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Durante muchos siglos las vías terrestres estuvieron constituida por simple caminos
transitados por peatones, jinetes y conductores de recuas y caravanas ; la causa de este
fenómeno es que mientras el mundo estuvo habitado escasamente y la subsistencia
satisfacían las necesidades de cada región, no hubo problemas de abastecimiento y el
comercio se realizó entre pueblos situados a corta distancias unos de otros.
No fue sino hasta el siglo XIX cuando las vías terrestres mejoraron notablemente debido
al incremento del comercio.
Distintos historiadores atribuyen la creación de la rueda a los chinos; otros creen que fue
inventada en la India, cuatro milenios antes de nuestra era. Investigaciones realizadas en
monumentos asirios y civilizaciones de la península itálica, dan cuenta de grabados
antiquísimos donde aparecen ruedas.
En el Nuevo Mundo, las civilizaciones inca y azteca accedieron a este invento gracias al
conquistador hispano.
Los asirios fueron el primer pueblo que construyó vías planificadas (huellas muy poco
transitables para carruajes), mantenidas y conservadas por el Estado. Tanto estos, como los
persas y griegos, no desarrollaron una verdadera red vial.
Los hititas construyeron, 1.200 años antes de Cristo, vías de baldosas de piedra para sus
desfiles y procesiones, igual que los asirios, entre 700 y 600 años antes de Cristo.
Las grandes vías de comunicación, que interrelacionaran vastos territorios, tuvieron que
esperar. Lo cierto es que tres mil años separan la invención de la rueda, de la aparición de
las primeras redes viales. La explicación de ello es que la construcción de caminos
responde a imperativos de naturaleza económica y militar, que aparecen con los estados
conquistadores y centralizados, es decir, los Imperios Chino y Romano. Las carreteras
sirven al paso de las tropas del Emperador de China, a las legiones del Senado Romano, y
por las mismas vías se transportan, hacia la capital, los tributos e impuestos recolectados en
los pueblos conquistados.
Los romanos, guerreros por naturaleza, construyeron importantes caminos y vías con
fines militares, para comunicar los territorios conquistados, cuyo epicentro era Roma. Son
verdaderas obras de ingeniería, que aún hoy se conservan, y causan asombro por su solidez
y lujo.
La primera en ser construida fue la Vía Appia, que une Roma con Capua y data del 312
a.C. La red vial romana alcanza su apogeo en el año 220 a.C., cuando se finaliza la Vía
Flaminia, que une Roma con la planicie del Po, y continúa creciendo a ritmo sostenido
hasta el siglo III. Además se extiende fuera de las fronteras de Italia, y llega a la Galia,
Bretaña, España, Dalmacia, África, Asia menor. Con las invasiones bárbaras y la caída del
Imperio Romano, deja de expandirse la red vial.
En China, luego de la unificación del imperio, en el año 221 antes de Cristo, comienza la
construcción de una extensa red ramificada por todo el Imperio, constituida por vías
rápidas, rutas de correos y vías directas, que alcanzó un total de 6.850 kilómetros.
Al contrario de la red vial romana, que aún hoy conserva su majestuosidad histórica,
quedan pocos vestigios de las vías chinas, ya que estaban construidas en materiales menos
resistentes, pero más elásticos. Podemos citar las vías internas del Imperio y la famosa Ruta
de la Seda, que conectaba China con vastísimos territorios de Asía e India, y desembocaba
en el Mar Mediterráneo.
Con el desarrollo de las vías de comunicación, la red vial y el uso de la madera y los
metales, se perfeccionaron de tal modo los carruajes, que hasta cambiaron las estrategias
guerreras, al incorporarlo a la contienda bélica.
Las carreteras como tal las conocemos en la actualidad son muchas veces el
perfeccionamiento de antiguas rutas y caminos existentes ya en tiempos que se remontan a
menudo a muchos siglos. Así, numerosos ejes de comunicación principales en todos los
países europeos siguen rutas ocupadas antaño por calzadas romanas, estando muchos casos
superpuestas a ellas.
Construcción y estructura. Sobre la base del macadán, los avances tecnológicos han
permitido ir perfeccionando la pista de rodadura, adecuándola a las necesidades de los
vehículos modernos. El elemento fundamental de una carretera es la calzada, que consta de
una base y una capa de rodadura.
La construcción de una autopista sigue, en principio las mismas pautas que las de una
carretera convencional, aunque el propio fin al que está destinado impone unos
condicionantes particulares, es decir, garantizar una elevada velocidad y una masa de
tráfico importante.
Nuestro país cuenta con una extensa red de carreteras, a la que se integran cada vez más
modernas autopistas, y se mejoran las existentes, contándose para tal propósito con el
apoyo de la iniciativa privada para acelerar la construcción y renovación de las mismas.
Se encuentran en funcionamiento 47 504 kilómetros de carreteras principales, 61 108 de
secundarias y 130 623 de caminos vecinales y rurales. El total de vehículos motorizados
que transitan por el país es de 12 millones.
Conclusión
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
PAVIMENTOS
Desarrollo de las vías de comunicación