Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
04/08/08
Las Cosas.
Se habla de los derechos reales y derechos personales.
En términos generales, los derechos reales son aquellos que se tienen respecto
de una cosa, y sin respecto de determinada persona. Es decir, el Dº real
vincula directamente a una persona con un bien determinado, sin que
intervenga otra persona, a diferencia del Dº personal u obligación, que es lo
mismo.
En el derecho personal, hay un vínculo entre dos personas, en virtud de que
una de ellas se encuentra, respecto a la otra, de dar, hacer, no hacer una cosa.
Es decir, lo que yo quiero obtener, lo obtengo a través de alguien. Se trata de
vínculos entre personas.
El titular del Dº real, es el sujeto activo respecto de su derecho. Y el sujeto
pasivo es la sociedad toda, en lo que es Dº real, porque toda la sociedad tiene
que respetar el vínculo directo que hay entre la persona y la cosa. Los
derechos reales se dice que son erga omnes, lo que significa que se pueden
hacer valer respecto de todos.
En cambio, en las obligaciones o derechos personales, el sujeto pasivo es una o
unas personas determinadas. En los derechos reales el sujeto pasivo es
determinado, acotado.
Acá sólo puedo demandar a ciertas y determinadas personas, no es erga
omnes.
Otro aspecto a considerar es que los derechos reales dan un derecho de
persecución respecto de la cosa en cuestión.
Los Dº reales son sólo aquellos que el ordenamiento jurídico señala. No hay
más que esos, a diferencia de los derechos personales, que son ilimitados.
El sistema jurídico romano, por ejemplo, concebía ciertos Dº reales, como el de
superficie y el de enfiteusis, que ya no rigen.
Los Dº reales originan acciones reales, y los Dºs personales originan acciones
personales. Ahora, las acciones reales se pueden ejercitar respecto de
cualquiera, mientras que los acciones personales sólo se pueden ejercitar
respecto de aquellas personas que por un contrato, u otra cosa, están en
condición de dar, hacer o no hacer una cosa. Por ello es que en el PF, cuando
se intenta una acción real, en la Intentio, que es donde se muestra la
pretensión del demandante, si se trata de Dº de propiedad, se dice sólo quién
es el dueño, no contra quién, en específico, está ejerciendo, por ejemplo, la
acción reivindicatoria. Por eso, sólo aparece a la Condennatio.
En las acciones reales lo que interesa es determinar que el actor es titular de
ese derecho real, ahora, la persona del demandado, tan poco interesa, que no
se señala en la Intentio, sino sólo en la Condennatio.
Para explicar los Dº reales, tenemos que dilucidar dos aspectos:
1) Cosas.
2) Posesión Fenómeno de Hecho, y no de Derecho.
De las cosas:
Los romanos usaban la palabra cosas (res) en una forma muy similar a la que
nosotros usamos, de tal manera que cosa significa lo mismo que para nosotros.
En el fondo, cualquier objeto externo es una cosa. Pero, como los romanos
eran tan poco dados a definir, nunca definieron, sino que han sido los juristas
modernos los que han intentado definir, aunque insatisfactoriamente.
Pero, para nuestro trabajo interno, de las cosas podemos decir que es todo
objeto ajeno al hombre que tiene un valor para el hombre y que,
eventualmente, puede ser objeto de apropiación.
Dentro de este concepto de cosas, distinguimos en primer lugar cosas que
están en el patrimonio, y cosas que están fuera del patrimonio (de alguien).
Pero entonces, ¿qué es el patrimonio? El patrimonio, en este contexto, será el
conjunto de bienes que tiene una persona. Lo normal es que las cosas estén
en el patrimonio de alguien, aunque hay cosas que no están en el patrimonio
de alguien, de dos formas: Las Res Nullíus, que son cosas que nunca han
estado en el patrimonio de alguien. Podemos poseerlas mediante la Ocupación
o Invención, que significa tomarlas. Y, las Res Derelictae, que son las cosas que
estuvieron en el patrimonio de alguien, pero que salieron del patrimonio de ese
alguien. Respecto a las Res Derelictae, hubo opiniones encontradas entre las
escuelas jurídicas romanas. Para una de esas escuelas, el abandono de la cosa
no significaba que, inmediatamente, se dejara de ser dueño de la cosa, en
cambio para la otra, si la abandono, sigo siendo dueño hasta que otro pase a
ser dueño.
Otra clasificación de cosas distingue entre las cosas que están en el comercio
humano, y las que están fuera: Las Incomercio, y las Extracomercium. Lo
normal es que las cosas estén en el comercio humano, pero hay cosas que
están fuera, bien por razones de derecho divino (divini iuris) o por razones de
Dº humano (humani iuris).
Los romanos tenían una concepción de mundo tan jurídica, que aun las
relaciones con los dioses eran jurídicas. Entonces, por derecho divino, están
fuera del comercio humano las res sacrae, que son las cosas destinadas al
culto de los Dioses Mayores, que son los Dioses objeto de culto público.
Ahora, por regla general, basta para que las cosas sean sagradas, la
Consecratio, que es la ceremonia religiosa por la cual una cosa que
originalmente es profana, pasa a ser sagrada.
Ahora, tratándose de inmuebles, por ejemplo un bosque (que habían algunos
destinados a Dioses), todo aquello necesitaba, a demás de la Consecratio, se
necesitaba una Ley (en sentido amplio, que puede ser una lex comicial, un
senado consulto, un plebiscito, una constitución imperial, etc.). También se
podían profanar cosas, en el sentido de que por disposición del Dº canónico
algo pasaba de ser sagrado a ser profano.
Luego tenemos las res Sacntae, que son cosas que han estado consagradas y
protegidas por los Dioses menores. Originalmente entre las res Santae estaban
los límites de los inmuebles, porque esos límites estaban protegidos por los
manis, que eran los Dioses de la familia. Y tan sagrados eran estos espacios,
que habían un espacio, que en ambiente rústico era Iter, y en ambiente urbano
es el Ambitus. Esto con el tiempo se conservó para los muros de la ciudad y
las puertas. Hay pena de muerte al violar esto.
Por último están las res religiosae, que son las cosas dedicadas a los muertos,
como las sepulturas y los jardines de cerca de la sepultura. Para que sean res
religiosae, no se necesita Consecratio, no se necesita Sanctio, que es el modo
como las puertas y muros de la ciudad pasan a ser santos, si no que basta con
que se entierre un ser humano (puede ser esclavo también).
Ahora, por razones de Dº humano, o humani Iuris, están fuera del comercio
humano las res communis ómnium, que son las cosas comunes a todos los
hombres, como es el aire, mar, cielo.
También están las res publicae, que son las cosas públicas, es decir populares,
o populicae, que son las cosas del pueblo de roma, que es el concepto que
ellos manejaba, similar aunque no tan abstracto, al concepto de Estado que
nosotros tenemos. Las cosas públicas eran las calles, las plazas, las termas. El
ager públicus (inmuebles).
