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INTRODUCCIÓN 3

METODOLOGÍA I

TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN
DEL OBJETO DE ESTUDIO
4 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

DIRECTORIO

DR. JOSÉ ENRIQUE VILLA RIVERA


Director General

DR. EFRÉN PARADA ARIAS


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DR. JOSÉ MADRID FLORES


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de Obras e Instalaciones
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Abogado General
LIC. ARTURO SALCIDO BELTRÁN
Director de Publicaciones
INTRODUCCIÓN 5

METODOLOGÍA I

TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN
DEL OBJETO DE ESTUDIO

Alfredo Tecla Jiménez

INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL


— MÉXICO —
6 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Metodología I
Teoría de la construcción del objeto de estudio

PRIMERA EDICIÓN: 2006

D.R. © 2006 INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL


Dirección de Publicaciones
Tresguerras 27, 06040, México, DF

ISBN: 970-36-0350-5

Impreso en México/Printed in Mexico


INTRODUCCIÓN 7

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................511

1. LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO ................................ 25


Los principios comunes del empirismo ..................................................... 27
El cuerpo pensante ........................................................................................ 32
La teoría de la inferencia .............................................................................. 35
Situación actual de la metodología en el cuerpo de saber ..................... 43
Introducción al estado del problema.......................................................... 44
El sujeto crítico .............................................................................................. 46
El estado del problema, la categoría central de la metodología ........... 49
La teoría del sujeto ........................................................................................ 51
El saber deficitario inherente del sujeto ................................................... 55
La teoría del cuerpo de saber....................................................................... 56
El instrumento y el cuerpo de saber .......................................................... 60

CONCLUSIONES ........................................................................................................... 63

2. INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO ..................................................................... 67


Los datos de la intuición viviente, de la representación
y la construcción del objeto de estudio ............................................. 67
El diseño de investigación ........................................................................... 72

7
8 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

3. SOBRE LA TOTALIDAD ............................................................................................ 81


Preámbulo ....................................................................................................... 81
La categoría de totalidad y los hechos sociales ....................................... 84

4. UN EJEMPLO DE LAS TEORÍAS DE RANGO MEDIO .................................................103

ANEXO I
EL MÉTODO MARXISTA .......................................................................................... 113
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA LA CRÍTICA
DE LA ECONOMÍA POLÍTICA .......................................................................................115
Producción .................................................................................................. 115
a) El objeto a considerar es en primer término la
producción material ...................................................................... 115
b) Eternización de relaciones de producción históricas.
Producción y distribución en general. Propiedad ................. 117
La relación general de la producción con la distribución,
el cambio y el consumo ....................................................................... 121
a) Consumo y producción ................................................................. 123
b) Distribución y producción ........................................................... 128
C) Cambio y producción .................................................................... 132
El método de la economía política....................................................... 134
El arte griego y la sociedad moderna ................................................... 145

ANEXO II
La ascensión de lo abstracto a lo concreto en principios de la
lógica dialéctica.................................................................................................. 151
Sobre el método marxista ........................................................................ 151
La correlación entre lo concreto y lo abstracto
en el proceso singular del conocimiento ..................................... 156
Comienzo de la ascensión que lleva
de lo abstracto a lo concreto .......................................................... 162
La ascensión de lo abstracto a lo concreto ........................................ 169
La correlación entre lo concreto y lo abstracto en el proceso
histórico del desarrollo del conocimiento .................................. 180
INTRODUCCIÓN
ÍNDICE 9

9
La errónea teoría sobre el “desacuerdo” entre el aumento
de las abstracciones científicas y el carácter concreto
del mundo sensorial .......................................................................... 189

ANEXO III
El método Weber ............................................................................................... 201
Los tipos ideales de Max Weber ............................................................ 203

BIBLIOGRAFÍA ......................................................................................................... 213


10 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
INTRODUCCIÓN 11

11

INTRODUCCIÓN

Es frecuente que los académicos se pregunten sobre el significado del llama-


do “marco teórico” de la investigación. La situación se complica cuando las
formas protocolarias oficiales introducen otros términos como “estado del
arte”, “marco de referencia”, “marco conceptual”, entre otros. Los textos es-
pecializados no ayudan mucho a despejar esta situación. Por ejemplo, Carlos
Méndez en su Metodología,1 utiliza indistintamente los conceptos de marco de
referencia, marco conceptual y marco teórico. Cuando trata de definirlos cae
en tautologías: “En esencia, el marco teórico, dice, permite ubicar el tema
objeto de investigación dentro del conjunto de las teorías existentes” y es a la
vez: “una descripción detallada de cada uno de los elementos de la teoría que
serán directamente utilizados en el desarrollo de la investigación.” Respecto
al marco de referencia sólo indica que está sustentado en el conocimiento
científico, mientras que el marco conceptual consiste en “definir el significa-
do de los términos que van a emplearse con mayor frecuencia en la observa-
ción, descripción, explicación y predicción”.2
Umberto Eco en su libro,3 no hace una referencia explícita a lo que es un
marco teórico, sólo cuando habla de “cientificidad” encontramos algo que
podría interpretarse en este sentido, sobre todo cuando se refiere a la cons-
trucción del objeto de estudio. Empieza señalando que el objeto puede ser
tangible o intangible y enseguida argumenta: “Definir al objeto significa enton-

11
Méndez, Carlos E., Metodología, p. 109.
22
Idem.
13
Eco, Umberto, ¿Cómo se hace una tesis?, p. 78.

11
12 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

ces definir las condiciones bajo las cuales podemos hablar con base en unas
reglas que nosotros mismos estableceremos o que otros han establecido antes
que nosotros.”4
Podemos observar que no habla de un sujeto trascendental ni de un sujeto
libre de prenociones o de principios evidentes. Enseguida, Eco, aborda los
aspectos de la selección del objeto de estudio, la cual debe estar orientada por
la búsqueda de nuevos descubrimientos (decir cosas nuevas y que sean útiles a
los demás).
Algunos autores incluyen en el marco teórico la descripción, el análisis y
la explicación;5 otros lo relacionan con el problema como Pérez Tamayo quien
dice: “es el marco de referencia del problema; es allí donde se estructura un
sistema conceptual integrado por hechos e hipótesis que deben ser compati-
bles entre sí en relación con la investigación”.6 Con esta orientación Canales
dice en su texto:

Los elementos a incluir en el marco teórico son presentados de diferentes maneras, según
los diversos autores que traten el tema; también varían las denominaciones que se les
asignan. Unos plantean lo relativo a conocimientos y teorías existentes sobre el problema en
una selección denominada “revisión de literatura” o “marco general de estudio”. La deno-
minación “Marco Teórico” queda reservada para las variables y sus definiciones.7

Por un lado, dan cuenta de la diversidad de los conceptos, pero a su vez,


contribuyen a la confusión al afirmar que el marco teórico debe limitarse a las
variables y sus relaciones. Good y Hatt, en su libro Métodos de investigación social,8
no tratan explícitamente lo del marco teórico pero en su apartado “El concep-
to como abstracción” dicen lo siguiente: “Puesto que tanto los hechos como
los conceptos son abstracciones, tienen significado solamente puestos en un
marco de referencia, dentro de algún sistema teórico.” Independientemente
de su teoría del concepto, lo que nos interesa es cómo concibe el marco de
referencia. Heinz Dietrich, por su parte, en su obra Nueva guía para una inves-

44
Idem.
55
Neupert, citado por Canales et al., en Metodología de la investigación, p. 85.
66
Idem.
77
Idem.
88
Good, W. J. y Hatt, P. K., Métodos de investigación social, p. 58.
INTRODUCCIÓN 13

13
tigación científica,9 define al marco teórico de la siguiente manera: “El marco teó-
rico es el resultado de la selección de teorías, conceptos y conocimientos científi-
cos, métodos y procedimientos, que el investigador requiere para describir y
explicar objetivamente el objeto de su investigación, en el estado histórico,
actual o futuro.” Esta definición resulta muy amplia, pues incluye hasta los
métodos y procedimientos.
La teoría del marco teórico en Bunge hay que buscarla en su apartado “La
teoría del concepto y de la definición”,10 donde señala que “…una definición
es una operación puramente conceptual por lo cual (i) se introduce formal-
mente un nuevo término en algún sistema de signos (como el lenguaje de una
teoría), y (ii) se especifica en alguna medida la significación de los términos
deficientes”.
Otro autor, cuya obra actualmente tiene una gran difusión en nuestros
medios académicos, Hernández Sampieri, tampoco le presta mucha atención
al marco teórico. Se limita a la referencia de las ideas que surgen o motivan al
inicio de la investigación y que la ubican en un tema y que llevan a conocer
sus antecedentes. Sin prestarle más atención, pasa a tratar el problema.
Como vemos, la teoría del marco teórico es un asunto descuidado al que
no se le ha prestado mayor atención y, por lo mismo, existe sobre él mucha
confusión. Desde nuestro punto de vista, si algún significado tiene el marco
teórico es el de representar el momento de la construcción del objeto de estu-
dio. La premisa de que es el sujeto el que construye el objeto de estudio nos
obliga a poner nuestra atención en el concepto de “construcción”. No hay
que ir muy lejos para encontrar los antecedentes del término. El primero de
los filósofos que llama nuestra atención al respecto es Kant. La construcción,
según Kant, es exhibir (a priori) una intuición que corresponde al concepto.
De acuerdo con Franco García,11 “la construcción a la transición desde un
concepto general hasta una intuición que representa al concepto (tiempo, es-
pacio). Éste es un proceso de la razón pura que no acude a la experiencia.” En
otro apartado dice: “es introducir la representación de lo individual en lo ge-

99
Dietrich, Heinz, Nueva guía para una investigación científica, p. 81.
10
Bunge, Mario, La investigación científica, p. 139.
11
Franco García, Francisco, consultado en unidad abierta. edu. mx.
14 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

neral (categoría, concepto). Y más adelante en forma más clara agrega: poner
propiedades en los objetos, más bien es constatar, descubrir propiedades se-
gún el concepto general”. Los comentarios de Franco García sobre los argu-
mentos de Kant coinciden con los argumentos que se expresan en este trabajo
sobre la construcción del objeto de estudio como una totalidad. En términos
dialécticos, lo concreto es lo concreto porque es la síntesis de múltiples deter-
minaciones, o sea, la unidad de lo diverso.
Hurgando en los textos de Kant, nos damos cuenta que él utiliza más bien
el término de “representación”, al cual define como el acto de conocer un
objeto por categorías. Para Marx, el acto de conocer no es expresión de una
razón trascendental, sino una función del cuerpo que piensa que se eleva de
lo ingenuo, de lo caótico o confuso, a través de la abstracción, partiendo de la
“abstracción inicial”, la cual deriva, de lo que aquí llamamos “el todo más
desarrollado”. De acuerdo con Marx, es el concreto mental que corresponde a
un concreto real. El objeto de estudio se construye como una totalidad en
torno a la esencia, la esencia es el inicio de la investigación, no es cualquier
característica observable; la investigación parte de la esencia para ir a otra
esencia más profunda.12
Buscamos el término de “construcción” en Kant, no lo hallamos pero sí
el concepto ya sea como “enlace” o como “capacidad de representación” que
se realiza a través de la intuición (conocimiento a priori), reflexión, juicios
sintéticos y juicios analíticos.13 Según Kant, la sensibilidad sólo nos propor-
ciona las apariencias de los fenómenos que están fuera de ella y que no se
pueden conocer, el sujeto dispone y actúa con las representaciones de los
datos de la experiencia, es así como el sujeto “construye” a su objeto.14 Pero,
de acuerdo con Kant, se trata de un objeto que no tiene nada que ver con la
“cosa en sí”, es decir, con la realidad externa. Por eso resulta extraño que
Kant se refiera a las coincidencias entre las representaciones de varios suje-
tos, coincidencias que atribuye a la unidad del objeto y no al sujeto trascedental.
Al respecto dice: “…no habría fundamento alguno para que otro juicio hubiese

12
Marx, Introducción general a la crítica de la economía política 1857, pp. 58-60.
13
Kant Manuel, Prolegómenos a toda metafísica del porvenir, p. 42.
14
Ibid., p. 47.
INTRODUCCIÓN 15

15
de convenir necesariamente con el mío, si no fuese la unidad del objeto, al
cual se refiriesen todos, con el cual convienen y por el cual, también, todos
deben concordar los unos con los otros”.15
No es necesario hablar, como lo hacen algunos autores, de un polígono de
mil lados para dar cuenta de los límites de la observación; no sólo el cuerpo
pensante se enfrenta a la realidad infinita sino también a un cuerpo de saber
inabarcable, oceánico. Cualquier concepto y objeto plantean ya esta limita-
ción. El cuerpo pensante está mediado por conceptos y valores y sus circuns-
tancias condicionan lo que selecciona de lo que sus sentidos perciben y los
valores y conceptos que le dan significado. Los conceptos de la ciencia no son
ostensivos ni empíricos, aunque se alimente de ellos, son, como diría Kant,
enlaces, representaciones, determinaciones, abstracciones. Cuando se habla
de clase social, ideología o administración, no es posible observar de modo
seguro y directo (empírico) lo que el concepto designa. Sólo cuando hacemos
referencia a las determinaciones esenciales que constituyen las definiciones
de los conceptos, es posible derivar variables e indicadores que nos permiten
seleccionar las características observables de los individuos, fenómenos y
comportamientos significativos de acuerdo con los conceptos ubicándolos en
una categoría. Para la ciencia no existen hechos sin significado (Darwin). La
relación de propiedad no se puede observar directamente, pero se puede infe-
rir a través de usos y acciones. Lo mismo sucede con conceptos más abstrac-
tos. Volviendo al lenguaje de Kant, la intuición es la propiedad del sujeto que
le permite “construir” la representación, “abstraer de lo empírico”, lo sensi-
ble. El objeto resulta una “construcción” lógica de la intuición intelectual.16
Para Kant hay dos tipos de representación: a priori y a posteriori. El tiempo
y el espacio son categorías a priori, o sea, no se requiere de la experiencia para
su representación, son condiciones necesarias para la posibilidad de la repre-
sentación de cualquier objeto. No resulta extraño que bajo esta forma de in-
terpretar lo a priori resulte posible para Kant, la concepción de un espacio
vacío (Newton), es decir, se trata de una intuición pura. Por cierto, cuando

15
Ibid., p. 54.
16
Kant, Nueva crítica de la razón pura, p. 84.
16 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Kant aborda esta cuestión, aparece una nota a pie de página donde utiliza el
término “construcción”, textualmente dice: “...la posibilidad de sus construc-
ciones a priori”.17
Para Kant los conceptos de espacio y tiempo no son construcciones, son
intuiciones puras a priori, existen antes de la percepción de cualquier objeto.
Pero, tanto el espacio como el tiempo son intuiciones que existen en el inte-
rior del sujeto trascendental (al cual también identifica con el alma),18 son la
condición inmediata de nuestros fenómenos interiores, los cuales no pueden
incluir a la cosa en sí, pues es incognoscible. De este modo, cuando Kant
habla del objeto, se refiere a las representaciones de los objetos, no a la reali-
dad objetiva. Resulta extraño, pero éste es el argumento kantiano que nos
permite darle el verdadero significado a su “unidad del objeto”. En Kant
todo está invertido: los objetos no son una representación de los objetos que
existen independientemente de que el sujeto los piense, sino que son sujetos
ideales o lógicos, construidos por un sujeto o razón trascendental. De acuer-
do con esto, cuando habla de “correspondencia” no se refiere a una relación
entre el concepto y el objeto, sino a una relación entre el concepto y la repre-
sentación. ¡Todo un lío! En el discurso de Kant el punto de partida no es la
realidad objetiva sino la experiencia subjetiva, sus límites son las formas del
pensamiento, lo único que se puede decir de la realidad es que existe, pero
ninguna otra propiedad pues es incognoscible. Ante el idealismo subjetivo y
el idealismo de “ensueño”, propone su idealismo crítico, el cual reconoce la
existencia objetiva de la realidad (cosa en sí) la cual es incognoscible; lo único
que se conoce son los enlaces entre las intuiciones o representaciones de la
experiencia del sujeto y “la relación de un objeto con el sujeto, y no lo íntimo,
que pertenece al objeto en sí”.19
De acuerdo, el sujeto construye al objeto, pero en Kant el objeto viene a
ser la representación de la representación. La construcción del objeto como
enlace de conceptos y a la vez relaciones de conceptos con objetos, o sea, con
representaciones del objeto, es una actividad del sujeto donde no intervienen

17
Kant, Crítica de la razón pura, p. 176.
18
Kant, op. cit., p. 186.
19
Ibid., p. 197.
INTRODUCCIÓN 17

17
los objetos como cosa en sí, sino como representaciones o intuiciones sensi-
bles: “Todo enlace es una actividad intelectual.”20 Hay una idea en Kant la
cual, sin considerar que cuando se refiere a la representatividad se está refi-
riendo a un concepto o sistemas de conceptos que no incluyen al objeto exter-
no, es un argumento que pudiera ser defendido por un dialéctico materialista,
la cual citamos enseguida: “Mas el concepto de enlace lleva consigo además
del concepto de diversidad el de unidad de esta misma diversidad. El enlace
es la representación de la unidad sintética de la diversidad.”21 La diferencia
fundamental con la totalidad dialéctica es que, mientras para Kant el criterio
para establecer el enlace es una categoría a priori que pertenece a la razón
pura o trascendental, para el materialismo dialéctico es una categoría o teoría
que el sujeto elige del cuerpo de saber, el cual es exterior al sujeto, es decir,
existe fuera e independientemente del sujeto, que no proviene de una razón
trascendental; de tal modo que el enlace sólo es posible en una relación dia-
léctica sujeto-objeto. Si los enlaces que establece no corresponden a las pro-
piedades objetivas del objeto debe cambiar los conceptos con los cuales se
establecen estos enlaces. Cuando el objeto es equivalente a la cosa en sí, no
son posibles estos enlaces.
Como vemos existen suficientes razones para que autores como Popper y
Franco García interpreten estas ideas kantianas como “construcción”. Lo que
es conveniente señalar es que, tanto Kant como Popper (parece ser que tam-
bién Weber) conciben la construcción como una actividad lógica determina-
da por el sistema del que parte el sujeto y no por las relaciones con los objetos.
Estamos de acuerdo en que construir al objeto es introducir lo particular en lo
general, pero no sólo eso, también es encontrar lo general en lo particular.
Kant habla de poner propiedades en los objetos o descubrir propiedades se-
gún un concepto general. Hay que reconocer que estas ideas pueden ser inte-
resantes y sugestivas siempre que se consideren desde la perspectiva materia-
lista. Lo concreto es lo concreto porque es la unidad de múltiples determina-
ciones, es la unidad de lo diverso. El método dialéctico consiste en saber
situar la parte en el todo. Como vemos, la diferencia es muy fina. El acto de

20
Kant, op. cit., p. 241.
21
Ibid., p. 246.
18 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

conocer, para Kant, es un acto del sujeto trascendental que echa mano de la
razón pura; para Marx no existen conocimientos a priori ni ideas innatas, el
sujeto es un ser histórico mediado por el cuerpo de saber, y una vez que ha
seleccionado su objeto de estudio, busca y selecciona en el cuerpo de saber
aquella teoría que considera la más desarrollada y que le permite construir su
objeto como una totalidad; pasando a seleccionar un concreto real y, nueva-
mente, determinar una esencia volviendo a construir una totalidad más espe-
cífica. El proceso investigativo lleva de una esencia a otra esencia, siempre se
están construyendo totalidades, que son lo diverso unido por la esencia, pa-
sando así de una esencia a otra esencia más profunda.22
No se trata de una simple sustitución de una razón trascendental por el
cuerpo pensante. La cosa en sí, incognoscible de Kant, no sólo existe fuera e
independientemente del sujeto, pues en esto está de acuerdo Kant, sino que
es inalcanzable por la experiencia del sujeto. Aquí se rechaza la cosa en sí, en
cambio se habla del objeto como parte de la realidad objetiva, que no sólo
existe fuera e independientemente del sujeto sino que es inseparable del suje-
to que conoce, lo cual es condición necesaria para que el sujeto reproduzca el
objeto en su cerebro, que es el órgano del pensamiento, y traduzca sus propie-
dades en forma de conceptos, abstracciones, de acuerdo a su construcción
como una totalidad que es la que le permite discriminar la infinidad de infor-
mación o de características que posee cualquier objeto. La totalidad no es el
contenido exhaustivo del objeto. El tipo ideal de Weber, como totalidad, tam-
bién se refiere a una selección de características que constituyen la estructura
del objeto y también reconoce la objetividad del objeto; la diferencia estriba
en que él no parte de la esencia sino de cualquier elemento, hasta cierto pun-
to, arbitrario. También interpreta la falta de fidelidad del tipo ideal en cuanto
a que no puede ser exhaustivo. Más adelante volveremos a Weber.
El cuerpo de saber también es externo al sujeto, es histórico y heterogé-
neo. Los grupos dominantes o vencedores destruyen, filtran, manipulan el
cuerpo de saber, la cultura en general, de los grupos dominados o vencidos.
De lo que queda o de lo acumulado; conservan sólo aquello que les puede
servir para el control y reproducción de su poder. El sujeto, como ser social,

22
Marx, Introducción general a la crítica..., p. 58-60.
INTRODUCCIÓN 19

19
es un producto de las relaciones que se establecen entre los diferentes grupos
o clases. Todo aquello que nutre al cerebro que piensa está determinado por
estas relaciones. Independientemente de sus capacidades individuales, cuan-
do el ser humano se constituye en sujeto de investigación, realiza su práctica
investigativa a partir de las teorías y corrientes o conceptos que le han sido
inculcados, muchos de los cuales no son conscientes. De hecho, los diferentes
sujetos construyen sus objetos en forma diferente, según la teoría que adop-
ten. Aquí es donde la objetividad del objeto es la que determina cuál de las
construcciones es la que se aleja o aproxima más. No resulta extraño que el
objeto sea determinante respecto a la teoría. Cuando el sujeto parte de una
teoría que es negada por los hechos debe cambiar de teoría. La teoría científi-
ca es lo que está comprobado y se encuentra en constante desarrollo. Y esta
posibilidad siempre existe, la hipótesis está construida sobre la probabilidad
de la posibilidad del descubrimiento de un nuevo conocimiento.
Antes de abandonar el tema de Kant, hay que decir que lo que aquí se ha
discutido, como sus conceptos de “cosa en sí”, su razón pura, etcétera, no
demeritan la importancia de las aportaciones que este filósofo alemán hizo a
la lógica y a la teoría del conocimiento. Queda en pie que el objeto es comple-
jo y diverso y que es el sujeto el que selecciona, consciente o inconsciente-
mente una teoría para construirlo, tesis que es ajena totalmente al empirismo.
La teoría permite enlazar las propiedades del objeto y concebirlas como par-
tes de un todo, viene a ser lo concreto pensado. Después de esto, vale la pena
hacerse la pregunta ¿qué tanto hay de Kant en la definición del concreto sen-
sible de Marx, así como en la definición del cuerpo del saber como los datos
de la intuición viviente y de la representación? Los términos son los mismos
sólo que Marx no se refiere a un sujeto trascendental sino al saber acumulado
que existe objetivamente, en libros, documentos, archivos, datos, etcétera.
La construcción del objeto en Kant es una construcción lógica, pero a
diferencia de la convencionalista y el tipo ideal de Weber, no es una construc-
ción arbitraria sino determinada por la unidad del objeto y las leyes que rigen
las relaciones entre las categorías. De este modo, se distigue su idealismo
crítico del subjetivo al reconocer la existencia de la cosa en sí aunque sea
ajena al conocimiento del sujeto, pero de ninguna manera significa que el
20 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

conocimiento del sujeto sea algo arbitrario: está sujeto a las leyes de la lógica.
Por el momento dejamos a Kant.
Para irnos aproximando a las teorías actuales sobre la totalidad hablemos
antes de Max Weber y sus tipos ideales. Tanto el tipo ideal de Weber como el
de totalidad de Marx, hacen referencia a lo esencial y la reducción a las es-
tructuras; ambos hacen a un lado el contenido exhaustivo del objeto por inne-
cesario e inalcanzable. En lo que se distinguen es en la importancia que le dan
a la subjetividad, pues mientras el tipo ideal pone el acento en la “racionali-
dad” del sujeto, la totalidad dialéctica pone el acento en la relación sujeto
objeto. El tipo ideal viene a ser, hasta cierto punto, una construcción arbitra-
ria que depende de la teoría seleccionada por el sujeto que puede ser la que
más le plazca según sus valores (ideología). Para Weber, primero están los valo-
res del sujeto, a diferencia de Durkheim que concibe a un sujeto libre de
valores y prenociones; para Marx, primero está el sujeto crítico que confronta
las diversas teorías y a las teorías con el objeto, Weber no habla propiamente
del objeto sino de actividades y conexiones, de las cuales el tipo ideal viene a
ser una representación donde lo determinante es la “parcialidad subjetiva”
del sujeto. Otra diferencia estriba en que para la metodología weberiana, el
paradigma viene a ser fundamental para el ordenamiento del mundo mental.
No hay que olvidar que la influencia de Kant le llega vía Windelband y Rickert,
la cual se refleja en sus conceptos de causalidad, particular y general. Weber
no niega la realidad pero se detiene ante su cognoscibilidad; al igual que Kant
sustituye a la realidad por las estructuras lógicas. Consecuentemente, la esen-
cia no es una propiedad objetiva del objeto. No entiende la abstracción como
aislamiento y selección de las propiedades del fenómeno que dan cuenta de
su estructura, ni a la totalidad como la unidad de la diversidad. Weber, con-
funde la fidelidad del tipo ideal con el contenido exhaustivo, el cual, al hacer
abstracción y determinar la estructura (el tipo ideal), deja de ser un modelo
fiel y se vuelve arbitrario. Al igual que Kant, no es un empirista. El punto de
partida para la construcción del objeto es el tipo ideal, es el que sirve de guía
en la selección de los datos empíricos. Una diferencia más es la que se refiere
a la finalidad del conocimiento: para Weber, el fin del conocimiento científico
es la comprensión, no es la apropiación y transformación de la sociedad. Si-
guiendo a Rickert y Windelband, concibe dos tipos de ciencias: las que descu-
INTRODUCCIÓN 21

21
bren leyes, nomotéticas (naturales); y las que sólo describen hechos particula-
res, ideográficas (sociales).
Las ciencias sociales no buscan la explicación a través de leyes, sino la
comprensión a través de tipos ideales. En un principio, Weber se identificó
con el pensamiento marxista. La influencia inicial de Marx dio paso a un pro-
fundo rechazo que llevó a Weber a producir una obra prolífica (que ha tenido
gran influencia), tratando de demostrar que Marx estaba equivocado. Su obra
La ética protestante y el espíritu del capitalismo tuvo como principal razón, demos-
trar que era falso el principio marxista de que no es la conciencia la que deter-
mina el ser social sino el ser social el que determina la conciencia: la ética
protestante fue la que dio origen al capitalismo. Y en cuanto a la ciencia, el
sujeto que investiga a la sociedad, trata exclusivamente con las construccio-
nes mentales que se elaboran sobre ella; de ahí su emergentismo.23
En resumen, la diferencia entre el tipo ideal y la totalidad dialéctica, es el
concepto de objetividad. La totalidad es una construcción objetiva que co-
rresponde al objeto y en eso consiste su fidelidad (totalidad abstracta, totali-
dad pensada, totalidad concreta, objeto, concreto real). La totalidad no tiene
nada que ver con el contenido exhaustivo, con todas las propiedades del obje-
to, sólo toma en cuenta las propiedades del objeto que constituyen su estruc-
tura y de sus relaciones dialécticas. “Esta dialéctica significa además la
interrelación entre el sujeto y el objeto, así como su transformación y apropia-
ción. La totalidad es el punto de partida de la investigación que es un movi-
miento en espiral que lleva a un resultado desconocido, a algo distinto al
punto de partida. Como dice Kosik: “es necesario dar un rodeo para que lo
concreto se vuelva comprensible por medio de lo abstracto, el todo por medio
de la parte”.24 Es el momento de resaltar la franca oposición al empirismo de
Weber (Bacon, Locke, Hume, Durkheim, Hempel, etc.). Definitivamente, el
objeto no se construye de lo particular a lo general, ni a partir de alguna de sus
caracerísticas observables, como afirmaron Bacon y Durkheim, entre otros.
Un autor que va por una línea parecida a la de Weber es Popper, es opor-
tuno citarlo en este momento por sus críticas al empirismo. Popper no oculta

23
Gallo, Miguel Ángel, et al., Ciencias sociales, pp. 5-142.
24
Idem.
22 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

su filiación neokantiana, el punto de partida de la investigación es la teoría


“falseable”, en este caso. Más adelante veremos de que se trata esto. En cuan-
to a su crítica al empirismo, lanza su ataque al punto más débil que es el
mismo principio de la inducción, al cual dice: “no hay que tomarlo como
verdadero sino como probable”. También afirma que “todo principio de in-
ducción es superfluo”.25 Indudablemente, eso dicho por Popper demuestra las
enormes dificultades a las que se enfrentan los empiristas a pesar de que ha-
blen de una observación pura o de un sujeto libre de prenociones, y que con-
siste en preguntarse simplemente ¿cuál es el punto de partida de la inducción?
Pero Popper se enfrenta a sus propias dificultades. Una de ellas aparece
cuando se enfrenta al objetivo de la ciencia que consiste en descubrir nuevos
conocimientos. Nos sorprende su opinión cuando califica al proceso de des-
cubrimiento de “irracional”. Ante la pregunta ¿cómo llega el científico al descubri-
miento de una nueva verdad? Popper se responde: “Puede expresarse mi
parecer diciendo que todo descubrimiento contiene “un elemento irracional”
o una “intuición creadora” en el sentido de Bergson”.26
Ante el concepto de “teoría falseable” de Popper, es conveniente pregun-
tarse ¿qué es una teoría? Algunos autores la han llegado a considerar como un
instrumento para predecir (Mach, Wittgenstein, Shlick), otros la consideran como
una simple fórmula simbólica (Kant, Carnap, Wittgenstein, Bohr, etc.), un re-
curso para comprender (Weber) o, bien, como redes que los sujetos lanzan al
mundo para racionalizarlo, explicarlo y dominarlo (Epicuro, Lucrecio, Bacon,
Espinoza, Kant, Hegel, Marx, Popper, etc.). El diccionario define a la teoría
como conocimiento especulativo diferente a lo práctico o aplicado. Definición
que no es de mucha ayuda para nuestros fines. Debemos empezar diciendo que
una teoría puede ser equivalente a un concepto, un modelo, una categoría o
interpretación; las verdaderas dificultades comienzan cuando queremos ver sus
relaciones con la realidad, incluido el sujeto y la práctica. Es cuando entra en
juego la corriente de pensamiento de la que se parte para explicar esa relación.
Claro, esto viene a ser fundamental, pero independientemente de cómo se
resuelvan estas cuestiones, la teoría, para cualquiera de las corrientes, es lo

25
Ibid., p. 28-29.
26
Ibid., p. 31.
INTRODUCCIÓN 23

23
general y común a un conjunto de fenómenos. En este sentido su papel es
separar, delimitar, ordenar un grupo de fenómenos, ya sea para describir, cla-
sificar o explicar. Después viene la tarea de confrontar las teorías y de ver su
relación con los fenómenos externos a los que hacen referencia. Como hemos
visto, algunos autores ponen el acento en su carácter lógico, otros en su fun-
ción. También pueden establecerse diferencias entre aquellos que ven a la
teoría como principios evidentes (intuicionistas e iluministas), o verdades
absolutas (dogmáticos), arbitrarias (convencionalistas), cambiantes (relati-
vistas), en desarrollo (dialécticos). Entre los relativistas ubicaríamos a Popper
y a Bunge, precisando, los relativistas se caracterizan por reconocer la diversi-
dad y el cambio, pero sobre todo por eliminar la diferencia entre teoría cientí-
fica e hipótesis, es decir, entre la teoría ya comprobada y la teoría por
comprobar. Popper hace también la diferencia entre las ciencias que pertene-
cen a las ciencias empíricas y las que no, sin reparar en las paradojas que se
derivan de esta afirmación. Pero algo parecido sucede con Bunge especial-
mente cuando habla de ciencias naturales y de ciencias fácticas. Pero por el
momento no vamos a entrarle al tema de la clasificación de las ciencias.
24 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Cuestionario

11. ¿Cuántos términos existen para dar cuenta de la etapa del llamado “marco
teórico”?
22. ¿Cuál es la aportación o avance de reconocer de que el objeto se cons-
truye?
33. ¿Qué diferencias existen entre una construcción lógica de origen kantiano
y otra de carácter dialéctico?
44. ¿Cuáles son las diferencias entre el convencionalismo y el tipo ideal de
Weber?
55. ¿Cuál es la diferencia entre el tipo ideal y la totalidad dialéctica?
66. ¿Qué diferencia hay entre razón pura y cuerpo de saber?
77. ¿Qué servicios presta la teoría en la construcción del objeto de estudio?
INTRODUCCIÓN 25

25

1. LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN
DEL OBJETO DE ESTUDIO

En la historia del método los autores que han abordado el tema lo han hecho
ya sea desde la perspectiva del sujeto o bien del objeto, pocas veces desde el
cuerpo de saber o de los instrumentos. Por ejemplo, Bacon, en su teoría del
error incluye al sujeto y al cuerpo de saber, los empiristas clásicos, al sujeto y
al instrumento. Hay que recordar el famoso mito de “La Caverna” de Platón
en la que la fuente del error era la naturaleza del sujeto, en cuanto a sujeto con
alma porque su alma era pequeña y en cuanto a su cuerpo, porque los sentidos
engañan. Igualmente con Bacon el sujeto es como un espejo irregular. Para
Descartes, el sujeto es la fuente de la verdad y del error, en conclusión, tam-
bién para Kant. Se infiere en Descartes porque la “cosa pensante” y la “cosa
extensa” constituyen dos niveles que nunca se tocan y en Kant, porque la
experiencia del sujeto nunca alcanza al objeto pues es la “cosa en sí”.
Feyerabend pone el énfasis en el error cuya fuente tiene un carácter ambi-
guo, pues a veces se origina en el cuerpo de saber o tiene su origen en los
instrumentos. Pero ¿por qué poner el énfasis en el error y no en la verdad? De
acuerdo con la dialéctica, el error presupone a la verdad, no existen el uno sin
el otro y los dos tienen un carácter histórico. Siempre han estado presentes en
todas las corrientes, las cuales se han estado observando y comunicando cons-
tantemente entre ellas a pesar de que a veces lo nieguen o se combatan entre
sí. Esto lo demuestra la relación que hubo entre Platón y Demócrito en la
Antigüedad o entre los nominalistas y realistas en la Edad Media, o entre
Bacon y Aristóteles, etc. El método, el instrumento, es un producto histórico
que se ha ido desarrollando en medio de contradicciones y que ha sido, al

25
26 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

igual que la ciencia, objeto de discriminaciones y de polémica, entre otras cosas,


a veces ha jugado el papel principal ya sea como fuente de error o de verdad. A
veces se le ha mutilado, transfigurado o reducido. Algunos lo han combatido y
hasta negado, lo más frecuente ha sido el camuflaje que le han impreso las
corrientes, debido a ello ha adquirido mil rostros: empirista, lógico, inductivo,
comparativo, dialéctico, comparativo, cuantitativo, etcétera.
Ante esta diversidad, como una cuestión de principio, hay que empezar
por definir la práctica científica, pues no se trata de dilucidar la existencia del
método, o de los métodos, sino del planteamiento de que esta práctica dé
paso a una disciplina que tenga por objeto las leyes o reglas que actúan en el
proceso de descubrimiento de nuevos conocimientos.
La historia del método nos ayuda a identificar las condiciones en que surge
y cómo se va desarrollando. Como toda ciencia, la metodología no surge de repen-
te, tampoco es algo estático, el método como parte de la ciencia y como ciencia
(metodología), es un sistema abierto que se está desarrollando constantemente.
No se trata de un conjunto de recetas o de dogmas que no cambian. Por el
contrario, el método es ajeno a cualquier dogma. No es una camisa de fuerza
que restrinja la libertad del investigador. Es más bien, el instrumento que le
permite al sujeto ejercer su capacidad crítica sin otro límite que su propia res-
ponsabilidad de sujeto crítico. El científico no es un oportunista ni un simula-
dor. No se orienta por el interés ni por la búsqueda de prestigio sino (aunque
suene a romanticismo) por la búsqueda de la verdad.
El método no hace al científico un oportunista por excelencia 27 sino a un ,

buscador profesional que sabe aprovechar las oportunidades. El sujeto es un


ser humano cuya existencia individual está determinada socialmente. Es lo
que una serie de autores denominan “circunstancias”, de tal modo no se pue-
de hablar de individualidad del sujeto, sin considerar las circunstancias histó-
rico-sociales. Por ejemplo, Feyerabend, aunque habla de las circunstancias no
las concibe de esta manera. No se trata de ignorar la variable individual sin la
cual no se puede entender cómo los grandes hombres, entre ellos los hombres
de ciencia, logran superar las condiciones adversas en las que realizan su tra-
bajo; pero, por mucha que sea su capacidad no se desarrolla si no existen las

27
Feyerabend, Contra el método, p. 8.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 27

27
condiciones mínimas para su desarrollo. Sin embargo, en cuanto al cuerpo de
saber ¿qué es lo que lleva al sujeto a apoyarse en tal o cual teoría? La heteroge-
neidad del cuerpo de saber plantea la posibilidad de que el sujeto se apropie de
alguna de las teorías que se encuentran en el cuerpo de saber, pero la decisión
de que se apropie de la teoría “A”, de la “B” o de la “C” observa, en la realidad,
diferentes probabilidades. Por ejemplo, antes de que apareciera la obra de Darwin
El origen de las especies era muy poco probable que alguien se declarara evolucionista
pero a fines del Siglo XIX estas probabilidades aumentaron considerablemente;
actualmente las probabilidades de que alguien sea materialista dialéctico son
muy escasas. Hay quien separa el método de las ciencias particulares de un
método general y a cualquier intento de hablar de un método general o univer-
sal, lo llaman metafísica. La crítica está especialmente dirigida a los que ven en
la dialéctica un método universal, aunque esta pretensión no sea exclusiva de
los materialistas dialécticos. Un ejemplo reciente es Manuel Sacristán, quien sin
rodeos, considera a la dialéctica una metáfora, y no sólo eso sino que se trata de
una metafísica precientífica.28 Y agrega: “Si se da parte de una sucesión de ope-
raciones regulada y repetible no existe el método dialéctico. Si por método se
entiende puramente estilo intelectual, entonces es válido.” Esto demuestra que
tanto la formación de los intelectuales como la corriente predominante en el
cuerpo de saber es la corriente positivista. Por el contrario, lo que sí podemos
afirmar es que, con respecto a la metodología, aparte de una diversidad de teo-
rías y opiniones diferentes se da una departamentalización, tanto en el conoci-
miento como en el quehacer científico, lo que da por resultado, entre otras co-
sas, una proliferación de métodos, lo cual no sería negativo a no ser porque la
propia departamentalización no permite la integración y la coherencia, por lo
que se cae en la confusión y la duplicidad. Frecuentemente, se afirma lo mismo
en contextos diferentes.

LOS PRINCIPIOS COMUNES DEL EMPIRISMO

Sin embargo hay tesis que caracterizan a cada corriente que nos permiten
reconocer cuando un autor pertenece a alguna de ellas.

28
“En torno a la dialéctica”, consultado en www.lainsigna.org/2005/mayo/cul_003.htm.
28 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

¿Qué significa la tesis de que la ciencia comienza con la observación? O


bien aquella que afirma que la ciencia se alimenta de hechos válidos y obser-
vables (Good, Hatt, Dukheim). Hernández Sampieri en su texto29 comienza
afirmando que la investigación científica es sistemática, controlada; empírica
y crítica. Y con respecto a su carácter “empírico”, aclara que “significa que se
basa en fenómenos observables de la realidad”.30 Después retomaremos el
tema de la observación. Junker,31 define al trabajo de campo como la observa-
ción de la gente in situ, “se trata de conocer personas donde están”. Como
vemos, de esta manera, los alcances del trabajo de campo son muy limitados,
además, no se trata de observar por observar sino de darle significado a los
hechos y bajo esta base seleccionarlos, pues es imposible, y no tiene sentido,
registrar todo lo que el sujeto es capaz de observar. Más adelante dice: “llegó
un momento que tuve que abandonar los informes estadísticos y los docu-
mentos y comenzar a navegar por mi cuenta”,32 según él, es más fácil manejar
materiales escritos “basta con quitarles el polvo y abrirlos” para darse el “pla-
cer” de conocer las palabras y el pensamiento de los autores. Por mucho que
lo desee, el sujeto no puede darse el lujo de caminar por su cuenta, no puede
prescindir de los documentos y de los conceptos previos (Aristóteles). No
existen observaciones puras. Ante las tesis de estos autores contemporáneos,
vale la pena preguntarnos qué existe en el cuerpo de saber sobre el método y
cómo se han ido desarrollando las categorías del método.
Hay que recordar la dialéctica ingenua con Heráclito llamado “el oscuro” y
a Demócrito con su tesis de que el concepto es la guía de la investigación. Una
de las primeras definiciones que existen del método, es la de Aristóteles el cual
lo define como el organón, el instrumento, el camino ordenado, lógico, tanto
inductivo como deductivo. Si bien en Aristóteles ya existe una teoría de la defi-
nición, del postulado, la hipótesis, la verdad y del error, éstas no han dejado de
desarrollarse; por ejemplo, no es sino hasta Boyle a fines del siglo XVII, cuando
encontramos una definición más desarrollada de la hipótesis. El concepto del
todo más desarrollado, también se encuentra en Aristóteles en forma embrionaria,

29
Sampieri, Metodología de la investigación, p. XXVI.
30
Idem.
31
Junker, Introducción a las ciencias sociales, el trabajo de campo, p. 8.
32
Idem.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 29

29
cuando él plantea la necesidad de confrontar teorías para elegir entre ellas la
que explique mejor el fenómeno en cuestión y tomarla como punto de partida.
El surgimiento del empirismo con Locke (1632-1704), al que se le conside-
ra su fundador, jugó un papel muy importante en la historia del método. En su
momento jugó un papel revolucionario pues se enfrentó al iluminismo y a los
principios evidentes. El antecedente inmediato fue Bacon (1561-1626), que
con su inductivismo radical, tiró al niño junto con el agua sucia, se opuso no
sólo a Aristóteles sino que también desechó al cuerpo de saber al considerarlo
como fuente de error imaginando que existía un camino directo que prescindía
de él. (Bacon hablaba en su tiempo de una filosofía empírica). El empirismo
tiene como rasgo esencial la naturalización del sujeto y la cosificación del obje-
to. Son idealistas objetivos. También Kant y Hegel son idealistas objetivos al
reconocer la existencia objetiva del objeto. Aunque Kant reconoce la existencia
del objeto lo elimina en cuanto a objeto del conocimiento pues en cuanto a cosa
en sí, es incognoscible. Su concepto de experiencia no incluye al objeto, es
propiedad exclusiva del sujeto. La tesis de Bacon, que eliminaba el cuerpo de
saber con su camino directo y la de Kant, que eliminaba al objeto como “cosa
en sí” no permitieron resolver aspectos fundamentales de la metodología.
Bacon partió de la teoría del error el cual tenía sus fuentes en la naturaleza
del sujeto, en el cuerpo de saber y el instrumento (el deductivismo de
Aristóteles), no incluyó al objeto. En su obra El nuevo organón nos dice que hay
dos reinos: el de Dios y el de los hombres, hay que expulsar del reino de los
hombres a los falsos ídolos para convertirlo en el reino de la ciencia pues
los hombres no podrán entrar al reino de los cielos “sino en figura de niño”.33
El empirismo radical de Locke, por su parte, dio paso al idealismo subjetivo de
Berkeley cuya esencia quedó de manifiesto en su tesis “existir es ser percibido”.
Los extremos se tocan. La coincidencia con Locke aparece cuando éste afirma
que lo único que percibimos son cualidades, mientras que la materia nadamás
la suponemos, debería de eliminarse “dejando a la realidad formada sólo por
dos elementos: las mentes y las ideas que éstas experimentan directamente”.34
El empirismo de Hume (1711-1773), por su parte, da paso a uno de los aspectos

33
Bacon, El nuevo organón, p. 53.
34
Ruy Pérez Tamayo, ¿Existe el método científico?, p. 96.
30 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

de la inducción que tiene que ver con la teoría de la inferencia al reconocer que
el “empirismo puro” es insuficiente para el desarrollo de la ciencia, pues la
observación, por sí sola, no puede demostrar que un hecho se pueda repetir en
los mismos términos, de tal modo, que la inducción no requiera de otro princi-
pio que no esté basado en la experiencia. Y si se acepta un principio no empírico
¿por qué no aceptar otros? Tal reconocimiento llevó al empirismo radical a un
callejón sin salida.35 No tuvo más remedio que intentar soluciones “irracionalistas”
que lo llevaron a situaciones paradojales como fueron los casos de Comte y
Durkheim36 y de otros menos célebres como Rickert y Mach.37
Mach, nos lleva a otro de los factores del problema (infra) que es el ins-
trumento. Tanto los operacionalistas como instrumentalistas le atribuyen a la
teoría una función reducida a la utilidad sin importar que el contenido refleje
o no la realidad objetiva, se reduce el cuerpo de saber a simple memoria técnica
con valor puramente didáctico o heurístico, mientras que la realidad, a la que
pertenece el objeto de estudio, queda reducida a una simple conexión de ele-
mentos sensoriales que excluyen “a todo lo que nos representamos además de
las apariencias”.38 Pérez Tamayo hace la observación de que el instrumentalismo
“renuncia a explicar los hechos observados”.39 Sin embargo, Mach (1838-1916)
no tuvo ninguna objeción para aceptar la teoría de la evolución de Darwin,
sin importarle las contradicciones con su concepción instrumentalista.
El caso de Kant (1724-1804), es interesante para la metodología no sólo
porque es uno de los pensadores que desarrolló en forma sustancial las cate-

35
Ibid., p. 105.
36
“Ya que por la sensación nos ponemos en relación con el exterior de las cosas, podemos afirmar en resumen:
para ser objetiva, la ciencia no debe partir de conceptos que se han formado sin su concurso, sino de la
sensación. De los datos sensibles debe sacar directamente los elementos de sus definiciones iniciales. Y
en efecto, basta representarse en qué consiste la obra de la ciencia para comprender que no se puede proceder
de otra manera.” Durkheim, Las reglas del método sociológico, México, EDHSA, p. 96.
37
“Rickert, 1863-1936, afirma que el método estriba, en particular, en tratar de argumentar la idea de que el
conocimiento natural científico, que usa el método de generalización, no es un verdadero conocimiento de
la realidad y que éste se consigue sólo valiéndose del método individualizador, ya que este último es el que
corresponde más que otros al carácter del objeto a conocer. En esto estriba la ventaja de las ciencias históricas
sobre las naturales: se presenta lo individual inconfundible lo que descarta toda generalización”, Moskvichov,
Teoría de la desideologización, p. 34.
38
Ibid., p. 150.
39
Ibid., p. 151.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 31

31
gorías de la lógica, al grado que no se puede entender a Hegel sin su antece-
dente, Kant; así como no puede entenderse a Marx sin Hegel. Con Kant se
establece a las formas del pensamiento como objeto de estudio de diversas
disciplinas, entre ellas la lógica y la epistemología. Si bien sus posiciones idea-
listas no le permitieron a Kant la solución de los problemas que planteó, aportó
elementos para su solución. El planteamiento que se hizo Kant fue ¿cómo es
que son posibles las proposiciones sintéticas a priori? Kant era consciente de
la importancia de su pregunta, estaba convencido de que su solución era tan
importante como una revolución copernicana. Con Kant quedó demostrada
la capacidad creativa del proceso de abstracción. La “cosa en sí” representó la
piedra en el zapato de los idealistas radicales que no hallaban la forma de
eliminarla, en cambio su razón pura y la subjetividad de la experiencia que
nunca alcanzaba al objeto o “cosa en sí” dio paso a los empiristas lógicos, a los
analistas del lenguaje, etc., es decir a toda la pléyade de neokantianos que ha
predominado dentro de las corrientes positivistas. A fin de cuentas, el sujeto
trascendental kantiano es un sujeto ahistórico.
No tardaron en aparecer escuelas neokantianas, como la del Círculo de
Viena, la de Friburgo, la de Hamburgo, los neopositivistas lógicos, los analistas
del lenguaje, entre otras.
Las escuelas de Friburgo (Windelband y Rickert)y Hamburgo (Cohen),
desarrollan los elementos idealistas de Kant y eliminan los elementos mate-
rialistas (la cosa en sí); la de Hamburgo interpretó las categorías filosóficas de
Kant como si fueran construcciones lógicas. Entre los positivistas lógicos se
encuentran, entre otros, Popper y Hempel. Estos pensadores coinciden en
que el procedimiento (método) de las ciencias, tanto naturales como sociales
debe ser el mismo. En cada explicación causal, escribe Popper, existen obliga-
toriamente dos elementos: por un lado, una especie de ley universal y, por
otro, la descripción de condiciones específicas en que transcurre el proceso
dado, que puede ser llamado condiciones de partida; Hempel hizo extensivo
este principio a la historia al que se llamó “ley envolvente”. Sobre los analistas
del lenguaje, sólo diremos por el momento que éstos sostienen que:

11. La filosofía sólo es posible como análisis del lenguaje.


32 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

22. Este análisis debe limitarse a lo “dado”, es decir, a la experiencia inme-


diata o lenguaje.

33. La realidad se da sólo en el pensar. Esto es puro idealismo subjetivo, ya no


es el pensamiento sino el lenguaje a través del cual se construye la rea-
lidad.

