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CRISTINA DE SUECIA

Una estampa histrica de Carl Snoilsky. Traduccin del sueco de Sandra Dermark (Abril de 2012) Dedicada a mi parentela sueca. Sobre el terciopelo negro un haz de luz cae de la cortina, en l bailan motas de polvo una danza ligera y fina. Noche y da hay una seora aqu, encadenada al dolor. Guarda, en una cajita de oro, de su marido el corazn. Una niita hay postrada ante su falda, al escabel, con dos grandes y azules ojos en que un raro brillo se ve. Pasa las pginas del libro que por Navidad recibi, y a Gustavo Adolfo sigue en una y otra ilustracin. Contadas veces ella alza una fugaz, precoz mirada que reposa, curiosa, sobre la plaidera enlutada. De pronto, llaman a la puerta, y sta es lentamente hecha abrir. Un hombre, en el umbral, observa a las dos sin entrar all. Sobre su cuello de encaje, resalta una perilla ancha y canosa. Las medias negras le van justas sobre unas piernas musculosas. Saluda como un cortesano a la seora, con fineza, pero algo nos deja entrever que es l quien aqu gobierna. Lgrimas halla por respuesta; y a la nia, que leyendo est, se dirige agachndose y la llama Su Majestad.

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