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Ediciones del tábano, año I.

nº3 Revista trimestral de literatura

Vuelo del tábano


Tábano: díptero de cuerpo grueso y color brillante,
que pica a los bóvidos y al hombre.

Digamos, entonces, que si el tábano pica a los bóvidos y al chupando una hebrita de canela en rama.
hombre, podemos suponer sin miedo a equivocarnos que picará Los hombres bóvidos a menudo odian a aquellos molestos
también a los hombres bóvidos; y esto, claro, a los hombres bóvidos tábanos, pero no pueden dejar de pensar en la actitud arrogante y
no les satisface. A un hombre bóvido no hay cosa que le irrite más segura de éstos cuando dicen, por ejemplo, que el Himalaya no es
que una picadura, y no es por la erupción cutánea ni por el escozor más que un granito de arena en el universo. Por eso, a veces, los
que le sigue, es más bien otra cosa: hombres bóvidos miran al suelo y
a los hombres bóvidos no les piensan... y en ocasiones se
agradan los cambios, tienen convierten en hombres ánimos,
siempre miedo y sólo se calman si pero otras muchas lo hacen en
se les acaricia el lomo con mimo. hombres cínicos u hombres
No sólo hay hombres trístidos y casi siempre se contentan
bóvidos. Hay hombres mónidos, condevorarunoscuantoshombres
hombres cínicos, hombres rápidos, mónidos y tratar de demostrar así
hombreslóbidos,hombressólidos... que tampoco ellos tienen miedo.
incluso hombres ránidos, más Ante estas demostraciones los
conocidos como buzos y que viven hombres ánimos responden
a caballo entre el mar y el cielo. riendose del ridículo poder de los
Quizá los que más se hombres bóvidos, mientras éstos
alejen (en su particular forma de tratan de hacerles la vida imposible
entender el mundo) de los hombres contodosuempeño.
bóvidos sean los hombres ánimos, Como siempre pasa, los
que tienen reflejos brillantes en los hombres ránidos, ajenos a todas
ojos y en ocasiones jaqueca. A estos estas cuestiones, no suelen decir
últimos a veces también se les nada demasiado alto y se
llama, casualmente, hombres zambullen, contentos, viviendo a
tábanos; pero esto ocurre sólo de caballo entre el mar y el cielo.
cuandoenvez.Loshombresánimos
dicen no tener miedo y se complacen en picar a los hombres bóvidos
y escandalizarlos. Sin embargo, a fuerza de ponerse animosos, Nota: De las mujeres esdrújulas -las lánguidas, sórdidas,
pueden convertirse en hombres áridos y esto resulta muy triste, prístinas... –nada dice la definición primera de la que partimos. ¿Cabe
porque algunos no se curan nunca. Otros, afortunadamente, sanan suponer que son inmunes a las picaduras del tábano?

Ediciones del Tábano- c/Deportista Vicente Pastor nº1, Alicante, CP: 03006
e-mail: editabano@hotmail.com
ÍNDICE
Nota Editorial ________________
________________pág. 1 Sección temática. Literatura y
Juanma Agulles copromiso
Decálogo para no estrangular palabras,
Taller de textos Quirón Herrador__________________pág. 11
Paco Alonso: Decisión de fuga, de regreso,
Lluviosamente sucio Menelo Curti____________________pág. 12
Sensaciones Llamada, Menelo Curti_____________pág. 12
Lo que digo ______________________pág. 3 El armadillo canalla,
Juanma Agulles__________________pág. 13
Menelo Curti Arte poética (el compromiso del poeta),
Luna Baja Paco Alonso_____________________pág. 14
De otro tiempo____________________pág. 4 Poema, Quirón Herrador____________pág. 14

Juanma Agulles: El sótano. Juan Carlos Onetti


Las ventanas_____________________pág. 5 Decálogo más uno, para escritores
Quirón Herrador: principiantes, J. C. Onetti__________pág. 15
En breve y ardiendo_________________pág. 6 Alrededor del humo, del silencio, siempre
Onetti, Menelo Curti______________pág. 15
Cartas Recibidas____________pág. 7 Asedio Colectivo a Onetti.
Entrevista______________________pág. 16
El infierno tan temido,
J. C. Onetti__________________pág. 20

COLABORAMOS (desde la redacción de las notas y escritos, hasta en el diseño,


maquetación y encuadernación de cada uno de los números):

Juanma Agulles, Menelo Curti, Paco Alonso, Quirón Herrador,


Maricarmen Grau, Germán Yujnovsky, Gabriela Jeifetz.

Ilustración portada:
Germán Yujnovsky.
Ilustraciones de Las ventanas:
Cris.
Caricatura J. C. Onetti:
Leo.
(leosarra81@hotmail.com/645-584642)
Estos trabajos han sido leídos y comentados durante las reuniones literarias de nuestro grupo, que tienen
lugar los viernes a partir de las 22:00 horas en la calle Deportista Vicente Pastor Nº1 5ºD, Alicante.
Aprovechamos para invitarte a compartir con nosotros
alguna charla literaria: ven cuando quieras.

LLUVIOSAMENTE SUCIO Esta tarde de lluvia SENSACIONES


me he quedado sin sueños,
Esta tarde de lluvia me he quedado sin hojas, A veces siento como que las cosas
me he quedado sin sueños, casi en los mismos huesos. me están golpeando infinitamente,
me he quedado sin alma Yo fui como los árboles físicamente, cómo avanza el daño
y sin ningún recuerdo. verde hasta los cimientos, en el lado izquierdo de mi respiración.
Yo recuerdos tenía, alto como es el día, A veces siento que la estructura
pero fue en otros tiempos. puro como el silencio. de mi ojo y de mi vértebra
Llueve sin esperanza Ya el silencio no existe, y la telaraña de mi mano, oblicua
sobre árboles viejos. hay un rumor intenso queda en el golpe helado
Ya desesperanzada de lluvia en los tejados y cómo crepita el hueso
está el alma, y la siento que cae sobre mi cuerpo. y el sudor y el semen
como quien no la siente, Que cae contra mi sangre, o la vena asustada
la sufro desde lejos. mis venas, mis alientos. en la hondura de mi desesperanza.
Llueve como lluvia, Que he quedado lluvioso, A veces voy recorriendo
como cae en los espejos lluviosamente seco, los horrísonos sótanos
la sombra de los vivos, lluviosamente sucio, con mis melancolías y mis preguntas
la actitud de los muertos. lluvia ya en mis adentros. y mis siglos de adobe
o mi dolor de sílice.
A veces siento que una gota
de lluvia o de cansancio
LO QUE DIGO o una hoja llovida o un fragmento
de nieve en mi horizonte
Oigo las voces y las palabras y me está dañando de aspereza
el ruido de la noche y el tremendo alarido y de inquietud el pozo
de la sangre en mis venas y el esfuerzo del mar de mi respiración.
y la desesperanza y el habitado grito.

Oigo el sí y oigo el no, y la selva y la lluvia Que aquí, sobre la tierra y contra el mar, me agoto
y a las gentes que sufren detrás de las ventanas; con todas mis costumbres y anhelos y apetitos,
escucho lentamente los quejidos del viento, con sudores, desganas e inquietudes y sombras,
la furia que me habita, mi pasión desbocada. inmensurable y terco y agónico en mi instinto.

Oyendo las palabras y blasfemias que vienen, Y así me dilapido como hombre y deshago
con el clamor que entraña el soterrado frío, todas mis asperezas y cicatrices largas
y el hueco que en las venas disipa el firmamento y mis raíces frías y profundas y el tiempo
o la desoladora huella de los olvidos. de todos mis insomnios, y lo que venga o vaya.

Que aquí me estoy dejando cuanto fui y lo que soy, Que siento las palabras del hombre y de la tierra,
que aquí me estoy perdiendo mucho más que palabras: y todo lo que habita mi espejo y laberinto,
virus y sangre y trozos astillados de hueso, luchando en el silencio y en la tiniebla con
y lágrimas y ácidos y óxidos y entrañas. mis íntimas crueldades, y mi propio infinito.

Poemas de Paco Alonso


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Taller de textos
Luna Baja Menelo Curti

Quiero hablarte, no sé, se me ocurre ahora, de la luna baja de esta noche, de ese redondel despierto
que se entrevera con los árboles, que parece deshacerse entre sus ramas, pero que en realidad está tan lejos...
O tal vez no tanto, al menos hoy no tan distante, y es cierto que lo rompen los ramajes.
Quiero hablarte de esa gota rasa antes de que la engulla la sombra como a todo; hablarte del silencio, de su
manera de caer sin espamentos.
La noche es, como cualquier otra, medio azul o medio sucia, y llegan desde todos lados ráfagas de dudas
y de viento; yo las recibo, se enredan en mi pelo o se sumergen por los agujeros de mis suelas, y después se
quedan recorriéndome los huesos, habitando ese remanso que yo llamo esperanza pero que tal vez no tenga
nombre.
Quiero hablarte de la luna baja que rasguña el lomo de los cerros, contarte que parece enana y a la vez
inmensa, gigantesca y de sal, de leche, de misterio.
No sé muy bien por qué, pero la tengo contra el rostro, cerca de los ojos, quizás adentro, y siento ganas de
decirla, de nombrarla y asegurarme de que ahora, mientras vienes a mis versos, la creas como al hombre, como
a la huella que persigue hasta abismarse.
Hay también, debajo, calles, piernas, bullicio, olores, miedos... Pero no me importan, no voy a contarlos,
no quiero que se sumen a este viaje que sólo intenta poner una luna en tu momento, en este instante que es ahora
y que no puede escaparse de sí mismo, que no vuelve, porque no va a ninguna parte, simplemente pasa, existe,
y se deshace.
Y mientras, la luna sigue ahí, vibrando, repitiéndose tal vez en multitud de charcas y de mares, pegándose
a las gotas que deben llover en algún lado, pero baja en mi paisaje, cercana, recostándose en el límite de montes
y ladridos que a esta hora tiene el mundo.
Quiero que la veas, que la tengas, que ni la soledad ni los abrazos te impidan recibirla, que sepas que en
una noche de un tiempo que ahora mismo no nos interesa la luna anidó bajo, que estuvo ahí, caliente, rozando
la quietud de un hombre, llenándole los ojos, el silencio, las palabras.

De otro tiempo Menelo Curti Alguien dijo una vez


que yo me fui de mi barrio,
pero cuándo, cuándo,
si siempre estoy llegando.
ANIBAL TROILO

Fijate vos que yo sé que debe seguir estando, allá por lado, apoltronada en su butaca como en un último remanso.
la barriada, donde los sauces son más altos que las casas, esa Dejate de embromar, si te molestan mucho andá
calle de pedregullo tan poceado, donde los gurises* les tiraban pa’dentro, que a esos bichos no los espanta ni el demonio
pedradas a las nubes, donde yo era niño, y también cazaba tendrá que contestarle el viejo Souza, mordisqueando su
nubes. cigarro, convidándole tabaco a las
Fijate vos que debe seguir palabras.
estando, igual que siempre, con los Y la calle ahí, adelante de ellos, con
bordes desparejos y las veredas de pasto el polvo vencido por el agua que habrá
y barro seco; los perros ladrarán, yo casi saltado a chorros de las casas, a chorros
los escucho, a los que pasan distraídos, como la noche que habrá venido a
con un silbido colgado de la boca o chorros de los montes, a chorros de los
silenciosos, sin nada que silbar... Y deben hombres que irán volviendo por la
seguir pasando, a pesar de los cachorros, calle, la calle que vuelve de los campos.
tienen que pasar e irán pasando, con ese ¿Cómo anda, don Souza, tan
andar entre cansado y ausente que mueve buenos los amargos? le preguntará
a los hombres ya cerca del campo. alguno de pasada, sin pararse, curvando
Y al atardecer las sillas en las las cejas hacia el cielo, hacia su sudor
puertas y el mate** amargo y charla Diego Rivera y el de las nubes.
mansa, mientras el sol se va agachando entre los espinillos Supongo la respuesta que le soltará el viejo malcarado,
flacos, sedientos. ese silencio largo que le salía de las vísceras, que le seguirá
¡Hacé un poco de humo, que nos devoran los saliendo para apabullar a los baqueanos cuando quiere estar
mosquitos! debe pedir medio nerviosa la del almacén de al tranquilo.
Página 4 La sombra, el pedregullo, don Souza y los mosquitos,
Taller de textos
su mujer metiéndose en la casa, los cuerpos regresando, el cansancio, alguna charla, el anochecer verdoso; pero la calle sobre
todo, la calle que una vez yo fui pisando hasta alejarme, hasta no verla, la calle de los pozos, la de los charcos tras la lluvia, la que
una mañana me separó de los gurises, de la infancia, de ese tiempo que ya es otro, que no quiere que regrese, que le mostró
distancia a mis pasos.
*Gurí: en algunos lugares del Río de la Plata, niño.
**Mate: Infusión de yerba que se bebe, por lo general, en una calabaza.

