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Vacio Jose Sanchis
Vacio Jose Sanchis
VACÍO
José Sanchis Sinisterra
Nada a mi izquierda, nada a mi deíecha, nada delante, riadk detrás, nada arriba... Bueno, sí: debajo sí.
No faltaría más.
Tampoco sov el Espíritu Santo.
Pero, a mi alrededor, el vacío.
Qué miedo, ¿no?
Y tenemos que llenarlo ustedes y yo, para que no nos devore.
¿Cómo?
¿Cómo podemos llenar este vacío, ustedes y yo, para que no se nos trague? Alto: quietos ahí.
Ya les veo en los ojos la ideita, a algunos espabilados.
De venirse todos aquí, para hacer bulto, nada.
¡Vaj'a manera más zafia de llenar el vacío!
Ni que esto fuera teatro de participación...
No, señores: ustedes ahí, quietecitos.
Aquí, si alguien tiene que moverse, Soy yo, que para eso me pagan.
Y a ustedes, en cambio, les cobran, ¿no?
Pues así están las cosas: ustedes ahí, quietecitos, y yo aquí, moviéndome.
¿Se dan cuenta?
Me muevo, y parece que el vacío se achica, ¿no es verdad?
¿Qué tal si me muevo más?
¡Allá voy!
¡Uff!
¿Qué?... ¿Se ve... más lleno... esto?
Espero que sí... porque yo... no puedo más...
Y tampoco me pagan tanto como todo eso.
¿Me permiten que descanse un poco?'
Sólo un minuto, de veras, mientras recobro el alienta Pero, ¿dónde?
Ni una mala silla, ¿eh?
Desde luego, se han tomado en serio lo del vacío...
En fin: me tumbaré en el suelo.
No les importa, ¿verdad?
Es sólo un minuto.
Ustedes, mientras tanto, pueden... no sé: entretenerse con Demóstenes, por ejemplo.
Con las olas, y el viento, y la espuma, y el olor a salitre...
Pero sin berberechos, por favor.
¿Qué ha pasado?
¿Qué ha sido eso?
¿Lo han notado ustedes?
Algo así como un... como una...
¿No han notado nada, de veras?
Ha sido sólo un Segundo, pero... .
Cierro los ojos un segundo, para descansar mejor, y de pronto...
Porque más no ha sido, ¿eh?; justo cerrar los ojos, notar eso, pensar «¿qué pasa?»
y abrirlos.
Total: dos segundos.
No vayan a decirme qué me quedé dormido/a media hora, porque no.
A mí, dormirme me cuesta un año bisiesto.
Y más así, delante de la gente.
Normalmente, no me duermo nunca sin estar un buen rato haciendo problemas mentales de aritmética.
Por ejemplo: si un tercio de treinta y tres gallinas pone ochenta y nueve huevos en dos horas y media, ¿cuántos
huevos pondrán cinco gallinas y media en dieciséis horas y tres cuartos?
[4]
Y así.
Pero esta vez, no he puesto ni un huevo.
Quiero decir, que ha sido cosa de un abrir y cerrar los ojos.
O al revés.
Cierro los ojos y... ¡Brrrrrrssssss...!
Pero no era un sonido, ¿eh?
¿Alguien oyó algún sonido?
Menos que eso: como un cosquilleo en...
Tampoco.
¿Una bandada de pájaros aleteando por aquí?
Demasiado concreto.
¿Nadie ha notado nada?
¿Como si este vacío, de pronto, estuviera a punto de llenarse?
Pero, ¿de qué?
Y, sobre todo: ¿quién?
¿Quién ha estado a punto dé llenar este vacío?
A mí no me miren, que yo estaba ahí, descansando tan tranquilo/a y, de pronto... ¡Eso es!: ¡excitación!
Ha sido una excitación, sí.
Como si el tiempo se excitara por un segundo, y entonces todo se...
¿El tiempo?
¿He dicho «como si el tiempo se excitara»?
Qué raro, ¿no?
Pero así está en el papel, no ha sido un lapsus mío.
Como si el tiempo se excitara...
No lo entiendo, pero es lo más parecido a lo que...
Se excitara y entonces...
¿Recuerdos?
¿Eran recuerdos?
¿Como una estampida de recuerdos excitando el tiempo?
Sí, algo así: una estampida, una avalancha de recuerdos a punto de...
