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1 Español en el original
incluso si escribió para argumentar que la Princesa Ratana era más
apropiada para el Príncipe Cinder. Él ha estado en desacuerdo con la
mayoría de mis críticas desde entonces.
EllaTheRealHero: ¿Saben todos esos amigos tuyos de Hollywood
que usas palabras como blogaversario?
Cinder458: Por supuesto que no. Necesito tu dirección. Te
conseguí un regalo de blogaversario.
¿Cinder me compró un regalo?
Mi corazón dio un salto.
No es que estuviera enamorada de mi mejor amigo de internet ni
nada de eso. Eso sería completamente ridículo. El chico era arrogante y
terco, y discutía con todo lo que yo decía solo para ser exasperante. Él
también tenía mucho dinero, salía con modelos —lo cual significaba que
tenía que ser sexy— y era un nerd de libros en el armario.
Divertido, rico, sexy, seguro, amante de los libros. Definitivamente
no mi tipo. Nop. En absoluto.
Sí, está bien, así que no era mi tipo por culpa de que él vivía en
California y yo en Massachusetts. Lo que sea.
Cinder458: ¿Hola? ¿¿Ella?? ¿¿Dirección??
EllaTheRealHero: No doy mi dirección a espeluznantes
acosadores de internet.
Cinder458: Entonces supongo que no quieres esta primera
edición de tapa dura del Príncipe Druida autografiada. Lástima. La
conseguí firmada para Ellamara cuando conocí a L.P. Morgan en la
FantasyCon la semana pasada, así que no puedo intentar impresionar a
otras chicas con él.
No me di cuenta que estaba chillando hasta que el coche se
desvió.
—¡Por el amor de todo lo sagrado, Ellamara! 2 No asustes a tu
pobre mamá de esa manera. Estamos en medio de una tormenta de
nieve. Las carreteras ya son lo suficientemente peligrosas sin que tú
estés gritando como una banshee.
—Lo siento, mamá. Pero Cinder dijo…
—Híjole, muñeca3, ese chico otra vez no. —Reconocí la voz
cansada. Estaba a punto de recibir otra de las charlas favoritas de mi
madre—. Te das cuenta de que es un completo extraño, ¿verdad?
Negué con la cabeza. —No lo es. Lo conozco mejor de lo que
conozco a nadie.
2 En español en el original.
3 En español en el original.
—Nunca le has conocido en persona. Por todo lo que sabes, todo
lo que dice podría ser mentira.
Yo seré la primera en admitir que me había preguntado eso antes
porque la vida de Cinder sonaba un poco como la de una estrella del
rock, pero le había conocido durante el tiempo suficiente como para
creer que no era un mentiroso. —De verdad no lo creo, mamá. Es
posible que lo embellezca un poco, pero ¿quién no lo hace? ¿Y qué
importa? Solo es un amigo de internet. Vive en California.
—Exactamente. Así que, ¿por qué pierdes tanto tiempo con él?
—Porque me gusta. Puedo hablar con él. Es mi mejor amigo.
Mamá suspiró otra vez, pero me sonrió y su voz se suavizó. —Solo
me preocupa que te enamores de él, muñeca, ¿y entonces qué?
Esa era una buena pregunta. La cual era exactamente la razón
por la que Cinder no era mi tipo.
No mi tipo.
No.Mi.Tipo.
Cinder458: Dirección. Nombre. La localización en la cual una
organización particular o persona puede ser encontrada o alcanzada. (O
se le puede enviar por correo increíbles regalos).
EllaTheRealHero: ¿Tu coche te dijo eso?
Cinder conduce un Ferrari 458. Me dijo eso una vez cuando le
pregunté por el significado de los números de su nick. Miré el coche.
Cuesta más de lo que mi madre gana en cinco años. Me gusta
molestarle por sus costumbres demasiado indulgentes. Y sí, el coche en
verdad le habla.
Cinder458: No estoy conduciendo, así que lo hizo mi teléfono.
Dirección, mujer. ¡Ahora! O no te diré quién firmó un contrato para
interpretar a Cinder en la película.
Casi grité otra vez. La película tenía luz verde, pero el elenco no
había sido anunciado. El padre de Cinder es algún pez gordo en la
industria del cine, así que Cinder sabe cosas de antemano.
EllaTheRealHero: ¡De ninguna manera! ¡Dímelo! ¡¡¡Me estoy
muriendo!!!
Nunca llegué a saber qué actor iba a inmortalizar uno de los
personajes más amados de todos los tiempos porque un camión
maderero golpeó un trozo de hielo en el pavimento y se deslizó a través
de la carretera de dos carriles directo hacia mamá y yo. Yo había estado
con la mirada baja hacia mi teléfono cuando sucedió y nunca lo vi
venir. Solo recuerdo oír el grito de mi madre y ser lanzada contra mi
cinturón de seguridad mientras el air-bag explotaba en mi cara. Hubo
un rápido momento de dolor tan intenso que literalmente me arrebato
la respiración, y luego no hubo nada.
Me desperté tres semanas después en un centro de quemados en
Boston cuando los doctores me sacaron de un coma médicamente
inducido. Tenía quemaduras de segundo y tercer grado cubriendo el
setenta por ciento de mi cuerpo.
Mi madre estaba muerta.
Traducido por Jadasa Youngblood & Lorena
Corregido por Marie.Ang
4 En el original, en español.
grande de lo que parece, y la vista desde la parte de atrás es
espectacular.
¿No parecía mucho? ¿Qué esperaba que pensara de la casa
postmoderna de dos pisos de varios millones de dólares frente a mí? Él
había visto el pequeño apartamento de dos habitaciones en el que vivía
antes con mamá, en Boston. Había sido el que vació el lugar después
del funeral de mamá.
Sin saber qué decir, me encogí de hombros.
—Instalamos tu habitación en la planta baja de modo que no
tendrás que usar las escaleras, salvo para llegar a la sala de estar
principal, lo cual es solo por un corto tramo de escaleras. También
tienes tu propio cuarto de baño y lo hemos transformado, así que ahora
es accesible para discapacitados. Todo debería estar listo para ti, pero si
resulta que la casa no funciona, Jennifer y yo ya hemos hablado sobre
encontrar algo nuevo, quizás por la colina en Bel-Air, donde podemos
conseguir una linda casa estilo ranchero.
Cerré los ojos y respiré profundo en un intento de no mirarlo con
furia o decir algo grosero. Habló como si fuera a estar aquí para
siempre, pero iba a irme tan pronto como fuera capaz.
Tuve un momento de debilidad en un punto bajo en mi
rehabilitación e intenté quitarme la vida. En ese momento, había estado
en el hospital durante tres meses, sin un final a la vista. Aún apenas
podía moverme, acababa de tener mi decimoséptima cirugía, habían
dicho que nunca volvería a caminar, perdí a mi madre, y sentía tanto
dolor físico que solo quería que todo terminara.
Nadie me culpó por mis acciones, pero ahora todos creían que era
una amenaza para mí misma. Planeaba quedarme en Boston, terminar
por internet la escuela que me perdí, y luego ir a la Universidad de
Boston cuando estuviera lista. Tenía dieciocho años y tenía el dinero
ahorrado, pero cuando mi padre se dio cuenta de lo que estaba
planeando, me declaró mentalmente incompetente de forma legal y me
obligó a venir a California con él.
No era fácil para mí ser civilizada con el hombre. —Estoy segura
de que la casa está muy bien —refunfuñe—. ¿Podemos, por favor,
simplemente terminar con esto para que pueda irme a la cama? Me
siento exhausta y muy adolorida después de viajar todo el día.
Me sentí mal por ser cortante con él cuando vi destellar la
decepción en sus ojos. Creo que esperaba impresionarme, pero él no
entendía que nunca tuve un montón de dinero y que nunca lo necesité.
Estaba contenta con el estilo de vida humilde que tenía con mamá.
Nunca usé los cheques que enviaba todos los meses. Mamá los colocó
en una cuenta bancaria por años. Ahí tenía suficiente para pagar la
universidad, otra razón por la que habría estado bien por mi cuenta.
—Claro, cariño… —Hizo una pausa y se avergonzó—. Lo siento.
Supongo que ese nombre también está fuera de la lista de apodos
aprobados, ¿eh?
Hice una mueca. —¿Qué tal si solo lo dejamos en Ella?
En el interior, la casa era tan inmaculada como el centro de
quemados. Probablemente las alarmas sonaban cuando una mota de
polvo aterrizaba en cualquier lugar. Mi equipo de rehabilitación estaría
emocionado. El lugar era elegante y todo el mobiliario parecía muy
incómodo. No había forma de que esta casa alguna vez se sintiera como
un hogar.
La nueva señora Coleman se encontraba de pie en una cocina
enorme, colocando una bandeja de plata con fruta y salsa sobre una
encimera de granito cuando giramos alrededor de la esquina. Creo que
la bandeja podría ser plata de verdad. Cuando nos notó, todo su rostro
se iluminó en la sonrisa más enorme y más brillante que jamás había
visto en nadie. —¡Ellamara! ¡Bienvenida a nuestra casa, cariño!
Jennifer Coleman tenía que ser la mujer más hermosa de todos
Los Ángeles. Cabello tan dorado como el sol, ojos tan azules como el
cielo, y pestañas que tenían forma de luna. Sus piernas eran largas, su
cintura era diminuta, y sus tetas gigantes eran perfectamente redondas
y firmes. Bombón fue la única palabra que me vino a la mente.
No sé por qué su belleza me pareció sorprendente. Sabía que era
una modelo profesional de publicidad y comerciales, no de moda. Hizo
cosas como comerciales de champú y crema para la piel, por lo que en
realidad se veía saludable y no tan flaca como una adicta al crack.
A juzgar por el tamaño de su casa, debe haberlo hecho bastante
bien por sí misma porque mi papá podía ser un gran abogado, pero los
abogados de Estados Unidos no tienen sueldos escandalosos. Antes,
cuando vivía con nosotros, teníamos una casa regular en los suburbios,
pero desde luego no estábamos conduciendo un Mercedes y viviendo en
una casa sobre una colina con su propia puerta.
Jennifer dio un paso adelante y me dio un abrazo cuidadoso,
besando el aire al lado de mi mejilla. —Estamos muy emocionados por
conseguir finalmente tenerte aquí con nosotros. Rich nos ha hablado
tanto de ti durante tanto tiempo que siento como si ya fueras parte de
la familia. Debe de ser un alivio estar de nuevo en una casa de verdad.
