido realmente modernos, y que las rupturas entre naturaleza y
sociedad que los modernos concibieron sólo fueron acentuadas por los posmodernos,
hasta alcanzar proporciones de completa o `hiper' inconmensurabilidad (Latour, 1994:
86). Los posmodernos comparten la creencia moderna de que la modernidad alguna
vez existió. Pero que al mismo tiempo se fueron creando híbridos que desafiaban la
propia idea de modernidad y sus esferas separadas. La sociología y la antropología son,
para Latour, productos típicos de la Constitución modernista. Y, como resultado, las
ciencias sociales han evitado los objetos a tal extremo que la sociología en sí misma
no tiene un `objeto' real de investigación (Latour, 1996b). Latour explica cómo es que
la sociología está atorada en este nudo gordiano.
5.2. Los abogados de la sociedad
De acuerdo con Latour, los sociólogos como Bourdieu han sabido siempre cómo
desenmascarar las creencias ordinarias mejor que los mismos actores. La ingenua
creencia en la libertad del sujeto ha sido desmitificada con base en la idea de que los
objetos, tal y como son tratados por Bourdieu en La distinction, no poseen ninguna
capacidad intrínseca que justifique las creencias que las personas tienen en relación
con ellos. Atribuir estas características a los objetos sería naturalizar lo que es
socialmente construido, y la naturalización es justamente a lo que la sociología de
Bourdieu se opuso ferozmente. Sin embargo, a fin de desenmascarar estas ideas
ingenuas, dice Latour, Bourdieu debe a su vez apelar a la naturaleza de las cosas; pues
su desenmascaramiento científico de las creencias ordinarias requiere una
metodología `dura'. Y ahora, por lo tanto, naturalización repentinamente deja de ser
una mala-palabra (Latour, 1994: 78). Así pues, Latour argumenta que el acuerdo
modernista implica que, por un lado, la sociedad es una ponderosa entidad sui generis
tan fuerte que es capaz de moldear la materia amorfa y arbitraria; pero, por otro lado,
la sociedad es débil y moldeable por las fuerzas objetivas que la determinan. En estas
ideas toma una importancia central la oposición pre-Socrática entre physis y nomos.
La naturaleza es considerada como una esfera completamente diferente a la sociedad,
bios, la forma de vida del zoon politikon, el ser políticoj. La base de la ciencia social
descansa sobre esta oposición. Parafraseando a Nietzsche, quien dijo que los filósofos
son los abogados de los prejuicios que convierten después en verdades, uno podría
decir que los cientistas sociales son los abogados de lo social, que luego convierten en
sociedad. Levi-Strauss, por ejemplo, concluye su Tristes tropiques diciendo que el ser
humano existe no como individuo, sino como un juguete entre la sociedad externa y
una sociedad interna compuesta por las células cerebrales y todo lo demás (Levi-
Strauss, 1962: 408). Pero Comte ya había marcado la diferencia entre la
determinación natural y la determinación social: `En todo fenómeno social percibimos
el funcionamiento de las leyes fisiológicas del individuo; y, además, de algo que
modifica sus efectos, y que pertenece a la influencia que ejercen los individuos entre
sí' (Comte, 1855:45). O tomemos las idea de Durkheim acerca de la naturaleza y la
sociedad: `Pues él [el hombre, aut.] no puede escapar de la naturaleza sino creando
otro mundo en el que pueda dominarla. Ese mundo es la sociedad' (Durkheim, 1984:
321). Tarde, por otro lado, insistiría en decir que la `sociedad' es tan solo ese mundo
en el que las entidades naturales, biológicas y físicas (mónadas, finalmente)
interactúan, sin que haya que separarlas en esferas diferentes que de alguna manera
se encuentran. Pero en la sociología `moderna', la sociedad es demasiado débil y
demasiado fuerte frente a objetos que son o demasiado fuertes o demasiado
arbitrarios.
