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CAPITULO 1X EL HECHICERO Y SU MAGIA> Después de los trabajos de Cannon, se comprende més clara- mente cuiles son los mecanismos psicofisiologicos sobre los que se basan los casos de muerte por conjuracién o sortilegio, atestiguados ‘en numerosas regiones: ® un individuo, consciente de ser objeto de un maleficio, esté {fntimamente persuadido, por las més solemnes tradi- ciones de su grupo, de que se encuentra condenado; parientes y amigos comparten esta actitud. A partir de ese momento, la comuni- dad se retrae: so aleja del maldito, se conduce ante él como si se tratase no solo ya de un muerto sino también de una fuente de peli- 40 para todo el entorno; en cada ocasién y en todas sus conductas, 4 cuerpo social sugiere la muerte a la desdichada victime, que no pretende ya escapar a lo que considera su destino ineluetable. Bien Pronto, por otra parte, se celebran en su honor los ritos sagrados que la cotiducirén al reino de Ins sombras. Brutalmente separado Bier de todos sus lzos familar y soles excuido de todas s funciones y actividades por medio de las cuales tomaba conciencia de si mismo, el individuo vuelve a encontrar esas mismas fuerzas imperiosas nuevamente conjuradas, pero solo para borrarlo del mun- do de los vivos. El hechizado cede @ la accién combinada del intenso terror que experimenta, del retraimiento sibito y total de los milti- ples sistemas de referencia proporcionados por la connivencia del sropoynalmente de a invasién deciva de ete estemas que, je individuo vivo, sujeto de derechos y obligaciones, lo proclaman tegridad fisica mierto, objeto de temores, ritos y prohibiciones. La: to rsite la duslucta dei pervullad soca 1 Publicado con igual titulo en Ler Temps Modemes, afo 4%, x? 41, 1949, pp, 9.26 '2°W. B. Cannon, “'Voodoat Death", Amer. Anthrop. 1.2, vol. XLIV, 1942 4 Un indigens australian, victina de un encantamienio de este ‘género en abril de 1956, fue transportado en agonia sl hasptal_ de ‘Darwio. ‘Calo. Srdo ta un pulon de acere'y almentade por medio de tonda, so restablec fvamente, conveacide de que la magia del hombre blanco ex la mis "Gh "Arthur Motiey, et London Sunday Times, 22/4/1956, p. Ihe podere 1st ANTROPOLOGIA ESTRUCTURAL 2Cimo se expresan estos complejos fenmenos en el plano fisio- légico? Cannon ha mostrado que el miedo, como Ia rabia, se acom- pata de una actividad partcularmenteintensa del sistema nervioso Simpitico. Esta actividad es normalmente itil y entrafa snodifica- ciones orginicas que ponen al individuo en condiciones de adapters: fa una sitvacién nueva; pero si el individuo no dispone de ninguna respuesta instintiva 0 adquirida a una situacién extraordinaria, 0 que 41 se represente como tal, lx actividad del simpético se amplifica y desorganiza y puede, a veces en pocas horas, determinar wna dismi- rnucién del volumen sanguineo y una correspondiente cafda de ten: sién, que da por resultado dafios irreparables en los érganos de la cit- coulacibn, El echazo de bebidas y de alimentos, freeuente en los en- ermos invadidos de angustia intensa, precipita esta evolucién, La deshidrataci6n actia como estimulante del simpstico y Je dismin el volumen de la sangre se acentia debido a la permeabi ‘reciente de los vasos capilares. Estas hipétesis han sido confirmadas ppor el estudio de varios de estos traumatismos consecutivos a bom- ardeos, encuentros en el campo de batalla ¢ inclusive a operaciones quirirgicas: se produce la muerte sin que la autopsia pueda descu- Drir lesion alguna, No hay razones, pues, para dudar de la eficiencia de ciertas ppricticas mégicas, Pero al'mismo tiempo se observa que la eficacia de la magia implica Ia creencia en la magia, y que ésta se presenta en tres aspectos complemnentarios: en primer lugar, Ia ereencia del hhechicero en la eficacia de sus técnicas; Inego, la del enfermo que aquél cuida o de la victima que persigue, en el poder del hechicero mismo; finalmente, la confianza y las exigencias de la opinién colee- tiva, que forman a cada instante una'especie de campo de gravituciéa fen cuyo Seno se definen y se