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LÓGICA JURÍDICA
LÓGICA Y DERECHO
Rafael Hernández Marín
Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Murcia
1. Introducción
El Derecho está integrado por normas jurídicas (aunque muchos autores dirían que el Derecho no
está integrado sólo por normas jurídicas). Esas normas jurídicas pueden ser contempladas bien
como enunciados, es decir, como expresiones bien formadas y con sentido completo de un
lenguaje, bien como proposiciones, es decir, como sentidos de enunciados. Para la presente
exposición es preferible en la mayoría de los casos, y con independencia de la opinión que se tenga
al respecto, considerar que las normas jurídicas son enunciados. Por ello, hablaremos
indistintamente de normas jurídicas o de enunciados jurídicos, para referirnos a las entidades que
integran el Derecho.
Por otra parte, la lógica es la ciencia que se ocupa de la relación de deducibilidad, también llamada
“relación de consecuencia (o implicación) lógica”, entre enunciados.
Por esta razón, es natural preguntarse si existe relación de deducibilidad entre dos enunciados,
cuando al menos uno de ellos es un enunciado jurídico.
Existen tres concepciones o ámbitos en los cuales se responde positivamente a esa cuestión: la
concepción lógica del Derecho, la concepción lógica de la aplicación del Derecho y la lógica
jurídica. Vamos examinarlos a continuación, por el orden citado.
b) Crítica
La tesis, característica de la concepción lógica del Derecho, según la cual las normas deducibles de
normas jurídicas son también jurídicas puede ser descompuesta en dos tesis, ambas cuestionables.
La primera de ellas es la que afirma que de las normas o enunciados jurídicos son deducibles otras
normas o enunciados. Las normas o enunciados jurídicos son, salvo raras o discutibles
excepciones, o bien enunciados directivos o bien enunciados cualificatorios. Salvo dichas
excepciones, los enunciados jurídicos no son enunciados asertivos (Hernández Marín, 2002,
capítulo 10). Por otra parte, hasta el momento no ha sido elaborada una definición satisfactoria de
la noción de deducibilidad relativa a enunciados no asertivos (por lo que respecta a los intentos de
definir la relación de deducibilidad entre enunciados directivos, véase el tema “Lógica de las
normas”). Por consiguiente, no sabemos qué significa decir que de un enunciado jurídico α es
deducible un enunciado β.
Mas admitamos que de un enunciado jurídico α es deducible un enunciado β. La concepción lógica
del Derecho sostiene además, y ésta es la segunda tesis discutible de esta concepción, que el
enunciado β, al ser deducible de un enunciado jurídico, también es un enunciado jurídico. Sin
embargo, esta tesis se opone a otra de la que son partidarios la mayoría de los juristas. Me refiero a
la tesis que considera la publicación condición necesaria de juridicidad. Los únicos juristas que no
suelen considerar la publicación condición necesaria de juridicidad son los filósofos del Derecho.
Piénsese en H. Kelsen, A. Ross, H.L.A. Hart, C.E. Alchourrón y E. Bulygin. Ninguno de ellos
alude a la exigencia de la publicación, a la hora de decir qué entienden por Derecho o por norma
jurídica.
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Por otro lado, los mismos autores consideran necesaria la tesis (3) para poder alcanzar la
conclusión.
(4) Según el Derecho Juan debe pagar impuestos.
[En realidad, para Alchourrón y Bulygin, los enunciados (3) y (4) son equivalentes. Véanse las
definiciones que formulan en Alchourrón y Bulygin, 1991a, p. 159; Alchourrón y Bulygin, 1991b,
p. 219; Alchourrón y Bulygin, 1991c, p. 284; Bulygin, 1995, p. 133.].
Sin embargo, en otro trabajo (Hernández Marín, 2003), he intentado mostrar que Alchourrón y
Bulygin se equivocan. Pues, en primer lugar, el enunciado (3) no es deducible de (1) y (2), ni
siquiera admitiendo la lógica de normas, la concepción lógica del Derecho e incluso los
razonamientos mixtos. Aunque todos estos presupuestos sean admitidos, puede ocurrir que los
enunciados (1) y (2) sean verdaderos, pero (3), falso. Mas la falsedad de (3), por otro lado, no
implica que también (4) sea falso. El enunciado (4) es deducible de los enunciados (1) y (2), es
decir, si estos dos últimos enunciados son verdaderos aquél también lo es; y, para ello, no es
necesario admitir la concepción lógica del Derecho, ni siquiera la lógica de normas. Tampoco es
necesario que el enunciado (3) sea verdadero.
