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Que ser vivo, considerado “racional” puede dañar lo que le da vida, aquello que le permite

vivir? Parece inconcebible una respuesta, verdad? Pero lamentablemente sí existe, y esa
respuesta es: ¡el ser humano!

Y es que el hombre en su insaciable egoísmo para satisfacer las necesidades que tiene,
ha ido invadiendo y cambiando el espacio en que habita mediante actividades que
explotan y dañan el medio ambiente.
Y la provincia del Carchi, no es ajena a este fenómeno, y a la crisis ecológica que existe
en la actualidad, que no es más que la sumatoria de la acción del ser humano en este
espacio a través de la historia. Evidenciando la práctica de actividades económicas de
producción como la explotación maderera, la agricultura, la ganadería, el comercio la
industria y demás actividades que se realizan sin conciencia, sin resguardar el medio
ambiente y su integridad. Sin tomarnos el tiempo de analizar que aquello que estamos
dañando es nuestra casa. De esta manera inconsciente el ser humano ha ido modificando
el área y el espacio del límite natural, y por estos hechos en sitios como la provincia en
la que yo vivo, se presentan actualmente problemas con respecto a la deforestación y
disminución en el caudal de las fuentes de agua.
La deforestación se presenta por la tala indiscriminada de árboles, y por la
industrialización que irónicamente supone un avance, pero para mi manera de pensar,
mientras busquemos un progreso de cemento irrespetando y dañando la naturaleza, vamos
en retroceso y en un camino seguro a la destrucción, pues es evidente que para vivir el
ser humano necesita oxígeno, aire, y no concreto.

En una provincia como esta, pequeña y no cosmopolita, como Quito, Cuenca o Guayaquil,
siempre son familiares los paisajes, con montañas, con laderas, ríos, sitios que son un
pulmón para la ciudad, pero lo preocupante, es que cada vez más, este paisaje se ve
interrumpido por la construcción y por la intervención del hombre, que cada vez
disminuye más la porción de áreas verdes en la ciudad. Ahora debemos conformarnos
con tener en los lugares que habitamos, en los conjuntos residenciales o en los barrios, las
conocidas “áreas verdes” que sólo son espacios mínimos de césped.

Pero, qué otra solución existe? Si cada vez somos más, y es necesario construir,
industrializar, sobrevivir. Considero que la solución viene de una actitud de conciencia,
de asumir el hecho, de que el ser humano no tiene derecho sobre la naturaleza, que
debemos buscar vivir en armonía con ella, siempre es posible construir sin necesidad de
destruir algo más, es decir podemos desarrollar un sin fin de soluciones, para remediar de
a poco los daños causados y para procurar seguir teniendo un planeta en el cual vivir,
generando conciencia y realizando algunos cambios, como por ejemplo:
 Construcciones ecológicas, en las que se pueda hacer uso de energía solar.
 Eliminar la acumulación de restos de empresas y plantas en ríos y lagunas, que
provocan contaminación y daños irremediables en el agua.
 Utilización mesurada de fertilizantes y pesticidas en los cultivos, sustituyéndolos
por opciones como el cultivo de bacterias desnitrificantes.
 Reciclar al momento de botar la basura, es un gran paso, separar los materiales de
forma correcta y vigilar su recogida selectiva.
 Hacer más uso del transporte público y medios de transporte ecológicos.
 Ahorrar agua, al momento de bañarnos, cepillarnos, y buscar su reutilización de
la misma en el hogar.
Necesitamos cambiar ya, nuestra mentalidad y nuestra actitud, de lo contrario las
generaciones futuras no tendrán un lugar en el que sea posible habitar, siempre habrán
soluciones viables, pero hay que desprendernos de la idea que nos hace pensar que los
recursos naturales, son inagotables.

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