sitiqn Iss relaciones entre el brujo y aquellos que él hechiza. ‘” Ninguna de lai tres partes en juego esté fevidentemente en condiciones de alcanzar una representacién clara de la actividad del simpitico ni de los trastornos que Cannon ha Tnwado homeostitios. Cuando el ethicero pretende extaer pot succién, del cuerpo de su enfermo, un objeto patolégico cuya presen: Gia, explicaria ‘lestado mérbido, y presenta'un guijaro que habia jsimulado en su boca, godmo se justfica este procedimiento ante sus ojos? zCémo logra disculparse ‘un inocente acusado de brujeria sila impotacién es undnime, puesto que la situacién magica es un fenémeno de consenso? En fin, goudl es la parte de erediulidad y cual la de critica en la actitud del grupo, respecto de aquellos en los que 4 En este estudio, cuyo objeto antes piolico que coxa, cree mos poder dejar a un lado, cutndo no aon abssltemente idpenstbley fe “tincones designe en soctloga eigion etre las varias tolllades de ope- ‘aelones migieary or dfcener por de bechieses, 152 EL HECHICERO Y SU MAGIA reconoce poderes excepcionales, a los que otorga privilegios corres- pondientes, pero de los cuales exige asimismo satisfacciones adecaa- das? Comencemos por examinar este diltimo punt. Era en el mes de setiembre de 1998, Hacla algunas semanas que acampébamos con una pequefia banda de indios naznbikwara no lejos de las fuentes del Tapajoz, en esas sabeaas desoladas del Brasil central, donde durante la mayor parte del afo los indigenas vvagan en busca de granos y frutos salvajes, de pequerios mamiferos, de insectos y de reptiles y, en general, de todo aquello que puede ayvdarles a no morir de hambre. Se encontraba allf reunida una treintena, al azar de la vida némade, agrupados por familias bajo los fragiles abrigos de ramas, que aportan una proteccién irrisoria contra el sol aplastante del. dia, el fio nocturno, la lluvia y el. viento. ‘Como la mayorin de las bandas, tenia ésta un jefe civil y un hechi- cero cuya actividad eotidiana en nada se distinguia de la de los demés hombres del grupo: caza, pesca, trabajos artesanales, Era un hombre robusto, de-unos cuarenta y cinco afos, muy alegre. Una noche, sin embargo, no repres6 al campamento a la hora ual Cayé ia oscuridad y se encendieron los fuegos; los indigenas no disimulaban su inquietud. Los peligros de la maleza son nume= 1030s: rios torrentosos; riesgo, sin duda improbable, de encontrar un gran animal salvaje —jaguar u oso hormiguero— o el peligro, presento al espfritu del nambikwara de manera més iamediata, de qve una bestia en apariencia inofensiva sea en realidad Ja oncaracién de un espiritu maligno de las aguas o los bosques. Sobre todo, desde hacta tuna semana, percibiamos todas las noches misteriosos fuegos de cam- pamento que ora se alejaban o se acercaban a los nuestros. Ahora Dien, toda banda desconocida es potencialmente hostil. Tras, dos horas de espera, la conviccién de que el compafiero habia sucumbido cen una emboseada se generaliz6, ¥ mientras sus dos jévenes mujeres y su hijo lloraban ruidosamente la muerte del esposo y_padte, los ‘otros indigenas evocaban las consecuencias trégicas que sin duda anuneiaba la desaparici6n de su dignataria. Alrededor de las diez de la noche, esta. espera ansiosa de una catfstrofe inminente, los gemidos a los que comencaban a sumarse otras mujeres y la agitacién masculina, habfan conseguido crear wn ambiente intolerable, y decidimos partir en reconocimiento con algu- nos indigenas que conservaban una relativa calma. No habiam hecho doscientos metros cuando tropezamos con una forma inmévil: era nuestro hombre que, acurrucado y en silencio, tirltaba en el frio nnocturno, desgrefiado y privado (los nambikwara no Mevan otra ves: timenta) de su cintur6n, collares y brazaletes. Se dejé conducit sin dificultad al campamento, pero fueron necesarias largas exhorts- 133 ANTROPOLOGIA ESTRUCTURAL ciones de-todos y Tas siplicas de los suyos yue abandonara Su mutismo, Por fin se le pudieron errantar, pedazo a pedazo, ls detalles de su historia, Una tormenta la primera de la estaci hhabla estallado por la tarde, y el trueno