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AL SERVICIO DE LA VIDA
Editorial Artesanías
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A modo de preludio
Al lector...
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Es un libro de recuerdos y realizaciones, de hechos y episodios
rescatados de la memoria y narrados por Natan Trainin, un hombre que
honra a la ciencia, a su país de nacimiento, la Argentina, y al país elegido,
Israel; al pueblo judío, a sus padres y a su familia, arraigada en la tierra de
Sión. Lo fui nutriendo con el diálogo y el relato de sus vivencias, y
principalmente con el soliloquio de un hombre que fue recibido en el
Instituto Weizmann por el profesor Isaac Berenblum, porque percibió “el
brillo de sus ojos”...
El apéndice está compuesto por relatos de colegas, discípulos y
amigos de Natan Trainin, que a lo largo de sus setenta y siete años ha
recogido reconocimiento, cariño, respeto y honores.
No es éste un libro formal, una biografía prolija, menuda en detalles, o
gris, como una llovizna aburrida. Tampoco una cronología ordenada, en que
las fechas asfixian a los hechos, o en que la ingeniería pulcra del tiempo
difumina la materia viva. Es, sí, una semblanza de matices decididamente
humanos... Para mí, que lo escribí, fue una vivencia gratificante,
conmovedora e inolvidable.
Para terminar; la preparación de este libro tuvo sus bemoles...
Buscando el hilo conductor, reuniendo y ensamblando los materiales básicos
dispersos en horas de grabación; decantándolos y sopesando el valor
intrínseco de cada párrafo, logré armar la infraestructura de esta obra.
Luego, tuve que darle forma, estilizarlo y pulirlo. En esa tarea de
corrección, aporte de consejos y sugerencias, buenos amigos me brindaron
una ayuda inestimable. Quiero expresar mi profundo agradecimiento, pues,
a Fortuna Levy y a Ernesto Ramírez.
Y mi reconocimiento infinito a Esther Susana Durman, por infatigable y
solidaria, cuya imaginación y proverbial sentido común me condujeron por
el laberinto de Ariadna hasta indicarme la salida apropiada. Sin Susana, aún
estaría boyando entre Escila y Caribdis...
Andrés Aldao
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Al Servicio de la Vida
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Pobrerío judío diseminado en aldeas y ciudades, unido por los lazos
de la tradición, el rezo sabático en hebreo, la lengua sagrada para las
oraciones, o el idish, el idioma coloquial del judaísmo europeo; y la
solidaridad ante el dolor y las persecuciones.
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muertos y heridos, horror y destrozos. Otra de las agresiones más
atroces tuvo lugar en Bialistok, el 16 de junio de 1906, en la que
hubo gran cantidad de apaleamientos, asesinatos y despojos.
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hábil maestro en el manipuleo del cobre que se empleaba en la
fabricación de toneles. Diestro hasta entonces en el uso del intelecto,
dio a sus manos y músculos una flamante función: transformar
materia prima en un apreciado bien de uso. Esa nueva ocupación le
permitiría convertir sus anhelos en realidad...
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2•
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Una vez que contrajeron enlace, Herman volvió a la misma agencia
de viajes de Hamburgo, en la que había adquirido su pasaje la vez
anterior. En esta oportunidad, vestido como un caballero, compró dos
billetes para la Argentina... No como alternativa del destino sino
como una decisión propia. El antiguo inmigrante regresaba a su país
de adopción, a esa Argentina que contempló en el mapamundi como
un punto extraviado, o tal vez un cautivante enigma que sólo el
futuro le fue revelando como una decisión de la que no se
arrepentiría...
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una comunidad judía de 500 mil almas, la más numerosa del
continente sudamericano...
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3•
Muy pronto descubrió que el estudio sería para él una pasión, una
necesidad guardada en lo más hondo de su ser. Natalio Trainin
(Natan, años más tarde, en Israel), comprendió que él era tierra
abonada para cristalizar esa pasión. Sólo debía esperar que las
semillas del saber fueran germinando en su mente y su espíritu:
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“1.Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo
tiene su hora.
2 .Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo
de recoger lo plantado;” (Eclesiatés 3, “Todo tiene su tiempo”).
Llegarían para Natan, pues, los tiempos de la cosecha, de “...recoger
lo plantado”.
•••
Estaba parado frente a la ventana de la escuela vecina a su casa,
escuchando absorto las palabras de la maestra; absorbiéndolas,
concentrado y quieto, mientras el viento de la cordillera jugueteaba
con sus cabellos. Cursaba ese primer año escolar sin concurrir al
aula. Como un duende. Y desde ese mirador de la ventana oía las
preguntas de la maestrita. Natalio daba las respuestas oportunas,
certeras, exactas... con inocencia impremeditada. A veces lo
entibiaba un sol malhumorado parapetado entre nubes de discreta
blancura; y soportaba lloviznas a pie firme: no tenía tiempo para
lidiar con los cambios climáticos porque su mente atendía las
palabras de esa maestra de voz fresca y sin rostro visible... Una
escena repetida diariamente a lo largo de algunas semanas...
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El padre de Natan fue un hombre piadoso pero no un fanático. Se
nutrió con las costumbres del país sin renunciar a su judaísmo.
Cuando se enteró de las matanzas que hubo en 1929 en Hebrón,
Palestina, se afligió sin consuelo. Era comprensible, porque él vivió
esa trágica experiencia en sus días de Odesa.. Las noticias que
llegaban apenaban a la pequeña comunidad judía de Mendoza, de la
cual Herman era un activo miembro.
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4•
Luego Natan relata otro episodio que vivió en esos días: al partir el
tren de Mendoza un amigo de Simón iba pedaleando al costado de las
vías, acompañando simbólicamente el viaje de la familia de su
camarada de juegos y coloquios, que él intuía definitivo. Por lo visto,
no se resignaba a perderlos para siempre. Fue, a su modo, una
despedida muy emotiva. Una especie de alegoría sobre las relaciones
que bordaban los Trainin en cada mojón de su vida y que luego, por
una u otra causa, dejaban atrás.
•••
Los hijos de Raquel y Herman crecieron en un mundo inestable,
flanqueado por dos terribles conflagraciones mundiales y castigado
por las consecuencias de la gran recesión económica de los años 30.
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También la Argentina sufrió las consecuencias de la crisis mundial.
Los Trainin supieron sobreponerse a los problemas materiales y las
dificultades, vivieron con sencillez exhibiendo una enorme fuerza de
voluntad, capacidad y dedicación a los estudios. Estas virtudes
siempre caracterizarían a los hijos de la familia.
A Simón, el primogénito, Natan lo recuerda con cariño y gran
admiración. Pese a la diferencia de edad Natan y Simón forjaron una
amistad fundada en el afecto recíproco y en la experiencia del
hermano mayor. Éste le llevaba doce años, era estudiante de
medicina y trabajaba por las noches de maestro para ayudar a la
familia. Dueño de una gran inventiva, «mi hermano Simón fue una
persona decididamente humanista”, acota. Es indudable el
ascendiente que éste ejerció sobre Natan, incluida su elección por la
carrera de medicina.
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Desde los lejanos días de la escuela primaria, Natan fue un
alumno aventajado. El Rotary Club de Córdoba había organizado en
1933 un almuerzo de fin de curso para los alumnos sobresalientes de
sexto grado de cada escuela. Natan representó al colegio Santiago de
las Carreras recibiendo como obsequio un libro de Emilio Salgari:
«Conservo ese libro conmigo –cuenta-, con las páginas amarillentas y
la cálida dedicatoria que todavía hoy me conmueve.».
