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USO DE LA RAYA Y LAS COMILLAS

GUÍA PRÁCTICA PARA QUE


«NO SE PASE DE LA RAYA»

Material compilado por María Alejandra Gómez Cabrera,


Nicolás Méndez Palacios y Andrés Duarte Carvajal para el curso
Gramática de la Maestría en Escrituras Creativas de la
Universidad Nacional de Colombia.
BIBLIOGRAFÍA

Ortografía de la lengua española, Real academia española, Asociación


de Academias de la lengua española.
Cuentos, Fiodor Dostoievski, Ed. Debolcillo, 2013
Cuentos completos, Flannery O'connor, Ed. Debolcillo, 2012
Catedral, Raymond Carver, Ed. Anagrama, 2014
Tres rosas amarillas, Raymond Carver, Ed. Anagrama, 2014
LA RAYA

Como signo ortográfico de puntuación, la


raya puede emplearse como signo simple La raya (—) es
o como signo doble. En este último del mismo acho que la
caso, al igual que el resto de los signos letra «m» (cuadra7n), no
dobles, las rayas de apertura y cierre se debe confundirse con el
escriben pegadas al primer y al último
signo menos (–) que es de
carácter del periodo que enmarcan, y
la mitad de la longitud, ni
separadas por un espacio del elemento
con el guion (-) que es la
que las precede o las sigue; pero, si lo
mitad del menos.
que sigue a la raya es otro signo de puntua-
ción, no se deja espacio entre ambos. La escri-
tura de mayúscula o minúscula inicial en la secuencia que sigue a una
raya depende de la función que esta desempeñe y de los contextos en
que esta aparezca.

Para escribir la raya:


En Windows: — Alt + 0 1 5 1 (en el teclado numérico).
En Mac: — ⌥ alt + ⇧ + - (tecla guion).

COMO SIGNO DELIMITADOR


Cuando es un signo doble, la raya sirve para introducir o encerrar un
segundo discurso. Su función principal es indicar que las unidades
lingüísticas que aísla no son una parte central del mensaje, sino que
constituyen un discurso secundario que se inserta en el discurso prin-
cipal para introducir información complementaria.
El segundo festival de música mexicana es —¡cómo ponerlo en
duda!— el acontecimiento musical más importante del año.
Como discurso autónomo con respecto al principal, las secuencias
encerradas entre rayas pueden tener puntuación propia.
Aguzando el oído —en el fondo, sin necesidad de concentrarse
mucho: bastaba con dejar de prestar atención a los latidos del pro-
pio corazón, con sosegarse—, era fácil percibir el rumor de voces.

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EN INCISOS
Las rayas se emplean, como signos dobles, para delimitar incisos. En
este uso también pueden utilizarse las comas o los paréntesis. Los
incisos entre rayas suponen un aislamiento mayor con respecto al
texto en el que se insertan que los que se escriben entre comas, pero
menor que los que se escriben entre paréntesis. La raya de cierre en
los incisos no se suprime, aunque detrás de ella deba aparecer un
punto o cualquier otro signo de puntuación.
Esperaba Emilio —un gran amigo—. Lamentablemente, no vino.
Esperaba Emilio —un gran amigo—, que, lamentablemente, no
vino.
Tampoco debe suprimirse la raya de cierre cuando el inciso ocupa la
posición final del enunciado.
La editorial ha publicado este año varias obras del autor —todas
ellas de su primera época—.
En incisos incluidos en otros incisos deben usarse las rayas para in-
troducir una nueva aclaración o inciso en un texto ya encerrado entre
paréntesis.
Si desea más información (la biografía existente —incluso en es-
pañol— es bastante extensa), deberá acudir a otras fuentes.
Para intercalar algún dato o precisión en un inciso escrito entre rayas
deben utilizarse los paréntesis.
Venezuela —primer lugar de tierra firme avistado por Colón en su
tercer viaje a América (1498)— tenía en ese entonces unos tres mil
habitantes.

PARA ENMARCAR COMENTARIOS DE UN


NARRADOR O TRANSCRIPTOR
Las rayas se usan para enmarcar, en medio de una cita textual entre-
comillada, las aclaraciones del transcriptor con respecto a su autoría.
«Es imprescindible —señaló el ministro— firmar la paz».
Se usa, en cambio, la coma cuando la aclaración aparece en posición
final, fuera del texto entrecomillado.
«Es imprescindible firmar la paz», señaló el ministro.

