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MILÁN - Objetivos de La Terapia de Pareja PDF
MILÁN - Objetivos de La Terapia de Pareja PDF
El objetivo básico será solucionar un dolor, lo cual puede ser expresado de las maneras
siguientes:
Es posible tomar como primer plano cualquiera de estos cuatro puntos, y través del trabajo
en éste, llegar al mismo objetivo. Cuál se tome podrá depender del tipo de sistema consultante.
CONTRATO TERAPÉUTICO
En la primera sesión es donde se trabaja y surge el motivo de consulta. Desde el principio se
les propone trabajar dos sesiones para que se conozcan y decidan si les acomoda el estilo, la
forma, etc. Básicamente, el contrato terapéutico contemplará los siguientes aspectos:
1
Ana María Milán. Apuntes preparados para el Postítulo de Terapia Breve del Instituto de Terapia
Ericksoniana, diciembre 2006 en base al curso de formación de Terapeutas de Pareja realizado por Fernando
Coddou y Carmen Luz Méndez, Instituto de Terapia Familiar de Santiago, ITF.
No puede haber terceros involucrados mientras dure la terapia (amantes, padres, un
hijo, amigos, etc.). Ellos deberán optar, en dichos casos. El objetivo básico de esto es
que no resuelvan el conflicto que los trajo a consultar a través de intentos externos, que
lo más que conseguirían sería crear confusión.
El trabajo de la terapia apuntará a resolver el conflicto que traen, independiente de si
van a terminar juntos o separados el proceso terapéutico.
La sesión será a la misma hora el mismo día. Si no concurren, la sesión deberá ser
cancelada en su valor.
Se trabajará con un máximo de 15 sesiones. Si el problema no se resuelve, no les sirve
como terapeuta. En este lapso, si a la 5° sesión no se observa cambios, sería complicado
seguir y sería bueno revisar el proceso.
La terapia en sí es breve. Luego de realizar las intervenciones para el logro de los objetivos
terapéuticos y observados los cambios que así lo indican, de allí en adelante se trata de
acompañar a los pacientes hasta que se sientan seguros de que están controlando su propia
vida.
Ellos pueden decidir poner fin a la terapia. Para ello es importante que la decisión la tomen
ambos miembros de la pareja, y que se haga redondeándolo en una sesión.
El alta se menciona al pasar, al principio de la terapia. En la 5° sesión se retoma el punto,
señalando que son ellos los que deciden el término de la terapia.
DINÁMICA TERAPÉUTICA
Si uno de los dos miembros de la pareja tiene tomada la decisión de separarse, no es posible
la realización de la terapia.
La terapia llega hasta el momento en que comienzan las decisiones.
En una primera sesión es fundamental el interrogatorio aclaratorio por separado de cada
miembro de la pareja, para no enredarse en un cuento común. Este interrogatorio se hace
obviamente en la sesión con la pareja. Posteriormente, las intervenciones se hacen a los dos.
Para determinar el motivo de consulta hay que hacerlo a partir de cada uno por separado,
debido a que existen dos motivos de consulta.
Es muy fácil confundir la descripción del problema con la explicación del problema. La
explicación del problema es lo que lo hace inamovible y lo que constituye el foco del trabajo en
la terapia.
En terapia de pareja es muchísimo más importante que el contenido:
La equidistancia
El control de los tiempos (breves)
Que la pareja no se tome el escenario
Escuchar desde cada uno
Resulta complicado cuando a veces los dos coinciden en que el problema es uno de ellos, por
ejemplo, uno está deprimido y el otro viene por la depresión de éste. Aquí habría que preguntar
qué consecuencias tiene la depresión del uno en el otro.
Cuando vienen en guerra, uno los separa.
Cuando vienen en unión, uno los une en las acciones y consecuencias de lo que están
viviendo, desde la vivencia de cada uno.
Las dinámicas que se revisaron son usualmente donde están anclados los síntomas o motivo
de consulta.
El repertorio de síntomas es amplísimo, pero las dinámicas se repiten. El motivo de consulta
va a estar anclado en una dinámica particular, que hace sufrir a uno, o a los dos, y que no han
podido resolver por sí mismos. Consultan desde LA IMPOTENCIA, uno o ambos están con la
sensación de impotencia, con la sensación de que les está pasando algo que les hace sufrir, que
es repetitivo, y que no han encontrado manera de cambiarlo. Por esta razón buscan a un
tercero, para resolver la situación. En el momento de la terapia, pasan a constituir con el
terapeuta, un TRIANGULO.
Usualmente en situaciones de tensión, se busca la coalición, esto es, encontrar un tercero
que ratifique que yo estoy en lo correcto. Por lo tanto, esta es la posición en que está el
terapeuta en una primera sesión. Esto es vivido por la pareja como la tercera parte, acarrea la
expectativa de que él va a traer la realidad y esto va a corresponder a “mi” posición.