EL CUERPO PENSANTE

Si tomamos en cuenta que Spinoza (1632-1677) vivió casi 100 años antes
que Kant, nos llega a impactar más su tesis del “cuerpo pensante”, fue un
gran paso en la teoría del sujeto, dice Spinoza: “El hombre no es una sustan-
cia, pues en la sustancia la esencia implica necesariamente la existencia: la
esencia del hombre, ser derivado, no la contiene. El hombre es una esencia
compuesta de los modos de los atributos divinos.”40 Spinoza no separa jamás
al espíritu del cuerpo. El hombre no es un ángel caído; no es un ser hecho de
arcilla a quien se insuflara un alma existente por sí. No: Es un cuerpo huma-
no, es decir, consciente de sí y del mundo. Sin cuerpo no hay alma, sin alma no
hay cuerpo. “ni atribuimos la duración del alma más que mientras subsiste el
cuerpo”.41 Su concepto de alma queda más o menos definido cuando afirma
“el alma es un modo de pensar”.42 Spinoza se adelantó 200 años a la ciencia
cuando dice: “Porque no entiendo por ideas de las imágenes aquellas que se
forman en el fondo del ojo o, si se quiere, en medio del cerebro, sino en las
concepciones del pensamiento.”43 Spinoza, antes que Kant, ofrece un con-
cepto desarrollado de totalidad.
Con Spinoza, queda superado, históricamente hablando, la dualidad del
sujeto, intuyendo, además, la relación dialéctica con el objeto (con los otros
cuerpos); el cuerpo como una unidad no puede realizar la actividad de conocer
sin recomponerse, traduciéndolo al lenguaje dialéctico, no puede conocer sin
apropiarse de la naturaleza. Todo conocimiento es transformación y apropia-

40
Spinoza, Ética, p. 40.
41
Ibid., p. 173.
42
Ibid., p. 64.
43
Ibid., p. 65.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 33

33
ción. Estas transformaciones son ilimitadas. El “cuerpo” tiene una capacidad
infinita de conocer: “no sabemos ni siquiera lo que puede el cuerpo”.44 Su
tesis del cuerpo como un compuesto de partes da paso a la unidad y a la
totalidad; una totalidad que sólo existe recomponiéndose. Hay relaciones que
descomponen haciendo daño, como el veneno o el crimen, hay otras que “con-
vienen” al cuerpo. La acción del cuerpo sólo adquiere significado dentro de
un contexto que Spinoza llama “estado”. De ahí, que para la naturaleza hu-
mana “pervertida”, los crímenes son virtud.45 Spinoza estuvo muy cerca de la
definición del hombre como el conjunto de sus relaciones sociales. El método
que emplea para llegar a lo que Deleuze llama su “extrañísima concepción del
mal”, sirve también para resolver las “extrañísimas” categorías de simple y
complejo, particular y general, forma y contenido, cantidad y calidad, etc., es
sólo hasta que se construye el “estado”, término que al definirlo se semeja a
la totalidad, cuando se pueden determinar las propiedades que adquieren sus
diversas partes. El cuerpo no existe aislado sino que también forma un “esta-
do” por las relaciones que mantiene con los otros cuerpos: el veneno descom-
pone las relaciones internas entre las partes del cuerpo, el robo descompone
las relaciones de propiedad. Desde luego, en la época de Spinoza no existía
una teoría desarrollada de la dialéctica, Hegel produce su obra 200 años más
tarde, y no tenía en mente una teoría del conocimiento. Se puede afirmar que
el concepto de “estado” es un antecedente de la categoría de totalidad que
viene a ser fundamental en el enfrentamiento del sujeto con la complejidad y
a través de la cual construye su objeto de estudio. Las propiedades de simple,
complejo, particular, general, etc., que adquiere la parte en cierta totalidad,
cambian si pasa a formar parte de otra totalidad. Ésta es una concepción
dialéctica, los positivistas sostienen que el objeto se construye empíricamen-
te, a través de la observación. Lo cual nos demuestra que el desarrollo del
conocimiento no sigue una línea recta y en un solo sentido. Esto es un hecho.
Influye la heterogeneidad del cuerpo de saber, el condicionamiento social y,
como ya lo habíamos planteado, la departamentalización. Debido a esto, la
comunicación se da entre los especialistas que trabajan en los mismos temas;

44
Gilles Deleuze, Spinoza: Filosofía práctica, p. 28.
45
Ibid., p. 52.
34 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

pero cuando éstos trabajan en campos diferentes, es muy difícil que se ente-
ren de lo que cada uno hace. Lo mismo sucede con los metodólogos a pesar
que su objeto de estudio es el método, deberían de ser los indicados para estar
enterados de lo que se hace en cada campo para poder generalizar.
Los idealistas, contrariamente a lo que pudiera creerse, no han sido aje-
nos al objetivo de buscar un método general para todas las ciencias. El filóso-
fo idealista Hegel ocupa un lugar destacado con su dialéctica; también hay
que incluir a Comte, el fundador del positivismo, y al polifacético Peirce.
Algunos autores regatean méritos a Hegel, nosotros pensamos que ocupa un
lugar especial en la historia del método. Este filósofo, tomando como punto
de referencia los lados débiles de Kant, desarrolla su dialéctica y hace, ade-
más, valiosas aportaciones a la teoría del concepto y de la totalidad; a su vez,
sirvió de referencia para el materialismo dialéctico de Marx.
En este punto, es conveniente reflexionar sobre las condiciones específi-
cas en que producen los intelectuales y sobre sus características personales (la
variable individual). Es difícil imaginar a Comte, apologista de la burguesía,
como un suicida frustrado, o como candidato al manicomio por sus ataques
de locura ante los que tuvo que ser asistido por una sacrificada esposa que se
vio obligada a ejercer la prostitución para cubrir los gastos que ocasionaba su
cuidado. En cambio, no es difícil imaginarlo como secretario particular de
Saint Simón del que tomó varias de sus tesis. También causa desconcierto
que, siendo el principal ideólogo de clase capitalista haya sobrevivido gracias
a la caridad pública. A pesar de que a los 14 años se declaró ateo, terminó
fundando una nueva religión que tuvo como santos a los empresarios capita-
listas. Le puso nombre al sistema de conocimientos que tenían por objeto a la
sociedad, la sociología, y consideró a los fenómenos sociales como cosas.
Sostuvo que cada ciencia tiene sus propios métodos, como corresponde a una
visión departamentalizada de la ciencia. Los capitalistas, como clase domi-
nante, acogieron con entusiasmo el lema conservador del positivismo de amor,
orden y progreso, así como su tesis de que los empresarios son los sujetos de
la historia. Gran parte de la confusión actual que existe sobre la ciencia y el
método se la debemos al positivismo al que contribuyen la ortodoxia en las
corrientes que se dicen marxistas y el derrumbe del sistema socialista.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 35

35
Independientemente de la discusión ideológica, Marx, ocupa un lugar pre-
dominante en la historia del método. Con él adquiere una nueva dimensión la
dialéctica, desarrolla la teoría del sujeto con el concepto de praxis, y la teoría
del cuerpo de saber con la categoría de los datos de la intuición viviente y de
la representación, lo mismo sucede con la categoría de totalidad, concreto
sensible, concreto mental y abstracción inicial, que por ser las categorías cen-
trales de esta propuesta, se explicarán más adelante. Antes de pasar a ellas,
queremos referirnos a alguna de las propuestas de algunos autores contempo-
ráneos a modo de ilustración de la situación polémica que presenta el asunto
del método.

LA TEORÍA DE LA INFERENCIA

Como introducción nos puede servir la teoría de la inferencia. De entrada


podemos afirmar que el empirismo positivista se caracteriza por su rechazo a
la teoría de la inferencia. Ya Hume había dicho: “Es imposible hacer cual-
quier inferencia a partir de una configuración determinada sobre la existencia
de otra configuración completamente distinta.”46 La concepción positivista de
inducción excluye la inferencia y con ello toda relación con la teoría. De he-
cho, es negar la relación dialéctica entre la inducción y la deducción. Si se
excluye la deducción no es posible, ya no digamos una ley, sino cualquier
teoría o concepto. La exclusión de la inferencia no deja más opciones que el
irracionalismo, el escepticismo y el agnosticismo. Algunos positivistas se han
dado cuenta de ello. Popper, el que por cierto en su juventud fue admirador de
Marx, acepta el papel de la teoría, pero con algunas condicionantes, como la
de ser falsable, es decir, empíricamente contrastable (vid infra). Cuando Popper
se refiere a la confrontación de teorías para elegir aquella que permita cons-
truir el objeto, no se está refiriendo al todo más desarrollado ni mucho menos,
se está refiriendo a conjeturas. En cambio, concibe a la teoría científica como
simple conjetura o hipótesis, con lo cual Popper se ubica como un relativista.
Cuando Popper habla del método hipotético deductivo, hay que tener pre-
sente que no está refiriéndose a una relación dialéctica, pues la deducción se

46
Ruy Pérez, ¿Existe el método científico?, p. 179.
36 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

origina en una conjetura, definida ésta como invenciones creadas por los in-
vestigadores para explicar algún problema y que, por lo tanto, deben ponerse
a prueba a través de procedimientos diseñados “para su posible refutación”.47
Así podemos interpretar en sus justos términos su afirmación de que la uni-
dad funcional del método es la teoría.
En la primera mitad del Siglo XX surgen varias corrientes positivistas de
influencia neokantiana, que van conformando sus teorías del método dentro
del marco planteado por el desarrollo de las ciencias departamentales, desta-
cando los descubrimientos de la física, la biología, la química y las matemáti-
cas los que, como es natural, son interpretados a la manera neopositivista; ya
sea, con soluciones reduccionistas y mecanicistas o, bien, poniendo el énfasis
en las técnicas cuantitativas y matemáticas. Por un lado encontramos a Mach
y sobre todo a Bohr con su tesis de que hay que considerar al átomo como una
metáfora, y por otro a los sociólogos empiristas queriendo aplicar las técnicas
estadísticas y los modelos matemáticos a cuestiones intrascendentes y sin vali-
dez teórica; tendencia que está bien ilustrada por la cantidad de estudios des-
criptivos y cuantitativos en disciplinas como la antropología, la sociología y la
administración, para hablar sólo de algunas.
Destaca la llamada Investigación de Operaciones que se desarrolló du-
rante la Segunda Guerra Mundial para resolver problemas militares y que se
ha tomado como modelo para algunas disciplinas. A veces las influencia pro-
vienen de campos inesperados como del lenguaje. Por el momento nos referi-
remos a Wittgenstein (1889-1951), analista del lenguaje nacido en Viena, vi-
vió las dos Guerras Mundiales y fue hecho prisionero por los italianos en la
Primera Guerra Mundial, se dice que ya llevaba en su mochila el escrito que le
dio celebridad Tractatus Lógico Philosophicus (1918). Es difícil imaginarlo re-
flexionando sobre su obra mientras estaba en la trinchera. Pero también resul-
ta extraño que, siendo heredero de una gran fortuna, se haya desprendido de
ella convencido de que el que persigue objetivos científicos debe llevar una
vida austera. También desconcierta que en plena edad madura, entre los 30 y
35 años, haya decidido ser maestro de primaria en el campo, y que después, en
1929, se haya doctorado en filosofía. Fue maestro en Cambridge hasta su

47
Ibid., p. 219.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 37

37
muerte por cáncer en 1951.48 El tema del lenguaje tiene que ver con sus relacio-
nes con el pensamiento, con la lógica y los significados (semiótica). Si bien el
tema del lenguaje no es tan novedoso, si ha llegado a ser uno de los últimos
refugios del idealismo. Al respecto, hay que recordar al padre del idealismo sub-
jetivo, Parménides, la teoría del lenguaje de Platón con sus hombres de oro que
le ponen nombres a las cosas; más tarde a los escolásticos y las discusiones
entre nominalistas y realistas. A partir de Kant, el tema del lenguaje adquirió un
nuevo impulso, en el que una de las tendencias culmina con la tesis del lenguaje
ideal de Wittgenstein. Actualmente, el panorama es tan complejo que haría
falta una obra como la de Materialismo y empiriocriticismo de Lenin para hacer un
análisis a fondo de estas teorías. Lo que sí podemos afirmar por el momento, es
que no será con tesis como las de que, la mente es una metáfora49 o la del
lenguaje ideal (Wittgenstein), como se va dilucidar el papel del lenguaje en la
construcción del objeto. Hay que mirar hacia tesis como las que definen al
lenguaje como la conciencia práctica (Marx), para desarrollar un concepto cientí-
fico respecto al papel del lenguaje en la construcción del objeto de estudio.
A veces da la impresión de que la lucha entre materialistas e idealistas es
una lucha a muerte, en la algunos pensadores idealistas reaccionan ferozmente
contra los materialistas, piden destruir sus obras y quemar a sus autores con
leña verde. Pero una hojeada a la historia demuestra que esto no ha sido
siempre así. A veces los materialistas han mirado hacia el lado del idealismo y
se han nutrido con sus hallazgos, el caso más relevante es de Marx con la
dialéctica hegeliana. En la Antigüedad tenemos el caso de Platón con Demó-
crito, aunque Platón haya recomendado que se quemaran las obras de
Demócrito, lo cierto es que se apropió de algunas de sus ideas. Pero además,
considerando que la ciencia es por esencia materialista, es una constante ver
cómo el idealismo se apropia de sus descubrimientos para apoyar sus inter-
pretaciones. Un ejemplo elocuente es el evolucionismo, si queremos encon-
trar una exposición precisa y brillante del método dialéctico, la más contun-
dente es la teoría de la evolución. Darwin expone la teoría de la evolución a
través de cinco postulados:

48
Pérez Tamayo, op. cit., p. 219.
49
Wittgenstein, Ludwig, Los cuadernos azul y marrón, p. 32.
38 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

11. Todos los organismos vivos cambian sin cesar dando origen a nuevas
formas.

22. Los cambios se dan de lo simple a lo complejo y de lo inferior a lo superior.

33. El parentesco entre los animales se establece a través de la semejanza del


plan de estructura.

44. En la lucha por la existencia se da una selección natural en la que predo-


minan los más aptos.

55. Los nuevos rasgos adquiridos por el animal se trasmiten a través de la


herencia.

En la teoría de la evolución encontramos a la contradicción como fuente


del desarrollo, el tránsito de los cambios cuantitativos a los cualitativos; la orien-
tación del cambio de lo simple a lo complejo y de lo inferior a lo superior. Este
carácter dialéctico no ha impedido que del lado del positivismo se haga una
interpretación a modo como sucedió con el social darwinismo (Spencer y mu-
chos más). Ya hemos visto a un físico de laboratorio importante como Bohr,
afirmar que el átomo es una metáfora. Es muy común el reduccionismo de los
que utilizan los avances de la genética para explicar la superioridad de los gran-
des hombres o de los empresarios o, bien, de la teoría del Big Bang para argu-
mentar a favor del idealismo. Pero a pesar del radicalismo, tanto de idealistas
como de materialistas, se puede afirmar que el diálogo o la comunicación entre
estas corrientes del pensamiento siempre ha existido. Al científico práctico, que
trabaja en el laboratorio, de hecho, no le importa si el concepto de problema o
de hipótesis viene de una o de otra corriente, lo que le interesa es que su hipó-
tesis funcione. Al final le tiene sin cuidado si sus resultados son aprovechados
con algún fin particular. No debería de ser, pero así es.
Esta situación ha llevado a algunos intelectuales a decir que el conoci-
miento del método no es necesario para hacer ciencia, algunos llegan a afir-
mar que “todo vale” (Feyerabend), y si no existen reglas hay que darle paso a
la anarquía. La paradoja entonces viene a ser ¿cuáles son las condiciones que
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 39

39
tiene que cumplir el hombre de ciencia para ser un anarquista?50 Tratando de
resolver la paradoja Feyerabend cae en el absurdo: desechar los instrumentos
inadecuados de la lógica y sustituirlos por “el cariño del novelista” o el “gusto
por el chismorreo”.51 Se trata de lograr la “anarquía epistemológica” que nos
pondrá a salvo de principios científicos “inalterables y absolutamente obliga-
torios que rigen los asuntos científicos...”,52 parece que hace estas afirmacio-
nes con respecto al quehacer de la historia, pero sin duda está pensando en la
ciencia en general. Que sepamos, no hay quien considere a la ciencia como
algo inalterable y absoluto. En otro momento se contradice cuando se refiere
a lo que nosotros consideramos como la situación del sujeto ante la heteroge-
neidad del cuerpo de saber. Cuando habla del sujeto como el hombre indivi-
dual ante “la proliferación de opciones”, lo que lo lleva a justificar una posi-
ción pluralista: “El argumento a favor de la proliferación [...] es para mí uno
de los más importantes argumentos a favor de una metodología pluralista.”53
Entonces ¿qué pasó con el principio de “todo vale”. Lo interesante es que a
través de su argumentación Feyerabend va reconociendo principios dialécticos
como el de la interconexión y la contradicción como fuente interna.
El sujeto no sólo se enfrenta a la heterogeneidad sino a la inabarcabilidad
del cuerpo de saber. En esta propuesta de una metodología crítica, tal situación
se resuelve a través de la teoría del sujeto crítico que se enfrenta a la compleji-
dad de la inabarcabilidad del cuerpo de saber y a la infinitud de la realidad
confrontando, primero, las teorías equivalentes sobre su objeto de estudio y,
segundo, confrontando a éstas con el objeto y; tercero, eligiendo una de ellas o
construyendo otra. En esta forma se ejerce la capacidad crítica del sujeto y su
libertad de elegir entre diferentes opciones. Lo cual no tiene nada de anarquía.
A propósito de la proliferación, ésta se puede considerar una ley que se obser-
va en el comportamiento del cuerpo de saber. Entre más nos acercamos a nuestro
tiempo, más proliferan y se diversifican las teorías. En este contexto hay que situar
a Popper (1902-1997), que al igual que Wittgenstein, Russell y otros, vivió dos
guerras mundiales; Popper además, presenció el desmantelamiento del sistema

50
Feyerabend, op. cit., p. 22.
51
Ibid., p. 11.
52
Ibid., p. 15.
53
Ibid., p. 25.
40 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

socialista. Su extensa obra ha ejercido una importante influencia. En un principio


tuvo una influencia intensa pero breve de Marx. No tardó en renegar del marxis-
mo. En su primer obra importante, publicada en 1945, La sociedad abierta y sus
enemigos, critica furiosamente las ideas de Platón, Hegel y Marx. Antes, en 1935,
había publicado su Lógica de la investigación, a la que siguieron diversas obras. Entre
sus propuestas metodológicas, destacan su teoría de la inducción y de la falsabilidad
a las que ya hemos hecho referencia. Él a su vez, tuvo una influencia importante
en Lakatos (1922-1974), del que, resumiendo sus contribuciones, podemos afir-
mar que éstas giran en torno a los programas que pueden seguirse en la construc-
ción del objeto de estudio que incluyen, también, las actividades que se realizan
en el proceso de contrastación. En lo que respecta a la elección de teorías y de
hipótesis, propone tres criterios que se citan a continuación:

11. Otra teoría T' encierra mayor contenido empírico que T, o sea que predice
hechos nuevos o hasta incompatibles con T.
2
22. T' explica todo lo que explica T.
3
33. Parte del exceso de contenido de T', sobre T se confirma.

Estos criterios pueden aceptarse, pero hay que reconocer que su propues-
ta de “programas científicos” no es muy afortunada al calificarlos de “progre-
sistas” y “degenerados”, pero además recomienda no darle apoyos a los pro-
gramas “degenerados”. Asimismo, hay que eliminar los “pseudo problemas”
a los que hay que rechazar y censurar, pero ¿con base a qué criterio? Es así
como funciona el sistema dominante, es lo que hace cualquier funcionario
conservador sin haber leído a Lakatos. Sin reflexionar mucho sobre las conse-
cuencias de ejercer una censura, venga de donde venga, reduce la metodolo-
gía a un simple conjunto de reglas: “Estas reglas tienen una doble función: en
primer lugar, sirven como un código de honestidad científica cuya violación
es intolerable; en segundo lugar, representan la esencia de los programas de
investigación historiográfica normativa.”54

54
Pérez Tamayo, op. cit., p. 226.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 41

41
Thomas Kuhn, nacido en 1926, es otro de los protagonistas de esta etapa.
Su obra Estructura de las revoluciones científicas, le dio merecida fama. Su concep-
to de “paradigma” ha servido para analizar los posibles criterios que han ser-
vido de marco para orientar la actividad de los científicos. Sirve también como
criterio para distinguir etapas, pues el concepto de paradigma se refiere a los
criterios aceptados socialmente. Kuhn toma en cuenta no sólo la acumula-
ción de conocimientos sino también los saltos cualitativos o revoluciones.
Pone como ejemplo la etapa ptolemaica frente a la revolución copernicana.
Kuhn, no ve a los científicos trabajando aisladamente y en forma individual,
sino en un contexto sociohistórico. Al hablar de un nuevo paradigma, señala
que éste debe de cumplir con dos requisitos para ser aceptado por los cientí-
ficos: 1. solucionar problemas ampliamente debatidos, y 2. conservar los as-
pectos positivos de los avances anteriores. O sea, la negación dialéctica: ne-
gar o destruir lo viejo, conservar lo que tiene posibilidades de desarrollo y
construir lo nuevo. Pero Kuhn no emplea esta terminología. El estado del
problema ve al cuerpo de saber como un saber filtrado. Los grupos dominan-
tes son los encargados de llevar a cabo esa filtración, son los que favorecen y
difunden determinadas corrientes de acuerdo a sus intereses. Por lo tanto,
existen corrientes predominantes y alguna de ellas juega el papel hegemónico.
Katherine Hayles habla de probabilidades,55 ¿qué probabilidades existían de
que Henry Adams fuera evolucionista a fines del Siglo XIX? Las probabilida-
des de ser evolucionista a fines del Siglo XIX eran mayores que a principios del
Siglo XIX, sencillamente porque la aparición y rápida difusión de El Origen de
las especies que la había fundamentado y popularizado, había aumentado las
probabilidades de la posibilidad de adoptar esta concepción que ya existía a
principio del Siglo XIX. La misma pregunta podemos hacer sobre las probabi-
lidades de ser positivista o materialista. Planteada en términos de probabili-
dades ya sabemos la respuesta. Si no existen sujetos críticos es porque no
existe una educación crítica.
La humanidad se plantea problemas para los cuales están dadas las condi-
ciones para su solución. En el lenguaje que estamos utilizando, no se plantean
problemas cuyas soluciones se refieren a posibilidades abstractas. En 1985, la

55
Katherine Hayles, La evolución del caos.
42 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

astronomía no se podía plantear el descubrimiento de planetas. En 1994 se


podía suponer la existencia de ellos por la oscilación de las estrellas. En la
actualidad se pueden detectar la existencia de muchos de ellos por sus efectos
en los movimientos de estrellas gracias a los potentes telescopios que ya exis-
ten. Las teorías, los problemas, las hipótesis, así como los instrumentos, tie-
nen una historicidad. Nuestra forma de percibir y nuestro aparato sensorial
también son fenómenos históricos. Cada época tiene su forma de hacer cien-
cia y de hacer arte. El descubrimiento de la perspectiva mostró otra forma de
representar a la naturaleza. Hasta el arte abstracto impulsado por la CIA ha
impuesto una forma de representar al mundo. Si no se toman en cuenta los
condicionamientos sociales, la ciencia o el arte aparecen como entes abstrac-
tos con vida propia. El estado del problema aplicado a la historia del método,
nos muestra que el condicionamiento social está presente desde que el sujeto
selecciona su objeto de estudio; no se trata sólo de una decisión de carácter
individual en la que intervienen aspectos psicológicos, sino también de una
formación ideológica determinada y orientada por los intereses de la clase
dominante. Al grado de que, cuando un sujeto elige un objeto de estudio no
es muy consciente de sus consecuencias, frecuentemente el positivista no
sabe qué es un positivista. El concepto de paradoja de Kuhn, nos permite ver
la selección de los objetos, problemas, hipótesis e instrumentos, no como
decisiones de carácter individual, sino determinada por razones de prestigio
social o intereses utilitarios. Kuhn lo plantea en los siguientes términos: “Y,
puesto que la mayoría de las observaciones científicas toman tiempo, equipo
y dinero ¿qué es lo que incita a los científicos a llevar a cabo su conclusión?”56
Kuhn, con su erudición abunda en ejemplos, haciendo referencia a asun-
tos donde la teoría ha sido determinante o, bien, las condiciones técnicas y a
veces las cuestiones sociales. Pone como ejemplo el caso de Colombo que
trabajaba sobre la electricidad, dice: “El éxito de Colombo dependió de que
se construyera un aparato especial para medir la fuerza entre dos cargas extre-
mas.” Respecto al papel del cuerpo de saber, podemos citar el caso de Kepler
que pudo fundamentar sus leyes del movimiento planetario gracias a que pudo
tener acceso a la gran cantidad de información que había acumulado Ticho

56
Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, p. 54.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 43

43
Brache. Sobre la importancia de la teoría, Kuhn nos dice lo siguiente al final
de su capítulo “Naturaleza de la ciencia normal”: “Estas tres clases de pro-
blemas —la determinación del hecho significativo, el acoplamiento de los
hechos con la teoría y la articulación de la teoría— agotan, creo yo, la literatu-
ra de la ciencia normal, tanto empírica como teórica.”57 Sólo queremos men-
cionar casos donde el paradigma ha excluido hipótesis, problemas o variables.
Uno es el muy comentado por los especialistas que afirman que Poincairé
tenía toda la información para formular la teoría de la relatividad y que no lo
hizo por el excesivo respeto que le otorgaba a la tradición, o sea, al paradig-
ma. Las ciencias sociales son ejemplos extremos de problemas y variables que
no se incluyen, se evita cuidadosamente el empleo de ciertas teorías como el
de clases y lucha de clases (hay que recordar el caso de Robert Lynd en su
primera descripción de Middletown); otro caso notable es el de la administra-
ción donde la preferencia de los estudios cuantitativos es una característica y
también lo son la exclusión de ciertas variables como el poder y el currículum
oculto. Con estos ejemplos se capta más la conveniencia de utilizar el concep-
to de “ciencia normal” de Kuhn. Estamos de acuerdo con él cuando afirma
que la ciencia normal “es una actividad altamente determinada”.58

SITUACIÓN ACTUAL DE LA METODOLOGÍA EN EL CUERPO DE SABER

Este breve recorrido por la historia de la metodología ha servido, entre otras


cosas, para constatar que los instrumentos son imprescindibles en las tareas de
obtener nuevos conocimientos. Cuando las teorías se aplican al objeto, se con-
vierten en instrumentos. El método es la teoría puesta en movimiento y se
operacionaliza con las técnicas y con los equipos y aparatos. El método es el
que da sentido a las técnicas y las orienta de acuerdo con los propósitos señala-
dos. Si no fuera así, el descubrimiento quedaría abandonado al azar o bien sería
el resultado de la acción de los “hombres de oro”, de seres geniales que les
ponen nombres a las cosas independientemente de la continuidad y de la acu-
mulación de los conocimientos. No faltan aquellos que llevan la pluralidad de

57
Ibid., p. 66.
58
Ibid., p. 79.
44 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

los métodos al extremo de asegurar que cada investigador crea su propio méto-
do, lo cual nos conduce a la misma situación del azar o del papel de los genios.
Ya hemos visto que el empirismo se encuentra en un callejón sin salida y
que sus propuestas descriptivas y cuantitativas pueden servir muy bien a los
intereses utilitarios de los empresarios capitalistas pero resultan limitados ante
los objetivos fundamentales de la ciencia. El positivismo dominante oscila
entre el empirismo estrecho y el idealismo sofisticado; desde los que privile-
gian la observación y los “métodos cuantitativos”, hasta los que hablan del
“lenguaje ideal” o del sujeto acrítico y neutral.
En el cuerpo de saber abundan los que interpretan al método como técni-
ca, mencionaremos a unos cuantos, Lazarsfeld, Boudon, Zeltiz, Godd (esta-
dounidenses), Durkheim, Duverger (europeos) y muchos más. En México, se
presenta más bien una situación ecléctica y confusa, representada por la obra
de autores como Rojas Soriano, Gómez Jara, Padua y otros, Eli de Gortari
tiene un lugar aparte; son conocidos los textos de los sudamericanos Ander
Egg y, sobre todo, los de Mario Bunge que hacen importantes contribuciones
a la teoría del problema y de la hipótesis pero que no es ajeno al positivismo.
Entre los textos francamente positivistas destacan los de Kerlinger (estado-
unidense) y el del mexicano Hernández Sampieri cuyo libro Metodología de la
investigación, se ha convertido en libro de texto de varias instituciones educati-
vas. Hernández Sampieri adopta fielmente las teorías positivistas de Kerlinger,
sin citarlo, por cierto (véase anexos). En el cuerpo de saber se encuentran
obras de autores de corrientes materialistas dialécticas que abordan aspectos
que tienen que ver con la metodología y que, en lo particular, nos han servido
como punto de apoyo para formular nuestra propuesta metodológica, algunos
de ellos son: Hegel, Marx, Lenin, Lukacs, Rosental, Kopnin, Vetter, Friedrich,
Morin. Cada uno de ellos puso atención en ciertos temas. En el desarrollo de
nuestra propuesta metodológica procuraremos darle a cada autor la importan-
cia y el crédito que le corresponde.

INTRODUCCIÓN AL ESTADO DEL PROBLEMA

Decir que el sujeto construye su objeto de estudio, es aceptar que el hombre


construye su realidad. La mayoría de los hombres construyen su realidad a
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 45

45
través del sentido común que ha sido inculcado por los grupos primarios y las
instituciones educativas. El sujeto construye su objeto al igual que un ama de
casa o un obrero construyen su realidad, el sujeto construye su objeto, pero a
diferencia de ellos no lo construye a través del sentido común, sino a partir del
todo más desarrollado, o sea, la aproximación más aproximada al objeto de
estudio y que es seleccionada por un sujeto crítico, es crítico porque conoce las
diferentes teorías sobre su objeto y las confronta, entre ellas y con su objeto.
Como hemos visto, en esto coinciden diferentes autores de distintas corrientes,
desde Demócrito hasta Marx y Popper. De acuerdo con este último, la teoría
debe ser unívoca, precisa, clara, esencial, totalizadora y suficiente:

De acuerdo a sus circunstancias, la evaluación crítica determina que: 1. la T2 es más precisa


que la T1; 2. la T2 explica mejor el hecho que T1; 3. la T2 describe con más detalle que la T1;
4. la T2 resiste más pruebas que la T1; 5. la T2 sugiere nuevas pruebas experimentales; 6. la
T2 unifica diversos problemas o hechos hasta ese momento desvinculados.

El análisis crítico de las teorías puede llevar a la negación o exclusión de


alguna de ellas o, bien, a la negación de alguno de sus elementos, así como a la
aceptación de otros; en este caso se trata de la construcción de una nueva
teoría, lo cual resulta normal en el trabajo científico. Siendo la práctica cien-
tífica altamente selectiva, la elección del objeto se convierte en el primer
criterio de selección de teorías, búsqueda de información y de descripción de
rasgos del objeto. Conforme avanza en la investigación y recopilación orien-
tada por la definición apoyada en la teoría inicial, ésta también se va desarro-
llando o modificando. El sujeto va cambiando el todo más desarrollado, por
eso hay que concebir a la teoría inicial como lo más aproximado. El proceso
investigativo, de hecho no es de carácter unilateral y en un solo sentido, más
bien es un movimiento en zigzag, cuyo punto de partida puede ser cualquiera
de los factores del estado del problema: el cuerpo de saber, el objeto, el sujeto
o el instrumento. Es un constante ir y venir, se puede estar cambiando de
problema, de hipótesis, de teoría o hasta de objeto. Y de esto nos informa
ampliamente la historia de la ciencia. Dentro de cada disciplina científica
también existen niveles, en lo teórico, lo metódico y en lo práctico. El sujeto
crítico debe de observar estos niveles para que la confrontación de teorías
46 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

tenga validez. Es lo que podemos llamar el principio de equivalencia. Como


puntualiza Shapere,59 Kepler, para formular sus leyes, necesitaba confrontar
teorías sobre el movimiento de los planetas, no tenía sentido plantearse teo-
rías sobre el origen del universo, por ejemplo. Y así por el estilo. Lo que ha
trascendido de Newton son sus leyes de gravedad no su idealismo objetivo.
Darwin no abandonó sus creencias religiosas y mucho menos Wallace, resulta
paradójico que los creadores de la teoría de la evolución hayan sido creacionistas
o al menos no lo hayan rechazado públicamente. El mismo sentido le pode-
mos atribuir al diálogo sostenido entre Napoleón y Laplace cuando aquél le
hizo la pregunta indicada —¿Y en su sistema dónde está Dios? Pregunta que
recibió la respuesta apropiada: —No necesité de esa hipótesis.

EL SUJETO CRÍTICO

Empezaremos diciendo que la categoría del estado del problema presupone al


sujeto crítico; no es posible enfrentarse al cuerpo de saber con su
inabarcabilidad y heterogeneidad sin una posición crítica; ante la diversidad
de los instrumentos o a la infinitud y complejidad de la realidad. Sin un sujeto
crítico no es posible la práctica científica. Y no es posible un sujeto crítico
que no tome en cuenta la heterogeneidad del cuerpo de saber y la influencia
de la ideología de la clase dominante.
El sujeto está mediado por los conceptos. El sujeto libre de prenociones
es un invento del positivismo durkhemiano (hay que recordar al esclavo inte-
rrogado por Sócrates en el diálogo “Menon o de la virtud”). El hombre no
nace con un cerebro dotado de conceptos, éstos son inculcados por el grupo
y las instituciones. No existen conceptos y valores innatos. La fuente del co-
nocimiento no es el cerebro ni el objeto sino la práctica, concebida ésta como
la relación entre ambos, como una actividad material orientada a fines, es
decir, impregnada de subjetividad. El cerebro es el órgano del pensamiento,
cualquiera que sea su contenido, éste es el reflejo de la realidad, pero ni el
pensamiento ni el cerebro crean la realidad, ésta existe fuera e independiente-
mente del cerebro que la piensa. La realidad material no ha sido creada por

59
“Significado y cambio científico”, en Revoluciones científicas, FCE, 1981, p. 87.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 47

47
nadie, no tiene principio ni fin, existe en constante transformación, es un
sistema abierto y estratificado sujeto a leyes tanto universales como particu-
lares que actúan en cada nivel de la realidad y que son cognoscibles. El sujeto
en el proceso del conocimiento construye su objeto pero no lo crea. Los obje-
tos del conocimiento son construidos como totalidades orgánicas. Son totali-
dades abstractas equivalentes a las totalidades concretas (abstracto en el pen-
samiento concreto en la realidad). El objeto es prioritario, el concepto secun-
dario. El concepto juega un papel activo en la transformación de la realidad,
si bien no crea la realidad contribuye a su transformación cuando se convierte
en guía de la práctica, potenciándola. El concepto es la subjetivización de la
naturaleza, de la realidad; mientras que los objetos y los instrumentos son la
objetivación del pensamiento o concepto. Desde luego, el concepto es tam-
bién parte de la realidad. El concepto es un modelo subjetivo del objeto que
designa sus propiedades comunes y esenciales. Cuando el concepto corres-
ponde al objeto se dice que su contenido es objetivo; cuando no corresponde
se dice que es subjetivo. Los conceptos científicos son objetivos por su conte-
nido y la forma de demostrar su objetividad es a través de la práctica.
Para determinar lo que es cualitativo y cuantitativo es necesario primero
constituir la totalidad; lo que viene a ser cuantitativo en una totalidad puede
ser cualitativo en otra, pero en cualquier totalidad existe la cantidad y la cali-
dad, la relación entre ambas es la medida. La investigación, históricamente,
ha privilegiado alguno de estos aspectos cayendo en el mecanicismo y
reduccionismo. Ha sido frecuente en las ciencias sociales privilegiar los “mé-
todos” cuantitativos ya sea por fines pragmáticos o por imitación de las lla-
madas ciencias exactas o duras, a veces se han interpretado los fenómenos
sociales a través de las leyes de la biología o de la física dando paso al meca-
nicismo. Los fenómenos sociales están regidos por leyes específicas que ob-
servan un carácter más tendencial que las leyes de la biología o de la física,
aunque la termodinámica y la entropía nos están informando de que la incer-
tidumbre también es una propiedad característica de los fenómenos físicos y
biológicos. Los avances tecnológicos han hecho posible medir lo que antes no
se podía medir y ha abierto nuevas posibilidades a la investigación. Se puede
asegurar que los llamados métodos cuantitativos, matemáticos y estadísticos,
están encontrando en las ciencias sociales un ambiente más propicio para su
48 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

aplicación. Sin embargo, la cuestión esencial sigue siendo el significado, lo


cualitativo, saber qué se mide. De acuerdo con esto, se puede afirmar que
cualquier descripción o cuantificación depende de la definición del fenómeno
que le asigna el significado, su cualidad, lo distintivo. No se puede describir o
cuantificar algo que no se ha definido, que no se sabe qué es. Teniendo el
significado se puede medir el fenómeno, es decir, relacionar la cantidad con la
calidad, si se considera sólo un aspecto se pierde la objetividad. Un ejemplo
de ello vienen a ser las categorías de pobreza, desempleo, delito, etc. ¿Están
disminuyendo los pobres? ¿Está aumentando el desempleo? La respuesta de-
penderá de cómo se defina la pobreza o el desempleo.
Todo ello nos lleva a establecer que el observador es un sujeto histórico
cuyos sentidos han sido condicionados por su grupo social, por su ideología,
por su formación. El sujeto que investiga no está libre de ideología y de valo-
res y el método no los elimina sólo hace consciente al sujeto de su influencia
permitiéndole lidiar con ellos para que no se conviertan en un obstáculo en el
desarrollo del conocimiento científico. El investigador observa hechos con
significado, entre los millones de datos que sus sentidos son capaces de perci-
bir selecciona sólo aquellos que designan las definiciones de sus conceptos.
Por eso, toda teoría debe ser descompuesta en conceptos, éstos en variables y
las variables en indicadores; una vez derivados los indicadores el sujeto pue-
de determinar las técnicas a través de las cuales va a recolectar la información
que necesita para emprender el camino de regreso agrupando los datos en
variables y conceptos. El cuerpo de saber y la realidad, por su inabarcabilidad
e infinitud son como laberintos, pero el sujeto guiado por la teoría y la abs-
tracción inicial, puede internarse en ellos sin perderse al igual que el Teseo del
mito griego fue guiado por el hilo de Ariadna. Así, es posible que el sujeto
pueda recolectar sus datos y, finalmente, correlacionarlos para probar las teo-
rías formuladas como hipótesis, las que pueden ser simplemente descriptivas
o, bien, explicativas o predictivas. Cuando las hipótesis están muy próximas a
los datos o los hechos se dice que son empíricas, cuando están alejadas se les
suele designar como teóricas.
Otro punto que me parece importante es la relación que se establece en-
tre “investigaciones empíricas” e “investigaciones teóricas”, para resolver
adecuadamente esta cuestión debemos ver antes qué se entiende por empírico.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 49

49
Parece ser que es con Locke que se funda el empirismo como corriente de la
teoría del conocimiento que propone a la experiencia como la fuente de éste,
el cual va de lo particular a lo general. Aparentemente la categoría de expe-
riencia no ofrece muchas dificultades para su comprensión, pero más adelan-
te Kant complica el asunto cuando define a la experiencia como una propie-
dad del sujeto que no incluye al objeto, de tal modo que los datos de la expe-
riencia son ordenados por el sujeto a través de dos maneras: la razón trascen-
dental o razón pura, la que proporciona un conocimiento “a priori”, es decir,
antes de la experiencia; y la razón a “posteriori” que tiene su fuente en la
experiencia pero cuyo conocimiento no alcanza al objeto que viene a ser la
“cosa en sí”, la cual es incognoscible. Esta referencia a Kant es importante
porque de otra manera no se puede entender la corriente de pensamiento
positivista que después aplica este criterio para clasificar a las ciencias como
empíricas y no empíricas. Por ejemplo, Hempel,60 empieza su texto diciendo:

La característica definitoria de un enunciado empírico es su capacidad de ser sometido a


prueba mediante la confrontación con hallazgos experimentales, es decir, con resultados de
experimentos apropiados o de observación dirigida. Esta característica distingue los enun-
ciados que tienen contenido empírico tanto de los enunciados de las ciencias formales, la
lógica y la matemática, que no necesitan de ningún test experiencial para su validación, como
de las formulaciones de la metafísica transempírica, que no admite ningún test semejante.

EL ESTADO DEL PROBLEMA, LA CATEGORÍA CENTRAL DE LA METODOLOGÍA

Hempel no se preocupa mucho por definir sistemáticamente sus conceptos


pero el desarrollo de su argumentación nos muestra que su concepto de
empirismo es kantiano. Para apoyar esta afirmación, recordemos que Kant, al
igual que Descartes, dividía a la realidad en dos planos opuestos que nunca se
tocaban (aunque Descartes afirmaba que el habitáculo del alma era la glándu-
la plineal). La cosa extensa de Descartes venía a ser “la cosa en sí” de Kant,
la cual era incognoscible (que no se puede conocer). Lo que “conoce” el suje-
to son los datos de su propia experiencia, la que a pesar de ser una extensión
del sujeto, nunca alcanza a la cosa en sí. El término empirismo viene de una
60
Hempel
50 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

raíz griega que significa experiencia. Curiosamente ha habido empiristas


idealistas (Berkeley, Hume, Mach, Avenarius) y materialistas (Bacon, Hobbes,
Locke). Lo común al empirismo es considerar a la experiencia la fuente del
conocimiento independientemente de sus relaciones con el objeto. Cada uno
de estos empiristas tiene diferentes concepciones del conocimiento y del ob-
jeto, pero por el momento no vamos a abordar estas cuestiones. Sólo nos
vamos a referir a los conceptos a priori y a posteriori de Kant, que los emplea
para designar dos tipos de conocimiento, aquellos previos a la experiencia y
los que se dan después de la experiencia. De aquí se deriva también una teo-
ría del sujeto del conocimiento: Platón, sostenía la existencia de un “topos
uranus” como el lugar donde habitaban las ideas que después se anidaban en
las almas de los hombres, cada hombre nacía con su paquete de ideas, los que
le ponían nombre a las cosas (hacían ciencia), eran los hombres de oro, para
Descartes era el alma, para Kant, el sujeto trascendental. No podemos dejar
de mencionar a Bacon, en cierto modo el padre del empirismo moderno por
sostener que había un camino directo entre el sujeto y el objeto que no pasaba
por el cuerpo de saber. Bacon fue definitivo, el cuerpo de saber había que
evitarlo por estar poblado de ídolos, especie de obstáculos fantasmales que
empañaban la realidad (palabra, conceptos y discursos). Estas tesis se han
venido repitiendo dentro del positivismo. Augusto Comte, considerado el padre
del positivismo y que además fundó y le puso nombre a la sociología, afirma-
ba de forma rotunda que la ciencia sólo se debería de ocupar de los hechos de
la experiencia. Más de 100 años después, Durkheim, que debería ser conside-
rado el tío del positivismo, en la misma línea, decía que la ciencia se iniciaba
con la observación de los hechos y agregaba que no debería estar guiada por
conceptos ni contaminada por teorías e ideologías, ser neutral y “pura”. Al
igual que Bacon, recomendaba no tomar en cuenta el cuerpo de saber como
condición para hacer ciencia y que el sujeto debería de enfrentarse a los he-
chos “desnudo” de teorías, lo cual, sencillamente, es imposible. Durkheim, es
conocido como el campeón de la neutralidad por sus tesis.
Como hemos visto no se puede abordar alguno de los factores que inter-
vienen en el proceso investigativo sin relacionarlo con los demás factores. En
la metodología que aquí se propone, el concepto central es la categoría de
estado del problema, que es la que da cuenta de los factores que intervienen
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 51

51
en todo proceso investigativo y que nos permite analizar sus interrelaciones.
Estos factores son los siguientes: 1. el sujeto, 2. el cuerpo de saber, 3. el
objeto, 4. el instrumento.

LA TEORÍA DEL SUJETO

La totalidad nos dice en un primer momento, que no existen elementos suel-


tos ni hechos aislados, que los hechos están conectados unos con otros y que
tal conexión no es al azar. El concepto de totalidad evita la cosificación del
objeto y la naturalización del sujeto. La objetividad en la metodología signifi-
ca la correspondencia de su modelo o representación que a través de ella se
construye con las propiedades del objeto que existe independiente del sujeto.
La objetividad en el empirismo y en el positivismo significa la fetichización o
cosificación del objeto que es externo al sujeto cuyas propiedades son absolu-
tas e independientes del sujeto que son captadas por la experiencia y observa-
ción que no varían y son como propiedades naturales del ser del sujeto activo
y crítico. Al cosificar al objeto se elimina al sujeto. Al mistificar al sujeto se
elimina al objeto (el iluminismo y el trascendentalismo). Dice Bachelard. “¡Es
tan cómodo para la pereza intelectual, refugiarse en el empirismo, llamar a un
hecho un hecho y vedarse la investigación de una ley!”61 El empirismo tam-
bién se ahorra la búsqueda de la esencia y la construcción de la totalidad. No
existe el sujeto libre de prenociones, para el ser humano, en su papel de sujeto,
no existen hechos sin significado. Cuando el hombre adopta el papel de suje-
to, construye su objeto a través del todo más desarrollado. De ninguna mane-
ra, el método le dice al sujeto qué es lo más desarrollado, él es el que siempre
decide, es el experto. Lo único que indica el método es que el sujeto debe
elegir el todo más desarrollado, después de confrontar teorías. Es sólo consul-
tando el cuerpo del saber como el sujeto encuentra el todo más desarrollado
que le sirve de apoyo para la construcción de su objeto. Es el sujeto el que
decide cuál es ese todo más desarrollado y es el sujeto el que elige su objeto y
lo construye, y para ello emplea el método y las técnicas como instrumentos.
Los cuatro factores del estado del problema no se pueden separar. Bacon lo

61
Bachelard, G., La formación del espíritu científico, p. 35.
52 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

intentó en su tiempo afirmando que había un camino directo, que no pasaba


por el cuerpo de saber el cual estaba poblado de ídolos que empañaban el
conocimiento, ese camino directo era el inductivismo que iba de lo particular
a lo general y por lo tanto era el único método científico según él. Los empiristas
y positivistas son irremediablemente ahistoricistas como si el sujeto tuviera
propiedades fijas que no se desarrollan históricamente sin estar condiciona-
das por las circunstancias. De tal modo que los sujetos observan lo mismo y a
lo que observan le dan, supuestamente, el mismo significado.
Es el sujeto el que conoce y para conocer cuenta con un sistema nervioso
y un aparato sensorial que se ha desarrollado a través de su práctica, la cual ha
sido objetivada en los instrumentos y en el cuerpo de saber, que sirven a su
vez en punto de apoyo al sujeto para desarrollar el conocimiento. Tanto los
instrumentos como el cuerpo de saber se constituyen en mediaciones para el
sujeto en el proceso de conocimiento y apropiación del mundo. El ser huma-
no nunca ha partido de cero en este proceso. Negar la necesidad del sujeto de
acudir al cuerpo de saber en el proceso de conocer es caer en el solipsismo o
en el racionalismo idealista o, bien, en el empirismo mecanicista. Una tesis de
uso frecuente y dominante es la que ha afirmado que el conocimiento cientí-
fico comienza con la observación y, que por lo tanto, la fuente de conoci-
miento viene a ser la experiencia. Tal vez por esto Maturana en su libro El
árbol del conocimiento,62 empieza tratando a la observación y no al cuerpo de
saber o al concepto como mediación entre el sujeto y el objeto. Por ejemplo:
“La experiencia de cualquier cosa allá afuera es válida de manera particular
por la estructura humana que hace posible la cosa que surge en la descrip-
ción.”63 Como vemos, no aparece el cuerpo de saber. Cuando trata de demos-
trar que lo que se observa no es lo mismo en diferentes observadores, da
ejemplos de ilusiones ópticas y del papel de la estructura del sistema nervioso
en la visión de los objetos: así, los colores no son propiedades de los objetos
sino una ilusión óptica provocada por las relaciones entre colores captados
por la estructura del sistema nervioso.64 No es necesario acudir a las ilusiones
ópticas ni a la estructura del sistema nervioso para caer en cuenta que los
62
Maturana, H. y Varela, F., El árbol del conocimiento.
63
Ibid., p. 21.
64
Ibid., p. 17.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 53

53
sentidos tienen un desarrollo histórico y un condicionamiento social. Maturana
cita el caso de las niñas lobo encontradas en una aldea bengalí en 1922, una
de 5 años y la otra de 8, la primera murió en poco tiempo mientras la otra
sobrevivió 10 años, murió a los 18. Cuando fueron encontradas no maneja-
ban lenguaje alguno y ni siquiera habían adquirido la posición erguida. La que
sobrevivió no llegó a dominar el lenguaje, aprendió algunas palabras. “Las
personas que la conocieron en algún grado de intimidad, nunca la sintieron
verdaderamente humana.”65
El cerebro es el órgano del pensamiento, pero no segrega como el estómago
jugos gástricos. El cerebro está constituido por 100 mil millones de neuronas,
las cuales pueden establecer trillones de circuitos (sinapsis). Estos circuitos son la
base material del pensamiento que se desarrolla gracias a la vida social y a la prác-
tica. Si el hombre no vive en sociedad no se desarrolla en un sentido humano. Su
socialización es su humanización, dice Maturana. Desde que el ser humano nace
empieza a absorber una gran cantidad de información, la que es trasmitida cons-
ciente e inconscientemente por el grupo social. Lo que nos dice la neurofisiología
y la psicología, es que el pensamiento lógico se empieza a desarrollar a partir de
los 6 años. Si en este tiempo el ser humano no ha recibido la información y la
socialización adecuada, después es más difícil adquirirla, a pesar de la capacidad y
plasticidad del cerebro. Como el mismo Maturana lo afirma al final de su texto:
“Sin el desarrollo histórico de las estructuras adecuadas no es posible entrar en
este dominio humano.” Cierto, pero junto a esas estructuras adecuadas se ha de-
sarrollado un cuerpo de saber sin el cual tampoco se puede acceder a un nuevo
conocimiento. El surgimiento de la ciencia es relativamente reciente, tiene apenas
unos 2 500 años, mientras que la historia humana se remonta a cientos de miles de
años. El cerebro y el aparato sensorial no existen separados de las condiciones
sociales e históricas a las que pertenece. El ser humano se encuentra con un
mundo ya estructurado, diverso y complejo. Puede ser educado de manera que
sólo acepte cierto conocimiento y ciertos valores de una parte del cuerpo de saber
que le trasmitió su grupo, o puede ampliar su conocimiento y abarcar más, tras-
cendiendo lo que se le trasmitió. Pero, además, no puede descubrir algo nuevo si
no se apoya en el cuerpo de saber.

65
Ibid., p. 111.
54 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

En primer lugar, la teoría del sujeto nos informa de que el ser humano
tiene una capacidad infinita para conocer, pues está dotado de un órgano
maravilloso, el cerebro, que está constituido por más de 100 mil millones de
neuronas que pueden establecer trillones de circuitos (sinapsis) que constitu-
yen la base del pensamiento. El cerebro al nacer, nace sin conceptos y sin
valores. No hay ideas innatas. El hombre es criado y socializado por el grupo
social y las instituciones, a través de la crianza y la educación se le van incul-
cando ideas y valores. De acuerdo con Piaget, no es sino hasta cierta edad que
el niño es capaz de realizar operaciones mentales sin tener enfrente a los ob-
jetos. El sujeto siempre está mediado por los conceptos, es decir, el cuerpo de
saber. El sujeto es producto de las circunstancias. Aunque el ser humano está
equipado orgánicamente por la naturaleza con el mismo cerebro y aparato
sensorial, no percibe el mundo de la misma manera, no piensa lo mismo ni
siente u observa lo mismo. Cada individuo construye su mundo, su “reali-
dad”, de diferente manera, aunque su aparato sensorial esté percibiendo mi-
llones de datos, en todo momento, su cerebro registra sólo aquellos que son
necesarios para manejarse en su contexto o que, según su educación, tienen
algún sentido. Ante esta situación, no existe ninguna diferencia entre un obre-
ro, un ama de casa o un científico, todos ellos construyen su realidad.
En lo que se distinguen es en la forma en que la construyen. Unos la
construyen de acuerdo a su sentido común producto de la tradición, los hábi-
tos, los valores de su grupo; otros, en cambio, como el hombre de ciencia,
construyen su realidad, en este caso su objeto de estudio, de acuerdo a un
todo más desarrollado seleccionado por el sujeto después de la revisión del
cuerpo de saber y haber localizado la información y confrontado, críticamente,
las teorías más significativas que hablan de su objeto de estudio. El hombre
siempre actúa guiado por conceptos, la acción humana, como práctica, es una
actividad material guiada por el pensamiento orientada a fines. La práctica
científica no es la excepción, por el contrario, el propósito o fin es obtener un
nuevo conocimiento, el cual es posible sólo cuando el sujeto descubre un
déficit de saber objetivo después de consultar el cuerpo de saber y de explorar
una porción de la realidad que viene a ser el objeto de estudio en un primer
momento y que, después, ante su complejidad, se resuelve determinando un
concreto real, el cual debe cumplir con el requisito de ser típico y/o represen-
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 55

55
tativo, para que puedan generalizarse las conclusiones de su estudio a la clase
de fenómenos a la que pertenece.

