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INFERENCIAS

1. La mujer compungida, se acerca al rostro de su esposo.

-Te amo- le dice.

Le acaricia la barba rala, fra. Recuerda los aos de vida juntos, mascullando rencores,
soportando engaos e infidelidades.

El hombre tiene una sonrisa irnica, un rictus burln, lo mismo que cuando se rea de ella y la
humillaba. La misma sonrisa cuando se bebi el ltimo borgoa de su vida, que con amor ella le
haba preparado, y al cual le encontr un extrao sabor amargo.

Llorosa, la mujer besa los labios de su esposo, rgidos.

1. Se infiere en el texto anterior que

a) a pesar de los malos tratos, la mujer le fue fiel a su esposo.

b) la mujer odiaba a su esposo.

c) la mujer envenen a su esposo.

d) el esposo era un alcohlico.

2. EL HOMBRE SABIO

En un pequeo pueblo viva hace muchos aos un hombre muy sabio. Todos los
habitantes del lugar lo buscaban, con sus penas y problemas, con sus angustias y deseos.
l siempre tena para ellos una palabra de consuelo, porque era buen observador y saba
escuchar como ninguno. Tambin viva en el pueblo cierta nia, conocida por todos como
la ms traviesa de toda la comarca. Lista para bromas y trampas, presente en cada ria
callejera, era incansable haciendo diabluras. Un da decidi enfrentarse al sabio. Se dijo:
Voy a tomar un pajarito del nido que he descubierto en el bosque y se lo llevar entre mis
manos. A la pregunta Qu tengo en mis manos? seguramente contestar Un
pajarito -, pero le voy a hacer una segunda pregunta: - Est vivo o muerto? Si el sabio
contesta Est muerto abrir mis manos para ensear el pjaro vivo. Si me dice Est
vivo aplastar al pajarito antes de abrir mis manos. De cualquier manera l se va a
equivocar.

Pareca un plan impecable y pronto lo puso en prctica. Un poco ms tarde se present


ante el sabio con un pajarito asustado entre las manos y dijo sin rodeos ni explicaciones:

- Dime, sabio, Qu tengo en mis manos?

- Bueno, nia, un pajarito asustado era la respuesta esperada.

- Muy bien, hombre sabio, pero dime, por favor: Est vivo o est muerto?
La nia no pudo evitar el brillo de triunfo en sus ojos, ni la tensin en sus manos. El
hombre se qued viendo a la nia con una mirada triste y dijo suavemente:

- La respuesta est en tus manos.

Con el texto El hombre sabio, cada grupo elaborar tres preguntas explcitas y tres inferenciales.

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