Una sociología latouriana, por otro lado, dejaría de lado el concepto de sociedad en su
conjunto, y pondría en la mira a las redes de actantes de distintas naturalezas 5, pero
junto con las propiedades del sujeto y del objeto por igual. Esto evidencia conexiones
diferentes. La naturaleza política de los neutrones puede, así, ser discutida. Pues, tal
y como lo dice Latour en su discusión acerca de la relación entre la historia de la
ciencia y la historia de Francia: `... nada en la definición común de sociedad serviría
para explicar la conexión entre un Ministro de Defensa y los neutrones' (Latour,
1999:91-2). De forma similar, Latour discute la relación entre la burbuja de aire de
Boyle y la teoría política de Hobbes (ver Shapin y Schaffer, 1985), en la que algo como
un cuerpo inmaterial, un vacío, podría aparecer como una posible amenaza para un
Estado soberano con control absoluto (1994: 28-47). Aquello que es creado en el
laboratorio juega un rol político. Latour va más allá de la separación conceptual entre
ciencia y política como dos esferas relativamente independientes, cuyas
interinfluencias pueden ser estudiadas social-científicamente. Por el contrario, le
asigna a los contenidos de la ciencia un similar y relativamente autónomo peso
político, tal y como lo hace con los contenidos de la sociedad, es decir, con las
personas. Es el estudio de las interacciones (`asociaciones') entre humanos y no-
humanos en las redes, lo que constituiría, en poca palabras, a la sociología latouriana.
En oposición a lo que él llama los `Flat-Earthers' de la teoría social (Latour, 2001a),
Latour ve a los híbridos y los cuasi-objetos en acción como actantes en las redes;
humanos y no-humanos interactuando. Y esto, para él, es más real que las modernas y
ordinarias perspectivas sobre naturaleza y sociedad. En Pandora's Hope, Latour dice
esto acerca de sus propios puntos de vista sobre la ciencia: `¿Es esta "deambulatoria"
filosofía de la ciencia menos realista y, ciertamente, más realística, que el viejo
acuerdo?' [refiriéndose a la Constitución Moderna, aut.] (Latour, 1999:79). Sin
embargo, en esta etapa se asoman, indudablemente, las huellas de la `sociología
clásica' en la obra de Latour, puesto que en el glosario del mismo libro, él ofrece la
siguiente definición de `sociedad': `La palabra no se refiere a un entidad que existe
en sí misma y que está gobernada por sus propias leyes por oposición a otras entidades
como la naturaleza; significa más bien el resultado de un acuerdo que, por razones
políticas, divide artificialmente las cosas entre el reino de lo natural y el reino de lo
social' (Latour, 1999: 311). Aquí, Latour no hace otra cosa que dar cuenta de un
proceso de construcción social en relación con el concepto de `sociedad'. Habla en los
términos de Bourdieu: este concepto `divide artificialmente las cosas'. Más aún, es en
cierto grado unilateral, puesto que dice que esta construcción existe por `razones
políticas'. Aunque antes, en el mismo libro, rechaza hablar unilateralmente de
`política' o de `ciencia' (Latour, 1999: 85-92), que es en este caso la ciencia social.
