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TEMA 1. EL ANÁLISIS DEL DISCURSO.

1. El concepto de discurso. Texto y discurso.

Antes de entrar de lleno en la definición de discurso hay que tener en cuenta lo siguiente:
Estudios del discurso: investigación de la relación entre forma y función en la comunicación verbal. Si
se utilizan diferentes formas para transmitir contenidos similares, éstas suelen significar diferencias en la
función. El objeto de los Estudios del discurso es llegar a una taxonomía de las diferencias sistemáticas
entre las formas y las funciones, y de la relación entre ambas. Por supuesto, es un campo de estudio
multidisciplinar.

En los Estudios del Discurso la proposición es la unidad menor de significado. Tiene un núcleo
en forma de verbo, el predicado, y uno o más argumentos que se relacionan con el núcleo. La atención
se pone sobre todo en las relaciones entre las proposiciones. Cuanto más incluida está una proposición,
más difícil resultará el discurso.

Una definición muy amplia plantea que el AD “es el análisis de la lengua en su uso”, o lo que es
igual, un método para investigar para qué se utiliza la lengua.
Según Charaudeau, el AD es el marco teórico que sostiene el desarrollo de una metodología que
permite “obtener conclusiones después de confrontar las nociones y las palabras que estructuran las
nociones o grupos de nociones contenidos en el discurso estudiado”.
El AD tiene una estrecha relación con los contextos, las condiciones sociales y culturales y los
intereses de los implicados en los actos comunicativos, e implica la posibilidad de conocer las
características socioeconómicas, culturales, ideológicas, las creencias y las actitudes de quienes informan,
a partir de la extracción de los sentidos, de la significatividad, de lo que se expresa, a partir de la forma
discursiva y el léxico empleado.
El AD permite conocer conceptualmente al emisor, y como método, permite aislar y clasificar las
nociones por medio de las cuales se expone determinado conocimiento, y ello puede generar una red
semántica que permita la identificación de los intereses e intenciones de los productores.
Para una mejor comprensión de la función del AD es necesario remitirse a Van Dijk, quien plantea
que su objetivo principal “es producir descripciones explícitas y sistemáticas, tanto textuales como
contextuales, de las unidades del uso del lenguaje al que se denomina discurso. Las dimensiones textuales
se refieren a las estructuras del discurso en los diferentes niveles de descripción, mientras que las
contextuales relacionan a estas con las propiedades del contexto”.1
El propio Van Dijk asevera que el AD es: "el estudio del uso real del lenguaje por locutores reales
en situaciones reales", que ocurre en dos niveles: a nivel sintáctico -en los propios enunciados- y a nivel
semántico -que involucra el sentido-, y ello posibilita “reducir la multidimensionalidad del fenómeno
discursivo”; así como reducir cualitativamente los aspectos de mayor significación. Estos dos niveles de
análisis son interdependientes, como lo son la sintaxis y la semántica.
El AD también ocurre a nivel pragmático, en relación con el uso que los hablantes realizan en la
relación de las frases y el modo de interpretarlas, y que condiciona acciones por parte del receptor y del
emisor. Este nivel permite explicar los efectos y consecuencias de los discursos.
El AD tiene la capacidad de lograr la comprensión de todo tipo de mensaje que se emita en la
comunicación humana. Según Silva, el AD se mueve desde un nivel macro-social a otro micro-social y
viceversa, para apoyar un enfoque bien fundado y crítico del estudio de problemáticas sociales, el poder
y la desigualdad.
El AD se ocupa del uso de la lengua como manifestación del pensamiento en una "interacción
social discursiva", según Van Dijk,5 porque los hablantes utilizan una lengua, piensan, e interactúan, "para
reproducir" por medio del lenguaje el o los grupos sociales a los que pertenecen.
Así, el AD, como disciplina, está en el centro de las ciencias sociales para apoyar visiones o
perspectivas de los fenómenos comunicativos, lingüísticos, informacionales, cognoscitivos y mentales.

2. Antecedentes de la lingüística discursiva.


Platón, en su "Cratilo" define el habla como una forma de acción y a las palabras como
instrumentos con los cuales pueden realizarse acciones.
Karl Bühler, en 1934, pensando en Platón, describió el lenguaje como una herramienta, un
"órgano" que las personas utilizan para comunicarse. Su modelo de ´órganon´ ha sido muy influyente en
la manera como se aborda el estudio del lenguaje desde el análisis del discurso. Establece que un sonido
puede considerarse un signo ling sólo si existe una relación tripartita que conecte al sonido con el emisor,
el receptor y el objeto al q se hace referencia. Cada signo (S) ling tiene 3 funciones:
1. Un signo es un síntoma o índice, pues da información acerca del emisor.
2. Un signo es un símbolo, pues se refiere a un objeto y estado de cosas.
3. Actúa como una señal, dado que el receptor de interpretarlo y reaccionar ante lo dicho.
A efectos de AD esto es imp pq: el lenguaje es un instrumento con el cual pueden lograrse
objetivos, y que este instrumento no puede ser considerado separadamente de los hablantes y oyentes,
o autores y lectores.
Según Maingueneau, al estudiar la evolución del análisis del discurso (AD), se observa que es en
la década de los años 50, cuando se produjeron las acciones decisivas para la constitución del AD, como
consecuencia de los aportes en paralelo de la lingüística de la distribución, norteamericana, -que estudia
los enunciados que superan los límites de la oración, denominados discursos-, impulsada por Zellig S.
Harris y los trabajos realizados por Román Jackobson y Emile Benveniste sobre la enunciación.
Sin embargo, Silva afirma que el interés por el AD emergió en la década de los años 60, con estudios
como los de Kenneth Pike, fundador de la Tagmémica -lingüística desarrollada por Pike consistente en
conglomerar las herramientas de diferentes lenguas para lograr una teoría de análisis lo más completa
posible- y quien estudió múltiples lenguas con el propósito de desarrollar una teoría lingüística del
discurso, y de Michael Halliday y su esposa en Gran Bretaña, que representaban la línea de la lingüística
funcional.
En la escuela de Praga y por la influencia del estructuralismo, Palek y Danes comenzaron a
analizar en esa época, aspectos del discurso como "coherencia", "tema" y "rema".
En Francia, se desarrollaron estudios del texto narrativo por parte de Todorov, Greimas ,
Bremond o Barthes, que insistían en los aspectos semánticos y semióticos.
También, la lingüística alemana estudió el texto amplia y profundamente desde la década de los
años 60, con Hartman, Bierwisch, Harweg y Schmit. Kummer . Entrada la década de los años 70, se
examinó la coherencia del discurso, los aspectos pragmáticos de la lengua y el discurso con orientación
hacia la teoría general de la acción.
Muchas son las disciplinas que antecedieron al AD y que intentaron resolver el problema de la
comprensión de los mensajes, pero, sin dudas, la rama del conocimiento más cercana a este fenómeno es
la semiótica, que impulsaron dos grandes científicos, el filósofo norteamericano Charles Peirce y el
lingüista suizo Ferdinand de Saussure. La teoría del AD sirve a diversos campos del conocimiento. Su
relación multidisciplinaria es su característica fundamental; es imprescindible para lingüistas, psicólogos,
comunicadores, periodistas, sociólogos…, así como para los especialistas en información.
TEMA 2. LOS NIVELES DE ANÁLISIS DISCURSIVO-TEXTUAL. EL
NIVEL DE MICROESTRUCTURA TEXTUAL.

1. Los niveles de análisis discursivo-textual: microestructura, macroestructura y


superestructura.
Un discurso tiene una estructura de significado que deja en claro qué es lo que pertenece al núcleo
de contenido, a la esencia del discurso, y qué no. Teun van Dijk introdujo el término macroestructura para
denotar esta estructura de significado. El término microestructura, su opuesto, denota las relaciones
entre oraciones y segmentos de oraciones, que pueden representarse con la ayuda de proposiciones.
La macroestructura es el significado global del discurso. Se construye utilizando 3 macrorreglas:
1. Regla de eliminación. Se eliminan las proposiciones lógicas que no son relevantes para la interpretación
de otras proposiciones dentro del discurso. Se trata de una formulación negativa: eliminar proposiciones
irrelevantes. En formulación positiva, es una regla de selección: se escogen las proposiciones necesarias.
En la regla de eliminación hay dos variantes: débil (elimina proposiciones irrelevantes) y fuerte (elimina
las proposiciones que son relevantes a nivel micro pero no macro, p. 80).
2. Regla de generalización. Una serie de proposiciones específicas se convierten en proposiciones más
generales. Los predicados y argumentos específicos de una serie de proposiciones lógicas son
reemplazados por términos más generales para que baste una sola proposición.
3. Regla de construcción. Se puede construir una prop a partir de una cantidad de proposiciones. (dif.
Entre esta y la regla de generalización p. 81).
Las macrorreglas no son normas que puedan utilizarse para encontrar la estructura del significado
del discurso, sólo describen los procedimientos por los que puede asignarse una estructura de significado.
El discurso, además de contener una estructura de significado, también tiene una estructura
formal: UNA SUPERESTRUCTURA. Un ejemplo es una carta de solicitud de empleo. Van Dijk (1978)
define superestructura como esquema convencional que brinda el formato global para el contenido
macroestructural del discurso. Así, la macroestructura se ocupa del contenido, la superestructura de la
forma. El término superestructura hace pensar que la forma discursiva se encuentra por encima del
contenido. Otros ejemplos de superestructura son un artículo científico, uno periodístico
¿Hasta qué punto influye la superestructura en la comprensión del texto? Experimento p. 85
También se plantea a menudo si un texto de estudio se aprende más fácilmente si este aporta
indicios sobre la macroestructura o superestructura. Estos indicios pueden llamarse "organizadores
anticipados". Pueden ser un título o subtítulo que indique el contenido, o un párrafo introductorio.
Algunas investigaciones llevan a pensar que esto sí ayuda, sobre todo cuando el estudiante tiene pocos
conocimientos sobre el tema.

2. La microestructura. La coherencia. Coherencia lineal.


¿Qué es lo que convierte una secuencia de oraciones o emisiones en un texto? Hay 7 criterios de
textualidad:
1. La cohesion es la conexión que surge cuando la interpretación de un elemento del texto depende de
otro elemento dentro de este.
a) Sustitución: reemplazo de una palabra, grupo o segmento de oración por palabra "comodín". Se puede
sustituir un verbo, un sustantivo o una proposición.

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b) Elipsis. Omisión de palabra o parte de oración. ES una sustitución por el elemento cero.
c) Referencia. El acto de referirse a un elemento anterior o posterior manifiesta relación semántica. El
significado de la palabra comodín puede determinarse por lo que se imparte antes o después de la
aparición de esta palabra. Suele ser un pronombre, también puede ser art. definido o adverbio.
d) Conjunción es una relación que indica la manera en q la oración siguiente debe vincularse con la
oración o parte de oración anterior o posterior. Suelen usarse conjunciones. Tipos, p. 57.
e) Cohesión léxica, conexión basada en palabras empleadas. Tipos: reiteración (repetición y sinonimia,
hiponimia como "tipo de", metonimia como "parte y todo", antonimia) y colocación (relación entre las
palabras: oveja y lana, escuela y alumno.
2. La coherencia es la conexión que produce algo fuera del texto, que suele ser el conocimiento que se
supone tienen el oyente o lector. Así, la cohesión siempre trata de conexiones evidentes en el discurso,
pero a veces hay conexiones que no son notorias en los elementos del texto, se necesita contar con los
conocimientos externos del oyente. Cuando decimos que un texto es coherente queremos decir que está
organizado lógicamente y que podemos interpretarlo. La coherencia de un texto puede ser interna o
externa. La primera se manifiesta por medio de una estructura significativa que tiene organización lógica
y armonía sintáctica, semántica y pragmática entre sus partes. La externa depende de factores que se
encentran fuera del texto.
La coherencia global: Un texto debe tener un núcleo informativo fundamental (asunto del que
trata). El receptor capta esa unidad de sentido esa unidad de sentido a la que subordina los distintos
enunciados (tema). Un texto deja de ser coherente cuando carece de ese tema general.
Coherencia lineal: Un texto debe tener secuencias de significado (capítulos...) y cada uno de ellos
adquiere sentido en relación con el sentido general. El texto debe tener una progresión temática. La
coherencia se rompe cuando existe un exceso de información o falta de ésta y por una inadecuada
ordenación de las ideas.
Coherencia local. Entre los distintos enunciados los elementos lingüísticos establecen entre sí
relaciones de significado. La coherencia local se puede perder porque se viole una implicación lógica, una
presuposición o cuando se rompe el conocimiento del mundo, (sería coherente dentro de un texto literario
(marco de discurso)
3. La intencionalidad significa que los autores y hablantes deben tener la intención consciente de lograr
objetivos específicos con su mensaje.
4. La aceptabilidad exige que una secuencia de oraciones sea aceptable para la audiencia destinataria a
fin de ser considerada como un texto. Sólo se tiene en cuenta en el enfoque normativo de los Estudios
del Discurso.
5. La informatividad es necesaria en el discurso. UN texto cuenta como tal si tiene información nueva.
6. La situacionalidad es esencial, es imp tener en cuenta la situación en que el texto es producido y
considerado.
Los criterios 3, 4 y5 son subjetivos, y 3,4 y 6 son secundarios.
7. La intertextualidad significa que una secuencia de oraciones se relaciona por forma o significado con
otra secuencia de oraciones. Esta condición sólo se considera en el campo de la tipología textual.