Las ventanas Juanma Agulles


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Quisiera dedicar una mirada al paisaje que se abre ante mi ventanal, desierto de antenas, cables y cemento.
Quisiera hurgar un rato en la herida abierta por la visión de los balcones ajenos y las terrazas ante mí desnudas.
Y, sin embargo, en esta ciudad al norte del desierto, el sol lo inunda a veces todo de una manera tal que sucumbe
la voluntad ante el calor de las horas muertas. El sol blanco que impone el silencio a las piedras, que todo lo
detiene y fija el paisaje con una textura como de arena. En ese espacio la mirada que dedico se pierde en la
desgana, muere con ella la vida de un observador distante, que ante la visión de la maraña urbana se siente
pequeño y dependiente. Los toldos verdes que descansan sin que la
brisa (huida estos días ya por siempre) los estremezca; la tela asfáltica
que recubre las terrazas y absorbe el calor al mismo tiempo que, de
algún modo, lo desprende... todo me llena de apatía. Me ocurre en
estos lugares que la soledad se me vuelve pastosa y empapa todas mis
conjeturas. Allí donde veo girar la hélice exterior de un aparato de aire
acondicionado, represento para mí la imagen de una habitación vacía,
fresca y luminosa que alguien abandonó sin tiempo para desconectar el
artefacto. No la imagino con gente, con vida. E igual me ocurre con las
antenas y los cables que penetran en las casas hasta los televisores. Ahí
me imagino los colores que vierte el receptor hacia una habitación vacía
y oscura, aquella de las persianas bajadas, donde entre el polvo y las
telarañas se acumulan los días de un cadáver centenario.
Toda la vida, en fin, se me antoja inútil bajo este sol blanco que
cubre el desierto humano que contemplo, tanto por fuera como por
dentro, en estas horas desesperadas que consumo antes de que llegue
el momento exacto y decida, de una vez, emprender ese vuelo definitivo que tanto anhelo y que terminará al fin
con estos días de soledad y hastío.
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Quisiera saber qué hace ese tío ahí todas las mañanas. Se asoma a su ventanal y se queda extasiado
mirando al vacío, hablando solo. Gesticula y de repente saca un cuaderno y toma notas. Menudo tío raro.
Muchas veces va sin camiseta, porque este calor es insoportable, y yo soy afortunada por tener aire acondicionado
en casa, pero seguro que él no tendrá y se volverá loco con las ventanas cerradas. Como sólo le veo de cintura
para arriba cualquiera sabe si no está desnudo y se está masturbando mientras mira a la calle. A veces me quedo
observándolo un rato entretenida, sin que él me vea. No debería perder el tiempo así porque tengo mucho que
estudiar si quiero sacar la plaza el año que viene, pero no puedo evitar pensar que detrás de ese cuadro inquietante,
en esa concentración ausente, se esconde una práctica egocéntrica y madura.
Tanto opositar me está volviendo una amargada y una salida. El calor hace que me suden las ingles y
entre tanta filosofía platónica y tanto Eterno Retorno me tomo de vez en cuando un descanso y deslizo mis
dedos bajo los pantalones cortos para dejar fluir la imaginación y las ganas. En esos momentos, amparada en mi
posición privilegiada, observo al tipo del octavo que continúa ahí enfrente, con el torso desnudo y la mirada
perdida. Pienso en sus manos por momentos inquietas y otras veces sospechosamente desaparecidas más abajo
del marco de la ventana y el ombligo. Llevada por el momento me sorprendo amplia y mojada, como si, con
independencia de mi mente, algo reclamase la atención que el sexo se merece. Entonces me desprendo
definitivamente de los pantalones cortos que se amontonaban ya en los tobillos y me dejo hacer por mí misma,
con la práctica que me acredita. Me tenso como un arco contra el respaldo de mi silla de escritorio, haciendo
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Taller de textos
fuerza con los pies en la pared, sin perder de vista la silueta de mi
compañero improvisado; disfruto del onanismo telepático mientras me
hundo en mí. Llego a tal estado de tensión que me parece quebrarme,
mientras la humedad ya empapa parte de mi asiento. Casi parece que
me elevo en un momento, impulsada por una fuerza desconocida,
haciéndome tan amplia y honda que devoraría todo el mundo y lo
atraparía en mi pálpito de dulce jugo. Ya llega, viene como en oleadas de
inmensa vida, me vuelve loca y me hace traspasarme más allá de la piel.
Antes de que ocurra quiero verlo por última vez, en su ventanal,
contemplando las terrazas y los balcones, como hace siempre, en el
marco de su cuadro inquietante. Me esfuerzo, me diluyo, me deshago
mientras él, mi amor tras las ventanas, abre con tranquilidad dejando
entrar el aire (por primera vez en tanto tiempo), desaparece por un
momento hacia el interior de su casa y después de tomar la adecuada
carrerilla, de un salto, abandona su marco y emprende el vuelo hacia
este hueco inmenso que tengo entre las piernas y que espera acogerlo para siempre.
*Dibujos: Cris

EN BREVE Y ARDIENDO QuirónHerrador

Empieza en silencio. Un dedo aquí, otro allá, otro más que ya los ha visto ir, y luego se encuentran y es la mano. Luego la mano se va
deshaciendo y es otra vez palma, llanura que es luego valle, monte de venus, cauces que confluyen y se separan y van peleando
amigablemente hasta abrazarse en una letra, que dicen que es Muerte, pero que quizá sean dos letras invertidas, jugando a hacer el
pino o dando volteretas: Vida, Vida. O quizá no sean más que esa única letra, que es Mano. O quizá no sean más que esa única letra:
Más. Luego es más y el meñique va dejando de serlo al sumarse a los otros: ya tiene voz, ya tiene tacto. Es más, y el anular va afirmando,
avanzando, gritando con el corazón de su lado, y el índice alzándose y abriéndole a la vista caminos que palpar en busca del gordo, el
solitario gordo, el gordo libre y libertino y siempre apartado, siempre opuesto, siempre carcajeado hasta que es necesario como ahora,
suplicado como ahora por la inclinación de los otros, besado hasta construir el infinito encirculador, el poder conjunto de agarrar, de
sujetar cualquier cosa que quepa en su universo.
Puede ir deslizándose, en memorizada ceguera, por entre los velos del aire desnudo. Puede conjurar la mutación y ser primero
hojarasca traviesa en lugar de yemas; divertidos remolinos a capricho del simulado viento, electrizando la planicie de la piel, buscando,
preguntando por el jardín donde crecen el rizado musgo y el árbol solitario. Puede ser hojas arrastrando ramas, y no dedos, anhelantes
ramas estirándose y encogiéndose, acercándose al árbol que el calor ya va amaneciendo. Puede ser hojas arrastrando tallos, serpentinos
tallos que ya burlan los rizos, que ya van arrastrando el Mundo o el Vivo Valle y encaramándolo al árbol que despertando los recibe,
enredándosele, trepándole el roce hasta conquistar la copa pacíficamente. Luego otra vez la magia y entonces hormigas, marabunta
de hormigas cubriéndolo y recorriéndolo permitiendo respiración sólo en el extremo de cielo, allí donde no hay corteza. Arriba y abajo
desfile de los cinco batallones de la marabunta, luego bocanada de ansiedad y arriba y abajo paso ligero, prisa, y el árbol ya se enerva,
ya estría la corteza rebelándose, luchando, contestando, y entonces ya no más tacto, no más contención, y ya la marabunta es guerra
de agigantadas reinas hechiceras que estallan el negro hasta ser panteras rugiendo ráfagas arriba y abajo arriba y abajo, hambrientas
de arriba y hambrientas de abajo, violentando el tronco, rugiendo el temblor que ya desciende hasta la raíz y hasta la subterránea
entraña, y es terremoto y aliento rajando pulmón y subiendo a fuego, empujando hirviente savia hasta que el tronco es montaña, hasta
que la copa es cráter y estornuda los blanquecinos chorros de magma.
Algunas otras veces sólo un dedo, no importa cuál, puede dibujar caricias, delicadas fronteras de tacto sobre desconocidos paisajes.
Algunas otras veces sólo un dedo, no importa cuál, puede abandonar la mano y cartografiar los eléctricos hallazgos. Algunas otras
veces sólo un dedo (¿y qué importa cuál?) puede navegar por el húmedo cauce de unos labios, míticos y ocultos labios de noche y de
púbico rayo, que profetizaron su llegada y la predicación del orgasmo.

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Hay miles, miles, miles de cartas que no hemos recibido todavía. Hay miles de cartas que están aún
sin escribir, aún dormidas, aún esperando que algún fogonazo estalle en la bombilla y derrame sobre vuestro
escritorio un aguacero de luz y voluntades.
Hay miles de cartas que no hemos recibido todavía. Sabemos que a menudo, leyéndonos en algún
poema, en algún relato, en algún artículo, sabemos que a menudo... pero el escritorio vuestro todavía a oscuras,
todavía sediento, todavía esperando la lluvia de palabras, de respuestas, de preguntas.
Hay miles de cartas que no hemos recibido todavía. Y tenemos la certeza, o la intuición, o el deseo, o
quizá sólo estos excesos que nos permite la esperanza, de que sabéis para qué sirven las palabras, de que sabéis
que aún sirven, que aún no están del todo muertas. Tenemos la
certeza, o esa otra cosa que nos queda, de que sabéis cómo jugar
a las palabras, cómo jugar a creernos, cómo jugar a mentir para ir
creando las verdades poco a poco.
Hay miles de cartas que no hemos recibido todavía. Pero
una vez un poema, Encarni, un poema saltando de tu mano a la
mía; sin sobre, sin sellos, sin distancias, como una carta sin
intermediarios. Y la posibilidad de la respuesta, la confianza de
la respuesta, la libertad o la correspondencia de devolvértelo con
un comentario, con una crítica llena de razones, de ladrillos, de
motivos con los que poder construir algo. La crítica a veces no es
bien aceptada o bien entendida. Éste no fue el caso; eso sucede
sólo cuando el criticado no sabe escuchar, o cuando el que critica
no se toma el trabajo que se necesita para construir con
argumentos. Y el leer literatura, como el escribirla, es sólo posible
mediante la acción creadora, es sólo posible cuando se tiene la
voluntad de construir algo, bien con palabras propias, bien con
las ajenas.
Hay miles, miles, miles de cartas que no hemos recibido
todavía. Pero una vez una carta, Taga, un abrazo, un sobre caliente
preñado de renglones y palabras; un sobre cerrado haciendo tic-
tac tras la ranura del buzón, un sobre sellado haciendo tic-tac bajo la piel garabateada del remitente, un sobre
haciendo tic-tac, tic-tac, tic-tac, amenazando con explotarnos en las manos y decirnos algo, mucho más que
algo: que estáis al otro lado, que no hay muros ni silencio posible; que el grito, el rayo, o una tormenta de
versos y palabras basta para derribarlos.
Hay miles, millones, quién sabe cuántas cartas, que no hemos recibido todavía. Y podríamos publicar,
si fuéramos soberbios, todas esas cartas que no hemos recibido, llenar la revista con páginas y páginas y más
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páginas completamente en blanco, reproduciendo literalmente
cada una de las palabras que nunca nos fueron remitidas.
Reproducir páginas en blanco sería incluso demasiado: ni
siquiera nos han llegado páginas en blanco. Es por ello que,
esforzándonos en aparentar la humildad que en absoluto nos
caracteriza, publicamos en este número sólo las cartas que
recibimos, y agradecemos a Taga y a Encarni que se hayan
molestado en aportar algo de lluvia a este campo, a esta siembra
en la que confiamos y en la que venimos desde hace tiempo
trabajando. No nos hemos tomado la libertad de comentar el
poema de Taga porque no le pedimos permiso para ello, pero
los siguientes escritos que seleccionemos para mostrar en la
revista sí irán acompañados de algún comentario o de alguna
crítica, siempre constructivos; nos permitiréis ese libertinaje.
Os animamos a que nos mandéis vuestros escritos, o alguna
carta contándonos algo: una opinión, una propuesta, una crítica
a lo que hacemos, fotografías, lo que sea. Contestaremos
personalmente a cada carta.
Hay miles, miles, miles de cartas que no hemos recibido
todavía. Las publicaríamos todas con mucho gusto; pero eso
sería soberbia, además de poco práctico.

Escucha... una canción... las olas del mar se deslizan Ecoutez... une chanson... les vagues de la mer
sobre la arena. se glissent sur la sable.

Mira... los astros brillan intensamente en el cielo. Regardez... les astres brillant intensément dans le ciel.
Parecen decir algo, y yo recibo su mensaje. Ils semblent que vont dire quelque chose,
No hay nadie. No hay nadie aquí con quien hablar, con quien et je reçevois le message.
compartir, a quien dar mi cariño. N’il y a personne. N’il y a personne voici pour parler,
No es posible. Me quemo en este vacío inmenso. No he pour parteger, pour donner mon affection.
nacido C’est ne pas possible. Je m’irrité à ce vide immense.
para la soledad. Je ne née pas pour la solitude.

Siente... el silencio está presente... Tengo frío. Sentez... le silence es présent...


Mis ojos se cierran por última vez... Tengo miedo. J’ai froide. Mon yeux se ferment pair dernière fois.
J’ai peur.
Mira... ¡ahí está...! Viene a por mí. El hombre de la
barca negra me lleva con él. Regardez… ¡voilà…! Il vient pour moi. L’homme du le
bateau noir, me porte avec lui.
Mira... ya comienza a amanecer...
Mi cuerpo yace en tierra. Regardez... déjà commencer à faire jour...
Mon corps est en train de tomber par terre.
Siente... la soledad sigue acompañándome por momentos...
Y el eterno silencio continuará como un presente. Sentez… la solitude m’est a train d’accompagner…
Et le silence éternel continuera comme un prèsent.
Encarni Romero Guerrero

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NOTAS CRÍTICAS ACERCA DE UN POEMA