lo habia levado a varios ilmetros de distant, hasta un lugar gol indict y lego lo habia trafdo nuevamente al lugar donde Jo hablamos encontrado, tras ha- berlo despojado completamente. ‘Todo al mundo se fue a dormir comentando el acontecimiento. Al dia siguiente la victima del trueno hhabfa recobrado su habitual jovialidad y también, por otra parte, todos sus ornamentos, lo cual.no parecié sorprender'a nadie, La vida habitual retom6 su eauce. Pocos dias més tarde, sin embargo, algunos indigenas comen- zaron a hacer circular otra versién de estos prodigiosos aconteci- mientos, Es necesario saber que la banda que fue escenario de los hhechos estaba compuesta por individuos de distintos origenes, fusio- nados en una nueva unidad social como resultado de circunstancias oscuras. Algunos aiios antes, una epidemia habla diezmado wno de los grupos, y éste no era ya lo bastante numeroso para levar una vide auténome; ef otro se habla separado de su tribu de origen y hacla frente a las mismas dificultades. No pudimos saber cudndo ¥ en qué condiciones ambos grupos se habfan encontrado y decidido unir sus fuerzas, dando uno su jefe civil a Ja mueva formacién, y el ‘otro, su jefe religioso; pero el hecho era por cierto reciente, porque cen el momento en que los encontramos no se habla producido atin ninggin matrimonio entte ambos, si bien los nifios de uno estaban ‘Prometidos a los nifos del otro. No obstante la comunidad de exis- tencia, cada grupo habia conservado su dialecto, y los grupos solo se podian comunicar entre s{ por intermedio do dos o tres indigenas bilingies. ‘Tras estas explicaciones indispensables, veamos Io que pasaba de boca en boca: habia buenas razones para suponer que las bandas desconocidas que eruzaban la sabana provenlan de fa tribu de la cual se habia separado uno de los grupos, al que pertenecia el hechi- cero. Este, usurpando las atribuciones de su colega el jefe politico, hhabia querido sin duda tomar contacto con sus antiguos compatriotas ‘para solicitar una vuelta al redil, para incttarlos a alacar a sus nuevos Asociados 0 también para darles seguridades acerca de las intencio- nes de éstos; sea como fuere, necesitaba un pretexto para ausentarse ¥, $1 seevestua por el ven junto con a escenasubsiguintehablan sido inventados con este fin. Eran los indigenas del otro grupo, naturalmente, quienes propalaben esta interpretacién, en la que se- cretamente crelan y que los llenaba de ingutetud. Pero la verst6n oficial del hecho nunca fue discutida pablicamente y hasta el mo- 154 EL HECHICERO Y SU MAGIA ‘mento de nuestra partida, que tuvo h us, era ostensi- Elemente adntda por toon 7" BN Pre? O6 ‘Los esoépticos, sin embargo, hubieran causado mucho asombro de haber invocado, para poner en duda la buena fe y la eficacia de su hhechicero, una supercheria tan verostmil y cuyos méviles ellos mis- mos analizaban con mucha fineza psicolégica y sentido politico, Sin duda, todo era un aparato teatral y el hechicero no habla volado fen alas del trueno hasta el rio Ananaz. Pero estas cosas hubieran podido producirse, se habian efectivamente producido en otras cir- cunstancias, pertenecfan al'dominis de la experiencia, Que un hechi- ‘cero mantenga relaciones jatimas con las fuerzas: sobrenaturales, ¢s ‘una certiduimbre; que, en tal caso particular, haya pretextado su poder para disimnular una actividad profana, es algo que pertenece al do- ‘minio de la conjetura y ofrece Ia ocasién de aplicar In critica histé- rica. El punto impoftante consiste en que ambas eventualidades no se excluyen mutuamente, asf como para nosotros no se excluyen Interpretaciones de la guerra, como el ultimo sobrestlto de la inde- Pemdetc mtclonal 0 como ol resultado de las maquinctones de Jr sbricantes de cafiones. Ambas explicaciones son légicamente incom- ppatibles, pero nosotres admitimos que una u otra puede ser cierta, segin os casos, como son igualmente plausibles, pasamos de una otra segrin la ocasi6n y el momento, y ambas pueden coexistir oscura- ‘mente en la conciencia de muchos, Sea cual fuere su: origen docto, Ja conciencia individual no evoce estas