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adolescencia, una edad de crisis y transformación. Trainin sabe que
también en la infancia pueden haber –y las hay- experiencias
conflictivas, pero él está convencido que esa es, básicamente, una
etapa fértil y propicia para el aprendizaje.
•••
Cincuenta años separan a Natan de la Argentina... Pero él no olvidó
el país en que nació, las emociones y los recuerdos, las semblanzas y
las imágenes preservadas en su memoria. Fueron tiempos dichosos,
que incluyen las relaciones familiares, la amistad con amigos y
condiscípulos, el trato inolvidable con maestros y profesores, y el
paisaje, silencioso, que él contempla ahora desde un resquicio
intemporal.
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de otro modo, incluso puede estar en las antípodas de sus puntos de
vista. Pero no congenia con los fanatismos, vengan de donde
vinieren. Por eso su cultura es universal y no sectaria, parcial o
tendenciosa. Aunque tenga preferencias, no rechaza ideas o gustos,
ni a gentes que no concuerden con su modo de pensar. Es, como
señalamos, un humanista...
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5•
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universidad, se produjo su acercamiento al sionismo socialista
militante. Quería expresarse, transformar su sensibilidad en hechos,
en actos militantes.
Comprendió pues que había llegado el tiempo de la “acción”. El
Holocausto influyó en su concepción de judío tradicional. No bastaba
reconocerse judío y vivir en la diáspora, pensaba Natan: el judío era
parte de un pueblo sin tierra y sin Estado, sin bandera y sin moneda,
que desconocía el orgullo de poseer un Estado soberano capaz de
albergar a todos los judíos del mundo...
•••
Pero al mismo tiempo, Natan era contemporáneo de la denominada
“década infame”, vale decir, el período que transcurrió desde la caída
del presidente Yrigoyen (1930) hasta el golpe militar del 4 de junio de
1943. Esa época nefasta de la historia argentina se caracterizó por la
violencia, la xenofobia y el fraude político.
En el nivel internacional el fanatismo ideológico, el racismo, la
intolerancia y las persecuciones condujeron al mundo a la gran
tragedia de la segunda guerra mundial, que provocó millones de
muertos, el enfrentamiento entre la civilización europea y la barbarie
teutona; y el terrible drama del Holocausto... Su interés por la política
se explica, entonces, por razones históricas y personales:
Razones históricas, porque el período posterior a la primera guerra
mundial (1914-1918), la Revolución Rusa, la subida del fascismo (la
marcha sobre Roma, en 1922, que condujo a Mussolini al poder), y
sobre todo la ascención del nacionalsocialismo en 1933 (que
transformó la persecución antisemita y el racismo en la Alemania nazi
en asunto prioritario), el colonialismo, la guerra civil española,
generaron en el mundo antinomias políticas, sociales, económicas y
filosóficas que degeneraron en violencia, salvajismo, destrucción y
muerte.
Esos antagonismos estallaron como explosivos letales en casi todos
los países del orbe. En el mundo no quedaron zonas sin conflictos, sin
intereses enfrentados que llevarían, a la postre, a la catástrofe de la
segunda guerra mundial.
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despierta en la infancia y robustecida en su adolescencia debido en
parte al ejemplo de su hermano Simón.
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A pesar de las huelgas y las peleas callejeras, él y sus dos grandes
amigos, Mauricio Rosenbaum y Samuel Talesnik (llamados “los tres
mosqueteros”, recuerda Natan), seguían preocupándose por los
estudios. Para Natan y sus camaradas la meta no consistía en la mera
obtención del diploma. Deseaban aprender, conocer en profundidad
las bases y los avances de la medicina, prepararse para ser médicos
que honrasen a su profesión:
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Siendo estudiante fue nombrado practicante por concurso –otra
prueba de su capacidad-, y trabajó en el hospital San Roque con el
doctor Gabriel Oddone, un cirujano de manos muy diestras para esa
compleja profesión. La futura carrera de Natan, de todas maneras,
iba a sufrir un cambio drástico, decisivo para su vida. Y de algún
modo previsible...
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6•
Durante esa época leyó, entre otros, dos libros que ejercieron
notable influencia en sus convicciones sionistas. Uno fue “Viaje sin
retorno”, aparecido en 1943 y cuyo autor fue un periodista
americano. En 1946 apareció otro libro que Natan consideró
importante, “El aliado olvidado”, de Pierre Van Passen, donde el autor
desarrollaba la tesis de que el pueblo judío era, por cierto, el aliado
olvidado, el factor excluido. Ambos libros fortalecieron sus ideales
sionistas socialistas, dándole una mayor comprensión de la
problemática judía y sus posibles soluciones.
•••
Es sabido que la segunda guerra mundial tuvo un vuelco
sensacional después de la batalla de Stalingrado. En la conferencia de
Yalta, realizada en febrero de 1945, Roosevelt, Churchill y Stalin
acordaron los detalles de la rendición de la Alemania nazi, la división
de Europa en dos zonas de influencia, las nuevas fronteras de Polonia
y la división de Corea en dos países.
A pesar de la terrible tragedia que vivió el pueblo judío, y aunque
millares de soldados judíos participaron de la guerra contra el eje
totalitario contribuyendo a la derrota del nazismo, la cuestión judía no
fue relevante para los vencedores ni tuvo suficiente peso histórico
como para darle cabida en los debates...
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nuevo reparto del mundo, el reordenamiento de las esferas de
influencia, las sanciones a los países del “Eje”, etc.
Pero tampoco en Postdam tuvieron tiempo suficiente ¿o voluntad?
para debatir y resolver algunos problemas “espinosos”. Existía un
factor excluido sistemáticamente de los debates: el futuro destino del
pueblo judío, principal víctima del Holocausto.
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helénica, ni Asiria o Caldea, ni los fenicios o los cartagineses, ni la
civilización egipcia.
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y un sector del otrora poderoso Partido Radical (UCR) enfrentaron y
vencieron en las elecciones del 24 de febrero de 1946 a la Unión
Democrática, conjunción de fuerzas políticas, desde la derecha
conservadora hasta el Partido Comunista.
La aparición del peronismo y el papel protagónico de las capas
más pobres de la población, dividieron entonces a la sociedad
argentina por una filosa transversal polémica. También la comunidad
judía argentina jugó un papel en esa discusión, porque hubieron
adhesiones hacia los dos bandos, a pesar de que acusaron a Perón de
simpatizar con Mussolini. Si esto indica algo, es interesante recordar
que también Zeev Jabotinsky, líder fundador del movimiento
revisionista, tuvo simpatías hacia el “Duce”... y los desfiles de sus
legionarios uniformados.
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«En los albores del año 1946 –recuerda-, a pocos meses de mi
graduación, ya en mi carácter de médico interno atendí a una criatura
de cinco años que sufría de fiebre alta, postración y malestar general.
En el examen clínico descubrí en su cuello un paquete linfático
agrandado. Inmediatamente efectué una biopsia glandular.
Natan vivía el dolor de los demás como propio: cuando algún ser
humano era víctima de una enfermedad, o persecución, duelo,
injusticia, o discriminación, Natan Trainin obraba según la máxima de
Terencio: “Hombre soy y nada de lo humano me resulta ajeno”. Así
ha actuado a lo largo de toda su vida.