También existieron las res universitatis, que son las cosas que pertenecían a la
ciudad o municipio, como las acequias del municipio, etc.
Todas las demás cosas están dentro del comercio humano. Su clasificación son
así:
Res Mancipi Fundos Itálicos, a menos que en virtud de una disposición legal
se le haya dado a aquél lugar el Ius Itálicus. Los esclavos también son res
Mancipi. Los animales que se doman por el cuello y el lomo, que son los
animales de tiro y carga. Por ejemplo una vaca, ni un toro, no lo es. También
es res Mancipi las servidumbres rústicas conocidas en los tiempos antiguos.
Las servidumbres son ciertos gravámenes impuestos sobre un predio en
beneficio de otro predio de distinto dueño. Las que constituyen res
Mancipi son las servidumbres rústicas, es decir las que se refieren a territorios
no edificados, o mejor dicho las que no se refieren a edificios. Por ejemplo las
servidumbres de paso y de acueducto. La importancia de que sea Res Mancipi
es que sólo se pueden enajenar por medios solemnes (Mancipatio e Iure
Cessio).
La In Iure Cessio es una sesión en presencia de un magistrado en la etapa In
Iure. En el fondo es un juicio abortado, porque el demandante, que es el que va
a adquirir el dominio del bien, se presenta ante el pretor reclamando aquella
cosa como suya, y el dueño que es el que transfiere, se queda callado y el
pretor termina a través de la palabra Addico dando el dominio del bien a que el
supuesto demandante ha manifestado.
En cambio las Res Nec Mancipi, se transfieren simplemente por la Tradittio.
Basta la entrega de la cosa para que se adquiera el dominio. Eventualmente se
puede usar la In Iure Cessio.
También está la diferencia entre Mueble e Inmuebles. Los muebles pueden ser
Semovientes, o no Semovientes. Y los inmuebles, no se pueden trasladar. Hay
diferencia entre fundos itálicos y fundos provinciales. En los itálicos hay
dominio civil o quiritario, mientras que en los provinciales no, al menos
originalmente.
Están las cosas consumibles y las no consumibles. Las que se destruyen al
primer uso, y las que no se destruyen al primer uso, aunque a la larga
terminan destruyéndose.
También las cosas fungibles y no fungibles. Las que se cuentan, pesan miden.
Vinculado a esto está la distinción entre cosas genéricas y específicas.
Genéricas son aquellas cosas que corresponden a un cierto grupo de cosas, y
específicas son aquellas cosas que están individualmente determinadas. Esta
distinción es importante, habiendo los romanos construido una frase genera
non pereunt, lo que significa que los géneros no perecen, o sea que si yo tengo
que entregar un caballo, y se mueren mis caballos, yo sigo obligado a entregar
el caballo. Es decir, si mi obligación es genérica, mi obligación no perece.
Genus es el género, y Corpus es la cosa específica, o Espequie.
05/08/08
07/08/08
3. Posesión Civil: La posesión civil es también una posesión ad interdicto, ya
que está protegida, y es aquella que habilita para adquirir el dominio quiritario
o civil. En consecuencia, para esta posesión tiene que cumplir con todos los
requisitos que existen para adquirir el dominio civil. Es decir, cumplir con todos
los requisitos de la usucaprio, que eran res hábilis, títulus (fundamento que
legitime la posesión), fides, possessio (posesión material), y tempus.
Interdictos:
Ciertos medios que en edicto propone el pretor para amparar esta situación de
hecho que es la posesión. Aquí ampara la situación de hecho, porque,
habitualmente el que posee una cosa, es considerado dueño, entonces el
pretor basándose en esta situación de hecho, sin meterse a fondo, es decir sin
ver si es realmente dueño o no, amparará a la persona en esa situación de
posesión. Interdicto que será bien para retener la posesión (retinendae
possessionis), para adquirir la posesión (adipisciendae possessionis), y para
mantener una cosa (utis possidetis).
Ahora, los interdictos no producen el efecto de cosa juzgada, porque se basa
en una situación de hecho, y además porque, si fulano de tal tenía el bien de
hecho, y el pretor a través de su interdicto, eso no obsta para que yo a través
un juicio pueda demostrar que efectivamente esa persona detentaba
indebidamente esa cosa.
11/08/08
La posesión ad interdicto significa que es una posesión protegida por
interdicto, y los interdictos son ciertos medios de que dispone el pretor,
basados en su imperium, para proteger determinadas situaciones. Entonces a
través de estas órdenes el pretor va protegiendo determinadas situaciones.
Hay interdictos para diversos usos. Y, los que nos interesan ahora son los
interdictos posesorios.
Hay algunos para adquirir la posesión (adipisciendae possessionis), también
hay para retener la posesión (retinendae possessiones), y por último para
recuperar una posesión que se ha perdido, en cuyo caso se llama
recuperandae possessionis.
El primero, adipisciendae possessiones. Está el interdicto Qourum Bonorum,
que se refiere a ciertas personas que se presentan como herederos ante el
pretor. Aquí no es necesario que estas personas hayan acreditado
absolutamente que ellos son herederos, sino que sólo se presentan. Y el
segundo caso de adipisciendae es el interdicto Salviano, y favorece al
arrendador de un predio rústico, para los efectos de que tenga seguridad,
garantía, de que se le van a pagar las rentas, entonces la situación es la
siguiente: Alguien da en arriendo un fundo a una persona, y entonces queda
garantizado el arrendados en el pago de las rentas de arrendamiento, con las
cosas que el arrendatario introduzca en el predio, como por ejemplo bueyes,
esclavos, maquinarias, etc. Entonces, todo ello servirá de garantía al
arrendador para que, en el caso de que no le pague las rentas de
arrendamiento, él pueda pagarse. Los bienes se llaman Invecta et illata, son
las cosas que el arrendatario introduce en el predio rústico.
Ahora, es una garantía hipotética, o teórica.
Respecto a los interdictos para retener la posesión; es cuando alguien ya está
en posesión, y otro lo está molestando en su posesión. Acá hay dos
interdictos; el utrubis que es para los bienes muebles, y el interdicto uti
possidetis, que es para bienes inmuebles. El utrubis se le otorga al poseedor,
de bien mueble, que ha sido molestado en su posesión, y el pretor protegerá a
esta persona siempre y cuando posea nec vi, nec clam, y nec precario,
respecto del contendiente.
Ahora, el pretor protegerá a aquel que, durante el año anterior, haya poseído
por mayor tiempo.
Y el Utis Posidetis, es cando el pretor protege a quien, nec vi, nec clam, nec
precario, posee, respecto de su contra parte. Con este basta estar poseyendo
en el mismo momento.
Y, finalmente, para recuperar la posesión. Aquí tenemos sólo el Unde Vi, o De
Vi (que es como “por cuanto hubo fuerza”) y Unde Vi Armata.