3. Conexiones en la microestructura. Conexiones semánticas y pragmáticas.


Si las proposiciones lógicas son los ladrillos del discurso, las relaciones discursivas son el cemento
que une. La investigación sobre las relaciones discursivas se ha concentrado en los vínculos entre las

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oraciones que tienen una carga de significado. Entre esas relaciones discursivas se distinguen dos tipos
básicos: relación aditiva (puede asociarse con una conjunción y se relaciona con distintos tipos de
coordinación: "y" (conjunción o adición), "pero" (contraste) "o" (disyunción) y relación causal (puede
tener como origen una implicación, y como tal está relacionada con la subordinación.
En la relación causal, siguiendo la gramática inglesa tradicional, se distinguen 7 tipos: causa,
razón, medio, consecuencia, propósito, condición, concesión (p. 95 explicación).
Las relaciones semánticas discursivas conectan segmentos sobre la base de su contenido
proposicional. Las pragmáticas, en el siguiente apartado, surgen de la intención del hablante o el autor.

Conceptos importantes para entender las relaciones discursivas (p. 97):


1. División núcleo-satélite. Si existe cualquier asimetría entre las partes de una relación, por ej, cuando
un miembro del par es esencial para el propósito del autor, este elemento más imp será el núcleo (aunque
en relaciones aditivas puede haber dos núcleos).
2. Orden de las partes. Es la cuestión de si hay un orden marcado y otro no marcado.
3. División en relaciones explícitas e implícitas, que depende de la presencia o ausencia de una conjunción.
Un tipo especial de conexion discursiva surge del uso de los pronombres. Los que se refieren a
un elemento anterior, se llaman anáfora. Los que se refieren a un elemento posterior, catáfora. Si el
pronombre se refiere a otra persona, se llama "exofórico".
Las relaciones anafóricas no suelen ir combinadas con el uso de pronombres personales (si Juan
no va a la escuela, yo no lo "haré" tampoco).
La parte importante de la investigación sobre la anáfora es: ¿Cómo se interpretan las anáforas, y
qué factores desempeñan un papel en el proceso de interpretación? Peter Bosch (1983) elaboró un
principio de interpretación, el Principio de pertinencia secuencial natural: A menos que exista una razón
para suponer lo contrario, se presume qeu cada oración posterior dice algo sobre los objetos introducidos
en la oración anterior.
Además, la interpretación depende mucho del conocimiento general que tenga el lector.
La investigación experimental ha determinado qué factores desempeñan un papel en la
interpretación de la anáfora: experimento Susan Ehrlich (1980), p. 100. Demostró que los factores
pragmáticos sólo cumplen un papel en la interpretación en ausencia de claves gramaticales. Pero el
experimento de Lorraine Tyler y William Marslen-Wilson (1982) no pudo corroborar este resultado (p.
100). Según este experimento, los factores pragmáticos siempre desempeñan un papel en la interpretación
de las anáforas.

La deixis se refiere a las conexiones entre el discurso y la situación en que se utiliza el discurso.
Denota los elementos del lenguaje que se refieren directamente a la situación. Las palabras deícticas son
aquellas que poseen un punto de referencia dependiente del hablante o autor, y que está determinado por
la posición que este ocupa en espacio y tiempo.
La investigación sobre la deixis fue inspirada por Karl Bühler (1934). Distinguió dos campos en
el lenguaje: el campo deíctico y el campo simbólico. El campo simbólico está compuesto por palabras
como "techo, sentarse, agradable..", con un significado más o menos constante, independiente de la
situación. Comparó las palabras deícticas a señales de tráfico, que orientan a los caminantes a su destino.
Distinguió entre deixis de persona, lugar y tiempo en oposición a la deixis mental o de fantasía, la que
puede verse en ls novelas en las que el narrador en primera persona no necesariamente se refiere al autor,
o también en las citas textuales.

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En el centro del campo deíctico están las palabras "yo, aquí, ahora", pues las palabras deícticas
suelen enfocarse desde la perspectiva del hablante.
La deixis de persona se realiza con los pronombres personales. SE habla de deixis social cuando
la manera en que nos dirigimos a la segunda persona aporta información sobre la relación existente entre
primera y segunda persona. Un caso especial es "nosotros", que puede aludir a un grupo como a un todo
(nosotros inclusivo), o puede denotar un segmento de un grupo (nos exclusivo).
Deixis de lugar: Un hablante puede referirse a algo que está cerca o lejos de sí: este o estos frente
a ese o aquellos. Se pueden usar pronombres demostrativos y tb adverbios de lugar. Un fenómeno
interesante es la ambigüedad que surge cuando las referencias pueden producirse desde distintas
posiciones espaciales.
Deixis de tiempo se marca con adverbios de tiempo y tiempos verbales. Pero los verbos pueden
tener otra función además de referirse a un tiempo específico. Suele ir acompañada de otros elementos
de significado, por lo que es difícil de aislar. Se han hecho experimentos sobre la diferente manera en que
personas utilizan los elementos deícticos (p. 106-107).
TConexiones semánticas entre proposiciones. Los marcadores discursivos.
Los marcadores del discurso son unidades lingüísticas invariables cuya función es señalar
("marcar") la relación que se establece entre dos segmentos textuales. Estas unidades no ejercen función
sintáctica alguna, sino que constituyen enlaces supraoracionales que facilitan la cohesión textual y la
interpretación de los enunciados.
Como características definitorias de los marcadores del discurso, M. A. Martín y J. Portolés
describen las siguientes:
1.Desde un punto de vista prosódico, los marcadores se encuentran limitados como incisos por la
entonación; en la escritura, esta entonación peculiar se refleja con frecuencia situando el marcador entre
comas.
2.Morfológicamente, son unidades lingüísticas invariables, que pertenecen a diferentes categorías
gramaticales (interjecciones como eh, adverbios como bien, locuciones adverbiales como por el
contrario).
3.Sintácticamente, son unidades no integradas en la oración, con un grado de autonomía que varía para
cada marcador. A diferencia de las conjunciones, no presentan una posición fija; a diferencia de los
adverbios que funcionan como complementos circunstanciales, no pueden recibir especificadores ni
adyacentes complementarios. Otros rasgos sintácticos destacables son el hecho de no poder coordinarse
entre sí y no admitir la negación.
4.Semánticamente, son elementos que no presentan un contenido referencial o denotativo, sino que
muestran un significado de procesamiento: el de guiar, de acuerdo con sus distintas propiedades
morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se han de efectuar del conjunto de los dos
miembros discursivos que conectan.
Estos autores diferencian cinco grupos de marcadores discursivos:
1.Estructuradores de la información. Señalan la organización informativa de los discursos.
2.Conectores. Vinculan un miembro del discurso con otro anterior, o con una suposición contextual. Se
distinguen tres tipos: los aditivos, consecutivos o ilativos y los contraargumentativos.
3.Reformuladores. Presentan el miembro del discurso en el que se encuentran como nueva formulación
de lo que se quiere decir con un miembro anterior.
4.Operadores argumentativos. Condicionan de alguna forma las posibilidades discursivas del segmento
en el que se incluyen, pero sin relacionarlo con otro elemento anterior.
5.Marcadores conversacionales.

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TEMA 3. PRODUCCIÓN Y RECEPCIÓN DE LA INFORMACIÓN
TEXTUAL.

1. La información textual: información explícita e implícita: presuposiciones e inferencias.

Presuposiciones: El término presuposición se originó en la Filosofía de la Lógica, donde se utiliza


para denotar un tipo especial de información implícita. La información que aparece explícita se llama
"afirmación o aserción". Se entiende por presuposición un tipo de información que si bien no está dicha
explícitamente, se desprende necesariamente del enunciado. El término presuposición se reserva para una
proposición que debe ser necesariamente verdadera para que la oración en cuestión tenga un valor de
verdad, y pueda decirse que es verdadera o falsa. Es una información que no se ve afectada por la
negación de la oración original.
Como características lógicas fundamentales de la presuposición se señalan normalmente las
siguientes: la presuposición permite dar cuenta de la veracidad del enunciado del que forma parte; sigue
siendo válida aún negando el enunciado del que se deriva; no se pueden anular fácilmente sin que el
hablante se contradiga.
Así, una presuposición contiene información implícita. Esa información puede aprehenderse a
través de diferentes elementos de la oración: el significado de las palabras, la estructura de la oración, el
énfasis, que es un fenómeno de entonación.
Las presuposiciones pueden influir en la comprensión del discurso. Se ha demostrado que la
comprensión es peor cuando se trata de una presuposición incorrecta que de una afirmación falaz. Así,
el engaño en publicidad viene de presuposiciones falsas.
El estudio de presuposiciones fue importante gracias a Bertrand Russell . En 1950 Peter Strawson
aportó un análisis pragmático, y no tan filosófico, que dice: las oraciones sólo pueden ser verdaderas o
falsas si sus presuposiciones se cumplen (son verdaderas). Para emitir la verdad de una presuposición, hay
que tener en cuenta el contexto de la emisión. La investigación es más compleja, pero también más
completa.
Cuando observamos el uso de la lengua en una situación específica, no sólo está disponible la
información derivada del test de negación, la presuposición; puede aprehenderse también otra información
implícita a partir de una oración dada: la "inferencia".

Inferencias: Es el término colectivo para toda la información implícita posible que puede
aprehenderse a partir de un discurso. El discurso apela a conocimientos o datos que pueden utilizarse para
comprender la información.
El término "inferencia" abarca un área de significado bastante amplia. En los intentos de
clasificación, las dos distinciones principales son entre "necesaria" y "posible" y entre "hacia delante" y
"hacia atrás".
Las inferencias se hacen durante el proceso de lectura. Las inferencias se identifican con
representaciones mentales que el lector construye al tratar de comprender el mensaje leído sustituyendo,
añadiendo, integrando u omitiendo información del texto. Están influidas en gran medida por el objetivo
del lector y su conocimiento previo. Gracias a ellas podemos desvelar lo oculto de un mensaje, leer entre
líneas, hacer explícita en nuestra mente la información explícita en el pasaje.

El papel del conocimiento previo. El discurso a menudo evoca conocimiento que puede influir
sobre los procesos de lectura o de escucha. Este es el conocimiento previo. Algunos experimentos que
se han hecho para ver su papel en la comprensión del discurso se han centrado en la retención de la
narración. La proposición de Bartlett sobre esto es que la retención de una historia se ve influida por el
marco mental del receptor. El conocimiento previo se utilizar para procesar la información nueva. Así,
los hechos nuevos se integran en el cuerpo de conocimiento ya existente. Aunque a veces el marco mental

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también puede distorsionar los hechos nuevos. Para describir este marco mental, Bartlett usó el concepto
de esquema. Es un conjunto organizado de conocimientos sobre un elemento del mundo en particular.
El conocimiento alude a un conjunto de estereotipos que es más o menos igual para todos los
usuarios de la lengua en una cultura en particular.
Un esquema contiene elementos estándar y tiene "ranuras de expansión". Si no se provee
información adicional específica sobre las ranuras de expansión, puede asumirse el llamado valor por
defecto. Es el valor modal, el de frecuencia más alta. (si se habla de un cirujano sin especificar sexo, se
asume que es masculino).
Los esquemas tienen 4 funciones en el proceso de lectura y escucha: Marco a la interpretación,
orientan la interpretación, hacen posibles las inferencias, indican qué es importante y qué no en un
discurso dado. Así, sin este concepto es casi imposible describir cómo se hacen las inferencias y cómo
se comprende el discurso.

2. La distribución de la información textual con vistas a su recepción: tópico y comentario;


tema y rema.

a) Estructura tópico-comentario. : El tópico es aquello de lo que se ocupa el discurso, un fragmento de


discurso o una oración. Hay que distinguir entre tópico de una oración y tópico discurso. Lo que se dice
sobre el tópico se llama "comento". El tópico suele ser más "definido" que "indefinido", más a menudo
un pronombre que un sustantivo, un sujeto que un objeto. Estas reglas suelen servir para encontrar el
tópico.
El primero es un sintagma que nos especifica sobre qué estamos hablando y el segundo es una
oración completa que hace referencia a un evento relativizado a lo denotado por el tópico. Un ejemplo:
Respecto de Juan, la paciencia ya se me ha acabado.
En esta oración, “respecto de Juan” es el tópico y “la paciencia se me ha acabado” es el
comentario. El comentario es una oración completa y el tópico nos especifica aquello respecto de lo cual
el evento denotado por la oración es relevante.
En castellano existen construcciones con tópico, pero éstas son construcciones marcadas en las
que el tópico se añade a la oración ya constituida. Sin embargo, en las lenguas en las que el tópico está
gramaticalizado, ese elemento forma parte de la oración en el sentido de que es necesario para formar esa
oración y cumple las funciones que en otras lenguas son desempeñadas por el sujeto.
Se relaciona con el momento de la enunciación y mira principalmente al hablante. Desde él, se
puede decidir cómo se va a organizar la información posterior. Todo enunciado se divide en un punto de
inicio, un comentario o parte de la oración, que desarrolla o se relaciona con ese punto de partida. El
hablante anuncia un tópico y luego dice algo acerca de él, el comentario. El tópico puede aparecer en el
enunciado o puede ser el punto de partida mental (ej: tortitas (tópico) no llegué a hacer (comentario). Por
eso lo que interesa es el comentario, no el tópico. Si en la estructura tópico-comentario, el hablante se
mira principalmente a sí mismo, es lógico que, para marcar un tópico, sea más importante la imagen
mental que la materia fónica.
b) Estructura tema-rema. Un tema es aquello “en discusión” en una situación dada; a menudo es el sujeto
de la oración. Rema es aquello que se dice sobre el tema; habitualmente es el predicado de la oración.
Se relaciona con el contexto anterior, y mira al oyente. Se mira hacia atrás y se distingue entre
viejo o nuevo. . En una situación no marcada, según Mathesius, el tema (lo viejo) precedería al rema (lo
nuevo) (orden objetivo), y que en una situación marcada, ocurriría lo contrario (orden subjetivo). Para
Mathesius lo normal es mencionar una información y luego añadir información nueva sobre esta. Así,
estos conceptos, además de orden, implican cohesión. Si el orden de lo presentado va de lo conocido a
lo desconocido hay más cohesión que si es al revés.

