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PLATÓN

"Toda la filosofía occidental es una serie de notas a pie de


página de la filosofía platónica."

Alfred North Whitehead

Bio

Platón, uno de los más grandes filósofos que ha habido en el mundo, nació en Atenas (o en Egina),
muy probablemente el año 428-427 a. C., en el seno de una distinguida familia ateniense. Morirá
80-81 años más tarde en 347 a. C. Su padre se llamaba Aristón, y su madre Perictione era Hermana
de Cármides y sobrina de Critias, dos personajes que figuraron entre los tiranos en 404-403.
Originariamente se le llamó Aristocles. Sus dos hermanos, Adimanto y Glaucón, aparecen en La
República, y tenía también una hermana llamada Potone.

Entre otras cosas, en su juventud fue luchador. Se cuenta que ganó dos veces los Juegos Ístmicos,
aunque no llegó a participar en los Olímpicos. Su nombre, Platón, significa “espalda ancha”,
probablemente fuera algún mote derivado de su época de luchador, aunque se desconoce el origen.
Sí que podemos imaginar que era un tipo grande y robusto. Además, durante la última fase de la
guerra del Peloponeso es muy probable que Platón combatiera en las batalla de Arginusas, en 406: u
también es muy probable que formase parte del ejército ateniense durante las guerras de 395 y 394
a. C. contra los Corintios.

También parece ser que intentó ser poeta y se dedicó a la pintura en su juventud. Seguramente
recibió una educación refinada, ya que a diferencia de Sócrates, Platón sí descendía de una familia
con muchos antepasados nobles y ricos. Eso sí, a diferencia de su maestro, nace al año siguiente de
la muerte de Pericles y de Atenas sólo conoce su progresiva decadencia y ruina, tanto es así que
diez años después de su muerte Macedonia acaba definitivamente con la libertad e independencia de
las ciudades-estado (debido a las conquistas de Alejandro Magno)1.

Diógenes Laercio afirma, que Platón “se hizo discípulo de Sócrates” cuando tenía ya 20 años de
edad, pero debió de conocerle antes de llegar a los 20 años, porque alguno de sus familiares ya se
relacionaba con él. De todos modos, no tenemos razón alguna para suponer que Platón se hiciese
inmediatamente “discípulo” de Sócrates en el sentido de que se dedicara de lleno y declaradamente
a la filosofía; él mismo nos dice que en un principio trató de embarcarse en la carrera política, como
era natural tratándose de un joven de su procedencia. Los parientes que tenía entre los tiranos que
gobernaban en 404-403 seguramente le animaron para que se introdujera en la vida política bajo su
protección; pero, cuando la oligarquía empezó a practicar una política de violencias y trató de
complicar a Sócrates en sus crímenes, Platón se distanció políticamente de sus parientes.

Platón asistió al proceso de Sócrates y fue uno de los amigos que urgieron a éste para que
aumentara a treinta minas su proposición inicial de que se le multase en una mina, para lo cual se
ofreció él, Platón, a salir garante; en cambio, no estuvo presente a la muerte de su amigo, pues se lo
impidió una enfermedad.

Parece ser que estudió con Sócrates 9 años hasta la muerte de este y a raíz de su condena, decide
alejarse de Atenas un tiempo. Comienzan sus años de viaje por el mundo. Primero fue a Megara a

1 Hay quien dice que tal vez por ello sus escritos y filosofía parecen una huida del presente.
unos treinta kilómetros, donde permaneció con Euclides 2, otro discípulo de Sócrates. Allí
permaneció tres años y de allí salió para Cirene (en el norte de África), tal vez Egipto y puede que
más al este también. Se especula que llegó hasta las orillas del Ganges pero es muy poco probable.
Él jamás menciona nada de Egipto, pero conoce parte de las matemáticas egipcias e incluso los
juegos de los niños de esa zona, pero puede ser que conociese esas cuestiones por otra fuente y
algún biógrafo se inventase el viaje para explicarlo. Lo que es seguro es que terminó llegando a
Sicilia donde entró en contacto con los pitagóricos cuando tenía unos 40 años.

Fue invitado Platón a vivir en la corte de Dionisio I, tirano de Siracusa 3, donde se hizo amigo de
Dión, el cuñado del tirano. La tradición prosigue diciendo que la franqueza de Platón desató la
cólera de Dionisio, al parecer en algún momento el rey le dijo a Platón que “hablaba como un viejo
senil” y este le contestó que él “hablaba como un tirano”. El resultado es que Dioniso le entregó a la
custodia de Polis, un embajador de los lacedemonios, para que éste le vendiese como esclavo en
Egina (enemiga de Atenas en esos momentos). Puede que corriese riesgo, pero es más probable que
fuese un intento de humillación, ya que Egina es probablemente el lugar de nacimiento de Platón y
seguramente contaba con conocidos allí.y así pasó, un hombre de Cirene, un tal Aníceris, lo rescató
y lo envió libre a Atenas.

Fue a la vuelta de este viaje que Platón fundó la Academia. (388-387), cerca del santuario dedicado
al héroe Academo. A la Academia se la puede llamar con razón la primera universidad europea,
pues los estudios que en ella se seguían no se limitaban a los filosóficos propiamente dichos, sino
que abarcaban gran cantidad de ciencias, tales como las matemáticas, la astronomía y las ciencias
físicas. A la Academia venían jóvenes no sólo de Atenas, sino también de otras ciudades; y reinaba
el espíritu científico, y aunque también es muy cierto que Platón trataba de formar políticos y
gobernantes, su método no consistía simplemente en enseñar cosas que pudieran tener aplicación
práctica e inmediata, por ejemplo la retórica (como lo hacía Isócrates en su escuela), sino en
fomentar el amor desinteresado a la ciencia. El programa de los estudios culminaba en el de la
filosofía, pero incluía como materias preliminares las matemáticas y la astronomía, y seguramente
la armonía, todo lo cual evidencia un espíritu desinteresado y no meramente utilitario. Platón estaba
convencido de que el mejor entrenamiento para la vida pública no consiste en las prácticas
puramente «sofísticas», sino más bien en la prosecución de la ciencia por sí misma. Las
matemáticas, veremos, tienen su relación con las teorías filosóficas. La Academia seguirá
funcionando hasta el 529 d. C., cuando el Emperador Justiniano la cierra para impedir que se
propague la cultura helenística pagana y fomentar el cristianismo. Algunos historiadores sitúan en
este año el comienzo de la Alta Edad media y el final de la cultura greco-romana.

Además de dirigir los estudios de la Academia, Platón daba él mismo lecciones y sus oyentes
tomaban notas. Es importante advertir que aquellas lecciones no se publicaban, contrariamente a lo
que sucedió con los diálogos, que eran obras escritas con miras al gran público. En la Carta VII,
dice:

“Así, pues, ni hay ni podrá haber jamás ningún tratado mío, al menos sobre estas
cosas, porque este tema no es comunicable mediante palabras como lo son las demás
ciencias. En él sólo se entra después de frecuentarlo mucho y de gastar toda una vida
en meditarlo: sólo entonces se enciende una luz en el alma, cual llama viva que, en
adelante, se alimenta a sí misma.”

