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Los órganos genitales internos son la vagina, el útero, los ovarios y las
trompas de Falopio.
La vagina es un conducto elástico de aproximadamente 10 cm de longitud, que
comunica al útero con el exterior. Su orificio está rodeado por los genitales
externos. En el momento del parto se dilata enormemente, permitiendo el paso
del feto. El útero es un órgano muscular hueco, que alberga al feto, lo protege
y lo nutre hasta su nacimiento. En su forma semejante a la de una pera
invertida podemos distinguir dos porciones: el cuerpo voluminoso y el cuello,
que comunica con la vagina. El cuello corresponde a la zona en la que se
realiza el Papanicolau ( examen para diagnostico de cáncer cervico-uterino). El
cuello tiene pocas fibras musculares lisas y más fibras colágenas y elásticas
que le permiten dilatarse aproximadamente 10 cm. en el momento del parto.
Las paredes del útero tienen unos 2 cm. de grosor y se componen
principalmente de músculo liso o involuntario. Cuando la mujer no está
gestando el útero mide aprox. 7 cm. de largo y 5 cm. de ancho y pesa unos 50
gramos, pero crece asombrosamente durante el embarazo llegando a pesar un
kilo y albergando a un bebé de una media de 3,5 kilos, una placenta de 500
gramos y otros 1000 gramos de líquido amniótico. La pared del útero está
formada por 3 capas de adentro hacia fuera: endometrio (capa mucosa
altamente irrigada, miometrio (fibras musculares lisas responsable de las
contracciones) y perimetrio (capa serosa).
El pene
El escroto
Órganos y estructuras internas:
Los testículos
Epidídimo y conductos deferentes
Las vesículas seminales y la próstata
El testículo izquierdo está a un nivel más bajo que el derecho. Están formados
por numerosos lóbulos testiculares, aproximadamente 250, separados entre
sí por tabiques, que confluyen en un ovillo o reti testis, del que salen unos
conductos enrollados, llamados túbulos seminíferos, que continúan hasta el
epidídimo. En las paredes de los túbulos seminíferos existen dos tipos de
células: las seminales, que dan origen a los espermatozoides, y las células de
Sertoli, que se encargan de sostenerlos y nutrirlos. Entre los túbulos hay unas
células intersticiales o de Leydig, encargadas de segregar las hormonas
sexuales masculinas. Los epidídimos son las estructuras en forma de C
ubicadas detrás de cada testículo, donde maduran y almacenan los
espermatozoides.
Los conductos deferentes comienzan en la parte inferior de la cola del
epidídimo, acompañados de arterias, venas, vasos linfáticos y nervios,
formando el cordón espermático que se introduce en la cavidad abdominal.
Desembocan en dos dilataciones en forma de bolsa, ubicadas entre la base de
la vejiga y el recto: las vesículas seminales. Estas se encargan de elaborar
una secreción que contiene glucosa que proporciona energía al
espermatozoide, y constituye la mayor parte del semen o líquido seminal.
Desde las vesículas seminales surgen los conductos eyaculadores, que
desembocan en la uretra a nivel de la próstata. Esta última glándula, del
tamaño de una castaña, rodea la uretra en su primera parte. Está formada por
dos lóbulos laterales y uno intermedio, y tiene de 10 a 32 unidades glandulares
insertas en una masa de tejido muscular liso y conectivo denso. La glándula
prostática secreta un líquido lechoso que también constituye el semen, y que
contiene una sustancia estimulante de los espermatozoides. Este fluido es
descargado en la uretra durante la eyaculación.