Está en la página 1de 95

LOS SOLES

PUEDEN
MORIR

OS SOLES PODEN MORRER


Los astros pueden ocultarse y reaparecer, pero
nosotros tendremos que dormir en noche perpetua
tan pronto como se apague la breve llama de nuestra
vida.

CATVLLVS
In Terra de Avania

Edición Bilingüe: RRR (2017-2018)


Portada: Alfonso Rodríguez
Diseño (Deseño): Amazon KDP
Revisión: (10-2022)
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Es mejor vivir en paz con los demonios que en


guerra con los ángeles, profundizar en la decepción
que persistir constantemente en la ceguera. Más allá
del tedio y la muerte, la poesía sirve a los Dioses.

Pobres de aquellos que no se dirigen hacia ningún


alma y ninguna piel. A lo sumo un poema por una
prenda hasta llegar a la completa desnudez, después
pensaremos cómo corromper el mundo.

Es absurdo ser amado por nociones que no nos


pertenecen y que de esa usurpación resulte
nuestro ego. Igual que pichones ciegos nos sacian
para el sacrificio; e, inequívocamente, la vida lleva
una paloma en el pico.

5
OS SOLES PODEN MORRER

¿Eres de esos poetas que lamen unas letras


contristándose con la literalidad?
Si salgo contigo tendré que comprar un elixir bucal,
un elixir mental...
Dime, corazón fementido, por qué no deseas a un
animal con pelos en la nuca, ¿es que la noche furcia
no tiene un collar para sus perros?
Recuerda tender las calzas y que sea la fascinación su
único asidero, la cálida brisa que las oree. ¿Se te han
caído y las han olisqueado los sabuesos? Ningún
hocico es más certero.

¿Se puede extrapolar el placer con el óbito? Tal


vez deba avanzar hacia un imponderable pero no sé
qué ponerme para la ocasión.
Cuando ya no eres nada ni vales nada, estás más
cerca de la bondad original y la belleza cambia
pañales.
Para una mujer católica soy demasiado
temperamental. Para una mujer anarquista soy
demasiado clerical. La verdad es que me siento
afortunado sin ideales ni religión.

6
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Todo parte y en contrapartida todo deviene. A


veces un paraíso nos observa con prestancia y no
podemos más que transigir.
Puesto que ningún demonio anhela ser domesticado
por un cielo, hay que convivir con el poema hasta el
estupro y el estupor.
La realidad es la desnutrición; hallar unos pechos
nuestra fortuna. ¡Querida, aguarda por mí con un
sacaleches!

¿Un animal irreal con aspecto de gazapo, patas y


caparazón de tortuga, ha decidido detenerse y correr
al mismo tiempo, dar zancadas hacia adelante y hacia
atrás, estirando el cuello inútilmente con tal de
imponerse la medalla del mérito?
Cuando salen los poetas a tomar unas copas siempre
paga el insolvente. El insolvente es la putilla de turno
que nunca se beneficia de su clientela, tiene que
soportar todas las bufonadas y tragarse la ingente
mamada de literatura anticonceptiva.

7
OS SOLES PODEN MORRER

El amor nos deja indefensos contra el bien,


imperdonable como una fidelidad categórica.
Quien tiene cuerpo lo utiliza, quien tiene alma la
utiliza, de nada sirve reprimir la belleza.
La casa del artista está llena de ganas de amar, cagar,
eructar, orinar, prostituir… Todos los esfínteres
tartamudeando el oprobio, risas ingenuas y la poesía
descendiendo por el costado del mal.
Publica el bastardo sus versos rosados mientras
mordisquea unos labios incrédulos: tez de serafín,
boca de arcángel, alas de gorrión. La devastación de
una noche deslizándose por la gatera y la luna
ardiendo en la confluencia del mar.
¡Levántate, corazón soplamocos, y dulcifica de
lágrimas un triste pañuelo! Tal vez ames con la
bellaquería que no tiene remedio, la testarudez
imprudente y la gazuza de un holgazán.
Es hora de allegarse a unas cachas, aparearse sin
sentido y finalidad, ensuciar de semen un magnífico
tocado y deshacer el arduo acicalado de las musas.

8
LOS SOLES PUEDEN MORIR

En un neceser, Dios guarda el maquillaje divino para


que un simple animal femenino se empolve la nariz.
Me observaste con ojos de desprecio, me besaste con
labios de cera. ¿La dicha? La dicha nunca está en lo
que se anhela.
Todo el mundo querrá salir contigo, follar contigo, lo
que quiera que se haga contigo… Tienes la totalidad
de las estrellas a tu antojo y el motín de los soles
alumbrándote.

Alma boba y viciosa, te sacaré a mear. Allí podrás


hacer tus necesidades, oler las esquinas, mover el
rabo y ladrar.
Dadme un ser cabal para apreciar lo insensato de un
corazón. No se puede desperdiciar ningún afecto ni
dejar el remanente para la canalla.
Acostumbrado a acuñar, me conformaría con ser tu
membrete, pero antes de rubricarlo haría de
pisapapeles y matasellos. Si pudiera detener el
tiempo me quedaría con un impreso de tus pezones
en un recurso de amparo.

9
OS SOLES PODEN MORRER

Estaba ocupado ocultando sus gemidos (ululaba el


viento en Camariñas). El sol templaba nuestras
cachas bajo los pinos y se nos clavaron las acículas en
el ombligo.
Aparté los rastrojos para copular en las toallas, pero
los calcetines desmontaron la escena de la playa.
Bóreas vociferó en la gruta boscosa su hermosa
melodía atormentada: barreremos el polvo, vida mía,
y el olvido barrerá nuestro recuerdo.

Esto no es una tonada rusa. Me has engañado, me


has engañado porque naciste de la tierra y yo te
confundí, borracho, con un Ángel; y ahora estoy
compungido como una cebolla.
¿Qué hacer? ¿Qué hacer, si ebrios soñamos en un
patatal? Brindemos, brindemos ahora, monda y
lironda, con un poco de suerte no desentonaremos
con la canción.
Las solanáceas son tibias como el atardecer y frías
como la noche. Te saché, te saché y te corté en dos. La
saché, la saché y se la comió el ratón.
Tu puñetero corazón es una piedra y no se puede
destilar alcohol de una roca. Alma de escupidera, te
ofrendé amor y me devolviste una traición.
¡Maldita, estoy tiznado y esto ya no lo remedia el
hado!¡Asesinemos la poesía con puñaladas traperas,
miel para las heridas y licor para las penas!

10
LOS SOLES PUEDEN MORIR

¿Por aquí puede ser filete con patatas? Preciosa,


por aquí pueden ser tus carnes y mis tubérculos.
Estamos tan salidos que hasta la bruja de la escoba es
una arpía con encantos.
Bueno, padre, te llevo de vuelta, ya estás mejor; y a la
enfermera también por el precio de dos (me enferma
el estampado de sus bragas).

Quítate la ropa lentamente, desconsideradamente,


como si fuera gravoso acostarse a mi lado. No te
preocupes, es sólo un ejercicio en la distancia, una
asignatura a impartir.
Descubrí un placer gandul y apático, te besé y tus
dulces ojos cerraron los párpados. San Pedro no sabía
que estábamos dentro, impasibles como muermos. De
observar el rostro de Dios nos desmotivamos hasta
caer en la más absoluta desidia: sopor y cabellos de
ángel eran nuestras almohadas.

Aquella chica de mirada ambarina, del color del


trigo segado, metió el brazo entero en aquel caldo
(espeso como un día con hambre), entonces me sentí
como un cabestro dispuesto a levantar el rabo.

11
OS SOLES PODEN MORRER

El deseo no pasa dos veces por el mismo cadáver.


¿Mentiste? ¿Me has mentido? Hiciste bien, yo también
caí perdidamente en la tentación.
Cuando salías conmigo, eso pensaba, cualquier mujer
enamorada desearía limpiar los platos, pero tu
preferías la sofisticación de un lavavajillas a la espita
de un fregadero. Ahora recuerdo que después de
conocerme, el amor te parecía una absurda jaula
para simios.

No hagas de mi corazón una respetable casa de


citas: ningún cielo salvaje llueve en un orinal.
No creo en medias naranjas ni medias tintas; aguardo
que hayas encontrado definitivamente el palo de la
escoba, el mango de la fregona o el pomo de la
puerta.

Subiendo por las escaleras de servicio hacia un


centro comercial, el poeta lleva a su nieta en brazos.
Asciende de los sótanos un hedor nauseabundo. Éste
se jacta de la repugnante fragancia y la divina
criatura asiente con total indiferencia: ¡Tu aliento
apesta a basura!

12
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Sólo tú puedes sacar lo mejor de mí, la


animadversión debajo de las alfombras. Soy simple
como un memento que apresura el tránsito hacia
ningún lugar.
Si respiramos el mismo aire e ingerimos las mismas
legumbres, excretamos el mismo pellejo de fréjol, así
nos escupan las uvas de la ira a la cara.

Estoy atareado con material de publicación. Tengo


que escoger la foto de un trasero para la portada de
un libro de poemas: se busca recto con don de gentes
y total disponibilidad para servicios editoriales.

Nadie estará allí para nosotros, ni siquiera una


madre protectora para reconfortarnos. O sí, puede
que sí... Claridad de la muerte, tu leche rebosa de
lactancia.
A lo lejos, en el interior, la redondeada esperanza, el
latido apremiante a través de la acuosa placenta.
Llega, y nada puede consolarnos de la terrible
decepción de nacer.

13
OS SOLES PODEN MORRER

Si te ofrezco cordialidad huirás de mis caricias. ¿Si


te brindo desconsideración regresarás a mis brazos?
Tu advenimiento está escrito en alguna clase de
liturgia, aunque tal vez pueda equivocarme como un
iluso que juega a la suerte con sus dados.
Te debo una disculpa para volver a tus enredos.
Mientras la puerta permanezca cerrada retornarás a
mis llaves. ¡Ay de la puerta cuando se abra!, te
perderé para siempre por una oquedad.

Como en tantas cosas, también en esto, soy un


estúpido egoísta, necesito que me nombres para
reconocerme en tu voz.
Antes que el amor a primera vista, el flechazo, me
inclino por la zancadilla y el tropiezo.
La edad del corazón es la edad del engaño, justo
cuando la mentira sabe a plenitud.