La fama de Platón como maestro y consejero de hombres de Estado debió de contribuir a hacerle
emprender su segundo viaje a Siracusa (369). Aquel mismo año había muerto Dionisio I, y Dión
invitó a Platón a ir a Siracusa para encargarse de la educación de Dionisio II, quien tenía ya

2 No el geómetra, sino otro.


3 La polis mas potente del oeste del Mediterráneo, la única capaz de hacer frente a Cartago.
entonces treinta años de edad. Nos cuenta él mismo que pensó así:

“[...] al reflexionar lleno de dudas sobre si debía ir o qué debía hacer, lo que hizo
inclinar la balanza fue la idea de que, si alguna vez había que intentar llevar a cabo las
ideas pensadas acerca de las leyes y la política, éste era el momento de intentarlo […]
[…] estaba muy avergonzado ante mis propios ojos de que pudiera parecer sin más
únicamente como un charlatán de feria a quien no le gustaba atenerse a la realidad de
las cosas.”

Platón por lo tanto aceptó y persuadió al tirano a que estudiara geometría. Pero pronto se hicieron
sentir los recelos de Dionisio hacia Dión, este huyó a Atenas y Platón consiguió escapar poco
después, y desde allí continuó instruyendo a Dionisio por carta. No logró, sin embargo, que el tirano
y su tío se reconciliaran; y Dión fijó su residencia en Atenas y frecuentó al filósofo. En 361, marchó
Platón por tercera vez a Siracusa, respondiendo a los incesantes requerimientos de Dionisio, que
deseaba proseguir sus estudios filosóficos. Al parecer, Platón esperaba establecer allí una
constitución con vistas a confederar a las ciudades griegas contra la amenaza de Cartago. Pero las
intrigas del palacio fueron demasiado fuertes, Platón acabó volviendo a Atenas para no regresar4.

Obras y cronología

De Platón conservamos muchas obras, casi todas en forma de diálogo y algunas cartas. Cabe
suponer que nos ha llegado todo lo que publicó, porque no hay referencias a obras que no tengamos.
Lo que no poseemos es ninguna de las lecciones que dio en la Academia (aunque tenemos las
referencias, más o menos oscuras, que de ellas hace Aristóteles). Además esto supone un grave
problema si estuvieran en lo cierto quienes dicen que los Diálogos como obras de divulgación
dirigidas a gentes cultas pero no especializadas en filosofía, en contraposición con las lecciones
dadas a quienes se dedicaban más por entero a los estudios filosóficos. Fuese así o no, lo cierto es
que no ha llegado hasta nosotros el texto de ninguna de las conferencias dadas por Platón en la
Academia. Todo lo contrario de Aristóteles, del que conservamos todos sus escritos de clases pero
ninguno de los de divulgación.

Eso sí, hay algunos diálogos que en su momento se le achacaron a Platón y hoy en día parece casi
seguro que no eran suyos.

También resulta interesante averiguar el orden con el que publicó las obras para ver si hubo alguna
evolución o cambio en su pensamiento y cómo fue. En base a estudios filológicos, históricos y
filosóficos, la mayor parte de los expertos coinciden en la siguiente cronología:

– PERIODO SOCRÁTICO: Platón aún está influido profundamente por su maestro, la


mayor parte de los diálogos concluyen si haber llegado a un resultado definido.

– 1. La Apología. Defensa de Sócrates en su proceso.


– 2. Critón. Se describe a Sócrates como el buen ciudadano que, a pesar de lo injusto de su
condena, desea dar su vida obedeciendo a las leyes del Estado. Critón y otros sugieren la
fuga, y se acude con dinero; pero Sócrates declara que se mantendrá fiel a sus principios.
– 3. Eutifrón. Sócrates espera su proceso por impiedad. Tema del diálogo: la
– naturaleza de la piedad. No se llega a ningún resultado definido.
– 4. Laques. Sobre la valentía. Ningún resultado definido.
– 5. Ión. Contra los poetas y los rapsodas.
4 Al final Dión consiguió dar un golpe de estado y quedarse con el poder, aunque cuatro años después fue asesinado,
curiosamente por atenienses que habían estudiado con Platón.
– 6. Protágoras. La virtud es conocimiento y puede ser enseñada.
– 7. Cármides. Sobre la templanza. Sin resultado.
– 8. Lisis. Sobre la amistad. Sin resultado.
– 9. República. Libro I. Sobre la justicia.

(La Apología y el Critón debieron de ser escritos, evidentemente, en fecha muy


temprana. Es probable que los demás diálogos de este grupo los compusiera Platón antes
de u primer viaje a Sicilia, del que regresó hacia 388-387.)

– PERÍODO DE TRANSICIÓN: Platón está dando con el camino de sus propias opiniones.

– 10. Gorgias. El político práctico, o los derechos del más fuerte contra el filósofo, o
– la injusticia cueste lo que cueste.
– 11. Menón. La virtud es enseñable; correcciones con vistas a la teoría de las Ideas.
– 12. Eutidemo. Contra las falacias de los últimos sofistas.
– 13. Hipias I. Sobre lo bello.
– 14. Hipias II. ¿Es mejor hacer el mal voluntariamente o sin querer?
– 15. Crátilo. Sobre la teoría del lenguaje.
– 16. Menexeno. Una parodia de la retórica.
– (Los diálogos de este período fueron compuestos, probablemente, con anterioridad al
– primer viaje a Sicilia, aunque Praechter piensa que el Menexeno es posterior al viaje.)

– PERÍODO DE MADUREZ: Platón está ya en posesión de sus propias ideas.

– 17. Banquete. Toda la belleza terrestre es sólo una sombra de la verdadera Belleza, a la
cual aspira el alma en virtud del Eros.
– 18. Fedón. Las Ideas y la inmortalidad del alma.
– 19. República. (Libros II-X.) El Estado. Dualismo metafísico muy acentuado.
– 20. Fedro. De la naturaleza del amor; posibilidad de la retórica filosófica. Naturaleza
tripartita del alma, como en el República.

(Estos diálogos fueron compuestos, probablemente, entre el primer viaje a Sicilia y el


segundo.)

– OBRAS DE LA VEJEZ:

– 21. Teeteto. (Quizá su última parte fuese compuesta después del Parménides.) El
conocimiento no es la percepción sensible, o del verdadero juicio.
– 22. Parménides. Defensa de la teoría de las Ideas contra la crítica.
– 23. Sofista. Nueva consideración de la teoría de las Ideas.
– 24. Político. El verdadero gobernante es el que sabe. El Estado legal es un sucedáneo del
que sería deseable.
– 25. Filebo. Relación entre el placer y el bien.
– 26. Timeo. La ciencia natural. Aparece el Demiurgo.
– 27. Critias. El Estado ideal agrario contrastado con el poderío marítimo imperialista; la
«Atlántida».
– 28. Leyes y Epínomis. Platón hace una concesión a la vida real, modificando lo utópico
de su República.

(Algunos de estos diálogos tal vez fuesen escritos entre el segundo y el tercer viaje a
Sicilia, pero el Timeo, el Critias, las Leyes y el Epínomis fueron compuestos, muy
probablemente, con posterioridad al tercer viaje.)

– 29. Las Cartas 7ª y 8ª debieron de escribirse después de la muerte de Dión (353)

EPISTEMOLOGÍA

En la filosofía presocrática, como hemos visto, se dieron algunas preguntas que encontraban
respuestas muy diferentes según el pensador. Platón también intentará darles respuesta:

1 - ¿Cuál es el fundamento último de lo real? Los presocráticos habían tratado de buscar el arjé de
las cosas, pero sin trascender lo real.
2 - ¿Cómo es el conocimiento de la realidad? Vimos que algunos de los presocráticos entraban en la
distinción entre tipos de conocimiento. Parménides (la razón; via opinión, via de la verdad),
Heráclito (todo el conomiento viene de los sentidos) y Demócrito (saber confuso, saber auténtico)
3 - ¿Cuál es el criterio último para la acción humana? Muchos sofistas, los más importantes, habían
declarado que no existe ningún criterio moral absoluto, sino que todo es relativo en las cuestiones
éticas y políticas, bien y mal, justo e injusto dependen de la voluntad/costumbres/poder humano.