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En los textos narrativos las rayas sirven para introducir o enmarcar
los comentarios y precisiones del narrador a las intervenciones de los
personajes.
No se escribe raya de cierre si tras el comentario del narrador no
sigue hablando inmediatamente el personaje.
—Espero que todo salga bien —dijo Azucena con un gesto ilusio-
nado. A la mañana siguiente, ella se levantó nerviosa.
En cambio, se escriben dos rayas, una de apertura y otra de cierre,
cuando las palabras del narrador interrumpen la intervención del
personaje y esta continúa inmediatamente después.
—Lo principal es sentirse viva —añadió Pilar—. Afortunada o
desafortunada, pero viva.
Cuando el comentario del narrador va introducido por un verbo de
lengua (decir, añadir, contestar, exclamar, responder etc.) el comen-
tario se inicia en minúscula sin importar si viene precedido por un
signo de interrogación o exclamación.
—¡Qué le vamos a hacer! —exclamó resignada María.
—¿Ha llegado el presidente? —preguntó alarmado el embajador.
—Si me hubiera hecho caso… —susurró mientras seguían con la
mirada a su hijo.
Si la intervención del personaje continúa tras las palabras del
narrador y debe aparecer un signo delimitador principal (punto,
coma, punto y coma o dos puntos) tras la secuencia interrumpida,
este se coloca detrás de la raya que cierra el inciso narrativo.
—No te creo —afirmó tajante—. Por mucho que te esfuerces ya no
confío en ti.
—Está bien —dijo Carlos—; lo haré, pero que se la última vez que
me lo pides.
—Lo será —respondió agradecido—, te lo aseguro.
—Te lo advierto —dijo amenazante—: no voy a consentir que te
salgas con la tuya.
Los signos delimitadores principales se escriben siempre inmediata-
mente después de la raya de cierre del inciso del narrador; mientras
que, si se trata de indicadores de modalidad (signos de interrogación,
de exclamación o puntos suspensivos), se colocan antes del inciso que
enmarcan las rayas y separados de él por un espacio.

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Cuando el comentario del narrador no va introducido por un
verbo de lengua y el parlamento precedente constituye un enunciado
completo, las palabras del personaje se cierran con punto (o, según
sea el caso, con el signo de interrogación, de exclamación o los puntos
suspensivos) y el inciso del narrador se inicia con mayúscula.
—No se moleste. —Cerró la puerta y salió de mala gana.
—¿Puedo irme ya? —Se puso en pie con gesto decidido.
—Si te viera tu madre… —Lágrimas de emoción asomaban a sus
ojos mientras contemplaba, arrobado, la escena.
En estos casos, si tras el comentario del narrador continúa el par-
lamento del personaje, es necesario colocar la raya de cierre tras la
intervención del narrador y escribir después un punto.
—No te preocupes. —Le sostuvo la mirada desafiante—. Sabré en-
contrara la solución sin tu ayuda.
—¿Puedo irme ya? —Se puso en pie con gesto decidido—. No ha-
ce falta que me acompañe. Conozco el camino.
—Si te viera tu madre… —Lágrimas de emoción asomaban a sus
ojos mientras contemplaba, arrobado, la escena—. No sabes cuán-
to llevo esperando éste momento.
Cuando el comentario del narrador se intercala en mitad de un
enunciado, el texto del inciso se inicia con minúscula.
—¡Esto que has hecho —se dirigía hacia mí con el gesto descom-
puesto— es una auténtica locura!

EN DIÁLOGOS
En la reproducción escrita de un diálogo, la raya precede a la inter-
vención de cada uno de los interlocutores, sin que se mencione el
nombre de estos. No debe dejarse espacio de separación entre la raya
y el comienzo de cada una de las intervenciones.
—¿Cuándo volverás?
—No tengo idea.
—¡No tardes mucho!
—No te preocupes. Volveré lo antes posible.