El primero significa que alguien ha perdido la posesión de un inmueble
mediante violencia ejercida por otra persona. Para estos efectos se puede pedir
la protección del pretor siempre y cuando no sea yo un poseedor vicioso. Hay
espacio de un año para interponer el interdicto.
El otro interdicto, unde vi armata, se otorga a quien ha perdido la posesión de
un inmueble frente a individuos armados. Y, el que reclama puede reclamar
ante el pretor aunque él haya sido poseedor vicioso. Además, este interdicto no
tiene plazo. Todo esto fundamentado en que no es conveniente que individuos
tomen justicia por sus propias manos, usando armas.
Ahora…
Dominio o Propiedad.
Ellos se refirieron con estos términos a, en principio, propiedad civil o quiritaria,
que es como la propiedad a la cual hay que recurrir para interpretar cualquier
otro tipo de propiedad.
Se llama Civil porque es del Civis, y Quiritaria porque los romanos se llamaban
a ellos mismos Quirites.
Ahora, aunque los romanos no definieron propiedad, alguna vez se dijo que era
el más amplio poder que se tenía sobre una cosa. El propietario tiene el Ius
Utendi, el Ius Fruendi, y el Ius Audendi, que es que el dueño tiene derecho a
disponer de la cosa ampliamente. La disposición de la cosa implica, o bien la
enajenación total de la cosa, o bien una enajenación parcial, en donde me
privo de ciertas facultades.
Esta propiedad es amplia. A demás, el derecho de propiedad es elástico,
porque puede estar muy limitado, pero cuando cesan los límites, el derecho de
propiedad vuelve a con sus tres características. Sin embargo, siempre tuvo una
serie de limitaciones, como por ejemplo la limitación de no enterrar muertos
dentro de la ciudad, o lo del íter y el ámbitus. (en general, los romanos
consideraron que un inmueble es rústico cuando no tiene construcción, y en
general consideraron urbano un inmueble cuando sí tiene construcción.)
También había limitaciones de vecindad, como por ejemplo, habiendo dos
propiedades pegadas, las ramas de un árbol de una propiedad pasen al predio
vecino. Pues bien, ahí el predio vecino tiene limitado su dominio, porque tiene
que soportar las ramas del predio vecino, hasta una altura de 5 metros, en
donde podía exigir que el vecino cortara las ramas, o las cortaba él. También
hay limitaciones respecto a la fruta; hay que dejar que el vecino venga a
recoger los frutos día por medio. Aunque, estaba el interdicto Glande
Legendae. Consecuencialmente, el Dº romano siempre limitó el dominio,
aunque no tanto como algunas otras naciones.
Ahora, el dominio civil o quiritario está protegido por una acción que es típica
del dominio, y es la acción reivindicatoria. Esta, viene de Rey (cosa), y vindicar
que viene de la vindicta, que era el signo de la propiedad. Esta acción es una
acción que persigue la cosa, (es erga omnes), y es la acción que tiene el dueño
no poseedor respecto del poseedor no sueño. Prueba Diabólica.
Esta acción busca que se le devuelva la cosa a su legítimo dueño.
En el procedimiento formulario no se podía pedir directamente la entrega de la
cosa, dada la técnica del mismo.
Ahora bien. El que ejerce la acción reivindicatoria debe probar que es dueño.
Esta acción es una de las acciones reales, es decir In rem, de tal manera que
persiguen la cosa en manos de quien esté.
Ahora, efectos de la sentencia que se dicta a favor del dueño:
La cosa le debe ser restituida al dueño con todos sus frutos, es decir con todo
lo que haya producido el bien, y con todas las accesiones, que es aquello que
se haya agregado al bien. Sin embargo, el Dº romano tomó en consideración
que había algunas personas que eran poseedores de buena fe, y, sin entrar en
mayor detalle en este momento, el poseedor de buena fe es bien considerado
por el Dº romano, de tal manera que, tomándose en consideración de su buena
fe, se le permite que se quede con los frutos que él haya percibido hasta la litis
contestatio. Ahora, de ahí en adelante tiene que devolverlos.
También hay normas respecto de los gastos en los que haya incurrido el
poseedor, porque efectivamente si alguien ha estado poseyendo un bien ajeno,
eventualmente ha incurrido en gastos. Bueno, en general el dueño tendrá que
abonarle al poseedor de buena fe los gastos necesarios, o sea los que son para
el mantenimiento absoluto de la cosa. Ahora, hay otros gastos que no son
necesarios, a los cuales se les llama expensas útiles, que son aquellas que sin
ser necesarias implican un aumento en el valor de la cosa, como en una
propiedad ponerle persianas. Estos gastos son abonados, o bien en lo que
invirtió en ellos, o bien en el mayor valor que obtuvo la cosa. Y por último están
los gastos que se llaman Voluptuarios, que son aquellos de lujo, como sería
ponerle espejos en el techo a la casa, estatuas o fuentes. Estos no se abonan,
pero se le permite al poseedor vencido, retirar estas mejoras voluptuarias,
siempre y cuando no destruyan el bien en cuestión.
También puede suceder que respecto de la cosa se hayan producido pérdidas o
deterioros.
En materia de esto, si la pérdida o deterioro ocurre respecto del poseedor de
buena fe antes de la litis contestatio, el poseedor de buena fue no responde, a
menos que hayan sido producidas por Dolo o por Culpa (negligencia).
Después de haber visto los distintos tipos de propiedad, pasamos a ver los
distintos modos de adquirir el dominio.
Se llama modos de adquirir el dominio a ciertos actos o hechos jurídicos a los
cuales el ordenamiento jurídico ha dado la virtud de crear, en favor de alguna
persona, el derecho de dominio.
El hecho jurídico es todo acontecimiento el cual produce efectos jurídicos. Es
una expresión de carácter genérico; cualquier acontecimiento, intervenga o no
el hombre, ocurra o no con intención, puede ser un hecho jurídico.
Dentro de este concepto amplio, tenemos que distinguir los hechos jurídicos
propiamente tales, que son aquellos en los cuales no interviene la voluntad del
hombre para los efectos de producir un efecto jurídico, como sería el
nacimiento, como sería la muerte, como sería el que un hombre tropiece y
quiebre una vidriera.
Los actos jurídicos son los actos en los cuales hay una intención del hombre de
causar un acto jurídico, como el testamento, un contrato, etc. Entonces nos
encontramos aquí con situaciones en las que el hombre quiere causar un
efecto jurídico.
Cuando hablamos de modos de adquirir a veces se trata de hechos jurídicos
propiamente tales, y a veces se trata de actos jurídicos. Y produce el efecto de
que el ordenamiento jurídico acepta que, en razón de estos hechos o actos,
alguna persona pase a detentar la calidad de dueño de una cosa. Por eso
hablamos de que son modos de adquirir el dominio, ya que alguien pasa a
adquirir el dominio.