Platón, siguiendo la estela de su maestro Sócrates, consideró inadmisibles estas posturas. Lo real no
podía ser reducido a lo cambiante, la razón y los sentidos no podían ser excluyentes y había de
haber un criterio moral universal.

Lo universal, el caso del Fedón

En la Academia de Platón había una inscripción que ponía “Que no entre nadie que no sepa
Matemáticas/Geometría5”. ¿Por que habrían de poner una cosa semejante en las puertas de una
escuela de filosofía? ¿Qué tenían de sorprendentes las matemáticas y la geometría?

Recordemos el episodio entre Sócrates y Menón que cuenta Platón en el diálogo que lleva el
nombre del segundo. Sócrates había pedido que se definiera qué era la Virtud pero, por más que se
esforzaba, Menón no hacía sino fracasar en sus intentos de definición. Cansado del asunto, acabó
por concluir que el conocimiento era imposible. En ese momento, Sócrates le cuenta una historia
sobre la inmortalidad del alma6, según la cual el alma habría vivido una vida anterior en contacto
con las ideas, las esencias de las cosas. El caso es que para hacer una demostración práctica,
Sócrates hace llamar a un esclavo y – trazando un cuadrado sobre el suelo, le preguntó si sabría
construir uno el doble de grande. Por supuesto, el esclavo era profundamente ignorante, pero,
guiado por las preguntas que iba haciendo Sócrates, logra construir un cuadrado sobre la diagonal
del primero, en lo que es una demostración exitosa del teorema de Pitágoras.

De este modo, demostró Sócrates a Menon que sí es posible conocer. Pero es interesante el detalle
de que eligiese precisamente a un esclavo para hacer su demostración. Los griegos decían que los
esclavos eran los “carentes de palabra” (aneu logou), al contrario que los ciudadanos griegos, que
podían tomar la palabra en la Asamblea y hacerse escuchar. Sin embargo, ante los ojos de Menón,
es un esclavo, absolutamente ignorante en matemáticas, el que sabe deducir el teorema de Pitágoras
guiado por Sócrates y Menón no puede hacer otra cosa que estar de acuerdo con él sobre este
asunto. Ya puestos en ese camino, podríamos preguntarnos, ¿con cuántas cosas más habría de estar
Menón de acuerdo con su esclavo?

5 Para los griegos, no había demasiada diferencia entre aritmética y geometría, venían a ser la misma cosa.
6 ¿Se la cuenta como un cuento o realmente creía en ello?
Pongamos que en vez de ser un esclavo hubiese sido una esclava. Las mujeres tampoco tenían el
derecho de hablar en la Asamblea, mucho menos una mujer esclava, doblemente excluida. Si lo
hubiera demostrado ella, habría que haberle dado la razón igualmente, incluso aunque hubiese sido
una esclava negra de la lejana Nubia. Los griegos estaban orgullosos de ser griegos, los atenienses
de ser atenienses y los espartanos de ser espartanos. Por esa misma razón los atenienses
despreciaban a los espartanos (no eran atenienses) y viceversa. Ambos despreciaban más a los
persas y los persas despreciaban a los griegos. Mucho más aún despreciarían a alguien proveniente
de Nubia, en el Alto Egipto y ya el colmo sería esa mujer, esclava, negra y nubia. Y con todo, frente
al teorema de Pitágoras, todos, negros y blancos, hombres y mujeres, libres y esclavos, espartanos y
atenienses, griegos y bárbaros tendría que estar de acuerdo. Frente a la geometría todos eran
iguales. Frente a la voz de la razón, las diferencias no existen. Y ese lugar que mide la geometría,
que no es la tierra de los atenienses, ni la de los espartanos ni la de los persas, sino la tierra, de todos
y de nadie, que no distingue de sexos, razas o pueblos, es la tierra de la razón y desde ella podemos
pensar metafísicamente, pero también ética y políticamente.

La teoría de las ideas

Con estas cuestiones de fondo, desarrolló su teoría de las Ideas (también se conoce como teoría de
las Formas7), que da solución a muchos de estos problemas. Parte de la idea de que existen dos
mundos distintos.

– Existe un universo que podemos experimentar mediante los sentidos, se trata del mundo
sensible, compuesto por cosas materiales, cambiantes, el cual da lugar a un conocimiento de
opinión (doxa). Este mundo es el mundo de lo que hablaba Heráclito, lo cambiante, lo que
se mueve, que incluye lo plural y perecedero.
– Existe otro tipo de realidad, un mundo inteligible, que va más allá de lo que perciben
nuestros sentidos y que está construido por ideas, realidades inmateriales e inmutables que
solo se pueden conocer mediante la razón y que posibilitan un saber universal y permanente.
El mundo inteligible (o eidético, que viene del griego eidos, “idea” o “forma”) posee las
características principales del ser de Parménides. Lo veremos más adelante.

Entre estos dos mundos, aunque separados, existe una relación de participación (methexis) e
imitación (mímesis).

– El mundo sensible participa del mundo inteligible, de modo que las cosas son lo que son,
tienen una cierta esencia unitaria y reconocible porque participan de las ideas. Para Platón
hay ideas de todo cuanto existe en el mundo sensible y cambiante. El ser humano es ser
humano porque participa de la idea de ser humano, un caballo negro lo es porque participa
de las ideas de caballo y de negrura. Esta relación no afecta a las ideas, de tal modo que
cuando las cosas materiales participan de ellas no las alteran, permanecen inmutables
e idénticas a sí mismas.
– El mundo material imita al mundo de las ideas. Las cosas que percibimos no son sino
copias de aquellas, menos perfectas, sometidas al cambio y la pluralidad. Los seres
materiales imitan las ideas de la misma manera que una sombra imita imperfectamente la
figura del cuerpo que la proyecta.

7 Es de fundamental importancia subrayar que cuando Platón habla de las Ideas no se está refiriendo a una creación de
nuestra mente, al resultado de un proceso mental (en definitiva, a lo que hoy en día solemos referirnos con el
término «idea»). Las Ideas platónicas no son abstracciones o constructos de un sujeto pensante, sino que son entes
reales, existentes independientemente de que haya un sujeto que los piense o vea: son «cosas». Para evitar ese
equívoco, algunas personas prefieren utilizar la expresión Teoría de las Formas
Propiedades de las ideas

Y bien, tenemos dos mundos y el uno de ellos está lleno de ideas y el otro depende de este. ¿Qué
son las ideas?

Tienen mucho que ver con esta idea de concepto o esencia de las cosas que Sócrates buscaba
cuando dialogaba. Según Platón, estos conceptos universales (como el Bien en sí, la Justicia en sí,
etc.) pueden ser alcanzados por la razón. Están en un mundo aparte al que sólo la razón puede
acceder. Estas ideas no están en la mente o en las cosas, sino que tienen realidad en sí, trascienden
lo sensible, son esencias separadas de las cosas8.

Por ejemplo, la idea de Cuadrado no es simplemente la forma cuadrada de un objeto, ni su


definición ni la imagen mental que tenemos de un cuadrado. La idea de cuadrado tiene una realidad
distinta del mundo sensible y de nuestro pensamiento. Más aún, Platón defendió que las ideas son
realidades más plenas y más perfectas que las cosas sensibles que las imitan. No cabe, por lo tanto,
el relativismo que promovían los sofistas, porque todo el mundo puede conocerlas como son en sí,
mediante la razón, no hay un cuadrado a la ateniense, uno a la espartana y otro a la persa, sino una
idea de cuadrado objetiva igual para todos y accesible por medio de la razón.