14
LOS SOLES PUEDEN MORIR

La plétora de un artista no consiste en dejar a


nadie atrás, sino en ser abandonado por todos.
Somos la ola que se duerme en la tasca añorando las
pulgas, el amontillado y la perfección; la cogorza
infinita se enroca en nosotros como una cochinilla de
mar.
Para un vate únicamente es aceptable la ciénaga o la
eternidad pasando por la letrina.
Cada día me asemejo a un desgraciado, coceado por
bueyes y emponzoñado por reptiles (la divina
inspiración suele detenerse en el despojo de los
buitres y la risa de las hienas).
Cualquier animal enjaulado se muere por los besos
de un idiota, y el necio no comprende que el amor es
una cizalla.
Para los que amamos la inocencia, la mayor
perversión sólo puede ser inocente.

15
OS SOLES PODEN MORRER

GEDEÓN Y SUS TRESCIENTOS

De entre su pueblo, Yahveh escogió para la batalla a


los más precavidos. Hubo algunos que se
sumergieron en aquellas aguas hasta las cejas,
llegaron a remover el fango con las pestañas y a
besar el ano de las ninfas. A sus espaldas llevaban
escrito: Ámame, ódiame, mátame, soy un poeta judío.

Hay tanto que sentir que todo lo posible arde de


promiscuidad. Te has puesto un vestido vaporoso
como un espléndido día de verano, pero no has
prestado atención a su porte. Salvaje y libre de
cualquier atadura me convence el desgarbado acerbo
de tu cintura.
Yo soy el imprudente que te compone el talle para
marcar los límites, aunque sea innecesario delimitar
tu figura. ¡Oh, belleza, te amé desnuda cuando no
existía nada que objetar ni nada que ocultar!

16
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Al igual que una madre peina los cabellos de un


hijo, ése es ahora mi cometido: acicalar los versos
hasta desenredar los nudos.
Escribes como un flujo incesante acariciando la orilla.
No tiene sentido detener el mar para cambiar el curso
de las mareas. Escribes las fluctuaciones de una mano
en el agua o la gravedad de un guijarro que se
sumerge para recrear el hundimiento.
Todas las horas han de sucederse, a veces con faldas
cortas y largas medias. Hay viandantes que observan
de reojo el presente de esos andares y el futuro de
unas caderas. Sólo unos pocos, los más osados, se
atreven a piropear las hechuras del tiempo.

Morir por una meta elevada. El ave tullida con el


ala quebrada yace en el alfeizar de la ventana.
La hermosa flor fue cercenada, su pose inquieta y
delgada... Si lo dieses todo, excepto el alma, no
habrías entregado nada.
Nos crearon los ahogados. Huracanes asistieron al
dolor y al parto de las olas. Gritaron su fatiga los ojos
que observan unas guadañas por fulgor del sol contra
el metal, aquella devastación atroz y tremebunda.

17
OS SOLES PODEN MORRER

Niñas de cuatro años en una piscina (una más


competitiva que otra):
—¿Jugamos a llegar al otro lado y ganar?
—¡Gané! ¡Gané! ¡Gané!
(Entre la dulzura que sólo puede otorgar la
inocencia):
—¡Creo que eres una perdedora!

Después del concúbito, lo más terrible es quedar


como el defensor de Lannister (el enano), aplastado
por un coño polivalente.
Es usted demasiado temperamental para ser
ornamental y huele deliciosamente a cabra, ¿no será
hermana de Heidi por casualidad? Sepa que yo
también adoro las montañas, a los viejos e
imposibilitados; el heno, las fuentes, los riachuelos,
los altos cipreses (más que los rascacielos); San
Bernardos en la nieve y puritanas niñeras al borde de
los acantilados (¿dónde mejor que en el regazo de
una mosca cursi y zumbadora?), Alemania bajo el
bombardeo de los aliados y el ejército rojo violando a
sus feminazis.

18
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Generalmente, el firmamento no se detiene en los


tejados.
Con unos labios tan amargos como la fruta del vicio,
corazón de compota, tengo un descorazonador para
el alma.
Soy un tipo sin nada en el pecho. Ya no caben en él,
lápices de colores ni cuadernos musicales. Lo más
parecido a caber es Ĉabar (una pequeña ciudad
croata).

¿Quién ha grabado en el árbol la sed de la raíz?


¿Quién ha tallado en su corteza la necesidad de un
afecto?
¿Sabiendo que todo es una farsa, una trampa, con qué
quedarnos, con el veneno de la anémona o el corazón
del pez payaso?

¿Alguna remembranza del bardo que lo convierta


en Humano? Parafraseando a Aitor Suárez: no sólo
puta pero también puta.
Un encuentro nacional de aedos es semejante a una
asamblea cristiana. Los peores elementos están en la
cantina, bebiendo y solazándose con el servicio. Las
mejores poetisas son aquellas camareras que
soportan con gallardía las chanzas de los borrachos.

19
OS SOLES PODEN MORRER

Pisadme con vuestras suelas, golpeadme con la


punta del tacón, atadme al miserable cordón de una
bota, y si amáis la delicadeza, pateadme con la
arrugada misericordia de una sandalia.
No quiero mil parabienes ni tesoros magníficos,
bordados de oro que se humedezcan con zafias
palabras, deseo lo detestable, el despropósito que
contiene y da forma al barro —balsa de Aznalcóllar
con la que aprenderemos a ensuciar paraísos—.
¿Qué decir de ti ahora, cómo nombrarte, si barres lo
impuro que se acerca a besarte, el único pensamiento
que pretendía sanarte, la única crítica que debías
salvaguardar de la censura?
Dime, compañero poeta, con qué voz se debe
pronunciar lo inadecuado si al hablar nos cercenan la
lengua.

AITOR &

— Nadie verá la mañana del día siguiente al último.


Habrá una postrema jornada (¿caerá en jueves, tal
vez en lunes...?, ¿de qué mes?, ¿de qué año?). Habrá
un amanecer, una claridad, un porvenir que nuestros
ojos YA no verán.
Habrá un no-despertar. Habrá un no-levantarte, un
no-ducharte, un no-desayunar... Un no-vivir.

20
LOS SOLES PUEDEN MORIR

—Llegaremos tarde a alguna cita inexcusable y se


llenarán los buzones de cartas vacías. El frío
banquero no querrá pagarnos al portador. Alguna
mujer agradecerá el cumplido de no soportar jamás
nuestra presencia.
Las jambas se arquearán con el peso de los Dioses
que se recuestan en las boardillas.
Se apagarán las frescas risas de los niños y ya no se
carcajearán los vecinos de nuestro semblante. Los
cogollos tiernos serán para aquellos que se atrevan a
aderezar la inocencia con vinagres de Módena.
En mi media vida, bacín de pordiosero debajo de los
catres, no se escuchará el cotidiano croar de las
ranas.
Si estar muerto es no despertar, yo siempre he
sufrido de anadiplosis. Si estar muerto es no
levantarse, a mí siempre se me han pegado las
sábanas. Si estar muerto es no ducharse, aquí tenéis
la confirmación de la mugre. No amar, no follar, está
al alcance de cualquier mediocre existencia... ¿Cómo
será regresar en otros ojos al fuego estival de las
auroras?
¿Qué ocurre cuando pierdes el nombre de la rosa, la
visión de la rosa, el aroma de la flor? ¿Dirías que no
existe lo innombrable? Sin embargo hay un sonido
que nos devuelve el hálito en un runrún de aire.
Incluso en el más absoluto vacío, en la más completa
desolación, el espíritu inabarcable está presente.

21
OS SOLES PODEN MORRER

La trastienda de la otra vida es una feria de


ganado asequible a la casa de la doma; y el ocaso
en tus ojos, un incendio de coptos degollados.
El arte no es mercado, no libre mercado, únicamente
contrabando de malhechores, por eso la poesía no
debe pedir permiso para infringir todas las leyes.
¿Por qué no me muerdes las tetas y mantienes tu jeta
ocupada? ¿Por qué no me ases las cachas y te
entretienes con mis nalgas? ¿Por qué no me la metes,
para que por fin tu tuerto bálano deje de aporrear la
puerta equivocada?
Háblame del corazón del Ángel, no de de su maldad,
no quiero acostarme con uno y pensar mal del cielo.
Acostarse con una buena persona es igual que un
suplemento alimenticio. Tirarse a una mala pécora es
abandonar la dieta definitivamente.
No deseamos literatura de beneficio, deseamos
literatura de maleficio. Todos los poetas son los
pececillos de Tiberio, arrojados al Tártaro de Capri.

22
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Quizás lo único destacable de este siglo sea una


tremenda erudición de versificadores, como una
proliferación de urticantes medusas. Se podría decir
que es más fácil tropezar con un poema que pisar
una mierda.

El mundo remiso de las consideraciones carece de


autoridad ante las tablas de la inundación.
Debe ser el hombre con su negra calavera quien
conduzca a la mujer al negro altar.
Hay una clase de fémina que contiene un kit y
ninguna manera de comprender las instrucciones.

23
OS SOLES PODEN MORRER

Por eso debéis pagar una revista literaria, porque


no es lo mismo un producto que mil subproductos,
porque obviáis el cometido y pretendéis escribir versos,
párrafos, relatos, para fomentar el canibalismo, la
competitividad, el proselitismo y la falsa modestia
(nunca seréis especie si no formáis parte de un género
especializado). Porque os degeneráis de una forma
auto-lícita, auto-inmune y difusa, publicando en la red.
Ese compendio incalificable no es sostenible ni
enmendable, puesto que se necesita una mano para
sujetar el miembro y obrar la micción.
Me parece, Malatesta, que ese mundo ya estaba
inventado antes de la Guerra, y que eres parte
asumible y negociable de lo que propugnas. Entiendo
aceptable un cadalso para tanto farsante, pero
también sobran declamadores de la fe que nos
quieran vender un catecismo. Es justo que rueden
cabezas y es justo amar a los descabezados. No sé
quién tiene que apartar el grano de la paja o la viga
del ojo (yo, que me hago más pajas que un iletrado,
soy un completo ignorante en esa materia). Todos
somos trileros en un mundo de tahúres. Por favor, no
nos vendas gato por liebre (otra publicación del
Círculo de Lectores); tú, que amas los libros al pábulo
de las editoriales.

24
LOS SOLES PUEDEN MORIR

¡Julieta ha muerto! ¡Muérete Romeo! Ella está


aguardando en una gélida sepultura.
¡Julieta resucita! ¡Muérete Julieta! El frío cadáver de
Romeo te invoca desde la eternidad.
Julieta se apuñala, pero desconcertantemente Romeo
revive momentáneamente para asistir a su último
trance (ningún maleficio es más poderoso que la
pasión).
¿Qué insensatez es ésta que ni siquiera los amantes
consiguen encontrarse en su duelo? ¿Cómo morir
ahora cuando se ha muerto de amor tantas veces?

