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Beowulf.
Traducción y
comentario
ePub r1.0
Titivillus 06.07.15
Título original: Beowulf. A traslation and
comentary
J. R. R. Tolkien, 2015
Autor de Beowulf: Anónimo
Traducción: AA. VV.
Prefacio e Introducción a la traducción:
Eduardo Segura
Beowulf, Comentario y Lay de Beowulf:
Nur Ferrante y Óscar E. Muñoz
Comentario y Sellic Spell: Martin
Simonson
La historia textual
en su gesta y en la gloria de su
proeza. El jefe de los
gautas
había cumplido el orgulloso
desafío lanzado ante los
Daneses
del Este, es más, había curado
todo el mal y la
atormentadora
pena que habían sufrido y por
necesidad padecido,
amargura
700 en modo alguno pequeña. Clara
muestra de la hazaña
realiza-
da se dio cuando el atrevido
guerrero colocó la mano,
el brazo
y el hombro bajo el frontal del
tejado: allí estaba entera la
extremidad afilada de Grendel.
y amigo. Esplendorosamente se
acercaron a sus asientos,
llenos
de alegría, participando en la
manera apropiada de
muchas co-
pas de hidromiel. Ebrios de
corazón se encontraban
Hrothgar
855 y Hrothulf, los de la misma
estirpe, en la noble sala.
Heorot
estaba llena de amigos, ya que no
conocían aún los eskildin-
gos el quehacer de la traición.
Entonces, el hijo de
Healfdene
portador de escudo. Un
chambelán, que
cortésmente atendía
1550 las necesidades del caballero en
los asuntos que eran
propios
de los errantes hombres de armas
en aquellos días, condujo
inmediatamente al hombre del
lejano pueblo, cansado ya
por
sus andanzas.
Reposaba ahora el de
corazón vigoroso. El salón
se erguía,
4 Scyld Scefing
91-9; *106-14
[Las observaciones de mi padre se introdujeron
como sigue: «Un pasaje importante para una
crítica general. Ver mi ponencia [Los
Monstruos y los Críticos; ver p. 205]. Aquí (ya
que nuestra atención se centra
fundamentalmente en el texto) podríamos
apuntar lo siguiente».]
fífelcynnes eard
105 wons$lí wer weardode hwíle,
siþðan him
Scyppend forscrifen hæfde
in Cáines cynne— þone
cwealm gewræc
éce Drihten, þæs þe hé Ábel
slóg;
ne gefeah hé þ $re f$hðe, ac hé
hine feor forwræc
110 Metod for þy mane mancynne
fram.
Þanon untydras ealle onwócon,
eotenas ond ylfe ond orcnéas,
swylce gigantas, þa wið Gode
wunnon
lange þráge; hé him ðæs léan
forgeald.
115 Gewát ðá néosian, syþdan niht
becóm,
héan húses…
144-7; *168-9
182-94; *210-24
193-4; *223-4
[Mi padre dedicó una gran parte de tiempo y
concentración a ciertos pasajes en Beowulf que
se han considerado cruciales: cuando el texto
es especialmente difícil de interpretar por una
cosa u otra, y en el que las correcciones que
rivalizan se amontonan en el suelo. En este
caso, su explicación sobre la línea avanza
muchas páginas de examen concienzudo y
razonado, demasiado largo para ser incluido
aquí; no obstante, se verá que el tema tiene su
interés al considerar la datación relativa de sus
escritos sobre Beowulf. Aquí cito por tanto su
afirmación inicial sobre los problemas, y doy
una breve indicación de las soluciones que
favorecía, omitiendo sus bien discutidas y
convincentes exposiciones.]
Un comentario recapitulatorio o
concluyente al final del viaje. Aunque
comienza en lo que llamamos la mitad
de la línea, Þanon *224 («Por tanto»),
después de ende, está en realidad en la
cabecera del siguiente «capítulo», o
«sub-capítulo». El «concluyente» —
aunque su intención general sea clara:
«la nave había llegado al final de su
viaje»— entraña dos dificultades: liden
y eoletes.
[Para la palabra desconocida eoletes, él aceptó
la enmienda de eoledes, dado el significado de
«travesía acuática, viaje». Sobre liden, el
participio pasado del verbo líðan, escribió lo
siguiente:]
259-63; *303-6
[«llevaría demasiado tiempo —dijo mi padre—,
discutir este asunto, y hacer una crítica de las
múltiples variantes editoriales»; pero sí que
«daré brevemente mi punto de vista de manera
dogmática». Lo presento a continuación con
una pequeña reducción, y comienzo con el
pasaje en la forma del manuscrito sin enmendar
y con la traducción.
