Vicens Arnáiz
Si hay detección temprana bien organizada es posible recuperar al 80% de los niños.
¿Qué se entiende por bien organizada?
1. Creer que es posible.
2. Saber detectarlo y evaluarlo. El sistema debe saber. En primer lugar, las
educadoras. Éstas deben saber detectar, pero necesitan el apoyo de expertos, ya
que no tiene por qué ser una de sus competencias profesionales. Las educadoras
necesitan tener unos indicadores, indicios de alarma y luego saber a dónde
acudir.
3. Necesidad de un sistema que sea causa de problemas. Una vez detectados los
indicios de problema, darse un tiempo y analizar las posibles causas. Como
máximo, en dos meses tiene que verse algún cambio en el niño. Si no se da,
podemos decir que estamos ante un problema y que no están funcionando bien
las medidas que se hayan tomado.
Los problemas infantiles tienen mucha relación con la familia. Padres sanos, que
quieren a su hijo, tienen un imaginario del niño como una persona que se desarrolla y
crece. Si no es así, normalmente, se cierran y culpabilizan al sistema. Esto no ocurre en
un sistema que acoge a las familias, que se comunica con ellas. Los maestros pueden y
deben ayudar a las familias a educar a sus hijos.
¡Cuidado! A veces, los equipos de atención temprana actuamos como los medios o los
informáticos: irrumpimos de cualquier manera, en cualquier momento y desaparecemos.
Necesitamos que la atención temprana sea algo integrado en el sistema. Esto significa
que las educadoras sepan desde el primer momento qué se les ofrece.
Integración en las aulas. Tiene que haber una perfecta integración entre el tutor del
grupo y quien lo atiende en situaciones más especiales. La atención al niño con
necesidades especiales no tiene que vincularse únicamente a una figura especial, porque
eso significaría que cuando está en su grupo normal el grupo y el propio niño asumen
que no es función del tutor atenderle. Si la intervención temprana no garantiza unas
relaciones suficientemente estables para el niño, no sirve.
Sonsoles Perpiñan
Estrategias.
Colaboración. Buscar la cohesión como equipo de trabajo. Potenciar confianza
recíproca. Crear un marco de referencia común.
Organización. Distribuir tareas, roles, tiempos...
Importancia de lo emocional.
Revisión y evaluación.
DEBATE, PREGUNTAS...
2. Cuestión de los lloros de los niños en el aula. La cuestión no es que llore o no,
sino evitar el sufrimiento. Hay que ver si el niño está triste; si esa tristeza se
enquista, el niño sufre y eso es lo que hay que evitar. Un periodo de tristeza, ante
un hecho, es normal; pero el niño debe poder lograr una conducta gratificante
que le saque de esa tristeza. El educador debe ayudarle, porque el niño solo no
puede.
5. Actitud generalizada: dar tiempo al niño para que “madure”. Esperar por esperar
no funciona. Si no se toman medidas, aunque luego debe darse tiempo para ver
si producen el cambio deseado, no cambia nada, no se solucione nada.
La pedagogía sistémica en E. Infantil
Amparo La Moneda
2. La jerarquía.
Es un orden difícil de asumir por el profesorado.
En la vida, el lugar depende del orden de llegada: el primer hijo es el mayor, el segundo
es el segundo, etc. Respetar el orden jerárquico es fundamental para mantener el orden
del sistema. No respetarlo supone exclusión de algún miembro. Se puede estar o no
estar de acuerdo con unas opiniones, unas formas de hacer...pero no hay que intentar
imponer la nuestra, hay que respetarlo.
En la escuela cada uno debe ubicarse en su puesto y hacer las funciones que le
corresponden: educadora de infantil, dar seguridad al niño y acompañarle en su
desarrollo; director, tener visión global y organizar.
Cuando decimos que alguien lo hace bien o mal, estamos juzgando, y no es nuestro
papel. No podemos cambiar los hechos, hay que manejarse con ellos.
Los padres no pueden decirme qué tengo que hacer en el aula, y yo no puedo decir a los
padres lo que tienen que hacer en su familia. Lo que sí podemos es compartir
información, no desde la exigencia. La exigencia genera defensa. Y la información, el
que la recibe la toma o no, es un regalo, no una obligación.
El desorden sería saltarse el orden jerárquico.
En el organigrama de las escuelas ponemos los padres al final, deben ser los primeros.
3. El equilibrio.
Sólo podemos dar lo que tenemos. Debe haber equilibrio entre tomar y dar.
Cuando creemos que estamos dando y no recibimos nos cansamos mucho en el trabajo.
Ejes de la Pedagogía Sistémica: ubicación y contextualización.
Las personas tenemos que ubicarnos, lo primero en nuestro sistema familiar. La
desubicación produce desorienación. Een la escuela, actividades como pedir las fotos de
los padres y madres genera “conflictos”, emociones: yo no tengo papá, yo tengo dos
papás, etc. Estas emociones deben salir, exteriorizarse. Hay que hacerle ver al niño, que
siempre tiene un padre y una madre, que gracias a ellos existe, que tiene parte de los
dos... Así le estamos ayudando a ubicarse. (No podemos tomar partido por una de las
dos partes. Podemos escuchar, pero no podemos negar, excluir, a ninguno de ellos)
Experiencias de escuelas
Café de padres-madres.
DEBATE, PREGUNTAS
4. ¿Qué tipo de jerarquía? Puede haber muchas. Trabajos sobre el orden en las
escuelas www.elcolibri.com . Ejemplo: antigüedad en el centro, acogida
profesores nuevos.
5. ¿Cómo despedir a alguien que sale del centro? La palabra mágica es gracias. Irte
con el agradecimiento del centro deja en buena disposición para iniciar el
siguiente viaje.