Está en la página 1de 1

AUTOR: Genovard, C., Gotzens, C., Montané, J.

CIUDAD: Barcelona
TITULO: LIBROB + FOLLETO + REVISTA + PERIODICO + OTRO ED. 4° EDITORIAL: Ceac
Psicología de la Educación AÑO AÑO-FECHA 1992
No. VOLS T.. VOL C
TRADUCTOR OTRA INDIC.
EDITOR
TEMA: Filosofía y educación PP. T P. C. CAP.
REF. ESQ. F.A.No. F.M.No.

En las épocas previas y posteriores al hecho fundamental para la cultura de Occidente de la Ilustración, hay que citar como
metodológicamente básico la perspectiva empirista inglesa y la persistencia de la teoría de las facultades. Desde la perspectiva de John
Locke (1632-1704) señala que la mente humana es potencialmente sensible a las impresiones externas construyéndose gracias a ello y
a la reflexión lo que luego llamaríamos ideas; de hecho se trata del aprendizaje que proporciona la experiencia el cual se transforma en
este autor y otros de sus colegas en una norma típicamente psicopedagógica: educar consiste en almacenar tantas ideas como sea
posible mientras sean representativas del saber organizado al que llamamos cultura.
La otra perspectiva es importante porque implica una transformación de la citada doctrina de las facultades. En efecto, de una idea
filosófica se pasa a una idea anatómica, esto es las facultades mentales proceden de funciones fisiológicas localizables (frenología) de
ahí que a su vez, las diferencias individuales pueden explicarse y demostrarse.
El paso de lo filosófico a lo científico tiene consecuencias más amplias que las señaladas. Por una parte da lugar a la formación del
cuerpo pedagógico más importante de los siglos XVIII y XIX y que se concreta en J. H. Pestalozzi (1746-1827) y en J. F. Herbart
(1776-1841). De lo dicho y sobre el primer autor influye la idea de que educar es hacer resaltar todas las características esenciales que
expresa el individuo tanto en su proceso de maduración como en el del aprendizaje real frente a los estímulos externos y las
posibilidades que dicha maduración le proporciona. El segundo autor considera la personalidad humana como un sistema dinámico
sobre el que se puede influir y al que es posible aplicar métodos cuantitativos que proporcionen datos desde las sensaciones hasta la
vida mental; en el terreno todavía más aplicado Herbart explicitó esta tendencia en los llamados cinco escalones formales en la
instrucción (preparación, presentación, asociación, generalización y aplicación), considerados como el centro de la didáctica durante
mucho tiempo.

También podría gustarte