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Autores de La Literatura Clásica Grecolatina
Autores de La Literatura Clásica Grecolatina
Hesíodo
Muchas de las obras que durante la Antigüedad se le atribuían, como los poemas
sobre arte adivinatorio La ornitomancia, Los versos mánticos y Las explicaciones de
los prodigios, no son realmente suyas. Lo que parece probado con seguridad es que
fue el autor de Los trabajos y los días, de la Teogonía, que explica el origen del
universo y la genealogía de los dioses, y de los cincuenta y cuatro primeros versos del
Escudo de Heracles.
Winslow Homer
Eurípides
En el 455 a.C. Eurípides presentó a concurso su primera tragedia, Los Pelíadas, con
la que obtuvo el tercer puesto. Seguirían 92 obras más, de las cuales se han
conservado diecisiete tragedias, que, sin embargo, poca fama y reconocimiento le
aportaron en vida: sólo obtuvo cuatro victorias en los festivales anuales que se
celebraban en Atenas, por lo que hacia el final de su vida decidió trasladarse a
Macedonia para incorporarse a la corte del rey Arquelao (408 a.C.), donde según la
leyenda fue devorado por unos perros. Las obras de Eurípides representan un cambio
de concepción del género trágico, de acuerdo con las nuevas ideas que había
aprendido de los sofistas; así, su escepticismo frente a las creencias míticas y
religiosas es manifiesto en sus obras, que rebajan el tono heroico y espiritual que
habían cultivado Esquilo y Sófocles a un tratamiento más cercano al hombre y la
realidad corrientes.
Sófocles
Esquilo
De las noventa obras que escribió Esquilo, sólo se han conservado completas siete,
entre ellas una trilogía, la Orestíada (Agamenón, Las coéforas y Las Euménides, 478
a.C.). Se considera a Esquilo el fundador del género de la tragedia griega, a partir de
la lírica coral, al introducir un segundo actor en escena, lo cual permitió independizar
el diálogo del coro, aparte de otras innovaciones en la escenografía y la técnica
teatral.
Esquilo llevó a escena los grandes ciclos mitológicos de la historia de Grecia, a través
de los cuales reflejó la sumisión del hombre a un destino superior incluso a la voluntad
divina, una fatalidad eterna (moira) que rige la naturaleza y contra la cual los actos
individuales son estériles, puro orgullo (hybris, desmesura) abocado al necesario
castigo. En sus obras, el héroe trágico, que no se encuentra envuelto en grandes
acciones, aparece en el centro de este orden cósmico; el valor simbólico pasa a
primer término, frente al tratamiento psicológico.
Menandro
Aristófanes
De sus cuarenta comedias, nos han llegado íntegras once, que son además las
únicas comedias griegas conservadas; es difícil, por tanto, establecer el grado de
originalidad que se le atribuye como máximo representante de este género. Sus
comedias se basan en un ingenioso uso del lenguaje, a menudo incisivo y sarcástico,
y combinan lo trivial y cotidiano con pausadas exposiciones líricas que interrumpen la
acción. Constituye ésta una fórmula personal, que nunca ha sido adaptada, ni por los
latinos ni durante el Renacimiento.
Luciano de Samosata
Simónides de Ceos