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TEORIAS SOBRE LA RELACION TECNOLOGIA-SOCIEDAD

En el 2050, ¿se podrá revivir


la batalla de Waterloo?
“Voy a pedirte que apagues el celular
y que me mires, sin calidad digital
habla conmigo, con tu voz natural
porque en persona, te atiendo en tiempo real”

Canción “Contacto” del grupo Villanos

Casaleggio Associati, una compañía italiana que brinda servicios a las empresas para que se inserten
en el mundo de la tecnología, creó y subió a You Tube1 un video en el que describen las relaciones
bipolares medios tradicionales/medios nuevos, tecnología/realidad a la vez que predicen cómo será
el mundo hasta, al menos, el 2050. En dicho año, este grupo informático italiano augura que
Prometeus, el “Agav con interfaz Standard”, comprará Place (un software que Amazon habrá
diseñado en 2022 y que recrea la realidad al punto de que promete poder revivir la batalla de
Waterloo) y también Spirit (la nueva versión de Second Life, en la que las personas se convierten en
lo que desean).
Por otra parte, los augurios anuncian la desaparición de los diarios en papel, las radios, y la TV; por
ser los viejos y poco rentables medios de comunicación. En el 2050, dicen que todo será consumido y
producido para el mercado de Internet.
Sin embargo, como todo gran cambio que implica una nueva estructuración de fondo de la sociedad,
ya sea el pasaje del feudalismo al capitalismo a fines del S XVII a partir de la Revolución Industrial, o
el cambio de la monarquía francesa hacia la República, se da en un paulatino proceso a lo largo de la
historia, y cuyas dimensiones quizás no lleguen a ser percibidas por sus propios protagonistas. Se
trata de un proceso en el que lo nuevo surge, se mezcla con lo viejo, convive con él, luego se
impone, hasta finalmente desplazarlo. El peligro parece ser santificar lo “nuevo” como lo
verdadero, lo real, siendo que se trata, como cualquier fenómeno anclado en determinado contexto
social, cultural, económico y político, de una construcción colectiva. La tecnología no es nueva
porque sea útil, efectiva o más real; su “novedad” se construye culturalmente, adaptándose
negativamente a la tradición, como diría el filósofo y ensayista alemán Boris Groys2. Es decir, cuando
la nueva obra o creación tiene una forma distinta a la de los modelos tradicionales. Cuando la nueva
obra, ya sea una pintura, un programa de televisión, una prenda de vestir, un nuevo celular, etc., es
parecida en la forma a los actuales modelos de la tradición, la adaptación es positiva y no hay
innovación, diría el autor.
“Esta glorificación de la nuevo como lo verdadero y lo que decide el futuro” dice Groys, “sigue
estando ligada a una vieja idea de la cultura: la idea según la cual el pensamiento y el arte deben
representar miméticamente el mundo tal como es, concordando con la realidad”. Esa tal
concordancia con lo real, no puede ser de ninguna manera un criterio de verdad puesto que la
verdad es algo que se construye en la relación entre sujeto y objeto, no está en el objeto, en la cosa
misma, presuntamente oculta. En este sentido, sería absurdo pretender diseñar un software que
recree la realidad, ya que, siguiendo al autor, se estaría presuponiendo un acceso directo y
asegurado a la realidad.
Entonces, siempre ha estado preparado el terreno para que la innovación surja; no como la aparición
de algo que estaba escondido, sino como una transmutación de valores ya conocidos. Un mismo
fenómeno que cobra distintas dimensiones a lo largo del tiempo. Siempre ha habido transmisión y
1
http://www.casaleggioassociati.it/thefutureofmedia/
2
GROYS, Boris. “SOBRE LO NUEVO. Ensayo de una economía cultural”. Valencia, Pretextos, 2005.
circulación de información y conocimiento; el cambio que ha introducido Internet es el modo mucho
más flexible en el que estos datos circulan ahora por este nuevo medio que es a la vez de
comunicación, de sociabilización, de trabajo, de ocio, y de todo el uso que puedan darle los
ciudadanos del mundo.

