Está en la página 1de 121
Enfermedad mental y personalidad Paidés Studio Ultimos titulos publicados: 141. 112. 113. 114, 115. 116. 417. 118. 119. 120, 421. 122. 123. 124. 125. 126. 127. 128. 129. 130, 131. 192. 133. 134, 135. 136. 137. 138, 139. 140. 141. 142. 143. 144. 145. 146, 147. 148. 143. 150. 151. 152. 153. 154, 155. M. Douglas - La aceptabilidad de! riesgo en las ciencias sociales H.-G. Gadamer - EI inicio de Ia filosofia occidental E. W. Said - Representaciones del intelectual E. A. Havelock - La musa aprende a escribir C. F. Heredero y A. Santamarina - El cine negro B, Waldenfels - De Husserl a Derrida H. Putnam - La herencia del pragmatismo T. Maldonado - 4 Qué es un intelectual? E. Roudinesco y otros - Pensar ja locura G. Marramao - Cielo y Tierra G. Vattimo - Creer que se cree J. Derrida - Aporias N. Luhmann - Observaciones de la modernidad A. Quintana - El cine italiano, 1942-1961 PL. Berger y T. Luckmann - Modernidad, pluralismo y crisis de sentido H.-G. Gadamer - Mito y razén H.-G. Gadamer - Arte y verdad de la palabra . J. Bruno - Diccionario de términos psicolégicos fundamentales M. Maffesoli - Elogio de fa razon sensible C. Jamme - Introduccion a Ia filosofia det mito R. Esposito - E/ origen de Ja politica E. Riambau - El cine francés, 1958-1998 R. Aron - introduccién a Ja filosofia politica A. Elena - Los cines periféricos T. Eagleton - La funcién de la critica A. Kenny - La metatisica de la mente A. Viola (comp.) - Antropologia del desarrollo C. Cavell - La mente psicoanalitica P. Barker (comp.) - Vivir como iguales S. Shapin - La revoluci6n cientifica J. Searle - Ei misterio de fa conciencia R. Molina y D. Ranz - La idea def cosmos U. Beck - La democracia y sus enemigos R. Freixas y J. Bassa - E/ sexo en el cine y el cine de sexo M. Horkheimer - Autoridad y familia y otros escritos A. Beltran - Ciencia y religion H.-G. Gadamer - E1 inicio de la sabiduria R.A. Spitz - Noy sf §. Gémez y R. Flecha - Teor/a sociolégica contemporanea G. Baumann - EI enigma multicultural E. Morin - Los siete saberes necesarios para la educacién del futuro O. Marquard, Filosofia de la compensacién C, Geertz - Reflexiones antropoldgicas sobre temas filosdficos Z. Bauman - La cultura como praxis M. Canto-Sperber - La inquietud moral y la vida humana Michel Foucault Enfermedad mental y personalidad wD PAIDOS Barcelona + Buenos Aires » México Titulo original: Matadie mentale et personnatité Publicado en francés por Presses Universitaires de France. Paris Traduccion de Emma Kestelboin Cubierta de Mario Eskenazi y Pablo Martin 10" escent de 0s, sanciones estabiecidas en las leyes, la reproduceio” total 6 pevial de os © procediiniento, coripzendicas la reprogratia y el gate ete oreni ce, sc siemolares de ella meciante alquiler o prestamo oublicas ite, bag Ine P © by Presses Universitaires de France, Paris © 1964 de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidés iberica, S.A Mariano Cubi, 92 - 08021 Ba y Editorial Paidos. SAICE Defensa, 599 - Buenos Aires http /iwww.paidos.com lona ISBN: 84-7509-306-X Depésito legal: B-19.416/2002 impreso en Edim, S.C.C.L Badajoz, 145 - 08018 Barcelona Impreso en Espana - Printed in Spain INDICE Introduccién, 9 I, i, HH, IV. Medicina mental y medicina organica, 11 La abstraccion, 20 Lo normal y to patoldgico, 21 Elenfermoyei medio, 23 Primera parte LAS DIMENSIONES PSICOLOGICAS DE LA ENFERMEDAD La enfermedad y laevolucién, 29 La enfermedad y ta historia individual, 46 La enfermedad y laexistencia, 63 Segunda parte LAS CONDICIONES DE LA ENFERMEDAD Introduccién, 83 Vv. VIL El sentido histOorico de la alienacion mental, 88 La psicologia del conflicto, 103 Los nucleos patologicos, 106 La inercia patologica, 107 Los fenémenos paradojales, 108 Las reacciones de defensa, 111 Conclusion, 115 Alienacion historica y alienacion psicolégica, 115 Lo normal y lo patoidgico, 117 Lo organico y lo psicolégico, 118 La terapéutica, 120 Algunos datos de fa historia de fa psiquiatria, 123 INTRODUCCION La patologia mental se plantea dos problemas: éen qué condiciones podemos hablar de