Podría ser tan dulce como James Blunt con los


dientes podridos, la mirada dispersa y el ano roto de
sangrar esquinas. Soy un auténtico mastuerzo. No
tengo una canción ni una equivocación que argüir en
tu lecho. Un "te amo" sonaría como una carcajada
vacía, más que como un “estoy perdido sin ti”. No
consigo siquiera cautivar a una musa patética, lo
único que soy capaz de convocar es la hilaridad de un
antiguo burdel (en ese antro de las profecías nadie
puede entrar sin menospreciar las palabras).

25
OS SOLES PODEN MORRER

Un huevo salió del calzón de un Dios, de ahí


proviene la gallina (recuérdalo cuando observes a
todos los polluelos bajo su ala).
Me siento viejo y cansado, sin embargo me acostaría
con aquella belleza de corrector dental. Cuando la
observo con ojos de mal follador y mal pagador, mal
bebedor y mal perdedor (tanta maldad no puede ser
banal), contemplo el nácar de su sonrisa y la
voluptuosidad de sus ancas, y su aparato bucal es una
grapadora que sella nuestras bocas.

Tres contenedores de fardos (¡me voy a poner


excelso de la hostia!) compartidos con otros
compañeros de oficio, sudorosos, narcisistas y bellos
como hembras de pechos punzantes y fajas lumbares;
mientras hablamos, por qué no, bajo un calor
pertinaz, a propósito de la volubilidad de amar.
El esfuerzo de las cargas produce hernias y un
tremendo desgarro emocional (es conveniente saciar
la sed e imaginar un masaje en la rabadilla). Hay
magníficos líricos, magníficos pensadores que ya no
creen en el arte de la excelencia y preferirían
refrescarse, simplemente, con unas cervezas.

26
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Cree en ti sobre toda no creencia y apresúrate a


compartir el dulce semen de los momentos.
Copulábamos con los Dioses y ahora se nos hace
difícil cambiar de prostíbulo y reconocer otras
servidumbres.
Los moralistas tienen una ética tan exacerbada, tan
desproporcionada, que son capaces de corromper el
mismo vicio; así que a tenor de su idea de iniquidad
el bien es un ángel furibundo.
Para mi, una maravillosa historia de amor es
semejante a sacar las cuadrigas de la cochera para
competir en un circo.

Los poetas se reproducen por bulbos, bultos,


esporas, folículos... Si tienes un quiste no juegues al
despiste, no te operes, no uses Bactroban. El poeta es
una neoplasia, un pleonasmo, y cuando se esté
pudriendo enraizará en su caja mortuoria.
Carretillero loco, te estrellarás contra la luna cuando
intentes alcanzar la rampa de los sueños.

27
OS SOLES PODEN MORRER

¿Por qué una eternidad quiere ser pervertida de


senectud, y de repente hay anhelos mejores que
almas a hurtadillas? Conozco ese edén porque ya he
estado en él, pero regresar nunca es una opción.
Cualquier mundo así, consumado en su presente, nos
ciega con su presencia.
¿Ya entraste en el refectorio sin refinamientos,
atiborrándote de manjares exquisitos y polvo
sacrosanto?
No sé a qué salsa te refieres que acompaña al gimoteo
de tobillo del Santo Toribio, ¿para carnes o pescados?,
aunque es preferible escanciar el orgasmo con
aguardiente de cerezas.

Se te ve tan cansada como el plato del Discóbolo


cuando recoges los platos. Déjame echarle una
mirada ateniense a tus omóplatos.
Sólo a los pobres de solemnidad se les puede
denominar amantes, aquellos que han sido miseria e
Imperio, Roma e improperio.
Todos los rapsodas son como aquel Rey que se creía
vestido y estaba desnudo. Todos, sin excepción, creen
tener la llave del guardarropa cuando no hay nada en
el ropero.

28
LOS SOLES PUEDEN MORIR

& PROZAC

—¿Qué tal una estupidez para variar? Los amantes


deben reírse de sí mismos.

—Me parece algo saludable.

—Pero la ironía consigue unos orgasmos lamentables.

—Vaya!!! Veo que no has disfrutado nunca de una


buena comedia.

Como una sabandija, el poeta fue guiado hacia las


estrellas (o tal vez expulsado de la casa por las
escaleras). Varios sostenían sus piernas y el resto de
su endeble cuerpo era alzado en volandas como un
adefesio. Atraído por la dulce pasión, se elevó hacia el
altar de los nombres y cayó como una losa en lo
profundo de un embelesamiento (algunas reflexiones
son tan ponderadas como un saco de estiércol).
Aquella, que no entendía el verso, tembló cual rosa
ajada por el reverso y se dejó persuadir por los
fieltros del pedante. El lóbrego y el borrego
cohabitaron para engatusar al mundo y el espíritu no
conoció otro descanso.

29
OS SOLES PODEN MORRER

AITOR &

—Si hay un Gran Plan, ¿qué pequeño papel


desempeñamos? Nuestra función, nuestro rol en la
Trama, ¿en qué consiste? ...O acaso somos otro
elemento más del Decorado.

—Sobrevivir para cargarnos al Decorador. Por eso


tiene la intención de mudarlo todo cada vez que
deseamos prescindir de sus servicios.

—Posiblemente seamos atrezzo y tramoya. Ni


siquiera con derecho a aparecer en los títulos de
crédito.

—Sangre de farándula para el entretenimiento...


Agradece ahora tu existencia y nunca recuses tu
condición en la obra, honra el proscenio y aplaude la
representación.

30
LOS SOLES PUEDEN MORIR

El espíritu libre regresa a la colmena para libar la


miel de todos los espíritus. Vuela, pensamiento,
hacia lo amado, y mantén tus sueños en un bostezo.
Si no mueres, si no estás muerto, no nacerás para la
poesía.

Quiéreme, así deje de ser interesante. Quiéreme


con alevosía. Quiéreme, aunque ya no se lleve acabar
los versos por delante.
Para amar hay que profundizar bastante en las
decepciones. Señora, hablemos del hambre. Usted lo
sufre desde siempre, tiene los pechos caídos y
agrietados como pellejo, ya que padece de inanición.
Cuando llega certero el cetrero, el cartero, el Can
Cerbero, no hay imposible que valga, abre los sobres,
pega los sellos, profana lo lacrado y se introduce en
las alcobas para certificar la correspondencia de un
desconocido. Seguirás enamorada pero tendrás que
pagar las misivas con acuse de recibo mientras el
correo del Zar cabalga tus ovarios.

31
OS SOLES PODEN MORRER

Después de mil marcha-atrás (también es mala


suerte) quedar preñada y parir un bardo. Desde el
principio, además de un vástago no deseado, una
puta llorona a la que le apestaban los pañales (muy
holístico, hay que decir, para un par de narices).
Antes aprendiste a rimar que a orinar, a vomitar que
a mamar, a dar que a recibir, y el mundo te observó
raro, como a una meretriz.
Tu querida madre te arrojó a los pechos de una
nodriza estúpida y risueña antes de cortar el cordón
umbilical con sus dientes. Ésta te alimentó con una
leche más agria que el aceto, y te enchufaste a su
rosado pezón como una lamprea.
Fuiste medrando con el desprecio de los sirvientes y
la contrición de los servicios, siempre lejos de unos
progenitores que intentaban un coito sin
interrupciones para concebir un letrado.

Ayer se fue Nube, el único ser que se meaba de


felicidad al reconocerme. ¡Bienvenida al club de los
perros muertos! ¡Oh mi animal, mi animal!

32
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Con un yoyó es suficiente para hacer poesía, con


un tutú es más arriesgado. Los literatos, jactándose de
su tremenda lírica, son como semidioses que se
levantan empalmados y desconocen por qué han sido
abandonados.
Es evidente que no sé escrutar los pensamientos, no
se me da bien... Dejar caer unas cuantas tejas no
equivale precisamente a tirarse los tejos.
Éramos recatados, un poco timoratos, torpes y laxos,
así que se entrometió Él y quedó con los dos.

Tiene unas piernas tan largas que su coño es un


reino entre las nubes.
Ya has cruzado ese umbral, sólo eres atractivo para
las yubartas y todavía piensas que tienes derecho al
canto de las sirenas. No eres comedido si desprecias
sus treinta y seis mil kilos de grasa.

33
OS SOLES PODEN MORRER

¿Cómo dejar de sufrir el amor si hemos estado


enamorados desde que las piedras padecen
migrañas?
¿Crees que acabar en una habitación, con nuestros
instintos desordenados, es la peor tropelía de estar
vivos? Hasta la piel se vuelve frágil cuando no hay
nadie a quien amar.
Dibujé la estancia en la que yacimos, pero no había
nadie para una decoración tan profusa, ni un
dormitorio más amplio que nuestros sueños.
Las voces se apagan, los corazones se deletrean…,
quedarás sin palabras para nombrar la belleza.
Los extraños no pueden aplacar sus extraños
sentimientos, se quedan ahí, permanecen apilados
como huesos rotos en un estante.

Después de acostarme con la más grata de las


musas y perpetrar el más horrendo polvo
desconocido, en vez de fumar un cigarro, lo que me
apetece es escuchar a José Luís Camacho hablando de
esoterismo.

34
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Nunca salgas con una dama sin contar sus


verrugas, al menos intenta indagarlo con delicadeza.
Por ejemplo: Señora, si me permite, desearía un
repertorio detallado de sus furúnculos.
Ésta pensará que eres un ser metódico o un patán y
no podrá negarse en absoluto; o imaginará
suspicacias por lo bajo y exclamará improperios de
contrabajo para sus fueros, sin comprender que tú
solamente quieres ir a la fistula del enamoramiento,
al paraíso purulento de los abscesos. ¡Oh, mi bien,
cómo entenderás que amo el anatema, los lunares
como soles y a la mujer con orzuelos!

No hay ninguna perversión posible hasta que los


pervertidos deciden amarse.
Tú eres la bondad para algunos; yo, la degradación
para otros. Si es factible quiero corresponderte y
corromperte.
Otra vez he perdido todas las direcciones, no obstante
te agasajaría un hermoso vestido rojo con lencería
amarilla, bastante facha y monárquico como sé que
desprecias; mas delante del espejo quizás asentirías:
“Me favorece esta reliquia del Opus. Tengo ganas de
asesinar a tus católicos y falangistas. Por un momento
has elegido el color de la sangre para todo lo
placentero”.