Las ideas, entonces, son esencias separadas de lo que existe en el mundo material, se pueden
enumerar algunas de sus características o propiedades:

– Eternas: No han comenzado a existir ni dejarán de hacerlo. Ej: las acciones justas ocurren
en el tiempo, pero la idea de justicia es intemporal
– Inmutables: No cambian ni pueden cambiar. Ej: la idea de justicia no cambia, aunque las
acciones justas puedan variar entre sí o ser modificadas.
– Únicas: solo hay una idea de cada tipo. Ej: la idea de justicia es una, aunque en ella
participen muchos actos justos.
– Inteligibles: se accede a ellas a través de la razón, no de los sentidos. Ej: por los sentidos
podemos captar acciones justas diferentes, pero la Justicia en sí solo se conoce a través de la
razón.
– Perfectas: no se les puede añadir nada nuevo que las haga mejores. Ej: cada realización
justa admite un más o un menos, la idea de justicia ya es lo que es en plenitud
– Causas y modelos de lo sensible: de ellas participan las cosas imitándolas. Ej: los actos, los
sistemas políticos, etc. son justos en la medida en la que participan de la idea de Justicia y la
imitan mejor o peor.

Platón admitió que hay numerosas ideas, tantas como esencias de los objetos sensibles. Existen
ideas de todo lo que es. Existen ideas tanto de objetos físicos (piedras, caballos, árboles), como
conceptos abstractos (belleza, bondad, justicia, etc.), pero esta multiplicidad podría ser un problema,
generaría un mundo caótico lleno de ideas desorganizadas, sin la unidad y el orden que debe reinar
en un mundo perfecto como el suyo. Para salvar este obstáculo, sostuvo que las ideas se
encuentran organizadas jerárquicamente, es decir, ordenadas según grados de importancia.

El conjunto de las ideas está organizado de tal modo que en la base de la jerarquía encontramos las
ideas sobre las cosas más mundanas y poco a poco ascendemos hasta la idea suprema que es la idea
de Bien (Platón indica que esta es la idea suprema en La República), a la que compara con el Sol en
el Mito de la Caverna. Sin ella nada se podría ver ni conocer. Por ejemplo, para conocer lo que es el
Ser Humano, habremos de conocer al ser humano bueno y para ello, en último término, la idea de
Bien de la que participa. Esta idea no solo facilita que las demás sean conocidas, sino que además
8 Existe una corriente que niega que Platón realmente afirmase esto, pero es muy minoritaria.
les da parte de su esencia y no recibe su esencia de ninguna otra.

En otros diálogos propone como idea suprema la idea del UNO, o un conjunto de ideas supremas:
Ser, Reposo, Movimiento, lo Idéntico y lo Diverso. Más allá de que no tuviera exactamente claro
cómo se jerarquizaban las ideas, si parece que entendió que el mundo de las ideas no consiste en un
montón de ideas atomizadas, sino como un mundo con una unidad sujeta a un orden.

El conocimiento

Platón relató el Mito de la Caverna en el libro VII de La República con el fin de ilustrar sus
doctrinas filosóficas. Esta alegoría nos hace imaginar la existencia de unos prisioneros que llevan
toda la vida encadenados en el interior de una caverna, de tal manera que solo pueden mirar hacia el
fondo de la misma y observar unas sobras que son proyectadas en la pared.

En un momento dado, un prisionero es liberado y sale de la caverna. Al principio es deslumbrado,


pero al cabo de un tiempo sus ojos se acostumbran a la claridad y descubre que los objetos que
ahora se le presentan son mucho más perfectos que las sobras que veía en la cueva. ¿Y si volviese
dentro? Seguramente intentaría convencer a sus compañeros de cautiverio que lo que han visto
desde siempre no es real, sino sombras de la verdadera realidad. Ellos, sin embargo, pensarían que
está loco.

El mito es una alegoría que utiliza Platón para expresar varias ideas: que el conocimiento aparente
no es el conocimiento verdadero, que para alcanzar este tenemos que escapar de lo una forma de ver
el mundo que nos aboca a estar equivocados y que ese camino es dificil.

El ser humano no debe conformarse con lo que percibe por los sentidos, sino que ha de traspasar la
frontera entre lo sensible y contemplar las ideas, que consituyen lo perfecto y pleno.

Esta alegoría pone de manifiesto la existencia de dos grados de conocimiento, dos estadios por los
que pasa el ser humano en su camino desde la ignorancia hasta el saber: el sensible, que da lugar a
la mera opinión (doxa), y el racional, que genera ciencia (episteme).

Para hacer más sencillo de entender, este asunto, Platón utilizó el símil de la línea.

Imágenes Cosas Objetos Matemáticos Ideas


Eikasía (Conjetura) Pistis (creencia) Dianoia (verdad Nóesis (verdad intuida)
deducida)
Poesía Física Matemáticas Dialéctica
Imaginación Sentidos Razón discursiva Intuición intelectual
Doxa (conocimiento de opinión) Episteme (conocimiento verdadero)

– La doxa (el conocimiento de opinión) trata de las cosas que cambian, es el primer
segmento de la línea. Dentro de este se pueden distinguir dos subsegmentos o grados del
conocimiento sensible
– Eikasía (conjetura) es conocimiento de imágenes de las cosas sensibles: sombras,
cuadros, metáforas, reflejos, etc.
– Pistis (creencia) es el conocimiento directo de las realidades sensibles mediante los
sentidos. Es más perfecto que el anterior, porque nos pone en contacto con las cosas
materiales directamente, aunque no nos dice nada sobre lo que realmente son. Ej: ver
una montaña, oír un río, oler una flor, etc.
– La episteme (el conocimiento verdadero o ciencia) se corresponde con el segundo
segmento de la línea. Trata del mundo inteligible, de las matemáticas y las ideas, que solo la
razón puede alcanzar. La ciencia también tiene dos subsegmentos.
– Dianoia (verdad deducida) es el conocimiento de las ideas relacionadas con las
matemáticas y la geometría. Para llegar a ellas el alma se sirve de imágenes sensibles
(como la demostración del cuadrado de Sócrates a Menón) y formula supuestos a partir
de los cuales trata de alcanzar conclusiones sobre esas propiedades.
– Nóesis (verdad intuida) es el fruto de la dialéctica, el último estadio en el proceso de
ascensión del alma hacia las ideas más altas. Aquí, el alma ya no recurre a lo sensible ni
se ocupa de supuestos, sino que contempla las ideas primeras y trata de relacionarlas con
la realidad sensible.

¿Cómo es posible que la dialéctica lleve al alma a conocer las ideas directamente, más allá del
conocimiento sensible?, ¿de qué modo es posible llegar a conocer la idea de Bien en sí, si nosotros
solo percibimos cosas buenas en el llamado mundo sensible pero nunca el Bien en si?

Teoría de la reminiscencia

Para responder a estos interrogantes, Platón recurrió a la teoría de la reminiscencia o amnámesis.

Entender algo, conocer algo, no sería otra cosa que recordar un conocimiento que se tenía de
antemano y que se perdió al unirse el alma con el cuerpo. Esta, antes de unirse con el cuerpo,
gozaba de la contemplación de las ideas y al encarnarse (precísamente por el trauma que supone
ello para el alma), olvidó todo lo que sabía. El esfuerzo de conocer, por lo tanto, no sería sino un
esfuerzo de recordar toda la sabiduría perdida y ello solo es posible mediante la dialéctica, que nos
permitiría conocer/recordar las ideas directamente. Es decir, hay un mundo de las ideas y nuestro
alma ya lo ha contemplado, pero lo ha olvidado. Las ideas que aprendemos ya están dentro de
nosotros, por lo tanto, el aprendizaje consiste en desvelar lo que está oculto, en despertar lo que está
dormido.