Eoforlíc scionon
ofer hléorberan gehroden
golde,
305 fáh ond fýrheard, ferhwearde
héold
gúþmód grummon. Guman
ónetton…
355-61; *419-24
A veces se dice que hay una
discrepancia entre este pasaje y otros
relatos de las hazañas juveniles de
Beowulf, el episodio con Breca, 462 ss.,
*549 ss., especialmente 483-4 «era mi
tarea matar a espada nueve monstruos
marinos», *574-5 mé ges$lde þæt ic
mid sweorde ofslóh niceras nigene. Sin
embargo, incluso aunque la referencia en
ambos casos fuera a la misma hazaña, no
habría ninguna discrepancia real. Para
empezar, tal y como nos ha llegado, el
primero de los pasajes ya se refiere a
más de una hazaña. Beowulf afirma
haber realizado muchas: «en numerosas
y afamadas gestas me aventuré en mi
juventud» 348-9, hæbbe ic m$rða felá
ongunnen on geogoðe *408-9, y sólo
ofrece una selección. No sería una buena
política volver a referirse a los mismos
hechos cuando es cuestionado por
Unferth esa misma noche.
Tampoco lo sería desde el punto de
vista del estilo del autor. Cuando la
narrativa lo obliga a repetirse, varía los
detalles en cada ocasión. No nos
enteramos de que Beowulf fue colocado
en un lugar de honor en la sala, junto al
hijo de Hrothgar, ni sabemos nada sobre
su hija Fréawaru, hasta que Beowulf
informa a Hygelac de lo mismo (1738
ss., *2009 ss.). Pero no hay
discrepancias. Nos vamos enterando de
más cosas a su debido tiempo.
Visto esto, puede ser instructivo
prestar más atención al primero de los
relatos. Si uno lo hace, se dará cuenta de
que Géatmæcgum (*491, «los jóvenes
caballeros gautas» 417), no incluyen al
propio Beowulf [véase las Notas sobre
el texto, p. 111, 417-24]. Un mæcg,
aunque es una palabra a menudo usada
de manera laxa, al igual que la mayoría
de las palabras relativas al hombre, es,
en realidad, un chico, un joven hombre,
y se utiliza a menudo para referirse a
eso, y nunca a un jefe. Por lo tanto, aquí
no incluye al hombre al que se llama se
yldesta (*258, «el jefe» 222), y aldor de
la compañía (*369, «su capitán» 314); y
en *829 (696) Géatmecga (léod) no es
un nombre tribal (como en Weder-Géata
léod, etcétera) sino que se refiere a la
banda concreta encabezada por
Beowulf. Y la colocación de Beowulf en
un asiento especial cerca del rey no sólo
es una cortesía natural hacia el sobrino
de un rey vecino, sino que también
explica la proximidad de Beowulf a
Unferth, «sentado a los pies del señor de
los eskildingos». Unferth no vocifera su
ofensa por toda la sala, sino que
pronuncia sus palabras como quien
habla con alguien que está al lado, sin
lugar a dudas con el oído del rey como
principal objetivo [véase p. 192],
Si comparamos los dos discursos de
Beowulf podremos observar que el
primero (el que está dirigido a
Hrothgar) se refiere a una hazaña contra
eotenas (que no son monstruos
acuáticos) y otra contra niceras.
[Proporciono a continuación el texto en inglés
antiguo que se refiere a aquélla, junto con la
traducción de mi padre:
selfe ofesáwon ða ic of
searwum cwóm
420 fáh from féondum þ$r ic fífe
geband,
yðde eotena cyn, ond on yðum
slóg
niceras nihtes, nearoþearfe
dréah,
wræc Wedera níð —wéan
áhsodon—,
forgrand gramum;
381-5; *445-51
Esta insistencia en los gastos que supone
mantener a Beowulf, o en
proporcionarle un funeral adecuado,
resulta curiosa. Naturalmente, los
guerreros y los paladines eran caros.
Comían y bebían mucho. En tiempos de
paz, eso era su ocupación principal en
los intervalos entre otras prácticas
deportivas, como carreras de caballos,
lucha a caballo, apuestas, rivalidades y
riñas: si la mesa de un rey era pobre, no
tardaría en ganarse un mote negativo
(como matar-illr, «chapucero con la
comida» en nórdico antiguo). Esperaban
recibir grandes recompensas por las
hazañas valerosas: escatimar en gastos
en estas ocasiones era el peor defecto
que un rey podía tener, después del
asesinato de familiares o compañeros.