EL SABER DEFICITARIO INHERENTE DEL SUJETO

Si bien el sujeto tiene una capacidad infinita para conocer, su saber siempre
será deficitario ante la infinitud de la realidad y la inabarcabilidad del cuerpo
de saber; el hombre siempre tendrá algo que conocer y algo por descubrir, lo
cual no tiene nada que ver con la incognoscibilidad. Sus limitaciones están
relacionadas con su condición humana: en primer lugar, su esperanza de vida,
en segundo lugar con su tiempo productivo dedicado a la investigación; el
condicionamiento tiene que ver con el tipo de formación que le ha llegado a
través de un saber filtrado, con sus intereses, su psicología e ideología. A
propósito de la ideología, hay que volver a insistir que, contrariamente a lo
que se desprende de la tesis tendenciosa de Durkheim, el método no elimina
a la ideología, pero en cambio, lo hace consciente de que le es inherente y le
enseña a lidiar con ella. La formación del sujeto, su psicología y su ideología
entran en juego desde que el sujeto elige el objeto de estudio. En su elección
se manifiesta su interés por el mundo, su responsabilidad intelectual y su com-
promiso con una parte de la sociedad. Esta elección no es cualquier cosa,
tiene que ver con sus principios y su sentido de la vida, con sus valores. Una
característica que viene a ser esencial en el sujeto, es su actitud crítica. Ante
la heterogeneidad del cuerpo de saber, no puede comportarse como un crédu-
lo ingenuo, como un dogmático pedante, un frívolo esnobista o extravagante
enciclopedista recolector de datos curiosos. El sujeto debe ser crítico, lo cual
significa estar abierto a cualquier dato o teoría, a cualquier corriente de pen-
samiento, poder discriminar lo significativo y confrontar teorías diversas. Po-
nerlo en duda todo, hacer de la duda un instrumento de análisis. La diferencia
entre un escéptico y un crítico, estriba en que, mientras el escéptico no cree
en nada, es estéril, el crítico pone en duda todo para poder encontrar algo
nuevo, es creador. La ciencia es un sistema abierto, no existen verdades abso-
lutas, la verdad siempre es concreta. La tesis de que el método es dogmático,
una receta o una varita mágica, es un cuento chino. El método sólo es una
guía, es la teoría puesta en movimiento. El sujeto, en cuanto a decidir, es
56 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

autosuficiente, es el que decide en todo momento: al seleccionar el objeto, su


todo más desarrollado, su concreto real, la abstracción inicial, el problema, la
hipótesis, etc. Si algún concepto de libertad vamos a aplicar es el que se refie-
re a la capacidad de decisión entre una diversidad de opciones: entre más
opciones mayor capacidad de decisión, entre mayor capacidad de decisión
más libertad. Algunos autores, como Boltvinik, advierten del peligro que re-
presenta el estar ligado a intereses políticos coyunturales o el recibir apoyos
de instituciones no académicas que limitan, o de plano impiden ejercer la
libertad de la investigación. Según Boltvinik, si los académicos se involucran
en las políticas públicas “sus visiones críticas de la sociedad quedarían
automáticamente excluidas.”66

LA TEORÍA DEL CUERPO DE SABER

El cuerpo de saber está constituido por los datos de la intuición viviente y de la


representación. Es toda la información y conocimientos que se han acumulado
a través de la historia de la humanidad. El cuerpo de saber existe en forma
tangible e intangible: lo tangible es cualquier forma de registro material, estelas,
grabados, tablillas, códices, libros, revistas, periódicos, documentos, estadísti-
cas, etcétera; lo intangible, las creencias, los valores, los datos y la información
que guardan los hombres en sus cabezas y que es necesario extraerlos por medio
de alguna técnica y convertirlos en materia de investigación (historia oral, en-
trevistas, uso de informantes, etcétera). El cuerpo de saber debería estar forma-
do por toda la información y conocimientos que la humanidad ha producido a
través de la historia, pero no es así; el cuerpo de saber es un saber filtrado, se
conserva y se difunde sólo lo que a los grupos dominantes les conviene y es útil
a sus intereses. Según Platón, no hay que enseñarle dialéctica a los jóvenes
porque éstos no la toman más que como un recurso para poner en aprietos a
todos aquellos “que se les ponen a tiro”.67 Y agrega “Tras muchas disputas ter-
minan por no creer en nada.” Hay que esperar hasta que les llegue “el peso de la
autoridad”, es decir, en la edad madura: los 50 años. Sin embargo, el avance

66
La Jornada, 3/5/2005, p. 28.
67
Platón, Diálogos, p. 508.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 57

57
científico se produce aunque llegue a contradecir los intereses de los grupos
dominantes debido a que guarda una relativa independencia respecto a la base
económica. Ya Platón hablaba del Estado mentiroso y esta consigna se ha veni-
do repitiendo a través de la historia: Maquiavelo, Hitler, etc. Los gobernantes y
diplomáticos actuales hablan de la mentira obligada, del Estado mentiroso como
una condición sine qua non de la política.
El sujeto requiere en gran parte de información que no puede generar por
sí mismo, de ahí que se vea obligado a echar mano de las fuentes oficiales:
datos estadísticos, censos, encuestas, etc. Ya hemos dicho que no puede com-
portarse como un ingenuo y creer al pie de la letra todo lo que se dice o está
escrito en letras de imprenta; debe de ejercer su capacidad crítica y, desde su
punto de vista, elegir los datos más confiables. Debe tener presente que el
cuerpo de saber es heterogéneo, es decir, que contiene tanto lo falso, como
mentiras y verdades, ahí se encuentra de todo, desde simples datos hasta teo-
rías de un alto nivel de abstracción, así como problemas e hipótesis. Otra
característica del cuerpo de saber, es su crecimiento exponencial, en tiempos
de la prehistoria se duplicaba cada 200 mil años; en la Edad Media, cada 1000
años; en el Renacimiento, cada 500; en tiempos de la Revolución Industrial,
cada 200, a fines de siglo XIX, cada 50; a fines del siglo XX, cada 4 años, y en la
actualidad cada tres años. En cualquier momento, el cuerpo de saber ha sido
inabarcable, por lo tanto, resulta una condición inherente al sujeto su saber
deficitario. El sujeto debe ser consciente de esta situación y tratar de evitar el
síndrome de los hermanos Keeper. Catherine Hayles en su obra,68 relata la
sugestiva fábula de Marcia Davenport que citamos enseguida: los hermanos
Keeper, que están recluidos, desarrollan la manía compulsiva de coleccionar
indiscriminadamente el periódico New York Times, llegando a acumular tal
cantidad en su pequeña celda que, finalmente mueren asfixiados por la enor-
me masa de papel. Sobre esta metáfora comenta Hayles: “Lo que tememos
inmediatamente no es que el universo se desplome, sino que la información
que amontonamos supere nuestra capacidad de comprenderla.” Cualquier sujeto
corre el peligro de “morir asfixiado” por una montaña de información si se
enfrenta al cuerpo de saber sin algún propósito y sin criterios para discriminar

68
Katherine Hayles, op. cit., p. 76.
58 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

la información. A pesar de la información oceánica, las posibilidades de hacer


nuevos descubrimientos son cada vez mayores. El sujeto desarrolla el méto-
do, las técnicas y nuevos instrumentos para enfrentarse al cuerpo de saber
inabarcable y a la realidad infinita.
Si el sujeto no está guiado por un propósito se pierde ante la infinitud y la
inabarcabilidad. Debe seleccionar, primero un objeto, después un todo más de-
sarrollado, luego un concreto real, después una abstracción inicial, etc. Va resol-
viendo complejidades pero no elimina la complejidad. Pasa de una complejidad
a otra complejidad. Y ante cada complejidad va construyendo una totalidad.
El sujeto, a cada paso de investigación, corre el riesgo de perderse o empanta-
narse. El cerebro es un órgano maravilloso con una capacidad infinita para
conocer. El sujeto, con un cerebro normal, puede dominar cualquier área
del conocimiento y proponerse resolver cualquier problema por difícil y com-
plejo que sea, siempre y cuando existan las condiciones necesarias para su
solución. Necesita apropiarse del método para determinar su todo más desa-
rrollado y descubrir un déficit de saber. Construir su objeto de estudio como
una totalidad. Toffler, en una nota de su libro La tercera ola, observa que:

Si bien podemos tratar simultáneamente con muchos factores a un nivel subconsciente o


intuitivo, el pensamiento consciente y sistemático, acerca de muchas variables es
condenadamente difícil, como sabe cualquiera que lo haya intentado.69

Ante el océano de información al que se enfrenta el investigador, las


computadoras ayudan a procesar la información y a construir modelos y experi-
mentar con ellos, pero siempre es la teoría puesta en movimiento, o sea el méto-
do, el que le da significado al dato, transforma el dato en información, a la
información en interpretación y a la interpretación en conocimiento científico.
Cualquier dato o información cae sobre estructuras ya establecidas que son las
que contextualizan y le dan significado. De ahí que el mismo dato o la misma
propiedad objetiva del objeto percibida por el sujeto tenga una interpretación
diferente de acuerdo a las estructuras mentales de los diferentes sujetos.

69
Toffler, A., La tercera ola, p. 178.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 59

59
No es que sean diferentes realidades sino diferentes estructuras mentales que
les dan un significado diferente a los datos o a las propiedades objetivas de cuerpo
del saber y de la realidad. Cuando estas estructuras impiden conocer o explicar la
realidad cambiante, el sujeto debe estar dispuesto a modificar esas estructuras o a
cambiarlas sin ningún escrúpulo o miramiento y, llegado un momento, a hacer
cambios radicales. Se han dado casos, frecuentemente, en que investigadores o
innovadores de prestigio se han visto limitados por no querer desprenderse de sus
viejas estructuras. Ya mencionamos el caso de Poincaré y la ley de la relatividad,
recordemos a Edison ante la corriente alterna, y en el campo de la administración
de empresas a Ford con su modelo T, y muchos más.

Vale la pena citar los cuatro “mapas mentales” de Lyndon LaRouche:

A: (Un caso hipotético) todos los principios físicos universales conocidos que se asumen
son verdaderos, pero el mapa está incompleto, pues omite muchos principios aún por
descubrir.

B: Aunque quizá los miembros de la sociedad ignoren que todos los principios físico
universales reales, tienen ideas que, en una clase de casos, sirven como aproximaciones a la
realidad y, en otra, son absurdas y a menudo de una forma bastante peligrosa.

C: La sociedad combina algunas buenas aproximaciones de principios universales, mucha


ignorancia sobre otros principios que existen y una pizca generosa de supuestos axiomáticos
falsos (tal como el argumento de Euler y Langrage que Gauss desenmascaró en 1799).

D: El individuo o cultura implícitamente condenado o condenada que excluye, de modo


axiomático, la existencia posible de supuestos contrarios a la mezcla de principios verdaderos
y falsos que ese individuo o cultura asume al presente, implícitamente, como verdadera.70

Haciendo una interpretación a modo, el mapa A daría cuenta del déficit


inherente del sujeto; mientras que los mapas B y C de las mezclas de lo falso
y verdadero que contienen las mentes de la mayor parte de los individuos de la
sociedad, incluidas las mentiras y las supersticiones; el mapa D daría cuenta de

70
Consultado el 10/06/2005 en http:/www.larouchepac.com/spanish/escritos_discursos_arch/2004/
fraude_strauss.htm
60 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

las mentes de los grupos dominantes y de sus apologistas, entre los cuales
Larouche ubica a Leo Strauss, al que llama “criatura depravada”,
“antiprometeica” y que pertenece al grupo de hombres que están por la
“estupidización del ganado humano”. Es como “se expresa el interés especial
de la clase oligarca de los gobernantes”.71

EL INSTRUMENTO Y EL CUERPO DE SABER

El instrumento incluye al método, las técnicas, los aparatos como telescopios,


microscopios, computadoras, etc., incluye además a los recursos y los tiempos
(ruta crítica). Los órganos de los sentidos son un resultado de la historia y de la
práctica humana y el hombre los ha prolongado a través de sus instrumentos
trascendiendo sus límites naturales; ahora ve lo que antes no podía ver y medir
lo que antes no podía medir. Toffler anota:

Debido a que se puede recordar e interrelacionar gran número de fuerzas causales, el compu-
tador puede ayudarnos a abordar tales problemas a un nivel más profundo que el habitual.
Puede reunir “destellos” y congregarlos en unidades más amplias y significativas. Dado un
conjunto de suposiciones o un modelo, puede detectar las consecuencias de decisiones
alternativas, y hacerlo más sistemática y completamente de lo que, en circunstancias norma-
les, podría conseguir cualquier persona sola. Puede incluso sugerir imaginativas soluciones
a ciertos problemas mediante la identificación de relaciones nuevas o hasta entonces inad-
vertidas entre personas y recursos.72

También T. Caplow, desde otra perspectiva, hace referencia a las virtudes


y necesidad de manejar desde un principio los instrumentos: “En un proyecto
bien hecho, la primera etapa comienza con una exposición preliminar del ob-
jeto de la investigación, seguida de un estudio profundo de los trabajos ante-
riores, empíricos o teóricos; a veces, este método lleva a plantear el problema
sobre bases nuevas o a ampliarlo.” Más adelante comenta que para los estu-
diantes reviste un alto grado de dificultad este primer paso. El estudiante se
pierde en una multitud de posibilidades, no distingue entre lo banal y signifi-

71
Idem.
72
Toffler, A., op. cit., p. 179.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 61

61
cativo, lo viable y lo complejo. El campo de la investigación aparece mal
definido o bien inaccesible. El déficit de saber personal no le permite elegir el
camino más adecuado. A estas alturas el estudiante carece de una red de rela-
ciones intelectuales que le permitan tener asesoría y apoyo.73
Es frecuente que los investigadores, sobre todo los estudiantes, aunque
ya hayan seleccionado un concreto real o unidad de análisis no sepan qué
hacer, cómo abordarla, con la siguiente dispersión y confusión. Hasta este
momento, esta propuesta metodológica nos ha llevado a distinguir los siguientes
niveles de aproximación: la disciplina, el tema, el subtema, el objeto de estu-
dio, el concreto real y la abstracción inicial, esta última es la que nos ayuda a
resolver el aspecto o el enfoque de la investigación; es la que determina la
esencia del concreto real y la que va a permitir definirlo como un sistema de
conceptos, como una totalidad.
Antes de pasar al objeto, es conveniente tener presente los siguientes as-
pectos sobre los métodos cuantitativos y cualitativos:

11. El método es la teoría puesta en movimiento.


22. La pluralidad contempla, desde la aceptación o no de un método universal
y general hasta la diversidad de los métodos particulares.
33. Todo fenómeno expresa la cantidad y calidad, la relación entre ellas es la
medida.
44. Para determinar la cantidad y la calidad y pasar de su carácter abstracto al
concreto, hay que construir primero al objeto de estudio como una totalidad.
55. A través de la historia han existido corrientes del pensamiento que han
hecho abstracción ya sea de la cantidad o de la calidad. El empirismo ha
puesto el énfasis en la cantidad y lo particular.
66. Se puede afirmar que con Bacon, Locke (oficialmente considerado el funda-
dor) y Hume, el empirismo ha sido la corriente predominante.
77. Estas corrientes son diversas y propiamente ningún autor escapa a la in-
fluencia del positivismo, como lo demuestran los casos de Popper, Lakatos,
Kerlinger, Bunge y otros de menor talla.

73
Caplow, T.
62 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

88. El positivismo de Comte, fundador de la sociología, echa raíces en el empi-


rismo. Su huella está presente en todas las disciplinas sociales que han
surgido desde entonces.
99. La sociología nace como una ciencia de la burguesía. La antropología, como
instrumento del colonialismo; la administración, como auxiliar en la toma
de decisiones de carácter político y militar y más tarde en las decisiones
empresariales.
10. De acuerdo con ello, algunas disciplinas se han declarado como descripti-
vas o cuantitativas (véase anexos, Durkheim, Boas, Boudon, etcétera).
11. La tesis de Durkheim de que el método comienza de características obser-
vables y que la mayor parte de los especialistas lo adoptan sin cuestiona-
mientos, prueba la influencia del empirismo.
12. Desde un principio han sido predominantes los enfoques cuantitativos y des-
criptivos, sustituyendo al método por las técnicas.
13. No todos lo positivistas son empiristas, ahí convergen idealistas objetivos y
subjetivos. Como se ha visto, ellos encuentran muy bien la forma de hablar
del método o de las técnicas sin necesidad de reconocer la existencia de los
objetos de la realidad.
14. El reduccionismo, como una opción, tiene su historia dentro de la metodo-
logía del positivismo: hay que recordar la aplicación de la teoría de la lucha
por la existencia a la sociedad, el uso de la teoría de los reflejos condiciona
dos por el conductismo aplicado a la mercadotecnia y a la política, etcétera.*

*Nota:
En cuanto a la administración en particular, el positivismo ha reflejado su influencia a través
de los enfoques cuantitativos: la tradición se remonta hasta Taylor el que se especializa en
tiempos y movimientos, poco después, Likert propone la construcción de escalas; Elton
Mayo, introduce la correlación y medición de variables. Las técnicas estadísticas se introducen
desde 1925 en la dirección de la produción por Walter Sheiwart. Los modelos matemáticos
se introducen con la siguiente técnica: Investigación de Operaciones a partir de la Segunda
Guerra Mundial (modelos de simulación, de líneas de espera, programación lineal, etc.). Por
último hay que considerar en este listado, la masa crítica de Pareto (el número crítico); la
teoría de sistemas y, en cierto modo, a las teorías del caos y de la entropía.
INTRODUCCIÓN 63

63

CONCLUSIONES

Sobre el objeto, lo esencial ya se dijo en la “Teoría de la construcción del objeto


de estudio.” Por eso sólo hacemos algunas consideraciones a manera de síntesis
o de conclusión:
El objeto es una porción de la realidad objetiva que es infinita, existe
fuera e independientemente de que el sujeto la piense, y está regida por leyes.
La realidad incluye todo, lo tangible y lo intangible, lo conocido y lo descono-
cido. La realidad es cognoscible y el hombre como sujeto, se plantea conocer
sólo aquellas porciones de la realidad que guardan un sentido de acuerdo a su
desarrollo y necesidades. Se plantean problemas de investigación para las cuales
existen las condiciones para su solución, la realidad se presenta al sujeto ya
como un conjunto de fenómenos (instituciones, grupos o cosas) o conjunto
de conceptos y valores (documentos, datos, valores, comportamientos); que
siempre son porciones de la realidad que se presentan al sujeto como fenóme-
nos complejos.
El sujeto, ante la complejidad, construye al objeto como una totalidad, lo
primero que hace el sujeto es ubicarse en una determinada disciplina o área
del conocimiento, después en un tema del cual deriva un subtema, de ahí
selecciona un objeto de estudio, el cual tiene que operacionalizarse en un
concreto real (CR unidad de análisis) al que se le describe de acuerdo con la
teoría seleccionada (el todo más desarrollado) se delimita y especifica en qué
lugar y en qué tiempo se va a llevar el estudio. La abstracción inicial (AI) es la
que garantiza la validez teórica. Supongamos que el sujeto elige el subtema de
gestión municipal, se encuentra con aproximadamente 2,500 concretos reales

63
64 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

(CR) posibles, tiene que elegir alguno de ellos, pero no basta con eso, porque
aún se enfrenta a la complejidad, la abstracción inicial que se deriva del todo
más desarrollado, puede escoger la línea de la calidad de la gestión, esta cate-
goría de calidad se puede desglosar en sus propiedades entre las cuales se
encuentran: servicio al cliente (ciudadano o usuario), liderazgo, mejora conti-
nua (capacitación, en este caso, servicio civil de carrera), trabajo en equipo,
responsabilidad, etcétera.
Se puede estudiar la calidad de la gestión municipal como un todo, en
cuyo caso ésta sería la abstracción inicial o, bien, sólo se va a investigar una
de sus propiedades como el servicio civil de carrera por ejemplo. En este
caso, el servicio civil de carrera sería la abstracción inicial. En cualquier cir-
cunstancia es necesario especificar en qué tiempo se va a llevar a cabo la
investigación. El proceso de llegar a un CR y una AI, es un proceso paralelo.
Independientemente de cómo se llegue a ellos, la AI, es la que permite la
continuidad teórica, es la brújula que orienta (el hilo de Ariadna que permite
internarse en el laberinto de la complejidad, tanto del cuerpo de saber
inabarcable como de la realidad infinita), sin perderse, evitando así las des-
cripciones empíricas, dispersas y confusas; o, bien, los estudios barrocos que
sólo agregan información sin propósitos definidos, que no son necesarios y
que sólo tienen como fin impresionar por el volumen de datos o de cuestio-
nes que aborda; son muy amplios, pero no profundizan ni contribuyen al desa-
rrollo del conocimiento.
En el caso de las tesis, que son obligatorias en ciertas instituciones para
graduarse; el sujeto debe darle un peso determinante a la viabilidad de la
investigación, en cuanto a que, no debe seleccionar problemas de investiga-
ción que requieran de muchos recursos y de periodos largos de tiempo para
hacer su investigación. Debe seleccionar objetos de estudio que no sean muy
complejos, y problemas que requieran de pocos recursos y puedan seleccionarse
en un tiempo que no sea mayor a dos o tres años, y si se empieza a trabajar en
las tesis desde el inicio de la carrera o de la maestría, mucho mejor.
Por muy específico que sea el CR debe cumplir con el requisito de la
validez teórica, lo cual se logra con la AI. En cada paso o avance se aplicará el
estado del problema: 1. validez teórica, 2. importancia o justificación, 3. via-
bilidad, de tal modo que el CR, será siempre típico y representativo, por lo
ICNTRODUCCIÓN
ONCLUSIONES 65

65
tanto, las conclusiones a las que se llegue podrán extrapolarse a la clase de
fenómenos de la que forma parte. No es necesario estudiar todo el universo,
basta con una muestra o con un estudio de caso. Tenemos los ejemplos de
Taylor que estudió un proceso de trabajo; Mayo, un pequeño grupo de obre-
ras; Oscar Lewis, una familia; Ricardo Pozas, la vida de un indígena Tzeltal;
Robert Lynd, una ciudad media estadounidense; Marx, el sistema económico
de Inglaterra.
Volvemos a insistir, no se trata de una receta, ni de un camino rígido y en
un solo sentido. El sujeto puede partir de una vivencia personal, de una in-
quietud teórica o de una posición ideológica. En cualquier caso, debe preocu-
parse por la validez teórica. Lo cual significa que, si parte de un hecho par-
ticular, debe remontarse a la teoría y, si parte de una teoría, debe buscar en el
mundo complejo un objeto y un concreto real que le permita probar su teoría.
Y no hay que olvidar que el CR puede ser un tema teórico o conjunto de
teorías. Lo que sí debe vigilar el sujeto o tener cuidado, es de no emprender
objetivos que estén fuera de sus posibilidades y que no termine con resulta-
dos, quedándose a mitad del camino, pues será tiempo desperdiciado. El suje-
to debe considerar que el tiempo es vida y sólo se vive una vez.
66 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Cuestionario

11. ¿Qué contradicciones se puede observar entre inducción e inferencia?


12. ¿En qué se apoya Tecla en este trabajo para afirmar que la metodología
es una ciencia?
33. ¿Cuál es el papel que ha jugado la teoría del error en autores como Bacon
y Feyerabend?
44. ¿Qué función le atribuyen a la teoría los instrumentalistas y operaciona-
listas?
55. ¿Qué razón dan los analistas del lenguaje para discriminar a la filosofía?
66. ¿Cuál es la importancia de la tesis del cuerpo pensante de Spinoza?
77. ¿Cuántos son los XXX entre el concepto de “estado” de Spinoza y el de
totalidad dialéctica?
88. ¿Por qué son importantes Kant y Hegel en la historia del método?
99. ¿Cómo define Popper su método hipotético?
10. ¿En qué consiste la anarquía epistemológica de Feyerabend?
11. ¿Cómo define Lakatos los “programas científicos”?
12. ¿Cuáles son los requisitos de un paradigma según Kuhn?
13. ¿Cuáles son los factores del estado del problema?
14. ¿En qué consiste la cosificación del objeto y la fetichización del cuerpo
de saber?
15. ¿Cuáles son las características del cuerpo de saber?
16. ¿Qué incluye el instrumento?
17. ¿Cuáles son los condicionamientos del sujeto?
18. ¿Cuáles son las propiedades de la realidad, del objeto y del concreto real?
INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO 67

67

2. INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO

LOS DATOS DE LA INTUICIÓN VIVIENTE, DE LA REPRESENTACIÓN


Y LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Una primera dificultad que tiene que allanar el investigador es la aproxima-


ción a su objeto de estudio. Lo concreto sensorial es un elemento de la reali-
dad objetiva. Las propiedades de este concreto se le presentan al sujeto de
conocimiento en forma de datos. Si bien el dato es una mediación entre el
sujeto y el objeto de conocimiento, es también el punto de apoyo para el
proceso del conocimiento. El dato es el enlace entre el sujeto y el objeto,
surge de la praxis; es, por consiguiente, un elemento histórico, no es un ele-
mento arbitrario, subjetivo que obedezca al capricho del investigador. La ca-
tegoría marxista que designa al contexto donde se ubica el dato es el cuerpo de
saber que Marx llama “datos de la intuición viviente y de la representación”.
Se entiende por esto no solamente aquello que se representa al individuo en
forma de imagen sensible. Sería una interpretación extremadamente estrecha
y perfectamente falsa, que corresponde justamente a la filosofía premarxista y
de la concepción antropológica del sujeto de conocimiento, Marx lo entendió
como la masa de la experiencia empírica socialmente acumulada, “toda la
masa colosal de datos empíricos que alimentan al teórico por los libros, las
tablas estadísticas, las revistas, los testimonios”.74 Estos datos se le dan ya al
teórico en una forma abstracta, en términos, categorías, cifras, en tablas y en
otras formas “abstractas”. O sea, lo que denominamos como cuerpo de saber
(véase gráfica 2.1).

74
Ilienkov, “Elevarse de lo abstracto a lo concreto”, El capital teoría, estructura y método, p. 34.

67
68 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Sujeto de Masa de datos: Objeto de estudio


Conocimiento abstracciones, cifras, (concreto sensible)
conceptos, teorías.
Poseen un carácter
social e histórico
Formas en que se Realidad en
presentan: Medios de obtenerlos: proceso
libros a) Investigación
Praxis revistas documental
periódicos
Trabajo de tablas b) Investigación
elaboración de estadísticas empírica Objetivo
conceptos cifras, etc. independiente
Gráfica 2.1
El investigador tiene que buscar esos datos que le permitan una primera
aproximación al objeto de estudio. El propósito inicial es darse cuenta hasta
dónde se ha avanzado en el conocimiento de ese objeto de estudio y en par-
ticular de las limitaciones, de las deficiencias, para enseguida captar las dife-
rentes posiciones o puntos de vista y el tipo de problemas y soluciones que se
hayan planteado. El teórico no puede aceptar tácitamente los datos, sino que
tiene que analizarlos y discriminarlos. Ilienkov nos dice que la tarea del teóri-
co consiste en primer lugar en proceder a un análisis crítico de las abstraccio-
nes del nivel empírico del conocimiento y volverlas a pensar para enseguida
avanzar criticando la estrechez y el subjetivismo de estas abstracciones y des-
truyendo las ilusiones que ellas contienen desde el punto de vista de la reali-
dad en su conjunto concreto. Es en este sentido (y solamente en éste) el pasa-
je del estado empírico al estado racional del conocimiento aparece también
como un pasaje “de lo abstracto a lo concreto”.75 Aristóteles ya concebía el
cuerpo de saber, cuando hablaba de los “conocimientos previos.”76
En conclusión, como señala Marx “las determinaciones abstractas con-
ducen a la reproducción de lo concreto por la vía del pensamiento”. Este
proceso es definido por Marx como “el método científico correcto”.
75
Idem.
76
Aristóteles, Metafísica, p. 27. También hizo referencia a la actitud crítica del sujeto de investigación, y al todo
más desarrollado, p. 37.
INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO 69

69
O sea, la tarea del teórico es la de transformar los datos de la intuición
viviente y de la representación en conceptos, modelos, teorías o leyes.77
Existe un aspecto sobre el que hay que llamar la atención, los datos de la
intuición y de la representación están dados no sólo por aquella información
que ya existe en forma de cifras o tablas estadísticas o, bien, en términos o
conceptos, sino por los datos y percepciones aportados por el propio investi-
gador por medio de encuestas, entrevistas y de la observación directa. Esta
diferencia (es decir, entre los datos que ya existen y aquellos que el sujeto de
conocimiento obtiene en el curso de su propia investigación) no es sustancial
en cuanto al reconocimiento de que hay un salto del dato a su transformación
en lo concreto mental, es decir, a la reconstrucción de lo concreto por vía del
pensamiento. Pero sí es importante distinguir desde el punto de vista de la
investigación aquellos datos que no se conocen y cuya necesidad de investi-
garlos surge de los propios problemas e hipótesis planteados. Como ya se ha
dicho, el cuerpo de saber es inabarcable. La tarea del sujeto, guiado por con-
ceptos, consiste en pasar del dato a la información, de ésta a la interpretación
para llegar, finalmente, a un nuevo conocimiento.
La categoría de “datos de la intuición viviente y de la representación” es
una categoría tan general que incluye las teorías que existen sobre el objeto de
estudio particular, no se trata solamente de datos estadísticos o cifras porcen-
tuales sino también de modelos, categorías; considerada de esta manera tan
amplia la categoría resulta equivalente a la categoría “concreto mental”, a no
ser que este último término se utilice exclusivamente para designar a aquellos
datos y teorías que son objetivos y que dan cuenta de lo esencial del fenóme-
no, excluyendo las teorías y datos que falsean la realidad. Visto de esta mane-
ra, los datos de la intuición viviente y de la representación incluyen todos
aquellos datos y teorías que se refieren al objeto de estudio sean científicos o
no, sean o no objetivos o, bien, que aún no hayan sido verificados como es el
caso de las hipótesis; quedarían incluidas también todas las interrogantes que
se hayan hecho sobre el objeto de estudio. Por ejemplo, Marx incluyó dentro
de los datos de la intuición viviente y de la representación los problemas
planteados por Ricardo sobre la fuente de la riqueza; el papel del proceso de

77
Ilienkov, op. cit., p. 34.
70 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

circulación y del “trabajo”. Por lo tanto nos inclinamos a considerar la catego-


ría de los “datos de la intuición viviente y de la representación como una
categoría más amplia que la de “concreto mental”.
Lo común a cualquier investigador es que tiene que traducir su objeto de
estudio en términos de datos de la intuición y de la representación. Donde se
supone que existen diferencias fundamentales es en la manera de obtener los
datos y en la forma de interpretarlos. Hay que distinguir los estudios pura-
mente descriptivos, donde los datos aparecen como indicadores, tal es el caso
de los informes censales, estadísticos y demográficos o, bien, los estudios
monográficos. Estos estudios nos presentan los datos en “bruto” y nos dan
cuenta de los fenómenos sociales en sus aspectos más generales. Los datos
que funcionan como indicadores aparecen en forma de cifras, tablas estadís-
ticas, coeficientes, tasas, etc. En cambio, los conceptos y las leyes aparecen
en forma de teorías y modelos. Los propios indicadores tienen que ser con-
frontados con las teorías y modelos, pues, seguramente la forma en que pue-
den concebirse fenómenos como el suicidio, el desempleo, la crisis, las clases
sociales, etc., varían de un autor a otro. Es aquí donde surgen las principales
diferencias entre las distintas corrientes sociológicas. Las principales varian-
tes son: a) aquella que tiene por objetivo la sola descripción del fenómeno, es
decir, que no trasciende el nivel del dato; hay que dejar en claro que esto no
excluye que haya estudios descriptivos que manejen problemas e hipótesis de
investigación; b) la que lleva a cabo una interpretación estrecha, limitada (las
teorías de rango medio), por rechazar la existencia de una teoría general de la
sociedad; c) las corrientes que parten de una teoría general de la sociedad, aquí
se presentan varias alternativas; esquematizando, podemos reducirlas a dos:
1. Aquellas corrientes que dan una visión parcial y/o unilateral del fenómeno
social y 2. La corriente que, partiendo de una teoría general, se aproxima a las
teorías particulares de acuerdo a la especificidad de su objeto de estudio y que
obtiene, selecciona y analiza los datos bajo la perspectiva de una visión inte-
gral del fenómeno. Sin negar cierta validez a las otras variantes, nos parece
que esta última es la opción correcta y la que se ajusta al método científico.
Estas opciones se reflejan en la variabilidad que presenta el diseño de inves-
tigación. Al respecto, González Casanova nos informa:
INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO 71

71
La formulación del diseño de investigación presenta varias alternativas, según se empiece por
establecer un sistema categorial, un sistema de hipótesis, una serie de dimensiones variables o
indicadores. Todas estas alternativas se presentan en la investigación contemporánea.78

No podemos dejar de señalar que existe una tendencia de acuerdo con los
intereses económicos a promover la investigación a un nivel pragmático don-
de se requiere solamente la información aunque con un alto grado de preci-
sión. Esto nos lleva a señalar que no existe ciencia social pura y que, además,
no existe información por la información. La recolección de datos, la infor-
mación, siempre ha estado ligada a determinados intereses.
Clara Gallini nos habla del carácter político que matiza cada vez más a la
información. La expansión neocolonialista y la explotación capitalista hacen
cada vez más importante y necesaria la recolección de cualquier tipo de infor-
mación tanto sobre los propios países como sobre naciones extranjeras. La
autora indica: “Bien pronto el criterio será saber todo sobre todo.”

Se reconoce cada vez más la importancia de la información como instrumento de poder


político y económico y ello se evidencia en el sentido opuesto de una dirección de investigación
selectiva que prefiere la cantidad a la calidad. Se considera, con motivo, que sabiendo todo
sobre todo, ninguna novedad nos tomará por sorpresa.79

A este nivel, está claro que salen sobrando tanto los marcos teóricos, así
como la ética y los sistemas de valores.
Así pues, la cuestión de las variantes en los diseños de investigación y la
actitud de los investigadores ante los datos, no es algo ocioso sino una cues-
tión de gran importancia ideológica y científica.
Es necesario remarcar que el investigador debe ser crítico, que en el cuer-
po de saber se encuentra tanto lo falso como lo verdadero; no se puede ser
ingenuo y confiar en las fuentes, hay que tener presente la tesis del Estado
mentiroso de Platón.

78
González Casanova Pablo, Las categorías del desarrollo económico y la investigación en las ciencias sociales, p. 13.
79
Clara Gallini, Las buenas intenciones, p. 21.
72 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

EL DISEÑO DE INVESTIGACIÓN

Respecto al diseño de investigación, de entrada hay que decir que el diseño ya


es, hasta cierto punto, un producto de cierto nivel de investigación. El diseño
nos introduce a la temática, nos aproxima al objeto de estudio y nos expresa una
estrategia en el proceso de conocimiento. El diseño posee una estructura, ex-
presa un orden lógico no sólo en las fases de la investigación, sino también
hacia el interior de cada una de las fases. Independientemente de cada desglose,
de las peculiaridades y de lo detallado, el diseño comprende los siguientes pasos:

,1. Marco teórico: que consiste fundamentalmente en la definición de las catego-


rías generales (teóricas) y de las categorías particulares que se refieren al
concreto sensible (operativas). Para lograr este objetivo es necesaria una
investigación documental donde nos informemos sobre lo que hay en cuan-
to a nuestro objeto de estudio y, frecuentemente, comprende una investiga-
ción empírica, en forma de sondeo exploratorio. Su objetivo fundamental es
eliminar el déficit del saber subjetivo y construir el objeto de estudio como
una totalidad. Sus diferentes momentos los podemos enunciar de la siguien-
te manera:

Las tareas del sujeto crítico y la construcción del objeto

a) Recolectar información (investigación documental y empírica).

b) Organizar y sistematizar las abstracciones ya dadas y las que han resulta


do del sondeo exploratorio. (Datos de la intuición y representación).

c) Analizar y criticar las abstracciones; verificarlas confrontándolas con los


hechos (abstracto en la realidad, concreto en el pensamiento).

d) Discriminar las abstracciones con base en un marco de referencia teórico


general, o sea, el tratamiento teórico de los datos. Esto implica un examen
crítico de las teorías anteriores. Se trata de descubrir lo que está detrás
del dato.
INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO 73

73
e) Determinar las abstracciones iniciales. La abstracción inicial cumple con
las siguientes funciones: a) revela lo esencial a un primer nivel; b) sirve
de abstracción límite.

f) Delimitar el objeto de estudio. Con base en la abstracción inicial se define


y delimita el objeto de estudio a nivel de concreto real (o unidad de análi-
sis), así como el ángulo o nivel de la investigación.

Estos pasos, que se refieren a un trabajo teórico por excelencia, tienen


como fin el informarse de lo que se conoce sobre nuestro objeto de estudio
para no repetir etapas ya superadas.
Puede ser que nos planteemos investigar cosas ya investigadas y conoci-
das o, bien, que repitamos los mismos errores o falsos enfoques. Tenemos la
obligación y la necesidad de volvernos expertos sobre el tema que hemos
seleccionado, de actualizar nuestro conocimiento y partir del más avanzado.
Por otra parte, el teórico debe volver al análisis de los hechos aun de aquellos
que parecen haber sido estudiados a fondo. Es la única forma de desarrollar
un pensamiento crítico, base de toda actividad científica.
La abstracción inicial es la que enlaza orgánicamente los datos de la intui-
ción y de la representación con el concreto mental ya elaborado, esto tanto en
el nivel del marco teórico general como a nivel de las teorías particulares. La
abstracción inicial se deriva del “todo más desarrollado”, el cual es determi-
nado siempre por el sujeto, el método no le puede imponer o indicar un todo
más desarrollado. El marco teórico de ninguna manera es la repetición mecá-
nica de los conceptos y categorías del marco teórico general, tampoco es un
rosario de justificaciones ni de posiciones declarativas respecto a nuestras
motivaciones subjetivas. El marco teórico es menos que eso y también mu-
cho más. Es un trabajo riguroso, sistemático, respecto a relacionar lo particu-
lar con lo general; respecto a establecer los eslabones intermedios entre las
categorías teóricas y las categorías operativas; de análisis y de síntesis; de
someter a crítica y confrontación los datos y las teorías con los hechos con-
cretos. El método que había seguido la ciencia burguesa era partir de lo abs-
tracto para volver a lo abstracto; el resultado no era una totalidad orgánica
74 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

concreta, sino el reflejo unilateral de la realidad: aparentemente el método de


la economía era correcto, pero en su esencia no.
Desde el primer momento en que uno se enfrenta al concreto sensible
tiene el problema de su relación con nuestro pensamiento. Es una falacia la
tesis de que uno puede enfrentarse a los hechos libre, desnudo de teoría. El
investigador participa necesariamente de alguna concepción dentro de la ma-
triz teórico-ideológica que le ofrece su sociedad y su tiempo. Sea o no cons-
ciente el investigador participa de alguna teoría.

Quien cree expresar los hechos, dice I1ienkov, absolutamente sin idea preconcebida sin
ningún concepto “anteriormente admitido”, no está desprovisto de ellos. Al contrario, es
inevitablemente esclavo de los conceptos más vulgares y más absurdos.80

Marx ya nos había advertido que la cuestión de si puede llegarle verdad real
al pensamiento humano no es una cuestión de teoría sino una cuestión práctica;
y de que es en la práctica donde el hombre tiene que probar la verdad, la fuerza
y la terrenalidad de su pensamiento. Como señala Marx, sólo se hacen hipótesis
en vista de algún fin determinado. No hay forma pues, de soslayar las ideas
preconcebidas. De lo que se trata es de hacerlas congruentes con los fundamen-
tos de la ciencia, es más, de que estas ideas preconcebidas deriven con una
lógica inexorable del conocimiento acumulado.

22. Planteamiento del problema. La categoría de déficit de saber es clave para la


definición de problema: hay dos tipos de déficit: subjetivo y objetivo; por el
momento diremos que el problema de investigación da cuenta de un déficit
de saber objetivo. El planteamiento del problema reviste extraordinaria im-
portancia dentro de la investigación científica y no está lejos de ser cierta la
afirmación de que el planteo correcto del problema puede significar el avance
de la mitad de la investigación. Por el momento señalaremos que el proble-
ma se mueve en los límites señalados por la abstracción inicial. El problema
determina con precisión lo que se va a investigar, delimita el objeto de estu-
dio en cuanto al tipo o importancia específica de las relaciones posibles entre

80
I1ienkov, op. cit., p. 44.
INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO 75

75
cierta clase y cantidad de fenómenos sociales. El problema es el enlace
entre el marco teórico, o sea lo concreto mental ya elaborado, y el objeto
de estudio, o sea lo concreto sensible. La problematización en este sentido
es ya una elaboración teórica sobre la realidad.

Concreto sensible u
objeto de estudio

Marco teórico general Marco teórico


abstracción inicial particular, abstracción
inicial

Abstracción inicial
planteamiento del
problema

Abstracción inicial
hipótesis

33. Elaboración de la hipótesis. El problema posee una estructura lógica y se


presenta en forma interrogativa o conminatoria; contiene la abstracción
inicial y las categorías que reflejan las propiedades o aspectos del objeto
de estudio que se pretenden relacionar. El paso del problema a la hipóte-
sis es un asunto complejo, no se trata de pasar simplemente de una forma
interrogativa a una afirmativa. La hipótesis presenta los nuevos elemen-
tos que se insertan como parte de la explicación que se pretende a nivel de
suposición, de respuesta tentativa. Así también se contemplan las diferen-
tes opciones y las implicaciones contrastadoras. Las hipótesis sirven de
guía en el proceso de investigación y han sido consideradas como la punta
de lanza de la ciencia.
76 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

44. La contrastación de la hipótesis. Todos estos pasos nos ponen de relieve que la
praxis científica es una actividad rigurosamente sistematizada y altamen-
te selectiva; su objetivo no es recolectar “toda información” sobre el concreto
sensible sino, principalmente, aquella información que tiene significado para
la contrastación de las hipótesis. De las hipótesis se desprenden los indica-
dores o variables que nos van a dar cuenta de las propiedades y relacio-
nes entre las partes del todo. La recolección, clasificación e interpretación
de los datos es la parte culminante de la investigación y se presenta como el
eslabón débil de la cadena, que tiene como fin el rechazo o confirmación de
nuestra hipótesis.

55. Análisis y conclusiones. El método de exposición. Otro momento crucial y


definitivo de la actividad científica es el paso del dato a la teoría. No se vaya
a pensar que el proceso de investigación es un proceso continuo en un solo
sentido, la rigidez no tiene nada que ver con el método científico. El pro-
ceso de investigación es concebido como un constante ir y venir de la teoría
al dato y del dato a la teoría. En cada momento hay que estar confrontando
los datos con nuestras teorías y modelos; frecuentemente, esto significa
replantear nuestros problemas y reelaborar nuestras hipótesis. Pero hay una
fase de la investigación que se caracteriza porque el paso del dato a la teoría
es fundamental y determinante. Es el momento en que se obtiene un nuevo
conocimiento. Hay que señalar que no se trata sólo de “conclusiones” en
cuanto a la comparación y confrontación de los datos con nuestras hipóte-
sis (que pueden estar formuladas en términos de modelos, teorías o leyes),
de tal modo que lo que se obtiene es el rechazo o el reajuste y modificación
o, bien, su comprobación y afirmación, sino que además incluye la fase de la
exposición de nuestras conclusiones.

Mientras en el proceso de investigación se va de lo complejo a lo simple,


en el proceso de exposición de nuestras conclusiones se va de lo simple a
lo complejo. El ejemplo por excelencia para ilustrar el método de exposi-
ción es el capital, donde Marx empieza por la categoría más simple que es la
mercancía, la célula de la economía capitalista que contiene las contradic-
ciones esenciales del sistema y el desentrañamiento de las leyes que lo
INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO 77

77
rigen. Así pues, esta etapa que se conoce simplemente como de conclu-
siones, comprende dos fases claramente diferenciables: la fase del paso
del dato a la teoría y la fase de la exposición de nuestras conclusiones, que
se refiere fundamentalmente al ordenamiento de las categorías de acuer-
do a su contenido y extensión y que va de lo general a lo particular, de lo
esencial a lo fenoménico o secundario, de lo simple a lo complejo.

Por lo dicho, se sobreentiende que, el método de exposición trata funda-


mentalmente del ordenamiento de las categorías según su relación de lo sim-
ple a lo complejo y que, además, lleva implícita la depuración de nuestra
información. Es una etapa de discriminación, en la que se elimina aquella
información que resultó falsa o no relevante y en la que se omiten todas nues-
tras tentativas fallidas, pistas falsas, etc. Pero aquí no se agota todavía el
objetivo de cada fase, sino que el problema de la forma guarda una inde-
pendencia relativa con respecto a su contenido. Es decir, que un mismo conte-
nido puede expresarse en diversas formas, de tal modo, el método de exposi-
ción comprende la selección y el desarrollo de la forma más adecuada para
nuestros fines. Si nuestra exposición está dirigida a un público especializado,
no nos preocuparemos mucho por buscar un lenguaje más sencillo, pero si
tenemos en la mira un público amplio, no especializado, la cuestión de tradu-
cir las categorías a un lenguaje cotidiano se convierte en un problema funda-
mental. También es necesario conocer las formas específicas de exposición
tales como el informe, el ensayo, las monografías, estudios de casos, biogra-
fías, etc. y los tratados propiamente. Tal vez había que dejar fuera los manua-
les, aunque algunas veces hay manuales que hacen aportaciones en las que el
método de exposición es clave, también es conveniente advertir de que hay
de ensayos a ensayos. Recuerdo en este momento el Ensayo sobre el entendi-
miento humano de Locke y los nuevos ensayos sobre éste de Leibniz, que era
una réplica del anterior en dos tomos. Mientras que Berkeley le llamaba a su
obra sobre la misma materia —y más breve—: Tratado sobre el conocimiento hu-
mano. Bien, en resumen, se puede indicar la necesidad de conocer en particu-
lar las diferentes formas que puede revestir el discurso científico, para aplicar
aquella o aquellas formas que estén de acuerdo con las exigencias de nuestro
contenido.
78 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Es conveniente agregar una observación sobre la posición de algunos


positivistas que sostienen que una investigación no necesariamente debe ser de
carácter explicativo o estar orientado por hipótesis. Es necesario advertir que
aún las supuestas investigaciones descriptivas o de carácter “exploratorio”
manejan modelos o teorías y que no existen las descripciones neutrales o explo-
raciones que no estén guiadas por teorías. Es probable que detrás de estas posi-
ciones se trate de ahorrar todo esfuerzo teórico contradiciendo el principio de
que no puede existir proceso investigativo sin un sujeto crítico.
INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO 79

79
Cuestionario

11. ¿Qué se entiende por datos de la intuición y la representación?


22. ¿Cuál es la tarea del teórico según Ilienkov?
33. ¿Cómo define Marx al método científico?
44. ¿Qué diferencias existen entre las categorías de concreto mental y de
los datos de la intuición y representación?
55. ¿Cuáles son las alternativas que surgen de la manera de obtener e in-
terpretar los datos?
66. ¿Cuáles son las alternativas al diseño de investigación según González
Casanova?
77. ¿Qué relación existe entre ideología e información?
88. ¿Cómo se define el diseño de investigación?
99. ¿Cuáles son las fases del diseño?
10. ¿En qué momentos se desglosa la elaboración del marco teórico?
11. ¿Cuál es el papel de la abstracción inicial?
12. ¿Qué importancia reviste el marco teórico en la investigación?
13. ¿Qué importancia tiene la fase del planteamiento del problema?
14. ¿Cómo se relacionan las distintas fases de la investigación?
80 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO 81

81

3. SOBRE LA TOTALIDAD

PREÁMBULO

La metodología ha sido un campo hasta cierto punto inexplorado y no es sino


hasta los últimos tiempos cuando se ha manifestado una violenta polémica en
torno a una serie de aspectos metodológicos. Una de las cuestiones o temas
que presentan estas características es el que se refiere a la categoría de totali-
dad. Asunto un tanto viejo y un tanto nuevo. El problema de la totalidad
subyace o está en el trasfondo de cualquier planteamiento de carácter cientí-
fico, aparentemente es fácil de captarlo y fijarlo, pero no es así, sucede como
el agua que se nos resbala entre las manos. El término se puso de moda en
nuestro ambiente intelectual a fines de los 60, época en la que aparece Dialéctica
de lo concreto de Kosik y a la que en gran parte se le debe esta nueva situación.
Rápidamente la moda generó el abuso de la categoría y frecuentemente se
escuchaban y leían estas referencias a la categoría de totalidad sin entender
las más de las veces su verdadero significado. Después de unos años de su
puesta en moda, la categoría ha caído un tanto en el olvido, pero también es
justo el momento en que nos acerquemos a la categoría de totalidad con una
actitud más reflexiva e indaguemos algunas de sus propiedades y significados.
La aproximación no será por ahora de carácter filosófico, a pesar de las adver-
tencias de Kosik, sino más bien metodológico, y en particular, en el campo de
las ciencias sociales.
El problema fundamental del conocimiento se expresa en lo esencial, en
la pregunta de ¿cómo se conoce? El conocimiento se ha definido como apro-
piación del mundo. El hombre conoce el mundo en la medida que lo transfor-
ma, y lo transforma en la medida que se apropia de él. Ahora bien, según esto,

81
82 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

apropiarse del mundo es conocerlo. Esto quiere decir que ¿todo conocimien-
to implica transformación y que toda transformación implica conocimiento?
Habiendo llegado a este punto podemos responder definitivamente que no.
Pensamos que no es necesario profundizar mucho en esto, por lo tanto con un
ejemplo por el momento es suficiente. Es obvio que la burguesía actúa sobre
la realidad y que de alguna manera se “apropia del mundo”; sin embargo, este
apropiarse del mundo no significa necesariamente un conocimiento del mis-
mo. Esta observación que hacemos a nivel de clases, la hacemos extensiva a
sectores sociales y a personas. Un sector social o bien una persona, se relacio-
nan con la realidad, y la conocen en la medida que actúan sobre ella, en la
medida que la transforman. Sin embargo, este “conocer” y “transformar” se
presenta la mayor parte de las veces más bien como la eliminación de un
“déficit del saber” a nivel personal o de un determinado grupo social. Aquí
hay que distinguir varias cosas; primero un nivel genérico cuando hablemos
en los términos de “el hombre conoce...” un nivel parcial cuando nos referi-
mos a un determinado grupo o clase social; y un nivel personal.*
Por otra parte hay que distinguir el conocer como “transformación apro-
piación” en sentido estricto y que comprende la adquisición de un conoci-
miento nuevo y el conocer como eliminación de un determinado “déficit de
saber”. Si bien no existe una demarcación tajante entre el “conocer” como
transformación-apropiación y el conocer como “eliminación de un déficit de
saber” sí son claramente diferenciables por ser cualitativamente distintos. Existe
por lo demás una relación dialéctica entre estas dos formas de “conocer”,
esto quiere decir que sus relaciones son contradictorias, que se niegan y que
se presuponen. De ninguna manera podemos afirmar que la eliminación del
déficit del saber a nivel personal o parcial nunca es apropiación-transforma-
ción. Si bien podemos establecer que la eliminación del déficit del saber es,
generalmente, la ampliación de la transformación-apropiación. Por lo tanto,
la forma como surge o se da la apropiación-transformación es como la elimi-
nación del déficit del saber ya sea a nivel personal, parcial o genérico. Desde
otro ángulo, el proceso del conocimiento tiene que ver principalmente con
* El término “personal” de ninguna manera significa aquí el individuo aislado, el Robinson Crusoe del
conocimiento, sino el hombre particular que si bien es un resultado y un ser social, su conocimiento, sus
percepciones y vivencias no coinciden plenamente con el grupo, con la clase y con la sociedad.
SOBRE LA TOTALIDAD 83

83
determinado tipo de praxis; o sea la praxis científica. Desde el ángulo de la
praxis científica los niveles personal, parcial o genérico, se diluyen o bien se
traspasan. Sin embargo, esta problemática se presenta, desde nuestro punto de
vista, con características específicas en el campo de las ciencias sociales y natu-
rales. Nos referimos al carácter de clase que en el caso de las ciencias sociales se
manifiesta claramente. La ciencia social surge como una ciencia partidaria. So-
lamente adoptando el punto de vista de la clase proletaria se podía llegar a
conocer las leyes generales que rigen a la sociedad, y las leyes que rigen al siste-
ma capitalista. Aquí existe plena identidad entre la eliminación del déficit del
saber a nivel personal, parcial y genérico. Cuando Marx, individuo particular,
descubre las leyes y categorías del materialismo histórico, lo hace desde la pers-
pectiva de los intereses de la clase obrera, intereses que representan lo más
avanzado de la humanidad, y que significan una conciencia histórica, desde el
punto de vista general, desde el punto de vista del hombre.
Hay un punto, en el que parece que Kosik no profundiza en cuanto al
hecho real y el reflejo, o mejor dicho, su ausencia como tal en la conciencia
humana, en su lugar y funcionando el falso reflejo del hecho, dice: “Un político
aparece durante su vida a los ojos de los contemporáneos como un gran polí-
tico”, después de su muerte se demuestra que era sólo un político mediocre y
que su supuesta grandeza no era más que una ilusión de su tiempo. ¿Qué es lo
que era hecho histórico? ¿La ilusión que dio una apariencia de grandeza y creó
la historia, o la verdad que se ha manifestado sólo más tarde y que en el
momento decisivo no existía como acción y realidad? El historiador debe
ocuparse de los acontecimientos tal y como se desarrollaron efectivamente,
¿pero qué significa esto?, ¿hay historias realmente? La historia de la concien-
cia humana, la historia de cómo los hombres han cobrado conciencia de su
tiempo y de los hechos que han sucedido o, bien, es la historia de cómo las
cosas han ocurrido realmente y se reflejaron en la conciencia humana.
La presencia del proletariado como clase revolucionaria, significa la exis-
tencia de la premisa material que hace posible y requiere de una nueva con-
cepción y de un método para conocer y transformar el mundo.
84 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

LA CATEGORÍA DE TOTALIDAD Y LOS HECHOS SOCIALES

El “hecho puede ser definido como una porción discreta de la realidad”, pero
es necesario indicar que no puede ser identificado con la “parte”. El “hecho”
es la unidad mínima, mientras que la “parte” es un conjunto de hechos que a
su vez están insertos en un sistema o conjunto más amplio. Tanto el hecho
como la parte no pueden ser delimitados si no se delimita a su vez la totali-
dad. Ejemplos a la mano:
Si hablamos de totalidad a nivel de las sociedad global nos referimos a la
formación económico-social que como totalidad está constituida por una se-
rie de partes, como la base y la superestructura. La base a su vez está consti-
tuida por las relaciones de producción que a su vez se compone por una serie
de partes, etcétera. A este nivel, un hecho puede ser un instrumento o una
institución cualquiera. Mientras que la parte se nos presenta como un conjun-
to de hechos, por ejemplo: las relaciones de producción o, bien, la superes-
tructura. Así cuando a este nivel hablamos de descubrir los nexos, entre las
partes, hablamos de nexos entre base y superestructura entre relaciones de
producción y fuerzas productivas, etc. En cambio, cuando la porción de la
realidad es más restringida, por ejemplo, la religión, tenemos que definir, fijar
la totalidad para determinar las partes y los hechos. No podemos precisar qué
es un hecho religioso, si antes no definimos qué es la religión. Por otra parte,
entre todos los hechos sociales está claro que sólo una porción de éstos van a
ser considerados hechos religiosos. La totalidad es, pues, una demarcación,
una delimitación de la realidad. Aun cuando hablamos de la formación eco-
nómico-social, tenemos que especificarla, concretarla. La totalidad nos obli-
ga a demarcar la porción de la realidad que queremos conocer, en términos de
unidades mínimas; de partes (o conjuntos) y del todo. Esto nos conduce a
ordenar: estos elementos, a clasificarlos y finalmente a jerarquizarlos.
La totalidad sólo puede ser concebida como una unidad, su demarcación
nos aclara no sólo cuáles son los elementos que constituyen la totalidad sino
cuáles son los que no forman parte de ella. Aquí hay que tener presente la
concreción de la totalidad, porque si bien podemos afirmar en términos gene-
rales que el objeto teléfono no es un hecho religioso, esto no quiere decir que
bajo determinadas circunstancia pueda presentarse con características reli-
SOBRE LA TOTALIDAD 85