EL PROBLEMA DE DIOS

Advirtamos desde el principio que es inútil pretender hallar en Platón una idea de Dios como un ser
único, transcendente, infinito y personal, lo que en Platón se puede hallar, a este respecto, son
innumerables personalizaciones limitadas y finitas de lo “divino”.

Lo ” divino “ para Platón no se concentra en una sola entidad personal e infinita, sino que es una
noción amplísima dentro de la cual caben innumerables realidades: el ser, los dioses particulares el
Demiurgo etc.

Todas la entidades que pertenecen al mundo Ideal, no olvidemos la doctrina platónica de la


existencia real de las ideas y el mito de la caverna, son las que participan en un mayor grado de la
divinidad, puesto que las Ideas tienen existencia real, son eternas eternos, perfectas, inutables, etc.
es decir, comparten muchos de los atributos de la las deidades: la Idea de Verdad, de Vida, de
Belleza etc. , existen realmente en ese superior mundo Ideal, y entre las Ideas, la Idea de Bien es la
cumbre de toda perfección y por consiguiente de la mayor participación de la divinidad.

Algunos han querido ver en la Idea de Bien la idea de Dios, puesto que Platón afirma que el resto de
las Ideas participan de esta Idea de Bien, sin embargo tal identificación no está en Platón, siendo
una interpretación posiblemente coherente de su doctrina , pero no directamente platónica.
Aún así, lo más parecido a Dios en la filosofía de Platón es el Demiurgo.

Demiurgo9

En el origen de las cosas el universo estaba compuesto de materia informe. Pero el cosmos (el
universo ordenado que observamos, cosmos significa orden, es el opuesto a caos), no es un
producto azaroso del desorden. El orden solo puede provenir de una inteligencia ordenadora.
Platón, en este sentido, retorna a la idea apuntada a medias por Anaxágoras. Esta inteligencia
ordenadora Platón la pensó como un ser concreto que llamó Demiurgo.

El Demiurgo actúa sobre la materia eterna, caótica. Una especie de espacio lleno de un sustrato
inerte dotado de movimientos, pero movimientos caóticos. Y actúa sobre ella dando lugar al
cosmos. Platón nos cuenta que el demiurgo se compadece de la materia y copia en ella las ideas,
obteniendo con ello los objetos que conforman nuestra realidad. Todo ser inteligente que fabrica
algo lo hace conforme a un modelo y la inteligencia ordenadora del Demiurgo lo hace conforme
a las Ideas, lo que trata es de plasmar las Ideas en la materia lo más perfectamente posible.

Platón describe al Demiurgo como un ser benevolente y, por lo tanto, desea un cosmos tan bueno
como sea posible. Si el universo no es totalmente perfecto es porque esta materia introduce siempre
un factor de desorden e indeterminación (es parte del mundo sensible, cambiante, plural, etc.).

O sea, en el momento inicial tenemos por lo menos 3 elementos:


– Materia informe caótica
– Ideas
– Demiurgo

Y podemos resumirlo en que el Demiurgo ordena la materia conforme al modelo de las Ideas para
crear el cosmos.

Esta constitución del universo físico es narrada por Platón en el Timeo, en forma de mito. El propio
carácter mítico de este relato hace difícil pensar el significado de muchos aspectos de su narración.
Uno de los puntos más debatidos es el de cómo ha de entenderse la naturaleza del Demiurgo.
¿Es literalmente un Dios que actúa sobre la materia configurando el universo conforme a Ideas o no
es más que un mito que usa Platón, como el de la Caverna, para alegóricamente explicar la acción
configuradora de las ideas sobre el mundo sensible y la materia? Además, hay otra diferencia frente
a la idea de un Dios como podemos entender hoy en día. El Demiurgo solo ordena una materia que
preexiste conforme a unas Ideas o modelos ideales que también son previos a él. El Demiurgo no
crea, no produce el mundo de la nada, solo es un ordenador.

ANTROPOLOGÍA

Cuerpo y alma

Platón describe al ser humano como un individuo compuesto de cuerpo y alma, aunque la palabra
griega es psyché, que se puede traducir también como mente. Este alma, dice Platón, es la parte
más elevada del ser humano, debe ser cultivada, es la mas semejante a las divinidades y debe
regir nuestro comportamiento, frente al cuerpo, imperfecto, que debe ser gobernado por aquella. El
cuerpo supone un obstáculo, un estorbo para que el alma pueda llegar a alcanzar la contemplación
de la verdad y el bien. Siguiendo en esto la influencia de los pitagóricos, consideró al cuerpo una
cárcel para el alma, de la que esta desea salir para poder acudir junto a las ideas.
9 Demiurgo significa literalmente «maestro, supremo artesano, hacedor»
La asociación de alma y cuerpo no es completa, es una unión temporal y accidental. Es temporal
porque no dura para siempre, pues se deshace tras la muerte del ser humano. Es accidental porque
ambos elementos nunca pierden su identidad propia dentro del compuesto, están unidos pero sin
dejar de ser dos cosas distintas, como el jinete y el caballo o el piloto y la nave.

El cuerpo humano, al pertenecer al mundo sensible, siempre ha estado en este mundo en el que
vivimos, pero no así el alma que, como sabemos ya, preexistía en el mundo de las ideas antes de
unirse al cuerpo. Esto lo sabemos por la afinidad del alma con las ideas, cómo recuerda cosas que
no puede saber y cómo es la parte intelectiva la que capta las ideas y no los sentidos.

Pero si el alma habitaba el mundo de las ideas y estaba feliz allí, ¿por qué abandona el mundo de las
ideas para introducirse en un cuerpo?

La división tripartita del alma y el mito del carro alado

El alma no siempre actúa con completa armonía, no es una unidad completa. Para intentar
explicar esto, Platón recurrió en el Fedro al mito del carro alado. De acuerdo con este mito, el
alma es como un carro tirado por dos caballos: uno representa las inclinaciones o impulsos nobles,
mientras que el otro simboliza los apetitos y deseos. El auriga (conductor), es la razón, que debe
dirigir a ambos. Siempre y cuando la razón sea la que gobierna al ser humano, todo va bien, pero si
cuando el deseo de placeres se desboca, la razón pierde el control y se quiebra el equilibrio del
alma.

El alma consta, por lo tanto, de tres partes10 o funciones:

– La racional, representada en el mito por el auriga, que debe gobernar al ser humano y
conducirlo al conocimiento de las ideas. Los sujetos en quienes destaque esta parte del alma
serán los amantes del saber. La localiza en la cabeza.
– La irascible, simbolizada por el caballo bueno, en el cual se encuentran los impulsos
nobles, como la valentía. Aquellos que sean gobernados por el alma irascible serán los
amantes del poder y los honores. La localiza en el corazón.
– La concupiscible o apetitiva, por la cual el ser humano busca y desea el placer sensible, y
es arrastrado hacia lo material. Si domina este aspecto del alma, el individuo será amante del
placer y del dinero. La localiza debajo del diafragma.

Esta división tripartita del alma será fundamental en el pensamiento de Platón, ya que, como
veremos, tiene también consecuencias en la ética y en la organización política de la polis ideal.

