5 Abril de 2011 Diario Patojo Región

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Campañas de sensibilización en la ciudad

EL ABUSO SEXUAL INFANTIL FLAGELO QUE PADECEN LOS

NIÑOS VÍCTIMAS DEL CONFLICTO ARMADO

ISABEL ANGÉLICA ORTEGA A.

angelikortega69@hotmail.com

Hace ocho años Miguel, su madre y su hermanita llegaron al asentamiento Las Vegas
sobre la quebrada Pubús. Ellos como muchas familias más fueron desplazados por el
conflicto armado que viven varios municipios en el Cauca. Llegaron a la ciudad en busca
de mejores oportunidades, tratando de olvidar todo, dejando atrás su tierra, sus cultivos y
una vida digna, “nos tocó empezar desde ceros, mis dos hijos era lo único que tenía y por
ellos tenía que luchar y salir adelante”.

Poco a poco Rocío fue construyendo su ‘ranchito’, “no era un lote grande, pero por lo
menos tengo donde dormir con mis hijos”. Está dividido en dos cuartos, uno para la cocina
y otro para el dormitorio, encerrado con humildes tablas, cartones gruesos y plásticos
usados, para disminuir el frío y la lluvia. “Llevamos viviendo varios años acá y el gobierno
municipal, ni departamental nos han colaborado para tener una vivienda mejor; a veces
la quebrada se represa y nos inunda el rancho… ¡no vivimos, sobrevivimos! pero ahí
vamos, tengo mi ‘negocito’ de arepas que nos da para comer y mandar a mis hijitos a la
escuela”, dice Rocío mientras vende amablemente sus arepas.

Todas las mañanas, Miguel se levanta a las 5:00 a.m. y le ayuda a su mamá Rocío a sacar
el ‘puestico’ para vender arepas a los vecinos del asentamiento. Antes de las siete de la
mañana coge sus cuadernos y se va para la escuela en compañía de su hermanita menor.
En las tardes, él muele el maíz, cuida de su hermana y hace sus tareas, mientras su madre
vende arepas. “Vivimos de la venta de arepas, no nos da la gran fortuna pero vivíamos
bien, mi mamá, mi hermanita y yo, no necesitábamos más”, dice Miguel sonriendo entre
dientes.

Sin embargo, Rocío ha empezado una relación con Ramón, un hombre alto, fornido y
malgeniado y desde hace algunos meses vive con ella y sus dos hijos en el ‘rancho’, pues
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ahora ella está en embarazo. Él trabaja en la trilladora como carguero y en ocasiones
repetitivas llega embriagado, maltratando y abusando de Rocío. Miguel y su hermana no
pueden evitar ver a su madre sufrir, le temen a él, pero nada pueden hacer, son tan sólo
unos niños.

Un día Ramón deseaba abusar sexualmente de Camila, la hija menor de Rocío, por esta
razón Miguel la protegía y no la dejaba sola en ningún momento. Un día Ramón
aprovechó que Rocío salió del rancho y quiso abusar de Camila, Miguel se opuso y fue
golpeado fuertemente por él, cómo pudo sacó a Camila a la calle, Ramón enfadado abusó
de Miguel, Camila afuera lloraba al escuchar los gritos de su hermanito, sin embargo, los
vecinos no se percataron de lo que estaba sucediendo.

“Yo prefería que ese señor abusara de mí que de mi hermanita que era una niña de nueve
años; me sentí intimidado por él, porque me amenazó con matar a mi mamá si llegaba a
decir algo”. Llegó Rocío preguntó qué era lo qué pasaba, Ramón habló fuerte diciendo:
“esos hijos suyos son malcriados, no hacen caso… son unos inútiles”. Rocío creyó
ciegamente en las palabras de ese hombre, y regañó a sus hijos, tratando de calmarlos
para que no lloraran más.

“… No era la primera vez que él abusaba sexualmente de mí…” Una tarde soleada se
encontraba Miguel en ‘racho’ tratando de resolver unos ejercicios de matemáticas, su
madre había salido a vender arepas en compañía de su hija menor, Miguelito estaba solo.
A eso de las cuatro y media de la tarde inesperadamente llegó Ramón, su padrastro.
Miguel se sorprendió al verlo ahí e intentó huir, pero le fue imposible. Ramón estaba muy
‘tomado’, bruscamente lo agarró y no pudo ni siquiera pedir ayuda. “Él me amenazaba
con que mataría a mi mamá o a mi hermanita menor si yo decía algo…” Y una vez más
encerrado en el baño llorando, no entendía porque le había tocado vivir así.