Quizá la causa de que los términos tema y tópico se hayan confundido es su vinculación con la

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primera posición (sea de la oración, del enunciado, de la intervención, etc.).
El tema es un punto de partida inicial, porque de él se van a decir cosas nuevas (el rema); y el tópico es
una noción inicial de la que también se dirá algo, el comentario. Lo que tienen, pues, en común tema y
tópico es ser un punto de partida. Pero a pesar de esta coincidencia, la enunciación y el contexto son dos
ejes de coordenadas distintos (dos planos), es necesario, por tanto, considerar dos estructuras diferentes.
El tópico relacionado con la enunciación; el tema, con el contexto.
Cuando hablamos de tópico no afirmamos .que su lugar en la intervención fuera la primera
posición absoluta, sino que es un punto de partida inicial. En los turnos e intervenciones de las
conversaciones coloquiales es frecuente que la primera posición absoluta esté ocupada por un subacto
adyacente, posibilidad conversacional que normalmente es rellenada por un marcador .discursivo (bueno,
pues, etc.). Por tanto, el tópico no tiene por qué ocupar obligatoriamente la primera posición absoluta
de la intervención.

Fórmulas de lecturabilidad. Uno de los problemas en el procesamiento textual es determinar si


un texto resulta comprensible para un grupo específico de destinatarios. Eso se resuelve con las fórmulas
de lecturabilidad, aparecidas en 1950, para determinar, en entornos pedagógicos, si un texto era adecuado
para un nivel educativo dado. El proceso tiene 4 etapas:
1. Reunir una cantidad de textos que son conocidos por tener diferentes niveles de dificultad.
2. Analizar los textos en busca de todas las características posibles que tuvieran una influencia en la
lecturabilidad: la longitud de las palabras, el porcentaje de palabras abstractas, cantidad de proposiciones
subordinadas por oración, cantidad de preposiciones por cada centenar de palabras...
3. Procesamiento estadístico para determinar en qué medida las diferencias de nivel de dificultad pueden
adscribirse a características textuales.
4. Determinar a partir etapa 3 qué características textuales contribuyen más al resultado de un examen
de comprensión de textos.
La más conocida es la fórmula de Flesch, con dos variables, la longitud de la palabra y la de la oración.
Por supuesto, hay objeciones a esta y otras fórmulas, entre ellas:
1. Una fórmula de lecturabilidad se basa en una colección de exámenes escolares. ¿se puede aplicar a
otros textos?
2. Las variables elegidas (longitud palabra y oración) no dicen mucho sobre la lecturabilidad del texto.
3. Las pruebas de comprensión de texto a veces no son muy fiables tampoco.
4. Las fórmulas de lecturabilidad sólo hablan de las características de las oraciones, no de su organización,
y no tienen en cuenta cosas como la coherencia o la cohesión.
Son un instrumento meramente estadístico.

La medida de la comprensión. Otros métodos diferentes a las F.L. Exigen que haya sujetos que
lean los textos y formulen un juicio evaluativo, por ejemplo el de los espacios en blanco o "cloze".
Describe la tendencia humana a observar una forma completa incluso en situaciones donde falta una parte,
y se tiende a completar las palabras que faltan. La idea es: cuanto más comprensible es un texto, más fácil
resulta a un lector completar las palabras faltantes. En la década de 1950 se usó mucho. Pero surgen
diferencia si se eliminan palabras funcionales, fáciles de rellenar, y que además más que un test de
lecturabilidad supone un test de conocimiento de las estructuras de la lengua. Si se eliminan palabras con
contenido, para rellenar hace falta conocer el tópico del discurso. Los que apoyan el cloze dicen que
puede ser útil para medir la lecturabilidad y comprensión del discurso cuando las palabras se seleccionan
sobre la base de su utilización como hitos de la comprensión.
Existen otros métodos para determinar la lecturabilidad de un texto: preguntas sobre el texto, un resumen,
un juicio evaluativo. Por supuesto, todos tienen objeciones. Pero sí son útiles en investigaciones
comparativas. Son métodos "no simultáneos", se hacen después de la lectura del texto.
En investigación psicológica se han desarrollado métodos para examinar los procesos que tienen lugar

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durante la lectura de un texto: métodos "simultáneos": medida de la velocidad de la lectura y registro de
movimientos oculares durante la misma.

Modelo del proceso de lectura. Hay varias modelos para describir los procesos que ocurren
durante la lectura. El más conocido es el de Walter Kintsch y Teun van Dijk. Parten de la base de un el
significado de un texto puede representarse en la forma de una serie de proposiciones, llamada "base
textual". Concepto principal: el procesamiento del discurso consiste en la vinculación de las proposiciones
de la base textual, compuestas por un predicado y uno o más argumentos. Supuestos centrales: Los textos
tienen cohesión significativa, por eso las proposiciones tienen argumentos comunes. , y que la vinculación
de las proposiciones es un proceso cíclico: debido a la limitación de la memoria a corto plazo, los lectores
no pueden procesar todas las proposiciones de un texto al mismo tiempo, por lo que toman pequeños
grupos de las mismas, en un proceso repetitivo, hasta que acaba el texto. Con este modelo se puede
describir con qué frecuencia las proposiciones se vinculan con otras, con lo que aparecerán más y serán
más recordadas. Así se puede predecir los elementos de la historia que el lector recordará pasado un plazo
de tiempo.
Este modelo tiene 3 factores variables: tamaño del ciclo, tamaño del archivo transitorio y la
manera como se seleccionan las proposiciones que permanecen en el archivo transitorio.
Los mismos autores indicaron 3 limitaciones a este modelo proposicional: 1. no se basa en el texto
en sí, sino en una base textual. No se incluyen los procesos de comprensión del discurso desde el texto
a la base textual 2. No resulta claro que los lectores deben hacer inferencias a partir de información que
no aparece en el texto. 3. No se toma en consideración el conocimiento previo de un lector. Pero al
menos este modelo es un punto de partida.

3. La distribución de la información textual: énfasis o foco.

El foco de una oración es el elemento sintáctico al que se le da prominencia mediante entonación,


un orden especial que lo destaque (usualmente al inicio) u otro procedimiento. Usualmente existe un
contraste o énfasis, entre la información nueva (no mencionada previamente en el discurso) e información
dada (previamente mencionada), frecuentemente el foco coincide con la información nueva. Algunos
medios para señalar el foco son además de la entonación y el orden sintáctico, el uso de clíticos o
partículas especiales.
Dijk define el foco como la información más importante o destacada del enunciado con respecto
a la información pragmática que ya poseen hablante y oyente. Puede haber más de un foco, y cualquier
elemento de la oración puede serlo.
La cuestión de las posiciones influye también en la definición del foco, concepto que ha sido
caracterizado de maneras muy diferentes y confundido muchas veces con el tópico. En una sucesión de
objetos, cosas o palabras, la primera posición destaca por razones psicológicas, perceptivas o cognitivas.
Sin embargo, ni el realce es exclusivo de la primera posición, ni la posición es el único mecanismo
existente para indicar énfasis o realce.
Los mecanismos de énfasis, en español, tienen casi siempre una base acentual o entonativa.
En un ámbito más amplio que el enunciado o la intervención: el del análisis conversacional, el
concepto tópico discursivo se refiere a la serie de asuntos o temas de los que trata la conversación (o el
texto). Martínez Caro o González de Sarralde proponen que podemos establecer una relación entre los
distintos tópicos de los enunciados y un tópico discursivo más general. Por lo tanto, podríamos describir
una conversación como una conexión entre tópicos sencillos, interconectados a través de los tópicos
discursivos que forman las distintas secuencias (unidad temática).
El problema del dinamismo comunicativo, es decir, la determinación de qué elementos son más
importantes para el avance de la información, se resuelve de forma más coherente si en lugar de analizar
enunciados independientes acudimos a la información proporcionada por los distintos tópicos discursivos.

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La importancia de un elemento se averigua a posteriori, pero en función de su relevancia en la relación
de tópicos discursivos.

4. Los conceptos de esquema, marco y guión.


Todos sabemos que para conocer hay que formarse una idea, pero si esta no está en nuestra
mente es difícil imaginarse que cosa es realmente consciente o no consciente, tiene que haber un esquema
de percepción de la idea y de tabulación en nuestra mente de la realidad, sobre todo para que se forme
el concepto con el que operamos en la realidad, y para que la idea se imponga en nuestros procesos
cerebrales neuro-cognitivos necesitamos de nuestros sentidos.
Def. De Yule de Esquema: estructuras de conocimiento preexistentes en la memoria que reflejan
"the normal expected patterns of things". Distingue dos tipos: marcos (frames): estructuras de
conocimiento preexistentes para describir patrones estáticos o fijos; y guiones (scripts), estructuras para
interpretar secuencias dinámicas o acciones.
Podemos ejemplificar lo que es un marco con un anuncio sobre el alquiler de un piso. El
propietario que coloque el cartel: Se alquila piso por 360 €, no necesita especificar que el piso tiene
cocina, cuarto de baño y dormitorios, porque el futuro inquilino lo da por sabido a partir de su experiencia
vital. Podemos ejemplificar guión, con un enunciado como He ido al supermercado. El oyente no necesita
especificaciones del tipo: abrí la puerta de mi casa, bajé las escaleras, salí a la calle, etc. Es decir, el guión
es un esquema que se aplica a acciones o hechos dinámicos.
Cuando los esquemas no están basados en experiencias individuales, sino en las experiencias de
individuos en el seno de una cultura en particular, reciben el nombre de esquemas culturales.
Todos estos esquemas (individuales o culturales) son en realidad una forma de incluir en la
definición de recuperabilidad aspectos relativos al impreciso contexto sociocultural.
A pesar de la importancia de estos esquemas, el punto de partida del análisis no puede dejar de
ser la situación y el contexto verbal, que son los que realmente activan los esquemas de conocimiento.

Llegados a este punto es necesario recapitular. En el análisis del orden de palabras se tendrán en
cuenta los siguientes aspectos de la estructura informativa:
a) Hay dos estructuras informativas: (1) tópico-comentario y (2) tema-rema (o viejo y nuevo). La primera
se vincula con la enunciación; la segunda, con el contexto. La primera mira principalmente al hablante;
la segunda, principalmente al oyente.
b) La relación del tópico con la primera posición no significa que deba ocupar la posición primera
absoluta, sobre todo en intervenciones pertenecientes a conversaciones coloquiales.
c) Tópico y foco son conceptos distintos, aunque ambos tengan en común su carácter realzado. El tópico
es un punto de partida; el foco señala contraste entonativo o acentual en cualquier posición del enunciado.
d) El concepto contexto afecta a la estructura tema/rema y nos proporciona una manera adecuada de
cómo definir la recuperabilidad (directa o indirecta).
e) esquema, marco y guión sirven para matizar aspectos de la recuperación indirecta.

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TEMA 4. EL NIVEL DE MACROESTRUCTURA TEXTUAL.

1. La macroestructura textual. Niveles de generalidad en la macroestructura textual.

En el nivel de descripción al que pasaremos ya no se considerarán ante todo las conexiones entre
oraciones aisladas y sus proposiciones, sino las conexiones que se basan en el texto como un todo o en
unidades textuales mayores. Llamaremos macroestructuras estas estructuras del texto más bien globales.
Por consiguiente, podemos llamar microestructuras las estructuras de oraciones y secuencias de textos
para diferenciarlas de aquéllas.
Supondremos que existen estructuras textuales de tipo global, es decir, macroestructuras, y que
estas macroestructuras son de naturaleza semántica. La macroestructura de un texto es una representación
abstracta de la estructura global de significado de un texto. Mientras que las secuencias deben cumplir
las condiciones de la coherencia lineal, los textos no sólo han de cumplir estas condiciones, sino también
las de la coherencia global.
Puesto que consideramos que las macroestructuras son semánticas, volvemos a hablar de
proposiciones, con lo que una macroestructura no se diferencia formalmente de una microestructura:
también aquélla se compone de una serie de proposiciones. Por tanto, el término macroestructura se
presenta como relativo: designa una estructura de tipo global que es relativa respecto de estructuras más
específicas en otro nivel 'más bajo'. De ello se deduce que lo que en un texto puede considerarse una
microestructura, en otro sería una macroestructura. Llamaremos macroestructura del texto a la más
general y global de un texto completo. Resulta posible que el micronivel sea igual al macronivel, p. ej.
cuando un texto se compone de pocas o una sola oración.
Cada macroestructura debe cumplir las mismas condiciones para la conexión y la coherencia
semánticas que los niveles microestructurales; conexiones de condiciones entre proposiciones, identidad
de referentes, etc. Si esto no se diese, un macronivel no podría ser micronivel en otro texto. También es
importante, para una teoría de las macroestructuras, saber qué condición nos posibilita indicar cómo
llegamos hasta la macroestructura de un texto determinado.