Latour es capaz de decir, sobre la base de la investigación hecha en los Estudios de
Ciencia y Tecnología, que las ciencias sociales han estado trabajando con una
deontología completamente equivocada:
`Cuando el sabio apunta a la Luna,' dice el proverbio chino, `el tonto mira al
dedo'. Pues bien, ¡nos hemos educado a nosotros mismos para ser tontos! Esa es
nuestra deontología. Eso es lo que un cientista social aprende en la escuela, a
mofarse de los harapientos que ingenuamente creen en la Luna. (Latour, 1999:
286)
En Politics of Nature (2004), Latour desarrolla aún más su Teoría del Actor-Red como
una teoría política. Aquí, el desplazamiento hacia una sociología de la asociación (que
se ha convertido ahora en el término preferido de Latour, en oposición a `relaciones')
se hace con un tanto más de escrutinio, y la función política del concepto no está
directamente relacionada con su `artificialidad' -después de todo, Latour sabe que las
creencias albergan contenido ontológico (Latour, 1999: 286). Ahora la definición de
`sociedad' ha cambiado y pareciera ser más consistente con su propia teoría: `Los
términos "sociedad" o "mundo social" son usados para designar aquella mitad de la
vieja Constitución que ha de unificar sujetos separados de objetos y siempre
sometidos a la amenaza de unificación mediante la naturaleza; es un todo ya-
constituido que explica el comportamiento humano y por lo tanto hace posible
provocar un cortocircuito en la tarea política de la composición' (Latour, 2004: 249). 6
Lo que permanece es la `tarea política' llevada a cabo a través de la `sociedad', pero
el `desenmascaramiento' de la `sociedad' está ahora directamente asociado con una
conceptualización peyorativa de la palabra `social': `el adjetivo "social" (...) es, pues,
siempre peyorativo, puesto que designa el esfuerzo desesperanzado de los prisioneros
de la Caverna por articular la realidad mientras faltan los medios para su consecución'
(Latour, 2004: 249). Esta crítica de `lo social' es traída a conclusión en su reciente
Reensamblar lo social: una introducción a la teoría del actor-red (Latour, 2005). Ya
Latour había afirmado al describir la Teoría del Actor-Red: `para decirlo en forma
simple, la TAR [Teoría del Actor-Red, trad.] trata no acerca de lo "social" sino acerca
de las asociaciones que permiten conexiones entre elementos no-sociales' (Latour,
2003:35). Hemos visto que Latour reemplaza el término `sociedad' con el de
`colectivo', queriendo referirse a `las asociaciones entre humanos y no-humanos'
(Latour, 1999:304). En Reensamblar lo social, esto lo lleva a formular la tarea de la
sociología en los términos de un `rastreo de las asociaciones' (Latour, 2005:5,11). Aquí,
el núcleo de los argumentos de Latour -y nunca antes lo había puesto de esta manera-,
es que el uso de lo `social' en las ciencias sociales produce un efecto de doblaje de la
realidad. Su argumento se acerca a lo que Wittgenstein dice en sus Philosophische
Untersuchungen con respecto a la noción sobre una regla (ver también Latour,
2005:242). Wittgenstein sostiene que una `regla' no debe ser considerada como una
substancia independiente del orden regulado de acciones (Wittgenstein, 2003). Uno no
puede nombrar las reglas, y formularlas supondría doblar la realidad en patrones
regulados de comportamiento y las reglas que supuestamente los gobiernan. De modo
similar, Latour sostiene que lo `social' no debería ser visto como un atributo `extra' de
los objetos, ni como un `material' propiamente, sino como las asociaciones entre
actores. Por un lado, Latour amplía la noción de lo social al incluir vínculos con todo
tipo de entidades (no humanas), mientras que, por el otro lado, la limita
estrictamente a dichos vínculos o asociaciones. Esto significa que no existen
`organizaciones' y `su contexto social', que no existe `ciencia' más su `entorno social';
lo `social' no añade nada que sea de una esencia diferente. Más bien, las
organizaciones son una red específica de asociaciones, la ciencia es un ensamblaje de
vínculos, relaciones, conexiones o asociaciones.7 Al final no se hace necesaria ninguna
`explicación social' (Latour, 2005:99). Para esta aproximación Latour aún prefiere el
epíteto `sociología' (aunque también habla de `slowciology' [literalmente:
despaciología, trad.], Latour, 2005:122,165), pero sólo luego de haber reformulado
sus nociones de lo `social' y de `ciencia' (Latour, 2005:9).