35
OS SOLES PODEN MORRER

Tal vez salga con esa chica de ciencias... No va a


aceptar el desatino y yo tampoco comprenderé la
meticulosidad.
En el trabajo, en cualquier parte, busco la
confirmación de una mirada. El noventa y nueve por
ciento de las veces estaré errado y el resto será
presunción.
Posee una belleza viva, esbelta y estilizada. Insinúa
algo con los ojos que yo entiendo por un axioma y es
una equivocación. Saca una barra de cacao del bolso
y humedece unos labios que parecen Gobi, pero para
mi representan la eternidad.
Observé aquel maldito cielo femenino marcar las
comisuras del placer. ¿Por qué un pene no puede
hacer un delineado? ¿Por qué un falo, como un
lipstick, no sirve a la sequedad de un poema?

En ningún momento, al hacer el amor, deseamos


regresar del animal al hombre, y hasta las lágrimas
más puras ocultan una tristeza convencional.
Descubrirán tus ardides y no hallarás cobijo en la
casa de los hombres.
Una hembra únicamente puede ser yantada con la
locura y voracidad de un senescal.
Un simple saludo hizo que sus caderas se
contornearan treinta grados a babor de mis
pensamientos. Un "te quiero" no sé qué habría hecho
con la rosa de los vientos.

36
LOS SOLES PUEDEN MORIR

La inspiración no puede ser insuficiencia para un


espacio de solemnidad.
El ganso de los huevos de oro me hizo prometer que
nunca fertilizaría un embrión.
Soy un pez feliz en su dentadura (ya no sonríe como
antes por temor a que se vacíe la pecera).
Después de casarnos me obligó a recoger todos los
granos de arroz, catalogarlos, etiquetarlos y
enumerarlos. ¡Ángel mío!, te amo porque mantienes
ocupada mi mente removiendo una cazuela de
basmati.

Ninguna voluntad acudirá a nuestro encuentro


por propia voluntad. Ya has pasado por la cumbre y
puede que la cúspide se haya acostado contigo
tomándose una grajea contra la depresión.
Los amantes son desposados por el más irracional
engaño que se nutre de pequeños convencimientos.
Si hace demasiado frío haríamos con nuestros
escritos una pira para calentarnos. ¿Qué es un verso
comparado con la hipotermia y los sabañones? ¿Qué
es una estrofa bajo el rigor solitario de la helada? Lo
que arde en el pecho es insuficiente ante la azul
palidez del raso.

37
OS SOLES PODEN MORRER

EN UN ADARME DE CIELO

La hermosa y soez erudición defeca en una romana,


no entiende el estro pero sabe en qué nalgas
introducir la verga dura de los amaneceres.
Así que los verdaderos trovadores, el verdadero
ateneo se halla en los aseos de una factoría, en los
urinarios y retretes de una tasca. No lo dudes, están
tocados por el verbo y el verbo los ama.
Éste, que menudea con las letras, no es más que un
absurdo biógrafo de los tálamos, comparado con los
divinos folladores.

Dentro de un par de años tendrás que cogérmela


floja y limpiarla con tus uñas postizas.
¡Estoy senil de la muerte y encantado de conocerte!
La necesidad no es un cuento: necesito un hada
madrina para mi varita mágica; y tú, un Aladino que
frote la lámpara.
Seguro que hay para nosotros algún pendenciero
hado con las mieles de otro cadalso.

38
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Penélope tejía y destejía el tiempo aguardando la


llegada de su esposo; pero ¿acaso Ulises no izaba y
arriaba las velas contando cada segundo de su
periplo?
El amor puede vencer a los elementos, pero hay que
amar hasta la crucifixión de los actos.
Desafortunadamente, encontrar-nos en la poesía no
es lo mismo que tener nuestra yacija pródiga de
amantes, tal vez que nunca nos faltarán los lectores.
Encontrarnos en el amor no quiere decir "ancha es
Castilla", sino que los lectores, además, se harán con
nuestros librejos.
¿Qué tal si no nos hallamos en ningún lugar
conocido? Tienen que existir unas ingentes posaderas
de bibliotecaria que podamos leer de corrido sin
aguardar nada de la literatura.

39
OS SOLES PODEN MORRER

A veces creo que el poema es un dildo o un anillo


de pedida sin novia: autoconsolación,
autosatisfacción, autoayuda…
A estas alturas te preguntan por Silleda con la clara
intención de follar, y al meapilas no le apetece pasar
por Google Maps para ubicarse. En estos casos es
imposible dar con las reseñas aunque se tenga un
Tom Tom en el auto y una voz de señorita nos diga:
“Desabróchese la bragueta. Coño encontrado.
Conéctese al satélite y diríjase a la casa de putas más
cercana”.
A estas alturas el mar ya no oculta ninguna intención
para los peces, y en cualquier bar de Silleda, por
ejemplo, nos aguardan los cazadores.

Cuando el poema llama a sus corsarios hay que


entregarse a la mordaz piratería.
Tú aún escribes poesía, yo únicamente escribo
perfidia.
Crees que has llegado pero todavía no has
emprendido tu camino. Crees que has emprendido tu
camino pero nunca has salido de ti.
Todas las palabras son el envoltorio de un único
pensamiento, y solamente a través de los cuerpos la
humanidad conserva su escritura.

40
LOS SOLES PUEDEN MORIR

MR. DARCY

Nor am I ashamed of the feelings I related. They were


natural and just. Could you expect me to rejoice in the
inferiority of your connections? —to congratulate
myself on the hope of relations, whose condition in
life is so decidedly beneath my own?

Adúltera como una zorra, empiezas a desconfiar del


gallinero. Paga por ser visible e inservible, con
poderes de súper carroza, y cambia tu foto-váter de
perfil por la de una langosta.

41
OS SOLES PODEN MORRER

(Ilustración de Mareva Mayo)

¡Volveremos a nacer con la muerte como partera!


El cuervo a lomos del chacal y las filigranas de las
flores serpiente. La horda húmeda, la hora
enumerada. El tiempo de unos ojos, la derrama de un
deseo. La inmensa sonrisa del ofidio enroscado y lo
impenetrable de una lágrima... Vestigios de un amor
en el bacín de los esputos.
Si el cielo no está escrito ninguna necesidad lo traerá
hacia nosotros.
Que nadie trate de desparasitar al animal: yací con
las musas y me erguí con la sarna.
Para siempre, con mis mejores deseos, brindo a la
salud de tu ángel permisivo.

42
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Sobre el prepucio, el nombre de la amada ya se


borró.
Todos huían de nosotros, sabían que el poema se
aproximaba y no era heterosexual.
La auténtica lascivia es un beso lésbico entre
medusas.
Poco a poco nos vamos allegando a esa locura que
vocifera su vehemencia por las calles y espanta a los
viandantes.
El cinismo se yergue cada día para nombrar a Dios.

Los grandes poetas saben diferenciar un


hectocótilo de una vagina de calamar.
—El campo está lleno de pimpollos y nunca fui un
caballero. ¿Quién es capaz de guarecerse sin
resguardarse?
—En tu espera, amado, el esperma ha regado mi
parteluz. Nuestro corazón es el de los maleantes que
dan por perdida la flor cuando hay gitanos en el
jardín. Y, ahora, haz soportable esta deshonra como
soporto yo tu honra.

43
OS SOLES PODEN MORRER

La hermosura debe ocultar algo impropio entre la


lencería y apelar a esa conciencia. Me complacen
tus huesos y cualquier astilla tuya me parece un
fémur. ¡Oh, vaca mía, te llevé a los altares y creí tener
tus tuétanos hasta que el gallo cantó!
¡Y de repente el amor..., en uno de sus múltiples
orificios! Después de tanto tiempo es difícil distinguir
la melena de un querube del vello de una vulva.
Te amé como unos zapatos deslustrados aman el
betún, y tú los abrillantaste con un salivazo y un
cepillo de limpiabotas.

La luz teme estrellarse contra las polillas. Ven a mi


cama, somete las sábanas y acuéstate como un
muerto con la muerte hasta que el poema hieda a
pasión.
Tengo que decir que a veces me repugna observar a
una mujer supeditada a la desviación sexual de los
hombres, carente de su propia voluntad, estima y
definición.
Siempre pensaré que una Diosa puede ofrendar más
épica que hípica.

44
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Hay que vivir con lo imprescindible, aunque lo


imprescindible conlleve una carga.
Somos salvajes en la piel equivocada. Leerte es como
perpetrar un magnicidio, el divino Laertes lo sabía.
¿Qué hacer cuando los espejos no nos devuelven un
rostro conocido, ni siquiera la faz de un animal
superior? Entonces es necesario cultivar el
ensimismamiento con determinación, el narcisismo
destacable de nuestros defectos.

Nada puede empezar sin un diálogo, mas todo


puede concluir si no ponderamos nuestras
expresiones. Ante las palabras, los hechos son
preponderantes.
Nos dirigimos irremediablemente hacia la sima; eso
no implica que en las profundidades no se halle la
paz como también ocurre en las elevaciones.

45
OS SOLES PODEN MORRER

Todo estaba en tus manos. ¿Por qué ahora pones la


responsabilidad sobre las mías cuando ya nada puede
hacerse ni es posible el remedio?
¡Sálvame con tu amor! Existen innumerables
firmamentos y otros tantos cielos para colmarlos.
Amar así es como el oro, y te juro que el amor es un
milagro, aunque todavía ignoro dónde nacen los
milagros.
No somos el entretenimiento ni el capricho de nadie,
somos la elección y también la devoción.
En cuestiones amorosas, ciertamente, me gustaría
prescindir de los hexágonos y recurrir a los
pentágonos, aunque me daría por satisfecho con un
triángulo o un trapecio regular.
No creo que las emociones desmonten fácilmente sus
estructuras. Hay personas que reprimen aquellas
pasiones que pueden demoler sus cimientos antes de
exponerse vulnerables ante la verdad.

46
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Ahora mismo es más fácil allegarse al mal que al


bien, (estoy por escoger el mal y chamuscarme en
una parrilla).
Es conveniente mentir insistiendo siempre en la
veracidad, tener principios reprobables e
irreprochables procederes. ¿Cómo recuperar la
confianza desde la desconfianza si has hecho lo
posible para que tus acciones se contradigan con tus
sentimientos?
Tengo dos amores como el sol, y es probable que
ambos prescindan de mí antes del crepúsculo y
después del orto.

Mi edad es inaceptable. ¿Sabes lo que significa eso?