2. La macroestructura textual y la coherencia global: el tópico o tema discursivo.

Uno de los términos que pretende aclarar la macroestructura, es el concepto de tema de un texto
o tema del discurso. Hemos de poner en claro aquella capacidad esencial de un hablante que le permite
contestar preguntas como "¿de qué se habló?", "¿cuál fue el objeto de la conversación?", incluso en textos
largos y complicados. Por lo tanto, debe deducir el tema a partir del texto. Las macrorreglas son, pues,
la reconstrucción formal de esta 'deducción' de un tema, con lo cual el tema de un texto es lo mismo que
lo que hemos llamado macroestructura, o una parte de ella.
Además de que entiendan e interpreten relaciones de significado generales en los textos y de que
deduzcan uno o varios temas de un texto, los hablantes son capaces de hacer un resumen del texto, es
decir, de producir otro texto que guarde relaciones muy especiales con el texto original, puesto que
reproduce brevemente su contenido. Aunque los diferentes hablantes aporten diferentes resúmenes del
mismo texto, siempre lo hacen basándose en las mismas reglas generales y convencionales, las
macrorreglas.
Esta capacidad de deducir temas, describir objetos del texto o producir resúmenes, así como de
cumplir otras tareas que hacen referencia al 'contenido' de un texto en su totalidad (contestar preguntas,
parafrasear, traducir, etc.) tiene también determinadas implicaciones gramaticales.
En el texto no sólo se manifiestan palabras temáticas (palabras clave), sino también oraciones temáticas,
que representan directamente una parte de las macroestructuras. Tales oraciones temáticas tienen
características gramaticales especiales: por regla general no se pueden enlazar con otras oraciones del
texto (con conectivos).

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3. De la microestructura a la macroestructura textual: reglas de reducción de la información
microestructural.

La idea básica es que el significado de una secuencia no es meramente la "suma" de las


proposiciones que subyacen a la secuencia, sino que, en otro nivel, debemos hablar del significado de la
secuencia como un todo, que ordena jerárquicamente los significados respectivos de sus frases.
Tanto el significado "secuencial" como el significado global de un discurso han sido representados
por un conjunto ordenado de proposiciones. Supondremos por tanto que las macro-estructuras se
relacionan con las micro-estructuras por conjuntos de PROYECCIONES SEMÁNTICAS. En otras
palabras: para obtener macro-estructuras de cualquier secuencia debemos aplicar un número de
operaciones. Y ya que una cantidad de información más detallada se "pierde" durante estas operaciones,
podemos hablar de operaciones de REDUCCIÓN DE INFORMACIÓN SEMÁNTICA. Por otra parte,
la información no es "suprimida" simplemente en tales operaciones, sino que es también INTEGRADA.
Esto es, un cierto número de proposiciones pueden ser substituidas por una (macroproposición que
"subsuma" la información en un NIVEL MÁS GLOBAL DE REPRESENTACIÓN. Es esta
macro-proposición la que da cuenta del hecho de que la secuencia original de proposiciones forma una
unidad semántica EN RELACIÓN CON el nivel de la macro-proposición.
Las macrorreglas son una reconstrucción de aquella parte de nuestra capacidad lingüística con la
que enlazamos significados convirtiéndolos en totalidades significativas más grandes. Es decir,
introducimos un orden en lo que a primera vista no es más que una larga y complicada serie de relaciones,
como por ejemplo entre proposiciones de un texto.

Renkema. Macrorreglas:
- Omitir Esta regla elimina aquellas proposiciones lógicas que no son relevantes para la interpretación de
otras proposiciones dentro del discurso. Tomemos el siguiente ejemplo:
1. Una niña pasó 2. Tenía puesto un vestido 3. El vestido era amarillo
Aplicando la regla de eliminación pueden descartarse las proposiciones 2 y 3 dejando sólo 1 como
la “proposición”. La regla de eliminación es una formulación negativa: eliminar las proposiciones
irrelevantes. Cuando se formula en forma positiva, es una regla de selección: escoger aquellas
proposiciones que resultan necesarias para la interpretación de otras.
La regla de eliminación puede dividirse en dos variantes: fuerte y débil. La débil elimina las
proposiciones irrelevantes. La fuerte sólo elimina las proposiciones que resultan relevantes a nivel micro
pero no macro.

- Seleccionar. También en este caso se omite cierta cantidad de información, pero aquí, la relación entre
las series de proposiciones se da mucho más claramente. Consideremos las siguientes proposiciones:
1. Pedro se dirigió al coche 2. Subió 3. Se fue a Francfurt
Según esta regla podemos omitir las dos primeras proposiciones que son condiciones, parte
integrante, presuposiciones y consecuencias de la otra proposición no omitida. Comtrariamente a la
anterior la información omitida puede recuperarse omitida.

-Generalizar. Gracias a esta regla una serie de proposiciones específicas se convierten en proposiciones
más generales. Esta regla no sólo elimina los detalles irrelevantes. En su lugar, los predicados y
argumentos específicos de una serie de proposiciones lógicas son reemplazados por términos más
generales a fin de que baste con una solo proposición. Ejemplo:
1. María estaba haciendo un dibujo. Ana estaba saltando a la comba y Daniel estaba haciendo un
puzzle.
2. Los niños estaban jugando.

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- Construir. Por medio de esta regla puede construirse una proposición a partir de una cantidad de
proposiciones. Véase el siguiente ejemplo y la macroproposición construida a partir de él:
1. Juan fue a la estación; compró un billete; cuando vio qué hora era empezó a correr y cuando
llegó a la plataforma tuvo que aceptar que su reloj no funcionaba bien.
2. Juan perdió el tren.
La diferencia entre esta regla y la anterior consiste en que las proposiciones a partir de las cuales
puede extraerse una proposición general no necesariamente están todas incluidas en el discurso. En 1 no
se menciona ni “tren” ni “perder”. Sin embargo, sobre la base de conocimiento general, es posible extraer
una proposición a partir de esta descripción incompleta.

Obsérvese que todas las operaciones satisfacen la relación de VINCULACIÓN. Esto es, después
de la aplicación de cualquier operación las macro-proposiciones resultantes están vinculadas por la
micro-estructura (por ejemplo la secuencia de proposiciones de frase). Vemos ahora que las
macro-operaciones reducen realmente la información por varios tipos de ABSTRACCIÓN: detalles
irrelevantes, propiedades o constituyentes normales, especificaciones de subconjunto, o propiedades y
constituyentes necesarios no son mencionados por las macro-proposiciones. En otras palabras: las
operaciones definen qué es RELATIVAMENTE IMPORTANTE en un pasaje. Obsérvese también que
las reglas 1ª y 2ª son SELECTIVAS, mientras que la 3ª y 4ª son CONSTRUCTIVAS. Las operaciones
selectivas son del tipo de deleción, mientras que las operaciones constructivas son del tipo de sustitución.
Las macro-reglas son RECURSIVAS: siempre que haya una secuencia de proposiciones que
satisfaga las condiciones, se formará una nueva macro-estructura en un nivel más general. Esto significa
que un texto puede tener varios NIVELES DE MACRO-ESTRUCTURA m1, m2.... mn, donde mn es
la macro-estructura "general" del texto como un todo. Se ha recalcado ya que mn debe ser la
macro-proposición MENOS GENERAL, que garantice el "contenido" específico suficiente de una
macro-estructura. Por ejemplo, de la proposición "una ciudad está en decadencia" no generalizamos que
"algo está en decadencia". La constricción garantizará que no se elidan o generalicen macro-proposiciones
que sean presuposiciones de otras macro-proposiciones al mismo nivel. Además, las operaciones se
aplicarán sólo si la entrada (input) consta al menos de dos proposiciones.

4. Desarrollo del tópico o tema discursivo: reglas de producción.

Se ha realizado una considerable cantidad de investigaciones para determinar qué sucede entre
la concepción de una idea, o la asignación de una tarea por escrito, y el texto final. Los procesos que
involucran la escritura han sido descritos con la ayuda de modelos. Uno de los más conocidos es el de
Linda Flower y John Hayes.
El modelo está compuesto por tres partes:
-El entorno de la tarea que incluye los elementos exógenos al autor que ejercen influencia sobre el
proceso de escritura.
-El conocimiento del autor. A fin de realizar un trabajo escrito que está destinado a un público en
particular se requiere cierto conocimiento de dicho público y del tema. A fin de escribir dentro de un
género específico es necesario conocer las normas textuales. Además se requiere el conocimiento de la
gramática y del planeamiento de la escritura.
-El proceso de escritura en sí. Contiene tres componentes. Durante el proceso de planeamiento se
determina la selección y el orden de presentación de la información. La formulación de la información se
encara en la fase de generación de oraciones. Y finalmente se hace un juicio evaluativo sobre el texto y
de ser necesario se edita en la fase de revisión.

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5. La dimensión pragmática de la macroestructura: los macroactos de habla.

Según Teun van Dijk (lingüista holandés que vive actualmente en Barcelona), "Los actos de habla
son realmente acciones, ya que hacemos algo cuando producimos una emisión oral o escrita con una
intención. Los destinatarios o lectores saben que no nos pronunciamos en contra de nuestra voluntad; de
allí que debemos controlar no sólo lo que decimos sino también la intención con que lo decimos".

El uso que hagamos de los signos del lenguaje estará en función de los fines que queramos obtener. Estos
fines podrían ser entre muchos otros:
1. Convencer, mediante la demostración, los hechos, las razones.
2. Persuadir, por medio de razonamientos verosímiles.
3. Informar, con datos, hechos, situaciones reales.
4. Exhortar, usando actos de habla de carácter imperativo, para así provocar determinadas conductas.
5. Denunciar, mediante evidencias, datos, reclamos.

Estos actos de habla que originan nuestro discurso y que se constituyen en su principal eje, se
denominan macroactos. Este acto de habla general, está compuesto por una secuencia de otros pequeños
actos o microactos de habla, que estructuran nuestro discurso, dándole sentido y soporte a nuestro acto
de habla principal. Es decir, los macroactos constituyen el objetivo general de lo que deseamos expresar
y los microactos son los “adornos” que le ponemos a los macroactos para estructurar bien nuestro
discurso.

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TEMA 5. EL NIVEL DE SUPERESTRUCTURA TEXTUAL.

1. El concepto de superestructura.

La manera más sencilla de ilustrar las superestructuras es hacerlo a través de una narración. Una
narración puede tratar de un tema determinado, p. ej., de un robo. Sin embargo, además del hecho de que
el texto posea este tema global, tiene a la vez la característica global de ser una 'narración'. En otras
palabras: después de haber escuchado o leído una narración, sabemos que se trata de una narración y no
de un anuncio o una conferencia. Ahora bien: para demostrar que el tema o el objeto y la típica estructura
narrativa son independientes entre sí, podemos imaginarnos un texto que también trata de un robo, pero
no es en absoluto una narración, sino un informe policial o una declaración hecha después del robo, un
informe de los daños a una casa de seguros junto con la denuncia del robo, etc. Estos diferentes tipos de
textos se diferencian todos entre sí, no sólo por sus diferentes funciones comunicativas y sociales, sino
que además poseen diferentes tipos de construcción. Denominaremos superestructuras a las estructuras
globales que caracterizan el tipo de un texto. Para decirlo metafóricamente: una superestructura es un tipo
de forma del texto, cuyo objeto, el tema, es decir: la macroestructura, es el contenido del texto.
Las superestructuras y las macroestructuras semánticas tienen una propiedad común: no se definen
con relación a oraciones o secuencias aisladas de un texto, sino para el texto en su conjunto o para
determinados fragmentos de éste. Son estructuras globales, a diferencia de estructuras locales o
microestructuras en el nivel de las oraciones. Si decimos de un texto que se trata de una narración, nos
estamos refiriendo a todo el texto y no a la primera oración ni a las siguientes, de las que a primera vista
probablemente tampoco podría decirse que forman parte de una narración.
Las superestructuras no sólo permiten reconocer otra estructura más, especial y global, sino que
a la vez determinan el orden (la coordinación) global de las partes del texto. Así resulta que la propia
superestructura debe componerse de determinadas unidades de una categoría determinada que están
vinculadas con esas partes del texto previamente ordenadas. Es decir, la superestructura es una especie
de esquema al que el texto se adapta.
Hay que dominar las reglas en que se basan las superestructuras, estas reglas pertenecen a nuestra
capacidad lingüística y comunicativa general. Por consiguiente supondremos que como mínimo una serie
de tipos de superestructuras posee un carácter convencional, es decir que la mayoría de hablantes de una
comunidad lingüística las conoce o reconoce.

TDimensión sintáctico-semántica de la superestructura textual.


Una superestructura es un tipo de esquema abstracto que establece el orden global de un texto
y que se compone de una serie de categorías, cuyas posibilidades de combinación se basan en reglas
convencionales. Esta característica produce un paralelismo con la sintaxis. La formulación sugiere,
para este tipo de sistemas semióticos abstractos, un procedimiento que funciona análogamente a la
gramática y la lógica. Esto requiere que formulemos
-una serie de categorías para las diferentes superestructuras y
- una serie de reglas mediante las que pueden combinarse las categorías entre sí. Reglas de formación
y de transformación.

Finalmente cabrá preguntarse hasta qué punto las superestructuras realmente son una propiedad
general de los textos. Si bien ya hemos mencionado una serie de ejemplos, como la narración, la
argumentación y el poema, no puede deducirse de ello que todos los textos posean una superestructura.
Las categorías pueden, en ciertas circunstancias, estar 'vacías', lo cual puede darse de manera
similar que en la construcción de oraciones. Sin embargo, no queda excluido de entrada que haya textos
que apenas posean o acaso no posean ninguna superestructura convencional.

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También hay textos cuyas formas están institucionalmente establecidas o fijadas, como por
ejemplo los rituales religiosos, las leyes, los contratos, etc. El problema de si todos los textos tienen
superestructuras, es pues sobre todo empírico, y debe solucionarse mediante la observación y la
descripción sistemáticas.

