Está en la página 1de 4

Capítulo 5. 6.

Complicaciones agudas
de la Diabetes Mellitus.
El enfermo diabético
ingresado en la UCI
2. COMA HIPEROSMOLAR

2. 1. DEFINICION

El coma hiperosmolar ( CH ) es la
manifestación más severa de la diabetes no
insulín-dependiente, caracterizado por el
déficit relativo de insulina y resistencia a la
insulina, que origina una hiperglucemia
importante, diuresis osmótica,
deshidratación y una situación de
hiperosmolaridad secundaria. Es una
situación que puede darse también en la
diabetes insulín-dependiente cuando hay
cantidad suficiente de insulina para evitar la
cetosis pero no para controlar la glucemia.

2. 2. FISIOPATOLOGIA

La glucosa permanece un largo periodo de


tiempo en el espacio extracelular
produciendo por efecto osmótico un paso de
agua desde el compartimento intracelular.
La glucosa, el agua y las sales son filtradas
por el glomérulo, pero la reabsorción tubular
de glucosa tiene un dintel en
aproximadamente 200 mg /min, por lo que
el exceso de glucosa en el túbulo produce
una diuresis osmótica que lleva a una
pérdida excesiva de agua junto a sales
minerales. De esta forma se establece un
círculo vicioso de deshidratación celular
junto a diuresis osmótica, la cual sólo puede
ser cortada con un aporte adecuado de
fluidos. Con un aporte insuficiente de
fluidos, se desarrolla un cuadro de
hipovolemia e hiperosmolaridad, que llevaría
a un aumento en la resistencia periférica a
la insulina y más hiperglucemia secundaria.

2. 3. CLINICA

Los pacientes en coma hiperosmolar


presentan una serie de signos clínicos
derivados de una deshidratación severa,
tales como alteraciones hemodinámicas
(taquicardia, hipotensión o shock),
neurológicas (disminución del nivel de
conciencia - estupor o coma -, hipotonía
muscular, convulsiones y coma, reflejos
patológicos - Babinski -, paresias,
fasciculaciones, afasia, etc.). También la
hiperviscosidad sanguínea que acompaña el
cuadro puede producir transtornos
tromboembólicos.

El cuadro clínico se desarrolla en días o


semanas con un progresivo descenso en la
ingesta de fluidos y deterioro progresivo del
nivel de conciencia, desarrollándose todo
este cuadro en un sujeto que usualmente no
tenía historia de diabetes. Estos pacientes
pueden presentar transtornos en la
respiración, que puede ser superficial o
incluso presentar depresión respiratoria. De
igual forma la hipotermia es común, así
como el edema cerebral es raro.

2. 4. DIAGNOSTICO

La condición imprescindible para el


diagnóstico de CH es la hiperosmolaridad. La
osmolaridad puede ser medida por el
descenso en el punto de congelación, o
bien, puede ser estimada con la siguiente
fórmula:

Osmolaridad (mOsm/L) = 2 x sodio +


glucosa /18 + BUN/2,8 + etanol / 4,6.

donde la glucosa, el BUN y el etanol están


en mg/dl.

En el CH la osmolaridad plasmática está


elevada en torno a 350 mOsm / L y puede
superar los 400 mOsm / L. La glucosa está
muy elevada, frecuentemente por encima
de 600 mg / dl, pudiendo superar los 1000
mg / dl. Los niveles séricos de sodio y
potasio pueden ser altos, normales o bajos,
sin embargo no suelen reflejar el estado de
los depósitos corporales que están de forma
constante disminuidos. En el CH hay una
ausencia de cetoacidosis, pues en esta
situación habría suficiente insulina como
para impedir la cetogénesis.

2. 5. TRATAMIENTO

El pilar fundamental en el tratamiento de la


situación hiperosmolar sería la reposición
hídrica. Así pues, las necesidades hídricas
de estos pacientes son mayores que
aquellos con CAD, así como necesitan
menos cantidad de insulina. Una pauta de
reposición hídrica sería con fisiológico a
razón de 1 Litro / hora durante las tres
primeras horas, para seguir posteriormente
con el esquema de la CAD, aunque teniendo
en cuenta que la monitorización de la
volemia en estos sujetos debería ser más
estrecha, pues son habitualmente pacientes
de edad avanzada con probable cardiopatía
asociada.

2. 6. COMPLICACIONES Y PRONOSTICO

La complicación más frecuente del CH es la


muerte. Mujeres de edad avanzada que
desconocen su situación de diabéticas y la
aparición de una infección aguda son los
factores de riesgo para el desarrollo de un
CH. A pesar de un tratamiento agresivo de
esta situación, la mortalidad oscila entre el
20 al 50% en las series más recientes. Del
mismo modo la mortalidad se relaciona en
gran parte con la patología de base del
paciente, y con la demora en el inicio de un
tratamiento adecuado. El pronóstico se
relaciona de una forma inversa a la
osmolaridad plasmática, las cifras de BUN y
de sodio.

Aunque la recuperación completa de la


situación neurológica es la norma, el coma
persistente no es excepcional.
Tromboembolismos arteriales y venosos son
bastante comunes, por lo que la profilaxis de
estos fenómenos parece razonable

También podría gustarte