En realidad, dejar el centro de rehabilitación fue una de las cosas
más difíciles que he tenido que hacer, y estar aquí era lo contrario a un
alivio. Pero, por supuesto, no dije eso. Intenté pensar en algo que fuera
cierto y no demasiado insultante. —Es un alivio estar fuera del avión.
La sonrisa de Jennifer se volvió simpática. —Pobrecita, debes
estar muy cansada.
Me tragué la molestia y forcé una sonrisa. Odiaba la lástima de la
gente tanto como odiaba sus miradas, si no más. Antes de que tuviera
que averiguar algo que decir, mis dos nuevas hermanastras irrumpieron
por la puerta principal.
—Chicas, llegan tarde. —Jennifer sonaba irritada, pero de nuevo
tenía una enorme sonrisa falsa en su rostro—. ¡Miren quien está en
casa!
Las dos hermanas se estrellaron entre sí deteniéndose
abruptamente. Eran gemelas. No idénticas, no creía, pero se veían tan
parecidas, que si no fuera por los cortes de cabello, apostaba que las
confundirían. Sabía por las fotos que papá me mostró que Juliette era
la que tenía el largo cabello rubio cayendo en ondas sedosas hasta la
mitad de su espalda, mientras que Anastasia tenía una melena lisa que
se extendía por su cara y se detenía en su mentón. Estaba tan
perfectamente peinada que se veía como si hubiera salido directamente
de una revista de estilos de peinados.
Ambas eran tan guapas como su madre —el mismo pelo rubio,
ojos azules, y figuras perfectas. ¡Y ambas eran muy altas! Mido uno
setenta, y las dos me superaban. Por supuesto, ambas llevaban tacones
que les daban al menos doce centímetros extras, pero apuesto a que
superaban el metro setenta y siete sin los zapatos. Eran más de un año
más pequeñas que yo, pero podían pasar fácilmente por veintiuno.
Sin molestarse con cualquier tipo de saludo, Anastasia se llevó
una mano al pecho. —Oh, hombre, estoy muy contenta de que tu cara
no esté en mal estado.
Juliette asintió con ojos muy abiertos. —Totalmente. Buscamos
en internet fotos de victimas de quemaduras, y, como todos tenían
horribles cicatrices en sus caras. Era repugnante.
Mi padre y Jennifer dejaron salir risas nerviosas a juego y se
pusieron al lado de las gemelas. —Chicas —regañó Jennifer
suavemente—, no es educado hablar sobre las deformidades de la
gente.
Me estremecí ante el término. ¿Era eso lo que pensaba de mí?
¿Qué estaba deforme? Mi cara pudo haber tenido suerte, pero la parte
derecha de mi cuerpo por debajo de mi hombro y todo desde mi cintura
hacia abajo estaba cubierto por espesas y elevadas cicatrices rosas que
hacían contraste con mi piel bronceada natural.
Mi padre atrajo a las niñas a sus costados, metiendo a cada una
bajo un brazo. Con sus tacones estaban casi a la altura de su metro
ochenta. Lo recordaba siendo un hombre de aspecto decente, pero era
realmente guapo al lado de su familia perfecta. Todavía tenía la cabeza
llena de espeso pelo marrón, y por supuesto, mis brillantes ojos azules.
—Cariño, estas son mis hijas, Anastasia y Juliette. Niñas, esta es su
nueva hermanastra, Ellamara.
Sonrió con orgullo, mostrando su perfecta sonrisa de abogado
mientras las apretaba a ambas. Las arrugas alrededor de sus ojos
dañaron mi corazón. Líneas de sonrisa. Obviamente había pasado su
vida riendo un montón. También me di cuenta de que llamó a las
gemelas sus hijas. No hijastras.
Ignorando las ganas de acurrucarme en una bola y llorar, levanté
una mano en señal de saludo. —Es solo Ella. Ella Rodríguez.
Ninguna cogió mi mano. —¿Rodríguez? —se burló Juliette—. ¿No
debería ser Coleman?
Dejando caer la mano a mi costado, me encogí de hombros. —Lo
cambié por el apellido de soltera de mi madre cuando tenía doce.
—¿Por qué?
—Porque soy una Rodríguez.
Mis dos hermanastras parecían como si de alguna manera las
hubiese ofendido. Tuve que apretar la mandíbula para evitar escupirles
obscenidades en español. Mi mirada se deslizó a mi padre. —¿Dónde
está mi bolsa? Tengo que tomarme la medicina, y luego necesito
descansar. Mis piernas se sienten hinchadas.
***
***
Mi padre me matriculó en la misma lujosa escuela privada a la
que iban las gemelas. Lo más cerca que alguna vez estuve de una
escuela privada era viendo dramas adolescentes en la televisión. La
escuela afirmaba tener un índice de éxito del noventa y ocho por ciento
para su programa de inserción en la universidad. Mi secundaria en
Boston tenía detectores de metales y se jactaba de un índice de
graduación del sesenta y tres por ciento.
Como si eso no fuera lo bastante malo, la escuela requería
uniformes. Iban con tradicionales camisas blancas, o de cuello tortuga
en el invierno, y faldas plisadas azul marino. Pasé el verano encerrada
en la casa, y las pocas ocasiones en que mi padre y Jennifer me
obligaron a salir en público, me cubrí de la cabeza a los pies. ¿Ahora
esperaban que fuera a la escuela usando manga corta y una falda hasta
la rodilla? ¿No entendían cómo eran los adolescentes promedios?
Mi padre era todo sonrisas cuando volvimos al auto después de
nuestra reunión con el director.
—¿Y? —preguntó—. ¿Qué piensas? ¿Estás emocionada? Es
agradable, ¿no?
Era demasiado agradable. La escuela estaba enjaulada detrás de
enormes puertas de hierro y una caseta de seguridad, y se alzaba sobre
un extenso jardín. Se componía de un número de edificios más
pequeños que se conectaban por arcos cubiertos, recordándome a una
antigua mansión. Casi no podía creer que el lugar fuera una escuela
secundaria.
Mientras papá nos sacaba de la zona de estacionamiento, mi
corazón empezó a revolotear de esa forma tan familiar que llegué a
reconocer como un ataque de pánico. Me giré completamente de lado en
mi asiento y agarré su brazo.
—Papá, por favor, no me hagas ir allí.
Se sorprendió por mi repentina intensidad.
—¿Por qué, qué pasa?
—La escuela ya va a ser lo bastante difícil. Por favor, por favor,
por favor, no lo empeores para mí. Ese lugar es una locura. Por lo
menos en la escuela pública sabré en lo que me estoy metiendo: la
misma mierda, diferente escuela. Los doctores dijeron que necesitaba lo
“familiar”. Eso —hice un gesto con mi mano hacia la escuela detrás de
nosotros—, no es familiar. No puedo hacerlo. No me hagas ir allí.
Mi pánico era cien por ciento sincero, pero mi padre tuvo el
descaro de reírse de mí. Desdeñó mi ansiedad como si no fuera nada.
—No seas ridícula. Estarás bien allí, ya verás.
—¿Por qué no puedo hacer lo de la escuela en línea?
Probablemente podría recuperar el tiempo que perdí y obtener mí
diploma en un par de semanas, en lugar de repetir todo mi último año.
—Sabes por qué no puedes hacer la escuela en línea. Tus
doctores han hablado todos sobre la importancia de volver a una rutina
normal lo más pronto posible. Cuanto más tiempo permanezcas
encerrada, más difícil será para ti volver a vivir una vida normal.
Me burlé de eso.
—¿Crees que viviré una vida normal de nuevo?
—¿Qué quieres que haga, Ella? Solo trato de seguir las órdenes de
los doctores. Estoy tratando de hacer lo que es mejor para ti.
Quería gritar. Él no tenía ni idea de lo que era mejor para mí.
—Está bien. ¿Puedo al menos ir a una escuela pública?
Mi papá pareció horrorizado por la sugerencia.
—¿Por qué en la Tierra querrías hacer eso?
—Uh, no hay uniformes, para empezar, y porque a los chicos se
les permite expresarse allí y ser individuales. Habrá un montón de
raritos. Tendría una oportunidad mucho mejor de mezclarme.
—Tú no eres rarita.
Le disparé a mi papá una mirada incrédula, desafiándolo a decir
eso de nuevo. No lo hizo.
—Incluso si no estuviera lisiada y con cicatrices, no querría ir a
esa escuela. No soy como las hijas de Jennifer. No pertenezco a alguna
lujosa escuela snob para niños ricos privilegiados.
—Estás siendo muy prejuiciosa, Ella. Por lo menos dale una
oportunidad antes de decidir que la odias.
—Pero…
—Además, ninguna hija mía va a ir a una escuela pública cuando
puedo proporcionarle una educación mejor.
Encontré eso totalmente ofensivo, considerando que toda mi
educación hasta el momento fue en la escuela pública.
—No parecía molestarte el año pasado —espeté—. Por otro lado,
supongo que en realidad no era tu hija el año pasado, ¿verdad? O todos
los años que asistí a la escuela pública antes de eso.
Mi padre se congeló, su expresión deslizándose a una severa cara
de póquer. Solo podía significar que realmente lo había molestado o
herido sus sentimientos. Probablemente ambas, pero eso no importaba
en este punto. Estaba demasiado enojada, demasiado asustada, y
extrañaba demasiado a mi mamá como para preocuparme por lo que
pensaba el hombre que nos dejó.
—Ya estás matriculada. No te voy a mandar a la escuela pública.
Fin de la discusión.
Cerré la boca y me dejé caer de vuelta en mi asiento, optando por
permanecer en silencio y mirar por la ventana el resto del camino a
casa. ¿Fin de la discusión? Bien. No me importaba si esa era la última
discusión que teníamos.
Traducido por *~ Vero ~* & Val_17
Corregido por Fany Stgo.
5 En español original.
EllaTheRealHero: No quiero hablar. Estoy tan harta de hablar.
Con las únicas personas con las que hablo son doctores y lo único que
hacen es hacerme hablar. No necesito otro médico. Necesito un amigo.
Necesito a alguien que me haga reír y que me ayude sacar mi mente de
todo. No me trates como si me fuera a romper. Gritarme y no me dejes
salirme con la mía cuando empiece a actuar como una niña mimada.
Cinder458: ¿Alguna vez me he perdido la oportunidad de
llamarte niña mimada?