interpretactones divergentes al término de un anilisis objetivo, sino mis bien como datos comple- mentarios, reclamados por actitudes muy imprecisas y no elaboradas ue, para cada uno de nosotros, poscen el cardcter de experiencias. Estas experiencia, sin embargo, siguen siendo intelectualmente in- formes y afectivamente intolerables, a menos que se incorpore a ellas tal o cual esquema flotante en le cultura del gropo, cuya asimila- Ciba es Ginco que permite ojetivarestedosubjetvos, formular Smpresiones informulables ¢ integrar en on sistema erperiencas inarticuladas. Las ya viejas observaciones hechas entre los mui de Nuevo ‘México por Ja admirable etnégrafa M. C. Stevenson permitiréa aclarar mejor estos mecanismos. Una muchacha de doce afios habia sido presa de una crisis nerviosa inmediatamente después que un adolescente le habla tomado las manos; este siltimo fue acusado de brujerfa y levado ante el tribunal de los sacerdotes del Arco. Durante una hora, neg6 vanamente poser conocimientos.ocultos. © Liv-Sunse, Trike troplyuy, Pa, 1885, exp, NUK, #55, Gi Soversoy tte Zod Taare, Bird Aetual Report of the Bureau of Amero Biology. Sritsonan bites, Washisgton, 100, 185, ANTROPOLOGIA ESTRUCTURAL Habiéndose mostrado ineficaz este sistema de defensa, y como el crimen de brojeria entre los zufi estaba todavia, en aquella época, ppenado con la muerte, el acusado cambié de téctica e improvisé wn fargo relato en el cual explicaba en qué circunstancias habia sido inieiado en la brojerfa y recibido de sus maestros dos productos, tuno que volvia locas a las muchachas, y.el otro que las earaba Este punto constitnfa una ingeniosa precaucién contra los desarrollos pposteriores. Intimado a presentar sus Groges, el muchacho fue hasta. Su casa, bajo custodia, y regres6 con dos rafces que utilizé en se- uida en un complicado ritual, en cuyo transcurso simuld un trance Eonsecutivo a la absorcién de tuna de las droges, y luego un retorn> al estado normal gracias a la otra, Después de lo cual administré el remedio a le enferma y Ia declaré curada. La sesidn fue levantada hasta el dla siguiente, pero durante la noche el presunto brujo se evadié. Fue capturado en seguida, y la familia de la victima se constituyé en tribunal improvisado para continuar el, proceso. ‘Ante la resistencia de sus nuevos jueces a aceptar su version prece- Gente, el muchacho-inveata entonces otra: todos sus perientes, $35 Antecesores, eran hechiceros y de ellos ha recibido poderes admit bles, tales como el de transformarse en ato, llenar su boca con espinas de cacto y matar a sus vietimas ~dos bebés, tres muchachas, Gos muchachos— proyectando sobre ellas las espinas; todo esto grax cas a unas plumas magicas que le permiten, a él y a Jos suyos, abandonar la forma humana, Este dltimo detalle constituia un error {detico, porque ahora Tos jueces exigian la presentacién de las p'amas, como prueba dela veracidad del nuevo relato, ‘Tras diferentes excw- Sas, rechazadas una tras otra fue preciso trasladarse a la casa familiar el acusado, Este comenzb por afirmar que las plumas extaban di ‘muladas detrés del revestinieato de una pared que no podia cestralr. Se le obligé a hacerlo. Tras haber derribado una parte, del muro, feuyos restos examiné cuidadosamente, el muchacho traté de ex Sarse educiendo un olvido: las plumas habian sido ocultadas hacia mis de dos afios y ya no recordaba dénde, Obligado a nuevas ‘xploraciones, terminé por acometer otra pared, en Ia cual, tras unt hhora de trabajo, aparecié en el-adobe una vieja pluma. Se apoderé de ella dvidamente, y la present6 a sus perseguldores como el ins- tromento mégico del que habla hablado, Tuvo que explicar detalla- damente el mecanisimo dé su empleo, Finalmente, arrastrado a ls plaza piblica, debié repetir toda su historia, que enriqueci6 con un Fran nimero de nuevos detalles, y concluyé con una peroracién atética en la que loraba la pérdida de su poder sobrenatural. Tran- {qullizados de esta manera, sus oyentes accedieron a ponerlo en Mbertad. Este relate, que por desgracia hemos debido resumir y despojar 186 EL HECHICERO Y SU MAGIA de todos