He leído y releído tu poema para poder hacerte más tarde. Me explicaré sobre lo de los versos. La poesía
una crítica, siguiendo mi punto de vista, de un modo no es un tipo de disposición gráfica de las oraciones en
que sea constructivo y que quizá pueda servirte de algo. renglones más o menos extensos, sino una actitud
Esta crítica te la hago no desde la soberbia, lingüística especial, mucho más honda, que
sino desde las convicciones literarias que a busca penetrar en el interior mismo del
mí me mueven. lenguaje para intentar alcanzar a
La verdad es que no me ha gustado. comprender los múltiples principios que lo
Así de tajante, pero así de sincero; y lo soy mueven y que permiten que las palabras se
contigo porque me parece que las únicas combinen y copulen unas con otras para
personas con las que no hay que molestarse producir significados aparentemente
en decir la verdad es con aquellas que no le imposibles, aparentemente irrealizables en
importan a uno un carajo, y en mi caso tú un uso «natural» y superficial de la lengua.
no entras en absoluto en ese grupo de De ahí la utilización de las paradojas, del
personas. Pero me propongo darle alguna oxímoron, de la sinestesia (perdón por estas
utilidad a este papel que ahora voy frías palabrejas) y otras figuras estilísticas
manchando o rellenando de intenciones, que hacen que en poesía sea posible
decirte las razones (aunque no sea la razón encontrarse con una «noche blanca», un
la que traza estas líneas, o no tan sólo la «olor oscuro», o un «vómito que sale de los
razón) por las que no me ha gustado, porque ojos», por improvisar algunos ejemplos
el sí y el no están siempre vacíos si no vienen descontextualizados. La poesía no es una expresión
acompañados por otra procesión de palabras que los lingüística ya prevista en la propia lengua, sino una
respalde y los nutra con los significados que movieron a actitud de incansable búsqueda que empieza en la palabra
pronunciarlos. y acaba sólo en la muerte, en el último y más
Puedo empezar, por ejemplo, con las dos cosas impostergable de los silencios. La poesía no es una
que más me llamaron la atención al mirar el poema por expresión, sino una actitud expresiva que va más allá
encima: el tipo de verso (excesivamente extenso, y con del alfabeto, más allá de las gramáticas y de las distintas
pausas largas en el interior de muchos de ellos) y la lenguas, que a menudo pueden llegar a convertirse en
constante utilización de los puntos suspensivos. unas cadenas o una prisión que priven de libertad a las
Los puntos suspensivos, en general, le suelen alas del sentir y el pensar. La poesía (la literatura, en
hacer un flaco favor a la poesía. Una de las críticas que general) ha de ser el implacable martillo que rompa esas
se les hizo en su tiempo a determinados autores del cadenas, o la llave maestra capaz de abrir los grilletes.
romanticismo (no al buen romanticismo, sino al Una vez asumido esto, es indistinto escribir poesía en
romanticismo maniqueo prefabricado, al de los tópicos) verso o en prosa, si nos atenemos sólo a ese más básico
fue precisamente que abusaban en demasía de los puntos principio de búsqueda. Ahora bien, el escribir o no en
suspensivos, que escribían cuatro o cinco versos verso viene por unas motivaciones que tienen mucho o
desparejos y pretendían que quedasen engarzados todo que ver con el ritmo, con el decir la palabra a
metiéndole de vez en cuando puntos suspensivos, como tiempo, en el momento justo que más conviene a lo que
si fuesen un pegamento que todo lo arregla. En mi queremos transmitir. Una de las figuras estilísticas que
opinión, hay que evitarlos en la medida de lo posible. más íntimamente relacionadas están con la disposición
En la mayoría de los casos es mejor recurrir a cualquier en verso es el encabalgamiento. Un encabalgamiento
otro signo de puntuación: una coma, un punto, un punto bien manejado puede crear dentro del cambio de verso
y coma, dos puntos, según corresponda; son más una tensión ineludible, como el lapso de tiempo que
precisos, y ayudan a darle a la expresión el sentido y el hay entre la luz cegadora del relámpago y el posterior
ritmo justos que quieres que perciba el lector o el oyente. estruendo del trueno. Esa tensión puede ser a su vez de
En cuanto al tipo de verso, veo que no hay en muy diversos tipos, con muchos grados de intensidad,
este poema versos definidos como tales, sino renglones según convenga a lo que se está diciendo. Tú consigues
que se prolongan o no hasta donde el azar se lo permite. hacer un muy buen encabalgamiento al principio de tu
Esto se me presentó como una impresión al leer el poema:
poema en castellano, pero lo encontré luego clarísimo
al leer la traducción al francés, cosa sobre la que hablaré
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«... las olas del mar se deslizan
sobre la arena».

Ese encabalgamiento que utilizas refleja muy bien en el tono del verso, en el cómo hay que leerlo, la idea misma que
estás expresando: las olas que llegan a la arena y se van luego enseguida, esa suave tensión que supone el eterno
llegar para marcharse; el encabalgamiento que haces refleja, en una imagen sonora, la imagen visual que supone el
mar estirándose para tocar con la punta de sus dedos a los otros dedos (los de la tierra: la playa) y luego volver a
marcharse. No obstante, al leer la traducción al francés he notado que cambias el momento de corte del verso,

«... les vagues de la mer


se glissent sur la sable».

Es por ello que deduzco que no prestas importancia ninguna al verso, y que lo único que te interesa es lo que
quieres decir, pero no el cómo lo dices. Eso es un gran error, el más grave de todos a la hora de ponerse a escribir.
No por no escribir en verso (tremenda poesía se ha escrito en prosa, como el capítulo 7 de Rayuela, de Julio
Cortázar), sino porque, más allá de escribir en verso o en prosa, utilizas un lenguaje que no es el tuyo, un lenguaje
que, en lugar de crearlo tú misma, lo coges o lo compras ya fabricado de los grandes almacenes de la lengua (no sé
a qué precio; yo diría que muy caro, porque al hacerlo te niegas a ti misma, niegas tu propia voz). Como dice mi
amigo Juan Manuel Agulles, «lo que escribimos nos compromete porque decimos algo y, sobre todo, desde algún
lugar». Ese «desde algún lugar» ha de entenderse de dos maneras: como la obligación de tomar una postura ante lo
que se está escribiendo, y también como el deber de pronunciarse a uno mismo en las palabras, de ofrecer una voz
que sea de uno mismo y de nadie más. Eso mismo también lo aconseja a su modo Juan Carlos Onetti en su Decálogo
más uno, para escritores principiantes: «No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escribir
siempre para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar». Esto último, aplicado
a lo que ando tratando de decirte, implica escribir desde adentro, gestar desnudas las ideas o los sentimientos,
parirlas cubiertas sólo con sangre, y vestirlas luego con telas o palabras hechas a medida por uno mismo; nada de
comprarlas hechas, porque éstas siempre vienen largas, cortas, anchas o estrechas por algún lado.
Digo que utilizas un lenguaje prefabricado, y te reproduciré algunos ejemplos, aunque el poema entero es
un ejemplo: «las olas del mar se deslizan / sobre la arena». Eso ya lo sabemos todos. Lo que quiero saber no es qué
hace el mar, no cómo es el mar, sino qué te hace o te dice a ti el mar, cómo lo ves tú; lo que quiero saber es cómo
son tus ojos, cómo se refleja el mar en ellos, cómo ves tú el mundo. Te propongo, por ejemplo, una alternativa (que
no debes entender como la adecuada, sino como una de miles que podrías haber adoptado, pero desde tu propia
óptica); puesto que más adelante dices «El hombre de la / barca negra me lleva con él», podrías haber incluso
fusionado estas dos ideas y mostrarlas así: «las olas deslizan mi nombre / sobre la arena, / y viene el mar a buscarme
/ con su barca negra». Pero, naturalmente, yo no puedo escribir tu poema: eso sería como intercambiarnos las gafas,
y cada uno tenemos una graduación diferente. Otra cosa parecida ocurre en los siguientes versos: «Mira... los astros
brillan intensamente en el cielo. / Parecen decir algo, y yo recibo su mensaje». No digas que recibes el mensaje:
¡Muéstralo! Además, no son astros lo que hay en el cielo, ni brillan intensamente: para cada uno son algo diferente
(luciérnagas, pecas del universo, agujeros o resquicios que dan a un más allá donde sí hay luz... etc.); yo quiero saber
qué son para ti esas cositas luminosas que hay por la noche en el cielo. Otra cosa curiosa es que tratas de reflejar tu
soledad, insistes en que «No hay nadie aquí con quien hablar, con quien / compartir, a quien dar mi cariño», y sin
embargo le estás hablando a alguien: «Escucha...», «Mira...», «Siente...». Ya sé que esa segunda persona es el lector,
pero lo dices como si el lector estuviera ahí contigo, físicamente, en la playa. Si estás a solas con el lector y necesitas
alguien «a quien dar mi cariño», ¡hazle el amor al lector! (si te gusta, claro). El resto es más de lo mismo: «Tengo
frío», «Tengo miedo». ¡Hazme sentir cómo son tu frío y tu miedo!; miles de cosas como ésta pueden hacerse con
palabras, tan sólo tienes que llenarlas con lo que te mueve a escogerlas y a ponerlas una junto a otra.
Por cierto, sí me gusta mucho el último verso de tu poema: «Y el eterno silencio continuará como un
presente», pero me gustaría extraerlo del poema y que nos lo quedásemos, tachando eso del silencio y llenándolo
con la palabra: Y la eterna palabra continuará como un presente.

Quirón Herrador

Página 10
“Pensar, analizar, inventar (me escribió también) no son actos anómalos, son la normal
respiración de la inteligencia. Glorificar el ocasional cumplimiento de esa función, atesorar
ajenos y antiguos pensamientos, recordar con incrédulo estupor que el doctor universalis
pensó, es confesar nuestra languidez o nuestra barbarie. Todo hombre debe ser capaz de
todas las ideas y entiendo que en lo porvenir lo será.”

J. L. Borges, Pierre Menard, autor del Quijote.

Decálogo para no estrangular palabras


(o para que las palabras no les estrangulen)

1) —No se detengan ante ninguna puerta 6) —No se dejen esclavizar por los criterios
cerrada entre ustedes y lo que quieren expresar: utilicen literarios imperantes de su entorno. La libertad es la
un ariete o una ganzúa, o embistan con la cabeza si no más grande obligación de los que conocen y usan la
encuentran otra herramienta más a mano. palabra.

2) —No construyan fronteras entre la realidad 7) —No tengan miedo a decir tacos o a herir
y la fantasía; el universo no las tiene. Pónganle zapatos sensibilidades. El único insulto de mal gusto son las
a sus palabras y síganlas adonde su atrevimiento les cursilerías.
lleve.
8) —No escriban nunca para un público culto
3) —Renieguen de la producción en cadena, y erudito: ése nunca lee mucho más allá del prólogo y
de las matemáticas y la lógica. Son magos artesanos: las notas a pie de página. Háganlo para los que se saltan
el significado de las oraciones o espadas que forjen incluso el título y el nombre del autor y se lanzan al
ha de ser más elaborado y más puro que la suma insondable abismo de las páginas profundamente
semántica de sus hierros o palabras. vírgenes.

4) —No se conviertan en pensionistas del 9) —Tengan siempre presente que al otro lado
lenguaje. Sigan siendo lo que fueron siempre: niños. del papel hay un lector. Pero no olviden que a este
Utilicen lápices de colores y no menosprecien ninguno; lado del espejo están solos: no se mientan
recuerden que, aunque son limitados, pueden besarse empañándolo; que las mentiras sean verdades
y engendrar una prole infinita, distinta en cada una de transparentes imposibles de creer.
sus manifestaciones. No dejen nunca de crear: píntenle
a los adultos la cara con caca. 10) —Jamás abandonen el viaje. Que escribir
sea esa actitud de incansable búsqueda que empieza
5) —No pasen por alto que P. B. Shelley en la palabra y acaba sólo en la muerte, en el último y
proclamó: «Poets are the unacknowledged legislators más impostergable de los silencios.
of the world». ¿Lo tienen? Pues ahora cójanlo del rabo
y, con todo el libertinaje que puedan, tradúzcanlo del Quirón Herrador
revés: «El mundo es el oculto corazón que mueve a
los poetas». Página 11
Literatura y compromiso
Decisión de fuga, de regreso. Menelo Curti

Hazte cargo, hazte cargo


de una ganadería de alacranes
tan rencorosamente enamorados.
MIGUEL HERNÁNDEZ.
«Mi sangre es un camino»

La popularidad, el aplauso, los galardones, son mismo, ya que somos el principal referente social y
asuntos de dioses o demonios; escribir, imaginar, crear emocional con que contamos, nosotros el vehículo que nos
bien, asuntos sólo nuestros. transporta hacia las diferentes realidades, la partícula donde
Las palabras son el barro, de nuestra convicción empieza lo plural, que es una suma de partículas, y no de
depende que digan algo o que se sequen. “nadas”.
Yo no creo en los términos medios, me inspiran Crear no es amontonar dos o trescientas
desconfianza, y soy por ello un agitado partidario de hacer ocurrencias sobre un papel o cualquier sitio, a pesar de
las cosas a rajatabla, de entregarme al camino si voy que en bibliotecas y museos pululen montoncitos de
viajando y a las palabras mientras charlo o las escribo, de ocurrencias.
amar cuando amo, que suele ser (aunque también odio) No, crear cuesta trabajo, ha costado y cuesta vidas,
casi siempre. sin por esto ser gris ni tenebroso. Es un camino, tal vez
No atiendo a los maestros, sé que mienten, ya que como cualquier otro, pero difuso, ciertas veces intrincado,
nada que pueda explicarse claramente resulta muy laberíntico, caótico, que abofetea con absoluta y fiel razón
profundo, pero aprendo de quienes sin querer demostrar a quienes lo pisan con sigilo, de puntillas, sin querer
nada sembraron por la simple dicha de sembrar... Algo plantarle huellas en su rumbo.
abstracto, seguramente, pero tan cierto como que el hombre Digo que golpea, porque tengo la cara ahoyada
empieza cuando empieza a imaginar. por sus puñetazos; la cuestión es no asustarse, plantarle
No sé, ni tampoco me interesa demasiado, si somos jeta y devolverle las trompadas.
bestias de costumbres o necesidades: yo necesito las Más de una vez, estancado en los dobleces de la
palabras y estoy a la vez acostumbrado a ellas. Las imaginación, pensé que se acababa, que era hora de levantar
defiendo, no de las tristezas ni de las incertidumbres, sino la boina, agradecer, y tranquear para otro lado. Pero al rato
del frío, de esa “lógica” que suele equivocarse y acertar de la sombra se iba al diablo y de nuevo un verso, o un relato,
cuando en cuando por casualidad. algo que contar, pero por sobre todo una manera de
Me molestan los academicismos, el “manoseo” y contarlo, la mía, la única que conozco, la que voy
la política; más que molestos, me resultan detestables, descubriendo cada día.
crueles, estúpidos, sobre todo cuando estropean la libertad Me parece muchísimo más importante que tener
más asible que tiene el ser humano: la de expresarse, la de algo que decir, encontrar una forma propia, irreversible,
SER, violentando con su ternura sin edad los esquemas de decirlo. En ello está la diferencia entre escribir “amo el
que sólo cuando crea puede derribar. paisaje”, o “pasan por el viento pájaros violetas, nocturnos,
Por esto considero que sólo es posible crear de casi ocultos, rayándome la cara, poniendo entre mis ojos y
una manera: sin condiciones, sin miedo, partiendo de uno el paisaje su decisión de fuga, de regreso”.

E. Munch
LLAMADA dando luna a los almendros Menelo Curti
y embarrada en la miseria.
Para que venga la poesía Pero para que venga,
tiene que venir la sangre para que salga de su mar
rota en mares y saltando, y nos empape,
para que venga tienen que salir los corazones de su pozo
tiene que llover desnudo y llamarla a besos
sobre los muros y las dudas, y con anchas llamaradas,
tienen que estallar todos los cepos. para que venga
Ella espera en las baldosas, hay que encontrarla,
en los zapatos, o se quedará perdida,
y en lo incierto, doblegada,
está siempre dispuesta, gris,
agresiva, ausente,
tierna, estando y pereciendo en cada cosa.