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razonamiento son el enunciado (5), denominado “premisa mayor”, y el enunciado jurídico (6),
denominado “premisa menor”. La conclusión de ese razonamiento es la decisión judicial (7). Y,
como se puede apreciar, se trata de un razonamiento deductivo: la conclusión del razonamiento es
deducible de sus premisas. En definitiva –ésta sería la respuesta de la concepción lógica– la
decisión judicial (7) aplica el enunciado jurídico (5) por ser deducible de éste en conjunción a un
enunciado verdadero, el enunciado (6).
Sin embargo, la respuesta de la concepción lógica a la pregunta de por qué la decisión (7) aplica el
enunciado jurídico (5) es, en rigor, incompleta. La afirmación de la concepción lógica de que (7) es
deducible del enunciado jurídico (5) en conjunción a un enunciado verdadero [concretamente, en
conjunción al enunciado (6)] no responde completamente a la cuestión planteada; pues dicha
afirmación no implica, por sí sola, que (7) aplique el enunciado jurídico (5).
Para que la respuesta de la concepción lógica a la pregunta de por qué la decisión (7) aplica el
enunciado jurídico (5) sea completa, la afirmación de la concepción lógica que acaba de ser citada
debe ir unida a la tesis siguiente:
(TL-1) La decisión (7) aplica el enunciado jurídico (5) si, y sólo si, existe un enunciado verdadero F
que es verdadero y tal que de la conjunción de (5) y F es deducible (7).
Esta tesis (TL-1) y la afirmación de la concepción lógica “(7)es deducible del enunciado jurídico (5)
en conjunción a un enunciado verdadero [concretamente, en conjunción al enunciado ]” sí implican
conjuntamente que la decisión judicial (7) aplica el enunciado jurídico (5).
Para finalizar la exposición de la concepción lógica, es preciso añadir que la tesis (TL-1) recién citada
no es más que un corolario de la siguiente, que es la tesis central, aunque implícita, de dicha
concepción:
(TL) Una decisión D aplica un enunciado jurídico E si, y sólo si, existe un enunciado F que es
verdadero y tal que de la conjunción de E y F es deducible D.
b) Crítica
La secuencia de enunciados (5), (6) y (7) constituye un razonamiento mixto: la primera premisa es
un enunciado directivo; la segunda, un enunciado asertivo; y la conclusión, un enunciado
directivo.
Según ha sido recordado antes, hasta el momento no ha sido elaborada una definición satisfactoria
de la relación de deducibilidad relativa a enunciados no asertivos; en particular, no sabemos qué
significa decir que un enunciado directivo es deducible de otro enunciado directivo. Mucho menos
clara es la afirmación de que de un enunciado directivo, (5), y de un enunciado asertivo, (6), es
deducible un enunciado directivo, (7) [sobre los razonamientos mixtos, véase el tema “Lógica de
las normas”].
Mas, aceptemos que es posible que de un enunciado directivo sea deducible otro enunciado
directivo, y también que de un enunciado directivo y de un enunciado asertivo sea deducible un
enunciado directivo. Ni siquiera en este caso la concepción lógica de la aplicación del Derecho es
sostenible.
Pues supongamos una decisión judicial que establece lo siguiente:
(8) Si Elena compra el piano entonces Elena está obligada a pagar el precio del piano.
Por otra parte, es un corolario de la tesis (TL), que caracteriza a la concepción lógica, la siguiente
tesis:
(TL–2) La decisión (8) aplica el enunciado jurídico (5) si, y sólo si, existe un enunciado F que es
verdadero y tal que de la conjunción de (5) y F es deducible (8).
“Roma es una ciudad” es un enunciado verdadero. Por otra parte, si suponemos, como hemos
hecho, que entre dos enunciados directivos puede existir relación de deducibilidad, es indudable
que tal relación existiría entre (5) y (8); es indudable, dicho con más precisión, que de (5) sería
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deducible (8); luego también de la conjunción de (5) y el enunciado “Roma es una ciudad” sería
deducible (8). Por consiguiente, existiría un enunciado F [el enunciado “Roma es una ciudad”], que
es verdadero y tal que de la conjunción de (5) y F es deducible (8). De esta tesis y del corolario (TL-
2) se deduce que la decisión (8) aplica el enunciado jurídico (5) [y ello aunque Elena sea una
desconocida, que nada tiene que ver con la compra del piano].