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8•
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Inició su tarea de neurocirujano en el hospital Rawson, trabajando
diariamente hasta las dos o tres de la tarde. Simón Trainin, que había
llegado a Buenos Aires en 1944, instaló su consultorio y comenzó a
atender a sus pacientes con métodos naturistas mediante hierbas,
vitaminas y otras terapias adecuadas para esa especialidad de la
medicina. Después de su labor en el Rawson Natan iba al consultorio
de Simón y trabajaba allí hasta las seis de la tarde.
•••
Chela Adler, mientras tanto, empezó a estudiar medicina en
Córdoba. Cuando Natan fue dejado cesante en el Hospital San Roque
y partió hacia Buenos Aires a principios de 1947, «...yo tomé la gran
decisión de mi vida –recuerda Chela-, y me fuí detrás de Natan... sin
nada... Mi mamá no se opuso y recalé en Buenos Aires». Se alojó en
la casa de sus primas, ya casadas, que le proporcionaron vivienda y
comida. Pero no tenía dinero... Chela, entonces, con el entusiasmo
que fue la clave de su vida, comenzó a dar lecciones particulares a
alumnos necesitados de apoyo Así pudo mantenerse. Y estar cerca de
Natalio.
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descubrir los factores que producían los tumores y tratar de inhibir su
desarrollo.
Para Trainin la neurocirugía fue como un meteorito que de pronto
se opacó, cambió de rumbo y se extravió en el vacío cósmico... Él
debía explorar una nueva galaxia. Vivía angustiado por las
limitaciones de la especialidad en esos años, porque aún balbuceaba.
Su experiencia como neurocirujano lo condujo a nuevas preguntas y
decidió encarar la cuestión desde otra óptica.
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inquietudes y el anhelo de trabajar en la investigación. Tuvieron
varios encuentros, en los que cada uno exponía su punto de vista –
generalmente coincidían- hasta que Polak se convenció que en Natan
había condiciones relevantes para la investigación, y de allí surgió la
propuesta de incorporarse al laboratorio del Fiorito.
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Combatieron contra el antisionismo del Partido Comunista, cuyo
sectarismo e intransigencia “principista” les hacía perder de vista la
perspectiva histórica inmediata: el sionismo socialista ya transitaba
por las rutas de la historia, era una fuerza y una necesidad. En
Palestina existían los kibutzim, semillas de una sociedad que se
consolidaría en los primeros años de la creación del Estado de Israel,
aunque luego su fuerza y su mensaje perderían el vigor inicial.
Trainin recuerda a uno de los dirigentes comunistas de aquellos
años, a quien apreciaba bastante, Teodoro Kantor, y a otros
dirigentes de la sección judía del partido con los que tenía excelentes
relaciones. A pesar de eso, se manejó con precaución manteniendo
siempre su independencia de criterio.
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La grosera y cínica violación de los derechos del hombre, el
menosprecio por los valores elementales de la vida, el descubrimiento
de la trágica odisea de los escritores Itzjak Bábel y Osip Mandelshtam
durante el período de los “Procesos de Moscú”, en 1936 y 1937, en el
que fueron condenados judíos, comunistas o no, exhibieron una
imagen socialista saturada de sangre, terror y teocracia que pusieron
en duda la cordura del régimen soviético como supuesta panacea
redentora de los pueblos.
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aprestaban a materializar el sueño de sus vidas, participar de los
esfuerzos por edificar un Estado judío laico, solidario y justo, un
Estado socialista en la tierra del nuevo Estado.
Chela y Natan tenían la intención de ensamblar las imágenes
oníricas del pasado con la realidad; consumar la aspiración de que los
judíos de la diáspora se refugiaran en la cobija cálida del Estado de
Israel. La utopía nebulosa, soñada entre lágrimas y el acoso de
siglos, era ese país joven. Ansiaban ser protagonistas de ese
acontecimiento, porque era un desafío para los que construían lo
imposible; transformaban, educaban; y defendían su tierra con ese
ejército formado sobre la marcha, creando una generación judía de
nuevo tipo.
Luego abordaron el buque que los llevaría a Tel Aviv: Este último
tramo de la travesía fue espectacularmente “movido”... Se trataba de
un barquichuelo horrible y anticuado. Los viajeros parecían
protagonizar un ballet diabólico, danzando en los estrechos pasillos
de la bodega y las cubiertas. En esa cáscara de nuez les servían el té
–recuerda Natan- en aquellas pintorescas y anticuadas regaderas de
latón...
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El sol era como una corola escarlata cuyos pétalos solares daban la
bienvenida a los exhaustos pasajeros... Fue entonces que recibieron
la primera lección de “instrucción cívica” en Israel: el significado del
“statu quo” entre el poder civil y el poder religioso. En una palabra:
no les permitieron desembarcar para no violar la santidad sabática...
Mientras tanto, en el cielo que cubría a Tel Aviv el óvalo rosado del
crepúsculo se iba confundiendo con las primeras sombras. Parecía
una mantilla desdoblada de colores diáfanos, extraños y alegres,
mientras sombras plisadas acechaban impacientes la cerrada tiniebla
de la noche.
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sigue siendo una esperanza, una promesa, una necesidad, una
incógnita, un cruento y extenuante signo de pregunta, un objetivo
anhelado por la mayor parte del pueblo israelí.
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«Éramos jóvenes, llenos de ilusiones y esperanzas... Fueron días
maravillosos los vividos el primer año en Maabarot, allí, en sus
espacios verdes y los campos sembrados del kibutz, aunque las
experiencias de Chela y las mías –explica Natan- fueran tan
distintas.». Ambos recuerdan con mucho afecto a Eliahu Daniel,
arquetipo de la sociedad del futuro, quien atesoraba valores
culturales, morales, y conocimientos profesionales de un nivel nada
común.
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levantamiento de pesas en las olimpiadas de los deportistas
minusválidos.
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«Mire, Natan, para que no se aburra, le propongo que una vez a la
semana venga a mi clínica. Como jefe de zona recibo casos
complicados que los médicos comunes no pueden resolver: venga y
colabore conmigo».
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13 •
Una mañana del año 1954 Natan leyó en “Al Hamishmar”, órgano
de MAPAM, una información perdida entre las columnas del diario: «El
profesor Isaac Berenblum, famoso investigador del cáncer, llega de
visita al Instituto Weizmann.». Eran nada más que tres líneas pero
fueron suficientes para que el corazón de Natan latiera
aceleradamente.
Pasaron algunos dias, pero Natan ya había tomado una decisión...
como todas las que tomó en su vida: él iría a hablar con ese profesor,
se presentaría, le confiaría sus anhelos, le explicaría sus ideas y su
voluntad de trabajar en la investigación del cáncer.
Natan habló con Chela que, por supuesto, le brindó todo su apoyo.
Pidió un día de licencia, subió al autobús y se fue a Rehovot. Con la
esperanza a cuestas, y no pocas dudas, cruzó el ancho portón e
ingresó en el Instituto Weizmann... Ya entrar allí fue para Natan algo
estupendo: el amplio portón, los árboles magníficos e imponentes, las
calles y senderos cercados por el verdor iridiscente del césped, los
soberbios edificios, prolijamente diseñados en un estilo arquitectónico
moderno: «Por un fugaz momento me pareció que me encontraba en
Cambridge», recuerda.
«Sin saber idish, mi vida, tal vez, hubiese sido muy distinta. La
plática fue muy estimulante y al finalizar me dijo: “¡¡Véngase a
trabajar conmigo!”.