Inmortalidad del alma

“El alma es lo más semejante a lo divino, inmortal, inteligible, uniforme,


indisoluble y que es siempre idéntica a si misma”
Platón, Fedón

Al igual que los pitagóricos, Platón sostuvo que el alma es inmortal, aunque en el Timeo indica
que solo la parte racional del alma goza de este privilegio11. Al igual que las ideas, no tiene partes

10 En los diálogos en el que habla de ello La República y Fedro, Platón no es muy estricto y habla de tres partes del
alma o tres almas según el pasaje.
11 ¿Pero entonces, si las otras partes son mortales, no deberían ser separables de la parte racional? Pero en el Fedón se
insiste muchas veces en que el alma es simple, aunque tal vez se refiere solo a la parte racional. Pero en otras partes
parece entenderse que es todo el alma el que sobrevive...
materiales, por lo tanto no puede corromperse ni descomponerse. Tras la muerte, el destino del
alma es alcanzar de nuevo el mundo de las ideas, aunque Platón consideraba que no todos lo
consiguen, ya que en muchas personas el alma no se libera plenamente de los impulsos que la atan
al mundo sensible y por lo tanto transmigrará (pasará) de un cuerpo a otro después de la muerte. Ese
cuerpo dependerá de lo racional o irracional que haya sido su vida.

Solo podrá lograr su objetivo de volver al mundo de las ideas de forma definitiva cuando esté
enteramente purificada de los impulsos terrenales mediante una vida virtuosa. Por lo tanto, lo que
deberemos hacer será purificarnos y prepararnos para la contemplación de las ideas.

ÉTICA

Platón vivió una época de crisis y decadencia y culpaba en parte, como Sócrates, al enfoque
relativista con el que muchos de los sofistas abordaban el análisis acerca del bien y la virtud. Al
igual que su maestro, él creía en la posibilidad de llegar a verdades universales acerca de estas
cuestiones.

La filosofía práctica de Platón (ética y política) se edifica sobre sus teorías acerca de las ideas, el
conocimiento y el ser humano. ¿Por qué? Pues porque para saber qué es lo justo y lo bueno para el
ser humano, cómo pueden las personas ser virtuosas, primero habrá que saber en qué consiste el ser
humano. Algunos sofistas se habían lanzado a contestar estas cuestiones, hablando de que el
objetivo del ser humano era el poder, otros el placer frente al dolor, pero esto era porque habían
errado en su análisis. Si tomamos como modelo el mundo animal (donde domina el macho más
fuerte) o a los niños (que lloran ante el dolor o sonríen ante el placer) nos saldrán conclusiones que
valen para ellos, pero no para nosotros. Un análisis del ser humano que no tenga en cuenta la
existencia de la razón o su rango como cualidad suprema no puede servir para llevar a cabo una
buena investigación sobre la justicia o el bien. Platón, con su división entre cuerpo y alma y su
análisis de las tres partes del alma sostendrá que el ser humano no puede comportarse bien ni la
polis estar bien gobernada si las personas no conocer la idea de Bien y tienen sus partes justamente
equilibradas.

Platón sostenía que todas las personas desean las cosas buenas y la felicidad, pero con frecuencia
sucede que no saben distinguir los bienes verdaderos de los bienes aparentes; muchas veces
desconocen en qué consiste el bien y confunden el objeto de la verdadera felicidad con realidades
imperfectas, como los placeres sensibles, las riquezas o los honores. Para Platón, la verdadera
felicidad solo se puede hallar en la contemplación de las ideas, especialmente de la más elevada,
que es la idea de Bien.

¿Cómo alcanzar esa felicidad y visión de las ideas a la que todos deberían aspirar? Solo hay un
camino: a través del cultivo de la sabiduría y de la virtud, que en el fondo son lo mismo. Como
vemos, Platón continúa con el intelectualismo moral de su maestro. Quien conoce el verdadero
bien no puede dejar de practicarlo y, por el contrario, quien se deja llevar por el vicio es por
ignorancia respecto de aquel12.

La virtud (areté)

12 Podemos pensar en el ejemplo del futbolista George Best y cómo cambió de opinión a lo largo de su vida:
“Gasté un montón de dinero en coches, mujeres y alcohol. El resto simplemente lo malgasté.”
“He dejado de beber, pero solo mientras estoy dormido. “
“Tenía una casa en la costa, pero para ir a la playa había que pasar por delante de un bar. Nunca me bañé.”
“En 1969 dejé las mujeres y la bebida, pero fueron los peores veinte minutos de mi vida.”
“Siempre quise más, más de todo.”
Y en cambio al final de su vida, afectado por cirrosis, en la cama completamente demacrado dijo:
“No mueran como yo.”
La primera tarea del filósofo consistirá en explicar qué es la virtud, buscar la esencia de esta, es
decir, aquello por lo que las diferentes virtudes son virtudes. Platón no llega a dar una definición de
virtud, pero podemos hacer una aproximación a este concepto:

– La virtud es algo interior del alma que le proporciona armonía y salud. No es una simple
habilidad técnica como pensaban los sofistas (ser capaz de expresarse en la Asamblea,
convencer a los demás, ganar poder, ser respetado), que se puede enseñar en un sentido
utilitario, sino que ha de brotar del alma de quien la busca, aunque puede utilizar el apoyo de
alguien sabio que ya haya transitado el camino de la virtud.
– La virtud es saber, es conocimiento acerca del bien. Ser virtuoso consiste en ser capaz de
distinguir los bienes verdaderos de los aparentes y fugaces. Si actuamos mal es debido a la
ignorancia, que impide al alma desvincularse de lo sensible y material.
– La virtud es una purificación para el alma, que le permite liberarse del cuerpo y retornar
al mundo de las ideas tras la muerte. De hecho, el hombre virtuoso se desliga del cuerpo ya
en la vida mortal no dejándose arrastrar por los deseos sensibles. Platón entendía que el alma
debe convivir con el cuerpo mientras permanece unida a él y por eso necesita cierta
satisfacción sensible, pero la justa, si se da en exceso impedirá al ser humano dirigirse a su
verdadero fin.
– La virtud implica el dominio de la razón sobre las demás partes del alma y sobre el
cuerpo; con ella, cada una de las partes del alma y el cuerpo cumple su función adecuada.
Así, el secreto de la mezcla que constituye la vida buena es, pues, la medida o proporción:
donde ésta es descuidada no se da verdadera mezcla, sino embrollo, revoltijo.

Platón expuso en el libro IV de La República cuatro tipos de virtudes:

– La sabiduría o prudencia (sofía) radica en la parte racional del alma y proporciona a las
otras partes el conocimiento de lo que es conveniente para ellas y para el conjunto del alma.
Su misión es dirigir bien tanto a los miembros del alma como a los de la comunidad. Sabio
es, por lo tanto, quien dirige sus acciones de acuerdo con al ciencia y no con la opinión.
– La valentía o fortaleza (andreia) se asienta en el alma irascible y regula los impulsos y
pasiones nombres. Nos aporta fuerza y la habilidad para afrontar el miedo, la incertidumbre
y la intimidación. También a través de ella, las pasiones se someten a la razón para distinguir
lo que se debe de lo que no se debe temer.
– La templanza o moderación (sofrosine) es la virtud propia del alma concupiscible y
modera los deseos para que el ser humano haga uso de los placeres con medida y equilibrio,
actuando según el dictado de la razón. Nos proporciona capacidad de abstención,
moderación, discreción y auto-control.
– La justicia (diké) es la virtud más importante de todas ellas. Consiste en el equilibrio, en
que cada parte haga lo que tiene que hacer y lo haga de la mejor forma. En palabras de
Platón “en hacer lo que corresponde a cada uno de modo adecuado”. Ahora veremos que la
justicia en sentido político será muy parecido, una polis será justa cuando los diferentes
grupos de ciudadanos desempeñan sus funciones satisfactoriamente y de forma armónica.