sus matices psicoldgicns, es instructivo desde varios pun- tos de vista, Puede advertise ante todo que, perseguido por hechi- ceria y amenazado asi con la pena eapital, el acuiado no gana la absohicién disculpindose, sino’ reivindicando su supuesto erlmen; mds ain; refuerza su causa presentando versiones sucesivas cada una de las cuales es més rica, més lena de detalles (y en principio, entonces, més culpable) que la precedente. El debate no procedé por acusaciones y denegaciones como nuestros procesos, sino por legos y espeaizacones "Los juees no espean que él acusido impugne ‘una tess, y menos alin que refute hechos; le solieitan que imp m7 re i ures Bel ln gs totalidad quieren que el acusado reconstruya de una manera apro- piada. Como lo observa la etnégrala a propésito de una frase del procso: Los guar: shaban dejado absorber basa tal punto por el relato del muckacto que parecian haber olvidado Ia raza primera de su comparencia ante éllo”. Y cuando la pluma mégica es exbumada finalmente, Ia autora subraya con mucha profundidad: ia consternacién se difundié entre los guerreros, que exclamaron a una voz: jzQué significa esto?! Ahora tenian la certeza de que el mu- chacho habla dicho la verdad”. Consternacién y no triunto, al ver aparecer la prucba tangible del delito; porque antes que reprimit ancien Jos ute bean (covalidano au fundamen belo or medio de una expresién emocio jada) atestiguar Ia rea- Be seem crete pol get) ew por la partcipacién de los jueves e inclusive su complicidad, trans forma al acustdo de culpable en colaborador de la acusacién, Gracias 4 4, la hechiceria y las ideas a ella asociadas escapan a su modo penoso de existencia en la concfencia, eomo conjunto difuso de senti- penis y repewtaiones mal forma, pe ecaanes en te fencla, El acusado, preservado como testigo, aporta sl on sntisfaceén en la verdad, infnitamente més dena y meio que Ja satisfaccin en la justcia que hubiera procurado su ejecucién. Y finalmente, gracias « su ingeniosa defense, que volvia al auditorio progresivamente consciete. del cardcter vital ofrecido por Ia vert éacién de su sistema (porque la eleccién no sé hace enti éste y otro sistema, sino entre el sistema mégico y Ia falta de todo sistema 0 sea el desorden), el adolescente consiguié transformarse de amenaza wars Ja segutidad fs de su grup, en garante desu coberencia mental Pero, ges cierto que la defensa es solo ingeniosa? Todo permite ee sce ul en le pete Todo pete gado participa con sincridady fervor ~el témino n0 es demasiado fuerte en el juego dramdtico que se organiza entre él y sus jueces. Se lo proclama hhechicero; puesto que hay hechiceros, 61. podria 18 ANTROFOLOGIA ESTRUGTURAL serlo. g¥ eémo él conoceria por anticipado Ios signos que le revela- tan su'voeacién? ‘Tal vez ests signos estin presentes, en esta pruc- ba y en las conyulsiones de la muchacha transportada al tribunal. También pata él, la coherencia del sistema y el papel quo se le ha asignado para establecerlo, tienen un valor no menos ¢sencial que Ta seguridad personal que arriesga en Ta aventura. Se lo ve entonces construit progresivamente el personaje que se le impone, con una mezcla de astucia 9 buena fe: aduefendo largamente a sts conoci Iientos y a sus recuerdos; improvisando también, peru sobre todo ‘Viviendo su personaje y buscando, en las manipalaciones que esbor yen el ritual que construye, pedazo a pedazo, la experiencia de una Ihisi6n cuya eventualidad, al menos, esta al alcance de todos, término de la aventura, zqué esta de las astucias del comienzo; haste qué punto el héroe no ha caido en la trampa de su propio personaje, o mejor ain: en qué medida no se ha converido, efectivar Inente, en hechicero? “Cuanto mis hablaba —se nos dice de su con- fesién final, tanto mfs profundamente el muchacho se absorbia fen el tema, Bor morpentos su semblante se iluminaba con la satisfac~ idn resultante del dominio que ejercia sobre su auditorio.” Que Ja muchacha cure tras Ia administracién de] remedio, y que Sas’ expe- Hencias vividas on el transcurso de una prueba tin excepcional © tlaboren y organicen: no seri necesario