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«Yo me sorprendí y le pregunté: Pero profesor, ¿quién me va a
pagar el sueldo?... Y él me contestó sin vacilaciones: “Yo... yo le voy
a pagar.”».
Trainin le manifestó entonces que debía ponerse al día, actualizarse
en química, biología, estudiar elementos que él había aprendido años
atrás y que seguramente ya eran anticuados. Berenblum le aseguró
que actualizarse sería parte de su trabajo. Que no se hiciera
problemas...
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Carreras, se afianzó en el ejemplo que tenía de Simón Trainin; que
asumiría con plena consciencia y ejercería con pasión... Pero debía
optar: “Nihil medium est”, Natan: no hay término medio...
•••
Amén de trabajar como médico rural y dos años en el hospital,
cuando ya Natan se disponía a ir finalmente al Instituto Weizmann,
en 1954 hubo una nueva movilización y tuvo que incorporarse a la
tarea en la zona del kibutz Manara para prestar servicio en distintos
poblados, en kibutzim y moshavim.
En esa oportunidad Chela resolvió poner los puntos sobre las íes...
Decididamente, no estaba dispuesta a una nueva separación y así se
lo dijo a Natan, quien pidió ser trasladado a un kibutz del Hashomer
Hatzair. A las tres semanas los Trainin resolvieron irse de Gaash, y
toda la familia se trasladó al kibutz Hamaapil. Allí estuvieron viviendo
durante un año.
Natan fue médico del kibutz y de Ein Hajoresh, los moshavim
Ajituv y Ometz, y de un campamento de absorción. En total, una
población de más de dos mil personas. Allí, en Hamaapil, nació en
enero de 1955 la tercera hija, Ora. Galia había nacido en Maabarot, y
Smadar en Gash: cada una en distintos kibutzim. Pero este no sería
el fin de la historia...
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recibieron a Aba Kovner y su grupo de combatientes judíos del
ghetto, vivieron pintores, artistas y varios líderes del movimiento
socialista...
Aba Kovner llegó a Israel en 1946, pero meses antes de arribar fue
descubierto y detenido en Alejandría por la inteligencia británica. Allí
estuvo seis meses y luego fue liberado.
Ningún judío, ningún sobreviviente del horror nazifascista podía
perdonar a sus victimarios: el odio sobrevivía y ellos clamaban
venganza, “nekamá”...
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Finalmente, Aba Kovner consagró su vida al ejercicio de múltiples
actividades. Por su labor literaria recibió el premio Israel de
Literatura, «...lo cual muestra la capacidad intelectual multifacética
de ese hombre.». Trainin estaba totalmente identificado con los
objetivos de “Los Vengadores”: buscar y ajusticiar a los asesinos.
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14 •
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«Lo que yo sabía no era suficiente para dedicarme a la
investigación. Tuve que retomar el estudio de química, bioquímica,
genética y biología célular. Muchos elementos eran totalmente
nuevos para mí...».
Berenblum le dio absoluta libertad, le suministró algunos libros y el
flamante integrante del equipo del veterano investigador pasó
muchas horas en la biblioteca del IW. Tenía enormes deseos de
trabajar pero la mayor parte del tiempo leía y estudiaba, asimilaba
nuevos elementos, y aprendía inglés, dado que los materiales
científicos se editaban en ese idioma y lo que escribía Berenblum se
publicaba en inglés
Este comentario era muy lógico. Entre los que abrazan la carrera
de la ciencia están los experimentalistas, que tienen deseos de hacer
cosas, y por otro lado los que se forman como teóricos a través del
conocimiento y la especulación: Berenblum fue indudablemente un
teórico. Su aporte esencial a la investigación del cáncer fue la
búsqueda de un mecanismo común a todos los tumores, o a la
mayoría de ellos...
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«Diferencias en la membrana, en el citoplasma o en la estructura
de los ácidos nucleicos de ambas líneas celulares son hoy
aprovechadas para destruir a las células cancerosas sin destruir a las
normales. Pero como dijimos al principio –afirma-, la labor de nuestro
laboratorio se concentró en entender por qué una célula normal se
convierte en cancerosa, o sea, insistimos en el mecanismo de la
carcinogénesis».
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«Decíamos que Payton Rous, experimentando en orejas de
conejos, al untarlos con hidrocarburos generaba la aparición de
papilomas, tumores benignos que al cesar de untar las orejas
desaparecían, pero cuando este tratamiento se repetía los tumores
reaparecían exactamente en los mismos lugares. Esto lo llevó a
pensar que el primer tratamiento había transformado células
normales en tumorales, las que conservaban su propiedad tumoral
pese a haber perdido su apariencia.».
Berenblum aclaró este proceso con incisiva precisión: él estaba
investigando la exactitud de la teoría de la irritación, que sostenía
que sustancias o materiales irritantes eran a la vez cancerígenos.
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«Este experimento evidenció que la iniciación es un proceso
irreversible, ya que 43 semanas en un ratón equivalen a la mitad de
la vida de un hombre. Esta teoría indica que la promoción sólo puede
actuar sobre una célula ya iniciada. Esto abrió horizontes amplísimos
para la investigación, ya que demostró que un tumor no significa la
repetición de un proceso contínuo.
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hacerlo. Siempre mantuve nexos con la Argentina: recibí alumnos y
médicos que venían al Weizmann a estudiar, porque fue un modo de
expresar mi gratitud.».
•••
Natan Trainin había comenzado a trabajar en el IW en noviembre
de 1955. Después de un tiempo evaluó que para alguien que no
poseía antecedentes de investigador, eso era un privilegio. Entonces
decidió que había llegado el momento de “retribuir” la deuda que
tenía con su pueblo:
«Yo no podía separar mi personalidad del mundo objetivo, de las
necesidades, de los deseos, de las tendencias que existían dentro
mío, para dedicarme exclusivamente a las ciencias. Me puse a pensar
qué podía hacer junto con la tarea de investigación.
«Mientras era médico no tuve necesidad de tener una
compensación en lo político o social, pero a partir del momento en
que inicié mi trabajo en el IW comencé a preguntarme: “¿Cómo
puedo resarcir la oportunidad que le han brindado a mi vida?”.
Tiempo después hallaría la respuesta...».
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La vida personal y la carrera científica de Natan están pobladas de
anécdotas. Es un excelente conversador, escucha con atención a sus
interlocutores y sabe expresarse con una propiedad que reúne
brillantez y buen humor. Gusta relatar un diálogo que tuvo con el
profesor Berenblum, cuando ya se había convertido en un
investigador reconocido:
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colegas, sus conocimientos progresarían cualitativamente abriéndose
ante él excelentes perspectivas para sus próximas investigaciones. En
realidad, tanto su vida personal como la profesional cambiarían
totalmente a raíz de este viaje a los Estados Unidos.
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Natan comprendió que la vida de un científico no podía limitarse
por la necesidad de viajar diariamente; o detener una investigación
porque había que cumplir el horario; o posponer la finalización de una
tarea importante debido a que el hogar está lejos y el viaje es un
albur....
«Los científicos trabajan hasta las siete, las ocho, o las diez, ¡o no
se van! –asegura Natan-. Porque hay que leer mucho material, se
debe hacer gran cantidad de cosas... el hombre de ciencia,
pragmático o teórico, debe insertarse y no permitir que nada lo quite
de su mundo. Tomamos, pues, la dura resolución... Sé lo que ella
significó para mis hijas: recuerdo que lloraron con tremenda
congoja... Y lo comprendo. Pero yo no podía hacer otra cosa.».