EllaTheRealHero: No. Por eso te necesito. Mi vida está al revés en
este momento, y realmente necesito algo familiar. Necesito algo normal.
Cinder458: Puedo hacerlo normal.
Me reí con una alegre risa genuinamente real y feliz. Era la
primera risa real que logré desde mi accidente. No había nada forzado o
incómodo al respecto. No lo había hecho porque me sentía nerviosa por
algo o trataba de ocultar mis verdaderos sentimientos. Me reí porque
estaba en un buen estado de ánimo (y porque lo que Cinder dijo era
ridículo).
La Dra. Parish iba a estar feliz. Tal vez, si tenía suerte, dejaría de
acosarme para que pasara tiempo con mi papá y las brujastras, pero lo
dudaba.
EllaTheRealHero: Claro que puedes, estrella de rock. No sabrías
hacer algo normal aunque te mordiera en tu ridículamente hermosa
cara.
Cinder458: Nunca has visto mi cara. ¿Cómo sabes que es
hermosa?
EllaTheRealHero: Debido a que ninguna persona fea podría tener
un ego tan grande como el tuyo.
Cinder458: Tienes razón. Soy hermoso. También probablemente
soy demasiado increíble para lograr algo normal, pero definitivamente
puedo manejar lo familiar. Ya has visto el elenco de El Príncipe Druida,
¿no? Me he vuelto loco por no poder hablar contigo acerca de él.
Me reí de nuevo. Esto era familiar. Mi mente se dirigió de nuevo a
los primeros meses en el hospital. Los médicos me mantuvieron en un
coma inducido durante tres semanas porque mi dolor era demasiado y
estaba teniendo muchas cirugías. Después de que me sacaron de él,
aún hubo varias semanas donde estaba aturdida e incoherente, dentro
y fuera de la consciencia. El personal del hospital me dijo que durante
semanas preguntaba por mi mamá y Cinder.
Un día, una de mis enfermeras reconoció el nombre Cinder y me
trajo una revista de entretenimiento. La cubierta se jactaba con un
artículo acerca de que el chico dorado de Hollywood aterrizaba en el
papel del príncipe de fantasía más preciado. Supongo que la idea de la
sensación adolescente Brian Oliver como el Príncipe Cinder era tan
horrible que me sacó de mi estupor y me produjo un estado de
nerviosismo, como lo llamó mi enfermera. Y eso fue antes de que me
enterara de quién la iba a dirigir.
EllaTheRealHero: ¡Uf! ¡No me lo recuerdes!
Cinder458: ¿?
EllaTheRealHero: ¿Por qué Hollywood siempre tiene que
arruinarlo todo?
Cinder458: ¿Crees que va a apestar?
EllaTheRealHero: ¿Kaylee Summers como la Princesa Ratana?
¡Ni siquiera es una actriz! ¡Es una supermodelo!
Cinder458: Quién sabe, tal vez la actuación sea lo suyo.
EllaTheRealHero: Y tal vez Max Oliver simplemente pensó que
era muy caliente. Ni siquiera la tienen en un vestido en la película. Está
cubierta con un atuendo de cuero vulgar y apretado como el de Xena: la
princesa guerrera. Es una vergüenza. Y olvídate de cualquier
posibilidad de que sigan la historia. Con Max Oliver dirigiendo, sabes
que va a ser nada más que un montón de acción sin sentido.
Cinder458: Guau. Así que realmente no eres un fan de Max
Oliver, desde luego. Pensé que estabas bromeando todas esas veces que
escribiste críticas mordaces de sus películas en tu blog.
EllaTheRealHero: Pensé que tú estabas bromeando cada vez que
lo defendiste. Max Oliver es el director al que debes acudir si quieres
persecuciones de coches llamativas, grandes explosiones y mujeres
semidesnudas, que sé que es tu tipo favorito de la película, pero incluso
tú tienes que admitir que es equivocado para El Príncipe Druida. Y, por
supuesto, él sólo tenía que ir ¡y traer a su hijo para hacer de Cinder!
¿¿¿Por qué??? ¿¿¿Por qué me están haciendo esto???
Cinder458: ¡¡¡Qué!!! Pensé que estarías feliz por eso. Brian Oliver
hará un excelente Cinder. Ese tipo es increíble.
EllaTheRealHero: ¡LOL! Nunca supe que tenías un enorme
enamoramiento gay por Brian Oliver.
Cinder458: ¿¿Recuerdas lo que dijimos acerca de que eres una
niña mimada?? No es un flechazo. Sólo creo que es perfecto para el
papel.
EllaTheRealHero: Claro, se ve como el papel, pero sólo ha hecho
películas cursis de adolescentes. ¿Quién sabe si puede interpretar el
drama? No es que habrá ninguno, con su padre dirigiendo.
Cinder458: Debo admitir que Max Oliver es malo para la película
y que Kaylee Summers definitivamente tiene aire en el cerebro, pero no
creo que la película vaya a apestar. Tienen al Ganador del Premio de la
Academia, Jason Cohen, para adaptar el guion, y te equivocas acerca de
Brian. Él puede hacerlo. Incluso hay algunos rumores acerca de un
Oscar en la ciudad justo ahora.
EllaTheRealHero: Rumores acerca de un Teen Choice Award, tal
vez. Mejor Beso y mejores abdominales, sin duda, pero ¿mejor actor? Lo
creeré cuando lo vea.
Cinder458: Lo que sea, mocosa. Él por lo menos va a ser
nominado. Apuesto por ello. Hizo un drama independiente, The Long
Road Home. Míralo y te prometo que te dejaré que ruegues perdón una
vez que te des cuenta de lo equivocada que estás con él.
EllaTheRealHero: ¡Ja! Bueno. La voy a mirar. Aunque ahora
debo irme.
Cinder458: No te vayas todavía.
EllaTheRealHero: ¿Por qué?
Cinder458: No lo sé. Simplemente no quiero que lo hagas.
Cinder podría ser tan dulce cuando quería, pero esa no es la
razón por la que esa pequeña confesión hizo que mi pecho se
estrechara. Nadie me había querido a su alrededor desde mi accidente.
Mi padre me trajo a casa, y él y Jennifer intentaban ser agradables,
pero era obvio que en realidad no era parte de la familia.
A veces salía de mi habitación y a Jennifer le tomaba un segundo
demasiado largo forzar una sonrisa en su rostro. ¿Y por qué no? Yo era
el pasado olvidado de mi papá. Era una interrupción en su mundo
perfecto y hermoso y venía con un montón de equipaje. Me soportaba y
no creo que me odiara, pero tampoco le gustaba. Las brujastras
definitivamente no me querían cerca. Había estado tan segura de que
nadie me querría de nuevo.
EllaTheRealHero: ¿Tienes miedo de que vaya a desaparecer de
nuevo?
Cinder458: Eso no es gracioso. ¡¡¡Me asustaste demasiado,
mujer!!! Pensé que te había perdido para siempre. ¿Seguro que estás
bien?
Bien era un término relativo.
EllaTheRealHero: Estoy mucho mejor ahora que estoy hablando
contigo. Realmente te extrañaba.
Cinder458: Te extrañé más. No puedes desaparecerte nunca otra
vez. Te necesito, Ellamara, oh, sabia y hermosa sacerdotisa mística del
Reino. Necesito tu orientación y consejos.
EllaTheRealHero: Como si alguna vez escucharas una palabra de
lo que digo.
Cinder458: Siempre escucho. Sólo raramente estoy de acuerdo.
EllaTheRealHero: Eso es porque eres tonto y superficial, joven
príncipe druida.
Cinder458: Te olvidaste de guapo.
EllaTheRealHero: Y engreído.
Cinder458: Oh, cómo extrañé tu constante tala de mi ego.
EllaTheRealHero: Es una tarea casi imposible, ya que está tan
inflado, pero hago mi mejor esfuerzo.
Cinder458: Supongo que debo dejarte ir ahora. Si es tarde aquí,
debe ser casi de mañana para ti.
Dudé al responder. Una parte de mí estaba desesperada por
decirle la verdad, para decirle que vivía en LA ahora y pedirle
conocernos en persona. Deseaba demasiado tener una cara para
ponerla con su nombre. Quería oír la risa detrás de todos los LOL‟s que
escribía. Quería saber cómo sonaba su voz cuando me llamaba mujer
cada vez que se sentía frustrado conmigo.
El problema era que sabía que una vez que lo conociera me
gustaría mucho más que eso. Mamá tenía miedo de que me enamorara
de él algún día, pero ya me había enamorado de él. De hecho, estaba
segura de que estaba perdidamente enamorada de él. Siempre lo había
estado.
Cinder no me querría. ¿Qué chico lo haría cuando podría tener a
cualquier chica hermosa que quisiera? Estaba bastante segura de que
Cinder seguiría siendo mi amigo si viera mis cicatrices, pero ¿hasta qué
punto? ¿Se sentiría avergonzado de mí? ¿Sería igual que mis
hermanastras y no querría presentarme a sus amigos de apariencia
perfecta? ¿Sería como Jennifer y tendría miedo de mirarme? O ¿cómo
mi padre, pegado a un conocido incómodo porque se sentía obligado?
Si nos conociéramos, nunca podríamos volver de eso. Eso, sin
duda, lo cambiaría todo. No podía correr ese riesgo cuando era todo lo
que tenía, así que no dije nada.
EllaTheRealHero: Gracias por abandonar a tu cita para hablar
conmigo esta noche.
Cinder458: En cualquier momento. ¿Hablamos de nuevo pronto?
¿No vas a desaparecerte de mi vida otra vez?
EllaTheRealHero: No si puedo evitarlo. Voy a ver esa película y
ponerme en contacto contigo. Buenas noches, Cinder.
Cinder458: Buenas noches, Ella. Gracias por escribirme. Estoy
muy contento de que estés bien.
Se desconectó y la culpa se hinchó dentro de mí. El no habérselo
dicho se sentía como una mentira. —Tal vez algún día —me susurré
cuando cerré la computadora portátil. Tenía la esperanza de que fuera
verdad. Tenía la esperanza de que algún día fuera a encontrar el coraje
para enfrentarme a él.
Traducido por Amélie. & sashas4
Corregido por AmpaЯo
***
***
No tuve que volver a clase ese día, pero Juliette y Anastasia igual
llegaron antes que yo a casa. Fui a la comisaría a retirar oficialmente
los cargos contra Jason, y luego mi papá me llevó al centro de
quemados para reunirme con mi cirujano. Para cuando llegamos a
casa, era después de las cuatro.
