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No oye, no habla, no
participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la
vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del
zapato y de los remedios dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el
pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia
política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos
los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las
empresas nacionales y multinacionales
Bertolt Brecht (1898-1956) dramaturgo, poeta y ensayista alemán
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como uno de sus componentes o elementos”4. Desde entonces, son las empresas
que adelantan dichos proyectos, las encargadas de construir el mapa bio-
geográfico de los territorios y la historia “oficial” de las personas que vivieron y viven
en él, convirtiéndose en la voz hegemónica en el ámbito de lo público. En el ámbito
socio-político, la práctica es de marginación hacia el papel ciudadano que las
comunidades pueden ejercer en la planeación, constitución y ejecución de sus
planes de desarrollo local, y mucho menos sobre los proyectos minero-energéticos:
no se llevan a cabo espacios de concertación con las personas afectadas -se remite
a una socialización-, se censuran las voces que contrarían la visión de desarrollo -
abstracto e impreciso- que va en el discurso de las empresas y los gobiernos,
señalándolos de ir en contra del progreso de la nación o de la región. Fruto de una
de las luchas jurídicas de la movilización por la defensa del territorio, en el caso del
Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo, es la Sentencia T-135 de 2013 de la Corte
Constitucional. En ella, se expone que existe una tensión entre las distintas visiones
de desarrollo y la necesidad de protección de los derechos fundamentales de las
personas involucradas, así mismo la posibilidad de hacer uso de los espacios de
participación y concertación que la normatividad exige en el diseño y desarrollo de
megaproyectos1.
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Es por ello, que la Corte dejó establecido que “en la construcción de megaproyectos que implican la
afectación o intervención de recursos naturales, las autoridades estatales tienen la obligación de garantizar
espacios de participación que conduzcan, de un lado, a la realización de diagnósticos de impacto
comprensivos, y de otro, a concertaciones mínimas en las que tanto los intereses del proyecto u obra a
realizar, como los intereses de la comunidad afectada se vean favorecidos”.
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Consejos Territoriales de Planeación a un simple estamento de cumplimiento legal
que el ejecutivo en todas sus instancias, utiliza para dar legalidad al proceso.
A pesar del panorama, han surgido comités de defensa del territorio, que tienen
dentro de sus acciones locales, regional, nacional e internacional la incidencia
política-organizativa, la promoción de las movilizaciones sociales, adelantar
acciones jurídicas y estrategias comunicativas, para proponer alternativas de
autonomía territorial y reivindicar sus derechos. Por esta razón, es necesario que
se dé una participación efectiva de las comunidades en los espacios de incidencia
política institucional, como se menciona en la Ley Estatutaria 1757 de 2015. De
igual manera que los escenarios como los Consejos Territoriales de Paz, Consejos
Territoriales de Planeación, Consejos de Política Social, Consejos de Desarrollo
Rural, Consejos de Participación Ciudadana, entre otros, sobrepasen su función
legal y se conviertan en foros permanentes para la discusión de los asuntos de la
comunidad, convocando al dialogo de la ciudadanía y la institucionalidad, como
mecanismo para la constitución de capital social y espacio de construcción de lazos
de confianza entre el estado y la sociedad, baluarte de la gobernabilidad. Sólo de
ésta manera se tienen garantías para que la producción del espacio realizada por
las comunidades, sean tenidas en cuenta en el ordenamiento territorial que el
estado haga como convención socio-política sobre el territorio. Es necesario que el
Estado y sus instituciones empiecen a asumir las dinámicas que existen en los
territorios y que se han convertido en objetivos corporativos para las empresas
Pero esas acciones de incidencia, sólo pueden darse con comunidades que se
hayan dado en la tarea de reconocerse, reconocer el territorio y organizar un
discurso entorno a sus realidades. Como se referenció en el aparte anterior, las
comunidades han reaccionado ante la ejecución o posible inicio de los diferentes
proyectos minero energéticos y megaobras para el desarrollo; para lo cual han
organizados comités pro defensa del territorio, colectivos, agremiaciones de
afectados entre otras; todas estas organizaciones están direccionadas a llevar a
cabo diferentes acciones, orientadas a brindar formación en ciudadanía,
reconocerse como sujetos de derechos, exigir a las empresas encargadas de los
proyectos o a los entes estatales el cumplimiento de los compromisos o la
protección ante posibles vulneraciones. ¿Cuál es la tarea que pueden cumplir los
Consejos Territoriales de Planeación en la articulación de estas manifestaciones de
la sociedad civil al proceso de planeación?
