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Fabulas:

El águila, el cuervo y el pastor 

Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.

La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un carnero, pero con tan mal
conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo al máximo sus alas
no logró soltarse.    

Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llevó
a sus niños.

Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y les dijo:

- Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.

Moraleja: Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no en lo que no


te corresponde.

La zorra y la liebre  
Dijo un día una liebre a una zorra:

-- ¿Podrías decirme si realmente es cierto que tienes muchas ganancias, y por qué te llaman
la "ganadora" ?

-- Si quieres saberlo -- contestó la zorra --, te invito a cenar conmigo.

Aceptó la liebre y la siguió; pero al llegar a casa de doña zorra vio que no había más cena
que la misma liebre. Entonces dijo la liebre:

-¡Al fin comprendo para mi desgracia de donde viene tu nombre: no es de tus trabajos, sino
de tus engaños!

Moraleja: Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues tú mismo serás el tema de la
lección.

-El león y el ratón  


Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo.
Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió éste que le
perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león
echó a reír y lo dejó marchar.

Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a
un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oír los lamentos del león, corrió al
lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.
-- Días atrás -- le dijo --, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en
agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y
cumplidos.

Moraleja: Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el
momento las cumplirán.

Cuentos:
El Árbol Mágico:
Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro encontró un
árbol con un cartel que decía: soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo
verás.
El niño trató de acertar el hechizo, y probó con
abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y muchas otras, pero nada.
Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por favor, arbolito!!", y entonces, se abrió una gran
puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía: "sigue haciendo magia".
Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se encendió dentro del árbol una luz que
alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate.
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo,
y por eso se dice siempre que "por favor" y "gracias", son las palabras mágicas.

La Rosa Blanca:
En un jardín de matorrales, entre hierbas y maleza, apareció como salida de la nada
una rosa blanca. Era blanca como la nieve, sus pétalos parecían de terciopelo y el rocío de la
mañana brillaba sobre sus hojas como cristales resplandecientes. Ella no podía verse, por eso
no sabía lo bonita que era. Por ello pasó los pocos días que fue flor hasta que empezó a
marchitarse sin saber que a su alrededor todos estaban pendientes de ella y de su perfección:
su perfume, la suavidad de sus pétalos, su armonía. No se dabacuenta de que todo el que la
veía tenia elogios hacia ella. Las malas hierbas que la envolvían estaban fascinadas con su
belleza y vivían hechizadas por su aroma y elegancia.
Un día de mucho sol y calor, una muchacha paseaba por el jardín pensando cuántas
cosas bonitas nos regala la madre tierra, cuando de pronto vio una rosa blanca en una parte
olvidada del jardín, que empezaba a marchitarse.
–Hace días que no llueve, pensó – si se queda aquí mañana ya estará mustia. La llevaré
a casa y la pondré en aquel jarrón tan bonito que me regalaron. Y así lo hizo. Con todo su
amor puso la rosa marchita en agua, en un lindo jarrón de cristal de colores, y lo acercó a la
ventana.- La dejaré aquí pensó –porque así le llegará la luz del sol. Lo que la joven no sabía
es que su reflejo en la ventana mostraba a la rosa un retrato de ella misma que jamás había
llegado a conocer.
-¿Esta soy yo? Pensó. Poco a poco sus hojas inclinadas hacia el suelo se fueron
enderezando y miraban de nuevo hacia el sol y así, lentamente, fue recuperando su estilizada
silueta. Cuando ya estuvo totalmente restablecida vio, mirándose al cristal, que era una
hermosa flor, y pensó: ¡¡Vaya!! Hasta ahora no me he dado cuenta de quién era, ¿cómo he
podido estar tan ciega? La rosa descubrió que había pasado sus días sin apreciar su belleza.
Sin mirarse bien a sí misma para saber quién era en realidad. Si quieres saber quién eres de
verdad, olvida lo que ves a tú alrededor y mira siempre en tu corazón.

Leyendas:
-La Llorona: 
Varias son las narraciones fantásticas que sobre el espíritu de la llorona cuentan los
ancianos pobladores de la sabanas araucanas. La llorona convertida en el espíritu vagabundo
de una mujer que lleva un niño en el cuadril, hace alusión a su nombre porque vaga llorando
por los caminos. Dice la tradición que la llorona reclama de las personas ayuda para cargar al
niño; al recibirlo se libra del castigo convirtiéndose en la llorona la persona que lo ha
recibido. Otras eversiones dicen que es el espíritu de una mujer que mató por celos a la
mamá y prendió fuego a la casa con su progenitora dentro, recibiendo de ésta, en el momento
de agonizar la maldición que la condenara: "Andarás sin Dios y sin santa María,
persiguiendo a los hombres por los caminos del llano". Se dice que nunca se le ve la cara y
llora de vergüenza y arrepentimiento por lo que hizo a su familia. El espíritu de la llorona,
transformado en leyenda, ha acompañado al hombre llanero desde épocas remotas y de su
existencia son testigos muchos viejos don Juanes. Otros menos creyentes consideran que es
una creencia contraria a la razón, creada por los adultos con el objetivo de amedrentar o
atemorizar a los vaqueros que cruzaban caminos en busca de algún romance nocturno por las
sabanas. Un pedazo de tabaco de rollo en el bolsillo evita la aparición de la llorona.

