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INSTITUCIÓN EDUCATIVA PARROQUIAL “SAGRADA FAMILIA”

ESCUELA PARA PADRES Y MADRES 2006

UN CASO CURIOSO DE GESTIÓN PATERNA

Aprender es descubrir lo que ya sabes.


Actuar es demostrar que lo sabes
Richard Bach.

En las heladas playas de la Antártida, se registra un curioso fenómeno de paternidad


entre varias de las especies conocidas como pingüinos antárticos; resulta que durante
dos meses que dura la incubación del huevo de donde nacerá un crío, el macho lo
sostiene sobre las patas para evitar que toque el hielo, mientras lo calienta con su
cuerpo, y son casi 60 días en los que el futuro padre no prueba bocado.
Cuando nace la cría, la madre que obviamente no tuvo la delicadeza de convidar
siquiera unos camarones al padre – comienza una tarea cotidiana que durará cerca de un
mes; ir y venir al mar, para traer en el buche peces y calamares pequeños con los que
alimenta al hijo, mientras el padre se toma unas vacaciones de 30 días, lo que dedicará
principalmente a devorar su platillo favorito, camarones, desquitándose de su larga
dieta.
Entonces, el crío tiene ya desarrollo suficiente para asistir al “Jardín de Infancia” y
convivir con otro pequeño pingüino, aprendiendo juntos a defenderse de las tempestades
de nieves y de otros págalos o pingüinos, de mayor tamaño. Como generalmente cada
pareja tiene 2 críos en esa comunidad de menores, ahora ambos, el padre y la madre,
llegan al jardín de niños juntos y con el buche lleno de alimentos para sus hijos; los
buscan, los encuentran – aveces entre medio millar de pequeños – y sin darle de comer
dan vuelta y corren en dirección al mar glaciar.
Los polluelos corren frenéticos tras de sus padres, impulsados sin dudar por el apetito
hasta que estos se detienen y dan de comer a sus hijos, en un lugar cada vez mas alejado
del “Kinder” y más cercano al mar. Este curioso juego, que aveces tiene apariencia de
crueldad cuando los pequeños picotean a los padres arrollan con sus torpes patas a los
críos que se les han cruzado en el camino en su afán de comer, en su comedor natural.
La enseñanza dura 9 semanas, al cabo de las cuales los padres no convidan calamares,
ni camarones, ni pescado a los hijos, sino que los tragan ellos mismos al terminar la
carrera en la playa a pocos metros del mar. Entonces los hijos saben que su alimento
está justamente allí, en el agua. Pescan por sí mismos, son autosuficientes, y sus padres
jamás vuelven al jardín de niños; sus hijos se han graduado ya.

PERO PODRÍA SUCEDER…

¿Qué tal si un día el pingüino macho, protestando por la “ingratitud” de su pareja y


movido por el hambre, abandona los huevos sobre el hielo para ir a almorzar? ¿Quién
pagaría las consecuencias…?.

Y, ¿Si la madre hubiera encontrado tan cómodo responsabilizar al padre de la anidación


que ahora se desentendiera de la alimentación de sus críos recién nacidos? Bueno, pero
¿Qué pasaría si ambos, padre y madre “quisieran” tanto a sus hijos que optarán por no
llevarlos con los demás críos de la especie al jardín de infancia en donde correrían
peligros graves que se podrían ahorrar permaneciendo a lado de ellos?
También podría suceder que el padre o la madre, ante el riesgo de perder el cariño de los
hijos, decidieran darles pronto de comer, sin enseñarles el camino al mar.

COORDINACIÓN DE ESCUELA PARA PADRES

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