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ENUMERACIONES EN FORMA DE LISTA
La raya sirve para introducir cada uno de los elementos de una rela-
ción que se escriben en líneas independientes. En este caso, debe
dejarse un espacio en blanco entre la raya y el texto que sigue. A la
hora de puntuar este tipo de relaciones, debe tenerse en cuenta lo
siguiente:
Cuando los elementos que se relacionan son simples (están constitui-
dos por una palabra o por un grupo sintáctico breve) hay dos opcio-
nes.
1. Cabe cerrar cada uno de los 2. Es igualmente válido pres-
conceptos con coma, excepto cindir de los signos de pun-
el último, que se cerrará con tuación.
punto. En el arte griego existen
Las funciones del lenguaje, tres órdenes arquitectóni-
según Jackobson, son seis: cos:
— expresiva, — dórico
— fática, — jónico
— conativa, — corintio
— referencial,
— poética,
— metalingüística.
En ambos casos, los elementos introducidos por la raya se escriben
con minúscula inicial.
Cuando los elementos de la lista son más complejos (bien por su
mayor extensión, bien por presentar puntuación interna), es preferi-
ble el uso de punto y coma. También en este caso, cada elemento de la
relación se escribe con minúscula.
En caso de tormenta, conviene seguir las siguientes recomenda-
ciones:
— no refugiarse debajo de un árbol;
— desprenderse de objetos metálicos, como paraguas, bastones,
etc.;
— no permanecer de pie en medio de espacios abiertos.
Cuando la relación se compone de enunciados completos, la práctica
más recomendable es cerrar cada miembro de la enumeración con
punto, escribiendo con inicial mayúscula cada uno de los conceptos.

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Entre los rasgos del castellano de Aragón, sobresalen los siguien-
tes:
— La entonación es ascendente y se tiende a alargar la vocal final.
— se evita el acento en posición esdrújula.
— El sufijo dominante es -ico.

EN ÍNDICES
En listas alfabéticas, índices y otros repertorios, la raya al comienzo de
una línea se usa para indicar que en ese renglón se omite, para no
repetirlo, un elemento común ya expresado en la primera de sus
menciones. En este caso debe dejarse un espacio en blanco después de
la raya.
Verbos intransitivos
— irregulares
— regulares
— transitivos

En los textos
LAS COMILLAS impresos, se recomienda
uClizar en primera instancia
las comillas angulares, reser-
Signo ortográfico doble del cual se usan vando los otros Cpos para
diferentes tipos en español: las comillas
cuando deban entrecomillar-
angulares, también llamadas latinas o
se partes de un texto ya
españolas (« »), las inglesas (“ ”) y las
entrecomillado. En este caso,
simples (‘ ’). Las comillas inglesas y las
las comillas simples se em-
simples se escriben en la parte alta del ren-
plearán en úlCmo lugar.
glón, mientras que las angulares se escriben
centradas.
«Antonio me dijo: “Vaya ‘cacharro’ que se ha
comprado Julián”».
Para escribir las comillas españoas:
En Windows: « Alt + 1 7 4 (en el teclado numérico).
» Alt + 1 7 5 (en el teclado numérico).
En Mac: « ⌥ alt + ⇧ + ´ (tecla tilde).

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» ⌥ alt + ⇧ + ç .
Las comillas se escriben pegadas a la primera y la última palabra del
período que enmarcan, y separadas por un espacio de las palabras o
signos que las preceden o las siguen; pero si lo que sigue a las comillas
de cierre es un signo de puntuación, no se deja espacio entre ambos.
No deben omitirse las comillas de apertura cuando preceden a una
letra capitular.

«Noel subirán los impuestos». Así ha iniciado su intervención


ministro de economía en la rueda de prensa…

COMO SIGNO DELIMITADOR


Como el resto de los signos dobles, introducen y delimitan un segun-
do discurso, que se inserta en el discurso principal con algún fin. En
su uso prototípico las comillas sirven para enmarcar las preproduc-
ción de palabras que corresponden a alguien distinto al emisor.
«Sobreviven los que se adaptan mejor al cambio», dijo Darwin.
Como discurso autónomo con respecto al principal, las secuencias
encerradas entre comillas pueden tener puntuación propia.
«Probablemente venían repitiéndose esa frase desde que tenía uso
de razón: “Papá nunca miente, Lolita. Papá es perfecto”, y lo había
creído».
Fuera de este uso —a través del cual intervienen eficazmente en la
organización de la información—, las comillas cuentan con otros serie
de funciones de menor peso discursivo que pueden considerarse
también enmarcativas, aunque de distinta naturaleza, y que las acer-
can a los recursos tipográficos.