68
17 •
Fue un período muy feliz para las hermanas Trainin. Sí... «¡No más
esos largos viajes de nuestro padre al “Majón”! ¡No más largas
esperas a la vera del camino!», confiesan con una sonrisa franca, tal
vez algo melancólica. Allí, en USA, disfrutaron de esas “pequeñas
cosas” habituales para los pequeños de la ciudad, como ser bicicletas,
televisión, ropas, golosinas, entretenimientos, el gran mundo que no
conocían: «¡Nos parecían maravillas!», coinciden ellas.
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estaba integrado con su familia al Estado de Israel, su patria y la del
pueblo judío, donde tenía hondas raíces. El “sueño” americano
terminó, pero él, mientras tanto, debía obtener fondos en USA para
financiar la prosecución de su tarea.
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La familia Trainin, pues, se asentó en la ciudad de los cítricos,
Rehovot, desde 1964. Tres lustros quedaron en el pasado, como una
experiencia que jamás iban a olvidar. Entonces se aprontaron para
las vicisitudes que los esperaban, esta vez en la ciudad, lejos del
kibutz, de los amigos y los compañeros, de aquel tipo de vida que los
había seducido a pesar de la dureza, las dificultades, e incluso
sinsabores. Pero lo habían elegido voluntariamente. Y el kibutz les iba
a faltar. Como una ausencia irrecuperable... como la pérdida de un
buen amigo.
71
y solventar las ausencias del padre, absorbido por tareas a las que
debía dedicación total.
72
Los cinco hijos estaban convencidos de que Natan iba a recibir el
Premio Nobel. Y cuando no sucedió, la certeza se trocó en desilusión.
Juzgan que fue una injusticia, cuyas razones nada tenían que ver con
la importancia de su trabajo científico... El premio formal no llegó,
alegan. Duele, sí. «Sobre todo porque no se trataba de un “Oscar” o
el “Emmy”».
Pero la tarea está cumplida, piensan. Están seguros que el
reconocimiento no es tan importante como la obra... Porque la obra
está allí, es una realidad .
73
18 •
76
desatando el caos en todo el sistema inmunológico de las personas
afectadas.
Trainin comprendió que para salvar la vida humana afectada por
esa enfermedad maligna sólo había un medio eficaz: descubrir las
causas que la provocan y dominarla antes de complicarse en su
mismo caos. A esa investigación dedicó Natan Trainin la mayor parte
de su existencia.
77
19 •
78
contarle la marcha de mis investigaciones: había cosas que
Berenblum aceptaba, y otras no.
«Pienso que era lógico, porque yo ya estaba en otra línea, otras
cumbres o abismos, o lo que fuere: tenía mi propio camino...
Berenblum me dijo: “El entusiasmo no sirve para nada, el
investigador debe ser un hombre frío, calculador, separado de toda
emoción..”.
«A mí eso no me convenció... Luego, en conversaciones con otros
científicos tan capacitados como Berenblum encontré una disposición
semejante... Pero también hallé científicos que, como yo, eran
entusiastas y trabajaban poseídos por el júbilo creativo...
«Había días en que volvía a mi casa feliz, sintiéndome en la
cúspide de una montaña. Quería mencionarlo, porque creo que esos
estados de ánimo forman parte integrante de la creación.».
Trainin afirma que fue legítimo que hubieran puntos de vista o
sentimientos encontrados. Se refiere a aquellas disidencias que tuvo
con Berenblum, que hoy tiene 95 años, pero pondera su importante
contribución a la investigación del cáncer. Luego prosigue:
«Hay otra cosa que debo mencionar como parte de mis
experiencias, que puede ser muy útil para los jóvenes... Recuerdo
que en una oportunidad me sentía muy deprimido debido a varias
razones: falta de resultados, la distancia que había entre el lugar de
trabajo y el kibutz, y cómo ordenaba mis cosas.
79
«Él me preguntó qué fue lo que me llevó a la investigación: yo le
respondí que el deseo de curar una enfermedad. “Eso vale más que
todo lo que hayas estudiado en la universidad”, me aseguró.
80
20 •
81
Me dediqué con mucho ahinco porque demostrarlo –supuse- era
como tener la llave que permitiría convertir a un aparato
inmunológico incompetente o débil en su contrario, vale decir, en un
aparato inmunológico fuerte y competente mediante el cual se podría
evitar la producción de un tumor.».
82
Esta actitud se respaldó con la propaganda que efectuaron en el
mercado terapéutico mundial sobre las bondades del producto como
eficaz antivirósico. Presentaron ponencias en congresos y encuentros
médicos, organizados y financiados por las mismas empresas con los
grandes beneficios que habían obtenido, difundiendo la presunta
validez de esos medicamentos. Esto ocurrió en la década del
setenta...
Actitudes irresponsables de ese tipo generan la desconfianza y el
rechazo de las instituciones científicas más serias, que son las que
deciden el destino, el éxito o el fracaso de una investigación.
83
21 •
86
Todo esto ocurrió porque la empresa del IW que se encargaba de
comercializar los proyectos se apresuró a venderlo dado que
necesitaba dinero. (Natan cuenta que una gran empresa alemana
propuso, en los estadios previos, crear una empresa ficticia en
Lichtenstein, para evitar el boicot árabe.). Natan no aceptó ocultar la
identidad israelí, por lo cual las negociaciones con ese laboratorio
terminaron bruscamente.
•••
«Durante los últimos años –acota Burstein- fuimos testigos y
víctimas al mismo tiempo de un proceso alarmante que viene
ocurriendo en la industria farmacéutica: la fusión de empresas. En
nuestro caso el proceso coincidió repetidas veces. Cuando la última
empresa obtuvo el permiso para desarrollar el medicamento, fue por
cuarta vez, nuestras manos quedaron maniatadas.
«Aún así hubo algunos pocos casos en Francia en que los médicos
informaron que habían tenido éxito. Creo que también se hicieron
experimentos clínicos en Rusia a muy bajos costos, para ahorrar,
pero no teníamos control sobre ellos. No sabemos si los experimentos
continuaron, cesaron, o qué... Naturalmente, todo esto se refiere al
empleo de la hormona sintética que conseguimos producir en los
años 1986/87.»
87
En EE.UU. transcurrieron más de dos años hasta que la hormona
fue autorizada por las autoridades para ser ensayada clínicamente.
Una de las razones por las que la empresa eligió el SIDA, fue porque
sabían que para esa enfermedad iban a recibir el permiso más
rápidamente.
88
aislaron la hormona del timo sino que la sintetizaron químicamente
(lo que le llevó al profesor Burstein ocho años de trabajo). En este
punto Natan desea hacer una breve acotación...
89
22 •
90
también, ser agraciado en la vida con una pizca de suerte. Tal vez lo
que digo es muy simplista, pero es verdad...»
91
Una conocida locución latina dice: «Los honores cambian las
costumbres» (Honores mutat mores). Generalmente, se emplea para
indicar que los encumbrados cambian de amigos y de hábitos. Esto
ha sido cierto a lo largo de la historia. Y mucho más aún en el predio
de esta civilización indiferente, en la que los sentimientos se hacinan
en las salas de los museos de antigüedades, y los beneficios se
atesoran en las cajas blindadas de los bancos, o en las arcas de las
multinacionales o en sórdidos recovecos en los que medran las
poderosas mafias, sin sensibilidad ni compasión por nada ni por
nadie.