¿Sabes lo que dignifica eso? Me siento tan susceptible
como una ramera con un Scalextric o una viuda sin
un consolador.
Si San Pedro negó a Cristo tres veces, tú me negaste
mil y aún me amas.
El poeta está buscando a su Princesa Rosa, pero me
temo que acabará en manos de una furcia rosa, una
pintarroja o la Pantera Rosa.
Te necesito de la misma manera que la tierra enjuta
un aguacero (sencillamente me estoy muriendo por
tu hez).
Que las posesiones del hombre sean la integridad y la
fe, y que Dios agoste nuestro fuego como humo de
incensario.

47
OS SOLES
PODEN MORRER
Os astros poden agochar e mudar, mais nós teremos
que durmir en noite perpetua logo murche a breve
chama da nosa vida.

CATVLLVS
LOS SOLES PUEDEN MORIR

É mellor vivir en paz cos diaños que en guerra cos


anxos, profundar na decepción que persistir
constantemente na cegueira. Alén do tedio e a morte,
a poesía serve aos Deuses.

Pobres daqueles que non se dirixen cara a


ningunha alma e ningunha pel. Como máximo un
poema por unha prenda até abranguer á completa
nudez, despois pensaremos de que xeito corromper o
mundo.

É absurdo ser amado por nocións que non nos


pertencen e que desa usurpación resulte o noso
ego. Tal que pombiños cegos sacian-nos para o
sacrificio; e, asemade, a vida leva unha pomba no
peteiro.

53
OS SOLES PODEN MORRER

Es deses poetas que lamben unhas letras


contristando-se coa literalidade?
Se saio contigo terei que mercar un elixir bucal, un
elixir mental...
Dime, corazón fementido, por que non desexas a un
animal con pelos na caluga. É que a noite lurpia non
ten un colar para os seus cans?
Lembra tender as calzas e que sexa a fascinación a
súa única asa, a cálida airexa que as refresque.
Caeron-se-che e cheiraron-as os sabuxos? Ningunha
fociño é máis atinado.

Pode-se extrapolar o pracer co óbito? Talvez deba


avanzar cara a un imponderable pero non sei que
poñer para a ocasión.
Cando xa non es nada nin vales nada, estás máis
próximo á bondade orixinal e a beleza cambia
cueiros.
Para unha muller católica son demasiado
temperamental. Para unha muller anarquista son
demasiado clerical. A verdade é que me sinto avegoso
sen ideais nin relixión.

54
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Todo parte e en contrapartida todo devén. Ás veces


un Paradiso observa-nos con prestancia e non
podemos máis que transixir.
Posto que ningún demo desexa ser domesticado por
un ceo, hai que convivir co poema até o estupro e o
estupor.
A realidade é a desnutrición; atopar uns peitos, a
nosa fortuna. Querida, agarda por min cun tiraleite!

Un animal irreal con aspecto de cazapo, patas e


casca de sapoconcho, decidiu deter-se e correr ao
mesmo tempo, dar zancadas cara a adiante e cara a
atrás, estirando o pescozo inutilmente con tal de
impor-se a medalla do mérito?
Cando saen os poetas a beber uns grolos sempre paga
o insolvente. O insolvente é a rameira de quenda que
nunca se beneficia da súa clientela, ten que soportar
todas as bufonadas e tragar a inxente mamada de
literatura anticonceptiva.

55
OS SOLES PODEN MORRER

O amor deixa-nos indefensos contra o ben,


imperdoable como unha fidelidade categórica.
Quen ten corpo utiliza-o, quen ten alma utiliza-a, de
nada serve reprimir a fermosura.
A casa do artista está chea de ganas de amar, cagar,
arrotar, ouriñar, prostituír... Todos os esfínteres
tatexando o oprobio, risas inxenuas e a poesía
descendendo polo costado do mal.
Publica o bastardo os seus versos rosados
entrementres traba uns labios incrédulos: roibén de
serafín, boca de arcanxo, ás de pardal. A devastación
dunha noite esborrexendo pola gateira e a lúa
ardendo na confluencia do mar.
Ergue, corazón sopramocos, e dulcifica de bágoas un
triste pano! Talvez ames coa imprudencia que non
ten remedio, un testán desasisado e a garula dun
lacazán.
É tempo de achegar a unhas cachas, aparear-se sen
sentido e finalidade, lixar de seme un magnífico
tocado e desfacer o arduo peiteado das musas.

56
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Nun estoxo, Deus garda a maquillaxe divina para


que un simple animal feminino empoleire o seu
nariz.
Observaches-me con ollos de desprezo, bicaches-me
con labios de cera. A dita? A dita nunca está no que se
anhela.
Todo o mundo quererá saír contigo, foder contigo, o
que queira que se faga contigo... Tes a totalidade das
estrelas ao teu antollo e o motín dos soles
alumando-te.

Alma boba e viciosa, sacarei-te a mexar. Alí poderás


facer as túas necesidades, cheirar os recantos, mover
o rabo e ladrar.
Dade-me un ser cabal para apreciar o insensato dun
corazón. Non se pode desperdiciar ningún afecto nin
deixar o remanente para a canalla.
Postos a acuñar, conformaría con ser o teu selo, pero
denantes de o rubricar faría de calcapapeis e
precinto. Se puidese deter o tempo quedaría cun
impreso das túas mamilas nun recurso de amparo.

57
OS SOLES PODEN MORRER

Estaba ocupado ocultando os seus xemidos (zoaba


o vento en Camariñas). O sol amornaba as nosas
cachas baixo os piñeiros e cravaron-se-nos as
aciformes no embigo.
Apartei os restrollos para copular nas toallas, pero os
os calcetíns desmontaron a escena da praia.
Bóreas vociferou na gruta boscosa a súa fermosa
melodía atormentada: varreremos o po, vida miña, e
o esquezo varrerá o noso recordo.

Isto non é unha foliada rusa. Enganaches-me,


enganaches-me porque naciches da terra e eu
confundín-te, bébedo, cun Anxo; e agora estou
compunxido como unha cebola.
Que facer? Que facer, se ebrios soñamos nunha
pataqueira? Brindemos, brindemos agora, abofé,
cunha pouca sorte non desentoaremos coa canción.
As solanáceas son tépedas como o luscofusco e frías
como a noitebra. Sachei-te, sachei-te e cortei-te en
dous. Sachei-na, sachei-na e comeu-na o rato.
O teu fodido corazón é unha pedra e non se pode
destilar alcohol dunha rocha. Alma de cuspideira,
ofrendei-che amor e devolviches-me unha traizón.
Maldita, estou tisnado e isto xa non o remedia o fado!
Asasinemos a poesía con puñaladas trapeiras, mel
para as feridas e licor para as penas!

58
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Por aquí pode ser filete con patacas? Preciosa, por


aquí poden ser as túas carnes e os meus tubérculos.
Estamos tan saídos que até a meiga da vasoira é unha
harpía con atractivo.
Ben, pai, levo-te de volta, xa estás mellor, e a
enfermeira tamén polo prezo de dous (estou a
enfermar co estampado das súas bragas).

Retira a roupa lentamente, desconsideradamente,


como se fose gravoso deitar á miña beira. Non te
preocupes, é só un exercicio na distancia, unha
materia a impartir.
Descubrín un pracer gandulo e apático, biquei os teus
doces ollos e pecharon-se as túas pálpebras. San
Pedro non sabía que estabamos dentro, impasibles
como moermos.
De observar o rostro de Deus desalentamos-nos até
caer na máis absoluta desidia: sopor e cabelos de
anxo eran as nosas almofadas.

Aquela moza de ollada ambarina, da cor do trigo


segado, meteu o brazo enteiro naquel caldo (espeso
como un día con fame), entón sentín que eu era un
xato disposto a erguer o rabo.

59
OS SOLES PODEN MORRER

O desexo non pasa dúas veces polo mesmo


cadáver. Mentiches? Mentiches-me? Fixeches ben, eu
tamén caín perdidamente na tentación.
Cando quedabas comigo, iso pensaba, calquera
muller namorada devecería por fregar os pratos, pero
ti preferías a sofisticación dun lavalouzas á espita
dun vertedoiro. Arestora lembro que despois de me
coñecer o amor era-che unha absurda gaiola para
simios.

Non fagas do meu corazón unha respectable casa


de citas: ningún ceo salvaxe chove nun penico.
Non creo en medias laranxas nin medias tintas;
agardo que teñas atopado definitivamente o pau da
vasoira, o mango da fregona ou o pomo da porta.

Subindo polas escaleiras de servizo cara a un


centro comercial, o poeta leva á súa neta en brazos.
Ascende dos sotos un fedor nauseabundo. Este
xacta-se da repugnante fragrancia e a divina criatura
asente con total indiferenza: Teu bafo apesta a lixo!

60
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Só ti podes sacar o mellor de min, a animadversión


debaixo das alfombras. Son simple como un memento
que apresura o tránsito cara a ningures.
Se respiramos o mesmo aire e inxerimos as mesmas
legumes, excretamos o mesmo pelello de feixó, así
nos cuspan os bagos da ira á faciana.

Estou atarefado con material de publicación. Teño


que escoller a foto dun traseiro para a portada dun
libro de poemas: procura-se recto con don de xentes e
total dispoñibilidade para servizos editoriais.

Ninguén estará alí para nós, nin sequera unha nai


protectora para nos reconfortar. Ou si, poida que si...
Claridade da morte, o teu leite soborda de lactación.
De lonxe, no interno, a redondeada esperanza, o
latexo inaprazable a través da acuosa placenta.
Chega, e nada nos pode consolar da terrible
decepción de nacer.

61
OS SOLES PODEN MORRER

Se che dou demasiado afecto fuxirás dos meus


aloumiños. Se che brindo desconsideración
regresarás aos meus brazos?
O teu advento está escrito nalgún xeito de liturxia,
aínda que talvez me poida equivocar como un iluso
que xoga á sorte cos seus dados.
Debo-che unha desculpa para volver aos teus
enredos. Mentres a porta permaneza fechada
retornarás ás miñas chaves. Ai da porta cando se
abra!, perderei-te para sempre por un furado.

Como en tantas cousas, tamén nisto, son un panoco


egoísta, preciso que me chames para me recoñecer
na túa voz.
Antes que o amor a primeira vista, o frechazo, prefiro
a cambadela e o tropezo.
A idade do corazón é a idade do engano, xusto cando
a mentira sabe a plenitude.