Si los paladines contratados venían de
otras tribus o tierras, había que pagarles
grandes cantidades (2170, *2496).[38]
Sea como fuere, cuando Beowulf
consuela al rey (en un banquete en que
se lo entretiene y se le da una generosa
bienvenida) diciendo que su
manutención ya no será una fuente de
preocupación (sorgian *451, una
palabra fuerte, siempre usada para
referirse a «obligaciones» que causan
pensamientos dolorosos), esto suena
muy raro. Suena como un eco del
trasfondo del cuento popular. Por lo
menos (derivado de esto), el hecho de
que fuera un glotón prodigioso ha
debido de ser parte del personaje de
Beowulf, que ya era conocido por el
público del autor: su voracidad tal vez
incluso podría estar tan por encima de la
media como su fuerza, treinta veces
superior a la de un hombre normal. El
humor no es obvio en Beowulf —de
hecho, estaría fuera de lugar si destacase
demasiado—, pero una lectura atenta a
menudo detecta la ironía de los
comentarios, bien presente en el propio
relato, bien apreciable por sus oyentes.
Aquí, la cara de un oyente (versado en
relatos antiguos) bien podría ser
iluminada por una sonrisa pasajera,
junto con un pensamiento malicioso: «¡el
rey no sabía cuánto podría haberle
costado la manutención de Beowulf!».
[39]
541-7; *644-51
[Reproduzco aquí el texto del inglés antiguo de
este pasaje, junto con la traducción de mi
padre, tal y como figura en este libro.
Ac him Dryhtenforgeaf
wígspeda gewiofu, Wedera
léodum,
frófor ond fultum, þæt híe
féond heora
durh ánes cræft ealle
ofercómon,
700 selfes mihtum. Sóð is gecýþed,
þæt mihtig God manna cynnes
wéold wídeferhð. Cóm on
wante niht
scríðan sceadugenga. Scéotend
sw$fon,
þá þæt hornreced healdan
scoldon,
705 ealle bútan ánum. Þæt wæs
yldum cuþ,
þæt híe ne móste, þá Metod
nolde,
se scynscaþa under sceadu
bregdan,
ac hé wæccende wráþum on
andan
bás bolgenmód beadwa
geþinges.
traducción 729-34
1455-540; *1687-1784
Todo este pasaje es muy importante para
la crítica general de Beowulf. Tenemos
en 1455-64 (*1687-98) un pasaje que
describe la antigua empuñadura de la
espada que resulta muy interesante e
importante, especialmente con
referencia a la fijación de la edad de
Beowulf, y la mezcla y fusión entre las
Escrituras y las leyendas paganas del
Norte. El interés arqueológico es sólo
secundario: aunque no se hubieran
encontrado espadas con inscripciones
rúnicas que nombraban a sus dueños, es
evidente que el poeta está describiendo
una, y es la conexión realizada entre los
eotenas del Norte y los Gigantes de las
Escrituras lo que resulta realmente
significativo.
Luego viene el sermón de Hrothgar.
Aquí tenemos unos temas cristianos
(virtualmente medievales) entretejidos
con el modelo pagano de Heremod. El
uso de Heremod como un «contraste
oscuro» —una «advertencia»— por
parte de Hrothgar, enlaza la alabanza
tras la segunda hazaña con la que siguió
a la primera, cuando Heremod también
fue presentado.
La parte «cristiana» del sermón es
muy interesante. Sirve para completar
(antes de dejarlo) el retrato del
patriarcal Hrothgar. Sin embargo (como
tendremos ocasión de ver) plantea de
una manera muy especial y aguda las
cuestiones de (a), si nuestro Beowulf ha
sido manipulado desde su composición:
es decir, enmendado por otro poeta. Y
no estoy hablando sólo de las meras
alteraciones y copias realizadas por
escribas; (b), si era conocido e imitado
por otros poetas todavía conocidos; y
(c), si cualquiera de los dos procesos
mencionados tienen que ver con
Cynewulf.
En cuanto al asunto de la fusión de
las Escrituras y la mitología nórdica, de
Caín-Grendel y los Gigantes, ya he
dicho lo que opino al respecto en Los
monstruos y los críticos.