enfermedad en el campo psicolégico? éQué relaciones podemos estable- cer entre los hechos de la patologia mental y los de la patologia organica? Todas las! psicopatologias, se atienen a estos dos problemas: las psicologias de la heteroge- neidad se niegan como Blondel, a entender en términos de psicotogia normal las estructuras de la conciencia mérbida; y por el contrario, las psicologias analiticas o fenomenoldgicas tratan de comprender la inteligi- bilidad de toda conducta, hasta de la demente, en sus significaciones previas a la distincién de lo normal y lo patolégico. En el gran debate de la psicogénesis y de la organogénesis se produce una division andloga: ébus- queda de {a etiologia organica después del descubri- miento de la pardlisis general, con su etiologia sifili- tica? ¢o andlisis de la causalidad psicolégica a partir de perturbaciones sin fundamento organico, definidas a fines del siglo XIX como sindrome histérico? Estos problemas tantas veces encarados, en la ac- tualidad fastidian, y no es util hacer resurgir los de- bates que han provocado. Pero podemos preguntarnos si acaso {a dificultad proviene del hechd de que damos el mismo sentido a las nociones de enfermedad, sin- toma y etiologia en patologia mental y en patologia organica. Si definir la enfermedad y {a salud psicold- gicas resulta tan dificil, éno seré porque nos esforza- mos en vano en apticaries masivamente los conceptos destinados a la medicina somatica? La dificultad de encontrar la unidad de tas perturbaciones organicas y de las alteraciones de Ja personalidad, éno provendra de que les atribuimos una causalidad del mismo tipo? Por encima de la patologia mental y de Ja patologia organica hay una patologfa general y abstracta que do- mina a las dos y les impone como elementos previos los mismos conceptos, y les indica los mismos métodos como postulados. Queremos demostrar que la raiz de la patologia mental no debe estar en una especula- cién sobre cierta ‘‘metapatologia’’, sino sdio en una reflexion sobre el hombre mismo. De todos modos, es necesario un rapido balance para recordar cémo se han constituido todas las psico- patologias tradicionales o recientes, y para demostrar cuales son los postulados de los que debe liberarse la me- dicina mental para !legar a ser rigurosamente cientifica. Capituto | MEDICINA MENTAL Y MEDICINA ORGANICA La patologia general de la cual acabamos de hablar se ha desarrollado en dos etapas principales. La medicina mental, del mismo modo que la medi- cina organica, ha intentado primeramente descifrar la esencia de la enfermedad logrando un agrupamiento coherente de los signos que la hacen evidente. Se cred una sintomatologia en la que se destacan las corre- laciones constantes, 0 solamente frecuentes, entre tal tipo de enfermedad y tal manifestacién mdrbida: !a alu- cinacion auditiva, sintoma de tal estructura delirante: la confusi6n mental, signo de tal forma demencial. Cred también una nosografia en ta que son analizadas las formas mismas de la enfermedad; describe las tases de su evolucion y {as variantes que se pueden presen- tar: tendremos enfermedades agudas o cronicas, des- cribiremos las manifestaciones episddicas, las alternan- cias de los sintomas y su evolucién en el curso de la enfermedad. Puede resultar de utilidad esquematizar estas des- cripciones clasicas no sdlo a titulo de ejemplo, sino para fijar el sentido originario de términos clasicamen- te empleados. Tomaremos de los trabajos del comien- zo de este siglo algunas descripciones cuyo arcaismo no debe hacernos olvidar que han sido puntos de partida. 