-El Silbón 

Espíritu vagabundo por matar a sus padres.

Después de asesinar a su padre, el hombre fue castigado con un mandador de pescuezo


(típico del llano), al tratar de huir fue mordido por un perro tureko, para concluir el castigo
su abuelo regó sobre sus heridas gran cantidad de ají picante. El recuerdo y mención de lo
sucedido libra a las personas de ser atacadas por este espíritu errante conocido como el
silbón. 

El Silbón se presenta a los borrachos en forma sombrío. Otros llaneros le dan forma de
hombre alto, flaco. usa sombrero y ataca a los hombres parranderos y borrachos, a los cuales
chupa el ombligo para tomarles el aguardiente. 

La tradición explica que al llegar el silbón a una casa en las horas nocturnas, descarga el saco
y cuenta un a uno los huesos; si no hay quien pueda escucharlo, un miembro de la familia
muere al amanecer.

Otra versión dice que fue un hijo que mato a su padre para comerle sus "asaduras". El
muchacho fue criado toñeco (mimado), no respetaba a nadie. Un día le dijo a su padre que
quería comer vísceras de venado. Su padre se fue de cacería para complacerlo pero tardaba
en regresar. En vista de esto el muchacho se fue a buscarlo y al ver que no traía nada, no
había podido cazar el venado, lo mato, le saco las vísceras y se las llevo a su madre para que
las cocinara. Como no se ablandaban, la madre sospechó que eran las "asaduras" de su
marido. preguntándole al muchacho, quien confesó la verdad. 

De inmediato lo maldijo "pa to la vida". Su hermano Juan lo persiguió con un "mandador", le


sonó una tapara de ají y le azuzó el perro "trueco" que hasta el fin del mundo lo persigue y le
muerde los talones.

Mitos:
Hadas  
Ten cuidado y no te comas el alimento de las hadas o beberte su vino.
El día del poder especial de las hadas, es cada Viernes, que elijen jóvenes muchachas, par
hacerlas novias de sus jefes. Como son terriblemente amantes de la música, dicen que si una
joven canta sola en un lago, se la llevarán bajo la tierra, para que les cante en su palacio, y no
volverán a ver a su familia.
Las hadas aman a las personas que son de buenas maneras, amables, y en especial si les deja
comida en su rinconcito,.
Las hadas quieren a la gente que es amable y considerada, y a quien deja alimentos sobre el
aparador.
Cuando una persona tira agua por la noche debe decir la oración: " Ten cuidado del agua ",
así, las hadas tendrán hermoso su sendero, porque el agua, podría estropearles sus trajes de
plumas.
Desean que el ser humano ayude, sea inteligente. Saben curar con hierbas, (particularmente
las hadas ancianas) que han aprendido desde cientos de generaciones atrás. 

Duendes:

Yo no creía en estas cosas, pero lo que hemos vivido nos tiene desesperados. Era un
humanoide de no más de 40 centímetros de alto que se había trepado a la medianera del
fondo. Llamaba a los niños con una voz cavernosa, se colgaba de un tinglado y se movía.
Estaba todo de negro, tenía una capucha que no permitía verle sus facciones, pero dos ojos
rojos le brillaban. Fue algo terrible. 

Fue algo terrible, mi suegro quiso luchar con esa cosa. Le lanzó cintarazos, pero
increíblemente parecía que una fuerza desconocida hacía que sólo se pegara a sí mismo. 

Todo comenzó cuando estábamos en el interior de la casa y sentimos un ruido extraño y los
gritos de terror de unos 14 chicos que se hallaban en el fondo. Salimos corriendo a ver qué
pasaba y nos dimos con un panorama dantesco: esa cosa se columpiaba agarrada de una
estructura metálica. Mi papá lo enfrentó pero fue imposible que lo alcanzara, se movía con
rapidez y emitía sonidos diabólicos, roncos, terribles… 

Me llamaba ‘vení…vení.. .yo soy tu primo’, me decía, y luego le repetía lo mismo a mi


primita. Traté de espantarlo, me saqué el cinto y comencé a revolearlo, pero él se sacó el
suyo y me dio por todo el cuerpo. Después llegaron mis abuelos, tíos y el resto de la gente 

Una vecina que vive a la vuelta y que es profesora nos había contado del ‘duende’ y que lo
había visto muchas veces en el fondo de su casa, pero jamás le creí. Ahora que nos atacó a
nosotros estamos angustiados y le pedimos al sacerdote Víctor Hugo Díaz que venga a
bendecir nuestra casa.

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