Página 12
Literatura y compromiso

El armadillo canalla.
(Sobre el compromiso de la literatura)
“Me doy cuenta de la inutilidad de la palabra […] Más importante
que el intelectual firmando un manifiesto virulento
es un obrero con un fusil. Triste papel el nuestro.”
Julio Ramón Ribeyro.

Decía Sartre en 1948 sobre el “escritor”: “…incierto sobre su de catarsis; y sucede con frecuencia en el terreno de lo “literario” no en virtud
posición social, demasiado tímido para rebelarse contra la burguesía que le de un áulico don ni defecto de flaqueza militante, sino por un mecanismo,
paga y demasiado lúcido para aceptarlo sin reservas, ha optado por juzgar a su tan lícito como cualquier otro, que me lleva a volverme sobre mí mismo –
siglo y se ha convencido así que quedaba fuera del mismo, como el cual armadillo canalla–
experimentador queda fuera del sistema experimental.” buscando preguntas que vayan
Era otro contexto; probablemente también fuesen inquietudes de dentro hacia fuera o que,
distintas. Sin embargo, me parece que estas afirmaciones no han perdido simplemente, anuden fuera y
vigencia, en cuanto a lo que se entiende por literatura hoy. La literatura que dentro en una masa compacta.
está en los escaparates, a la sombra protectora del orden establecido, y que Ni siquiera para
sigue creyendo vivir fuera de la historia. hablar sobre el compromiso
“El escritor es un ser particular”, dicen algunos. “No está preocupado social de la literatura, puedo
exactamente por las cosas materiales: su mundo de ficción es su reino”. dejar da hacer literatura.
Chorradas. Por mucho que se
Esa incertidumbre sobre su posición social (a la que se refería Sartre) empeñen en decir lo contrario:
es la que hace la figura del “escritor” tan atractiva para el pequeño burgués sigue siendo necesario fabular,
ilustrado. Incluso cuando cierto autor escribe asomándose a las clases bajas y inventar, cambiar la estructura
retrata situaciones sociales de explotación y miseria, obtiene el reconocimiento de lo ya dado nombrándolo con
de aquellos que, en otro momento, contribuyen a reproducir los mecanismos otras palabras, trasladando el eje
de explotación; sin cuestionar jamás que ellos son porque existe la explotación; desde el que habitualmente miramos las cosas. Es, lo sé, la forma más ingenua
que su pequeña renta, su comodidad, hasta su biblioteca ilustrada, están de la subversión, aquella que no puede responder a ninguna estrategia
terriblemente emparentadas con la miseria que contemplan a su alrededor. definitiva ni alternativa “real”. Pero, ¿no es lo real un puro convencionalismo,
Claro que, llevando este argumento al extremo, sería imposible sancionado por quienes detentan el poder y, al cabo, una versión de la Historia?
realizar cualquier movimiento que no revirtiese en consolidar las mismas ¿Dónde está, entonces, esa borrosa frontera que delimita la reflexión
condiciones de las que surge. Parecería que todo colabora para que las cosas de la acción?, ¿no es la reflexión cierta forma de acción y, de alguna manera,
sigan igual, aunque parta de intenciones contrarias. Que todo es asumible por cada acción lleva aparejada una “idea de”? Conozco demasiada gente que
el sistema. Pero no es así. tras mucho reflexionar acaba convenciéndose de que no es necesario “hacer”
Escribir se puede convertir en un acto que reproduce los valores nada más, y gente que con “hacer todo lo posible”, se ahorra muchas veces la
burgueses o que los subvierte. El “escritor profesional”, que vive cómodamente fastidiosa tarea de pensar. Inevitablemente, estamos condenados al lenguaje,
retratando el mundo que gira a su alrededor (porque no olvidemos que es el al plano discursivo, y a su relación conflictiva con la acción concreta. Pero
centro del universo), ha vendido la función social a una de las partes de la también es inútil, a estas alturas, ponerse a discutir sobre el huevo y la gallina.
contienda. Ha acatado el orden de las cosas y se dedica a revolucionar las Me parece que es hora de pensar que el compromiso con la acción y el
formas (a veces ni eso) sin despeinar el contenido. Se dice que puede escribir compromiso con la escritura, son cosas que se dan a la vez, o no se dan.
maravillosamente bien La colmena y colaborar con el fascismo al mismo Quien entiende eso, entiende que la literatura es un compromiso social total.
tiempo. Su arte no se cuestiona. Parece que está “más allá del bien y del mal”. Esto quiere decir: que no se distingue, en nada, de cualquier otra habilidad
Aborrezco de esa forma de entender la literatura. Huele mal: a social; que el escritor sólo ejercita con mayor empeño algunas capacidades
religión, altar y sacristía rancia. Sólo la puedo entender como búsqueda de humanas y que, quiera o no, forma parte de lo que narra y a ello se debe.
algo mejor, algo que nos vuelva más humanos a pesar de lo humano y, en Por todo esto (y me lo estoy diciendo sobre todo a mí), hay que
ciertas ocasiones, esa búsqueda debe optar por la literatura o la vida. No hay seguir escribiendo. Hacerlo renegando, al mismo tiempo, de la figura del
escapada posible al mundo de la ficción. Es ahí donde entiendo el compromiso: escritor pequeño-burgués del siglo XIX. Sin dejar de reconocer la gran
como opción vital entre quedarse sentado escribiendo o salir a la calle, productividad que, en su ambigüedad, algunos desarrollaron contra los propios
jugándoselo todo, optando por ser el obrero de la cita de Ribeyro y empuñar el valores burgueses.
fusil. Es hora de avanzar en la destrucción del mito. Está decrépito,
Pero también entiendo el compromiso con la búsqueda estética, el muchas veces huele mal, es sospechoso en todas sus dimensiones. Sentado en
compromiso que exige decir las cosas como se sienten, como se entienden, su tribuna mira al mundo moverse con curiosidad, a salvo de las penurias
tratando de salvar los límites del lenguaje heredado, corriendo el riesgo de no que las empresas de la cultura le evitan, al coste de trivializar cada vez más
ser entendido. su potencial crítico. Como mucho, cada tanto, se tolera algún enfant térrible
He aquí una contradicción sobre la que no pretendo ningún tipo de que se rebela, dando cabezazos y puntapiés al aire, con el beneplácito y la
superación dialéctica. Soy incapaz de elegir a priori entre tomar parte en los inestimable subvención de burgueses audaces con veleidades poéticas y
hechos o contarlos a mi forma; entre actuar y decir que voy a actuar, o inventar transgresoras.
que lo hice u otros lo hicieron por mí. Tenemos que dar palabras que se enfrenten a la condición humana
Haydesencuentrosquesólopuedoresolverenlasoledaddemicuarto desde la condición humana, sin miedo, sin preservar nada, ni siquiera la
frente a una hoja en blanco, para evitar poner en práctica el magnicidio. Quizá obra propia. Siempre hay que estar dispuestos a verla arder para calentarnos
sea en esos instantes (en éstos) en los que realmente se produce una especie las manos y volver a la lucha con el papel y con la vida.
Página 13
Literatura y compromiso
ARTE POÉTICA y deberes, aquello pólenes y detritus,
ya establecido y dicho bilis, angustias, sombras,
(el compromiso del poeta) y consuetudinario. con áridas sustancias
extrañas y decrépitas,
Recomiendo el orgullo para nuestras Que hay que hablar con el cuerpo en su sacudimiento
palabras, lastimado de llantos, y en su exceso, con todo
recomiendo el desprecio soledades, raíces, lo que es más primitivo
para todo el que duerme, besos que nadie quiso y dañino y terrible.
para aquél que no escucha. darnos y se perdieron,
Recomiendo, poetas, el orgullo más heridas y miserias, Que hay que hablar con el cuerpo:
firme, cánceres que vivimos, que hay que hablar con orgullo
la verdad infinita y cruel de nuestras espantos que llenaron de lo que nadie nombra,
sílabas, de todo aquello enorme
la afirmación de todo lo que perturba y soez que se oculta:
y daña del hueso,
y lastima este mundo. de la vena,
Os recomiendo el grito: del corazón real y físico y exacto,
un grito oscuro, sólo un grito inmenso y que no es la metáfora ni el símbolo
sobre la noche, y sí el músculo rojo
sobre toda luna, dentro de nuestro traje.
sobre el ensueño, el insomnio, el
llanto, Que hay que hablar con el cuerpo:
el crimen, la venganza, el heroísmo, la ebriedad de un segundo feliz, de una
el orgasmo del cuerpo caricia,
o la muerte del alma. del delirio infinito y embriagante del
Os recomiendo el grito: sexo,
un grito que socave o de alguna mañana inesperada y dulce
océanos y tumbas, y entrañable y distinta.
volcanes y praderas, nuestros ojos, horrores
sabanas y desiertos. que nos dejaron huellas Digamos “asco”, “muerte”,
y marcas en las manos. “pus”, “saliva”, “amargura”,
Que aquello que digamos, pero con un orgullo que ilumine los
lo que ya desde ahora nazca de Que hay que hablar con el cuerpo: versos,
nuestro espíritu, con huesos y con vísceras, y que le diga al mundo
quebrante las costumbres, con órganos y vértebras, nuestro amor, nuestro odio.
los usos, los oficios duras masas de arcilla,
Paco Alonso

Os preguntáis quién Cuandohablo Si morís a mi lado


soy o qué soy, es sin pensar. sois suicidios míos;
y os faltan ojos Lo que digo lo siento, quizá meicidios.
para este infinito, pero lo que siento Soy la materia
y os faltan párpados no cabe en lo que digo. y la antimateria.
con que negarme los abismos Sólomiento Puedo crear estrellas
de las multitudes que me habitan. con verdades increíbles; o puedo romperlas
Acasoestoyborracho pero cuando miento, en agujeros negros.
cuando os creo sobrios. miento de verdad.
Cuando, bebiendo, respiro, Elmundo Pero no me busques:
soy fumador sediento. es parte de mi cuerpo aquí hay sólo versos.
Cuandoduermo y mi alma Cuandoleo
soy universo; es parte del mundo. soyotro.
despierto, Cuando os hablo, Cuandoescribo
soñador. hablo conmigo; no soy poeta,
Nunca estoy solo: si no os hablo soyDios,
soydos. ya no existo. esdecir:YO.
Cuandoamo Yo escupo el hambre Yamenudo
soy persona. que masticáis vosotros. soy tú,
Cuandoodio Si acaricio con el labio porque me escuchas
es por amor. es mi piel la que arde; por sobre tu silencio,
Si callo, cuando muerdo sin besos mirándome la voz
estoypensando. es mi dolor, y es mi culpa. bajo la manta del mundo
Cuando matáis amenazante de frío y de gritos.
también yo asesino. Quirón Herrador.
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Decálogo más uno, para escritores principiantes

1.No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo.
2.No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Este sólo se asusta cuando le amenazan el
bolsillo.
3.No traten de complicar al lector, ni buscar ni reclamar su ayuda.
4.No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa.
Ni siquiera en el lector hipotético.
5.No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escribir siempre para
ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no
es posible engañar.
6.No sigan modas, abjuren del maestro
sagrado antes del tercer canto del gallo.
7.No se limiten a leer los libros ya
consagrados. Proust y Joyce fueron
despreciados cuando asomaron la nariz,
hoy son genios.
8.No olviden la frase, justamente
famosa: 2 más 2 son cuatro; pero ¿y si fueran
5?
9.No desdeñen temas de extraña
narrativa, cualquiera sea su origen.
Roben si es necesario.
10.Mientan siempre.
11.No olviden que Hemingway
escribió: “Incluso di lecturas de los
trozos ya listos de mi novela, que
viene a ser lo más bajo en que puede
caer un escritor”.

ALREDEDOR DEL HUMO, DEL SILENCIO, SIEMPRE ONETTI


«Yo soy un escritor, no un hombre de letras»
J. C. O.

La literatura para mí es eso que creo inventar hasta que abro un libro de Onetti, leo tres o cuatro líneas, y
comprendo que no he inventado casi nada.
Desde niño me acostumbré a una vida algo nómada, yendo con mi familia a vivir por diversos lugares.
Recuerdo que en cada casa a la que llegábamos reaparecían, como brotados desde algún misterio, dos libros bastante
manoseados, viejos, con las tapas desmembradas, de un color casi triste, decaído.
Yo solamente los miraba, con respeto... tal vez con pena.
Esperaban en los estantes, fuera del tiempo, mudos en su soledad, soportando con firmeza el vaqueteo de los
viajes, esperando, esperando siempre, esperando a alguien que, con el paso del tiempo, supe que era yo.
No recuerdo muy bien cuándo, ni si fue por descuido o convicción, pero guardo una memoria bastante nítida del regocijo
lento, parsimonioso, que se acomodó en mis venas desde que comencé a acercarme, hamacándome en el tren, junto a
Larsen y las tres mujeres, a Santa María, esa ciudad en la que aún resido, de la que no me fui ni pretendo irme.
Desde entonces mi interés por ese hombre reconcentrado y distraído no dejó de crecer, seguí vagando por sus aires,
aceptando las derrotas y la esperanza, la ternura irrevocable y algo absurda de sus seres, de esos hombres espeluznantes
Página 15
El sótano
que tan poco me costó querer.
Cierta vez le oí decir, desde una de sus páginas, que “uno no se da cuenta, si se diera cuenta reventaría; en la vida
pasa lo mismo. Se abarca, se comprende que una noche está perdida, nada para sacar de ella y viene la mañana y se acabó.
Pero con la vida es igual. Siempre está perdida y nada que sacar, lo que uno quiere, sin darse cuenta. Luego dulcemente
reventaremos”.
Comprendí que era difícil, si no imposible, nombrar a la desolación de otra manera, sin juntar la sinceridad, las
ganas de llorar, con una ironía tan optimista como brutal.
Y esa sensación de leer algo irrefutable, exacto, se repite cada vez que retorno a sus palabras, a su manera de
decir miedo o humo o beso sin rendijas, de forma letal: tal vez por esto la literatura sigue siendo para mí eso que creo
inventar hasta que abro un mundo de Onetti y, con una mezcla de admiración y de tormento, murmuro: por favor, Juan
Carlos, dejate de embromar, no podés ganarnos siempre, y menos sin trampear, jugándonos derecho.
Menelo Curt

Asedio colectivo a Onetti*


Todos nos hemos acercado alguna vez a Onetti en busca de la verdad (literaria) revelada, o de la palabra del
amigo, y siempre, sin excepciones, nos contestó la coherencia en persona. Algunas convicciones pocas
pero fundamentales, la afirmación sin vueltas ni demagogias cuando se trata de arte o vida; el escamoteo
a las preguntas sobre su vida privada: esto puede encontrarse en todos los reportajes que se le han hecho.
Aquí congregamos a la mayor parte de sus entrevistadores como si la entrevista hubiese sido una sola, un
solo asedio colectivo a Onetti, orquestado con cierto orden según el curso de sus propias respuestas.