2. Características sintáctico-semánticas de algunas superestructuras discursivas.

Al buscar una base común para las estructuras globales no nos queda más remedio que tener
presente que los esquemas muy probablemente no son arbitrarios y que están en estrecha relación con
los aspectos semánticos y pragmáticos de los textos y de la comunicación o que, como mínimo, en un
principio, existía esta relación. Acto seguido, y en el nivel global de la descripción textual, en el que se
distingue entre superestructuras y macroestructuras, se puede reconocer una diferencia que ya surge en
el nivel de las oraciones, entre, por un lado, la estructura semántica de la oración, y por otro, la estructura
de tópico/comento o presuposición/aserción de la oración, que está dirigida a la pragmática de la
comunicación.

T Superestructuras narrativas.
Sin duda alguna, los textos narrativos son 'formas básicas globales muy importantes de la
comunicación textual. Con "textos narrativos" se hace referencia, en primer lugar, a las narraciones que
se producen en la comunicación cotidiana: narramos lo que nos pasó (a nosotros o a otros que
conocemos) recientemente o hace tiempo.
La primera característica fundamental del texto narrativo consiste en que este texto se refiere ante
todo a acciones de personas, de manera que las descripciones de circunstancias, objetos u otros sucesos
quedan claramente subordinadas. A este respecto, un texto narrativo se diferencia sistemáticamente de,
por ejemplo, un catálogo.
Esta característica semántica de un texto narrativo se junta con otra de orden pragmático: por
regla general, un hablante sólo explicará unos sucesos o acciones que en cierta manera sean interesantes.
No se narra una historia adecuada sobre el desayuno o el mecanografiado de una carta. En otras palabras;
un texto narrativo debe poseer como referentes como mínimo un suceso o una acción que cumplan con
el criterio del interés. Si se convencionaliza este criterio, se obtiene una primera categoría de
superestructura para los textos narrativos, la COMPLICACIÓN. Es decir, que existe una parte del
texto/macroestructura cuya función específica consiste en expresar una complicación en una secuencia
de acciones.
Mientras que esta complicación, por principio, puede ser un suceso en el que no intervienen
personas, como un terremoto o una tormenta, el principio anterior requerirá que a lo largo del texto se
vean implicadas algunas personas en su reacción ante el suceso. En términos generales, esta reacción a
menudo podría ostentar el carácter de una 'dilución' de la complicación. Por eso, la categoría narrativa
tradicional correspondiente es la RESOLUCIÓN. Por lo demás, una resolución puede ser tanto positiva
como negativa: nuestra reacción ante otra acción u otro suceso puede tener éxito o fracasar, por lo que
la narración puede acabar 'bien' o 'mal'.
Con estas dos categorías de COMPLICACIÓN y RESOLUCIÓN ya disponemos del núcleo de
un texto narrativo cotidiano. Llamaremos SUCESO a este núcleo conjunto.
Cada SUCESO tiene lugar en una situación determinada, en un lugar determinado, a una hora
determinada y en determinadas circunstancias. Denominaremos MARCO a la parte del texto narrativo
que especifica estas circunstancias.
El MARCO y el SUCESO juntos forman algo que podemos llamar EPISODIO. Surge de suyo
que dentro del mismo MARCO pueden darse varios sucesos. En otras palabras: la categoría SUCESO
es recursiva. Lo mismo vale para el EPISODIO: los sucesos pueden tener lugar en sitios diferentes. El
conjunto de EPISODIOS se llama TRAMA del texto narrativo.

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Si bien hemos introducido ahora las categorías narrativas superestructurales que constituyen la
parte más importante de un texto narrativo, existen otras categorías que aparecen regularmente en las
narraciones cotidianas. La mayoría de los narradores no sólo reproduce los sucesos, sino que también
aporta su reacción mental, su opinión o valoración (p. ej.: tenían miedo, estaban impresionados por los
sucesos…). Esta categoría se denomina generalmente EVALUACIÓN. Junto con la TRAMA, la
EVALUACIÓN forma la verdadera HISTORIA, empleada aquí como término técnico. Obsérvese que
la EVALUACIÓN en sí no pertenece a la TRAMA, sino que se trata de una reacción del narrador frente
a la misma.
Finalmente, muchos textos poseen también un ANUNCIO y un EPILOGO, que son de naturaleza
más bien pragmática que semántica, por lo que se refieren a las acciones actuales y futuras del
hablante/narrador y/o del oyente. Un típico ejemplo de esta categoría de epílogo lo aporta la fábula, en
la que al final se extrae una 'lección' o una 'conclusión', la MORALEJA, en cierto sentido una conclusión
práctica: ¿qué se tendría/tendrá que hacer o no en el futuro si se tienen presentes los sucesos de la
historia? La superestructura de un texto narrativo, es decir, la estructura narrativa NARR) que acabamos
de esbozar, puede esquematizarse mediante un diagrama arbolado como sigue:

En lugar de esta reproducción esquemática de la estructura narrativa también podemos apuntar


las respectivas reglas de formación para esta estructura, por ejemplo, en analogía ocn las reglas
generativas sintácticas.

T Superestructuras argumentativas.
Las superestructuras que sin duda han sido las más ampliamente consideradas tanto en la filosofía
como en la teoría de la lógica son la argumentación y la demostración. El esquema básico de estas
estructuras es muy conocido: se trata de la secuencia HIPÓTESIS (premisa)-CONCLUSIÓN. Esta
estructura la encontramos tanto en las conclusiones formales, como en las enunciaciones argumentativas
del lenguaje familiar de cada día.
La estructura argumentativa de un texto debemos verla, sobre todo si procedemos de manera
histórica, sobre el fondo del diálogo persuasivo. Contrariamente a la aseveración directa, aquí la tarea
consiste en convencer al oyente de la corrección o la verdad de la aseveración, aduciendo suposiciones
que la confirmen y la hagan plausible, o bien suposiciones a partir de las cuales se pueda deducir la
aseveración. A diferencia de la demostración en el sentido lógico estricto, la argumentación cotidiana se
ocupa en muy pocas ocasiones de una relación 'necesaria' entre hipótesis y conclusión (es decir, de una
implicación), sino que más bien se dedica a una relación de probabilidad, credibilidad, etc. No obstante,
podemos diferenciar las estructuras argumentativas sobre la base del tipo de relación entre HIPÓTESIS
y CONCLUSIÓN: la derivabilidad (sintáctica) en un cálculo formal, la implicación (semántica) o
entailment y finalmente las conclusiones (pragmáticas). En estos tres niveles de relaciones argumentativas

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también se puede hacer una distinción en cuanto al carácter estricto de estas relaciones, partiendo de la
necesidad lógica, y pasando por otras formas de la necesidad (física, biológica, psicológica, etc.) y de la
probabilidad a la posibilidad.

Las denominaciones de las diferentes categorías son provisionales y probablemente puedan ser
sustituidas por otras, en especial según el tipo de argumentación. El tipo de argumentación también depende
del contexto institucional de la demostración.
La estructura canónica de las argumentaciones puede modificarse sobre la base de transformaciones:
determinados puntos de partida pueden quedar implícitos (dependiendo del contexto), y una JUSTIFICACIÓN
también puede seguir a una aseveración expresada anteriormente. Cuando se argumenta indirectamente, puede
ser suficiente nombrar una circunstancia dada y no ya la conclusión en sí: si preguntan si podré venir esta
noche, basta contestar: "estoy enfermo". Sobre la base de texto y contexto y del conocimiento general, el
oyente podrá sacar sus conclusiones.

TLa superestructura del tratado científico.


En los discursos científicos se presenta una variante especial de las superestructuras argumentativas,
de las que aquí daremos un breve ejemplo. La estructura básica del discurso científico no (sólo) consiste en una
CONCLUSIÓN y su JUSTIFICACIÓN, sino también en un PLANTEO DEL PROBLEMA y una
SOLUCIÓN.
Esto se puede ilustrar mediante un tipo de artículo científico cuya estructura (convencional) es muy
común: se trata del informe experimental que publica los resultados de experimentos.
Desde un punto de vista global, un informe experimental parte de una o varias OBSERVACIONES,
como por ejemplo del hecho de que un hablante no es capaz de reproducir literalmente un texto de cinco
páginas después de haberlo leído una sola vez. Se intentará encontrar una EXPLICACIÓN para esta
circunstancia, recordando el funcionamiento general de la elaboración informativa en el cerebro humano. Esta
'propiedad' general se formulará como HIPÓTESIS. De esta hipótesis se puede derivar una serie de
expectativas (PREDICCIONES) que se refieren a las regularidades esperadas en el comportamiento lingüístico
de los hablantes; estas regularidades pueden comprobarse experimentalmente (TEST). Dado que un
EXPERIMENTO de este tipo debe cumplir unas exigencias comunes, también deberá prestar atención a otros
criterios: a las PERSONAS DE ENSAYO que se necesitan, a la ESTRUCTURACIÓN del experimento, a
las diferentes CONDICIONES DE INVESTIGACIÓN, a la EJECUCIÓN, al comportamiento de las personas
de ensayo, a los RESULTADOS, a la DISCUSIÓN de los resultados y la CONCLUSIÓN o las
CONCLUSIONES, sobre cuya base la hipótesis se confirma o no y mediante las que se demostrará si se ha
hallado o no una SOLUCIÓN. La estructura jerárquica de un informe de este tipo sería más o menos la
siguiente:

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T Otros tipos superestructurales de textos.
Las superestructuras no son una característica necesaria de los textos. No obstante, hemos podido ver que
este orden semántico y pragmático puede llegar a ser más o menos convencional y que puede fijarse como un
esquema cuasi-sintáctico. Con todo, hay que subrayar que una diferenciación empírica de los tipos de texto por parte
del hablante, y por ello también una tipología teórica de los textos, no sólo se basan en las superestructuras, sino
también en el contenido, es decir, en la macroestructura, en estructuras estilísticas y retóricas, en funciones
pragmáticas y funciones sociales.
Entre toda la serie de ejemplos ofrecidos de superestructuras típicas, hemos descuidado unas estructuras
globales que acaso sean las más frecuentes y también las más importantes -las estructuras de la conversación-. En
este caso ya no se trata de un texto (monológico), sino de una organización de una serie textual de varios hablantes
en el marco de una conversación.
Existe un gran número de estructuras textuales globales que no son únicamente convencionales, sino
institucionales: se basan en reglas/normas de determinada institución social, como por ejemplo la escuela, una
organización, la Iglesia, la comunidad, el Estado, etc. En estos casos, las estructuras pueden estar casi
completamente fijadas e incluso expresamente descritas en un esquema, como en el caso típico de los documentos
y de los formularios para rellenar.
Finalmente queremos enunciar en un orden arbitrario una serie de tipos de textos que posiblemente tengan
una típica superestructura propia. En muchos casos se podrán reunir en tipos más amplios. Una gran cantidad de
ellos se podrá incluir, por ejemplo, en la argumentación (entre paréntesis una x en los tipos de textos que aparecen
típicamente en un contexto institucionalizado):
conferencia académica (x), sermón (x), informe del defensor (x), acusación (x), atestado (x), demostración (x),
orden de pago (x), orden penal (x), acta de declaración (x), ley (x), disposición (x), conferencia (x), informe,
petición, noticias, comentario, discurso público, artículo, conferencia universitaria, instrucciones de aparatos.

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TEMA 6. TIPOS DE TEXTOS: LA NARRACIÓN.

1. La macroestructura narrativa.

En 1928 apareció un análisis sobre los cuentos maravillosos del ruso Vladimir Propp. Esta obra se
transformó en un importante punto de partida para la investigación de las estructuras narrativas. Propp demostró
con su análisis que a pesar de que los cuentos maravillosos tienen variados motivos y temas, existe una consistencia
de estructura que subyace en esta variedad.
A primera vista parecería haber una gran variación, y sin embargo todas las historias son sobre algo que se
le da al héroe o al protagonista de la historia. Sólo los nombres y los atributos difieren. Propp estableció que hay
siempre siete personajes que pueden aparecer en 31 funciones o dominios de actividad. Los siete personajes son los
siguientes: villano, donante, ayudante (agente mágico), princesa o persona a la que se busca, destinador, héroe, falso
héroe.
Propp define una función como "un acto/hecho realizado por un personaje, determinado desde el punto de
vista del significado de ese acto para el desarrollo de los acontecimientos". Una función es en realidad el acto más
la ubicación de ese acto en el cuento maravilloso. La función sólo puede determinarse observando la ubicación del
acto con relación a la totalidad del cuento maravilloso. No es necesario mencionar las 31 funciones, se ofrecen
algunas de las más relevantes:
1. Alejamiento. Uno de los miembros de una familia se ausenta del hogar.
2.Prohibición. Se impone una prohibición al héroe.
3.Transgresión. Se viola la prohibición.
4.Interrogatorio. El villano hace un intento de reconocimiento,
5.Información. El villano recibe información sobre su víctima.
6.Engaño. El villano intenta engañar a su víctima y apoderarse de esta o sus pertenencias.
7.Complicidad. La víctima sucumbe al engaño y así ayuda inadvertidamente a su enemigo.
8.Fechoría. El villano daña o lastima a un miembro de una familia.
8a. Carencia. A un miembro de la familia le falta algo, o desea poseer algo.
9.Mediación, el incidente conectivo. Se conoce la desgracia o carencia; el héroe se enfrenta con una solicitud o una
orden; se le permite ir o se lo despacha.
10.Principio de la acción contraria. El buscador acuerda o decide proceder a una neutralización.
11.Partida. El héroe parte del hogar.
12.Primera función del donante. El héroe es examinado, interrogado, atacado, etc., lo que lo prepara para que reciba
al agente mágico o a la ayuda.
13.Reacción del héroe. El héroe reacciona a las acciones del futuro donante.
14.Recepción del objeto mágico. El héroe adquiere el uso de un agente mágico.
15.Desplazamiento. El héroe es transferido o guiado a las cercanías del objeto de su búsqueda.
...........
30.Castigo. El villano es castigado.
31.Matrimonio. El héroe se casa y asciende al trono.