La pregunta es: ¿puede haber algún ingenuo que siempre esté
dispuesto a dar, aportar, contribuir?... ¿que no cambie de amigos y
de costumbres? ... ¿a pesar de los “honores”?... Natan Trainin (“De te
fabula narratur”) rechaza las loas, no escucha jamás “los cantos de
sirena” interesados; siempre ha vivido dentro de una escala de
valores que puso los bienes espirituales, la moral y la ética, por
encima de cualquier otro interés superfluo...
92
23 •
Las relaciones sociales con los círculos científicos fueron para Natan
siempre exigüas. «Yo vivía las esenciales... Pero siempre quise algo
más, algo que me permitiera contribuir... Tuve la inmensa suerte de
que Berenblum era el presidente de la Asociación Israelí de la Lucha
contra el Cáncer.» Luego de un año de estar radicado en Rehovot, su
jefe le pidió que colaborase en la Asociación. Trainin aceptó y se
dispuso a estudiar el problema.
93
gusto calma el hambre, como la coca para los bolivianos. «Mientras la
gente no coma pan o una tarta de arroz –dice Natan-, esa costumbre
va a seguir matándola. El desenlace es que se produce el cáncer de la
mucosa bucal con consecuencias tremendas, deformaciones y muerte
del individuo. Este es el cáncer más común que existe en la India»..
94
la forma establecida, es decir, los métodos del tratamiento y la
formación de los médicos.
95
de mi posición... Yo sentí un profundo rechazo hacia ella. Podía
admitirlo como una actitud personal de ciertos individuos, pero no
podía comulgar con eso.
«Pienso que es algo fundamental para el hombre hacer algo por el
prójimo. También Chela, mi esposa, se dedica al trabajo social como
voluntaria, hace cosas por la gente necesitada.».
96
24 •
97
hizo de este desierto un vergel, un país civilizado, dio un ejemplo y se
transformó en modelo.»...
Con enormes sacrificios... Con “sangre, sudor y lágrimas”, según
una afortunada expresión de Winston Churchill.
98
Israel. Y Jerusalén debe tener su representación árabe, no hacer de la
“Jerusalén judía” una bandera única y exclusiva, a cualquier precio.».
•••
Natan también desea exponer sus puntos de vista sobre la religión
y el laicismo:
«Quienes construyeron este país –sostiene- eran en su abrumadora
mayoría laicos. Los religiosos levantaron cabeza en este país cuando
lo fundamental ya estaba encaminado. Los rabinos progresistas que
estaban de acuerdo con la colonización de “Eretz Israel” fueron una
excepción: la mayoría eran antisionistas o a-sionistas... Sostenían
que la tierra de Israel le iba a ser otorgada al pueblo judío por un
acto mesiánico, no por la lucha.».
99
permanente estado de “casus belli” que puede desembocar en un
irreparable conflicto dentro del pueblo... El respeto moral que Trainin
consagra a la religión no lo obnubila ni le hace perder de vista los
riesgos que amenazan a la sociedad israelí.
•••
El mundo tecnológico, las sucesivas revoluciones técnicas y los
flamantes descubrimientos científicos inducen a Natan a reflexionar
sobre los cambios: cambios en la conducta de las personas, en la vida
y en las probabilidades de fenómenos de distinta índole, cambios de
la influencia del factor casualidad en acontecimientos trágicos de todo
tipo...
«A medida que la ciencia y la técnica progresan van eliminando la
casualidad como factor de muertes, desgracias, catástrofes... La
mejor comprensión de los orígenes y las causas de los cambios
climáticos o las tormentas evitarán que un huracán pueda causar la
muerte de ocho mil personas, como ocurrió recientemente en
Honduras.
100
25 •
A modo de síntesis...
101
En la guerra de los seis días, cuando todos los soldados se habían
movilizado, las calles estaban vacías, los negocios semi cerrados, las
actividades casi paralizadas, Natan andaba por las calles de Israel y
pensaba: «¿Qué es lo que le da valor a todo lo que tenemos a
nuestro alrededor? El hombre, la sociedad, los niños que corren a la
escuela, los hombres que van al trabajo, las madres que llevan a sus
bebés, es decir, vivimos como parte de un todo, no vivimos para
nosotros, limitados dentro de nuestras posibilidades.».
Como corolario, Natan reconoce que se han cometido injusticias,
pero le importan y angustian enormemente las del lado israelí. La
continuidad del estado de guerra, la tensión en las fronteras, la
desarmonía permanente han creado (y esto lo asume Natan con
dolor) un sentimiento de odio profundo y peligroso «...en nuestra
juventud, que va a persistir en las próximas generaciones. No
participé en la lucha armada, no empuñé armas, pude atender a
árabes y judíos por igual.
«En ese sentido estoy en una situación de privilegio, pero los que
ganan o pierden las guerras no son los médicos sino la gente sencilla,
que participa de la lucha, asume una actitud e incluso paga con su
propia vida...
«Por eso es imprescindible terminar las guerras, la rivalidad, el
odio, y llegar cuanto antes a un clima de convivencia. Y sólo a través
de la tolerancia se podrá llegar a negociaciones verdaderas. Siempre
creí que el hombre debe hacer algo más y todo lo que se haga es
parte integrante de uno mismo, es decir, que no es un favor que uno
le hace a los demás. Sin eso uno no vale, es la imagen de un ser
incompleto...».
102
la dirección adecuada, comprender mejor la interacción de la parte
endocrina con el aparato inmunológico a través del timo, para hacer
frente a una enfermedad tan cruel y fatal como es el cáncer.
Hasta aquí llegamos con los trazos del carácter y la semblanza del
protagonista; los hechos, sus sueños y aspiraciones... Un legado que
“otros van a recoger y proseguir... como ha dicho en el último
encuentro formal, en una tarde desapacible y melancólica bajo un
cielo salpicado de tiznes oscuros. No es una despedida... pero un ciclo
se ha cerrado entre el profesor, o más bien el buen amigo, que ha
narrado partes sustanciales de su vida, y quien las ha escuchado y
convertido en una historia.
103
Testimonios sobre la vida de Natan Trainin
104
Vitka Kovner: psicóloga, amiga del kibutz Ein Hajoresh,
combatiente del ghetto Vilna
¿Es posible transcribir sentimientos y opiniones sobre Natan y los Trainin sin
echar un párrafo sobre quien se dispone a narrarlos? Sería una insolencia que no
nos permitiremos...
Vita Kovner es uno de los símbolos del judaísmo combativo de la época de la
segunda guerra mundial, cuando las huestes de los modernos hunos se extendían
por toda Europa, y con ellos el terror, la persecución y la muerte.
Esa pequeña mujer, de frágil apariencia, compañera de uno de los héroes del
ghetto Vilna, Aba Kovner, luchador, guerrillero, poeta y escritor, lleva la fiebre y el
talento que pueden darle otro futuro al pueblo judío. Ella misma luchadora en el
ghetto y en el bosque, miembro del kibutz Ein Hajoresh y psicóloga activa, es el
ejemplo de que también es posible de otra manera. Y que cada uno lo entienda
como le parezca...
«Aba y Natan eran muy amigos, cada uno el mejor amigo del otro,
aunque ambos tenían otras amistades –así abre su relato Vitka-. Aba
era un hombre bastante apreciado, de conversación fascinante.