12 MICHEL FOUCAULT Dupré definia a Ajisteria de este modo: “Estado er el cual el poder de la imaginacién y de la sugestibi- lidad, unido a una especial sinergia del cuerpo y del espiritu que he denominado psicoplasticidad, lleva a la simulacion mas o menos voluntaria de sindromes patologicos, a la organizacién mitoplastica de pertur- baciones funcionales imposibles de distinguir de las de los simuladores’’ !. Esta definicion clasica designa, por lo tanto, como los mayores sintomas de fa histeria, la sugestibilidad y la aparieién de perturbaciones tales _ como la pardalisis, la anestesia, la anorexia, que en este caso no tienen fundamento tuncional sino un origen exclusivamente psicoldgico. La psicastenia fue caracterizada en los trabajos de Janet como el agotamiento nervioso con estigmas or- gdnicos (astenia muscular, perturbacianes gastrointes- tinales, cefateas); una astenia mental (fatigabilidad. impotencia ante el esfuerzo, angustia ante el obstaculo, dificil insercion en la realidad y el presente: es lo que Janet Ilamaba ‘‘pérdida de la funcion de Jo real’); y finalmente perturbaciones de ta emotividad (tristeza, inquietud; ansiedad parox istica). Las obsesiones: “sobre un estado mental habitual de indecisibn, de duda y de inquietud, aparecen en forma de accesos paroxisticos intermitentes distintas obsesiones-impulsos’’ ?. La fobia, caracterizada por cri- sis de angustia paroxistica frente a determinados objetos (en la agorafobia en los espacios vacios), se distingue de la neurosis obsesiva en la que son notorias, sobre todo, 1 Dupré, La constitution émotive (1911). 2 Delmas, La pratique psychiatrique (1929). MEDICINA MENTAL Y MEDICINA ORGANICA 13 las defensas que el enfermo erige contra su angustia (pre- cauciones rituales, gestos propiciatorios). Mania y depresién: Magnan denomind “/ocura inter- mitente” a esta forma patoldgica en la cual alternan en intervalos mas 0 menos largos dos sindromes opuestos: el sindrome maniaco y el depresivo. El primero compor- ta la agitacion motora, un humor uforico_o_calitico, una Sxattecion_psiqulea a caractérizada por [@ verborragia.. Ta rapidez de! y la fuga de las ideas, La depresion, por el ‘contrario, se presenta como una iner- cia motriz sobre un -humor triste y un retardo psiquico. a veces aisladas, pero sro mds frecuentemente estan. ligadas_por_un. sistema— de _alternancias regular o irregular de! que Gilbert-Ballet sefialO diferentes perfiles >. La paranoia: sobre una base de exaltacién apasionada {orguilo, celos) y de hiperactividad psicoldgica se desarro- lla un delirio sistematizado, coherente, sin alucinaciones, que cristaliza en una unidad pseudoldgica de temas de grandeza, de persecucion y de reivindicaci6n. La psicosis alucinatoria crénica es también una psico- sis delirante; pero este delirio esta mal sistematizado, a menudo es incoherente; los temas de grandeza terminan por absorber a los demas en una exaltacién pueril del personaje; finalmente, esta sostenido sobre todo por alucinaciones, La hebefrenia o psicosis de la adolescencia se define clasicamente como una excitaciOn intelectual y motriz (parloteo, neologismos, juegos de palabras, amaneramien- 3 G. Ballet, “La psychose périodique’’, Journal de Psychologie, 1909-1910. 14 MICHEL FOUCAULT to e impulsos), alucinaciones y un delirio desordenado cuyo polimorfismo se empobrece poco a poco, La cataton/a se reconoce por el negativismo del su- jeto (mutismo, rechazo del alimento, fendmenos Ilama- dos por Kraepelin ‘‘obstaculos de la voluntad”’), la suges- tibilidad (pasividad muscular, conservacién de las acti- tudes impuestas, respuestas en eco) y por las reacciones estereotipadas y Jos paroxismos impulsivos (descargas mo- toras brutales,que parecen desbordar todas las defensas creadas por la enfermedad). Kraepelin observé que estas tres ultimas formas patolé- gicas, que intervienen muy tempranamente en el desarro- llo, tienden a la demencia, es decir, a la total desorgani- zaci6n de la vida psicoldgica (el delirio se desmor las _alucinaciones dejan su sitio a un onirismo decors nado, la” personalidad se hunde en 1a incoherencia), por ello Tas“agrup6. baja comdn denominaion de ge encia precoz *. Es la misma éntidad nosografica que Bleuler >~retom6 amplidndola hasta ciertas formas de la paranoia, dandole al conjunto del nombre de¥squi- zZofrenia: de un modo general la caracteriza una pertur- bacién de Ja normal coherencia de las asociaciones —co- mo una fragmentacién (Spaltung) de la corriente del pensamiento— y poruna ruptura del contacto afectivo con_el medio