POLÍTICA

La vida en sociedad surge, según Platón, por las ventajas materiales que esta aporta a los individuos
mediante la división del trabajo y el logro de la convivencia pacífica con sus semejantes. La
sociedad tiene como finalidad facilitar al ser humano la mejor vida posible. ¿Cómo conseguirlo?
¿Qué sistema será el mejor para ello?
Crítica a la democracia

La democracia, nos dicen, es el gobierno «del pueblo, por el pueblo y para el pueblo». Que el
gobierno es para el pueblo significa que el gobierno existe en aras de los ciudadanos y no en aras de
los gobernantes. Los gobiernos democráticos gobiernan «en interés de los gobernados» —según
palabras de Bentham—. Ahora bien, lo mismo pueden hacer otras formas de gobierno. Voltaire, por
ejemplo, defendía una «dictadura benevolente» en la que un déspota ilustrado gobierne.

La democracia parece ser el caso más claro de un sistema en el que el pueblo gobierna, en el que
hay autogobierno colectivo. Esto, por lo tanto, es una explicación de qué significa decir que la
democracia es el gobierno «para el pueblo» y «por el pueblo».

Existe una enorme discusión sobre qué es una democracia. En política contemporánea existe, en
general, el supuesto de que la democracia es «algo bueno». Muchas veces se piensa que la
condición democrática es la prueba de fuego para demostrar la legitimidad de un régimen. ¿Es
merecedora la democracia de su reputación actual? Al fin y al cabo, durante la mayor parte de la
historia humana ha sido casi universalmente aborrecida.

Platón se cuenta entre los filósofos que rechazó la democracia como mejor sistema político posible.

“Imagínate que respecto de muchas naves o bien de una sola sucede esto: hay un
patrón, más alto y más fuerte que todos los que están en ella, pero algo sordo, del
mismo modo corto de vista y otro tanto de conocimientos náuticos, mientras los
marineros están en disputa sobre el gobierno de la nave, cada uno pensando que
debe pilotar él, aunque jamás haya aprendido el arte del timonel y no pueda
mostrar cuál fue su maestro ni el tiempo en que lo aprendió; declarando, además,
que no es un arte que pueda enseñarse, e incluso están dispuestos a descuartizar
al que diga que se puede enseñar; se amontonan siempre en derredor del patrón
de la nave, rogándole y haciendo todo lo posible para que les ceda el timón. Y en
ocasiones, si no lo persuaden ellos y otros sí, matan a éstos y los arrojan por la
borda, en cuanto al noble patrón, lo encadenan por medio de la mandrágora, de
la embriaguez o cualquier otra cosa y se ponen a gobernar la nave, echando
mano a todo lo que hay en ella y, tras beber y celebrar, navegan del modo
que es probable hagan semejantes individuos; y además de eso alaban y
denominan «navegador» y «piloto» y «entendido en náutica» al que sea hábil
para ayudarlos a gobernar la nave, persuadiendo u obligando al patrón en tanto
que al que no sea hábil para eso lo censuran como inútil. No perciben que el
verdadero piloto necesariamente presta atención al momento del año, a los
vientos y a cuantas cosas conciernen a su arte, si es que realmente ha de ser
soberano de su nave; y respecto de cómo pilotar con el consentimiento de otros o
sin él, piensan que no es posible adquirir el arte del timonel ni en cuanto a
conocimientos técnicos ni en cuanto a la práctica. Si suceden tales cosas en la
nave, ¿no estimas que el verdadero piloto será llamado «observador de las cosas
que .están en lo alto», «charlatán» e «inútil» por los tripulantes de una nave en
tal estado?”
PLATÓN

La crítica de Platón a la democracia se aprovecha de otra tensión manifiesta en la teoría de la


democracia. Del mismo modo que «monarquía» significa «gobierno por el monarca»,
«democracia» significa «gobierno por el demos». Pero ¿qué es el demos? En griego clásico,
«demos» puede significar tanto «el pueblo» como «la muchedumbre». De acuerdo con esta
segunda acepción, entonces, la democracia sería el gobierno de la muchedumbre: el gobierno de la
chusma, el vulgo, la plebe, los incompetentes.

Su arma principal es la llamada «analogía del oficio».

Para tomar decisiones políticas —decisiones en interés del estado— se requiere juicio y arte.
Por eso Platón pide que la política esté en manos de los expertos. Permitir que la gente decida en
política es como navegar por el mar consultando a los pasajeros y rechazando el consejo de los que
realmente conocen el arte de la navegación. Del mismo modo que un barco gobernado por
inexpertos terminará perdiéndose o yéndose a pique, el barco del estado, gobernado por
inexpertos, también terminará
muy mal.

La actividad de gobernar, igual


que la medicina, la navegación o
incluso la agricultura, es un arte.
Precisa de una preparación, y no
cualquiera está naturalmente
capacitado para adquirir este arte.
Así como la práctica de la medicina
está en manos de los expertos, y la
educación médica corresponde a los
más capacitados, lo mismo debería
hacerse con la actividad de gobernar
y la educación para el gobierno.
Cualquier otro sistema dará peores
resultados, y la consulta del
populacho conducirá directamente
al desastre.

La república – La polis ideal: Estructura

Platón no se decantó por ningún sistema ya existente como el mejor posible a la hora de determinar
cuál era la organización social perfecta. Al reflexionar sobre cuál sería el sistema que más acercase
a los individuos al bien y a la justicia plateó la primera utopía social de Occidente. Las siguientes
utopías, siguiendo el ejemplo de Platón, nacieron como crítica a la situación política de su época y
como propuesta de cómo debería plantearse una comunidad ideal para alcanzar la justicia, la
felicidad y la virtud.

“[…] al final llegué a comprender que todos los Estados actuales están mal
gobernados; pues su legislación casi no tiene remedio sin una reforma
extraordinaria unida a felices circunstancias. Entonces me sentí obligado a
reconocer, en alabanza de la filosofía verdadera, que sólo a partir de ella es
posible distinguir lo que es justo, tanto en el terreno de la vida pública como en
la privada. Por ello, no cesarán los males del género humano hasta que ocupen
el poder los filósofos puros y auténticos o bien los que ejercen el poder en las
ciudades lleguen a ser filósofos verdaderos”
Platón, Carta VII

Para Platón debe de haber una correlación estructural entre el alma y el Estado, es decir, el
Estado de los seres humanos debe estar estructurado como el alma de los seres humanos. Para ello,
habrá que disponer el Estado en 3 partes, tres grupos o clases sociales, cada cuál con su virtud
propia. Así, este estado se compondrá de:

– Productores: dedicados a la actividad económica, a la producción de bienes, al comercio,


etc. Es decir, serán los campesinos, artesanos, mercaderes, etc. Son la clase más numerosa y
han de trabajar para todos, no sólo para si mismos, ya que el resto de los ciudadanos (las
otras dos clases) tienen que dedicarse a otras tareas. Su virtud principal será la moderación,
que es la que regula los deseos del alma concupiscible (que será la más destacada en los
ciudadanos de este tipo), ya que han de usar los bienes que producen con medida, porque
deben pensar en la comunidad en su conjunto.
– Guardianes: grupo algo menos numeroso, son los que velan por la seguridad, tanto interna
como externa (es decir, policías y soldados). Han de cultivar especialmente la virtud de la
valentía, ya que en ellos predomina el alma irascible.
– Filósofos: serán los dedicados al gobierno de la polis, constituyen el grupo más reducido,
pero también el más importante. El adecuado desarrollo de su cometido exige que sean
educados en la virtud de la sabiduría, propia de su alma principalmente racional. Ellos
estarán en condiciones de conocer el Bien y la Justicia en sí mismos, por lo que podrán
tomar las decisiones buenas y justas que la polis necesite, pensando en el bien de la ciudad y
olvidándose de los intereses particulares y egoístas.