Fueron amigos desde el 56: Natan veía en Aba un padre espiritual, su
vasta cultura lo atraía. Nuestras dos familias tenian muy buenas
relaciones, y teníamos una gran amistad también con Rushka
Korchak y su familia. En ese grupo, todos éramos amigos de
todos...».
Natan le confiaba a Aba sus problemas, tanto los del ámbito
personal como los de su trabajo. «Nos veíamos muy a menudo, y
cuando íbamos al Majón Aba se encontraba ahí con los cientificos..
Nosotros pensábamos que la familia Trainin debió dejar el kibutz
desde el mismo momento en que Natan empezó a trabajar en el
Majon: dedicaba muchas horas por día a la investigación y viajaba ida
y vuelta a diario en un cochecito manejado por él.»
«Chela se angustiaba y sufría mucho: ellos no podían seguir
viviendo de esa manera. Siempre ha sido una mujer muy fuerte,
activa y llena de iniciativa, y consagró gran parte de su vida a Natan,
no por falta de ocupación e inquietudes precisamente. El estaba
totalmente ocupado en sus investigaciones y Chela era la que llevaba
la familia adelante. Natan es conciente de ello y siempre se lo ha
agradecido....».
«Natan tuvo épocas en que estaba muy desanimado –asegura-,
Chela lo empujaba y Aba siempre le decía que recibiría el Premio
Nobel. Pero las relaciones con los laboratorios tienen su lado
negativo, y yo creo que sin “contactos”o “ayudas”, solamente gente
muy práctica en el trato con esas grandes empresas puede lograr
ventajas o acuerdos...». Hubo veces que esa lucha por imponer su
visión a los laboratorios lo agotaba, comenta Vitka.
105
«Natan era y es un “mentch”(hombre, en idish): era más que un
médico –asevera -, siempre dispuesto a ayudar. No recuerdo ni una
sola vez que se haya enojado o gritado».
Vitka comenta que en esa época era muy difícil consultar
problemas con un profesional que no fuera el médico formal del
kibutz. Incluso las enfermeras eran omnipotentes, y su palabra u
opinión no se podían poner en tela de juicio. Natan, que era
exactamente lo contrario, siempre tenía sus puertas abiertas para
todo aquel que lo necesitara, despierto para los problemas de los
demás...
«Voy a dar un ejemplo: un compañero del kibutz, vecino nuestro,
sufría de dolores muy fuertes, insoportables. Lo vieron varios
medicos, le hicieron todo tipo de análisis y no le encontraban nada. Al
final, lo mandaron a un siquiatra en Tel Hashomer, considerando
erróneamente que no tenía ningún mal físico. Por casualidad, cuando
estaba esperando que lo atendieran, Natan lo vio y le pregunto qué
estaba haciendo allí. Cuando este hombre le explicó su odisea, Natan
decidió ocuparse de su problema. En efecto, le hizo una serie de
revisaciones y descubrió que tenía un cáncer... ¡Fue increíble! ¿Cómo
se dio cuenta?...».
106
trabajar en el Instituto Weizmann. La impresión de Porat es que a
medida que su carrera de investigador se desarrollaba, la relacion
diaria de Natan con el kibutz se iba debilitando. «Eso era lógico –
afirma Porat- pues casi no tenía tiempo libre. Le era imposible
participar en la vida del kibutz trabajando con la intensidad que lo
hacía en el “Majon”».
107
“javerá” Comerchero encomia esa relación tan especial que tenía con
la gente:
«Me acuerdo que todas las veces que hacíamos visitas a los
javerim, a las diez llegábamos a la casa de Clara, una de las
compañeras. Ella preparaba un “nescafé” batido, que nos servía con
galletitas caseras. Tomábamos el modesto refrigerio, charlábamos,
Natan bromeaba, no sentíamos que estábamos compartiendo nuestro
tiempo con un “doctor”...».
Comerchero rememora un encuentro que tuvo con Natan cuando
Mimi, una compañera de Ein Hajoresh estaba muy enferma, y con
cuánta dedicación él trataba de ayudarla para evitarle tanto
sufrimiento. Por último, refiere una anécdota ocurrida entre ella y
Natan hace muchísimos años:
«Cuando trabajaba en el “refet” (tambo) un día me clavé una
espina en el dedo... Fui a verlo a Natan: la espina no se veía y Natan
me daba pomadas. Me dolía mucho; volví a verlo: él seguía dándome
pomadas y me mandaba a trabajar... a mí me pareció que no me
creía. Un día apareció la espina en la superficie: él me abrió el dedo y
la sacó. Yo me di cuenta que se sintió angustiado por no creerme y
haberme mandado a trabajar con la espina en el dedo... No sabía qué
hacer para “compensarme”. Este es un ejemplo de cómo era Natan:
lo apreciábamos por su sencillez como médico, y en medida
superlativa como ser humano.» •
108
a Natan. El me revisó y resolvió que había que internarme
inmediatamente porque tenia un abceso en la garganta y corría
peligro de asfixiarme. ¡Y me recetó antibiótico!».
Entonces ocurrió algo inusitado: El médico del kibutz y Natan se
cruzaron en la puerta de la clínica, y Asher se sintió como el demonio
por el momento desagradable que había pasado Natan, porque al
médico le molestó, por supuesto, que hubiera intervenido. «Era un
viernes, el sábado a la mañana me abrieron el abceso en el hospital
y al día siguiente ya estaba bien... A los Trainin no se los olvida.
Siempre he conservado mi cariño hacia ellos.» •
109
leucocitos, que en realidad actúan en todos los procesos
inmunológicos.».
110
que tuvo con la dirección. Acudió a Natan que habló con las instancias
apropiadas. Eso posibilitó que dicho médico, tiempo más tarde,
retornara al hospital.
«Creo que una vida como la del Profesor Trainin puede ser un
ejemplo para las nuevas generaciones de médicos, que debieran
retomar los valores humanos de la medicina, el amor por la gente y
no por el dinero; el contacto cálido con el enfermo, en lugar de
comportarse como simples empleados que derivan al paciente a tal o
cual especialista.» •
112
escuela que ya conocemos... No puede disimular la emoción. En realidad, no
quiere... ni le importa por lo mismo trasuntar su cariño por el hombre que está “al
margen del tiempo”... Varda comienza su cuento así:
113
intermedia. Natan siempre repetía: “se debe continuar hasta la
estación final.”.»
114
«Al dejar de trabajar en la Liga de Lucha Contra el Cáncer, Natan
insistió en que yo ocupase su lugar, y aunque podía haber otras
personas capacitadas para el cargo, él quería que fuera uno de sus
alumnos quien lo reemplace.»
115
que el tiempo pasaba, y Natan siempre estaba igual. Era como una
fuente de juventud que se irradiaba a los demás.». Así concluye
Varda sus recuerdos... •
116
maestro que además era mi jefe, con quien de hecho viví día a día
durante cuatro años.».
Dov piensa que un maestro se juzga por los resultados. Y no se
equivoca: todos los alumnos de Natan hoy son profesores en el IW,
en puestos dirigentes de la industria biotecnológica o de investigación
científica, en los hospitales, y gente que construyó centros médicos.
«Pienso que ésta es la mejor prueba que se pueda dar sobre la
capacidad de Natan», enfatiza sonriendo.
118
del país. Así como yo soy más negativo y pesimista, Natan es un
optimista sin vueltas en cuanto al futuro.»
Marit Pecht comenzó a trabajar con Natan en enero del 79, cuando
volvió de USA. Mijael Sela fue quien se la presentó a Natan y le
explicó cuál era su trabajo. Le pareció muy apasionante. «Nos
encontramos con Natan: enseguida simpatizamos y de inmediato
comencé a trabajar con él».