Cuando Bourdieu se jacta de que su sociología del arte es, sin duda, más `humana' que
la aceptación de las que para él son creencias dóxicas (Bourdieu, 1993a: 191), ilustra,
con eso precisamente, la razón por la que Latour desaprueba la sociología
bourdieusiana. Parecería, entonces, desde la perspectiva de Latour, que existe, en la
sociología de Bourdieu, un reto no afrontado de los objetos o simplemente de las cosas,
o quizá de la naturaleza, aunque a uno le parezca deplorable o no. Los objetos son
aquí una mera `pantalla de proyección' (Latour, 1994; 1996b) o un espejo (Latour,
2005: 84) para variadas formas de capital. Con el fin de no perder su terreno original
de objetividad, que está basado en la dicotomía sujeto-objeto que siempre le deja a
las ciencias naturales el lado natural del objeto, la sociología de la ciencia, según
Latour, no es una sociología de toda la ciencia: `la sociología de la ciencia debería
autolimitarse a los patrones de carrera, las instituciones, la ética, la comprensión
pública, los sistemas de recompensa, las disputas legales, y debería proponer
establecer, pero con muchísima prudencia, "algunas relaciones" entre ciertos factores
"cognitivos" y algunas dimensiones "sociales", aunque sin insistir demasiado en el
asunto. Tal es la posición de la sociología de los científicos (en oposición a la
sociología de la ciencia) presentada, por ejemplo, por Robert K. Merton y más tarde
por Pierre Bourdieu' (Latour, 2005:95). En una de las más recientes publicaciones de
Bourdieu, titulada Science de la science et reflexivite (2001b) (sobre la que Latour
habla en la cita anterior), el autor reacciona en contra de la consideración que Latour
hace de los objetos como `masas ausentes' en la sociología (Latour, 1993),
consideración que refleja en la sociología de la ciencia. Ahora, si Latour está en lo
cierto, Bourdieu tendría que hacer una excepción en su análisis de campo sobre la
ciencia natural. Pues desmitificar a la ciencia `dura' implicaría minar su propio análisis
objetivo. A primera vista, Bourdieu no pareciera hacer esta excepción. Cuando
empieza la explicación del valor agregado de su concepto de campo (champ) se refiere
inclusive a la física social de Comte para indicar el moment physicalistek en la
sociología (Bourdieu, 2001b: 69).
Pero luego hace lo que, para mí, constituye una afirmación excepcional. Dice: `es
verdad que, en el campo científico, las estrategias tiene siempre la doble cara de
Jano. Tienen una pura y puramente función científica y una función social a lo interno
del campo' (Bourdieu, 2001b: 109). Pero en ningún otro lado, ni en sus análisis de los
bienes de consumo, del arte, de la educación, de la filosofía o de la economía,
Bourdieu deja tan intacto su objeto como lo hace la primera vez que se la pasa
laboriosamente en el laboratorio. Es como si de repente dijera: `hay esta actividad
pura, y luego hay lo social'. En otras partes de su libro Bourdieu apunta que uno de los
problemas al analizar la ciencia es que uno no tiene la disposición de entender aquello
de lo que ella trata realmente (Bourdieu, 2001b: 18,82). Pero es impensable que
Bourdieu hubiera podido decir esto en Les regles de l'art. Y de hecho dice
explícitamente que aquí existe una diferencia importante entre arte y ciencia
(Bourdieu, 2001b: 81-3). El arte, la religión, la cultura y los mercados han resultado
ser siempre `más suaves' que las ruedas aplastantes de la ciencia social crítica y
desmitificadora (Latour, 2005:97), pero `la ciencia representaba un reto
completamente diferente' (Latour, 2005: 98). Según Latour, el fallo de la teoría social
para el caso de la ciencia indica su fallo para el resto de cosas en general (Latour,
2005: 94). Esta moneda tiene, por supuesto, su otra cara: la sociología bourdieusiana
es bastante capaz de analizar sociológicamente su contraparte latouriana. Es a esa
discusión a la que está dedicada la siguiente sección.
8. Bourdieu acerca de Latour: lo que fue dicho y lo que podría haber sido dicho
La crítica de Latour parece haber dado en el centro. A su vez, y de un modo
decepcionante, Bourdieu trata con Latour en una forma casi ad hominem. Esta es una
modalidad de análisis con la que los lectores de Bourdieu estarán familiarizados.