Incluso una decisión que se limitara a repetir el enunciado jurídico (5) sería, según la concepción
lógica de la aplicación del Derecho, una decisión que aplicaría dicho enunciado. Dicho más
claramente, según la concepción lógica, el enunciado (5) aplica el enunciado (5).
La alternativa a la concepción lógica de la aplicación del Derecho, en el caso de la aplicación de
los enunciados jurídicos primarios, se halla en la concepción sintáctica de la aplicación del
Derecho. La tesis que caracteriza a esta concepción es la siguiente:
(S) Una decisión D aplica un enunciado jurídico primario E si, y sólo si, existe un enunciado F que
es verdadero y tal que el enunciado condicional cuyo antecedente es F y cuyo consecuente es D es
una concreción de E.
Un corolario de esta tesis (S) es el siguiente:
(S1) La decisión (7) aplica el enunciado jurídico (5) si, y sólo si, existe un enunciado F que es
verdadero y tal que el enunciado condicional cuyo antecedente es F y cuyo consecuente es (7) es una
concreción de (5).
El enunciado condicional cuyo antecedente es (6) y cuyo consecuente es (7) es el enunciado.
(9) Si Miguel compra el piano entonces Miguel está obligado a pagar el precio del piano.
Este enunciado condicional (9) es una concreción del enunciado jurídico.
(5) Quien compra una cosa está obligado a pagar su precio.
[y ello con independencia de si, además, (9) es deducible de (5)].
Si a la observación precedente le añadimos la hipótesis, supuesta desde el inicio, de que (6) es un
enunciado verdadero, podemos obtener la conclusión siguiente: (6) es un enunciado verdadero y el
enunciado condicional cuyo antecedente es (6) y cuyo consecuente es (7) [es decir, el enunciado
condicional (9)] es una concreción de (5). Por tanto, existe un enunciado F [el enunciado (6)], que
es verdadero y tal que el enunciado condicional cuyo antecedente es F y cuyo consecuente es (7)
es una concreción de (5). De esta conclusión y del corolario (S1) se deduce que la decisión (7)
aplica el enunciado jurídico (5).
Este comentario prueba que “el caso de Miguel”, que es un caso intuitivamente claro de aplicación
de un enunciado jurídico, también es un caso de aplicación de un enunciado jurídico según la
concepción sintáctica.
Por otra parte, la tesis (S) que caracteriza a la concepción sintáctica no tiene las consecuencias
indeseables que tiene la tesis (TL) de la concepción lógica. En primer lugar, la tesis (S) no
presupone la dudosa tesis de que la relación de deducibilidad pueda existir entre enunciados no
asertivos (sólo presupone que entre enunciados no asertivos pueda existir la relación de
concreción, que es de naturaleza sintáctica, no de naturaleza lógica; lo cual no representa ninguna
dificultad). Y, en segundo lugar, de la tesis (S) no se deduce ni que (8) aplique el enunciado
jurídico (5), ni tampoco que (5) aplique el enunciado jurídico (5).
E. Bulygin considera que la lógica de normas, es decir, la existencia de relaciones de deducibilidad
entre enunciados directivos, es “imprescindible” para la aplicación del Derecho (Bulygin, 1995, p.
140). Sin embargo, la concepción sintáctica de la aplicación del Derecho permite comprender
dicho fenómeno sin presuponer la existencia de relaciones de deducibilidad entre enunciados
directivos (ni tampoco entre un enunciado directivo y un enunciado asertivo, por un lado, y un
enunciado directivo, por otro lado). Además, la crítica formulada contra la concepción lógica
revela que admitir la existencia de relaciones deducibilidad entre enunciados directivos es incluso
contraproducente para comprender la aplicación del Derecho.
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Para finalizar el tema de la aplicación del Derecho, conviene hacer una observación relativa a la
aplicación de los enunciados jurídicos secundarios. En este caso, la concepción lógica de la
aplicación del Derecho se revela más inadecuada aún que en el caso de la aplicación de los
enunciados jurídicos primarios. Pero la alternativa a ella no es la concepción sintáctica, sino una
concepción que denomino “concepción semántica” (Hernández Marín, 1999, capítulo IV).
4. La lógica jurídica
Se denomina “lógica jurídica” al estudio de ciertas formas de razonamiento usadas frecuentemente
por los juristas, como el razonamiento por analogía, el argumento “a contrario”, el razonamiento
“a fortiori”, etc.
Estas formas de razonamiento son cuestionables por diversas razones.