EN CITAS
Para enmarcar la reproducción de citas textuales. Si el texto que se
reproduce consta de varios párrafos, antes era costumbre colocar
comillas de cierre al comienzo de cada uno de ellos (salvo, claro está,
en el primero, que se inicia con comillas de apertura):
Dice Rafael Lapesa en su obra Historia de la lengua española, a
propósito de los germanos:

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«En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos —
vándalos, suevos y alanos— atravesaba el Pirineo y caía sobre Es-
paña [...].
»Así quedó cumplida la amenaza que secularmente venía pesando
desde el Rhin y el Danubio».
Hoy, lo normal es reproducir la cita con sangrado respecto del resto
del texto y generalmente en un cuerpo menor. En ese caso, ya no son
necesarias las comillas:
Dice Rafael Lapesa en su obra Historia de la lengua española, a
propósito de los germanos:
En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos —vándalos, suevos y
alanos— atravesaba el Pirineo y caía sobre España [...].
Así quedó cumplida la amenaza que secularmente venía pesando desde el Rhin
y el Danubio.
Cuando se intercala un comentario del transcriptor de la cita, este
debe enmarcarse entre rayas, sin necesidad de cerrar las comillas
para volverlas a abrir después del inciso.
«Es imprescindible —señaló el ministro— que se refuercen los
controles sanitarios en las fronteras».
También se encierran entre comillas las palabras textuales que se
reproducen dentro de un enunciado en estilo indirecto:
«Desde Medicus Mundi reconocieron ayer sentir “impotencia y
congoja” por este asesinato y exigieron “un compromiso de las au-
toridades para el esclarecimiento de estos graves hechos”».

REPRODUCCIÓN DE PENSAMIENTOS
Se emplean comillas para enmarcar, en las obras literarias de carácter
narrativo, los textos que reproducen de forma directa los pensamien-
tos de los personajes.
«¡Hasta en latín sabía maldecir el pillastre!», pensó el padre.
Cuando los pensamientos del personaje ocupan varios párrafos, se
colocan comillas de cierre al comienzo de cada uno de ellos (salvo,
claro está, en el primero, que se inicia con comillas de apertura):
«¡Oh, a él, a don Álvaro Mesía le pasaba aquello! ¿Y el ridículo?
¡Qué diría Visita, [...] qué diría el mundo entero!

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»Dirían que un cura le había derrotado. ¡Aquello pedía sangre! Sí,
pero esta era otra». Si don Álvaro se figuraba al Magistral vestido
de levita, acudiendo a un duelo a que él le retaba... sentía escalo-
fríos.
CARÁCTER ESPECIAL DE UNA PALABRA O EXPRESIÓN
Se emplean comillas para indicar que una palabra o expresión es
impropia, vulgar, procede de otra lengua o se utiliza irónicamente o
con un sentido especial.
Dijo que la comida llevaba muchas «especies».
En el salón han puesto una «boiserie» que les ha costado un dine-
ral.
Parece que últimamente le va muy bien en sus «negocios».
En textos impresos en letra redonda es más frecuente y recomendable
reproducir los extranjerismos crudos en letra cursiva que escribirlos
entrecomillados. Excepcionalmente, en los titulares de prensa, la
cursiva puede ser reemplazada pen este usopor comillas simples.
Messi consigue su cuarto ‘hat trick’ esta temporada.
No se escriben entre comillas ni con resalte tipográfico los nombres
propios y las siglas y acrónimos de otras lenguas (Hemos visitado la
National Gallery; El protagonista de la película trabajaba en el FBI).

USOS METALINGÜÍSTICOS
Cuando en un texto se comenta un término desde el punto de vista
lingüístico (no para comunicar el mensaje que contiene, sino para
decir algo de este) se escribe entrecomillado.
La palabra «cándido» es esdrújula.
En los textos impresos, en lugar de usar las comillas, se escribe el
término en un tipo de letra diferente al de la frase en que va inserto
(en cursiva si el texto normal va en redonda, o en redonda si el texto
normal va en cursiva).
En obras de carácter lingüístico, las comillas simples se utilizan para
enmarcar los significados.
La voz apicultura está formada a partir de los términos latinos apis
‘abeja’ y cultura ‘cultivo, crianza’.