Meses atrás, Miguel era un niño como cualquier otro, jugaba ‘pelota’ iba a la escuela con
alegría y tenía muchos sueños, uno de ellos era ser profesor de Educación física, puesto
que en la escuela siempre se destacaba por su habilidad deportiva y por ser un niño
colaborador, quizá no era el mejor de la clase pero con tan sólo 14 años se había ganado
el cariño de sus profesores y compañeros.
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Ahora Miguel había empezado a faltar a la escuela, según la profesora Adela Medina,
“cuando Miguel llegaba al salón permanecía distraído, esquivaba a todos sus compañeros
y se hacía a un lado, rechazaba todas las invitaciones a jugar ‘pelota’, que era uno de sus
juegos favoritos. En el descanso se iba sólo detrás de la escuela y se sentaba a llorar. La
profesora le preguntaba que le pasaba, pero él la evadía, diciendo ‘me tengo que ir’.
Miguel ya no era como antes, se volvió grosero y estaba bravo todo el tiempo. “Yo pensé
que le estaba yendo mal en la escuela o que unos niños le peleaban, pero nunca me
imaginé que fuera otra cosa”, indicó la madre, agachando su mirada.

Pasaron los meses, Miguel permanecía callado, pero en sus ojos reflejaba odio y desespero
de cobrar venganza por su cruel destino, empezó a salir a la calle con un grupo de
jóvenes llamado ‘lostierra’, no muy buenos, renunciando a la escuela y a todos sus sueños,
ahora buscaba la forma de apartarse de ese hombre y proteger a su hermanita a toda
costa, incluso armándose, aunque esto implicara poner en peligro su vida.

Rocío estaba a punto de dar a luz su tercer hijo, con grandes dificultades había podido
salvar su vida. El maltrato y el abuso de su pareja varias veces habían puesto en peligro la
vida de su bebé. Sin embargo, ella se negaba a dejarlo, pues ella no tenía como mantener a
sus tres hijos y tenía que aguantar las humillaciones. Además, ella no había podido seguir
trabajando en el puesto de arepas por su delicado estado de salud.

El caso de Miguel, es uno de los muchos casos que aún sido reportados ante el Instituto de
Bienestar Familiar del Cauca. Un 70% de los casos de maltrato infantil y abuso a menores
están sin denunciar ante las autoridades competentes, en la mayoría de los casos las
denuncias no se hacen por miedo del atacante, por el desconocimiento de las entidades
competentes y de los derechos que tiene la población infantil, asegura Luis Fernando
Uribe, director del programa Apoyo a la Población Infantil del ICBF, seccional Cauca.

Campañas de sensibilización

Por esta razón, el Icbf en convenio con la Red Contra el Abuso Sexual Infantil vienen
promoviendo una serie de foros educativos con especialistas sobre el tema en diferentes
espacios de la ciudad, con el objetivo de mostrar el actual panorama de la población
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infantil colombiana, buscando sensibilizar y capacitar a la comunidad en general para
prevenir el acoso sexual de la infancia caucana.

El pasado sábado 26 de marzo se llevó a cabo en el Jardín Infantil del barrio los Hoyos,
comuna tres de la ciudad de Popayán, el Foro de socialización de la Red Contra el Abuso
Sexual infantil, dirigido por la Coordinadora Departamental, Zully Muñoz. “El abuso en
menores es un flagelo que no está lejos de la niñez caucana, está en nuestras manos
prevenirlo y sensibilizar al mayor número de la población”, afirmó Muñoz.

Los temas principales del evento fueron: prevención del abuso sexual, formas de detectar
posibles casos de abuso sexual, señales físicas, cambios psicológicos o de comportamiento
del menor y la normatividad que ampara a los niños en caso de ser abusados sexualmente,
expresado claramente mediante la Ley 1146 de 2007, ley promulgada por la Senadora
Alexandra Piraquive, representante Movimiento Mira, seccional Cauca.

A éste foro también se unieron las Secretarias de Gobierno y Educación de la Alcaldía de

Popayán, quienes en conjunto a la red, promueven el primer foro “Justicia para los niños”,
el próximo 27 de abril de 2011, dirigido especialmente a docentes y directivos de las
Instituciones Educativas en el Teatro Guillermo Valencia.

A propósito del tema el alcalde de Popayán, Ramiro Navía se pronunció, indicando “que
la nueva legislación promueve que las administraciones municipales deben liderar junto
al Icbf, todas las acciones tendientes a proteger a los niños en estado de vulnerabilidad,
por eso hoy unificamos esfuerzos para mejorar la calidad de vida de nuestros niños”.

La población infantil es la población más vulnerable en materia de maltrato y abuso

sexual, existen políticas que protegen estos hechos, sin embargo, no existe sensibilización
por parte de la comunidad, además hay un desconocimiento de los derechos y procesos de
denuncia.