Tuve un día horrible, y estaba agotada. Me dirigí directamente a
mi habitación cuando entramos por la puerta, pero al parecer mi papá
tenía la intención de seguir hasta el final con las órdenes de la Dra.
Parish de mantener un ojo sobre mí en todo momento. —Cariño,
recuerda lo que dijo la Dra. Parish hoy. —Su voz era forzada con
delicadeza.
—Solo iba a cambiarme y a coger mi computadora.
Dejando pasar la mentira, bajó la mirada hacia la sala principal,
donde los suaves sonidos de la TV rebotaban por las escaleras. —
¿Quieres que les pida a Jennifer y a las chicas que vengan a pasar el
rato aquí arriba?
Negué con la cabeza. —Puedo bajar por las escaleras.
Me tomé mi tiempo intercambiando mi uniforme por un par de
pantalones ligeros de yoga y una camiseta de manga larga suelta, pero
mi papá todavía esperaba por mí cuando salí de mi habitación. Si iba a
merodear así todo el tiempo, no pasaría ni una semana antes de que me
encontrara en un centro para adolescentes suicidas. Por lo menos fue
útil y llevó abajo mi portátil y mi mochila.
Las gemelas estaban descansando en el largo sofá modular
haciendo las tareas mientras veían Access Hollywood y Jennifer se
encontraba en la esquina de la sala matándose a sí misma en una
elíptica. Con la cara roja y chorreando sudor en un sujetador deportivo
y pantalones cortos, se veía como un anuncio de una revista de
equipamiento de ejercicio. Su rostro se iluminó cuando papá entró en la
habitación. —¿Y? —preguntó esperanzada—. ¿Buenas noticias?
Su voz atrajo la atención de las gemelas. Juliette miró brevemente
y luego volvió a su libro de matemáticas, pero la mirada que recibí de
Anastasia me dijo que ya recibió un sermón. A juzgar por la severidad
de su mirada, un grave castigo había sido dictado.
—La buena noticia es que la rotura no fue tan mala —dijo papá—.
La mala noticia es que todavía va a tener que someterse a una
operación en la cara interior del codo. Nos dijeron que podríamos
esperar hasta después de las vacaciones.
Jennifer me envió una mirada de simpatía que ignoré mientras
me sentaba en el pequeño escritorio en el rincón más alejado de la
habitación.
—Hay espacio en el sofá, Ella —dijo mi papá, colocando la
computadora para mí.
—Estoy bien aquí.
Cuando Jennifer se aclaró la garganta, miré, pero su mirada
estaba dirigida a Anastasia. Ana rodó los ojos y lanzó un suspiro
dramático mientras miraba por encima del hombro hacia mí. —Lo
siento.
Sí, claro que sí.
No era la única desconfiada. —Ana —advirtió Jennifer.
Otro giro de ojos. Otro suspiro. —Lo siento, Ella.
Sí, todavía no era convincente, pero Jennifer no la presionó. Es
más, cambió de tema. —Ella, ¿te gustaría ir al baile de Halloween esta
noche? Puedes tener el boleto de Ana, ya que no irá esta noche.
No es que no me entusiasmara el hecho de que Anastasia
estuviera castigada, pero ir al baile sonaba casi tan divertido como
pasar otros seis meses en rehabilitación. —No, está bien. No pensaba ir
de todos modos. Nunca he sido una fan de los bailes. —No era
exactamente cierto, me encantaba ir a los bailes, pero teniendo en
cuenta que ahora no podía bailar, la solicitud era una especie de
revuelo para mí.
—No es un problema —insistió Jennifer—. Todavía tenemos un
par de horas para encontrar un disfraz, y estoy segura de que a Juliette
no le importaría llevarte.
Bueno, si ella no iba a darse por aludida… —Mira, aprecio el
gesto, Jennifer, pero ¿qué voy a hacer allí? No podría bailar con nadie.
No podría estar de pie mucho tiempo. No tengo una cita, o amigos para
hacerme compañía, y no me gustaría arruinar la noche de Juliette
haciéndola sentarse conmigo. Me temo que los bailes realmente ya no
están en mi futuro. Está bien, sin embargo. Pude ir al baile de
penúltimo año y al de bienvenida de último año antes de mi accidente.
Incluso fui una princesa de la corte real, así que no estoy perdiéndome
nada.
—¿Fuiste una princesa en el de bienvenida? —preguntó mi papá.
Hubiera estado más ofendida por su sorpresa si no hubiera habido
también una pizca de orgullo en su voz.
Ana, Juliette y Jennifer todas parecían igual de aturdidas. Idiotas.
—Impactante, lo sé, pero lo hice, de hecho, solía ser normal. Tenía
amigos, íbamos a citas, tenía una vida… A algunas personas realmente
les gustaba.
Maté oficialmente la conversación y todos caímos en un silencio
incómodo. El único sonido en la habitación era Billy Bush cotilleando
acerca de Brian Oliver y Kaylee Summers prometiéndose en su fiesta de
cumpleaños el pasado fin de semana. Por supuesto que sí.
Tenía un día entero de trabajo escolar perdido en la parte
superior de mi tarea, pero me di cuenta de que Cinder se conectó en su
correo instantáneo y no pude resistir la tentación de enviarle un
mensaje rápido.
EllaTheRealHero: Y la ficción se convierte en realidad…
Cinder458: ¿Me atrevo a preguntar?
EllaTheRealHero: Brian Oliver y Kaylee Summers se
comprometieron. Una vez más, el príncipe se enamora de la princesa
guerrera, sólo que esto es peor. Por lo menos la princesa Ratana podía
luchar. ¿Para qué es buena Kaylee Summers?
Cinder458: ¿Sexo?
Resoplé, pero rápidamente sofoqué mi sonrisa cuando me gané la
atención de todos en la sala.
—¿Algo gracioso? —preguntó mi papá con curiosidad.
Miré mi chat y rodé los ojos. —Más bien como trágico y típico.
EllaTheRealHero: Probablemente eso es todo por lo que Brian
Oliver sale con ella. Me retracto de lo que dije de él siendo profundo. Es,
obviamente, como mucho un idiota superficial como cualquier otro
chico del planeta.
Cinder458: No incluyéndome, ¿no?
EllaTheRealHero: ¿Estás bromeando? Eres el peor de todos.
Cinder458: Ouch. Alguien está de mal humor hoy.
Dejé escapar un suspiro. Tenía razón. No debería de desfogar mi
enojo con él. No era su culpa que se viera indefenso ante el cuerpo
perfecto de modelo en traje de baño de Kaylee Summers más de lo que
se veía Brian Oliver. Quiero decir, si tuviera la oportunidad de besar a
alguien tan caliente como Brian Oliver, dudo que lo rechazara.
EllaTheRealHero: Lo siento. Tienes razón. Acabo de tener el peor
día de mi vida y ahora estoy de mal humor. Fui castigada a abandonar
mi habitación y estoy siendo forzada a vivir entre gente de paso.
Cinder458: ¿No querrás decir castigada a tú habitación?
EllaTheReal Hero: Nop. Abandonar. No se me permite estar sola
en este momento, lo que significa que no hay escondite de las
brujastras en mi habitación. Los poderes fácticos han conspirado
contra mí y se me obliga a "integrarme" con mi familia o SI NO…
Cinder458: ¿Qué significa eso exactamente?
Me senté allí, mirando el cursor en mi ordenador. Por primera vez,
sentí que quería decirle a Cinder lo que pasaba conmigo. No sabía por
qué. Nunca fui del tipo que necesitaba llorar para llamar la atención,
pero mis dedos se cernían sobre las teclas con ganas de descargar mis
problemas. La cosa es que me sentía realmente molesta, y sabía que
Cinder escucharía.
De repente, empecé a escribir.
EllaTheRealHero: Si no puedo empezar a llevarme bien con la
familia de mi padre y a hacer amigos en la escuela, van a meterme en
un hospital psiquiátrico.
Esto era el equivalente de teclear soltando algo al azar.
Cinder458: ¿Qué? ¡Eso es ridículo! ¿Por qué harían eso?
EllaTheRealHero: Larga historia.
Cinder458: Estoy esperando…
Sofoqué un gemido, lamentando ya mi momento de debilidad.
Cinder siempre trataba sutilmente de hacerme hablar. Por supuesto
que saltaría sobre esta diminuta pepita de información que acababa de
darle. Eso fue suficiente para darle la excusa para empujarme de la
manera que él quería.
EllaTheRealHero: Había un tipo hoy molestándome en la escuela
y se le fue un poco de las manos.
Cinder458: ¿Qué pasó??? ¡¡¡¡LO MATARÉ!!!!
EllaTheRealHero: Nada. Fue un accidente. Pero mi padre y el
director se enteraron de que he estado siendo intimidada y llamaron a
mi terapeuta. Ahora a todos les preocupa que vaya a intentar matarme
de nuevo, pero de verdad, no fue nada con lo que no haya estado
tratando desde que empezó la escuela. La única diferencia es que ahora
saben acerca de ello.
Cinder458: ¿¿¿¿Qué quieres decir con tratar de matarte
de nuevo????
Solté una maldición y me di una palmada en la cara. ¿Cómo
había dejado escaparse eso?
No podía creer todo lo que le había admitido. Acababa de decirle
al tipo más seguro del mundo, que era hermoso y popular y tenía una
vida perfecta, que era una suicida fracasada a quien molestaban en la
escuela. No iba a hablarme nunca de nuevo.
Hice un pobre intento de control de daños, pero fue
probablemente demasiado tarde.
EllaTheRealHero: Después de mi accidente, las cosas se
pusieron muy mal durante un tiempo. Pero he aprendido la lección.
Está bien, de verdad. Estoy mucho mejor ahora. Todo el mundo está
paranoico, y exageran.
Cinder458: ¿Lo están? No tienes ese tipo de pensamientos ya,
¿verdad?
EllaTheRealHero: ¡¡¡No!!!
Cinder458: Lo digo en serio. Sé que nunca quieres hablar de
todas tus cosas de familia, pero prométeme que no estás pensando en
eso. ¡Júralo!
EllaTheRealHero: Te lo prometo, Cinder. Te juro que ya no es tan
malo. Mi vida no es un picnic, pero ¿cómo iba a querer acabar con ella
cuando te tengo para hablar cada día?