ambiente por una imposibilidad de entrar en_comunicacion_espontanea con fa vida afectiva de los demas (autismo). Estos analisis tienen la misma estructura conceptual que los de la patologia organica: en ambos existen los 4 Kraepelin, Lehrbuch der Psychiatrie (1889). £, Bleuler, Dementia praecox oder Gruppe der Schizophrenien, 1911 MEDICINA MENTAL Y MEDICINA ORGANICA 15 mismos métodos para redistribuir los sintomas en los grupos patolégicos y para definir las grandes entidades morbidas. Detras de este método tinico encontramos dos postulados que conciernen (ambos) a la naturaleza de la enfermedad. En primer lugar se postula que la enfermedad es una esencia, una entidad especifica sefialable por los sinto- mas que la evidencian, pero anterior a ellos, y en cierta medida independiente de ellos; se describe una base es- quizofrénica oculta baio sintomas obsesivos; se habla de delirios disimutados; detras de_una crisis maniaca o_un episodio depresivo_se_supone la entidad Mmaniaco-depresiva. Junto a este prejuicio de esencia, y como para com- pensar la abstraccién que implica, hay un postulado na- turalista que erige la enfermedad en una especie natural; la unidad que se atribuye a cada grupo nosografico de- tras del polimorfismo de los sintomas seria como Ia uni- dad de una especie definida por sus caracteres permanen- tes y diversificada en subgrupos: la demencia precoz es como una especie caracterizada por las formas Ultimas de su evolucién natural, y que puede presentar las varian- tes hebefrénicas, cataténicas o paranoicas. Si ha habido, pues, paralelismo entre la patologia mental y la patologia organica no es sdlo en funcidn de cierta idea de la unidad humana y del paralelismo psico- fisioldgico, sino también por la presencia en ambas de esos dos postulados concernientes a la naturaleza de la enfermedad. Si definimos la enfermedad mental con los mismos métodos conceptuales que la enfermedad _orga- nica, si_aislamos y si reunimos 1d mas psicoldgicos del mismo modo que los sintomas fisioldgicos, es ante to- ‘ | {) i 16 MICHEL FOUCAULT do porque consideramos |a enfermedad mental u_orga- nica como una esencia natural manifestada en sintomas especificos. Entre estas dos formas de patologia no hay, pues, unidad real, sino solo un paralelismo abstracto lo- grado por intermedio de esos dos postulados. Por lo tan- to, el problema de la unidad humana y de Ia totalidad psi- cosomatica permanece completamente abierto. La importancia de este problema hizo derivar fa pato- Jogia hacia nuevos métodos y conceptos, La nocién de la totalidad organica y psicolégica hace tabla rasa con los postulados que erigen la enfermedad en entidad especi- fica. La enfermedad como realidad independiente tiende a borrarse, y se ha renunciado a otorgarle un papel de una especie natural respecto de los sintomas, asi como tampoco el papel de cuerpo extrafio respecto del orga- nismo. Por el contrario, se da importancia a las reaccio- nes globales del individuo; !a enfermedad ya no se inter- pone como una realidad aut6noma entre el proceso mor mor- bid i iento general del organismo; ya_no se ibe como un corte abstracto sobre el ‘devenir del individue-enfermo. En el dominio de la patologia organica, recordemos el papel que tienen en la actualidad las regulaciones hor- monales y sus perturbaciones, Ja importancia reconoci- da a los centros vegetativos, como la region del tercer ven- triculo, qué gobierna esas regulaciones. Leriche ha insis- tido sobre ef caracter global de los procesds-patol y sobre | a _patologia ce y sobre la necesidad_de aust una patoloaia celular Por una parologia tsulas. Por su parte Selye, al describir enfermedades de la adaptacién’’ demostré que la esencia del fendmeno patoldgico debia ser buscada en el conjunto de las reacciones osas y_vegetativas MEDICINA MENTAL Y MEDICINA ORGANICA Ww que son como la respuesta global del organismo al ata- que, al “‘stress’’ provocado por el mundo exterior. En patologfa mental acordamos el mismo privilegio a la noci6n de totalidad psicoldgica; la enfermedad seria {a alteracion