85
giosas (por ejemplo: el avión, que para nosotros no tiene significado religioso;
en cambio, lo llegó a tener en algunas tribus religiosas australianas o, bien, el
árbol en poblaciones del África, o de la India, los ejemplos pueden multipli-
carse); o sea pues que la totalidad significa estar regido por las contradiccio-
nes de esa totalidad, esto es lo que le otorga a un determinado conjunto de
fenómenos su unicidad.
La totalidad está regida por contradicciones; no es algo estático, la fuente
de su desarrollo se desprende de sus contradicciones internas. Una cuestión
fundamental es destacar la contradicción o las contradicciones principales.
Las contradicciones principales son las que rigen y le dan carácter, su cuali-
dad esencial a la totalidad. En alguna otra ocasión hemos definido a la totalidad
como el momento de las contradicciones, en el sentido de una afirmación de
la concepción de la totalidad que se produce y reproduce incesantemente;
que constantemente engendra nuevas contradicciones que tienden a la destruc-
ción de la totalidad y a la creación de otra nueva, generalmente superior y más
compleja. El destacar la contradicción principal es parte de la jerarquización,
la cual consiste fundamentalmente en establecer el papel que juegan las con-
tradicciones dentro de la totalidad, esto nos permite determinar las propieda-
des o características y por lo tanto los criterios con base en los cuales podemos
ordenar y clasificar los elementos y partes que la constituyen.
La concepción sobre la totalidad distingue radicalmente a la posición mar-
xista de la positivista. Antes hay que aclarar que la posición positivista presenta
algunas variantes. Una de ellas es la de concebir los hechos aislados negando la
totalidad, pero también presenta la variante de aceptar la totalidad, pero consi-
derada como una totalidad formal, mecánica o estática. Otra posición, consiste
en la mistificación de la totalidad, es decir, una totalidad cuya existencia trans-
curre separada y al margen de los hechos y de la propia praxis.
La relación entre el todo y las partes queda falseada, deformada, de tal
modo que llega a afirmar que el todo es la suma de las partes o, bien, que la
parte es idéntica al todo. La primera variante de considerar los hechos aisla-
dos, reduce el conocimiento a la descripción de los fenómenos, y en el mejor
de los casos a su clasificación, tomando como modelo las ciencias naturales,
y frecuentemente se niegan los principios y leyes generales, así como las rela-
ciones de causa-efecto.
86 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

En la disciplina antropológica, disciplina penetrada hasta los huesos de


positivismo (se pueden agregar otras disciplinas como la administración), en-
contramos todas estas variantes. Boas, por ejemplo, define la totalidad cultu-
ral como una interrelación entre varios aspectos de la cultura que siguen
diversos patrones y que no se prestan a generalizaciones. Boas participa, sin
embargo, de la misma idea de Benedict respecto a que las culturas están pene-
tradas por una idea dominante. Antes de seguir adelante con el problema de
las características metodológicas de la totalidad, hay que señalar aquí dos
consecuencias inmediatas de la concepción formal de la totalidad; una de
ellas, como lo hemos visto, es considerar la totalidad como una simple interre-
lación entre sus elementos; la otra, es la negación de los principios generales.
El problema metodológico fundamental que se deriva de la totalidad, se
refiere al punto de partida, ¿se parte de los hechos o del todo?, ¿qué es lo que
conocemos primero, el todo o las partes? El ejemplo más típico lo tenemos
con el intuitivismo, que contrapone al conocimiento racional la “aprehen-
sión” directa de la realidad mediante la intuición. Esta corriente filosófica se
traduce en términos del conocimiento de la realidad social, como la captación
del todo en forma inmediata y directa. Primero conocemos el todo, luego las
partes. Un ejemplo a la medida resulta la escuela de “cultura y personalidad”
en la antropología norteamericana y, en especial, Kroeber y Benedict.
Si hay que buscarle una base filosófica a la antropología benedictiana hay
que hurgar en el irracionalismo, que constituye, además, el fondo filosófico en
el que se mueve en general la antropología norteamericana. Las relaciones de
la escuela de cultura y personalidad con el relativismo de Boas y Kroeber son
obvias, de tal manera que se puede concebir aquélla como continuación de
ésta. No son casuales las alusiones teóricas a Spencer de Kroeber, como no lo
son las alusiones de Benedict a Spengler. El denominador común es el intento
de dar una explicación al fenómeno cultural desde posiciones idealistas. El
rechazo de Boas a los modelos generales y a los principios y leyes, así como la
naturaleza superorgánica y los propósitos generales humanos de la cultura de
Kroeber, los principios psicológicos de Linton y las configuraciones de
Benedict, son variedades de la misma especie ideológica.
En lo que respecta a Benedict, se parte del modelo spengleriano en el que,
en contraposición al materialismo histórico, la historia se divide en varias
SOBRE LA TOTALIDAD 87

87
“culturas” independientes, sin repetición posible, a modo de supraorganismos
especiales que poseen su destino individual y recorren los periodos de naci-
miento, prosperidad y muerte. Spengler reduce el objetivo de la “filosofía de
la historia” al conocimiento de la “estructura morfológica” de cada cultura,
cuya “alma”, figura en la base de dicha estructura. En consecuencia, Spengler
rechaza la concepción del progreso histórico colocando en su lugar al fatalismo.
Hay que recordar que Spengler vive entre los años 1880-1936, y que su obra
fundamental: La decadencia de occidente, aparece en los años 1918-1922. Este
autor refleja una decisiva influencia de Spencer y de Nietzeche, del primero a
través de su teoría de lo supraorgánico y del segundo con sus tesis sobre el
espíritu apolíneo y dionisiaco. (Nietzsche desarrolló estos conceptos en su
obra El origen de la tragedia, escrita en 1886). Spengler habla de una “alma” o
“espíritu” que configura las culturas, y Nietzsche de un impulso biológico-
psicológico que se manifiesta como una fuerza despótica —entusiasmo o lo-
cura religiosa—, como una exaltación dionisiaca que arrastra en su ímpetu a
todo el individuo subjetivo hasta sumergirlo en un completo olvido de sí mis-
mo o, bien, como la fuerza armonizadora, el ensueño, la serenidad, el principium
individuationis, es decir, el espíritu apolíneo. Estas fuerzas dicotómicas sirven
a Benedict (a través de Spengler) para explicar la individualidad de las cultu-
ras, sus formas, sus estructuras.
Benedict sigue el camino metodológico de Spengler y de Boas al sustituir
la causalidad y las leyes por la analogía y eleva a canon de la investigación el
cubileteo con símiles y comparaciones, no pocas veces, muy superficiales.81 El
relativismo en antropología, al desconocer las leyes y principios generales,
irracionaliza el estudio de la cultura y lo limita a los aspectos formales entro-
nizando a la analogía como método de investigación. Benedict es fiel al prin-
cipio spengleriano de que “el medio para comprender las formas muertas es la
ley matemática. El medio para comprender las formas vivas la analogía”.82
Para Spengler, la tipología de las culturas es el conocimiento supremo, el úni-
co conocimiento fundamental de éstas. La cultura constituye un “fenómeno
primigenio” y proclama la “fisonomía” —o sea la configuración de Benedict—

81
Lukács, Asalto a la razón, p. 374.
82
Spengler O., citado por Lukács, op. cit., p. 376.
88 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

de cada cultura como fundamento real de todas sus manifestaciones concre-


tas, tanto intrínsecas como las formales, las estructurales como las dinámicas.
Y, como afirma Lukács, la construcción científica auxiliar se convierte, así,
en un fundamento real, aunque irracionalista por principio, y sólo puede cap-
tarse por la vía de la intuición. Para Benedict al igual que para Boas, Kroeber
y Linton, las culturas son totalidades cerradas, explicables sólo en sí mismas;
la clave de su explicación está en encontrar su sentido otorgado por los “pro-
pósitos generales humanos”. “Una cultura como un individuo, dice Benedict,
es una pauta más o menos coherente de pensamiento y acción. En toda cultu-
ra hay propósitos característicos, no necesariamente compartidos por otros
tipos de sociedad”. Y más adelante sostiene que “solamente podemos enten-
der la forma que estos actos adoptan entendiendo primero las principales
fuentes emocionales o intelectuales de esa sociedad”. O sea que, la explica-
ción es psicologista, idealista. La configuración se convierte de este modo en
lo determinante. Aquí Benedict acude al todo y a las partes en su argumenta-
ción tendiente a demostrar este principio:

El todo, como insiste la ciencia moderna en muchos campos, no es meramente la suma de


sus partes, sino el resultado de un único ordenamiento y de una única interrelación de las
partes que han producido una nueva entidad.83

Puesto que el conjunto determina sus partes —no sólo su relación, sino
su naturaleza misma—, el punto de partida debe ser, según Benedict, el todo
y no sus partes. La naturaleza del todo y las partes es única en cada caso:

Entre dos conjuntos hay una discontinuidad específica, y toda interpretación debe tomar en
cuenta sus naturalezas diferentes, por encima del reconocimiento de los elementos similares
que hay en ambos.84

Apoyándose en Wilhelm Stern,85 Benedict sostiene que la importancia del


estudio de la configuración del conjunto en oposición al análisis de sus partes
se acentúa en uno tras otro campo de la ciencia. Por el momento nos interesa
83
Lukács G., op. cit., p. 374.
84
Idem.
85
Idem.
SOBRE LA TOTALIDAD 89

89
subrayar el carácter absoluto que se le otorga al todo, y en este caso a un todo
formal, y que desde el punto de vista metodológico sostiene que hay que
tomar como punto de partida al todo y no a sus partes. Esta concepción con-
sidera las relaciones entre las partes como simples asociaciones y ordena-
mientos. La totalidad como configuración está fundada sobre una base
psicologista y su pretendido carácter particular único nos da como resultado
totalidades cerradas. El impulso vital de las culturas es la idea, la cual se
manifiesta como una fuerza fáustica o apolínea. Las categorías spenglerianas
son adoptadas plenamente por Benedict sin sufrir modificación alguna y le
sirven como instrumentos teóricos y metodológicos para el estudio compara-
do de las culturas. El resultado es un estudio descriptivo y/o una explicación
idealista del fenómeno. Estamos de acuerdo en que el todo no es la simple
suma de las partes, pero es necesario aclarar que el todo es resultado de las
múltiples relaciones (contradicciones) que se dan entre las partes, y que son
ciertas relaciones y contradicciones —por el papel que juegan— las que le
dan su cualidad esencial y su carácter unitario. De este modo, la parte refleja
las propiedades del todo pero no en forma absoluta sino esencial y por lo
tanto algorítmica. En la parte no se producen todas las características del
todo, ni todas sus contradicciones. La parte si bien está determinada por las
contradicciones esenciales de la totalidad a la que pertenece, observa sus
propias características y sus propias contradicciones, por lo tanto la parte
no puede identificarse con el todo, ni el todo puede ser reducido a una de las
partes. El todo observa cualidades diferentes a cada una de las partes, sus
cualidades surgen de las múltiples relaciones entre las partes y, en consecuen-
cia, estas cualidades cambian cuando se modifican sustancialmente las rela-
ciones entre las partes. La relación entre el todo y las partes es una relación
dialéctica. El todo determina a las partes en cuanto a sus cualidades esencia-
les, pero a su vez, las relaciones entre las partes determinan al todo. La tota-
lidad de Benedict y compañía, es una totalidad hipostasiada, mecánica,
unilateral, vacía de contenido.
Antes de abordar el problema del punto de partida del conocimiento, es
conveniente volver la mirada hacia otras concepciones que se han dado en la
antropología, pues encontramos que si bien en algunas ocasiones se han de-
tectado las complejas relaciones que se dan entre el todo y las partes, no se ha
90 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

encontrado una solución correcta. Dentro de la antropología ha sido caracte-


rística la preocupación por definir a las culturas como conjuntos bien integra-
dos, como totalidades, así como el intento de estudiar de manera completa las
relaciones entre todos los elementos que componen a cada uno de estos con-
juntos. Es interesante el esfuerzo realizado en este sentido por Marcel Mauss.
Este autor acuñó la categoría de “hecho social total”. Mauss había caído en
cuenta que los hechos sociales revelan diferentes propiedades, que si bien a
veces se nos presentan como hechos económicos en otras ocasiones se nos
presentan como hechos religiosos o estéticos, etc. De esta manera, concluye
Mauss: “Los hechos que hemos estudiado son todos... hechos sociales tota-
les...” Es decir, que ponen en movimiento en algunos casos la totalidad de las
sociedades y de sus instituciones... Todos estos fenómenos son, a la vez, jurí-
dicos, económicos, religiosos e incluso estéticos, morfológicos, etcétera... Se
trata de “todos”, de sistemas sociales completos de los que hemos intentado
describir el funcionamiento.86 Mauss reconoce las limitaciones en los estudios
antropológicos de tipo mecanicista o fisiológico debido a los métodos
analógicos utilizados, pero enfáticamente subraya el carácter totalizador de
estos enfoques y afirma que el considerar a las sociedades como conjuntos ha
permitido captar lo esencial. Para Mauss, el estudio de lo concreto, en cuanto
totalidad, es posible y todavía más cautivador y explicativo en sociología; el
sentido y el fin de la sociología es el de comprender a todo el grupo y su
comportamiento total.87 Estas tesis, nos presentan a pleno vigor las justas
preocupaciones de Mauss por resolver la relación entre el todo y las partes.
Sin embargo, desde nuestro punto de vista, nos parece que Mauss comete dos
errores fundamentales: primero, confundir los niveles de la realidad; segundo,
y en con secuencia, identificar la parte con el todo. Mauss, de ninguna manera
es un positivista primitivo que intente reducir el papel de la sociología o de la
antropología a la descripción del fenómeno; justamente señala, en su estudio
sobre la plegaria que explicar “es establecer entre los hechos ya determinados
un orden racional”. En cuanto a la forma de construir una teoría sobre un
determinado conjunto de hechos Mauss ve dos caminos; primero, partir de un

86
Mauss M., Sociedad y Ciencias Sociales, p. 11-112.
87
Idem.
SOBRE LA TOTALIDAD 91

91
sistema de conceptos, de una noción genérica, es decir, ir de lo general a lo
particular, el segundo, un tanto durkhemiano, parte de la comparación de he-
chos particulares, con base en alguna característica, pasando a su clasifica-
ción y a la construcción de modelos o tipos, en un orden que va de lo más
rudimentario a lo más evolucionado; a este procedimiento o método, Mauss
lo denomina genético. Levi Strauss tiene toda la razón cuando comenta que
Mauss era un hombre de chispazos geniales, de imaginación creadora pero
disperso, que finalmente se quedaba en el umbral de la solución de los proble-
mas. Lo anterior es una muestra de ello, Mauss captó la esencia del problema
del punto de partida pero no lo pudo resolver correctamente, al fin de cuentas
opta por el camino planteado por Durkheim, aunque Mauss en ningún mo-
mento se postula contra las prenociones, más bien deja abierta la opción.
Ciertamente, el problema es complejo. Para Marx la totalidad pensada es el
verdadero punto de partida de la intuición y de la representación, es el mo-
mento desvanecedor en el proceso del cambio de las materias reales, prácti-
cas entre el hombre y la naturaleza, entre el sujeto y el objeto de conocimiento.
Siguiendo a Ilienkov, se puede considerar el paso de la teoría a la práctica
también como paso de lo abstracto a lo concreto:

Cada paso del análisis, cada acto de reducción de lo concreto a lo abstracto, debe tener desde
el principio en cuenta el “todo” que encubre la representación, la intuición viva, y cuyo reflejo
es la meta suprema del trabajador teórico (bien entendido solamente mientras se trata de
trabajo teórico, mientras el hombre se ocupe del mundo sólo desde el plan teórico).88

Aquí hay que establecer una clara diferencia con la posición de Benedict.
Si bien para Marx el todo aparece como punto de partida, éste guarda el carác-
ter de momento desvanecedor. Se parte de una totalidad como resultado de
una determinada praxis que se ha desarrollado históricamente, y que constan-
temente es verificada y confrontada con los hechos a través de la propia praxis.
Los científicos no puden darse el lujo de ser unos manirrotos que dilapiden las
conquistas alcanzadas por el hombre en su penoso devenir histórico. Se parte
de lo concreto mental ya elaborado, para pasar en seguida al análisis, de aquí
su carácter de “momento desvanecedor”. Sin el análisis la totalidad sería algo
88
I1ienkov, “Elevarse de lo abstracto a lo concreto”, El capital, teoría, estructura y método, p. 28.
92 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

muerto, estático. La totalidad cobra vida a través del análisis, siendo el comien-
zo de una sucesión que consiste en elevarse de lo abstraco a lo concreto. La
totalidad, en el proceso de conocimiento, cumple el papel de postulado o de
primera aproximación —en forma de hipótesis, de investigación— del concre-
to sensible. La totalidad, de este modo, presupone el análisis, la confrontación
con los propios hechos. En este sentido los hechos son determinantes, puesto
que es evidente que no son los hechos los que deben ajustarse a la teoría sino
ésta a los hechos. Nuestra totalidad como punto de partida orienta el proceso de
conocimiento, el camino que va de lo abstracto a lo concreto y de lo concreto a
lo abstracto, proceso en el cual nuestra totalidad es enriquecida, desarrollada,
verificada, modificada y a veces —en cierto modo siempre— negada. Para
Benedict el estudio de la configuración del conjunto existe solamente en oposi-
ción al análisis de sus partes. Para el materialismo no existe tal oposición, tam-
poco concibe el todo como configuración. Ya hemos dicho que la concepción
de la totalidad no es una concepción formal sino concreta, orgánica, dialéctica,
y que el todo y la parte existen estrechamente relacionados.
La posición de Mauss de privilegiar el análisis de los hechos particulares,
es compartida en cierto modo por Nadel. Para Nadel la delimitación de la
totalidad —cultural en este caso— se puede hacer con base en dos criterios:
a través de la construcción de marcos que separan cuadros idénticos o pareci-
dos, o a través de la ordenación tipificada de datos. En todo momento Nadel
tiene en mente modos de vida o patrones culturales o, bien, modos de acción
que tienen lugar en un grupo de extensión dada. Los modos de conducta
vienen a ser, pues, las partes de la cultura. Sobre el carácter unitario del todo,
dice lo siguiente:

...el carácter unitario de nuestro descubrimiento de las relaciones importantes que existen
entre las partes componentes. En otras palabras primero analizamos, y construimos el
“todo” como resultado del análisis.89

Nadel tiene claro que cuando habla del “todo” no se refiere al contenido
exhaustivo; por el contrario, la totalidad no tiene un contenido preciso, puesto

89
Nadel, S. F., Fundamentos de antropología social, p. 410.
SOBRE LA TOTALIDAD 93

93
que no se puede observar todo absolutamente sino únicamente aquello que
de acuerdo a cierto criterio de importancia consideramos que es “todo”. Sin
embargo, su concepción sigue siendo una concepción formal, mientras que
como hemos visto, respecto al punto de partida se decide a favor del análisis.
La definición del hecho implica, cuando menos, una visión general, aproxi-
mada, de la totalidad. Así como una definición de la totalidad implica la defi-
nición de los hechos que la constituyen. Definir el hecho es ubicarlo en una
interconexión causal, objetivamente existente y regular con otros.90 De lo que
se trata, a fin de cuentas, es de insertarlo en un determinado contexto. La
definición de un hecho es la descripción y explicación de sus relaciones. Si
nosotros definimos en un plano muy general al hecho como una porción dis-
creta de la realidad, tenemos como postulados la concepción de la realidad,
como algo que existe objetiva e independientemente de nosotros, que existe
en movimiento y que, por lo tanto, la concebimos como un proceso cuya natu-
raleza está constituida y regida por contradicciones. La definición concreta
del hecho equivale a lo que Podociotnik llama el establecimiento del hecho,
ya sea a un nivel descriptivo o explicativo. De esta manera los hechos consti-
tuyen la materia prima del conocimiento; su establecimiento significa tomar-
los en su conjunto como red de relaciones. En un nivel más profundo, la
explicación significa discriminar los hechos, separar los necesarios de los ca-
suales, los esenciales de los secundarios, etc. La ciencia tiene que ver más con
este nivel. La ciencia se remite a lo esencial, lo causal y necesario. No consiste
en la simple descripción de los hechos. La pretensión de reducir la ciencia a la
descripción de los hechos, ha sido una de las posiciones más primitivas den-
tro del positivismo.
La totalidad, por lo tanto, no tiene que ver con todos los hechos, sino sólo
con aquellos que han sido aislados en cuanto a sus relaciones y propiedades a
los que hace referencia la totalidad. Entre la multiplicidad de relaciones que
representa el hecho, se hace abstracción de ciertas relaciones significativas en
una situación concreta dada. La determinación de la totalidad significa, por lo
tanto, la delimitación de un aspecto de la realidad y, desde el punto de vista
metodológico, la delimitación del objeto de estudio. Este concepto de totali-

90
Podociotnik, “La importancia gnoseológica de los hechos”, La teoría del conocimiento y la ciencia actual, p. 258.
94 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

dad es diametralmente opuesto a la concepción de Boas en la que el todo es


considerado como el contenido exhaustivo de la realidad, por lo cual no podía
ser agotado por el conocimiento, por esta razón no era posible elaborar princi-
pios y leyes generales. Éste es el mismo argumento que utilizan los defensores
de las teorías de rango medio. El problema de la identificación del todo con
las partes a la que llega Mauss es retomado por Levi-Strauss. En los apéndices
de los capítulos III y IV de su Antropología estructural a propósito de las
críticas hechas por Haudicourt y Granai en cuanto que se postulaba en senti-
do afirmativo ante el problema de la identidad de la lengua y la sociedad. En
primer lugar, Levi-Strauss responde señalando que su método estructural no
ambiciona obtener un conocimiento total de las sociedades, lo cual, además,
sería absurdo, de lo que se trata es de extraer, de una riqueza y una diversidad
empíricas, las constantes que son recurrentes en otros lugares y en otras épo-
cas. Textualmente dice Levi-Strauss:

Rechazo, pues, el dilema que anuncian nuestros autores: o bien la sociedad no existe como
una totalidad y está hecha de la yuxtaposición de sistemas irreductibles, o bien todos los
sistemas considerados son equivalentes y expresan cada uno en su lenguaje, la totalidad de
lo social... Ya había respondido a este punto en el artículo de 1953, que mis críticos no han
leído; para definir de manera conveniente las relaciones entre lenguaje y cultura es preciso, me
parece, excluir desde un principio dos hipótesis. Una, aquella según la cual no puede haber
ninguna relación entre los dos órdenes; otra, la hipótesis inversa de una correlación total en
todos los planos... Mi hipótesis de trabajo pretende, pues, ocupar una posición intermedia,
es probable que puedan descubrirse ciertas correlaciones entre determinados aspectos y en
ciertos niveles, y para nosotros se trata de encontrar cuáles son esos aspectos y dónde están
esos niveles.91

Realmente, no tenemos nada que objetar al justo rechazo de Levi-Strauss


a las dos hipótesis. Sin embargo, no estamos de acuerdo con su propia hipóte-
sis de trabajo. Las relaciones entre las partes del todo —trátese de la sociedad
global o de un aspecto más particular— están simplificadas a nivel de correla-
ciones; se trata de discernir niveles que sean comparables por este medio y
convertirlos en significativos.92 Ante la exaltación de su recurso comparativo
91
Levi-Strauss, Antropología estructural, p. 77.
92
lbid., p. 80.
SOBRE LA TOTALIDAD 95

95
opondríamos las mismas objeciones; la comparación —analogía, homología— es
útil para alcanzar cierto conocimiento de los fenómenos, en cuanto a sus carac-
terísticas y propiedades, pero, por sí mismo, no será capaz de conducir a la
esencia de los fenómenos, ni al descubrimiento de principios generales —rela-
ciones de causa efecto—; los niveles de la totalidad son concebidos en una
superficie plana y estratificada, a partir de estas posiciones es fácil comprender
su estructuralismo y reduccionismo, y también resulta comprensible su teoría
del trabajo científico. Su metodología se basa en la distinción entre estructura y
relaciones sociales, en la negación del carácter empírico de la estructura, o sea
la negación de la totalidad concreta, en la concepción de la estructura como
articulación de transformación, en la consideración del trabajo científico a par-
tir de modelos excluyendo la praxis; y, por último en el objetivo de revelar las
estructuras inconscientes a través del análisis estructural.93
La totalidad incluye, y es resultado de, una relación objetiva entre el suje-
to y el objeto de conocimiento, entre lo concreto mental y lo concreto sensi-
ble; Lukács ha insistido con gran fuerza en la asunción de la praxis en el
interior mismo de la teoría de la totalidad. Esto nos permite destacar el carác-
ter relativo de la totalidad. La totalidad se establece en una relación concreta
entre el sujeto y el objeto de conocimiento.

Sobre el carácter relativo de la totalidad, le dejamos la palabra a Lukács:

El conocimiento, dice, en la medida en que es concreto, es decir, total, refleja siempre un


conjunto compuesto de totalidades unidas por vínculos orgánicos, pero accede a él sólo por
aproximación. Y esto es así, en primer término porque cada “todo” (cada vínculo, para
retomar la palabra de Hegel) que el conocimiento elige como objeto (la estructura económica
de tal país, por ejemplo) forma a la vez parte de una totalidad aún más amplia, tanto
histórica como teóricamente, lo que significa que en el aspecto objetivo, su totalidad es
relativa. Y esto sucede también porque el conocimiento que podemos tener de la totalidad
es por necesidad relativo al no ser más que una aproximación. Sólo captando las correlacio-
nes móviles, multilaterales, siempre cambiantes de los elementos, llegamos —dentro de los
límites de nuestras posibilidades históricamente determinadas— a rodear cada vez más la
realidad objetiva.94

93
Trias, E., “Luz roja al humanismo”, Estructuralismo y marxismo, p. 11.
94
Lukács G., La crítica de la filosofía burguesa, pp. 180-181.
96 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Lo que interesa en la determinación de la totalidad no es solamente dis-


cernir los diferentes niveles, o partes, que la constituyen, sino establecer las
contradicciones fundamentales que la rigen y le dan su carácter unitario, es la
única forma de evitar la unilateralidad del método funcional o estructural. El
problema de la determinación de la totalidad no es tanto un problema teórico
sino práctico que consiste fundamentalmente en dilucidar las relaciones con-
cretas que se establecen entre el sujeto cognoscitivo y la realidad objetiva.
Como dice Lukács, la teoría leninista del conocimiento indica una vía segura
hacia la reconquista de la totalidad humana al demostrar, ante todo, que el
conocimiento es desde todos los puntos de mira, inseparable de la acción
práctica y del trabajo. A diferencia de lo que propone Levi-Strauss, no se trata
de diluir al hombre y de estudiarlo como si se tratara de hormigas, sino de
comprometerse con los hombres, con los intereses más avanzados de la hu-
manidad que orientan la transformación revolucionaria del mundo.
Pero aún nos falta descifrar la incógnita planteada en forma clara por
Mauss, respecto a su teoría del “hecho social total” como diría Levi-Strauss,
teoría tan a menudo celebrada y tan mal comprendida. Ya hemos visto que
Mauss privilegia los hechos frente a la teoría, al observador frente al teórico,
posición paradójica tratándose de Mauss que fue un teórico, un investigador
de escritorio. En su ensayo sobre los dones Mauss indica que el proceso del
análisis conduce, en breve, a un nivel donde todo se mezcla.
Desde luego no estamos plenamente de acuerdo con la interpretación que
hace Levi-Strauss de la noción de totalidad de Mauss, si bien tiene razón
cuando señala que trasciende el descarnamiento que amenaza a la sociología
durkhemiana al explicitar el elemento subjetivo, pero de ninguna manera el
problema consiste en relacionar dos subjetividades: la del objeto de estudio y
la del sujeto de conocimiento, proponiendo una solución un tanto existencial
donde la única conclusión consista en reconocer que la síntesis, aun cuando
sea aproximativa, pertenezca a la experiencia humana. Nos parece que al afir-
mar esto no se ha avanzado nada, y más bien se ha revuelto el asunto hacién-
dose más turbio. Como condición previa necesitamos ubicar el problema en
los términos correctos. La cuestión no se define como el encontrar aquel ele-
mento que puede sustituir a cualquier otro elemento del todo, el elemento
común al cual pueda ser reducida la diversidad de su contenido. No se trata
SOBRE LA TOTALIDAD 97

97
de equivalentes generales o universales sino de relaciones generales o univer-
sales, es decir, el descubrimiento y formulación de leyes, de principios y de
modelos. Por otra parte, es elemental tener en cuenta el carácter relativo de la
subjetividad. En primer lugar, respecto a dos miembros de una determinada
cultura, es necesario distinguir lo que reflejan de la propia realidad reflejada,
es decir, de la realidad objetiva. En segundo lugar, es necesario distinguir la
forma como el investigador refleja su objeto de estudio, es decir, lo abstracto
en el pensamiento de lo concreto en la realidad; en tercer lugar, es necesario
tener en consideración que cuando se habla de estructuras inconscientes se
refiere a un nivel de la realidad que no tiene que ver con lo objetivo o lo
subjetivo, ni a nivel de los seres humanos que forman parte del objeto de
estudio ni a nivel de la relación sujeto-objeto de conocimiento. No podemos
olvidar que lo que es subjetivo para unos es objetivo para los demás, de tal
modo que lo que existe en la cabeza de los seres humanos tiene también una
existencia objetiva, independientemente de que el contenido del reflejo sea
objetivo o subjetivo. Las fantasías, los errores, la falsa conciencia, pueden ser
también —y lo son— objetos de estudio. Cualquier equivalencia general o
universal resulta ser, inevitablemente, una fórmula exagerada. Cuando decía-
mos antes que, por el contrario, de lo que se trataba era de descubrir las rela-
ciones generales o universales hablamos a la vez de relaciones esenciales.
Los elegantes juegos que consisten en comparar modelos con el fin de
traducirlos a un metalenguaje se alejan del término de los hechos y de los
propósitos de la ciencia que consiste en revelar los aspectos esenciales, la
fuente y la tendencia del desarrollo de los fenómenos. Para penetrar a la esen-
cia es cierto que el científico tiene que dar un rodeo. La esencia no se encuen-
tra en la superficie del fenómeno, sino que se encuentra oculta por la apariencia,
por lo fenoménico, si no fuera por el papel que juegan la apariencia y el
condicionamiento social, estaríamos de acuerdo con cierto autor cuando co-
menta que no se necesita ser un candidato seguro a ingresar a un manicomio
para negar la objetividad de la materia, y lo mismo acontece con los que afir-
man que las clases sociales no existen y de que el burgués es rico gracias a su
trabajo o a su inteligencia, negando que su riqueza sea producto de la apropia-
ción del trabajo ajeno o, bien, los que aseguran que los conceptos tienen vida
propia y son los que determinan la existencia de las cosas o, bien, aquellos
98 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

que sostienen que la materia es una metáfora o que el mundo ha sido creado
por una fuerza o ente espiritual, etc. La apariencia no sólo oculta la esencia
del fenómeno sino que lo refleja en forma tal que no solo aparece como lo que
no es, sino, frecuentemente, como lo opuesto de lo que es. De tal manera, el
Sol aparece como el que gira en torno a la Tierra y de que es del mismo
tamaño o más chico que la Luna. Así también las relaciones entre los hombres
nos dan la apariencia de una relación entre cosas.
La apariencia en otros niveles opera en distinta forma, como categorías
absolutas supradeterminadas, tal es el caso de la mercancía... La victoria de la
categoría mercancía en la vida diaria del hombre en la sociedad capitalista le
ocasiona tal perturbación en la actitud perceptiva de lo social que cree ver en
todas partes lo que no existe en ninguna; la progresiva autonomía de la econo-
mía (Godelier) y la universal identificación de capitalismo y racionalidad
(Shumpeter).95 Selivanov resalta el carácter paradójico de las nuevas tesis que
contradicen a la experiencia cotidiana y afirma que las verdades científicas
son siempre paradójicas si se juzga sobre la base de la experiencia cotidiana
que capta únicamente la engañosa apariencia de las cosas. Pero ¿qué pode-
mos decir cuando se trata de otro nivel, de la praxis empírica y teórica de los
investigadores? La tendencia de un reflejo deformado, unilateral de la reali-
dad objetiva es impulsada, entre otros factores, por aspectos ideológicos y
metodológicos. En el problema de la penetración del fenómeno a la esencia,
juega un papel importante la captación de las contradicciones fundamentales
y principales. Como hemos dicho, no se trata de equivalencias o de sustituir
las contradicciones por las relaciones o lucha entre las partes. Desde nuestro
punto de vista hay que partir del carácter genético dinámico de la totalidad
como sistema orgánico “que tiene sus supuestos y su desarrollo en el sentido
de la totalidad”.96 Las contradicciones fundamentales que rigen el sistema,
actúan en dos sentidos: a) en el sentido de someter e imprimir su carácter a
todos los elementos que constituyen la totalidad, b) en crearse los órganos,
partes o aspectos que le hacen falta conforme a su naturaleza y desarrollo. Es
la totalidad orgánica a la que más tarde Maturana va a llamar “autopoiéticas”.

95
Bagú, S., Tiempo, realidad social y conocimiento, p. 181.
96
Tecla, Alfredo, Universidad, burguesía y proletariado, p. 33.
SOBRE LA TOTALIDAD 99

99
En este sentido, es una totalidad histórica. La totalidad es un sistema estrati-
ficado. Si bien las contradicciones fundamentales impregnan, atraviesan o ilu-
minan a los elementos constituyentes de la totalidad, las relaciones entre los
elementos no se dan en forma caótica o aislada sino formando conjuntos, en
forma de redes de relaciones o bien de estructuras. De otra manera caeríamos
en los límites del pensamiento mágico, donde los fenómenos más diversos se
conectan entre sí y bien podríamos dar explicaciones al estilo de que la en-
fermedad es provocada por el “mal de ojo” o que el canto del búho anuncia la
muerte de alguna persona. La realidad es, pues, una realidad estratiforme.
Por último, el embrollo en que se han metido algunos autores, entre ellos
Mauss, respecto al hecho social total, y que consiste en querer ver reproduci-
das las cualidades del todo en cada una de sus partes o de sus elementos, sólo
puede ser superado con base en las consideraciones anteriores y que nos per-
miten ver los distintos niveles de la totalidad. Si bien es cierto que cada una
de las partes del todo y cada uno de sus elementos reproduce en su escala las
contradicciones y cualidades del todo, también es cierto que las partes y los
elementos presentan características específicas que los distinguen del todo, y
que, a su vez, el todo presenta cualidades diferentes a las de las partes y de sus
elementos. Es lo que hemos llamado esencialidad orgánica y esencialidad es-
pecífica. La esencialidad orgánica se deriva de la contradicción principal que
rige al sistema, la que “ilumina” y le da su carácter a la totalidad. Mientras que
la esencialidad específica deriva del sistema o red de relaciones en que se
ubica al fenómeno.
En otro trabajo señalamos que si bien las propiedades de un determinado
fenómeno —incluyendo las esenciales— varían de acuerdo al contexto en
que se ubica el fenómeno en cuestión, revela una esencialidad que le otorga el
ser parte constitutiva de un todo. Cada elemento, cada parte está sometida a
las leyes que rigen el todo. La contradicción principal es la que determina la
cualidad esencial a nivel de totalidad. A esta característica esencial es la que
aquí definimos como esencialidad orgánica que si bien tiene una relación es-
trecha con las otras propiedades del fenómeno, no se puede identificar con
aquellas propiedades esenciales que surgen de la relación específica de sus
aspectos internos y de sus relaciones concretas con el contexto donde se ubica.
Como ejemplo citamos las instituciones que bajo el sistema capitalista están
100 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

determinadas por las contradicciones principales del sistema, pero que, por
otra parte, presentan características y propiedades esenciales específicas.
Sabemos que el carácter esencial del capitalismo es la plusvalía, y que
ésta impregna a la totalidad; sin embargo, la esencialidad orgánica puede co-
incidir o no con las propiedades esenciales que surgen en el análisis, a nivel
del fenómeno o en un contexto parcial de la totalidad. Es decir, no existe una
relación mecánica entre la esencialidad orgánica y las propiedades esenciales
particulares del fenómeno, a la que denominamos orgánica. La esencialidad
específica, por su parte, se obtiene a través de una serie de eslabones interme-
dios, donde se revela el papel que juegan las contradicciones principales que
rigen la totalidad, y las contradicciones específicas que actúan al nivel del
fenómeno dado. La investigación científica debe poner en claro esta relación
concreta.97
Así pues, una concepción correcta de las relaciones entre el todo y las
partes, es decir, la totalidad, no sólo nos preserva del estrecho empirismo, o
de las mistificaciones positivistas, sino que nos sirve como un eficaz instru-
mento en la investigación de la realidad, asunto de gran importancia sobre
todo para aquellos que, con su trabajo científico, quieren contribuir a la trans-
formación progresiva de la sociedad.

97
Idem.
SOBRE LA TOTALIDAD 101

101
Cuestionario

11. ¿Qué tipo de relaciones y diferencias se establecen entre el conocer como


“transformación-apropiación” y el conocer como “eliminación del déficit
del saber”.
22. ¿Cómo se define el “hecho”, la “parte” y el “todo”?
33. ¿En qué consiste la unicidad de un conjunto?
44. ¿Cuáles son las variantes de la concepción sobre la totalidad del positi-
vismo?
55. ¿Cuáles son las consecuencias inmediatas de la concepción formal de
totalidad?
66. ¿Qué problema metodológico se deriva de la concepción formal de to-
talidad?
77. ¿Cómo se expresa esta concepción formal en Benedict, Boas, Nietzsche
y Spengler?
88. ¿En qué consiste el principio spengleriano para el estudio de las formas
vivas?
99. ¿Por qué no puede reducirse el todo a la suma de las partes?
10. ¿Cuál es la concepción de totalidad de Mauss?
11. ¿En qué consisten sus dos errores fundamentales?
12. ¿Cuál es el verdadero punto de partida según Marx?
13. ¿Qué significa la determinación de la totalidad?
14. ¿Cuáles son las limitaciones de la analogía y la homología, que no capta
Levi-Strauss?
15. ¿En qué se basa la metodología de Levi-Strauss?
16. ¿En qué consiste el carácter relativo de la totalidad?
17. ¿Cuáles son las alternativas metodológicas a las proposiciones de Mauss
y Levi-Strauss?
18. ¿En qué consiste la esencialidad orgánica según Tecla?
102 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO 103

103

4. UN EJEMPLO DE LAS TEORÍAS


DE RANGO MEDIO

Franz Boas nació en Minden, Westfalia en 1858. Estudió física y geografía;


hizo su doctorado en 1881. De 1883-84 realiza una expedición a la tierra de
Baffin en la que realiza estudios etnográficos sobre los esquimales. Esta expe-
riencia es definitiva para Boas quien de ahí en adelante se orienta hacia la
antropología. En 1886 inicia sus investigaciones sobre las tribus de la Colum-
bia Británica. Tres años más tarde es contratado por la Clark University de
Estados Unidos combinando una “experiencia amplia en el trabajo de campo
con una oportunidad sin rival para entrenar investigadores”.98 Entre sus discí-
pulos se pueden destacar A. L. Kroeber, A. B. Lewis, R. H. Lowie, P. Radin,
E. Sapir, F. C. Cole, L. Spier y M. Herskovits. Antropólogos como Linton y
Benedict tuvieron una fuerte influencia en Boas. La labor de Boas se refleja
en todas las ramas de la antropología; y como señala Lowie hizo inclusive una
aportación a la arqueología con sus excavaciones estratigráficas en México.
Boas le imprimió más sistematicidad al trabajo de campo. Recomendaba
el uso del idioma nativo respectivo; el conocimiento de la lengua nativa era
un requisito para conocer al indígena “desde dentro”; desarrolló la técnica del
uso de informantes e insistió en la descripción sistemática de todos los datos
culturales “como única actitud científica justificable”.99 Fue un celoso defen-
sor del método comparativo. Es cierto que su obra etnográfica es monumen-
tal, pero es falso que este campeón del relativismo haya sido un antiteórico.100
998
Lowie, Historia de la etnología, p. 160.
999
Ibid., p. 163.
100
Citado por Abraham Monk, en “Su provincia fue el mundo”. Introducción al libro de Boas Cuestiones
fundamentales de la antropología cultural, Buenos Aires, 1964.

103
104 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Por lo que vamos a exponer más adelante, se verá que es explicable nuestra
suspicacia ante los juicios de sus discípulos de considerarlo a la altura de un
héroe mítico o bien como el gran metodólogo, Benedict llega a afirmar que
“Boas halló la antropología hecha un haz de acertijos dislocados y la dejó
transformada en una disciplina seria donde las teorías deben someterse inva-
riablemente a la experimentación y validación.”101 Lo cierto es que Boas apa-
rece en un principio, influenciado por el determinismo geográfico de Ratzel
que más tarde desecha; siempre en oposición a los esquemas generales y como
un excelente expositor de las teorías de “rango medio”. Su obra es una gran
masa de datos etnográficos. En 1911 aparece la primera edición de su obra
The Mind of Primitive Man. Le suceden un gran número de artículos publicados
en diversas revistas antropológicas. Los artículos sobre el método que aquí
reproducimos, fueron publicados en 1920.
El carácter actual de la antropología americana (y en gran parte de la
antropología que se hace en México) sería incomprensible sin tomar en consi-
deración la influencia de Boas, el cual significa un viraje radical en cuanto a
los problemas centrales de la antropología, los objetivos y la metodología. En
este sentido Boas es la expresión típica de la orientación y del carácter corres-
pondiente a la ideología burguesa que nutre el empirismo estrecho bajo sus
diversas formas del positivismo, racionalismo, neokantismo, psicologismo y
pragmatismo, o sea de las corrientes idealistas de la época. La actividad de
Boas se inicia en la década de los años ochenta y se termina en 1936, año de
su jubilación; este periodo corresponde al surgimiento del pragmatismo (Peirse
1839-1914, James 1842-1910), ya la segunda etapa del positivismo bajo su
forma de empiriocriticismo representado principalmente por Mach y Avenarius
(1838-1916 y 1843-1896), respectivamente, mientras que el racionalismo se
manifiesta en la teoría del instinto de Freud, el voluntarismo inconsciente de
Shopenhauer, las teorías del superhombre, lo dionisiaco y lo apolíneo de
Nietzsche, en la intuición de Bergson y James, y un poco más tarde en el
empirismo pragmático de los primeros estudios de los procesos administrati-
vos como Taylor y Elton Mayo. El kantismo, lo mismo que el positivismo es
la referencia común de las corrientes idealistas. El neokantismo lleva al extre-

101
Ibid., p. 6.
UN EJEMPLO DE LAS TEORÍAS DE RANGO MEDIO 105

105
mo algunas de las tesis de Kant o, bien, es su aplicación a algunos campos
específicos como es el caso de la historia en la que la Escuela de Baden fun-
dada por Windelband (1848-1915), juega un papel importante. Este dato es
significativo debido a que, las posiciones boasianas con respecto a la historia,
y las de sus discípulos (Kroeber en este caso) coinciden con el neokantismo
de la Escuela de Baden.
Así pues, para analizar la obra de Boas, hay que contemplarla en el con-
texto social, económico y cultural de la época, pues de otra manera perdemos
de vista su verdadero significado. No podemos quedarnos en el juicio de Lowie
(discípulo de Boas) el cual estimó que “desde Taylor nadie ha ejercido sobre
la etnología una influencia comparable a la de Franz Boas (1859-1942)”, sino
que tenemos que ir más allá e intentar explicar por qué Boas jugó ese papel y
qué carácter tuvo su influencia. Deliberadamente, Lowie pasa por alto la in-
fluencia de Morgan, pero ya sabemos que éste no se contaba entre los
antropólogos predilectos de Lowie, y que en el fondo esto se debía a grandes
diferencias ideológicas. Por otra parte, no resulta extraño que la antropología,
al igual que otras disciplinas, limiten su función a la descripción y cuantifica-
ción. La antropología americana no es la excepción y abstrayéndose de los
grandes problemas de su tiempo se plantee como objetivo exclusivo el “resca-
te etnográfico” y que, desde el punto de vista teórico y metodológico, se en-
cuentre empantanada en el más estrecho empirismo. El carácter clasista de
las ciencias sociales nos explica, en términos generales, las principales causas
de esta situación, pero desde el punto de vista gnoseológico y metodológico
es necesario analizar algunas cuestiones específicas de la obra de Boas y, de
paso, de Kroeber, y esto es lo que enseguida vamos a hacer.
El rasgo fundamental de la antropología que se inicia con Boas es la ex-
clusión y rechazo de los modelos generales que pretenden dar una explicación
al desarrollo social; en consecuencia se niega la posibilidad del conocimiento
histórico y se afirma el relativismo cultural. El “método” es por excelencia
comparativo mecanicista, en cuanto a que aisla los fenómenos, los concibe
estática y unilateralmente en su aspecto cuantitativo. Consideramos que esto
es lo esencial. Sin dejarnos llevar por el carácter contradictorio de los pocos
textos teóricos de Boas, trataremos de extraer aquellos conceptos fundamen-
tales que caracterizan su obra.
106 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Boas rechaza el modelo general de evolucionismo, basado en los siguien-


tes razonamientos: a) el falso principio de la unidad psíquica cuyo principal
argumento es el paralelismo, dice: “La historia de la civilización humana no
nos parece determinada totalmente por una necesidad psicológica, que con-
duce a una evolución uniforme en todo el mundo” (The methods of Etnology,
1920). Estas necesidades psicológicas difieren de un pueblo a otro y en esto
juega un papel importante la adecuación al medio geográfico. Dice textual-
mente Boas:

Más bien vemos que cada grupo cultural tiene su propia y genuina historia, que depende,
tanto del desarrollo interno peculiar del grupo social, como de las influencias extrañas a que
se ha estado sujeto. Ha habido procesos de diferenciación, gradual, así como procesos de
nivelación de diferencias, entre centros culturales vecinos; pero que sería casi imposible
entender sobre la base de un esquema evolutivo único, lo que ha pasado en cualquier pueblo
en particular.102

Y más adelante cita el argumento de Cushing el cual consideraba que era


posible explicar la cultura zuñi enteramente sobre la base de las reacciones de
la mentalidad zuñi hacia su ambiente geográfico y que la totalidad de la cul-
tura zuñi puede ser explicada como el desarrollo que se deriva necesariamen-
te de la posición en la que el pueblo está ubicado; b) no existe una línea
general del desarrollo, puesto que la historia de cada pueblo es única y par-
ticular y por lo tanto no se puede desprender de cada una de ellas algo común
general; en pocas palabras, no existen leyes generales del desarrollo social;
c) no existe la determinación de alguno de los factores de la realidad social,
pues según el ejemplo zuñi el factor determinante es su ubicación geográfica;
d ) no se puede postular como ley del desarrollo el paso de lo simple a lo
complejo y de lo inferior a lo superior. Todos estos argumentos coinciden con
los de la escuela de Windelband y Rickert que afirmaban que había ciencias
descriptivas (ideográficas). Según Boas, esto es evidente en el ejemplo de los
estilos representativos y geométricos pues no se infiere, necesariamente, que
uno sea más antiguo que el otro y que se derive de él; e) la fuente del desarro-
llo no se encuentra en el “desarrollo interno del grupo social sino en las in-
102
Idem.
UN EJEMPLO DE LAS TEORÍAS DE RANGO MEDIO 107

107
fluencias externas a las que está sujeto” (supra. loc. cit.); f ) por lo tanto, el
aspecto fundamental del cambio y que a su vez lo explica, es la difusión; g) el
esquema evolucionista aun en sus aspectos más generales es vago y no se
puede desprender de él ninguna base o procedimiento para explicar los deta-
lles particulares; tal es el caso de la secuencia de las invenciones industriales
de América y el Viejo Mundo en que a pesar de que parece existir cierto
paralelismo, éste es útil y desaparece cuando se hace una comparación más
detallada, pues no existe correspondencia en cuanto al tiempo, número y cali-
dad de los inventos.
Lo anterior nos permite comprender el sentido de ciertas categorías utili-
zadas por Boas y que, en un primer momento, sin estos antecedentes nos
hubieran llevado a la confusión. ¿Qué entiende Boas por totalidad, por cam-
bio y por historia? Partamos del siguiente texto de Boas:

Cuando hayamos delimitado la historia de una sola cultura y comprendido los efectos del
medio circundante y las condiciones psicológicas que en ella se reflejan, habremos dado un
paso adelante y podremos también investigar en qué medida las mismas y otras causas
operaban en el desarrollo de otras culturas. Al comprender así las etapas del crecimiento se
pueden encontrar leyes generales. Este método es mucho más seguro que el método com-
parativo (evolucionista) tal como es practicado corrientemente, porque en lugar de una
hipótesis sobre el modo de desarrollo la base de las deducciones está formulada por la
historia real.103

El núcleo de este razonamiento estriba en la correlación que hace Boas


entre historia, geografía y cultura. La cultura como totalidad para Boas impli-
ca una relación estrecha como el medio geográfico y la historia y las condicio-
nes psicológicas, sólo que esta relación se da a nivel de unidad más no de
contradicción; es decir, observa sólo un aspecto de la totalidad. Para Boas es
“imposible reducir sus elementos a una causa común”;104 aunque le adjudica
un papel preponderante al medio geográfico reconoce que hay culturas suma-
mente distintas con el mismo medio ambiente. De tal manera, cada cultura se
presenta como una totalidad autónoma; en consecuencia la historia de ser

103
The limitation of comparative method in antropology, 1896, citado por Leclerc, Antropología y colonialismo.
104
Lowie, op. cit., p. 179.
108 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

posible, no lo es como historia general sino como el análisis de las historias


particulares (Leclerc) puesto que no existe una causa común, o sea que el
relativismo cultural hay que entenderlo también como un relativismo históri-
co. La historia para Boas no es una ciencia que postula leyes, puesto que “Los
fenómenos culturales son de una complejidad tal que, parece... dudoso que se
puedan encontrar leyes culturalmente válidas.” Las leyes que se pueden pro-
poner serán “necesariamente vagas y... tan obvias que ayudarán poco a una
verdadera comprensión”.105 La historia será pues, para Boas, la descripción de
los hechos, descripción fragmentaria y limitada, lo más que puede descubrir
es un orden, no necesariamente cronológico, ni mucho menos causal, en el
que unos rasgos están presentes y otros no lo están, de acuerdo a un espacio
geográfico —área de cultura y “área de edad”—, y que con base a un “princi-
pio general” (¡vaya paradoja en tal campeón del relativismo que niega principios
universales!) el principio de la continuidad de la difusión. La distribución del
rasgo cultural adquiere sentido para Boas, se establece un centro cultural o
mejor dicho, centros, de cultura, áreas de cultura, periferias culturales y áreas
intermedias; de acuerdo con esto, los rasgos culturales se clasifican en tipos
puros, tipos mezclados y tipos extremos. Así pues, la distancia, la frecuencia y
la distribución se convierten en los criterios fundamentales para el análisis. La
incomprensibilidad de la historia ha sido resultado de esta manera por Boas.
Aun cuando Boas hubiese tenido en mente hacer historia; de ningún modo se
trataría de una historia explicativa puesto que la historia no busca leyes.
Su concepción del cambio está ligada a la concepción de rasgo cultural.
El cambio es el resultado de la combinación y el incremento de los rasgos
culturales. Boas, en la práctica, despoja a los rasgos culturales de su contenido
humano, dejan de ser producto y expresión de determinadas relaciones socia-
les y, por el contrario, se convierten en entes metafísicos con vida propia, que
se combinan y se mezclan sin sujeción a alguna ley. Su visión mecánica del
cambio, su concepción estrecha y relativista de la cultura y su escepticismo
histórico, hacen que Boas deambule en medio de una masa enorme de datos
cuyo verdadero significado queda oculto. Recordamos la fábula de los herma-
nos Keeper de Katherine Hayles, que estando presos en una pequeña celda

105
Idem.
UN EJEMPLO DE LAS TEORÍAS DE RANGO MEDIO 109

109
desarrollan la manía compulsiva de coleccionar el periódico New York Times y
llegado un momento mueren asfixiados por la cantidad de periódicos acumu-
lados. Su rechazo a las teorías y principios generales lo llevaron a elaborar un
método mecanicista, al simple análisis morfológico, al psicologismo, al escep-
ticismo histórico (Leclerc) y al agnosticismo.
Es indudable que Boas fue un incansable recolector de datos y que fue
consecuente con una técnica rigurosa pero que igualmente esquivó
sistemáticamente el método y la teoría científica, la consecuencia de esa acti-
tud fue su eclecticismo, el cual va a caracterizar de ahí en adelante a la antro-
pología norteamericana. Al criticar el método comparativo, en realidad no lo
sustituye por otro, sino que propone el mismo “método” reducido a la técnica
en la que la cuantificación es lo único “seguro”. Ve solamente lo particular y
desecha lo general. El método científico que postula el paso de lo abstracto a
lo concreto se ve fracturado quedando reducido a la abstracción mecánica, la
cual está imposibilitada por lo mismo a llevar a cabo la integración del fenó-
meno que conduce al descubrimiento de la fuente de desarrollo y a entrever
las perspectivas, la orientación de ese desarrollo. Aquí radica la principal dife-
rencia entre la abstracción mecánica de Boas y la abstracción dialéctica, la
cual nunca pierde de vista la concreción del fenómeno ni la validez teórica.
Es falso que Boas no haya tenido tiempo de elaborar teorías, o de que la masa
de datos no era suficiente para una interpretación teórica, ni mucho menos
que la actitud científica consista precisamente en evitar las interpretaciones
generales. Lowie interviene decididamente en favor de Boas cuando dice:

Sin duda alguna también en este caso lo detuvo su puritanismo; por una parte es nuestro
deber recoger los datos originales antes que desaparezcan; pero por otra parte, ¿cuándo
podemos estar seguros de disponer de todos los datos que puedan justificar una interpre-
tación definitiva?106

Lowie indica que ésta es la diferencia entre el “hombre de ciencia en con-


traste con la del filósofo” y recurre al líder del empiriocriticismo Ernest Mach
del que cita en su apoyo el siguiente párrafo: “El hombre de ciencia que en cada

106
Idem.
110 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

solución importante de un problema encuentra nuevos rasgos, considera como


prematura la sistematización y esquematización, y las deja gustosamente al filó-
sofo, que tiene más práctica en ella”, se trata simplemente de fraccionamiento
de la ciencia, del desconocimiento de una ciencia y un método general. Esta
postura es característica del positivismo. Durkheim en sus conclusiones a “Las
reglas del método sociológico”, expresa con mucha claridad esta posición. El
método, ante todo dice Durkheim: “es independiente de toda filosofía, y debe
estar alejado de toda lucha partidaria”. Esta ha sido una de las varias aspiracio-
nes de la ideología burguesa, despojar de su carácter de clase a las ciencias
sociales y convertirlas en simples técnicas al servicio de la clase dominante o,
bien, quedar reducidas a un simple nivel descriptivo. Se intenta romper también
la relación estrecha entre la teoría y la práctica, desembocando en el dogmatismo
en un caso y en el empirismo en el otro. Lo mismo está pasando en otros campos
como en la administración, por ejemplo, la teoría, para ser científica, necesita
estar siendo confrontada constantemente con la práctica (el sujeto crítico), es a
través de ella como se enriquece y se desarrolla el conocimiento, mientras que la
práctica sin la teoría carece de propósito científico, es incapaz de penetrar a la
esencia de los fenómenos, de prever los cambios y su orientación. Cuando se
observa esta estrecha relación entre la teoría y la práctica se está en posibilidad
de desarrollar nuestro conocimiento sobre el mundo objetivo, de descubrir sus
leyes y de reflejar en nuevos conceptos y categorías los vínculos, los nexos entre
los fenómenos con los que el hombre se relaciona a través de su práctica. Cuan-
do esta condición se cumple está haciendo ciencia. Ejemplos extraordinarios
que ilustran este principio los constituyen, Darwin, Marx y Lenin. Darwin decía
sobre sí mismo, que se había convertido en una máquina de moler leyes, y lo
mismo podemos decir de Marx y de Lenin en el campo de las ciencias sociales.
Estos dos grandes científicos y revolucionarios eran verdaderas máquinas de
moler leyes. No sólo manejaban una masa enorme de datos sino que estaban en
constante acecho, confrontándolos y recogiendo nuevos datos para enriquecer
la teoría. Sus modelos, leyes y categorías se construían sobre la experiencia
histórica y viva de los hombres.
Los intentos de la ideología burguesa de separar la teoría de la práctica
están destinadas al fracaso. Pero esto no es un asunto solamente teórico sino
también práctico. Hay que desenmascarar en todo momento a la ideología
UN EJEMPLO DE LAS TEORÍAS DE RANGO MEDIO 111

111
burguesa que se nos presenta con el disfraz de ciencia “neutral” y “objetiva”,
o bien “antihistórica” y “descriptiva”, lo que nos obliga a tomar una actitud
crítica hacia esta clase de antropología (que es la ciencia que estamos tratan-
do, pero lo mismo se puede decir de la ciencia administrativa por ejemplo)
donde quiera que se encuentre, pues es un hecho histórico que ésta ha echado
raíces profundas en la “antropología mexicana”. Y como demostración baste
el ejemplo de Palerm, prestigiado antropólogo mexicano, el cual adopta las
posiciones empiriocriticistas. Para Palerm, igualmente; no debe mezclarse la
antropología con la filosofía; la filosofía es metafísica y, desde luego, critica a
los que quieren establecer esa relación Introducción a la teoría etnológica.
El tema de Boas, pues, es ilustrativo por muchas razones, y una de ellas es
que constituye un tema vigente, puesto que en gran medida ha servido de
estereotipo a la antropología americana y, en gran parte, a la antropología
mexicana, como lo ilustra el caso de Palerm. La crítica de Boas es, en cierto
modo, la crítica a la antropología tradicional.
112 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Cuestionario

11. ¿Cuál es el rango fundamental de la antropología que se establece con


Boas?
22. ¿Cuáles son los argumentos de Boas para rechazar el modelo general del
evolucionismo?
33. ¿Cuál es la alternativa que propone Boas al método comparativo (evolu-
cionista)?
44. ¿Qué significado tiene para Boas la cultura como totalidad?
55. ¿Qué vendría a ser la historia para Boas?
66. ¿Cuál es la concepción del cambio en Boas?
77. ¿Cuál es el principio general que reconoce Boas?
88. ¿Cuál es la crítica que hace Tecla al relativismo y mecanicismo de Boas?
99. ¿Cuáles son los argumentos que cita Tecla en su critica a la proposición
boasiana de las teorías de rango medio?
10. ¿Qué ejemplos cita Tecla en el contexto de la antropología en México
con el que se demuestra la influencia empiriocriticista de Boas?
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 113

113

ANEXO I

EL MÉTODO MARXISTA
114 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 115

115

INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS


FUNDAMENTALES PARA LA CRÍTICA
DE LA ECONOMÍA POLÍTICA
Carlos Marx, 1875-1858

PRODUCCIÓN

a) El objeto a considerar es en primer término la producción material.

