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Friedrich Nietzsche La Amistad de las Estrellas

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ramos amigos y nos hemos vuelto extraos. Pero est bien que sea as, y no queremos ocu
ltarnos ni ofuscarnos como si tuvisemos que avergonzarnos de ello. Somos dos barc
os y cada uno tiene su meta y su rumbo; bien podemos cruzarnos y celebrar juntos
una fiesta, como lo hemos hecho y los valerosos barcos estaban fondeados luego
tan tranquilos en un puerto y bajo un sol que pareca como si hubiesen arribado ya
a la meta y hubiesen tenido una meta. Pero la fuerza todopoderosa de nuestras t
areas nos separ e impuls luego hacia diferentes mares y regiones del sol, y tal ve
z nunca ms nos veremos tal vez nos volveremos a ver, pero no nos reconoceremos de
nuevo: los diferentes mares y soles nos habrn trasformado! Que tengamos que ser e
xtraos uno para el otro, es la ley que est sobre nosotros: por eso mismo hemos de v
olvernos ms dignos de estimacin uno al otro! Por eso mismo ha de volverse ms sagrado
el recuerdo de nuestra anterior amistad! Probablemente existe una enorme e invi
sible curva y rbita de estrellas, en la que puedan estar contenidos como pequeos t
ramos nuestros caminos y metas tan diferentes -elevmonos hacia ese pensamiento! Pe
ro nuestra vida es demasiado corta y demasiado escaso el poder de nuestra visn, c
omo para que pudiramos ser algo ms que amigos, en el sentido de aquella sublime po
sibilidad. Y es as como queremos creer en nuestra amistad de estrellas, aun cuand
o tuviramos que ser enemigos en la tierra.
-La Amistad de las Estrellas, Friedrich Nietzsche.

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