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EL IUS PUBLICE RESPONDENDI EX AUCTORITATE PRINCIPIS

Texto Creado por IUS FRATERNITIS de la Universidad Andrés Bello

A.N.I.F.U.

C.B.I.F.H.

D.V.I.F.G.

Z.F.I.F.Y
El emperador Augusto creó el Ius Respondendi que él únicamente podía conceder como
privilegio a los más destacados juristas, y mediante el cual quedaban autorizados a emitir
opiniones Lex Auctoritate Sua. Principalmente era la garantía del sello personal del jurista,
a fin de evitar que fuera falseada o atribuida indebidamente a un jurista no privilegiado.

La información que ofrecen las fuentes sobre el Ius Respondendi es muy escasa, tanto
sobre su contenido como sobre su funcionamiento concreto. El Wieacker en 1985 en un
artículo comenta que la Ius Publice Respondendi no sobrevivió a Tiberio (Emperador de
Roma hasta el 37 d.C.), en cambio Cancelli en su estudio de 1991 dice que ésta no tuvo
relevancia alguna ya que en su opinión, la jurisprudencia del Principado, salvo en ciertas
adecuaciones al nuevo régimen continúo haciendo lo mismo que hasta entonces sin
ninguna injerencia del princeps.

A base del texto de Pomponio llamado Enchiridii, los autores Mommsen y Kunkel
entregaron un comentario mayormente aceptado que indica que Sabino habría sido el
primer jurista del orden ecuestre (ejercicio de la caballería) en obtener el Ius Publice
Respondendi, ya que Augusto solo concedería este título a los juristas del estamento
senatorial, mientras que Masurio Sabino habría sido el primer jurista del estamento de los
caballeros en recibirlo gracias a Tiberio, pero existen algunos obstáculos que la hacen
difícilmente sostenible, aceptarla obliga a excluir del Ius Publice Respondendi a todos los
juristas del orden ecuestre anteriores a Sabino, incluso a los amigos personales de
Augusto, por otra parte dice Pomponio que Sabino no entró en el orden ecuestre hasta los
cincuenta años, edad que para un hombre de aquella época era bastante avanzada, por lo
que de seguir la interpretación que estamos comentando, debería entenderse que a
Sabino se le concedió el Ius Publice Respondendi ya de mayor, según la imagen romana de
la vida. Es sabido que la Jurisprudencia republicana laica pertenecía toda ella a la nobleza
senatorial (la función jurisprudencial era un privilegio aristocrático) pero es conocido que
al final de la época republicana, cuando la auctoritas jurisprudencial es ya estrictamente
científica, no es raro encontrar a juristas que no hacen la carrera senatorial y no
pertenecen a familias senatoriales, por lo tanto en el S. I a.C. en el momento de la
transición de la República al Principado, no se puede decir que los juristas provengan del
orden senatorial porque hay muchos que proceden del ecuestre (además que juristas del
orden ecuestre son discípulos de juristas del estamento senatorial, y a la inversa),
tomando en cuenta el aprecio que el mismo Augusto tenía por el saber científico de
juristas del orden ecuestre.

El autor Guarino desde 1949 formuló que Augusto para paliar la delicada situación por la
que atravesaba la jurisprudencia en los últimos años republicanos, Augusto decidió apoyar
a los juristas que le parecían mejores cubriéndolos con su Auctoritas mediante la
concesión de una patente de buen jurista, que no tenía ningún valor jurídico especial, solo
con Tiberio se institucionalizaría el Ius Publice Respondendi y se transformaría en un
beneficio de concesión imperial, beneficio que consistiría en la facultad de emitir responsa
a petición de los interesados que vinculaban a magistrados y jueces.

En el texto de Pomponio se hace referencia a cómo emitían sus respuestas los juristas
antes de Augusto, en donde quienes tenías confianza en sus estudios respondían a los que
les consultaban, y no daban sus respuestas sellada (como sucederá desde comienzos del
Principado para garantizar autenticidad), sino que de ordinario ellos mismos las escribían
a los jueces, o las referían con testigos los que les consultaban.