62
LOS SOLES PUEDEN MORIR

A plétora dun artista non consiste en deixar a


ninguén atrás, agás en ser abandonado por todos.
Somos a onda que dorme na tasca estrañando as
pulgas, o Terras Gauda e a perfección; a candonga
infinita enroca-se en nós como unha cochinilla de
mar.
Para un vate unicamente é aceptable o lameiro ou a
eternidade pasando pola latrina.
Cada día semello un desgraciado, couceado por bois e
empezoñado por réptiles (a divina inspiración adoita
deter-se no refugallo dos voitres e o riso das hienas).
Calquera animal engaiolado devece polos beixos dun
idiota, e o babeco non comprende que o amor é unha
cizalla.
Para os que amamos a inocencia, a maior perversión
só pode ser inocente.

63
OS SOLES PODEN MORRER

GEDEÓN E OS SEUS TRESCENTOS

De entre o seu pobo, Yahveh escolleu para a batalla


aos máis precavidos. Houbo algúns que mergullaron
naquelas augas até as cellas, chegaron a remexer o
lodo coas pestanas e a beixar o ano das ninfas. Ás
súas costas levaban escrito: Ama-me, odia-me,
mata-me, son un poeta xudeu.

Hai tanto que sentir que todo o posible arde de


promiscuidade. Puxeches un vestido vaporoso como
un espléndido día de verán, pero non prestaches
atención ao seu porte. Salvaxe e libre de calquera
atadura convence-me o desairado acerbo do teu van.
Eu son o imprudente que che compón o talle para
marcar os límites, aínda que sexa innecesario
delimitar a túa figura. Oh, fermosura, amei-te espida
cando non existía nada que obxectar nin nada que
agochar!

64
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Do mesmo xeito que unha nai peitea os cabelos


dun cativo, ese é agora o meu cometido: acicalar os
versos até desenlear os nós.
Escribes como un fluxo incesante acariñando a beira.
Non ten sentido deter o mar para cambiar o curso das
mareas. Escribes as flutuacións dunha man na auga
ou a gravidade dun croio que se somerxe para
recrear o afundimento.
Todas as horas teñen que se suceder, ás veces con
saias curtas e longas medias, e hai viandantes que
observan de esguello o presente deses andares e o
futuro duns cadrís. Só uns poucos, os máis ousados,
atreven-se a adular as feituras do tempo.

Morrer por unha meta elevada. A ave eivada coa á


quebrada xace no beiril da fiestra.
A fermosa flor foi cernada, a súa pose inquieta e
delgada... Se o deses todo, agás a alma, non terías
entregado nada.
Crearon-nos os afogados. Furacáns asistiron á dor e
ao parto das ondas. Berraron a súa fatiga os ollos que
observan unhas gadañas por fulgor do sol contra o
metal, aquela devastación atroz e tremebunda.

65
OS SOLES PODEN MORRER

Nenas de catro anos nunha piscina (unha máis


competitiva que outra):
—Xogamos a chegar ao outro bordo e gañar?
—Gañei! Gañei! Gañei!
(Entre a dozura que só pode outorgar a inocencia):
—Creo que es unha perdedora!

Despois do concúbito, o máis terrible é quedar como


o defensor de Lannister (o anano), esmagado por un
cona polivalente.
É vostede demasiado temperamental para ser
ornamental e arrecende deliciosamente a cabuxa,
non será irmá de Heidi por casualidade? Saiba que eu
tamén adoro as montañas, aos vellos e
imposibilitados; a forraxe, as fontes, os regatos, os
altos cipreses (máis que os rañaceos); San Bernardos
na neve e puritanas aias abeirando os cantís (onde
mellor que no colo dunha mosca cursi que está a
zoar?), Alemaña baixo o bombardeo dos aliados e o
exército vermello violando ás súas feminazis.

66
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Xeralmente, o firmamento non se detén nos


tellados.
Cuns labios tan amargos como a froita do vicio,
corazón de compota, teño un quita-carozos para a
alma.
Son un tipo sen nada no peito. Xa non collen nel, lapis
de cores nin cadernos musicais. O máis parecido a
caber é Ĉabar (unha pequena cidade croata).

Quen gravou na árbore a sede da raíz? Quen tallou


na súa cortiza a necesidade dun afecto?
Sabendo que todo é unha farsa, unha trampa, con
que nos quedar, co veleno da anemone ou o corazón
do peixe pallaso?

Algunha lembranza do bardo que o converta en


Humano? Parafraseando a Aitor Suárez: non só puta
pero tamén puta.
Un encontro nacional de aedos é semellante a unha
asemblea cristiá. Os peores elementos están na
cantina, bebendo e deleitando-se co servizo. As
mellores poetisas son aquelas camareiras que
soportan con enteireza as chanzas dos canecos.

67
OS SOLES PODEN MORRER

Pisade-me coas vosas solas, golpeade en min coa


punteira do tacón, atade-me ao miserable cordón
dunha bota, e se amades a delicadeza, pateade-me
coa engurrada misericordia dunha sandalia.
Non quero mil parabéns nin tesouros magníficos,
bordados de ouro que se humedezan con tépedas
palabras, desexo o detestable, o despropósito que
contén e dá forma ao barro —balsa de Aznalcóllar
coa que aprenderemos a lixar paraísos—.
Que dicir de ti agora, como nomear-te, se varres o
impuro que se achega a bicar-te, o único pensamento
que pretendía sandar-te, a única crítica que debías
salvagardar da censura?
Dime, compañeiro poeta, con que voz debemos
pronunciar o inadecuado se ao falar cernan a nosa
lingua.

AITOR &

—Ninguén verá a mañá do día seguinte ao último.


Haberá un derradeiro día (caerá en xoves, talvez en
luns...?, de que mes?, de que ano?).
Haberá un amencer, unha claridade, un porvir que os
nosos ollos XA non albiscarán.
Haberá un non-espertar. Haberá un non-levantar-se,
un non-duchar-se, un non-almorzar... Un non-vivir.

68
LOS SOLES PUEDEN MORIR

—Chegaremos tarde a algunha cita inescusable e


encherán-se as caixas de correos de cartas baleiras. O
frío banqueiro non nos quererá pagar ao portador.
Algunha muller agradecerá o cumprido de non
soportar xamais a nosa presenza.
...As xambas arquearán-se co peso dos Deuses que se
reclinan nos faiados.
Esgotarán-se as frescas risas dos nenos. Xa non se
mofarán os veciños do noso careto. Os corazóns
tenros serán para aqueles que se atrevan a aderezar
a inocencia con vinagres de Módena.
Na miña media vida, penico de esmoleiro debaixo do
catre, non se escoitará acotío o croar das ras.
Se estar morto é non espertar, eu sempre sufrín de
anadiplose. Se estar morto é non se levantar, a min
sempre se me pegaron as sabas. Se estar morto é non
se duchar, aquí tedes a confirmación da cotra. Non
almorzar, non foder, está ao alcance de calquera
mediocre existencia... Como será regresar noutros
ollos ao lume estival das auroras?
Que acontece cando perdes o nome da rosa, a visión
da rosa, o aroma da flor? Dirías que non existe o
innominable? Con todo hai un son que nos devolve o
hálito nun rumor de aire. Mesmo no máis absoluto
baleiro, na máis completa desolación, o espírito
inabarcable está presente.

69
OS SOLES PODEN MORRER

O apousento da outra vida é unha feira de gando


equiparable á casa da doma; e o solpor nos teus
ollos, un incendio de coptos degolados.
A arte non é mercado, non libre mercado,
unicamente contrabando de malfeitores, por tal a
poesía non debe pedir permiso para infrinxir todas as
leis.
Por que non me mordes as tetas e mantés a túa
calamoucha ocupada? Por que non me ases as cachas
e gozas das miñas nádegas? Por que non ma metes,
para que por fin o teu chosco bálano deixe de acirrar
a porta trabucada?
Fala-me do corazón do Anxo, non da súa maldade,
non quero deitar cun deles e pensar mal do ceo.
Deitar cunha boa persoa é igual que un suplemento
alimenticio. Cohabitar cunha mala pécora é
abandonar a dieta definitivamente.
Non desexamos literatura de beneficio, desexamos
literatura de maleficio. Todos os poetas son os peixes
de Tiberio, arroxados ao Tártaro de Capri.

70
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Quizabes o único destacable deste século sexa


unha tremenda erudición de versificadores, tal
que unha proliferación de urticantes augamares.
Podería-se dicir que é máis doado bater cun poema
que pisar unha merda.

O mundo remiso das consideracións carece de


autoridade ante as táboas da inundación.
Debe ser o home coa súa negra caveira quen conduza
á muller a negra ara.
Hai unha clase de femia que contén un kit e ningún
xeito de comprender as instrucións.

71
OS SOLES PODEN MORRER

Por tal debedes pagar unha revista literaria,


porque non é o mesmo un produto que mil
subprodutos, porque obviades a angueira e
pretendedes escribir versos, parágrafos, relatos, para
fomentar o canibalismo, a competencia, o proselitismo
e a falsa modestia (nunca seredes especie se non
formades parte dun xénero especializado). Porque vos
dexenerades dun xeito auto-lícito, auto-inmune e
difuso, publicando na rede. Ese compendio
incualificable non é sostible nin emendable, posto que
se precisa unha man para suxeitar o membro e obrar a
micción.
Parece-me, Malatesta, que ese mundo xa estaba
inventado antes da Guerra, e que es parte asumible e
negociable do que propugnas. Entendo axeitado un
cadafalso para tanto farsante, mais tamén sobran
declamadores da fe que nos queiran vender un
catecismo. É xusto que roden cabezas e é xusto amar
aos descabezados. Non sei quen ten que apartar o
gran da palla ou a viga do ollo (eu, que me fago máis
pallas que un iletrado, son un completo ignorante
nesa materia). Todos somos estafadores nun mundo
de raspiña. Por favor, non nos vendas gato por lebre
(outra publicación do Círculo de Lectores); ti, que
amas os libros ao pábulo das editoriais.

72
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Xulieta finou! Morre xa Romeo! Ela agarda nunha


xélida sepultura.
Xulieta resucita! Fina xa Xulieta! O frío cadáver de
Romeo invoca-te desde a eternidade.
Julieta apuñala-se, mais no desconcerto Romeo revive
momentaneamente para asistir ao seu derradeiro
transo (ningún maleficio é máis poderoso que a
paixón).
Que insensatez é esta que nin sequera os amantes
conseguen atopar-se no seu dó? ¿Como morrer agora
cando se ten finado de amor tantas veces?