Generalmente las explicaciones del motivo de consulta en la pareja son diferentes. Nos van
a traer dos realidades diferentes, y el tironeo es ratificar una realidad (que es “la mía”, dado que
no existe otra). En la familia, como hay más miembros, hay más versiones, en la pareja hay sólo
dos versiones, es dicotómica. Lo único común es la sensación de impotencia frente a las
realidades.
La petición explícita es que piden ayuda para que el Terapeuta le haga ver al otro lo mal que
está, y le cambie la realidad al otro.
Por lo tanto, tenemos un enorme desafío que es cómo cambiar este puzzle, o “realidad”, que
tengo al frente.
Vamos a tener dos realidades diferentes, y todo esto englobado en una realidad común.
El espacio común de la pareja estaría constituida por:
MECÁNICA TERAPÉUTICA
La terapia de pareja es un dominio donde con más intensidad surgen una serie de
preguntas muy centrales en las preocupaciones de un terapeuta:
DIAGNÓSTICOS
En este modo de trabajar no se opera con diagnósticos2. Si ellos son traídos a la terapia, es
porque llegan desde afuera del sistema terapéutico, y pueden darse las siguientes posibilidades:
2
[Nota de M. Pacheco] En La Biblia de la psicología clínica, entiéndase el DSM-IV, los problemas de pareja se
consignan con el código Z63.0, que se define del siguiente modo: «Problemas conyugales: Esta categoría
debe utilizarse cuando el objeto de atención clínica es un patrón de interacción entre cónyuges o
compañeros caracterizado por una comunicación negativa (p. ej., críticas), una comunicación distorsionada
(p. ej., expectativas poco realistas) o una ausencia de comunicación (p. ej., aislamiento), que está asociado
a un deterioro clínicamente significativo de la actividad individual o familiar o a la aparición de síntomas en
uno o ambos cónyuges.»
Para un análisis crítico del sistema diagnóstico DSM, véase: K. Gergen, L. Hoffman y H. Anderson, «¿Es el
diagnóstico un desastre? Un triálogo construccionista», Hipnópolis, Año 4, Nº 2, Abril 2006
Cualquier diagnóstico tiene una explicación detrás, y en la medida en que la explicación
esté vinculada a lo contextual, tiene salida en el trabajo clínico con la pareja.
De hecho, podemos afirmar que cualquier diagnóstico es una explicación desde el ámbito
médico.
Es posible trabajar por ejemplo, en el caso de una pareja con depresión en uno de sus
miembros, la explicación alternativa del stress a la base de lo que les pasa, en que cada persona
se afecta de acuerdo a las características de cada uno. Se abre allí el camino a revisar el
contexto en que viven, y especialmente el contexto actual.
La situación más complicada puede ser la constituida por los casos señalados en el punto
4, donde no se restablece la simetría, y se llega a un punto en que no se puede hacer terapia.
Esta dinámica está dentro de lo que es el lenguaje de lucha. Cada uno está en la genuina
creencia de que el propio punto de vista es el correcto y sólo lo que confirme ese punto de vista
es escuchado.
Los diagnósticos pueden dejar de asustarnos desde el momento en que los tomamos
como “descripciones de conductas”, y que ellas están insertas en un contexto bio-psico-social.
FINALIZACIÓN DE LA TERAPIA
La finalización de la terapia en este modo de trabajar está lejos de ser una emocional
ceremonia de término. Es más bien un hecho “casual”, donde la pareja siente que se diluyó el
motivo de consulta y ellos pueden seguir solos “en la vida”.
Desde el inicio de la terapia el terapeuta ha estado anunciando la salida.
Si uno lograra que la pareja se sienta con más capacidad para resolver sus problemas,
no estando tan a merced de la depresión, los impulsos, la rabia, etc., es más probable una
finalización de la terapia más fluida, más “casual”, independientemente del motivo de consulta
que traigan.
Es muy importante transmitirles durante el proceso y al término de éste, que nosotros
hemos sido una caja de resonancia, un instrumento, que hemos tenido sólo el poder que ellos
nos han dado, para construir juntos un modo más eficiente de resolver los problemas de ellos.
Lo difícil pero fundamental de lograr es transmitirles que cada uno de ellos es
básicamente amable, buena persona, etc. Hacer esto a lo largo del proceso, restablecerá de
algún modo la simetría, o se constituirá en una invitación a mirarse de un modo distinto.
En el punto de la finalización de la terapia es importante discriminar entre los que es un
fin de la terapia, una suspensión temporal, una crisis, un abandono, un fracaso. Atreverse a
discriminar esto en nuestra propia percepción del proceso que ellos hicieron.
En este modelo se está muy cercano a la imagen de que no hay un “fin de la terapia”,
sobre todo por los alcances de la palabra “terapia”. Tiene un inicio porque ellos vienen a
consultar, y tiene un fin porque dejan de consultar.