Los textos que se anteceden a este escrito me parece que reúnen los planteamiento
que los colombianos en sus territorios deben recoger, para hacer frente a la
avalancha de despojo y aprovechamiento irracional de nuestros recursos. El
primero es una invitación urgente para que todos los nacionales asuman su papel
como actores sociales y políticos, apropiándose del espacio que la constitución de
1991 propició en la llamada democracia participativa, que a pesar de la amplitud de
mecanismos, resquebrajan la voluntad de los ciudadanos por el tortuoso camino
que obliga a recorrer. En este caso es necesario la formación política activa. Por
su parte el segundo, tal vez responde al cuestionamiento reiterado de muchos de
los empleados del operador social de la multinacional EMGESA, que no
comprenden por qué esos campesinos no se sienten agradecidos ahora que han
sido trasladados a centros poblados rurales con todas las comodidades de la vida
moderna, después que sus ranchos fueron inundados por el Proyecto Hidroeléctrico
El Quimbo. Hecho que lo reafirma una líder del municipio del Agrado (Huila), que
a pesar de tener a unos metros su nuevo hogar continúa viviendo en su antigua
casa “Sí es un rancho, pero… es mi rancho”.
Un llamado a los integrantes del Sistema Nacional de Planeación para que rescaten
el espíritu plasmado en el papel y no se continúe con la práctica que era
característica antes de la constitución de 1991, cuando “el Departamento Nacional
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de Planeación y otras instituciones técnicas del orden nacional, orientadas por una
ideología estatista, justificaba el trato de las regiones como menores de edad. Las
instituciones políticas de esa época, que no permiten ninguna decisión en la
periferia, reflejan esa concepción... en síntesis, se suponía que un grupo selecto
de personas podía escoger lo más conveniente para la Nación por encima de las
regiones y del funcionamiento de los mercados”9.
BIBLIOGRAFIA
1 Robert Coles, Migrants, Sharecroppers, Mountaineers (Boston: Little, Brown, /971),PP. 451, 527. Citado en:
Fu-Tuan-Yi, Topofilia, 2007, Página 135, Cápitulo 8
2 Colombia. Plan de Desarrollo Departamental del Huila. 2013 -2015. Huila Competitivo. 2013
3 Peña, García, Gómez y Bernal. Una apuesta colectiva hacia la construcción de políticas públicas de
sobre las Culturas Contemporáneas . Época II - Vol. V. Núm. 9, Colima, julio 1999. p, p. 25-57
5 Referido en el Documento CONPES 2678 DNP-UINF-DIMEN-MININAS, 11 de noviembre 1993, en cuyo texto
se puede encontrar la proyección del estudio de factibilidad para la Hidroeléctrica El Quimbo. Consultado
en https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/CONPES/Econ%C3%B3micos/2678.pdf, página 9.
6 https://redjusticiaambientalcolombia.files.wordpress.com/2013/08/documento-conpes-3762-de-2013.pdf
www.mapuexpress.net
http://metiendoruido.com/2013/07/el -saqueo-corporativo-sin-fronteras-en-sudamerica-sabes-lo-que-es-el-
iirsa/
8 Milton Santos. Metamorfosis del espacio habitado. Página 28
9 EL SISTEMA NACIONAL DE PLANEACIÓN PARTICIPATIVA DE COLOMBIA. 1994 -2000, Clemente Forero