intrinseca de la personalidad, desorganiza- cién interna de sus estructuras, progresiva desviacién de ° su devenir; sdlo tiene sentido y realidad en el interior . de una personalidad mérbida. Los esfuerzos se dirigie- ron entonces en ei sentido de definir las enfermedades mentales wun la amplitud de las perturbaciones de la personalidad, y se llegd a dividir las perturbaciones psi- quicas en dOs_ grandes categorias: neurosis y_psicasis, ° 1) Las psicosis, perturbaciones de la personalidad glo- bal, implican: una_alteracion del pensamiento (pensa- miento manfaco que huye, se evade, resbala sobre aso- ciaciones de sonidos o juegos de palabras; pensamiento esquizofrénico, que salta, rebota por encima de los inter- medios y procede a saltos o por contrasfés); yna_altera-_ clGn-general de la vide afectiva y de! humor (ruptura de] izofreni. ia, coloraciones emo- cionales masivas en la mania o la depresion): una pertur- Gest rr 9 ei ‘observacion en_perspectiva de los distintos puntos de vista, formas _alteradas_del_sentido critico (creencias delirantes en la paranoia: el sistema de interpretaciones se anticipa a las pruebas de su exactitud y permanece impermeable a toda discusiOn; indiferencia del paranoico a la singularidad de su experiencia alucinatoria que tiene para él valor de evidencia). 18 MICHEL FOUCAULT 2) En fas neurosis, por ei contrario, es sdto un sector de la personalidad el que esta enfermo: ritualismo de los obsesivos respecto de ciertos objetos, angustias provoca- das por determinada situaciOn en la neurosis fébica. Pe- ro el curso del pensamiento se conserva intacto en su es- tructura, aun en los casos en que es mas lento en los psi- casténicos; el contacto afectivo subsiste y puede estar aumentado hasta la susceptibilidad en los histéricos; fi- nalmente, aunque el neurdtico presenta obliteraciones de conciencia como el histérico o impulsos incoercibles como el obsesivo, conserva fa lucidez critica respecto de sus fendmenos morbidos. En general, se clasifican en las psicosis la paranoia y todo el grupo esquizofrénico con sus sindromes paranoi- des, hebefrénicos y catatdnicos; y entre las neurosis, la psicastenia, la histeria, a obsesion, la neurosis de angus- tia y la neurosis fobica. La personalidad se convierte asi en el elemento en el cual se desarrolla la enfermedad y el criterio que permite juzgatla; es la realidad y la medida de la enfermedad a la vez, En esta preeminencia de la nocién de totalidad se pue- de ver un retorno a la patologfa concreta y la posibilidad de determinar como un dominio Unico el campo de la patologia mental y el de la organica, En efecto, éacaso no se refieren ambas, por vias diferentes, al mismo indi- viduo humano en su realidad? Gracias a esta nocién de la totalidad, éno convergen por la identidad de sus méto- dos y la unidad de su objeto? La obra de Goldstein podria testimoniarlo, Estudian- do en los limites de ja medicina mental y de la medicina organica un sindrome neuroldgico como la afasia, recha- MEDICINA MENTAL Y MEDICINA ORGANICA 19, Za tanto Jas explicaciones organicas por una Sesion local como las interpretaciones psicoldgicas por un déficit global de la inteligencia. Demuestra que una lesién cor- tical postraumatica puede modificar el estilo de las res- puestas del individuo a su medio; una enfermedad funcio- nal restringe Jas posibilidades de adaptacién del organis- mo y sustrae al comportamiento Ja paosibilidad de cier tas_actitudes. Cuando un afasico no puede nombrar un objeto que se le muestra pero en cambio puede pedirlo cuando |o necesita, no podriamos describirlo como una realidad en si a causa de un déficit (supresién organica © psicoldgica); el individuo ya no es capaz de cierta ac- titud frente al mundo, de una perspectiva de denomina- cién, y en lugar de acercarse al objeto para tomarlo (grei- fen) se coloca a distancia para mostrarlo y sefialarlo (zeigen)® . Estas primeras designaciones pueden ser psicolégicas u organicas: en todo caso, la enfermedad atafie a la si- tuacioOn global del individuo en el mundo: en lugar de ser una esencia