Alfonso Calderón: A través de su obra conversador, lector, y organizador de hombre es puro?


se puede conformar una figura ideal guerrillas a pedradas entre mi barrio y Onetti: Creo que toda la gente tiene
de Onetti. Amargo, escéptico, burlón, otros. Recuerdo que mis padres una zona de pureza. A veces, se le
solitario, evasivo, gótico. ¿Cuál es la estaban enamorados. Él era un murió para siempre. A veces,
verdadera faz de Onetti? caballero y ella una dama esclavista del misteriosamente, renace.
Onetti: Los seis adjetivos me parecen sur de Brasil. Lillian Calm: ¿Qué relación existe
exactos. Pero los seis antónimos Juan Gelman: ¿Cuándo comenzó a entre usted y sus personajes? ¿Los
respectivos también funcionan. escribir? domina o éstos adquieren vida propia?
Jorge Ruffinelli: ¿Si empezáramos Onetti: Desde chico. Y para nadie. Por Onetti: No podría decir que los
por la infancia, para reconstruir su lo que recuerdo el recuerdo más personajes me dominen a mí, pero sí
imagen? ¿Fue la suya una infancia íntimo, a los trece o catorce años, a existe una interrelación. Yo no tendría
feliz? raíz de un ataque de Knut Hamsun que interés en escribir si supiera de
Onetti: Sí, fue una infancia feliz. Pero me dio. Escribí muchos cuentos a la antemano lo que va a pasar en mis
tal vez no exista ningún período de la Knut Hamsun. Lo había descubierto obras.
vida tan profundamente personal, tan por entonces. Juan Gelman: ¿Qué piensa de los
íntimo, tan mentiroso en el recuerdo Carlos Díaz Sosa: ¿Con qué libros que escribió?
como éste. Hay decenas de libros materiales construye sus novelas? Onetti: Mi problema es que no los he
autobiográficos sobre el tema: la Onetti: Con experiencias personales vuelto a leer. A veces los recorro,
experiencia me ha enseñado a y cosas que me han contado. cuando me piden un curriculum, para
saltearlos. Ningún niño puede Alfonso Calderón: A propósito, no cometer un jaffe.
contarnos su paulatino y sorpresivo, ¿cómo nació la idea de ese relato Juan Gelman: Pero, ¿qué siente de
desconcertante, maravilloso, repulsivo terrible que se llama El infierno tan todo eso?
descubrimiento de su mundo temido, y la de El astillero, y la de Onetti: Lo más importante que tengo
particular. Dispongo de más adjetivos, Juntacadáveres? sobre mis libros es una sensación de
espero que no sean necesarios. Y los Onetti: El infierno tan temido ocurrió sinceridad. De haber sido siempre
adultos que lo han intentado salvo realmente, en Montevideo. La Onetti. De no haber usado nunca
cuando engañan con talento literario anécdota me fue contada por Luis ningún truco, como hacen los porteños,
padecen siempre de un exceso de Batlle Berres, a quien continúo o hacían cuando había plata y se
perspectiva. El niño inapresable se queriendo y admirando. Me advirtió lustraban los zapatos dos veces al día.
diluye; lo reconstruyen con piezas que yo carecía de la pureza necesaria O esa manía de grandeza de los
difuntas, inconvincentes y chirriantes. para transformarla en un relato. En porteños, que siempre hablan de
En primer plano, inevitable, está cuanto a los orígenes de El astillero y millones, ¿no? Tengo la sensación de
siempre el rostro ajetreado del mayor, Juntacadáveres, tendría que hablar no haberme estafado a mí mismo ni a
hombre o mujer. Yo fui un niño mucho para contestar con fidelidad. nadie, nunca. Todas las debilidades
Página 16 Juan Gelman: ¿Usted cree que el que podés encontrar en mis libros son
El sótano
debilidades mías y son auténticas tiene a Balzac, por ejemplo, pintando “participar”, “participar en dolores y
debilidades. una sociedad entera y quizás jamás se angustias”, como si en ese libro en
Carlos María Gutiérrez: ¿Esa saga propuso hacerlo: lo hizo, simplemente. particular, no en otros, usted estuviera
novelística de elaboración compleja y El medio influye sobre el escritor sin tomando posición frente a un conflicto
de enriquecimiento constante satisface que el escritor pueda siquiera darse exterior, como si estuviera aceptando
su autocrítica? ¿Cree que un compromiso,
posee un lenguaje b u s c a n d o
definitivo? ¿Comparándose deliberadamente una
con otros escritores coetáneos, participación?
considera que hoy expresa lo que se cuenta de ello: cada cual lleva al medio Onetti: El hecho de que hable
propuso al principio? ¿Está conforme? dentro de sí. En el sur de EE.UU., ahí expresamente de compromiso en ese
Onetti: Tan conforme como lo estoy tiene, el medio ha de haber influido prólogo no modifica las cosas. En todo
con mi estatura, la cara de mi como en un proceso de ósmosis sobre lo que escribí he participado. Sólo los
desgracia, mi peso. Quiero decirle que los escritores; Faulkner, Caldwell, malos escritores creen que tal
no hay más remedio que conformarse McCullers, no se pueden haber compromiso debe ser expresamente
y suponer que acaso, tal vez, en una confabulado todos para mentirnos. Esa político.
de ésas, con un poco más de voluntad atmósfera sureña de sexo y violencia María Ester Gilio: ¿Sartre, por
calisténica... Pero, elementary, la está alrededor de ellos y en ellos ejemplo...?
voluntad es una parte del talento. Y mismos. Supongo que a mí me pasa Onetti: ¿Cuál es el compromiso
entonces, to have or not to have. En algo parecido. político de Sartre en la mejor de sus
cuanto a la saga, me gusta y persisto. María Ester Gilio: Para construir su novelas, La náusea?
¿Autocrítica? He quemado los literatura usted no mira al exterior sino Juan Gelman: Onetti, todo el mundo
originales de dos novelas y media. al mundo que tiene en sus entrañas. Se dice que usted ya está más allá del bien
Cualquiera se propone hacer algo y desentiende de la historia. y del mal, que le importan un rábano
nunca, o casi, el resultado equivale al Onetti: El mundo que tengo en mis los ambientes literarios, las gestiones
propósito. Muy lamentablemente para entrañas... La frase es novedosa y tiene editoriales y, eventualmente, la
todos. Hermano: yendo a la grosería fuerza. Pero, ese mundo que yo tengo literatura.
por exageración, le juro por la vida de en mis entrañas, mi querida señora, es Onetti: No sé si recordás un libro
cualquier agente literario que Joyce una consecuencia de lo que usted llama bastante pesado pero con algunas
el mundo exterior. Un mundo en el que cosas: el Juan Cristóbal de Romain
estoy inserto y que acepto. Me reservo Rolland. Allí hay un capítulo en el
el derecho de criticarlo y lo hago en el
que el muchacho, con su música
estilo indirecto y escéptico que usted
bajo el brazo, llega a París. Se llama
me conoce.
murió sin alcanzar un lenguaje literario María Ester Gilio: Había pensado “La furia en la plaza”. Y el ambiente
definitivo. Compare sus tres novelas, preguntarle su posición frente a la literario es algo así, con sus elogios,
suponga la cuarta. Por el resto, no literatura comprometida. autoelogios, contraelogios,
juego a las comparanzas y no llegué a Onetti: Creo que no hay más envidias, etcétera. No coincide
mi madurez artística. Espere y lea, si compromiso que el que uno acepta conmigo. No lo estoy condenando
Dios quiere. tácitamente cuando se pone a trabajar moralmente; digo solamente que
Marcha: ¿Qué obras y qué autores han o a jugar. Es un compromiso con uno conmigo no va. Por lo demás, y
contribuido más a su formación mismo. Se trata siempre de escribir lo desgraciadamente, los elogios de
intelectual? mejor que nos sea posible; con total los amigos no escriben por uno.
Onetti: Todos coinciden en que mi sinceridad, sin pensar nunca en los
Carlos María Gutiérrez: Ya
obra no es más que un largo, hipotéticos fulanos que van a leernos.
ningún crítico cuestiona el hecho de
empecinado, a veces inexplicable Jorge Ruffinelli: ¿Y cuando termina
plagio de Faulkner. Tal vez el amor se una novela, no le interesa que llegue que usted es uno de los tres o cuatro
parezca a esto. Por otra parte, he al lector, que se publique? novelistas mayores de América
comprobado que esta clasificación es Onetti: Ésas son cosas de la edad, son latina.
cómoda y alivia. un problema de edad. Es probable que Onetti: Siempre dije que los
Eduardo Galeano: Hay quien dice entre los veinte o veinticinco años me críticos son la muerte; a veces
que la suya es una literatura de evasión; haya importado mucho que me leyeran. demoran, pero siempre llegan.
el exquisito arte de la fuga. Hoy no me importa nada que se Juan Gelman: Onetti, dicen que
Onetti: Usted sabe que no hay nada publique o no se publique lo que estoy usted es un exquisito...
de eso. El escritor está sometido a su escribiendo. Onetti: Hay tantas leyendas sobre
compromiso esencial con la condición María Ester Gilio: Si es así, ¿por qué
Onetti. Hay gente, pero gente
humana; sólo que yo creo que el en el prólogo de la primera edición de
mensaje se tiene adentro, y sale. Ahí Para esta noche usted habla de
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macanuda, buenos lectores, debe enfrentarse a cada tema nuevo pregunta es personal (hágala
inteligentes, que dicen que mi de una manera nueva. Los adioses personal, hermano) le diré que mi
literatura es pornográfica. Y desafío no podía trabajarlo de la misma mejor ambición es conocer casi
al que tenga coraje para hacerlo a manera que trabajé Juntacadáveres. todas las palabras que están a mi
que lea todos mis libros para ver si El tratamiento es siempre otro ante disposición en el diccionario, que
encuentra algo de pornografía. Pero cada nueva creación. yo podría usar sin repugnancia
la leyenda sigue. Qué sé yo por Carlos María Gutiérrez: ¿El Gabriel Miró, por ejemplo, y
qué... lenguaje...? Azorín con frecuencia me han
María Ester Gilio: ¿Usted no cree Onetti: Hace medio siglo que Joyce producido náuseas físicas y
que su leyenda tiene un buen pie inventó la inversión de palabras o emplearlas con tal exactitud que no
puesto en su literatura? la fusión de por lo menos un par a admitieran sinónimos, y en el
Onetti: No, mi literatura es una fin de lograr un término más momento preciso. Esta ambición
literatura de bondad. El que no lo poderoso y expresivo. Releyendo el irrealizable alcanzaría, supongo,
ve es un burro. Ulises tarea recomendable para para llenar los años de vida activa
María Ester Gilio: Los burros son despojarse de iniciales de un escritor.
muchos, entonces. Yo le aseguro deslumbramientos parece que JJ Emir Rodríguez Monegal:
que gran parte de su leyenda está Aunque hay muchas mujeres en tu
fundada en su literatura. obra, no hay ninguna novela cuyo
Onetti: No, viene de antes. Hablo personaje central sea una mujer.
de una leyenda que teje a mi ¿Por qué?
alrededor gente que no me conoce. Onetti: Es cierto. No hay ninguna
Eduardo Galeano: Faulkner, novela mía cuyo personaje central
quién sabe por qué decía en los sea una mujer pero en La vida breve
reportajes que la inspiración no hay eso que llaman un monólogo
existe. Sólo la disciplina. Y interior pero donde están
Faulkner, o por lo menos su estilo, respetuosamente puestos todos los
tiene influencia sobre Onetti. lo hizo sinceramente, forzado por puntos y comas, en que una mujer
¿Inspiración o disciplina, Onetti? la necesidad de decir con mayor está hablando de un hombre. Ahí
¿Le parece que Faulkner se daba exactitud. Años después, y no es se muestra a la mujer por dentro,
cuerda, como un reloj? broma, conocí a un grupo de desde el punto de vista de ella.
Onetti: Mentiras, mentiras de adolescentes que empleaba con Emir Rodríguez Monegal: Tengo
Faulkner. Me consta que escribía naturalidad la palabra tarúpido, la sensación de que Larsen cambia
borracho como una cuba, tirado en telescopeada de tarado y estúpido. de tamaño, y hasta de peso y
un granero. Y en el hospital de Juro que no habían leído a Joyce apariencia física en las novelas.
Memphis Memphis, el pueblo de ni lo harán, probablemente Onetti: Puede ser. Aunque mi
Faulkner, tenía una cama pero el término no procedía para impresión es que en Juntacadáveres
reservada para él. Dos por tres le ellos de necesidad literaria alguna todavía está fuerte y poderoso, eso
venían ataques de delirium tremens sino de un respetable afán de que llamamos pesado, pisando
y cosas así. Como le digo, siempre velocidad y síntesis. A cincuenta fuerte. En El astillero está la
tenían una cama lista. Y era un años de Ulises uno se encuentra, desgracia, la decadencia de Larsen.
genio, Faulkner. casi diariamente, con escritores que Ahora es claro: que acepto como un
Imagen: ¿Posee usted un estilo que persisten en la novedad sin otro fracasado sólo al de El astillero. Lo
caracterice a su obra literaria? motivo que el de proclamar, en la que pasa, se me ocurre, es que como
Onetti: Creo que no, en el sentido sobremesa hogareña o en la rueda terminé de escribir Juntacadáveres
literario. Digo esto por cuanto de café, el orgullo de haber traído después de El astillero, la terminé
pienso que el estilo es el hombre al mundillo una nueva palabra o un de escribir sabiéndolo decadente, ya
mismo. Así como el hombre ante entrevero de palabras. Dejemos de lo sabía anciano y liquidado.
circunstancias diversas asume lado, porque carecen de interés para Entonces sí, es posible que dentro
posiciones diversas y maneras de el escritor, la semántica y el de Juntacadáveres, Larsen pierda
solucionar sus conflictos también estructuralismo. Que le pregunten peso.
diversos, de la misma manera a Shakespeare o a Dostoievski Jorge Ruffinelli: ¿Por qué Larsen
ocurre con la literatura. El escritor cómo se las arreglaban y es para usted un “artista fracasado”?
siguen sin esas muletas. Como la ¿Por qué “artista”?
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Onetti: Porque Larsen tenía el sagrado ser tan inocente del éxito fotográfica. Lo curioso está en que
sueño del prostíbulo perfecto, que relativo como del despertar por esa vía de un supuesto
nunca pudo realizar. Ese sueño explosivo. Aventuro, como objetivismo tan sólo han llegado a
nació en mí, en una casa de citas de explicación que cuando empecé a un casi completo subjetivismo. Han
la calle Buchardo frente al Luna publicar éramos tan pobres en hecho de la técnica lo más
Park, años ha. Al salir de la Latinoamérica que no teníamos importante y es necesario tener
habitación pedimos un taxi. Nos siquiera un claro que la
pasaron a una especie de patio, de “bun”. técnica es tan
patio misterioso, y en ese patio Carlos María sólo un
había un tipo manejando una Gutiérrez: instrumento del
centralita telefónica. Pero ese tipo, Usted ya tiene cual debe hacerse el mejor uso,
m’hijo, no era un tipo, era una bastantes años como para no usar sin llegar a convertirlo en el asunto
computadora. Porque metía una falsas modestias y negarse a lo que central de la creación.
ficha y decía: “Libre el 24”. Metía también puede preocupar a los Eduardo Galeano: ¿Cuál es la
otra ficha y decía: “Limpiar el 16”. lectores: su opinión como crítico. mejor ventaja y cuál es el peor
Metía otra ficha y decía: “Taxi para De manera que dé una idea de cómo peligro de la literatura
el 5”. Durante la espera y por ve la novelística latinoamericana latinoamericana actual?
habernos hecho pasar a ese patio, actual. Añada un poco de color, con Onetti: Ventaja: que se hizo
tal vez se le ocurrió a Larsen la idea nombres propios. conocer aquí y afuera. Peligro: que
después, el sueño del Onetti: Aquí es dulce aconsejarle se imiten, por simple deseo de muy
prostíbulo perfecto. Y pensá que no, que se vaya a la paciencia de sus buen éxito, a los autores que
no era el prostíbulo perfecto. Era el lectores. La vejetud no otorga mostraron la excelencia de nuestra
sueño de una casa de citas perfecta. derecho para trabajar de crítico. Los literatura. Pasado el boom, los
Pero, por razones económicas tuvo que alude (García Márquez, Rulfo, pacientes jurados de numerosos
que restringirse a lo que fue. Vargas Llosa, Benedetti, Martínez concursos idos y por venir se
Época:¿Lee usted libros Moreno y, agrego, Julio Cortázar y encontraron y se encontrarán con
americanos en igual proporción Carlos Fuentes) son amigos míos. cientos de obras cuyos autores no
que libros europeos? ¿Cómo opinar, si me importa más tienen nada que decir y se aferran a
¿Deliberadamente? su destino personal que su futuro estériles juegos de estilo, a la
Onetti: Leo, casi exclusivamente, literario? Pero si le es útil, como confusión (que siempre debe
novelas policiales. Ayudan a dormir parece, opino que uno a uno, y por aceptarse como profundidad y no
y están desprovistas de tristes razones muy distintas, están usando incapacidad), a bobadas
pretensiones no alcanzadas. Son el azadón en beneficio propio. La comparables con la poesía
yanquis o europeas. Es innecesario explicación particularizada sería tipográfica, la deslumbrante y tan
agregar que lo hago larga y ajena a mis novedosa invención
deliberadísimamente. posibilidades serias. del culteranismo.
Época: Recomiende alguna lectura Otro podría decirle: También está y
reciente y justifíquenos su yo necesito un sigue nuestro amigo
preferencia. deudo festival que dadá. Con la
Onetti: El verdugo, el sexo y la asuma mis diferencia de que
sangre, de John Dusseldorf. Esta herencias. No es mi los dadaístas, hace
novela se recomienda sola: basta caso; no les di, ni me medio siglo, no se
conseguirla, leerla y alcanzar dieron. tomaban en serio y
meditación por medio su Imagen: ¿Qué se hubieran
incomprensible significado... piensa de novelistas indignado si un
Alfonso Calderón: ¿A qué como Robbe- pobre burgués lo
atribuye usted el éxito relativo que Grillet? hiciera. Claro está
sus obras tuvieron por años, y el Onetti: No me que los trepadores
despertar explosivo del interesan. Creo que ellos trabajan todavía no son burgueses.
reconocimiento, las reediciones, los la literatura como una disciplina de Marcha: ¿Qué función desempeña
miles de lectores, las tesis y laboratorio y en un sentido el intelectual en nuestra sociedad y
entrevistas que soporta ahora? totalmente intelectual tratando de cuáles son las actividades que según
Onetti: Ante todo, juro por lo más hacer una novela objetiva, casi usted le corresponden?
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Onetti: No desempeña ninguna crearse ficciones religiosas. El escritores se dividen en dos grandes
tarea de importancia social. Le hombre debe vivir actos religiosos categorías: los que quieren llegar a
corresponde tener talento. (debo aclarar que no me refiero ser escritores y los que quieren
Jorge Ruffinelli: Se dice que exclusivamente a la vivencia de un escribir. Basta leer algunas de sus
Onetti es pesimista y nihilista. templo). Fíjese: la pérdida del páginas para clasificarlos sin error.
Onetti: Onetti es nihilista y sentido a causa del alcohol, o a A los primeros les aconsejaría
pesimista. Onetti ha leído a causa de estar escribiendo casi apurarse porque según mi amigo
Schopenhauer, y además leyó el obsesivamente o en el momento en Lord Keynes uno de los
Eclesiastés, en algún momento de que se hace el amor, son hechos estadistas que más admiro un
distracción... Ahora: si usted puede religiosos. La vida religiosa en el “bun” se caracteriza por su breve
rebatir el Eclesiastés, yo lo oiría con sentido más amplio es la forma duración relativa. Los segundos no
mucho gusto... que uno quiera darle a la vida. necesitan ningún consejo.
Imagen: ¿Qué piensa de la Alfonso Calderón: ¿Un consejo a
religión? los jóvenes escritores *Extraído de “Cuadernos de
Onetti: Creo que existe una latinoamericanos? Crisis”, publicado en Argentina en
profunda desolación a partir de la Onetti: Como dijo alguien cuyo 1974.
ausencia de Dios. El hombre debe nombre lamento no recordar, los