Podería ser tan doce como James Blunt cos dentes


podrecidos, a ollada dispersa e o ano roto de sangrar
recantos. Son un auténtico langrán. Non teño unha
canción nin unha equivocación que argüír no teu
leito. Un "amo-te" soaría como unha gargallada
baleira, máis que como un “estou perdido sen ti”. Non
consigo sequera cativar a unha musa patética, o
único que son capaz de convocar é a hilaridade dun
antigo bordel (nese antro das profecías ninguén pode
entrar sen menosprezar as verbas).

73
OS SOLES PODEN MORRER

Un ovo saíu do calzón dun Deus, de aí provén a


galiña (lembra-o cando observes a todos os pitiños
debaixo da súa á).
Sinto-me vello e canso e, con todo, deitaría con aquela
fermosura de corrector dental. Cando a observo con
ollos de mal fodedor e mal pagador, mal bebedor e
mal perdedor (tanta maldade non pode ser banal),
contemplo a nácara do seu sorriso e a voluptuosidade
das súas ancas, e o seu aparello bucal é una
grampadora selando as nosas bocas.

Tres contedores de fardos (vou-me poñer excelso da


hostia!) compartidos con outros compañeiros de
oficio, suorentos, narcisistas e fermosos como femias
de peitos afiados e faixas lumbares; mentres falamos,
por que non, baixo unha calor pertinaz, sobre a
volubilidade de amar.
O esforzo das cargas produce hernias e un tremendo
racho emocional (é axeitado saciar a sede e imaxinar
unha masaxe na rabadilla). Hai magníficos líricos,
magníficos pensadores que xa non cren na arte da
excelencia e preferirían refrescar-se, simplemente,
cunhas cervexas.

74
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Cre en ti sobre toda non crenza e bule a compartir


o doce seme dos momentos.
Copulabamos cos Deuses e agora faise-nos difícil
mudar de prostíbulo e recoñecer outras servidumes.
Os moralistas teñen unha ética tan descomunal, tan
desproporcionada, que son capaces de corromper o
mesmo vicio; así que en consideración á súa idea de
iniquidade, o ben é un anxo furibundo.
Para min, unha marabillosa historia de amor é
semellante a sacar as cuadrigas da cocheira para
competir no circo.

Os poetas reproducen-se por bulbos, vultos,


esporas, folículos... Se tes un quiste non xogues ao
descoido, non te operes, non uses Bactroban. O poeta
é un neoplasma, un pleonasmo, e cando estea a
podrecer enraizará na súa caixa mortuoria.
Carreteiro tolo, baterás contra a lúa cando tentes
alcanzar a rampla dos soños.

75
OS SOLES PODEN MORRER

Por que unha eternidade quere ser pervertida de


senectude, e de súpeto hai devezos mellores que
almas ás furtadelas? Coñezo ese edén porque xa
estiven nel e regresar nunca é unha opción.
Calquera mundo así, consumado no seu presente,
cega-nos coa súa presenza.
Xa penetraches no refectorio sen refinamentos, farto
de manxares exquisitos e po sacrosanto?
Non sei a que salsa te refires que acompaña ao salaio
de nocello do Santo Toribio, para carnes ou peixes?,
aínda que é preferible escanciar o orgasmo con
augardente de cereixas.

Semellas tan cansa como o prato do Discóbolo


cando recolles os pratos. Deixa-me botar-lle unha
ollada ateniense as túas omoplatas.
Só os pobres de solemnidade poden ser cualificados
de amantes, aqueles que foron miseria e Imperio,
Roma e improperio.
Todos os rapsodos son como aquel Rei que se pensaba
vestido e estaba espido. Todos, sen excepción, cren
ter a chave do gardarroupas cando non hai nada no
roupeiro.

76
LOS SOLES PUEDEN MORIR

& PROZAC

—¿Que tal unha estupidez para variar? Os amantes


deben rir-se de si propios.

—Parece-me algo saudable.

—Pero a ironía consegue uns orgasmos lamentables.

—Vaia!!! Vexo que non tes gozado nunca dunha boa


comedia.

Como unha píntega o poeta foi guiado cara ás


estrelas (ou talvez botado da casa polas escaleiras).
Varios sostiñan as súas pernas e o resto do seu feble
corpo era levado polo aire como un espantallo.
Atraído pola doce paixón, elevou-se cara ao altar dos
nomes e caeu como unha lousa no profundo dunha
abstracción (algunhas reflexións son tan ponderadas
como un saco de esterco).
Aquela que non entendía o verso tremeu cal rosa
axada polo reverso, deixou-se persuadir polos feltros
do pedante. O lóbrego e o año cohabitaron para
enganar ao mundo e a alma non coñeceu outro
descanso.

77
OS SOLES PODEN MORRER

AITOR &

—Se hai un Gran Plan, que pequeno papel


desempeñamos? A nosa función, o noso rol na Trama,
en que consiste? ...Ou seica somos outro elemento
máis do Decorado.

—Sobrevivir para cargar-nos ao Decorador. Por iso


ten a intención de muda-lo todo cada vez que
desexamos prescindir dos seus servizos.

—Posiblemente sexamos aterezo e tremoia. Nin


sequera con dereito a aparecer nos títulos de crédito.

—Sangue de farándula para o entretemento...


Agradece agora a túa existencia e nunca rexeites a
túa condición na obra, honra o proscenio e aplaude a
representación.

78
LOS SOLES PUEDEN MORIR

O espírito ceibe regresa o apiario para libar o mel


de todos os espíritos. Voa, pensamento, cara ao
amado e mantén os teus soños nun bocexo.
Se non morres, se non estás morto, non nacerás para
a poesía.

Quere-me, así deixe de ser interesante. Quere-me


con aleivosía. Quere-me, aínda que xa non se leve
acabar os versos por diante.
Para amar hai que profundar bastante nas
decepcións. Señora, falemos da fame. Vostede sofre-a
desde sempre, ten os peitos caídos e agretados como o
pelico, xa que padece de inanición.
Cando chega certeira a cetraría, o carteiro, o Can
Cérbero, non hai imposible que aconteza, abre os
sobres, pega os selos, profana o lacrado e introduce-se
nas alcobas para certificar a correspondencia dun
descoñecido. Ti seguirás namorada pero terás que
pagar as misivas con acuse de recibo namentres o
correo do Tsar cabalga os teus ovarios.

79
OS SOLES PODEN MORRER

Despois de mil marcha-atrás (tamén é mala sorte)


quedar preñada e parir un bardo. Desde o principiar,
ademais dun fillo non desexado, unha puta chorona á
que lle cheiraban os cueiros (moi holístico, hai que
dicir, para un par de narices).
Antes aprendiches a rimar que a ouriñar, a vomitar
que a mamar, a dar que a recibir, e o mundo
observou-te raro, como a unha meretriz.
A Túa querida nai guindou-te aos peitos dunha criada
estúpida e risoña antes de cortar o cordón umbilical
cos seus dentes. Desta mamaches un leite máis agre
que o aceto, e enchufaches-te á súa rosada mamila
como unha lamprea. Medraches co desprezo dos
serventes e a contrición dos servizos, sempre lonxe
duns ascendentes que tentaban un coito sen
interrupcións para concibir un letrado.

Onte marchou Nube, o único ser que se mexaba de


ledicia ao recoñecer-me. Benvida ao club dos cans
mortos! Oh, meu animal, meu animal!

80
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Cun ioió é suficiente para facer poesía, cun tutú é


máis arriscado. Os escritores, xactando-se da súa
tremenda lírica, son como semideuses que se erguen
empalmados e descoñecen por que foron
abandonados.
É evidente que non sei escrutar os pensamentos, non
se me dá ben... Deixar caer unas cantas tellas non
equivale precisamente a facermos as beiras.
Eramos recatados, un pouco timoratos, torpes e laxos,
así que se entremeteu El e quedou con ambos os
dous.

Ten unhas pernas tan longas que a súa cona é un


reino entre as nubes.
Xa cruzaches ese limiar, só es atractivo para as baleas
chepudas e aínda pensas que tes dereito ao canto das
sirenas. Non es comedido se desprezas os seus trinta
e seis mil quilos de graxa.

81
OS SOLES PODEN MORRER

Como deixar de sufrir o amor se estivemos


namorados desde que as pedras padecen
hemicrania?
Pensas que acabar nunha habitación, cos nosos
instintos desordenados, é o peor atropelo de estar
vivos? Até a pel torna fráxil cando non hai ninguén a
quen amar.
Debuxei a estancia na que xaciamos, pero non había
ninguén para unha decoración tan profusa, nin un
dormitorio máis amplo que os nosos soños.
As voces apagan-se, os corazóns deletrean-se...,
quedarás sen palabras para nomear a beleza.
Os estraños non poden aplacar os seus estraños
sentimentos, quedan aí, permanecen amoreados
como ósos rotos nun andel.

Despois de deitar coa máis grata das musas e


perpetrar o máis horrendo coito descoñecido, no
canto de fumar un cigarro, o que me apetece é
escoitar a José Luís Camacho falando de esoterismo.

82
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Nunca saias cunha dama sen contar as súas


verrugas, polo menos tenta indaga-lo con delicadeza.
Por exemplo: señora, co seu permiso, desexaría un
repertorio detallado dos seus furúnculos.
Esta pensará que es un ser metódico ou un brután e
non se poderá negar en absoluto; ou imaxinará
suspicacias polo baixo e exclamará improperios de
contrabaixo para os seus adentros, sen comprender
que ti soamente queres ir a fístula do namoramento,
ao Paraíso purulento dos abscesos. Oh, meu ben,
como entenderás que amo o anatema, os lunares
como soles e á muller con pencas!

Non hai ningunha perversión posible até que os


pervertidos deciden amar-se.
Ti es a bondade para algúns; eu, a degradación para
outros. Se é factible quero corresponder-te e
corromper-te.
Outra vez extraviei todas as direccións, emporiso
agasallaría-che un fermoso vestido vermello con
lenzaría amarela, bastante facha e monárquico como
sei que desprezas; mais diante do espello quizabes
asentirías: “Favorece-me esta reliquia do Opus.
Devezo asasinar aos teus católicos e falanxistas. Por
un intre elixiches a cor do sangue para todo o
pracenteiro”.