“Babasónicos acaba de lanzar Mucho, un álbum que aún no existe en formato CD (recién sale el 8 de
mayo) pero hace casi un mes está disponible en 20.000 teléfonos celulares” 3. Promocionar discos vía
celulares, tener un propio blog, bajar música del E-Mule, chatear y enviar fotos por el Messenger,
vender y comprar un Mp3 ó un mueble por Mercado Libre, son sólo algunos de los servicios que
actualmente son más utilizados por los usuarios cibernautas, y que emergieron gracias a una
sumatoria de características contextuales que hicieron posible el estrepitoso desarrollo tecnológico
en los últimos años por parte del grupo de expertos en dicha área.
Todos estos nuevos fenómenos serán lo que el sociólogo francés Bruno Latour llama “cuasi objetos” 4
partes de una red; es decir que se trata de herramientas cargadas de significado, que tienen mucho
para “decir”. Lejos de ser solo una nueva tecnología inerte, estática, resultado de los logros de un
grupo de ingenieros o programadores, son en cambio híbridos sociales, culturales, y naturales.
Latour, al igual que Groys, también se encarga de teorizar sobre algunos de los fenómenos actuales
que son consecuencia directa del juego de imbricaciones inevitables que se genera entre la
tecnología y la sociedad. Específicamente, en su libro “Nunca fuimos modernos”, elabora un análisis
acerca de lo que implica hablar de Modernidad, y justamente critica una práctica de los
intelectuales modernos: la de analizar los hechos y fenómenos de la sociedad dividiéndolos siempre
en esferas para lograr un supuesto mejor acceso e interpretación de los mismos. El diario, por
ejemplo, con sus secciones de Economía, Sociedad, Cultura, etc., no hace más que forzar una
práctica de “purificación” al dividir lo humano de lo no humano, lo cultural de lo natural, lo
económico de lo no económico. En este sentido, sería un error entonces analizar el fenómeno de
“Internet” y todas sus herramientas sólo desde un punto de vista científico técnico o desde uno
puramente cultural. Los híbridos siempre existieron, dice Latour, y el intento por parte de los
intelectuales de purificar cada categoría, no ha hecho más aumentar su proliferación.
Y es que los efectos de Internet han sido muchos desde sus primeras apariciones. Desde los
problemas técnicos al incorporar en los hogares una nueva arquitectura tecnológica, hasta el desafío
de cada nación de redactar y sobre todo decidir cómo sería el marco legislativo para éste nuevo
mundo virtual, en el que comenzaron a circular de un modo desconocido y a una velocidad
impensada hasta ahora, millones de archivos de música, libros, películas, fotografías, y todo archivo
que alguien, en cualquier lugar del mundo, haya decidido subir a la web para compartir.
Al respecto escribe Lawrence Lessig5, planteando la problemática de la nueva legislación que exige
esta nueva forma de circulación de la información. El autor, abogado y profesor de Derecho
especializado en Derecho Informático, plantea que los grandes medios (industrias discográficas,
cinematográficas, canales de televisión, etc.) controlan la cultura apropiándose del software,
hipermanipulándolo. Lessig propone la vigencia de una “Cultura Libre” en oposición a la actual
cultura del permiso que pretenden imponer los massmedia, al colocar barreras a la libre circulación
de las obras y el contenido disponible en Internet, sujetándose del famoso Copyright. Pues entonces,
quizás la predicción del video no esté tan lejos de cumplirse alguna vez, y la obstinación de los
grandes medios por controlar la avalancha de contenidos en soporte virtual sea en parte porque
vislumbran que dentro de no mucho tiempo, a las grandes marcas les resultará poco rentable invertir
sus millones de publicidad en ellos, y pues temen por su continuidad en el mundo de las
comunicaciones.

3
http://www.rollingstone.com.ar/nota.asp?nota_id=1008175 - 28/04/2008
4
LATOUR, Bruno. “NUNCA FUIMOS MODERNOS”. Buenos Aires, Siglo XXI, 2004.
5
LESSIG, Lawrence. “CULTURA LIBRE. Cómo los grandes medios usan la tecnología y las leyes para encerrar la cultura
y controlar la creatividad”. Santiago, LOM Ediciones, 2007.

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