fisioldgica o psicoldgica es una reaccion general del individuo tomado en su totalidad psicold- gica y fisiologica. En todas estas recientes formas de ana- lisis médico podemos reconocer una significacién Unica: cuanto mas encaramos como un todo la unidad del ser humano, mas se disipa la realidad de una enfermedad que serf{a una unidad especifica, y mas se impone también la descripcién del individuo reaccionando a su situacion de modo patoldgico en lugar del andlisis de las fermas na- turales de la enfermedad. Por la unidad que asegura, y los problemas que supri- 6 Goldstein, Journal de Psychologie, 1933. 20 MICHEL FOUCAULT me, esta nocién de totalidad es adecuada para aportar a la patologia un clima de euforia conceptual, del que han aprovechado quienes, de cerca o de lejas, se han inspirado en Goldstein. Pero lamentablmente la euforia y el rigor cientifico no transitan el mismo camino. Nosotros queremos demostar, por el contrario, que la patologia mental exige métodos de andlisis diferentes de los de la patologia organica, y que sdlo mediante un arti- ficio del lenguaje podemos prestarle la misma significa- cin a las “enfermedades del cuerpo” y a las ‘‘enfermeda- des del _espiritu”. Una patologia unitaria que utilizara los. mismos métodos y los _mismos conceptos.en_el dominio Psicolégico_y en el _fisiold: ntra actualmente en la-ca- ‘tegoria de! mito, si bien la unidad del cuerpo’ y del espi- 1) La abstraccié6n.—En la patologia organica, el tema de un retorno al enfermo mas alld de la enfermedad, no excluye un riguroso estudio en perspectiva que permite aislar en los fendmenos patoldgicos tas condiciones y los efectos, los procesos masivos y las reacciones singulares. La anatomia y la fisiologia proponen justamente a la me- dicina un analisis que autoriza las abstracciones valederas sobre la base de fa totalidad organica. Efectivamente, la patologia de Selye insiste mas que cualquier otra sobre la solidaridad de cada fendmeno segmentario con la totalidad del organismo; pero no tiene como objeto ha- cerlos desaparecer en su individualidad ni denunciar en ellos una abstracci6n arbitraria, sino permitir que los fe- ndmenos singulares se ordenen en una coherencia global. Quiere demostrar, por ejemplo, como lesiones intestina- les analogas a las de la tifoidea se ubican en un conjunto MEDICINA MENTAL Y MEDICINA ORGANICA 21 de perturbaciones hormonales, uno de cuyos elementos esenciales es una perturbacién del funcionamiento cor- ticosuprarrenal. La importancia que se atribuye a la no- cién de totalidad en patologia organica no excluye ni la abstraccién de elementos aisiados, ni ei andlisis causal: por ef contrario, permite una abstraccién mas valedera y la determinacién de una causalidad mas real. Pues bien, la psicologia no ha podido ofrecer jamas a la psiquiatria lo que la fisiologia brinda a la medicina: el instrumento de analisis que al delimitar la perturbaci6n permite encarar la relacién funcional entre la enfermedad y el conjunto de la personalidad. En efecto, la coherencia de la vida psicologica parece asegurada de un modo dis- tinto de la cohesién de un organismo; Ja integracion de sus partes tiende a una unidad que permite que cada una de ellas sea posible, pero que se resume y se concentra en cada una: es lo que los psicdlogos Ilaman (en su vocabu- lario tomado de la fenomenologia) la unidad significati- va de las conductas, que incluye en cada elemento —sue- fio, actos fallidos, gestos gratuitos, asociacién libre— el estilo, el modo general, toda la anterioridad histdrica y las eventuales implicaciones de una existencia. Por lo tanto la abstraccién no puede hacerse del mismo modo en psicologia y en fisiologia; y la delimitacion de una perturbaciOn patoldgica exige en patologia mental mé- todos distintos que en patologfa organica. 