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EXPRESIONES DENOMINATIVAS
Se usan las comillas para citar el título de un artículo, un poema, un
capítulo de un libro, un reportaje o, en general, cualquier parte de-
pendiente dentro de una publicación; los títulos de los libros, por el
contrario, se escriben en cursiva cuando aparecen en textos impresos
en letra redonda (o viceversa, en redonda si el texto normal va en
cursiva).
Ha publicado un interesante artículo titulado «El léxico de hoy»
en el libro El lenguaje en los medios de comunicación, libro en el
que han participado varios autores.
Los títulos de piezas independientes que forman parte de una obra
pueden escribirse en cursiva o entre comillas cuando aparecen citados
de forma aislada.
Volvió a recitar la Oda al rey de Harlem.
Volvió a recitar la «Oda al rey de Harlem»
En cambio, cuando los títulos de la pieza y la obra se citan juntos,
elprimero se delimita con comillas y se escribe en redonda.
Volvió a recitar la «Oda al rey de Harlem», de Poeta en Nueva
York.
En títulos de libros que contiene a su vez el título de otra obra, se
recomienda escribir entre comillas este último, siempre que se cite
completo.
Deberían consultar la monografía titulada El tiempo en «Cien
años de soledad», interesante aportación al tema que nos ocupa.
Delimitar los títulos de leyes, programas, planes, proyectos, asignatu-
ras, cursos, etc.
Como asignaturas optativas se ofrecen este año «Lingüística apli-
cada a la enseñanza de español como lengua extranjera» y «Co-
mentario de textos poéticos españoles e hispanoamericanos del si-
glo XIX».
Delimitar los títulos de ponencias, discursos, exposiciones, etc.
Se ha clausurado con éxito la exposición «Las vanguardias rusas»
en Madrid.
Apodos y alias que se intercalan entre el nombre de pila y el apellido.
También puede optarse por escribir el apodo en cursiva (o en redon-
da si el texto base está en cursiva)

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Sergio «Kun» Agüero marcó el primer gol del partido.
Sergio Kun Agüero marcó el primer gol del partido.

COMBINACIÓN CON OTROS SIGNOS


Los signos de puntuación correspondientes al período en el que va
inserto el texto entre comillas se colocan siempre después de las comi-
llas de cierre:
Sus palabras fueron: «No lo haré»; pero al final nos ayudó.
¿De verdad ha dicho «hasta nunca»?
El texto que va dentro de las comillas tiene una puntuación indepen-
diente y lleva sus propios signos ortográficos. Por eso, si el enunciado
entre comillas es interrogativo o exclamativo, los signos de interroga-
ción y exclamación se escriben dentro de las comillas.
Le preguntó al conserje: «¿Dónde están los baños, por favor?».
«¡Qué ganas tengo de que lleguen las vacaciones!», exclamó.
De esta regla debe excluirse el punto, que se escribirá detrás de las
comillas de cierre cuando el texto entrecomillado ocupe la parte final
de un enunciado o de un texto.
Cuando lo que va entrecomillado constituye el final de un enunciado
o de un texto, debe colocarse punto detrás de las comillas de cierre,
incluso si delante de las comillas va un signo de cierre de interroga-
ción o de exclamación, o puntos suspensivos:
«No está el horno para bollos». Con estas palabras zanjó la discu-
sión y se marchó.
«¿Dónde te crees que vas?». Esa pregunta lo detuvo en seco.
«Si pudiera decirle lo que pienso realmente...». A Pedro no le re-
sultaba fácil hablar con sinceridad.
En el caso de que deba colocarse una llamada de nota que afecte a
todo el texto entrecomillado, esta debe colocarse entre las comillas de
cierre y el punto:
Rafael Lapesa señalaba que «es muy discutido el posible influjo de
las lenguas indígenas en la pronunciación del español de Améri-
ca»1.

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1
Historia de la lengua española, p. 545.
Si la nota solo hace referencia a la última palabra del texto entrecomi-
llado, la llamada debe colocarse delante de las comillas de cierre:
Rodolfo Lenz llegó a afirmar que el habla vulgar de Chile era
«principalmente español con sonidos araucanos1».
EJERCICIOS
Colóquele las siete rayas al siguiente texto:
Hace treinta años que llevo esta finca dijo mirando entrecejo fruncido
hacia los campos y a duras penas consigo que dé algo. La gente piensa
que me sobra el dinero. Yo tengo que pagar impuestos. Tengo que
pagar puntualmente el seguro. Tengo las cuentas de las reparaciones.
Tengo los gastos de alimentación. Todos los contratiempos se junta-
ron, y la mujer alzó el pecho y se asió lo codos con sus manitas. Desde
que muriera el juez prosiguió, apenas he conseguió que el dinero
m’alcance y todos se llevan algo cuando se van.
La persona desplazada, Flannery O’connor

