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En realidad mi intención era titular este artículo de otra manera, pero iba a resultar si así
lo hacía muy negativo, ya que mi idea era: “Un camino aburrido”.
Ahora ustedes se preguntaran porqué quería denominarlo de esa manera. Cuando uno
piensa o dice algo debe hacerlo siempre guiado con el sentimiento y no simplemente
con el razonamiento, porque ahí está el secreto de todo.
Entonces cuando yo digo un camino aburrido, estoy queriendo trasmitir cómo me sentí
esta semana respecto a la ley de la atracción.
Y vean y aprecien la diferenciación del concepto que transmito con las palabras usadas;
porque una cosa sería decir me siento bajoneado, deprimido, triste y otra distinta es
expresar me siento aburrido.
Hasta ahora explique el concepto, pero ¿porqué tuve durante esa semana dicho
sentimiento?
Y cada vez que sucedía ello recibía de alguna forma o manera, algún mensaje del
Universo mediante algo que escuchaba de alguien o simplemente por la intuición, que
en definitiva me iban guiando para realizar mi próximo paso.
Sin embargo esta semana pasada sentí luego de haber avanzado tanto por esas mismas
enseñanzas que fui aprendiendo, que de golpe me veía que aún haciendo todo lo
“correcto”, no avanzaba o no recibía nuevos mensajes que me siguieran guiando.
En cambio cuando realizamos un viaje por una ruta recta, sin variaciones de paisajes a
nuestros costados, aun cuando avanzamos más rápido, nos sentimos aburridos.
Entonces lo que quiero decir es que a veces nos sentiremos así, pero no es que estemos
haciendo las cosas mal, sino que estamos comenzando a avanzar tan rápido que
perdemos esas sensaciones del contacto de lo que se denomina escala humana.
Por lo tanto debemos saber diferenciar que esa pérdida de sensaciones más bellas no es
porque estemos mal, sino porque estamos avanzando con mayor ímpetu; y debemos
saber que ese “pasto verde”, esos “mensajes que el Universo nos envía” siempre están,
la diferencia sólo radica en que a cuanto mayor velocidad andemos los veremos a mayor
distancia.
Entonces, ¿cuál era el mensaje que no supe ver la semana pasada, que sin embargo
estaba ahí?. Porque en algunos casos, tal vez, si perdemos el mensaje indefectiblemente
debemos esperar al próximo, sin embargo la mayoría de las veces el mensaje que no lo
vemos a primera vista sigue estando ahí esperando a que lo leamos.
Así fue que la semana pasada recibí por medio de mi Web un mensaje de un lector que
también escribe (pudiendo responderlo en ese momento esperé al día siguiente para
hacerlo), donde me consultaba: ¿qué tal las conferencias? (recuerden que hace recién
dos semanas que empecé a ofrecer en mi Web la contratación de
conferencias).
“Yo siempre estoy esperando que dentro de los cinco próximos minutos me llegue por
mail alguna solicitud de alguna institución del mundo donde diga que quiera contratar
una de mis conferencias; y cuando pasan esos cinco minutos y no recibo nada, vuelvo a
plantearme como objetivo otros cinco minutos y así sucesivamente, ya que la Fé se
demuestra con una perseverancia inquebrantable de que todo se puede conseguir.”
Es decir, al momento de recibir dicho mail, por más que en el mismo hacía referencia a
mis conferencias, no me di cuenta de dicho mensaje sino hasta el momento de
contestarlo; ya que al hacerlo me percaté que había producido mí quinta acción en
concordancia con considerar a mi próxima meta como ya concretada (el de dar
conferencias sobre la ley de la atracción).
Con lo cual vemos como el Universo nos va mandando señales para guiarnos en la
concreción de nuestro último objetivo o interés en que estamos abocados.
Y por otro lado también vean profundizando el concepto de actuar con una mente
creativa, como el estar esperando que esa meta se me cumpla dentro de los próximos
cinco minutos (lo de este período de tiempo es sólo metafórico para ejemplificar la
idea), y al reiterar continuamente dicho procedimiento, como estoy empleando una
mente positiva en considerar esos primeros cinco minutos no como un fracaso, sino
como el primero de una sucesión de pasos que me llevarán indefectiblemente a la
concreción de mi objetivo.
Mientras que el actúa sólo con una mente competitiva, en la mayoría de los casos,
considerará que esa sucesión acumulativa de cinco minutos, son una sumatoria
constante y creciente de fracasos, que terminarán por hacerle abandonar su meta.
Es decir, si creemos que todo es posible (tener Fé) entonces no habrá nunca por delante
fracasos, sino simplemente pasos algunos más alegres, otros menos, pero en definitiva
son pasos que permitirán, perseverancia de por medio, acercarnos a nuestro éxito
buscado.
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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.