A veces, el dominio se puede adquirir a raíz de una sucesión universal, cuando
el patrimonio de alguien pasa a tener otro titular, como sucede por ejemplo
con la sucesión por causa de muerte, cuando muere el causante entonces sus
herederos pasan a ocupar el lugar jurídico que tenía el causante. Más tarde
veremos cómo ese dominio indiviso se puede dividir entre los herederos, lo
cual ocurrirá a través de una acción de división de esta copropiedad que se ha
formado al morir esta persona.
Pero también hay ciertas situaciones que los romanos evitaron llamar sucesión,
en el cual una persona pasa a tomar el puesto de otra persona, como sería el
caso de la ad rogatio, en que el arrogado pierde el dominio de sus bienes, los
cuales pasan al arrogante, entonces aquí en realidad, a diferencia de la
sucesión por causa de muerte que pasa el patrimonio completo, en el caso de
la ad rogatio pasan sólo los bienes, mas no las deudas. Y algo similar pasa con
la conventio in manu, cuando la mujer entra a la familia del marido y, caso de
ser sui iuris, sus bienes ingresan al patrimonio del marido, mas no sus deudas.
Estos son los modos de adquirir a modo Universal.
A título singular, en materia de modos de adquirir, se distinguen los modos de
adquirir cuyo origen es el ius civile, y los modos de adquirir que son aceptados
universalmente. Del Ius Gentium.
Otra clasificación de modos de adquirir es si hay una vinculación genética del
dominio con un anterior titular. Caso de existir esta vinculación genética del
dominio con un titular anterior, se habla entonces de modo de adquirir
derivativo, como lo es la sucesión por causa de muerte, como es la traditio. Y si
no existe una vinculación genética del dominio con un dueño anterior, se llama
de un modo de adquirir originario.
Con todo, hay un modo de adquirir que depende del punto de vista en que uno
lo mire, se le podría considerar derivativo, y/o originario. Es el caso de la
Usucapio.
Empecemos con los modos de adquirir derivativos:
los modos derivativos, que implican una relación del adquirente con un
enajenante, y entre ambos existe una relación en forma tal que el Dº del
adquirente, deriva del Dº del enajenante. En estos modos de adquirir, tenemos
modos de adquirir derivativos del Ius Gentium, que en realidad es sólo la
Tradittio, o tradición, y modos de adquirir del Ius Civile, que son la Mancipatio y
la In Iure Cessio.
– Mancipatio: Modo de adquirir solemne extremadamente antiguo, incluso en
las doce tablas, y los cambios se hacían tomando como medida de valor el
cobre, lo que se evaluaba pesándolo. De ahí entonces que en la mancipatio sea
necesaria la existencia de una pesa, y como los romanos eran muy
conservadores, conservaron la utilización de la pesa para la enajenación de las
llamadas Res Mancipis, que son aquellas cosas que eran sumamente
apreciadas por los antiguos romanos, porque eran cosas útiles para la
agricultura, y entre ellas originalmente se incluían los terrenos de roma, y, más
tarde quedaron dentro de esta clasificación, cualquier propiedad inmueble que
estuviera en la península itálica. Consecuencialmente, no son res Mancipi los
que no están en la bota itálica. Después, los esclavos son res Mancipi, y la
razón es que ellos eran sumamente indispensable para la explotación agrícola.
También, los animales de tiro y carga, que se doman por el lomo, como los
bueyes, los asnos, los burros. Las vacas, no son res Mancipi. Son res Mancipi
también, ciertas servidumbres, que son las más antiguas. La servidumbre no
es una cosa corporal, a diferencia de un esclavo, fundo u animal. Es un
derecho. Sin embargo los antiguos romanos lo consideraban cosa, y este Dº
implica una carga impuesta sobre un predio en beneficio de otro predio de
distinto dueño. Está, por ejemplo, la servidumbre de paso. También la de
acueductos. Entonces, para enajenar todos esos bienes, se utiliza la
mancipatio. Esta es una transferencia ceremonial, en que, en presencia de un
librepens, que es el que sostiene la balanza de bronce, que tiene que ser
ciudadano romano púber, y de cinco testigos, que igualmente tienen que ser
ciudadanos romanos púberes, el adquirente, que se llama Mancipi Accipiens,
golpeando con una moneda de cobre la balanza de bronce, dice determinadas
palabras sacramentales, como “Afirmo que este caballo es mío según el
derecho quirite, porque lo he comprado”, y el enajenante, que se llama el
Mancipi Danss, se queda callado. A través de esta ceremonia se adquiere el
dominio civil o quiritario respecto de estas res Mancipi. La manqipatio se usa
también para obtener ciertas potestas de ciertas personas. Por ejemplo, el
marido en la coemptio, que es cuando él compra a su mujer, y la deja en
calidad de hija.
La mancipatio es de larga duración. Todavía se usa incluso en el periodo post
clásico, y sólo aparece abolida oficialmente por Justiniano, en el siglo sexto de
nuestra era.
Puede ser una servidumbre rústica, un fundo itálico, o cualquier bien mueble.
Tratándose de bien mueble tiene que ser un bien mueble susceptible de que se
pueda adquirir el dominio quiritario. Tiene que ser una res Mancipi.
Las nuncupatio son diversas cláusulas, las cuales según la ley de las 12 tablas,
tienen pleno valor jurídico. Por ejemplo yo puedo expresar la superficie del
fundo itálico que estoy enajenando.
De la mancipatio derivan dos acciones importantes. La actio Auctoritatis, y la
actio de modo agri. La Actio Auctoritatis va a servir de modelo para las
obligaciones del vendedor en la compraventa, y implica que, cuando tras la
mancipatio el adquirente se ve turbado en su posesión en razón de que un
tercero reclama el dominio respecto de aquella cosa, o reclama algún derecho
real sobre la cosa, el adquirente puede solicitar al que le he transferido el bien
que concurra a defenderlo, y en el caso en que no lo defienda, o que
defendiéndolo se pierda el dominio de la cosa, en esos casos el dueño original
debe indemnizar al adquirente con el doble del valor de la cosa. Si la pérdida
no es completa, el transferente pagará el doble de lo que se perdió. Y la Actio
de modo Agri, que es una acción derivada de la mancipatio que consiste en
que, cuando ha sido declarada a través de la mancipatio, la superficie de una
propiedad, esa superficie debe ser efectivamente la que debe tener el bien
transferido. Ahora bien, si el bien transferido no tiene la superficie que se ha
declarado, entonces el transferente al adquirente tendrá que indemnizarlo con
el doble de lo que falte de aquella superficie declarada. Esta acción es
perpetua, en cambio la actio auctoritatis sólo se puede hacer efectiva antes
que haya transcurrido el plazo para que el adquirente adquiera a través de la
usucaprio.
– In Iure Cessio.