nada més ciertamente, para jue los poderes sabcenaturales, ya recondcidos por el grupo, sean Tetinitvamente confesados por su inoceste poseedor. Debemds otorgar importancia aiin mayor a otro documento, de valor excepcional, pero que al parecer hasta el momento solo ha mers- ido un interés Sngistico: se trata de un fragmento dle autobiogrefia fndigens recogido en lengua kwakiutl (de la regién de Vancouver, Canad) por Fravz Boas, quien nos ha dado una traducciim yusta- lineal.” ; El Wamado Quesalid (éste es al menos el nombre. que reclbié cevandio se comvitié en hechicero) no erefa en el poder de los brujos 6, mis exactamente, de.los shamanes, porque este término conviene mejor para denotar el tipo de actividad especifica que realizan en cies rogiones del inundo, Agujonendo porta urosidad de deux brir sus supercherias y el desco de desenmascararlos, comenzé a fre- ‘eutentarios hast que uno de ellos se nfreci6 a introducirlo on el grupo, donde seria Jo para convertise sépidamente en uno de ellos. uesalid no se hizo rogar, y su reluto describe detalladamente ouéles ison epmeas eesbes tats merc de ptomina, pes + rane Boss, “The slg a the wat”, Columbia University Cone tributions 1 Anthopalogy 98. X, Nowra Yor, 1550, 2 pate, pp TA. 138, EL HECHIGERO Y SU MAGIA Aigitaciém y conacimientos empiricos, donde se hallan mezclados el arte de fingir desmayo, la simulacién de ceisis nerviosas, el aprendi- zaje de cantos mégicos, la técnica de producir el vémito, nociones bastante precisas de auscultacién y de obstetricia, el empleo de ‘0- adores’, es decir, de espias encargados de escuchar las conversa- ciones privadas y'de hacer llegar secretamente al shamén elementos de informacién sobre el origen y ios sintomas de los males sufridos por tal o cual, y sobre todo, el ars magna de cierta escuela shaman{s- tica, de la costa noroeste del Pacifico: el empleo de un pequefio mechén de plumén que el practicante disimula en un costado de la ‘boes, para expectorarlo todo ensangrentado en el momento oportund —después de haberse mordido la lengua o haber hecho manar la sangre de las encias~ y presentarlo solemnemente al enfermo y a los asistentes como el cuerpo patol6gico expulsado tras las succiones y manipulaciones. Habiendo confirmado sus peores sospechas, Quesalid quiso con- tinuar la averiguactén, pero ya no era libre; su estancia entre los fhamanes cometaba a ser conoca. Clerto da fue convcado pot la familia de un enfermo quo habia soiiado que 61 era su salvador. Este primer tratauniento (por el cual, observa Quesalid en otro lugar, no se hizo pagat ast como tampoco por los subsiguientes, puesto ave. no habla terminado los custo apos de ejecicios reglamenta- os) fue un éxito brillante. No obstante ser considerado, a partir de ese momento, como ‘un gran shamén’, Quesalid no pierde su es- pititu eritico; interpreta su triunfo por razones psicolégicas, “porque &)enfermo firmemente en lo que bl oe sobre m ue debia, segtin sus propias palabras, dejslo ‘iadaciso y pensativo’, fue una aventura més st, he lo puso en presencia de varias modalidades de falsosobreaiura yl Tew entonces a pensar que uunas eran menos falsas que otras: ‘naturalmente, aquellas en Tas cuales su interés personal estaba comprometido, al mismo tiempo aque el sistema que comenizaba a construtse subrepticiamente en su espiritu Hallindose de visita en la tribu vecina de los koshimo, Quesalid asiste a una cura hecha por sus ilustres colegas extranjeros, y con {gran sorpresa._comprueba una diferencia de técnica: en lugar. de escupir.la enfermedad bajo la forma de un gusano sanguimlenta constituido por el plumén disimulado en la boct, los shamanes koshi- ‘mo se conforman con espectorar en sus manos un poco de saliva, y se atreven a pretender que ésa es ‘a enfermedad. :Qué valor tiene este método? A. qué teoria corcesponde? A fin de descubrir “cual es Ia fuerza de estos shamanes, si es real 6 bien si solamente pretenden ser shamanes" como sus compatriotas, Quesalid solicta y obtiene autorizacién para ensayar su método; el tratamiento anterior 159

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