Cinder458: Esto no es una broma, Ella.
EllaTheRealHero: No estoy bromeando. Eres en verdad la mejor
parte de mi día todos los días. Estoy tan contenta de tenerte para
hablar.
Cinder458: Entonces ¿qué tal si hablamos de verdad de una vez?
¿Me llamas? (310) 555-4992.
Respiré profundamente. Me llamas. Esas dos pequeñas palabras
prácticamente detuvieron mi corazón. Leí el número de diez dígitos una
y otra vez. La vista de ello aterrorizándome y entusiasmándome al
mismo tiempo. Antes del accidente había fantaseado a menudo con
hablar por teléfono con él a todas horas de la noche, pero nunca tuve el
valor de pedirle su número, y él nunca me pidió el mío. Ahora, aquí
estaba yo, mirando las teclas para finalmente escuchar su voz.
¿Podría hacerlo? ¿Podría hablar con Cinder por teléfono?
Cinder458: ¿Ella?
EllaTheRealHero: No lo sé…
Cinder458: Nos conocemos desde hace casi tres años. Creo que
es seguro pasar a la etapa de llamadas en nuestra relación.
Una simple llamada telefónica no parecía mucho, pero en realidad
era enorme. Había un cierto nivel de intimidad que venía con hablar
con alguien por teléfono, de escuchar su voz. Haría a Cinder mucho
más que sólo un amigo de internet sin rostro.
EllaTheRealHero: Simplemente parece diferente de alguna
manera. Más íntimo o algo así.
Sabía que no podía verme, pero me sonrojé mientras escribía esa
última frase.
Cinder458: Lo es. Es por eso que tienes que llamarme. Necesito
saber que estás bien, o voy a volverme loco. Necesito escuchar tu voz.
Llámame ahora mismo, mujer. ¿¿Por favor???
Parecía desesperado. ¿Necesitaba oír mi voz? ¿Podría realmente
significar esto?
—¿Ella? —Jennifer me sorprendió tanto que dejé escapar un
pequeño chillido y salté en mi silla—. ¿Estás bien? Te ves como si
hubieras visto un fantasma.
Me encontraba tan absorta en la conversación que me olvidé que
me encontraba en la habitación con los demás. Todos me miraban
ahora. Las gemelas pensaban claramente que era un monstruo, papá y
Jennifer me observaban ambos como si tuvieran miedo de que fuera a
hacer una carrera a por los cuchillos de la cocina en cualquier segundo.
—No es nada —murmuré, sonrojándome bajo su escrutinio.
Cinder458: Ella, mi teléfono no está sonando. ¿Por qué no está
sonando mi teléfono?
Miré hacia atrás, a mi padre, que me observaba de cerca. Él tenía
esa mirada de sinceridad que tuvo en la escuela esta mañana, como si
estuviera realmente preocupado por mí. Le prometí que me esforzaría
más. Le prometí que haría más esfuerzo para ser social. Estaba
bastante segura que llamar Cinder cumpliría los requisitos.
Decidiendo ser valiente, esperé hasta que mi familia dejó de
prestarme atención, entonces tomé mi teléfono y marqué su número
con las manos temblorosas. Contestó al primer timbrazo. —¿Hola?
Su voz era más profunda de lo que esperaba. Sólo esa palabra
envió escalofríos a través de mí. Pero sonaba… confundido. ¿Por qué
sonaba confuso? Estaba, literalmente, esperando mi llamada.
―¿Cinder? ―Quería patearme a mí misma por lo pequeña que se
escuchaba mi voz.
―¡Ellamara! Eres tú. Mi hermosa y sabia sacerdotisa mística del
reino nos habla al fin.
―!Santa mierda, tu voz es sexy!
Me puse la mano sobre la boca. No era mi intención dejar salir
eso. Es sólo que sonaba como si pudiera derretir mantequilla —o
romper corazones— con solo hablar. Su voz era profunda, fuerte e
hipnótica. El chico no hablaba, ronroneaba.
―Sí, eso me han dicho ―bromeó, riéndose… un sonido bajo, rico,
diez veces más peligroso que su voz al hablar.
Para mi absoluta mortificación, una vez más llamé la atención de
todos en la sala. Todos estaban boquiabiertos, y ¿quién podría culparlos
después de lo que acababa de soltar? Cada uno con expresiones
sorprendidas ligeramente diferentes. Mi padre me miraba horrorizado,
mientras que Jennifer tenía algo parecido a un brillo emocionado en sus
grandes ojos. Juliette sonreía, y Anastasia me miraba de la forma en
que siempre lo hacía —con odio disimulado y desprecio.
Me sonrojé y cerré mi ordenador portátil mientras decía―: Uh,
oye, Cinder, ¿puedes esperar un segundo? ―Le lancé a mi padre una
mirada suplicante―. ¿Puedo atender esto en mi habitación?
Antes de que mi padre pudiera responder, Juliette me frunció el
ceño. ―¿Qué clase de nombre es Cinder?
―¡Oh, Dios mío, es el chico que siempre le deja comentarios en su
blog! ―gritó de repente Anastasia―. ¡Ella tiene un ciber novio! ¡Qué rara!
Lo dijo tan fuerte que estaba segura que Cinder la oyó.
―¡Ana! ―gruñó papá.
―¿Qué? ¡Las citas online son tan asquerosas! ―Ella se giró hacia
mí y añadió―: Espero sepas que los enredos de internet no cuentan
como novios reales, incluso si hablas con ellos por teléfono.
―¡Anastasia, ya es suficiente! ―rugió mi padre―. Acabas de añadir
otra semana más a tu castigo, ¡ve a tu cuarto! ¡Ahora!.
―¡Con mucho gusto! ―gritó de regreso―. ¡De todas maneras solo
estaba aquí porque tú me obligaste a cuidar de la loca suicida!
Me quería morir cuando vi a Anastasia subir por las escaleras.
Cinder sin duda oyó todo eso. No podía verlo, porque mi cara enrojeció
tanto que me dolía. ¿Cómo iba a hablar con él ahora? Estaba tan
nerviosa que vomitaría.
―¿Ella? ―preguntó Cinder cuando las cosas se tranquilizaron―.
¿Estás ahí? ―Parecía dudoso.
―Bienvenido a mi vida ―le dije con un suspiro de derrota―.
Lamento eso.
―Está bien.
Definitivamente no estaba bien. Me sentía tan humillada. Fue un
milagro que no estuviera llorando. Creo que sólo porque aún me
encontraba en estado de shock. ―Mira, gracias por darme tu número de
teléfono, pero tal vez este es un mal momento.
Mi papá se puso de pie, haciéndome ademanes con las manos.
―¡No! No tienes por qué terminar tu llamada. Nosotros te daremos un
poco de privacidad. ―Miró a Jennifer y a Juliette―. ¿No es así,
señoritas?
Su desesperación era evidente para mí, para que hablara con
alguien —incluso si ese alguien era un extraño de Internet— era tan
embarazoso como el berrinche de Anastasia. Lo que era peor, Jennifer
era malvada. ―¡Por supuesto! Adelante, habla con tu novio, Ella
―chilló―. Podemos mantener un ojo en ti desde la cocina. Tengo que ir a
comenzar a hacer la cena, de todos modos.
Mientras estaba ocupada muriéndome porque usé la
palabra novio, ella se bajó de la máquina de ejercicios. Se apresuró a
alcanzar a mi papá, y parecía más que feliz por terminar su
entrenamiento temprano. Cuando empezaron a subir los escalones, los
dos se volvieron hacia Juliette, que se había tumbado en el sofá en
lugar de levantarse.
―Yo llegué primero ―dijo Juliette en respuesta a sus miradas
expectantes―. No hay manera de que vaya a otra parte cerca del piso de
arriba con Ana en el estado de ánimo que está, y realmente no me
interesa la vida amorosa de Ella. Además, se supone que no debe estar
sola, de todos modos. ¿Y si trata de arrojarse por el balcón o algo así?
¿Había alguien en el mundo que no sintiera la necesidad de
humillarme? Miré a Juliette, y ella sólo movió un par de auriculares
hacia mí y se los metió en sus oídos. ―Voy a subir el volumen.
Mi papá y Jennifer me dieron esas miradas esperanzadas de que
no discutiera más. Rodé los ojos y me dirigí hacia el sillón en el que mi
papá había estado descansando.
Una vez que papá y Jennifer desaparecieron, miré el sofá. Juliette
ya estaba haciendo lo que mejor sabía hacer: ignorarme. Ella movía su
cabeza al ritmo de la música mientras leía un libro de texto. Dudaba
que pudiera oírme, pero hablé en voz baja de todos modos, por si acaso.
―¿Cinder? ¿Sigues ahí?
―No sabía que elevar nuestra relación a amigos telefónicos
vendría con un título de novio. ¿Significa que si alguna vez nos
encontramos en persona, tenemos que casarnos?
Sorprendida, me eché a reír. Juliette me miró con una ceja
levantada, pero volvió a su libro de texto sin decir nada.
―Lo siento, no le hago a la poligamia, y estoy bastante segura de
que ya estás casado con tu auto.
―Graciosa.
El tono plano de su voz hizo que me partiera de risa de nuevo, y
luego suspiré. ―Hombre, que bien se siente reír. Realmente he tenido el
peor día de mi vida. Gracias por hacer que te llamara. No puedo creer
que estemos hablando finalmente. Siempre me he preguntado cómo
suenas.
―Yo también. Incluso busqué videos de personas con acentos de
Boston una vez.
Me reí de nuevo. ―Cállate. No lo hiciste.
―Lo hice, y no me decepcionó. Di auto para mi otra vez.
―Eres un idiota ―le contesté, pero luego cedi y dije―: auto.
Salió autho, y Cinder se echó a reír. ―Me encanta ―dijo―.
Hablando de Boston… no me llamaste desde allí.
Me las arreglé para no jadear, pero mi estómago cayó. Me había
olvidado por completo del identificador de llamadas. ¿Cómo iba a
explicar que teníamos el mismo código de área? ―Um, sí… no. Lo sé. Es
porque mi papá vive en Los Ángeles. He estado aquí desde que salí del
hospital.
Esperé que enloqueciera y demandara que nos encontráramos,
pero la línea se quedó en silencio durante un minuto, y luego
tranquilamente preguntó―: ¿Por qué nunca dijiste nada?