Pero, recuerdos... ¿de quién?
¿Míos?
No creo: a mí, recuerdos no me han dado ni uno.
He salido... con lo puesto, como quien dice.
O sea: con lo escrito.
«Tú haces y dices lo que está escrito, y punto.»
Pero, de recuerdos, nada.
¿Cómo decían?
Ah, sí: «Pura inmanencia, ¿comprendes? Aquí y ahora.»
Y yo: «Vale, vale. ¿Pura inmanencia? Okey.»
Teatro moderno, vaya.
De modo que no eran míos.
Los recuerdos, la estampida, el...
La cosa esa del tiempo excitándose, pedacitos de vida crepitando, esa espuma de imágenes, de ruidos, de olores,
de roces, de sabores... procurando asomarse a este vacío, atravesarme a mí para llegar a todos, para ser agua
compartida, mares comunes, ríos de curso navegable, lagos hospitalarios, fuentes de generoso caudal...
Pero, ¿cómo?
¿Cómo atrapar esa espuma?
¿Cómo evitar que se deshaga?
¿Cómo apresar cada burbuja y convertirla en agua compartida?
Ahí quisiera ver yo a Demóstenes, con su elocuencia desbordante.
Aquí: llenando este vacío con esas burbujitas de nada, con esos recuerdos de nadie, con ese aletear sin pájaros,
con ese cosquilleo de...
[5]
Porque, claro: si el autor quisiera, si hubiera querido, podría haberme escrito una historia decentita, y yo,
contándola, les tendría la mar de entretenidos.
Porque eso es lo bueno de las historias: que uno las va contando, así, como si nada, tan sólo con palabras, y los
demás, los que las oyen, empiezan a recorrer los desiertos de Arabia a lomos de un camello, o a vagar perdidos y
hambrientos por las desoladas estepas del Artico...
Y ahora que lo digo: ¿no sería eso?
Lo de antes, sí: lo que estuvo a punto de invadirnos, de llenar este vacío.
La excitación esa, la estampida, el...
¿No sería como el carraspeo de todas las historias que quieren ser contadas?
Quiero decir: no recuerdos míos, que ya les digo que no tengo, sino historias, un montón de historias que
podrían contarse desde esta enorme boca vacía, desde esta gran cavidad que casi muerde, que parece dispuesta a
devorarnos y que, en cambio, sólo carraspea de impaciencia por tanta...
Iba a decir «estupidez», pero ahora recuerdo que esta frase está tachada.
Me refiero a «por tanta estupidez».
Tachado.
En el papel, digo.
Se ve que el autor pensó: mejor no sugerirle al público juicios de valor, que opine . por su cuenta, no vayamos
a...
O sea que, repito: esta gran cavidad que casi muerde, que parece dispuesta a devorarnos y que, en cambio, sólo
carraspea de impaciencia.
Punto.
Y me lo hace repetir porque, seguro, está muy satisfecho de esta imagen.
I-a enorme boca vacía, y todo eso.
Ya la apuntaba al principio, ¿Se acuerdan?, esa imagen.
Cuando dije: «Qué miedo, ¿no?, tanto vacío...
¿Cómo haremos para llenarlo, para que no nos devore?»
Y luego, aquello de: «Casi muerde, ¿lo notan?
Como si le fuera arrancando a uno,/a, a mordiscos, pedacitos del ser.»
No, no se preocupen: no voy a repetirlo todo desde el principio, como en esas obras que dan vueltas y vueltas y
no se acaban nunca.
Esta es moderna, pero no tanto.
Aquí llega un momento en que acabamos, y todos para casa.
No se preocupen.
Es verdad que también da vueltas y vueltas, pero, al menos... no sé: como en una espiral.
Eso es: como un remolino que se abre y se cierra y, en el centro, siempre a punto de tragarnos, ese agujero: el
vacío.
Toma ya: otra imagen.
Verás como me toca repetirla.
¿Qué tal?
Les ha calado la frase, ¿verdad?
Pues ya podemos seguir.
¿Seguir?
¿Adónde?
Ya está todo dicho, ¿no?
Si no hay nada que buscar, ni nada que esperar, ¿qué hacemos aquí?
Pues eso: simplemente acabar, para que llegue de una vez el principio.
El primer principio de todas las cosas.
Oscuro