Augusto estableció para que la Auctoritas del derecho fuera mayor, estableció (él, que
tenía una auctoritas superior a la de cualquiera) que el princeps reforzaba o aumentaba la
auctoritas de los juristas. Ante esta crisis del Ius en el período de tiempo inmediatamente
anterior a Augusto, crisis que Augusto y Tiberio sutilmente aprovechan como excusa en
beneficio del nuevo régimen para poner por encima de la auctoritas de los juristas la
auctoritas del princeps, y con ello el jurista queda engarzado en la estructura política del
principado. Bajo una distinción a los mejores juristas, la libertad de la jurisprudencia sufría
una larvada amenaza. Claramente esta la idea de resolver en la medida de lo posible el
problema del Ius Controversum  [En caso de que dos o más juristas emitieran dictámenes
discordantes sobre un mismo problema (ius controversum), el juez tenía total libertad
para elegir el dictamen mejor]. La concesión del Ius Publique Respondendi colocaba a los
juristas privilegiados (y a sus respuestas) en un plano netamente distinto al de los demás.
En la practica, el responsum del jurista distinguido por el emperador sólo sería vinculante
para el juez si no era contradicho por otro responsum de un jurista que también tuviera (o
hubiera tenido) el Ius Respondendi, de ahí que, como suele ser hoy opinión común, en la
práctica de que tales situaciones el juez debía optar por la decisión que le pareciera mejor,
pero entiéndase bien, por la que le pareciera mejor de las pronunciadas, no por otra
distinta.

La Communis Opinio es la opinión concorde de los juristas, era posible que frente a la
opinión concorde de los juristas, que podía ser alegada por una de las partes, la otra
opusiera un dictamen discordante de un jurista privilegiado (que era Derecho Vigente) y le
juez en tal caso debía optar por una o por otra solución.

El Ius Publice Respondendi fue un grupo restringido de juristas de élite, la concesión


procedía directamente del princeps, y hay que suponer que algún tipo de publicidad
acompañaría a la misma para que fuera conocida públicamente; pero acerca de esto no
tenemos ninguna información.

Desde el Principado el término Iuris Consultus parece haberse reservado a los juristas con
Ius Publice Respondendi, eso se dice expresamente en las Instituciones de Justiniano,
aparece en fuentes de todo tipo: textos del Digesto, de constituciones imperiales, fuentes
literarias e inscripciones donde el calificativo de Jurisconsulto se reserva a Ulpiano, Casio,
Nerva y algunos otros menos conocidos, es el brillo que da el emperador no solo el
ejercicio de una profesión.

El término Iuris Consultus en época republicana se aplicaba a los juristas que emitían
responsa, y en época imperial para los juristas que tenían el Ius Publice Respondendi.

No hay rastro de que el emperador prohibiese a los juristas no privilegiados a dar


responsa, pero ese dictamen no tenía la misma eficacia práctica que la del jurista
privilegiado, cuya actividad se centraba en el asesoramiento de magistrados privado y
defensa en juicio de particulares, en la enseñanza del derecho, en el asesoramiento de
magistrados y funcionarios de los ámbitos más variados, etc. Pero jurídicamente sus
dictámenes, si es que los emitían, no eran en absoluto vinculantes para los jueces.

La Ius Publice Respondendi no sobrevivió a los dos primeros emperadores, pero su eco no
seria olvidado, sobretodo en la escuela Sabiniana de la que provenía Gayo, es poco
probable que este beneficio continuara otorgándose ya con emperadores como Calígula,
Claudio y Nerón, claramente en períodos históricos de tiranía, como terminan siendo el
muy breve de Calígula o el más prolongado de Nerón, la actividad de los juristas se hiciera
penosa.

Suetonio deja en claro que Calígula deseaba la abolición de la ciencia jurídica y pretendía
que los juristas no pudieran dar respuestas sin contar con él. No hay fuentes formales de
que el Ius Publice Respondendi hubiera dejado de existir, y si alguno de esos emperadores
lo hubiese abolido debería constarnos.

Al príncipe Adriano le solicitaron unos individuos pretorios el permiso para responder


públicamente, en un rescripto [Decisión de un soberano para resolver una consulta] les
contesto que eso no se pedía, sino que se solía dar, por lo tanto si alguno tenía confianza
en sí mismo, él estaba muy complacido en que se preparase para dar respuestas al
pueblo.

Claramente era una petición que no se otorgaba hace cien años, claramente los de rango
pretorio lo que querían era el Ius Publice Respondendi Ex Auctoritate princips, claramente
el rescripto de Adriano es una vuelta a Augusto, pues entonces la concesión imperial no se
solicitaba, evidentemente lo que marca el rescripto es la relación directa entre saber
científico y concesión imperial, y faltando aquélla no cabe éste.

Pomponio presenta a estos individuos pretorios (personas de alto rango sí, pero no
juristas de talla), y lo mismo se deduce de la irónica respuesta de Adriano invitándoles en
el fondo a prepararse más.

La idea de este texto es buscar la máxima probabilidad según este autor en la historia de
lo que acá tratamos.

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