Aunque, probablemente posterior a la Mancipatio, es muy antigua, y aparece
en la ley de las doce tablas. Esta implica realizar un acto ceremonial en
presencia del magistrado, a diferencia de la Mancipatio. Entonces, ante el
magistrado concurre el Adquirente y el enajenante, con la cosa en cuestión,
que en este caso puede ser una res Mancipi, o una res nec Mancipi, y el
adquirente manifiesta que la cosa en cuestión es suya. El enajenante se queda
callado, y ante este silencio, el magistrado pronuncia la palabra “Addico”, con
lo cual se produce la addictio, que significa que queda abandonada en las
manos del adquirente, el dominio del bien. Y procede tanto respecto de cosas
nec Mancipi, como de cosas Mancipi, a diferencia de la Mancipatio.
Es un verdadero procedimiento de Legis actio per Sacramentum abortado.
Sólo la acción reivindicatoria está relacionada con la In Iure Cessio. Que implica
que se reconozca que alguien es dueño de la cosa.
– Tradittio, o tradición.
Es un modo de adquirir derivativo del Ius Gentium. Esta es un modo de adquirir
el dominio, de carácter derivativo, que consiste en que el enajenante, o
tradente, entrega la posesión de una cosa, o permite que tome posesión de
una cosa, el adquirente. Ahora bien, la enajenación se produce por la entrega
de la cosa en cuestión, pero, como la entrega puede tener muchos significados,
se necesita en la intención del enajenante, o tradente, la intensión de transferir
el dominio, y el adquirente a su vez, tiene que tener, por lo menos, capacidad
de adquirir el dominio.
La tradittio necesita de una causa que justifique la transferencia del dominio.
Esta permite adquirir, a los ciudadanos romanos, o a los que tienen el Ius
Comercii, el dominio civil o quiritario, de los bienes muebles y de los fundos
provinciales, de modo entonces que, el que es ciudadano romano, o tiene el Ius
Comercii, adquiere el dominio civil o quiritario. Ahora, respecto de las res
Mancipi, la tradittio no es el medio adecuado para la transferencia del dominio,
de modo entonces que si se hace la tradittio de una res Mancipi, el adquirente
quedará en posesión de la cosa, no en posición de dueño.
Entre los no romanos, la tradittio va a permitir adquirir el dominio peregrino,
propiedad peregrina, que es una propiedad garantizada por el Ius Gentium.
Bien, para que haya tradición, se requiere entonces, que el enajenante otorgue
la posesión de la cosa enajenada al adquirente, originalmente se exigía la
entrega mano a mano. Cuando se trataba de tomar la posesión de un
inmueble, o predio, o bien raíz, o fundo, se requería originalmente lo que se
llamaba Circumbalatio Glebarum. Más tarde se permitirán otras formas de
tradición, como lo es la Longa manu, y otras.
La justa causa es que debe haber un antecedente jurídico que justifique la
transferencia de un dominio. Por ejemplo, la donación, entonces la donación es
la causa que justifica la entrega. Otra es la compra venta. “te hago tradición de
esto porque hubo una compraventa entre nosotros”. A esta justa causa
también se le llama título o garantía.
Se necesita en la tradición, para que opere como tal, que el que opere en la
tradición sea propietario del bien, y esto en razón de que uno no puede
transferir más Dº de los que tiene.
La compraventa es el título que justifica una obligación, que es diferente a la
transferencia o tradición.
La entrega de la cosa puede tener muchos significados, por ello es que además
de la entrega de la cosa, se necesita la existencia de una justa causa, es decir
de un antecedente jurídico que justifique la adquisición del dominio por parte
del adquirente.
Ahora, hay un modo de adquirir, que según el punto de vista según el cual se
mire, podría ser originario, o derivativo. Y este es la Usucaprio, que tiene
aspectos que nos podrían llevar a concluir diferentes cosas. Por ello es que se
le estudia aparte de los otros dos.
La Usucaprio es la adquisición quiritaria (del dominio) de una cosa corporal
mediante la posesión de esta cosa durante un periodo de tiempo. Es decir, los
fundos extra itálicos, no había usucaprio, porque no cabía ahí el dominio
quiritario. Para que haya usucaprio hay ciertos requisitos:
– Res Hábilis La cosa sea susceptible de ser adquirida en propiedad, o sea
que no esté fuera del comercio humano. Las res furtivas y las res vi possessio,
no son hábiles.
– Títulus o Iuxta Causa Se necesita un antecedente jurídico que justifique,
en este caso, la adquisición del dominio a través del tiempo. ¿Por qué estoy
poseyendo esto? Porque me lo vendieron, por ejemplo. Para los romanos, estas
situaciones que justifican, las expresaban con la partícula PRO. Entonces, por
ejemplo, estoy poseyendo Pro Emptore porque lo compré.
El título putativo es el caso en que el que está usucapiendo cree que había un
título que en realidad era erróneo.
– Bona Fides (Buena fe) Es la convicción que tiene el que está adquiriendo a
través de la Usucaprio, de no estar dañando el Dº ajeno. Esto sólo es cuando se
inicia la posesión. No obstaculiza el que, segundos después de haber
comenzado a poseer, se dé cuenta que efectivamente la cosa es de otro. Los
romanos lo solucionaron casuísticamente.
– Possessio. Hay diferentes tipos. La que se requiere acá es la Possessio
Civilis, que implica el ánimo de señor y dueño, pero implica también que haya
un justo título y buena fe. La posesión debe ser ininterrumpida. La interrupción
de la posesión se llama Usurpatio.
– Tempus. El paso del tiempo. De acuerdo a las doce tablas, un año para
bienes muebles, dos años para bienes inmuebles. La herencia era considerada
un bien mueble, por consiguiente, la usucaprio de la herencia era por un año.
Justiniano amplió esto; para los bienes muebles, tres años, y para los
inmuebles, 10 años, entre presentes, y 20 entre ausentes. Los presentes
guardan relación con un inmueble situado en la misma provincia en que se
encuentra su contraparte.
Son aquellos actos, hechos jurídicos, incluidos delitos, de los cuales nacen las
obligaciones. Las fuentes de las obligaciones fueron comentadas por Gayo en
la Insituta, en la cual dice que las obligaciones nacen o del contrato o del
delito, de tal manera que establece que hay dos fuentes de las obligaciones.
Pero en otra obra posterior suya, que se llama res cotidianea cibe aurea
(asuntos cotidianos o reglas de oro), donde él hace una modificación y dice que
las obligaciones nacen o de los contratos, o de los delitos, o de varias figuras
de causa, pero no señala cuáles son esas varias figuras de causa, y será
Justiniano, que es muy aficionado a las clasificaciones, como buen griego, y
muy racionalista, y a demás que le gusta que las clasificaciones sean dentro de
lo posible bien balanceadas, dos para un lado, dos para otro, estableció cuatro
fuentes del derecho, a la cuales se les denominó: Contratos, Cuasi
Contratos, Delitos y Cuasi Delitos.
Por último, no hay que olvidar que la res furtiva impide que, ni el
ladrón ni cualquiera que reciba la cosa del ladrón, pueda adquirir esta
por el transcurso del tiempo.