2) Lo normal y /o patolégico. —La \inea de separaci6én entre los hechos patoldgicos y los normales se ha ido des- dibujando para la medicina; o mas bien podemos decir que ésta ha comprendido mas claramente que los cuadros clinicos no eran una coleccion de hechos anormales, de 22 MICHEL FOUCAULT “monstruos” fisioldgicos, sino que estaban constituidos en parte por los mecanismos narmales y las reacciones adaptativas de un organismo que funciona segun su nor- ma, La hipercalciuria consecutiva a una fractura del fé- mur es una respuesta organica situada, como dice Leri- che, ‘‘en la linea de las posibilidades tisulares’’ 7: es el or- ganismo que reacciona de un modo ordenado al ataque patologico, y para repararlo. Pero no debemos olvidar que estas consideraciones reposan sobre una planifica- cin coherente de las posibilidades fisiologicas del orga- nismo; y el andlisis de los mecanismos normales de {a en- fermedad permite en realidad discernir mejor cual es el impacto de la afeccidn morbosa, y su posibilidad de cu- ra gracias a las virtualidades normales de! organismo: la enfermedad esta inscripta en el interior de las virtuali- dades fisiologicas normales, y la posibilidad de curacién esta delineada en el interior del proceso morboso. Por el contrario, en psiquiatria la nocién de persona- lidad hace singularmente dificil la distincién entre lo normal y lo patoldégico. Bleuler, por ejemplo, habia pues- to como los dos polos de la patologia mental, el grupo de las esquizofrenias con la ruptura de! contacto con la rea- lidad, y el grupo de las locuras maniaco-depresivas 0 psi- cosis ciclicas, con la exageraci6n de las reaccciones afec- tivas. Este analisis parecia definir tanto las personalida- des normales como las patoldgicas, y dentro de este li- neamiento Kretschmer construyO una caracterologia bipolar: la esquizotimia y la ciclotimia, cuya acentuacion patoldgica se presentaria como esquizofrenia y “'ciclofre- nia’’. Pero, por lo pronto, el paso de las reacciones norma- 7 Leriche, Philosophie de la Chirurgie, MEDICINA MENTAL Y MEDICINA ORGANICA 23 les a las formas mérbidas no dispensa de un anilisis pre- ciso de los procesos: sdio permite una apreciacién cuali- tativa que autoriza todas las confusiones. La idea de la totalidad y solidaridad orgdnica permite distinguir y relacionar afecci6n morbosa y respuesta adap- tada; en cambio, en patologia mental, el examen de la personalidad evita semejantes andlisis. 3) Elenfermo y el medio. —Finalmente, una tercera diferencia impide que tratemos la totalidad organica y la personalidad psicoldgica con los mismos métodos y las analicemos con los mismos conceptos. Sin duda, nin- guna enfermedad puede ser separada de los métodos de diagnéstico, de los procedimientos de aislamiento, de Jos instrumentos terapéuticos de los que la rodea Ja prac- tica médica. Pero la noci6n de totalidad organica hace re- saltar, independientemente de esas practicas, la indivi- dualidad del sujeto enfermo; permite aislarlo en su gri- ginalidad morbida y determinar el caracter propio de sus reacciones patoldgicas. En el campo de la patologia mental la realidad del en- fermo no permite semejante abstraccion, y cada indivi- dualidad mdérbida debe ser atendida a través de las acti- tudes del medio a su respecto. En Francia, la tutela im- puesta al alienado por la ley de 1838, su total dependen- cia de la decision médica, contribuyeron sin duda a fijar, a fines del siglo pasado, el personaje histérico. Desposeido de sus derechos por el tutor y el consejo de familia, prac- ticamente de nuevo en un estado de minoria juridica y moral, privado de su libertad por la omnipotencia del médico, el enfermo se convertia en el centro de todas las sugestiones sociales; y en el punto de convergencia de 24 MICHEL FOUCAULT estas practicas se establecia la sugestibilidad como el sin- drome mayor de la histeria. Babinski imponia a su enfer- ma desde fuera la influencia de la sugestiOn y la conducia a un punto tal de alienacidén, que anulada, sin voz ni mo- vimiento, estaba pronta a aceptar la eficacia de la pala- bra milagrosa: “Levantate y anda’’. Y el médico encon- traba el signo de la simulaci6n en el triunfo de su para- frasis evangélica, puesto que la enferma, siguiendo la pres- cripcién ironicamente profética, realmente se levantaba y realmente caminaba. Pues