Corrigiendo a Carver. Corrija los errores en el uso de las comillas


de los siguientes textos:
[…] Cuando Suvorin fue a visitarlo días después, Chejov se disculpó
por el "escándalo" del restaurante tres noches atrás, pero siguió insis-
tiendo en que su estado no era grave. "Reía y bromeaba como de cos-
tumbre —escribe Suvorin en su diario—, mientras escupía sangre en
un aguamanil."
[…] Pese a estar prohibidas las visitas de toda persona ajena al "nú-
cleo de los allegados", […] Tolstoi, pese al bajo concepto que tenía del
Chejov autor de teatro ("¿Adónde le llevan sus personajes? —le pre-
guntó a Chejov en cierta ocasión—. Del diván al trastero, y del traste-
ro al diván"), apreciaba sus narraciones cortas. Además —y tan senci-
llo como eso—, lo amaba como persona. Había dicho a Gorki: "Qué
bello, qué espléndido ser humano. Humilde y apacible como una
jovencita. Incluso anda como una jovencita. Es sencillamente maravi-
lloso." Y escribió en su diario (todo el mundo llevaba un diario o
dietario en aquel tiempo): "Estoy contento de amar... a Chejov."

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[…] Recordando aquella visita, Chejov escribiría más tarde: "Tolstoi
piensa que todos los seres (tanto humanos como animales) seguire-
mos viviendo en un principio (razón, amor...) cuya esencia y fines son
algo arcano para nosotros... De nada me sirve tal inmortalidad. No la
entiendo, y Lev Nikolaievich se asombraba de que no pudiera enten-
derla."
Tras rosas amarillas, Raymond Carver
Coloque la raya en el lugar indicado. No olvide el uso correcto de
los puntos y mayúsculas.
Al cabo de dos o tres días ya vería cómo se presentaban las cosas iría a
París y tomaría el avión a casa.
El compartimiento, Raymond Carver
Muchos se mantenían despiertos iban demasiado incómodos para
dormir, y lo miraban al pasar.
El compartimiento, Raymond Carver
Tras mucho discutir lo que su mujer, Inez llamaba “considerar la
situación”, Lloyd se marchó de casa y se fue a vivir solo.
Cuidado, Raymond Carver
Una semana después, Harley pregunta si el sueco se refiere a Holits ha
encontrado ya trabajo.
La Brida, Raymond Carver
Esperen; si se ha de recordar toda esa suciedad, en tal caso menciona-
ré hasta la última bajeza: yo estaba de pie y se me pasaban por la cabe-
za las siguientes ideas: eres alto, esbelto, educado y finalmente y sin
fanfarronear no estás nada mal.
La Sumisa, Fiodor M. Dostoievski
El periódico dice que a las siete en punto.
A las siete Dijo él. se levantó de la mesa y se dirigió al cuarto de estar
donde se puso a mirar un momento por la ventana.
Conservación, Raymond Carver
Ahí está Evelyn otra vez decía la nueva señora Cobb cada vez que su
antecesora aparecía en pantalla.
La brida, Raymond Carver
Cállate dijo con voz ronca. La niña se inclinó hacia ella apuntándola
con un dedo y luego se recostó temblando.
Un golpe de buena suerte, Flanery O’connor

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Me duermo de pie aseguró Vitaminas. Eso es lo único que cuenta.
Vitaminas, Raymond Carver
Tú sueñas exclamó Pati aunque no te acuerdes. Todo el mundo sueña.
Vitaminas, Raymond Carver
Y allá, en aquel cobertizo, hay un buen coche. Preparó el cebo con
cuidado. Pa el sábado lo puede tener usté pintao.
La vida que salvéis puede ser la vuestra. Flanery O’connor

Mis documentos no han sido comprados —les digo dirigiéndome a la


roja caverna que ante mis ojos cerrados—. No soy un chico qué solo
juega tenis. Tengo una historia intrincada. Experiencias y sentimien-
tos. Soy un ser complejo.
»Yo leo —digo—. Leo y estudio. Apuesto a que he leído más que
ustedes. No se crean que no lo he hecho. Devoro bibliotecas. Desgasto
los lectores de CD-ROM. Hago cosas como coger un taxi y decir: "A
una biblioteca, y vamos ya". Mis instintos sintácticos son mejores que
los de ustedes, y esto lo digo con el debido respeto.
La broma infinita, David Foster Wallace

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