83
OS SOLES PODEN MORRER

Talvez salga con esa moza de ciencias... Non vai


aceptar o desatino e eu tampouco comprenderei a
meticulosidade.
No traballo, en calquera parte, procuro a
confirmación dunha mirada. O noventa e nove por
cento das veces estarei errado e o resto será
presunción.
Posúe unha beleza viva, esvelta e estilizada. Insinúa
algo cos ollos que eu entendo por un axioma e é unha
equivocación. Saca unha barra de cacao do bolso e
humedece uns labios que semellan Gobi, pero para
min representan a eternidade.
Observei aquel maldito ceo feminino marcar as
comisuras do pracer. Por que un pene non pode facer
un delineado? Por que un falo, como un lipstick, non
serve á sequidade dun poema?

En ningún intre, ao facer o amor, desexamos


regresar do animal ao home, e até as bágoas máis
puras ocultan unha tristeza convencional.
Descubrirán a túas artimañas e non acharás acubillo
na casa dos homes.
Un simple saúdo fixo que os seus cadrís abaneasen
trinta graos a babor dos meus pensamentos. Un
"quero-te" non sei que tería feito coa rosa dos ventos.

84
LOS SOLES PUEDEN MORIR

A inspiración non pode ser insuficiencia para un


espazo de solemnidade.
O ganso dos ovos de ouro fixo-me prometer que
nunca fertilizaría un embrión.
Son un peixe feliz na súa dentadura (xa non sorrí
como antes por temor a que se baleire o acuario).
Despois de nos casar obrigou-me a recoller todos os
grans de arroz, cataloga-los, etiqueta-los e
enumera-los. Meu anxo!, amo-te porque mantés
ocupada a miña mente remexendo unha cazola de
basmati.

Ningunha vontade acudirá ao noso encontro por


propia vontade. Xa pasaches polo cumio e poida que
a cúspide cohabitase contigo tomando unha pílula
contra a depresión.
Os amantes son desposados polo máis irracional
engano que se nutre de pequenos convencementos.
Se arrefría fariamos cos nosos escritos un pira para
nos quencer. Que son uns versos comparados coa
hipotermia e a frieira? Que é unha estrofa baixo o
rigor solitario da xeada? O que arde no peito é
insuficiente ante a celeste palidez do raso.

85
OS SOLES PODEN MORRER

NUN ADARME DE CEO

A fermosa e soes erudición defeca nunha romana,


non entende o estro pero sabe en que nádegas
introducir a verga dura dos amenceres.
Así que os verdadeiros trobadores, o verdadeiro
ateneo atopa-se nos aseos dunha factoría, nos
urinarios e retretes dunha taberna. Non o dubides,
están tocados polo verbo e o verbo ama-os.
Este, que frecuenta as letras, non é máis que un
absurdo biógrafo dos tálamos, comparado cos divinos
fodedores.

Dentro dun par de anos terás que ma coller frouxa


e limpar coas túas uñas postizas.
Estou senil da morte e encantado de te coñecer! A
necesidade non é un conto: preciso unha fada
madriña para a miña vara máxica, e ti un Aladino
que refregue a lámpada.
Seguro que hai para nós algún fachendoso fado cos
meles doutro cadafalso.

86
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Penélope tecía e destecía o tempo agardando a


chegada do seu esposo; pero, seica Ulises non izaba
e arriaba as velas contando cada segundo do seu
periplo?
O amor pode vencer aos elementos, pero hai que
amar até a crucifixión dos actos.
Desafortunadamente, achar-nos na poesía non é o
mesmo que ter o noso cubículo pródigo de amantes,
talvez que nunca nos faltarán os lectores.
Atopar-nos no amor non quere dicir "ancha é
Castela", senón que os lectores, ademais, farán-se cos
nosos pésimos escritos.
Que tal se non nos encontramos en ningún lugar
coñecido? Teñen que existir unhas inxentes
pousadeiras de bibliotecaria que poidamos ler de
corrido sen agardar nada da literatura.

87
OS SOLES PODEN MORRER

Ás veces creo que o poema é un dildo ou un anel


de pedida sen noiva: autoconsolación,
autosatisfacción, autoaxuda...
A estas alturas preguntan-che por Silleda coa clara
intención de foder, e ao miñaxoias non lle apetece
pasar por Google Maps para situar-se. Nestes casos é
imposible dar coa localización aínda que se teña un
Tom Tom no auto e unha voz de señorita estea a nos
dicir: “Desabroche a bragueta. Cona atopada.
Conecte-se ao satélite e dirixa-se á casa de putas máis
achegada”.
A estas alturas o mar xa non oculta ningunha
intención para os peixes, e en calquera bar de Silleda,
por exemplo, agardan por nós os cazadores.

Cando o poema chama aos seus corsarios hai que


se entregar á mordaz piratería.
Ti aínda escribes poesía, eu unicamente escribo
perfidia.
Crees que chegaches pero aínda non emprendiches o
teu camiño. Crees que tes emprendido o teu camiño
pero nunca saíches de ti.
Todas as palabras son o envoltorio dun único
pensamento, e soamente a través dos corpos a
humanidade conserva a súa escritura.

88
LOS SOLES PUEDEN MORIR

MR. DARCY

Nor am I ashamed of the feelings I related. They were


natural and just. Could you expect me to rejoice in the
inferiority of your connections? —to congratulate
myself on the hope of relations, whose condition in
life is so decidedly beneath my own?

Adúltera como unha raposa, empezas a desconfiar


do galiñeiro. Paga por ser visible e inservible, con
poderes de súper carroza, e cambia a túa foto-váter
de perfil pola dunha lagosta.

89
OS SOLES PODEN MORRER

(Ilustración de Mareva Mayo)

Volveremos nacer coa morte como parteira! O


corvo a lombos do chacal e as filigranas das flores
serpe. A horda húmida, a hora enumerada. O tempo
duns ollos, a derrama dun desexo. O inmenso sorriso
do ofidio enroscado e o impenetrable dunha bágoa...
Vestixios dun amor na alma dos esputos.
Se o ceo non está escrito ningunha necesidade
achegará este até nós.
Que ninguén trate de quitar-lle os parasitos ao
animal: xacín coas musas e erguín coa sarna.
Para sempre, cos meus mellores desexos, brindo á
saúde do teu anxo permisivo.

90
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Sobre o prepucio, o nome da amada xa se borrou.


Todos fuxían de nós, sabían que se aproximaba o
poema e non era heterosexual.
A auténtica lascivia é un bico lésbico entre medusas.
Aos poucos imos achegando a esa tolemia que
vocifera a súa vehemencia polas rúas e escorrenta
aos viandantes.
O cinismo ergue-se decote para nomear a Deus.

Os grandes poetas saben distinguir un hectocótilo


dunha vaxina de lura.
—O campo está cheo de abrochos e nunca fun un
cabaleiro. Quen é capaz de se gorecer sen abeirar?
—Agardando por ti, amado, o esperma regou o meu
parteluz. O noso corazón é o dos delincuentes que
dan por perdida a chor cando hai xitanos no xardín.
E, agora, fai soportable esta deshonra como soporto
eu a túa honra.

91
OS SOLES PODEN MORRER

A fermosura debe ocultar algo impropio entre a


lencería e apelar a esa conciencia. Compracen-me
os teus ósos e calquera acha túa semella un fémur.
Oh, vaca miña, levei-te aos altares e crin ter a túa
cerna até que o galo cantou!
E de socato o amor..., nun dos seus múltiples orificios!
Despois de tanto tempo é difícil distinguir a melena
dun querubín dos pelos dunha vulva.
Amei-te como uns zapatos deslustrados aman o
betume, e ti abrillántache-los con cuspe e un cepillo
de limpabotas.

A luz teme colidir contra as avelaíñas. Ven ao meu


leito, somete as sabas e deita como un morto coa
morte até que o poema feda a paixón.
Teño que dicir que ás veces me repugna observar a
unha muller supeditada á desviación sexual dos
homes, carente da súa propia vontade, estima e
definición.
Sempre pensarei que unha Deusa pode ofrendar máis
épica que hípica.

92
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Hai que vivir co imprescindible, aínda que o


imprescindible supoña una carga.
Somos salvaxes na pel equivocada. Ler-te é como
perpetrar un magnicidio, o divino Laertes sabía-o.
Que facer cando os espellos non nos devolven un
rostro coñecido, nin sequera a face dun animal
superior? Entón é necesario cultivar o
ensimesmamento con determinación, o narcisismo
salientable dos nosos defectos.

Nada pode empezar sen un diálogo, mais todo pode


concluír se non ponderamos as nosas expresións.
Ante as verbas os feitos son preponderantes.
Diriximos-nos irremediablemente cara á sima; iso no
implica que nas profundidades non se hache a paz
como tamén acontece nas elevacións.

93
OS SOLES PODEN MORRER

Todo estaba nas túas mans. Por que agora pos a


responsabilidade sobre as miñas cando xa nada se
pode facer nin e posible o remedio?
Salva-me co teu amor! Existen innumerables
firmamentos e outros tantos ceos para os encher.
Amar así es como o ouro, e xuro-te que o amor e un
milagre, mais aínda ignoro onde nacen os milagres.
Non somos o entretemento nin o capricho de
ninguén, somos a elección e mesmo a devoción.
En cuestións amorosas, certamente, gustaría
prescindir dos hexágonos e apelar aos pentágonos,
agás que conformaría cun triángulo ou un trapecio
regular.
Non creo que as emocións desmonten doadamente as
súas estruturas. Hai persoas que reprimen aquelas
paixóns que poden demoler os seus alicerces antes de
se expoñer vulnerables perante a verdade.

94
LOS SOLES PUEDEN MORIR

Arestora é máis doado achegar ao mal que ao ben


(estou por escoller o mal e torrar nunha grella).
É conveniente mentir insistindo sempre na
veracidade, ter principios reprobables e
irreprochables procederes. Como recuperar a
confianza desde a desconfianza se fixeches o posible
para que as túas accións contradigan o teu sentir?
Teño un par de amores como o sol, e é probable que
ambos os dous prescindan de min antes do solpor e
despois do abrente.

A miña idade é inaceptable. Sabes o que significa


iso? Sabes o que dignifica iso? Atopo-me tan
susceptible como unha rameira cun Scalextric ou una
viúva sen un consolador.
Se San Pedro negou a Cristo tres veces, ti
negaches-me mil e aínda me amas.
O poeta está a procurar á sua Princesa Rosa, pero
temo que acabará en mans dunha pelandrana rosa,
unha pintarroxa ou a Pantera Rosa.
Preciso-te de igual xeito que a terra enxoita unha
treboada (sinxelamente estou a morrer pola túa fez).
Que as posesións do home sexan a integridade e a fe,
e que Deus estiñe o noso lume como fume de
incensario.

95

También podría gustarte