Bourdieu atacó en forma similar, por ejemplo, a la `moda semiológico-literaria' de
Roland Barthes, o a los `fanáticos' de Tel Quell (Bourdieu, 1997; 1998b). Al referirse a
Latour, Bourdieu habla de aquellos ubicados en el borde entre la sociología y la
filosofía que pueden beneficiarse del capital simbólico de ambos lados, e incluso llega
a decir que la disposición para la arrogancia y el autoelogio son sumamente rentables
en esa área (Bourdieu, 2001a: 65-6).8 Ridiculizó además la idea de incorporar los
objetos al análisis (cf. Bourdieu, 2001b). Bourdieu concordaba con Sokal y Bricmont
(1998): Latour era un impostor. Parece entonces que Bourdieu ha ido menos al grano
en la discusión de los puntos de vista de Latour que lo que Latour ha hecho por su
cuenta en relación con Bourdieu. Es decir que Bourdieu, que es en sí mismo un
sociólogo-filósofo, debe forzar su teoría para explicar a Latour en términos que
aplicarían de igual manera para el propio Bourdieu, y que, por lo tanto, minarían por
completo el propio intento de análisis. Latour, sin embargo, ha sido capaz de predecir
dónde es que Bourdieu ha debido hacer una excepción para no contradecirse a sí
mismo. Una de las razones que explican la falta de poder del análisis de Bourdieu
podría ser que su teoría no se ajusta al análisis de un individuo. De hecho, Bourdieu
mismo ha dicho que el verdadero objeto de la sociología no debería ser el individuo,
sino el campo (Bourdieu, 1990b). Aunque ha ofrecido extensas discusiones acerca de
individuos tales como Flaubert y Zola, éstos eran ejemplos de la génesis histórica de
un campo particular definido mediante la variación estadística. Algunos han dicho,
entre ellos Michel de Certeau (1990), que un análisis matemático de este tipo, al final,
no se presta para el análisis de lo quotidienm, la práctica diaria con sus desviaciones
individuales. Las anomalías no pueden ser estudiadas adecuadamente en la mathesis
universalisn de Bourdieu, excepto mediante la aparentemente fácil y estadísticamente
instable hipótesis de que lo anómalo, la diferencia, constituye una diferencia por el
bien de la diferencia, como estrategia de distinción. Esto parecería ser menos una
explicación (causal) que una explicación bastante arbitraria fijada sobre una situación.
Es, sin embargo, la forma en que Bourdieu quiso analizar a Latour. Resulta ser un
tanto decepcionante, y (en defensa de Bourdieu) es posible esbozar las líneas
generales de un análisis bourdieusiano más elaborado acerca de la sociología
latouriana.
Bourdieu y Latour podrían ser vistos en sus esfuerzos por capturar la misma
transformación desde perspectivas opuestas: Bourdieu, el director del instituto
con más apoyo estatal para la investigación en ciencias sociales, criticando las
formas en que el Estado ha cedido bajo presiones económicas externas; Latour,
el sociólogo residente en uno de los principales beneficiarios del nuevo orden
neoliberal, negando que en primer lugar el Estado haya tenido mucho control.
(Fuller, 2000: 16)
Aún así, no era el interés de Bourdieu continuar su modalidad de análisis de una forma
tan consistente, pues correría el riesgo de incurrir en una auto-refutación por el hecho
de que todos los conceptos de Bourdieu se suspenderían y serían puestos entre
paréntesis. Pero, ¿en qué momento una epoche de la epocheo abandonaría el propio
análisis de Bourdieu? Esta es una de las consecuencias que no pueden predecirse con
claridad puesto que, como Latour ha argumentado, sustraería la base `objetiva' de la
sociología bourdieusiana. El modo bourdieusiano de conceptualizar el enfrentamiento
de la sociología bourdieusiana versus la latouriana sólo llega a ser siempre mitad-
bourdieusiana. Pues sólo los conceptos de Latour serían suspendidos en su propio
significado, y no los de Bourdieu. Esto pudo haber llevado a Bourdieu hacia una
especie de ceguera dóxica ante la esencia de los argumentos de Latour.