Individuos que producen en sociedad, o sea la producción de los individuos


socialmente determinada: éste es naturalmente el punto de partida. El caza-
dor o el pescador solos y aislados, con los que comienzan Smith1 y Ricardo,2
pertenecen a las imaginaciones desprovistas de fantasía que produjeron las
robinsonadas del siglo XVIII, las cuales no expresan en modo alguno, como
creen los historiadores de la civilización una simple reacción contra un exceso
de refinamiento y un retorno a una malentendida vida natural. El contrato
social de Rousseau,3 que pone en relación y conexión a través del contrato a
sujetos por naturaleza independientes tampoco reposa sobre semejante

1
Cfr. Adam Smith, An Inquiry in to the Nature and Causes of the Wealt of Nations. With notes from Ricardo.
MacCulloch, Chalmers and Other Eminent Political Economists. Edited by Edward Gibbon Wakefield. A
new edition ni four volumes, London, 1843, vol. I, p. 2 (Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza
de las naciones, México, FCE, 1958, p. 4). Marx utilizó a veces la edición 1835-39 (cuyos extractos se encuentran
en el cuaderno londinense VII) y la traducción francesa Recherches sur la nature et les causes de la rechesse
des nations, traductions nouvelle, avec des notes et des observations; par German Garnier, París 1802. (Extractos de
esta última en dos cuadernos no datados y no numerados, pero redactados aproximadamente en enero-junio
de 1844 en París. Cfr. MEGA 1/3, pp. 557-493.)
2
Cfr. David Ricado, On the Principles of Po1itical Economy and Taxatin, third edition, London, 1891, p. 3 (Principios
de economía política y tributación, trad. J. Broc.,Wolfy y J. Estrada, FCE, México 1959, p. 10. (Extractos comentados
de esta edición, en los cuadernos londinenses IV y VIII. Los extractos son publicados en apéndices a la edición
alemana de los Grundisse, pp. 765-780,781-893. Marx utilizó también la traducción francesa Des principes de
l´economie politique et de l’import. Traduit de I’anglais par F.S. Constancio, D.M., etcétera, avec des notes
explicatives et critiques par J.B. Say, seconde édition. París, 1835 (Extractos de esta última, en cuaderno redactado
aprox. enero-junio de 1844 en París mayo-junio de 1845 en Bruselas. Cfr. MEGA 1/3, pp. 493-519).
3
Un índice analítico de la obra de Rousseau la encuentra en un cuaderno titulado por Marx “Notizen sur franzo-
sischen Geschichte. Kreuznac. Juli-August 1843”. Cfr. MEGA 1/1, t. 20, pp. 120-121.

115
116 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

naturalismo. Éste es sólo la apariencia, apariencia puramente estética, de las


grandes y pequeñas robinsonadas. En realidad se trata más bien de una antici-
pación de la “sociedad civil”4 que se preparaba desde el siglo XVI y que en el
siglo XVIII marchaba a pasos de gigante hacia su madurez. En esta sociedad de
libre concurrencia cada individuo aparece como desprendido de los lazos na-
turales, etc., que en las épocas históricas precedentes hacen de él una parte
integrante de un conglomerado humano determinado y circunscripto. A los
profetas del siglo XVIII, sobre cuyos hombros aún se apoyan totalmente Smith
y Ricardo, este individuo del siglo XVIII —que es el producto, por un lado, de la
disolución de las formas de sociedad feudal y, por el otro, de las nuevas fuer-
zas productivas desarrolladas a partir del siglo XVI— se les aparece como un
ideal cuya existencia habría pertenecido al pasado. No como un resultado
histórico, sino como punto de partida de la historia. Según la concepción que
tenían de la naturaleza humana, el individuo aparecía como conforme a la
naturaleza en tanto que puesto por la naturaleza, y no en tanto que producto
de la historia. Hasta hoy, esta ilusión ha sido propia de toda época nueva.
Stuart, que desde muchos puntos de vista se opone al siglo XVIII y que como
aristócrata se mantiene más en el terreno histórico, supo evitar esta simpleza.
Cuanto más lejos nos remontamos en la historia, tanto más aparece el
individuo —y por consiguiente también el individuo productor— como de-
pendiente y formando parte de un todo mayor: en primer lugar y de una mane-
ra todavía muy enteramente natural, de la familia y de esa familia ampliada
que es la tribu; más tarde, de las comunidades en sus distintas formas, resul-
tado del antagonismo y de la fusión de las tribus.5 Solamente llegar al siglo
XVIII, con la sociedad civil, las diferentes formas de conexión social aparecen
ante el individuo como un simple medio para lograr sus fines privados, como

4
Aquí está dicho en la acepción de Hegel, Filosofía del derecho, p. 182: “La persona concreta, que es para sí como
un fin particular, en cuanto totalidad de necesidades y mezcla de necesidad natural y de arbitrio, es uno de
los fundamentos de la sociedad civil; pero la persona particular entra sustancialmente en relación con otra
igual individual, de suerte que cada una se hace valer y satisface mediante la otra igual individual, de suerte
que cada una se hace vivir y se satisface mediante la otra y al mismo tiempo simplemente mediatizada, gracias
a la forma de la universalidad, constituye el otro principio” (Cfr. en la edición en español de Edit. Claridad,
Buenos Aires, 1968, p. 172).
5
B. G. Niebuhr, Romische Geschichte. Erster Theil, zweite; vollig umbearbeite Augusgabe Berlín, 1827, pp.
317-351. (Extractos, pero de la edición inglesa, 1847-51, en un cuaderno no numerado y no datado, pero redac-
tado hacia febrero de 1855 en Londres).
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 117

117
una necesidad exterior. Pero la época que genera este punto de vista, esta idea
del individuo aislado, es precisamente aquella en la cual las relaciones socia-
les (universales, según este punto de vista) han llegado al más alto grado de
desarrollo alcanzado hasta el presente. El hombre es, en el sentido más literal,
un animal político,6 no solamente un animal social, sino un animal que sólo
puede individualizarse en la sociedad. La producción por parte de un indivi-
duo aislado, fuera de la sociedad —hecho raro que bien puede ocurrir cuando
un civilizado, que potencialmente posee ya en sí las fuerzas de la sociedad, se
extravía accidentalmente en una comarca salvaje— no es menos absurda que
la idea de un desarrollo del lenguaje sin individuos que vivan juntos y hablen
entre sí. No hay que detenerse más tiempo en esto. Ni siquiera habría que
rozar el punto si esta tontería, que tenía un sentido y una razón entre los
hombres del siglo XVIII no hubiera sido introducida seriamente en plena eco-
nomía moderna por Bastiat, Carey, Proudhon, etc.7 A Proudhon entre otros,
le resulta naturalmente cómodo explicar el origen de una relación económica,
cuya génesis histórica desconoce, en términos de filosofía de la historia,
mitologizando que a Adán y a Prometeo se les ocurrió de repente la idea y
entonces fue introducida, etc. Nada hay más insulso que el locus communis, pues-
to a fantasear.

b) Eternización de relaciones de producción históricas. Producción y distribución


en general. Propiedad.

Por eso, cuando se habla de producción, se está hablando siempre de produc-


ción en un estudio determinado del desarrollo social, de la producción de
individuos en sociedad. Podría parecer por ello que para hablar de la produc-
ción a secas fuera preciso seguir el proceso de desarrollo histórico en sus
diferentes fases o, bien, declarar desde el comienzo que se trata de una deter-

6
Cfr. Aristotelis de republica libri VIII et economica ex recensione Inmmanuelis Bekkeri, Oxonii MDCCCXXXVII,
t. X, lib. I, cap. 2, 9-10. (Extractos de esta edición en un cuaderno no numerado y no datado, redactado aprox.
febrero-marzo de 1858 en Londres).
7
Frederic Bastiat, Harmonics économiques, p. 16-19. H. Carey, Principles of Political Economy, Part the first, of the
laws of the Production and Distribution or Wealth. Philadelphia, 1837, pp. 7-8. (Extractos de la obra de Carey
en el cuaderno londinense X). P.J. Proudhon, Systéme des contradictions économiques ou philosophie de
la misere, t. I, París, 1846, p. 77-79.
118 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

minada época histórica, por ejemplo, de la moderna producción burguesa, lo


cual es en realidad nuestro tema específico. Pero todas las épocas de la pro-
ducción tienen ciertos rasgos en común y ciertas determinaciones comunes.
La producción en general es una abstracción pero una abstracción que tiene
un sentido, en tanto pone realmente de relieve lo común, lo fija y nos ahorra
así una repetición. Sin embargo, lo general o lo común, extraído por compara-
ción es a su vez algo completamente articulado y que se despliega en distintas
determinaciones. Algunas de éstas, pertenecen a todas las épocas, otras son
comunes sólo a algunas. Ciertas determinaciones serán comunes a la época
más moderna y a la más antigua. Sin ellas no podría concebirse ninguna pro-
ducción, pues si los idiomas más evolucionados tienen leyes y determinacio-
nes que son comunes a los menos desarrollados, lo que constituye su desarro-
llo es precisamente aquello que los diferencia de estos elementos generales y
comunes. Las determinaciones que valen para la producción en general son
precisamente las que deben ser separadas, a fin de que no se olvide la diferen-
cia esencial por atender sólo a la unidad, la cual se desprende ya del hecho de
que el sujeto, la humanidad, el objeto y la naturaleza son los mismos. En este
olvido reside, por ejemplo, toda la sabiduría de los economistas modernos
que demuestran la eternidad y la armonía de las condiciones sociales existen-
tes. Un ejemplo: ninguna producción es posible sin ningún instrumento de
producción, aunque este instrumento sea sólo la mano, sin trabajo pasado,
acumulado, aunque este trabajo sea solamente la destreza que el ejercicio
repetido ha desarrollado y concentrado en la mano del salvaje. El capital,
entre otras cosas, es también un instrumento de producción, es también tra-
bajo pasado, objetivado. De tal modo, el capital es una relación natural uni-
versal y eterna; pero lo es si deja de lado específico, lo que hace un “instru-
mento de producción”, del “trabajo acumulado”, un capital. Así toda la histo-
ria de las relaciones de producción aparece, por ejemplo en Carey, como una
falsificación organizada malignamente por los gobiernos.
Si no existe producción en general, tampoco existe una producción gene-
ral. La producción es siempre una rama particular de la producción —por
ejemplo: la agricultura, la cría del ganado, la manufactura, etc., o bien es una
totalidad. Pero la economía política no es la tecnología. Desarrollar en otro
lado (más adelante) la relación de las determinaciones generales de la produc-
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 119

119
ción, en un estadio social dado, con las formas particulares de producción. Final-
mente, la producción tampoco es sólo particular. Por el contrario, es siempre un
organismo social determinado, un sujeto social que actúa en un conjunto más o
menos grande, más o menos pobre, de ramas de producción. Tampoco corres-
ponde examinar aquí la relación entre la representación científica y el movi-
miento real. Producción en general. Ramas particulares de la producción.
Totalidad de la producción.
Está de moda incluir como capítulo previo a la economía una parte gene-
ral, que es precisamente la que figura bajo el título de “Producción”8 y en la
que se trata de las condiciones generales de toda producción. Esta parte gene-
ral incluye o debe incluir: 1. las condiciones sin las cuales no es posible la
producción. Es decir, que se limita solamente a indicar los momentos esen-
ciales de toda producción. Se limita, en efecto, como veremos, a cierto núme-
ro de determinaciones muy simples, estiradas bajo la forma de vulgares
tautologías; 2. las condiciones que hacen avalizar en mayor o menor medida a
la producción, tales como por ejemplo, el estado progresivo o de estanca-
miento de Adam Smith.9
Para dar un significado científico a esta consideración que en él tiene su
valor como apercy, habrá que realizar investigaciones sobre los grados de la
productividad en diferentes periodos, en el desarrollo de pueblos dados, in-
vestigaciones que excederían de los límites propios del tema pero que, en la
medida en que caen dentro de él, deberán ser encaradas cuando se trate del
desarrollo de la concurrencia, de la acumulación, etc. Formulada de una ma-
nera general, la respuesta conduce a la idea de que un pueblo industrial llega
al apogeo de su producción en el momento mismo en que alcanza su apogeo
histórico in fact. Un pueblo está en su apogeo industrial cuando lo principal
para él no es la ganancia, sino el ganar. En esto, los yanquis están por encima
de los ingleses. O también: que ciertas predisposiciones raciales, climas, con-
diciones naturales, como la proximidad del mar, la fertilidad del suelo, etc.,
son más favorables que otras para la producción. Pero esto conduce nueva-

8
Véase, por ejemplo, J. St. Mill, Principles of political economy with Some of their Aplications to Social philosophy, London,
Libro primero, capítulo I (Principios de economía política), pp. 53, 58).
9
Cfr. A. Smith, An Inquiry, etc., cit., vol. II, pp. 1-9 (Riqueza de las naciones, pp. 329-339. MEGA I/1, pp. 477-478.
120 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

mente a la tautología de que la riqueza se crea tanto más fácilmente cuanto


mayor sea el grado en que existan objetiva y subjetivamente los elementos
que la crean.
Pero no es esto lo único que realmente interesa a los economistas en esta
parte general. Se trata más bien —véase por ejemplo, el caso de Mill—10 de
presentar a la producción, a diferencia de la distribución, etc., como regida
por leyes eternas de la naturaleza, independientes de la historia, ocasión que
sirve para introducir subrepticiamente las relaciones burguesas como leyes
naturales inmutables de la sociedad in abstracto. Ésta es la finalidad más o
menos consciente de todo el procedimiento. En la distribución, por el contra-
rio, los hombres se habrán permitido de hecho toda clase de arbitrariedades.
Prescindiendo de la separación brutal de producción y distribución y hacien-
do abstracción de su relación real, es de entrada evidente que por diversificada
que pueda estar la distribución en los diferentes estadios de la sociedad debe
ser posible también para ella, tal como se hizo para la producción, extraer los
caracteres comunes, así como es posible confundir o liquidar todas la diferen-
cias históricas formulando leyes humanas universales. Por ejemplo, el escla-
vo, el siervo, el trabajador asalariado reciben una cierta cantidad de alimentos
que les permite existir como esclavo, siervo o asalariado. El conquistador que
vive del tributo, el funcionario que vive del impuesto, el propietario de la
tierra que vive de la renta, el monje que vive de la limosna o el levita que vive
del diezmo, obtienen todos una cuota de la producción social que está deter-
minada sobre la base de leyes distintas de las que rigen para el esclavo, etc.
Los dos puntos principales que todos los economistas clasifican bajo esta
rúbrica son: 1. propiedad; 2. su protección por medio de la justicia, la policía,
etc. A esto se debe responder muy brevemente así:

ad. 1. Toda producción es apropiación de la naturaleza por parte del individuo en el seno
y por intermedio de una forma de sociedad determinada. En este sentido, es una tautología
decir que la propiedad (la apropiación) es una condición de la producción. Pero es ridículo
saltar de ahí a una forma determinada de la propiedad, por ejemplo, la propiedad privada.
(Lo cual implica además como condición, una forma contrapuesta: la no propiedad). La
historia nos muestra más bien que la forma primigenia es la propiedad común (por ejem-

10
Cfr. J. St. MilI, Principles, etc., cit., vol. I, pp. 25-26 (Principios pp. 50-51).
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 121

121
plo, entre los hindúes, los esclavos, los antiguos, celtas, etc.), forma que, como propiedad
comunal, desempeña durante largo tiempo un papel importante. No está en cuestión
todavía en este punto el problema de si la riqueza se desarrolla mejor bajo esta o aquella
forma de propiedad. Pero decir que no se puede hablar de una producción, ni tampoco de
una sociedad, en la que no exista ninguna forma de propiedad, es una tautología. Una
apropiación que no se apropia nada es una contradicción in subjecto.

ad. 2. Protección de lo adquirido, etc. Cuando se reducen estas trivialidades a su contenido


real, ellas expresan más de lo que saben sus predicadores. A saber, toda forma de producción
engendra sus propias instituciones jurídicas, su propia forma de gobierno, etc. La grosería y
la incomprensión consisten precisamente en no relacionar sino fortuitamente fenómenos
que constituyen un todo orgánico, en ligarlos a través de un nexo meramente reflexivo. A los
economistas burgueses les parece que con la policía moderna la producción funciona mejor
que, por ejemplo, aplicando el derecho del más fuerte. Ellos olvidan solamente que el
derecho del más fuerte es también un derecho, y que este derecho del más fuerte se perpetúa
bajo otra forma en su “Estado de derecho”.

Cuando las condiciones sociales que correponden a un estadio determi-


nado de la producción están recién surgiendo, o cuando están a punto de
desaparecer, se manifiestan naturalmente perturbaciones en la producción,
aunque en distintos grados y con efectos diferentes.
Para resumir: todos los estadios de la producción tienen caracteres comunes
que el pensamiento fija como determinaciones generales pero las llamadas condi-
ciones generales de toda producción no son más que esos momentos abstractos
que no permiten comprender ningún nivel histórico concreto de la producción.

LA RELACIÓN GENERAL DE LA PRODUCCIÓN CON LA DISTRIBUCIÓN,


EL CAMBIO Y EL CONSUMO

Antes de seguir adelante con el análisis de la producción, es necesario exami-


nar las diferentes rúbricas con que los economistas las asocian.
La primera idea que se presenta de inmediato es la siguiente: en la produc-
ción los miembros de la sociedad hacen que los productos de la naturaleza
resulten apropiados a las necesidades humanas (los elaboran, los conforman);
la distribución determina la proporción en que el individuo participa de estos
productos; el cambio le aporta los productos particulares por los que él desea
122 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

cambiar la cuota que le ha correspondido a través de la distribución; finalmente,


en el consumo los productos se convierten en objetos de disfrute, de apropia-
ción individual. La producción crea los objetos que responden a las necesida-
des; la distribución los reparte según leyes sociales; el cambio reparte lo ya
repartido según las necesidades individuales; finalmente, en el consumo el pro-
ducto abandona este movimiento social, se convierte directamente en servidor
y objeto de la necesidad individual, a la que satisface en el acto de su disfrute.
La producción aparece así como el punto de partida, el consumo como el punto
terminal, la distribución y el cambio como el término medio, término que a su
vez es doble, ya que la distribución está determinada como momento que parte
de la sociedad, y el cambio, como momento que parte de los individuos. En la
producción, la persona se objetiviza, en el consumo la cosa se subjetiviza. En
la distribución, la sociedad asume la mediación entre la producción y el consu-
mo por medio de determinaciones generales y rectoras; en el cambio, la media-
ción se opera a través del fortuito carácter determinado del individuo.
La distribución determina la proporción (el cuanto) en que los productos
corresponden al individuo; el cambio determina la producción, de la cual el
individuo desea obtener la parte que la distribución le asigna.
Producción, distribución, cambio y consumo forman así un silogismo con
todas las reglas: la producción es el término universal; la distribución y el
cambio son el término particular; y el consumo es el término singular con el
cual el todo se completa. En esto hay sin duda un encadenamiento, pero no es
superficial. La producción está determinada por leyes generales de la natura-
leza; la distribución resulta de la contingencia social y por ello puede ejercer
sobre la producción una acción más o menos estimulante; el cambio se sitúa
entre las dos como un movimiento formalmente social, y el acto final del con-
sumo, que es concebido no solamente como término, sino también como obje-
tivo final, se sitúa a decir verdad fuera de la economía, salvo cuando a su vez
reacciona sobre el punto de partida e inaugura nuevamente un proceso.11
11
Cfr. por ejemplo, H. Storch, Cours d’économie politique, ou exposition des principes qui déterminent la
prosterité des nations, avec des notes explicatives et critiques par J.B. Say, París 1823, vol. 4, tomo I. (Extractos
de los primeros dos tomos en un cuaderno no numerado ni datado, cuya redacción es aprox. de abril-mayo
de 1845 en Bruselas; cfr. MEGA I/6, p. 615), James Mill, Eléments d’économie politique, tr. de I’anglais por
J.T. Parisot, París, 1823. (Extractos comentados en dos cuadernos redactados en el verano de 1844 en París; cfr.
MEGA I/3, pp. 520-550.
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 123

123
Los adversarios de los cultores de la economía política —provengan ellos
del interior o del exterior de su ámbito—, que les reprochan disociar grosera-
mente las conexiones, se colocan en su mismo terreno o, bien, por debajo de
ellos. Nada más común que la acusación de que los cultores de la economía
política consideran a la producción demasiado exclusivamente como un fin
en sí. La distribución tendría una importancia similar. Esta acusación está
basada precisamente en la idea de los economistas según la cual la distribu-
ción está situada al lado de la producción, como una esfera autónoma inde-
pendiente, o que los momentos no serían concebidos en su unidad. Como si
esta disociación hubiera pasado no de la realidad a los libros de texto, sino de
los libros de texto a la realidad, ¡como si aquí se tratara de una combinación
dialéctica de los conceptos y no de la comprensión de relaciones reales!

a) Consumo y producción

La producción es también inmediatamente consumo, doble consumo, subjetivo


y objetivo: el individuo que al producir desarrolla sus capacidades, las gasta
también, las consume en el acto de la producción, exactamente como la repro-
ducción natural es un consumo de fuerzas vitales. En segundo lugar: consumo
de los medios de producción que se emplean y se usan, y que se disuelven en
parte (como, por ejemplo, en la combustión) en los elementos generales. Consu-
mo, igualmente, de la materia prima que no conserva su forma ni su constitu-
ción natural, sino que más aún se consume. Por lo tanto, el acto mismo de
producción es también en todos sus momentos un acto de consumo. Pero los
economistas aceptan esto. Llaman consumo productivo a la producción que se
identifica directamente con el consumo, y al consumo que coincide inmediata-
mente con la producción. Esta identidad de la producción y del consumo remi-
te a la proposición de Spinoza: determinatio est negatio.
Pero esta determinación del consumo productivo ha sido establecida sólo
para separar el consumo identificado con la producción del consumo propia-
mente dicho, concebido, por el contrario, como el opuesto aniquilador de la
producción. Consideramos, pues, el consumo propiamente dicho. Igualmen-
te, el consumo es de manera inmediata producción, del mismo modo que en
la naturaleza el consumo de los elementos y de las sustancias químicas es pro-
124 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

ducción de plantas. Es claro que en la nutrición, por ejemplo, que es una


forma de consumo, el hombre produce su propio cuerpo. Pero esto es igual-
mente cierto en cualquier otra clase de consumo que, en cierto modo, produ-
ce al hombre. Producción consumidora. Sólo que, arguye la economía, esta
producción idéntica al consumo es una segunda producción, surgida del ani-
quilamiento del primer producto. En la primera, el productor se objetivaba;
en la segunda, la cosa creada por él se personificaba. Por consiguiente, esta
producción consumidora —aun cuando sea una unidad inmediata de produc-
ción y consumo— es esencialmente diferente de la producción propiamente
dicha, La unidad inmediata, en la que la producción coincide con el consumo
y el consumo con la producción deja subsistir su dualidad inmediata.
En consecuencia, la producción es inmediatamente consumo, el consumo
es inmediatamente producción. Cada uno es inmediatamente su opuesto. Pero
al mismo tiempo tiene lugar un movimiento mediador entre los dos. La produc-
ción es mediadora del consumo, cuyos materiales crea y sin los cuales a éste le
faltaría el objeto; pero el consumo es también mediador de la producción, en
cuanto crea para los productos el sujeto para el cual ellos son productos. El
producto alcanza su finish (realización) final sólo en el consumo. Una vía férrea
no transitada, que no se usa y que por lo tanto no se consume, es solamente una
vía férrea (en potencia) y no en la realidad. Sin producción, no hay consumo,
pero sin consumo tampoco hay producción ya que en ese caso la producción no
tendría objeto. El consumo produce la producción de dos maneras: 1. en tanto
el producto se hace realmente producto sólo en el consumo. Un vestido, por
ejemplo, se convierte realmente en vestido a través del acto de llevarlo puesto;
una casa deshabitada no es en realidad verdadera casa; a diferencia del simple
objeto natural, el producto se afirma como producto, se convierte en producto,
sólo en el consumo. Disolviendo el producto, el consumo le da el finishing stroke
(la última mano): pues el resultado de la producción es producto no en tanto
actividad objetivada, sino sólo como objeto para el sujeto actuante; 2. en
tanto el consumo crea la necesidad de una nueva producción es producto no
en tanto actividad objetivada, sino sólo como objeto para el sujeto actuante;
3. en tanto el consumo crea la necesidad de una nueva producción, y por lo
tanto el móvil ideal de la producción, su impulso interno que es su supuesto.
El consumo crea el impulso interno que es su supuesto. El consumo crea el
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 125

125
impulso de la producción y crea igualmente el objeto que actúa en la pro-
ducción como determinante de la finalidad de ésta. Si resulta claro que la
producción ofrece el objeto del consumo en su aspecto manifiesto, no es menos
claro que el consumo pone idealmente el objeto de la producción, como imagen
interior, como necesidad, como impulso y como finalidad. Ella crea los objetos
de la producción bajo una forma que es todavía subjetiva. Sin necesidad no hay
producción. Pero el consumo reproduce la necesidad.
Por el lado de la producción a esto corresponde: 1. que ella proporciona al
consumo su material, su objeto. Un consumo sin objeto no es un consumo; en
consecuencia, en este aspecto la producción crea, produce el consumo; 2. pero no
es solamente el objeto lo que la producción crea para el consumo, ella da también
al consumo su carácter determinado, su finish. Del mismo modo que el consumo
daba al producto su finish como producto, la producción da su finish al consumo.
En suma, el objeto no es un objeto en general, sino un objeto determinado, que
debe ser consumido de una manera determinada, que a su vez debe ser mediada
por la producción misma. El hambre es hambre, pero el hambre que se satisface
con carne cocida, comida con cuchillo y tenedor, es un hambre distinta del que
devora carne cruda con ayuda de manos, uñas y dientes. No es únicamente el
objeto del consumo, sino también el modo de consumo, lo que la producción
produce no sólo objetiva sino también subjetivamente. La producción crea, pues,
el consumidor; 3. la producción no solamente provee un material a la necesidad,
sino también una necesidad al material. Cuando el consumo emerge de su primera
inmediatez y de su tosquedad natural —y el hecho de retrasarse en esta fase sería
el resultado de una producción que no ha superado la tosquedad natural— es
mediado como impulso por el objeto. La necesidad de este último sentida por el
consumo es creada por la percepción del objeto. El objeto de arte —de igual
modo que cualquier otro producto— crea un público sensible al arte, capaz de
goce estético. De modo que la producción no solamente produce el objeto sino
que también produce el consumo: 1. creando el material de éste; 2. determinando
el modo de consumo; 3. provocando en el consumidor la necesidad de productos
que ella ha creado originalmente como objetos. En consecuencia, el objeto
del consumo, el modo de consumo y el impulso al consumo. Del mismo modo,
el consumo produce la disposición del productor, solicitándolo como necesidad
que determina la finalidad de la producción.
126 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Las identidades entre el consumo y la producción aparecen por lo tanto


bajo un triple aspecto:

11. Identidad inmediata: la producción es consumo; el consumo es producción.


Producción consumidora. Consumo productivo. Los economistas llaman a
ambos consumo productivo. Pero establecen no obstante una diferencia.
La primera figura como reproducción; el segundo, como consumo pro-
ductivo. Todas las investigaciones sobre la primera se refieren al trabajo
productivo y al trabajo improductivo; las que tratan el segundo tienen por
objeto el consumo productivo o no productivo.

22. Cada uno de los dos aparece como medio del otro y es mediado por él: ello
se expresa como dependencia recíproca, como un movimiento a través del
cual se relacionan el uno con el otro y aparecen como recíprocamente indis-
pensables, aunque permaneciendo, sin embargo, externos entre sí. La pro-
ducción crea el material del consumo en tanto que objeto exterior; el consumo
crea la necesidad en tanto que objeto interno, como finalidad de la produc-
ción. Sin producción no hay consumo, sin consumo no hay producción.
Esto figura en la economía en muchas formas.

33. La producción no es sólo inmediatamente consumo, ni el consumo inme-


diatamente producción; ni tampoco es la producción únicamente medio
para el consumo y el consumo fin para la producción, es decir, que no es el
caso que cada término sólo suministre al otro su objeto; la producción,
el objeto externo del consumo; el consumo, el objeto representado de la
producción. Cada uno de los términos no se limita a ser el otro de manera
inmediata, y tampoco el mediador del otro, sino que, realizándose, crea al
otro y se crea en tanto que otro. Sólo con el consumo llega a su realización
el acto de la producción, haciendo alcanzar al producto su consumación
como producto, en tanto lo disuelve, consume su forma de cosa, su forma
autónoma; en tanto convierte en habilidad, por la necesidad de la repeti-
ción, la disposición desarrollada en el primer acto de la producción; el con-
sumo no es, pues, únicamente el acto final gracias al cual el producto se
convierte en producto, sino también el acto en virtud del cual el produc-
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 127

127
tor se hace productor. Por otra parte, la producción engendra consumo,
creando el modo determinado de consumo, creando luego el atractivo del
consumo y a través de éste la capacidad misma de consumo convertida en
necesidad. Esta última identidad mencionada en el apartado tres es inter-
pretada de muy diversos modos en la economía a propósito de la relación
entre la oferta y la demanda, los objetos y las necesidades, las necesidades
creadas por la sociedad y las necesidades naturales.

Nada más simple, entonces, para un hegeliano que identificar producción


y consumo y esto ocurrió no sólo en el caso de los ensayistas socialistas, sino
también en el de economistas prosaicos como Say, por ejemplo, que piensan
que si se considera a un pueblo su producción sería su consumo. O también
que la humanidad in abstracto (en general). Storch demostró el error de Say
haciendo notar que un pueblo, por ejemplo, no consume simplemente su pro-
ducción, sino que también crea medios de producción etc. como capital fijo.
etc.12 Además, considerar a la sociedad como un sujeto único es considerarla
de un modo falso, especulativo. En un sujeto, producción y consumo apare-
cen como momentos de un acto.
Lo que aquí importa es hacer resaltar que si se consideran a la producción
y al consumo como actividades de un sujeto o de muchos individuos, ambas
aparecen en cada caso como momentos de un proceso en el que la producción
es el verdadero punto de partida y por ello también el momento predominan-
te. El consumo como necesidad es el mismo momento interno de la actividad
productiva. Pero esta última es el punto de partida de la realización y, por lo
tanto, su factor predominante, el acto en el que todo proceso vuelve a repetir-
se. El individuo produce un objeto y, consumiéndolo, retorna a sí mismo, pero
como individuo productivo y que se reproduce a sí mismo. De este modo, el
consumo aparece como un momento de la producción.
En la sociedad, en cambio, la relación entre el productor y el producto,
una vez terminado este último, es exterior y el retorno del objeto al sujeto

12
Cfr. H. Storch, Considerations sur la natura de revenu national, Parisot, París 1823. (Extractos en un cuaderno no datado
ni numerado, cuya redacción es aprox. mayo-junio de 1845 en Bruselas). Se alude aquí al desmentido de Storch
a la interpretación que hiciera Say de sus tesis en la edición comentada del Cours d’economie politique, y
publicada por él en París en 1823, con el desconocimiento de Storch.
128 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

depende de las relaciones de éste con los otros individuos. No se apodera de


él inmediatamente. Además, la apropiación inmediata del producto no es la
finalidad del sujeto cuando produce en la sociedad. Entre el productor y los
productos se interpone la distribución, quien determina, mediante leyes so-
ciales, la parte que le corresponde del mundo de los productos, interponién-
dose por lo tanto entre la producción y el consumo.

Ahora bien, ¿la distribución existe como una esfera autónoma junto a la
producción y fuera de ella?

b) Distribución y producción

Cuando se examinan los tratados corrientes de economía lo primero que sor-


prende es el hecho de que en ellos todas las categorías son presentadas de dos
maneras. Por ejemplo, en la distribución figuran la renta territorial, el salario,
el interés y la ganancia, mientras que en la producción, la tierra, el trabajo, el
capital figuran como agentes de la producción. En lo que concierne al capital,
es evidente que aparece bajo dos formas: 1. como agente de producción;
2. como fuente de ingresos, como determinante de determinadas formas de
distribución. Es por ello que el interés y la ganancia figuran también como
tales en la producción, en tanto son formas en que el capital se incrementa,
crece y, por eso, son momentos de su producción misma. En tanto formas de
distribución, el interés y la ganancia presuponen el capital como agente de
producción. Son modos de distribución cuya premisa es el capital como agen-
te de producción. Son igualmente modos de reproducción del capital. Del
mismo modo el salario es el trabajo asalariado considerado bajo otro título: el
carácter determinado que tiene aquí el trabajo como agente de producción
aparece allí como determinación de la distribución. Si el trabajo no estuviese
determinado como trabajo asalariado, su modo de participar en los productos
no aparecería bajo forma de salario, tal como, por ejemplo, en la esclavitud.
Finalmente, la renta territorial, y con esto tomamos justamente la forma más
desarrollada de la distribución en la que la propiedad territorial participa de
los productos, presupone la gran propiedad territorial (más exactamente, la
agricultura en gran escala) como agente de producción y no la tierra pura y
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 129

129
simple, así como el salario no presupone el puro y simple trabajo. En conse-
cuencia, los modos y relaciones de distribución aparecen sólo como el reverso
de los agentes de producción. Un individuo que participa en la producción
bajo la forma de trabajo asalariado, participa bajo la forma de salario en los
productos, en los resultados de la producción la organización de la distribu-
ción está totalmente determinada por la organización de la producción. La
distribución es un producto de la producción, no sólo en lo que se refiere al
objeto —solamente pueden ser distribuidos los resultados de la producción—,
sino también en lo que se refiere a la forma, ya que el modo determinado de
participar en la producción determina las formas particulares de la distribu-
ción, el modo bajo el cual se participa en la distribución. Es del todo ilusorio
ubicar la tierra en la producción, la renta territorial en la distribución, etcétera.
Economistas como Ricardo,13 a quienes se les reprocha con frecuencia no
tener presente sino la producción, han definido como el objeto exclusivo de la
economía a la distribución, precisamente porque concebían instintivamente
las formas de la distribución como la expresión más definida en que se fijan
los agentes de la producción en una sociedad dada.
Frente al individuo aislado, la distribución aparece naturalmente como
una ley social que condiciona su posición en el seno de la producción, dentro
de la cual él produce; y que precede por lo tanto a la producción. En su origen
el individuo no posee ni capital ni propiedad territorial. Desde que nace está
destinado al trabajo asalariado en virtud de la distribución social. Pero el he-
cho de estar destinado es el mismo resultado del hecho de que el capital y la
propiedad territorial existen como agentes autónomos de la producción.
Si se consideran sociedades globales, la distribución parece desde cierto
punto de vista proceder y hasta determinar la producción; aparece en cierto
modo como un fact (hecho) preeconómico. Un pueblo conquistador divide al
país entre los conquistadores e impone así una determinada repartición y for-
ma de propiedad territorial; determina, por consiguiente, la producción. O
bien reduce a la esclavitud a los conquistados y convierte así al trabajo escla-
vo en la base de la producción. O bien un pueblo, mediante la revolución,
13
Cfr. D. Ricardo, On the Principles, op. cit., p. III (Principios, p. 5).
(De acuerdo a la cita de Introducción General a la Crítica de la Economía Política de Cuadernos de Pasado y Presente,
Buenos Aires, 1974, p. 71.)
130 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

fragmenta la gran propiedad territorial y da un carácter nuevo a la producción


por medio de esta nueva distribución. O bien la legislación perpetúa la pro-
piedad del suelo en ciertas familias o reparte el trabajo (como) privilegio here-
ditario para fijarlo así en un régimen de castas. En todos estos casos —y todos
ellos son históricos— la distribución no parece estar determinada por la pro-
ducción, sino, por el contrario, es la producción la que parece estar organizada
y determinada por la distribución.
Según la concepción más superficial, la distribución aparece como distribu-
ción de los productos y de tal modo como más alejada de la producción y así
independiente de ella. Pero antes de ser distribución de los productos, ella es:
1. distribución de los instrumentos de producción; 2. distribución de los miem-
bros de la sociedad entre las distintas ramas de la producción, lo cual es una
definición más amplia de la misma relación. (Subsunción de los individuos a
determinadas relaciones de producción). La distribución de los productos es
manifiestamente sólo un resultado de esta distribución que se halla incluida en
el proceso mismo de producción y determina la organización de la producción.
Considerar a la producción prescindiendo de esta distribución que ella encierra
es evidentemente una abstracción vacía, mientras que, por el contrario, la distri-
bución de los productos ya está dada de por sí junto con esta distribución, que
constituye originalmente un momento de la producción. Ricardo, que se ha
esforzado por concebir a la producción moderna en su organización social de-
terminada y que es el economista de la producción par excellence (por excelen-
cia), declara precisamente, por esa razón que no es la producción, sino la
distribución, el verdadero tema de la economía moderna. Una vez más se evi-
dencia la tontería de los economistas, que presentan a la producción como una
verdad eterna y relegan la historia al campo de la distribución.
Qué relación tiene esta distribución determinante de la producción misma
es sin duda un problema que cae de por sí dentro del marco de ésta. Se podría
decir que ya que la producción debe partir de una cierta distribución de los
instrumentos de producción, por lo menos la distribución así entendida precede
a la producción y constituye su premisa. Y será preciso responder entonces que
efectivamente la producción tiene sus propias condiciones y sus supuestos, que
constituyen sus propios momentos. En un comienzo estos supuestos pueden
aparecer como hechos naturales. El mismo proceso de producción los transfor-
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 131

131
ma de naturales en históricos; si para un periodo aparecen como supuesto natu-
ral de la producción, para otro periodo, en cambio, constituyen su resultado
histórico. Ellas se modifican incesantemente en el interior de la producción
misma. El uso de la maquinaria, por ejemplo, ha modificado tanto la distribu-
ción de los instrumentos de producción como la de los productos. La gran pro-
piedad territorial moderna es el resultado al mismo tiempo del comercio y de la
industria moderna, y de la aplicación de esta última a la agricultura.
Las cuestiones planteadas antes se reducen todas, en última instancia, a
una sola: ¿cómo inciden las condiciones históricas generales en la producción
y cuál es la relación que mantienen con el movimiento histórico en general?
Esta cuestión ocupa un lugar evidentemente en la discusión y desarrollo del
tema de la producción misma.
Sin embargo, en la forma trivial en que acaban de ser planteadas, pueden
ser liquidadas rápidamente. Todas las conquistas suponen tres posibilidades:
el pueblo conquistador somete al pueblo conquistado a su propio modo de
producción (por ejemplo, los ingleses en este siglo en Irlanda y, en parte, en la
India); o bien deja subsistir el antiguo y se satisface con un tributo (por ejem-
plo, los turcos y los romanos); o bien se produce una acción recíproca de la
que nace una forma nueva, una síntesis (en parte, en las conquistas germanas).
En todos los casos, el modo de producción —sea el del pueblo conquistador,
sea el del pueblo sometido, o el que resulta de la fusión de los dos— es deter-
minante para la nueva distribución que se establece: aunque ésta aparezca
como un supuesto para el nuevo periodo de producción, ella misma no es a su
vez producto de la producción, histórica en general, sino de una producción
histórica determinada.
Los mongoles, por ejemplo, devastando a Rusia, actuaban de conformi-
dad con su producción que no exigía más que pasturas, para las cuales las
grandes extensiones inhabitadas eran una condición fundamental. Los bárba-
ros germanos, para quienes la producción consistía en agricultura practicada
con siervos y en una vida aislada en el campo, pudieron someter tanto más
fácilmente las provincias romanas a estas condiciones, por cuanto la concen-
tración de la propiedad de la tierra que se había operado en ellas había trans-
formado por completo las antiguas condiciones agrarias.
132 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Es una noción tradicional la de que en ciertos periodos se ha vivido úni-


camente del pillaje. Pero para poder saquear es necesario que haya algo que
saquear, es necesaria una producción, y el tipo de pillaje está determinado
también por el modo de producción. Una stock-jobbing nation (nación de
especuladores de bolsa), por ejemplo, no puede ser saqueada de la misma
manera que una nación de vaqueros.
Cuando se roba el esclavo, se roba directamente el instrumento de pro-
ducción. Pero también es preciso que la producción del país para el cual se ha
robado esté organizado de manera que admita el trabajo de los esclavos, o
bien (como en América del Sur, etc.) debe crearse un modo de producción
que corresponda a la esclavitud.
Las leyes pueden perpetuar entre ciertas familias un instrumento de pro-
ducción, por ejemplo, la tierra. Estas leyes adquieren un significado económico
únicamente allí donde la gran propiedad territorial está en armonía con la pro-
ducción social, como en Inglaterra, por ejemplo. En Francia el pequeño cultivo
se practicaba a pesar de la gran propiedad territorial; por ello esta última fase
fue destruida por la Revolución. Pero, ¿y la perpetuación por medio de leyes del
parcelamiento de las tierras, por ejemplo? A pesar de estas leyes la propiedad se
concentra de nuevo. Determinar más en particular la influencia de las leyes
sobre la conservación de las relaciones de distribución y, por consiguiente, su
efecto sobre la producción.

c) Cambio y producción

Las definiciones de cambio y circulación: la circulación misma no es más que


un momento determinado del cambio o también es el cambio considerado en
su totalidad. El cambio es sólo un momento mediador entre la producción y
la distribución que ella determina, por un lado, y el consumo por el otro, y en
tanto que el propio consumo aparece también como un momento de la pro-
ducción, es evidente que el cambio está incluido en la producción como uno
de sus momentos.
En primer lugar resulta claro que el cambio de actividades y de capacida-
des, que se opera en la propia producción, pertenece a la producción directa-
mente y es algo constitutivo de ésta. Esto es válido también, en segundo
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 133

133
lugar, respecto del cambio de los productos, en la medida en que éste es un
medio para suministrar el producto acabado, preparado para el consumo in-
mediato. Por lo visto hasta ahora el cambio es un acto incluido en la produc-
ción. En tercer lugar, el llamado exchange (intercambio) entre dealers
(comerciantes) y dealers,14 en razón misma de su organización está completa-
mente determinado por la producción como actividad también productiva.
El cambio sólo aparece como independiente junto a la producción e indiferente
con respecto a ella en el último estadio, en el cual el producto se cambió direc-
tamente para ser consumido. Pero, 1. no existe cambio sin división de trabajo,
sea ésta natural o constituya un resultado histórico; 2. el cambio privado presu-
pone la producción privada; 3. la intensidad del cambio, lo mismo que su exten-
sión y su índole están determinados por el desarrollo y la organización de la
producción. Por ejemplo: cambio entre la ciudad y el campo, cambio en el cam-
po, en la ciudad, etc. El cambio aparece así, en todos sus momentos, como
directamente incluido en la producción o determinado por ella.
El resultado a que llegamos no es que la producción, la distribución, el
intercambio y el consumo sean idénticos, sino que constituyen las articulacio-
nes de una totalidad, diferenciaciones dentro de una unidad. La producción
trasciende tanto más allá de sí misma en la determinación opuesta de la pro-
ducción, como más allá de los otros momentos. A partir de ella, el proceso
recomienza siempre nuevamente. Se comprende que el cambio y el consumo
no puedan ser lo trascendente, y lo mismo puede decirse de la distribución en
tanto que distribución de los productos. Pero como distribución de los agen-
tes de la producción, constituye un momento de la producción. Una produc-
ción determinada, por lo tanto, determina un consumo, una distribución, un
intercambio determinados y relaciones recíprocas determinadas de estos di-
ferentes momentos. A decir verdad, también la producción, bajo su forma
unilateral, está a su vez determinada por los otros momentos, por ejemplo,
cuando el mercado, o sea la esfera del cambio, se extiende, la producción
amplía su ámbito y se subdivide más en profundidad. Al darse transformacio-
nes de la distribución se dan cambios en la producción, del caso, por ejemplo,
de la concentración del capital o de una distinta distribución de la población

14
Cfr. A. Smith, An Inquiry, etc., vol. II, pp. 327-330. (Riqueza de las naciones, pp. 363-367).
134 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

de la ciudad y en el campo, etc. Finalmente, las necesidades del consumo


determinan la producción. Entre los diferentes momentos tiene lugar una ac-
ción recíproca. Esto ocurre siempre en los conjuntos orgánicos.