26/08/08
b) Rapina: Originalmente el robo o hurto con violencia no se distinguía
del furtum, de tal manera que originalmente el furtum podía ser con
violencia o sin violencia, pero en razón de ciertos excesos que se
cometieron con mucha violencia durante las guerras sociales de
roma, a fines del siglo 2 A.C., entonces en razón de mucha violencia
que hubo, se creó una acción que se llama la Actio Vi Bonorum
Raptorum, lo que implica quitar las cosas a quien las tiene con
violencia. Originalmente lo que se había tomado en consideración
eran bandas armadas, que eran lo que había sucedido en las guerras
sociales (lo que hoy llamamos cuatreros) que entraban y atacaban
las casa, pero más tarde la interpretación tendió a que también un
hombre solo, si actuaba con violencia, cometía este delito. No
bastaba con que estuviese armada, sino que tenía que actuar con
violencia. La acción referida castigaba al delito con el cuádruplo del
valor de lo robado, y se exigía lo que los romanos llamaron el dolo
malo, que es la intención específica de causar daño al otro. Esta
acción tiene un carácter infamante, igual que la actio furtiva.
c) Damnum Iniuria Datum: Significa Daño Causado Injustamente.
Este delito está contemplado en la Lex Aquilia de Damno, del año
287 A.C. Esta ley castiga dos conductas; primera conducta, es la
muerte de un esclavo ajeno, o de un animal cuadrúpedo
perteneciente a un rebaño, ajeno. Y la segunda situación es la de
cualquier clase de daño (no contemplado en la situación anterior
(heridas, por ejemplo)) producido a esclavos o a animales
cuadrúpedos de otro rebaño, así como daños causados a otros
animales o bien a cosas ajenas. En el primer caso la pena consistía
en pagar al dueño el máximo valor que hubiese tenido aquella cosa,
en particular, durante el año anterior. Y en el segundo caso, la pena
es el mayor valor que hubiese tenido la cosa en los treinta días
anteriores. Bueno, el daño debe ser Iniuria, o sea injusto, y se estimó
que el daño era producido injustamente cuando se comete con la
intención de hacerlo, o bien culpablemente. Esta culpa, o negligencia,
que causa daño, recibe, hasta el día de hoy, el nombre de culpa
aquiliana o extra-contractual, para diferenciarla de la culpa que se
produce en el incumplimiento de las obligaciones, que es la culpa
extra contractual. Esta acción tiene la característica de la llamada
Litis Crecencia, que significa que, en el caso del procedimiento,
que, cuando se ha dictado una sentencia y se busca el cumplimiento
de la sentencia, sea a través de la legis actio per manos Injectionem,
o de la actio iudicatii, que es la acción que hace que se cumpla una
sentencia, si el que debe de cumplir la sentencia aduce que el juicio
fue nulo por alguna razón, y pierde el juicio, entonces se produce la
litis crecencia. Ahora, aquí la litis crecencia se produce cuando el
demandado niega el hecho, entonces será condenado al doble delo
que debería haber pagado. Para que prosperara esta acción se
necesitaba que el hecho que había causado la muerte o el daño fuera
lo que se decía en esta ley “Corpore Corpori”, cuerpo con cuerpo, o
sea, si yo mato al esclavo, yo tengo que chocar al esclavo, por
ejemplo. Y, entonces, se discutió qué sucedía si por ejemplo va una
recua de burros caminando por la calle y alguien grita y asusta a los
burros, y los burros salen disparados y se caen a un precipicio.
Entonces ahí no hubo corpore corpori. Entonces, frente a esto, el
pretor concedió una acción in factum, es decir, basada en un hecho,
cual era el hecho de que se hubiesen muerto los burros, aunque no
hubiese habido el tocamiento corporal, lo que dio origen a una
casuística grande.
01/09/08
Contratos.
Más tarde se incorporará, esta vez ya por el pretor, que haya un contrato en
razón de que se ha entregado una cosa, y la obligación nacerá de la entrega de
la cosa. Así, se llamarán contratos reales. Por ejemplo el Mutuo, el Comodato,
el depósito, la prenda.
Son del Ius Gentium el arrendamiento, compraventa, sociedad, y del Ius Civile
el nexum, Stipulatio, Sponcio.
Hay otros contratos verbales más específicos como la Dotis Dictio, relacionada
con la Dote.
Esta, es una promesa solemne de dote unolocuente, que habla uno solo. Esta
Dotis Dictio sólo podía prometerla ciertas personas; la mujer, el padre de la
mujer, o un deudor de la mujer.
La fórmula en que hay stipulatio recibe el nombre de promicio dotis, y la
promicio dotis no tenía ninguna limitación en cuanto a quién podía prometerla,
a diferencia de la dotis dictio.
Otra forma de contrato verbal está constituida por una promesa de realizas
determinadas obras a favor del patrono que hace el liberto. Cuando hablamos
en su momento de la manumisión, dijimos que el que ha sido manumitido es
liberto, y el que lo manumitió es el patrón, y que el liberto tiene ciertas
obligaciones respecto de su patrono, en razón de esta libertad otorgada.
Entonces, hay ciertos compromisos que, por la sola circunstancia de habérsele
dado la libertad, el liberto tiene para con el patrón y su familia. Pero el amo,
antes de manumitirlo, le puede proponer ciertos contratos, como por ejemplo
lo de las óperas fabriles, lo que ocurría generalmente cuando el esclavo era
muy hábil en alguna materia, como la cocina. Es unolocuente, pero está
basada en un acuerdo de voluntades. Esos son entonces los contratos
verbales.
02/09/08
Hablamos de los contratos, y al respecto hemos dicho que contrato es todo
acuerdo de voluntad encaminado a producir obligaciones que va revestido de
una causa civil.
Cuando una cláusula pertenece al contrato por obra del derecho, generalmente
por obra de la ley, aunque nada se diga, se habla de que esa cláusula es de
naturaleza del contrato. La actio emptii es la que usa el comprador.
Hay que saber que se compra la cosa para que satisfaga aquella necesidad que
tiene el comprador. Si la cosa tiene un defecto oculto, conocido del vendedor y
que este no haya manifestado, se produce los vicios redidhibitorios, que son
los vicios ocultos de la cosa.
Originalmente al realizarse la compraventa, en la misma época en que se
hacían las estipulaciones dobles, se hacía también otra stipulatio en virtud de
la cual el vendedor se comprometía a indemnizar al comprador en el caso de
que la cosa tuviera un defecto o si no servía para lo que fue comprada la cosa.
Paralelamente a esto el edil curul, que era encargado entre otras cosas del
funcionamiento del mercado, en su edicto se preocupó de ciertos casos
puntuales, como el de las ventas de esclavos, y de las ventas de animales de
tiro y carga. Y entonces, dispensó una protección al comprador en estos casos,
y esa responsabilidad del vendedor se tradujo en una acción llamada acción
redhibitoria, que consistía en que, si la cosa tenía un defecto oculto que,
conocido por el vendedor, se le haya ocultado al comprador, el comprador
entonces podía obtener la restitución del precio contra la entrega de la cosa, y
para estos efectos había un plazo de 6 meses. Esta posibilidad, que
originalmente había nacido muy limitada a las ventas de esclavos y de
animales, terminó siendo efectiva de cualquier compraventa.