Conclusión
Pero, después de todo, ¿no ilustra este punto, de hecho, un aspecto más amplio del
análisis de Bourdieu? ¿Puede esto ser leído -muy al pesar de Bruno Latour- como un
reconocimiento del funcionamiento del campo científico, con su interés por la
publicación y la citación como capital simbólico? Al final, el campo científico se
reproduce a sí mismo mediante una suerte de conservadurismo revolucionario: todo
cambia, pero, a la vez, todo permanece igual. Es sobre la base de una doxa no
disputada del campo científico que toman lugar las luchas científicas como la que
existe entre Bourdieu y Latour. Esto significa que el consenso está en la base de su
disenso, y que, en su forcejeo científico por las clasificaciones científicas legítimas -
¿deberíamos hablar de campos o redes?, ¿deberíamos analizar el poder y la
mediación?-, lo que al final se consigue es la reproducción del campo científico, tal y
como el análisis de Bourdieu lo predice. Bourdieu y Latour son o fueron dos homines
academici [hombres académicos, trad.] que peleaban por obtener capital simbólico en
un campo cuya doxa básica era inconcientemente reconocida por ambos, y a la que,
por lo tanto, afirmaban a través de la diferencia. De hecho, como hemos visto, aún un
radical herético como Latour puede ser fácilmente incorporado en el esquema de
análisis de Bourdieu.
Aunque, por otro lado, también hemos visto que existen unos problemas
fundamentales en el análisis de Bourdieu y que Latour ha señalado con claridad. La
postura de Bourdieu se recluye dentro de una última base incuestionable que es el
fundamento de la ciencia natural `dura', más allá de la cual no existe desmitificación
alguna. Como Latour ha mostrado eficientemente, esto es lo que justifica la meta-
postura de Bourdieu y lo que al mismo tiempo coloca los límites a la habilidad auto-
reflexiva bourdieusiana. Parecería que estas dos sociologías tienen, cada una, un
asimiento poderoso sobre la otra. Descartando la posibilidad de jugar el papel de juez
para decidir cuál teoría se acerca más a `la verdad', uno podría decir que estamos
tratando con dos diferentes `paradigmas' en la sociología (comparar: Kuhn, 1970). De
hecho, Latour parece implicar mucho cuando dice que los sociólogos de lo social han
trazado, con su definición de lo social, un vasto dominio que no guarda relación alguna
con los mapas que necesitaremos para nuestra definición de lo social. No estoy
diciendo únicamente que los mapas existentes sean incompletos, sino que designan
además territorios con formas tan diferentes que ¡ni siquiera se superponen! (...) La
tarea que ahora se nos presenta no es ya la de ir por caminos diferentes, sino la de
generar en conjunto un paisaje diferente por el que podamos transitar (Latour,
2005:165).
No obstante, esto no significa, según Foucault, que uno busque un tema común o un
consenso subyacente en los textos que conforman un discurso (Foucault, 1969:170). Lo
que la arqueología describe son `espacios de disenso'. El análisis de las posiciones
descrito aquí en términos de las posiciones dentro de un discurso, introduce algunas
características familiares al análisis de Bourdieu, tales como el hecho de que un
discurso es, según Foucault, un objeto de lucha política del que la cuestión del poder
nunca se encuentra completamente alejada (Foucault, 1969:136). Por el otro lado,
dicho análisis acabaría con la dualidad sujeto-objeto aún presente en Bourdieu y que
es criticada por Latour. Introduciría posiciones-de-sujeto no tan distintas a los tipos
específicos de asociaciones de las que Latour habla en su análisis. Foucault hace
hincapié en que el foco de su análisis arqueológico no es un sujeto individual o
transcendental, y no hay referencia alguna a un cogito en el análisis arqueológico del
discurso (Foucault, 1969:70,104,126,129,137-8). Así que la controversia Bourdieu-
Latour equivaldría a una especie de discurso -`un conjunto de afirmaciones en la
medida en que pertenecen a la misma formación discursiva' (Foucault, 1969:131). Pero
el asunto está en si ese es realmente el caso. Foucault define una `formación
discursiva' como un `sistema enunciativo general que gobierna a un conjunto de
ejecuciones verbales' (Foucault, 1969: 130). Una formación discursiva remite a la ley
que rige una serie de signos (Foucault, 1969:82, 120-1). Pero, ¿puede tal similitud
aparecer suficientemente descubierta en las aproximaciones de Bourdieu y Latour a la
sociología? Eso depende de la `anchura' del espacio abierto por el discurso que uno
desea reconocer. El discurso constituye un campo enunciativo consistente de, para
nombrar sólo algunas de las propiedades que Foucault le atribuye, un campo de
presencia (compuesto por las afirmaciones del exterior que han sido adheridas a lo
interno del discurso), un campo de concomitancia (afirmaciones del exterior que
sirven como analogía o modelo), un campo de memoria (afirmaciones que ya no se
reconocen como parte del discurso pero que sirven para reconocer la discontinuidad
histórica). Si Bourdieu y Latour ocuparan posiciones-de-sujeto dentro del mismo
discurso, uno tendría que encontrar afirmaciones de un nivel más fundamental que
aquellas referidas a `lo social', `sujeto vs. objeto', etc. Seguramente habrían
convergencias fundamentales al nivel de la episteme (Foucault, 1966,1969), pero en el
nivel del discurso se requeriría un análisis exhaustivo -del tipo que Foucault lleva a
cabo, por ejemplo, en Las palabras y las cosas- para poder justificar que se hable de
posiciones en un mismo discurso compartido. De forma preliminar podemos distinguir
una contradicción discursiva que permanece activa entre Bourdieu y Latour. Es la que
hace referencia a la noción de lo relacional, y que, como hemos ilustrado
anteriormente, se ubica en el centro de ambos análisis, el de Bourdieu y el de Latour.