La principal fuente de las Escrituras
para la referencia de los Gigantes es el
Génesis VI, 4, posiblemente relacionado
con IV, 22 y la referencia a Túbal Caín
(la sexta generación de descendientes de
Caín) «instructor de todos los artesanos
de cobre y hierro». Sin embargo, tal y
como ya dije en otro lugar, el principal
defecto de nuestro análisis crítico es la
ignorancia de la mitología nativa. En el
inglés antiguo no hay pistas, salvo estas
mismas referencias esparcidas y ya
mezcladas que estamos intentando
comprender. Más allá de eso tenemos,
sobre todo, el nórdico antiguo (que fue
preservado tarde). No tengo dudas de
que la tradición inglesa estaba de
acuerdo con el nórdico antiguo en lo que
podríamos llamar el principio
filosófico: la hostilidad esencial de los
monstruos —incluso de aquellos que
tuvieran una forma más o menos humana
(gigantes y trolls)— hacia lo humano o
humano-divino. Sin embargo, no
sabemos nada sobre sus detalles más
específicos, que nos ayudarían a
explicar la fusión. ¿Las tradiciones
nativas contenían alguna tradición sobre
el Diluvio que podría explicar 1457-8
(*1689-91)? Probablemente sí.[62] Pero
si es así, ahora está perdida, a
excepción de lo que tenemos en Beowulf
*1689 ss. Referencias como eald enta
geweorc [«la antigua obra de gigantes»]
(que no aparecen únicamente en
Beowulf) y ealdsweord eotonisc
[«antigua espada forjada por gigantes»]
son en sí pruebas suficientes de que los
«gigantes» poblaban la antigua
imaginación en Inglaterra y que por un
lado eran (en el lenguaje de Génesis VI,
4) «hombres poderosos que existían
antaño, hombres de renombre», y
también eran los hacedores de grandes
obras más allá del alcance humano. A
ellos se les atribuían no sólo las
maravillas de origen geológico, ni
tampoco solamente las reliquias de
herreros y francmasones olvidados, sino
también obras concebidas únicamente en
la imaginación de los poetas: obras
humanas engrandecidas y dotadas de un
poder añadido: éacen; «cosas
maravillosas y mágicas». Aun así
odiaban a los hombres y eran enemigos
de ellos. Si a Caín, el proscrito y
asesino, lo vinculamos a las tradiciones
de ogros del Norte, queda claro que
referencias como las del Génesis IV, 22
acerca de Túbal Caín y la artesanía de
cobre y hierro se fusionarán con la
tradición de ealdsweord eotonisc.
Encontrarán en la guarida de Grendel
enta ærgeweorc *1679, («la obra de los
troles de antaño», 1446-7), una espada
de un tamaño sobrehumano con poderes
sobrenaturales, obra de los giganta cyn,
una reliquia del Diluvio: una auténtica
ealde láfe (*1688, una «antigua
reliquia» 1456).[63]
Es evidente que todo el asunto de la
fusión, en el extremo mitológico —las
propias Escrituras eran más
«mitológicas» en su modo de expresión
donde el contacto era más íntimo— era
intrincado. Sin embargo, al menos
podemos afirmar lo siguiente: la fusión
(o por lo menos la que encontramos en
Beowulf) no es, desde luego, la de un
pagano que recuerda algunos elementos
de sermones antiguos. Es el producto,
como ya he dicho en otro lugar,[64] de
una reflexión y una emoción profundas.
Es, sin lugar a dudas, el producto de una
erudición, de un hombre u hombres que
sabían leer las Escrituras, que habían
leído con sus propios ojos las palabras
en latín: Tubalcain qui fuit malleator et
faber in cuneta opera aeriset ferri; y
Gigantes autem erant super terram in
diebus illis [Génesis iv, 22 y vi, 4.]. (La
propia palabra gígant deriva del latín y
es equivalente a eoten y ent.)[65]
Cuando pasamos al sermón de
Hrothgar, no es necesario excederse con
la «erudición». No tenemos por qué ver
en swigedon ealle «todos callaron»
(*1699, 1465) una reminiscencia de las
primeras líneas del Libro II de la
Eneida: Conticuere omnes intentique
ora tenebant. Inde toro pater Æneas sic
orsus ab alto [«Todos estaban quietos y
mantenían su mirada fija en él. Después,
desde su lecho encumbrado, el padre
Eneas comenzó de la siguiente
manera»],[66] ¡No hace falta leer a
Virgilio para poder imaginar el silencio
que se produce cuando un rey venerable
comienza un discurso solemne! Pero
tampoco debemos, por otro lado,
quedarnos excesivamente sorprendidos
al comprobar que el poeta, aparte de la
Biblia, muestra un conocimiento de una
tradición homilética decididamente
cristiana, con un modo de expresión
alegórico o simbólico, que para
nosotros tiene un sabor «medieval».