EL MÉTODO DE LA ECONOMÍA POLÍTICA

Cuando consideramos un país dado desde el punto de vista económico-político


comenzamos por su población, la división de ésta en clases, la ciudad, el campo,
el mar, las diferentes ramas de la producción, la exportación, la importación, la
producción y el consumo anuales, los precios de las mercancías, etcétera.
Parece justo comenzar por lo real y lo concreto, por el supuesto efectivo;
así, por ejemplo, en la economía, por la población que es la base y el sujeto del
acto social de la producción en su conjunto. Sin embargo, si se examina con
mayor atención, esto se revela (como) falso. La población es una abstracción
si dejo de lado, por ejemplo, las clases de que se compone. Estas clases son, a
su vez, una palabra vacía si desconozco los elementos sobre los cuales repo-
san, por ejemplo, el trabajo asalariado, el capital, etc. Estos últimos suponen
el cambio, la división del trabajo, los precios, etc. El capital, por ejemplo, no
es nada sin trabajo asalariado, sin valor, dinero, precios, etc. Si comenzara,
pues, por la población, tendría una representación caótica del conjunto y, preci-
sando cada vez más, llegaría analíticamente a conceptos cada vez más simples;
de lo concreto representado llegaría a abstracciones cada vez más sutiles hasta
alcanzar las determinaciones más simples.
Llegado a este punto, habría que reemprender el viaje de retorno, hasta
dar de nuevo con la población, pero esta vez no tendría una representación
caótica de un conjunto, sino una rica totalidad con múltiples determinaciones
y relaciones. El primer camino es el que siguió históricamente la economía
política naciente. Los economistas del siglo XVIII, por ejemplo, comienzan
siempre por el todo viviente, la población, la nación, el Estado, varios Esta-
dos, etc.; pero terminan siempre por descubrir, mediante el análisis, un cierto
número de relaciones generales abstractas determinantes, tales como la divi-
sión del trabajo, el dinero, el valor, etc. Una vez que esos momentos fueron
más o menos fijados y abstraídos, comenzaron (a surgir) los sistemas econó-
micos que se elevaron desde lo simple —trabajo, división del trabajo, necesi-
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 135

135
dad, valor de cambio— hasta el Estado, el cambio entre las naciones y el
mercado mundial. Esto último es, manifiestamente, el método científico co-
rrecto. Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determina-
ciones, por lo tanto, unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento como
proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida y, en conse-
cuencia, el punto de partida también de la intuición y de la representación. En
el primer camino, la representación plena es volatilizada en una determina-
ción abstracta; en el segundo, las determinaciones abstractas conducen a la
reproducción de lo concreto por el camino del pensamiento. He aquí por qué
Hegel cayó en la ilusión de concebir lo real como resultado del pensamiento,
que, partiendo de sí mismo, se concentra en sí mismo, profundiza en sí mismo
y se mueve por sí mismo mientras que el método que consiste en elevarse de lo
abstracto a lo concreto es para el pensamiento sólo la manera de apropiarse
lo concreto, de reproducirlo como un concreto espiritual. Pero esto no es de
ningún modo el proceso de formación de lo concreto mismo. Por ejemplo, la
categoría económica más simple, como por ejemplo el valor de cambio supo-
ne la población, una población que produce en determinadas condiciones, y
también un cierto tipo de sistema familiar o comunitario o político, etc. Dicho
valor no puede existir jamás de otro modo que bajo la forma de relación uni-
lateral y abstracta de un todo concreto y viviente ya dado. Como categoría,
por el contrario, el valor de cambio posee una existencia antediluviana. Por lo
tanto, a la conciencia, para la cual el pensamiento conceptivo es el hombre
real y, por consiguiente, el mundo pensado es como tal la única realidad —y la
conciencia filosófica está determinada de este modo—, el movimiento de las
categorías se le aparece como verdadero acto de producción (el cual, aunque
sea molesto reconocerlo, recibe únicamente un impulso desde el exterior) cuyo
resultado es el mundo; esto es exacto en la medida en que —pero aquí tene-
mos de nuevo una tautología— la totalidad concreta, como totalidad del pen-
samiento, como un concreto del pensamiento, es in fact (en los hechos) un
producto del pensamiento y de la concepción, pero de ninguna manera es un
producto del concepto que piensa y se engendra a sí mismo, desde fuera y por
encima de la intuición y de la representación sino que, por el contrario, es un
producto del trabajo de elaboración que transforma intuiciones y representa-
ciones en conceptos. El todo, tal como aparece en la mente como todo del
136 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

pensamiento, es un producto de la mente que piensa y que se apropia del mun-


do del único modo posible, modo que difiere de la apropiación de ese mundo en
el arte, la religión, el espíritu práctico. El sujeto real mantiene, antes como des-
pués, su autonomía fuera de la mente, por lo menos durante el tiempo en que el
cerebro se comporte únicamente de manera especulativa, teórica. En conse-
cuencia, también en el método teórico es necesario que el sujeto y la sociedad
estén siempre presentes en la representación como premisa.
Pero estas categorías simples, ¿no tienen una existencia histórica o natu-
ral, autónoma, anterior a las categorías concretas? Ca dépend (esto depende).
Por ejemplo, Hegel tiene razón en comenzar la filosofía del derecho con la
posesión,15 ya que constituye la relación jurídica más simple del sujeto. Pero
no existe posesión antes de la familia o de las relaciones de dominación y
servidumbre, que son relaciones mucho más concretas. En cambio, sería jus-
to decir que existen familias, tribus, que se limitan a poseer pero que no tie-
nen propiedad. Frente a la propiedad, la relación de simples comunidades de
familias o de tribus aparece como categoría más simple. En la sociedad de un
nivel más elevado la propiedad aparece como la relación más simple dentro
de una organización desarrollada. Pero el sustrato más concreto, cuyo vínculo
es la posesión, está siempre supuesto. Puede imaginarse un salvaje aislado
que sea poseedor. Pero en este caso la posesión no es una relación jurídica.
No es exacto que la posesión evolucione históricamente hacia la familia. Por
el contrario, ella presupone siempre esta “categoría jurídica más concreta”.
Sin embargo, quedaría siempre en pie el hecho de que las categorías simples
expresan relaciones en las cuales lo concreto no desarrollado pudo haberse
realizado sin haber establecido aún la relación o vínculo más multilateral que
se expresa espiritualmente en la categoría más concreta; mientras que lo con-
creto más desarrollado conserva esta misma categoría como una relación su-
bordinada. El dinero puede existir y existió históricamente antes que existiera
el capital, antes que existieran los bancos, antes que existiera el trabajo asala-
riado. Desde este punto de vista, puede afirmarse que la categoría más simple
puede expresar las relaciones dominantes de un todo no desarrollado o las
relaciones subordinadas de un todo más desarrollado, relaciones que existían

15
Cfr. Hegel, Filosofía del derecho, p. 40.
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 137

137
ya históricamente antes de que el todo se desarrollara en el sentido expresado
por una categoría más concreta. Sólo entonces el camino del pensamiento
abstracto, que se eleva de lo simple a lo complejo, podría corresponder al
proceso histórico real.
Por otra parte, puede decirse que existen formas de sociedad muy desa-
rrolladas, pero, sin embargo, históricamente inmaduras, en las que se encuen-
tran las formas más elevadas de la economía, por ejemplo, la cooperación,
una división desarrollada del trabajo, etc. sin que exista tipo alguno de dinero,
como por ejemplo en el Perú.16 También en las comunidades eslavas el dinero
y el cambio que le condiciona no aparecen o lo hacen muy raramente en el
seno de cada comunidad, mientras que aparecen en cambio en sus confines,
el tráfico con otras comunidades; de allí que sea en general erróneo situar el
cambio en el interior de las comunidades como el elemento constitutivo origi-
nario. Al principio aparece más bien en la relación de las diversas comunida-
des entre sí, antes que en las relaciones de los miembros en el interior de una
misma y única comunidad. Además, aunque el dinero haya desempeñado des-
de muy temprano un papel múltiple, sin embargo, como elemento dominante,
pertenece en la antigüedad sólo a naciones unilateralmente determinadas, a
naciones comerciales. Y hasta en la antigüedad más culta, entre los griegos y
los romanos, sólo en el periodo de su disolución alcanza el dinero su pleno
desarrollo, el cual en la moderna sociedad burguesa constituye un supuesto.
Esta categoría totalmente simple aparece históricamente en toda su plena
intensidad sólo en las condiciones más desarrolladas de la sociedad. Pero de
ninguna manera impregna todas las relaciones económicas. Por ejemplo, el
impuesto en especie y las prestaciones en especie continuaron siendo el fun-
damento del Imperio romano en su punto de mayor desarrollo. Allí, el sistema
monetario propiamente dicho sólo se había desarrollado completamente en el
ejército. Jamás llegó a dominar en la totalidad de la esfera del trabajo. De
modo que, aunque la categoría más simple haya podido existir históricamente
antes que la más concreta, en su pleno desarrollo intensivo y extensivo ella
puede pertenecer sólo a una forma social compleja, mientras que la categoría

16
Cfr. S. H. Prescott, History of the Conquest of Perú, vol. I, London, 1850, libro primero. (Extractos en el cuaderno
londinenses XIV).
138 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

más concreta se hallaba plenamente desarrollada en una forma social menos


desarrollada.
El trabajo parece ser una categoría totalmente simple. También la repre-
sentación del trabajo en su universalidad —como trabajo general— es muy
antigua. Y sin embargo, considerado en esta simplicidad desde el punto de
vista económico el “trabajo” es una categoría tan moderna como las relacio-
nes que dan origen a esta abstracción simple. El monetarismo, por ejemplo,
pone todavía, de un modo completamente objetivo, la riqueza en el dinero,
como cosa exterior a sí misma. Frente a este punto de vista se operó un gran
progreso cuando el sistema manufacturero o comercial transfirió la fuente de
la riqueza del objeto a la actividad subjetiva, al trabajo comercial o manufac-
turero, pero concibiendo todavía esta actividad siempre bajo el aspecto limi-
tado de una actividad productora de dinero. Frente a este sistema se produjo
otro progreso con el sistema fisiocrático que considera como creadora de la
riqueza a una forma determinada del trabajo —la agricultura— y concibe al
objeto mismo no ya bajo el disfraz del dinero, sino como producto en general,
como resultado general del trabajo. Todavía este producto, en razón de la natu-
raleza limitada de la actividad, es siempre un producto determinado de la
naturaleza, un producto agrícola, un producto de la tierra par excellence.
Un inmenso progreso se operó cuando Adam Smith rechazó todo carácter
determinado de la actividad creadora de riqueza considerándola simplemente
como trabajo; ni trabajo manufacturero, ni trabajo comercial, ni agricultura,
sino tanto uno como otro. Con la universalidad abstracta de la actividad crea-
dora de riqueza, se da al mismo tiempo la universalidad del objeto determina-
do como riqueza, como producto en general, o una vez más como trabajo en
general, pero trabajo pasado, materializado. La dificultad o importancia de
esta transición lo prueba el hecho de que el mismo Adam Smith vuelve a caer
de cuando en cuando en el sistema fisiocrático. Podría parecer ahora que de
este modo se habría encontrado simplemente la expresión abstracta de la rela-
ción más simple y antigua, en que entran los hombres en tanto productores,
cualquiera sea la forma de la sociedad. Esto es cierto en un sentido. Pero no
en el otro. La indiferencia frente a un género determinado de trabajo supone
una totalidad muy desarrollada de géneros reales de trabajo, ninguno de los
cuales predomina sobre los demás. Así las abstracciones más generales surgen
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 139

139
únicamente allí donde existe el desarrollo concreto más rico, donde un ele-
mento aparece como lo común a todos los elementos. Entonces, deja de po-
der ser pensado solamente bajo una forma particular. Por otra parte, esta
abstracción del trabajo en general no es solamente el resultado intelectual de
una totalidad concreta de trabajos. La indiferencia hacia un trabajo particular
corresponde a una forma de sociedad en la cual los individuos pueden pasar
fácilmente de un trabajo a otro y en la que el género determinado de trabajo
es para ellos fortuito y, por lo tanto, indiferente.
El trabajo se ha convertido entonces, no sólo en tanto categoría, sino
también en la realidad, en el medio para crear la riqueza en general y, como
determinación, ha dejado de adherirse al individuo como una particularidad
suya. Este estado de cosas alcanza su máximo desarrollo en forma más mo-
derna de sociedad burguesa en Estados Unidos. Aquí, pues, la abstracción de
la categoría “trabajo”, el “trabajo en general”, el trabajo sans phrase, que es el
punto de partida de la economía moderna, resulta por primera vez práctica-
mente cierta. De este modo, la abstracción más simple que la economía mo-
derna coloca en el vértice, y que expresa una relación antiquísima y válida
para todas las formas de sociedad, se presenta no obstante como práctica-
mente cierta en este grado de abstracción sólo como categoría de la sociedad
moderna. Podría decirse que aquello que en Estados Unidos se presenta como
un producto histórico —me refiero a esta indiferencia hacia un trabajo deter-
minado—, entre los rusos, por ejemplo, se presenta como una disposición
natural. Pero, en primer lugar, existe una diferencia enorme entre bárbaros
con disposición para ser empleados en cualquier cosa y civilizados que se
dedican ellos mismos a todo. Además, entre los rusos, esta indiferencia hacia
el carácter determinado del trabajo corresponde prácticamente a la sujeción
tradicional a un trabajo enteramente determinado, del que sólo pueden arran-
carles las influencias exteriores.
Este ejemplo del trabajo muestra de una manera muy clara cómo incluso
las categorías más abstractas, a pesar de su validez —precisamente debida a
su naturaleza abstracta— para todas las épocas, son no obstante, en lo que
hay de determinado en esta abstracción, el producto de condiciones históri-
cas y poseen plena validez sólo para estas condiciones y dentro de sus límites.
140 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

La sociedad burguesa es la más compleja y desarrollada organización his-


tórica de la producción. Las categorías que expresan sus condiciones y la com-
prensión de su organización permiten al mismo tiempo comprender la
organización y las relaciones de producción de todas las formas de sociedad
pasadas, sobre cuyas ruinas y elementos ella fue edificada y cuyos vestigios,
aún no superados, continúan arrastrando, a la vez que meros indicios previos
han desarrollado en ella su significación plena, etc. La anatomía del hombre
es una clave para la anatomía del mono. Por el contrario, los indicios de las
formas superiores en las especies animales inferiores pueden ser comprendi-
dos sólo cuando se conoce la forma superior.
La economía burguesa suministra así la clave de la economía antigua, etc.
Pero no ciertamente al modo de los economistas, que cancelan todas las dife-
rencias históricas y ven la forma burguesa en todas las formas de la sociedad.
Se puede comprender el tributo, el diezmo, etc., cuando se conoce la renta del
suelo. Pero no hay por qué identificarlos. Además, como la sociedad burguesa
no es en sí más que una forma antagónica de desarrollo, ciertas relaciones
pertenecientes a formas de sociedad anteriores aparecen en ella sólo de ma-
nera atrofiada o hasta disfrazada. Por ejemplo, la propiedad comunal. En con-
secuencia, si es verdad que las categorías de la economía burguesa poseen
cierto grado de validez para todas las otras formas de sociedad, esto debe ser
tomado cum grano salis (con humor). Ellas pueden contener esas formas de un
modo desarrollado, atrofiado, caricaturizado, etc., pero la diferencia será siem-
pre esencial. La así llamada evolución histórica reposa en general en el hecho
de que la última forma considera a las pasadas como otras tantas etapas hacia
ella misma, y dado que sólo en raras ocasiones, y únicamente en condiciones
bien determinadas, es capaz de criticarse a sí misma —aquí no se trata, como
es natural, de esos periodos históricos que se consideran a sí mismos como
una época de decadencia— las concibe de manera unilateral. La religión cris-
tiana fue capaz de ayudar a comprender de una manera objetiva las mitologías
anteriores sólo cuando llegó a estar dispuesta hasta cierto punto, por así decir-
lo, a su propia autocrítica.
Del mismo modo, la economía burguesa únicamente llegó a comprender
la sociedad feudal, antigua y oriental cuando comenzó a criticarse a sí misma.
Precisamente porque la economía burguesa no se identificó pura porque con
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 141

141
el pasado se fabricaron mitos, su crítica de las sociedades precedentes, sobre
todo del feudalismo contra el cual tuvo que luchar directamente, fue seme-
jante a la crítica dirigida por el cristianismo contra el paganismo, o también a
la del protestantismo contra el catolicismo.
Generalmente, en toda ciencia histórica, social, al observar el desarrollo
de las categorías económicas hay que tener siempre en cuenta que el sujeto —la
moderna sociedad burguesa en este caso— es algo dado tanto en la realidad
como en la mente, y que las categorías expresan por lo tanto formas de ser, deter-
minaciones de existencia, a menudo simples aspectos, de esta sociedad determi-
nada de este sujeto, y que por lo tanto, aun desde el punto de vista científico,
su existencia de ningún modo comienza en el momento en que se comienza a
hablar de ella como tal. Este hecho debe ser tomado en cuenta porque ofrece
elementos decisivos para la división (de nuestro estudio). Nada parece más
natural, por ejemplo, que comenzar por la renta del suelo, la propiedad territo-
rial, desde el momento que se halla ligada a la tierra, fuente de toda produc-
ción y de toda existencia, así como a la primera forma de producción de todas
las sociedades más o menos estabilizadas: la agricultura y, sin embargo, nada
sería más erróneo. En todas las formas de sociedad existe una determinada
producción que asigna a todas las otras su correspondiente rango y la influen-
cia. Es una iluminación general en la que se bañan todos los colores y que
modifica las particularidades de éstos. Es como un éter particular que deter-
mina el peso específico de todas las formas de existencia que allí toman relie-
ve. Entre los pueblos pastores, por ejemplo (los pueblos dedicados
exclusivamente a la caza y a la pesca están fuera de la esfera donde comienza
el verdadero desarrollo). Existe entre ellos cierta forma esporádica de agricul-
tura. De ese modo se determina la propiedad de la tierra. Esta propiedad es
común y conserva esta forma en mayor o menor grado dependiendo de la
adhesión de esos pueblos a sus tradiciones, por ejemplo, la propiedad comu-
nal entre los esclavos.
Entre los pueblos que practican la agricultura sedentaria —esta sedentariedad
es ya un gran paso—, donde ésta predomina como en la sociedad antigua y
feudal, la propia industria y su organización, y las formas de propiedad que le
corresponden, tienen en mayor o menor medida el carácter de propiedad terri-
torial. La industria depende completamente de la agricultura, como entre los
142 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

antiguos romanos o, bien, como en el Medievo, reproduce la organización


rural en la ciudad y en sus relaciones. En el Medievo, el capital mismo —en la
medida en que no es simplemente capital monetario—, como instrumental
artesanal tradicional, etc., tiene dicho carácter de propiedad territorial. En la
sociedad burguesa ocurre lo contrario. La agricultura se transforma cada vez
más en una simple rama de la industria y es dominada completamente por el
capital. Lo mismo ocurre con la renta territorial. En todas las formas en las que
domina la propiedad territorial, la relación con la naturaleza es aún predomi-
nante. En cambio, en aquellas donde reina el capital predomina el elemento
socialmente, históricamente, creado. No se puede comprender la renta del suelo
sin el capital, pero se puede comprender el capital sin la renta del suelo. El
capital es la potencia económica de la sociedad burguesa que lo domina todo.
Debe constituir el punto de partida y de llegada, y debe ser considerado antes
que la propiedad territorial. Una vez que ambos hayan sido considerados sepa-
radamente, deberá examinarse su relación recíproca.
En consecuencia, sería impracticable y erróneo alinearse las categorías eco-
nómicas en el orden en que fueron históricamente determinantes. Su orden de
sucesión está, en cambio, determinado por las relaciones que existen entre ellas
en la moderna sociedad burguesa, y que es exactamente el inverso del que pare-
ce ser su orden natural o del que correspondería a su orden de sucesión en el
curso del desarrollo histórico. No se trata de la posición que las relaciones eco-
nómicas asumen históricamente en la sucesión de las distintas formas de socie-
dades. Mucho menos de su orden de sucesión “en la idea” Proudhon (una
representación nebulosa del movimiento histórico). Se trata de su articulación
en el interior de la moderna sociedad burguesa.
La pureza (la determinación abstracta) con que los pueblos comerciantes
—fenicios, cartagineses— se presentan en el mundo antiguo, está dada preci-
samente por el predominio de los pueblos agricultores. El capital comercial o
monetario se presenta justamente bajo esta forma abstracta, allí donde el ca-
pital no es todavía el elemento dominante de las sociedades. Los lombardos y
los judíos, ocupan la misma posición respecto a las sociedades medievales
dedicadas a la agricultura.
Otro ejemplo de las distintas posiciones que ocupan las mismas catego-
rías en los diversos estadios de la sociedad: una de las más recientes institu-
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 143

143
ciones de la sociedad burguesa, las joinl-stock-companies (sociedades por accio-
nes). Aparecen, no obstante también en sus comienzos, en las grandes com-
pañías comerciales que gozan de privilegios y de monopolio.
El concepto mismo de riqueza nacional se insinúa entre los economistas del
siglo XVI —y esta concepción subsiste en parte en los economistas del siglo XVIII—
bajo un aspecto tal que la riqueza aparece creada únicamente para el Estado, cuya
potencia aparece proporcional a esta riqueza.17 Era ésta una forma todavía in-
conscientemente hipócrita bajo la cual la riqueza misma y la producción de la
riqueza se anunciaban como la finalidad de los Estados modernos, considerados
en adelante únicamente como medios para la producción de riqueza.
Efectuar claramente la división (de nuestros estudios) de manera tal que se
traten: 1. las determinaciones abstractas generales que corresponden en mayor o
menor medida a todas las formas de sociedad, pero en el sentido antes expuesto;
2. las categorías que constituyen la articulación interna de la sociedad burguesa y
sobre las cuales reposan las clases fundamentales. Capital, trabajo asalariado, pro-
piedad territorial. Sus relaciones recíprocas. Ciudad y campo. Las tres grandes
clases sociales. Cambio entre ellas. Circulación. Crédito (privado); 3. Síntesis de la
sociedad burguesa bajo la forma del Estado. Considerada en relación consigo
misma. Las clases “improductivas”. Impuestos. Deuda de Estado. Crédito públi-
co. La población. Las colonias. Emigración; 4. Relaciones internacionales de la
producción. División internacional del trabajo. Cambio internacional. Exporta-
ción e importación. Curso de cambio; 5. El mercado mundial y la crisis.

Producción, medios de producción, relaciones de producción y relaciones de tráfico. Formas


del Estado y de la conciencia en relación con las relaciones de producción y de tráfico.
Relaciones jurídicas. Relaciones familiares.

Nota breve acerca de puntos que han de mencionarse aquí y que no deben
ser olvidados:

1• La guerra se ha desarrollado antes que la paz: mostrar la manera en que


ciertas relaciones económicas tales como el trabajo asalariado, el mecanis-
17
Cfr. J. Steuart, An Inquiry into the Principles of Political Economy, etc., vol. I, p. 327. Extractos de esta segunda edición,
vol. 3, lo. en 2 vol., London, 1767, en el cuaderno londinense VIII).
144 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

mo, etcétera, han sido desarrollados por la guerra y en los ejércitos antes
que en el interior de la sociedad burguesa. Del mismo modo, la relación
entre las fuerzas productivas y relaciones de tráfico, particularmente vi-
sibles en el ejército.

2• Relación de la historiografía ideal, tal como ella se ha desarrollado hasta


ahora, con la historiografía real. En particular de las llamadas historias de
la civilización que son todas historias de la religión y de los Estados. En
esta ocasión decir algunas palabras sobre los distintos géneros de histo-
riografía practicados hasta ahora. El género llamado objetivo. El subjeti-
vo (moral, entre otros). El filosófico.

3• Relaciones de producción derivadas en general, relaciones transmitidas no


originarias, secundarias y terciarias. Aquí entran en juego las relaciones in-
ternacionales.

4• Objeciones sobre el materialismo de esta concepción. Relación con el ma-


terialismo naturalista.

5• Dialéctica de los conceptos de fuerza productiva (medios de producción)


y relaciones de producción. Una dialéctica cuyos límites habrá que definir y
que no suprime la diferencia real.

6• La desigual relación del desarrollo de la producción material con el desarro-


llo, por ejemplo, artístico. En general, el concepto del progreso no debe ser
concebido de la manera abstracta habitual con respecto al arte, etc., esta
desproporción no es aún tan importante ni tan difícil de apreciar como en el
interior de las relaciones práctico-sociales mismas. Por ejemplo, de la cultu-
ra. Relación de los United States con Europa. Pero el punto verdaderamen-
te difícil que aquí ha de ser discutido es el de saber cómo las relaciones de
producción, bajo el aspecto de relaciones jurídicas, tienen un desarrollo desi-
gual. Así por ejemplo, la relación del derecho privado romano (esto es
menos válido para el derecho penal y el derecho público) con la produc-
ción moderna.
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 145

145
7• Esta concepción se presenta como un desarrollo necesario. Pero —justi-
ficación del azar—. Cómo (entre otras cosas, también de la libertad). Influen-
cia de los medios de comunicación. La historia universal no siempre existió;
la historia como historia universal es un resultado.

8• El punto de partida está dado naturalmente por las determinaciones natura-


les; subjetivamente y objetivamente. Tribus, razas, etcétera.

EL ARTE GRIEGO Y LA SOCIEDAD MODERNA

En lo concerniente al arte, ya se sabe que ciertas épocas de florecimiento artís-


tico no están de ninguna manera en relación con el desarrollo general de la
sociedad, ni por consiguiente, con la base material, con el esqueleto, por así
decirlo, de su organización. Por ejemplo, los griegos comparados con los moder-
nos, o también Shakespeare. Respecto de ciertas formas del arte, a la épica por
ejemplo, se le reconoce directamente una vez que hace su aparición en la pro-
ducción artística como tal, ya que las formas del arte no pueden producirse
nunca en su forma clásica, en la forma que hace época mundialmente; se admi-
te así que en la propia esfera del arte, algunas de sus creaciones insignes son
posibles solamente en un estadio poco desarrollado del desarrollo artístico. Si
esto es verdad en el caso de relación entre los distintos géneros artísticos en el
ámbito del propio arte, es menos sorprendente que lo mismo ocurra en la rela-
ción entre el dominio total del arte y el desarrollo general de la sociedad. La
dificultad consiste tan sólo en formular una concepción general de estas contra-
dicciones. Si no bien son especificadas, resultan esclarecidas.
Tomemos, por ejemplo, la relación del arte griego y luego, el de Shakespeare
con la actualidad. Es sabido que la mitología griega no fue solamente el arse-
nal del arte griego, sino también su tierra nutricia. La idea de la naturaleza y de
las relaciones sociales que está en la base de la fantasía griega y, por lo tanto,
del arte griego, ¿es posible con los self-actors, las locomotoras y el telégrafo
eléctrico? (A qué queda reducido Vulcano aliado de Roberts et. Co., Júpiter al
lado del pararrayos y Hermes frente al Credit Mobilier? Toda mitología some-
te, domina, moldea las fuerzas de la naturaleza en la imaginación y mediante
la imaginación y desaparece por lo tanto cuando esas fuerzas resultan real-
146 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

mente dominadas. ¿En qué se convierte Fama frente a la Printinghouse square?


El arte griego tiene como supuesto la mitología griega, es decir, la naturaleza
y las formas sociales ya modeladas a través de la fantasía popular de una
manera inconscientemente artística de la naturaleza (aquí la palabra naturale-
za designa todo lo que es objetivo, comprendida la sociedad). La mitología
egipcia no hubiese podido jamás ser el suelo, el seno materno del arte griego.
Pero de todos modos era necesaria una mitología. Incompatible con un desa-
rrollo de la sociedad que excluya toda relación mitológica con la naturaleza,
toda referencia mitologizante a ella, y que requiera por tanto del artista una
fantasía independiente de la mitología.
Por otra parte, ¿sería posible Aquiles con la pólvora y el plomo?¿O, en
general, la Ilíada con la prensa o directamente con la impresora? Los cantos y
las leyendas, las musas, ¿no desaparecen necesariamente ante la regleta del
tipógrafo y no se desvanecen de igual modo las condiciones necesarias para la
poesía épica?
Pero la dificultad no consiste en comprender que el arte griego y la epope-
ya estén ligados a ciertas formas del desarrollo social. La dificultad consiste
en comprender que puedan aún proporcionarnos goces artísticos y valgan, en
ciertos aspectos, como una norma y un modelo inalcanzables.
Un hombre no puede volver a ser niño sin volverse infantil. Pero, ¿no dis-
fruta acaso de la ingenuidad de la infancia, y no debe aspirar a reproducir, en un
nivel más elevado, su nivel más elevado, su verdad? ¿No revive en la naturaleza
infantil el carácter propio de cada época de su verdad natural? ¿Por qué la infan-
cia histórica de la humanidad, en el momento más bello de su desarrollo, no
debería ejercer un encanto eterno, como una fase que no volvería jamás? Hay
niños mal educados y niños precoces. Muchos pueblos antiguos pertenecen a
esta categoría. Los griegos eran niños normales. El canto que encontramos en
su arte no está en contradicción con el débil desarrollo de la sociedad en que
maduró. Es más bien su resultado; en verdad está ligado indisolublemente al
hecho de que las condiciones sociales inmaduras en que ese arte surgió, y que
eran las únicas en que podía surgir, no pueden volver jamás.
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 147

147
Cuestionario

11. ¿En qué consiste la crítica de Marx al naturalismo?


22. ¿Cuál es el punto de partida según Marx?
33. ¿Qué se entiende por producción en general?
44. ¿En qué consiste el historicismo de los “economistas modernos”?
55. ¿Cuáles son las determinaciones generales de la producción?
66. ¿Cuál es la crítica a las “vulgares tautologías” de los economistas burgueses?
77. ¿Cómo explica Marx la producción en cuanto a totalidad “silogismo con
todas las reglas”?
88. ¿En qué consiste la identidad de la producción y consumo?
99. ¿Cuál es el movimiento mediador entre producción y consumo?
10. ¿Cuáles son las dos maneras en que el consumo produce la producción?
11. ¿Qué es lo que proporciona, crea y determina la producción?
12. ¿Cómo aparece la distribución en los “tratados corrientes” de economía,
según Marx?
13. ¿Qué es lo que determina la organización de la distribución?
14. ¿Cómo considera Ricardo a la distribución?
15. ¿Qué es la distribución según Marx?
16. ¿Qué papel juega el modo de producción?
17. ¿Cómo define Marx el cambio y la circulación?
18. ¿Cuál es la conclusión a que llega Marx?
19. ¿Cuál fue el camino que siguieron los economistas del siglo XVIII?
20. ¿En qué sentido afirma Marx que los métodos que se elevaron de lo simple
a lo complejo son los métodos correctos?
21. ¿Cómo define Marx lo concreto?
22. ¿En qué sentido lo concreto aparece como resultado y en qué otro como
punto de partida?
23. ¿Cuál es la ilusión hegeliana?
24. ¿Qué diferencia hay entre la categoría más concreta y el concreto más
desarrollado?
25. ¿Cómo actúa la determinación histórica aún en el caso de las categorías
más abstractas?
148 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

26. ¿Cómo se puede entender la tesis de que la anatomía del hombre es la


clave para la anatomía del mono?
27. ¿Cómo se explica en consonancia, la tesis de que los indicios de las formas
superiores en las especies animales inferiores pueden ser comprendidos
sólo cuando se conoce la forma superior?
28. ¿Qué papel juega la producción en todas las formas de sociedad burguesa?
29. ¿Qué diferencia hay entre el orden de sucesión de las categorías en el curso
del desarrollo histórico y la articulación interna en los diversos estadios
de la sociedad?
30. ¿Cuáles son las fases en que Marx divide su estudio de la sociedad bur-
guesa?
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 149

149

ANEXO II
150 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 151

151

LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO
CONCRETO EN PRINCIPIOS DE LA
LÓGICA DIALÉCTICA
Por Ilienkov

SOBRE EL MÉTODO MARXISTA

La dificultad principal que presentan muchos problemas relacionados con el


proceso de la cognición y las diversas contradicciones del mismo estriban en lo
compleja que resulta la correlación entre lo singular y lo general, entre lo senso-
rial y lo racional, entre lo inmediato y lo mediato. Lo que constituye la esencia
del conocimiento es la elevación de lo singular a lo general, del fenómeno a la
ley. Como quiera que lo singular y lo general son contradicciones y entre lo uno
y lo otro no hay un nexo directo, inmediato, surgen dificultades.
Uno de los aspectos de este problema general es el de la relación entre lo
abstracto y lo concreto. El camino que lleva al conocimiento del mundo objeti-
vo pasa por la abstracción. Hablando de manera figurada cabe decir que la
abstracción, en forma de concepto, leyes, ecuaciones matemáticas, etc., forma
el collado por el que es indispensable pasar para que la realidad, de apariencia
caótica al principio, se ofrezca a la mirada humana como una unidad de fenó-
menos y procesos intercondicionados y correlacionados. Otro camino de cogni-
ción, no existe. Ahora bien, si esto es así, aquí chocamos de nuevo con la
contradicción común a todo el conocimiento que presenta, en el caso dado, una
de sus manifestaciones: la contradicción entre lo abstracto y lo concreto, pues la
abstracción implica alejarse de lo concreto, apartarse de la viva multiplicidad de
la naturaleza. El objetivo del conocimiento es ver la realidad en lo que ésta
tiene de concreta; pero a dicho objetivo se llega únicamente mediante la abs-
tracción, es decir, alejándose de lo concreto. En eso radica la profundísima
contradicción del proceso del conocer.

151
152 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Ahora bien, ¿qué es lo concreto y qué es lo abstracto, qué rasgos lo caracte-


rizan? Lo concreto es la integridad de una cosa, de un fenómeno, en la multipli-
cidad de sus propiedades y determinaciones, en la interacción de todos sus
aspectos y partes. Toda cosa posee numerosas facetas y partes y existe sólo
como integridad en la diversidad de sus manifestaciones, diversidad en que
todos sus elementos se hallan concatenados entre sí y se condicionan recíproca-
mente. “Lo concreto es concreto —dice Marx— porque constituye la síntesis
de numerosas determinaciones, o sea una unidad de lo diverso.”1
Fuera de esta “unidad de lo diverso”, lo concreto no existe. El árbol dado, el
hombre dado son concretos, y es concreta toda la naturaleza, la naturaleza como
un todo. El árbol, el hombre, tienen diferentes particularidades; también la na-
turaleza presenta muchas cualidades y propiedades que le son inherentes, pero
el árbol, el hombre y la naturaleza son concretos porque existen únicamente
como unidad de lo diverso, como sistema de nexos y relaciones.
Lo concreto no es sólo la integridad de una cosa o de un fenómeno, sino la
integridad de los nexos y relaciones de la cosa o del fenómeno con otras cosas
y fenómenos, de sus concatenaciones naturales con las condiciones en que
existen. El árbol, por ejemplo, es concreto no sólo porque constituye una
unidad de aspectos y propiedades, sino, además, porque constituye un todo
indisoluble con las condiciones de su existencia: con el suelo, el clima, el aire,
etc. Al hombre también se le puede comprender como conjunto de relaciones
sociales, en conexión con toda la sociedad.
Si de estas condiciones aislamos las cosas y los fenómenos, unas y otros
dejan de ser lo que son. Al margen de las condiciones aludidas, las cosas y los
fenómenos no pueden ser concebidos como algo concreto. De ahí que del
concepto de lo concreto como integridad, como unidad, formen parte, tam-
bién, la conexión y las relaciones del fenómeno dado con otros fenómenos al
margen de los cuales el primero resulta inconcebible.
Otros son los rasgos que caracterizan a lo abstracto. Lo abstracto es una
parte de un todo, extraída de él y aislada de todo nexo e interacción con los
demás aspectos y relaciones del todo. Es este rasgo capital lo que hace de la
abstracción el contrario de lo concreto. Así, por ejemplo, el electrón es una

1
C. Marx, Contribución a la crítica de la economía política, p. 213.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 153

153
abstracción respecto al cuerpo complejo, pues sólo constituye una parte de
este último, del que lo separamos mentalmente para comprender un fenóme-
no concreto complejo. El monopolio también es una abstracción respecto al
imperialismo como conjunto concreto de propiedades y cualidades, abstrac-
ción artificialmente sacada de este conjunto con el mismo fin.
Cuando hablamos de la abstracción como producto de la consideración
aislada y consciente de una parte, de un aspecto, de una propiedad, de una
relación respecto a un todo concreto, no sometemos a ninguna violencia los
fenómenos y procesos reales ni actuamos de manera arbitraria. El que, de un
todo, podamos abstraer una parte o relación, se explica por la existencia real
de dichas partes o relaciones. El electrón es tan real como un cuerpo material
complejo compuesto de electrones y otras partículas materiales. El monopo-
lio es tan real como la forma imperialista del capitalismo en su conjunto. La
naturaleza es, a la vez, concreta y abstracta. Por este motivo, la actividad
analítica del pensar —principal recurso del proceso de abstracción— y su
actividad sintética, que aparece como medio para reproducir un todo en sus
conexiones, se apoyan igualmente en las propiedades y particularidades de la
propia realidad objetiva.
La diferencia entre lo concreto y lo abstracto no es absoluta sino relativa.
Lo concreto en una conexión puede ser abstracto en la otra y viceversa. Respec-
to al átomo, la molécula es algo concreto; pero respecto a un cuerpo más com-
plejo, es abstracta, pues sólo constituye una parte, un aspecto de dicho cuerpo.
El que algo deba ser considerado como abstracto o concreto depende del nivel
a que se haya llegado en el complejo proceso de análisis e investigación de los
fenómenos, pues dichas categorías, como contrarios, pasan de una a otra en el
curso de la cognición: lo abstracto se hace concreto; lo concreto, abstracto.
Para comprender la dialéctica de lo abstracto y de lo concreto en el cono-
cimiento, es necesario, ante todo, subrayar su contradicción. La contradicción
de dos aspectos, tendencias y procedimientos del conocer, encuentra su ex-
presión en los conceptos de “abstracto” y “concreto”. Lo concreto, en el co-
nocimiento, es un todo reproducido en el pensar; lo abstracto, no es más que
una parte unilateral de un todo. Lo concreto es la realidad aprehendida en
carne y hueso; lo abstracto, es el ámbito de los aspectos, propiedades, rasgos,
objetos, etc., singulares aislados del todo.
154 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

La contradicción entre lo concreto y lo abstracto suele verse también en


el hecho de que lo primero es percibido de manera directa, es visible, tangible;
en cambio, lo segundo no es visible, no es tangible y llega a ser conocido tan
sólo de manera mediata, por vía indirecta. En cierto sentido, esto es verdad,
pues en la contemplación sensorial, los objetos se nos presentan de manera
directa en lo que tienen de concretos, tangibles, cosa que no puede decirse
respecto a la abstracción. No cabe, sin embargo, conferir valor absoluto a
semejante contradicción. Es erróneo entender que sólo puede ser concreto lo
que es sensorialmente perceptible y que todo lo demás es abstracción. Si ésta
se entendiera tan sólo como articulación de ciertos caracteres generales inhe-
rentes a una masa de objetos, la contradicción apuntada entre lo abstracto y
lo concreto sería pertinente. En este caso, lo perceptible por los sentidos sería
sinónimo de concreto y la reproducción de los fenómenos con ayuda del pen-
sar, sería sinónimo de abstracto. Esto explica que la concepción indicada de
lo abstracto y lo concreto no pase de ser una confrontación superficial de
dichas categorías. Pero la lógica dialéctica entiende la abstracción de manera
mucho más profunda y la define como proceso en que se refleja la esencia, la
ley de las cosas. Si la abstracción es un procedimiento para llegar a conocer la
realidad, la ley de los fenómenos, es evidente que al margen de la actividad
abstractiva del pensar no es posible poseer un concepto de los mismos.
Tenemos, por tanto, que el ser tangible, el ser directamente perceptible,
no puede considerarse como rasgo fundamental de lo concreto, pese a que, en
cierta medida, le es inherente.
El conocimiento se desarrolla en forma de dos contraposiciones polares.
Se trata del movimiento del pensar que va de lo concreto a lo abstracto y de lo
abstracto a lo concreto. Este carácter contradictorio del conocimiento da ori-
gen a varias dificultades que lleva a tergiversar la esencia de la cognición y de
las leyes de su desarrollo si no se comprende el carácter dialéctico de las
correlaciones existentes entre lo abstracto y lo concreto.
De ahí que surjan soluciones de distinto género respecto a la idoneidad de
la cognición científica para reflejar y reproducir el mundo concreto objetivo;
nos encontramos con tales dudas, por ejemplo, cuando intentamos generali-
zar las peculiaridades de la ciencia moderna y de sus métodos de investiga-
ción. Algunos científicos hablan del abismo creciente que se da entre la ciencia
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 155

155
y la realidad concreta, pues la ciencia —añaden— se hace abstracta y resulta
inaccesible al sentido común. Según ellos, el mundo de la ciencia y el mundo
de la realidad se alejan uno del otro incesantemente. Cuanto más abstractos
llegan a ser los conceptos y fórmulas del mundo, tanto menos concreta y
vívida aparece ante la mirada del hombre la imagen de la naturaleza. De ello
los científicos aludidos intentan sacar la conclusión de que ha surgido un
conflicto irreductible entre lo concreto y lo abstracto, y ven en él menos que
una tragedia de los procedimientos contemporáneos de conocimiento y de la
concepción del mundo.
En el mismo volumen de la revista Erkenntnis en que se proclamó la “re-
volución” en filosofía y el programa de la nueva lógica, publicó Reichenbach
el artículo “Valor filosófico de la física moderna” en el cual afirmaba que se
había producido una extraña disensión entre el mundo de la ciencia y la vida
corriente, la realidad inmediata, y cargaba en la cuenta de los filósofos toda la
culpa de que ello fuera así. Explicaba la causa de esa disensión por el hecho
de que los filósofos intentan aplicar a la física moderna los conceptos abstrac-
tos de causalidad, sujeción a leyes, espacio, etcétera, como se hacía antes
mientras que la ciencia natural haya dejado de ser “metafísica”, es decir, no
puede acomodarse a tales categorías filosóficas. Para acabar con la disensión
entre la ciencia y la realidad concreta, Reichenbach propuso admitir que una
y otra constituyen el ámbito de nuestras vivencias humanas. En esto —afir-
ma— radica la unidad entre la ciencia abstracta y la realidad concreta.

Sólo las vivencias —escribió— y su regulación en una teoría coherente son idóneas para
expresar el contenido de la investigación contemporánea de la naturaleza.2

Esta solución positivista del problema desdeña grandes recursos del cono-
cimiento: los conceptos abstractos y las categorías, sin los cuales es imposible
toda ciencia natural así como todo conocimiento científico.
La misma contraposición entre ciencia abstracta y mundo concreto se
encuentra en Russell y en muchos otros filósofos burgueses. Esta contraposi-
ción de lo abstracto y lo concreto, la circunstancia de que la ciencia, con sus

2
Erkenntnis, tomo I, 1930, p. 69.
156 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

fórmulas matemáticas abstractas, parezca alejarse cada vez más del mundo
concreto, inquieta también a los científicos ocupados directamente en la in-
vestigación de la naturaleza. La causa de que ello ocurra estriba no sólo en
una falta de sagacidad para ver la interconexión dialéctica entre lo abstracto y
lo concreto, sino, además, en la complejidad real de los métodos contemporá-
neos de investigación, que hacen posible que surja la ilusoria idea de que el
saber científico, por su carácter abstracto, no es un reflejo del mundo objeti-
vo. Más adelante volveremos sobre este problema, pues en él se ve con meri-
diana claridad cómo, en el presente caso, la fuente del error radica en no saber
superar —recurriendo al planteamiento dialéctico del problema sobre lo abs-
tracto y lo concreto—, las contradicciones reales y las dificultades engendra-
das por el desarrollo de la ciencia.
Tenemos, por tanto, que la esencia del problema examinado está clara.
Toda la cuestión estriba en comprender rectamente la naturaleza dialéctica de
la contradicción entre lo abstracto y lo concreto y en elucidar, también en esta
relación, la verdadera lógica del movimiento del conocer. Intentaremos exa-
minar esta lógica en el plano del desarrollo singular (individual) del proceso
de cognición y en el plano de su desarrollo histórico. Ambos aspectos son
importantes no sólo porque existen realmente como esferas hasta cierto pun-
to independientes del conocer sino, además, porque también en este proble-
ma lo lógico y lo histórico coinciden.

LA CORRELACIÓN ENTRE LO CONCRETO Y LO ABSTRACTO EN EL PROCESO


SINGULAR DEL CONOCIMIENTO

La parte capital y más difícil del problema que examinamos radica en lo con-
creto. Llegar a conocer un fenómeno en lo que tiene de concreto es difícil y
complicado. Desde luego, la abstracción tiene una base escondida, invisible,
está vinculada a las relaciones esenciales de las cosas, por lo que no es fácil, ni
mucho menos, la labor de la actividad abstractiva del pensar. Por otra parte, al
plantear este problema es indispensable recordar que la cognición es un pro-
ceso en el cual lo abstracto y lo concreto se hallan trabados en una unidad.
Precisamente por constituir dos aspectos o formas de un mismo proceso es
importante destacar la parte a la que, en última instancia, se halla subordina-
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 157

157
do todo el proceso. Esa parte es lo concreto. Pues el fin del conocimiento no
consiste únicamente en descubrir las leyes de la realidad, sino, además, en
explicar, por medio de dichas leyes, los fenómenos que nos rodean. Las leyes
de la ciencia sólo justifican su designación cuando cumplen esa función, cuando
son de utilidad en el hacer práctico, cuando facilitan la acción práctica sobre
el mundo objetivo.
Esto significa que la abstracción con que se destacan algunos aspectos
—los más esenciales— de la multiplicidad de lo concreto, no pasa de ser un
recurso necesario para que pueda cumplirse el objetivo capital de la cogni-
ción: reproducir los fenómenos en lo que tienen de concretos, captando sus
nexos y relaciones con otros fenómenos. A la luz de lo dicho, es posible com-
prender las quejas de los científicos que, habiéndose remontado a las cumbres
de la abstracción, sienten un imperioso anhelo de descender, por decirlo así, a
la tierra y conectar lo abstracto con lo concreto para llegar a comprender la
naturaleza concreta en lo que tiene de carne y hueso. En este anhelo ha de
verse, forzosamente, una justa y sana comprensión de la esencia y de los fines
del conocimiento.
Todo el camino indirecto que recorre la cognición, es decir, el que se
aparte de lo concreto para dirigirse hacia las abstracciones, se hace únicamen-
te para poder reflejar mejor lo concreto en el pensar, para poderlo reflejar de
manera más honda y adecuada. En este sentido afirmamos que el momento
central en el problema de la correlación entre lo abstracto y lo concreto es lo
concreto y que el conocimiento de lo concreto constituye la parte más com-
pleja del objetivo global.
Será útil recordar, en relación con el problema que nos ocupa, las ideas
expuestas por Hegel en su excelente artículo titulado “¿Quién piensa de ma-
nera abstracta?” Nada hay más fácil que pensar de manera abstracta, dice
Hegel, refiriéndose, ante todo, al pensar unilateral que se circunscribe a algu-
na parte, propiedad o cualidad del fenómeno y no tiene en cuenta los nexos de
todas las facetas, propiedades y cualidades del mismo ni sus relaciones con
los otros fenómenos, nexos y condiciones que le dan origen. Esta manera de
pensar es corriente en la vida cotidiana. Hegel presenta de ello varios ejem-
plos como los que recogemos a continuación:
158 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Conduce a un asesino al patíbulo. La muchedumbre ve en él sólo al asesino sin pensar en el


cúmulo de circunstancias que le han situado en la senda del crimen. Esto significa pensar de
manera abstracta.3

Otro de sus ejemplos, dice:

—¡Eh vieja! ¡Vendes huevos podridos! —dijo una compradora a una vendedora.

—¿Qué? —saltó ésta— ¿Mis huevos están podridos? ¡Tú si estás podrida! ¿La del padre
comido por los piojos y la de la madre que tuvo trato con los franceses? ¿Tú, la de la abuela
que murió en el asilo? ¡Miradla, ha gastado una sábana entera para hacerse un pañuelo! ¡Ya
sabemos, claro, de dónde sacas todos esos sombreritos y trapitos! ¡De no ser por los
oficiales, las que son como tú no lucirían esas galas! Las mujeres decentes se ocupan de sus
casas y para las que son como tú, el mejor sitio es la cárcel ¡Mejor sería que te zurcieras los
agujeros de las medias! —En fin, la vendedora no puede admitir que la compradora tenga
ni asomos de alguna cualidad. Piensa de manera abstracta: resume todo lo que ve en la
compradora o sabe de ella, empezando con los sombreros y acabando con las sábanas, de
pies a cabeza, sin olvidarse de su padre ni de la demás parentela, la única luz del delito que
aquélla ha cometido: haber dicho que los huevos estaban podridos. Todo resulta matizado
por el color de esos huevos podridos.4

También en la ciencia se da el enfoque unilateral de la abstracción cuan-


do, para alcanzar un determinado conocimiento, se destaca alguna propiedad
de la naturaleza haciendo caso omiso de otras propiedades, de sus nexos e
interacción, de su desarrollo, de su paso a nueva calidad, etc. Hegel tiene
razón cuando critica que se atribuya valor absoluto al proceder abstracto del
conocimiento, pues la abstracción es sólo un camino, un peldaño hacia lo
concreto; tiene razón, asimismo, al recalcar que es difícil reproducir lo con-
creto en el pensar como objetivo último y fin de la cognición.
Ahora necesitamos puntualizar la definición de lo concreto. En las pági-
nas anteriores nos hemos referido a lo concreto independientemente del lu-
gar, del tiempo y del grado en que se da cuando el entendimiento lo capta.
Pero si examinamos todo el proceso de la cognición, veremos que en el pen-
sar, lo concreto se refleja dos veces: al comienzo y al fin de la cognición, en el
3
Véase Hegel, “Problemas de filosofía”, ¿Quién piensa de manera abstracta?, núm. 6, p. 139.
4
Ibid., p. 140.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 159

159
punto inicial del proceso y en su punto final. Lo concreto, en esos dos mo-
mentos, no es lo mismo. De este hecho no cabe inferir, desde luego, que el
pensamiento, al efectuar su trabajo —tan complejo— se encuentre con dos
realidades concretas. La realidad es una y existe como realidad concreta, como
unidad de la diversidad. Pero en el proceso de tal cognición, lo concreto en las
diferentes etapas —al principio y al final del proceso— no es lo mismo.
El punto de partida del conocimiento es la realidad objetiva, concreta, y
el pensamiento realiza todas sus operaciones con esta realidad, con el mate-
rial de la misma. Ahora bien, en las diferentes etapas del conocimiento, la
realidad concreta se refleja de manera distinta. Nada sabríamos de ella si pri-
meramente no nos fuera dada en la contemplación sensorial, en nuestras sen-
saciones. Lo concreto se ofrece directamente a la contemplación sensorial; en
este sentido, lo definimos como lo perceptible y visible directamente. La cog-
nición sólo puede iniciarse partiendo de eso concreto, de eso dado de manera
inmediata y visible, tangible. Pero lo concreto sensorial, en dicho estadio del
conocimiento, aún no puede aparecer como unidad de fenómenos diversos,
pues dicha unidad se halla sustraída a la mirada directa y sólo puede ser apre-
hendida mediante abstracciones, mediante la formulación de leyes, concep-
tos, hipótesis, etcétera.
Por esta razón, de lo concreto en dicho estadio tanto puede decirse que es
visible como no lo es. Es visible en sus manifestaciones concretas, en su exte-
rior, pero no lo es como lo concreto, en que las manifestaciones externas e
inmediatas se hallan ligadas a su esencia interna, a las leyes de su existencia y
desarrollo. Ahora bien, el conocimiento de lo concreto en este nivel constitu-
ye el objetivo de la cognición auténticamente científica. En el estado senso-
rial del conocimiento, lo concreto es visible y asequible, pero ello se paga
desconociendo su esencia; por tanto, la condición de ser accesible directa-
mente, presupone que en el conocer se dan elementos de comprensión iluso-
ria de los fenómenos, engañosa, a menudo profundamente errónea. Lo concreto,
visible y tangible, ha de ser radiografiado por abstracciones —como por unos
rayos “x” mentales sui generis— para descubrir con ello su escondida base, su
esencia, y luego llegar a conocerlo como lo concreto en que la manifestación
externa y su esencia se hallan indisolublemente ligadas entre sí. Lo concreto
con estas características se da en el estudio final del proceso de cognición.
160 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Pero, entonces, no se trata ya de algo concreto sensorial, sino mental, fecun-


dado por el conocimiento gracias a las abstracciones de la esencia, de la re-
cóndita base de las cosas.
Resulta, pues, que si tomamos un proceso singular de conocimiento, sus
polos contrapuestos son —ambos— lo concreto; pero lo concreto en un polo
es distinto de lo concreto en otro polo; en uno tenemos lo concreto
sensorialmente percibido; en otro, lo concreto mental. En el camino que va
de un polo a otro se encuentra la abstracción. En el estadio de la percepción
sensorial de la realidad, el conocimiento recibe los datos, el material sin el que
no puede avanzar ni un paso. En el estadio del pensar abstracto, se busca lo
que constituye la base, la unidad de la diversidad. En el estadio de la repro-
ducción mental de lo concreto, el círculo en cierto modo se cierra en el punto
de partida, pero sobre una nueva base: la diversidad se nos presenta ya no
como un conjunto caótico de aspectos y relaciones, sino como una unidad
“organizada”, subordinada a determinadas leyes. Lo concreto mentalmente
reproducido aparece ya no en forma de suma de diversos datos, observacio-
nes, hechos, proposiciones separadas, etc., sino como un saber sobre fenóme-
nos iluminados por una idea única.
Como vemos, el acto de alejarse de lo concreto, en el primer estadio del
proceso de la cognición, presenta una doble naturaleza: es alejarse para aproxi-
marse mejor a lo concreto. O, como escribió Lenin: “El movimiento de la
cognición hacia el objeto sólo puede ir, siempre, dialécticamente; se aparta
para acertar con más seguridad...”5
Con esta proposición se resuelve el problema principal concerniente a la
correlación entre lo abstracto y lo concreto. La dialéctica de dicha correlación
es tal que el paso de lo concreto sensorial a lo abstracto no nos aparta, en
esencia, del mundo concreto, sino que nos acerca a él en el sentido de que lo
llegamos a conocer más hondamente, en su esencialidad, y sólo habiendo
descubierto por medio de abstracciones la esencia de los fenómenos, pode-
mos luego conocerlos en lo que tienen éstos de concreto. El movimiento del
conocer en la forma indicada de contradicciones polares, el paso de la forma
de percepción concreta de la realidad a la forma contraria de abstracción, no

5
V. I. Lenin, Obras, tomo XXXVIII, p. 275.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 161

161
sólo no separan la realidad respecto al mundo de las formas científicas abs-
tractas, sino que, por el contrario, constituyen un procedimiento para lograr
que una y otra se aproximen coincidan.
Por ejemplo, cuando en el proceso del conocimiento pasamos de la per-
cepción de la oscilación caótica de precios en el mercado a la abstracción de
valor o, bien, cuando nos elevamos de la percepción de la masa de cuerpos
materiales diversos a la abstracción de la materia, nos alejamos de lo concre-
to; pero este modo de alejarse de lo concreto es, en realidad, una manera de
acercarse a ello, es el procedimiento para llegar a conocerlo. El haber estable-
cido este hecho deja sin base alguna la afirmación de que el movimiento del
pensar desde lo sensorial concreto hacia lo abstracto (hacia la ley, el concep-
to, la fórmula científica, la ecuación matemática) significa apartarse de mane-
ra absoluta del mundo visible concreto. En realidad, este movimiento, sujeto
a la ley del pensar, tiene un sentido directamente contrapuesto.
“El significado de lo general —escribió Lenin— es contradictorio: es un
significado muerto, adulterado, incompleto, etc., pero es un paso hacia el co-
nocimiento de lo concreto...”6
“Lo abstracto es un paso hacia lo concreto”; esta fórmula dialéctica pone
de relieve la interpenetración que existe entre las formas contrapuestas del
movimiento del pensar. Es una fórmula opuesta a la concepción metafísica
de la relación entre las formas aludidas en el sentido de que lo abstracto es,
tan sólo, un alejamiento de lo concreto, cuando, en realidad, constituye una
unidad de “alejamiento” y “aproximación” o bien de un alejamiento para sal-
tar mejor hacia adelante, para comprender mejor lo concreto.
Así como la fase inicial del proceso del conocer se efectúa en forma de
transición desde lo concreto sensorial a lo abstracto, la fase siguiente consiste
en pasar de lo abstracto a lo concreto; es decir, el ulterior movimiento de la
cognición posee, también, carácter dialéctico. La abstracción no constituye
un fin en sí, sino un medio, un recurso para entrar en conocimiento de los
fenómenos en lo que éstos tienen de concreto. Por este motivo, alcanzando el
nivel necesario de abstracción, cuando la esencia de los fenómenos, su ley,
están descubiertas, el pensamiento comienza a moverse en dirección inversa,

6
Idem.
162 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

desde lo abstracto a lo concreto, para reflejar lo concreto a base de la abstrac-


ción alcanzada, uniendo la diversidad de propiedades y facetas de la cosa.
Esta última fase del proceso de la cognición, que puede definirse como ascen-
sión de lo abstracto a lo concreto, es de importancia extraordinaria y requiere
un examen más circunstanciado. Dos son las cuestiones que se presentan en
este caso de especial significado: 1. la que trata del punto de partida de dicha
ascención, y 2. la que trata del modo en que la ascención se realiza.