Es de destacar, en primer lugar, el hecho de que las premisas y las conclusiones de dichos
razonamientos no son enunciados asertivos. Las premisas de dichos razonamientos son enunciados
jurídicos, frecuentemente, enunciados directivos; y también sus conclusiones son frecuentemente
enunciados directivos. Por ello, la posibilidad de que la conclusión de uno de dichos
razonamientos sea deducible de sus premisas depende de la discutible tesis que afirma que entre
enunciados no asertivos, en particular, entre enunciados directivos, puede existir relación de
deducibilidad.
Incluso admitiendo dicha posibilidad, resulta difícil aceptar que entre esos concretos enunciados
directivos que constituyen la premisa y la conclusión de uno de los razonamientos estudiados por
la lógica jurídica exista relación de deducibilidad (véase Alchourrón, 1991). De hecho, los estudios
de lógica de normas no consideran dichos razonamientos como razonamientos deductivos.
Admitiendo que pueda existir relación de deducibilidad entre dos enunciados directivos, sería
plausible sostener que, por ejemplo, el enunciado directivo (8) y el enunciado directivo (9) son
deducibles del enunciado directivo (5); pues los enunciados asertivos correspondientes a (8) y a (9)
[que son, respectivamente, los enunciados “Si Elena compra el piano entonces Elena paga el
precio del piano” y “Si Miguel compra el piano entonces Miguel paga el precio del piano”] son
deducibles del enunciado asertivo correspondiente a (5) [que es el enunciado “Quien compra una
cosa paga su precio”]. Pero esto no ocurre en el caso de las formas de razonamiento estudiadas por
la lógica jurídica.
Por ejemplo, un argumento a contrario podría estar constituido por el enunciado directivo jurídico
(5) como premisa y, como conclusión, por el enunciado.
(10) Si Elena no compra el piano entonces Elena no está obligada a pagar el precio del piano.
Pero el enunciado asertivo correspondiente a (10) [que es el enunciado “Si Elena no compra el
piano entonces Elena no paga el precio del piano”] no es deducible del enunciado asertivo
correspondiente a (5) [que es el enunciado “Quien compra una cosa paga su precio”].
NOTA BIBLIOGRÁFICA
ALCHOURRÓN, Carlos E. (1991): “Los argumentos jurídicos a fortiori y a pari” en Carlos E.
Alchourrón y Eugenio Bulygin: “Análisis lógico y derecho”, Centro de Estudios Constitucionales,
Madrid, pp. 155-167, (original de 1961).
ALCHOURRÓN, Carlos E. (1995): “Las concepciones de la lógica”, en Carlos E. Alchourrón
(ed.): “Lógica (Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía, vol. 7)”, Trotta, Consejo Superior de
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ALCHOURRÓN, Carlos E.; BULYGIN, Eugenio (1991a): “Fundamentos pragmáticos para una
lógica de normas”, traducción de Eugenio Bulygin, en Carlos E. Alchourrón y Eugenio Bulygin:
“Análisis lógico y derecho”, cit., pp. 155-167, (original inglés de 1984).
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ALCHOURRÓN, Carlos E.; BULYGIN, Eugenio (1991b): “Permisos y normas permisivas”, en
Carlos E. Alchourrón y Eugenio Bulygin: “Análisis lógico...”, cit., pp. 215-238, (original inglés de
1984).
ALCHOURRÓN, Carlos E.; BULYGIN, Eugenio (1991c): “Peligros de confusión de nivel en el
discurso normativo. Respuesta a K. Opaek y J. Woleski”, traducción de Eugenio Bulygin, en
Carlos E. Alchourrón y Eugenio Bulygin: “Análisis lógico...”, cit., pp. 281-290, (original inglés de
1988).
BULYGIN, Eugenio (1994): “Lógica y normas”, en Isonomía 1, pp. 27-35.
BULYGIN, Eugenio (1995): “Lógica deóntica”, en Carlos E. Alchourrón (ed.): “Lógica
(Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía, vol. 7)”, cit., pp. 129-141.
HERNÁNDEZ MARÍN, Rafael (1999): “Interpretación, subsunción y aplicación del Derecho”,
Marcial Pons, Madrid.
HERNÁNDEZ MARÍN, Rafael (2002): “Introducción a la teoría de la norma jurídica”, 2ª ed.,
Marcial Pons, Madrid.
HERNÁNDEZ MARÍN, Rafael (2003): “La concepción lógica del Derecho”, en prensa.
PUCHTA, Georg Friedrich (1844): “Recensión de Georg Beseler: Volksrecht und Juristenrecht”,
en “Jahrbücher für wissenschaftliche Kritik”, I, pp. 1-30.
Lecturas complementarias
Voces