Aun así, al mismo tiempo hay algo
raro aquí. La mezcolanza se observa
otra vez de manera natural. Se alude a la
historia puramente germánica y norteña
de Heremod, aquí con una especial
referencia a su crimen vil, motivado por
la avaricia, nallas béagas geaf Denum
æfter dome *1719-20, «no otorgaba
objetos de oro a los daneses para ganar
su beneplácito» 1485-6. Esto encuentra
un elegante paralelismo más adelante en
la imagen del «hombre afortunado»
generalizado, cuyo orgullo lo destruye, y
el éxito queda corrompido por la
avaricia: gytsað gromhýdig, nallas on
gylþ seleð fatte béagas *1749-50, «su
endurecido corazón se llena de avaricia,
y no reparte anillos bañados en oro para
ganarse la admiración» 1511-2. Sería
posible contemplar esto como un
producto de un interpolador homilético
que expande la moraleja de *1719-20,
pero a nivel personal no dudo de que la
elaboración homilética de la moraleja se
debe principalmente al autor, que la
misma mano escribiera tanto el pasaje
de *1719-20 como *1749-50, y los
concibiera para que se reflejaran el uno
en el otro.
Sin embargo, debemos fijarnos en
dos cosas. En primer lugar (lo cual es un
punto que de por sí no demuestra ningún
tipo de «remiendo chapucero» por parte
de autores posteriores): el sermón, o
giedd, es artísticamente demasiado
largo, y además no es del todo
apropiado; tiene una coloración
demasiado «cristiana» para Hrothgar, el
buen patriarca precristiano. Esta crítica
puede aplicarse de manera especial a la
referencia a la «conciencia» (sáwele
hyrde «guardián del alma»), y los
dardos alegóricos hacia el diablo [bona
(bana) «asesino»], *1740-7, 1508-10,
incluso si aceptamos como beowulfiano
el pasaje Wundor is tó secganne
(*1724, 1502-3) hasta hé pæt wyrse ne
con «Nada sabe de malos hados»
(*1739, 1503-4), y también (por
ejemplo) a partir de *1753, 1515-7,
donde el tema del final de la juventud y
la suerte se elabora aún más (véase el
paralelismo cercano, especialmente con
*1761-8, 1522-7, proporcionado por
The Seafarer[67] 66-71).[68]
Pero esto no es todo. Existe una
conexión —convincente y, de hecho,
ineludible— excepcionalmente clara
entre el sermón de Hrothgar *1724-68,
1502-27 y el poema del inglés antiguo
Crist 659 ss. y 756-78. La semejanza
reside tanto en la temática como en los
giros expresivos, por ejemplo þonne
wróhtbora… onsendeð de su
brægdbogan biterne str$l [Crist 763-5,
«cuando el autor del mal… envía una
envenenada flecha de su arco del
engaño»; junto con Beowulf *1743-6
bona swíðe néah, sé þe of flábogan
fyrenum scéoteð. Þonne bið on hreþre
under helm drepen biteran str$le 1504-
10)]. Desde luego, no sería exagerado
afirmar que el «sermón» de *1724-68
(1502-27) se parece más en contenido y
tono al autor de Crist que al autor del
resto de Beowulf.
El autor de Crist (con toda
seguridad del pasaje rúnico 797 ss., así
que casi con total seguridad también de
lo que le precede) es Cynewulf.[69] Entre
las obras «firmadas» por Cynewulf
están Elene y The Fates of the Apostles
(Los destinos de los apóstoles). En
estos poemas hay numerosos
paralelismos expresivos con respecto a
Beowulf. También los hay en otros
poemas: por ejemplo Guthlac (que
probablemente no es de Cynewulf) y
Andreas (que no lo es con toda
seguridad). De ellos sólo podemos
deducir que Beowulf era conocido y
admirado por poetas posteriores,[70] lo
cual es suficientemente probable en sí.
Pero la sensación (independientemente
de la investigación) de que el sermón
está sobrecargado y que muestra una
discrepancia parcial en tono y estilo, se
apoya en algo bastante diferente. No
tengo dudas de que Cynewulf conocía y
admiraba Beowulf y que así lo reflejaba,
y estoy totalmente seguro de que en
general no lo revisó ni lo reescribió.
Pero creo que Klaeber da en el blanco
con las conclusiones que hay que sacar.