bien, lo que el médico de- nunciaba como una ilusién era en verdad un resultado de su practica médica: esta sugestibilidad era la conse- cuencia de todas las sugestiones, de todas tas dependen- cias a las que estaba sometido el enfermo. Si !as obser- vaciones actuales no ofrecen semejantes milagros, ello no invalida la realidad de los éxitos de Babinski, pero prueba que la figura del histérico tiende a desdibujarse a medida que se atenuan las practicas de la sugestiOn que antafio constitufan el medio ambiente del enfermo. La dialéctica de las relaciones del individuo con su me- dio no se realiza del mismo modo en fisiologia patold- gica que en psicotogia patoldgica. Por lo tanto, no podemos admitir de Ileno ni un para- lelismo abstracto ni una unidad masiva entre los fend- menos de la patologia mental y los de la organica; y es imposible transportar de una a Ja otra los esquemas de abstracciones, los criterios de normalidad o la definicion del individuo enfermo. La patologia mental debe liberar- se de todos los postulados abstractos de una ‘‘metapato- logia’’; la unidad que asegura entre las diversas formas de la enfermedad es siempre artificial; es el hombre reai quien sustenta su unidad de hecho. MEDICINA MENTAL Y MEDICINA ORGANICA 25 Es necesario, pues, dar crédito al hombre mismo y no a las abstracciones sobre la enfermedad; analizar la espe- cificidad de la enfermedad mental, encontrar las formas concretas que puede tomar en la vida psicoldgica de un individuo y luego determinar las condiciones que han he- cho posibles esos diversos aspectos y restituir el conjun- to del sistema causal que !os ha fundamentado. Las dos partes de este libro tratan de responder a es- tas dos series de problemas: 1) las dimensiones psicoldgicas de la enfermedad; 2) las condiciones reales de la enfermedad. Primera parte LAS DIMENSIONES PSICOLOGICAS DE LA ENFERMEDAD Capituo Il LA ENFERMEDAD Y LA EVOLUCION En presencia de un enfermo profundamente afectado, nuestra primera impresidn es de un déficit global y masi- vo, sin ninguna compensacidn: la incapacidad de un su- jeto que dificilmente puede ubicarse en el tiempo y en el espacio, las rupturas de continuidad que se producen sin cesar en su conducta, !a imposibilidad de sobrepasar el instante en el cual quedé fijado para conectarse con el universo de los demas o para volverse hacia el pasado y el porvenir, todos estos fendmenos invitan a describir su enfermedad en términos de funciones abolidas: la con- ciencia del enfermo confuso esta oscurecida, empeque- fiecida, fragmentada. Pero este vacio funcional esta al mismo tiempo ltleno de un torbellino de reacciones ele- mentales que parecen exageradas, como si la desapari- cién de las otras conductas las hicieran mas violentas: todos los automatismos de repeticiOn estén acentuados {el enfermo responde en eco a las preguntas que se le hacen; si se desencadena un gesto, entra en el mecanismo y se reitera indefinidamente), el lenguaje interior invade todo el campo de la expresién del sujeto, que prosigue a media voz un mondlogo deshilvanado sin dirigirse ja- 30 MICHEL FOUCAULT mas a otra persona; finalmente, de a ratos surgen reaccio- nes emocionales intensas. Por lo tanto, no debemos comprender la patologia mental! en el significado demasiado simple de las funcio- nes abolidas: la enfermedad no es solo pérdida de ta con- ciencia, adormecimiento de tal funcién, obnubilacién de tal facultad. La psicologfa def siglo XIX con sus re- cortes abstractos, invitaba a esta descripcion puramente negativa de la enfermedad y ‘a samiologia de cada una era muy sencilla: se limitaba a describir las aptitudes anu- ladas, a enumerar los recuerdos olvidados en las amne- sias, a detallar las sintesis que se tornan imposibles en los desdoblamientos de la personalidad. En realidad, la enfermedad borra pero subraya; anula por una parte, pe- ro por otra exalta; la esencia de la enfermedad no reside solo en el vacio que provoca, sino también en la pleni- tud positiva de las actividades de reemplazo que vienen a llenarlo,

También podría gustarte