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REINALDO BUSTILLO CUEVAS

Miembro de la Asociacin de Escritores del Caribe de Colombia

PRINCESA IXQUIC
ntes del hombre de maz, fue el de madera,
y antes an, el hombre fue de tierra;
pero todava ms lejos en el tiempo,
cuando en Xibalb los doce seores
gobernaban,
la hija de Cuchumaquic,
la virgen princesa Ixquic
concibi por el amor a una calavera,
que se dej sentir en un chisguete,
a Hunahp y a Ixbalanqu,
que con el tiempo brindarn a los de Uleu
la reverberante luz del da
y la luz amarillenta de la noche.
Por el multiplicante prodigio de la milpa,
la vieja adivina la acept de nuera,
cuando escap de Xibalb por el perdn
de los cuatro seores Tecolotes,
que cambiaron con amoroso fraude,
su corazn por el copal,
que exhalaba fragancias seductoras,
cuando con tres dedos levantado,
el cuajarn chorreando sangre
fue puesto sobre el fuego.
Uleu era la tierra,
Xibalb el inframundo.

La princesa Ixquic
hija de uno de los doce,
sin conocer varn concibi gemelos
como Rea la romana.
Seores Tecolotes, los cuatro Ahauab Tucur
que creyeron la versin de la princesa virgen,
reciban
de Caculh Huracn,
de Chipi Caculh,
y de Raxa Caculh
bendiciones.
Ahora ella en Uleu
hace la milpa
y cuida de sus hijos,
que vencern con astucias
a los doce seores de Xibalb;
y que a Hun Batz y a Hun Choven
castigarn porque se ensoberbecieron;
y viajarn con los cuatrocientos muchachos,
en estrellas convertidos, a alumbrar
de amarillo las horas de la noche uno,
y los caminos albos del da caluroso, el otro

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