Es en este concepto en el que ambos convergen, pero es también ahí mismo donde sus
posiciones se dispersan. La sociología relacional de Bourdieu se opone a la sociología
relacionista o relativista de Latour. Aunque, como Latour (2005:40) dice, ambos
ofrecen `dos puntos de vista acerca del mismo objeto'. Sin embargo, el concepto de
relación se articula diferente en cada caso. Mientras que en el `estructuralismo
generativo' de Bourdieu lo relacional es una noción en la que las influencias de
Cassirer y especialmente la de Saussure están presentes, en el concepto de relación
de Latour, así como en su concepto de asociación (que él usa, particularmente al
trabajar la Teoría del Actor-Red, con más frecuencia que el de `relación') están más
presentes Tarde y Whitehead. La sociología bourdieusiana ve un solo tipo de
relaciones; la sociología latouriana ve muchos tipos de ensamblajes. Difieren aún más
en los tipos de actores que ambas incluyen como parte de la red de relaciones. No
obstante, ambas contienen posturas en las que subyace la idea de que lo que existe
son entidades en relación, y, aunque difieren enormemente en el modo de articularlas,
ambas sostienen que dichas entidades no serían lo que son si no estuvieran
relacionadas. Un análisis más profundo podría revelar que sus afirmaciones sobre lo
relacional se dispersan en un campo de formación regido por lo que para Foucault son
las reglas de la formación. Uno podría vincular a este campo posiciones como las de
Luhmann o las de Bashkar, e incluso las de Foucault. Y en ese caso, el intento por
definir y describir el discurso de lo relacional se enfrenta con un importante obstáculo.
_____________________________
Notas del autor
1
Gracias a Mike Savage, a Charlotte van Tilborg y a dos árbitros anónimos por sus
comentarios enriquecedores.
2
Esto significa que Bourdieu pareciera haber sido antes que nada un sociólogo al estilo
de Durkheim. Sin embargo, es innegable que Max Weber ha influenciado también de
manera importante a Bourdieu, especialmente en su teoría del poder simbólico.
3
Comparar con Durkheim (1915), quien dice acerca del delirium de las personas
religiosas que éste es, después de todo, un `delirium bien fundado'.
4
La `cuarta regla del método' de Latour en Science in Action versa así: `Deberíamos
considerar simétricamente los esfuerzos por registrar y controlar los recursos humanos
y no-humanos' (Latour, 1987:144).
5
Haraway (1992:331) ofrece una crítica acerca de la unilateralidad en el tratamiento
que Latour hace de los actantes (considerados principalmente como hombres y
máquinas).
6
Comparar con Latour en Reassembling the Social (2005: 110): `"Sociedad" y
"Naturaleza" no describen dos dominios distintos de la realidad, sino que son dos
coleccionistas [colectores, en su traducción literal, trad.] inventados al mismo tiempo
durante el siglo XVII, en gran medida por razones polémicas'.