Me sorprendió lo cauteloso que sonaba. Tal vez lastimé sus
sentimientos por no haberle dicho que me mudaba. Ojalá pudiera
explicarlo sin tener que contarle lo de mi accidente. ―No lo sé. Me tomó
un tiempo antes de volverme lo suficientemente valiente como para
enviarte un correo electrónico siquiera. Luego todo regresó a la
normalidad tan rápido entre nosotros que nunca pensé en eso. Siempre
has sido sólo un amigo de internet, ¿sabes? Creo que podría haber
tenido miedo de arruinar eso.
Él dejó escapar un suspiro que sonó sospechosamente de alivio.
Tal vez estaba tan asustado de conocerme en persona como yo. La idea
era tan decepcionante, que aliviaba. ―Sí, sé a qué te refieres. El hecho
de que nunca nos hemos visto siempre ha sido mi parte favorita de
nuestra relación.
―¿Por qué?
―Creo que para la gente es difícil ver más allá de mi exterior en
persona —las miradas, el dinero, los coches, las conexiones— pero
como tú no puedes ver esas cosas, sólo ves al verdadero yo. Eso es
bueno.
―Guau, Cinder. ―Solté un bufido. Sabía que estaba hablando en
serio, pero eso es lo que lo hizo divertido―. Eso fue tan increíblemente
profundo. Estoy impresionada.
―¿Lo ves? ―Rio Cinder―. Me estás haciendo pasar un mal rato en
estos momentos. Nadie que me conozca en persona haría eso jamás. La
mayoría de la gente actúa de manera falsa conmigo. Dicen lo que
piensan que quiero oír, y hacen cualquier cosa que quiero.
―Bueno, no es de extrañar porque eres tan egoísta. Tal vez tienes
razón con el anonimato. No sé si sería capaz de decirte cómo de
obstinado, discutidor y superficial eres cara a cara. O que tienes un
gusto horrible en películas. Sobre todo si eres tan digno de
desmayo como dices ser. Entonces, ¿quién quedaría para evitar que te
conviertas en un verdadero idiota egocéntrico?
Cinder se rio de nuevo, una enorme, profunda y escandalosa risa.
Podía imaginarlo echando su cabeza hacia atrás, y toda su barriga
contrayéndose por la acción. No es que pensara que tenía barriga, por
supuesto. Cualquier cosa menos que un abdomen perfecto, no parecía
ser su estilo.
Cinder suspiró cuando termino su ataque de risa. ―Oh, Ellamara.
Tú eres la única chica en el mundo que nunca dice cosas que te gustan
de mí. Por eso —aunque seas irritante, santurrona, obstinada y
desagradable—, eres mi persona favorita en el mundo entero.
Mis pulmones se paralizaron, por lo que me era imposible
respirar. Pero de alguna manera esa sensación de ardor en mi pecho
era la mejor en el mundo entero, como voltear la cara hacia la luz del
sol o beber chocolate caliente después de estar en la nieve.
Oré para que Cinder no fuera capaz de adivinar que lloraba, pero
parecía que la suerte me abandonó para siempre cuando mi mamá
murió. ―¿Ella? ―Su voz pasó de tranquilo y relajado a alerta máxima―.
¿Cuál es el problema? ¿Por qué lloras?
―Estoy bien. ―No estaba segura de que me creyera con todo mi
lloriqueo―. Es sólo que, es bueno tener a alguien que se preocupe.
También eres mi persona favorita. Eres mi mejor amigo.
Cinder se quedó callado por un momento. Cuando volvió a hablar,
dejó caer todos los indicios del chico seguro, sexy y divertido que
conocía tan bien. ―¿Estás segura de que estás realmente bien? Quiero
decir, me lo dirías si no fuera así, ¿no? ―Hubo cierta vulnerabilidad en
su voz―. Tenía un amigo que cometió suicidio una vez. Ella, la idea de
perderte así…
Paró tan bruscamente que pensé que la línea se cortó, excepto
que lo oí aclararse la garganta, como si estuviera tratando de poner su
voz de nuevo bajo control. ―Tienes a alguien que se preocupe ―dijo en
voz baja―. No importa qué tan mal estén las cosas en casa o en la
escuela o lo que sea, me tienes a mí. También eres mi mejor amiga.
Tienes mi número ahora. Guárdalo en tu teléfono y llama en cualquier
momento, día, noche, la hora de las brujas, no importa. ¿De acuerdo?
Me tomó un momento —y una serie de profundas respiraciones—
antes de que pudiera responder. ―De acuerdo.
―¿Lo prometes?
―Lo prometo. Mientras siempre te tenga a ti, voy a estar bien.
―Me di una patada internamente y me reí―. Guau, eso sonó muy cursi.
¿Lo ves? Es por eso que no quería llamarte. Puedo filtrar mi estúpida
boca mucho mejor cuando tengo que escribir mis pensamientos.
Cinder se rio otra vez. ―Ah, pero entonces te perderías todas las
palabras de amor que planeo susúrrate al oído, ahora que sé que te
gusta mucho mi voz ultra sexy.
Me sonrojé, pero me negué a dejarle saber que su coqueteo me
hizo temblar. ―Nunca dije que fuera ultra, ególatra. Pero
definitivamente debes considerar la grabación de audio libros para vivir.
―Hmm. Eso no es una mala idea. ―La voz de Cinder se redujo a
un lento y seductor ronroneo, y preguntó―: ¿Quieres que lea para ti,
Ellamara?
Me emocioné solo de pensarlo y no pude ocultar mi emoción.
―¿En serio?
―¿Por qué no? Antes de que me llamaras, me estaba preparando
para tener un maratón de Top Gear en solitario.
―Eres un mentiroso. Es viernes por la noche, y es Halloween. No
hay manera de que no tengas planes.
―No son importantes. Es sólo una estúpida fiesta a la que mi
especie de novia quiere que vaya.
―¿Tu “especie” de novia?
―Sí. ―Cinder estiró la palabra en un largo suspiro―. Es una larga
historia, pero no voy a ir. Prefiero quedarme en casa y leer contigo.
Además, no puedo abandonarte cuando has tenido el peor día de tu
vida. ¿En qué clase de mejor amigo me convertiría eso?
Casi lloré de nuevo. La oferta era tan dulce. Y reflexiva. La lectura
era una pasión que Cinder y yo compartíamos. Leíamos libros y los
discutíamos todo el tiempo. Incluso antes habíamos decidido leer el
mismo libro, al mismo tiempo, pero nunca habíamos leído uno juntos.
Cinder tenía que saber lo mucho que significaba para mí.
―Tiene que ser el de El Príncipe Druida ―le dije.
Traducido Por Lilizita15 & Sandry
Corregido por Dannygonzal
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La mentira de Brian pudo haber salvado su reputación, pero
destruyó mi vida. Me desperté a la mañana siguiente con la bandeja de
entrada llena de correos de odio. Los fans de Brian y Kaylee por igual no
tomaron amablemente a la acosadora psicópata que casi terminó con la
pareja “perfecta”. Mi blog, Twitter y Facebook se encontraban llenos de
comentarios profanos e hirientes.
En la escuela fue peor porque no era sólo una acosadora. Para
mis compañeros de clase, era una patética mentirosa. Todo el mundo
me acusó de mentir sobre mi amistad con él. No importó el hecho de
que nunca aseguré conocerlo en absoluto.
Rob y Vivian se encontraban esperando por Juliette y por mí en el
estacionamiento cuando llegamos a la escuela. Sus rostros sombríos me
dijeron todo lo que necesitaba saber acerca de cómo iba a ser este día,
no es que no lo hubiera imaginado. Los tres caminaron conmigo a
través del pasillo, mirando con furia y gritándole a cualquier persona
que se me acercara. Su presencia no impidió que las personas más
valientes se rieran y me gritaran cosas horribles, pero al menos
mantuvieron la distancia.
Juliette fue la primera en llegar a mi casillero y, con un grito
ahogado de sorpresa, se dio la vuelta y se lanzó contra él, cubriendo el
frente de mi vista. —¿Por qué simplemente no vamos a clase? ¿Quién
necesita libros?
—Aprecio el gesto, Juliette, pero tengo que llegar allí, así que voy
a verlo sea lo que sea, de todos modos.
Juliette negó con la cabeza.
—Jules, sea lo que sea voy a oír hablar de ello en algún momento
hoy.
Cuando Juliette finalmente se hizo a un lado, Vivian se hizo eco
de su grito de asombro y Rob hizo un ruido que sonó muy parecido a un
gruñido. Mis encantadores compañeros de clase fueron tan amables
como para decorar mi casillero con marcador permanente con palabras
como psicópata, acosadora, puta, perdedora, fea, fenómeno y lisiada.
Me dije que sólo eran palabras y que no eran ciertas. Me dije que
mis compañeros de clase se sentían celosos y que no sabían la verdad.
Me dije que tenía tres amigos de mi lado quienes me apoyaban, y que
eso era todo lo que realmente importaba. Aun así, no importaba lo que
me dijera a mí misma, ver mi casillero así dolió.
Cuando cerré los ojos contra el ardor de las lágrimas y tomé aire
profundamente por la nariz, una mano cayó sobre mi hombro. —Vamos
a llamar a mamá y a papá —dijo Juliette—. Ellos te dejaran ir a casa
hoy.
—¿Cuál sería el punto? —le pregunté. Con mi voz temblando
mientras luchaba para mantener el control de mis emociones, abrí mi
casillero y saqué los libros que necesitaba para mi primera clase—. Si
no estoy aquí hoy, van a esperar hasta mañana para atormentarme, o el
siguiente día, o el día después de ese.
Cuando cerré de un portazo el casillero, Rob me rodeó con un
brazo. Me recosté contra él, dejando que su presencia me consolara. Me
besó en la frente y luego comenzó a acompañarme a mi primera clase.
—Estamos aquí contigo, Ella.
Le devolví el abrazo y tomé otra respiración. —Gracias.
Si tan sólo los tres pudieran haber estado conmigo todo el día.
Juliette estaba en mi segunda clase, pero ninguno de ellos estaba en la
primera. Me encontraba sola para caminar desde el primer periodo al
segundo.
Mantuve la cabeza baja para evitar las miradas desagradables
mientras caminaba por el pasillo. No vi al grupo de chicos
persiguiéndome para buscar problemas como su propósito hasta que
fue demasiado tarde. —Hola, fenómeno —me saludó uno de ellos. Esa
fue la única advertencia que recibí antes de que pateara mi bastón.