COMIENZO DE LA ASCENSIÓN QUE LLEVA DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO

Después de haber encontrado, mediante la abstracción, cierto aspecto o cier-


ta propiedad de la cosa para caracterizar lo que constituye la base esencial y la
unidad de todas las manifestaciones de la cosa dada, comienza el proceso de
ascensión que lleva de este momento abstracto hasta lo concreto. Pero, ¿qué
representa lo abstracto mismo que sirve de momento inicial en el proceso de
ascención hacia lo concreto? Su rasgo capital estriba en que lo abstracto, en
este caso, expresa —aunque sea de manera unilateral— la esencia, la base del
fenómeno investigado. Tal es el sentido del movimiento de lo sensorial con-
creto a lo abstracto.
En el proceso de análisis son posibles distintos grados de abstracción de
lo concreto, es posible obtener abstracciones distintas. Así, por ejemplo, se
comprende que cuando se trata de un organismo tan complejo como es la
sociedad —cuyo ser se manifiesta en una multiplicidad de esferas: economía,
política, ideología, moral, etc., cada una de las cuales, a su vez puede descom-
ponerse en numerosos aspectos y partes— no resulta fácil hallar la abstrac-
ción inicial. Un fenómeno social como la clase, es una abstracción respecto al
organismo social como un todo. Pero la clase misma es algo complejo; para
comprenderla, es necesario separar, a su vez, los aspectos más esenciales de
la misma, al margen de los cuales el concepto de clase no puede resultar claro
y concreto. Nos encontramos, en este caso, con el problema concerniente al
carácter relativo de los conceptos de concreto y abstracto. Sin tomar en con-
sideración este carácter, es imposible resolver el problema de cuáles son los
rasgos que han de caracterizar la abstracción inicial.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 163

163
En efecto, el concepto de clase social es una abstracción respecto a la
sociedad en su conjunto, pero respecto a varios caracteres distintivos de las
clases, el concepto aludido resulta extraordinariamente concreto. Recorde-
mos la definición de clase, dada por V. I. Lenin:

Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan
en un sistema de producción social, históricamente determinado, por las relaciones en que se
encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que en gran parte quedan
establecidas y formalizadas en las leyes), por el papel que desempeñan en la organización
social del trabajo y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben la parte
de la riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales
puede apropiarse del trabajo del otro, por ocupar puestos diferentes en un régimen determi-
nado de economía social.7

Como vemos, la clase es un fenómeno complejo, y la investigación de tal


objeto ha de pasar por todos los estadios arriba indicados, o sea, ha de ir de lo
concreto a lo abstracto y luego ha de elevarse de lo abstracto a lo concreto.
De ahí que, la clase no pueda ser la abstracción inicial en el conocimiento de
la sociedad, dado que ella misma constituye un fenómeno concreto y comple-
jo. A continuación intentaremos analizar ese objeto con el fin de descubrir la
abstracción inicial.
El examen del concepto de clase desde el punto de vista que a nosotros
nos interesa es importante, además, porque los enemigos contemporáneos del
marxismo procuran confundirlo por todos los medios. Esforzándose por de-
mostrar que en la sociedad capitalista de nuestros días se han borrado ya o se
están borrando las diferencias entre clases antagónicas o, bien, que de existir
éstas, es ya sobre una base distinta de la indicada por el marxismo, los enemi-
gos de esta doctrina hacen caso omiso conscientemente, de los aspectos deci-
sivos del concepto de clase y lo expurgan por completo de todo contenido
social. Llevan la abstracción hasta el extremo que se pierde la cualidad espe-
cífica de la clase como fenómeno histórico-social.
De la citada definición leninista de clase se sigue que las clases sociales
están caracterizadas, por lo menos, por cinco rasgos o facetas: 1. son grandes

7
Lenin, V. I., Obras escogidas, pp. 612-613.
164 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

grupos de hombres; 2. estos hombres se diferencian entre sí por el lugar que


ocupan en un sistema de producción social, históricamente determinado;
3. por las relaciones en que se encuentran respecto a los medios de produc-
ción; 4. por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo y
5. por el modo de la proporción en que perciben la parte de la riqueza social.
A esto hay que añadir otro rasgo específico para las clases de las formaciones
antagónicas: unas clases se apropian de los frutos del trabajo de otras.
Es preciso abstraer del todo, de lo concreto, cada una de estas partes para
que sea posible investigar lo que la clase es. En parte hemos examinado ya
este objetivo de la cognición al tratar el problema del análisis y de la síntesis.
Hemos visto, allí, que el fin del análisis estriba en descomponer un todo y
hallar las facetas más esenciales con las que luego ese todo puede volver a
unirse. A esto se limita la misión del análisis. Ahora, cuando lo que se inves-
tiga es el problema que trata de la correlación entre lo abstracto y lo concreto
—categorías íntimamente vinculadas al análisis y a la síntesis— el problema
no se limita ya, simplemente, a hallar y descubrir la esencia del todo, su aspec-
to esencial, por medio del análisis. Desde luego, esto también es importante
para resolver el problema de lo abstracto y de lo concreto; sin el análisis no
hay modo de separar de lo abstracto lo concreto. Pero el objetivo específico
de la abstracción estriba, en este caso, en separar, mediante el análisis, el
aspecto esencial que pueda desempeñar el papel de abstracción inicial en la
vía ascendente de lo abstracto a lo concreto. Ahora bien, esto significa que la
abstracción inicial ha de caracterizarse por algunas propiedades nuevas, com-
plementarias aparte de la que les es esencial: expresar de manera abstracta,
pura, la esencia de la cosa, del fenómeno, del proceso.
Puede parecer, a primera vista, que cualquier carácter de clase es idóneo
para constituir la abstracción inicial desde la que se comienza la ascensión
hacia lo concreto. Pero esto es un error. Tomemos un rasgo de la clase social
como el del papel que desempeñan los hombres en la organización social del
trabajo. Se trata de un aspecto importante del concepto de clase; sin él no hay
clases; la burguesía por ejemplo, en la sociedad capitalista no cumple más que
una determinada función en la producción, pues, directamente o a través de
sus agentes, organiza, dirige, manda, etc. Los proletarios, al contrario, invier-
ten sólo su trabajo, no se ocupan de la organización del proceso productivo ni
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 165

165
lo dirigen. Pero, por importante que sea este rasgo de la clase social, no es el
más esencial y, es un rasgo mediato que está determinado por otros caracteres
de clase y se desprende de ellos. Dicha abstracción no puede ser, pues, inicial,
no puede servir de punto de partida para elevarse hacia la clase como unidad
de la diversidad.
Podemos tomar otro rasgo: las proporciones de la riqueza social que per-
ciben distintas clases. También este rasgo tiene un carácter mediato, está de-
terminado por otro factor. Sabemos por la historia de la ciencia que han existido
teorías cuyos autores veían la sociedad dividida en clases en dependencia del
modo de distribución de la riqueza social. Semejantes teorías no eran científi-
cas. Pues tomaban el efecto por la causa. El capitalista lo es no porque dirige
la producción, sino que, al contrario, dirige la producción por ser capitalista;
de modo análogo, de la riqueza recibe él la parte del león por su condición de
capitalista.
De lo dicho se sigue que la abstracción inicial ha de poseer, por lo menos,
dos cualidades: 1. ha de reflejar la esencia, la causa de la cosa, y 2. de ser una
abstracción límite, es decir, no alcanzada de manera mediata a través de otras
abstracciones, sino que, por lo contrario, ella misma ha de servir para que
puedan llegarse a conocer otras facetas y propiedades de los fenómenos. Di-
cho de otro modo, las abstracciones iniciales son conceptos en que se ha
alcanzado el límite en el acto de abstraer aplicado a una multiplicidad concre-
ta dada; se trata, por decirlo así, de una abstracción “última”, más allá de la
cual ya no cabe ir sin que ello redunde en perjuicio del reflejo adecuado del
fenómeno. Dichas abstracciones combinan, en sí, lo esencial, la causa con lo
elemental, con lo simple; simple en el sentido de que tales abstracciones son
un comienzo no desarrollado de un todo desarrollado y de ellas arranca una
serie de mediaciones, en el sentido de que son el manantial del que surge y se
desarrolla todo lo demás.
En el ejemplo examinado por nosotros, la abstracción inicial será la relación
de los hombres con los medios de producción, dado que es dicha relación la que
determina todo lo demás, todos los otros aspectos y rasgos de la clase social. La
proporción del ingreso social percibido por las diferentes clases lo mismo que el
lugar ocupado en la organización social del trabajo y la posibilidad de que una
clase explote a otra, se hallan condicionados por la faceta capital indicada, que
166 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

caracteriza la clase. Es ella la que facilita el conocimiento mediato, de todos


los demás caracteres de la clase social y los determina; por este motivo, en el
análisis la relación de los hombres con los medios de producción aparece
como lo sencillo, como el momento inicial del que se obtienen los demás
caracteres.
No obstante, la abstracción inicial, por acentuado que sea su carácter de abs-
tracción límite, ha de ser, al mismo tiempo, una “abstracción concreta”, es decir,
ha de ser, respecto a lo concreto, una abstracción que exprese, pese a todo, lo
cualitativamente específico de un fenómeno dado. La última abstracción, el co-
mienzo simple, ha de conservar la medida de la cosa; o sea: el grado de abstrac-
ción de lo concreto no puede ir tan lejos que en él se pierda la cualidad de la cosa
a investigar.
El concepto de “abstracción concreta” lo utilizamos, precisamente, en
dicho sentido. Así, en nuestro ejemplo, aun podríamos dar otro paso por el
camino de la abstracción y dejar a un lado las relaciones de las personas con
los medios de producción, destacando como abstracción límite las relaciones
entre las personas en el proceso de la organización técnica de la producción.
Diremos, a este propósito, que los apologistas contemporáneos del capitalis-
mo obran de dicho modo e intentan demostrar que no es la propiedad sobre
los medios de producción, sino que son las funciones cumplidas por los hom-
bres, la colocación de estos últimos en el proceso de la producción lo que
condiciona la pertenencia a una clase u otra. Semejante idea se halla bastante
extendida en las obras de la burguesía contemporánea y de los socialistas de
derecha. Según este criterio, dado el nivel actual en que se encuentra la orga-
nización de la sociedad, el papel de un determinado grupo social no está
definido ya por relaciones de propiedad sino por el lugar que dicho grupo
ocupa en la jerarquía técnica de los trabajadores de la producción. De ello se
sigue que, actualmente, lo característico no es la división de la sociedad en
burguesía y clases trabajadoras, sino la división en consonancia con el “orden
tecnocrático”.
No hay duda alguna de que en la sociedad presente se han producido
enormes cambios técnicos que han dado lugar a varios fenómenos nuevos
como, por ejemplo, el incremento —antes nunca visto— del número de diri-
gentes y organizadores así como de su papel en la producción. Sin embargo,
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 167

167
ello no ha modificado el hecho de que las riquezas fundamentales de un país
capitalista se hallan concretadas en manos de la burguesía, del Estado bur-
gués, y la clase dominante en el terreno económico es, asimismo, la clase
dominate en el terreno político. El fin perseguido con este modo de enfocar el
problema concerniente a la estructura de clase de la sociedad capitalista es
muy claro. Pero de este modo se infringen también las reglas lógicas de la
abstracción, se pierde la cualidad del fenómeno investigado. Por su cualidad
la organización técnica de la producción es ya un fenómeno distinto, no reúne
condiciones para expresar la esencia y lo cualitativamente específico de la
clase social, que tiene su base en la relación con los medios de producción.
Ello es tan cierto como el hecho de que un concepto abstracto (para tomar un
ejemplo de otro tipo) como es el de fuerza actuante entre partículas invaria-
bles de materia basta para explicar los procesos mecánicos, pero resulta ya
insuficiente para comprender los fenómenos atómicos. Esto requiere otras
abstracciones iniciales, abstracciones que expresen lo que tienen de especí-
fico los microobjetos respecto a lo específico de los grandes cuerpos.
Marx, al analizar un fenómeno complejo como el del modo capitalista de
producción, separa, también, de la diversidad concreta que ofrece dicho modo
de producción una abstracción que le sirve de punto de partida para elevarse,
luego, hacia lo concreto. En calidad de semejante abstracción límite, inicial,
aparece en Marx el valor materializado en la mercancía. Marx lo llama la for-
ma más abstracta de la riqueza burguesa. Sin el valor, no es posible compren-
der ningún proceso característico de tal medio de producción. El valor es
realmente una “abstracción concreta”, más allá de la cual no cabe ir.
Ahora bien, si analizamos el modo socialista de producción, el concepto
de valor ya no puede desempeñar el papel de punto de partida para ascender
hacia lo concreto, pues nos encontramos con un organismo social
cualitativamente distinto sujeto a otras leyes de desarrollo.
Por otra parte, la abstracción inicial, tomada en su conjunto, ha de coinci-
dir con lo que ha sido lo primero en el proceso efectivo del desarrollo de la
realidad misma. Semejante rasgo de la abstracción inicial tiene enorme tras-
cendencia, dado que en el proceso de ascención a lo concreto ha de reflejarse
el objeto en su desarrollo y cambio. Esta faceta puede resultar, en lo tocante
a la clase social, menos clara que en lo tocante a la investigación de otros
168 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

fenómenos. Más, también en este caso resulta evidente que la relación con los
medios de producción constituye el fundamento o la causa de la que surgen y
se desarrollan todos los demás aspectos y propiedades de la clase social, sus
correlaciones con otras clases, etc. Desde luego, las relaciones burguesas de
producción no existen, por ejemplo, al margen de una determinada ideología
propia de la clase dada; pero la psicología secundaria respecto a las condicio-
nes materiales de existencia de la clase social, surge y se desarrolla de dichas
condiciones como su semilla. Las relaciones capitalistas de propiedad nacen
en el seno de la sociedad feudal antes de que la burguesía conquiste el poder
político.
La historicidad de la abstracción inicial resulta aún más clara cuando se
investiga de manera especial el desarrollo del fenómeno. Así, en El capital de
Marx la abstracción lógica inicial, la mercancía, y su valor, se encuentran en
perfecta correspondencia con el momento inicial histórico del desarrollo ca-
pitalista. Todos los procesos de la producción capitalista se desarrollan par-
tiendo —como de una célula de un organismo vivo— del valor de la mercancía,
del cambio de mercancías según la ley del valor, y la ascención de lo abstracto
a lo concreto ha de reproducir esos procesos históricos.
El botánico, el biólogo, al investigar el origen de las especies de plantas y
animales, toman, asimismo, en calidad de punto inicial de la investigación, los
organismos, históricamente simples, de los que proceden los complejos orga-
nismos de hoy.
Como quiera que la fuerza motriz del desarrollo se encuentra en las con-
tradicciones propias del fenómeno, la abstracción inicial ha de reflejar, en
germen, las contradicciones del fenómeno, aquellas cuyo despliegue y lucha
sirven de estímulo al desarrollo de este útlimo. Así son las contradicciones de
la mercancía y del valor. En biología, son así las contradicciones del metabo-
lismo en los organismo vivos, contradicciones que sirven de fuente de la evo-
lución y cambio de las especies, etcétera.
Tales son los rasgos fundamentales de la abstracción inicial, comienzo de
la ascensión que va de lo abstracto a lo concreto. Vamos a examinar, ahora, la
esencia de dicho proceso del movimiento del pensar desde el comienzo más
simple hasta la integridad concreta como unidad de fenómenos diversos.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 169

169
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO

Partiendo de la abstracción inicial, el pensamiento debe de reproducir el fenó-


meno como unidad concreta íntegra formada por todos sus aspectos y propie-
dades, como una diversidad en la unidad, como una combinación de numero-
sos determinantes. Este proceso es complejo y presenta sus dificultades, las
cuales se derivan, sobre todo, de que entre lo abstracto y lo concreto en el
proceso del conocer existe una contradicción —por lo común muy tajante—,
de modo que es necesario un grande y minucioso trabajo de la mente para unir
tales contrarios, para combinarlos. La contradicción que entre lo abstracto y
lo concreto se da en el pensamiento expresa la contradicción más amplia
existente entre lo general y lo singular, entre la ley y el fenómeno, entre la esen-
cia y la forma en que ésta se manifiesta. La abstracción inicial expresa la
esencia del fenómeno, pero no siempre lo hace por completo. Refleja la esen-
cia, la ley de los fenómenos, de manera abstracta, en su aspecto puro. Así se
ve en el ejemplo de la clase social. Hasta ahora hemos examinado la clase
sobre todo desde el punto de vista económico. Enfocado así el problema, el
vínculo entre la abstracción inicial y todos los demás rasgos de la clase no es
excesivamente complejo, resulta más o menos inmediato. De la distinta rela-
ción con la propiedad sobre los medios de producción no es difícil inferir
todos los demás rasgos y caracteres que diferencian a las personas por su
situación de clase. Pero si investigamos las clases sociales desde el punto de
vista político, jurídico, ideológico, etc., o por decirlo con otras palabras, si
examinamos la política de las clases, su ideología, etc., el fenómeno indicado
se nos aparecerá de manera aún más concreta que visto en la perspectiva
económica. Resultará, en este caso, que la definición económica de clase so-
cial respecto a esa integridad más completa, aunque sigue siendo la más im-
portante y esencial, constituye una abstracción que se ha de llenar de conteni-
do concreto. Ello pone de manifiesto, una vez más, que es de suma importan-
cia tener en cuenta la relatividad de los conceptos de abstracto y concreto.
Ahora bien, si confrontamos la abstracción inicial en la determinación de
clase social —es decir, la relación entre los hombres y los medios de produc-
ción— con manifestaciones concretas de dicha abstracción como, por ejem-
plo, la ideología, la moral, la filosofía de tal o cual clase, veremos que el nexo
170 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

entre lo abstracto y lo concreto no es tan simple e inmediato como puede


parecer. Este nexo existe, pues la relación con los medios de producción es lo
importante, es la unidad buscada que se manifiesta en toda la existencia de la
clase empezando con lo económico y acabando con las esferas más alejadas y
“sutiles” como son, por ejemplo, la ideología de clase, su arte, su filosofía,
etc. Pero la cuestión estriba en que ese vínculo no es inmediato y para son-
dearlo, para descubrirlo; el pensamiento ha de seguir el proceso de ascensión
gradual desde lo abstracto hacia lo concreto. Sólo entonces la clase aparecerá
en carne y hueso, en toda su plenitud concreta e íntegra. De la relación que se
da entre una clase social cualquiera y los medios de producción no es posible
inferir, de manera directa, por ejemplo el arte de clase social. Pero se comete-
ría el mismo error si, partiendo de dicha base, se declarara que la abstracción
inicial es una ficción. Los sociólogos burgueses sostienen que las clases son
una ficción de ese tipo; los filósofos positivistas consideran que lo son todas
las leyes de la naturaleza y de la sociedad.
Conviene recordar, a este propósito, un comentario en Engels acerca de la
naturaleza de las leyes económicas, comentario que aclara con mucha preci-
sión las relaciones complejas y mediatas existentes entre lo abstracto y lo
concreto. Respondiendo a K. Schmidt que no comprendía la correlación entre
la ley del valor y la norma de beneficio y suponía —ante la falta de coinciden-
cia entre ellas— que la ley del valor es una ficción, Engels escribió:

Sus objeciones a la ley del valor conciernen a todos los conceptos (aquí Engels al hablar de
conceptos se refiere a leyes M.R.)... En razón de que un concepto posee la naturaleza esencial
del concepto, en razón de que el concepto, por tanto, no coincide sin más, prima facie con la
realidad de la cual es necesario abstraerlo primero, debido a todo eso, el concepto siempre es
más que una ficción; a no ser que declare usted ficciones todos los resultados del pensar
porque la realidad les corresponde de manera sumamente indirecta y, además únicamente en
aproximación asintótica (es decir, sin coincidir nunca. M. R.).8

Engels expone, luego, unas consideraciones generales de suma importan-


cia sobre la correlación entre lo abstracto y lo concreto; entre la ley y la reali-
dad e indica que: si en alguna empresa empezaran a exigir:
8
C. Marx y F. Engels, Cartas sobre El Capital, pp. 307-308.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 171

171
que la norma de beneficio, bajo la amenaza de ser degradada a ficción, fuera igual, con toda
exactitud, digamos a 14,876934... hasta cien números decimales, en cada empresa y cada año,
entenderíamos de manera completamente errónea la naturaleza de la norma de beneficio y
de las leyes económicas en general; todas ellas no poseen más realidad que la dada en la
aproximación, en la tendencia, en el valor medio, y no la tienen en la realidad inmediata. Ello
es así debido, en parte, a que su acción se entrecruza con la acción simultánea de otras leyes,
pero, en parte, debido a su naturaleza de conceptos.9

Las palabras de Engels ponen de manifiesto que la falta de coincidencia


directa entre lo abstracto y lo concreto se explica por la existencia de eslabo-
nes intermedios que se encuentran entre esos dos polos contrapuestos. Dado
que el pensamiento al pasar de lo concreto sensorial a lo abstracto hace caso
omiso de factores que complican el proceso y toma la esencia de la cosa en su
aspecto puro, el movimiento inverso del pensar —de lo abstracto a lo concre-
to— exige que se tenga en cuenta esos factores dejados a un lado. De ahí que
la ascensión de lo abstracto a lo concreto constituya un proceso en virtud del
cual la abstracción inicial va haciéndose mediata a través de nuevas facetas
de las que se había prescindido en el proceso anterior, encaminado a obtener
la abstracción inicial. Al estudiar la ley de la caída de los cuerpos, hacemos
abstracción de la resistencia que el aire ofrece, es decir, el pensamiento toma
el fenómeno en su aspecto puro creando la abstracción de la ley. Pero ésta no
es una ficción, dado que al pasar de lo abstracto a lo concreto el pensamiento
valiéndose de la ley por él encontrada, aclara por entero lo concreto, es decir,
explica la caída de los cuerpos tal como la percibimos nosotros de manera
inmediata.
Como vemos, entre lo abstracto y lo concreto no se da un lazo directo; a
lo concreto conduce, para decirlo con palabras de Engels, un camino indirec-
to, el de la unión de contrarios (de lo abstracto y de lo concreto) mediante el
análisis de los eslabones de mediación. El concepto de eslabones de media-
ción abarca un círculo sumamente amplio de fenómenos: entran en él los
momentos complejos de que antes hemos prescindido, las condiciones nue-
vas, variables, en que rige la ley, el desarrollo del propio fenómeno que se
investiga —en el que surgen ciertos rasgos y propiedades que modifican la

9
Ibid., p. 308.
172 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

acción de la ley—, las limitaciones del efecto de una ley por la acción de otras
leyes, el cruce de la acción de leyes diferentes, etcétera.
En virtud de lo que hemos dicho, el proceso de ascensión de lo abstracto
a lo concreto, el proceso en virtud del cual se reproduce en el pensamiento lo
concreto; es muy complejo. A nuestro modo de ver, sus rasgos capitales se
caracterizan por lo siguiente:

a) En el camino que se sigue para elevarse de lo abstracto a lo concreto, el


objetivo principal estriba en reproducir en el pensar todo el sistema de
nexos y relaciones característicos del objeto dado como integridad con-
creta. Sólo así se llega al final del movimiento hacia lo concreto en un
ciclo singular de cognición. Para que semejante movimiento resulte posi-
ble, es necesario que la mente, al principio, descomponga y diseque ese
sistema de conexiones, separando de él los nexos y relaciones que sirvan
de inicio, de punto de partida al proceso de ascensión hacia lo concreto.
Por tanto, la ascensión de lo abstracto a lo concreto ha de significar que se
estructura, con los nexos iniciales más simples, un complejo sistema de
nexos e interacción de los aspectos y partes de un todo. La esencia inicial,
el comienzo, se inserta en nexos complejos; lo abstracto, en lo concreto; y,
en consecuencia, los nexos y las relaciones ganan en riqueza de matices.
Además, el proceso en virtud del cual se reproduce en el pensar lo concreto
como las facetas y propiedades del fenómeno, refleja, por lo común, el desa-
rrollo del propio objeto. El fenómeno como conjunto de nexos y relaciones
complejos y concretos no surge de golpe en la realidad objetiva; por ese
motivo, el proceso de ascensión de lo abstracto a lo concreto ha de reflejar,
también, de una u otra manera ese desarrollo del fenómeno. La lógica del
movimiento del pensar ha de coincidir forzosamente, aunque sea en líneas
generales, con el desarrollo del propio objeto de investigación.

b) En relación con lo antes dicho, sería un error entender el camino hacia lo


concreto —lo concreto que es una síntesis de numerosas determinacio-
nes— como un proceso en virtud del cual se crean conceptos sobre todos
los aspectos singulares de lo concreto y luego se unen dichos conceptos o
determinaciones formando una unidad. En realidad se trata de un proceso
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 173

173
de síntesis, de inferencia sintética; partiendo de la abstracción inicial se
desarrolla toda la multiplicidad concreta del fenómeno. Mientras que al
pasar de lo sensorial concreto a lo abstracto aplicamos, sobre todo, el aná-
lisis, el procedimiento de investigación más importante para ascender de
lo abstracto a lo mentalmente concreto es la síntesis. Como ya hemos
dicho, la síntesis no es un simple acoplamiento mecánico de partes sepa-
radas hasta formar un todo, sino un procedimiento de desarrollo; es la
inferencia de lo singular y concreto partiendo de lo general y abstracto.
Unicamente ese desarrollo sintético que va de unos conceptos y defini-
ciones a otros más concretos, puede reproducir —como resultado de todo
el camino de ascendencia— la concreta diversidad de las facetas del fenó-
meno en su unidad. El “acoplamiento” mecánico de las partes no puede
conducir más que a una definición ecléctica del todo como suma de las
facetas de la cosa dada.

c) Siendo la ascención un proceso en virtud del cual se alcanza lo concreto y


se desarrolla partiendo de lo abstracto, ha de efectuarse de modo que cada
nueva etapa está directamente ligada a la precedente y, por tanto, cada
nuevo concepto o cada nueva definición del objeto ha de contener en sí,
en forma “superada” los conceptos y definiciones anteriores. Esto signifi-
ca que la ascensión ha de ser gradual, que es inadmisible saltar por encima
de los eslabones de mediación que enlazan la cadena entera en un todo
único. De modo análogo a como un tren se dirige a una estación terminal,
no puede dejar de pasar por las estaciones intermedias, el proceso de as-
censión hacia lo concreto no puede prescindir de tal o cual eslabón que se
encuentre entre lo abstracto y lo concreto. Sólo que, a diferencia del tren,
que puede o no detenerse en todas las estaciones, la representación men-
tal de lo concreto no puede prescindir de ningún eslabón de mediación
que tenga aunque sólo sea la más pequeña importancia para acercarse al
objetivo. Todas las tentativas de eludir este camino indirecto y ligar direc-
tamente lo abstracto con lo concreto, llevan inevitablemente a errores.

Si, desde este punto de vista, proseguimos el examen del ejemplo relativo
a las clases sociales, será preciso decir que, en efecto, las relaciones de propie-
174 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

dad sobre los medios de producción están ligadas a formas de conciencia


propias de tal o cual clase social; más, para ver este nexo, es indispensable
analizar muchos eslabones de mediación que unen lo abstracto y lo concreto
entre sí. No podemos inferir directamente de las condiciones de vida de una
clase social, su ideología, su arte, etc., como tampoco Marx infirió enseguida
del valor la norma media de beneficio. Las condiciones económicas de la vida
de una clase determinan directamente las relaciones políticas y jurídicas; estas
últimas condicionan la ideología de clase, una determinada concepción del
mundo, una moral; finalmente la ideología, la moral de clase determinan
la dirección en que se desenvuelve el arte y la posición de este último frente
a la realidad. Si refundimos en los correspondientes conceptos y categorías
todas esas facetas de la vida de las clases sociales, la subordinación de los
conceptos y categorías obtenidos podría presentar el aspecto aproximado de
la siguiente cadena: economía, política y derecho, ideología, moral, arte, etc.
Resulta, pues, evidente que entre la economía y el arte se encuentran varios
eslabones a través de los cuales y de manera mediata queda determinado el
carácter de clase de este último. Sería vulgarizar el problema pretender inferir
directamente, de las relaciones de producción burguesa, una dirección del
arte moderno como es, por ejemplo, el abstraccionismo. Ahora bien, si tene-
mos en cuenta que tales relaciones de producción han dado ya de sí, hace
tiempo, cuanto podían dar y no ofrecen amplios horizontes al desenvolvi-
miento de las fuerzas productivas, resultará claro que a través de factores
como la correspondiente política de las clases dominantes y su concepción
decadente del mundo, a través de la moral antihumanista de la sociedad bur-
guesa, las relaciones de producción influyen también sobre los procesos que
se producen en el arte, se presentan desempeñando el papel de causa última
que provoca la desintegración de la forma en el arte.
Tenemos, pues, que ascendiendo gradualmente desde una abstracción como
la de relaciones de producción y, en un plano más amplio, de las condiciones
por los grados, como política, derecho, moral, etc., en que el organismo social
se concreta, llegamos de manera natural al arte estableciendo las leyes objeti-
vas de su desarrollo. En este camino ascendente, cada nuevo concepto resul-
ta más concreto que el anterior dado que éste queda “superado” en el otro y
se conserva tan sólo en calidad de parte, faceta o elemento, del nuevo con-
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 175

175
cepto. Así, en este sentido, el concepto de política es más concreto que el de
economía, dado que la política presupone la economía, es la expresión con-
centrada de esta última. Cuando hablamos de la política de una clase social
cualquiera, damos por sobreentendido que es economía “superada”, es decir,
que expresa ante todo los intereses económicos de la clase y los presenta. La
política es una síntesis, una conclusión de los intereses económicos, el desa-
rrollo de esos intereses en la política, en la lucha política y en la lucha de los
partidos políticos.
La política, a su vez, se encuentra en forma “superada” en tales conceptos
como ideología y moral; está contenida en ellos como formando su parte
esencialísima, y a través de la política en los conceptos de ideología, moral, etc.,
se reflejan, también los intereses económicos de la clase social correspondiente.
En el proceso de la ascensión desde lo abstracto hacia lo concreto se pone
de manifiesto la naturaleza de la negación dialéctica; en virtud de esa natura-
leza, lo nuevo —en el presente caso los conceptos reflejan nuevas facetas,
propiedades y relaciones del objeto investigado— no prescinde de los con-
ceptos anteriores más abstractos, sino que los asimila, los convierte en su
base o en una de las facetas de la misma. En este proceso, cada nueva etapa,
cada nuevo concepto y cada nueva definición, se hacen cada vez más concen-
trados, condensa en sí los resultados de la investigación precedente. Al mis-
mo tiempo, cuanto más nos alejamos de la abstracción inicial, tanto más
mediatos resultan nuestros conceptos.
En el camino de la ascensión se producen las metamorfosis de los con-
ceptos, es decir , los conceptos abstractos se hacen concretos y los concretos
se transforman en abstractos. Cada nuevo concepto formado en el curso de la
reproducción de lo concreto, es concreto respecto al anterior. Pero, como quiera
que el pensamiento sigue avanzando y formula conceptos aún más concretos,
el anterior se convierte en concepto abstracto respecto al nuevo, más concre-
to. Así, por ejemplo, en El Capital, Marx pasa del concepto de valor al de
plusvalia, este concepto es concreto respecto al otro. Pero Marx no se detiene
aquí. De la plusvalía pasa al beneficio, concepto más concreto que el de
plusvalía de modo que éste, es decir, el concepto de plusvalía se convierte ya
en una abstracción respecto a una relación tan desarrollada y concreta como
es la de beneficio.
176 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

d) A medida que ascendemos de lo abstracto a lo concreto se van introdu-


ciendo en la investigación aspectos nuevos que complican el comienzo
inicial. Al pasar de las relaciones de los hombres con los medios de pro-
ducción al lugar que las personas ocupan en la organización social del
trabajo, a su relación con otras clases sociales, a la política, al derecho, a la
psicología, al modo de vivir, a la moral, a la concepción del mundo y al
arte, el pensamiento va abarcando diversas facetas y cualidades y se acer-
ca al momento en que las clases sociales son reproducidas en el pensar en
todos sus aspectos tal como se manifiestan en la vida real concreta, es
como si volviéramos otra vez al punto desde el que se ha puesto en mar-
cha nuestro pensamiento: a lo real, a lo concreto, a lo que se da en la contem-
plación viva; pero ¡qué enorme distancia entre ese punto primero y el
punto final. Entonces, como ahora, teníamos ante nosotros lo concreto.
Pero ahora lo concreto no constituye una realidad caótica ni una caótica
conexión de aspectos, propiedades y tendencias distintos, como se nos
aparecía al principio, sino como una realidad comprendida en lo que tiene
de conexión esencial sujeta a la ley. La llama del pensamiento cognoscente
ha abarcado todos los aspectos de los diversos fenómenos y procesos y
los ha refundido en una unidad, en consonancia con la naturaleza objetiva
real de los mismos.

***

Hemos examinado la lógica del movimiento del pensar desde el punto de


vista de la correlación que se da entre lo abstracto y lo concreto tomando ante
todo como ejemplo datos de las ciencias sociales. No hay duda alguna, empe-
ro, de que es igual la lógica de la investigación en las ciencias naturales si bien,
huelga decirlo, en cada una de esas ramas fundamentales del saber humano,
como en cada ciencia particular la ley general del conocimiento se expresa a
su modo.
Que ello es así puede demostrarse siguiendo el curso del pensar en una
obra tan clásica entre las de ciencia natural como es La vida de las plantas de K.
A. Timiriázev. De este modo, en primer lugar podremos poner de relieve el
valor universal de la ley de la cognición que acabamos de examinar; en segun-
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 177

177
do lugar, ello nos permitirá exponer sumariamente cuanto hemos dicho acerca
de esta ley.
El libro de Timiriázev está consagrado a uno de los fenómenos más com-
plicados de la naturaleza: a la vida de las plantas. De ahí que presente para
nosotros sumo interés ver el camino que recorrió ese gran investigador de la
naturaleza viva, la lógica a que obedece el movimiento de su pensar. El inte-
rés resulta aún mayor por cuanto el autor del libro no fue un hombre de cien-
cia estrictamente limitado a la investigación de la naturaleza, sino un pensador
afanoso de elucidar los problemas generales de la concepción del mundo, así
como la metodología y la lógica del estudio de la naturaleza. Todo ello hace
que en su obra resulte fácil rastrear los principios lógicos, aparte de que el
propio Timiriázev habla especialmente de lo que ha de servirnos de orienta-
ción para llegar al conocimiento de la vida de las plantas.

¿Con qué empieza K. A. Timiriázev su investigación de las plantas?

Para comprender la vida de una planta es necesario, ante todo, conocer su forma; para
comprender el funcionamiento de una máquina es necesario conocer su estructura. Lance-
mos, en primer lugar, una rápida mirada sobre las manifestaciones externas, formales, de la
vida vegetal que pueden observarse sin ninguna preparación especial y sin aplicar procedi-
mientos técnicos de investigación de ninguna clase.10

Como quiera que la “experiencia cotidiana” sitúa el comienzo de la vida


de la planta en la semilla y en la yema, por ahí —indica Timiriázev más ade-
lante— es necesario comenzar el examen de las manifestaciones externas de
su vida. A continuación, Timiriázev describe brevemente la semilla, la yema,
la hoja, la flor y otras partes de la planta.
Dicho de otro modo: ante el investigador se encuentra la imagen, comple-
ja y concreta, de la planta en sus manifestaciones externas. Esta imagen se
percibe directamente. Tenemos, pues, que en este caso el comienzo de la
investigación se encuentra en lo concreto. Ahora bien, en este objeto concreto
—la planta— todas sus partes, todos sus órganos están relacionados entre sí
de manera externa, es decir, su conexión interna y su unidad aún no han sido

10
Timiriázev, K. A., La vida de las plantas, p. 74.
178 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

aclaradas, todavía no son conocidas para nosotros. El problema estriba en


penetrar en dicho mundo interior de la planta. Esto ya no puede lograrse
mediante la descripción de sus formas externas, sino recurriendo al método
de la abstracción combinado con la experiencia y con el experimento.
¿Qué se ha de tomar como punto de partida, como principio de la nueva
etapa, una vez que conocemos las manifestaciones externas de las plantas?
La representación sensorial concreta sobre la planta vincula a la semilla el
comienzo de su vida. Al parecer, debería de comenzar por la semilla la inves-
tigación de la vida de la planta.

¿Es legítimo —pregunta el autor— ver en la semilla el comienzo verdadero de la vida de la


planta, su auténtico punto de partida, o bien estamos en condiciones de llevar más allá sus
límites y podemos encontrar un comienzo más simple de la vida de la planta?11

La semilla, dice Timiriázev, es un cuerpo muy complejo por esto no puede


ser ni el comienzo de la vida de la planta, ni por ende, el comienzo de la
investigación. La semilla no es una abstracción límite, no es lo más sencillo ni
lo que se nos da directamente, sin eslabones de mediación. Timiriázev mues-
tra que se ha de considerar como lo más sencillo la célula de la planta.

En la célula hemos de ver el comienzo inicial más sencillo de todo organismo; la célula ya no
es susceptible de ser dividida en partes que puedan subsistir independientemente; la célula
es un límite real, no rebasado por nuestro análisis morfológico; es la unidad orgánica.12

Así, pues, gracias al movimiento de lo concreto a lo abstracto, mediante el


“análisis morfológico”, ha sido encontrada y delimitada la abstracción “real-
mente límite” en que se reflejan las fuentes de la vida. Es la célula. De ella
hay que obtener todo lo demás: “la célula es el ladrillo del que se obtiene el
edificio de la planta”.13

De lo expuesto Timiriázev infiere una conclusión lógica:

11
Ibid., p. 82.
12
Ibid., p. 85.
13
Idem.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 179

179
De modo análogo a como, en química, comenzamos el estudio de las sustancias por los
cuerpos simples, por los elementos, y luego pasamos a sus combinaciones, en el presente
caso el estudio de los órganos vegetales ha de comenzar por el de su órgano elemental: la
célula.14

Como vemos, el proceso de investigación de la vida de la planta coincide


por entero, en la primera etapa, con los principios generales que hemos indi-
cado más arriba. Dicha investigación se halla subordinada a la ley general del
conocimiento según la cual el pensar se mueve, primero, de lo concreto a lo
abstracto para encontrar la abstracción “inicial” “límite” en que se expresa
tanto la esencia del fenómeno como la fuente del mismo. También en el pre-
sente caso el comienzo lógico de la investigación coincide con lo que es histó-
ricamente primero: de los seres unicelulares ha surgido todo el complejo mundo
de las formas orgánicas.
Ahora bien: ¿cuál es la lógica de la investigación ulterior de la vida vegetal?
El propio Timiriázev lo formula como “camino de síntesis de ascensión gra-
dual”.15 Después de haber penetrado profundamente en la célula, en este labo-
ratorio de la vida; después de haber explicado de qué modo se efectúan en ella
los procesos vitales y cómo se asimilan las sustancias necesarias para la vida del
órgano más simple, Timiriázev emprende un largo camino de ascensión que
lleva de la célula a las otras partes y órganos de la planta, obteniéndolos de la
célula, sacando de lo simple lo complejo; de la esencia, el fenómeno; de lo
abstracto, lo concreto. Al recorrer este camino, examina la semilla, la raíz, la
hoja, el tallo, los fenómenos de crecimiento, la flor y el fruto. Además, el orden
con que pasa de unos conceptos a otros corresponde al proceso real de compli-
cación de la planta misma; la semilla se estudia después de la célula; la hoja,
después de la semilla y de la raíz, etc. Al final, como conclusión basada en la
investigación de todas las manifestaciones de la vida de la planta, Timiriázev
descubre brevemente el proceso histórico seguido por el desarrollo de las for-
mas orgánicas. Recorrido el largo y difícil camino que lleva al conocimiento de
la vida de las plantas, Timiriázev hace una exposición magistral de la lógica de
la investigación a que se ha atenido en su trabajo:
14
Ibid., p. 86.
15
Ibid., p. 85.
180 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Habiéndonos propuesto estudiar la vida de las plantas, en la primera conferencia hemos


procurado descomponer este fenómeno complejo en sus elementos mostrando que las
plantas constan de órganos, que éstos constan de otros mucho más simples: células, los
cuales, a su vez, constituyen agregados de ciertos cuerpos químicos. En consonancia con este
resultado del análisis, luego hemos examinado en orden inverso, ascendente, sintético, las
propiedades de dichas sustancias, la vida de la célula, de los órganos, de la planta toda y,
finalmente, la vida de todo el mundo vegetal.16

En estas palabras está expuesta la ley general del conocimiento, la ley del movi-
miento del pensar que va de lo concreto a lo abstracto y se eleva de lo abstracto
a lo concreto.

La misma ley del conocimiento descubrió Marx a base de un material


totalmente distinto e indicó que:

En el pensar, lo concreto se presenta como proceso de unificación, como un resultado, no


como punto de partida, pese a que lo constituye en la realidad y, en consecuencia es también
punto de partida para la contemplación y la representación.17

Tal es la correlación entre lo abstracto y lo concreto en el proceso singular


del conocimiento.

LA CORRELACIÓN ENTRE LO CONCRETO Y LO ABSTRACTO EN EL PROCESO


HISTÓRICO DEL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO

Puede afirmarse, en virtud del principio de coincidencia entre lo lógico y lo


histórico, que la correlación entre lo abstracto y lo concreto en todo caso
singular y la que se da en el proceso histórico del conocimiento coinciden. Así
lo confirman el proceso real seguido por el desarrollo histórico del pensa-
miento, la historia de la ciencia. No es posible analizar aquí, con detalle, este
vasto problema; nos limitaremos, por tanto, a hacer sobre él algunas observa-
ciones muy generales.

16
Ibid., p. 300.
17
Marx, C., Contribución a la crítica de la economía política, p. 213.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 181

181
Si tomamos la historia del conocimiento humano en su conjunto, no nos
será difícil convencernos de que dicho conocimiento recorre el mismo camino
que lleva de lo concreto sensorial a lo abstracto y de lo abstracto a lo mental-
mente concreto. Verdad es que no cabe señalar un límite cronológico hasta el
cual la cognición humana avance de lo concreto en la realidad hacia los princi-
pios abstractos y luego siga avanzando desde estos principios hacia lo que es
concreto en el pensar. Pero la tendencia general del movimiento es precisamen-
te la indicada. En la aurora de la existencia humana, la naturaleza se presentaba
al hombre como un fenómeno complejo y misterioso, desconocido aún tanto en
su conjunto como en sus partes singulares. La necesidad de obtener recursos
para subsistir obligó al hombre a penetrar, primero instintivamente y luego de
manera cada vez más consciente, en la conexión causal de los fenómenos. Al
surgir el conocimiento científico, comienza la historia de la ofensiva consciente
contra los misterios de la naturaleza sobre la base de la aprehensión práctica del
mundo. El punto inicial de la contemplación y representación, el comienzo de
este camino largo, milenario, no podía ser otro que la realidad en su diversidad
concreta. No es casual, por tanto, que en la ciencia de los tiempos antiguos se
perciba la indeleble huella de la visión sensorial concreta de la realidad y de la
correspondiente posición en el estudio de la misma. Cuando Tales, Heráclito y
otros pensadores de la antigua Grecia intentan hallar la “raíz de la vida”, cierto
principio general de la naturaleza, manifiesto en todos los procesos de la misma,
veían tal raíz en cosas sensorialmente concretas como el agua, el fuego, etcétera.
Ya en ese periodo de los antiguos pensadores tenían planteado el proble-
ma de lo abstracto y lo concreto, pues procuraban separar de la diversidad
concreta de la naturaleza un principio general, asiento de toda la multiplici-
dad de cosas y fenómenos. El agua, el fuego, el aire tomados en calidad de
semejante principio son abstracciones, resultados de delimitar en la multipli-
cidad lo singular divisible y lo no divisible. Los átomos de Leucipo y de
Demócrito fueron resultado de una mayor penetración del pensar en la esen-
cia de la naturaleza y significaron un alto grado de abstracción de lo concreto.
Los antiguos filósofos intentaron comprender esta regularidad del proceso de
la cognición, ver la correlación, como decían ellos, entre lo múltiple y lo sin-
gular, entre lo divisible y lo no divisible. Aristóteles, por ejemplo, indica en su
metafísica que:
182 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

La multiplicidad y lo divisible es visto en mayor medida por la percepción que lo indivisible,


de modo que la multiplicidad, por su concepto —si la cuestión se enfoca desde el punto de
vista de la percepción sensorial— se da antes que lo indivisible. Se halla vinculado a lo
único... lo idéntico, lo parecido e igual; a la multiplicidad, lo que es distinto, lo que no se
parece ni es igual.18

Resulta, pues, que lo concreto, que consta de una multiplicidad de fenóme-


nos, es percibido antes que lo único, en que queda superada la multiplicidad, y
eso único constituye una abstracción.
Intentando, luego, inferir de sus principios toda la concreta multiplicidad
con que se nos ofrece la naturaleza, los pensadores de la Antigüedad clásica
recorrieron el camino que conduce de lo único a lo múltiple, de lo indivisible
a lo divisible, es decir, de lo abstracto a lo concreto.
El curso general de la cognición toda del hombre posee también su dialécti-
ca de correlación entre lo abstracto y lo concreto, a consecuencia de lo cual
cada etapa histórica del conocimiento ocupa un determinado lugar en relación
con el proceso en su totalidad. Respecto al ulterior desenvolvimiento del saber,
la ciencia y la filosofía de la Antigüedad clásica fueron una etapa de la visión
predominantemente concreta de la realidad; o sea, en el desarrollo general del
saber humano, constituyeron la etapa histórica, durante la cual la misión básica
consistía en obtener una imagen sensorial, concreta, del mundo.
El ulterior avance de los conocimientos científicos se produjo en el senti-
do de acentuar cada vez más el papel de la abstracción. Ello se tradujo ya en
el hecho de la diferenciación de la ciencia. A medida que aumentaban los
conocimientos, la naturaleza única y concreta se dividía en el conocimiento,
se descomponía, presentando numerosas facetas singulares, objeto de inves-
tigación y estudio de ciencias particulares. Este proceso de diferenciación de
las ciencias aún se ha intensificado más en nuestro tiempo, lo cual se explica
por el progreso del saber, por el hecho de que la mirada del hombre ha llegado
a penetrar en tales profundidades de la materia y de las formas en que ésta se
mueve, con las que antes no era posible ni siquiera soñar la investigación que
cada ciencia hace de tal o cual aspecto de la naturaleza como integridad con-
creta, también se efectúa en la dirección que va de lo concreto a lo abstracto.
18
Ibid., p. 300.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 183

183
Por consiguiente, la estructura misma de la ciencia, su desarrollo histórico
desde una ciencia única, indiferenciada y sin subdividir, hasta la multiplicidad
de las ciencias particulares, refleja el movimiento del pensar humano de lo
concreto a lo abstracto. También en este hecho se observa una coincidencia
total entre el proceso histórico y el proceso lógico del conocer, procesos que
representan, tanto el uno como el otro, el movimiento que va de lo concreto a
lo abstracto.
No es posible atribuir valor absoluto a la diferenciación de las ciencias,
diferenciación en que se traduce el movimiento del conocer humano que va de
lo concreto a lo abstracto. Dicha diferenciación es tan dialéctica como cual-
quier otro aspecto del conocimiento. Una ciencia, al entrar en conocimiento
—con ayuda de muchas otras ciencias—, de distintos campos y esferas del
mundo objetivo, avanza, al mismo tiempo, por el camino opuesto de ascensión
desde lo abstracto a lo concreto, es decir, va hacia la captación de la naturaleza
única desde distintos puntos de vista. La dialéctica del desenvolvimiento de la
cognición científica es tal que cuanto mayores son la profundidad y la exacti-
tud con que se alcanzan aspectos singulares de un todo, tanto más nos acerca-
mos al momento en que se abarca, sintetizando todos los resultados alcanzados
por las ciencias particulares. Las ciencias singulares, diferenciadas, no existen por
sí mismas, como montón de ladrillos en desorden, sino como partes y aspectos
de un mismo edificio científico.
Desde el punto de vista del desarrollo general de los conocimientos cien-
tíficos, el proceso de ascensión de lo abstracto a lo concreto se manifiesta de
maneras distintas.
En primer lugar, se hace cada vez más estrecho e indisoluble el nexo entre
las ciencias particulares. Esta conexión resulta sobre todo patente entre la
física y la química, entre estas dos ciencias y la biología, entre la matemática
y muchas otras ciencias, entre la cibernética y la física, la biología, la fisiolo-
gía, etc., entre la física y la cosmogonía, entre las ciencias naturales y las
ciencias sociales, etc. En los últimos tiempos han surgido varias ciencias que
unen diferentes sectores de conocimientos, ciencias en cierto modo colindan-
tes que relacionan aspectos diferentes de la naturaleza, como por ejemplo, la
química física, la astrofísica, etcétera.
184 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

El que sea cada vez mayor el contacto entre los distintos sectores del saber,
el que una ciencia necesite de hacer uso de los resultados obtenidos por otra, no
se debe a arbitrarias tendencias de los hombres de ciencia hacia la unidad, sino
que expresa la conexión interna y la interdependencia de los fenómenos y pro-
cesos cualitativamente heterogéneos del mundo objetivo. El que la ciencia so-
bre el origen de la vida haga uso de los datos que han obtenido la física y la
química modernas es un hecho que está condicionado por el nexo objetivo
existente entre el mundo inorgánico y el orgánico, por la unidad que éstos for-
man, por el paso del uno al otro. Cuando un químico, para aclarar la esencia de
las transformaciones químicas rrecurre a la doctrina de la física acerca de la
estructura del átomo, también obra de este modo porque las formas del movi-
miento físico y químico se hallan vinculadas entre sí y las de un tipo se convier-
ten en las del otro tipo. Por causas análogas se explica la conexión y las
interdependencias entre otras ciencias. Pero, al mismo tiempo, todas estas co-
nexiones de las ciencias constituyen la expresión del proceso de ascensión gra-
dual desde lo abstracto a lo concreto, pues la ciencia, al ligar entre sí en una
unidad los resultados obtenidos en las diferentes esferas del saber, reproduce de
manera cada vez más completa el mundo concreto en su integridad.
En segundo lugar, si lo concreto constituye una unidad de lo diverso, el
propósito de la ciencia ha de estar —y ha estado— dirigido a encontrar y
descubrir la unidad de la naturaleza, la unidad de todas sus leyes, que explican
el nexo y la interdependencia de todos los fenómenos cualitativamente
heterogéneos. Mas, el camino que ha llevado a la comprensión de esta unidad
no ha sido, ni mucho menos, un camino recto y ha pasado por etapas en las
que, para explicar los fenómenos cualitativamente distintos, se ha ideado toda
clase de sustancias artificiales. El avance de la ciencia natural ha consistido
en ir desechando, una tras otra, tales sustancias que daban origen, según se
creía, a la diversidad cualitativa de la naturaleza (flogisto, fluidos eléctricos y
magnéticos, éter, fuerza vital, etc.). Ya en el siglo XIX la ciencia comprobó que
la unidad del mundo radica en su materialidad y, sobre esta base, ha procura-
do unir en un solo conjunto todos los fenómenos de la naturaleza. No es la
multiplicidad, sino una sustancia única, la materia, en desarrollo y cambio
constantes, lo que constituye la fuerza creadora que hace posible y necesario
explicar todos los fenómenos y procesos naturales.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 185