El infierno tan temido Juan Carlos Onetti

La primera carta, la primera fotografía, le en su cabina de vidrio, cuando Risso abrió


llegó al diario entre la medianoche y el cierre. descuidado el sobre.
Estaba golpeando la máquina, un poco Traía una foto, tamaño postal; era una foto
hambriento, un poco enfermo por el café y el parda, escasa de luz, en la que el odio y la sordidez
tabaco, entregado con familiar felicidad a la marcha se acrecentaban en los márgenes sombríos,
de la frase y a la aparición dócil de las palabras. formando gruesas franjas indecisas, como en
Estaba escribiendo «Cabe destacar que los señores relieve, como gotas de sudor rodeando una cara
comisarios nada vieron de sospechoso y ni siquiera angustiada. Vio por sorpresa, no terminó de
de poco común en el triunfo consagratorio de Play comprender, supo que iba a ofrecer cualquier cosa
Roy, que supo sacar partido de la cancha de por olvidar lo que había visto. Guardó la fotografía
invierno, dominar como saeta en la instancia en un bolsillo y se fue poniendo el sobretodo
decisiva», cuando vio la mano roja y manchada de mientras Sociales salía fumando de su garita de
tinta de Partidarias entre su cara y la máquina, vidrio con un abanico de papeles en la mano.
ofreciéndole el sobre. -Hola -dijo ella-, ya me ve, a estas horas
-Ésta es para vos. Siempre entreveran la recién termina el sarao.
correspondencia. Ni una maldita citación de los Risso la miraba desde arriba. El pelo claro,
clubs, después vienen a llorar, cuando se acercan las teñido, las arrugas del cuello, la papada que caía
elecciones ningún espacio les parece bastante. Y ya redonda y puntiaguda como un pequeño vientre, las
es medianoche y decime con qué queres que llene la diminutas, excesivas alegrías que le adornaban las
columna. ropas. «Es una mujer, también ella. Ahora le miro el
El sobre decía su nombre, Sección Carreras. pañuelo rojo en la garganta, las uñas violentas en los
El Liberal. Lo único extraño era el par de dedos viejos y sucios de tabaco, los anillos y
estampillas verdes y el sello de Bahía. Terminó el pulseras, el vestido que le dio en pago un modisto y
artículo cuando subían del taller para reclamárselo. no un amante, los tacos interminables tal vez
Estaba débil y contento, casi solo en el excesivo torcidos, la curva triste de la boca, el entusiasmo
espacio de la redacción, pensando en la última frase: casi frenético que le impone a las sonrisas. Todo va
«Volvemos a afirmarlo, con la objetividad que desde a ser más fácil si me convenzo de que también ella
hace años ponemos en todas nuestras aseveraciones. es una mujer».
Nos debemos al público aficionado». El negro, en el -Parece una cosa hecha por gusto, planeada.
fondo, revolvía sobres del archivo y la madura Cuando yo llego usted se va, como si siempre me
mujer de Sociales se quitaba lentamente los guantes estuviera disparando. Hace un frío de polo afuera.
Página 20 Me dejan el material como me habían prometido,
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pero ni siquiera un nombre, un epígrafe. Adivine, propia cara siempre un segundo antes de cualquier
equivóquese, publique un disparate fantástico. No expresión, como si pudiera mirarla o palpársela.
conozco más nombres que el de los contrayentes y Actuaba animosa e incrédula, medía sin remedio su
gracias a Dios. farsa y la del otro, el sudor y el polvo del teatro que
Abundancia y mal gusto, eso es lo que había. los cubrían, inseparables, signos de la edad.
Agasajaron a sus amistades con una Cuando llegó
brillante recepción en casa de los la segunda
padres de la novia. Ya nadie bien se fotografía, desde
casa en sábado. Prepárese, viene un Asunción y con un
frío de polo desde la rambla. hombre visiblemente distinto Risso temió, sobre
Cuando Risso se casó con Gracia César, nos todo, no ser capaz de soportar un sentimiento
unimos todos en el silencio, suprimimos los desconocido que no era ni odio ni dolor, que moriría
vaticinios pesimistas. Por aquel tiempo, ella estaba con él sin nombre, que se emparentaba con la
mirando a los habitantes de Santa María desde las injusticia y la fatalidad, con el primer miedo del
carteleras de El Sótano, Cooperativa Teatral, desde primer hombre sobre la tierra, con el nihilismo y el
las paredes hechas vetustas por el final del otoño. principio de la fe.
Intacta a veces, con bigotes de lápiz o desgarrada La segunda fotografía le fue entregada por
por uñas rencorosas, por las primeras lluvias otras Policiales, un miércoles de noche. Los jueves eran
volvía a medias la cabeza para mirar la calle, alerta, los días en que podía disponer de su hija desde las
un poco desafiante, un poco ilusionada por la 10 de la mañana hasta las 10 de la noche. Decidió
esperanza de convencer y ser comprendida. romper el sobre sin abrirlo, lo guardó y recién en la
Delatada por el brillo sobre los lacrimales mañana del jueves mientras su hija lo esperaba en la
que había impuesto la ampliación fotográfica de sala de la pensión, se permitió una rápida mirada a
Estudios Orloff, había también en su cara la farsa la cartulina, antes de romperla sobre el waterclós:
del amor por la totalidad de la vida, cubriendo la también aquí el hombre estaba de espaldas.
busca resuelta y exclusiva de la dicha. Pero había mirado muchas veces la foto de
Lo cual estaba bien, debe haber pensado él, Brasil. La conservó durante un día entero y en la
era deseable y necesario, coincidía con el resultado madrugada estuvo imaginando una broma, un error,
de la multiplicación de los meses de viudez de un absurdo transitorio. Le había sucedido ya, había
Risso por la suma de innumerables madrugadas despertado muchas veces de una pesadilla,
idénticas de sábado en que había estado repitiendo sonriendo servil y agradecido a las flores de las
con acierto actitudes corteses de espera y paredes del dormitorio.
familiaridad en el prostíbulo de la costa. Un brillo, Estaba tirado en la cama cuando extrajo el
el de los ojos del afiche, se vinculaba con la sobre del saco y la foto del sobre. -Bueno-dijo en
frustrada destreza con que él volvía a hacerle el voz alta-, está bien, es cierto y es así. No tiene
nudo a la siempre flamante y triste corbata de luto ninguna importancia, aunque no lo viera sabría que
frente al espejo ovalado y móvil del dormitorio del sucede.
prostíbulo. (Al sacar la fotografía con el disparador
Se casaron, y Risso creyó que bastaba con automático, al revelarla en el cuarto oscurecido,
seguir viviendo como siempre, pero dedicándole a bajo el brillo rojo y alentador de la lámpara, es
ella, sin pensarlo, sin pensar casi en ella, la furia de probable que ella haya previsto esta reacción de
su cuerpo, la enloquecida necesidad de absolutos Risso, este desafío, esta negativa a liberarse en el
que lo poseía durante las noches alargadas. furor. Había previsto también, o apenas deseado,
Ella imaginó en Risso un puente, una salida, con pocas, mal conocidas esperanzas, que él
un principio. Había atravesado virgen dos noviazgos desenterrara de la evidente ofensa, de la indignidad
-un director, un actor-, tal vez porque para ella el asombrosa, un mensaje de amor.)
teatro era un oficio además de un juego y pensaba Volvió a protegerse antes de mirar: «Estoy
que el amor debía nacer y conservarse aparte, no solo y me estoy muriendo de frío en una pensión de
contaminado por lo que se hace para ganar dinero y la calle Piedras, en Santa María, en cualquier
olvido. Con uno y otro estuvo condenada a sentir en madrugada, solo y arrepentido de mi soledad como
las citas en las plazas, la rambla o el café, la fatiga si la hubiera buscado, orgulloso como si la hubiera
de los ensayos, el esfuerzo de adecuación la merecido».
vigilancia de la voz y de las manos. Presentía su
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En la fotografía la mujer sin cabeza clavaba cada noche les ofrecería un asombro distinto y
ostentosamente los talones en un borde de diván, recién creado.
aguardaba la impaciencia del hombre oscuro, -Todo -insistía Risso-, absolutamente todo
agigantado por el inevitable primer plano, estaría puede sucedernos y vamos a estar siempre contentos
segura de que no era necesario mostrar la cara para y queriéndonos. Todo; ya sea que invente Dios o
ser reconocida. En el dorso, su letra calmosa decía inventemos nosotros. En realidad, nunca había
«Recuerdos de Bahía». tenido antes una mujer y creía fabricar lo que ahora
En la noche correspondiente a la segunda le estaban imponiendo. Pero no era ella quien lo
fotografía pensó que podía comprender la totalidad imponía, Gracia César, hechura de Risso, segregada
de la infamia y aún aceptarla. Pero supo que estaban de él para completarlo, como el aire al pulmón,
más allá de su alcance la deliberación, la como el invierno al trigo.
persistencia, el organizado frenesí con que se La tercera foto demoró tres semanas. Venía
cumplía la venganza. Midió su desproporción, se también de Paraguay y no le llegó al diario, sino a la
sintió indigno de tanto odio, de tanto amor, de tanta pensión y se la trajo la mucama al final de una tarde
voluntad de hacer sufrir. en que él despertaba de un sueño en que le había
Cuando Gracia conoció a Risso pudo sido aconsejado defenderse del pavor y la demencia
suponer muchas cosas actuales y futuras. Adivinó su conservando toda futura fotografía en la cartera y
soledad mirándole la barbilla y un botón del hacerla anecdótica, impersonal, inofensiva,
chaleco; adivinó que estaba amargado y no vencido, mediante un centenar de distraídas miradas diarias.
y que necesitaba un desquite y no quería enterarse. La mucama golpeó la puerta y él vio colgar
Durante muchos domingos le estuvo mirando en la el sobre de las tabillas de la persiana, comenzó a
plaza, antes de la función, percibir cómo destilaba en la penumbra, en el aire
con cuidadoso cálculo, la sucio, su condición nociva,
cara hosca y apasionada, el su vibrátil amenaza. Lo
sombrero pringoso estuvo mirando desde la
abandonado en la cabeza, cama como a un insecto,
el gran cuerpo indolente que él empezaba a dejar como a un animal venenoso que se aplastara a la
engordar. Pensó en el amor la primera vez que espera del descuido, del error propicio.
estuvieron solos, o en el deseo, o en el deseo de En la tercera fotografía ella estaba sola,
atenuar con su mano la tristeza del pómulo y la empujando con su blancura las sombras de una
mejilla del hombre. También pensó en la ciudad, en habitación mal iluminada, con la cabeza
que la única sabiduría posible era la de resignarse a dolorosamente echada hacia atrás, hacia la cámara,
tiempo. Tenía veinte años y Risso cuarenta. Se puso cubiertos a medias los hombros por el negro pelo
a creer en él, descubrió intensidades de la suelto, robusta y cuadrúpeda. Tan inconfundible
curiosidad, se dijo que sólo se vive de veras cuando ahora como si se hubiera hecho fotografiar en
cada día rinde su sorpresa. cualquier estudio y hubiera posado con la más
Durante las primeras semanas se encerraba tierna, significativa y oblicua de sus sonrisas.
para reírse a solas, se impuso adoraciones Solo tenía ahora, Risso, una lástima
fetichistas, aprendió a distinguir los estados de irremediable por ella, por él, por todos los amantes
ánimo por los olores. Se fue orientando para que habían amado en el mundo, por la verdad y
descubrir qué había detrás de la voz, de los error de sus creencias, por el simple absurdo del
silencios, de los gustos y de las actitudes del cuerpo amor y por el complejo absurdo del amor creado por
del hombre. Amó a la hija de Risso y le modificó la los hombres.
cara, exaltando los parecidos con el padre. No dejó Pero también rompió esta fotografía y supo
el teatro porque el Municipio acababa de que le sería imposible mirar otra y seguir viviendo.
subvencionarlo y ahora tenía ella en el sótano un Pero en el plano mágico en que habían empezado a
sueldo seguro, un mundo separado de su casa, de su entenderse y a dialogar, Gracia estaba obligada a
dormitorio, del hombre frenético e indesetructible. enterarse de que él iba a romper las fotos apenas
No buscaba alejarse de la lujuria; quería descansar y llegaran, cada vez con menos curiosidad, con menor
olvidarla, permitir que la lujuria descansara y remordimiento.
olvidara. Hacía planes y los cumplía, estaba segura En el plano mágico, todos los groseros o
de la infinitud del universo del amor, segura de que tímidos hombres urgentes no eran más que
obstáculos, ineludibles postergaciones del acto ritual
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de elegir en la calle, en el restaurante o en el café al fotografía hacer que su cabeza, su corta nariz, sus
más crédulo e inexperto, al que podía prestarse sin grandes ojos impávidos descendieran desde la nada
sospecha y con un cómico orgullo a la exposición del más allá de la foto para integrar la suciedad del
frente a la cámara y al disparador, al menos mundo, la torpe, errónea visión fotográfica, las
desagradable entre los que pudieran sátiras del amor que se había jurado
creerse aquella memorizada mandar regularmente a Santa María.
argumentación de viajante de Pero su verdadero error fue cambiar
comercio. -Es que nunca tuve un las direcciones de los sobres.
hombre así, tan único, tan distinto. Y La primera separación, a los
nunca sé, metida en esta vida de teatro, seis meses del casamiento, fue
dónde estaré mañana y si volveré a bienvenida y exageradamente
verte. Quiero por lo menos mirarte en angustiosa. El Sótano-ahora Teatro
una fotografía cuando estemos lejos y Municipal de Santa María-subió hasta
te extrañe. El Rosario. Ella reiteró allí el mismo
Y después de la casi siempre viejo juego alucinante de ser una actriz
fácil convicción, pensando en Risso o entre actores, de creer en lo que
dejando de pensar para mañana, sucedía en el escenario. El público se
cumpliendo el deber que se había emocionaba, aplaudía o no se dejaba
impuesto, disponía las luces, preparaba la cámara y arrastrar. Puntualmente se imprimían programas y
encendía al hombre. Si pensaba en Risso, evocaba críticas; y la gente aceptaba el juego y lo prolongaba
un suceso antiguo, volvía a reprocharle no haberle hasta el fin de la noche, hablando de lo que había
pegado, haberla apartado para siempre con un visto y oído, y pagado para ver y oír, conversando
insulto desvaído, una sonrisa inteligente, un con cierta desesperación, con cierto acicateado
comentario que la mezclaba a ella con todas las entusiasmo, de actuaciones, decorados, parlamentos
demás mujeres. Y sin comprender; demostrando a y tramas.
pesar de noches y frases que no había comprendido De modo que el juego, el remedo,
nunca. Sin exceso de esperanzas, trajinaba sudorosa alternativamente melancólico y embriagador, que
por la siempre sórdida y calurosa habitación de ella iniciaba acercándose con lentitud a la ventana
hotel, midiendo distancias y luces, corrigiendo la que caía sobre el fiordo, estremeciéndose y
posición del cuerpo envarado del hombre. murmurando para toda la sala: «Tal vez... pero yo
Obligando, con cualquier recurso, señuelo, mentira también llevo una vida de recuerdos que
crapulosa, a que se dirigiera permanecen extraños a los
hacia ella la cara cínica y demás», también era
desconfiada del hombre de aceptado en El Rosario;
turno. Trataba de sonreír y de Siempre caían naipes en
tentar, remedaba los respuesta al que ella
chasquidos cariñosos que se arrojaba, el juego se
hacen a los recién nacidos, calculando formalizaba y ya era imposible
el paso de los segundos, calculando al mismo distraerse y mirarlo de afuera.
tiempo la intensidad con que la foto aludiría a su La primera separación duró exactamente
amor con Risso. cincuenta y dos días y Risso trató de copiar en ellos
Pero como nunca pudo saber esto, como la vida que había llevado con Gracia César durante
incluso ignoraba si las fotografías llegaban o no a los seis meses de matrimonio. Ir a la misma hora al
manos de Risso, comenzó a intensificar las mismo café, al mismo restaurante, ver a los mismos
evidencias de las fotos y las convirtió en amigos, repetir en la rambla silencios y soledades,
documentos que muy poco tenían que ver con ellos, caminar de regreso a la pensión sufriendo obcecado
Risso y Gracia. las anticipaciones del encuentro, removiendo en la
Llegó a permitir y ordenar que las caras frente y en la boca imágenes excesivas que nacían