7
En Reassembling the Social, Latour usa todos estos términos, y también
`interacciones', para designar aquello de lo que está hablando. Prefiere sin embargo
utilizar `asociaciones' debido a la proximidad etimológica del término con la palabra
`social' (en latín, socius) (Latour, 2005: 64).
8
`... comme nos sociologues-philosophes de la science, qui sont particulierement bien
places
pour inspirer une croyance abusee, allodoxia, en jouant de tous les double-jeux,
garants de tous
les doubles profits que permet d'assurer la combinaison de plusieurs lexiques
d'autorite et
d'importance, dont celui de la philosophie et celui de la science'. (Bourdieu, 2001: 66).
(´...como nuestros sociólogos-filósofos de la ciencia, que se han colocado
particularmente bien para inspirar una creencia engañosa, allodoxia, al jugar todo
tipo de doble juego, garantes de todos los beneficios dobles, lo que permite asegurar
la combinación de múltiples léxicos de autoridad y de importancia, valga decir el de la
filosofía y el de la ciencia")
9
Latour ocupa actualmente un cargo en el Instituto de Ciencias Políticas de París,
pero permaneció en la École des Mines hasta el 2006.
10
Esto se deriva del análisis de Heidegger sobre `la Cosa', en el que Heidegger revela
una multiplicidad también activa en, por ejemplo, la res publica (que se refiere a un
objeto de deliberación pública), y aún presente en un tingsrat, un poder judicial
inferior como el que se puede encontrar en Suecia.
11
`Peut on nommer "de gauche" cette reduction des capacities de parole,
d'invention et de
resistance de ceux au nom desquels on pretend parler!' (Latour, 1998). (´Puede ser
llamada "de izquierda" esta reducción de las capacidades de palabra, de invención y
de resistencia de aquellos en cuyo nombre se pretende hablar! ´)
12
Desde una perspectiva bourdieusiana está muy claro, desde luego, el hecho de que
Latour sea el que hable de un `cambio de paradigma'; después de todo, la sociología
latouriana es el contendiente en la disputa por el trono frente a la consagrada
sociología crítica (bourdieusiana), y al posicionarse a sí misma como otro paradigma,
la sociología latouriana es capaz de presentarse como una alternativa a la `ciencia
normal' (Kuhn, 1970).
13
Por supuesto que tanto las `estructuras' como los `conflictos' se encuentran muy
presentes en la obra de Bourdieu, pero en todo caso, él estaría de acuerdo en que la
suya era, en primer lugar, una sociología de lo relacional.
Notas del traductor
a
Escuela Normal Superior, ubicada en París.
b
Ingenuo, inocente.
c
Podemos traducir esta expresión aquí como "sentido práctico".
d
Comprender todo es perdonar todo.
e
Literalmente: los sin-papeles, es decir, indocumentados.
f
El título del libro de Cassirer publicado en alemán en 1910 ha sido traducido como El
concepto de Sustancia y el concepto de Función.
g
`... toda cosa es una sociedad, todo fenómeno es un hecho social'.
h
Para Descartes las cogitationes son los pensamientos y las representaciones.
i
Esta es una traducción literal de la frase de Latour. Una traducción más aproximada a
su sentido real podría ser: "La Constitución lo explicó todo, pero lo hizo dejando todo
en la indefinición". También en la siguiente oración, la expresión "cosas en el medio"
podría ser sustituida por "cosas indefinidas".
j
La expresión "ser político" debe entenderse en el sentido más puramente aristotélico,
como ser social.
k
Momento fisicalista, literalmente.
l
Publicación literaria francesa en la que se debatían temas de teoría y crítica literaria.
m
Lo cotidiano.
n
Ciencia universal, modelada supuestamente gracias a las matemáticas como la
pensaban Descartes o Leibniz.
o
En la fenomenología de Husserl el término hace referencia a un estado mental de
"suspensión del juicio", un estado de la conciencia en el cual ni se niega ni se afirma
nada. La epoché consiste en la "puesta entre paréntesis" no sólo de las doctrinas sobre
la realidad sino también de la realidad misma.
p
Todas las citas textuales incluidas por el autor en este artículo han sido traducidas en
conjunto con el resto del texto; no se ha recurrido a las versiones en español de las
obras originales.
_____________________________
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