El proyecto se había iniciado recientemente y estaba en la etapa de
la investigación, pero había muchos trabajos publicados sobre el
tema. «Natan me dio tiempo para leerlos, conversar con la gente y
ponerme al tanto». La que la inició en los “misterios” y las labores fue
la doctora Varda Roter, que poco tiempo antes había terminado el
doctorado con Natan. También había algunos estudiantes y estaban
los técnicos de laboratorio. «Paulatinamente fui conociendo a todos
los compañeros y me incorporé a las tareas. Ya era una más...»
119
Recuerda que Natan confíaba en el buen juicio de ella como bióloga
y Burstein como químico... Él respetaba sus opiniones y les daba
libertad para resolver en todo lo atinente a sus tareas específicas.
Trainin organizaba salidas y excursiones en las que participaban
todos los que trabajaban con él y las familias. Esos paseos
estrechaban las filas y daban un tono muy particular a las relaciones
humanas. Marit recuerda que todos los primero de enero celebraban
como tradición el cumpleaños de Natan, y aún hoy continúan
festejándolo.
120
«Nuestra meta era desarrollar un medicamento que junto con la
radioterapia y la quimioterapia, pudiera derrotar al cáncer, vale decir,
la inmunoterapia. En su momento, escribimos un trabajo, que de
hecho era un libro, para una de las empresas farmacéuticas con la
cuál estábamos conectados, en el que se describía el tratamiento
terapéutico que se efectuó a cien enfermos. No estaba hecho como
una investigación tipo, con un grupo de control, etc., pero todos estos
casos fueron documentados y se demostró fehacientemente la
mejoria del sistema inmunológico de los pacientes. Por supuesto, los
mismos médicos que trataron a esos enfermos y acompañaron su
evolución documentaron los casos.»
121
más perfeccionados. Hoy el interés se centra en el cerebro, que en
definitiva es el responsable de toda respuesta inmunológica.
122
Con otras anécdotas y distintas palabras, Tania Meri, quien fue
secretaria personal de Natan durante muchos años, recuerda los
cientos de cartas que escribió a máquina, respondiendo pedidos,
consejos y ayuda que gente de todo el país y el mundo solicitaba de
Natan.
«Nunca dejó de responder una carta, no importa cuán ocupado
estuviera en su trabajo científico: decir que no tenía tiempo era algo
impensable. Natan consideraba que la gente estaba antes que
cualquier otra cosa. Su calor humano, su interés por los problemas de
las personas es una de sus cualidades mas destacables.
123
capaz de toda capacidad habida y por haber. Incluso la de dar consejos aún cuando
no se los pidan... Y poseedor de una refulgente maleta cuya tonalidad exótica no
vamos a descubrir. Nacido en Mendoza, crecido en la Córdoba de antología e israelí
convicto y confeso... Los dos, David Melul y Natan Trainin, buenos judíos por sobre
todas las cosas, se vieron una primera vez y la amistad los encofró. Para siempre...
124
«Hablamos de todo, y cuando yo encendí un cigarrillo levantó su
voz enérgica y me riñó de una forma que, pensé para mí: “Este
hombre recién acaba de conocerme ¿y ya me riñe de esta forma
tremenda?”... “Qué cómo soy un fumador... que debo dejar de
fumar...”. Cuento este episodio porque unos cuantos meses después
yo dejé de fumar, y eso ocurrió gracias a Natan.
«Siempre se lo recuerdo. Mi primera impresión fue que él se estaba
metiendo en donde nuestra amistad todavía no llegaba a
permitírselo... Pero pensé: “Lo hace por mi bien, y quizá tenga una
deformación profesional”. Yo se lo acepté, y la prueba es que dejé de
fumar.»
«La charla que dio Natan en el Keren Hayesod fue organizada por
la rama femenina. Se trató de una cena en la que hubo 150
comensales. En nuestra pequeña comunidad de Barcelona, cualquier
acto que reúna a 40 personas es considerado un logro, un éxito.
Reunir 150 personas en una cena no puede llamarse un éxito, ¡es un
hito histórico! Pero Natan reunió 150 personas y dio una charla
esclarecedora sobre el cáncer, sobre su trabajo en el IW, sobre sus
esperanzas de que esta lacra de la humanidad pudiera ser superada
en un futuro próximo». Fue una charla que penetró en el corazón de
todos, rememora David Melul conmovido y orgulloso...
125
me acompañaría a sus oficinas. Fuí con un amigo común, el
Sr.Lerman, y entre una cosa y otra llegamos una hora más tarde de
lo que Natan nos esperaba. Yo estaba tranquilo porque no recordaba
que teníamos una cita fija.
Cuál no sería mi estupor y mi vergüenza cuando me encuentro a
todo un profesor, el Dr. Trainin, parado en el portón del IW,
esperándonos junto a la directora de Relaciones Públicas. Sin
decirnos ni una palabra sobre nuestro retraso, nos recibieron con los
brazos abiertos y grandes sonrisas. Pero yo nunca pude olvidar mi
“metedura de pata”, que Natan jamás mentó...».
Recorrieron las dependencias del IW: «Por primera vez ví el
acelerador de electrones y allí me presentó a un paisano mío.
Tambien encontré a un conocido de mi pueblo, que tenía en ese
momento un puesto importante en el IW.»
126
una fundación de este tipo fueron Natan y Chela. Cenando una noche
en Tel Aviv, en el Hotel Sheraton, les expuse mi idea y recibí de ellos
un impulso y una ayuda inestimables sobre cómo debería
desarrollarse. Ahora se cumplen 15 años de su existencia; ellos en
todo momento colaboraron y de hecho Natan fue el alma de la
fundación. Dedicó ingentes esfuerzos para conservar su continuidad
y planear nuevos proyectos.»
129
Y los comunistas (los “Jevsekes”) que intentaban ayudarnos a
descubrir en el vasto mapa de la tundra un rincón que llamaban (¿en
esperanto?) Birobiyán.
Y tuvo fe. Y dudó –como debe ser- varias veces por día.
Sé que después... pero ese después ya no es de Córdoba.
130
Ese después ya no transcurrió con fondo de sierras y trigales. Sino
de colinas y arenales. Y azul. Ese azul; de mar que nos faltaba.
131
La emotiva amistad entre Eneida Amigó y los Trainin permanece
inalterable. Cartas, llamadas telefónicas y visitas que hicieron a la
Argentina recrean esa amistad que se traduce en vivencias
inolvidables, en un culto inalterable que supera a los años... •
132
Palabras Finales
133
sentimiento, pero asimismo percibe el pulso político, social y cultural,
de Israel y del mundo.
El dolor de los otros es también el suyo. Los dramas y los pesares
de las gentes le duelen como propios. Porque, ¿qué es un humanista,
sino el hombre que comparte y se conduele de la tragedia de los
demás? Sus únicos “estigmas” son la honradez, el altruísmo, su
desinterés por la riqueza como finalidad de la vida, el cariño
entrañable por la música, el arte y la cultura. Ama al prójimo como a
sí mismo; la familia es una de sus mayores riquezas; y su tarea
científica es la herencia que deja a las jóvenes generaciones.
134
juventud de nuestra época una escala de valores éticos y morales
distinta •
Andrés Aldao
Guedera, Israel • 31 de marzo, 1999
135
Perfil del autor
Los Editores
136