En primer lugar, el discurso del rey
forma un elemento orgánico en la
estructura de la épica, y que el rey
pronunciara un discurso «de tono
elevado» concuerda perfectamente con
su personalidad, tal y como queda
imaginada y retratada en el poema, y con
el temperamento moral y serio de
Beowulf en su conjunto. Sin embargo, en
segundo lugar, la interpretación más
razonable de la situación y las
semejanzas exactas sigue siendo, aun
así, que la mano de Cynewulf ha
interferido en el discurso del rey: de
hecho, ha convertido un giedd en una
auténtica homilía.
¿Por qué? Porque en este lugar se
encontraba el punto de unión más
cercano de los dos autores y sus ideas.
Pensemos lo que pensemos sobre su
gusto —en mi opinión, tal y como queda
demostrado en sus poemas firmados, es
malo en sus peores momentos y pobre en
los mejores—, Hrothgar probablemente
le interesaba, y especialmente el
sermón. Era un oportunidad demasiado
buena como para desperdiciarla, y la
aprovechó: sin darse cuenta,
naturalmente (estaba mucho más allá de
su comprensión), de que al hacer más
explícita la moraleja, y adornándola con
la alegoría homilética de sus propios
tiempos, estaba dañando una gran obra
(una obra que a largo plazo sería mucho
más profundamente significativa e
instructiva que su propia poesía
abiertamente «cristiana»).
Pienso que es bastante probable que
también haya otros toques de mejora
«cynewulfianos» en el texto de Beowulf.
El que más se acerca a la afirmación
segura es *168-9 (144-5).[71] Esto no
sólo es inapropiado (y abstruso, puesto
que las ideas expresadas, que versan
sobre la «gracia» y la condena, no
terminan de armonizar con el contexto),
sino que también fácilmente separable; y
no sólo separable, ya que su escisión
daría lugar a una evidente mejora en la
textura de los versos y el sentido. Pero
la separabilidad no es un criterio seguro
—o no lo es si realmente se trata de
Cynewulf—. Era un hombre elocuente
con un wordhord («vocabulario») rico,
un habilidoso artesano con las palabras.
Estaba más que capacitado para unir
frases adecuadamente.
Por lo tanto, si pasamos de la
conclusión general (que en mi opinión es
prácticamente cierta) de que un autor
posterior ha interferido aquí, a la
cuestión del detalle exacto —¿qué fue lo
que hizo?— no terminaremos de obtener
una respuesta clara. No es tanto una
cuestión de interpolación, sino de una
reescritura en toda regla, que puede
mezclar lo viejo con lo nuevo de manera
intrincada.[72]
1630;*1887
1749-93; *2020-69
Introducción
La única afirmación general de mi padre
sobre su obra Sellic Spell que he podido
encontrar es la siguiente nota, redactada
a lápiz muy apresuradamente y difícil de
leer:
Esta versión es un cuento, no el cuento. Es
sólo hasta un punto muy limitado un intento
de reconstruir el relato anglosajón que se
encuentra detrás del elemento de cuento de
hadas en Beowulf. En muchos puntos no es
posible hacerlo con certeza; en otros (por
ejemplo, la omisión del viaje de la madre
de Grendel) mi cuento no es exactamente
igual.
Mi objetivo principal es mostrar las
diferencias de estilo, tono y ambiente que
ocurren al eliminar los elementos heroicos
o históricos. Naturalmente, no sabemos
con exactitud cómo era el estilo y el tono
de estas cosas perdidas del inglés antiguo.
He dado a mi cuento una expresión norteña
al escribirlo primero en inglés antiguo. Y al
hacerlo atemporal, he seguido un hábito
común de los cuentos populares, tal y como
nos han llegado.
En lo referente a Beowulf, he intentado
(¿delinear?) una forma de una historia que
habría facilitado más la conexión con la
leyenda histórica —especialmente en el
personaje de Antiamigo—. Y también una
forma que explicará la figura de
Calzamanos y la desaparición de los
compañeros en el relato que nos ha llegado.
Que el tercer compañero, Madera de
Fresno, esté de alguna manera relacionado
con el guardacostas no es más que una
conjetura.
La hija única entra como un elemento
típico del cuento popular. La he asociado a
Beowulf. Pero en este caso, el proceso
original era evidentemente más intrincado.
Más de un cuento (o motivo de cuentos)
estaba asociado a las casas reales de los
daneses y los gautas.
I
Beowulf and Grendel
I
Beowulf y Grendel