Las funciones pueden agruparse de la siguiente manera. En primer lugar están las "preliminares" (1 a 7),
después de las cuales aparece una "complejización" (8 a 11), luego un "desarrollo" (de 12 en adelante) en las que
actúan un donante y una ayuda. Finalmente existe un "desenlace" que puede terminar en una boda.
El análisis de Propp es criticable en ciertos puntos. Muchos cuentos maravillosos no tienen una estructura
que consista en 31 funciones en un orden fijo. Se ha propuesto que en realidad Propp buscaba el modelo de un
cuento maravilloso. Este cuento maravilloso modelo tiene por tema la liberación por parte de un héroe de una
princesa que está cautiva de un dragón. Debido a que en su análisis Propp trabajaba con miras a este protocuento,
debemos interpretar muchos fenómenos de manera poco habitual, o ignorarlos por completo. A pesar de esta crítica,

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la obra de Propp fue iniciadora de un análisis más formalizado del cuento, que tiene en cuenta las estructuras que
integran la base de la variedad de temas y motivos.

2. El enfoque sociolingüístico.

William Labov y Joshua Waletzky (1967) escogieron un enfoque completamente diferente al preguntarse
"¿Cómo se cuentan historias las personas unas a otras en la vida cotidiana?". El propósito de esta investigación
consistía en descubrir si existían correlaciones entre las características sociales de los narradores y la estructura de
sus historias. Con este propósito, Labov y Waletzky recogieron historias de personas que pertenecían a clases
sociales diferentes. El tema de las diferencias estructurales no se resolvió. La investigación logró, sin embargo, reunir
información sobre la estructura de las narraciones cotidianas.
En el análisis se hizo una distinción entre la historia: el orden real de los sucesos, y el argumento: el orden
de los sucesos tal como se relatan en la historia. Al comparar las diferencias entre el orden real y el narrativo, Labov
y Waletzky llegaron a una estructura general de la historia o cuento con cinco componentes:
1. Orientación. Se da información sobre los personajes, el lugar, el tiempo y la situación. Esta orientación no es
obligatoria . Labov y Waletzky señalan que este componente a menudo se elimina en las historias relatadas por niños
y adultos con competencias verbales limitadas.
2. Nudo o complejización. Es el componente principal de la historia. Labov y Waletzky admiten que a menudo
resulta difícil abstraer el resultado de una historia. También es necesario observar el significado de las oraciones.
3. Evaluación. A fin de que una historia esté completa, debe contener una evaluación, donde el narrador aclara cuál
es el significado de la historia. También en este punto puede brindar una solución a la tensión que se creó en el
componente de conflicto. La evaluación puede coincidir con la solución al conflicto.
4. Solución. La única cosa que puede decirse sobre la solución es que puede seguir a la evaluación, o coincidir con
esta.
5. Coda. Labov y Waletzky encontraron ciertas oraciones de cierre, la coda, con las que el narrador parecía volver
al comienzo de la historia; por ejemplo: "Bueno, así es como sucedió".

3. El enfoque psicolingüístico.

En el enfoque psicolingüístico se han sugerido, para describir la estructura de un cuento, reglas de tipo
similar a las normas de la estructura de la frase que se utilizan en la Gramática Generativa. La estructura que forma
la base de una historia o cuento puede describirse en una gramática de la historia.
Reglas gramaticales del cuento:
cuento º' situación, episodio
episodio º introducción, desarrollo, desenlace
desarrollo º reacción compleja, pista hacia el objetivo
Un cuento consiste en una "situación" más un "episodio". La "situación" y el "episodio" son en algunos
aspectos similares a la "orientación" y la "complejización" del análisis de Labov y Waletzky. El "episodio" se divide
en la "introducción", el "desarrollo" y el "desenlace". El "desarrollo" está compuesto de una "reacción compleja"
y la "pista hacia los objetivos".
La "reacción compleja" puede dividirse en una "reacción simple" y un "objetivo". La "pista hacia el objetivo"
está compuesta por un "intento" y un "resultado". Los términos finales son siempre un "estado" o un "suceso". Los
números se refieren a los elementos de la historia misma.
Mandler y Johnson aportan argumentos para explicar por qué algunas partes de una historia se retienen en
la memoria mejor que otras.
A partir de este enfoque psicolingüístico, se ha trabajado también sobre la cuestión de qué constituye una
historia o cuento. Para algunos investigadores, reside en la existencia de uno o más "meollos de la narración". En
la bibliografía sobre la narrativa, el cuento se define de muchas maneras distintas. Uno de los criterios más
importantes indica que un cuento debe tener personajes o al menos un personaje principal o protagonista. Esto

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significaría, sin embargo, que el texto siguiente no calificaría como un cuento o historia.
La investigación llevada adelante por Nancy Stein y Margaret Policastro (1984) demostró que es imposible
confeccionar un listado de características constantes de una narración. Ha quedado claro, sin embargo, que los
sujetos tienden a considerar un discurso como un cuento si contiene un protagonista o cuando los sucesos se
presentan en una relación causal.

INTERNET.
La superestructura narrativa involucra las siguientes categorías:
Presentación o Marco: implica una situación inicial en que se presentan los personajes, el tiempo y el espacio
en que transcurren los hechos y el problema (o conflicto) que desencadena el relato.
Episodio: se exponen las acciones de los personajes, la meta u objetivo de los mismos, los obstáculos que
enfrentan y sus posteriores consecuencias. Cada episodio cuenta con una situación inicial (presentación del problema
o conflicto), y su resolución (positiva o negativa). Los episodios se encadenan unos con otros y van constituyendo
la trama del relato.
Final: se establece un estado nuevo y diferente al problema que desencadena la narración, lo que implica
que ese evento es superado.

La Historia.
La mayor parte de los relatos presenta una acción principal y varias secundarias. Estas acciones se combinan
entre sí, alternando su aparición y entrecruzando sus desarrollos para conformar el ritmo de la narración.
Un relato presenta distinto ritmo narrativo según el procedimiento de encadenamiento de secuencias que
se emplee:
CONDENSACIÓN: Los acontecimientos se cuentan de una manera condensada. Muchas veces se recurre
a la elipsis narrativa. La condensación es un recurso imprescindible en aquellas historias cuya acción presenta una
dilatada duración temporal.
EXPANSIÓN: El relato se demora e incluso se detiene para incluir elementos complementarios a la acción,
tales como descripciones. Es un procedimiento característico de la novela psicológica, donde la acción se ralentiza
para prestar atención a los rasgos de personalidad o a las actitudes de los distintos personajes.

Orden de los acontecimientos.


La primera finalidad del narrador es dar a conocer la historia de un modo comprensible para el lector. Por
ello, muchos relatos se organizan con sencillez siguiendo un orden; pero en no pocas narraciones esa ordenación
sufre modificaciones.
El autor puede acelerar o ralentizar la acción a su conveniencia, detenerla para dejar que hablen los
personajes, anticipar o posponer hechos, ocultar datos y reservarlos para el momento oportuno, ofrecer pistas falsas,
centrar la atención en determinados aspectos con menosprecio de otros, etc.
Del tratamiento de la acción se deriva la tensión narrativa. Esta puede suscitar en el lector diversos estados
emocionales (expectativa, incertidumbre, intriga, serenidad…)
En una narración se distingue la ESTRUCTURA EXTERNA y la ESTRUCTURA INTERNA :
La primera organiza el contenido de la historia en capítulos, partes, tratados, secuencias…; la segunda,
depende del orden de los acontecimientos.
Teniendo en cuenta el orden de los acontecimientos de la narración, pueden darse diferentes estructuras
narrativas:

LINEAL O CRONOLÓGICA: El orden del discurso sigue el orden de la historia.


IN MEDIAS RES (expresión latina “en medio del asunto”): El relato empieza en medio de la narración,
sin previa aclaración de la historia. Se trata de un comienzo abrupto empleado para captar la atención del lector.
RUPTURA TEMPORAL:
Flash-back (retrospección o analepsis): El narradortraslada la acción al pasado.

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Flashforward (anticipación o prolepsis): El narrador anticipa acciones, se adelanta en el tiempo.
Contrapunto: Varias historias se entrecruzan a lo largo de la narración.
Circular: El texto se inicia y se acaba del mismo modo.

Narrador y puntos de vista.


El narrador es un elemento más, como lo son la historia o los personajes. Ha sido creado por el autor para
que lleve a cabo la misión de contar la historia. La caracterización del narrador dependerá de la información de que
disponga para contar la historia y del punto de vista que adopte. Se puede narrar una historia
DESDE LA 3ª PERSONA
-Narrador omnisciente ( que todo lo sabe): Aquel cuyo conocimiento de los hechos es total y absoluto. Sabe lo que
piensan y sienten los personajes: sus sentimientos, sensaciones, intenciones, planes… La omnisciencia admite
distintos grados de implicación, a veces, incluye intervenciones y comentarios del narrador o apela al lector.
-Narrador observador: Sólo cuenta lo que puede observar. De modo parecido a como lo hace una cámara de cine,
el narrador muestra lo que ve.
DESDE LA 1 ª PERSONA
-Narrador protagonista: El narrador es también el protagonista (autobiografía real o ficticia).
-Narrador personaje secundario: El narrador es un testigo que ha asistido al desarrollo de los hechos. A veces,los
testigos son varios (multiperspectivismo, punto de vista caleidoscópico).

DESDE LA 2 ª PERSONA Supone un desdoblamiento del yo. El narrador crea el efecto de estar
contándose la historia a sí mismo o a un yo desdoblado.

Los personajes.
Los personajes son el elemento fundamental de la narración, el hilo conductor de los hechos. Estos se
organizan, según su grado de participación en la historia, en personajes principales, secundarios y comparsas.
El protagonista es el centro de la narración. Puede ser un individuo, varios o una colectividad. Es un
personaje redondo, es decir, evoluciona a lo largo de la novela. A veces,se le opone un antagonista.
El secundario es un personaje plano que no evoluciona. La mayoría de las veces responde a un arquetipo.
Los comparsas (o extras) son meros elementos presenciales.

Existen dos maneras de caracterizar a los personajes:


La caracterización directa permite conocer a los personajes a partir de los datos que proporciona el narrador
u otro personaje del relato.
La caracterización indirecta permite deducir cómo son a través de sus pensamientos, comentarios, acciones,
reacciones, gestos, etc.

En un relato, las voces de los personajesse dejan oír a través de los modelos de cita conocidos como estilo
directo, estilo indirecto y estilo indirecto libre.
ESTILO DIRECTO: Sirve para reproducir textualmente las palabras de un personaje (Juan pensó: “aquí
no aguanto yo dos días”)
Se construye mediante la yuxtaposición de dos segmentos: el marco de la cita, que se vale de los verba
dicendi( Juan pensó) y la cita propiamente dicha (“aquí no aguanto yo dos días”).
ESTILO INDIRECTO: En este caso se acomodan las palabras de alguien a una nueva situación
comunicativa (Juan pensó que allí no aguantaba él dos días ).
La cita se introduce por una conjunción (“que”, “si”, “cuándo”…) y sufren cambios las formas
pronominales, los deícticos de tiempo y espacio y el tiempo verbal.
ESTILO INDIRECTO LIBRE: El narrador en tercera persona, recoge las palabras o pensamientos de los
personajes como si fuera en estilo directo; pero, en este caso, las palabras se insertan sin el verbum dicendi, sin los
nexos y sin las marcas tipográficas (“La situación era caótica. Allí no aguantaba él dos días.”)

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EL MONÓLOGO: Es una variante en la que un personaje habla consigo mismo. Esta forma deja entrever
el interior del personaje, sus sentimientos, sus emociones… Aunque lo normal es el uso de la primera persona,
también se utiliza la segunda cuando se desdobla y habla consigo misma.

El tiempo.
Cuando se analiza el tiempo de la narración conviene tener en cuenta esta distinción:
EL TIEMPO EXTERNO O HISTÓRICO: Es la época o momento en que se sitúa la narración. Puede
ser explícito o deducirse del ambiente, personajes, costumbres, etc.
EL TIEMPO INTERNO: Es el tiempo que duran los acontecimientos narrados en la historia. Puede ser
toda una vida o varios días. El autor selecciona los momentos que juzga interesantes y omite (elipsis =saltos
temporales) aquellos que considera innecesarios.

El espacio.
El espacio es el marco físico donde se ubican los personajes y los ambientes geográficos y sociales en los
que se desarrollan las acciones.
Así habrá que distinguir entre espacios exteriores o abiertos e interiores o cerrados.
Con frecuencia, el espacio no es un simple decorado sino que llega a determinar el comportamiento de los
personajes, a reflejar el estado anímico de éstos e incluso a constituirse en eje central del relato.

El receptor.
La consideración del receptor en el proceso comunicativo es importante, pues conviene distinguir dos tipos
de receptores:
EL DESTINATARIO: El lector a quien el autor destina su obra. Se trata de un receptor externo al texto
que determina el proceso de creación, pues el creador tiene presente al público al que se dirige.
EL NARRATARIO: Es un sujeto o colectividad concreta a quien el narrador cita explícitamente y le cuenta
la historia. Es un receptor interno al relato, un artificio narrativocon el que se concreta y personaliza la historia.

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TEMA 7. LA ARGUMENTACIÓN.