adelgazadas por el deseo, estupidizadas por el viejo de recuerdos perfeccionados o de ambiciones
sueño masculino de la posesión, enfrentaran el irrealizables.
agujero de la cámara con una dura sonrisa, con una Eran diez o doce cuadras, ahora solo y más
avergonzada insolencia. Consideró necesario lento, a través de noches molestadas por vientos
dejarse resbalar de espaldas e introducirse en la
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tibios y helados, sobre el filo inquieto que separaba protegiendo con los hombros el vaso de vino, y a
la primavera del invierno. Le sirvieron para medir veces solo los imaginaba, distraída, por el afán de
su necesidad y su desamparo, para saber que la fidelidad en el relato, por la alegría de revivir
locura que compartían tenía por lo menos la aquella peculiar intensidad de amor que había
grandeza de carecer de futuro, de no ser medio para sentido por Risso en El Rosario, junto a un hombre
nada. En cuanto a ella, había creído que Risso daba de rostro olvidado, junto a nadie, junto a Risso.
un lema al amor común cuando susurraba, tendido, -Bueno; ahora te vestís otra vez-dijo él, con
con fresco asombro, abrumado: la misma voz asombrada y ronca que había repetido
-Todo puede suceder y vamos a estar que todo era posible, que todo sería para ellos.
siempre felices y queriéndonos. Ella le examinó la sonrisa y volvió a ponerse
Ya la frase no era un juicio, una las ropas. Durante un rato estuvieron los
opinión, no expresaba un deseo. Les era dos mirando los dibujos del mantel,
dictada e impuesta, era una las manchas, el cenicero con el pájaro
comprobación, una verdad vieja. de pico quebrado. Después él
Nada de lo que ellos hicieran o terminó de vestirse y se fue, dedicó
pensaran podría debilitar la locura, su jueves, su día libre, a conversar
el amor sin salida ni alteraciones. con el doctor Guiñazú, a
Todas las posibilidades humanas convencerlo de la urgencia del
podían ser utilizadas y todo estaba divorcio, a burlarse por anticipado
condenado a servir de alimento. de las entrevistas de reconciliación.
Creyó que fuera de ellos, Hubo después un tiempo
fuera de la habitación, se extendía largo y malsano en el que Risso quería
un mundo desprovisto de sentido, habitado por seres volver a tenerla y odiaba simultáneamente la pena y
que no importaban, poblado por hechos sin valor. el asco de todo imaginable reencuentro. Decidió
Así que sólo pensó en Risso, en ellos, después que necesitaba a Gracia y ahora un poco
cuando el hombre empezó a esperarla en la puerta más que antes. Que era necesaria la reconciliación y
del teatro, cuando la invitó y la condujo, cuando ella que estaba dispuesto a pagar cualquier precio
misma se fue quitando la ropa. siempre que no interviniera su voluntad, siempre
Era la última semana en El Rosario y ella que fuera posible volver a tenerla por las noches sin
consideró inútil hablar de aquello en las cartas a decir que sí ni siquiera con su silencio.
Risso; porque el suceso no estaba separado de ellos Volvió a dedicar los jueves a pasear con su
y a la vez nada tenía que ver con ellos; porque ella hija y a escuchar la lista de predicciones cumplidas
había actuado como un animal curioso y lúcido, con que repetía la abuela en las sobremesas. Tuvo de
cierta lástima por el hombre, con cierto desdén por Gracia noticias cautelosas y vagas, comenzó a
la pobreza de lo que estaba agregando a su amor por imaginarla como a una mujer desconocida, cuyos
Risso. gestos y reacciones debían ser adivinados o
Y cuando volvió a Santa María, prefirió deducidos; como a una mujer preservada y solitaria
esperar hasta una víspera de jueves-porque los entre personas y lugares, que le estaba predestinada
jueves Risso no iba al diario-, hasta una noche sin y a la que tendría que querer, tal vez desde el primer
tiempo, hasta una madrugada idéntica a las encuentro.
veinticinco que llevaban vividas. Casi un mes después del principio de la
Lo empezó a contar antes de desvestirse, con separación, Gracia repartió direcciones
el orgullo y la ternura de haber inventado, contradictorias y se fue de Santa María.
simplemente, una nueva caricia. Apoyado en la -No se preocupe -dijo Guiñazú-. Conozco
mesa, en mangas de camisa, él cerró los ojos y bien a las mujeres y algo así estaba esperando. Esto
sonrió. Después la hizo desnudar y le pidió que confirma el abandono del hogar y simplifica la
repitiera la historia, ahora de pie, moviéndose acción que no podrá ser dañada por una evidente
descalza sobre la alfombra y casi sin desplazarse de maniobra dilatoria que está evidenciando la
frente y de perfil, dándole la espalda y balanceando sinrazón de la parte demandada.
el cuerpo mientras lo apoyaba en una pierna y otra. Era aquél un comienzo húmedo de
A veces ella veía la cara larga y sudorosa de Risso, primavera, y muchas noches Risso volvía
el cuerpo pesado apoyándose en la mesa, caminando del diario, del café, dándole nombres a
la lluvia, avivando su sufrimiento como si soplara
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una brasa, apartándolo de sí para verlo mejor e su puntual envío, se originaban en el mismo amor,
increíble, imaginando actos de amor nunca vividos en la misma capacidad de nostalgia, en la misma
para ponerse en seguida a recordarlos con congénita lealtad.
desesperada codicia. La próxima fotografía le llegó desde
Risso había destruido, sin mirar, los últimos Montevideo; ni al diario ni a la pensión. Y no llegó
tres mensajes. Se sentía ahora, y para siempre, en el a verla. Salía una noche de El Liberal cuando
diario y en la pensión, como una alimaña en su escuchó la renguera del viejo Lanza persiguiéndolo
madriguera, como una bestia que oyera rebotar los en los escalones, la tos estremecida a su espalda, la
tiros de los cazadores en la puerta de su cueva. Solo inocente y tramposa frase del prólogo. Fueron a
podía salvarse de la muerte y de la idea de la muerte comer al Baviera; y Risso pudo haber jurado
forzándose a la quietud y a la ignorancia. después haber estado sabiendo que el hombre
Acurrucado, agitaba los bigotes y el morro, las descuidado, barbudo, enfermo, que metía y sacaba
patas; solo podía esperar el agotamiento de la furia en la sobremesa un cigarrillo humedecido de la boca
ajena. Sin permitirse palabras ni pensamientos, se hundida, que no quería mirarle los ojos, que recitaba
vio forzado a empezar a entender; a confundir a la comentarios obvios sobre las noticias que UP había
Gracia que buscaba y elegía hombres y actitudes hecho llegar al diario durante la jornada, estaba
para las fotos, con la muchacha que había planeado, impregnado de Gracia, o del frenético aroma
muchos meses atrás, vestidos, conversaciones, absurdo que destila el amor.
maquillajes, caricias a su hija para conquistar a un -De hombre a hombre-dijo Lanza con
viudo aplicado al desconsuelo, a este hombre que resignación-. O de viejo que no tiene más felicidad
ganaba un sueldo escaso y que solo podía ofrecer a en la vida que la discutible de seguir viviendo. De
las mujeres una asombrada, leal, incomprensión. un viejo a usted; y yo no sé, porque nunca se sabe,
Había empezado a creer que la muchacha quién es usted. Sé de algunos hechos y he oído
que le había escrito largas y exageradas cartas en las comentarios. Pero ya no tengo interés en perder el
breves separaciones veraniegas del noviazgo era la tiempo creyendo o dudando. Da lo mismo. Cada
misma que procuraba su desesperación y su mañana compruebo que sigo vivo, sin amargura y
aniquilamiento enviándole las fotografías. Y llegó a sin dar las gracias. Arrastro por Santa María y por la
pensar que, siempre, el amante que ha logrado redacción una pierna enferma y la arterioesclerosis,
respirar en la obstinación sin consuelo de la cama el me acuerdo de España, corrijo las pruebas, escribo y
olor sombrío de la muerte, está condenado a a veces hablo demasiado. Como esta noche. Recibí
perseguir -para él y para ella-la destrucción, la paz una sucia fotografía y no es posible dudar sobre
definitiva de la nada. quién la mandó. Tampoco
Pensaba en la puedo adivinar por qué
muchacha que se paseaba me eligieron a mí. Al
del brazo de dos amigas dorso dice: «Para ser
en las tardes de la rambla, donada a la colección
vestida con los amplios y Risso», o cosa parecida.
taraceados vestidos de Me llegó el sábado y
tela endurecida que inventaba e imponía el estuve dos días pensando si dársela o no. Llegué a
recuerdo, y que atravesaba la obertura del Barbero creer que lo mejor era decírselo porque mandarme
que coronaba el concierto dominical de la banda eso a mí es locura sin atenuantes y tal vez a usted le
para mirarlo un segundo. Pensaba en aquel haga bien saber que está loca. Ahora está usted
relámpago en que ella hacía girar su expresión enterado; solo le pido permiso para romper la
enfurecida de oferta y desafío, en que le mostraba fotografía sin mostrársela.
de frente la belleza casi varonil de una cara Risso dijo que sí y aquella noche, mirando
pensativa y capaz, en que lo elegía a él, entontecido hasta la mañana la luz del farol de la calle en el techo
por la viudez. Y, poco a poco, iba admitiendo que del cuarto, comprendió que la segunda desgracia, la
aquella era la misma mujer desnuda, un poco más venganza era esencialmente menos grave que la
gruesa, con cierto aire de aplomo y de haber sentado primera, la traición, pero también mucho menos
cabeza, que le hacía llegar fotografías desde Lima, soportable. Sentía su largo cuerpo expuesto como un
Santiago y Buenos Aires. nervio al dolor del aire, sin amparo, sin poderse
Por qué no, llegó a pensar, por qué no inventar un alivio.
aceptar que las fotografías, su trabajosa preparación,
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La cuarta fotografía no dirigida a él la tiró tormenta de la ventana, lo invadió por primera vez un
sobre la mesa la abuela de su hija, el jueves siguiente. paternal cariño hacia los hombres y hacia lo que los
La niña se había ido a dormir y la foto estaba hombres habían hecho y construido. Había resuelto
nuevamente dentro del sobre. Cayó entre el sifón y la averiguar la dirección de Gracia, llamarla o irse a
dulcera, largo, atravesado y teñido por el reflejo de vivir con ella. Aquella noche en el diario fue un
una botella, mostrando entusiastas letras en tinta hombre lento y feliz, actuó con torpezas de recién
azul. nacido, cumplió su cuota de cuartillas con las
-Comprenderás que después de esto... - distracciones y errores que es común perdonar a un
tartamudeó la abuela. forastero. La gran noticia
Revolvía el café y miraba era la imposibilidad de
la cara de Risso, que Ribereña corriera en
buscándole en el perfil el San Isidro, porque
secreto de la universal estamos en condiciones
inmundicia, la causa de la de informar que el crédito
muerte de su hija, la explicación de tantas cosas que del stud El Gorrión amaneció hoy manifestando
ella había sospechado sin coraje para creerlas-. dolencias en uno de los remos delanteros,
Comprenderás-repitió con furia, con la voz cómica y evidenciando inflamación a la cuerda lo que dice a
envejecida. las claras de la entidad del mal que lo aqueja.
Pero no sabía qué era necesario comprender y -Recordando que él hacía Hípicas-contó
Risso tampoco comprendía aunque se esforzara, Lanza-, uno intenta explicar aquel desconcierto
mirando el sobre que había quedado enfrentándolo, comparándolo al del hombre que se jugó el sueldo a
con un ángulo apoyado en el borde del plato. un dato que le dieron y confirmaron el cuidador, el
Afuera la noche estaba pesada y las ventanas jockey, el dueño y el propio caballo. Porque aunque
abiertas de la ciudad mezclaban al misterio lechoso tenía, según se sabrá, los más excelentes motivos
del cielo los misterios de las vidas de los hombres para estar sufriendo y tragarse sin más todos los
sus afanes y sus costumbres. Volteado en su cama sellos de somníferos de todas las boticas de Santa
Risso creyó que empezaba a comprender, que como María, lo que me estuvo mostrando media hora antes
una enfermedad, como un bienestar, la comprensión de hacerlo no fue otra cosa que el razonamiento y la
ocurría en él, liberada de la voluntad y de la actitud de un hombre estafado.
inteligencia. Sucedía, simplemente, desde el contacto Un hombre que había estado seguro y a salvo
de los pies con los zapatos hasta las lágrimas que le y ya no lo está, y no logra explicarse cómo pudo ser,
llegaban a las mejillas y al cuello. La comprensión qué error de cálculo produjo el desmoronamiento.
sucedía en él, y él no estaba interesado en saber qué Porque en ningún momento llamó yegua a la yegua
era lo que comprendía, mientras recordaba o estaba que estuvo repartiendo las soeces fotografías por toda
viendo su llanto y su quietud, la alargada pasividad la ciudad, y ni siquiera aceptó caminar por el puente
del cuerpo en la cama, la comba de las nubes en la que yo le tendía, insinuando, sin creerla, la
ventana, escenas antiguas y futuras. Veía la muerte y posibilidad de que la yegua-en cueros y alzada como
la amistad con la muerte, el ensoberbecido desprecio prefirió divulgarse, o mimando en el escenario los
por las reglas que todos los hombres habían problemas ováricos de otras yeguas hechas famosas
consentido acatar, el auténtico asombro de la libertad. por el teatro universal-, la posibilidad de que
Hizo pedazos la fotografía sobre el pecho, sin apartar estuviera loca de atar. Nada. Él se había equivocado,
los ojos del blancor de la ventana, lento y diestro, y no al casarse con ella sino en otro momento que no
temeroso de hacer ruido o interrumpir. Sintió después quiso nombrar. La culpa era de él y nuestra entrevista
el movimiento de un aire nuevo, acaso respirado en fue increíble y espantosa. Porque ya me había dicho
la niñez, que iba llenando la habitación y se extendía que iba a matarse y ya me había convencido de que
con pereza inexperta por las calles y los era inútil y también grotesco y otra vez inútil
desprevenidos edificios, para esperarlo y darle argumentar para salvarlo. Y hablaba fríamente
protección mañana y en los días siguientes. conmigo, sin aceptar mis ruegos de que se
Estuvo conociendo hasta la madrugada, como emborrachara. Se había equivocado, insistía; él y no
a ciudades que le habían parecido inalcanzables, el la maldita arrastrada que le mandó la fotografía a la
desinterés, la dicha sin causa, la aceptación de la pequeña, al Colegio de Hermanas. Tal vez pensando
soledad. Y cuando despertó a mediodía, cuando se que abriría el sobre la hermana superiora, acaso
aflojó la corbata y el cinturón y el reioj pulsera, deseando que el sobre llegara intacto hasta las manos
mientras caminaba sudando hasta el pútrido olor a de la hija de Risso, segura esta vez de acertar en lo
que Risso tenía de veras vulnerable.
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Carta
Estas palabras huelen a fracaso de antemano, ya que parten hacia un rumbo que no existe. Aunque eso, y usted lo
sabe más que yo, puede ser muchas veces un andamio.
Decir, aceptar que usted no está, que una vez más nos tomó el pelo y se deshizo de nosotros, es difícil, sobre todo
cuando uno se acerca a los estantes y hay libros que debajo de su nombre tienen puertas, puertas que se abren y dan a
habitaciones turbias, donde las mujeres se desnudan con pasión de oferta y los médicos leen periódicos o escuchan
tangos mientras los pies se les diluyen en una palangana.
Es difícil, ya le digo, creer su ausencia cuando sigue hablando el viento con temblor de humo y la tierra, sólo en
su mundo, claro, sigue siendo de nadie. Complicado, sí, bastante complicado asumir que sea cierto viniendo de usted, un
gigantesco mentiroso, un embustero sin estafas que se vuelve necesario al borde de los días, en el costado de ese ruido
que viaja desde las avenidas a los huesos.
Yo no le creo, qué quiere que le diga, no confío en la soledad de sus cuadernos, en el invierno de sus cigarrillos,
en la derrota de esa esperanza un tanto anémica que usted puso en sus hombres; no, no le creo, sé que nos engaña, que se
hartó tal vez de nuestras fofas peroratas y se inventó un lugar donde beber tranquilo, y ahí seguramente tiene un lápiz, un
tintero, cualquier cosa con que rayar la aventura de otros hombres.
Hacia ese lugar mando esta hoja; no espero su respuesta, lo conozco lo suficiente como para saber que tampoco
usted me cree a mí.
Menelo

