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Timmy era el tercero de cuatro niños nacidos de una pareja muy unida.

Y el único manifestante
perturbado. Los padres eran gente inteligente y culta, perteneciente a la clase media alta,
elevada posición del padre en una firma internacional requería que vivieran en el exterior. Las
dos excepciones a esta regla fueron un periodo de larga convalecencia de la madre cuando
Timmy tenía cinco meses, y los primeros tres años de su psicoterapia.

Los primeros cinco meses de su vida fueron una delicia para la madre y el amamantamiento
fue muy exitoso. La madre se ocupaba del cuidado completamente a pesar de tener una
niñera. A los once meses Timmy se sostenía bien de pie, podía decir mamá y papá claramente
era alerta y alegre. Al año caminaba cómodamente. La relación entre madre e hijo empezó a
cruzar fuertes momentos, la mamá de Timmy tuvo que regresar a su país natal, este chico se
puso desconsolado, alternando entre la rabia y el llanto, rechazando a su madre. Su
desconsuelo nocturno continuo por muchos meses durante el retorno de la familia al
extranjero, a pesar de esto acepto en forma amistosa una nueva niñera que suavemente le
enseño a controlar sus esfínteres durante el siguiente año.

Durante su segundo año de vida Timmy era alegre y amistoso, progreso en su vocabulario y era
muy propenso a hacer reír a la gente. Por poco tiempo antes de que Timmy fuera al hospital a
tratar una pequeña hernia umbilical a los dos años y un mes la madre quedo embarazada de
Bobby. Esto fue una experiencia profundamente traumática, a partir del cual el Padre ubica el
deterioro del niño, aunque sus manifestaciones solo fueron evidentes luego del nacimiento de
Bobby.

Retrospectivamente, puede apreciarse que los ocho meses que separan estos sucesos no
mostraron mucho progreso en el habla, parecía haberse convertido más en espectador de vida
familiar que en participante. Tal vez su control de esfínteres fallaba de vez en cuando,
aparecían en su lenguaje ciertas repeticiones semejantes a tics. Lo único que causo indudable
preocupación en ese lapso fue que se escapó de su casa por primera vez, cuando su madre
estaba próxima a fin del embarazo.

Pero la secuela del nacimiento de Bobby fue inequívoca y muy alarmante, Bobby parecía ser
invisible para Timmy, cuyo lenguaje, que ya estaba compuesto de inglés y francés bien
delimitados, se marchito, un intento de jardín de infantes fracasó, como fallo también un
intento de psicoterapia. Parecía necesaria la constante presencia de su madre o de su niñera,
tenía inexplicables explosiones de llanto o de rabia, se golpeaba la cabeza contra la pared y
cuando estaba afligido corría son propósito mientras se mordía el puño. El único logro nuevo
fue aprender a montar en bicicleta, pero debido a su tendencia a escaparse, la madre debía
atarlo a si misma cuando lo llevaba al parque. Cuando su niñera se fue, acepto a la nueva,
pero retorno su desconsuelo y su conducta que hizo más claramente destructiva hacia las
cosas de su madre, especialmente las flores de su jardín. A veces se quedaba en cama,
rechazaba la comida y se daba a tomar una cantidad de bebidas en pequeñas dosis. No podía
tolerar se alabado rompía papel reiteradamente y destruía de inmediato cualquier cosa que
hiciera en plastilina o arena.

Cuando Timmy tenía seis años y nueve meses, la familia decidió realizar otro intento de
psicoterapia, que mantuvieron muy bien durante cuatro años, a pesar de muchas dificultades y
un cierto grado de decepción.

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