1. Planteamientos clásicos en torno a la argumentación.

La tradición del estudio de la argumentación tiene una larga historia que puede rastrearse hasta los antiguos
escritos griegos sobre lógica (prueba), retórica (persuasión) y dialéctica (interrogación), especialmente los escritos
de Aristóteles. Como la función de la argumentación es convencer a otros acerca de la veracidad o aceptabilidad
de lo que uno dice, las preguntas duraderas que la teoría de la argumentación estudia son: qué es necesario para que
una conclusión esté bien sustentada, qué criterios deberían regir la aceptación de un punto de vista. Históricamente,
el estudio de la argumentación estuvo motivado por un interés en el mejoramiento del discurso o en la modificación
de los efectos de ese discurso sobre la sociedad. Aristóteles trataba a la argumentación como un medio para exponer
el error en los pensamientos y moldear el discurso según un ideal racional.
Era fundamental en la lógica de Aristóteles una distinción entre forma y substancia. La lógica de Aristóteles
identificaba las formas de los argumentos que podían llevar de aserciones aceptadas como verdaderas a otras
aserciones cuya veracidad todavía debía determinarse. Estas formas eran de aplicación universal, de modo que
cualquier contenido podía ser sustituido por cualquier otro contenido con el mismo resultado.
Desde la lógica de Aristóteles, el estudio de la argumentación ha seguido la tradición del análisis de la forma
de la inferencia argumentativa independientemente de su contenido. El desarrollo de la lógica simbólica moderna
es una respuesta directa a la preocupación por representar formalmente la estructura inferencial de argumentos
aparentemente aceptables o inaceptables.
La retórica clásica se relaciona con la persuasión efectiva: con principios que conducen al asentimiento o al
consenso. La retórica de Aristóteles se parece poco a las teorías actuales de la persuasión, que se orientan
fuertemente al análisis de la formación y el cambio de las actitudes, pero son indiferentes en general al problema de
la invención de mensajes persuasivos. En la retórica de Aristóteles, el énfasis se ponía en la producción de
argumentaciones efectivas para un auditorio cuando la cuestión no se prestaba a una demostración cierta. Mientras
que el silogismo era la forma más prominente de la demostración lógica, el entimema era su contrapartida retórica.
Los entimemas eran considerados silogismos cuyas premisas se tomaban del auditorio. Por lo general sólo se
expresan parcialmente, y su lógica es completada por el auditorio. La calidad entimemática de los argumentos
cotidianos ("del mercado") lleva a uno de los problemas duraderos del análisis de la argumentación: cómo
representar lo que se deja implícito en el discurso argumentativo ordinario.
También fue importante para el estudio subsecuente de la argumentación el estudio de las falacias (que
primero fueron llamadas "refutaciones sofistas" o "sofismas" en referencia a los sofistas, un grupo de
teóricos-practicantes de la Antigüedad que fueron acusados de equiparar el éxito en la persuasión con la veracidad
de la argumentación). Entre los sofismas que Aristóteles identificó había formas de argumentos que tienen una
apariencia falsa de validez, como la falacia de equivocación, un error de razonamiento que surge de un cambio
imperceptible en el significado de los términos utilizados en un argumento.
El argumento sobre las proporciones de asesinatos en el lugar de trabajo en (1) contiene una falacia de
equivocación. La equivocación se debe a dos posibles significados concretos de "probabilidad" o "verosimilitud".
En el transcurso de la larga historia de la teoría de la argumentación, uno de los pilares ha sido la
catalogación y el análisis de las falacias. Aparentemente, el trabajo implicado en esta forma de teoría nunca será
completado, ya que la invención de nuevas formas de argumentación (tales como el razonamiento probabilístico)
crea nuevas oportunidades para que surjan falacias y nuevas oportunidades para identificarlas y explicar por qué lo
son.
Para completar el tema de las contribuciones de Aristóteles al estudio de la argumentación, el concepto
aristotélico de dialéctica es mejor comprendido como el arte de la interrogación por medio de la discusión crítica.
La dialéctica es una forma de someter las ideas a una prueba crítica al intentar exponer y eliminar las contradicciones
de una posición: un protagonista formula una afirmación y luego provee respuestas a un interrogador escéptico (un
antagonista). El intercambio entre el terapeuta y la paciente en (2) captura la estructura de este método, pero no su

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espíritu cooperativo. Aunque el caso paradigmático de la dialéctica es la técnica de preguntas y respuestas de los
diálogos socráticos, también puede emplearse un modelo de aseveración y asentimiento. Cuando surgen dificultades,
pueden presentarse nuevas aserciones que eviten las contradicciones.
Mientras que Aristóteles definió los deberes de los papeles del interrogador y del interrogado, y las clases
de preguntas y respuestas permitidas, la concepción dialéctica de la argumentación ha sido por lo general ignorada,
hasta recientemente, en el desarrollo de la teoría de la argumentación. Nociones como la carga de la prueba, la
presunción o la reductio ad absurdum fueron desarrolladas en la teoría de la argumentación sin prestar demasiada
atención a su eco en la dialéctica. El redescubrimiento reciente de las concepciones dialécticas de los argumentos
marca un cambio decisivo en el enfoque de la teoría y la investigación de la argumentación.

2. Perspectivas contemporáneas sobre la argumentación.

Un estímulo significativo para la investigación contemporánea sobre la argumentación fue la publicación


del filósofo inglés Toulmin de un modelo que podía utilizarse para el análisis de la argumentación en la lengua
cotidiana. En el enfoque de Toulmin, el tema principal no es la forma lógica de un argumento sino la cuestión de
cómo está estructurado. A continuación aparece la representación del modelo:

En este modelo los argumentos se consideran la motivación de una aserción (la pretensión) a través de
otra aserción (los datos). La relación argumentativa entre estas dos afirmaciones se denomina justificación. Si la
justificación no aporta un vínculo claro y definido entre los datos y la pretensión, puede hacerse entonces una
refutación. Así una refutación puede expresarse como un calificativo que aporta una medida de certeza.
El modelo de Toulmin ha sido criticado desde varias perspectivas. Una importante objeción apuntaba a
lo artificial de las distinciones entre algunos elementos del modelo, por ejemplo, entre los datos y la justificación.
Un ataque a la justificación puede llevar a nueva información y a una nueva justificación en lugar de la anterior,
que funciona entonces como una nueva pretensión. Además, el modelo no distingue entre los diferentes tipos de
información ni de justificaciones.
En el análisis argumentativo, a menudo se establece una distinción entre tres tipo de información:
información de primer, segundo y tercer orden. Los datos de primer orden son las convicciones del receptor; los
datos de segundo orden son las pretensiones de la fuente, y los de tercer orden son las opiniones de otros que
cita la fuente. Los datos de primer orden ofrecen las mejores posibilidades para una argumentación convincente;
después de todo el receptor está convencido de eso. Los datos de segundo orden son peligrosos cuando el
"etos" de la fuente es bajo; en ese caso se debe recurrir a los de tercer orden.
El modelo de Toulmin puede ajustarse estableciendo una distinción entre los siguientes tipos de
justificaciones: a) la justificación de motivación; b) la justificación de autoridad; c) la justificación sustantiva.

En este capítulo sobre el discurso argumentativo, la función apelativa del lenguaje es central. Los
oyentes o lectores deben ser convencidos de algo.
Los ejemplos más claros del discurso argumentativo son el debate, la publicidad y el panfleto
informativo. El propósito de este discurso es cambiar las actitudes. Al cambiar las actitudes, los comunicadores

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esperan cambiar la conducta de los receptores. En todo proceso de persuasión hay cuatro factores principales
que resultan esenciales:
-La fuente. Las demandas hechas a la fuente tienen que ver con la credibilidad y los sentimientos que evoca
(simpatía/antipatía, amor/odio). La actitud hacia la fuente se denomina etos (genio).
-El mensaje. Qué argumentos debemos elegir, en qué orden presentarlos, qué estilo resultará más eficaz.
-El canal. Vía oral, radio, televisión, prensa...
-El receptor. Debemos conocer muy bien al receptor, ya que un mismo mensaje puede tener un efecto diferente
en unos u otros.
En el área de los Estudios del Discurso el centro de la atención lo constituye el segundo factor, el
mensaje. El modelo de investigación más ampliamente utilizado para la persuasión comunicativo es el Modelo
de Probabilidad de Elaboración desarrollado por Richard Petty y John Cacioppo. Este modelo aporta una teoría
general sobre el cambio de actitud que contiene la siguiente idea básica: la variación en el poder de persuasión
está influida por la probabilidad de que los receptores se involucren en la elaboración de la información
presentada. “Elaboración” en este caso significa la reflexión dedicada a un tema.

3. Finalidad pragmática de la argumentación.

Para comprender el campo completo del estudio de la argumentación, primero es necesario imaginar
tres (o más) objetivos científicos diferentes. El primer objetivo es prescriptivo: llegar a formular un conjunto de
principios que les digan a las personas cómo realizar una buena argumentación. Este interés enteramente
práctico fue el primero en surgir y se encuentra corporizado con claridad en siglos de escritos sobre retórica,
dialéctica y lógica. El segundo objetivo es descriptivo: llegar a obtener un modelo empíricamente correcto del
discurso argumentativo, análogo en forma y compatible en substancia con modelos de fenómenos como
conversar sobre un tema, tomar turnos en una conversación o negociar identidades sociales. La lógica formal
moderna y la ciencia cognitiva también han dado recientemente un giro hacia la descripción de procesos
inferenciales naturales, en un esfuerzo por modelar fenómenos abandonados durante mucho tiempo como el uso
de heurísticas y la estructura del "razonamiento por omisión". El tercer objetivo es crítico: desarrollar un marco
conceptual para la evaluación y el mejoramiento de las prácticas argumentativas concretas, considerándolas
tanto un fenómeno que debe ser explicado como una serie de oportunidades para producir un cambio social.
Cada uno de estos objetivos tiene alguna forma de resultado práctico, porque el estudio de la
argumentación ha sido, desde tiempos clásicos, un asunto práctico ocupado del perfeccionamiento del
razonamiento y del discurso justificatorio. El estudio contemporáneo de la argumentación, con su énfasis en las
prácticas de discurso sustantivo y contextos discursivos, corporiza este componente práctico de una manera un
poco diferente de los enfoques tradicionales. En el amplio dominio de la investigación interdisciplinaria de la
argumentación, existen dos clases principales de aplicaciones.

T Aplicaciones pedagógicas: el cultivo de la competencia argumentativa


La primera clase de aplicaciones está obviamente relacionada con la tradición retórica secular: el
desarrollo de la capacidad crítica. En el estudio de la argumentación, uno de los objetivos es cultivar una
habilidad en el análisis y la indagación crítica. El estudio de las falacias es, en su mejor materialización
pedagógica, el cultivo de un sentido crítico que convierte al estudiante en un mejor participante del discurso
argumentativo: no tanto en el sentido de ganar debates, sino en el sentido de ser capaz de dirigir la discusión
hacia una resolución racional.

T Intervenciones: el diseño de los procesos del discurso


La segunda clase de aplicación, asociada conceptualmente con enfoques de orientación pragmática
como la teoría interaccionista de Willard (1982; 1989) y con nuestra propia teoría pragmadialéctica, se centra en
el diseño de procesos del discurso. Las sociedades humanas siempre han diseñado sistemas de comunicaciones,
pero la atención explícita y detallada a los rasgos del diseño de sistemas particulares es un desarrollo reciente

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estimulado por cambios sociales más generales como la explosión de la tecnología de la comunicación y la
información.
Probablemente la primera lección es que en un mundo de anuncios editoriales, infomerciales y docudramas,
donde la radio periodística sirve de foro público y la calidad de las decisiones de los jurados de juicios por
asesinato se determina sobre la base de los resultados de las encuestas de opinión pública, lo que las personas
necesitan no es más o mejor información acerca del contenido de los temas, sino más y mejor información sobre
la forma en que se comunica la información.
Las características de diseño de las estructuras que involucran controversias -si poseen adversarios o no,
cómo mantienen una competencia equilibrada entre puntos de vista, qué puntos finales reconocen como
resoluciones, etc.- están estrictamente dentro del dominio del estudio de la argumentación. De interés especial,
desde una perspectiva pragmadialéctica, es la forma en la que el diseño de la controversia puede corregir los
obstáculos a la discusión racional que suelen encontrarse en las circunstancias de la vida real.

4. Marcadores discursivos de naturaleza argumentativa.

Los operadores argumentativos «son aquellos marcadores que por su significado condicionan las
posibilidades argumentativas del miembro del discurso en que se incluyen, pero sin relacionarlo con otro miembro
anterior».
Operadores de refuerzo argumentativo, cuyo «significado consiste esencialmente en reforzar como
argumento el miembro del discurso en el que se encuentran». De este modo, y al tiempo que se refuerza su
argumento, se limitan los otros como desencadenantes de posibles conclusiones: en realidad —que distingue a otro
argumento como «apariencia»—, en el fondo —que presenta a un argumento con mayor fuerza que otro
meramente «posible»—, de hecho —que presenta a un argumento como un hecho cierto y por lo tanto con más
fuerza que otro discutible o probable—, etc.
Operadores de concreción, que «presentan el miembro del discurso que los incluye como una concreción
o ejemplo de una expresión más general»: por ejemplo, verbigracia, en concreto, en particular, por caso.

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TEMA 8. LOS TEXTOS CONVERSACIONALES.