Podía suceder que, no siendo tan grave el vicio oculto de la cosa, al comprador
le interesase retener la cosa, pero buscara más bien que le rebajaran el precio.
Para estos efectos se le concedía la acción llamada Cuanti Minoris. Y para
ejercer esta acción tenía plazo de un año, y a través de ella obtenía que le
rebajaran el precio de la cosa manteniendo la cosa en cuestión.
Toda esta situación va a llevar ya en el periodo post clásico a que se considere
que el saneamiento de los vicios redhibitorios se considere como un elemento
natural del contrato de compraventa. Pasará lo mismo con al saneamiento de
la evicción.
04/09/08
Hablábamos de los contratos consensuales, específicamente de la
compraventa. Ahora pasamos a ver:
Existe el Mutuo Disenso, que es cuando las dos partes están de acuerdo con
dejar sin efecto el contrato.
Pasamos al
Contrato de Sociedad.
– Muerte de uno de los socios o por su capitis diminutio, y esto es así porque
la sociedad es un contrato de los que se llaman intuito personae, lo que
quiere decir que es un contrato personalísimo, o sea si yo me asocio con X,
es porque X tiene especiales cualidades.
Y la acción que existe entre los socios es la actio pro socio, que es una acción
de buena fe, infamante. Los socios gozan, para los efectos del pago de las
indemnizaciones del beneficio de competencia, que significa que pagan
hasta lo que buenamente puedan pagar, sin quedar en la ruina.
*Todos los contratos de buena fe son sinalagmáticos perfectos, pero hay una
excepción, la”
Mandatos.
22/09/08
El mandato es una ligación entre un deudor y acreedor, y mientras no pague,
el vínculo subsiste.
Los vínculos nacen de las fuentes de las obligaciones, que ya hemos visto.
Hoy veremos los contratos reales, que son los que, además del acuerdo de
voluntades encaminado a producir obligaciones, hay además de todo ello la
entrega de una cosa, y el contrato se origina por la entrega de la cosa. Y aquí
nos encontramos con cuatro contratos:
La cosa hemos dicho que debe ser fungible y consumible. Ahora, ¿quién puede
destruir una cosa? El Dueño. Entonces, la cosa que se da al mutuario se le da a
él en propiedad. Entonces, que la cosa sea consumible, implica que se traspase
la propiedad.
El mutuo tiene dos acciones para que el mutuante pueda exigir la devolución
del equivalente a lo que ha prestado, de la misma calidad y cantidad.
Hay cosas excesivas. El comodante debe hacer cargo de los gastos necesarios
del bien en comodato.
El comodatario tiene el uso de la cosa, y este uso por parte del comodatario ha
de ser de acuerdo a la naturaleza de la cosa prestada, o sea, si yo te presto un
auto para pasear, es para eso, no para que lo lleves a la feria y lo cargues con
chanchos. Y, el mal uso de la cosa constituye un delito, el Furtum Usus. El
comodatario tiene que custodiar la cosa, conservarla, y en esto de la
conservación de la cosa los romanos, aunque nunca dieron una norma general,
para ver la responsabilidad que frente a la eventual pérdida o deterioro de la
cosa tiene una persona, en este caso el comodatario, ellos tomaron en
consideración a quién aprovecha el contrato. Y, en este caso es el comodatario.
Entonces, si él se beneficia, él debe cuidar prolijamente el bien en comodato. Y
a este tipo de cuidado se dice que tiene que responder de la culpa leve (más
adelante levísima), lo que quiere decir que saldrá responsable del comodante
hasta de lo más mínimo. Respondía de la culpa leve en abstracto, que
significa que responde por cualquier deterioro o pérdida de la cosa, debiendo
de haber usado en aquella cosa aquel cuidado que un ideal padre de familia
romano, o sea cuidadoso, diligente, cumplidor de sus obligaciones, sino, tendrá
que indemnizas al comodante. Y, obviamente no responde por casos de fuerzas
mayores o fortuitas.
Depósito:
Todo lo hablado es del depósito regular. Pero hay ciertos depósitos que tiene
una determinada regulación:
• Depósito Irregular:
• Secuestro:
27/10/08
Suseción intestada o abintestato.
Acá la ley señala quiénes son los que van a suceder al que fallece, y por esto
se le da también el nombre de sucesión legítima, en el sentido de que la ley es
la que está señalando cuál es la manera de suceder.
En este aspecto hay que distinguir la sucesión establecida por el Dº civil, que
es una sucesión basada en la familia agnaticia, de la sucesión que el pretor va
a ir señalando en su edicto, la que, en su comienzo sin separarse de lo
agnaticio, va incorporando lo cognaticio.
Ahora, las hijas que han sido dotadas por el padre, ellas deben hacer la
colación de la dote, toda vez que con el paso del tiempo se llegó a considerar
que, normalmente aportada por el padre, era bien de la mujer, resulta que el
padre en vida ha hecho un sacrificio, pero esos bienes después van a volver a
su hija, una vez que muera el yerno o que la hija se divorcie, de tal manera que
a la larga va a resultar que esa hija va a quedar mejorada respecto de sus
hermanos, pero eso era injusto, y se determina que haga dote.
Con el paso del tiempo, se eliminará el ius liberorum, bastando con que sea
madre solamente, y así tiene el derecho a suceder abintestato a sus hijos. Y,
en forma similar pero de forma contraria, en forma del emperador Marco
Aurelio, (gladiador), se dicta un senado consulto llamado orficiano, que
establece lo contrario, o sea que los hijos heredan abintestato a su madre
excluyendo a los consanguíneos y a los otros agnados.
El tercer orden de sucesión llama a los medios hermanos, es decir por el padre,
a los cuales se les llama consanguíneos, o a los de la madre, llamados uterinos.
Ahora, si no hubiese ningún pariente, ahí se dice que la herencia está vacante,
ya que no hay herededor, y hereda el pópulus romano, pero sólo en cuanto a
los bienes, no se hace cargo de las deudas.
Pasamos ahora a la
Susesión Testamentaria.
Las costumbres de los romanos hacían que el sistema favorito haya sido el
sistema de herencia testada, herencia testamentaria, toda vez que por
costumbre se consideraba una verdadera desgracia que no pudiera disponer
de sus bienes. Lo corriente era que un romano a los 14 años ya testaba.
El testador, tiene que tener lo que se llama testamentii factio activa, que es
la capacidad para testar. Y los que van a recibir algún bien, van a tener que
gozar a su vez de la testamewntii factio pasiva.
