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Blancanieves y los siete enanitos

En un país muy lejano vivía una bella princesa de nombre Blancanieves, cuya
madrastra era una reina muy vanidosa y siempre quería ser la más guapa del
reino. Tenía un espejo mágico al que siempre le preguntaba quién era la
mujer más guapa del reino, a lo que el espejo le contestaba:

– Tú eres, oh reina, la más hermosa de todas las mujeres.

Los años fueron pasando y el espejo siempre decía que ella era la más guapa
del reino.

Años después, la reina volvió a realizar la misma pregunta de nuevo al espejo,


y este le contestó:

– Blancanieves es la más guapa del reino.

La reina ensombreció de envidia e ira y buscó a un cazador y le ordenó que


llevase a Blancanieves al bosque y la matase. Para demostrar que era cierto
que la había matado, la reina pidió al cazador que le trajese el corazón de
Blancanieves en un pequeño cofre.

El cazador se la llevó al bosque, pero en el momento de matarla sintió pena y


decidió dejar que huyese. Para poner un corazón en el cofre buscó a un jabalí
y se lo entregó a la reina.

Blancanieves se encontraba sola en el bosque llorando y encontró una bella


casita. Entró y vio que todo era muy pequeño. Al subir a las habitaciones vio
siete pequeñas camitas. Estaba tan agotada que decidió dormir un rato.

Más tarde llegaron los dueños de la casa que eran siete enanitos que
trabajaban en las minas. Al encontrar a Blancanieves, ésta les explicó su
historia, y los enanitos decidieron que se quedase a vivir con ellos.

La reina volvió a preguntar al espejo mágico que quién era la más guapa del
reino. El espejo volvió a contestar que era Blancanieves, y que ahora vivía en
la casa de los enanitos.
Llena de odio, la reina se disfrazó de viejecita y fue a la casa del bosque.
Cuando encontró a Blancanieves le ofreció una manzana envenenada. Al
morderla, cayó al suelo desmayada.

Más tarde llegaron de nuevo los enanitos y vieron a Blancanieves tendida en


el suelo y creyeron que había muerto. Por ello la pusieron en una urna de
cristal con el fin de que todos los animales pudiesen despedirse de ella. En
ese instante apareció un príncipe montado a caballo, y al ver a Blancanieves
se enamoró perdidamente de ella. La besó y en ese momento, Blancanieves
volvió a la vida al romperse el hechizo.

Entonces, Blancanieves se casó con el príncipe y vivieron felices por el resto


de sus vidas.

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