1. La conversación. Sus unidades.

Una conversación es un tipo de discurso oral, la manifestación prototípica de lo oral, dialogal, caracterizado
por la inmediatez comunicativa, su dinamismo y carácter cooperativo y por la alternancia de turnos no
predeterminada:
-Oral, como modalidad o realización producida y recibida por el canal fónico.
-Dialogal, como sucesión de intercambios (frente a los discursos monologales).
-Inmediato, puesto que se desarrolla en la coordenada espacio-temporal aquí-ahora-ante ti.
-Dinámico, por la continua permuta y cambio de papeles entre los interlocutores y por la alternancia de turnos
(frente a una conferencia o los rituales de saludo).
-Cooperativo, puesto que se obra juntamente con otro y su intervención (frente a los monologales o de "uno", como
el discurso político).
Tales rasgos, sin embargo, no le son exclusivos, son compartidos por otros discursos dialogales como el
debate o la entrevista.
-El rasgo pertinente y definidor de la conversación es la alternancia de turnos no predeterminada, no negociada
previamente.
Una conversación solo es exitosa si se respetan unas reglas o principios generales: Un principio general de
la actividad colectiva es la ¨cooperación¨, y una estrategia para lograrla es la ¨cortesía.
". El principio se sustenta sobre 4 reglas básicas o máximas:
1. Máximas de cantidad: a) Haga su contribución tan informativa como se requiere, y b) no la haga más informativa
de lo que se requiere.
2. Máximas de calidad. Trate de que su contribución sea verdadera. a) No diga algo q cree q es falso. b) no diga
algo de lo q no tiene evidencia.
3. Máxima de relevancia. Sea pertinente. Esta ha sido muy criticada por su ambig¨uedad, ya que depende en gran
medida de la situación conversacional y sólo puede tratarse dentro del área de investigación en estudios del discurso
que se ocupa de la conducta del lector/oyente.
4. Máximas de modo. Sea claro. a) Evite oscuridad en la expresión. b) no sea ambiguo c) sea breve.d) sea ordenado.
Estrategias de cortesía: Apoyado su estudio sobre la obra de Erving Goffman (1956). Introdujo el concepto
¨imagen personal¨, imagen que una persona proyecta en sus contactos sociales con otras. Todo participante en la
comunicación tiene dos necesidades: necesidad de ser apreciado por otros (imagen positiva) y necesidad de no ser
molestado (imagen negativa). En la conversación se debe evitar vulnerar la imagen del otro. En los ¨actos que
amenazan la imagen¨ es necesario algo que reduzca al mínimo la afrenta a la imagen, lo que se consigue por
¨técnicas de trabajo sobre la imagen¨. La cortesía es una de esas técnicas, evita o repara el daño causado por esos
actos amenazantes de la imagen. la cortesía solidarias actúa sobre la imagen positiva, y la "cortesía respetuosa" sobre
la imagen negativa.

T Estructura del discurso dialógico.

Un análisis estructural de la conversación ha de partir de la diferencia entre unidades "monologales" o


inferiores (Acto de habla o enunciado e Intervención) y unidades "dialogales" o superiores (Intercambio y Diálogo).

1. Acto de habla o enunciado.


Un enunciado o acto de habla es la unidad mínima de acción y de intención, la menor unidad de habla capaz
de funcionar aislada en un mismo contexto discursivo de manera independiente.

Un enunciado, como unidad de acción, es un acto enunciativo; como unidad de intención es un acto

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argumentativo (valora) y, puesto en relación con el de otro hablante, constituye un acto conversacional.

2. La intervención.
Cada una de las emisiones de un hablante, emitidas de forma continua o discontinua y vinculadas por una
estrategia única de acción e intención, forman una intervención.
Pueden ser de inicio, es decir, intervenciones que intentan provocar o simplemente provocan habla posterior
(preguntas, juicios, invitaciones, reproches, peticiones, etc.), o de reacción (respuestas, conformidades, aceptaciones,
excusas, concesiones, valoraciones, etc.).
Una intervención o acto iniciativo provoca una reacción o respuesta del otro con mayor o menor grado de
intensidad obligativa o de realización de lo enunciado (acto más o menos atenuado). Puede ser directo, a través de
una frase interrogativa absoluta, pronominal, la frase exhortativa, imperativa.... en cuyo caso se requiere una
respuesta explícita. O dicho acto iniciativo puede presentarse de forma indirecta. Cualquier acto valorativo supone
en sí mismo un acto de inicio, ya que provoca por lo general una reacción (aunque, evidentemente, no tan obligada
como la que establece una pregunta).
En cuanto a los actos de respuesta, reactivos, son, en general, manifestaciones de acuerdo o desacuerdo,
de aceptación, aprobación o rechazo de lo que se está diciendo, de colaboración en el cumplimiento de ciertas
obligaciones derivadas de los actos iniciativos anteriores, respuestas cooperativas, evaluaciones ilocutivas, demandas
de información, de confirmación, o respuestas colaborativas fáticas como las de reafirmación de actos
representativos, del papel del hablante, de ratificación de éste. En ocasiones, más que cooperar o colaborar con otro,
algunas intervenciones son autorreacciones, es decir, reacciones de un hablante a lo dicho por él mismo.

3. EL INTERCAMBIO.
Dos intervenciones sucesivas de distintos hablantes, una de inicio y otra de reacción, constituyen un
intercambio. El límite de dicha unidad coincide, así, con el final de la intervención reactiva. Y está marcado también,
en consecuencia, por el cambio de hablante. Existe un intercambio prototípico o par adyacente de tipo
ofrecimiento-rechazo, como lo serían también los de invitación-aceptación, petición-negativa, saludo-saludo y, en
general, los de pregunta y respuesta. Pero existen también otros intercambios, producto de intervenciones reactivas
valorativas, reafirmadoras de opinión, ratificadoras, de control de contacto, que no siempre llegan a ser atendidas
por el hablante en posesión del turno.
Finalmente, la combinación de intercambios sucesivos da lugar a una unidad de rango superior, el diálogo o
interacción, limitada temáticamente por unidades, de rango distinto al de las anteriores, denominadas secuencias.
En principio, todo discurso conversacional se articula en tres grandes secuencias dialogales, la de apertura, la de
cuerpo y la de cierre, que pueden contener subunidades secuenciales.
Según lo anterior, la unidad mínima dialógica es el intercambio y sus constituyentes inmediatos son las
intervenciones, ya sean o estén constituidas por algún acto de inicio o de reacción.
El par adyacente es un importante elemento básico de la conversación. Además del par adyacente, también
encontramos una secuencia tripartita. Este tipo de secuencia es típico de la interacción entre estudiantes y docentes.
Dentro de la interacción en la clase, el docente a menudo hace preguntas y comentarios sobre la respuesta del
estudiante. Mehan lo llama secuencia de iniciativa/reacción/evaluación. Esta secuencia tripartita se da no solamente
cuando los docentes tratan de inducir una respuesta, sino también cuando hacen preguntas sobre conocimientos o
dan instrucciones. Según Mehan, esta secuencia consiste en dos pares adyacentes. El primer par es
"iniciativa/reacción". Cuando este par está completo, sirve como la primera parte de un segundo par en el cual se
evalúa la relación entre las partes del primero.

2. Los turnos.

El turno y, más exactamente, la alternancia de turnos no predeterminada, como señalábamos, es el rasgo


definidor de la conversación. Se trata de un mecanismo regulador de la progresión de la conversación, de un hecho
estructurador y de control por parte de los hablantes, en general, de cualquier discurso dialógico.

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Proponemos definir la unidad turno como hueco o lugar de habla rellenado con emisiones informativas que
son reconocidas por los interlocutores mediante su atención manifiesta y simultánea, la unidad que hace que la
conversación progrese dentro de un orden.
Del mismo modo, como señalábamos más arriba, toda alternancia de turno es un intercambio, pero no todo
intercambio supone dicha alternancia.
Si, con un propósito didáctico, intentáramos establecer un paralelismo con el análisis gramatical, a pesar de
que toda comparación con la dimensión conversacional es inexacta, podría decirse que el turno y el intercambio son
al nivel de la conversación lo que la oración y la proposición al nivel sintáctico gramatical. El intercambio conlleva
un cambio de hablante, supone siempre una reacción, pero para que un intercambio conlleve alternancia de turno
es necesario que además de un cambio de hablante exista una atención manifiesta y simultánea o aceptación de los
interlocutores.
La alternancia de habla en una conversación se rige por principios de cooperación , de cortesía y de
pertinencia o relevancia . Es predictible y cooperativo que a un turno-intervención iniciativa de pregunta siga otro
de respuesta. Es regla de cortesía que uno responda a los requerimientos del otro o que un rechazo se atenúe, para
favorecer el intercambio, la sucesión de habla y de hablante. Y es preferido o prioritario que a una invitación siga
una aceptación.
Pero estas reglas y principios pueden verse incumplidos en el transcurso de una conversación coloquial. Se
producen robos de turno o intentos de usurparlo, apropiaciones momentáneas del mismo que, sin llegar a obtenerlo,
ocupan ocasionalmente el de otro, etc. En otras palabras, la alternancia de turno es un proceso por lo general
continuo, sucesivo, sincronizado, pero a veces en la conversación coloquial falta esa sincronización y las
intervenciones se solapan, se superponen. Surge así el habla simultánea, turnos ocupados por dos o más
intervenciones superpuestas de hablantes distintos (el solapamiento se transcribe entre corchetes), lo cual complica,
sin duda, el reconocimiento de las unidades conversacionales.

3. La microestructura de los textos conversacionales.

T Los marcadores discursivos y los textos conversacionales.


La conversación es una negociación por y para el acuerdo. De ahí que, con otros autores, hayamos afirmado
en varias ocasiones que hablar es argumentar, dar argumentos para una conclusión. En efecto, todo discurso
práctico tiene una intención, incluso cuando alguien dice que sólo habla por hablar, y todo se dispone en éste para
lograr el fin o meta previstos. Pues bien, los conectores, además de elementos de unión entre los enunciados de un
texto y, por tanto, de cohesión del mismo, son muchas veces marcas y refuerzos, de esa actividad argumentativa,
del proceso argumentativo que se sigue en la conversación. Estos conectores argumentativos:
a) introducen argumentos; b) introducen conclusiones.
El porque, conector de justificación por excelencia, marca e introduce el segundo de los argumentos.
Conectores como y, además, aditivos, permiten añadir otros enunciados con la misma orientación argumentativa.
Según lo anterior, entre los conectores argumentativos hay unos que introducen argumentos, a veces orientados
hacia una misma conclusión y otras veces antiorientados, y los hay también que introducen una conclusión.
Entre los típicos marcadores de progresión, que regulan el avance lento, pero seguro, del discurso, se
encuentran los denominados reformuladores (bueno, por cierto, entonces, en fin, quiero decir, más claro, en otras
palabras, para precisar, como habéis dicho, quiero decir una cosa, digo, esto es, o sea, es decir, por así decir(lo), ay),
a través de los cuales el hablante (oyente) puede cambiar, rectificar, recuperar, precisar, explicar a modo de
paráfrasis, reorientar, ya sea un tema, un acto o actos argumentativos, incluso una actitud. En general, la función
de los conectores en un texto se vincula a la actividad argumentativa y discursiva en el mismo. Su análisis será, por
tanto, más sencillo si previamente se precisa dicha actividad.

T El orden de las palabras en los textos conversacionales.


A diferencia de los órdenes morfológico y sintáctico, fijados en la propia evolución de la lengua, el
pragmático es un orden más libre, ya que queda regulado contexto a contexto y muy frecuentemente por la

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intención del que habla. Libertad, pero vigilada por dicha intención.
En la conversación coloquial se presentan a menudo enunciados que no responden al orden de palabras
neutro, regular o no marcado Sujeto-Verbo-Objeto. Las palabras se adelantan por ejemplo como anticipos o
titulares de la información que se dará a continuación. Tales realces informativos, si bien a veces meramente
subjetivos, tienen con frecuencia una función pragmática, responden a un fin, esconden un propósito.
Con frecuencia se ha afirmado que los cambios de orden de los miembros en ciertas estructuras oracionales
no altera la construcción ni sintáctica ni semánticamente. Pero sólo es en apariencia, porque en el uso puede ser
relevante una u otra sucesión temporal.

T La deíxis en los textos conversacionales.


La estricta actualización en la conversación coloquial hacen del YO-AQUÍ-AHORA el centro deíctico
personal, espacial y temporal; ésta es la orientación subjetiva a partir de la cual se organizan las expresiones
deícticas.
En relación con la deixis personal, la presencia del yo hablante se manifiesta de forma constante, explícita
o latente. Pero, además de ser una de las voces principales del diálogo, es preciso destacar los valores pragmáticos
que su empleo añade al discurso, por ejemplo, como estrategia retórica de intensificación o atenuación. El hablante
maximiza o minimiza su papel en la conversación de acuerdo con sus objetivos.
Sin duda, la aparición constante del pronombre de primera persona no es sino un modo de construcción
del espacio interpersonal, de la autoimagen o de protección de la misma ante el interlocutor. "Yo soy yo y mis
circunstancias" y tú has de conocerlas y tenerlas presentes antes y durante nuestra interacción. Junto al yo, centro
del discurso coloquial, aparece la voz del tú. Al que se apela casi siempre de forma directa. El realce de los papeles
del sujeto y objeto de la enunciación se refleja en el uso de todo el conjunto de morfemas personales de referencia
al Yo y al Tú, en la redundancia pronominal, a veces extrema, en una fuerte presencia de pronombres dativos éticos
o simpatéticos.
Además de las voces principales del diálogo y de los distintos enunciadores que esconden, en el escenario
coloquial surgen las voces de los personajes en los dialogismos o relatos conversacionales. El hablante se convierte
en emisor, narratario, y en la voz de distintos personajes, a los que incluso llega a imitar.
Los señalamientos espaciales son continuos, tanto referidos al espacio de la elocución, a la situación de los
conversadores o a la que ocupan determinados objetos, como al conjunto de lugares y entornos que surgen por la
presencia o referencia a otros locutores o enunciadores. El contexto anterior y, sobre todo, el saber compartido
llenan de contenido todas esas formas deícticas.

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