Caí al suelo en medio de un estallido de carcajadas. Por suerte,
amortigüé la caída con mi brazo bueno, logrando al menos no hacerle
más daño a mis injertos de piel. Mi cadera reconstruida, que causaba la
mayor parte de mi cojera, se estrelló contra el suelo, enviando un dolor
tan intenso que mis ojos se llenaron de lágrimas a través de mi cuerpo.
Una chica de mi primera hora de clase que había sido
particularmente cruel todo el año se envolvió alrededor del chico que
acababa de patear mi bastón y se rio. —¿Dónde está Brian Oliver para
llevarte a un lugar seguro ahora, Ella? Oh, cierto, está con su verdadera
novia, porque realmente no se preocupa por ti. Sólo eres una patética
acosadora.
Me estiré para alcanzar mi bastón, así podía levantarme, y otro
imbécil lo pateó hacia el otro lado del pasillo, fuera de mi alcance. —
¡Ups, lo siento!
No podía levantarme sin algo sobre lo que apoyarme, así que
literalmente me hallaba atrapada allí hasta que alguien decidiera
apiadarse de mí. Era completamente degradante, y la cosa más
miserable que me había sucedido en toda la vida.
Con la excepción de cuando Jason rasgó mi injerto de piel, nunca
lloré en la escuela y no quería empezar ahora. Eso era lo que querían
estas personas, reducirme a las lágrimas. No quería darles el placer,
pero me sentía tan humillada que no pude evitar que mis ojos se
llenaran de lágrimas.
—Oh, no —se burló la chica mala—. ¿La pobre Ella va a llorar de
nuevo, como lo hizo anoche en la televisión?
Incapaz de aguantar más, finalmente les di lo que esperaban.
Enterré mi cara en mis manos y comencé a sollozar.
Una chica parada cerca, que presenció la escena, tomó mi bastón
y trató de entregármelo, pero otro imbécil se lo arrancó de las manos y
empezaron a jugar para mantenerlo lejos. —¡Chicos, basta! —La chica
se agachó, y después de preguntar si me encontraba bien, me informó
que su amigo había ido a buscar al director. Fue amable de su parte
defenderme, pero todavía no podía dejar de llorar.
—¿Qué diablos está pasando?
El alivio se apoderó de mí al oír el sonido de la voz de Rob. Se dejó
caer al suelo y envolvió sus brazos a mí alrededor. —Ella, ¿qué paso?
—No sé por qué te tomas la molestia con ella, Rob. —No miré para
ver quién hablaba. Me imaginé que era mejor si no lo sabía—. ¿Has
visto sus cicatrices, amigo? Asqueroso. He escuchado que cubren todo
su cuerpo. ¿De verdad quieres ir por eso?
Los brazos que me rodeaban desaparecieron y segundos más
tarde se produjo un fuerte crujido y un montón de gritos. La conmoción
sólo duró treinta segundos como lo mucho antes de que varios
profesores disolvieran la pelea, pero fue suficiente para que Rob hiciera
sangrar la nariz y el labio del chico que pateó mi bastón haciéndome
caer.
En lugar de tratar de averiguar lo que ocurrió allí mismo, los
profesores nos enviaron a todos los presentes —once en total— a la
oficina del director.
La chica que me defendió y otras dos personas trataron de
ayudarme a levantarme, pero Rob los alejó y no dejó que nadie se me
acercara. Me ayudó a levantarme y me entregó el bastón, pero me dolía
tanto la cadera que no podía poner ningún peso sobre la pierna. Por
segunda vez en dos días, tuve que dejarme cargar.
***
***
Siempre hice todo lo posible para odiar mis citas con la Dra.
Parish, pero hoy tenía una sonrisa en mi rostro. Después de todo un
mes, enfrentaba a la Dra. Parish para mi última sesión en el centro de
rehabilitación. Sería liberada esta tarde.
—La sonrisa se ve bien en ti, Ella —dijo la Dra. Parish cuando me
senté frente a ella.
El comentario me hizo sonreír más ampliamente. —Se siente bien.
La Dra. Parish igualó mi sonrisa. —¿Te sientes emocionada,
entonces? ¿Ninguna ansiedad por salir del centro?
Mentiría si dijera que no, así que no lo hice. En las últimas cuatro
semanas, aprendí que conseguía mucho más con la Dra. Parish cuando
no peleaba con ella. Sus preguntas y pensamientos nunca estaban
destinados a ser acusaciones. Realmente quería ayudarme, pero no
podía hacerlo cuando nunca era completamente honesta con ella sobre
cómo me sentía.
Necesité ser honesta con mi padre para aprender eso. Después de
nuestra primera sesión de terapia juntos, algo cambió entre nosotros.
Aún teníamos un largo camino por recorrer, y no sería fácil, pero ahora
cooperábamos para tratar de hacer que las cosas funcionaran. Había
cambiado completamente nuestra relación.
También trabajaba con la Dra. Parish, y hacia progreso. Bastante
progreso. Soy una persona más fuerte de lo que era.
—Por supuesto que me siento nerviosa por tener que volver al
mundo real. Mi accidente, mis cicatrices, la pérdida de mi madre y mi
inestable relación con mi padre aún se encuentran ahí. Sé que será más
difícil tratar con ellos una vez que me vaya, pero creo que soy capaz de
hacer frente a esas cosas ahora. Me encuentro lista para enfrentarlos.
Por una vez, la pluma de la Dra. Parish no se movió después de
que hablé. En cambio, sonrió de nuevo. —¿Y estás segura de querer
dejar la casa de tu padre? No puedes huir de tus problemas, Ella, sé
que lo sabes. Sólo quiero asegurarme de que mudarte con Vivian no es
un intento de escapar de una situación difícil.
Eché los hombros hacia atrás y la miré a los ojos. —No lo es. —
Me sentía segura de mí misma—. No huyo de nada; corro hacia algo. Ha
dicho que necesito un sistema de apoyo. Vivian y sus papás quieren ser
eso para mí. Quiero estar ahí, y se sienten emocionados por que vaya.
No huyo de mi padre o de su familia; sólo nos doy a cada uno de
nosotros nuestro muy necesario espacio.
La Dra. Parish me dedicó una mirada ante la cual tuve que rodar
los ojos. —Bien, tal vez huyo de Anastasia un poco, pero aún tendré
sesiones de asesoramiento con mi papá, y Juliette es una de mis amigas
más cercanas. Aún seré parte de su familia. Accedí a quedarme hasta
Navidad, e iré a visitar a mis parientes. Mis abuelos, mi tío y su familia
vendrán a Los Ángeles para las vacaciones, así podremos llegar a
conocernos los unos a los otros.
La cara de la Dra. Parish se iluminó. —Eso es bueno. Creo que
será una cosa muy buena para ti. —Se tomó un momento para
evaluarme, luego dejó su libreta y se sentó en su silla—. Bueno, Ella,
eso suena como si tuvieras un buen sistema de apoyo construido y un
plan sólido; al menos para el futuro inmediato.
—Lo hago. Lo prometo, estoy lista.
—Creo que lo estás. Sólo hay una última cuestión que quiero
abordar hoy.
Me encogí. Siempre que decía eso, nunca era una noticia feliz.
—Hablemos de Brian. —Mi corazón se hundió—. Ese es un
problema del que aún huyes.
No traté de negarlo. Hui tan lejos y tan rápido como pude de
Brian. No había hablado con él desde la FantasyCon. Después de que
mi padre me dejó aquí, se encargó de borrar todo. Mi Facebook, correo
electrónico, mensajería instantánea, Twitter, e incluso el apartado
postal de mi blog, todo se fue. No podía soportar que eliminara mi blog,
así que lo dejó, pero borró todos los comentarios horribles y cambió los
ajustes para no permitir ningún comentario futuro. Incluso cambió mi
número de teléfono móvil, porque le preocupaba que los chicos de la
escuela lo distribuyeran como una broma cruel.
Juliette me dijo que él fue a la escuela y habló con todo el cuerpo
estudiantil en una asamblea, explicando lo que le pasaría a cualquiera
que decidiera hacer saber mi identidad a los medios de comunicación.
Llevó a uno de sus buenos amigos del FBI para explicar la forma en que
sería capaz de averiguar quién lo hizo si sucediera, y qué tipo de acción
legal sería tomada. Sabiendo lo Gran-Papá-Fiscal-Aterrador que puede
ser, probablemente tuvo a la mitad de la escuela meándose en sus
pantalones.
Hasta ahora, mi identidad no se había filtrado.
Si lo pretendía o no, mi padre hizo que Brian no tuviera forma de
ponerse en contacto conmigo nunca más. Aún sabía el correo
electrónico de Brian, su número de teléfono y su nombre de mensajería
instantánea, por lo que podría encontrarlo si quería, pero no estaba
segura de que fuera la mejor idea.
—¿Ya descubriste lo que planeas hacer respecto a él? —preguntó
la Dra. Parish—. ¿Planeas ponerte en contacto con él?
Me dolía el corazón sólo de pensar en él. ¿Cómo seré siquiera
capaz de mantener una amistad con él? —No creo que pueda.
—Es tu amigo más cercano, Ella, y el vínculo más fuerte en tu
nuevo sistema de apoyo. Lo necesitas.
—Pero ahora que lo vi en persona, no creo que pueda volver a la
relación que teníamos antes.
—No la tendrán —dijo la Dra. Parish simplemente—. Deja que
evolucione.
—Pero no puedo tener una relación real con él.
La Dra. Parish frunció el ceño por primera vez en todo el día. Sin
embargo, no podía quejarme; nunca llegamos tan lejos en una sesión
sin un ceño antes. —Puedes tener una relación con él. Solo tienes
miedo.
—¿Es tan malo querer protegerme? Brian me advirtió que su
mundo me haría daño, y tenía razón. Estuve con él durante una hora, y
mire lo que pasó. Me convertí en el mayor hazmerreír de la nación. La
gente me odiaba tanto que Brian tuvo que mentir sobre nuestra relación
con el fin de salvar su carrera. Tuvo que fingir que no significaba nada
para él; que ni siquiera me conocía. Eso no va a cambiar. No quiero
arruinar su carrera más de lo que quiero escuchar a la gente decir lo fea
y patética que piensan que soy por el resto de mi vida.
La Dra. Parish frunció los labios mientras pensaba.