Bibliografía. Elastillero
CompañíaGeneralFabrilEditora.BuenosAires1961.

Elpozo Juntacadáveres
EdicionesSigno.Montevideo1939. Novela.EditorialAlfa.Montevideo1964.

Tierradenadie Tiempodeabrazaryloscuentosde1933a1950
EditorialLosada.BuenosAires1941. ArcaEditorial.Montevideo1974.

Paraestanoche Dejemoshablaralviento
Novela.EditorialPoseidon.BuenosAires1943. Novela.EditorialBruguera.Madrid1979.

Lavidabreve Cuandoentonces
Novela.EditorialSudamericana.BuenosAires1950. Novela.Mondadori.Madrid1987.

Losadioses Cuandoyanoimporte
Novelacorta.EditorialSur.BuenosAires1954. Alfaguara.Madrid1993.

Unatumbasinnombre Cuentoscompletos
Novela.EdicionesMarcha.Montevideo1959. Alfaguara.Madrid1994.
(a partir de la segunda edición 1967: Para una tumba sin nombre)

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García Morato 22, (Ruta de la Madera)
Kiosco Menchu
Calderón de la Barca 18
Papelería Sheila
Virgen del Puig 19, (Tómbola)
Alitruc
Elche
Opiniones desde el balcón
(literatura de altos vuelos).
Saltó hacia la noche como un pájaro de cuatrocientas alas, de cuatrocientos vuelos escritos, rayados,
estropeados.
Cinco departamentos, cinco familias, cinco
historias abajo, camino del cemento y del silencio
que a esa hora lo pisaba.
El viento le habrá limpiado el polvo que
las semanas de estantería y olvido le agregaron a
las páginas, y si no lo hizo el viento, lo habrá hecho
el golpe que se dio contra el asfalto.
Un hombre se giró hacia su ruido
acartonado, y continuó después indiferente a la
pequeña cueva, a la caverna que formaron sus
tapas sobre la avenida.
Nosotros, riendo, comentando la calidad de
la caída, las piruetas en el aire, esperábamos en el
balcón a que algún vehículo demoliera la
prepotencia de esa cosa rellena de palabras que se
resistía a su destino y le mostraba el pecho a las
ruedas que venían.
Uno, dos, tres coches, varios más, y por fin
uno que se acercaba con buena dirección... Lo rozó
y se detuvo a veinte metros, dio marcha atrás,
aparcó a su lado, el conductor abrió la puerta, lo
recogió, y, casi sin mirarlo, se lo regaló a su
acompañante.
Le salió barato y quedó bien comentó
uno a mi lado, mientras el coche se alejaba con La Caverna, el Nobel, Saramago, y su raquítico mensaje hacia
otra parte.

“Canta,
que alguien sepa que estallas
que alguien sepa que todos estamos estallando siempre,
que alguien allá, mucho más allá,
en otro tiempo
(el del odio, el de las aguzadas furias)
oiga tu estallido siempre”.

Reinaldo Arenas, «Morir en junio y con la lengua afuera».

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