185
El desarrollo más reciente de la ciencia natural, sobre todo de la física ha
revelado aún de manera más profunda esa unidad del mundo, demostrando la
unidad material de fenómenos antes totalmente escindidos como materia y campo,
conectando indisolublemente la masa y la energía, descubriendo la naturaleza
corpuscular-ondulatoria de los objetos materiales, estableciendo el hecho de la
recíproca tansformabilidad de las partículas elementales, etc. La ciencia con-
temporánea trabaja para unificar los resultados de la física cuántica y de la teo-
ría de la relatividad en una sola teoría sobre la base de las propiedades y leyes
generales del desarrollo de la materia.
En el mismo sentido avanza el desarrollo de la ciencia social. El marxis-
mo ha descubierto la base general de la que, en último término, surgen y se
desarrollan todos los fenómenos sociales. Forman dicha base las condiciones
de la vida material de las personas o, de manera más concreta, el modo social
de producción. En dicha base radica la unidad, la interconexión y la interacción
de todos los aspectos y formas del desarrollo social. Gracias al marxismo, por
primera vez, se ha logrado explicar científicamente la historia de toda la so-
ciedad no como suma de acontecimientos y procesos aislados, sino como
proceso único, histórico-natural, sujeto a ley, en cuya base figura el desarrollo
del modo material de producción.
El significado histórico-mundial del descubrimiento de Marx estriba, asi-
mismo, en el hecho de haber eliminado el dualismo metafísico de sociedad y
naturaleza, pues se ha visto que la vida social, aunque esencialmente distinta
de la naturaleza, es también material, aunque su materialidad es singular: la
“materia” social —es decir, las condiciones de la vida material de las perso-
nas—, desempeña un papel decisivo en el desarrollo de la sociedad. El mar-
xismo ha descubierto la peculiaridad cualitativa de las leyes sociales y su
diferencia respecto a las leyes vigentes en la naturaleza.
Acabamos de decir que el saber científico ha avanzado y sigue avanzando
por el camino que asciende de lo abstracto a lo concreto, reflejando cada vez
con más profundidad y exactitud el nexo y la interacción que se dan entre
todos los aspectos y propiedades del mundo objetivo.
En tercer lugar, en este proceso de ascensión de lo abstracto a lo concreto
desempeñan un enorme papel las leyes generales descubiertas por la ciencia
vigentes en las esferas más diversas del mundo objetivo. En este sentido,
186 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

cualquier ley, incluso la más rigurosamente particular, posee gran significado


para alcanzar un conocimiento concreto de los objetos, pues la ley constituye
una unidad de nexos y relaciones esenciales de las cosas. Descubierta una ley
semejante, la ciencia, valiéndose de ella, explica la diversidad concreta de los
fenómenos. Mas resulta sobre todo importante el significado de las leyes ge-
nerales, de amplia vigencia, como son por ejemplo, la ley de la conservación
de la masa, la ley de la conservación y de la transformación de la energía o —en
el terreno de la vida social— la ley de la correspondencia necesaria entre las
relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas, etcétera.
El importante papel de semejantes leyes estriba en que éstas explican el
nexo y la unidad de una gran cantidad de hechos, con lo cual permiten al
conocimiento humano avanzar con mayor firmeza y seguridad por el camino
de la ascensión sintetizadora. De ahí que sea completamente justa la estima-
ción dada, por ejemplo, al descubrimiento que hizo Newton de leyes que uni-
fican zonas tan independientes entre sí como las correspondientes al
movimiento de los astros en el cielo y movimiento de los cuerpos en la tierra.
Con razón los científicos califican de “prodigio” ese descubrimiento e indican
que quien no ha percibido todo el significado de dicho prodigio no puede
tener ni siquiera esperanzas de llegar a comprender ni poco ni mucho el espí-
ritu de la ciencia contemporánea de la naturaleza.
Mayor “prodigio” aún ha de considerarse el descubrimiento de la ley de la
conservación y transformación de la energía, denominada por Engels ley abso-
luta de la naturaleza. El descubrimiento de esta ley puso fin a la escisión entre
las diversas formas de movimiento material después de haber demostrado que
todas las formas del movimiento están vinculadas entre sí y unas pueden trans-
formarse en otras, poniendo en manos del hombre un poderoso instrumento
para conocer la diversidad de la naturaleza en su profundísima unidad.
La física atómica contemporánea, al ahondar en la esencia de las partícu-
las elementales, al poner de manifiesto las complejas propiedades de los
microobjetos, ha descubierto, y sigue descubriendo, leyes que explican con
mayor profundidad la base y la unidad del mundo —infinitamente diverso—
de los fenómenos y procesos.
La tendencia básica del desarrollo de la ciencia, tendencia vinculada al
avance del saber sobre la naturaleza, a las crecientes posibilidades de llegar a
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 187

187
conocer de manera más profunda la esencia de la materia, estriba en el descu-
brimiento de leyes que abarcan zonas cada vez más amplias de fenómenos,
estriba en la investigación de la conexión y de la unidad de leyes que parecían
antes aisladas. Así, sobre la base de los éxitos obtenidos por la nueva física se
ha establecido la unidad indisoluble entre la ley de la conservación de la masa
y la ley de la conservación de la energía, formulándose una ley única sobre la
conservación de una y otra. Lo característico de las teorías de nueva creación
consiste en que éstas fijan límites a leyes descubiertas antes, señalan la esfera
de su vigencia, que resulta ser una faceta o parte de una zona de fenómenos
más amplia, regidos por leyes más generales.
Este hecho se hace patente al confrontar las leyes de la mecánica clásica
con las de la mecánica cuántica, la geometría euclidiana con la no euclidiana,
el principio clásico de la relatividad —que generaliza tan sólo fenómenos
mecánicos— con la moderna teoría de la relatividad, etcétera.
Hay teorías que se perfeccionan gracias al aumento de las generalizacio-
nes que engloban en su órbita nuevos aspectos y propiedades del mundo ob-
jetivo.
Los propios científicos, expresando de manera figurada esa tendencia ge-
neral del desarrollo de los conocimientos de la ciencia, dicen:

La creación de una nueva teoría no se parece a la destrucción de un viejo granero y edificación


de un rascacielos en su lugar, se parece, más bien, a la ascensión a una montaña, ascensión
que abre panoramas nuevos y más vastos y muestra inesperados lazos entre nuestro punto
de partida y su rico contorno. Pero el punto del que hemos partido aún existe y puede ser
visto, si bien parece más pequeño y constituye una parte minúscula del dilatado paisaje que
se ofrece a nuestra mirada.19

Esta feliz imagen aclara muy bien la regularidad con que se desarrolla el
conocimiento. Cuanto más amplias son las generalidades hechas por la cien-
cia, cuanto más generales y profundas son las leyes que ésta descubre, tanto
más íntegra y concreta se nos aparece la naturaleza, el mundo objetivo. Esto
significa que el movimiento que va de lo abstracto a la concreta reproducción
del mundo constituye una ley inmutable del conocer. De modo análogo a
19
Einstein, A. e Infeld, L., La evolución de la física, p. 156.
188 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

como, a través de la verdad relativa, nos acercamos a la verdad absoluta,


gracias a la ampliación y a la profundización de las abstracciones científicas la
imagen de la naturaleza se hace más concreta.
Finalmente, uno de los aspectos más importantes que presenta la acción
de esta ley del conocimiento estriba en el hecho de que el progreso de la
ciencia y de la actividad práctica histórica de la humanidad, permiten crear
una síntesis más general de todo el saber en forma de doctrina filosófica, de
concepción filosófica del mundo. Las posibilidades de generalización no que-
dan circunscritas a las leyes generales de la ciencia a que nos hemos referido.
Por vastas que sean, las generalizaciones de las ciencias concretas tienen sus
confines; el objeto de su investigación es limitado. Por ejemplo, pese a la
extraordinaria amplitud de los fenómenos estudiados por la física, esta cien-
cia no puede aspirar a generalizar con sus leyes los fenómenos biológicos o
sociológicos. Ahora bien, la aportación de cada ciencia particular en la repro-
ducción concreta del mundo objetivo, así como los éxitos registrados en el
aprovechamiento práctico del mundo, permiten descubrir las leyes más gene-
rales a las que se subordina todo lo existente. Son tales leyes las que expresan
la unidad más profunda y esencial de las facetas y relaciones del mundo obje-
tivo. La única ciencia que puede llegar a descubrir esa unidad —la más gene-
ral de los fenómenos— es la filosofía, basándose en el riquísimo caudal de
datos que proporcionan las ciencias exactas y en el desarrollo del hacer prác-
tico. Por otra parte, la filosofía científica moderna concibe dicha generaliza-
ción límite no según el espíritu propio de las viejas teorías de los filósofos de
la naturaleza, no en el sentido de buscar ciertas “causas finales”, las “sustan-
cias últimas” del mundo, etc., sino en el sentido de formular una síntesis filo-
sófica de los resultados de la ciencia y de la práctica, síntesis que permita
englobar en una unidad íntegra toda la diversidad de los fenómenos revelando
lo general que relaciona entre sí los aspectos y esferas más diversos de la
realidad. El desarrollo de la ciencia y de la práctica conducen de manera nece-
saria a semejante síntesis, de modo análogo a como cada ciencia particular,
por una necesidad semejante, ciñe con una sola idea toda la multiplicidad de
los fenómenos por ella estudiados. No cabe ser consecuente si se admite esta
necesidad para la generalización en cada sector particular de los objetos y no
se admite para el conocimiento del mundo en su conjunto.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 189

189
Las proposiciones del materialismo dialéctico acerca de la materialidad
del mundo, acerca del carácter primario de la materia y del carácter secunda-
rio de la conciencia, acerca de la indisolubilidad de materia y movimiento,
acerca del espacio y el tiempo como formas de la materia en movimiento,
acerca del carácter determinado de los fenómenos, acerca de las leyes más
generales del desarrollo, etc., son las generalizaciones más amplias. Su impor-
tancia está determinada no sólo por el hecho de proporcionar una representa-
ción concentrada del mundo objetivo, es decir, una concepción del mundo,
enlazando todos los conocimientos en una unidad, sino, además, por el hecho
de señalar un punto de vista para el examen de los fenómenos, los procedi-
mientos para abordarlos; en pocas palabras, la importancia de las proposicio-
nes del materialismo dialéctico está determinada por el activo papel que éstas
desempeñan en todo el proceso del movimiento del conocer desde lo concre-
to a lo abstracto y desde lo abstracto a lo concreto.

LA ERRÓNEA TEORÍA SOBRE EL “DESACUERDO” ENTRE EL AUMENTO DE LAS


ABSTRACCIONES CIENTÍFICAS Y EL CARÁCTER CONCRETO DEL MUNDO SENSORIAL

Tenemos, pues, que el movimiento del pensar desde las representaciones abs-
tractas de la naturaleza hacia conceptos cada vez más concretos constituye una
regularidad de la cognición. Vamos a examinar, ahora, el problema planteado al
principio del presente capítulo: el de si existe —y se ahonda— un abismo entre
el mundo dado directamente en nuestras percepciones, el mundo cotidiano de
los fenómenos, y el mundo “abstracto” de la ciencia. En puridad, después de lo
antedicho, la respuesta a tal pregunta resulta evidente: no puede haber ningún
abismo entre esos dos mundos y es ya del todo gratuita la afirmación misma de
que existen esos dos mundos. El mundo de la ciencia, de las fórmulas científi-
cas no puede existir independientemente del mundo real. La ciencia, en el pro-
ceso de su desarrollo, refleja de manera cada vez más exacta la naturaleza obje-
tiva; por esta razón, las teorías científicas han de fundirse con la esencia de la
realidad misma, es decir, han de expresar la verdad objetiva.
Ahora bien, ¿qué razones hay para afirmar que se da una escisión entre las
abstracciones de la ciencia y el mundo concreto de la realidad? Cedamos la
palabra a los renombrados científicos que sostienen dicho punto de vista. En
190 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

varios de sus trabajos W. Heisenberg intenta explicar la tendencia fundamen-


tal del desenvolvimiento histórico de la ciencia desde el punto de vista de la
correlación entre lo que tiene de concreto y perceptible el mundo real y la
abstracción profunda de la ciencia. Define la tendencia del desenvolvimiento
de la ciencia del siguiente modo:

Los conceptos con que operaba la ciencia natural (en el proceso de su desarrollo histórico, M. R.)
se han hecho más abstractos y menos manifiestos.20

Heisenberg ilustra su tesis aduciendo rico material. Contraponiendo la des-


cripción real del movimiento de los cuerpos dada por Aristóteles a la ley de
Galileo sobre la caída de los cuerpos como si se tratara de dos procedimientos
opuestos en el estudio de la naturaleza, el primero de los cuales se basa en la
percepción sensorial y el segundo en la abstracción. Heisenberg muestra cómo,
desde Galileo, cada nuevo paso en el avance de la ciencia ha ido separando del
mundo inmediato la ciencia natural hasta llegar, en la física atómica contempo-
ránea, a la separación total con respecto al mundo de los sentidos.
Heisenberg subraya el inmenso progreso del saber científico que se desa-
rrolla en forma de abstracciones. Ve acertadamente el carácter de la tendencia
indicada en el hecho de que se van conociendo de manera cada vez más pre-
cisa y profunda la unidad del mundo, las leyes generales que rigen los fenóme-
nos más diversos de la naturaleza.
Entiende que los nuevos conceptos de la ciencia son fundamentales “por-
que engloban una variedad infinita de fenómenos diversos del mundo sensorial
en un sistema único y bien concertado, haciéndolo, de este modo, accesible a la
comprensión”.21
Heisenberg repite insistentemente esta idea captando, en verdad, la quinta
esencia de la dirección fundamental del desarrollo de los conocimientos huma-
nos. Escribe que haciéndose “cada vez más abstracta, la ciencia natural adquie-
re, al mismo tiempo, nueva fuerza. Resulta que está en condiciones de poner de
manifiesto los nexos internos existentes entre los fenómenos más diversos y
reducirlos a una fuente común.22
20
Heisenberg, W., Problemas filosóficos de la física atómica, p. 63.
21
Ibid., p. 64.
22
Ibid., p. 63.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 191

191
Las palabras subrayadas por nosotros expresan acertadamente cuál es el
movimiento de la cognición de lo abstracto a lo concreto, pues lo concreto
constituye la unión “de los fenómenos más diversos”, de los aspectos más
diversos de la naturaleza compleja, en una “fuente común” que es la repro-
ducción mental de esa fuente común de la imagen real del mundo.
No obstante, aun comprendiendo acertadamente la esencia del proceso
de la cognición Heisenberg infiere de dicho proceso una conclusión filosófica
errónea.

En nuestro tiempo ha resultado —escribe— que semejante imagen (es decir, la imagen
física del mundo creado por la ciencia moderna, M. R.)al aumentar en exactitud se aleja cada
vez más de la naturaleza viva. la ciencia no se ocupa ya del mundo de la experiencia inmedia-
ta, sino de las bases ocultas de dicho mundo descubiertas gracias a nuestros experimentos.
Pero esto significa, al mismo tiempo, que el mundo objetivo se presenta, en cierta medida,
como resultado de nuestras acciones activas y de la perfecta técnica de observación. Por
consiguiente, también en este terreno nos encontramos frente a límites infranqueables para
el conocimiento humano.23

En estas palabras están contenidas, en realidad, dos conclusiones filosófi-


cas: 1. cuanto más abstractos se hacen los conceptos y fórmulas científicas
tanto más se aleja el saber humano de la “naturaleza viva”, o sea, dice Heisen-
berg, la unificación de la imagen del mundo basada en los datos proporciona-
dos por la ciencia natural, se paga “renunciando a representar, mediante esta
ciencia, los fenómenos de la naturaleza en su virtud inmediata;24 2. cuando
más abstractos son los conceptos de la ciencia tanto más se borra la divisoria
entre objeto y sujeto y la imagen científica del mundo se hace cada vez más
subjetiva, más dependiente de nuestro modo de proceder, de nuestras medidas,
de nuestros instrumentos, etc. Heisenberg expresó esta idea de modo singular-
mente radical en su obra La imagen de la naturaleza en la física actual (1955).

La meta de la investigación —declara— no es ya el conocimiento de los átomos y de su


movimiento en sí, es decir, prescindiendo de la problemática suscitada por nuestros

23
Ibid., p. 65.
24
Ibid., p. 63.
192 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

procesos de experimentación; antes bien, desde un principio nos hallamos imbricados en la


contradicción entre hombres y naturaleza, y la ciencia es precisamente una manifestación
parcial de dicho dualismo. Las vulgares divisiones del universo en sujeto y objeto, mundo
interior y mundo exterior, cuerpo y alma, no sirven ya más que para suscitar equívocos. De
modo que en la ciencia natural* el objeto de la investigación no es la naturaleza en sí misma, sino la
naturaleza sometida a la interrogación de los hombres ; con lo cual, también en este dominio, el
.

hombre se encuentra enfrentado a sí mismo.25

La idea de que en la ciencia actual, en virtud de su carácter abstracto, se borra


la diferencia entre el sujeto y el objeto es sostenida, asimismo por otros cien-
tíficos. Así, por ejemplo M. Born en su artículo “La realidad física”, a la vez
que afirma la realidad objetiva del mundo externo, declara:

La mecánica cuántica ha destruido la diferencia entre objeto y sujeto, pues puede describir la
situación en la naturaleza no como tal, sino como situación creada por el experimento del
hombre... El físico atómico se encuentra muy lejos de la idílica postura del naturalista de
antaño que esperaba confiadamente descubrir los secretos de la naturaleza observando
mariposas en un prado.26

Las dos conclusiones filosóficas indicadas se deben a una errónea inter-


pretación del modo en que se correlacionan lo abstracto y lo concreto y mere-
cen un examen crítico. Ello nos permitirá ver el problema de que venimos
tratando desde algunos puntos de mira nuevos.
Está fuera de toda duda que al aumentar nuestros conocimientos científi-
cos, crece y se amplía la actividad abstractiva del pensar. Pero, ¿significa ello
que al acentuarse esta tendencia, la imagen del mundo se va alejando cada
25
Heisenberg, W., Des Naturbild der heutigen Physik, p. 18.
* Heisenberg ve la situación presente de la ciencia natural tan sólo como una de las manifestaciones de la situación
general en el mundo de nuestros días. Antes, el hombre se encontraba enfrentado con la naturaleza y luchaba
contra ella procurando subordinarla. Ahora, cuando ya lo ha logrado, el hombre se enfrenta no con la naturaleza,
sino consigo mismo. “El hombre se encuentra enfrentado a sí mismo.” Ahora la amenaza, para el hombre, parte
de otro hombre. En este sentido el hombre se encuentra por doquier exclusivamente “consigo mismo”, con
estructuras y situaciones creadas por él. A pesar de que algunas de las aseveraciones de dicha tesis, su autor ha
aceptado en la situación presente cierto fenómeno real; aunque lo ha interpretado erróneamente. En efecto, en
la sociedad moderna existen grupos sociales (y no “el hombre” en general) que desearían convertir el poder
adquirido sobre la naturaleza en arma contra la humanidad, desearían desencadenar las fuerzas de la energía atómica
con fines destructivos, transformar fuerzas que encierran en sí posibilidades extraordinarias, antes nunca vistas
para satisfacer la vida del hombre, en fuerzas demoniacas de guerra. De todos es bien sabido quiénes representan
a dichos grupos sociales y cuál es su naturaleza de clase.
26
Born, M., “Éxitos de las ciencias físicas”, La realidad física, p. 137.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 193

193
vez más de la naturaleza viva?, ¿significa ello además, que resulta ya ilusorio
querer reflejar y conocer la naturaleza “como es”? Desde luego, no es así.
Hemos dicho más arriba que mediante la abstracción científica no nos
apartamos de la realidad viva e inmediata de los fenómenos, sino que, en
último término, nos acercamos a ella. Esto es, precisamente, lo que explica el
hecho de que con el aumento de las abstracciones científicas, nuestros cono-
cimientos acerca de la naturaleza se van haciendo cada vez más exactos y
adecuados al mundo objetivo. Que ello es así, no lo niegan los propios natura-
listas, quienes señalan que las abstracciones ponen de manifiesto los nexos
internos entre los fenómenos y los hacen accesibles a la comprensión del hom-
bre. Utilicemos el ejemplo aducido por Heisenberg. Aristóteles, al explicar la
caída de los cuerpos, describió el movimiento real de los mismo en la natu-
raleza y estableció que los cuerpos ligeros caen más despacio que los pesados.
El punto de partida de los razonamientos de Galileo sobre el mismo hecho
fue una abstracción, ya que Galileo planteó el problema en términos genera-
les, abstractos: cómo caerían los cuerpos si no hubiera la resistencia del aire
¿Quién dio una descripción más exacta del fenómeno? Aristóteles, con sus
representaciones sensorialmente concretas, que reflejan el hecho tal como se
ve directamente, o Galileo, con sus abstracciones. La respuesta es obvia. Ahora
bien, si quien estaba en lo cierto era Galileo y no Aristóteles, ¿en qué nos
basamos para sostener que la abstracción aleja de la naturaleza el conoci-
miento del hombre? Es evidente que el conocimiento no se detiene en la
abstracción. Valiéndose de ella, vuelve a los fenómenos concretos en su rea-
lidad viva y explica por qué, en virtud de qué causas, los cuerpos no caen a la
tierra con movimiento uniforme. Aristóteles creía también que un cuerpo en
movimiento se detiene si cesa la acción de la fuerza externa que lo impulsa.
Esa idea estaba asimismo dictada por la mera observación sensorial. Pero
Galileo, como se sabe, refutó también esta conclusión de Aristóteles al expli-
car, mediante abstracciones (así como por medio de varios experimentos) el
fenómeno de la inercia. Más tarde, Newton formuló la ley “abstracta” de la
inercia que refleja la naturaleza con mucha más exactitud que las más vívidas
representaciones tomadas de la experiencia inmediata.
Estos ejemplos muestran que para conocer de manera adecuada la natu-
raleza, el saber científico debe situarse en el camino de la abstracción. Si las
194 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

abstracciones permiten que la ciencia conozca más hondamente la naturale-


za, ¿por qué ha de sorprendernos que a medida que se hacen más profundos
los conocimientos del hombre aumente asimismo el número de abstracciones
y se haga cada vez más difícil y compleja, de aspecto más abstracto, la forma
misma en que tales conocimientos se expresan? En eso estriba la regularidad
objetiva del desarrollo de la cognición. Cuanto más penetra la ciencia en la
escondida base de las cosas cuanto más al desnudo pone la esencia de los
fenómenos y de los procesos, tanto más abstracta es, por la forma, su manera
de expresar los resultados obtenidos. Los datos de que hoy dispone la física
atómica no pueden ser expresados en forma sensorialmente perceptibles, se
representan mediante complejas ecuaciones matemáticas. Pero ¿acaso dismi-
nuye, por esto, el enorme contenido objetivo encerrado en las abstracciones
científicas? Al contrario, la dialéctica del desarrollo es tal, en este caso que
cuanto más abstracta es la forma de expresión, tanto más concretos y más
llenos de contenido se hacen nuestros conocimientos de la naturaleza. La
teoría de la relatividad, por ejemplo, como teoría física moderna del espacio y
del tiempo es sensiblemente más abstracta que la teoría newtoniana. Pero no
deja de ser menos claro que resulta más concreta que las viejas representacio-
nes, si bien éstas, con su división de un espacio, tiempo y materia en movi-
miento, resultaban mucho más claras y accesibles al sentido común. Huelga
decir que la ciencia no ha de tender artificiosamente a la materialización abs-
tracta de sus investigaciones. Pero el avance en el sentido indicado constituye
una ley del conocimiento, objetiva, independiente del deseo y de la arbitrarie-
dad del hombre. Dicha ley está expresada con claridad y precisión en las si-
guientes palabras de V. I. Lenin: “La suma infinita de los conceptos generales,
leyes, etcétera, da lo concreto en su plenitud.”27 Únicamente los positivistas
pueden exigir que los conocimientos actuales se basen en el principio de la
“observabilidad” y declarar irreal, no objetivo, etcétera, todo lo que no se
puede observar. Si se ateniera a semejantes principios, la ciencia no podría
dar un paso adelante y ello no sólo en nuestro tiempo, sino ni siquiera en las
primeras etapas de su desarrollo, pues ya los primeros pasos de la ciencia por
el camino del conocimiento de la naturaleza necesitaban de abstracciones.

27
V. I. Lenin, Obras escogidas, tomo XXXVIII, p. 275.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 195

195
Por esto a las quejas de que, con el desarrollo de la ciencia, el conocimiento
se aparta cada vez más de “la realidad viva inmediata” de la naturaleza, no se
les puede dar más que un sentido, que resulta muy difícil traducir a formas
sensorialmente perceptibles los resultados obtenidos. Ahora bien, si examina-
mos con todo rigor este aspecto del problema, lo mismo podemos decir acer-
ca de cualquier concepto. La imposibilidad de expresar en forma de “realidad
viva inmediata” la naturaleza corpuscular-ondulatoria del electrón o la natu-
raleza del fotón, no queda limitada a tales fenómenos; tampoco hay modo de
expresar en la forma aludida conceptos tan simples como el de “hombre”,
“planta”, “caballo”, “piedra”, etc. No por ello, sin embargo, dejan de ser una
realidad el hombre, la planta y los demás fenómenos objetivos.
El ejemplo aducido nos permite ver el error que presupone identificar lo
concreto con las representaciones sensorialmente perceptibles. Son muchos
los conocimientos sobre fenómenos que no pueden ser expresados de manera
que resulten sensorialmente perceptibles; pero no por esto tales conocimien-
tos dejan de reproducir en el pensamiento los fenómenos en lo que tienen de
concretos, o unidad de numerosas determinaciones, como unidad en la diver-
sidad. Al contrario, este camino es el único que permite aproximar el pensa-
miento al mundo objetivo concreto. Lo abstracto y la realidad viva inmediata,
al divergir, convergen, se aproximan. En esta dialéctica se manifiesta el efec-
to de la ley relativa a la negación de la negación: es necesario apartarse de lo
dado de manera inmediata para volver a ello, pero volver sobre una base in-
comparablemente más profunda. Las teorías de la física atómica, por aparta-
das que se hallen de la “realidad viva inmediata” de los fenómenos que se dan en
el mundo objetivo, permiten —precisamente esas leyes y no otras— penetrar en
los fenómenos del mundo objetivo; en caso contrario, dichos fenómenos, pese
a toda su realidad viva y a su carácter inmediato, seguirían siendo, para noso-
tros, sonidos huecos. El hecho de saber que el rayo de luz es una forma de
energía, fruto de complejos procesos nucleares, dados en el Sol, ¿me aleja, por
ventura, de la realidad viva inmediata del fenómeno en cuestión?
Los economistas burgueses, en su tiempo, atacaban a Marx diciendo que
la teoría de la plusvalía, por él formulada, nada tiene de común con la “reali-
dad viva inmediata” del beneficio capitalista. Pero la cuestión estriba en que
la “realidad viva inmediata” del beneficio encubre la esencia de la plusvalía y
196 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

han sido precisas abstracciones “vertiginosas” para que este fenómeno llegara
a ser aprehendido, visto, realmente, en toda su realidad viva.
El movimiento de lo abstracto a lo concreto es, por tanto, un movimiento
hacia el mundo sensorial, pero un movimiento reversible, que permite ver y
comprender este mundo mucho mejor de lo que es posible cuando el pensa-
miento sólo inicia el camino de lo concreto sensorial a lo abstracto. En este
sentido, lo concreto, obtenido como resultado de todo el proceso de la cogni-
ción, es una vuelta a la “realidad viva inmediata” de los objetos que se inves-
tigan, pero una vuelta ya con brújula que permite orientarse con pulso firme
por el mundo sensorial.
Lo más importante de cuanto se aproxima lo abstracto a lo concreto es la
práctica, la actividad práctica del hombre. Por abstractos que parezcan los
conceptos y conclusiones científicos, existe un criterio que los hace accesi-
bles para el hombre y les da carácter de realidad viva inmediata; es el criterio
del hacer práctico. Los mismos hombres de ciencia se ven obligados a recono-
cerlo, pese a lo que digan sobre el alejamiento de la ciencia respecto a la
naturaleza real. El propio Heisenberg, al hablar de que los conceptos abstrac-
tos de la física moderna abarcan una infinita variedad de fenómenos del mun-
do sensorial, declara que:

Esto ha sido demostrado por la técnica desarrollada sobre la base de este sistema de concep-
tos, técnica que ha hecho al hombre capaz de aprovechar las fuerzas de la naturaleza para
alcanzar sus objetivos.28

Es, precisamente, esta capacidad de los conceptos científicos abstractos


para proporcionar al quehacer práctico del hombre conocimientos que le per-
mitan aprovechar las fuerzas de la naturaleza, lo que mejor demuestra el ca-
rácter concreto y vital del saber contemporáneo.
Resulta, pues, que están en lo cierto, quienes, al comprobar que la ciencia
natural de nuestros días tiende a aumentar su carácter abstracto, no infieren de
ello que se abra un abismo entre la ciencia y el mundo real, sino que hablan de la
aproximación constante entre una y otro. En este sentido es extraordinariamente

28
W. Heisenberg, Problemas filosóficos de la física atómica, pp. 64-65.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 197

197
valiosa la indicación de M. Planck según la cual, por paradójico que parezca, “el
progresivo alejamiento de la imagen física del mundo respecto al mundo sensorial
no significa otra cosa que la aproximación progresiva al mundo real”.29
Todo ello refuta la sengunda conclusión filosófica que hemos citado más
arriba acerca de la correlación entre el objeto y el sujeto sobre la base de los
conocimientos obtenidos y de los métodos actuales de investigación científi-
ca. No existe ninguna diferencia de principio entre la correlación de sujeto
objeto que se daba en el pasado y la que se da en la actualidad. La diferencia
estriba tan sólo, en que antes, cuando la ciencia aún no estaba en condiciones
de revelar con la profundidad de hoy la esencia de la naturaleza, era posible,
según la imagen empleada por Born, llegar a conocer algunos secretos de la
naturaleza observando las mariposas en el prado. En cambio, ahora, cuando
se investigan fenómenos tan ocultos a la mirada directa como son las partícu-
las “elementales”, mundos separados de la Tierra por mil millones de años
luz, etc., ha aumentado incomparablemente el papel del sujeto; la actividad
de su pensar y los métodos de estudio se han hecho más complejos. Actual-
mente, para estudiar la naturaleza se crean instrumentos tan poderosos como
sincrofasotrones, satélites artificiales de la Tierra, “luniks”, etc. Pero nada de
esto anula la proposición general —válida en cualquier estadio del desarrollo
de la ciencia—, de que el conocimiento es un acto de interacción entre el
sujeto y el objeto, en el proceso del cual, el sujeto, es decir: el hombre pensan-
te, entra en conocimiento de propiedades y leyes del mundo objetivo, no de sí
mismo ni de arbitrarias oscilaciones de su cerebro, sino de la naturaleza con
existencia real, de la naturaleza “en sí”. Aducir que la mecánica cuántica sólo
puede describir situaciones creadas por el experimento humano, no confirma
la falsa tesis de que desaparece la diferencia entre sujeto y el objeto. En las
situaciones creadas por la experiencia humana, por el experimento, se reflejan
propiedades objetivas de fenómenos reales y el hombre llega a conocerlas. De
otro modo resultaría imposible utilizar en la práctica tales propiedades y
leyes de la naturaleza en beneficio del hombre. En la práctica las abstraccio-
nes cobran vida; en la misma práctica se comprueba y confirma su carácter
objetivo.

29
M. Planck, Das Weltbild der neuen Physik, Leipzig, pp. 14-15.
198 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

En el proceso de la cognición en desarrollo, la diferencia entre sujeto y


objeto se borra tan sólo en el sentido de que cuanto mayores son la profundi-
dad y la exactitud con que la ciencia conoce los fenómenos y las leyes de la
naturaleza, cuanto más coincide el pensamiento (el sujeto) con el objeto, tan-
to menor es el abismo que se abre entre ellos. En este sentido, el conocimien-
to humano tiende a fundirse por completo con el mundo objetivo. El proceso
de esta fusión ni teórica ni prácticamente tiene límites. En dicho proceso lo
abstracto se hace cada vez más concreto, la imagen de la naturaleza adquiere,
en el pensamiento humano, un carácter cada vez más íntegro y objetivo. En
ello estriba la esencia del movimiento de la cognición desde lo abstracto a lo
concreto.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 199

199
Cuestionario

11. ¿Cómo se define lo abstracto y lo concreto?


22. ¿Cuál es la forma en que se desarrolla el conocimiento?
33. ¿Cuál es la solución positivista respecto al desarrollo del conocimiento?
44. ¿En qué consiste la correlación entre lo concreto y lo abstracto en el pro-
ceso singular del conocimiento?
55. ¿Qué es pensar de manera abstracta?
66. ¿Cuál es el punto de partida en el conocimiento de la realidad objetiva?
77. ¿En qué consiste la doble naturaleza de alejarse de lo concreto?
88. ¿Cuál es la importancia del proceso de análisis?
99. ¿Cuál es la función de la abstracción inicial?
10. ¿Cómo se realiza la reducción del fenómeno a la esencia?
11. ¿A qué llama Rosental la historicidad de la abstracción inicial?
12. ¿En qué consiste la relatividad de los conceptos de lo abstracto y lo con-
creto y a qué llama Engels su no coincidencia?
13. ¿Cómo ejemplifica Rosental la correlación entre lo abstracto y lo concreto?
14. ¿Cuáles son las formas en que se manifiesta el proceso de ascención de
lo abstracto a lo concreto, desde el punto de vista del desarrollo general
de los conocimientos?
15. ¿Cómo se responde al problema planteado de la escisión entre el mundo
de la ciencia y el mundo concreto de la realidad?
200 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

El paso de lo abstracto a lo concreto

Concreto
Abstracto Abstracto
Proceso de la investigación
Punto de partida Concreto real sensorial Punto de llegada
Concreto mental Proceso abstracción concreción Concreto mental

Selección y Conclusión
Marco Teórico Etapa
delimitación
Estructura exploratoria Nuevo
del objeto de
lógica conocimiento
estudio

Especificación Sondeo Método de


Conocimiento del marco teórico exposición
ya establecido Hipótesis
Abstracciones Provisionales Estructura lógica
iniciales Replanteamiento

Teorías, Teorías, leyes,


leyes, categorías,
categorías, Planteamiento del Elaboración de conceptos.
conceptos, problema hipótesis modelos,
modelos, nuevas
problemas hipótesis
hipótesis, y nuevos
datos y cifras Fundamentación, Etapa de problemas
relación entre concreción y
el marco teórico contrastación
general y el marco de hipótesis
Primer momento Segundo momento
teórico específico
de la abstracción de abstracción

Recolección de datos,
concentración, sistematización
y procesamiento

Interpretación, medición, cuantificación,


cualificación, verificación o rechazo
de hipótesis

General Singular-Particular General

Afirmación Primera negación Negación de la


negación

Simple Complejo Simple

Fuente: Elaborado por Alfredo Tecla


LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 201

201

ANEXO III

EL MÉTODO DE WEBER
202 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 203

203

LOS TIPOS IDEALES DE MAX WEBER 1 .

I. S. Kon, 1974

La vida sostenida por Rickert fue tomada y desarrollada posteriormente por


el célebre historiador, y sociólogo alemán Max Weber (1964-1920). Intelec-
tual de formación multilateral, Weber en su juventud experimentó una evi-
dente influencia del marxismo (aunque es difícil aceptar la aseveración de A.
I. Neusijin: “en la práctica, el empirismo de Weber está fuertemente impreg-
nado de la influencia filosófica de Marx”,2 esto es una franca exageración) e
intentó elaborar una lógica coherente de la ciencia histórica y, en especial,
esclarecer la naturaleza gnoseológica de sus conceptos generales.
El punto de partida de la teoría de Weber, es en el fondo, el mismo de
Rickert. Concentra su atención en el aspecto activo del proceso cognoscitivo
y atribuye una importancia decisiva, no al objeto real de la investigación, sino
al “punto de vista” inicial del investigador. En general, Weber coincide con
Rickert en que lo histórico siempre está vinculado a determinados “valores”
culturales. Pero a partir de aquí empiezan divergencias considerables.
En su intento de eludir el relativismo, Rickert partía del sistema de los
“valores absolutos”; Weber demostró convincentemente la inconsistencia de
este punto de vista, que da por supuesto que la historia que se va a describir,
en realidad ya está escrita. Partiendo de la posición de un empirismo de prin-
cipio, y procurando fundamentar la lógica del conocimiento histórico en su-
puestos reales, Weber trasladó el concepto de “valor”, del mundo trascendente
de los imperativos abstractos al mundo real de la historia contemporánea,

1
Tomado de El idealismo filosófico, México, Cultura Popular, pp. 83-85.
2
Neusijin, Sociología empírica, Max Weber y la “lógica de la ciencia histórica bajo la bandera del marxismo”, p. 118.

203
204 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

destacando que los hombres utilizan diversos sistemas de valores. Pero al


comprobar la dependencia del conocimiento histórico respecto de la realidad
contemporánea. Weber no fue capaz de explicar correctamente esta depen-
dencia, y esto lo llevó al subjetivismo y al relativismo.
Ya era subjetivista el punto de partida del juicio de Weber, que atribuye
únicamente a nuestra conciencia la ordenación de la realidad caótica y dedu-
ce que el contenido mismo del conocimiento histórico es determinado por el
punto de vista del investigador. La cualidad de un proceso dado (un fenóme-
no económico social, por ejemplo —subraya Weber—) no consiste sólo en lo
que les es inherente a él “objetivamente”. Está determinado de modo mucho
más fuerte por la dirección de nuestros intereses cognoscitivos pues proviene
de ese específico sentido cultural que atribuimos a dicho proceso en un caso
individual dado.3
El significado de cualquier proceso o fenómeno no puede ser comprendi-
do, naturalmente, por sí solo, sino únicamente en relación con otros fenóme-
nos. Pero aquí nos referimos a relaciones objetivas. Weber, en cambio, al
mistificar la multiplicidad de interrelaciones entre los fenómenos de hecho la
disuelve en la conciencia del investigador. Observa con acierto que no es
posible, por ejemplo, decir que tal fenómeno sólo tiene un significado econó-
mico, dado que puede ser contemplado desde otro ángulo visual. Pero extrae
de esto la conclusión de que todo “fenómeno adquiere la propiedad de ser
económico tan sólo en la medida y hasta el momento en que nuestro interés
esté dirigido exclusivamente en el sentido que tiene la lucha material por la
existencia”.4 Puede ocurrir, por ejemplo, que nos pongamos a contemplar una
herramienta de trabajo desde el punto de vista de su forma artística: en este
caso, cortamos la relación con la esfera del trabajo.
Indudablemente, al contemplar tal o cual fenómeno, nos vemos forzados
a limitarnos tan sólo a unas pocas, escasas relaciones, que tienen importancia
en una situación concreta dada. Pero esto no invalida el hecho de que ese
mismo fenómeno tenga una cantidad de otras relaciones (“significados”), ni
quiere decir que esas mismas relaciones sean establecidas arbitrariamente. El

3
Weber, W., Gesammelte Aufsatze zur Wissenscftslchre, Tubingen, p. 161.
4
Ibid., pp. 162-163.
LOS TIPOS IDEALES DE MAX WEBER 205

205
“significado” no es algo subjetivo que “atribuimos” al objeto: es una de las
relaciones objetivas reflejadas por nuestra conciencia. El hecho de que esta
relación no sea la única no refuta en nada su objetividad. Por supuesto, el
hombre puede considerar los fenómenos desde los puntos de vista más dispa-
res, ya que todo en el mundo está recíprocamente relacionado. Lo cual no
quiere decir, en modo alguno, que cada uno de estos puntos de vista sea cien-
tífico y acertado.
El error de Weber proviene de su concepción según la cual las ciencias
mismas no se clasifican de acuerdo con su objeto sino de acuerdo con sus
métodos.
El fundamento de la división de los terrenos de las ciencias no es la
“interrelación” fáctica entre las “cosas”, “sino la interrelación conceptual de
los problemas”.5
¿Pero es posible contraponer la interrelación de los problemas a la
interrelación de las cosas? Lo cierto es que la primera se basa en la última. El
no comprender esta situación lleva inevitablemente al subjetivismo y al
relativismo.
Sin embargo, por ser él mismo un gran historiador, Weber no podía pres-
cindir de la abstracción en la historia, puesto que sin ella ninguna ciencia
tiene sentido. La historia, según Weber, enseña lo peculiar y lo singular. Por
otra parte, no puede arreglárselas sin algunas generalizaciones teóricas. ¿Cuál
es el carácter gnoseológico de estas generalizaciones?, ¿son el reflejo de deter-
minada realidad concreta, o nada más que medios auxiliares, una especie de
instrumentos, que en sí mismos no reflejan nada pero que son necesarios para
el conocimiento? Weber contesta a la pregunta en este último sentido.
Al analizar las categorías de la economía política, Weber asegura que éstas
no reflejan la realidad económica, sino que son “ideas de los fenómenos históri-
cos”, son nada más que modelos ideales y agrega:

La economía política nos proporciona un cuadro ideal de los fenómenos que ocurren en el
mercado cuando una sociedad está organizada sobre la economía de cambio, la libre concu-
rrencia y el comercio fuertemente racionalizado. Este cuadro ideal une determinadas relacio-
nes y fenómenos de la vida histórica en un complejo de vínculos creados mentalmente y que
5
Ibid., p. 166.
206 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

está libre de contradicciones. Por su contenido, esta construcción tiene el carácter de una
utopía que se obtiene llevando a un primer plano determinados elementos de relaidad.6

Esta “utopía” mental es llamada por Weber “un tipo ideal”. El “tipo ideal”,
en el concepto de Weber, no es una exponente “medio” de las diversas formas
de la realidad empírica. El “tipo ideal” se obtiene “mediante la promoción
unilateral de uno o varios puntos de vista y la unificación de una cantidad de
fenómenos dispersos, y que existen por separado (...) En su pureza abstracta
esta forma mental no puede encontrarse, empíricamente, en la realidad; es
una utopía, y surge, para la labor histórica, el problema de establecer en cada
caso aislado qué tan cerca o qué tan lejos de esta forma mental está la reali-
dad, y en qué medida, por consiguiente, el carácter de las relaciones económi-
cas de una ciudad determinada puede ser tomado por típico para el concepto
de “economía urbana”.7
Weber subraya que el “tipo ideal” no es más que un instrumento del cono-
cimiento.

Una forma mental, que no es una realidad histórica y mucho menos una “auténtica” reali-
dad. Menos aún puede servir como un esquema al cual la realidad deba adecuarse en carácter
de exponente. Tiene tan sólo el significado de un concepto ideal, al cual se aplica una
realidad, y se lo compara con determinados elementos, de su contenido empírico dotados
de sentido.8

Al demostrar la necesidad de semejantes “utopías lógicas” para la sistema-


tización y la conceptualización de los hechos aislados Weber previene al mismo
tiempo contra la “confusión” de lo típicamente ideal con los históricamente
real.9 Estas posiciones de la teoría de Weber están directamente enderezadas
contra la concepción marxista de las formaciones económico-sociales como
categorías teóricas, que reflejan la esencia del proceso histórico. Según Weber,
los conceptos típicos ideales, precisamente en virtud de su idealidad, no pueden
ser colocados en la base de una clasificación genética de los fenómenos históri-

6
Ibid., p. 190.
7
Ibid., p. 191.
8
Ibid., p. 194.
9
Ibid., p. 195.
LOS TIPOS IDEALES DE MAX WEBER 207

207
cos, de los tipos de economía, dada que la continuidad histórica de los fenóme-
nos no coinciden con la de la lógica, sin mencionar el hecho de que es muchísi-
mo más compleja. Al criticar la concepción marxista de las formaciones
económico-sociales, Weber sostiene que los conceptos de la economía política
marxista y del materialismo dialéctico no son un reflejo de las etapas reales o de
la “tendencias” del proceso histórico, sino nada más que “tipos ideales”.
La confusión de Weber al resolver los problemas de la lógica y la historia
está condicionada por su actitud idealista subjetiva, según la cual los concep-
tos científicos no son un reflejo de la realidad objetiva, sino nada más que
“instrumentos mentales que tienen por fin el señorío espiritual sobre lo dado
empíricamente”.10 Weber tiene razón cuando demuestra que las categorías
lógico-abstractas y teóricas en que se apoya la economía política y otras cien-
cias sociales no expresan directamente toda la realidad objetiva, no pueden
transmitir toda la riqueza de los fenómenos. Pero el hecho de que ningún
concepto general coincida directamente con la realidad y, hasta cierto punto,
en forma inevitable, la simplifique, no priva a ese concepto de un contenido
objetivo y no lo convierte en una pura ficción.
Tomemos, por ejemplo, el concepto de “capitalismo”. Sin duda alguna
éste es un concepto abstracto, general, al cual no es posible encontrarle un
único sentido de “referencia” en la realidad histórica. El concepto general de
“capitalismo” no puede expresar toda la riqueza y multiformidad de las rela-
ciones designadas con dicho término (capitalismo industrial, capitalismo
monopolista, capitalismo de Estado, etc.) y sus modificaciones históricas (el
capitalismo norteamericano actual es una cosa, y el capitalismo en las ex co-
lonias es otra). De aquí la necesidad de otros conceptos, menos generales y, al
mismo tiempo más concretos. ¿Pero quiere decir esto, acaso, que el concepto
“capitalismo” está desprovisto de contenido objetivo y que ha sido creado
por nosotros nada más que con el propósito de orientarnos mejor? Por su-
puesto que no. Este concepto designa en forma general características real-
mente propias de esa forma determinada de organización social, aunque nunca
se muestren en forma “pura” y este concepto no es sólo instrumental, sino
también un resultado del conocimiento histórico.

10
Idem.
208 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

La idea de Weber, que señala el carácter “instrumental” de las categorías


sociológicas y, se aproxima a la concepción positivista y pragmática de este
problema es un sí misma contradictoria.11
Por un lado Weber subraya que los “tipos ideales” no son un reflejo de los
fenómenos históricos reales, empíricos; por otro lado, escribe que justamente
en el proceso del conocimiento de los fenómenos históricos se esclarece y se
pone de manifiesto si determinado tipo ideal es un concepto científico y fruc-
tífero o nada más que un juego intelectual.12 Weber demuestra que para siste-
matizar los fenómenos históricos es posible utilizar con idéntico buen resultado
diversos complejos de conceptos típicos ideales, por cuanto éstos dependen
del punto de vista que adopta el investigador. Al mismo tiempo reconoce que
los cambios en los conceptos típicos ideales predominantes dependen no sólo
de la variación de las valoraciones culturales sino también del progreso del
propio conocimiento histórico.13
No obstante, como las categorías sociológicas utilizadas en la historia no
pueden ser un reflejo de la realidad —ésta es la tesis principal de M. Weber—,
la sociología misma se torna formalista, convirtiéndose fácilmente en una
tipología abstracta, basada en analogías superficiales y antihistóricas. Esto
abre el camino a la arbitrariedad en la determinación y el empleo de los con-
ceptos generales. Aunque Weber hace críticas a la sociología formalista de
Simmel, en él mismo no escasean estas analogías arbitrarias.
La teoría de Weber, enderazada contra el determinismo científico, no es
compatible con el reconocimiento de la existencia de leyes históricas objeti-
vas. Desde su punto de vista las categorías sociológicas no son otra cosa que
“tipos ideales”, Max Weber identifica el capitalismo con la simple producción
de mercancías y sostiene que “el capitalismo ha existido, en tales o cuales
formas, en todas las épocas de la historia de la humanidad”.14

11
Muchos investigadores han señalado ya esta contradicción (W. Bienfait: Max Webers Lehre vom geschichtlichen
Erkennen, Berlín, 1930, p. 38; A. I. Danilov: Problemas de la historia del agor de 18 Baja Edad Media en la
historiografía alemana de fines del siglo XIX y principios del XX, pp. 101-102).
12
Weber, M., Gesammelte Ausfsatze zur Wissenschftslehe, p. 193.
13
Ibid., pp. 206-207.
14
Weber, M., Historia de la economía, p. 177.
LOS TIPOS IDEALES DE MAX WEBER 209

209
Weber se burla del primitivo irracionalismo de la “filosofía de la vida”.
“El que tiene ganas de contemplar —escribe—, que vaya al cine.”15 pero sus
reparos críticos se dirigen nada más que contra las formas anticuadas y vulga-
res de irracionalismo. En realidad, el mismo Weber paga tributo al
irracionalismo, intentando conciliar las ideas de Rickert con las de Dilthey.
Considera que la tarea principal de la sociología consiste en descubrir el
“significado objetivo y espiritual” de las formas sociales y comprender “el
esquema de los fines racionales que yace en la base de los actos sociales”;
rechaza cualquier intento de explicación monista de la historia, oponiéndole
un “pluralismo” ecléctico y la “teoría de los factores”. En esto Weber es con-
secuente y lógico a su manera. Si el punto de partida del conocimiento histó-
rico es el “punto de vista” individual del historiador, entonces es menester
reconocer que la historia puede ser contemplada desde cualquier ángulo: si
ése es vuestro gusto, considerar a la cultura como un producto de la econo-
mía; si tenéis el gusto contrario, considerad las relaciones económicas como
un producto de la cultura. Todo depende de los intereses del investigador.
Pero en la realidad histórica no hay nada constante y todos los “factores” del
desarrollo social poseen los mismos derechos.
Sin embargo, este reconocimiento de la igualdad de derechos de los facto-
res sigue siendo en buena medida una “declaración oficial”. En sus trabajos
concretos, y en abierta polémica con el marxismo, Weber intentó demostrar
que la ideología no surge de la economía, sino, al contrario, que ésta es un
producto de aquélla. En este espíritu están escritas sus numerosas obras so-
bre la sociología de la religión así como su libro fundamental: La ética protestante
y el espíritu del capitalismo.
Después de reunir un cuantioso y valioso material de datos, Weber esta-
bleció determinada correspondencia entre las exigencias del capitalismo en el
ascenso y las exigencias de la moral protestante. Sin embargo, de una explica-
ción falaz de este fenómeno. Al principio, partiendo del principio del pluralis-
mo, según el cual obran en la historia una cantidad de “factores con derechos
iguales”, Weber dice que no se puede dar preminencia ni a la economía ni a la
religión; el hecho de que coincidan dos etapas de su desarrollo no quiere decir
15
Weber, M., Gesammelte Aufsatze zur Religionssoziologie, Bd. I. Tubingen, p. 14.
210 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

en absoluto que uno de los “factores” deba ser condicionado por el otro “fac-
tor”. Sin embargo, más adelante desemboca en un franco idealismo y sostiene
que en el fundamento de la economía se encuentra la religión.

Por muy fuertes que sean, en casos aislados, las influencias sociales que condicionan econó-
mica y políticamente a la ética religiosa, en un principio y de todos modos han recibido a su
vez la influencia de las fuentes religiosas.16

Ahora intenta ya interpretar la historia de la sociedad, no a partir de los “in-


tereses” de los hombres, evidentes como son en la vida material, sino dejas
“ideas”, Según Weber, no fueron las relaciones capitalistas de producción las
que engendraron la moral calvinista, sino al contrario: las ideas del calvinismo
engendraron el capitalismo.
Razonaba del siguiente modo: el capitalismo ha sido creado por el hom-
bre que siempre obra de acuerdo con determinadas ideas. ¿Por qué los hom-
bres empezaron a ser cautelosos y a ampliar la producción en vez de gastar
todas las ganancias, como hacían antes? Las causas de ello se hallan en la
religión calvinista. Según el dogma calvinista, no está convencido de que jus-
tamente él haya sido elegido por Dios. Busca señales en su “elección” en la
tierra y las encuentra en el florecimiento de sus negocios y en sus éxitos mate-
riales. Por eso no puede dilapidar sus ganancias en lujos, sino que las invierte
en la ampliación de la producción. Y es así que la religión calvinista se con-
vierte en la causa del surgimiento del capitalismo.
Como es evidente Weber pone las cosas patas arriba. No cabe duda; por
cierto, que la ética calvinista haya influido en el desarrollo de las relaciones
capitalista, pero lo esencial es que la religión calvinista nació a consecuencia
de1 cambio de condiciones económico-sociales objetivas, y éste es el punto
decisivo que Weber no puede ver.
Ecléctica y subjetivista en sus fundamentos, la teoría de Weber está diri-
gida contra el materialismo histórico. Utiliza algunas categorías económicas
elaboradas por Marx y se esfuerza por demostrar que la doctrina marxista no
es “aplicable” en su totalidad, que es “unilateral” y “metafísica”. Pero en

16
Ibid., p. 240.
LOS TIPOS IDEALES DE MAX WEBER 211

211
realidad es la doctrina de Weber la que tiene un carácter metafísico. La selec-
ción y la generalización de los hechos históricos son dictaminadas, según él,
por puntos de vista subjetivos, que en último término se apoyan en valores de
una cultura. Pero el significado de estos últimos no puede fundamentarse en
la historia empírica y por eso Weber, como Rickert, se ve forzado en últimos
análisis a recurrir a la trascendencia, a la religión. El trasfondo del conoci-
miento social es “la fe, propia del hombre, en el sentido metaempírico de los
últimos de nuestra existencia”.17 De este modo, “la lógica del conocimiento
histórico, se convierte en un flagrante irracionalismo”.

17
Ibid., pág. 213.
212 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO

Cuestionario

11. ¿Cuál es el punto de partida del proceso del conocimiento para Weber?
22. ¿Qué factores condujeron a Weber al relativismo y al subjetivismo?
33. ¿Cómo considera Weber las diferentes cualidades de los fenómenos ya sean
estéticas, económicas, etcétera?
44. ¿Cuál es el criterio de clasificación de las ciencias según Weber?
55. ¿En qué consiste el método individualizador?
66. ¿Cómo considera Weber las categorías de la economía política?
77. ¿En qué consiste el carácter contradictorio de los tipos ideales weberianos?
88. ¿Cuál es la tarea principal de la sociología según Weber?
99. ¿Por qué rechaza Weber la explicación marxista de la historia?
10. ¿En qué consiste la inversión weberiana y su irracionalismo según I. S.
Kon?
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Impreso en los Talleres Gráficos de la


Dirección de Publicaciones del
Instituto Politécnico Nacional
Tresguerras 27, Centro Histórico, México, DF
Diciembre 2006. Edición: 1,000 ejemplares

CUIDADO EDITORIAL: Leticia Ortiz Bedoya


FORMACIÓN: Ma. Guadalupe Ojeda Cota
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DIVISIÓN EDITORIAL: Jesús Espinosa Morales
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