Eventualmente, suspiró. —No, tienes razón. Eso sería una situación
muy poco saludable y estresante para ti. Pero ¿y si ese no fuera el caso?
¿Qué pasa si tu relación con Brian podría ser algo positivo? ¿Y si
pudieras ser buena para su imagen en lugar de mala para él? ¿Lo
considerarías entonces?
Aspiré, lo que provocó que la Dra. Parish me frunciera el ceño de
nuevo. —Bien —gemí—. Si por algún milagro la gente me aceptara y
pudiera estar con Brian, entonces lo perdonaría en un instante, me
gustaría correr directamente a sus brazos y nunca dejarlo ir.
—¿La fama no te molestaría?
Aspiré de nuevo. —¿Bromea? Sería una pesadilla. La odiaría. Pero
me gustaría encontrar una manera de hacerle frente porque Brian
valdría la pena. —Me burlé, y añadí—: Eso suponiendo que aún me
quiere, lo cual probablemente no hace. Vio mis cicatrices, se enteró de
la verdad acerca de mí, y entonces fui yo la que no pudo aceptar quién
era él. Fui la que escapó. Ni siquiera puedo culparlo por dejar que sus
representantes sacaran esa historia sobre mí. Quiero decir, que fue
justo como con su compromiso con Kaylee; lo rechacé, así que no tenía
una buena razón para decir que no.
Conseguí otra mirada sin sentido de la Dra. Parish. —
¿Honestamente crees eso? ¿Que ya no te amaría porque te asustaste
después de pasar por una terrible experiencia traumática la primera vez
que se conocieron? ¿Realmente crees que no entendió que te sentiste
abrumada?
La verdad, no sabía lo que creía. Pero tenía el miedo suficiente de
eso como para sentirme demasiado asustada para llamarlo. Estaba
totalmente asustada de eso. Me pidió que le diera una oportunidad, y le
dije que nunca podría ser parte de su vida. Probablemente me odiaba
ahora.
Empezaba a pensar que la Dra. Parish era un poco lectora de
mentes, porque siempre veía a través de mí. Este momento no fue la
excepción. Suspiró y se levantó. —¿Quieres venir conmigo, Ella?
Me sentí un poco sorprendida cuando se acercó a la puerta y la
abrió para mí. Sólo estuvimos hablando durante quince minutos y
nunca me dejó salir de una sesión antes de tiempo. —¿A dónde vamos?
—Hay algo que creo que necesitas ver. Te hemos mantenido lejos
de todos los medios de comunicación este mes, y después de hoy ya no
seremos capaces de esconderte de ellos. Creo que lo mejor es darte un
aviso de lo que enfrentarás antes de salir del centro.
Tragué algunos trozos que trataron de salir de mi estómago. Sabía
que sería malo, pero si era lo suficientemente malo como para que la
Dra. Parish me lo quisiera mostrar antes de irme, eso significaba que
era tan malo que le preocupaba que pudiera hacerme recaer.
No quería hacer esto, pero tenía razón. Mejor sacarlo del camino
ahora. La seguí hasta el exterior de la pequeña habitación de visitantes
que utilizábamos para nuestras sesiones, y fuimos por el pasillo hacia
la sala de recreo. Cuando llegamos ahí, me quedé muy sorprendida al
ver la sala llena de todos los que me importaban: mi papá, Jennifer,
Juliette, Rob, Vivian, sus padres, e incluso el resto de mi equipo de
rehabilitación.
Estuve a punto de llorar. Mi papá y Jennifer llegaban
semanalmente para nuestras sesiones de asesoramiento, Vivian y sus
padres fueron autorizados a visitarme en una ocasión con mi padre
cuando discutimos la posibilidad de que me quedara con ellos. Pero
aparte de eso, no había visto a ninguno en un mes.
Miré a la Dra. Parish con una mirada inquisitiva, y su ceño
fruncido se convirtió en una sonrisa. —Son tu sistema de apoyo, Ella.
Querían estar aquí para ti para atravesar esto.
Genial. Esto sería peor de lo que pensaba. Alejé mi ansiedad
porque si perdía el control antes de que viera nada, era probable que la
Dra. Parish me enviara de vuelta a mi habitación y me encerrara
durante otras pocas semanas.
Entramos en la habitación, y Juliette fue la primera en verme. Se
abalanzó como un gatito enloquecido, chillando, llorando, abrazándome
y riendo hasta que Cody me la sacó de encima, alegando que me iba a
romper.
Primero, hubo una ronda de abrazos y de ponerse al día.
Hablamos, reímos, lloramos. Daniel trató de obligarme a hacer unos
cuantos estiramientos, a lo cual le dije que podía tomar sus
estiramientos y metérselos por algún lugar muy inadecuado hasta mi
próxima sesión de terapia física; y luego, finalmente, nos sentamos
frente a la televisión y la Dra. Parish colocó un menú DVR.
Cuando me senté en el sofá pude sentir la anticipación de todos,
pero no coincidía con la mía. Existía un trasfondo de emoción en la sala
que no podía explicar. —¿Qué sucede? —pregunté, incapaz de controlar
los nervios que comenzaban a revolotear en mi estómago como una red
llena de mariposas—. ¿Qué tipo de video es este?
Juliette me dedicó una sonrisa críptica mientras reclamaba el
lugar en el sofá junto a mí. —Ya verás.
Vivian venció a Rob por el espacio abierto al otro lado de mí, pero
colocó sus pies debajo de ella para que Rob pudiera sentarse en el suelo
a mi lado con la espalda contra el sofá. Se sentó al lado de mis piernas
y pasó el brazo por encima de mi regazo mientras Vivian y Juliette
descansaban la cabeza sobre mis hombros.
Les sonreí a mis tres amigos más cercanos, que obviamente
necesitaban tocarme. Se sentían tan consolados por tenerme de regreso
como yo por tenerlos. Después de todo lo que sucedió, los cuatro
formamos un vínculo especial. Éramos tan cercanos como podían ser
los amigos, y sabía que sería para el resto de nuestras vidas. Parecía un
milagro que pudiera tener a mi padre de regreso, salir con dos amigos
increíbles y con la mejor hermanastra que alguien pudiera pedir jamás.
Mi buen humor se evaporó cuando la Dra. Parish buscó en el
menú DVR del televisor y seleccionó un episodio pregrabado de un
programa de entrevistas en horario estelar con el popular comediante
Kenneth Long. El resumen decía: invitado especial Brian Oliver. En el
segundo que vi su nombre, mi corazón empezó a latir con fuerza y mi
respiración se volvió superficial.
La Dra. Parish me lanzó una última sonrisa de apoyo y después
pulsó reproducir. Inmediatamente, el hermoso rostro de Brian apareció
en la pantalla. Era la primera vez que lo veía desde el FantasyCon, y
estaba llena de mucha más emoción de la que esperaba. Literalmente,
mi corazón latía con anhelo.
Debí comenzar a temblar o algo porque Vivian apretó mi brazo y
dijo—: Está bien. —Juliette la siguió, diciendo—: Confía en nosotros. —
Incluso Rob apretó mi pierna, me sonrió y me pidió en su habitual
manera callada que simplemente soportara esto.
Tomé una respiración profunda y la contuve mientras veía a
Brian caminar hacia el escenario y estrechar la mano de Kenneth Long.
Después de esperar que los gritos de la audiencia se silenciaran,
cayeron en una fácil discusión acerca de la próxima película de Brian:
El Príncipe Druida.
Ver esta entrevista desgarraba mi corazón. No podía entender por
qué todo el mundo se hallaba tan decidido a hacerme pasar por esta
tortura hasta que la conversación se volvió hacia mí. —Escuché que
exigiste interpretar el papel de Cinder tan pronto como se anunció la
película —le dijo Kenneth a Brian.
Sin actuar alguna vez con humildad, Brian levantó la barbilla y
sacó pecho. —Puedes apostar que lo hice. Nací para interpretar ese
papel. Cinder es uno de mis personajes favoritos de todos los tiempos.
—¿Así que es cierto que eres el mayor fan del libro?
La atención de Brian se desvaneció por un momento. Su sonrisa
se volvió triste y distante. —Creo que hay sólo una persona que ama el
libro más que yo.
Por la forma en que Kenneth saltó sobre la declaración, estaba
segura de que recibió instrucciones de no tocar el tema sobre mí. Pero
ya que Brian abrió primero la lata de los gusanos, era juego limpio. —
¿Sería ella la fan con la que te encontraste el mes pasado en la
FantasyCon? ¿Aquella cuyo deseo era un beso de Brian Oliver?
Mi garganta se secó, pero sentí la mano de Rob dándole otro
apretón tranquilizador a mi pierna.
Brian se sacó a sí mismo de su propia cabeza y forzó una sonrisa.
—A ella exactamente me refiero. En realidad, si no te importa, me
gustaría hablar de ella por un minuto. ¿Está bien si cuento bien la
historia?
Brian obviamente se desvió del guion. Un conmocionado Kenneth
Long vaciló en su respuesta. —Uh… ¡p-por supuesto! Creo que a los
espectadores les encantaría saber lo que sucedió realmente. Todos nos
sentimos muy curiosos después de ver ese beso y, a continuación, al
escuchar acerca de tu ruptura con Kaylee y la abrupta sustitución de tu
equipo representante. Ese fue un gran escándalo, Brian… Incluso para
ti.
No importaba qué tanto no lo quisiera, mi corazón respondió a la
noticia. —¿Ruptura? ¿Qué ruptura? ¿Ya no se está con Kaylee?
Tanto Vivian como Juliette me callaron y señalaron hacia el
televisor.
—¡Solo observa!
En la pantalla, Brian sacó su amado teléfono y se lo entregó a
Kenneth.
Kenneth lo sostuvo en alto. —¿Podemos conseguir colocar esto en
la pantalla?
Un técnico del escenario tomó el teléfono, y unos segundos
después la foto de Brian y yo en el restaurante fue puesta en una
pantalla gigante. El público arrulló lo adorable de la imagen y mi rostro
se puso tan rojo como en la foto en el televisor.
—Es hermosa —dijo Kenneth.
Brian asintió, mirando mi rostro en la pantalla detrás de él. —
Muy hermosa. —Su voz gruñó un poco cuando dijo—: No es una fan
que conocí a través de una organización de caridad. Su nombre es Ella,
y es mi mejor amiga.
Traducido por Dannygonzal & Jasiel Odair
Corregido por florbarbero