En este Estado, por supuesto, cada persona ha de dedicarse a la función o tarea que le es propia.
No solo por razones de orden práctico (cada persona hace mejor aquellas tareas para las que está
mejor dotado), sino también por razones teóricas: todo organismo vivo u organización social
funciona mejor cuando cada parte se dedica a aquello para la que está naturalmente mejor dotada
(ej: el hígado no puede dedicarse a hacer lo de los pulmones). Además, tanto hombres como
mujeres podrán ocupar cualquiera de los puestos de esta sociedad, serán todos educados en
igualdad.

La justicia se alcanzará en el Estado cuando cada uno de los grupos sociales realiza la función
que le es propia y la lleva a cabo de un modo adecuado porque posee la virtud correspondiente. En
ese momento, la sociedad estará en armonía (como lo está el alma cuando cada parte lleva a cabo
sus funciones de forma virtuosa), reinará el orden y las personas alcanzarán la felicidad.

El gobierno de los sabios

El gobierno, pues, debe de ser para los que saben. Ya vimos que Platón consideraba, al igual que su
maestro, que había una identificación entre el saber teórico y el saber práctico (entre el saber y la
ética, por ejemplo). Esto se extiende también a la política: los sabios, a través del conocimiento,
serán los mejores para gobernar13. El conocimiento hace posible la captación del orden y de la
estructura de la realidad, así pues, aquellos que saben, aquellos que conocen las ideas de Bien, de
Justicia, de Orden, son capaces de entender las normas que llevan a una sociedad basada en tales
ideas. En Platón, los sabios/as son personas de ciencia y también personas de estado.

13 Ver ANEXO 1
Ante este sistema en el que los gobernantes no son elegidos, cabría preguntarse, ¿y no aparecerá la
corrupción? ¿No gobernarán los filósofos para sí mismos de forma despótica? Platón no eludió esta
dificultad. Su respuesta consiste en sostener que se debe colocar a los guardianes en una posición
en la que se minimicen los riesgos de corrupción. Así, por ejemplo, en su sistema no está
permitido que los reyes-filósofos (ni los guardianes) posean propiedad privada ni familia 14.

Y, ¿cómo saber quiénes son estos sabios? Para Platón, esto se consigue a través de la educación y le
dedica un amplio espacio en La República a explicar cómo será el proceso de selección de los
ciudadanos. Se trata de una educación en varias etapas:

– Nivel primario: Es común a todos los ciudadanos y dura hasta los 20 años. La educación se
centra en la gimnasia y la música (seguramente esto se entendía en sentido amplio,
incluyendo a la poesía y el arte en general). Por medio de ambas disciplinas se pretende
educar el cuerpo, el carácter e inculcar a los ciudadanos los valores correctos.
– Nivel secundario: Aquellos que destaquen en el nivel anterior pasan a este nivel (los que no,
pasan al grupo de los productores) donde estudiarán durante otros 10 años, centrándose en
geometría, aritmética, astronomía, etc.
– Nivel final: Los más destacados de entre estos optarán al nivel final, en el que se estudiará
filosofía y dialéctica por cinco años más, hasta la edad de 35. Después, durante 15 años
estarán ocupados en el estudio práctico del gobierno (es decir, observando las cuestiones
concretas, cual becarios) y a la edad de 50 años se les considerará aptos para gobernar.

Las formas de gobierno

Como vemos, en Platón se favorece una forma de gobierno que podríamos llamar monarquía o tal
vez aristocracia (si tenemos un consejo de filósofos en vez de uno solo gobernando). Las formas de
gobierno, para Platón, son unas consecuencia de otras. Así, si el gobernante no tiene cuidado de que
unas clases interfieran con otras, la ciudad decaerá y empezarán a implantarse sistemas de gobierno
cada vez más alejados del ideal.

Platón describe en La República la degradación de las formas de gobierno desde la menos mala a la
peor. La menos mala sería la timocracia, en la que la clase militar es la que se ha adueñado del
poder y somete a los demás ciudadanos (al fin y al cabo son los siguientes en su estructura social,
por lo tanto no es lo peor posible). Esto degenera en oligarquía, en la que unos pocos muy ricos
controlan al resto (el gobierno de los productores, de unos pocos). El empobrecimiento de la gran
mayoría para el beneficio de unos pocos conduce a la rebelión de aquellos y da lugar a la
democracia o gobierno del pueblo (el gobierno de todos mezclados), esto conduce al desorden y a la
anarquía. Por último, la consecuencia necesaria de la democracia es la tiranía, porque restablece el
orden social. La tiranía, eso si, supone el fin de la comunidad política, pues los ciudadanos se
convierten en esclavos bajo el poder del tirano, quien, a su vez, se convierte en esclavo del propio
poder. Bajo esta forma de poder muchos ciudadanos añorarán las realidades supremas y se sentirán
impulsados a sustituir al tirano por un rey-filósofo. Platón da en esto la impresión de creer que se da
un cierto orden cíclico en los sistemas de gobierno (o que al menos puede darse si se dejan
corromper).

Las leyes

En obras posteriores, El Político y Las Leyes, Platón suavizó mucho sus opiniones, tal vez por sus

14 Tal vez este rechazo a la familia tenga algún apoyo en la infancia que vivió Platón. Nos cuenta Diógenes Laercio
que el padre de Platón, Aristón, “hacía el amor violentamente” a su madre y que “nunca consiguió ganarla para sí”.
Parece ser que la madre tomó pronto un segundo marido y Platón fue criado en varios hogares de modo que no
sorprende que no tuviese un apego excesivo al concepto de familia tal y como lo entendemos hoy en día.
fracasos a la hora de aplicar el Estado Ideal en Siracusa, y se volvió más realista. Seguramente llegó
a la conclusión de que no es fácil encontrar auténticos sabios gobernantes. Así, sustituyó el gobierno
de los sabios por el gobierno de las leyes y el sometimiento estricto del gobierno a las leyes.
Tendríamos un cuerpo de magistrados que se vigilan unos a otros y que están limitados en sus
acciones por unas leyes inmutables. En este nuevo enfoque, la propiedad privada y la familia se
restablecían. Sin embargo, Platón no renunció a algunos de sus principios fundamentales en la
política, como que debe ser la razón a la que le corresponde gobernar, pero ya no es en la figura de
personas concretas, sino que serán las leyes la encarnación de la razón; tampoco renuncia a la idea
de que el fin del Estado es hacer mejores a sus ciudadanos y de que la justicia es una condición
inludible para la felicidad.

ANEXO 1

Sobre la relación saber teórico – saber práctico

“Se engaña quien creyere que la abundancia de conocimientos teóricos


constituye necesariamente una prueba de la posesión de las cualidades y la
energía necesarias para mandar. Todo lo contrario. Un gran teórico resulta rara
vez un gran caudillo. Siempre resultara mejor como caudillo un agitador capaz
de transmitir una idea a las muchedumbres que el teórico retraído que nada sabe
acerca de los hombres. Porque el hecho de ejercer la dirección exige capacidad
para conmover a la multitud. El talento para engendrar ideas nada tiene que ver
con la aptitud para la dirección. Así, la reunión de las cualidades del teórico, del
organizador y del caudillo en un solo hombre, constituye el fenómeno más raro
que se puede registrar en este planeta; en el consiste la grandeza...”
A. Hitler, Mi lucha

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