La activa implica que el que otorga el testamento sea ciudadano romano sui
iuris, entonces el extranjero no puede otorgar testamento, y los aliene iuris
tampoco, y los latinos julianos tampoco. Tampoco pueden hacer lo las mujeres
sui iuris, pero eso es originalmente, ya que en tiempos de Adriano y por miedo
de un senado consulto, se les permitió a las mujeres ingenuas que tuviesen 12
años, testar con la autóritas de su tutor. Los impúberes no pueden, el loco
tampoco, y el ciego sólo si cumple con ciertas formalidades.
Después, carecen de la pasiva las personas inciertas, que son aquellas que no
son conocidas por el testador (pópulos y personas desconocidas). Después se
permitió que el pópulus y la iglesia y el municipio se instituyeran como
herederos.
Después, los casados sin hijos, sólo podían adquirir por causa de muerte la
mitad de los bienes que le corresponderían, y la otra parte se volvía caduca.
Y en el caso de las mujeres se exigirá el Ius Liberorum, que significa que las
mujeres que tienen derecho de heredar son las ingenuas que habían tenido
tres hijos, y las libertas que habían tenido 4 hijos.
De su contenido:
Debe tener por lo menos la institución de heredero, institución que tiene que
ser asertiva, es decir implicar una orden, imperativa.
Ahora, no sólo puede ser una persona, sino que también a varias personas,
caso en el cual cada uno de estos llevará una parte de la herencia, tanto en lo
positivo como en lo negativo. Ahora, la institución de heredero puede ser pura
y simple, o sujeta a condición, pero no puede ser a plazo.
Más tarde, la apertura se hará ante un juez, el que procederá a lo mismo que
hemos visto.
La formal es que, si bien es cierto que el páter tiene amplia libertad para
instituir herederos o para desheredar a sus hijos, pero lo que no puede hacer
es no nombrarlos. Él puede desheredar a todos, pero está sujeto a una
formalidad. En el caso de los hijos que están bajo potestad, hombres, el padre
tiene que, si quiere desheredarlos, tiene que hacerlo nominativamente, es
decir, uno por uno. Y si no lo hace así, el testamento es nulo. En cambio, para
los demás herederos, los puede desheredar en bloque.
En el caso de los póstumos, es decir los que nacen después de que muere el
padre, técnicamente son personas inciertas, y se decía que el padre tenía que
instituir herederos o desheredarlos, pero no los podía no poner, de tal manera
en que en el caso de que el padre no supiera que la madre estaba
embarazada, se rompía el testamento, en el sentido de que quedaba
invalidado.
28/10/08
Hemos visto la sucesión intestada en primer lugar, y la sucesión testada en
segundo lugar, y en este último aspecto nos hemos referido a los diversos tipos
de testamentos, primero los del ius civile y más tarde los aceptados por el
pretor. Luego hablamos de cierta forma de sucesión contratestamento, y nos
referimos a ciertos casos en los cuales el testamento, o bien no logra sus
efectos en absolutos, o bien se le acepta en parte, y dijimos que había dos
tipos de sucesión contratestamento, una formal basada en criterio de forma, y
otra material o sustancial.
Ahora pasamos a la
Adquisición de la Herencia.
Herederos necesarios.
Son aquellos que sí o sí aceptan la herencia, por ministerio de la ley. Aquí nos
encontramos con los herede sui et necesarii, que son los que están usando lo
que el padre tenía en vida de él. Estos herederos suyos y necesarios, son
herederos automáticos, o sea no pueden desestimar la herencia. Ahora bien,
cómo esta situación podía ser muy negativa para ellos, porque de repente sin
decir si aceptaban o no iban a quedar obligados a concurrir a las deudas del
causante, entonces se creó un medio para evitar el pago de las deudas, el ius
abstinendi, que era abstenerse de la herencia, lo que significaba que ellos
pueden no tocar los bienes hereditarios, y si así lo hacen quedan excluidos de
las deudas.
Existen también los herederos necesarios, que son esclavos que el pater
familia cuando ve que su situación económica es precaria, y ve que existe la
posibilidad de que se vendan los bienes hereditarios a través de acciones que
se ejerciten en contra de sus hijos, que serán sus herederos, y sabemos que la
venta del patrimonio traía consigo la infamia, entonces este páter viendo su
estado calamitoso económico, constituye un heredero que es su esclavo, y él
no puede ni siquiera abstenerse, y él tiene que responder de las deudas.
Con el paso del tiempo, se le va a permitir como gran cosa a este liberto que
pueda conservar algo para su mantención.
Y, los demás herederos son voluntarios o extraños, y respecto a ellos se
requiere que ellos manifiesten su voluntad de aceptar o repudiar la herencia,
en razón de lo que ya se ha dicho tantas veces, que es la confusión de los
patrimonios, y al producirse esta, si había muchas deudas en el patrimonio del
difunto, el heredero va a tener que asumir esas deudas, porque la norma
romana era que el heredero asume las deudas aun más allá de las fuerzas de
la herencias (ultra vides hereditate). Y de ahí entonces la importancia de que
haya una manifestación de voluntad del heredero acerca de si acepta o no la
herencia.
La herencia se acepta por ejemplo por la pro herede gestio, que significa
gestión de herederos, y es, desde que alguien actúa como heredero, se
entiende que ha aceptado la herencia. Se trata de una aceptación tácita de la
herencia. Pero también existió una aceptación expresa de la herencia, que el
testador podía imponer al heredero, y que incluso se podía fijar un plazo para
que declarase si aceptaba o no la herencia, y ese medio es un medio solemne,
y se llama la cretio. Lo corriente era que se fijase un plazo.
Y respecto del loco, la opinión más corriente entre los juristas clásicos era la de
que el curador del loco no podía aceptar una herencia, aunque había juristas
que estimaban que correspondía al curador aceptar la herencia para el loco.
El que acepta la herencia tiene que tener capacidad para heredar, que se llama
Testamentii Factio Pasiva. Esta se debe tener al momento de ser instituido
heredero, al momento de fallecer el causante, y al momento en que se acepta
la herencia.
*Herencia Yacente.*
04/11/08
A medida que pasaba el tiempo, la herencia yacente pasó a ser cada vez más
lo que llamamos una persona jurídica. Incluso un jurista del periodo clásico,
llamado florentino, dijo que la herencia era como una persona.
– Legado Praeceptionem (legado por adelantado) Este legado hizo que los
juristas tuviesen distintas posiciones respecto de él. Para los sabinianos este
legado sólo cabía respecto de herederos. Y, significa que, antes de que se
produzca la partición de la herencia, el legatario recibe determinados bienes.
Diversas leyes limitaron qué y cuánto se podía dejar como legado.
Lex furia testamentaria: prohibió que alguna persona pudiese adquirir por
legado una suma superior a mil ases.
Lex Voconia: Prohibió que las mujeres de cierta posición social y económica,
más alta, pudiesen ser herederas. Esta misma ley estableció que ningún
legatario podía adquirir más que lo que recibían los herederos, pero esto era
fácil de burlar.